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UN PUNTO EN EL CONCIERTO DEL TÉRMINO CULTURA

José Sánchez Arévalo

Espiral Colectiva Alí Primera

Estas notas están escritas sobre un mismo tema, elaboradas a raíz del proceso histórico de
cambio, que Venezuela requiere para construirla y reconstruirla desde nuestra realidad,
fundamentada en símbolos que nos identifican y definen.
Por eso cuando se participa se invoca la necesidad del hombre y la mujer con sus poderes
creadores como sujetos del pueblo para expresarse más allá de convencionalismos del hecho
cotidiano.

Como factor esencialmente social, humanos y humanas mueven el todo de las relaciones
de cualquier sociedad, activando los elementos esenciales que determinan su cultura, los niveles
que ésta logre alcanzar y su más efectivo adentramiento y posicionamiento dentro de cada
individuo e individua que conforman una determinada colectividad.

Quienes asumimos la necesidad de uso de las distintas reservas de fuerza moral,


psicológica y ética estrictamente personales, basados particularmente en la creencia de un mundo
mejor, sólidos y sólidas en cuanto a una memoria histórica, fundamentada en la conciencia crítica
como resultado de la autocrítica y desde el libre albedrío, impulsados(as) por la fuerza del amor,
buscamos Despertar a la Nueva Conciencia involucrando a la responsabilidad en el ejercicio de la
verdad.

De ahí que conceptualizar desde el término cultura, sea tarea riesgosa. Es posible que al
hablar de cultura entendámosla como una forma de comprensión de la realidad en función de
totalidades en procesos integrados (holístico), lo que nos llevaría a dilucidar que estos procesos no
pueden reducirse a unidades de referencias menores.
Mas cultura es un término y un ente que sufre el embate del tiempo y de los cambios
políticos, sociales y económicos que viven las distintas sociedades humanas.

Puede engrosarse aún más el concepto de cultura desde lo holístico entendiendo que éste
concibe al hombre y a la mujer como un organismo integrado, una unidad de desarrollo, con una
determinada visión de mundo que lo llevan y la llevan a formular cambios en los pensamientos,
percepciones y valores, lo cual constituirá una sustitución o mudanza de visiones, sin menoscabo
de su misma integración y de la suma de valores de su ámbito, lugar o nación. En ese sentido el
sentimiento o sentido de pertenencia como factor humano, es particularmente importante para
confrontar y evitar la modificación global y uniforme de la conciencia y, por supuesto de la
expansión individual, y sí, buscar restablecer algún día la unión del hombre y la mujer con lo
humano y con la totalidad del mundo que lo contiene. Cultura es una propuesta inacabable...

Al respecto, Brecht nos permite parafrasearlo cuando nos estimula a ello: Cambiar la
humanidad y cuando la hayáis cambiado seguid cambiando de nuevo esta humanidad cambiada.

1.- ¿Qué entiende Ud. por cultura de la participación?

Participar es estar consciente de la realidad ahora, actual que construye y reconstruye una
cultura participativa, involucrarse concretamente y ser parte en la transformación constante
donde factores esencialmente humanos son los beneficiarios de ese ir y venir abriéndose nuevos
horizontes, haciendo posible contemplar el misterio de lo que se crea organizadamente con
solidaridad y creatividad, intentando descifrar dónde nos encontramos, hacia dónde vamos sin
eludir la presencia de varias antiguas tradiciones de pensamiento sobre el origen creativo último.

En el caso particular de Misión Cultura, ésta constituye una política cultural de Estado;
participación individual y colectiva, que busca a mi entender, consolidar un sector tan vulnerable
como es el cultural, potenciando endógenamente los recursos humanos existentes que son
invisibilizados por las élites de los(as) viejos(as) “notabilidades”, élite que ve la cultura como una
sucesión de hechos heredados pasivamente, convirtiendo la acción humana dependiente de una
máxima, la cual establece: “la vida es así”.

Por lo tanto se advierte la eminente necesidad de un cambio que nos conduzca


ciertamente a la posibilidad de una nueva manera de vivir en cultura con acciones más
contundentes, esperándose que nuestro ánimo y esperanzas se transmitan a los(as) demás; un
cambio en nuestra manera de pensar y sentir favoreciéndonos a todas y todos.

Es una cultura donde se debe excluir la exclusión, y preterirla como viejo paradigma nada
cónsona en una sociedad que avanza a pie firme por históricos derroteros de revolución.

2.- ¿Qué entiende Ud. por cultura de la dominación?


