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Bachillerato en Contabilidad

Nombre:
Elsi Cedeño

Compositores de la música clásica

Profesor:
Panama Afú

Nivel:
11°E

Fecha de entrega
18 de septiembre de 2018.
Índice

Índice ................................................................................................................................................................................. 2
Introducción.................................................................................................................................................................... 3
Contenido ......................................................................................................................................................................... 4
La música clásica ...................................................................................................................................................... 4
Wolfgang Amadeus Mozart .................................................................................................................................. 5
Mozart y el clasicismo ....................................................................................................................................... 5
Viena, capital de la nueva música ................................................................................................................. 6
La obra de Mozart ............................................................................................................................................... 6
Primera etapa: infancia y adolescencia ...................................................................................................... 7
La juventud en Salzburgo................................................................................................................................. 8
La madurez vienesa............................................................................................................................................ 9
Las óperas vienesas ............................................................................................................................................ 9
Johann Sebastian Bach ........................................................................................................................................ 10
Ludwig van Beethoven ....................................................................................................................................... 12
Obras de Ludwig van Beethoven ............................................................................................................... 13
Antonio Vivaldi ...................................................................................................................................................... 14
Antonio Vivaldi.................................................................................................................................................. 14
Biografía ............................................................................................................................................................... 14
Vivaldi ................................................................................................................................................................... 15
Las cuatro estaciones...................................................................................................................................... 15
Frédéric Chopin ..................................................................................................................................................... 17
La obra de Chopin ............................................................................................................................................ 18
Conclusión .................................................................................................................................................................... 19
Infografía ....................................................................................................................................................................... 20
Anexo .............................................................................................................................................................................. 21

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Introducción

La música clásica lo que es para muchos un tipo de arte para otros es algo ciertamente
aburrido. Nos hablan de compositores de música clásica y nos imaginamos a unos genios
excéntricos, normalmente con peluca y aires de divos… Pero ¿a cuántos de ellos sabrías
reconocer? Cuando los ves programados en un festival de música clásica, ¿sabes a qué
período musical pertenecen? ¿Y qué aportaron a la historia? ¿No? Pues sigue leyendo, que
en este trabajo muestro una lista con los cinco imprescindibles como asi les llamo.

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Contenido
La música clásica
La música clásica es la corriente musical que casa principalmente la música producida
o basada en las tradiciones de la música litúrgica y secular de Occidente, principalmente
Europa Occidental. Abarca un periodo de tiempo que va aproximadamente del siglo XI
a la actualidad, aunque esta definición no es aplicable a la música realizada en nuestro
siglo a pesar de presentar las mismas características, si bien las principales
características del género fueron codificadas principalmente entre 1550 y 1900, que es
habitualmente considerado como el período característico de producción de la música
clásica. En un sentido historiográfico, la música clásica se divide en varios períodos:
música antigua o medieval, que abarca el período comprendido por la Baja Edad Media
en Europa (1000-1400); la música renacentista (1400-1600); la música barroca, que
coincide con desarrollo del arte barroco (1600-1750); el clasicismo (1750-1800), que
en la Historia de la música y la musicología, es a veces llamado «música clásica»; el
Romanticismo (1800-1910); y la música contemporánea, que comprende las distintas
corrientes de música clásica del siglo XX, que adopta la composición atonal y disonante
y otras tendencias opuestas a corrientes anteriores.
Debido tanto a sus características técnicas, a la creciente profesionalización de la
profesión de músico y compositor, y al contexto socio-cultural en el que se desarrolla
(bajo el patronazgo de aristocracia, iglesia y burguesía), la música clásica es
habitualmente definida como la música de tradición culta.3
En ese sentido, la música clásica se distingue de la música popular y de otras formas
musicales no europeas por su característica notación musical simbólica, en uso desde
aproximadamente el siglo XVI. Dicha notación permite a los compositores prescribir de
forma detallada el tempo, la métrica, el ritmo, la altura y la ejecución precisa de cada
pieza musical. Esto limita el espacio para la improvisación o la ornamentación ad
libitum, que son frecuentes en la música artística no-Europea y en la música popular.
Otra característica es que mientras la mayoría de los estilos «populares» tienden a
desarrollarse alrededor del género de la canción, la música clásica se ha caracterizado
por el desarrollo de formas y géneros musicales altamente sofisticados, y por el empleo
de una muy variada y compleja instrumentación. Por ello, la música clásica suele
requerir de tanto los músicos como los compositores un alto grado de
profesionalización y especialización.
El término música clásica aparece por primera vez a principios del siglo XIX, en un
intento para destacar el período como una edad dorada de la música. En la actualidad
está asociado a la tradición de música culta y académica descrita arriba, y es a veces
sustituido por música culta o música académica para incidir en la existencia de música
de corte «clásico» (en oposición a contemporánea), en otros géneros como por ejemplo
la música rock. Entendiendo ya un poco sobre que es la música clásica, me atrevo a
presentarle estos cinco magnates exponentes de la música clásica.

