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Hoy son cerca de 1.450 millones de consumidores de productos colombianos los que hay
en todo el mundo, por lo que el país requiere de una gran cuota de innovación y uso de la
tecnología para que los productos colombianos tengan un valor diferente en el mercado
internacional.
Colombia tiene actualmente 13 acuerdos comerciales en vigencia, cinco en negociación y
uno en proceso de aprobación. A pesar de las muchas quejas, los expertos coinciden en
que el futuro del comercio nacional está en continuar con ellos.
Por: Dinero.com12/08/2014 18:20:00
Diferentes agremiaciones, líderes, empresarios y hasta sindicatos se han opuesto a la
continuidad, aprobación o negociación de los Tratados de Libre Comercio (TLC) con
argumentos en los que exponen que estos acuerdos atentan contra sus derechos y
garantías laborales y que la industria nacional sólo entraría en retroceso con su puesta en
marcha. Aseguran que los TLC acentúan el retroceso productivo del empleo ‘decente’ en el
país priorizando el modelo primario exportador. Por otro lado, señalan que la firma de
acuerdos comerciales con naciones de alto desarrollo industrial sólo perpetraría la
dependencia a otros mercados en el país siendo el sector agrícola y el minero energético
los más afectados.
En desacuerdo
Quienes rechazan los acuerdos, aseguran que en materia de exportaciones el país está
disminuyendo, refiriéndose a casos como el del acuerdo con EFTA, en el que las
exportaciones acumuladas a esta región, entre agosto de 2010 a abril 2014, fueron de
US$2.808 millones, para una variación negativa de 19,4%. En igual período, las
importaciones ascendieron a US$1.969 millones, con una variación de 38,3%. La balanza
comercial acumulada fue superavitaria en US$839 millones (se redujo en US$1.221
millones).
Pero casos como el acuerdo con el Triángulo del Norte, las exportaciones acumuladas
fueron de US$3.176 millones, para un crecimiento de 175,7%. En igual período, las
importaciones ascendieron a US$307 millones, con una variación de 116,2%. La balanza
comercial acumulada fue superavitaria en US$2.869 millones (aumentó en US$1.859
millones), sólo por nombrar algunos ejemplos.
Los esfuerzos del Gobierno van de la mano con las iniciativas de varias entidades como
Proexport y Analdex quienes han insistido a los empresarios de diferentes sectores en la
capacitación de mercados internacionales, hallazgos de oportunidades y la apertura a la
exportación. Algunos empresarios han aprovechado los beneficios del comercio exterior, sin
embargo, como lo explica Ricardo Vallejo, Vicepresidente de promoción de exportaciones
de Proexport, el primer error del empresario cuando quiere ampliar sus negocios
comerciales es su propio desconocimiento del perfil logístico y mercantil del país al que
quiere llegar.
Un ejemplo de crecimiento en exportaciones es el caso del TLC con Canadá con quienes
las exportaciones acumuladas fueron de US$1.870 millones, para un crecimiento de 47,7%
entre agosto 2010 y abril 2014. En igual período, las importaciones ascendieron a US$3.539
millones, con una variación de 48,7%. La balanza comercial acumulada fue deficitaria en
US$1.669 millones (aumentó en US$556 millones).
Las oportunidades
Identificarlas las cadenas de valor o hacer alianzas, sin duda ayudaría a distintos sectores
productivos a sacar provecho de los acuerdos comerciales, sin embargo, la tarea debe ser
conjunta entre el Estado y los empresarios porque al final, hay que aceptar que el comercio
internacional avanza y que Colombia debe ponerse en vanguardia con los mismos
buscando las mejores alternativas para que la economía avance y el empresario
colombiano sienta mayores beneficios. Podrían balancearse o ajustarse algunos puntos
específicos pero no es una opción retractarse, cancelarlos o rechazarlos; sería cerrar la
puerta al progreso comercial.
Uno de los TLC más polémicos para el país fue y sigue siendo con Estados Unidos. El
balance para mayo de 2012- abril de 2014, respecto a mayo de 2010- abril de 2012, las
exportaciones acumuladas fueron de US$36.890 millones, que representaron el 31,7% en
promedio de las ventas totales de Colombia; este valor fue inferior en 10,9%, respecto al
periodo inmediatamente anterior. En cuanto a las importaciones sumaron US$31.117
millones con un crecimiento de 30,3%. La balanza comercial acumulada fue superavitaria
en US$5.773 millones (se redujo en US$11.751 millones).
