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SIN TÍTULO

EN cuanto al poema La Adorable que llevas en el bolsillo,

Que empezaba: «Siempre pienso en nosotros,

los superhumanos, cómo

Pasamos aprisa diciendo: “Hola, soy fulano de tal, y tú,

¿quién eres?”»,

Hace años que te tomaste la molestia de leerlo. Pero ahora,

Bajo esta luz de espliego a la sombra de los pinos el

momento

Parece adecuado. La ceniza de una pasión, el

desfiguramiento de las imágenes

Página abajo es todo lo que queda. Y ella era hermosa,

Y el poema, eso pensabas entonces, también lo era.

El espliego se convierte en ceniza. Desaparecen las nubes.

¿Dónde

Está ella ahora? ¿Dónde está aquel muchacho que

permanecía durante horas

Junto a su casa, que supo demasiado tarde que siempre hay algo

A punto de ocurrir, justo cuando no sirve de nada?

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