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Wolfgang Amadeus Mozart

Mozart y el clasicismo
El clasicismo, como etapa de la estética musical, fue ciertamente breve, pero de vital
trascendencia. Se dejó sentir con particular intensidad aproximadamente entre 1770 y
1805, supuso una notable evolución de los estilos musicales y tuvo en las figuras de
Haydn y Mozart a sus dos mayores representantes, sin olvidar una parte importante de
la primera producción de Beethoven, vinculada a los preceptos clásicos. En la historia
de la música occidental, el clasicismo corresponde a la etapa que en las demás artes
recibe el nombre de neoclasicismo. Durante este periodo, las restantes artes toman
como modelo el arte griego y romano; la música carecía de dichos modelos, pero, al
igual que en las otras artes, se percibe en las composiciones de este periodo una
búsqueda de lo bello y lo equilibrado.El clasicismo surge como resultado de un conjunto
de tendencias musicales que empiezan a desarrollarse hacia 1740 y que reaccionan
contra la música barroca. El agotamiento a mediados del siglo XVIII de las formas
barrocas hizo nacer entre los compositores un deseo de renovación, que conllevó el
cultivo de un estilo más sencillo y equilibrado, deslindado de lo que algunos
consideraban "excesos barrocos".La búsqueda del equilibrio y de la transparencia, es
decir, de un lenguaje natural, condujo a maestros como Johann Christian Bach (1735-
1782) a formular una música desprovista de la severa arquitectura de sus antecesores.
Fue el modo de dejar atrás la última de las etapas barrocas, el Rococó, cuyo intimismo,
algo afectado, respondía todavía a un mundo formalista.En las obras de Johann
Christian Bach y de otros contemporáneos, como su hermano Carl Philipp Emanuel
Bach (1714-1788), Johann Stamitz (1717-1757) y Johann Christian Cannabich (1731-
1798) -los dos últimos fueron artífices de la conocida escuela de Mannheim, tan
importante para Mozart-, se advierte ese intento de fluidez estilística y de crear un
lenguaje refinado a la vez que ágil. La sensibilidad de los movimientos lentos, siempre
meditativos, fue una característica del denominado "estilo galante", y respondía a una
nueva forma de concebir la realidad, condicionada por los aires de la Ilustración. La
Razón llevó a construir las obras musicales con la lógica de la prosodia, lo que
musicalmente equivale a decir que las partituras presentaban una clara estructura de
frases y una única y destacada melodía, que discurría sobre una base armónica que ya
no tenía su punto de apoyo en el bajo continuo.

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Viena, capital de la nueva música

Si fue en Alemania donde comenzó a detectarse este cambio musical, el punto más
importante de elaboración e irradiación del estilo clásico fue Viena, ya que en esa ciudad
trabajaron los músicos más señalados del momento. Aunque Joseph Haydn (1732-
1809) prestaba sus servicios en la corte de Esterháza, bastante lejos de Viena, estuvo
muy vinculado a esta ciudad, sobre todo a partir de 1780, momento en que estableció
mayor relación con los editores musicales vieneses.Al año siguiente Mozart se
estableció en la capital, cuando su estilo musical, ya maduro, empezaba a producir obras
de la dimensión de El rapto del serrallo y de la Sinfonía núm. 35, "Haffner". No mucho
después, en 1787, el todavía joven Ludwig van Beethoven (1770-1827) marchó a Viena
para conocer a los célebres maestros y estudió con Haydn tras la muerte Mozart.
Beethoven ya no dejaría Viena. Si tenemos en cuenta que Christoph Willibald Gluck
(1714-1787), que ya en 1762 con su Orfeo y Eurídice impulsó el nuevo estilo operístico,
residió en Viena desde su adolescencia, será fácil deducir la importancia musical que
adquirió dicha ciudad. En ella vivieron también músicos tan notables como Johann
Georg Albrechtsberger (1736-1809) y Antonio Salieri (1750-1825), que fue maestro de
Beethoven y, posteriormente, de Franz Schubert (otro insigne vienés) y de Franz Liszt.
La obra de Mozart
Son muchos los aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de valorar la obra de
Mozart. Compositor sumamente prolífico, llama la atención en primer lugar la gran
variedad de estilos que componen su repertorio. Puede afirmarse que es el único de los
grandes maestros de la historia de la música culta que cultivó todos los géneros de su
época con el mismo interés. Otro aspecto es la pasión por la composición que le
acompañó toda su vida. Fue un compositor tan precoz que traspasó los límites de lo que
se entiende por un niño prodigio. El nivel de su producción, además, no decayó a lo
largo de su vida (lo más habitual es que los niños tan aventajados pierdan del todo el
interés al llegar a la pubertad). La intensidad de su trabajo era además compatible con
una personalidad alegre y desenfadada. Sus contemporáneos le describen como un
hombre de mundo, apasionado y degustador de los placeres de la vida, consumado
bailarín y de amplias relaciones sociales. Así se creó a su alrededor la idea de que el
Mozart mundano nada tenía que ver con el Mozart que se sentaba al piano, como si un
ser superior se apoderase del hombre distraído y bromista que conocieron sus
cercanos.Si al Mozart mundano no se le prestaba especial atención, su música no
despertaba tampoco el suficiente interés. Los músicos contemporáneos, centrados más
en satisfacer los gustos del momento (con menos talento, por supuesto) que en
desarrollar un nuevo lenguaje musical, fueron alabados y agasajados abiertamente; en
Mozart, los momentos de olvido o menosprecio superaron a los de gloria. No sería
verdaderamente hasta La flauta mágica, una obra casi póstuma, cuando el gran público
comenzó a fijarse en él; con anterioridad sólo había tenido éxito en la alta sociedad. No
mucho tiempo después, Mozart se convertiría en el ídolo de los jóvenes románticos, y

