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ESTRATEGIAS PARA DESARROLLAR AUTOESTIMA

Maneja tus críticas internas. Sé consciente de las críticas que te haces a ti mismo.
¿Le hablarías así a tu mejor amigo? Una voz interna severa simplemente nos puede
demoler. Si tienes el hábito de pensar críticamente sobre ti mismo, reentrénate y
transforma estos pensamientos negativos y desagradables en comentarios más
constructivos.
Concéntrate en lo que te está yendo bien. ¿Estás tan acostumbrado a
concentrarte en tus problemas que son lo único que ves? La próxima vez que te
encuentres fijándote en los problemas y las quejas que tienes de ti mismo o de tu
día, busca algo positivo para contrarrestarlo. Todos los días, escribe tres cosas
buenas acerca de ti mismo y/o tres cosas buenas que sucedieron ese día debido a
un acto o un esfuerzo tuyo.
Apunta al esfuerzo más que a la perfección. Algunas personas se refrenan por
su propia presión para ser perfectas. No logran cosas porque no lo intentan. Si
piensas: "No voy a presentarme a la audición para la obra porque probablemente
no me den el papel principal", seguramente ese rol lo obtendrá otra persona.
Piensa en los errores como en oportunidades de aprendizaje. Acepta que
cometerás errores. Todos lo hacen. Forman parte del aprendizaje. En lugar de
pensar "Siempre hago las cosas mal", recuérdate a ti mismo que eso no ocurre
siempre sino que es lo que ocurrió en esta situación específica. ¿Qué puedes hacer
de manera diferente la próxima vez?
Modifica los pensamientos que te hacen sentir inferior. ¿Con frecuencia te
comparas con otros y terminas sintiéndote menos talentoso o realizado? Sé
consciente de lo que estás pensando. Algo como: "Es mucho mejor que yo. No soy
bueno en el basquetbol. Tendría que dejar de jugar", te llevará a sentirte inferior y a
no sentirte bien contigo mismo.
Recuérdate que todos se destacan en diferentes cosas. Concéntrate en lo que
haces bien y celebra el éxito de los otros. Pensar algo más similar a "Ella es una
gran jugadora de basquetbol; pero la realidad es que yo soy mejor para la música
que para los deportes. Aun así, continuaré jugando porque lo disfruto" te ayudará a
aceptarte a ti mismo y a sacar lo mejor de la situación.
Prueba nuevas cosas y date el crédito. Experimenta con diferentes actividades
que te ayuden a conectarte con tus talentos. Después, enorgullécete de tus nuevas
habilidades. Piensa en los buenos resultados. Por ejemplo: ¡Me anoté en atletismo
y descubrí que soy bastante rápido! Estos pensamientos positivos se transforman
en buenas opiniones de ti mismo y mejoran tu autoestima.
Reconoce lo que puedes y lo que no puedes cambiar. Si te das cuenta de que
no estás feliz con algo de ti mismo, puedes cambiarlo (por ejemplo, tener un peso
saludable); comienza hoy mismo. Si se trata de algo que no puedes modificar (como
tu altura), trabaja para aceptarlo. Obsesionarte con las "fallas" puede sesgar tu
opinión de ti mismo y bajarte la autoestima. La mayoría de las veces, ¡las demás
personas ni siquiera notan esas cosas!
Establece metas. Piensa en lo que te gustaría lograr. Después, haz un plan para
determinar cómo lograrlo. Respeta tu plan y lleva un registro de tus avances.
Entrena a la voz de tu conciencia para que te recuerde lo que estás logrando. Por
ejemplo: "He estado siguiendo mi plan de hacer ejercicio físico todos los días
durante 45 minutos. Me siento bien por haber cumplido la promesa que me hice a
mí mismo. Sé que puedo continuar así".
Enorgullécete de tus opiniones y tus ideas. No tengas miedo de expresarlas. Si
alguien no está de acuerdo, no está haciendo una reflexión sobre lo que vales o
sobre tu inteligencia. Esa persona simplemente ve las cosas de otro modo.
Acepta los elogios. Cuando tenemos la autoestima baja, es fácil pasar por alto las
cosas buenas que la gente dice de nosotros. Cuando alguien nos dice algo
agradable, no lo creemos. Al contrario, pensamos "... si, pero no soy tan bueno..."
y silenciamos el elogio. En lugar de eso, acepta un elogio, aprécialo y tómatelo en
serio. Haz elogios sinceros tú también.
Ayuda a alguien. Ayuda a estudiar a un compañero de clase que tenga problemas,
ayuda a limpiar tu vecindario, participa de una recolección de fondos para una buena
causa u ofrécete como voluntario de alguna otra manera. Cuando puedas ver que
lo que haces marca una diferencia, tu opinión positiva de ti mismo crecerá y te hará
sentir bien. Eso es la autoestima.
¡Haz ejercicio físico! Estar activo y en forma ayuda a sentirse bien con uno mismo.
¡Aliviarás el estrés y, además, estarás más saludable!
Relájate y diviértete. ¿Alguna vez piensas cosas como: "si fuese más atractivo,
tendría más amigos"? Los pensamientos de este tipo pueden abrir un camino hacia
la baja autoestima porque se centran en lo que no es perfecto en lugar de sacar lo
mejor de la realidad. Pasa tiempo con personas a las que quieras, haz las cosas
que amas y concéntrate en lo que está bien. Esto te ayudará a sentirte bien contigo
mismo, tal como eres.

ESTRATEGIAS PARA DESARROLLAR LA MADUREZ EMOCIONAL


1- Préstate atención
El primer paso para empezar a desarrollar la madurez emocional consiste en
adquirir conciencia y conocimientos sobre uno mismo.
Normalmente, prestar atención y analizar cómo somos, cómo pensamos, cómo
actuamos, por qué lo hacemos así, qué habilidades poseemos y qué defectos
tenemos suele ser complicado, ya que implica fijarnos en cosas de nosotros mismo
que quizá preferiríamos cambiar.

