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De un lado leproso y del otro lado general

Melvin De Jesús Santos hace 15 horas Predicas Cristianas Deje un comentario 200 Vistas

Predicas Cristianas
Introducción
Quisiera hablarle de un personaje de la biblia que muchos conocen, que han escuchado muchos sermones
del mismo, pero hoy quiero hablarle de Naamán, pero de una manera diferente. Siria e Israel estaban en
guerra, y Dios había dado victoria a Siria Atreves de Naamán. Siria no era el pueblo de Dios, más sin
embargo el mismo Dios da Victoria a los sirios que eran paganos que incluso no sabían del Dios de Israel
sino mas bien adoraban a Rimon.

¿Cabe preguntarnos, porque Dios da victoria a un pueblo pagano, un pueblo que no es el suyo? Es que
Dios tiene un destino definido para cada uno de nosotros, y Dios permita circunstancia en nosotros para
moldear su carácter, para llevarnos al destino profético de nuestras vidas en él. Dios da la victoria a Siria
porque Israel estaba sumergida en idolatría, sumergida en pecado y desobediencias.

Y esto ocurre porque Dios quiere saber dónde está nuestro fundamento, porque hay personas que no
saben cual es su fundamento, están en la iglesia y dejan de ir porque el hermano no lo saludo, porque ese
fundamento depende de las personas no de Dios.

Debemos de saber que el amor de Dios solo es rosa sino también espinas y el padre que amos a su hijo lo
corrige.

Características de Naamán
 Lo tenían en alta estima, porque había dado muchas victorias a Siria atravesó de él.

 Valeroso en extremo. valeroso es valiente y la biblia nos manda a que seamos muy valiente.

 Era general

Naamán era un hombre que era lo mejor que había ante los ojos del rey, porque este era instrumento de
victoria, era alguien aquel se le podía asignar una tarea.

Naamán reunía las condiciones y tenía una posición en una nación que cualquier humano quisiera tener,
pero, siempre el, PERO, esta tenía lepra. y esto no impedía que Naamán fuera el gran guerrero sirio que
había dado victorias importantísimas a su país y su rey, Naamán era un hombre valiente, pero ojo con esto
valiente no porque no le teniendo a nada valiente significa, dentro del contexto del pase es alguien
vigoroso, fuerte que persiste, alguien que no se detiene por nada ni nadie asta no terminar la encomienda
que se le ha asignado.

Los ojos de aquel rey sirio estaban fijados en Naamán, pero los ojos de alguien más también se habían
fijado en el por la condición de ser esforzado y valiente y Jehová de los ejércitos ya tenia los ojos en
Naamán cuyo nombre significa agradable, porque Dios le agrada las personas que son valiente sino lea el
capitulo 1 del libro de Josué, que no solo nos dice que sea valiente sino muy valiente (Josué 1:7).
Dios demanda de nosotros que seamos valiente porque el se place en lo valiente el le agrada los valientes
porque los valientes son los que arrebatan (Mateo 11:12). Los sirios llevaron bandas armadas y pusieron
en cautiverio a Israel, pero en todo esto Dios tenia un plan, Dios tiene en sus manos un destino profético
para nosotros que, aunque las circunstancias muestren otra versión de ese plan, Dios jamás te soltara hasta
no cumplir es propósito,
Y para llevar a cabo este propósito nuestros actos y nuestro carácter jugara un papel importante en en este
plan. Y miremos el verso 2:
“Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una
muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán“. (2 Reyes 5:2 RV 1960)
Naamán era en Siria, pero en Israel era un leproso, y aquí llega la intervención de una muchacha que
brinda la oportunidad a Naamán de ser sano, pero pensemos en esta muchacha y miremos su situación,
esta muchacha estaba cautiva, es decir era una esclava.

