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Grimson - Los Límites de La Cultura - Cap Configuraciones Culturales PDF
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Configuraciones culturales
todas las sociedades hasta ahora conocidas hay violaciones de mu- Esta frase tiene un vínculo estrecho con ciertos desarrollos de
jeres (Segato, 2003), los modos en que esas violaciones son signi- la teoría antropológica y con la teoría de la complejidad aplicada
ficadas, y las reacciones sociales y jurídicas que suscitan, son muy a las ciencias sociales. En el universo de la teoría cultural, palabras
distintas, y se insertan en regímenes de significación específicos. como "mayor" o "menor" tienen otras especificidades y desplaza-
En un extremo conocido, para los valores de los colonizadores la mientos de significado. Ahora bien, la interrogación misma sobre
violación de las mujeres indígenas era un acto legítimo, que in- la relación entre la parte y el todo tiene su propia historia en la
cluso podía generar orgullo. En ciertas configuraciones culturales antropología (véanse Evans-Pritchard, 1997; Oliven, 1992). Por
el infanticidio es posible. En otras, donde se penaliza de modo otra parte, interesa el señalamiento de que todo depende de si
contundente cualquier asesinato de un niño, es socialmente tole- hay o no interacción entre las partes, y que esa interacción puede
rable —al menos para amplios sectores sociales— que miles de ni- ser variable (produciendo un todo mayor o un todo menor). En
términos antropológicos, puesto que un todo siempre debería im-
ños mueran por desnutrición u otras causas evitables.
La literatura, el cine y las artes en general trabajan a veces con plicar que las partes no se ignoran entre sí, la clave radicaría en
esos límites culturales: exploran los significados de traspasarlos y, en cómo comprender las formas específicas en que interactúan.
el mismo movimiento, reponen la contingencia histórica de los sen- La propuesta conceptual de Segato (1998) y de Briones (2005)
Un hombre en la oscuridad, ex- de pensar las formaciones nacionales de alteridad implica que siem-
tidos sedimentados. Paul Auster, en
plora lo que podría haber sucedido si el este demócrata no hubiera pre hay diferencias entre "partes" en un espacio nacional o pro-
aceptado el fallo de la Corte Suprema que legitimó la dudosa ree- vincial. Es decir que, sociodemográficamente, las partes de un
lección del presidente estadounidense G. W. Bush. Imagina una todo podrían ser las mismas en categorías tan vacías como pro-
guerra civil y el surgimiento de los Estados Independientes de Amé- porción de población indígena, europea y afro. Pero, como la ló-
rica. Ficcionalmente, repone un aspecto de los límites de la imagi- gica de producción de identificaciones es siempre localizada y
nación política estadounidense. La pregunta acerca de qué hubiese contingente, esas categorías adquieren significados muy diferen-
sucedido si las cosas se encaminaban de ese modo nos obliga a pre- tes (e incluyen personas muy distintas) en cada contexto social.
guntarnos por qué no atravesaron las fronteras de lo posible. Aunque las partes sean idénticas en términos demográficos, el
de Almudena Grandes, culmina en todo implica una interrelación específica y distinta entre las par-
La novela El corazón helado, tes. A su vez, en términos antropológicos, eso implica que las par-
un diálogo entre Álvaro, uno de los protagonistas de la historia, y
su madre Angélica. El diálogo puede leerse como una metáfora tes no sean idénticas ni equivalentes. Las personas incluidas en la
que procura indagar cómo fue posible que España mantuviera en categoría "negros" son distintas en los Estados Unidos y en Brasil.
