CALABRESE, O. (1454)
INATAB In DAD Y HeTANOKROMS
La gta Nev BARRA (pp Aob~At6).
HAC > CAtreDKA.
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Inestabilidad y metamorfosis
1. Monsrruos
or atmos de wn deo de hecho, En los titimos ales hemos asi
tido y seguimos asstiendo ala creacién de universos fantdsticos pu
lolantes de monstmios. Cine, televisién, literatura, publicidad, mic
sica nos estin proporcionando una impresionante galeria de em.
plares, también muy diferentes entre ellos. Répidamente: hemos te-
nido las lagartor de dos series televisivas de Lor wstante; el sex pro-
teiforme de La eae de Carpenter; el enemigo de Conan ef birbarr que
se transforma en gigantesca serpiente; el envel Aliery u versin fe-
mening en Afi loscoloalesgusanca de Dene ente vend ene
{que se transforma el protagonista de EY inaible Hulk; el pueblo ex-
tuaterrestre de los diverso epsodios de La gura dee guavas y de
‘Siar Tre; el héxoe irénico de Us boebre labo americana on Londres yu
parodia en Thriller, clip para la homénima cancién de Michael
Jackson y rodado por el mismo diteetor John Landis; los espectros
de Lar eizafantasnar; las apariciones de Patric los diablos de De
tio Argento en Denon los monstruos buenos o casi buenos de Er.
nentros en a brcra fase hasta El extralerreney Grentins | microalieni.
gena de Liguid Sy; hombre robot de Ranker, y la lista est slo
empezando. Ya esta constatacién seria suficiente para reflexions
sobre una superficial relacién con el batroco y con otras 6pocas «si-
tilares» productoras de monstruos: baja Iatinidad, baja Edad Me
dla, romanticismo, expresionismo. Todos ellos son periodos en los
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ccualesel monstruo se emplea pera representar no tanto losobrenatu-
ral o lo fantistico, como sobre todo lo emaravilloso», que depende
de la rareza y cantalidad de su génesis en naturalezey de In oculta
mmisteriosa teleologta de su forma.
ste es, en efecto, el punto mds interesante. Si reflexionamos en
la etimologia misma del nombre emonstruoy, encontraremos dos
significados de fondo. Primero: la espectacolaridad, derivada del
hhecho de que el monstruo se muita més alld de una norma («mons-
trams). Segundo: «la misteriosidad» causada por el hecho de que su
existencia nos lleva a pensar en uns admonicin oculta de la natu-
saleza, que debesiamos adivinar («onitume). ‘Todos los grandes
prototipos de monstruo, los dle a mitologia clésica, como e} mino-
Tauro 0 la esfinge, son al mismo tiempo maravillas y principios
‘enigmticos, Son desafios Ilevados a dos campos especulares que
Constiuyen ia experiencia humana: el dominio defo wobjtivo (es
decir, el mundo fuera de nosotros) y el de lo esubjetivon (es decir,
‘nuestro espiritu). En fin, desafos llevados 2 la regularidad de tan
turalezay a aquella otra regularidad que se adecua a ella, le inteli-
sgencia humana.
Deagui el gran principio fondador de la teratologia o ciencia de
tos monstruos: basarseen el estudio de Ia inregularidad, ocuparse de
I demeera. Ea efeeto, los monstruos, en cualquier descripcién des-
de la antigdedad hasta auestros dis, on siempre excedentes 0 exce-
0s, en grandeza o pequeticz: gigantes, centautos, ciclopes; ent-
‘nos, gnomes, pigmeos; con demasiadas partes ausentes: gastezSpo-
dos, sciépodos, blénides. La perfeccién natural es una medida me-
dia y lo que sobrepasa los limites es vimperfecto> y monstruoso'
ppeto imperfecto y monstraoso es también lo que sobrepasa los con-
fines de aquella medida media que distingue le otra perfeccibn, Ia
spiritual, Pesfeccién y «mediedado, sobre todo en ciertas épocas,
del gusto, son casi sindnimas, como observaba irénicamente Jean
Paulhan cuando decia que enada se asemeja tanto a la mediocridad
‘como la perfeccién»?. De agui el enigma del monstruo, pero tam-
ign an conden epee Exe Gltimo cnicier hace del monstua
un ser no s6lo enormal, sino generalmente negativo. Un ser para el
cual el juicio de exceso fisico 0 morfolbgico se transforma en juicio
de exceso de valores espiituales. He aqui la explicacién del por qué
bere Lasealt, Le monte dan art sol, Kinhsieck, Pars, 1976.
2 ine cita er de senda mano: Ia tomo de Bebert Blanché, Lar ee
107Ia teratologi, de ciencia «positive» se torna en disciplina moral yse
basa en los sistemas de valores aceptados por una sociedad’.
‘Las sociedades muy normalizadas establecen usualmente unas
khomologaciones entee las diversas categorias de valot. Tomemos,
por jemplo, cuatro categorias:ética, estética, motfoldgica ytimi.