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el reconocimiento a su obra pasaría en poco tiempo a convertirse en el culto que todavía
hoy se le profesa.
Para comprender el universo musical de Mozart hay que tener en cuenta, por un lado,
la ciudad donde nació. Salzburgo era encrucijada de influencias artísticas, a medio
camino entre los grandes centros italianos y alemanes y Viena, la "capital europea de la
música" en época de Gluck y Salieri. Y por otro, la sólida formación cultural y musical
de su padre, Leopold, que sobre todo le familiarizó con los compositores del sur de
Alemania. A ello hay que añadir los viajes que Mozart realizara y que le pusieron en
contacto con los grandes maestros del momento, en especial los cercanos al otro gran
centro musical del momento, París. Además, Mozart fue un consumado maestro del arte
de la imitación, y supo sacar lo mejor de cada maestro (Eberlin, Adlgasser o Haydn entre
los germánicos, y Schobert, Eckardt y Honauer entre los del círculo parisino) para
utilizarlo luego en su propio provecho. Si a eso sumamos su inmenso talento y su
capacidad de trabajo (hasta la propia extenuación), podemos llegar a comprender el
inmenso legado que dejó tras su muerte.

Primera etapa: infancia y adolescencia


Mozart escribió más de seiscientas composiciones, entre las que se encuentran
cuarenta y seis sinfonías, veinte misas, ciento setenta y ocho sonatas para piano,
veintisiete conciertos para piano, seis para violín, veintitrés óperas, otras sesenta
composiciones orquestales y otros cientos de obras más. Sus obras fueron recopiladas
en 1862 por Ludwig Von Köchel; de ahí la letra "K" seguida de un número que se utiliza
siempre para catalogar sus composiciones.Su abundante producción suele agruparse
en tres periodos, el primero de los cuales abarcaría su infancia repleta de viajes y giras
de concertista prodigio y finalizaría aproximadamente cuando, en 1771, terminan sus
giras y permanece preferentemente en Salzburgo. En sus primeras piezas, simples
frases cortas realizadas entre los 5 y los 7 años, no se dejan todavía ver las cualidades
del Mozart que vino después, pero dan una idea de la precocidad de su genio. Sus
primeras composiciones completas, fundamentalmente sonatas en varios movimientos
para piano, dejan ver las influencias de su primer viaje a París, sobre todo la estructura
melódica de Johann Christian Bach.Con apenas nueve años Mozart ya componía
sinfonías (llegaría a crear un total de treinta y cuatro), lo que muestra su afán por
aparecer ante los ojos del mundo musical de la época no sólo como un intérprete
virtuoso, sino como un verdadero compositor.
Además de componer obras de géneros más cercanos a él, como serenatas o
divertimentos, también se atrevió con formas que empezaban a desarrollarse en esa
época, como los cuartetos de cuerda, en los que se puede observar la línea italianizante
que también pesa en sus primeras composiciones.

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Otro corpus importante de su primera época como compositor es la música religiosa,
que se enmarca dentro de la tradición salzburguesa. Así, escribió cinco misas, dos
"Regina Coeli", dos letanías y un gran número de obras de menor entidad, además de
seis sonatas para la epístola. Sin embargo, la pujante composición italiana del momento
hizo también mella en el joven creador, que imprimió a sus obras un lenguaje cercano
a la ópera, con líneas melódicas exaltadas y una orquesta que ejerce de mero
acompañante, todo ello sin dañar la dignidad armoniosa de sus composiciones.A ello
deben añadirse los primeros intentos en géneros de los que luego se convertirá en
maestro, como el singspiel, la ópera bufa o la ópera seria. En este campo deben
destacarse Apolo y Jacinto, Bastián y Bastiana y La tonta fingida. Dentro de la ópera
seria, pertenecen a esta etapa Mitrídates, Rey del Ponto (1770), Ascanio en Alba (1771),
El sueño de Escipión (1772) y Lucio Silla (1772).
La juventud en Salzburgo
El segundo periodo correspondería a la etapa en la que, pese a algunos viajes,
permaneció en Salzburgo al servicio de Colloredo, y terminaría con la ruptura definitiva
con el arzobispo (1771-1781). En este momento producirá fundamentalmente música
religiosa e instrumental. La ópera, género por el que Mozart demostró mucha
inclinación, apenas pudo desarrollarse en esta etapa por la falta de encargos. Sin
embargo, la obra más destacada de esta etapa sería precisamente una ópera: Idomeneo,
rey de Creta (estrenada en 1781). Características propias del universo musical
mozartiano, como la introspección armónica y melódica, la riqueza formal, el colorido
instrumental y la profundidad en la interpretación del texto estuvieron ya presentes en
esta obra, y fueron un adelanto del Mozart maduro de su etapa vienesa. No obstante, la
intensidad dramática no es la misma en Idomeneo que en sus grandes óperas
posteriores.En este período compuso innumerables arias para concierto, las cuales
alcanzaron una intensa expresión tanto por la amplitud de su concepción como por el
carácter apasionado. La música religiosa, por su parte, continúa a medio camino entre
el estilo antiguo y el estilo moderno. Esto puede comprobarse en las doce misas de este
período, donde Mozart comienza a dar forma musical a los largos textos del "Gloria" o
el "Credo", particularmente en la KV 317 y 337.En cuanto a las obras sinfónicas, Mozart
se esforzó en este período en definir el carácter de los diferentes movimientos y
equilibrarlos en el conjunto de la obra, como puede comprobarse en las KV 183 y 201,
que están cuidadosamente acabadas. La influencia de la música parisina, que está muy
presente en las obras sinfónicas de este período, puede comprobarse en la Sinfonía
"parisina" KV 297, que es más pomposa.Donde, sin embargo, el talento de Mozart
alcanzó su verdadera dimensión como artista en esta época fue en sus divertimentos y
serenatas. Esta música, alejada del boato y la seriedad de las obras religiosas y
sinfónicas y de las óperas, y mucho más indiferente y alegre, fue muy del agrado de la
sociedad de Salzburgo. Movimientos de carácter sinfónico, danzas populares y otras
obras muestran su inventiva y su libertad compositiva. Algo similar ocurrió en el campo
del concierto, desde su primer Concierto para piano KV 175, donde se muestra ya la
riqueza musical de su arte, hasta las sonatas para piano, que se enmarcan en la misma

