Está en la página 1de 24

«EL VALOR DE LOS BOFEDALES, HUMEDALES POSTERGADOS DEL PERÚ:

ESTUDIO DE CASO EN TACNA»

 Favor citar como:

Carbonell, F. 2002. El valor de los Bofedales, humedales postergados del Perú: Estudio
de Caso en Tacna. Informe técnico de investigación. Compilación de experiencias
comunitarias en el uso y conservación de la vida silvestre por pueblos indígenas,
programa INFOCON de la ONG MERALVIS (Mejorando al desarrollo rural de la región a
través de la conservación de la vida silvestre y el entendimiento cultural de los pueblos).
Revisó esta edición: Isa Torrealba. Heredia, Costa Rica, 24 pp.

TABLA DE CONTENIDOS
1. RESUMEN 2
2. INTRODUCCION 2
3. OBJETIVOS DEL ESTUDIO 5
4. AREA DE ESTUDIO 5
5. PROTOCOLO METODOLÓGICO 7
6. RESULTADOS
6.1 Valoración económica del bofedal Jachajawira 8
6.2 Valoración cultural del bofedal Jachajawira 9
6.3 Educación ambiental en el bofedal Jachajawira 11
6.4 Usos de la vida silvestre en el bofedal Jachajawira 11
7. DISCUSION 12
8. CONCLUSIONES 14
AGRADECIMIENTOS 15
REFERENCIAS CITADAS 15
ANEXOS
A. Valoración económica del bofedal: Proyecto Especial Tacna (PET), 18
perforación de 13 pozos durante 19 años (1980 a 1998).
B. Valoración económica del bofedal: Uso de manera tradicional por el 19
pueblo Aymara en 1.196 hectáreas afectadas.
C. Consideraciones sobre el uso tradicional del agua por el pueblo aymara. 20
D. Imágenes sobre el bofedal Jachajawira. 21

Informe técnico de Jachajawira para MERALVIS 1


«EL VALOR DE LOS BOFEDALES, HUMEDALES POSTERGADOS DEL
PERÚ: ESTUDIO DE CASO EN TACNA»

FABRICIO CARBONELL TORRES, M. Sc.


Informe técnico de investigación, 2002.

1. RESUMEN
Este proyecto se realizó en 1999 en los andes surorientales del Perú y se enmarcó dentro de un
conflicto entre el gobierno peruano y el pueblo indígena aymara por la gestión del humedal conocido como
“bofedal” Jachajawira. El gobierno instaló 13 pozos de extracción de agua subterránea para abastecer a
las ciudades cercanas, lo que generó el deterioro de 1.196 hectáreas del humedal. Afectando la economía
del pueblo aymara en la zona. Considérese que este tipo de humedal altoandino –bofedal- suele ser
empleado como área de pastizales para las llamas (Lama glama), alpacas (Lama pacos) y ovinos (Ovis
aries); principal actividad económica de los aymaras. Por medio de entrevistas, investigación documental,
trabajo de campo e identificación de especies, se valoró económica y culturalmente el bofedal Jachajawira
e identificó las amenazas para su vida silvestre. Este bofedal es palustre emergente con 90% de cobertura
vegetal achaparrada (Distichia muscoides); regula inundaciones, erosión y el microclima. La principal
fauna que usa el bofedal son los patos (Anas spp.); aves como las guallatas (Chloephaga melanoptera),
los huacos (Nycticorax nycticorax), los leke-lekes (Vanellus resplendens), las chocas (Fulica spp.) y el
ñandú enano (Pterocnemia pennata); mamíferos como la vicuña (Vicugna vicugna), los zorros (Dusicyon
sp.) y los gatos monteses (Oreailurus jacobita), además de peces comestibles (Orestias sp. y
Trichomycterus sp.); todos de importancia económica y cultural. Económicamente 1.196 hectáreas del
bofedal, en Chile y Perú, hubiesen aportado a la economía aymara un valor agregado neto de $ 1.292.091
en 19 años, en comparación con los $ 6.094.376 del proyecto estatal. Estas cifras no incluyen los costos
por riesgos de extinción de especies, la pérdida cultural y de funciones ecológicas claves que
incrementarían los costos para el gobierno y los beneficios para los indígenas.

2. INTRODUCCION

El término humedales comprende una gran variedad de ecosistemas, por lo que su definición es,
en general, compleja (Tabilo 1997). La convención internacional conocida como «Ramsar» (Ramsar 1996),
concierne a los humedales de importancia internacional y los define como extensiones de marismas,
pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, sea de forma permanente o temporal, estancada
o corriente, dulce, salobre o salada, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea
baja no exceda de seis metros. Los humedales son importantes porque aportan una serie de bienes y
servicios a las personas, cumplen funciones ecológicas claves, son ecosistemas altamente productivos y
albergan especies silvestres amenazadas (Barbier et al. 1994). Los pueblos los emplean como fuente de
alimento, en sus actividades productivas (pesca, agricultura, ganadería, piscicultura) y como medio de
transporte (Tabilo 1997).

Los humedales cumplen funciones ecológicas al regular el clima y ser parte de ciclos hidrológicos
y biogeoquímicos de la biósfera (Odum 1995). Su importancia aumenta cuando forman parte de la cultura
y desarrollo de las poblaciones originarias. Los pueblos indígenas son grupos humanos con una cultura e
identidad diferente a la de la sociedad mayoritaria y por lo común, dependen de los recursos naturales
para subsistir (Colchester 1995), por tal motivo han desarrollado una serie de normas que en la práctica

2
regulan el uso de tales recursos y favorecen su conservación (Colchester 1995, Déscola 1989, Ventocilla
et al. 1995).

Entre las especies amenazadas que viven y usan los humedales; las aves y peces ocupan el
primer lugar. Las aves por sus hábitos migratorios y los peces por su endemismo. Muchas aves migratorias
son usualmente acuáticas y por ende, garzas, flamencos, anátidos, playeros y chorlos, suelen necesitar
de los humedales en su ruta hacia lugares más benignos. Entre los peces se encuentran diversos géneros
que usan los humedales en sus etapas críticas de desarrollo y, debido a su inamovilidad relativa, han
evolucionado hacia un endemismo importante en los humedales altoandinos (Fjeldsa y Krabbe 1990,
Ramsar 1996).

En el Perú, la cordillera de Los Andes ocupa una superficie de 393.320 km2, que representa el
30,1% del territorio nacional donde habitan los descendientes de las antiguas culturas Quechua y Aymara,
pueblos que llegaron a modificar su entorno natural con complejas estructuras hidráulicas para la
agricultura (Rivero 1987). Luego de la conquista europea, quechuas y aymaras se dedicaron a la
ganadería de camélidos en aquellos lugares donde la agricultura «convencional» no resultaba factible. Por
encima de los 4.000 msnm, en Los Andes del Sur del Perú, se forman extensas planicies conocidas como
altiplano. En el altiplano existen dos épocas marcadas, una lluviosa y otra seca y las temperaturas fluctúan
diariamente, pues pueden llegar a variar de 0 a 40°C y con una sequedad del aire entre 20-25% (Rauh
1979). En la estación seca las fuentes de agua adquieren gran importancia para la ganadería en la zona
(Alpaca Perú, EPS 1981). En el altiplano las fuentes de agua se ubican en lagunas, ríos, aguas
subterráneas y en un tipo especial de humedales altoandinos denominados «bofedales».

En los bofedales habitan especies adaptadas de flora y fauna, silvestres y domésticas. Aunque
es poco lo que se sabe sobre la ecología de los bofedales, los pueblos que allí habitan consumen sus
recursos naturales; por ejemplo, de acuerdo al calendario ganadero de nacimientos, esquilas y ritos
mágico-religiosos, usan un sistema de rotación de áreas de pastoreo. Por ende, por sus características,
los bofedales no sólo proveen de agua y forraje para el ganado, sino además, valiosos recursos naturales
para la alimentación y cultura de los pueblos (Arze et al. 1996, Alpaca Perú, EPS 1981). Como parte de la
flora representativa de este tipo especial de ecosistema están las herbáceas terrestres de los géneros
Deyeuxia, Werneria, Distichia, Festuca, y Calamagrostis y las acuáticas Nostoc, Elodea y Myriophyllum.
Asimismo, entre la fauna que hace uso de los bofedales andinos hay vicuñas, zorros y gatos monteses;
peces de los géneros Orestias y Trichomycterus y aves acuáticas como guallatas, la gaviota andina, el
huaco, el yanavico, el leke-leke, la choca y distintos tipos de patos. En sus alrededores es posible
encontrar al ñandú enano, palomas, perdices, vizcachas y pumas. Las especies domésticas se encuentran
representadas por llamas, alpacas y ganado ovino. Varias de estas especies son de importancia
económica y algunas se encuentran amenazadas de extinción en el Perú (Arze et al.1996, CDC-UNALM
1991, Chambilla 1996, SINANPE 1994, Sarmiento 1992).