Siria era el vecino de Israel al noroeste, pero las dos naciones rara vez estuvieron en términos amigables.
Bajo el gobierno del rey David, Siria pagó tributo a Israel. En los días de Eliseo, Siria estaba creciendo en
poder y condujo incursiones frecuentes en Israel, tratando de frustrar al pueblo y traer confusión política.
Los israelitas a menudo eran llevados cautivos a Siria luego de las incursiones exitosas de estos. La sierva
de Naamán era una israelita, secuestrada de su casa y de su familia. Irónicamente, la única esperanza para
Naamán de ser curado venía de Israel.

En medio de esta guerra cruel esta niña había sido llevada ala fuerza, fue robada de su familia de su
pueblo, de su religión, esta niña le fue quitada ala fuerza la libertad, para esta niña todo parecía
derrumbarse, todo indicaba que su Dios la había olvidado, porque ella era del pueblo de Dios, el que el
escogió el que el llamo que es la niña de su ojos (Zacarías 2:8), pero esta muchacha todo parece indicar
que había prestado un servicio fiel y delicado, porque de lo contrario no estaría como sirvienta en la casa
del General mas respetado de toda Siria.
Esta niña aun en si situación, en medio de la amargura de estar lejos de su familia y en su condición de
esclava, mostró la verdadera razón de lo que es una persona del pueblo del Dios vivo y miremos el verso
tres.

“Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra“. (2
Reyes 5:3 RV 1960).
Aunque cautiva, la niña no se olvidaba de su patria ni de su Dios. Tampoco pensaba mal de los que la
habían apresado y la obligaban a una servidumbre forzada. Con el corazón lleno de amor para Dios,
simpatizó con su amo enfermo y con su esposa. En vez de desearle mal a Naamán por las desgracias que
le habían ocurrido a ella, le deseó el bien y que sanara de su terrible enfermedad. Recordando las
maravillosas obras de Eliseo en su patria, tuvo fe en que el profeta podría sanar a Naamán de su lepra.
Creyó que lo que Dios había hecho mediante su siervo en Israel también podría realizarlo en favor de un
extranjero.

Alguien más en la situación de esta niña puedo haber pensado muchas cosas si miramos aún más a fondo
la penosa situación de esta muchacha, si Naamán era el general sirio por el cual Dios había sido el
instrumento de que Israel fuera derrotado y cautivo por Siria, quizás Naamán fue responsable de muertes
de sus familiares o de quizás muchas cosas horrendas que esta niña pudo presenciar en el desarrollo de
esta guerra en la cual dejo como resultado su pueblo cautivo y ellas como esclava.

Pero aun así ellas vieron la oportunidad de ayudar porque recuerden Naamán en Siria era general
valeroso, pero en el pueblo de Israel era un leproso y para refrescarle la memoria deje citarle como era la
situación en Israel.

 Era considerado inmundo (Levítico 13:3)


 Era apartado de la gente y encerrado como preso (Levítico 13:14)
 Era considerado impuro y obligado a vivir solo (Levítico 13:46)
 Las ropas que usaba eran sometidas a evaluación y era quemada (Levítico 13:49-52)
Esta muchacha fue criada bajo esos preceptos de la lepra, era una ley en su país que ella tuviera que vivir
lejos y apartada de un leproso y ahora esta situación es lo contrario ella tenia que vivir bajo el mismo
techo de una persona enferma de lepra lo que para ella y su religión y sus estatutos era una persona
inmunda, y ella tenia que vivir en su mismo techo y servirle.

Y a pesar de esto ella es movida a misericordia con el leproso general y ve en medio de su angustia una
salida, ella se acordó de su Dios y dio testimonio de su fe y su creencia aun en las peores circunstancias.
otra quizás dice porque he yo de ayudar a este que me tiene como esclava?, mejor dejar se muera de una
vez, no voy a ayudar a este que tanto mal trajo a mi pueblo etc. Pero ella no pensó eso porque el que tiene
la fe y la seguridad de quien ha creído ve las circunstancia como la oportunidad de ver su Dios
glorificarse, porque el que cree, tiene fe, la fe no niega la realidad de las cosas la fe la cambia.