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línea de las obras anteriores, aunque con más amplitud en cuanto a su exigencia técnica.
Por otro lado, los cuartetos de cuerda se inspiran en los de Haydn, y se alejan de los
primeros cuartetos italianizantes del período anterior.

La madurez vienesa
Este tercer y último período se asocia con su establecimiento definitivo en Viena (1781-
1791) y tiene como primera característica un descenso sintomático en la composición
de obras religiosas. También se redujeron las serenatas y sinfonías. No obstante, la
producción escasa de este tipo de obras no está reñida con un perfeccionamiento y un
cuidado exquisito por parte del compositor. Serenatas y sinfonías darán paso a
conciertos para piano, donde se registra la música más "mundana" de la producción
mozartiana. El valor dado a las óperas y a la música de cámara en este período es mucho
mayor, casi excluyente, aunque Mozart también tuvo interés en componer obras de
circunstancias, arias, conjuntos y coros, lieder y cánones.En el clima artístico de la
capital el estilo de Mozart llega a su suprema madurez, despojándose de todo localismo:
disminuida la producción de música religiosa, de serenatas y entretenimientos, surgen
las formas clásicas de la sinfonía, del cuarteto y del concierto. Se establece con Haydn
un fecundo y recíproco intercambio de influencias, especialmente en la producción de
cuartetas. Un ilustrado melómano vienés, el barón Van Swieten, revela a Mozart la
grandeza de Bach y de Händel, y su arte se fortalece con la solidez del contrapunto. Por
lo que se refiere a la música de piano no dejó de ejercer influencia sobre el estilo de
Mozart el agridulce torneo de habilidad ejecutiva en el que fue su oponente Muzio
Clementi, de paso por la corte de Viena en 1781.
Las óperas vienesas
Las óperas del período vienés figuran, sin duda, entre las piezas más célebres de la obra
de Mozart; constituyen la culminación de los singspiel alemanes, las óperas bufas y las
óperas serias que ya había cultivado en su juventud. Del primero de estos géneros
destaca la obra que inició este periodo, El rapto del serrallo (estrenada en 1782), donde
la diversidad estilística supera el corsé histórico del género. Es, además, la primera obra
en la que Mozart intervino decisivamente en la elaboración del libreto, tomando por
tanto un papel decisivo no sólo como músico, sino también como autor dramático.
Destacan sus aportaciones en las delicadas melodías en el canto de los enamorados, y
en las alegres conversaciones entre criados.Todo ello alcanzó su plenitud en Las bodas
de Fígaro (1785, estrenada en 1786). En parte, la evolución de Mozart como compositor
operístico emblematiza el derrotero mismo de su vida personal y estética. En Las bodas
de Fígaro (primero de los tres libretos que Da Ponte escribió para él) prevalece el
concepto de opera buffa atenido, como señalarían algunos historiadores del arte, a la
modalidad del encargo, y sometida a las reglas que el mecenazgo exigía (respeto de las
convenciones, sometimiento del genio al oficio). A pesar de que se trataba en un
principio de una ópera bufa, la alejan de este género el desarrollo de los caracteres de
los personajes, que alcanzan un componente humano impensable en obras anteriores.