un secreto silencio ciertos episodios tenebrosos sobre los cuales Son categorías localmente significadas y, por lo tanto, habitadas
constituyó su presente. Grandes, que publicó su novela pocos por personas diferentes en cada espacio. Si esto se aceptara, de-
años antes del intento del juez Garzón por volver sobre ese pa- berían perder toda credibilidad los estudios que se siguen soste-
sado, le hace decir a Álvaro, que es físico: "El todo puede ser ma- niendo sobre definiciones puramente objetivistas y pretendida-
yor, menor o igual que la suma de las partes, todo depende de la mente universalistas de "indígena" o "afro", así como los estudios
interacción que se establezca entre estas últimas. Pensad bien en que estructuran preguntas de modo fijo naturalizando la existen-
lo que acabo de decir porque esta es una frase muy importante, y cia de razas o etnias. En caso de optar por la autoidentificación,
lo es en sí misma y porque desemboca en esta otra: sólo podemos habrá que asumir que sólo podrá saberse cuántas personas se de-
afirmar con certeza que el todo es igual a la suma de las partes finen como indígenas o de cualquier otro modo ante los censis-
cuando las partes se ignoran entre sí" (Grandes, 2007: 185). tas en cada contexto censal. Esto último significa considerar re-
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flexivamente que "censo" es un tipo específico de relación social Suele decirse que la cultura es aquello socialmente compartido
entre Estado y sociedad. por un grupo. Sin embargo, el concepto de lo compartido a veces
La idea de que hay una configuración cultural sin que exista se usa para aludir a un aspecto mayoritario de la población (aun-
homogeneidad implica necesariamente la existencia de una tota- que no sea homogéneo); otras veces para referir a creencias o
lidad conformada por partes diferentes que no sólo tienen rela- prácticas relevantes para los sectores populares, e incluso a postu-
ción entre sí sino una específica lógica de interrelación. Esa lógica laciones de la elite de su cultura como "cultura nacional" (con
de interrelación entre las partes es el segundo elemento constitutivo mayor o menor pregnancia); y también a elementos presentes en
de una configuración nacional. Esta lógica, que es particular de diversos escenarios, sean o no predominantes en términos cuanti-
cada configuración, puede ser de escisiones dicotómicas en las tativos o cualitativos.
identificaciones políticas o en las divisiones espaciales, articulacio- Si no hubiera nada compartido en ninguna de estas u otras acep-
nes u oposiciones que aparecen con diferentes intensidades en ciones, no estaríamos autorizados a hablar de "configuración cul-
sus instituciones, en su cotidianidad, en las grandes crisis o en los tural". Ése es el cuarto elemento constitutivo de una configura-
conflictos. La heteroglosia no niega la existencia del campo dis- ción cultural. Desde nuestra perspectiva, es dificil que una
cursivo, de géneros. Una configuración no es utópica, es heterotó- configuración tenga unidad ideológica o política, pero sí se ca-
pica. En otras palabras, partimos —como señala Chakrabarty racteriza por desarrollar las fronteras de lo posible, una lógica de
(2008)— de una heterogeneidad constitutiva de lo político que ex- la interrelación, una trama simbólica común y otros aspectos cul-
presa pluralidades irreductibles. A la vez, toda configuración tiene turales "compartidos". Todos estos elementos son históricos por-
una lógica sedimentada de articulación situada de esa heteroge-
, que sólo son, en cada momento, la sedimentación del transcurrir
neidad, dispositivos que otorgan sentidos determinados a las par- de los procesos sociales. Por eso esta conceptualización contrasta
tes. Inestables, esos sentidos son disputados justamente porque con la concepción esencialista —que cree que la cultura se im-
son relevantes y porque estructuran la vida social en múltiples as- pone sobre las divisiones— y con cierto constructivismo que des-
pectos. liza que la cultura es una ficción que pretende, como toda falsa
En tercer lugar, una configuración implica una trama simbólica conciencia, ocultar los conflictos.
común, lenguajes verbales, sonoros y visuales en los cuales quienes
disputan pueden a la vez entenderse y enfrentarse. Hay categorías
de identificación que se oponen, pero que forman parte de la
misma trama. Allí donde no hay un mínimo de comprensión, no CAMPO DE INTERLOCUCIÓN
hay una configuración. Evidentemente cada grupo y cada actor
dicen cosas muy diferentes, pero lo que enuncian es inteligible En una configuración cultural, los conflictos se despliegan en una
para los otros actores. Sin duda hay interpretaciones distintas y "lengua" pasible de ser reconocida por los diferentes actores. En-
opuestas sobre las mismas enunciaciones, pero los principios de di- trecomillamos la palabra "lengua", conscientes del peso de la me-
visión del mundo en términos de campo/ciudad, blancos/negros, táfora, a la que no pretendemos utilizar en un sentido estricto. El
capital/interior, ricos/pobres, ciudadanos/extranjeros u otros im- castellano que se habla en México, Colombia o la Argentina está
plican, necesariamente, la sedimentación de ciertos principios de repleto de matices regionales, de acentos distintos según los dis-
(di)visión compartidos, una lógica sedimentada de la heteroge- tintos sectores sociales. Los hablantes utilizan esas lenguas para
neidad que habilita e inhabilita posiciones de sujeto y lugares de expresar sentidos múltiples, contradictorios y opuestos entre sí.