Y esta muchacha llena de su fe y con la certeza de un Dios que puede sanar y salvar le presenta ala esposa
de Naamán la siguiente y única solución a su desgarradora enfermedad.

Se consideraba que la lepra era una enfermedad incurable, pero los padres de la niña hebrea le habían
enseñado que para Dios no hay nada imposible. Estos padres habían cumplido bien con su
responsabilidad, y como resultado la niña dio este maravilloso testimonio en favor del Dios de Israel en
una tierra que no lo conocía. Naamán se enteró de la existencia de un poder que está por encima del poder
de los hombres, porque un padre fiel y una madre fiel de

Israel habían enseñado a su hija a amar al Señor y a confiar en él.


“Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de
Israel“. (2 Reyes 5:4 RV 1960)
La fe de la pequeña y la petición de Naamán contrastan con la terquedad del rey de Israel (5.7). Un líder
de la poderosa Siria buscó al Dios de Israel. El propio rey de Israel no lo hizo. No conocemos el nombre
de la niña ni mucho acerca de ella, pero sus breves palabras a su señora trajeron sanidad y fe en Dios a un
poderoso capitán sirio. Dios la había colocado allí con un propósito, y ella fue fiel. ¿Dónde lo ha puesto
Dios a usted? No importa cuán humilde o pequeña sea su posición, Dios puede utilizarlo para difundir su
Palabra. Busque las oportunidades para decirle a otro lo que Dios puede hacer. Nunca se sabe quién puede
prestar atención a su mensaje.
Naamán narró al rey de Siria lo que la niña cautiva le había dicho. Poco pudo comprender la niña la
importancia de sus palabras de fe en Dios. Naamán creyó porque la niña creía, y aquél llevó su testimonio
ante el rey de Siria. En esta forma Ben-edad sabría que el Dios de Israel era un Dios poderoso y amante.
Había derrotado en batalla a los ejércitos de Israel, y podría haber pensado que los dioses de Siria eran
más poderosos que Jehová; pero tenía que aprender que el Dios de Israel podía hacer lo que superaba con
mucho al poder de los hombres y de los dioses sirios. El testimonio máximo que pueda presentarse en
favor del Dios del cielo es el testimonio del corazón que tiene absoluta confianza en él.

La declaración de fe de una esclava que no le importo su condición, ni la posición en la que se encontraba


ahora sus palabras tenia a la mujer de Naamán, al mismo Naamán y ahora sus palabras están siendo
expuesta ante el rey de Siria.

Y veremos ahora las palabras de fe de una esclava hacer que el rey de Siria, pagano, incrédulo, idolatra y
sobre todo cruel, ahora cree en el Dios de los Israelita.

“Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo
diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. Tomó también cartas para el rey
de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo
Naamán, para que lo sanes de su lepra“. (2 Reyes 5:5-6 RV 1960).
El testimonio de esta niña ya no solo engendró fe en Naamán y su esposa sino también en el Rey de Siria,
porque la fe engendra fe, el amor engendra amor. La fe es un círculo siempre creciente que va de corazón
a corazón, y de país a país hasta circundar la tierra.

Sólo la eternidad podrá medir los resultados del testimonio de confianza en el Dios de Israel dado por la
niña cautiva ante su señora en un país extraño. Los reyes se trataban con reyes, y al ofrecer sus servicios a
Naamán, Ben-adad pensaba entenderse con el rey de Israel y no directamente con Eliseo. En aquellos
tiempos era común escribir cartas. Muchos ejemplares de tales cartas nos han llegado hasta hoy.

Ya ahora las palabras de la joven están impresas en una carta que no es llevada por un mensajero común y
corriente, sino más bien por el general más respetado de siria, pero Naamán no conoce al profeta no tiene
idea de quien es y lleva consigo una fortuna para comprar su sanidad, no tenía idea que el hombre de Dios
servía a Dios no por las riquezas materiales sino por amo.