Los bofedales, son considerados ecosistemas frágiles y se encuentran amenazados (Estenssoro


1991). Por lo general, en los denominados países en vías de desarrollo dos factores resaltantes impiden
con mayor incidencia su conservación y manejo: la ausencia de información sobre las consecuencias de
las actividades de desarrollo en los humedales y la falta de una metodología apropiada y de fácil
comprensión que sirva para establecer el valor total de los humedales tropicales (Barbier et al. 1994). De
allí que entre las principales amenazas a los bofedales estén el sobrepastoreo, la introducción de especies
foráneas, la contaminación por relaves mineros y los procesos seguidos cuando se instalan canales,
represas de agua, hidroeléctricas o se perforan pozos para la extracción del agua (Alpaca Perú, EPS
Estenssoro 1991, Fjeldsa y Krabbe 1990).

3
El desarrollo de Los Andes y la difusión de nuevas tecnologías, como la adopción de especies
foráneas como el trébol blanco, ovinos y la trucha (Salmo gairdnerii), para “mejorar” la producción de los
bofedales, pueden estar amenazando su biodiversidad (Alpaca Perú EPS 1981, Kane 1993, Miranda
1995). Además, cuando el gobierno promueve canalizaciones de aguas y construcciones de represas sin
implementar adecuadamente los estudios de impacto ambiental, ocasiona la pérdida de estos ecosistemas
(Tapia 1996). Lo anterior, aunado a las costumbres de caza por los pobladores indígenas para alimentarse,
continuar con ritos religiosos y controlar las plagas, afectan aún más la fauna de los bofedales. Los felinos
son especies en inminente peligro de extinción perseguidos por su piel, ya sea porque son considerados
plaga como el puma, o para hacer uso de partes de su cuerpo en ritos y adornos, en el caso del gato
montés.

Actualmente los indígenas cada vez son más conscientes que sus condiciones están cambiando
y que necesitan elaborar nuevos mecanismos y contar con apoyo profesional de múltiples disciplinas para
conservar y manejar sus recursos (Colchester 1995), más aún si la explotación de los bofedales se
encuentran en una de las zonas andinas con provincias biogeográficas poco representadas en el sistema
de áreas protegidas del país y en una de las regiones más pobres del Perú como Ayacucho, Huancavelica
y Tacna (CDC-UNALM 1991, SINANPE 1994). Dentro de este contexto y dado que los pobladores
quechuas y aymaras hacen uso de los recursos naturales, es importante estudiar aspectos de la
conservación biológica y valoración económica, que forjarían poder iniciar proyectos conjuntos de
desarrollo, que contemplen la conservación y un manejo de recursos adecuado a la cultura de estos
pueblos (Barbier et al. 1994, INRENA et al. 1996, Jorgensen 1995, Robinson y Redford 1991, Ojasti 1993,
Ramsar 1996, Tambiah 1995).

En Tacna, región andina sobre los 4.000 msnm, los aymaras usan los bofedales para la crianza
de ovinos (Ovis aries) y camélidos, como la llama (Lama glama) y la alpaca (Lama pacos); su principal
actividad económica. En esta zona de temperaturas frías y ambiente árido, el agua es vital para todos,
humanos, plantas y animales, y considérese además, que los bofedales ocupan un lugar importante en el
ciclo hidrológico de Los Andes. A diferencia de los ríos, los bofedales se mantienen húmedos la mayor
parte del año y atraviesan grandes extensiones, por lo cual se les considera hábitats críticos para las
poblaciones de seres vivos. El bofedal Jachajawira en especial, alcanza una longitud de 27,7 Km en el
lado peruano, es un sistema palustre emergente, abastecido de agua por deshielos, el río del mismo
nombre y aguas subterráneas. Forma parte de un bofedal transfronterizo entre Perú, Chile y Bolivia y en
sus alrededores, los aymaras dependen exclusivamente del bofedal para sus actividades económicas y
de supervivencia cultural.

Así, el contexto de este estudio se enmarcó en el conflicto entre el gobierno y los pueblos indígenas
aymaras sobre el uso del agua en la zona andina de Tacna, Perú, área fronteriza con Chile y Bolivia. El
agua en la región es por lo general escasa. El gobierno a través del Proyecto Especial Tacna ha
pretendido, desde los 1980s, manejar las aguas de las partes andinas canalizando ríos y perforando pozos
en beneficio de la creciente expansión urbana y zonas agrícolas convencionales, de las partes bajas de
Tacna. Por otro lado, los aymaras andinos son los principales afectados, pues usan las fuentes de agua
en sus actividades de subsistencia. Por tanto, el presente proyecto se centró en valorar al bofedal
Jachajawira como humedal, es decir, desde un punto de vista integral, debido a que los estudios de impacto
ambiental de la época, lo consideraron sólo como área de pastoreo y por ende, su valor fue subestimado
cuando el gobierno tomó la decisión de manejarlo.

4
3. OBJETIVOS DEL ESTUDIO

3.1 Objetivo general


Efectuar una valoración económica y cultural del bofedal Jachajawira e identificar cuáles son las amenazas
actuales para la fauna y flora allí presente; ello, con la finalidad de tener dichos datos en cuenta para los
programas gubernamentales y comunitarios de uso del agua para el desarrollo de áreas silvestres
comunales, privadas y protegidas.

3.2 Objetivos específicos

1. Obtener una valoración económica parcial del bofedal Jachajawira con respecto a su uso directo
para la economía de la comunidad.
2. Estimar una valoración económica total del bofedal Jachajawira.
3. Efectuar una valoración cultural del bofedal Jachajawira mediante la sistematización del
conocimiento andino sobre el bofedal, con respecto a su importancia para la fauna silvestre y la
cultura ancestral de las comunidades.
4. Diagnosticar el uso que hace la vida silvestre, en especial aves y mamíferos, del bofedal
Jachajawira mediante el estudio de la conservación de humedales como fuente de beneficios para
las personas y el ecosistema local.
5. Capacitar en educación ambiental a aymaras selectos, en edad escolar, sobre la importancia,
características, usos, beneficios y amenazas a los humedales en general.

4. ÁREA DE ESTUDIO

El bofedal Jachajawira es un sistema palustre emergente, abastecido de agua por deshielos, el río
del mismo nombre y aguas subterráneas. Se encuentra en el altiplano al sur del Perú y pertenece a la
cuenca del Maure que desemboca en el río Desaguadero en Bolivia. Forma parte de un bofedal
transfronterizo entre Perú, Chile y Bolivia. Pertenece a la región José Carlos Mariátegui que comprende
los departamentos de Puno, Tacna y Moquegua. En especial está comprendido en el altiplano de la
subregión de Tacna, frontera con Chile y Bolivia, comprende la provincia del mismo nombre, distrito de
Palca, en el centro poblado de Ancomarca. En este poblado y alrededores, habitan indígenas aymaras que
dependen exclusivamente del bofedal para sus actividades de económicas y de supervivencia cultural. .
En el lado peruano, el bofedal alcanza una longitud de 27,7 Km e inicia a 4.500 msnm. Al bofedal
Jachajawira, pertenecen también Chontacollo, la quebrada Ancuyo y Vilapuraca, pues forman una sola
unidad. Está rodeado por los nevados Paucarani, Condorpico, Tacora, Pasa los Vientos, Cerro Colorado,
el Barroso y el Pacocahua. Imágenes del área de estudio pueden ser observadas al final de este informe,
en el Anexo C.

Jachajawira, se encuentra en la provincia geomorfológica sobre los 4.000 msnm, denominada


altiplano tripartito peruano-chileno-boliviano, de bajo relieve, ondulado, interrumpido en ciertos sectores
por volcanes; a pesar de los procesos erosivos aún conserva su forma típica. Entre sus características
geológicas de carácter lito estratigráficos, el altiplano presenta rocas del grupo Tacaza (no aflorante) con
formaciones del terciario superior, denominado Formación Maure. Esta formación aflora en los límites con
Chile y Bolivia, en la cuenca del Uchusuma. Está constituida por sedimentos lacustres: areniscas, limolitas,
calizas, conglomerados, tufos y piroclastos. El área ha sido afectada principalmente por un importante
fallamiento denominado Sistemas de Fallas Inca puquio, cuya falla principal se extiende por 140 km desde
el extremo norte de Chile, originando el emplazamiento de cuerpos intrusivos, originando que la región sea
considerada zona minera.

5
Así, en el área se presenta el macroambiente de la cadena volcánica El Barroso, afectado por
procesos glaciales y pleistocénicos, con abundante concentraciones de oro, plomo y cobre. En este
macroambiente, el bofedal se forma en los conos de deyección solifluxión, que forman su base hidrofísica.
La morfología actual presenta procesos geodinámicos internos y externos que aún continúan pero con una
intensidad intermedia, en primer lugar están los procesos tectónico - vulcanológicos, su presencia se
constata por el afloramiento de aguas termales asociados a aparatos volcánicos en actual estabilidad
relativa.