Por lo anterior, Orozco explica que los TLC deben ser medidos a largo plazo y con cifras
absolutas si en el caso de Estados Unidos, Colombia tenía cero aranceles en la mayoría de
productos excluyendo a algunos puntualmente. Consideró que no se puede catalogar como
una pérdida el importar más de lo que se exporta a ciertos destinos sino que hay que mirar
en perspectiva las oportunidades de los mercados.
Por su parte, con Venezuela, las exportaciones acumuladas fueron de US$7.796 millones,
con una variación negativa de 54,8%, producto del cierre del mercado venezolano. Las
importaciones desde este país se redujeron 52,3%. La balanza comercial acumulada fue
superavitaria en US$6.040 millones (se redujo en US$7.512 millones).
Según Díaz-Granados, los acuerdos comerciales que adelanta el país deben continuar
dinámicos, de tal forma que le impliquen al país nuevos retos para alcanzar consumidores
internacionales con mayores inversiones para las fábricas y la producción de bienes y
servicios colombianos.
Como lo explica Ángela María Orozco, el país se puso al día con los TLC y es hora de que
el empresario abra sus oportunidades a un mundo globalizado a través del cambio de la
oferta productiva. Para Miguel Merino, exministro de Desarrollo Sostenible y actual
presidente de Dunkin Donuts en Colombia, el empresario actual debe adaptarse a las
exigencias de calidad y productividad que la globalización le impone; dejar al lado el
conformismo y la mediana calidad, porque de otra forma, seguirá estando atado al mercado
local.
La exministra Orozco sostiene en que el país debe agilizar los tratados en negociación y no
buscar nuevos acuerdos comerciales con otros países hasta que los actuales estén
fortalecidos. Cuando se refiere a fortalecidos, explica que se trata de que sectores
manufactureros aprovechen las oportunidades comerciales y no se abran más caminos sin
motivar al empresario.
Javier Díaz, presidente de Analdex, considera que hay que continuar con los tratados pero
que la responsabilidad no puede estar sólo en el valor agregado de los fabricantes
colombianos, sino también en los instrumentos de promoción del comercio que el Gobierno
disponga. Luego de acabar con el Plan Vallejo, las comercializadoras internacionales y la
restricción a las zonas francas, Díaz puntualizó que de la mano con los TLC es
indispensable tener una estrategia exportadora donde se ofrezcan a los empresarios
instrumentos de proyección.
Díaz-Granados considera que los TLC siempre despertarán amores y desamores pero que
las voces de quienes se ven afectados han resultado más sonantes de las de quienes se
han visto beneficiados. Recalca que los acuerdos comerciales no se tratan de una moda
sino de una importante tendencia en el crecimiento de la economía internacional. “Colombia
no puede ser ajeno a eso, los acuerdos son retos de transformación y muchos de esos
llegaran en décadas pero exigirán un proceso de transformación de verdad”, puntualiza.
Los analistas esperan que los TLC continúen su rumbo como flujos de comercio para que
continúe creciendo el país de la mano con la preparación y capacitación de los empresarios
quienes en consecuencia, son los que darán los resultados más significativos al sector. Vale
la pena señalar que los retos aún no están completamente alcanzados y que en un corto y
mediano plazo estos continuarán creciendo; habrá que prepararse porque aún estamos a
tiempo.
Los retos
El próximo ministro de Comercio, Industria y Turismo enfrentará importantes retos en la
política comercial como es la agilidad con los acuerdos en negociación de tal manera que
maximice su aprovechamiento en los sectores de manufacturas y servicios. Así lo confirma
Javier Díaz, el profesor Hernán Vallejo y la exministra Orozco.
Vallejo, desde la academia propone un esquema para la aprobación del protocolo comercial
de la Alianza del Pacífico, que en otras palabras, resuelve las preocupaciones y los
requerimientos de algunos expertos. Propone que la Alianza debe ser incluyente con todos
los países integrantes, que aproveche las similitudes de sus miembros con protocolos que
sean creíbles y exigibles, y que potencie la diversidad de objetivos de sus miembros
permitiendo que se integren con otras regiones o países del mundo.
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