2- Aprende a elaborar tus sentimientos


Todas las personas tenemos sentimientos, muchos y diversos, pero a menudo
preferimos no hacerles mucho caso ya que pueden resultar molestos o demasiado
intensos.
Sin embargo, si no aprendemos a elaborar los sentimientos que vamos teniendo a
lo largo de la vida, iremos confeccionando una mochila que acarrearemos en
nuestra espalda y que cada vez será más pesada.
Así pues, conviene que cuando experimentes ciertos sentimientos, dejes que estos
afloren, te des tiempo para conocerlos en profundidad e inviertas esfuerzo para
poder elaborarlos y adaptarlos en tu interior.

3- Analiza tu reacción emocional


Cuando sucede algo, nuestro cuerpo reacciona con una respuesta emocional, la
cual no se puede evitar ni se debe evitar.
Para poder hacer esto es importante que prestes atención a las reacciones
emocionales que tienes ante distintas situaciones y analices si realmente están
siendo adecuadas o no.
Si lo son y el grado de malestar que te provocan está adaptado a la realidad de la
situación perfecto.
Sin embargo, si la reacción emocional no se adecua a la realidad de la situación, es
decir, es más elevada de lo que debería o podría estar más adaptada, es importante
que te esfuerces para adquirir una reacción emocional más adaptativa.

4- Analiza tu reacción conductual


El paso que viene después de una emoción es un comportamiento, o al menos esto
es lo que nos pide el cuerpo siempre que reacciona emocionalmente.
Sin embargo, si después de una reacción emocional realizamos siempre una
conducta gobernada por la emoción, nuestro crecimiento emocional se verá en
entredicho.
Así pues, analiza tu forma de comportarte cuando reacciones ante cualquier
situación que te provoque alguna emoción.
El objetivo consiste en que ante reacciones emocionales seas capaz de introducir
el raciocinio para poder elegir de una forma menos impulsiva tu comportamiento.

5- Entrena la aparición de la razón


Como hemos visto en el punto anterior, la aparición de la razón en todo momento
es de vital importancia para poder funcionar de forma adecuada.
No obstante, ya sabemos que en momentos emocionalmente intensos la aparición
de la razón suele ser difícil, y la emoción suele tenerlo todo de cara para ganar la
partida.
Así pues, para alcanzar la madurez emocional, tenemos que aprender a hacer uso
de la razón incluso en esos momentos más emocionales.
Si conseguimos hacerlo, tendremos mayores opciones de conseguir un
comportamiento adecuado que este en consonancia con nuestra forma de ser, con
nuestra forma de pensar y con nuestros valores y principios, en vez de con nuestra
reacción emocional.
Para conseguirlo, es importante que aprendas a identificar adecuadamente tus
emociones cada vez aparecen, y te des un tiempo antes de actuar.
Tienes que aprovechar ese tiempo para que tu pensamiento entre en acción y pueda
modular tu reacción emocional y tu comportamiento posterior.

6- Empatiza
La madurez emocional no se queda en uno mismo, sino que se debe extender a la
relación que se posee con las demás personas y con el entorno.
En este sentido, el primer ejercicio que se debe aprender a realizar con frecuencia
consiste en aplicar la empatía.
Para poder alcanzar la madurez emocional debes saber empatizar con los demás,
saber cómo se sienten, conocer su realidad y poder actuar en consonancia a toda
esta información.
Para hacerlo, es importante que practiques de forma sistemática el ejercicio mental
de “¿Cómo me sentiría yo si estuviera en su lugar?”
Si te realizas esta pregunta de forma habitual e intentas imaginar cómo te sentirías
tú si estuvieras en el lugar de la otra persona, verás que la empatía aparecerá de
forma instantánea.
La empatía es una habilidad básica para aprender a relacionarte adecuadamente
con los demás y desarrollar comportamientos emocionalmente maduros.

7- Adquiere visiones más amplias


Es importante que realices el ejercicio mental de plantearte distintos puntos de vista
sobre las cosas y valores cada uno de ellos.
Al hacerlo, tu visión se volverá más amplia y tendrá una mayor capacidad de
análisis.

8- Analiza adecuadamente tus necesidades


A menudo las personas nos dejamos guiar por nuestras necesidades más
inmediatas y nos cuesta tener en cuenta las que son más a largo plazo.
Sin embargo, poder realizar un adecuado análisis de las necesidades personales
es una de las claves para poder funcionar de una forma beneficiosa para uno
mismo.
Aprender a analizar la vida desde un punto de vista global y no desde un punto de
vista focalizado es de vital importancia para desarrollar la madurez emocional.
Si consigues analizarte a ti mismo, a tu vida, a tu entorno y a tus necesidades desde
un punto de vista amplio tendrás más recursos para elegir adecuadamente tus
acciones y vivir en consonancia con tu forma de ser, tus valores y tus principios
morales.
Ten en cuenta cuáles son tus objetivos a largo plazo, qué cosas te propones como
persona y qué comportamiento quieres que formen parte de tu forma de ser.

9- Desarrolla la asertividad
El estilo de comunicación asertivo es el más afectivo y el que mejores resultados y
bienestar te dará en tu vida.
Se basa en comunicarte de forma que respetas tus derechos pero también respetas
el de las demás personas.

10- Desarrolla tu autoestima y acéptate


La autoestima es posiblemente lo que más felicidad te dará en tu vida. Sin una
autoestima positiva no puedes relacionarte con los demás ni conseguir las metas
que te propongas.

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