En el altiplano donde se encuentra el bofedal Jachajawira, existe presencia de procesos físicos


que originan erosión, entre los principales está la erosión eólica que se ve encubierta por la nieve y la
escorrentía. Otros procesos son los fluviales e interfluviales. Los bofedales están sobre material
fluvioglacial, cubiertos por materia orgánica putrefacta en los 100 cm de profundidad. Los suelos
principalmente son característicos de zonas frías húmedas a muy húmedas constituidos por Entisoles y
suelos orgánicos, entre los Entisoles tenemos los cryaquents y cryopsamments. Los primeros
caracterizados por ser hidromórficos sin desarrollo genético, originados por sedimentos lacustres
fluvioglaciales, son superficiales de color negro a pardo grisáceo con drenaje natural pobre y
características químicas bajas considerados suelos pobres de baja fertilidad. Y los cryopsamments, de
textura gruesa, sin desarrollo genético originados a partir de depósitos fluvioglaciales y columnas aluviales
como areniscas, granodioritas y tufos volcánicos, son suelos profundos de color pardo amarillento con
drenaje excesivo, estos dos están asociados comúnmente con los suelos orgánicos de los bofedales. Los
suelos orgánicos están constituidos por residuos orgánicos en diferentes estados de descomposición de
la vegetación típica del bofedal con una pendiente entre 0 – 4%, profundos, de color pardo oscuro a verde
oscuro con napa freática superficial. Todos estos tipos de suelos debido a las condiciones climáticas
dominantes (frígido y árido a semiárido), son considerados frágiles, pues la modificación de cualquier
componente ecológico del ambiente, alterará en gran medida sus propiedades físicas y químicas.

El agua que da origen al bofedal Jachajawira proviene principalmente de las precipitaciones,


deshielos y por la gran cuenca de agua subterránea que aflora a través de manantiales por capas
permeables, planos de estratificación y fracturamientos de rocas competentes. Este acuífero alcanza los
72 km2. Así, el agua fluye en forma continua durante todo el año con un caudal promedio de 0,583m3/seg
en las partes bajas del bofedal, frontera con Chile. En general, sus aguas se ven afectadas por los
procesos volcánicos y metales presentes en la cordillera del Barroso.

En la zona existen dos épocas marcadas por el período de lluvias y de sequía. La época de lluvias
se concentra en los meses de diciembre a marzo, siendo la mayor parte de los meses secos. En los meses
secos de junio, julio y agosto se presentan las más bajas temperaturas. La precipitación en promedio es
de 400 mm/año con una evaporación promedio de 1.506,4 mm, produciendo un marcado déficit de
humedad, que aunado a una temperatura promedio entre 5 ºC, con una sequedad del aire entre 50-65%
(Rauh 1979), origina un ambiente característico de zonas xerofíticas. Cíclicamente cada cuatro años en
promedio, se produce en el Perú con intensidad variada, el Fenómeno del Niño que incrementa las
condiciones secas en el altiplano.

La mayoría de unidades geológicas de origen volcánico generan suelos pobres muy permeables
que percolan rápidamente las aguas provenientes de las lluvias, dando lugar a procesos biológicos que
desarrollan una vegetación de tipo xerofítico y cobertura vegetal rala y baja. Así, el bofedal se ubica en la
región altitudinal subtropical, que comprende las zonas de vida: páramo húmedo subalpino (ph-SaS), y
páramo húmedo subalpino templado cálido (ph-SaTc), con una fluctuación pluviométrica entre 300 – 400
mm y biotemperatura anual entre 3° a 6,5°C. Se ubica entre los 4.200 y 4.600 msnm, con especies

6
vegetales típicas de la familia Juncaceae y en los alrededores se forman pajonales de ichu (Festuca sp.)
y matorrales desérticos achaparrados de tolares (Diplostephium sp. y Parastephia sp.). En el Perú,
comprende la provincia biogeográfica denominada Puna Templado Cálida.

Los bofedales son considerados ecosistemas claves, pues alrededor de ellos se configura una
compleja red trófica cuyo centro son los camélidos. El aymara contribuye en el mantenimiento del agua
evitando su desaparición. Además, esta región se caracteriza porque no posee gran diversidad de
hábitats, pero los hábitats existentes son dependientes de las condiciones del medio, es decir, existe cierto
grado de fragilidad a pesar de las condiciones permanentes que originan el ecosistema.

En este bofedal existe una gran cobertura vegetal, que alcanza hasta el 90%, con herbáceas
Juncáceas. Entre las principales tenemos la tiña (Distichia muscoides), la chiliwa (Festuca sp.) y el kuli
(Calamacrostis sp.), especies que a la vez son los principales pastos para el ganado andino. En los
alrededores del páramo y tundra encontramos varias asociaciones de ichu (Festuca rigescens y F.
dichoclada) con tolares (Diplostephium sp. y Parastephia sp). El ichu constituye los pajonales de 40 cm
de altura y la tola es un arbusto de 1,2 m de altura muy ramificado y lignificado. Ambas especies son
altamente usadas por los pobladores, el ichu para el techado de sus casas y la tola como leña.

En las pendientes alrededor del bofedal sobre los 4.200 msnm crecen la yareta (Azorella yarita) y
el q’euñal (Polylepis sp). La yareta desarrolla en el suelo en forma de acolchados sin tallos expuestos
donde los brotes se presentan tan apretadamente que la superficie es dura, es usada como combustible y
actualmente se encuentra amenazada al igual que el q’euñal. Este último es el único recurso forestal con
que cuenta la zona, es un árbol de hasta 4m de altura, robusto tortuoso y achaparrado con abundante
ritidoma a veces asociado a la tola formando bosquecillos, actualmente en relictos sobre las pendientes
de los nevados Condorpico y Paucarani.

5. PROTOCOLO METODOLÓGICO

a) Reunión preliminar y selección de informantes clave y asistentes de campo. Inicialmente se


hicieron varias reuniones con los pobladores de la zona con el fin de exponer el trabajo y aceptar
sugerencias y críticas sobre el método y los objetivos iniciales del proyecto. Una vez se tuvo
aceptación y mayor conocimiento en campo sobre la zona y los pobladores, se seleccionaron
familias de apoyo con informantes claves y luego, se seleccionaron asistentes de acuerdo a su
ubicación dentro del bofedal y su experiencia en campo (Ander-Egg 1991).

b) Valoración económica del bofedal. Se estimó la valoración económica parcial del bofedal sobre
la base de uso directo, sensu Barbier et al. (1997) y James (1991). También, se hizo una
aproximación a un análisis de los valores agregados netos de los costos y beneficios de la
perforación de pozos y el bofedal Jachajawira siguiendo los lineamientos de Barbier et al. (1997).
Mediante entrevistas a las familias y personal de las instituciones participantes (PET, EMAPA,
CAPAJ, etc.) se hizo una aproximación de valoración del proyecto de construcción de pozos,
según el valor actual neto del proyecto y el valor actual neto de los bofedales en el lugar. Se
valoraron los siguientes rubros:

Ganadería. Sobre la base de precios del mercado de la carne, especies vivas, subproductos y
tomando en cuenta la producción anual de ganado y su productividad por unidad de área del
bofedal.

7
Agua. Costo actual de la implementación y mantenimiento de pozos en la cabecera del humedal
para el caso de Tacna y costo del agua extraída y consumida por los seres humanos y ganado
andino.

Usos de la flora y fauna como alimento y medicina. Costo de alimentos y medicinas en las ferias
cercanas.

c) Valoración cultural del bofedal. Sobre la base de consultas bibliográficas, entrevistas con
historiadores, antropólogos y entrevistas directas a personas jóvenes y mayores de edad en las
comunidades, se obtuvo una apreciación general sobre los antiguos usos del humedal, los
cambios que ha habido en este humedal, sus amenazas y lo que representa el bofedal Jachajawira
para las culturas Aymara y Quechua.

d) Uso del bofedal por la fauna silvestre. Se hicieron transectos de 1000 m a lo largo del bofedal,
y cada 1000 m se hizo una estación de conteo para aves (Ralph et al.1994) y se aprovechó también
para valorar el uso del humedal por mamíferos. Para la identificación de aves se utilizaron
binóculos 7x35, fotos y la Guía de Aves Altoandinas de Fjeldsa y Krabbe (1990). Las evaluaciones
fueron efectuadas a tempranas horas de la mañana, cada 60 días por 2 días consecutivos.

e) Estudio de la vegetación del bofedal. En cada humedal, se hicieron dos transectos de 500 m
cada uno para determinar la frecuencia de las diferentes especies de plantas que forman parte del
bofedal, así como caracterizar su fisonomía. El método empleado fue el de especies por cada
metro o punto de muestreo, a lo largo de los transectos (Matteuci y Colma 1982). Sólo se hizo la
evaluación para la época lluviosa.

f) Actividades de educación ambiental. La selección de los aymaras a capacitar se hizo


empíricamente de acuerdo a su involucramiento y rol con el proyecto, donde se capacita in situ
por medio del aprendizaje sobre la marcha, de acuerdo con las actividades de campo del proyecto.

6. RESULTADOS

6.1 Valoración económica del bofedal Jachajawira

La valoración económica parcial del bofedal Jachajawira y la aproximación a una valoración


económica total del bofedal Jachajawira serán discutidas en este apartado. Los datos y cálculos pueden
ser observados en los anexos A y B.