enunciación. Pero los diferentes hablantes de tina misma lengua, inscriptos en
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esa heterogeneidad, se comprenden entre sí. O al menos se com- Un campo de interlocución es un marco dentro del cual son
prenden en un nivel cualitativamente superior al que acceden posibles ciertos modos de identificación, mientras que otros que-
dan excluidos. Entre los modos posibles de identificación existe
cuando tienen frente a ellos al hablante de una lengua por com-
pleto desconocida. Y además construyen jerarquías, distinciones y una distribución desigual del poder. Cada Estado nacional consti-
tuye un campo de interlocución donde los actores y los grupos se
estigmas sociales asociados a los matices de una lengua.
En los procesos de interacción social las comprensiones tien- posicionan como parte del diálogo y el conflicto respecto de otros
den a ser parciales. Como todo espacio social es heterogéneo, no actores y grupos. Es decir que un campo de interlocución implica
existen fronteras objetivas e inmutables que los investigadores una economía política de producción de identificaciones (véase
Briones, 2005: 18).
simplemente deban descubrir. No se trata de establecer dónde
hay configuraciones, como antes se pretendía establecer cuáles En términos de configuración de culturas políticas, se considera
eran las culturas. Se trata de encontrar límites culturales en los que un proyecto hegemónico es exitoso no porque haya anulado a
cuales los participantes perciben diferencias en los regímenes de la oposición, sino en la medida en que la resistencia a los sectores
significación. Allí donde hay fronteras relevantes, que nunca son dominantes se haya realizado en los términos en que los actores
absolutas, resulta crucial no pensar su "interior" heterogéneo y fueron interpelados: como obreros, como negros, como indígenas,
como campesinos, como varones, como soldados, como consumi-
desigual como "cultura" sino más bien como configuración.
Hay reglas de significación para todos los matices y las disputas dores. Un éxito específico del Estado consiste en su capacidad
de significación que configuran una totalidad histórica. En ciertas para imponer las clasificaciones sociales y la lógica en la que se des-
arrolla el conflicto sociopolítico.
ocasiones los agentes sociales intervienen sobre las propias reglas
buscando reforzarlas o socavarlas. Se trata de coyunturas históricas No obstante, el Estado no siempre tiene éxito. También ocu-
donde las suturas son socialmente visualizadas en su contingencia, rren múltiples fracasos cuando los sectores subalternos rechazan
y donde por lo tanto existe la posibilidad de que se resquebrajen la interpelación, postulan otras identificaciones y las imponen
parcial o totalmente. Es decir que se abren movimientos culturales en el escenario político. La configuración de una cultura polí-
de los que pueden emerger nuevas cualidades del proceso hege- tica en un espacio nacional determinado no es, en absoluto, una
consecuencia exclusiva de los éxitos de un Estado nacional. Por
mónico.
Por otra parte, la estructuración de un espacio social también • una parte, los fracasos de los Estados tienen también una capaci-
conlleva lenguajes políticos específicos. La peculiaridad de la con- dad estructuradora difícil de exagerar. Por otra parte, tanto en
figuración nacional entre las diversas configuraciones es la acción las configuraciones nacionales como en otras existen diversos ac-
crucial del Estado y las acciones sociales dirigidas a él, incluyendo tores que pueden tener, fuera del Estado, un peso decisivo sobre
las acciones orientadas a constituirlo. En los Estados nacionales, estos procesos. Los modos de organización y acción de los traba-
cada aparato institucional propuso sus propias estrategias de uni- jadores, los campesinos, los indígenas, las mujeres, los inmigran-
ficación y los diversos sectores sociales respondieron de diferentes tes, los afrodescendientes, los consumidores, los desocupados,
formas a esas políticas. De las tensiones sociales generadas en ese los vecinos y los ciudadanos con distintas demandas pueden te-
proceso surgieron formaciones nacionales de diversidad que esta- ner distinta incidencia en diferentes espacios. Las características
blecieron clivajes peculiares: "culturas distintivas, tradiciones reco- de las elites políticas, económicas e intelectuales también son
nocibles e identidades relevantes en el juego de intereses políti- decisivas. Y los movimientos culturales también pueden resultar
cos" (Segato, 1998: 171). De ese modo se forjó un estilo específico centrales en la elaboración de los significados de la experiencia
social.
de interrelación entre las partes de un país.
