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Las filosofías políticas Modernas

Las sociedades actuales no consideran el Estado como algo natural, sino como el resultado de un
acuerdo o convención entre los seres humanos. El poder no es indiscutible, más bien al contrario:
ha de ser vigilado y controlado y, en caso de exceso en sus funciones, sería perfectamente
legítimo dejar de obedecer. Hoy no hay vasallos, ni siervos, ni mucho menos esclavos, sino
ciudadanos iguales en derechos y deberes. El lugar que cada uno ocupa en la sociedad es (o al
menos debería ser así) el resultado de su propio proyecto y esfuerzo. En fin, las sociedades
actuales son totalmente diferentes a las que describen las teorías naturalistas. Podríamos decir
que son consecuencia de las teorías contractualistas, que comienzan a plantearse a partir de los
comienzos de la Modernidad.
 Teorías contractualistas
 Elementos
 Pensadores
Para las teorías contractualistas, el Estado no tiene un origen natural o divino, sino que es el
resultado de un acuerdo o contrato entre las personas. De esta manera se ponen los fundamentos
de una sociedad en la que la obediencia no es algo natural y necesario, sino que debe entenderse
dentro de ciertos límites: aquellos que resultan del contrato original que da vida al Estado.

Maquiavelo, el realismo político

Maquiavelo

No es un pensador contractualista propiamente, pero sienta las bases de la filosofía política


moderna. Participa activamente en la vida política hasta los 44 años, dedicándose entonces a la
teoría política. Su obra más importante es "El Príncipe". Maquiavelo se interesó fundamentalmente
por presentar la mecánica del gobierno, prescindiendo de las cuestiones morales, y formulando los
medios por los cuales el poder político puede ser establecido y mantenido. En la medida en que el
fin del Estado es garantizar la seguridad y el bienestar, el gobernante tiene derecho a valerse de
medios inmorales para la consolidación y conservación del poder. El pensamiento de Maquiavelo
está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin connotaciones
trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta eficaz. Mediante este análisis pretende
alcanzar las leyes inmutables y necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta se
repite inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia futura de la humanidad.

Hobbes, el conservadurismo

Hobbes

¿Cómo sería la vida del ser humano si no hubiera leyes, ni gobierno, ni sociedad? ¿Si fuéramos
todos totalmente libres y ninguna persona mandara sobre otra? ¿Es posible que alguna vez el ser
humano haya vivido en ese estado natural? Tal hipótesis fue formulada por primera vez por el
filósofo inglés Thomas Hobbes con el propósito de entender mejor la naturaleza del Estado.
Realizó esa tarea en su obra más importante, Leviatan (publicada en 1651), dando lugar a las
teorías contractualistas modernas.
Locke, el liberalismo político

J. Locke

No está de acuerdo Locke con su compatriota Hobbes acerca de las características del estado de
naturaleza humano. En su obra Segundo tratado sobre el gobierno civil (publicada en 1689)
desarrolla un planteamiento similar (Estado de naturaleza > Contrato social > Sociedad civil) en la
forma, pero no en el contenido.
Locke no comparte la visión negativa que Hobbes tiene del ser humano: el hombre no es un ser
malvado, pues, al ser racional, posee por naturaleza una ley moral por la que sabe lo que es justo
y bueno. En el estado de naturaleza el ser humano vivía libre, dueño de sí mismo y de sus
propiedades, poseedor de una ley moral natural por la cual respeta a los demás y es respetado por
ellos... ¿Por qué habría de abandonar el ser humano un estado semejante? Por una parte (por lo
que el ser humano tiene de malo) se hace necesario el contrato para asegurar el disfrute de los
derechos naturales (sobre todo el derecho a la propiedad) amenazados en el estado natural; por
otra (por lo que el ser humano tiene de bueno) será posible confiar en que el ser humano es capaz
de gestionar adecuadamente cierta libertad, por lo que no es necesario un poder absoluto.

Rousseau, la voluntad general

Rousseau

Filósofo ginebrino. Autodidacta, fue compositor, novelista, botánico y ensayista. En El contrato


social (1.762), expone sus ideas sobre la necesidad de derrocar el despotismo y fundar el único
Estado legítimo: el Estado de Derecho.
Pese a que fue uno de los grandes ideólogos de la Revolución Francesa (1.789),
su pensamiento se separa en muchos puntos esenciales de los ideales mantenidos por otros
ilustrados franceses, como Voltaire, Diderot, D’Alambert o Montesquieu. Las ideas políticas
de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución francesa, el desarrollo de las teorías
republicanas y el crecimiento del nacionalismo.
Después del descubrimiento de América, y como consecuencia de los primeros contactos con los
indígenas americanos, se extendió por Europa el mito del "buen salvaje": la idea de que los
pueblos primitivos vivían en un estado natural previo a la civilización y exento de sus males. Los
salvajes serían inocentes y puros como niños, carentes de malicia y de prejuicios, compasivos y
generosos sin conocer la envidia, etcétera. En contraposición con ellos, los europeos civilizados
habrían perdido todas esas cualidades naturales, alcanzando un estado de degeneración moral
considerable.
Montesquieu, la división de poderes

Montesquieu

Fue uno de los primeros filósofos ilustrados. Representa el liberalismo aristocrático del
momento. Defiende que la sociedad y el Derecho no tienen su origen en el contrato social (como
sugieren Hobbes, Locke y Rousseau) sino en la naturaleza propia del hombre y las circunstancias
que lo rodean (climáticas y geográficas). Además, según él, cualquier forma de gobierno debe ser
moderada por diferentes contrapesos, siendo fundamental la separación de poderes (ejecutivo,
legislativo y judicial). Esta separación según Montesquieu debe corresponderse con el equilibrio
entre tres fuerzas sociales y políticas: rey, pueblo y aristocracia.

Kant, la paz perpetua

Kant

El pensamiento político de Kant está dominado por los ideales de libertad, igualdad, autonomía
y valoración del individuo, propios de una Ilustración a la que Kant se suma y defiende en sus
escritos políticos, como ¿Qué es la Ilustración? (1784), que ha quedado fuertemente asociado a
los ideales políticos y emancipatorios de la Ilustración. Conocedor ya de la declaración de
Independencia de los Estados Unidos de 1776, y firme defensor de los ideales de la Revolución
Francesa de 1789.
La filosofía política kantiana entronca así con la filosofía política moderna del Estado natural y de
las teorías del contrato. Hay una naturaleza, anterior a la organización política de los seres
humanos, que es la fuente de derechos universales contra los que no se puede legislar, y que
actúan por sí mismos como principios de organización de la vida política, que debería tender a una
República universal. Además de los derechos naturales, el legislador, en función de las
necesidades históricas, podrá desarrollar leyes (el derecho positivo) que correspondan al
desarrollo de la sociedad civil.

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