H I S T O R I A S PA R A L A C O N S T R U C C I Ó N D E L A
C O L E C C I O´ N
ARQUITECTURA
H I S T O R I A S PA R A L A C O N S T R U C C I Ó N D E L A
DOMINICANA
ARQUITECTURA
CENTENARIO
DOMINICANA
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Gustavo Luis Moré
Esteban Prieto Vicioso
H I S T O R I A S PA R A L A C O N S T R U C C I Ó N D E L A
ARQUITECTURA
DOMINICANA
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C O L E C C I O´ N
CENTENARIO
G R U P O
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LEON JIMENES
C O L E C C I O´ N
CENTENARIO
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Contenido
LEON JIMENES
1
CEP/INTEC
©2008 Grupo León Jimenes
ARQUITECTURA VERNÁCULA Y POPULAR
ISBN: 978-9945-422-18-4 Esteban Prieto Vicioso
ISBN: 978-9945-422-17-7 1.1 La arquitectura indígena 45
Todos los Derechos Reservados. 1.2 Influencias y aportes foráneos 53
Registro de Propiedad Intelectual.
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida 1.3 Surgimiento del campesinado y su arquitectura 63
en ninguna forma o medio sin el permiso escrito del editor,
excepto para la inclusión de citas en una reseña o revista.
1.4 Palmas y arquitectura vernácula 71
EDITOR
1.5 Los caminos múltiples de la arquitectura popular 77
Gustavo Luis Moré
COORDINACIÓN EDITORIAL
Félix Fernández
ENSAYOS
Esteban Prieto Vicioso
Eugenio Pérez Montás
Gustavo Luis Moré
2 1 4 9 2
1 8 4 4
LOS ESPACIOS DE EUROPA EN AMÉRICA: ARQUITECTURA Y URBANISMO
Eugenio Pérez Montás
2.1
2.2
Transformación territorial
La Isabela: Primera casa de Colón
85
93
José Enrique Delmonte 2.3 La política territorial de los Reyes Católicos: La Concepción de La Vega y Santo Domingo 97
CORRECCIÓN DE ESTILO 2.4 El plateresco y los grandes conjuntos monumentales de Santo Domingo 107
Félix Fernández
2.5 El neoclasicismo. Proyectos del ingeniero Antonio Álvarez Barba y la calle Las Damas 123
ÍNDICE, PERMISOS DE AUTORÍA
María Cristina Rodríguez de Moré 2.6 Casas y patios de Santo Domingo 137
3
FOTOS ESPECIALES PARA LA EDICIÓN
Jochi Marichal / Ricardo Briones 1 8 4 4 LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD:
DISEÑO Y PRODUCCIÓN 1 9 3 0 ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS
Lourdes Saleme y Asociados Eugenio Pérez Montás
Directora de arte / Lourdes Saleme
Diseñadora asociada / Kirsis Santana 3.1 Introducción al período republicano 149
IMPRESIÓN 3.2 Santiago y los pueblos en la ruta del ferrocarril 165
Vistacolor©
3.3 Repoblación de Montecristi y nuevas poblaciones en la zona oriental 183
Santo Domingo,
República Dominicana 3.4 Los pueblos del sur y la ruta del oeste 193
2008 3.5 Desde Santo Domingo: Eclecticismo y modernidad 199
|4| |5|
4 1 9 3 0
1 9 6 1
MODERNIDAD Y CONTRADICCIÓN EN LA ARQUITECTURA DE LA “ERA DE TRUJILLO”
Gustavo Luis Moré
4.1 La situación de la República en 1930
4.2 Cambios políticos y fenómenos atmosféricos: “No descansará mi brazo...”
217
223
4.3 El invariable retorno, 1930-1937. “Llega joven arquitecto” 227
4.4 La consolidación del régimen y el 1er. Centenario de la República. “Programa de obras” 237
4.5 Los inmigrantes del 39: la tranformación del arte dominicano. “Toreando submarinos” 247
4.6 La aplicación del modelo trujillista de equipamiento público 251
4.7 La generación del 50. Una nueva actitud 257
4.8 La vigencia del academicismo tardío 263
4.9 La Feria de la Paz, epígono y epílogo de la era 267
4.10 Ciudad Trujillo y Santiago: opuestos en política urbanística 273
5 1 9 6 1
1 9 7 8
LOS TIEMPOS DE LA LIBERTAD
Gustavo Luis Moré
5.1
5.2
La construcción del sistema democrático dominicano
Puesta al dia de la arquitectura oficial. Joaquín Balaguer y su política de “varilla y cemento”
283
291
5.3 El impacto en la estructura urbana 305
5.4 Transición o continuidad... 311
5.5 El proceso de restauración del patrimonio monumental de la nación 317
5.6 Santiago de los Caballeros: tradición y modernidad 321
5.7 Los nuevos protagonistas: la generación de todos 327
5.8 Las nuevas modalidades de producción 333
5.9 Las metáforas de la historia y la crisis de la generación moderna 339
6 1 9 7 8
2 0 0 8
LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008
José Enrique Delmonte Soñé
6.1
6.2
La lectura de un recorrido
Hacia un regionalismo posmoderno
345
351
6.3 Algunos hechos significativos en la arquitectura contemporánea local 361
6.4 El Manifiesto de los “28” 373
6.5 El Faro a Colón y el desarrollo urbano 381
6.6 Las bienales de Arquitectura de Santo Domingo 387
6.7 El discurso arquitectónico del cambio de siglo 395
6.8 En la ruta del presente 407
EPÍLOGO
Gustavo Luis Moré 427
NOTAS 438
BIBLIOGRAFÍA 448
FUENTES GRÁFICAS 451
ÍNDICE ONOMÁSTICO 452
AUTORES 457
|6|
Presentación
Corría el 2002 cuando definíamos la forma en que Grupo León Jimenes celebraría en el siguiente año su
primer centenario de participación en la vida dominicana. En ese contexto surgió la idea de crear un fon-
do editorial, al que se le dio como nombre Colección Centenario.
Esta Colección nació con el objetivo de preservar y difundir las manifestaciones que atañen a la identi-
dad dominicana y que, como tal, son parte de nuestro acervo artístico, histórico, folclórico y natural, fru-
to del trabajo de investigadores y escritores que han dedicado años a indagar sobre estos asuntos que
nos competen a todos como nación.
Durante seis años, a través de esta Colección, el Grupo León Jimenes ha entregado a la sociedad do-
minicana veinticuatro volúmenes correspondientes a diez títulos, cada uno de los cuales explora algún
aspecto relevante de nuestra identidad.
En esta oportunidad, tenemos la gran satisfacción de presentar la obra Historias para la Construcción de
la Arquitectura Dominicana. 1492-2008, escrita por un equipo de destacados profesionales, liderado por
el arquitecto Luis Gustavo Moré, y en el que también participaron los arquitectos Eugenio Pérez Montás,
Esteban Prieto Vicioso y José Enrique Delmonte.
Cada uno de estos autores nos brinda –de forma exhaustiva– su conocimiento profundo sobre lo que ha ocu-
rrido en el país en lo que concierne a la arquitectura durante diferentes etapas de nuestro devenir histórico.
Historias para la Construcción de la Arquitectura Dominicana. 1492-2008 es mucho más que una rela-
ción de nombres, fechas y obras. Estamos ante un texto de perfil académico, enriquecido con una pre-
sentación eminentemente gráfica, atendiendo a la naturaleza de su objeto de estudio. Justamente se
buscaba reunir en un discurso continuo el conocimiento de autores capaces de articular una visión y una
estética coherentes, con el apoyo de la obra de fotógrafos sensibles y experimentados en la práctica exi-
gente del retrato arquitectónico.