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Vamos a considerar un ejemplo bastante presente en el proceso heteroglosia o conflictividad. Sin embargo hay mayor heteroge-
histórico de constitución del Estado-nación en distintos países. La neidad de la que habitualmente se advierte, no sólo debida a las
relación entre "campesinos" y "nación" generalmente fue imagi- desigualdades políticas y económicas sino también a las diferen-
nada como una relación en la que las elites intentaron, con mayor cias de género y de generación. La existencia de una configura-
o menor éxito, imponer a los campesinos una ideología que iden- ción implica que esas diferencias y desigualdades se procesan (no
tificara los intereses hegemónicos con los del conjunto de los habi- sólo, aunque sí de un modo específico) dentro de ese marco.
tantes pobres. "La noción de que los campesinos —y otros sectores El concepto tradicional de cultura, como la antigua idea de na-
en el proceso de imaginar, ción, presuponían homogeneidad. Desde aquella perspectiva, en
populares— pudieran haber participado
debatir, definir y cambiar a las naciones se ha mantenido ajena a la una cultura y en una nación las personas creían en un dios, habla-
historia" (Tutino, 2003: 29). Florencia Mallon invirtió la mirada y ban una lengua, cocinaban ciertos animales y no otros, practicaban
mostró distintas situaciones históricas en las cuales los campesinos ciertos ritos. Resulta claro que las naciones que hoy conocemos no
mexicanos y peruanos se involucraron e incidieron sobre esos pro- responden a ese estereotipo: muchas de ellas son multilingües, plu-
cesos: desarrollando un liberalismo comunitario, participando sin rirreligiosas y pluriétnicas. Muchas veces pretende conservarse in-
gobernar, siendo más nacionalistas que las elites regionales. Se trata tacto el concepto de cultura, como si hablara exclusivamente de
de que "los campesinos y otros sectores subalternos jugaron un pa- unidades homogéneas, y de ello se deriva la idea de que "todas las
pel central en las luchas políticas que llevaron a la formación de los naciones son multiculturales". Esa formulación equipara cultura
Estados-nación" (Mallon, 2003: 53). Si retomamos los problemas de con grupo étnico. Es por eso que "multicultural" y "multiétnico" pa-
naciocentrismo señalados en el capítulo anterior, comprenderemos recen sinónimos. Esto es problemático porque muchas otras hete-
que "la idea de que son los grupos dominantes los que construyen rogeneidades quedan excluidas de esa conceptualización. Si "iden-
las naciones reproduce, en una cuestión empírica, un problema te- tidad" bebió suficientemente de "etnicidad", conviene explorar
órico reflejado en la aproximación a los sectores populares en tér- hasta qué punto "cultura" puede nutrirse del concepto contempo-
ráneo de "nación".
minos de hegemonía y subordinación" (Merenson, 2010).
Ahora bien: allí donde hay un poder articulador —positivo o ne- El principal problema de la restricción del término "cultura"
gativo, amplio o restringido—, allí donde hay un gentilicio, allí para aludir a unidades homogéneas es que, cuando observamos
donde hay una jurisdicción, hay una experiencia social compar- más de cerca esas mismas unidades, las heterogeneidades resultan
tida. Una experiencia social significada de maneras diversas por evidentes. En el mundo contemporáneo, la distancia cultural in-
los distintos actores, pero de maneras relevantes (y por eso deba- tergeneracional se amplía, las diferencias de género se procesan
tibies, criticables o aborrecibles) incluso para quienes disienten o de nuevos modos, las migraciones tornan visible y cotidiano el
pretenden imponer interpretaciones opuestas o alternativas de Tercer Mundo dentro de los países centrales, así como las organi-
zaciones internacionales pero también las remesas de dinero ha-
esa experiencia.
cen lo propio con el Primer Mundo en las periferias, y las cone-
xiones mediáticas plantean nuevos paisajes de translocalidad.
Estos distintos modos de interconectarse alimentan la heteroge-
neidad de cualquier grupo.
