Dr. A. González-Carrero.1
Dr. E. González–Isea.2
Dra. A. De Dominicis M.3
Las heridas por arma de fuego se caracterizan por las lesiones que ocasiona
el proyectil a su paso a través de los tejidos del cuerpo humano. Las lesiones
varían según distancia y según la zona del cuerpo donde penetra el proyectil, lo
cual permite clasificar las heridas como sigue:
Las heridas por arma de fuego presentan: lesión de entrada, trayecto, lesión
de salida, y además, lesiones producidas por elementos acompañantes que en
ocasiones agregan su efecto a los producidos por el proyectil.
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Jefe Cátedra de Medicina Legal Escuela de Medicina José Maria Vargas. Universidad Central de Venezuela, Caracas,
Venezuela.
2. Médico Forense, Coordinación Nacional de Ciencias Forenses, Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas. Caracas, Venezuela.
3. Médico Anatomopatólogo Forense, Criminalista. Jefe de la División de Anatomía Patológica de la Coordinación Nacional
de Ciencias Forenses, Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. Caracas, Venezuela.
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1.- LESION DE ENTRADA.
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Figura No. 1
FIG. 1. En las armas de fuego, por la llamada “boca de fuego”, salen disparados: el proyectil, fuego
(llama), humo (falso tatuaje) y partículas de pólvora no deflagrada. El estudio de estos elementos,
permiten al forense establecer las características de la lesión de entrada, y con bastante
aproximación, la distancia a la cual se realizó el disparo.
El diámetro del orificio de entrada puede ser igual, mayor o menor que el
diámetro del proyectil, por lo que su medición no permite sacar conclusiones
acerca del calibre del mismo, hay que tomar en consideración otros elementos,
peso y forma del proyectil, deformidades propias del mismo (tiro de rebote); ángulo
de penetración. Además hay que tomar en cuenta las características propias de la
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zona lesionada: elasticidad de la piel, espesor del panículo adiposo, su distancia,
en profundidad, hasta el plano óseo y otras condiciones.
En relación con el diámetro del orificio pueden presentarse tres variables,
llamadas por BARRERAS y CASTELLANOS, 1936 (10) la “Fórmula de Huguier”
c.- Orificios de entrada mayor que el de salida tiene lugar por las siguientes
circunstancias:
Angulo de incidencia agudo y ángulo de reflexión recto.
Que el proyectil haya penetrado en el organismo arrastrando un cuerpo
extraño, que es abandonado en el trayecto antes de salir.
Que el disparo haya sido hecho a distancia de contacto (0 a 2cm) estando la
piel apoyada en plano óseo.
La oblicuidad del disparo hace variar las características del orificio: si el
proyectil penetra en forma oblicua, el orificio es en “medialuna”: si la llegada del
proyectil es tangencial, produce excoriación alargada, equimosis y herida en canal.
PIEDELIEVRE, DEROBERT y CHARTÓN, 1937 (11).
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a.- Contusión de la piel por el proyectil en el choque.
b.- Erosión por distensión de la piel, originada antes de perforarse, que
produce verdaderas roturas en las fibras cutáneas.
c.- Frotación del proyectil sobre la piel deprimida en dedo de guante.
d.- Limpieza del proyectil, a su paso por el orificio, de la suciedad que puede
llevar.
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La formación de dicha zona aparece más compacta a medida que para el
momento del disparo, la distancia entre en el arma y la región lesionada sea más
corta, hasta el punto de desaparecer, en los disparos de contacto.
En la medida en que el arma es disparada desde mayor distancia, la zona
de tatuaje será mayor y menos intensa. Existen distancias críticas de disparo en la
que no se forma zona de tatuaje. En condiciones experimentales, si alejamos el
arma (Revolver 38 Colt) hasta una distancia de 50 cm a 70 cm, el tatuaje no
aparece. Si progresivamente acercamos el arma al blanco, aparece el tatuaje y se
va reduciendo el círculo también conocido como “roso”, “zona” o “cono” de tatuaje.
Foto N° 1
Foto N° 1. Obsérvese varios orificios de entrada con tatuaje verdadero (excoriaciones y
fragmentos de pólvora no deflagrada). Disparo a distancia de “próximo contacto” (homicidio), en la
cara.
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Para el estudio de la zona de tatuaje, interesa considerar el adelanto técnico
que significa:
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levantándola y haciéndola estallar desde el agujero producido por la
bala”.