En esta obra los autores describen una variedad de formas y soluciones que a lo largo de la historia nues-
tra gente ha dado a las necesidades de construcción y van buscando en ellas expresiones de lo que so-
mos como pueblo.
Este libro constituye un nuevo aporte a la bibliografía dominicana, que nos enorgullece primero por la ca-
lidad de su contenido como también por su exquisita presentación. Felicitamos a cada uno de sus au-
tores por el logro alcanzado; e invitamos a todos los interesados en esta materia a leerlo con atención y
a extraer de este esfuerzo todo el provecho posible.
José A. León
Presidente Grupo León Jimenes
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Prólogo
Ramón Gutiérrez. CEDODAL, Buenos Aires
La generosidad de mis amigos, autores del libro Historias para la construcción de la arquitectura Domi-
nicana 1492-2008 me ha convocado para presentar unos textos que son en realidad “La construcción
de la historia de la arquitectura Dominicana”, esfuerzo por demás ponderable y de sumo valor en la po-
tencialidad de ir comprendiendo con profundidad los procesos de configuración de nuestra “Patria Gran-
de” desde los fragmentos de nuestras “Patrias nacionales”.
Asumiendo la audacia de tratar de referirme a una visión cuya profundidad de conocimientos escapa a
mis posibilidades de referencia precisa, sospecho que la convocatoria de mis amigos tiene que ver con
el ejercicio de tener una mirada “desde afuera” sobre la evolución de su arquitectura, pero a la vez que
les permita sentirse “desde adentro” de un contexto latinoamericano cuyas referencias ayudarán a en-
tender las singularidades de los dominicanos dentro de un sentido de pertenencia cultural continental.
El libro asume, bajo la tutela de diversos autores, con su propio estilo y orientación narrativa, una evolu-
ción cronológica que no obvia los lógicos solapamientos y acepta las habituales periodizaciones de la ar-
quitectura occidental. Tiene, sin embargo, rasgos de notoria lucidez cuando plantea la necesidad de in-
tegrar los fenómenos de la arquitectura vernácula, trascender los análisis de las obras monumentales e
insertar la obra de arquitectura en una lectura urbanística que la explicita con mayor conceptualidad. Lo-
gra así soslayar la dialéctica entre lo monumental y lo cotidiano, lo clásico cargado de presunta eterni-
dad y lo efímero de la posmodernidad, integrándolos en una lectura unitaria. No se trata de aplanar las
diferencias o contradicciones, sino de asumirlas plenamente como parte de un proceso histórico que
nunca será lineal y encadenado sino justamente abierto y con reflujos.
Es importante ver como los autores vuelcan en sus textos el necesario encuadre sociopolítico, sin que
ello obligue a que la valoración de la arquitectura se realice en tanto la proximidad afectiva a las ideas del
autor. Así, puede hablarse con claridad de la dictadura de Trujillo sin eludir mencionar la importancia de
la obra pública realizada y la singular incorporación de la modernidad arquitectónica bajo su tiranía. Es-
to es un adelanto pluralista, luego de décadas donde la vinculación con determinadas ideas llevó a pon-
Notas preliminares
La realización de un libro sobre la arquitectura dominicana dentro de la Colección Centenario patrocina-
da por la empresa E. León Jimenes, ha representado una oportunidad extraordinaria dentro del velado
panorama que se dibuja en la escena bibliográfica nacional sobre este tema. El grupo de autores que lo
firma ha asumido este proceso con perseverancia, rigor y gran entusiasmo.
La forma final del libro es prácticamente idéntica a la prevista en el proyecto que presentamos al Grupo
León Jimenes en noviembre de 2003: primó la idea de armar un texto de perfil académico, con las bon-
dades de una presentación eminentemente gráfica, atendiendo a la naturaleza del objeto de estudio, la
arquitectura, una de las expresiones más sublimes y complejas de la plástica a través de los siglos. La
propuesta de reunir en un discurso continuo el conocimiento de varios autores capaces de articular una
visión y una estética coherentes, pareció acertada, al igual que la de involucrar a los fotógrafos más ex-
perimentados y sensibles en la práctica tan exigente del retrato arquitectónico.
El título de este volumen quiere identificar un flujo historiado que, en su lectura, logra construir una idea
de la arquitectura dominicana. En este sentido, el libro ha sido orquestado con el concierto de Esteban
Prieto Vicioso, quien se encargó de la Primera Historia, relativa a la fundamental y cada vez más extinta
arquitectura vernácula y su amplia expresión popular; Eugenio Pérez Montás, quien nos regaló su prosa
inspirada y erudita en las Historias relativas a los capítulos de la colonia y la temprana república; un ser-
vidor, quien asumió las Tercera y Cuarta Historias, las del tránsito y la transformación de la modernidad
durante la Era de Trujillo y los inicios de la democracia representativa hasta 1978. La Sexta Historia es la
de José Enrique Delmonte, quien nos ofreció una visión fresca e imparcial de la difícil y movediza esce-
na contemporánea. Una especie de advertencia final se resume en algunas Páginas para una Historia
Futura.
Para los 4 autores, articular estas historias fue fácil. La división en períodos cronológicos es siempre una
manera de aproximarse a estos estudios con cierta precisión. Los períodos asumidos se vinculan con
bastante organicidad al desarrollo histórico nacional y corresponden a acontecimientos relevantes en las
tro de lo posible, en qué medida la obra acude al levantamiento del andamiaje cultural dominicano. Cons- que ocurre en otros países de desarrollo cultural similar: es poco frecuente ejecutar los proyectos con el
truye, en síntesis, una historia localizada y representativa de un ámbito geográfico, de un colectivo hu- rigor técnico necesario, con la calidad de ejecución impecable y la coherencia artística propias de los paí-
mano. No se trata de desvelar una dominicanidad tan abstracta como innecesaria; se trata de retratar ses más avanzados. Diversas razones explican este fenómeno, no sólo la económica. Además, cuando
aquellas instancias más nobles que han levantado una cultura formal, que han contribuido a modelar los se logra esa rara obra dotada de la fuerza y la belleza necesarias, su permanencia integral es penosa-
espacios en los que la dominicanidad se desempeña y con los que se identifica. Se trata de bautizar la mente corta en el tiempo. Las obras se mutilan, se bastardizan, se reducen a un mero instrumento de
arquitectura en la República Dominicana, de darle nombre propio. producción, de tal manera que su legitimidad como representación artística y cultural se supedita a la
función que desempeñan, salvo en las escasas excepciones de edificaciones de importante representa-
Una identidad nacional tividad institucional, operadas por mecenas conocedores del bien que administran. Inventario mínimo, en
Uno de los más recurrentes temas abordados por la crítica latinoamericana en las últimas décadas –en verdad.
realidad, durante gran parte del siglo XX– ha sido el de la identidad nacionalista en la arquitectura, el de En consecuencia, al hablar de Arquitectura Dominicana, con mayúsculas, nos referimos muy frecuente-
la búsqueda de una determinada expresión de nacionalidad a través de la obra construida. Para esto, mente a un hecho casi efímero o inexistente. Es referirse a las intenciones, a las aspiraciones proyectua-
escriben los historiadores, muchos arquitectos se han valido de todo un repertorio de citas formales, al- les, más que a una presencia concreta en el espacio y, sobre todo, en el tiempo. Aunque parezca irrele-
gunas literales, otras abstractas, que suelen reflejar empaques de dudosa originalidad y acusada super- vante destacar este aspecto, es importante señalarlo a fin de actuar de inmediato en pos de una con-
ficialidad. La verdadera materia prima de la arquitectura, el espacio, es muy difícil de manejar en esta ina- cientización, tanto de la empresa privada como de las autoridades públicas, dirigida a la consecución
sible búsqueda, ya que sus valores son, en realidad, intrínsecos y universales. plena de obras de arquitectura de prestancia global.