Se obtuvo la valoración económica parcial del bofedal Jachajawira, comparando el valor agregado
neto obtenido por el proyecto estatal de uso de aguas andinas con el valor agregado neto de la actividad
económica de los aymaras si usasen la misma cantidad de agua utilizada por el gobierno (cabe mencionar
que el agua usada por el gobierno seca las áreas húmedas y genera pérdidas económicas a pobladores
aymaras). Desde 1980 a 1990, el gobierno inició la perforación de 13 pozos para la extracción y desvío
de aguas andinas, afectando un área húmeda de 1.196 hectáreas en total en Perú, Chile y Bolivia. El
valor agregado neto alcanzado (beneficios menos costos por la tasa de descuento en cada año) por el
gobierno en tal proyecto a la fecha fue de $ 6.094.376, con una relación beneficios/costos de 1,37, en
cambio los aymaras alcanzaron un valor agregado neto de $ 1.292.091, con una relación beneficios/costos
de 2,22, lo que indica que los aymaras con su tecnología invierten y ganan menos, pero son más eficientes
que el gobierno en el manejo de la misma cantidad de agua. Estas cifras debido a la escasez de estudios

8
y presupuesto, no incluyen los grandes costos por los riesgos de extinción de especies, pérdida cultural y
de funciones ecológicas claves que incrementarían los costos para el gobierno volviendo antieconómico
el proyecto de perforación de pozos y desvío de aguas andinas. Estos costos no valorados, por el
contrario, favorecen al indígena, al formar parte de sus beneficios.

Para obtener una aproximación a una valoración total del bofedal, fueron descritas sus
características. Se determinaron los principales valores para alcanzar una valoración total del bofedal
Jachajawira. Los valores de funciones ecológicas indirectos y de no uso no pudieron calcularse por
escasez de investigaciones al respecto.

Cuadro 1: Uso de las características del bofedal Jachajawira (adaptado de Barbier et al. 1997).

VALORES DE USO VALORES DE NO USO

Valor de opción/
Valor de uso directo Valor de uso indirecto Valor de existencia
cuasi-opción

-Recreación -Leña. -Posibles usos futuros -Biodiversidad.


-Ganadería -Control de inundaciones (directos e indirectos). -Patrimonio cultural.
-Explotación de la -Protección contra erosión -Valor de la información -Patrimonio histórico.
fauna y flora silvestres -Recarga de acuíferos en el futuro. -Valor de legado.
(Peces, huevos, aves, -Apoyo a otros
pastos, algas, plantas ecosistemas
medicinales, etc.) -Estabilización del
microclima
-Retención de nutrientes

6.2 Valoración cultural del bofedal Jachajawira

En este estudio se obtuvo una interpretación de la percepción de los aymaras, desde un punto de vista
cultural, sobre los distintos roles que juega el bofedal Jachajawira en la vida de los pobladores indígenas
actuales. En el Perú, los bofedales se desarrollan en la sierra sur sobre los 3.600 msnm de altura, en las
provincias biogeográficas de los Andes Meridionales Subtropicales, Andes Meridionales Templado Cálido
y Puna Templado Cálido, a ésta última pertenece el bofedal Jachajawira. En ninguna de estas provincias
biogeográficas los bofedales están protegidos (CDC-UNALM 1991, SINANPE 1994), de allí que este
bofedal sea un buen ejemplo de ecosistemas similares para la región de acuerdo a sus funciones
hidrológicas, ecológicas y culturales. Esta zona es considerada puna desértica con matorrales
achaparrados, de allí que sus bofedales sean ecosistemas claves. Vale recordar que en esta zona los
bofedales mantienen un caudal permanente de agua a lo largo del año, son importantes para el
abastecimiento y desarrollo de los pobladores aymaras y las especies de fauna silvestre amenazada (suri,
vicuña, suches) que usan el bofedal como fuente de agua en tiempo de sequía (ONERN 1992 a, b;
Sarmiento 1992).

El bofedal Uchusuma-Jachajawira se encuentra dentro del territorio comunal de las comunidades


campesinas Alto Perú y Ancomarca, inscritas en los registros públicos de Tacna y en el registro de
comunidades campesinas de la subregión del Ministerio de Agricultura. En la región alto andina de Tacna

9
habitan alrededor de 1.426 habitantes en una extensión de 1.498 Km2, dando una relación de 1,3
habitantes/Km2 con 4,9 habitantes/vivienda en promedio. El 56,6% del total utilizan el agua del río para sus
quehaceres domésticos, y el 40,8% usa agua proveniente de manantiales, quebradas o acequias. Lo
anterior porque el bofedal es transfronterizo entre Perú, Chile y Bolivia, condición que además justificaría
su protección tanto, para las poblaciones humanas, como para las silvestres.

Por razones políticas es que el bofedal Uchusuma-Jachajawira fue dividido y por ende las
poblaciones humanas fueron también separadas; sin embargo, ecológica y culturalmente conforman una
sola unidad que debería protegerse para el desarrollo del pueblo aymara, los bofedales y la fauna que
sustenta (ONERN 1992a). Nótese que este bofedal es utilizado por indígenas aymaras a lo largo de los
tres países y principalmente aprovechan su vegetación como alimento para las llamas y alpacas que
constituyen al ganado andino, su principal sustento. Adicionalmente, el bofedal Jachajawira se encuentra
dentro del Gran Territorio Aymara prehispánico, donde viven grupos familiares denominados estancias
ganaderas. Cada estancia o «ayllu» agrupa una o más familias unidas por lazos consanguíneos. Su
alimentación se basa en carnes rojas producidas en la zona, con pocos vegetales, quienes viven en casas
de adobe y paja de ichu, con ambientes cocina-dormitorios (ONERN 1992a).

A lo largo de milenios, el pueblo Aymara se ha relacionado con los bofedales y sus recursos por
medio de símbolos y tradiciones que pertenecen a su cultura. El principal uso de los bofedales es para el
pastoreo de llamas y alpacas, cuyo cuidado origina una atención especial al bofedal, rotando áreas y
mejorándolas. Por otro lado, el bofedal representa a la Pachamama (madre Tierra) y, por cada estancia,
se hacen ceremonias privadas en agradecimiento a la tierra y al bofedal por sus recursos. Esta ceremonia
se realiza cada febrero; otras ceremonias se celebran para la salud de las personas y en el marcaje de los
animales (Arce et al.1996). Las estancias alpaqueras de los pobladores se ubicaron en las márgenes del
bofedal; cada estancia representó un grupo familiar compuesto por 3 a 10 casas construidas con material
de la zona. Observé que todavía su alimentación se basó en las carnes rojas producidas en la zona, con
poca ingesta de vitaminas vegetales y viviendas usualmente hechas de ladrillos de lodo y paja de ichu,
aún con ambientes cocina-dormitorios. En sus alrededores se localizaron las «chullpas» o antiguos
cementerios indígenas, dejados por los antepasados de los aymaras, y talleres líticos de pobladores
nómadas, cazadores recolectores, todo lo cual nos da una idea de la gran importancia de los bofedales,
tanto hoy como en el pasado.

El bofedal Jachajawira es manejado y usado por indígenas descendientes del Aymara


prehispánico, cuyas actividades económicas dependen exclusivamente de los recursos del bofedal. Entre
los recursos usados por los aymaras actuales registré productos de la fauna (huevos y carne de aves:
Anas spp., Chloephaga sp., Fulica sp. y peces como el suchi, Trichomycterus rivulatus- y Orestias sp.),
algas (Nostoc sp.), el agua y la vegetación como alimento para el ganado camélido (llamas, alpacas -Lama
spp.- y ovinos). El bofedal también es fuente de agua y alimento para especies silvestres hoy amenazadas
de extinción, como el ñandú enano (Pterocnenmia pennata) y la vicuña (Vicugna vicugna). Entre la fauna
que vive en los bofedales, fueron de importancia cultural las siguientes aves: el leke leke (Vanellus
resplendens) y el Tinamidae kiula (Tinamotis pentlandi). Además, Jachajawira contribuye a regular el
microclima de las zonas adyacentes y del altiplano en general, pues el agua fluye en forma continua y
permanente. Así, el bofedal Uchusuma-Jachajawira, no sólo es la principal fuente de agua para las
poblaciones humanas y animales, sean estas últimas domésticas o silvestres, que habitan en este socio-
ecosistema, sino que ayuda a mitigar las inundaciones en caso de crecidas o inundaciones y, al retener
los sedimentos producto de las precipitaciones, mitiga el impacto de la erosión eólica, fluvial y por
escorrentía.