FRONTERAS, SENTIDOS, HETEROGENEIDAD
Cuando frente a la interconexión se decreta que todas las fron-
cultura muchas veces presuponía que, al me- teras han desaparecido, que lo único que tenemos delante es po-
El viejo concepto de ,
nos en los grupos relativamente pequeños, no había desigualdad rosidad, y se nos propone renunciar a la noción de marco de sig-
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nificación, se nos compele a una rendición incondicional ante la Pero sabemos que no es así, y las sociedades nacionales ofrecen
complejidad. Puesto que el mundo es heterogéneo, complejo y di- ejemplos diversos y complejos. Estas desarticulaciones entre cul-
námico se postula que toda catalogación, unidad o marco es una tura e identificación también suceden en (por lo menos) algunos
ficción del antropólogo. Pero cuando pensamos detenidamente grupos étnicos. No se trata de reintroducir aquí una perspectiva
en estas afirmaciones percibimos sus riesgos. El mundo es com- individualista, que siempre aduce la posibilidad de que exista al-
plejo pero los japoneses siguen sin hablar francés ni ruso en sus gún individuo distinto en cualquier grupo. Es obvio que en cual-
primeros años de vida, y los mexicanos no escucharon músicas ru- quier grupo hay múltiples diferencias. Sin embargo, cuando ha-
manas en su infancia y no consideran "propio" el cordero coci- blamos de configuración cultural pretendemos decir que cada
nado al estilo de Argelia. grupo significa, valora y jerarquiza sus propias diferencias de ma-
Salvo excepciones, claro está; pero tratar de guardar las propor- neras distintas. Es posible que existan tantas diferencias relevantes
ciones no es menor en el debate. La inmensa mayoría de la pobla- en grupos relativamente pequeños como en grupos, por ejemplo,
ción mundial no migra a otro país, la mayoría de la gente no es bi- que se constituyen en étnicos mediante un proceso migratorio es-
lingüe, la mayoría de las personas no tiene acceso irrestricto a las pecífico.
tecnologías telemáticas, las lenguas primeras continúan siendo re- Así como dentro de las fronteras identitarias instituidas por
levantes, la ubicación geográfica sigue teniendo importancia. Ycon agenciamientos políticos hay una cierta heterogeneidad cultural,
la probable excepción de Internet, así seguirá siendo en el futuro. también puede suceder exactamente lo contrario, como es fre-
El mundo ha cambiado, claro está. Pero seguimos intentando cuente en América Latina. Yen algunas zonas de Europa: grupos
comprender a seres humanos que, con recursos muy distintos, que hablan la misma lengua, celebran las mismas festividades y
despliegan su vida en regiones distintas del planeta y se comuni- usan ropas similares -en fin, grupos que tienen algo así como as-
can de modos diversos. Debemos prestar un poco menos de aten- pectos culturales muy similares- terminan adscribiendo con el
ción a las modas académicas, y un poco más a los modos en que paso del tiempo a nacionalidades distintas y a veces en conflicto.
las personas reales, de carne y hueso, viven estos fenómenos. Una Tanto para la perspectiva nacionalista como para la perspectiva
minoría -cuantitativamente irrelevante- se siente "ciudadana del romántica o populista, la desarticulación entre cultura e identifi-
mundo". Las mayorías sienten que habitan en lugares, en barrios, cación constituye una anomalía transitoria que debe ser corre-
en ciudades, en países, en culturas y piensan "clásicamente" -o gida. Los nacionalistas clásicos buscarán que la población no sólo
sea "etnocéntricamente"- en "los otros". Cuando los "ciudadanos se identifique con su patria sino que adopte sus "pautas cultura-
del mundo" no comprenden esto, también piensan y actúan etno- les". La heterogeneidad cultural es percibida como un obstáculo
céntricamente. para los intereses nacionales. En cambio, los románticos conside-
Si pensamos hasta qué punto las culturas son o no coextensivas ran la identificación étnica como los marxistas pensaban la "clase
con las fronteras nacionales, la distinción entre una heterogenei- en sí" y la "clase para sí". La cultura sería una "clase étnica objeti-
dad cultural más o menos visible y el sentimiento de pertenencia vamente existente" y la ausencia de etnicidad política sería un
más o menos poderoso cobra relevancia. De lo contrario, habría
mero indicador de "falsa conciencia". La conciencia étnica es un
que concluir que una sociedad multilingüe y multiétnica tendrá "deber ser" que, si no se expresa, es porque existe de manera invi-
un sentimiento nacional de pertenencia más débil que una socie-
sible o existirá inevitablemente en el futuro. En cualquier caso, el
dad monolingüe y con rasgos étnicos homogéneos. En síntesis: futuro no presentará anomalías: en esa utopía, cultura e identi-
mayor uniformidad implicaría más identidad, y viceversa. Si así dad se reencontrarán.
fuera, las cosas serían muy simples.