Sí, es posible reconocer un determinado carácter, una cierta expresión de identidad en las maneras, en el Es por esto que la documentación de la memoria es fundamental. Escribir un libro sobre este tema es,
trato de la luz, en la entrega a la omnipresente naturaleza, en la paleta de materiales y formas que suelen antes que nada, una reflexión de cada autor en torno a los aspectos más significativos que dieron vida
acompañarles como resultado de las tecnologías y métodos constructivos. Hasta la manera en que los al hecho físico. Pero no es sólo el hecho en sí. Es también el aporte que éste ha significado en la cons-
asentamientos espontáneos o los barrios pericentrales se definen hoy, refleja un proceder de origen pre- trucción del patrimonio cultural dominicano. La posibilidad de verbalizar las ideas, de convertirlas en pa-
hispánico. Es en este sentido que resulta factible admitir un marcado espíritu regional –el genius loci– de labra impresa, se traduce entonces en una cuestión de trascendencia que hemos asumido con total co-
la arquitectura dominicana, que la extiende a un primer ámbito de las grandes Antillas hispánicas, Cuba y nocimiento, conscientes de los riesgos relativos a las perspectivas y a la noción crítica que éstas impli-
Puerto Rico, y a un ámbito de mayor circunferencia, que se aproxima al rosario de las otras Antillas, has- can desde una posición contemporánea. Este peligro se agudiza en las historias más recientes que re-
ta alcanzar los territorios de la Tierra Firme inmediata, entendido por la noción ya establecida en la carto- latan los períodos de 1961 a 1978 y de 1978 a 2006, en las que, inevitablemente, se podrán ignorar au-
grafía del Gran Caribe. Dentro de este escenario geográfico e histórico poseemos, sin duda, una fuerte tores o hechos de relevancia para determinados individuos o sectores de la comunidad nacional.
La arquitectura indígena
La Española, segunda isla en tamaño de las Antillas o islas del Caribe, fue bautizada así por el Almiran- Doble página anterior:
Diversos tipos de arquitectura
te Cristóbal Colón al llegar a ella el 5 de diciembre de 1492, nombre que ha mantenido hasta nuestros vernácula y popular dominicana.
Fotos Esteban Prieto Vicioso
días. Sus primitivos habitantes la llamaban Haití, que significa aspereza o tierra montañosa, y según Pe-
dro Mártir de Anglería también la llamaban Quisqueya, queriendo significar con este nombre que era “una
Cocina con paredes de palos parados,
cosa grande y que no tiene igual”.1 Además se le ha denominado La Española de Santo Domingo, His- en Estebanía, Azua.
paniola o Isla de Santo Domingo, nombre, este último, utilizado tanto por los españoles como por los Foto Esteban Prieto Vicioso.
dos de producción. También la arquitectura debió haber sufrido sus mutaciones, paralelas a esa evolu- logos cubanos Jorge Calvera y Juan Jardines,9 luego del descubrimiento del sitio arqueológico de Los Bu-
ción estilística que vemos en la cerámica. Una vez lograda esa adaptación necesaria debida al cambio chillones, plantean también que la planta rectangular de los bohíos tainos es producto de la transculturación.
de su ecosistema, se puede decir que nació la tecnología apropiada en la isla. Pero al leer la relación que el escribano Rodrigo de Escobedo hace a Cristóbal Colón en los últimos días
Ningún grupo cultural indoantillano utilizó la piedra como material de construcción arquitectónica. Los más del mes de diciembre del 1492,10 luego de visitar el poblado del cacique Guacanagaríx, vemos que la
adelantados de esos grupos construyeron sus viviendas con materiales vegetales, que naturalmente no po- planta rectangular no era desconocida por los indígenas, ya que la casa del mismo cacique era de esa
dían resistir las inclemencias del tiempo, mientras los de mayor atraso eran habitantes de abrigos rocosos y forma y medía aproximadamente 26.90 por 8.40 metros, siendo mucho más grande que las demás ca-
cavernas, por lo que no llega hasta nosotros ningún tipo de edificación construida por ellos. Es con la llega- sas del poblado, que debieron haber sido, todas o la mayoría, de planta circular. Con la relación, fueron
da de los españoles en 1492 que nace nuestra historia documentada y con ésta, por tanto, llegan a nosotros entregados dos dibujos, realizados por Juan Salsedo o, más bien, Pero de Salsedo, uno de un bohío o
los primeros datos ideográficos sobre las construcciones indígenas que había en ese momento en la isla. casa de los caciques, de planta rectangular, y otro de un caney o casa de indios, de planta circular, que
Sólo las investigaciones arqueológicas realizadas en los sitios donde se encontraban los bateyes indíge- debieron haber sido los que sirvieron de modelo a Gonzalo Fernández de Oviedo en su libro.
nas, podrían ampliar los conocimientos que sobre la materia nos han legado algunos cronistas por me- Lo que sí podemos confirmar, de acuerdo a las diferentes descripciones que tenemos de cronistas e his-
dio de grabados y no muy exactas reseñas. toriadores y de diversos informes arqueológicos, es que la mayoría de las viviendas de los indígenas eran
Las más amplias descripciones de los bohíos o eracras indígenas quisqueyanos las ofrece Fernández de de planta circular, a manera de alfaneques o tiendas de campañas, de acuerdo a lo escrito por el mismo
Oviedo en su Historia General y Natural de las Indias,7 donde nos describe dos tipologías utilizadas: una Almirante en su diario, pero no podemos negar la existencia de los bohíos de planta rectangular, al me-
de planta circular y techo cónico, llamada caney, y otra rectangular con techos a dos aguas, y las prin- nos en algunas regiones de la isla.
cipales con galerías frontales llamadas normalmente bohíos. En cuanto a los materiales constructivos sabemos que utilizaban productos vegetales nativos como: yagua,
mingo estos inmigrantes africanos gozaban de ciertas libertades, principalmente en los hatos ganaderos,
lo que podría suponer alguna continuidad de las tradiciones constructivas de sus regiones de proceden-
cia, que habrían pasado de generación en generación.
Ya en el siglo XVIII se había generado un tipo de esclavitud feudal-patriarcal, lo que hacía posible ceder
tierras y propiedades a los esclavos mediante una relación totalmente feudal o bien emplearlos como es-
clavos jornaleros y de alquiler, lo que produjo un proceso de cambio hacia las pequeñas propiedades
campesinas y de constitución de una clase media urbana.
En los Códigos Negros de la América Española17 se pueden ver claramente las limitaciones y prohibicio-
nes que tenían los negros esclavos en cuanto a los oficios que podían ejercer, a los instrumentos que po-
dían tener y a la construcción y disposición de sus viviendas.
Pero hablando de una forma general para la región, no es sino hasta la abolición de la esclavitud o has-
ta la libertad obtenida por algunos de estos esclavos, que este grupo étnico se manifiesta plenamente
en cuanto a su arquitectura se refiere. Artísticamente su manifestación es muy elemental, tal vez debido
a una pérdida de sus tradiciones. Hay que tomar en cuenta que el 80% de los esclavos negros que se
traía de las costas africanas a la región del Caribe tenían entre 18 y 25 años y éstos no duraban más de
5 ó 6 años, por lo que la reposición trajo muchas veces como consecuencia que no hubiese integración
sociocultural dentro del proceso de trabajo. También es bueno anotar que tan solo el 20% de los escla-
vos que se trajeron eran mujeres, lo que impide que se vayan formando y creando raíces culturales pro-
fundas. En el caso de la colonia española de Santo Domingo, debido al modo de producción, fundamen-
tado en los hatos, la vida de los esclavos africanos era más larga y la importación de los mismos era ca-
da vez de menor número.