No sólo factores externos deben considerarse a la hora de afirmar que son los únicos
responsables de una cultura de la dominación, también los internos, y son los más dañinos,
constituyen el dogma ulcerante que hacen y han hecho posible una entronización en la sociedad
venezolana de modelos culturales aplicados sistemáticamente para desprendernos,
desvincularnos, individualizarnos de toda umbilicación natural con lo que nos identifica como
nación, para así dominarnos a su antojo.

Han sido, y son múltiples los medios e instrumentos utilizados para endosarnos los
elementos extraños que subliminalmente atrapan la conciencia, siembran dudas y hacen creer que
cualquier forma de colonialismo es desarrollo y, lógicamente, el proceso de explotación sigue
omnipresente.

Como ejemplo de dominación cultural tenemos en la economía al Fondo Monetario


Internacional y al Banco Mundial, transnacionales invasoras en el campo alimenticio como Mc
Donald’s, Coca Cola y en el área cinematográfica, Hollywood. En Venezuela las empresas de
publicidad y los medios privados de ¿Comunicación?

3.- ¿Cómo se construye o concreta la cultura de la participación?

No debe dudarse acerca de la viabilidad de la transformación interior de la humanidad


venezolana y la evolución de su conciencia como fuerza capaz de cambiar, de sustituir los viejos
paradigmas en Venezuela y que posiblemente sea nuestra única esperanza o solución real para el
futuro.

Construir o concretar una cultura de la participación conlleva a no perder de vista la


situación del mundo y en particular la de Venezuela.

Es importante en extremo, comprender las raíces de la crisis global y desarrollar


estrategias y remedios efectivos para disiparlas. De allí que la mayoría de los enfoques se centren
en factores de orden histórico, político, o económico que son síntomas de la crisis, más que sus
causas.

Si observamos profundamente con criterio analítico objetivo y científico al proceso socio-


político de Venezuela actualmente en transcurso, entenderemos causas y efectos; de esa manera
con una visión clara y precisa de ese acontecer y donde somos sustanciales protagonistas,
podemos emprender la construcción de una cultura de la participación.
¿En qué podemos basarnos?

Fundamentándonos principalmente en valores nobles como: la organización, el


colectivismo, la solidaridad, mancomunidad, cooperación, estímulo permanente,
responsabilidad...

Deslastrarnos de vicios y viejas prácticas entronizadas como: el facilismo, la abulia o


pusilanimidad, el arribismo, el dejar hacer, el egocentrismo, el sedicentismo...

Se construye una cultura de la participación haciendo uso de nuestros derechos


consagrados en la Constitución, participando directamente, activando nuestros conocimientos y
poniéndolos al servicio del país, asumiendo una actitud nueva y consciente de que en todo
proceso se cometen errores, porque para consolidarlo, se necesitan las fuerzas creadoras del
pueblo, que ahora tiene la posibilidad de participar en la vida política-cultural del país en las tomas
de decisiones, si interviene a través de la organización.

4.- ¿Cómo se evidencia la cultura de la dominación y cómo se puede revertir?

Las experiencias pasadas y vividas muestran o nos dicen que la dominación cultural como
ente alienante, alienador y modificador en la sociedad venezolana ha multiplicado sus tentáculos
en torno a esta última.

Es evidente su poder de dominio ejercido y dirigido desde los centros cínicos de poder
mundial, con la venia consagrada de los sectores más reaccionarios y extremistas de derecha del
país.

Conviene aclarar que una cultura de dominación maneja eficientemente conceptos


aplicados como transformación, desarrollo, decadencia, confundiéndonos prejuiciada y
apriorísticamente con lo nuevo y con lo viejo.

La cultura de la dominación percute y repercute cotidianamente a través de los medios


informativos y de comunicación, como sus principales vehículos deformadores de conciencia, con
su carga subliminal altamente alienante y masiva.

Creando mecanismos alternativos de producción del pensar imaginativo, de razonar


correctamente sobre este fenómeno acultural, yendo a la patria de la infancia, buscando un árbol,
un barrio, una calle, una casa, en fin, parándonos con firmeza sobre la toponimia de nuestra alma
con sentido de pertenencia, tomando todo ello como fundamento necesario de una cultura (arte)
nacional, es una de las maneras de revertir la dominación.