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Johann Sebastian Bach

Eisenach, actual Alemania, 1685 - Leipzig, 1750) Compositor alemán. Considerado por
muchos como el más grande compositor de todos los tiempos, Johann Sebastian Bach
nació en el seno de una dinastía de músicos e intérpretes que desempeñó un papel
determinante en la música alemana durante cerca de dos siglos y cuya primera mención
documentada se remonta a 1561.
Hijo de Johann Ambrosius, trompetista de la corte de Eisenach y director de los músicos
de dicha ciudad, la música rodeó a Johann Sebastian Bach desde el principio de sus días.
A la muerte de su padre en 1695, se hizo cargo de él su hermano mayor, Johann
Christoph, a la sazón organista de la iglesia de San Miguel de Ohrdruf.
Bajo su dirección, el pequeño Bach se familiarizó rápidamente con los instrumentos de
teclado, el órgano y el clave, de los que sería un consumado intérprete durante toda su
vida.
Su formación culminó en el convento de San Miguel de Lüneburg, donde estudió a los
grandes maestros del pasado, entre ellos Heinrich Schütz, al tiempo que se
familiarizaba con las nuevas formas instrumentales francesas que podía escuchar en la
corte.
A partir de estos años, los primeros del siglo XVIII, Bach estaba ya preparado para
iniciar su carrera como compositor e intérprete. Una carrera que puede dividirse en
varias etapas, según las ciudades en las que el músico ejerció: Arnstadt (1703-1707),
Mühlhausen (1707-1708), Weimar (1708-1717), Köthen (1717-1723) y Leipzig (1723-
1750).
Si en las dos primeras poblaciones, sobre todo en Mühlhausen, sus proyectos chocaron
con la oposición de ciertos estamentos de la ciudad y las propias condiciones locales, en
Weimar encontró el medio adecuado para el desarrollo de su talento.

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Nombrado organista de la corte ducal, Bach centró su labor en esta ciudad sobre todo
en la composición de piezas para su instrumento músico: la mayor parte de sus corales,
preludios, tocatas y fugas para órgano datan de este período, al que también pertenecen
sus primeras cantatas de iglesia importantes.
En 1717 Johann Sebastian Bach abandonó su puesto en Weimar a raíz de haber sido
nombrado maestro de capilla de la corte del príncipe Leopold de Anhalt, en Köthen, uno
de los períodos más fértiles en la vida del compositor, durante el cual vieron la luz
algunas de sus partituras más célebres, sobre todo en el campo de la música orquestal
e instrumental: los dos conciertos para violín, los seis Conciertos de Brandemburgo, el
primer libro de El clave bien temperado, las seis sonatas y partitas para violín solo y las
seis suites para violoncelo solo.
Durante los últimos veintisiete años de su vida fue Kantor de la iglesia de Santo Tomás
de Leipzig, cargo éste que comportaba también la dirección de los actos musicales que
se celebraban en la ciudad.
A esta etapa pertenecen sus obras corales más impresionantes, como sus dos Pasiones,
la monumental Misa en si menor y el Oratorio de Navidad. En los últimos años de su
existencia su producción musical descendió considerablemente debido a unas cataratas
que lo dejaron prácticamente ciego.
Casado en dos ocasiones, con su prima Maria Barbara Bach la primera y con Anna
Magdalena Wilcken la segunda, Bach tuvo veinte hijos, entre los cuales descollaron
como compositores Wilhelm Friedemann Bach, Carl Philipp Emanuel Bach, Johann
Christoph Friedrich Bach y Johann Christian Bach.
Pese a que tras la muerte del maestro su música, considerada en exceso intelectual, cayó
en un relativo olvido, compositores de la talla de Mozart o Beethoven siempre
reconocieron su valor.
Recuperada por la generación romántica, desde entonces la obra de Johann Sebastian
Bach ocupa un puesto de privilegio en el repertorio.
La razón es sencilla: al magisterio que convierte sus composiciones en un modelo
imperecedero de perfección técnica, se une una expresividad que las hace siempre
actuales.

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Ludwig van Beethoven

(Bonn, actualmente Alemania, 1770 - Viena, 1827) Compositor alemán. Nacido en el


seno de una familia de origen flamenco, su padre, ante las evidentes cualidades para la
música que demostraba el pequeño Ludwig, intentó hacer de él un segundo Mozart,
aunque con escaso éxito.
La verdadera vocación musical de Beethoven no comenzó en realidad hasta 1779,
cuando entró en contacto con el organista Christian Gottlob Neefe, quien se convirtió
en su maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el estudio de Johann Sebastian
Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría una profunda devoción.
Miembro de la orquesta de la corte de Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig van Beethoven
realizó un primer viaje a Viena con el propósito de recibir clases de Mozart. Sin
embargo, la enfermedad y el posterior deceso de su madre le obligaron a regresar a su
ciudad natal pocas semanas después de su llegada.
En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital austriaca para trabajar con Haydn y
Antonio Salieri, y se dio a conocer como compositor y pianista en un concierto que tuvo
lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como intérprete quedó bruscamente
interrumpida a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle a partir de 1796 y
que desde 1815 le privó por completo de la facultad auditiva.
Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados también por la soledad
y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor compositiva, e incluso
fue la época en que creó sus obras más impresionantes y avanzadas.