Un supuesto modelo de arquitectura introducido por esos inmigrantes africanos es la casa construida
Largos vuelos de cana protegen las paredes barrado o boñiga, o sea, tierra ligada con excremento de vaca, para darle mayor consistencia. El arqueó- trucciones de dicha ciudad fundada por Ovando en 1502, cuando dice: Atabales o tambores de influencia africana,
laterales en los bohíos de tejamanil, que forman parte del sincretismo religioso
en Los Bancos, San Juan.
logo Elpidio Ortega, en su libro Expresiones Culturales del Sur,19 sostiene que: “Las casas, en los principios de la villa, fueron de madera y paja; luego, en el mismo siglo XVI, en la pri-
taíno, español y africano.
Foto Esteban Prieto Vicioso. “Esta modalidad de construcción de viviendas ha sido incluida dentro de la arquitectura vernácula rural mera mitad, cuando el florecimiento de la ciudad, algunas se levantaron de cal y canto, sillería y tapiería, Foto Esteban Prieto Vicioso.
Línea de piedras delimitando la entrada con techumbre de tejas. Fueron fabricadas a la usanza española según descripción de la época: “no muy Casa de tejamanil con dibujos
como una transculturación africana a través de los primeros esclavos, desde los comienzos de la colo-
del bohío. Foto Esteban Prieto Vicioso. de influencia haitiana. Las Terreras, Azua.
nia, y de las invasiones y migraciones haitianas en el siglo XVIII”. altas sobre el suelo o de dos pisos solamente, pero muy sólidas, las habitaciones grandes y buenas, con Foto Esteban Prieto Vicioso.
Aunque ese método constructivo en la República Dominicana se les atribuye a los africanos, es sabido grandes puertas en lugar de ventanas para que entrara el aire finalmente, con su brisa perenne”. Habla- Detalle del ensamblaje de la
estructura del techo.
que tanto los indígenas venezolanos como los mayas utilizaban el recubrimiento de paredes con barro, ban los españoles de la construcción de las casas así: se hincan los postes o estacas que fueren nece-
como puede observarse todavía en sus respectivas regiones. Graciano Gasparini, en su libro Arquitectu- sarios para el tamaño de la casa; sobre ellos construían un piso bajo de cierta altura; en la cabeza de los
ra Popular de Venezuela,20 plantea que el bahareque: “...era una técnica constructiva autóctona y no, co- postes un techo, cubierto de paja o tejas. Si elevaban la base a la altura de un hombre, usaban el piso
mo alguien insinúa, traída por los africanos”. Al respecto cita un párrafo de la Historia General y Natural térreo inferior para depósito, cercándolo con un trenzado de varas revocadas, enlucidas y cuidadosa-
de Indias que dice: “Los muros están hechos de cañas colocadas las unas muy cerca de las otras y lue- mente blanqueadas por dentro y por fuera”.22
go recubiertas con tierra cuyo espesor es de cuatro a cinco dedos y así llegando hasta el techo. Esto Este método constructivo también puede observarse en casas rurales de algunas regiones de España, por
proporciona un muro sólido y de aspecto agradable. Las casas están techadas de palma y paja muy bien lo que podemos estar ante una técnica conocida por todos los grupos actuantes. Estos modelos también
colocada y de gran durabilidad. Las lluvias no entran en estas casas y el techo ofrece tanta protección debieron adaptarse al nuevo ecosistema sufriendo las modificaciones necesarias. La mayor similitud la po-
como las tejas...” demos observar en la vivienda denominada barraca, de las provincias mediterráneas de Murcia, Alicante
También en La Española hay evidencias del uso del barro en paredes de las viviendas indígenas, ya que y Valencia, en la península ibérica.23 Estas barracas, de planta similar a nuestras viviendas rurales, tienen
Alonzo de Ojeda, en 1493, describe al Almirante Cristóbal Colón el palacio y villa de Guarionex, en el va- una estructura sencilla de palos de madera y sus paredes están formadas con un tejido de cañas, el cual
lle del Cibao, lo cual narra Luis Joseph Peguero en su Historia de la conquista de la isla Española de San- se recubría o embarraba por ambos lados, exterior e interior, enluciéndolo luego con yeso. Se sabe que
to Domingo, de la siguiente manera: “...el palacio y casas de los nobles, se diferencian de la casas de el uso de estas barracas se remonta al período prehistórico español y que se siguió utilizando a través de
los plebellos con algunos tabiques de barros que ponen en las junturas de los maderos, con que estan los siglos y hasta tiempo bien reciente. Las puertas y las ventanas son las únicas piezas de carpintería que
sercadas, supliendo las texas con yaguas, o lo que ofrece la comodidad,....”21 posee la barraca, tal como sucede en los diferentes tipos de nuestra arquitectura vernácula.
Como ya hemos dicho, el español adopta el tipo de vivienda indígena y la encuentra muy digna y apro-
piada a las condiciones climáticas de la isla, tal como relatan los cronistas de Indias, pero es de su-
poner que se le introdujeron algunas modificaciones para adecuarlas a sus necesidades y formas de
vida, así como habrán introducido nuevos materiales y nueva tecnología. Uno de los materiales posi-
blemente introducido por los españoles, al menos en la forma en que lo conocemos hoy, es la tabla
de palma, material que todavía en la actualidad es el más utilizado en la arquitectura vernácula domi-
nicana.
Si bien Oviedo confirma el uso de la madera de palma por parte de los indígenas cuando dice: “De las
palmas que se dijo primero, es buena la madera para pocas cosas, así como cajas de azúcar e para cu-
brir casas, al modo de los indios, e de poca costa”,25 no está claro el lugar y el modo de usarla. Parece
ser que el piso de las barbacoas, o lugares elevados donde colocaban frutas y otros alimentos, eran de
tablas de palma.
Es de suponer que con los nuevos instrumentos de trabajo con que contaban los españoles, estos
podían trabajar mejor la madera de palma y sacar las estrechas tablas o tiras que todavía se usan en
la actualidad. Un importante material de construcción introducido por los españoles fue el clavo, el
En la segunda mitad del siglo XIX, con el nacimiento de la República se solidifica la clase campesina y
surgen nuevos poblados en el interior del país. Las migraciones son más frecuentes, así como el inter-
cambio comercial con las demás islas del Caribe, muchas de ellas colonias de diferentes países euro-
peos, como Francia, Holanda e Inglaterra. Por esa razón, el siglo XIX es más rico en las influencias ar-
quitectónicas y artísticas dentro del universo de la arquitectura popular.
Teniendo La Española origen e historia similar a las demás islas del Caribe, podemos afirmar que nues-
tra arquitectura posee características regionales muy definidas, resultado de influencias indígenas, espa-
ñolas, africanas y finalmente de Europa Occidental en general.
truir y cobijar las viviendas y las enramadas. En la distancia, las extensas monterías: Casi impenetrables
bosques tropicales, llenos de espinas, lianas y arbustos, donde crecen en abundancia los grandes gua-
yacanes, caobas, cedros, ébanos, y otros de maderas preciosas. Allí el hatero y sus peones penetran
con dificultad para tumbar los árboles y cortar la madera que necesitan para sus menesteres”.30
Por su parte, Roberto Cassá confirma que: “La aparición de un protocampesinado fue producto de la
masa de libertos y del terreno que dejaba el sistema económico a la iniciativa de pequeños cultivadores
que no lograban ubicarse como propietarios de esclavos. En segundo lugar, fue producto de la dinámi-
ca demográfica que comenzaba a poner en entredicho la viabilidad indefinida del hato ganadero, basa-
do en amplios espacios que no permitían más que el sostén de una población reducida que se mante-
nía de la cría extensiva o la cacería. Por último, incidieron los cambios internacionales, que propendie-
ron a incrementar la demanda de nuevos géneros y a presionar por la disminución de la dependencia
respecto a Saint Domingue. Pero, todavía en las décadas finales del siglo XVIII, este proceso era incipien-
te por lo que cobró cuerpo como parte de la modificación estructural del siglo XIX”.31
quitectura a la cual denominamos popular. Esta arquitectura la encontramos más en el ámbito suburba-
no o urbano y sobre los ejes viales interurbanos.