Trabajar sin descanso, no sólo con la cabeza, sino con el cuerpo entero, con los
sentimientos, los pavores, las angustias y hasta los sudores, y volviendo a recomenzar en cada
error, con autocrítica y sobre todo, valiéndonos de la creencia en nuestros símbolos patrios que
nos identifican a lo largo de la historia. Haciéndolos valer en cada actitud, en cada rincón, en cada
persona y en los niños y niñas de la primera edad. Crear nuestra cultura desde la gestación,
fundarnos y refundarnos en la estructura de todas las cosas, condensando una suma de ideas
consecuentes para construir, siempre construir una Nueva República, lenta pero incansablemente,
día tras día; una Nueva República Culturalmente Soberana.

5.- ¿Por qué la cultura es importante para avanzar en un proceso de transformación?

En todo proceso de transformación, la cultura no sólo es importante, es vital porque es


inherente al hombre y la mujer, los centra y concentra y provoca en ellos y ellas su acción creadora
hacia un fin último, teleológico que se traduce en la suprema felicidad social; con ello se sacude
de entre la telarañosa maraña de lo preestablecido donde pululan sumidos(as) en función del
dominio; tratar de enfocar su atención a la adquisición de una conciencia crítica y más allá, la
concienciación con sentido nacional y soberano.

La conciencia de los valores auténticamente venezolanos, el deseo de superar las fuerzas


destructivas del imperio, la aspiración a participar de la vida comunitaria, forman parte de la
importancia que cobra la cultura para avanzar en un proceso de transformación, como el que
vivimos en Venezuela.

Debemos captarnos frente a nosotros(as) mismos(as) y frente a los(as) demás, para


entender que en todo proceso político-social, es necesario e importante el diálogo sencillo pero
radical en cuanto a encarnar culturalmente dentro del proceso de cambio, para emancipar la
humanidad (sociedad-venezolana) de una situación algo aberrante por 500 años de dominación, y
cuatro décadas recientes de perversión sistemática, coexistentes y persistentes aún, penetrando
como eje longitudinal, como ejecutor de acciones culturales dominadoras bajo un nuevo ropaje
pregonante de una añorada liberación, trastornando los auténticos ideales de un pueblo que de
nuevo se siente defraudado y reinsertar en ese público-masa su condición de sujetos y sujetas
pensantes y no como objetos de uso, con conciencia pre-fabricada.
Desmitificar el mito enajenador instalado en el inconsciente colectivo: todo lo proveniente
de afuera (importado) es mejor.

Es importante además comprender la diversidad cultural, no como suma de saberes y


valores adheridos a nuestra cultura para convertirla en un collage, una chapuza, todo lo contrario,
asumirlos como formas de hacer, modos de vida, estilos de vida complementarios de lo propio sin
perder y desvirtuar nuestra originalidad que propicie la emancipación del acto de autorreflexión, y
de esta manera, favorecer la consolidación de la autonomía personal, grupal y comunitaria para
encauzar el proceso de cambio.

6.- ¿Cuáles son las implicaciones en construir una cultura con referentes ajenos?

Para poder desglosar las implicaciones que se dan cuando se construye una cultura con
referencial “ajeno”, han de considerarse dos cuestiones: la forma y el fondo.

Crear significa origen, naturaleza, pero se debe tener cuidado al ir a la matriz de ese
origen, de esa naturaleza.

Si tomamos lo que consideramos puede beneficiar a implementar y cultivar modelos


culturales en lo que a comportamiento ciudadano se refiere, podemos tomar como ejemplo
modelos de cualquier país “desarrollado”: urbanidad, urbanismo, sentido del ahorro. Tomamos de
ello lo conveniente de un sistema de urbanidad desde la forma, estudiando cuánto ha sido el costo
en todos los sentidos o aspectos para los resultados que ellos han obtenido, igual al de urbanismo
y el de políticas de ahorro. Se habría de ir al fondo de cada uno de ellos, porque de lo que se trata
es convencer acertadamente de qué manera puede ser beneficioso como referente, tomando en
cuenta nuestra idiosincrasia.

Forma y fondo, he ahí la cuestión. No se debe enjuiciar a priori lo ajeno certificándolo


letalmente dañino para crear sobre la cuestión de forma, so pena de caer en nacionalismo
extremo, chauvinismo, segregacionismo y otros ismos.

En conclusión, ha de tenerse en cuenta el que en una sociedad cada vez más


alarmantemente consumista, para poder hacer uso beneficioso de la forma, debe irse al fondo de
la misma, no improvisar, no imponerla desde las altas esferas sin un estudio pormenorizado,
participativo y organizado de nuestra realidad actual del proceso histórico de cambio,
considerando y observando hondamente la memoria histórica.

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