10
6.3 Educación ambiental en el bofedal Jachajawira

Se capacitó, a lo largo de todo el trabajo en campo, a un asistente aymara de esta investigación y


organizaciones comunitarias interesadas en proteger al humedal. En vista que el área de estudio no
contaba con investigaciones al respecto, la principal herramienta para conservar la vida silvestre en el área
fue dada a través de este estudio con sus resultados preliminares, compartidos con los líderes y lugareños
entrevistados, con la esperanza de que, en un futuro próximo, en la comunidad se logre iniciar nuevas
investigaciones y talleres de capacitación en beneficio de la vida silvestre y personas del lugar. Asimismo,
fueron beneficiados en materia de importancia y rol ecológico de los humedales y, en especial, sobre la
conservación de los humedales altoandinos, como los bofedales, las personas mayores, jóvenes y líderes
comunitarios que cooperaron con esta investigación.

6.4 Usos de la vida silvestre del bofedal Jachajawira

Flora y su relación con la fauna. En este estudio se determinaron las especies silvestres, principalmente
aves y mamíferos, que hicieron uso del bofedal Jachajawira y fueron de interés económico para los
pobladores. No obstante, por la dependencia que tienen de la flora, lo primero es señalar que en este
bofedal existe una gran cobertura vegetal, que alcanza prácticamente hasta el 90%, con herbáceas
Juncaceae. Entre las principales tenemos la tiña (Distichia muscoides), la chiliwa (Festuca sp.) y el Kuli
(Calamagrostis sp.), especies que a la vez son los principales pastos para el ganado andino. También
encontramos las especies acuáticas, como Nostoc, Elodea y Myriophyllum, algas importantes para la fauna
ictícola. En los alrededores del páramo y tundra encontramos varias asociaciones de la paja ichu Festuca
rigescens y F. dichoclada, con tolares de los géneros Diplostephium sp. y Parastephia sp. El ichu
constituye pajonales de 40 cm de altura y la tola es un arbusto de 1,2 m de altura, muy ramificado y
lignificado. Ambas especies son altamente usadas por los pobladores, el ichu para el techado de sus
casas y la tola como leña. En las pendientes alrededor del bofedal sobre los 4.200 msnm crecen la yareta
Azorella yarita y el q’euñal Polylepis sp. La yareta se desarrolla en el suelo en formaciones de
acolchados, sin tallos expuestos, donde los brotes se presentan tan apretadamente que se genera una
dura superficie que es usada como combustible y actualmente, al igual que el q’euñal, es una planta que
se encuentra amenazada de extinción. El q’euñal es el único recurso forestal con que cuenta la zona; es
un árbol que alcanza los 4 m de altura, de conformación robusta, tortuosa y achaparrada, posee abundante
ritidoma y a veces, se le ve asociado a la tola formando bosques pequeños, actualmente distribuidos en
relictos, sobre las pendientes de los nevados Condorpico y Paucarani.

Dadas tales condiciones de vegetación, entre la fauna silvestre en general, que era de esperar
usara este bofedal, se tenía registros documentarios de mamíferos como vicuñas (Vicugna vicugna), zorros
(canidae: Dusicyon sp.) y gatos monteses (Oreailurus jacobita); peces (Orestias sp. y Trichomycterus sp.)
y aves acuáticas como guallatas (Chloephaga melanoptera), la gaviota andina (Larus serranus), el huaco
(Nycticorax nycticorax), el yanavico (Plegadis ridgwayi), el leke leke (Vanellus resplendens), la choca
(Fulica spp.) y varios patos (Anas specularioides, A. versicolor y A. puna), las dos últimas especies de
importancia económica.

Aves. Las principales especies de aves registradas la constituyeron los patos (Anas specularioides, A.
flavirostris y A. puna), las guallatas (Chloephaga melanoptera) y las chocas (Fulica spp.); que si bien no
se presentaron en grandes números, su importancia radicó en que eran usadas por los pobladores por sus
huevos y su carne. También se presentó la gaviota andina (Larus serranus), el huaco (Nycticorax
nycticorax), el yanavico (Plegadis ridgwayi) y el leke-leke (Vanellus resplendens), éste último de valor
cultural. En los márgenes rocosos se observó habitaba el halcón rojo (Buteo polyosoma) y el Tinamidae

11
kiula (Tinamotis pentlandi), también de importancia cultural. Entre las especies de aves migratorias,
estuvieron Calidris spp. y Tringa spp. Estas aves acuáticas no residentes, al parecer usaron el bofedal
como puente de paso hacia lagunas alto andinas y como lugar de descanso. En los alrededores del bofedal
fue posible encontrar al suri o ñandú enano (Pterocnemia pennata), ave corredora de 1,5 m de altura que
visitó el bofedal estacionalmente, además de palomas y perdices. Las poblaciones de especies
amenazadas se encontraron altamente diezmadas, por ejemplo los censos de suri señalaron 200
individuos para una superficie de 388 hectáreas en la cuenca alta y no se hallaron registros censales para
las otras especies.

Peces. Los peces nativos, estuvieron representados por los géneros Trichomycterus y Orestias, ambos
sin ningún estudio en la zona. Se les considera importantes porque son especies endémicas del altiplano,
que sólo están protegidas en el Lago Titicaca y porque en tiempo de sequía proveen suficiente proteína al
poblador andino.

Mamíferos. Entre los mamíferos, silvestres y domésticos, más comunes estuvieron los camélidos como
llamas (Lama glama) y alpacas (Lama pacos); además de ovejas, cuyes y vizcachas (Lagidium
peruvianum), esta última presente en los flancos rocosos del bofedal. El cuy silvestre (Cavia sp.) es
considerado no sólo fuente de proteína, sino de importancia cultural y medicinal. Otras especies usaron
el bofedal tan sólo estacionalmente, como la vicuña (Vicugna vicugna). Los zorros (Dusycion culpaeus) y
el mono titi (Oreailurus jacobita), son perseguidos por causar daños al ganado el primero y por su piel para
ritos religiosos el segundo, este último en peligro de extinción. Los entrevistados indicaron que el puma
(Felis concolor) y la taruca o venado (Hippocamelus antisensis), habitaron los nevados adyacentes.

7. DISCUSION

Entre las principales amenazas que afectan actualmente la integridad del bofedal Jachajawira como
un ecosistema sano, están el desvío de aguas del río Uchusuma por el Proyecto Vilavilani I y II, a cargo
del Proyecto Especial Tacna. Esto ha ocasionado que el 20% del bofedal esté sufriendo de sequedad y
salinización, afectando no sólo la fauna y la flora silvestre que usa el bofedal sino también a la ganadería
y por consiguiente, a los pobladores indígenas, ocasionando pérdida de identidad, migración,
desarticulación social y territorial, degradación de actividades artesanales conexas, estancamiento de
tecnologías, usos, costumbres y pobreza en las poblaciones. Cabe señalar que actualmente los
asentamientos humanos en la zona, carecen de agua potable, energía eléctrica y letrinas domiciliarias.
Asimismo, la frecuencia del transporte público hacia Tacna –la ciudad principal en la zona- se consigue
tan sólo una vez por semana.

Por otra parte, vale notar que dentro del Proyecto de Trasvase de Aguas Vilavilani I y II -el proyecto
desde donde se han hecho una serie de perforaciones de pozos para la extracción del agua subterránea-
se contemplaron medidas de mitigación de daños y para la conservación del medio. Sin embargo, a la
fecha de esta investigación, tales medidas no se habían implementado aún, según lo estipulado y
recomendado en el Estudio de Impacto Ambiental. A continuación, menciono las medidas propuestas por
los especialistas del proyecto, científicos y pobladores (Huanca 1996, Estenssoro 1991, ONERN 1992b,
pobladores aymara)
 Regular la capacidad de carga del bofedal para el caso del ganado andino.
 Hacer resiembras en los bofedales secos y erosionados.
 Mantener y regular la cantidad de agua vertida al bofedal en ciertos sectores, por parte del
Proyecto Especial Tacna, para así evitar la completa degradación del ecosistema y no perjudicar
a los pobladores allí asentados.

12
 Llegar a un acuerdo entre los pobladores, las personas involucradas y las correspondientes
Instituciones del estado para regular el aprovechamiento de huevos y carne de especies silvestres,
en especial de patos, guallatas, ñandúes, zorros y titis.
 Controlar las granjas piscícolas artesanales con especies exóticas instaladas dentro del área del
bofedal.

Por su parte, las afrentas más palpables para la conservación de la diversidad natural de la zona,
se han dado por la introducción de especies foráneas en el bofedal, como el trébol blanco y las truchas
(peces salmónidos). Por otro lado, el gobierno -al promover canalizaciones de aguas y construcciones de
represas sin implementar adecuadamente las medidas compensatorias y mitigadoras sugeridas por los
estudios de impacto ambiental, contribuye a la pérdida de salud en estos ecosistemas. Lo anterior, aunado
a las costumbres de caza de los pobladores aymaras para alimentarse, así como para el desarrollo de
ciertos ritos religiosos y controlar lo que es percibido por ellos como “animales plaga”, afecta aún más la
fauna de este bofedal. Otra perturbación antropogénica -no cuantificada- es el permanente pastoreo del
bofedal a través de los siglos por los ganados conducidos por los pobladores Aymara, lo cual pudo haber
modificado la frecuencia de la vegetación en el bofedal. En la actualidad, pueden estar afectando este
ecosistema la introducción de ovinos -que por su comportamiento y conformación de tarsos y pezuñas,
favorecen la erosión y contaminación fecal. Por su parte, el ganado camélido, a diferencia de los ovinos,
defeca en lugares específicos conocidos como estercoleros, fáciles de manejar y reutilizar.