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Obras de Ludwig van Beethoven

La tradición divide la carrera de Beethoven en tres grandes períodos creativos o estilos,


y si bien el uso los ha convertido en tópicos, no por ello resultan menos útiles a la hora
de encuadrar su legado.
La primera época abarca las composiciones escritas hasta 1800, caracterizadas por
seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Joseph Haydn y el clasicismo en
general, sin excesivas innovaciones o rasgos personales. A este período pertenecen
obras como el célebre Septimino o sus dos primeros conciertos para piano.
Una segunda manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este que puede
considerarse de madurez, con obras plenamente originales en las que Ludwig van
Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la forma y la expresión (la ópera Fidelio,
sus ocho primeras sinfonías, sus tres últimos conciertos para piano, el Concierto para
violín).
La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada por sus obras
más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo por la novedad de su
lenguaje armónico y su forma poco convencional; la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y
los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano representan la culminación de este
período y del estilo de Ludwig van Beethoven.
Las obras de Beethoven anticiparon muchos de los rasgos que habían de caracterizar la
posterior música romántica e, incluso, la del siglo XX. Su producción, en efecto, se sitúa
entre el clasicismo de Mozart y Haydn y el romanticismo de un Schumann o un Brahms.
No cabe duda que, como compositor, señala un antes y un después en la historia de la
música y refleja, quizá como ningún otro artista (a excepción del pintor español
Francisco de Goya, contemporáneo suyo), no sólo el cambio entre el gusto clásico y el
romántico, entre el formalismo del primero y el subjetivismo del segundo, sino también
entre el Antiguo Régimen y la nueva situación social y política surgida de la Revolución
Francesa.
Efectivamente, en 1789 caía La Bastilla y con ella toda una concepción del mundo que
incluía el papel del artista en su sociedad. Siguiendo los pasos de su admirado Mozart,
Ludwig van Beethoven fue el primer músico que consiguió independizarse y vivir de los
encargos que se le realizaban, sin estar al servicio de un príncipe o un aristócrata, si
bien, a diferencia del salzburgués, él consiguió triunfar y ganarse el respeto y el
reconocimiento de sus contemporáneos.

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Antonio Vivaldi

(Antonio Lucio Vivaldi; Venecia, 1678 - Viena, 1741) Compositor y violinista italiano cuya
abundante obra concertística ejerció una influencia determinante en la evolución histórica que
llevó al afianzamiento de la sinfonía. Igor Stravinsky comentó en una ocasión que Vivaldi no
había escrito nunca quinientos conciertos, sino «quinientas veces el mismo concierto». No deja
de ser cierto en lo que concierne al original e inconfundible tono que el compositor veneciano
supo imprimir a su música y que la hace rápidamente reconocible.

Antonio Vivaldi

Autor prolífico, la producción de Vivaldi abarca no sólo el género concertante, sino también
abundante música de cámara, vocal y operística. Célebre sobre todo por sus cuatro conciertos
para violín y orquesta reunidos bajo el título Las cuatro estaciones, cuya fama ha eclipsado otras
de sus obras igualmente valiosas, si no más, Vivaldi es por derecho propio uno de los más
grandes compositores del período barroco, impulsor de la llamada Escuela veneciana (a la que
también pertenecieron Tommaso Albinoni y los hermanos Benedetto y Alessandro Marcello) y
equiparable, por la calidad y originalidad de su aportación, a sus contemporáneos Bach y
Haendel.

Biografía

Poco se sabe de la infancia de Vivaldi. Hijo del violinista Giovanni Battista Vivaldi, el pequeño
Antonio se inició en el mundo de la música probablemente de la mano de su padre. Orientado
hacia la carrera eclesiástica, fue ordenado sacerdote en 1703, aunque sólo un año más tarde se
vio obligado a renunciar a celebrar misa a consecuencia de una enfermedad bronquial,
posiblemente asma.

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También en 1703 ingresó como profesor de violín en el Pio Ospedale della Pietà, una institución
dedicada a la formación musical de muchachas huérfanas. Ligado durante largos años a ella,
muchas de sus composiciones fueron interpretadas por primera vez por su orquesta femenina.
En este marco vieron la luz sus primeras obras, como las Suonate da camera Op. 1, publicadas
en 1705, y los doce conciertos que conforman la colección L'estro armonico Op. 3, publicada en
Ámsterdam en 1711.
Aun cuando en tales composiciones se dan todavía las formas del "concerto grosso", la vivacidad
y la fantasía de la invención superan ya cualquier esquema y atestiguan una tendencia resuelta
hacia la concepción individualista y por ende solista del concierto, que se halla mejor definida
en los doce conciertos de La stravaganza Op. 4: estructura en tres movimientos (allegro-adagio-
allegro), composición más ligera y rápida, casi exclusivamente homofónica, y modulación
dinámica y expresiva, inclinada al desarrollo del proceso creador y fuente de nuevas emociones
e invenciones.
Con estas colecciones, Antonio Vivaldi alcanzó en poco tiempo renombre en todo el territorio
italiano, desde donde su nombradía se extendió al resto del continente europeo, y no sólo como
compositor, sino también, y no en menor medida, como violinista, pues fue uno de los más
grandes de su tiempo. Basta con observar las dificultades de las partes solistas de sus conciertos
o sus sonatas de cámara para advertir el nivel técnico del músico en este campo.

