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A pesar de que son los países industrializados los que más contaminan el mundo
con la emisión de dióxido de carbono, el resto del mundo con el estilo de vida que hemos
establecido, es culpable del deterioro ambiental, como señaló el Papa Francisco en la
encíclica “Laudato Si” (Alabado seas). En palabras del Papa “esta hermana (la tierra)
clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los
bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios
y dominadores, autorizados a expoliarla”, señalando que este daño también afecta a los
seres humanos, ya que somos parte de la tierra. Llama a un nuevo diálogo sincero y
honesto entre todos los actores de la sociedad y a encontrar una propuesta de un nuevo
estilo de vida que no solo se preocupe por el crecimiento económico porque “si no va
acompañado por un auténtico progreso social y moral, se vuelve en definitiva contra el
hombre”. Entre los problemas que menciona el pontífice están la contaminación, la
escasez y la calidad del agua, la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, el deterioro
de la calidad de vida humana y la inequidad planetaria.
De realizarse, el canal tendrá una longitud de 278 kms con un área de influencia
directa de 10 kms a cada lado del canal, un ancho de 320-520 mts, y una profundidad de
30 mts, que va desde la desembocadura del Río Brito en el Océano Pacifico hasta la
salida del Río Punta Gorda en el mar caribe. El canal como efecto de unir los dos
océanos, prácticamente partiría Nicaragua en dos, afectando a los pobladores y el
ecosistema de los lugares donde se pretende construir, aunque ya a dos años de la
concesión, los lugares exactos, las dimensiones y los mecanismos de expropiación de las
tierras siguen siendo desconocidos para los ciudadanos.
La ley contempla la realización de 8 proyectos: 2 puertos de aguas profundas, 1
aeropuerto, 2 zonas de libre comercio, 1 oleoducto, 1 canal tradicional para naves y 1
canal seco. La ley permite que se le agreguen otros proyectos que a criterio del
inversionista se consideren necesarios, y estos han sido: 4 complejos turísticos, plantas
de electricidad, 9 campos o ciudadelas para trabajadores, fábricas de cemento, aceros y
explosivos, 1 hidroeléctrica y un lago artificial en la comunidad de Atalanta de 400 km².
El recurso hídrico es el que corre más peligro con la supuesta construcción del
canal, en momentos en que Nicaragua, según el Índice de Desempeño Ambiental
Internacional, es un país con “estrés hídrico”, es decir: el volumen de agua disponible para
la población es inadecuado. Las grandes cantidades de agua necesarias para el canal,
además del peligro inminente de contaminación, arriesgan que en el futuro mediato los
ciudadanos carezcamos de fuentes de agua potable.
Existe riesgo de salinización del manto acuífero en los municipios costeros de Tola
y Bluefields, de donde se alimentan los pozos que utilizan estas comunidades. El Lago
Cocibolca, la mayor reserva de agua dulce en Centroamérica, que hoy abastece de agua
potable a más de 200 mil personas, es la fuente que corre más riesgo. Según las
características del proyecto, habrá que excavar una zanja debajo del agua de más de 100
kilómetros de largo, 500 metros de ancho y 30 metros de profundidad, de donde se
sacarán aproximadamente 5,000 millones de mts³ de sedimentos, además de que sería
necesario dragarse frecuentemente por su sedimentación natural. Según el Doctor en
Ingeniería Ambiental, Pedro Álvarez Alvarado, “para que el canal funcione bien, habría
que mantener, y posiblemente aumentar, el nivel del lago a 33 msnm, que ha estado
disminuyendo debido en parte al cambio climático, lo que tal vez requiera una represa en
el Río San Juan, que es el único drenaje natural del lago, y no se sabe cómo este tapón
afectaría el flujo del San Juan”.
Otros posibles daños que destacan los que han estudiado sus repercusiones son:
el combustible de los barcos que pasen por ahí contaminaría el agua; el cambio en la
sedimentación natural provocaría la muerte de especies que viven en el lago y ríos;
muchos gases y otros elementos de la tierra pueden salir a flote y contaminar el lago.
También podría aumentar la cantidad de nutrientes en el agua por los barcos que pasen,
lo que aumentaría el florecimiento de algas y posiblemente la presencia de algas tóxicas.
La invasión de otras especies traídas por los barcos, afectaría a los peces que ya viven en
su hábitat del lago. Si de manera accidental se diera un derrame de petróleo, las
consecuencias para el lago serían devastadoras. En pocas palabras, el lago se acabaría,
ya que como no es un lago abierto si no que está encerrado, una fuga de 5 mil barriles
que para los barcos no es mucho, significaría la muerte del lago, y su agua ya no podría
beberse ni irrigarse y sería la tumba de todas las especies acuáticas.