La fortuna que llevaba Naamán era sumamente grande. En esos días no se acuñaban monedas, y los
lingotes o anillos de oro y plata se pesaban. Un talento de plata pesaba unos 34, 2 kg, por lo tanto,
Naamán habría llevado consigo 342 kg de plata. Las 6.000 piezas de oro equivalen a 6.000 siclos. A
razón de 11, 4 g por siclo, aproximadamente, habría llevado 68, 4 kg de oro, además de la plata. Nada
específico puede decirse del valor adquisitivo que en aquella época tenía tanto metal precioso. Sin
embargo, el hecho de que Naamán llevara consigo un tesoro tan grande indica la gravedad de la situación
en que se encontraba y su vehemente deseo de ser curado.

Sin duda el rey de Siria creyó que el profeta, que tenía fama de realizar tales milagros, era miembro de
una orden religiosa que estaba bajo el control del Estado y a las órdenes del rey.

“Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida,
para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca
ocasión contra mí“. (2 Reyes 5:7 RV 1960).
A diferencias de la niña que muestra y expone a un Dios que, si puede sanar, y que podía librar a
cualquier persona de su mal con la única condición de que le busque este rey de Israel mostro una actitud
de enojo y rechaso ya que Se consideraba que la lepra era una muerte en vida. El rey de Israel se daba
cuenta de que esa enfermedad sólo podía ser curada por Dios, y su fe en Dios no le alcanzaba para creer
que el Señor pudiera usar a un hombre como instrumento para sanar a cualquiera que sufriera tal
enfermedad.
En vez de vislumbrar que en el pedido de Ben-adad tendría oportunidad de revelarse el maravilloso poder
de Dios, el rey de Israel sólo consideró el lado negativo de la situación. Pensó que era imposible que el
rey de Siria hubiese tenido buena fe al escribirle esta carta. Creyó que era sólo un pretexto para buscar
ocasión contra él. Es probable que hubiera imaginado que Ben-adad le había hecho, a propósito, un
pedido imposible de cumplir, a fin de usarlo como excusa para iniciar la guerra. En vez de pensar en el
Señor o en Eliseo su profeta, Joram sólo pensó en sí mismo y en su total incapacidad para hacer frente a
la situación.

“Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al
rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. Y vino
Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo“. (2 Reyes 5:8-9RV
1960)
No vemos nada registrado en la biblia de como Eliseo se entera de lo que había hecho Joram quien
entonces era el rey de Israel en ese momento, pero si Dios tenia un plan para cambiar la vida del leproso
general sirio.

Lo que Joram había considerado como una catástrofe, era para Eliseo una oportunidad. Lo que el rey de
Israel no podía lograr, el profeta con gusto lo haría con la ayuda del Señor. Mientras el rey estaba
desesperado, el profeta se reanimaba en esperanza. En horas de dificultad y perplejidad vale la pena
recordar que hay un Dios en el cielo que mira con amor y misericordia a sus débiles hijos de la tierra.
Joram tenía miedo de la visita del capitán del ejército sirio; pero Eliseo se alegró de recibirlo.

El rey no había tenido para Naamán ningún mensaje de aliento, ninguna palabra de esperanza; pero Eliseo
le pidió que viniera a él a fin de encontrar salud para el cuerpo y vida para el alma. El profeta estaba
ansioso de que Naamán conociera el amor y el poder del Dios de Israel, y que llevara de vuelta a su
propio pueblo un mensaje de consuelo acerca de la esperanza que todos pueden tener en Dios. El hogar de
cada hijo de Dios debiera ser un puerto de paz para todos los atribulados.

“Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces
Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y
serás limpio“. (2 Reyes 5:9-10 RV 1960).
Sin duda una morada humilde. No se parecía a un palacio real, pero en este hogar Naamán encontraría
algo que el palacio del rey no podía ofrecer. Para Naamán, la puerta de esa humilde vivienda se convirtió
en la puerta abierta a la vida y la esperanza. Ahora llega Naamán con su pomposa caravana de caballos y
el en un carro digno de de un general. Naamán estaba acostumbrado a que le recibieran aquel se le hiciera
reverencias y que sobre todo se les rendiera honor, pero te recuerdo el titulo el en Siria era general, pero
en Israel era leproso, en Israel Naamán no tendría ninguna oportunidad, pero en Siria él era un general.

