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A partir del próximo 1 de marzo comenzará a regir la Ley de Inclusión en educación. Con
esta medida, aprobada el 26 de enero de 2015, los principios de no discriminación
comenzarán a operar en todos los recintos escolares del país.
La ley señala que “el sistema propenderá a eliminar todas las formas de discriminación
arbitraria que impidan el aprendizaje y la participación de los estudiantes”. Para
aplicarla, el jefe del departamento de Denuncias de la Superintendencia de Educación,
Oscar Acevedo, indicó que la iniciativa introdujo cambios sustantivos, como que “los
reglamentos internos, así como los proyectos educativos institucionales, no contengan
normas que impliquen una discriminación arbitraria para sus miembros”.
Según explicó Acevedo, esto se traduce en que los establecimientos, si bien podrán fijar
criterios obligatorios, como la presentación personal, “en ningún caso no cumplir con
estas normas puede implicar medidas que discriminen arbitrariamente a los alumnos
o sanciones que afecten su derecho a recibir educación”.
En ese sentido, los colegios, de cualquier tipo no estarán facultados para suspender a los
estudiantes ni apartarlos de las aulas en horario de clases por no obedecer las reglas. “No
pueden establecer sanciones que les que restrinjan el acceso o su participación en las
actividades escolares por no cumplir con alguna norma del reglamento interno, relacionada
con la presentación personal o no contar con los útiles, el uniforme o un texto escolar”,
enfatizó Acevedo.
Así, por ejemplo, un alumno podría ir con una presentación personal fuera de la norma,
como cabello teñido, elemento prohibido en el reglamento, y sólo se le podrán aplicar
medidas disciplinarias que se apeguen a la norma básica de no privar al menor de su clase.
Sobre esto, Acevedo dijo que cuando un estudiante asiste a un establecimiento, ya está
adhiriendo al proyecto educativo. “Lo importante es señalar que éste debe permitir el
ejercicio efectivo de los derechos y deberes, eliminando toda forma de discriminación
arbitraria”.
Sin embargo, Herrera remarcó que son muchos los colegios que tienen en sus reglas
acciones disciplinarias para aquellos alumnos que, por ejemplo, no lleven sus útiles
escolares, o tengan una presentación inadecuada. “Algunos tienen una disposición, y es que
a la tercera anotación negativa el alumno está suspendido y tiene que ir con su apoderado;
en el contexto de lo que dice la Superintendencia, eso ya no se podría hacer”.
En ese sentido, explicó que las medidas disciplinarias en las comunidades educativas
siempre se deben aplicar tras una serie de faltas al reglamento y no en una primera
instancia: “No puede ser que un alumno que llegue un día atrasado se le mande para la
casa; tiene que haber 10 ó 15 atrasos no justificados para que se llame al apoderado. Y algo
similar sucede con el tema de la apariencia”.
A su juicio, las sanciones graves se podrían aplicar pese a lo dicho por la Superintendencia,
pues los apoderados firman un contrato en donde hay reglas que se comprometen a acatar.
Según informes del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Bolivia registra
una de las tasas más altas de embarazo adolescente de América Latina y el Caribe.
Las autoridades del Ministerio boliviano de Salud han indicado que cada año en Bolivia se
esperan entre 250.000 y 300.000 embarazos, de los que unos 60.000 corresponden a
adolescentes.
SALTO DE CURSO La Resolución 01/2014 también determina que los alumnos
destacados pueden “saltar de curso”. En cada caso, una comisión que se encargará, junto al
Viceministerio de Educación Regular, de evaluar las capacidades de los niños, niñas y
jóvenes.
“Esta norma posibilita de que la comisión técnico pedagógico de evaluación que tiene cada
unidad educativa en coordinación con los equipos multidisciplinarios que ha creado el
Viceministerio de Educación Alternativa y Especial puedan generar evaluaciones para
comprobar si verdaderamente existen estudiantes con talentos extraordinarios en años de
escolaridad y que puedan tener la posibilidad de subir un año más”, informó el viceministro
de Educación Regular, Juan José Quiroz el pasado martes, según la agencia ANF.
ARTÍCULO 2. Definición de niñez y adolescencia. Para los efectos de esta Ley se considera niño o
niña a toda persona desde su concepción hasta que cumple trece años de edad, y adolescente a
toda aquella desde los trece hasta que cumple dieciocho años de edad.
ARTÍCULO 3. Sujeto de derecho y deberes. El Estado deberá respetar los derechos y deberes de los
padres o en su caso de las personas encargadas del niño, niña o adolescente, de impartir en
consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que el
niño, niña y adolescente ejerza los derechos reconocidos en la Constitución Política de la
República, la presente Ley y demás leyes internas, los tratados, convenios, pactos y demás
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos aceptados y ratificados por
Guatemala, sin más restricciones que las que establece la ley, cuya interpretación no será
extensiva.
ARTÍCULO 4. Deberes del Estado. Es deber del Estado promover y adoptar las medidas necesarias
para proteger a la familia, jurídica y socialmente, así como garantizarle a los padres y tutores, el
cumplimiento de sus obligaciones en lo relativo a la vida, libertad, seguridad, paz, integridad
personal, salud, alimentación, educación, cultura, deporte, recreación y convivencia familiar y
comunitaria de todos los niños, niñas y adolescentes.
Asimismo, es deber del Estado que la aplicación de esta Ley esté a cargo de órganos especializados,
cuyo personal deberá tener la formación profesional y moral que exige el desarrollo integral de la
niñez y adolescencia, según la función que desempeñe y conforme a las disposiciones generales de
esta Ley.
ARTÍCULO 5. Interés de la niñez y la familia. El interés superior del niño, es una garantía que se
aplicará en toda decisión que se adopte con relación a la niñez y la adolescencia, que deberá
asegurar el ejercicio y disfrute de sus derechos, respetando sus vínculos familiares, origen étnico,
religioso, cultural y lingüístico, teniendo siempre en cuenta su opinión en función de su edad y
madurez. En ningún caso su aplicación podrá disminuir, tergiversar o restringir los derechos y
garantías reconocidos en la Constitución Política de la República, tratados y convenios en materia
de derechos humanos aceptados y ratificados por Guatemala y en esta Ley.