Según esta ley onerosa, todos los bienes y cuentas del Estado pueden ser
intervenidos a favor del inversionista. De forma que no sólo se están entregando el
territorio y los recursos naturales, sino que también las reservas de dinero del país. Según
la ley de concesión, los inversionistas tienen derecho sobre el aire, la tierra, los bosques y
todos los recursos en la zona donde se necesite, pueden navegar, extraer, usar, dragar o
lo que les parezca los ríos, lagos, océanos y otros cuerpos de agua.
Nicaragua cuenta con una reserva de Biosfera cuyo tamaño original era tan grande
como El Salvador y que representa el 15.25% del territorio nacional. Bosawas fue
declarada como reserva de biosfera en el año 1997 por la organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Su territorio se extiende
desde la Región Autónoma del Atlántico Norte, el Departamento de Jinotega y de Nueva
Segovia. Tiene un área de 19 mil 864.4 km2 que generan 264 millones de toneladas de
oxígeno al planeta por año. Dicha generación de oxígeno contribuye a regular el clima
global, siendo la mayor reserva forestal de Centroamérica y la tercera a nivel mundial.
Para el científico Jaime Íncer Barquero, detrás de la destrucción hay una red
compleja de intereses políticos, económicos y sociales que no quieren que la situación se
controle. No solo se irrespetan leyes ambientales, sino leyes indígenas a los cuales
legalmente les pertenecen estos terrenos y les son arrebatados mediante escrituras y
documentos de compra y venta falsos. Ni la policía, ni el ejército, ni la fiscalía detienen y
condenan a quienes atentan contra la reserva. Instituciones como el INAFOR emite
permisos para despalar en el núcleo de la reserva, y en la zona de amortiguamiento se
han autorizado 53 concesiones de explotación minera industrial que provoca problemas
ambientales serios.
Managua, cada vez más cubierta de rótulos, carros y sus humos tiene muy pocos
lugares con árboles de verdad. El aire se vuelve cada vez más pesado, se construyen
casas sin orden y la basura está por todos lados. Sin embargo, todavía estamos a tiempo
de preservar el último pulmón de Managua: el cerro Mokorón ubicado al oeste de la
UNAN-Managua, está cubierto por 17 hectáreas de bosque tropical seco y posee una rica
flora y fauna, árboles jóvenes y más de 150 especies de animales silvestres y aves
migratorias y locales.
Sin embargo, ahora queda poco del cerro. La zona núcleo que tiene unas 48
manzanas esta amurallada por el ejército de Nicaragua, que se construyó aun cuando los
concejales de la Alcaldía de Managua emitieron una orden administrativa de no permitir
ninguna construcción en la zona. El muro, según la institución castrense, se construyó
para cuidar el cerro, sin embargo, representa una gran barrera para la movilidad de las
especies. Y la zona de amortiguamiento está plagada de barrios, zonas de cultivo y una
mina de 50 metros de profundidad que extrae material selecto para su comercialización.
Se han realizado muchos intentos para que la Asamblea Nacional apruebe una ley
que destine fondos para su conservación. Primero en el 2005 cuando enviaron la iniciativa
de “Ley de Declaración del Parque Nacional del Cerro Mokorón”, pero esta ley como
muchas otras se engavetó y no prosperó; y en el año 2012 el Centro Humboldt, junto con
el apoyo de ciertos diputados, presentaron una nueva iniciativa de ley para que sea
declarado Reserva Natural de Nicaragua, pero esta iniciativa tampoco ha pasado a
discusión, mientras se acaba poco a poco con la última esperanza de aire fresco en la
capital.
En Nueva Guinea, una zona que se caracterizó hace algunos años como un
municipio de clima tropical, lluvias constantes y temperatura agradable, ahora cuenta con
una distorsión ambiental severa debido en gran medida a la extendida deforestación y
extracción de madera que se ha venido realizando en la zona, al parecer sin ningún plan
de compensación o mitigación forestal, y también por la sobre-explotación y
contaminación de los recursos del ambiente.
Una de las fuentes hídricas con daños más severos y que está representando un
grave peligro para el bienestar de la población, es el Río El Zapote, el cual abastece de
agua potable a más de cincuenta mil habitantes de la ciudad de Nueva Guinea. Este río
ha disminuido grandemente su caudal debido a la deforestación realizada en sus riveras,
aparte de la constante contaminación de que es objeto.