Desde mediados del siglo XIX y a lo largo del XX, se introducen en la arquitectura vernácula y popular do-
minicana las láminas de zinc, que por su comodidad de uso y facilidad de obtención, van a ser cada vez
más utilizadas tanto a nivel urbano como rural. Con la introducción de éstas y con otros cambios a par-
tir del siglo XIX, se van perdiendo muchas de las tradiciones y conocimientos constructivos desarrollados
por los diferentes grupos que han habitado la isla, que fueron pasando de una generación a otra.
Estas edificaciones utilizan madera industrializada, ventanas de madera con celosías, pavimentos de ce-
mento pulido normalmente con color; las cubiertas de láminas de zinc tienden a ser más complejas. En
ocasiones tienen un muro perimetral de bloques de concreto hasta altura de ventanas, a lo que llaman
en algunas regiones “altura salomónica”. Sobre éste, se desarrolla la estructura de madera industrializa-
da, cubierta en su cara exterior por tablas solapadas y colocadas horizontalmente. Estas tablas reciben
en el país el apodo de clavot, derivado del original anglicismo clap board.
Gracias a las nuevas dimensiones de la madera industrializada, las viviendas son más espaciosas y so-
fisticadas. Constan de sala, comedor, dos o tres dormitorios y galería. Normalmente tienen la cocina y
un baño integrados a la casa, aunque en ocasiones mantienen su letrina y cocina en el exterior.
Aparecen elementos decorativos como tragaluces de madera sobre puertas y ventanas, así como cres-
terías caladas en los aleros, producto de la influencia del gusto victoriano. El color sigue siendo un ele-
mento importante tomando aún más fuerza que en los modelos vernáculos, debido ante todo a la utili-
zación de toda la gama de pintura industrializada, teniendo predilección por colores vivos como amari-
llo, rojo, rosado, verde, turquesa y azul, con los detalles decorativos muchas veces en blanco o una com-
binación de los colores mencionados. En algunos pueblos de la República Dominicana, sobre todo al sur,
llo bien entendido. Bajo el dominio exclusivo del economista, la sociedad rural acelera su extinción”.36
Como hemos visto, la arquitectura vernácula y popular dominicana, a la que podemos llamar también
arquitectura tradicional, tiene como material de construcción principal la madera, ya sean varas, tablas
de palma, tablas rústicas o madera industrializada, con cubiertas de pencas y vainas de palmeras, pa-
chulí, tablitas de madera y láminas acanaladas de zinc.
Esta arquitectura se está viendo cada día más amenazada y al menos su autenticidad y armonía desa-
parecerán, debido a la utilización, muchas veces inducida por planes gubernamentales, de materiales y
modelos arquitectónicos completamente ajenos a la tradición popular y al medio ambiente natural.
Transformación territorial
Los pobladores que encontraron los descubridores en 1492 constituían ramales de etnias arahuacas que Doble página anterior:
Mampostería aplicada en distintas estructuras
ocuparon las islas del archipiélago que comienza en la desembocadura del Orinoco y termina en la pe- construidas desde el siglo XVI. Domina la
piedra y el ladrillo en la albañilería tradicional,
nínsula de La Florida. Sus asentamientos sirvieron de guía a la nueva ordenación del espacio: poblacio-
siempre asociada con la tecnología carpinteril
nes de emigrantes, se levantaban junto a las aldeas taínas. en cubiertas y entrepisos. Los bosques eran
la fuente para proveer vigas y entablados
La primera fue La Isabela, denominada en honor de la reina castellana que patrocinó al navegante ligur. artesanales así como puertas, ventanas,
dinteles y balcones. Aparejos de cantería o
Asumió su protagonismo encabezando un corredor diagonal de fortalezas- villas desde el norte de la is-
mixtos crean los ornamentos y la decoración
la La Española hasta la costa sur, donde en 1498 se fundó la que fue la primera capital de las Indias Oc- con su vocabulario hispano musulmán
o clásico. Foto (4) Jochi Marichal.
cidentales. En sólo seis años, un puñado de hombres había acometido la empresa de transformar la geo- Fotos (1,2 y 3) Ricardo Briones.
grafía y la historia, el tiempo y el espacio. El Nuevo Mundo aparecía contabilizado en la cartografía.
El Primer Almirante, el de las carabelas minúsculas del Descubrimiento, fundó La Isabela en su segundo Para 1502 los cartógrafos portugueses están
activos en el Nuevo Mundo. La carta atribuída
viaje, año de 1493. Esta expedición constaba de diecisiete naves en las que viajó todo un séquito de po-
a Cantino recoge la geografía del orbe e
bladores que sobrepasaba el millar, entre ellos el sacerdote benedictino Boil y el médico Álvarez Chan- incluye la región de las Antillas y el Caribe.
Foto Ricardo Briones.
ca; Diego Colón, hermano del Primer Almirante, y numerosos artesanos en el arte de construir que aco-
metieron la tarea de identificar canteras y tallar sillares y basas de columnas cilíndricas. También carpin-
teros y albañiles para labrar vigas y puntales; fabricar entrepisos y estructuras de tejados. Buscaron en
los alrededores de aquel asentamiento el “barro útil” o “arcilla de los alfareros” para construir ladrillos, te-
jas y envases utilitarios para la vida doméstica. Unos y otros organizaron cuadrillas para construir muros
de tapiería y mampostería, desconocida por los nativos, quienes fueron utilizados como mano de obra
casi esclava.
Como puede verse, la génesis de la arquitectura dominicana, tal como se viene exponiendo en el pre-
sente libro, se inicia con determinados ensayos donde se contemplan los códigos urbanos de finales del
siglo XV. La expedición colombina combinaba así la utopía, la empresa de dominio y el ideal imperial de
los Reyes Católicos fundamentado en la cristianización. En la isla La Española, entre la fundación de
1493 y la Nueva Isabela en 1498, transcurrieron los primeros años.
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El sitio denominado El Castillo, en La Isabela, cifes, golfos y ensenadas. Aquellos que llegaban, descubrían. Los nativos capitulaban sorprendidos. Los
centro ceremonial del asentamiento
colombino. Fotos de libro Columbus’s descubridores actuaban impulsados por la dinámica creada por el oro y por la gloria.
Outpost among the Taínos publicado por
El Caribe que Colón conoció existía desde antes de su tiempo ocupado por grupos nómadas o seden-
Cruxent-Deagan.
tarios. El rastro de estos grupos ha sido explorado desde la costa del centro y sur del continente y en
Restos del torreón que, según la tradición,
sirvió de prisión al Gran Almirante en el sitio las islas antillanas, sugiere haber sido un territorio único afectado por variaciones en los niveles del mar
de la Nueva Isabela junto al Ozama. Es de los
pocos vestigios que permanecen en el lugar. desde muchos siglos antes. Así, los habitantes del Amazonas, el Orinoco y el Magdalena tuvieron fácil
Foto Jochi Marichal.
acceso a las islas y viceversa.
