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ol se sirvió básicamente desde sus orígenes de la serie alfabética latina, que fue adaptada y

completada a lo largo de los siglos.


Así, el abecedario español está hoy formado, según la Real Academia Española de la Lengua,
por las veintinueve letras siguientes: a, b, c, ch, d, e, f, g, h, i, j, k, l, ll, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u,
v, w, x, y, z.

Esta variante española del alfabeto latino universal ha sido utilizada por la Academia desde
1803 en la confección de todas sus listas alfabéticas. Desde esa fecha, la ch y la ll, que en
realidad son dígrafos, es decir, signos gráficos compuestos de dos letras, pasaron a
considerarse convencionalmente letras del abecedario por el hecho de representar, cada uno
de ellos, un solo sonido.

No obstante, en el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española,


celebrado en 1994, se acordó adoptar, a petición de varios organismos internacionales, el
orden alfabético latino universal, en el que la ch y la ll no se consideran letras independientes.

En consecuencia, las palabras que comienzan por estas dos letras, o que las contienen,
pasan a alfabetizarse en los lugares que les corresponden dentro de la c y dentro de la l,
respectivamente.

Esta reforma afecta únicamente al proceso de ordenación alfabética de las palabras, no a la


composición del abecedario, del que los dígrafos ch y ll siguen formando parte.

Mientras que los dígrafos ch y ll son las únicas grafías que representan, respectivamente, los
sonidos /ch/ y /ll/, el sonido que representa el dígrafo rr es el mismo que el representado por la
r en posición inicial de palabra o precedida de las consonantes n, l o s. Este sola

LUIS ROBERTO CARRILLO ALOR

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