El “golpe de mina”, esta constituido por una lesión desgarrada, que se produce
cuando los gases que penetran con el proyectil, se reflejan en el plano óseo
subyacente abombando la piel, la cual acaba finalmente por estallar. Este tipo de
lesión se observa en la región fronto-temporo-parietal del cráneo, zona muy
usada por los suicidas, aunque su hallazgo no indica ciertamente suicidio.
Foto N° 2
Foto N° 2. Disparo a distancia de “contacto”, en la región frontal, en línea media. Observese:
orificio de forma irregular, estrellado, bordes contundidos y desgarrados. Signo de “golpe de mina”
de HOFMANN.
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2) “Signo de Puppe” 1914 (15) y después, Werkgartner, 1924 (16): en
casos de disparo de contacto, se produce independientemente del orificio de
entrada una lesión erosiva y excoriativa que rápidamente se apergamina en el
cadáver y que recuerda la forma de la boca de fuego y a veces la baqueta del
arma empleada. Dalla Volta, 1935 (17) lo llamó “signo de punzonatural”. Este
signo puede presentar variantes (Bonnet, 1982) (18): los que resultan de la acción
de la baqueta y/o los que resultan del cañón, representado por la boca de fuego
del arma.
Próximo Contacto
0-10 cm
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FIGURA N° 2
Figura N° 2. En los disparos a distancia de “contacto” en zona dura como el cráneo, es posible
observar: Signo de BENASSI, Signo de HABERDA y Signo de FRAENCKEL.
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B.- Lesión de entrada en disparo de próximo contacto.
Hay que tener presente, que estos datos varían en función del tipo de arma,
de la longitud y calibre del cañón, tipo de pólvora, la ausencia de objetos
interpuestos entre la boca de fuego del arma y el objetivo, etc.
En los disparos a corta distancia hay algunos signos que pueden ser
observados en las ropas: el efecto del proyectil, de la llama, de los gases, de los
granos de pólvora no deflagrada y los productos de deflagración de la misma con
granos de carbón y humo. Es posible observar:
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* Arma corta.
* En la cara interna de la vestimenta, alrededor del orificio de entrada,
el humo proveniente del disparo se distribuye en forma de cucarda,
dispuestas desde el centro hacia fuera: zona negra o grisácea, zona clara, y
zona negra o grisácea.
Foto N° 3
Foto No, 3. Disparo a distancia de “próximo contacto”, donde se aprecia alrededor del orificio de
entrada halo de quemadura concéntrico, ubicado por debajo del lóbulo de la oreja izquierda.
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Foto N° 4
Foto N° 4. Disparo a “distancia” (homicidio). Observamos varios orificios de entrada, unos de forma
redondeada y otros de forma ovalada con Zona de Fisch.
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El trayecto puede comunicar con luz vascular: corazón, intestino, traquea,
cavidades peritoneal o pleural.
La hemorragia en vida infiltra los tejidos planos subcutáneos de la zona del
orificio de entrada (que son los más fáciles de despegar) y del trayecto, de
modo que en un corte perpendicular toma el aspecto de una T (hemorragia
en T de Pedelievre), en la cual, la barra horizontal seria la infiltración.
a) Orificio único: se dice que “hace bala” cuando la piel es herida a una
distancia en que los perdigones aún no se han separado, y su poca
dispersión es tal que todos pasan y contribuyen a agrandar el orificio
común.
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- Sin señalar marca.
Vibert …………………….……….. 60 cm
Derrobert ........………………………… 65 cm
Rojas .....................................………….. 100 cm
Foto N° 5
Foto N° 5. Múltiples orificios de entrada producidos por el paso de proyectiles (perdigones)
disparado por escopeta. Obsérvese la rosa de dispersión que abarca la cabeza de la víctima.
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Debemos tener en cuenta que cuando el disparo hace orificio único la
distancia es habitualmente tan cercana que no solo introduce la “columna” o carga
de perdigones, sino también los distintos “tacos” o productos del cartucho. Si el
arma esta abocada produce enormes destrozos, por la cantidad de gases que
libera el cartucho al ser disparado y por el conjunto de proyectiles que realiza el
trayecto.
A medida que la distancia del disparo aumenta, es menor la fuerza que la
penetración de los tacos, y solo hieren al blanco, el conjunto de perdigones
llamados “columnas”. A medida que se aleja más el arma, se presenta un
deflecado en los bordes de la herida, producido por las municiones periféricas de
la “columna”, que se abren cada vez más en el llamado “cono de dispersión” y que
producen la “rosa de dispersión” de la herida; la mayor divergencia de las
municiones a medida que cubren el trayecto del disparo, permite que alcancen
mayor superficie en el blanco.