A estos milenarios enclaves fue donde recayeron en la legendaria travesía de 1492 las tres pequeñas na-
ves con apenas ochenta y siete tripulantes y en una segunda expedición en septiembre de 1493, llegan-
do sus 17 ó 19 navíos al final de su ruta, el 30 de noviembre de ese mismo año.
El primer enclave colombino, parte de la saga del primer viaje, tuvo lugar en un sitio que fue llamado La
Navidad junto a la aldea del cacique Guacanagarix. Un reciente estudio de Kathleen Deagan, brillante ar-
queóloga obsesionada con los estudios colombinos, identificó un lugar denominado En Bas Saline don-
de estudió un asentamiento taíno. Durante seis años revisó el lugar que fue excavado extensivamente.
La arqueóloga considera que el mismo estuvo ocupado antes y después del contacto con los europeos.
El estudio advierte que: “Nuestros resultados, organizados bajo un nivel de análisis doméstico que enfa-
tiza las construcciones taínas de género y clase, sugieren que hubo pocas modificaciones a la práctica
social tradicional taína durante el período posterior al contacto, y que la mayoría de estos cambios estu-
vieron relacionados con actividades del dominio de varones no-élite taínos. Esto sugiere que los papeles
de género relativamente no especializados entre los taínos, así como la naturaleza claramente diferencia-
da de sus clases sociales, pudieron haber servido como factores mitigantes en la ruptura de la práctica
cultural bajo la dominación española”.4
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2.3
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y lo demás de tapiería. Desde Medina del Campo, a 10 de marzo de 1504, le responde el Católico monar- Ángulo esquinero de los nueve pares de casas
construidas por el gobernador Ovando en la
ca de esta guisa: “A lo que decís, si la fortaleza de Santo Domingo se hará toda de piedra o los cimientos Calle de la Fuerza. Se trata de un “modelo de
campaña”. Estas y las de Garay fueron las
de piedra y lo otro de tapia, pues decís que en la obra hay harta piedra para ello y que las tapias duran po-
primeras construcciones en la nueva villa
co a causa de las muchas aguas, debéisla hacer de piedra, pues que para ello tenéis buen aparejo”. después de 1502. Foto Ricardo Briones.
Posteriormente organizó la territorialización de la isla complementando el corredor de fortalezas que es- Casas de Ovando, en una de las cuales vivió
Cristóbal Colón a su regreso de Jamaica al
tableció Colón entre La Isabela y Santo Domingo. Las campañas de Higüey y Jaragua le permitieron de- final del cuarto viaje. Foto Ricardo Briones.
finir los lugares donde asentar los pueblos de españoles inmigrantes, muchos de los cuales han desa-
parecido. Ursula Lamb nos explica en el capítulo siete de su biografía sobre Frey Nicolás de Ovando los
procedimientos aplicados al distribuir solares en las nuevas poblaciones trazadas por el comendador en
la isla Española: al escogerse los terrenos para una ciudad, villa o lugar, el gobernador o la persona au-
torizada por él distribuía los solares trazados por aquel dentro de la ciudad y las tierras de diversa cali-
dad y extensión situadas fuera de la ciudad. La distribución se hacía teniendo en cuenta el estado, los
méritos, la posición y la reputación que merecía a las autoridades el futuro vecino, con preferencia un
hombre casado, que tomaba el juramento de asiento. Los solares que se hallaban dentro de los límites
de la localidad solían tener una superficie de 50 por 100 pies: las tierras situadas fuera de la población
constaban de una peonía o caballería. Ovando fue también, evidentemente, riguroso en la distribución
de solares en la ciudad, concediendo sólo uno cada vez. En el caso de que se efectuara un nuevo asien-
to con una ciudad ya existente, como la de Santo Domingo al trasladarse su emplazamiento a la otra
orilla del río Ozama, el consejo de la ciudad, o cabildo, hacia un asiento con el gobernador.
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Doble página anterior: El tiempo de Ovando significó la transformación de la cultura arahuaca y una disminución impresionante
Mapa de Bolonia 1516 versión de la carta que
trazó Morales en 1508. Aparecen las villas, de su población. Basta recordar las sangrientas campañas de Higüey o la de Xaragua. Sin embargo, la
ciudades y puertos creados para la adminis-
prosperidad económica producto de la política minera alrededor de Santo Domingo, San Cristóbal y Bue-
tración territorial de la isla.
na Ventura; así como en la Maguana de San Juan y Cotuí en el centro de la isla, consolidó sus ejecuto-
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2.4
to gótico adornaban las calles de la ciudad. Para la tercera década el siglo XVI, ya estaban labradas las
soberbias bóvedas de la Catedral Metropolitana, compitiendo con la torre cúbica de la Fortaleza y las Ca-
sas Reales, convertidas en sede de la Real Audiencia y Chancillería y Palacio de los Gobernadores y Ca-
pitanes Generales. Las atarazanas reales estaban en vías de concluirse; la cárcel pública había sido es-
tablecida frente a la Plaza Mayor. Se fundaban monasterios de distintas órdenes, conventos de monjas,
y residencias grandes y pequeñas para funcionarios y poderosos propietarios, dueños de minas e inge-
nios. El desarrollo de la Plaza Mayor, ligada a la Catedral, comprendía en su alrededor la autoridad mu-
nicipal y la autoridad eclesiástica. Sin embargo, los asuntos relativos al gobierno y la justicia, la adminis-
tración de los territorios descubiertos, se manejaban desde las casas donde gravitaba el poder real y vi-
rreinal, principal centro de autoridad continental, creando el modelo policéntrico que caracteriza a la Ciu-
dad Primada.
Las murallas fueron iniciadas para 1543, en el día de Santo Domingo. El acontecimiento transcurrió ani-
mado por ceremonias pintorescas, misas, trajes vistosos, doblones de oro y colocación de la primera
piedra en presencia del Gobernador, Presidente de la Real Audiencia y Arzobispo, Alonso Fuenmayor.
Las murallas circuyendo la urbe no se terminaron hasta el siglo XVIII, cuando quedaron definitivamente
cerradas. Años después, comenzaron a destruirse para dar paso al crecimiento urbano. Se conservan
aún varias de sus hermosas puertas fortificadas y paños completos de sus muros.
Al concluir la gobernación de Nicolás de Ovando, asume el poder el Segundo Almirante de Las Indias,
don Diego Colón, cuyo arribo a Santo Domingo está precedido de un largo y tedioso proceso cortesa-
no. “Diego Colón y doña María de Toledo con mucha casa y al frente de una flota atiborrada de basti-
mentos, útiles domésticos y productos suntuarios de fácil mercado en la próspera Santo Domingo, de-
jaban Sanlúcar de Barrameda el 3 de junio de 1509, camino de las Indias. Y después de ‘muy próspero
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Palacio virreinal construido por Diego Colón, cuando el templo era de varias naves, daba al edificio el aspecto interior de una vasta sala. Las bóvedas
Segundo Almirante. Se trata de un modelo
señorial hoy incompleto, ya que ha perdido nervadas multiplicaron sus ligaduras en forma de estrella; los haces de columnillas se fundieron en el pi-
elementos fundamentales del conjunto origi-
lar monocilíndrico, y la decoración llenó de flechas, yugos, granadas, pomas y otros símbolos isabelinos
nal, particularmente el Patio de Armas y las
edificaciones de servicio que lo rodeaban: en las fachadas de los edificios, en tanto que el alfiz o arrabá moruno se repitió como infaltable encua-
caballerizas, cocinas, almacenes, dormitorios
de servicio, casa de guardias, polvorín, etc. dramiento de portadas”.24
Fotos (1 y 2) Ricardo Briones. En verdad estas cualidades pueden encontrarse presentes en los más antiguos monumentos dominica-
Foto (3) Jochi Marichal.
nos: el Alcázar de don Diego; palacios para la Contratación y de los Capitanes Generales; la Catedral
Metropolitana; y el hospital de San Nicolás.