Vivaldi

Conocido y solicitado, la ópera, el único género que garantizaba grandes beneficios a los
compositores de la época, atrajo también la atención de Vivaldi, a pesar de que su condición de
eclesiástico le impedía en principio abordar un espectáculo considerado en exceso mundano y
poco edificante. De hecho, sus superiores siempre recriminaron a Vivaldi su escasa dedicación
al culto y sus costumbres laxas.Inmerso en el mundo teatral como compositor y empresario,
Ottone in Villa (1713) fue la primera de las óperas de Vivaldi de la que se tiene noticia. A ella
siguieron títulos como Orlando furioso, Armida al campo d'Egitto, Tito Manlio y L'Olimpiade,
hoy día sólo esporádicamente representadas.
La fama del músico alcanzó la cúspide en el meridiano de su vida con la publicación de sus más
importantes colecciones instrumentales: Il cimento dell'armonia e dell'inventione Op. 8 y La
cetra Op. 9. La primera colección, publicada en Ámsterdam en 1725, contenía un total de doce
conciertos y se iniciaba con el conjunto de cuatro conciertos con violín solista titulado Las
cuatro estaciones, los mejores de la colección y los más célebres de su obra.

Las cuatro estaciones

En Las cuatro estaciones, Vivaldi muestra no sólo la capacidad semántica de la música sino
también su habilidad para crear climas sonoros, a la vez evocadores e intimistas. La obra

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describe el ciclo anual de la naturaleza, de los hombres que la trabajan y de los animales que la
habitan. Cada uno de los cuatro conciertos desarrolla musicalmente el soneto de autor
desconocido que lo precede, en cuyos versos se dibuja un cuadrito de la estación. Así, La
primavera, siguiendo lo representado en el soneto, imita el canto de los pájaros y el temporal;
y el afán descriptivo llega hasta detalles como representar a través del violín solista al pastor
que duerme, mientras los restantes violines imitan el murmullo de las plantas y la viola los
ladridos del perro.

El verano describe primero el sopor de la naturaleza bajo la aridez del sol y después una
tormenta, ya anunciada en el primer movimiento y que alcanza el máximo de su violencia en la
parte final. El otoño parece presidido por el dios Baco; el compositor presenta la embriaguez
soporífera de un aldeano, feliz por la cosecha; luego, al alba, parte el cazador con sus cuernos y
sus perros en busca de una presa. En El invierno predominan las imágenes sonoras de la nieve
y el hielo.

La popularidad de esta obra se remonta a la época misma de su creación. Especialmente del


primero de los conciertos, La primavera, circularon enseguida en Francia copias manuscritas,
arreglos e imitaciones. Pero a fines de la década de 1730 el público veneciano empezó a mostrar
menor interés por su música, por lo que Vivaldi decidió en 1741 probar fortuna en Viena, donde
murió en la más absoluta pobreza un mes después de su llegada.

Caído en el olvido tras su muerte, el redescubrimiento de Vivaldi no tuvo lugar hasta el siglo XX,
merced a la música de Bach, quien había trascrito doce conciertos vivaldianos a diferentes
instrumentos. El interés por el músico alemán fue precisamente el que abrió el camino hacia el
conocimiento de un artista habilidoso en extremo, prolífico como pocos y uno de los artífices
de la evolución del concierto solista tal y como hoy lo conocemos.

Tras la Segunda Guerra Mundial, apenas dos décadas después de iniciarse la recuperación y
divulgación de su obra, Vivaldi se convirtió en uno de los autores más interpretados en el
mundo. A pesar del triste final del compositor y del largo período de olvido, la obra de Vivaldi
contribuyó, a través de Bach, a sentar las bases de lo que sería la música de los maestros del
clasicismo, sobre todo en Francia, y a consolidar la estructura del concierto solista.

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Frédéric Chopin

(Fryderyk Franciszek Chopin; Zelazowa Wola, actual


Polonia, 1810 - París, 1849) Compositor y pianista polaco. Si el piano es el instrumento
romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin: en el
extremo opuesto del pianismo orquestal de su contemporáneo Liszt (representante de la faceta
más extrovertida y apasionada, casi exhibicionista, del Romanticismo), el compositor polaco
exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha
sido igualado.

Ciertamente son pocos los músicos que, a través de la exploración de los recursos tímbricos y
dinámicos del piano, han hecho «cantar» al instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y es
que el canto constituía precisamente la base, la esencia, de su estilo como intérprete y como
compositor.
Hijo de un maestro francés emigrado a Polonia, Chopin fue un niño prodigio que desde los seis
años empezó a frecuentar los grandes salones de la aristocracia y la burguesía polacas, donde
suscitó el asombro de los asistentes gracias a su sorprendente talento. De esa época datan
también sus primeras incursiones en la composición.
Wojciech Zywny fue su primer maestro, al que siguió Jozef Elsner, director de la Escuela de
Música de Varsovia. Sus valiosas enseñanzas proporcionaron una sólida base teórica y técnica
al talento del muchacho, quien desde 1829 emprendió su carrera profesional como solista con
una serie de conciertos en Viena.
El fracaso de la revolución polaca de 1830 contra el poder ruso provocó su exilio en Francia,
donde muy pronto se dio a conocer como pianista y compositor, hasta convertirse en el favorito
de los grandes salones parisinos. En ellos conoció a algunos de los mejores compositores de su
tiempo, como Berlioz, Rossini, Luigi Cherubini y Vincenzo Bellini, y también, en 1836, a la que
había de ser uno de los grandes amores de su vida, la escritora George Sand.
Por su índole novelesca y lo incompatible de los caracteres de uno y otro, su relación se ha
prestado a infinidad de interpretaciones. Se separaron en 1847. Para entonces Chopin se
hallaba gravemente afectado por la tuberculosis que apenas dos años más tarde lo llevaría a la
tumba. En 1848 realizó aún una última gira de conciertos por Inglaterra y Escocia, que se saldó
con un extraordinario éxito.