La escopeta es un arma de fuerte retroceso; en los movimientos que realiza el
suicida, se produce al disparar un rebote (si apoya el arma en la pared o en el
piso) de modo que si el arma esta tocando la piel en el momento del disparo, la
contusionará intensamente. Si solo un cañón a disparado, y el arma posee dos,
al lado del orificio de entrada se observará un anillo de excoriación y equimosis,
producido por el cañón que no disparó: Signo de Puppe y Werkgartner.
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Vestidos separados: el suicida que se dispara en la región precordial,
suele separar las ropas, hasta poner en contacto el cañón con la piel.
En casos de homicidio, los proyectiles siempre atraviesan la ropa.
Huellas de pólvora en las manos: la presencia rastros de pólvora y/o
ahumamiento en las manos, puede estar presente en el suicida,
como en el homicida. Para su determinación, se utilizan pruebas
tales como: prueba de parafina, técnicas de Harrison y Gilroy,
Absorción atómica, Análisis por activación neurotónica. Actualmente
en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística
se utiliza el A.T.D. o Análisis de Trazas de Disparo, la cual determina
la presencia simultánea de plomo, antimonio y bario.
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miembros superiores especialmente las manos al tomar el arma por
el cañón. Miembros inferiores al adoptar la posición en cunclillas.
Debe entenderse por “dirección del proyectil”, la que presenta este con
respecto al plano de incidencia, en el momento de entrar en el organismo. En la
práctica se hace coincidir la dirección del proyectil con el trayecto intraorganico,
pero esto no es una regla.
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Figura 3
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para ocultar un homicidio, recurriendo a artificios como lanzar a la víctima por un
abismo o arrollándola con vehículos a motor, etc.
- Signos macroscópicos:
Bordes de la herida engrosados, infiltrados de sangre, duros,
separados por retracción de los tejidos.
Hemorragia e infiltración de los tejidos periféricos. La infiltración no
desaparece con el lavado con agua.
Coagulación franca, firmemente adherida a la zona injuriada.
- Signos microscópicos:
Capilares rotos, con sangre extravasada infiltrando los tejidos.
Hay retículos de fibrina con glóbulos adheridos.
Arrancamiento y pérdida de la arquitectura de las fibras elásticas del
tejido conectivo.
- Signos macroscópicos:
Bordes no engrosados, solo aproximados.
No hemorragia arterial ni venosa, ni tampoco infiltración de los tejidos.
Cuando hay sangre depositada, desaparece al lavado con agua y los
tejidos se presentan límpidos y de aspecto uniforme.
No hay sangre coagulada.
- Signos microscópicos:
No se observan los caracteres propios de la lesión vital.
THOINOT, 1928 (23), señala que el diagnóstico diferencial de las lesiones vitales y
post- mortem es habitualmente complicado, pero que puede hacerse basándose
en los siguientes criterios:
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Embolias de aire, consecutivas a heridas de grande vasos del cuello,
incompatibles con la falta de circulación y por lo tanto no se observan
en heridas post-mortem.
Aspiración de sangre hasta los alvéolos pulmonares, tal como se
observan en lesiones de cuello que abren las vías aéreas y también en
casos de fractura a de la base del cráneo con perdida de conocimiento.
La sangre forma entonces focos de embolia pulmonar observable a
simple vista.
Las heridas que más rápidamente producen inmovilización y muerte son las
cerebrales, las cardíacas y las de los grandes vasos. Se aceptan que las heridas
cardíacas son las que más rápidamente producen el deceso, especialmente
cuando la lesión tiene lugar:
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c) Con producción de hemorragia intrapericárdica, que comprime al corazón y
produce asistolia.
BIBLIOGRAFIA
3. PROTEAU, J.- Orifice d’entrée unique de deux projectiles.- Ann. Med. Leg.,
42 : 267, 1962.
22
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17. DALLA-VOLTA, A.- Tratado di Medicina Legale, vol. II, parte prima, p. 211.
Societa Editrice Libraria, Milano, 1935.
23
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20. FRANCKEL, P.- Vjsschtl. gerichtl. Med. Bd. 43, II suppl. H., p. 164 (citado
por DALLA-VOLTA, A. Tratado di Medicina Legale, vol. II, parte prima, p.
214. Societa Editrice Libraria, Milano, 1935.
25. VON HOFMANN, ER.- Tratado de Medicina Legal, 2DA Edición Castellana,
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24