«xs, Lat primeras dos son categoriasapreciativas en el sentido de
que contienen wn jucio que implies Ia alabanza y la reprobacién,
1Las dos segundas son categorias constaivas, en el sentido de que
ddan un juicio de realidad, Sin embargo, e observari que existen,s0-
bre todo en periodos de mayor worden, homologaciones rgidas en
tue los términos positives y entre los términos negativos de las cu
tro eategorias, Las apreciatives informan a las constativas y, 9 0
ves, éstas dan contenido a las aprecativas, Por ejemplo: lo que esth
conforme desde un punto de visa fisico es también bueno, bello y
portador de exforia; lo que es bueno debe set también conforme,
bello y portador de enfora; lo que es bello seed también conforme,
bueno y euférico; lo que es euférico es tarabién bello, conforme y
‘bueno y viceversa, como en la tabla siguiente, que hemos discutido
ya en [a introductién de este libro:
Coreconta ___Juncio some __Vaton'vostrivo-Vavon nacative
Motfolégicn Forma Conform Deforme
Tica Moral Bueno Malo
Btética Gano Ballo Feo
Times Pasién Eutérieo Distéeio
‘Sin embargo, se observari que es posible desviarse poco a poco de
semejantes homologaciones. De hecho, hay grupos 0 sociedades en-
teras que proponen tal vez homologaciones diferentes o més sim-
plemente neutralizan las homologaciones existentes, Si volvemos a
AYES Corto Bolg, Mam en Fil, Eins, Tui, 198,
4 No cate ning ete pc cei sen lpr de x catego, sno
rel hecho de quel bien tobe, fermay nemionons ds era re
thorny gin ten sen, noe pci de sa den fends bane
tcmagenos Se pi babe sachin step dela oendn ys cous ne ae
‘ran amino demain: poral ssc veda x alg as compte
ut lor oon canto, qu parcen mis evident en hemlogelse eee
Pees i
108 ;
os monstruos, veremos que, segin la homologacién «més ordena-
a», se tentard de seres deformes en principio y, por tanto, malos,
feos, disforicos. Sin embargo, pueden darse mutaciones de homolo-
sacion: slguien puede empeaas a decir que el monstruo es perfecta-
‘mente conforme y, por tanto, también bello, pero también disri-
0 ¥, por tanto, sustancialmerte malo. Un prototipo: Dorian Gray
La moral eatélica he sugerido quizd tal mutacién de perspectiva,
En otro liga, se puede sostener que la deformidad y a dsforicidad
son, en cambio, portadoras de belleza y bondad. Muchas obras r0-
anticas siguen esta regla. Asi se puede empezat a vislumbrar wna
vetdadera combincion de valores capa de define diver ct
des de grupos, individuos y sociedades en las areas de juicio de Ia
forma, de ticismon, del catcticinmo, dela psionlidd dels fe
‘némenos. Es légico, naturalmente, que la simple y vasta axiomatica
arriba presentada toma cuerpo en eategorias cada vez menos gene-
rales, Por ejemplo: la conformidad puede representarse mediante si-
metzia, medida del hombre, colores tennes, cabello rubio, delgadez,
«tc, Lo que en un periodo de semejante conformidad sc define ade-
forme» es su contrario. Hay un rechazo si el deforme, socialmente
hhomologado al malo, fo, distOrico, de repente es ssociado por al-
_guien al bueno o a! bello 0 al euférico. Cando, a su vez las figuras
del rechazo se estabilicen en una sociedad, son justamente éstas las
‘que se transforman en el reino de lo conforme y asi, consecuente-
‘mente, en una dialéctica general de los valores colectivos en las
vversas épocas,
Desatrollada esta premisa, podemos volver a lot monstruos
contempotineos y preguntaznos, finalmente, si corresponden a al-
gin cambio acaecido en el régimen de las homologaciones. La ex-
‘puesta que podemos dar es efectivamente que si; hay un caricter es-
pecifico en la teratosfera de hoy en dis. Los nuevos monstruos, lejos
de adaptarse a cualquier homologacién de las categorias de valor,
‘as uspenden, las alan, Js nentraizan Se presentan también como for.