Las poblaciones de peces pueden estarse viendo diezmadas por la contaminación producto de las
aguas termales traídas por el Proyecto Vilavilani II, que desvía las aguas; y también por la sobrepesca y
la presencia de especies introducidas, como la trucha. En el caso de la trucha, hace falta atención y
recursos destinados a manejar la especie de forma confinada, en estanques apropiados y controlados,
ello, para evitar fugas de alevinos y peces adultos al río principal. Téngase en cuenta que debido a la
ejecución de los Proyectos Vilavilani I y II, se han producido alrededor de 100 km de canales para el
transporte del agua hacia la parte baja de Tacna. Tal construcción ha generado remoción de materiales,
ruidos, voladuras de rocas, aglomeración de deshechos, sequedad de fuentes de agua y desecación en
varios sectores del bofedal; además, ha fragmentado hábitats y promovido espacios aptos para la cacería
furtiva, todo lo cual se prevé incrementará el proceso de extinciones locales de flora y fauna nativa, con
efectos adversos sobre todo para las especies más vulnerables. Aún más, los asentamientos militares y
de resguardo policial, atentan también contra la fauna silvestre con sus prácticas de tiro y para el consumo
de carne silvestre, afectando principalmente a las poblaciones de patos y suris. En la zona hay mucha
cacería furtiva. Los mismos pobladores aymaras, al incrementarse su grado de pobreza, podría
incrementar el consumo de huevos de patos y ñandúes, no permitiendo la reproducción de tales especies;
y la extracción de peces nativos sin importar el tamaño de sus capturas, con redes, en la época seca,
podría hacer disminuir aún más el tamaño de las poblaciones silvestres.

Finalmente, se presume existe una probable contaminación por relaves mineros, porque si bien
este aspecto no fue comprobado, al no contemplarse las medidas de mitigación propuestas en los Estudios
de Impacto Ambiental, es lógico suceda. Además, por sus características geológicas la zona adyacente
posee yacimientos mineros metálicos y no metálicos, en especial considérese los impactos debido a que
se piensa dar inicio a corto plazo la extracción de diatomita en la zona fronteriza de los tres países.

Es por ello que este estudio promovió, a inicios de 1999, la adopción de ciertas medidas de
conservación y se generó una ficha Ramsar para conservar el bofedal Uchusuma-Jachajawira, para que
se le categorizara legalmente como humedal de importancia internacional, ello apoyado por sus
características ecológicas y por ser transfronterizo. Si bien la elaboración de esta ficha técnica es apenas
el primer paso, se espera que las organizaciones de conservación con mayor interés en la zona, le den

13
seguimiento para quizá lograr que –eventualmente- este sitio sea efectivamente declarado como Humedal
de Importancia Mundial.

A inicios de este estudio (fines de 1998) se halló que el área del bofedal Uchusuma-Jachajawira
no pertenecía a ningún área protegida ni se encontraba bajo el amparo de un régimen de protección, por
lo que no contaba con una reglamentación específica para su cuido y resguardo. Si bien la zona estaba
sometida a las leyes de protección general de biodiversidad y de fauna, como el resto de áreas similares
en el país, sí le amparaba –al menos en el papel- una ley de veda permanente para el consumo y uso de
especies en peligro de extinción (CDC-UNALM 1991, ONERN 1992b). No obstante, pese las limitantes
de orden legal y administrativo, hay unas cuantas acciones de conservación que en la práctica ya se están
realizando y que, de alguna forma, pueden contribuir con la conservación de este importante lugar o, al
menos, pueden disminuir la velocidad a la cual ocurre su deterioro.

La principal medida de conservación en la práctica, la realizan directamente los pobladores


indígenas aymaras. La preocupación principal del poblador es la de mantener vivos los bofedales y, por
consiguiente, húmedos y en buen estado; para ello construyen pequeños canales de irrigación y rotan
áreas de pastoreo dentro del bofedal, conservando zonas para el tiempo de sequía y de escasez de pastos.
Si bien es cierto, algunos especialistas mencionan que los bofedales sufren en ciertas ocasiones de
sobrepastoreo, otros mencionan la gran capacidad de los pastos para soportar el sobrepastoreo (ONERN
1992a). Finalmente, una pequeña contribución efectuada a través de este proyecto, fue por medio del
registro de datos de importancia para la elaboración de documentos técnicos que apoyan la conservación,
tal como la ficha técnica RAMSAR efectuada para valorar a este bofedal como uno de importancia
internacional, además de la capacitación a pobladores y profesionales e inicio de un estudio integral de los
humedales andinos en la zona fronteriza de Perú, Chile, Bolivia y Argentina, de los cuales este estudio es
un ejemplo pionero en la rama.

8. CONCLUSIONES

Este trabajo documenta la importancia de los ecosistemas para la cultura y los medios de vida de
las personas, y sobre todo el vínculo interdependiente que se forma entre los seres humanos y la
naturaleza a través de cientos de años, sobre todo en lugares con climas extremos.

Los ambientes de altas montañas son inhóspitos con fluctuaciones de temperaturas dramáticas
entre el día y la noche, presencia de nieve, granizo, lluvias y sobre todo con bajos niveles de oxígeno. Sólo
personas y animales perfectamente adaptados pueden vivir en estos ambientes. Los aymaras son uno de
los grupos que por cientos de años viven aquí en estos ambientes, pero gracias a los recursos que brindan
los ecosistemas y sobre todo de los bofedales. Indudablemente este vínculo no puede sobrevivir ni
desarrollarse sin el agua que ya no es un recurso en este caso, sino el fundamento de la vida y la cultura
en estos parajes. Los bofedales sustentan la vida-cultura en forma de aves, peces, algas, microclima,
pastos, plantas, seres humanos y animales silvestres y domésticos.

Es inconcebible entonces que en el sector de Ancomarca, el bofedal Jachajawira se esté


diezmando al quitarle el agua para llevarla a zonas mineras, urbanas y agrícolas de la ciudad de Tacna.
El Proyecto Especial de Tacna tenía como objetivo hacer un uso adecuado del recurso hídrico, en una
región donde escasea el agua, la idea principal de este proyecto era traer agua de las zonas alto andinas
hacia las partes bajas, para ello hizo canales, pozos y embalses, si bien hubo estudios de impacto
ambiental para mitigar sus efectos en los humedales de altura, estos fueron mal implementados y a la vista
de las autoridades encargadas de velar por la normativa ambiental se gestó la destrucción paulatina de un

14
pueblo y su humedal y viceversa. Si bien estos proyectos se amparan en las proyecciones de los beneficios
económicos, nos damos cuenta que en sus cálculos no contemplaron los costos de la afectación de toda
una cultura, del clima ni mucho de la biodiversidad en la zona altiplánica.

Así este estudio documenta la importancia de estos ecosistemas y su valor inconmensurable para
la vida en ambientes extremos.

AGRADECIMIENTOS

Además del financiamiento obtenido del USFWS (United States Fish and Wildlife Service) y de los
apoyos obtenidos por parte de la Universidad Nacional y de la ONG MERALVIS (Mejorando al desarrollo
rural a través de la conservación de la vida silvestre y el ), ambas en Heredia, Costa Rica, vale mencionar
que una contribución principal para la realización de este estudio, fue obtenida a través de las comunidades
aymaras dentro del área de estudio, es decir, las comunidades aymaras de Alto Perú y Ancomarca quienes
colaboraron con alimentación, alojamiento y transporte. Asimismo, el Proyecto Especial Tacna, fue de
gran utilidad a través de su centro de documentación y estudios de impacto ambiental. La ONG Comisión
Jurídica para el Autodesarrollo de los pueblos originarios (CAPAJ) inició los primeros esfuerzos para
realizar una investigación de este tipo en la zona andina de Tacna, su apoyo logístico me permitió conocer
pobladores y líderes locales y tener acceso a mapas y fotos aéreas. Cabe señalar que CAPAJ, representa
a los pobladores aymaras en la Organización de las Naciones Unidas. Asimismo, fui invitado por la ONG
Instituto de Biología y Ecología Aplicada de Lima, Perú, a ser parte del equipo de investigadores asociados,
y en su representación pude asistir al evento internacional «Humedales, ONG’s y pueblos indígenas»,
llevado a cabo en San José, Costa Rica, del 7 al 9 de Mayo de 1999.

