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PLATON

DOXA: se traduce como “opinión” y es un tipo de conocimiento que se obtiene mediante la


experiencia. Esta solo se desarrolla en el mundo sensible, es un “conocimiento fenoménico”
que puede ser engañoso.

EPISTEME: es el conocimiento verdadero propio del mundo inteligible. Es un conocimiento que


no se puede expresar con palabras pero habita en el mundo de las ideas.

Hay 5 elementos para que se produzca el conocimiento:


Nombre: pertenece a la DOXA, es el primer elemento: “existe un objeto que es lo que su
nombre indica” (un circulo tiene como nombre “circulo”).

Definición: (DOXA), compuesta por nombres y predicados que pretenden explicar cómo es el
objeto.

Imagen: (DOXA), la que se dibuja y se borra, se crea y se destruye sin que eso le suceda al
objeto mismo pues la representación es distinta de la existencia real del objeto (yo puedo
dibujar un circulo y borrarlo pero este sigue existiendo como idea en el espacio determinado
que ocupa).

Conocimiento mismo: (EPISTEME), es aquello que no está en las voces ni definiciones del
objeto mismo, sino que está en las almas, es de distinta naturaleza.

Objeto en sí, cognoscible y real: (EPISTEME), es la suma de conocer todas las cosas anteriores.

Todos estos elementos, intentan explicar la esencia de una cosa desde la debilidad y
arbitrariedad de las palabras. Las líneas que forman el contorno de algo están en contacto miles
de rectas imaginarias distintas (lo que contradice a la naturaleza real de la cosa), mientras que
la naturaleza del objeto no contiene nada que la contradiga; el nombre de los objeto es
arbitrario y creado por el nombre, por lo que si ese nombre cambiara la esencia de la cosa seria
la misma; lo mismo sucede con la definición, puesto que está compuesta por nombres
predicados. Los cuatro primeros elementos son los que se refieren a la cualidad de la cosa, pero
el ALMA busca conocer el SER, por lo que UTILIZANDO TODOS LOS ELEMENTOS Y ANALIZANDO
LA COSA (subiendo, bajando y atravesando el objeto) SE CONSIGUE CREAR EL CONOCIMIENTO,
PORQUE TANTO EL OBJETO COMO EL ESPIRITU ESTÁN BIEN CONSTITUIDOS.
REPÚBLICA: LIBRO VII

Para platón la educación es la transformación del hombre.

La ALEGORÍA DE LA CAVERNA explicará, en cierto modo, la teoría del conocimiento de Platón:

“en una caverna hay hombres que encerrados y atados toda su vida en una caverna, solo
vieron sombras que consideraron que eran realidad. En algún momento, siendo uno de los
prisioneros liberados y pudiendo este ver la LUZ (conocimiento y verdad) resultara difícil de ver
creer, pues para este hombre la verdad siempre fue otra cosa, las sombras. Durante su
liberación y camino hacia la verdad el hombre sufrirá a causa del encandilamiento (y por la
revelación de que sus verdades eran falsas) no logrará ver correctamente a causa de la
claridad, hasta que sus ojos se acostumbren. Cuando vea el FUEGO (conocimiento) productor de
las sobras comenzará a entender; cuando emplees su energía en salir de la caverna
forzosamente y ver el SOL (el bien) tendrá que tomarse su tiempo y progresivamente
acostumbrarse a la claridad de las cosas reales. Primero podrás distinguir las sombras, luego el
reflejo de las cosas en el agua, podrá ver todo correctamente durante la noche y finalmente
podrá soportar la luz del SOL.

Platón concluirá que si este hombre regresara a la caverna encontrara dificultad para ver las
sombras (por su capacidad de ver el SOL), los demás hombres dirán que por haber salido de la
cueva se había estropeado los ojos y no podía mirar “correctamente”, por lo tanto no le creerían
que esas sombras no eran de verdaderamente la realidad”.

El SOL como la idea del bien debe entenderse como productor de todas las cosas, causa de la
vida, quien engendro la luz, la verdad y la inteligencia. Por lo que debe entenderse que quienes
alcancen el conocimiento del bien ya no querrán ocuparse de los asuntos humanos, sino que
aspiran a pasar el tiempo allí arriba. Los hombres ven borroso y mal en dos momentos: cuando
se trasladan de las tinieblas a la luz y cuando se mueven de la luz a las tinieblas.

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