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La obra de Chopin
Excepto los dos juveniles conciertos para piano y alguna otra obra concertante (Fantasía sobre
aires polacos Op. 13, Krakowiak Op. 14) o camerística (Sonata para violoncelo y piano), toda la
producción de Chopin está dirigida a su instrumento musical, el piano, del que fue un virtuoso
incomparable. Sin embargo, su música dista de ser un mero vehículo de lucimiento para este
mismo virtuosismo: en sus composiciones hay mucho de la tradición clásica, de Mozart y
Beethoven, y también algo de Bach, lo que confiere a sus obras una envergadura técnica y
formal que no se encuentra en otros compositores contemporáneos, más afectos a la estética
de salón.
La melodía de los operistas italianos, con Bellini en primer lugar, y el folclor de su tierra natal
polaca, evidente en sus series de mazurcas y polonesas, son otras influencias que otorgan a su
música su peculiar e inimitable fisonomía.
A todo ello hay que añadir la propia personalidad del músico, que si bien en una primera etapa
cultivó las formas clásicas (Sonata núm. 1, los dos conciertos para piano), a partir de mediados
de la década de 1830 prefirió otras formas más libres y simples, como los impromptus,
preludios, fantasías, scherzi y danzas.
Son obras éstas tan brillantes -si no más- como las de sus predecesores John Field y Carl Maria
von Weber, pero que no buscan tanto la brillantez en sí misma como la expresión de un ideal
secreto; música de salón que sobrepasa los criterios estéticos de un momento histórico
determinado. Sus poéticos nocturnos constituyen una excelente prueba de ello: de exquisito
refinamiento expresivo, tienen una calidad lírica difícilmente explicable con palabras.

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Conclusión

La música clásica es verdaderamente importante ya que de ella se desglosa todo aquello que
conocemos cotidianamente, lo que cantamos, y con ella expresamos nuestras emociones y
sentimientos. No es simplemente que las personas solo la conozcan por el hecho de tener que
estudiarla o porque les guste sino para tener cultura general sobre estos movimientos que
ocurrieron y nos dan lo que actualmente escuchamos.
A mi parecer no he apreciado correctamente esta clase de música ni tomado el interés deseado,
pero sin duda me gustaría escucharla y saber si me gusta o no, ya que siempre la describen
como una música aburrida, aunque yo pienso que es muy elegante, con clase, con armonía de
instrumentos exquisitos a tus oídos y melodías perfectas para relajarte.

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Infografía

https://www.biografiasyvidas.com/monografia/mozart/musica.htm
https://www.biografiasyvidas.com/monografia/bach/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/beethoven.htm
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/vivaldi.htm

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Anexo
¿Cuáles son las obras más importantes de Beethoven?

Entre las principales obras que compuso Beethoven destacan fundamentalmente:


 sus nueve sinfonías, de las cuales las más célebres son la tercera-conocida
como Heroica-, la quinta y la novena;
 sus diez oberturas, escritas para ballets, obras de teatro y óperas;
 sus conciertos, que comprenden cinco para piano y orquesta -entre los que sobresale
especialmente el número cinco o Emperador- y uno para violín y orquesta;
 su música de cámara, que incluye dieciséis cuartetos de cuerda, siete tríos,
diez sonatas para violín y piano;
 sus treinta y dos sonatas para piano;
 así como también su música vocal lieder (canciones) y la ópera Fidelio; entre otras
composiciones.

¿Cuáles son las obras más importantes de Mozart?

Entre las principales obras de Wolfgang Amadeus Mozart -dentro de su extenso repertorio- se
hallan:
 sus 41 sinfonías, entre las que destacan sus famosas número 35 (Haffner),
la 36 (Linz), la 38 (Praga), la 40 y la 41 (Júpiter);

 sus conciertos -escritos en su mayoría para piano-;


 sus sonatas;
 sus diversa música de cámara y piezas varias;
 sus 22 óperas, como Don Giovanni, Idomeneo, El rapto del Serrallo, Cosí fan
tutte, Las bodas de Fígaro y La flauta mágica, además de otras.
Dentro de la música religiosa cabe resaltar especialmente:
 sus numerosas misas, siendo la Misa de Coronación una de las más conocidas;
 sus sonatas de iglesia;
 sus motetes, sobresaliendo su Ave Verum Corpus;
 además de su célebre Réquiem.

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