REFERENCIAS CITADAS

ALPACA PERÚ- EPS. 1981. La alpaca: Ese camélido desconocido. 1ra edición. Lima, Perú. 237 pp.
ANDER - EGG, R. 1991. Técnicas de Investigación Social. Editorial El Ateneo. D. F., México. 500 pp.
ARZE, RECINE CONSULTORES. 1996. Consultoría ambiental del proyecto de explotación de pozos en
Parque Nacional Lauca. Ira Región. Resumen ejecutivo. Ministerio de Obras Públicas, Dirección
de Riego. Santiago, Chile. 110 pp.
AYALES, I., J. C. CRUZ, P. MADRIGAL, V. SOLIS, y R. SOTO. 1996. Experiencias de manejo de vida
silvestre en Centroamérica: Pequeños proyectos grandes lecciones. Programa Regional en
Manejo de Vida Silvestre. Oficina Regional de Mesoamérica. Unión Mundial para la Naturaleza.
UICN. San José, Costa Rica. 101 pp.
BARBIER, E.; R.CONSTANZA y R. TWILLEY. 1994. Lineamientos para la evaluación de humedales
tropicales. Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, CATIE. Proyecto
Conservación para el Desarrollo Sostenible en América Central. Serie Técnica. Informe Técnico
Nro. 231. Turrialba, Costa Rica. 63 pp.
BARBIER, E., M. ACREMAN y D. KNOWLER. 1997. Valoración económica de los humedales: Guía para
decisores y planificadores. Oficina de la Convención de Ramsar, Gland, Suiza.
CDC – UNALM, CENTRO DE DATOS PARA LA CONSERVACION. 1991. Plan Director del Sistema
Nacional de Unidades de Conservación (SINUC), una aproximación desde la diversidad biológica.
Propuesta del CDC-UNALM. Departamento de Manejo Forestal. Universidad Nacional Agraria La
Molina (UNALM). Lima, Perú. 153 pp.

15
COLCHESTER, M. 1995. Salvando la naturaleza: Pueblos indígenas, áreas protegidas y conservación
de la biodiversidad. Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social
(UNRISD). Ginebra, Suiza. 74 pp.
CHAMBILLA, H. 1996. Aves silvestres de la cuenca alta del río Huereque y micro cuenca de Loriscota.
Resumen de ponencias del II Congreso de Investigación Científica y Tecnológica de Tacna y
Moquegua, 1996. Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann. Tacna, Perú. 112 pp.
DÉSCOLA, P. 1989. La selva culta: Simbolismo y praxis en la ecología de los Achuar. Editorial Abya-
Yala, MLAL. Quito, Ecuador. Colección 500 años Nro. 17. 468 pp.
ESTENSSORO, E. 1991.Los bofedales de la cuenca alta del Valle de la Paz. En: cap7.109-121. Historia
Natural de un Valle en Los Andes: La Paz. Eduardo Forno y Mario Baudoin (editores). La Paz,
Bolivia. 559 pp.
FJELDSA, J y N. KRABBE. 1990. Birds of the high Andes. Zoological Museum. University of Copenhagen.
Copenhague, Dinamarca. 800 pp.
HUANCA, T. 1996. Manual del alpaquero. Serie Manual del Instituto de Investigación Agraria y
Agroindustrial. Nro. 1. Lima, Perú. 185 pp.
INRENA, UNALM, WWF, PRONATURALEZA, WI. 1996. Estrategia nacional para la conservación de
humedales en el Perú. Ministerio de Agricultura, Instituto Nacional de Recursos Naturales,
INRENA, World Wildlife Fund, Pro Naturaleza y Wildlife International. Lima, Perú. 44 pp.
JAMES, R.F. 1991. The evaluation of wetlands: Approaches, methods and issues. PHPA/AWB Sumatra
wetland project report No. 29. Bogor, Indonesia.
JORGENSEN, C. J. 1995. How Native Americans as an Indigenous Culture consciously maintained a
balance between themselves and their natural resources. Pp. 31-33. En John A. Bissonette y Paul
R. Krausman, editores. Integrating people and wildlife for a sustainable future. The Wildlife
Society. Bethesda. Maryland, EEUU. 715 pp.
KANE, H. 1993. Growing fish in fields. World Watch 6(5): 20-27.
MAGURRAN, A. 1988. Ecological diversity and its measurement. Princeton University Press. Princeton,
EEUU. 179 pp.
MATTEUCCI, S y A. COLMA. 1982. Metodología para el estudio de la vegetación. Secretaría General
de la Organización de Estados Americanos, Programa Regional de Desarrollo Científico y
Tecnológico. Washington DC, EEUU. 168 pp.
MIRANDA, F. 1995. Manual de pastos nativos mejorados y establecimiento de forrajes. Serie Manuales
de la Coordinadora Inter-Institucional del Sector Alpaquero, CISA. Arequipa, Perú. Nro. 2, 126 pp.
ODUM, E. 1995. Ecología, peligra la vida. Interamericana- Mc Graw- Hill. D.F., México. 268 pp.
OJASTI, J. 1993. Utilización de la fauna silvestre en América latina. Situación y perspectivas para un
manejo sostenible. Guía de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación, FAO, Conservación, 25. Roma, Italia. 251 pp.
ONERN. 1992a. Evaluación de Impacto ambiental del Proyecto Vilavilani II Etapa. Instituto Nacional de
Desarrollo, INADE y Oficina Nacional de Recursos Naturales, ONERN. Proyecto Especial Tacna,
Ampliación y reforzamiento de los recursos hídricos de Tacna. Vol. 1. Tacna, Perú.
ONERN. 1992b. Evaluación de Impacto ambiental del Proyecto Vilavilani II Etapa. Instituto Nacional de
Desarrollo, INADE y Oficina Nacional de Recursos Naturales, ONERN. Proyecto Especial Tacna,
Ampliación y reforzamiento de los recursos hídricos de Tacna. Vol. 2. Tacna, Perú.
RALPH, C., G. GEUPEL, P. PYLE, T. MARTIN, D. De SANTE y B. MILÁ. 1994. Manual de métodos de
campo para el monitoreo de aves terrestres. General technical report, Albany, Pacific Southwest
Station, Forest Service, U.S. Department of Agriculture. California, EEUU. 50 pp.

16
RAMSAR, 1996. Plan estratégico. Convención sobre los humedales, objetivos y acciones 1997-2002. Vol.
5/12. Brisbane, Australia, 28 pp.
RAUH, W. 1979. Perú - país de los contrastes. Separata del Boletín de Lima, Números. 1 y 2, 24 pp.
RIVERO, V. 1987. Breve descripción de la cordillera de Los Andes y pisos ecológicos. Pp. 11 – 16. En:
Proyecto Herrandina, Fundación Friedrich Ebert y Centro Peruano de Investigación Aplicada, eds.
Mecanización Agrícola del Ande. Lima, Perú. 80 pp.
ROBINSON, J. G. y K. H. REDFORD. 1991. Sustainable harvest of Neotropical forest animals. Pp. 415
– 429. En: J.G. Robinson y K. H. Redford, editores. Neotropical Wildlife Use and Conservation.
The University of Chicago Press. Chicago, EEUU. 520 pp.
SARMIENTO, J. 1992. Ecosistemas acuáticos y recursos hidrológicos. Cap. 10. 293-320. En:
Conservación de la diversidad biológica de Bolivia. María Marconi. (Editora) 1992. La Paz, Bolivia.
443 pp.
SISTEMA NACIONAL DE AREAS NATURALES PROTEGIDAS, SINANPE. 1994. Diagnóstico del Sistema
Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Versión Preliminar. Plan Director del SINANPE. Proyecto
de Cooperación Técnica Perú – Alemán. Lima, Perú.
TAMBIAH, C. H. 1995. Integrated conservation: An alternative approach to sustaining wildlife and local
people in Guyana. Pp. 57-59. En John A. Bissonette y Paul R. Krausman, editores. Integrating
people and wildlife for a sustainable future. The Wildlife Society. Bethesda, Maryland, EEUU. 715
pp.
TABILO, E. 1997. El beneficio de los humedales en América Central. El potencial de los humedales para
el desarrollo. Programa Regional en Manejo de Vida Silvestre para Mesoamérica y el Caribe.
Universidad Nacional, Heredia y el WWF oficina regional para Centroamérica. San José, Costa
Rica. 48 pp.
TAPIA, J. 1996. El agua nuestro principal recurso. En: Resúmenes de ponencia. Fórum Zona alto andina
de Tacna realidad y perspectivas, del 23 al 26 de Abril de 1996. Universidad Nacional Jorge
Basadre. Tacna, Perú. 64 pp.
VENTOCILLA, J. VALERIO, N. HERRRERA, F. HERERA, H y M. CHAPIN. 1995. Los indígenas Kunas y
la conservación. Revista Mesoamérica, 29: 95-124.

17
ANEXO A. VALORACIÓN ECONÓMICA DEL BOFEDAL.
Proyecto Especial Tacna (PET), perforación de 13 pozos durante 19 años (1980 a 1998).