Naamán, un gran héroe, estaba acostumbrado a recibir respeto y se sintió agraviado cuando Eliseo lo trató
como a una persona común. Como hombre de orgullo, esperaba un trato preferencial.

“Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te
restaurará, y serás limpio“. (2 Reyes 5:10 RV 1960).
El bañarse en un gran río era una cosa, pero el Jordán era pequeño y sucio. Lavarse en el Jordán, pensó
Naamán, era indigno de un hombre de su jerarquía. Pero tuvo que humillarse y obedecer los mandatos de
Eliseo para poder sanarse. Las instrucciones que recibió Naamán hacen recordar la orden de Jesús al
ciego: “Ve a lavarte en el estanque de Siloé“(Juan 9: 7).
En ambos casos se dio una orden que puso a prueba la fe del que la recibió. Sólo la obediencia plena
efectuaría el saneamiento. Las aguas del Jordán debían ser para Naamán aguas de salud y de vida. Hay
sabiduría en obedecer las órdenes del Señor.

Cuando llegó el general sirio con su imponente comitiva a la casa del profeta, Eliseo le envió un mensaje:
“Ve, lávate siete veces en el Jordán”. Este recibimiento, aparentemente tan descortés para un extranjero
de tan alta dignidad. Entonces este se indignó por el trato y llega a esta conclusión.
“Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie
invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y
Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré
también limpio? Y se volvió, y se fue enojado“. (2 Reyes 5:11-12 RV 1960).
Naamán tenía sus propias ideas, pero no coincidían con las de Dios. Cuando oyó del hombre que podría
curarlo de su lepra, sacó de inmediato sus propias conclusiones acerca de cómo realizaría la curación.
Formuló su plan propio, y esperaba que Dios lo adoptara. Pero los preconceptos humanos en cuanto a la
forma de actuar del Señor muchas veces son erróneos. Cuando trazamos de antemano los caminos que
debe seguir la Providencia, podemos desengañarnos.

Dios escogió sacar a Israel de Egipto a través del mar Rojo, pero ése no era el pensamiento del hombre.
Dios envió a su Hijo para que naciera en un establo y fuera arrullado en un pesebre, pero esto no se
ajustaba a las ideas de los grandes y poderosos de la tierra.

Dios hizo que su Hijo viviera entre los hombres como siervo de los necesitados, pero esto no concordaba
con lo que los judíos pensaban acerca del Mesías que había de venir. Quien desea ser salvo y quiere andar
en los caminos del Señor, debe aprender que estos caminos son infinitamente más altos y mejores que los
caminos de los hombres (Isaías 55:8-9).
Naamán se fue enfurecido debido a que la cura de su enfermedad parecía demasiado simple. Él era un
héroe y esperaba una cura heroica. Lleno de soberbia y de egocentrismo no pudo aceptar la simple cura
por la fe.

En algunas ocasiones la gente reacciona de la misma manera al ofrecimiento de perdón de parte de Dios.
Sólo creer en Jesucristo de alguna manera no parece ser lo suficientemente significativo para alcanzar la
vida eterna. Seguir el consejo de Dios no parece heroico.

Lo que Naamán tuvo que hacer para limpiarse de su lepra es similar a lo que tenemos que hacer para que
nuestro pecado sea limpiado: aceptar con humildad la misericordia de Dios. No permita que su reacción
ante el camino de la fe le evite curarse de lo que más necesite.

“Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna
gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: ¿Lávate, y serás limpio? El entonces descendió, y se
zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la
carne de un niño, y quedó limpio. Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de
él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas
algún presente de tu siervo“. (2 Reyes 5:13-15 RV 1960)
Sin duda los sirios consideraban estos ríos como mejores que todas las aguas de Israel. Los ríos de
Damasco eran agradables y hacían florecer la región como un rosal. En comparación con estos ríos que
daban vida a su tierra, a Naamán le pareció que el Jordán era un arroyo pequeño y sin valor; pero si quería
sanar de su lepra, debía bañarse en el Jordán y no en el Abana.

Se cree que el Abana de este pasaje corresponda al Amana de Cant. 4: 8, cuyo nombre se derivó de la
montaña en donde nacía. Era el río más importante de Damasco. Se cree que Farfar era el antiguo nombre
de un río que corre al sur de Damasco, cuyas aguas nacen en las alturas del monte Hermón.

Muchas veces los siervos demuestran que son más sabios que sus amos, y los subordinados más
inteligentes que los reyes. Al hacer caso a las palabras de sus criados, Naamán encontraría el camino a la
vida y la salud. Naamán era un gran hombre y esperaba hacer grandes cosas. Era arrogante y orgulloso, y
el lavarse en las aguas del Jordán sería para él algo humillante.

Pero Dios lo estaba probando para su propio bien. Sólo en la obediencia plena a las órdenes del Señor
podía esperar hallar gracia ante Dios. Su orgulloso corazón debía doblegarse, y ganar la victoria sobre su
voluntad terca y egoísta. Tenía que reconocer que el Dios de Israel era más poderoso que los ídolos de los
bosques de Siria, y que las instrucciones de Eliseo eran superiores a sus propios deseos y pensamientos.

Antes de que pudiera recibir la bendición que había venido a buscar, Naamán debió llegar al punto de
reconocer a Eliseo como varón de Dios y portavoz del cielo. La curación no se habría efectuado si no
hubiese acatado las palabras del profeta.
Pero cuando actuó según se lo había mandado el profeta, sanó de su lepra. Cuando Dios habla mediante
un profeta, hay que dejar de lado la opinión personal y aceptar el mensaje del Señor. Sólo así podremos
andar en sus caminos y participar de sus bendiciones.

“Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna
cosa, pero él no quiso. Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra no se dará a tu siervo la
carga de un par de mulas? Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá
sacrificio a otros dioses, sino a Jehová. En esto perdone Jehová a tu siervo: que cuando mi señor el rey
entrare en el templo de Rimón para adorar en él, y se apoyare sobre mi brazo, si yo también me inclinare
en el templo de Rimón; cuando haga tal, Jehová perdone en esto a tu siervo. Y él le dijo: Vé en paz. Se
fue, pues, y caminó como media legua de tierra“. (2 Reyes 5:16-19 RV 1960).
Eliseo rechazó el dinero de Naamán para mostrar que el favor de Dios no podía comprarse. Nuestro
dinero, como el de Naamán, es inútil cuando nos enfrentamos a la muerte.

No importa cuánta riqueza acumulemos en esta vida, se evaporará cuando estemos de pie delante de Dios,
nuestro Creador. Será nuestra fe en Jesucristo la que nos salvará y no nuestras cuentas bancarias.

¿Cómo podía ser perdonado Naamán al inclinarse ante un ídolo pagano? Naamán no estaba pidiendo
permiso de adorar al dios Rimón, sino de hacer su deber civil, ayudar al rey a agacharse y a enderezarse
cuando se inclinara. Conocido además como Hadad-Rimón el dios de Damasco era considerado el dios de
la lluvia y los truenos. Naamán, a diferencia de sus contemporáneos, mostró una aguda conciencia del
poder de Dios. En vez de añadir a Dios a la colección de ídolos de su nación, reconoció que sólo había un
único Dios verdadero. No intentó adorar otros dioses. El pedir perdón en esta área muestra el contraste
marcado entre Naamán y los israelitas, los que constantemente adoraban muchos ídolos.

Conclusión
Dios busca personas con quién tratar sin importar del lado que este si te decides creer a Dios y dejarte
trabajar por el te puede hacer de un leproso general.

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