‘as que no se bloguean en ningin punto exacto del esquema, no se
cstabilizan, Por tanto, son formas que no tienen propiamente una
forma, sino que estin, mis bien, en busca de ella. Lo que hace refle-
xionar sobre la necesidad de un nuevo capitulo por afadir a la his
toria de la teratologia: un capitulo sobre la xnaturalyinestabilidad €
infortnidad del monstruo contemporineo. Y siendo, como sc ha
visto, la teratologia una ciencia fandamentalmente social, la necesi-
dad de un capitulo sobre la «natural» inestabilidad e informidad de
nuestra sociedad,
1092, Las FORMAS INFORMES
Para clasificar los nuevos monstruos con un minimo de perti-
nencia, pattimos de un criterio descriptivo. Por ejemplo, la
cid de una denominacién, ¢Cémo bautiasiamos la forma de
de You de La guerra de las galaxias, de Alien, del sex de La cea? Digo
«bautizatiamos» porque, inevitablemente, en presencia de una for~
‘ma inusitada en el cuadro de las ya covocidas, usvalmente el tinico
‘modo para fjarla y hacerla perceptible y combnicable es cl de darle
‘un nombre tal vex precedido por ssemejante a... De hecho cs el
leaguaje verbal el que normalmente permite estabilisar cualquier
forma, Y bien: se observard que somos completamente ineapaces de
denominar los monstrues contempordneos con otro nombre que
nosed el de emonstruoss. Lo que en el fondo los distingue de los del
pasado, dado que en los mochos catdloges de los veratSlogos anti-
‘guos encontrdbamnos, en cambio, verdaderas listas de caracteres:
alas de murcilago, cabeza de ledn, cuerpo de linee, cola de reptil,
pitas de rapaz. En fin, el monstruo era una summa de propiedades
uusualmente inaccesibles entre ellas, pero, sin embargo, recono-
cibles,
'No se crea que los productores de monsteuos cinematogrificos
‘no se hayan planteado el problema. Hay al menos un monstruo
contemporineo que reflea perfecta y conscientemente [a cuestibn,
Es el alienigena de La case de Carpenter. En un determinado mo-
‘mento dela primera pacte, el médico de la expedicién americana en
la Antértida que ha enconteado al ser, descubre su secreto. La cosa
zo posce forma auténoma, pero sus células imitan las del ser que le
pasa mds cerca, hasta tragatias y transformarse cn ellas. Esto hace
que enando Ia cosa se encuadra, en realidad ésta sea unas veces un
petro y otras un miembro de la expedicién; o bien, una masa amor-
faen un estado de transformacién y de metamorfosis, El doctor ex-
presa el concepto, incluso con un pequefio programa computeriza-
do, en el que vemos un espacio de accién esquemitico en el cual se
mueven simbolos de las células verdaderas y de le parisits. Cuando
una célula llega cerca del predator, éste la eaptura a aga y despues
se transforma en ella. Peto, en si'y por si misme, la cosa no tiene
forma propia.
Un mecanismo muy anilogo se encuentra en otra pelicula re-
ciente, de un género completamente diferente: Zelig de Woody
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Allen’, Zeliges un petsonaje de los aftos 30 que Ia natoralezx ha do-
tado de tna singularided: no posee, o al menos no parece poseer,
personalidad y aspecto propiosy se transforma en el inimo y en el
fisico imitando el ambiente y las personas que le rodean. De esta
forma, lo vemos, por eemplo, con camisa oscura al ado de Adolf
Hitler en tun mitin, pero despoés lo reenconteamnosjudio entze los
jdios 0 miisico negro en un conjunto de azz. Todo ello en un wcxes-
cendo» de situaciones en las que Zelig se vuelve delgado, gordo,
rico, pobre, petrolero, aleta, politico, alemén, italiano, americano
€ incluso psicoanalista cuando se le obliga, para wcoration, a some-
terse a anilisis, Por tanto, el film narra un easo de camafeonismo
hhumano; pero también Zelig como film es eamalebnico. Woody
‘Allen, de hecho, ha construido una peefceta obra de montaje ea la
ue asstimos a transformaciones del film en otto film. La pelicula
de base es en blanco y negro, ligeramente nebulosa a imitacién de
Jos films de los afios 30y las partes nucvas se integran con las docu-
‘mentales vesdaderas hasta llegar a ser indistinguibles. Se repiten in-
uso el frufr, los cortes, las velocidades del cine de entonces. Al-
_gunas inserciones documentales son en color y contienen entrevie-
{as a conccidos personajes de la cultura americana contemporincs,
como Susan Sontag o Bruno Bectelheim. Sin embargo, mezcladas
con entrevistas a personajes imaginarios pertenecientes ls historia
inyentads, conttibuyen a le indecbilidad de la verdad o de la false-
dad sociolégica propuesta pore im, incluso las entzevistas son cs-
‘maleénicas imitan, por ejemplo, dos muy diversos films como eds
cde Warren Beaty, intercalado por entrevistas sobre la personalidad
del periodista John Reed y Mido de Amirca de Alsin Resnais que in-
cluia eflexiones registradas del bi6logo Hensi Laborit sobre las ra-
tas. El tema y su misma elaboracin se centran una vezmésen Ia in-
formnidad y en la nestabilidad. Lo explica, por otra parte, muy bien
tn personije de Zell doctora Eudora Pletcher: «Zelig ya desde
ppequefo ba tenido un caricter absolutamente instable, Pate sentirse
aceptado ha empezado a transformarse en cualquier cosa que fuera
Percibida como normal y reconocida por todo.
Sin embargo, también Carpenter demuestra ser consciente del
‘mecanismo dinimico que estéconstrayendo lo revela un detalle no
secundario del film. Como se sabe, la pelicula es un roma de La ita
realizada en 1950 por Christian Nyby y Howard Hawks. Sin embar-
40, el seralienigena en aquel caso maatiene un aspecto humanoide,
5 Ver también tn Ze Paane mn, «Panoramn mes, 14,1983,
ut