Consideraciones sobre el Proyecto Especial Tacna (PET) y la perforación de pozos. La ciudad de


Tacna se encuentra en una de las zonas más desérticas del país, debido a esto, la demanda de agua es
elevada y la oferta limitada. Ante esto el estado a través del Proyecto especial Tacna, consideró necesario
hacer un uso racional de las fuentes de agua ubicadas en las partes altas, área de los grupos indígenas
aymaras. Mediante la construcción de represas, perforación de pozos y desvío de aguas, es que el PET
pretende incrementar la oferta de agua tan necesaria en las partes bajas. A continuación expongo una
valoración parcial del bofedal Jachajawira, de acuerdo al análisis de valor actual neto de la perforación de
pozos y del bofedal afectado. Cabe señalar que en 1980 se perforaron 2 pozos, de allí se perforaron 7
pozos adicionales hasta 1990, fecha en que se completaron los 13 pozos.

1. Costos de la extracción de agua

- Establecimiento de 13 pozos en el Ayro (1 pozo = $ 220.200)= $ 2.862.600 dólares


- Mantenimiento de 13 pozos y depreciación ($ 12.000 c/pozo/año) = $ 24.000 (primer año), 48.000 (segundo año), 72.000 (tercer
año), 84.000 (cuarto al décimo años), 108.000 (décimo primer al décimo noveno años) = $ 336.000
- Costos de la energía eléctrica de 13 pozos en 19 años: ($ 35.897 c/pozo). $71,794 (primer año), 143.588 (segundo año), 215.382
(tercer año), 2.261.511 (cuarto al décimo años), 4.199.949 (décimo primer al décimo noveno años) = $ 6.892.224
- Costos de mantenimiento de canales = $ 200.000 x 19 años= $ 3.800.000
- Pérdida de ganado 4.186 unidades en 1.196 has en 3 años (3.5 alpacas/hectárea) x $ 200 c/u = $ 837.200/ el año 1985. (15%
de 4.186 equivale a 628 animales anuales que pudieron haberse aprovechado si los 4.186 animales no hubieran muerto).
Entonces 628 x 7 años = 7.536 x $ 200c/u = 1.507.200 + 837.200 = $ 2.344.400
- Pérdida de uso de vida silvestre: Peces: 54 Kg/año x $1/kg. = $54/año. Algas: 180 Kg/año x $ 0,5/kg. = $75/año. Entonces 54
+ 75 = $ 131 x 19 años = $ 2.489
- Pérdida cultural (DESCONOCIDO)
- Pérdida Protección contra inundaciones (DESCONOCIDO)
- Pérdida protección contra erosión (DESCONOCIDO)
- Pérdida regulación microclima (DESCONOCIDO)
- Pérdida recarga acuíferos (DESCONOCIDO)
- Pérdida de biodiversidad: Extinción local de peces (Orestias y Trichomycterus), algas (Nostoc), invertebrados acuáticos
(DESCONOCIDO)
Total de costos monetarios: $ 16.235.355

2. Beneficios de la extracción de agua


PRIMER AÑO: 1.722.667 m3 x 60% eficiencia = 1.033.600 m3
Agua potable: 516.800 m3 x $ 0,3= 155.040 netos
Agua de riego: 516.800 = 25,84 hectáreas de pan llevar con un beneficio neto promedio anual de $ 1.200/ha/año = $ 31.008 netos.

SEGUNDO AÑO 3.445.333 m3 x 60% eficiencia = 2.067.199 m3


Agua potable: 1.033.599 m3 x $ 0,3= 310.079 netos
Agua de riego: 51,67 hectáreas de pan llevar con un beneficio neto promedio anual de $ 62.004

TERCER AÑO 5.168.000 m3 x 60% eficiencia = 3.100.800 m3


Agua potable: 2.584.000 m3 x $ 0,3= 775.200 netos
Agua de riego: 129 hectáreas de pan llevar con un beneficio neto promedio anual de 155.040

CUARTO AL DECIMO AÑO 54.264.000 m3 x 60% eficiencia = 32.558.400 m3


Agua potable: 27.132.000 m3 x $ 0,3= 8.139.600 netos
Agua de riego: 1.085 hectáreas de pan llevar y 77 hectáreas con riego tecnificado con cultivo perenne con un beneficio neto promedio
de 1.302.000 + 470.085 = $ 1.772.085 netos

DECIMO PRIMERO AL DECIMO NOVENO AÑO: 100.776.000 m3 x 60% eficiencia = 60.465.600 m3


Agua potable: 30.232.800 m3 x $ 0,3= 9.069.840 netos
Agua de riego: 1.209 hectáreas de pan llevar y 67 hectáreas con riego tecnificado con cultivo perenne con un beneficio neto promedio
de 1.450.800 + 409.035 = 1.859.835 netos

Beneficios netos totales: VAN (PET) =  22.329.731 – 16.235.355 = $ 6.094.376

18
ANEXO B. VALORACIÓN ECONÓMICA DEL BOFEDAL.
Uso del bofedal de manera tradicional por el pueblo Aymara en 1.196 hectáreas afectadas.

1. Costos de la extracción de agua


- Mano de Obra : $ 1.500/año = 28.500
- Construcción de establos : $ 2.000 x depreciación y reconstrucción en 19 años = 6.000
- Pastos: 4.186 cabezas x 10 kg. c/u = 41.860 Kg x $ 0,2/Kg.= $ 25.116
- Agua: 4.604 m3(ganado) + 5.700 m3 (gente)= 10.304 m3 x $ 0,6 = $ 6.182
- Transporte: $ 30/semana, 27.360 en 19 años

Total de costos monetarios: $ 93.158

2. Beneficios de la extracción de agua


- Ganado: $2.344.400
- Fauna y flora silvestre: $ 131
- Ganado más flora y fauna silvestre: $2.475.400
- Mantenimiento de la cultura
- Protección contra inundaciones
- Protección contra erosión
- Regulación microclima
- Recarga acuíferos
- Mantenimiento de la Biodiversidad

Beneficios netos totales: VAN (aymaras)= 2.475.000 – 93.158 = $ 2.381.842

3. Costos de la extracción del agua para 19 años y 1.196 hectáreas:


- Mano de Obra : $ 1.500/año = 28.500
- Construcción de establos : $ 2.000 x depreciación y reconstrucción en 19 años = 6.000
- Pastos: 7.356 cabezas x 10 kg. c/u = 73.560 Kg x $ 0,2/Kg.= $ 14.712
- Agua: 5.031.5040 m3 (ganado) + 51.300 m3 (gente)= 50.336.340 m3 x $ 0,02 = $ 1.006.726
- Transporte: $ 30/semana = 27.360 en 19 años

Costos totales: $ 1.054.798

4. Beneficios de la extracción del agua para 19 años y 1.196 hectáreas:


- Ganado: $2.344.400
- Fauna y flora silvestre: $ 2.489
- Mantenimiento de la cultura
- Protección contra inundaciones
- Protección contra erosión
- Regulación microclima
- Recarga acuíferos
- Mantenimiento de la Biodiversidad

Beneficios netos totales: VAN (aymaras)= 2.346.889 – 1.054.798 = $ 1.292.091

19
ANEXO C. CONSIDERACIONES SOBRE EL USO TRADICIONAL DEL AGUA POR EL PUEBLO
AYMARA

Consideraciones sobre el uso tradicional del agua por el pueblo aymara para 1196
hectáreas de bofedal, en relación con el uso efectuado por el proyecto PET.

Como puede observarse en el análisis anterior, a pesar de que la perforación de pozos en la zona
denominada Ayro favorece la agricultura y el consumo de agua en las partes bajas de Tacna, tiene un
impacto fuertemente negativo en lo que concierne al entorno ambiental, pues ha ocasionado extinciones
locales de peces endémicos, microorganismos acuáticos, y especies de flora característicos de los
bofedales. Como ya fue mencionado antes en este documento, los bofedales son ecosistemas claves y
están al inicio de la cadena trófica andina, por lo que cualquier fenómeno que le ocasione daños repercutirá
a su vez a través de los distintos organismos, hasta llegar al ser humano.

Asimismo, la destrucción de los bofedales afecta al componente social, pues los pobladores
aymaras se dedican exclusivamente al pastoreo de camélidos, actividad fuertemente ligada a sus
tradiciones y por ende su cultura invalorable. Por otro lado, el manejo ancestral de los aymaras, si bien es
cierto no genera altos ingresos monetarios, su impacto a la biodiversidad es mucho menor, no obstante,
es necesario realizar más estudios sobre el estatus de los peces y el impacto de los ovinos en el
ecosistema.

20
ANEXO D. IMÁGENES SOBRE EL BOFEDAL JACHAJAWIRA
(Imágenes tomadas por Fabricio Carbonell, Tacna, Perú, 1999)

Figura 1. Alpacas y llamas en corral hecho de piedras.

Figura 2. Alpacas y llamas en el bofedal Jachajawira.

21
Figura 3. Represamiento del agua del bofedal para su traslado a sectores mineros y agrícolas de las
partes bajas.

Figura 4. Manejo del agua por los pobladores aymaras en Jachajawira.

22
Figura 5. Lagartija común de la zona desértica cerca al bofedal.

Figura 6. Casas tradicionales aymaras en el altiplano andino.

23
Figura 7. Huevos de aves silvestres que viven en el bofedal usados para alimento humano.

Figura 8. Tormenta de polvo en bofedal seco con arbustos de tola.

24

También podría gustarte