De lo anterior podemos concluir que el “estilo isabelino”, denominación que ha sido rechazada por Ca-
món Aznar, se prolongó en el tiempo por muchos años, por lo menos hasta 1540, o algo más. Tal es así
que para 1942, al publicar E. W. Palm su ensayo sobre La Puerta de San Diego, nos advierte que los ca-
piteles muestran un “plateresco progresado”, al referirse a la ornamentación con influencias italianas que
él asume como típicas de la “tercera fase” del plateresco español: “Incidentalmente la misma cabeza vie-
ne asemejándonos mucho a otra de guerrero, perteneciente a las decoraciones talladas en caoba en la
espalda del trono arzobispal de la Catedral (margen inferior del listón derecho). Este trono, datado por
inscripción en el 1540, figura entre los primeros monumentos de la isla que corresponden a la mencio-
nada fase del plateresco, junto con el retablo semidestruido de un altar desecho del Convento de los Do-
minicos”.25 Diego Angulo Iñiguez en su Manual de Historia del Arte señala que el término “plateresco” fue
utilizado por primera vez en el siglo XVII por un analista de nombre Ortiz de Zúñiga al calificar de fantasía
“plateresca” determinado monumento de este estilo. Describe algunos elementos recurrentes que iden-
tifican el estilo: candelabros; seres fantásticos; figuras monstruosas; y el caprichoso repertorio grutesco:
“Algún elemento, como la columna abalaustrada, adquiere tan temprana y rápida difusión que llega a
convertirse en uno de los temas característicos del plateresco”.26
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Resulta de gran aprecio transcribir los comentarios elaborados por Buschiazzo alrededor del Hospital de Ruinas y planta del hospital de San Nicolás,
modelo cruciforme adoptado por la arquitec-
San Nicolás de Bari, cuya solución espacial repetía el modelo cruciforme adoptado por los Reyes Católi- tura de la época de los Reyes Católicos. Este
modelo habría sido utilizado en Italia.
cos en Santiago de Compostela, en Toledo y en Granada: “Esta forma de hospitales donde dos largos pa-
Fotos Jochi Marichal.
bellones para enfermos se cruzan para dar lugar a la ubicación de la iglesia en el centro o lugar de cruce,
de modo que los enfermos alojados en los cuatro brazos puedan ver la misa, se reprodujo mucho en Es-
paña y América. En nuestro continente, además de este que estudiamos, hubo también en Guadalajara,
Veracruz, Barinas, Santiago de Chile y San Juan de Cuyo. Aún cuando habitualmente se los cree de ori-
gen isabelino, sabemos perfectamente que los hubo antes en Italia, donde ya existía el Hospital Mayor de
Milán con pabellones que se cruzan dejando cuatro patios, antes de que se usasen en España. Es cierto
que el de San Nicolás de Bari no es exactamente una cruz griega, y que además el brazo principal es de
tres naves, pero a pesar de estas variantes cabe incluirlo dentro del esquema isabelino, como asimismo
es de ese estilo su arquitectura. Una vez más nos encontramos frente a una mezcla de épocas, pues si
su morfología es aún gótica, acabamos de ver que la planta es una creación renacentista italiana”.27
Al plateresco temprano o primero le sigue lo que los historiadores del arte llaman un plateresco maduro
que se da en la arquitectura civil y religiosa. Su influencia se aprecia en la isla Española en algunos de
sus importantes monumentos, ligados a la arquitectura civil de las ciudadelas extremeñas de Cáceres y
Trujillo, constituyendo una fuente de primer orden en materia de detalles ornamentales. De allí provenían
muchos de los principales capitanes de la Conquista, como Ovando y Cortés, personajes éstos que en-
cabezan el inventario de propietarios de la ciudad del Ozama.
Entre las obras domésticas cuya arquitectura y ornamentación está directamente relacionada con los territo-
rios de donde procedían los altos personajes de la conquista, podríamos señalar el Palacio de los Capitanes
Generales con su portal simple perfilado por un alfiz escarpado; o la llamada Casa de Ovando en la calle Las
Damas; o un inmueble que llamó la atención a Mario Buschiazzo y cuya portada está coronada por un balcón
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Casas Reales de Santo Domingo, paramentos, que define de carácter segoviano: “típicos del gótico florido anterior al isabelino”. También llamó su atención
exteriores y patio de la Real Audiencia y
Chancillería. Ambos edificios conforman la llamada Casa de los Medallones cuya portada plateresca estima propia del renacimiento italiano del Norte.
el grupo de palacios de mayor peso específico
Entre los monumentos, civiles o domésticos, que caen bajo el ámbito histórico que nos ocupa, hay varios
en la naciente villa. Su arquitectura es
contradictoria, ya que corresponden a épocas que deseamos señalar. El primero de ellos tiene que ver con el tema sustantivo del urbanismo que los des-
distintas. Fotos Ricardo Briones.
cubridores aplican en los territorios que colocan bajo sus dominios. La fundación de ciudades ocupó con
prioridad la política estratégica de los Reyes Católicos en sus instrucciones a los conquistadores. En con-
secuencia, el tema de los asentamientos humanos colombinos, la mayoría de ellos de carácter primario
como La Isabela, La Concepción y Santiago, se limitan a contener estructuras de carácter defensivo y vi-
viendas precarias. Con el tiempo se convirtieron en asentamientos definitivos cercanos a los sitios selec-
cionados originalmente o simplemente desaparecieron. El urbanismo de la ciudad de Santo Domingo,
precursor entre todos los demás, resultaba por esto ser modélico. Coinciden el asentamiento ovandino y
la ciudad virreinal, ya con estructura de gran ciudad, con polos dinámicos en el puerto o desembarcade-
ro, o en sus plazas; casas reales para gobernadores y capitanes generales; tribunal de apelaciones, o Au-
diencia Real; también casa de fundición, torre de homenaje y fortaleza; conventos para órdenes mendi-
cantes: franciscanos en el norte, dominicos en el sur; y mercedarios al oeste.
Hemos señalado asimismo algunas casas construidas en los primeros años del siglo XVI. Estas osten-
tan en su ornamentación las formas artísticas que identifican el tránsito del gótico al plateresco y del pla-
teresco al renacimiento. Se trata de un conjunto de edificaciones que hacen de la ciudad primada un ca-
so especial, sin antecedentes.
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Llaman la atención las columnas toscanas del Alcázar de Colón –construido a partir de 1510– con sus Fachada oeste y planta de la Basílica Catedral
Metropolitana, Primada de América.
arquerías de formas puras y simples: cinco en la fachada occidental y seis en la oriental. De fuste liso, Fotos (1 y 2) Jochi Marichal.
son apropiadas al carácter doméstico del edificio que algunos autores relacionan con modelos euro- Detalles del conjunto y cuerpo del cabildo
eclesiástico construído frente a la Plaza
peos. El castillo virreinal fue una campanada a la que siguió la basílica mayor dedicada a Santa María
Mayor. Fotos (3 y 4) Ricardo Briones.
de la Encarnación. Planta de la Catedral, previo al traslado del
Este gran monumento de avanzada fue el sueño de Alejandro Geraldini, un obispo humanista, culto, Mausoleo del Gran Almirante, (1992).
aventurero. Para 1520, en Santo Domingo de la Española, él inventó una catedral con una columna co-
rintia en el eje de una fachada y un friso sobre el cual se percibe el frontón triangular que forman los te-
jados: un conjunto ubicado en la Plaza Mayor con un campanario exento que quedó inconcluso, y un gi-
gantesco escudo imperial. Aquel exquisito compendio de arte humanista se colocó en el centro de un
trazado reticular que recibió encendidas alabanzas de quienes lo vieron entonces. Geraldini pudo cono-
cer textos de Vitruvio y de Alberti porque versiones del uno y del otro fueron manejadas por los grandes
arquitectos en España, así como por constructores, gobernadores, virreyes y alarifes en sus nuevas co-
lonias de América. Ediciones en latín o traducciones al italiano fueron habituales hasta el siglo XVI, cuan-
do aparecen traducciones al castellano.
