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Dávila Cerón Esteban

Físicoquímica de Interfases

Lágrimas del vino


Se conoce como efecto Marangoni la dinámica que se establece entre dos líquidos con
tensión superficial diferente. Debido al principio que Maupertois enunció con base
puramente filosófica, la energía superficial tiende a adoptar un mínimo, por lo que la
interfase entre los dos líquidos adopta formas curiosas que hagan esto posible a lo largo
de las superficies de tensión mínima. James Thomson, el hermano mayor de William
Thomson (Lord Kelvin), ya lo describió con detalle en 1855 en su ‘On certain curious
motions observable at the surfaces of wine and other alcoholic liquors’. Sólo diez años
más tarde Carlo Marangoni presentó su tesis doctoral (en la Universidad de Pavía) sobre el
tema, ganando un nombre que ha perdurado hasta el presente.

Un líquido con una alta tensión superficial tenderá a fluir hacia otro de menor tensión
superficial siempre que estén en contacto. Un gradiente de tensión superficial puede
naturalmente causar este flujo. Los gradientes de concentración o temperatura son los
responsables de generar los gradientes de tensión superficial.

Debido a la capilaridad, una delgada película de vino tiende a subir por las paredes de la
copa. A medida que esto ocurre tanto el alcohol como el agua se van evaporando, pero el
primero lo hace más rápidamente (debido a su menor punto de ebullición y su mayor
presión de vapor), por lo que el líquido de la pared adquiere una mayor tensión superficial
que el del fondo de la copa (recordemos que el agua tiene mayor tensión superficial que
el alcohol). Esto hace que más vino suba por las paredes (para disminuir el gradiente de
tensión superficial formado), de manera que se acumula más líquido en la parte alta de las
paredes, hasta que eventualmente la otra fuerza presente entra en acción: el peso del
líquido acumulado vence y hace que la gravedad forme esas lágrimas o dedos que se
deslizan hacia abajo por las paredes de la copa.

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