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un beso entre varones, un estilo de vestir o de caminar, cambian bailara el tango, practicara el umbanda y defendiera la soberanía
drásticamente de sentido. Si hay un límite que separa no sólo los de los pueblos originarios del mundo andino. Aun cuando esa
significados sino, más bien, los regímenes de articulación de persona fuera hoy factible, sería ridículo pensar los dilemas del
los significados. Si las fronteras existen, dentro de esos marcos cul- mundo contemporáneo a través de su caso. Bruhmann defiende
turales hay heterogeneidad. Pero esa heterogeneidad estaría con- una perspectiva distributiva de la cultura cuando señala que una
tingentemente organizada de algún modo. Si no se encontrara ar- persona podrá no tener un rasgo determinado (hay argentinos ve-
ticulada, si fuera una sumatoria de rasgos o prácticas, la noción de getarianos y brasileños que detestan el carnaval) pero que sus ca-
racterísticas no son azarosas.
marco cultural sería ociosa.
Pero en el espacio nacional, al igual que en cualquier espacio Esta perspectiva "distribucional" se interroga sobre la relación
cultural, no sólo hay heterogeneidad, sino una lógica instituida de entre individuos y rasgos culturales. Dadas una lista de rasgos y
interrelación entre las partes, que a su vez implica una noción una lista de individuos, podemos reconocer dos culturas porque
acerca de qué es una "parte" y qué no puede ser enunciado como ciertos individuos tienen ciertos rasgos, y otros tienen otros. Si
"parte". En una investigación que buscaba comparar a la Argen- bien admite la heterogeneidad porque sostiene que el encastre
tina con Brasil les preguntamos a más de doscientos mediadores nunca es perfecto, si bien su crítica al posmodernismo es razona-
socioculturales de seis ciudades argentinas y brasileñas cómo se ble en varios aspectos, el concepto de cultura que defiende Bruh-
dividía la gente en su país (Grimson, 2007). No sólo encontramos mann y la noción de configuración cultural responden a pregun-
criterios diferentes de clasificación de las partes, sino también sig- tas diferentes. La configuración cultural es una noción que, en
nificados contrastantes acerca de qué significa "dividir" en un país lugar de preguntar por los rasgos y los individuos, pregunta por
y en el otro. En otras palabras: mientras en Brasil se divide para in- los espacios y los regímenes de sentido. Un mismo individuo
tegrar cada parte en su lugar, en la Argentina la división se vincula puede habitar y habita diferentes espacios (territoriales o simbóli-
cos), y puede cambiar de creencias o de prácticas más fácilmente
a la confrontación (Semán y Merenson, 2007).
Los conflictos sociales por lo general tienden a desarrollarse en que lo que puede incidir para que cambien las creencias de las
esa lengua compartida, utilizando las categorías identitarias sedi- configuraciones culturales de las que participa.
mentadas en función de posiciones de sujeto autorizadas o alenta- Una trama simbólica compartida implica que no es lo mismo
das. También hay conflictos sociales que disputan la propia lógica no comer carne de vaca en la Argentina que en otras regiones
de la interrelación y generan posiciones imprevistas. En este caso del mundo, porque la persona vegetariana (ya dijimos que hay
se trata de movimientos que trabajan sobre la propia frontera de vegetarianos argentinos) sabe y tiene incorporado el lugar que
la hegemonía: no sólo sobre el sentido de una identidad o una ocupa la carne en el conjunto de las prácticas cotidianas del lu-
posición sino sobre la propia configuración cultural, es decir so- gar en el que habita. No significa lo mismo "huir del carnaval" en
bre el sentido de todas las interrelaciones.
Río que en Buenos Aires (nadie huye de un fenómeno menor),
Las heterogeneidades que se articulan no deben comprenderse porque "carnaval" significa cosas completamente distintas, como
sólo o principalmente como identidades, y menos aún como etni- bien saben sus cultores y los sectores altos, que en algunos casos
cidades. En sus críticas a los abolicionistas del concepto de cul- se deleitan diferenciándose de "la masa" —una masa que no existe
- de ese modo en París—. Ésa es la primera cuestión: las personas
tura, Bruhmann sostiene que los rasgos culturales no son homo
géneos en cada grupo y contrastantes con los del grupo vecino, que habitan una configuración cultural y no comparten uno u
- otro rasgo frecuente significan de un modo distinto ese rasgo y
pero agrega que tampoco se encuentran aleatoriamente distribui
, esa diferencia que alguien que habita otra configuración. En
dos por el mundo como si alguien nacido en Ball hablara japonés
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