Un capítulo final en este breve ensayo sobre el arte de los Reyes Católicos y su influencia en Santo
Domingo puede descubrirse al recorrer las capillas y los retablos de la Catedral y particularmente en
la iglesia del Convento de Santo Domingo. Allí podremos descubrir las versiones más exquisitas del
plateresco importado a América en los primeros años de la Conquista. Mientras los navegantes reco-
rrían las agitadas aguas del Mar Caribe, los entalladores y los albañiles llevaban a cabo una gigantes-
ca obra utilizando para ello la piedra calcárea de las milenarias formaciones que ofrece la geografía de
las islas antillanas.
La prolongación en el tiempo de estos procedimientos artísticos en la arquitectura nos confronta con el
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Detalle de la iglesia del convento de monjas momento en que concluye y se consagra la Catedral construida en la Plaza Mayor de la ciudad que pa-
de clausura de la orden dominica dedicado a
Regina Angelorum. Composición manierista. ra entonces podía considerarse la “capital del nuevo mundo”. Ya convertida en una urbe notable, exhi-
Foto Ricardo Briones.
bía monumentos proyectados y construidos por arquitectos y alarifes capaces de tallar el impresionante
Detalle del portal lateral de la iglesia del
friso de su catedral, cuya fachada recogió los rasgos característicos de los tratadistas del cinquecento.
convento mercedario de vocabulario
ornamental clásico. Su portada plateresca se labraba hacia la tercera década del siglo XVI por alarifes formados bajo influen-
Foto Ricardo Briones.
cias españolas e italianas. Un análisis de la fachada catedralicia arroja como resultado una composición
Dibujo del conjunto de la Basílica
Metropolitana destacando la fachada cuyas líneas generales y marco de referencia se mueven dentro de los cánones vitruvianos: un eje de si-
plateresca.
metría, órdenes clásicos, composición en la que se percibe el manejo axial del cuadrado y el círculo que
Portal del convento de San Francisco
atribuido a Rodrigo de Liendo.
transcriben geométrica y simbólicamente el cielo y la tierra. Desde luego, un discurso teológico acompa-
Foto Jochi Marichal. ña la composición: Pedro, Pablo, evangelistas, armas del poder temporal y elementos ornamentales
complementarios producto de aquel impresionante y rico conjunto.
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Gárgolas talladas en el desaparecido
taller-escuela de cantería del Museo de las
Casas Reales según modelos de la Basílica
Catedral de Santo Domingo.
Foto Ricardo Briones.
Un caso especial lo constituye la fundación de Santa Bárbara de Samaná y Nuestra Señora del Pilar de
Sabana de la Mar. Se acepta como bueno y válido el año de 1756, de acuerdo con los historiadores Sán-
chez Valverde y Moreau de Saint Méry. Un historiador, oriundo de esas tierras,29 recoge la noticia del en-
vío para diciembre de 1754 del Ing. Antonio Álvarez Barba y Lorenzo de Córdoba para recorrer los pa-
rajes de la bahía de Samaná y expulsar los franceses de las costas. Dos años después se procede a la
fundación de las ciudades gemelas de Samaná y Sabana. Para el 10 de diciembre de 1762, en corres-
advierte que Francia proyectaba edificar esta ciudad para convertirla en capital de la isla de Santo Do-
mingo: “...la Gran avenida Imperial, la Plaza Napoleón, la avenida del Sur, la avenida del Palacio, la de
los Cuarteles, la de la Iglesia, la de Napoleón y la de Ferrand que desembocaban en la Plaza de Armas,
junto a la cual se levantaría el Palacio de Gobierno con sus dos dependencias. Seguirían luego la calle
de la Prefectura y la de la Comedia, que rematarían en la Plaza de este nombre y en la que se levanta-
ría el Teatro. Más lejos la avenida del Norte. Las calles transversales tendrían los nombres de La Marina,
del Almacén, del Comercio, Imperial, del Centro, de la Plaza de Armas y del Cerro. Luego la calle de los
Jardines y la avenida del Oeste. Detrás de la ciudad los bellos paseos públicos, de un lado el mar y del
otro la montaña”.32
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La península de Samaná, no puede desligarse de su tradición antillana que la relacionan durante el siglo Doble página anterior:
Port Napoleón. Proyecto elaborado por
XVII con el archipiélago de las islas de Barlovento, particularmente con la de San Cristóbal (Saint Kitts) instrucciones del general Ferrand para servir
como capital de la isla.
cuyos habitantes se instalaron en la isla Tortuga para 1630. Después de organizarse, los aventureros
franceses, como les llamaban algunos historiadores, asumieron tres categorías: bucaneros; filibusteros y
Portal y torre de la Iglesia del Convento
los llamados hermanos de la costa, que se dedicaban al trabajo de la tierra. Los bucaneros, en cambio, Mercedario. Foto Ricardo Briones.
practicaban la caza, y los segundos la piratería. La preocupación por las tierras en conflicto alcanza un Parroquial de Los Minas. Foto Ricardo Briones.
punto culminante con el tratado de Aranjuez, firmado en el año 1777. Algunos años después (1795) la Parroquial de Boya advocación de la virgen
de Aguasantas. Foto Ricardo Briones.
isla pasaría por entero a Francia y no sería recuperada por España hasta 1809. Pedro Santiago lo expli-
Planta bóvedas del convento Las Mercedes.
ca con las siguientes palabras: “Los mapas y planos de procedencia no española son una buena prue-
ba del constante interés que desde mediados del siglo XVII y sobre todo en el XVIII, habían puesto los
franceses en la isla de Santo Domingo”.33
La cartografía nos ofrece las modificaciones sufridas por el territorio de la colonia española y la colonia fran-
cesa donde comunidades van surgiendo en la geografía de la isla, muchos de ellos sitios repoblados con
migraciones de las Islas Canarias. En varios de estos poblados, en sus plazas, se construyeron modestas
ermitas, iglesias parroquiales que proveen un notable inventario de monumentos menores: Bánica;34 Boyá,
dedicado a Nuestra Señora de Aguasantas; en Baní, bajo advocación de Nuestra Señora de Regla; a San
Cristóbal; y a San Gregorio en Nigua. A San Carlos, el Patrón de Tenerife, en el barrio de los isleños, muni-
cipio vecino al norte de la Ciudad Primada, así como las ermitas de los barrios de San Antón, San Miguel
y Los Mina también en Santo Domingo, este último dedicado a San Lorenzo. De época anterior son los
santuarios de Higüey dedicado a San Dionisio; el Seybo bajo el patronazgo de la Santa Cruz; y Bayagua-
na, cuyo Cristo es objeto de fervorosa adoración.
Antonio Álvarez Barba reaparece en los planos de Montecristi fechados en 1757; de la bahía de Ocoa,
1771; de Bayahá 1774 y de San Miguel de la Atalaya en 1794, así como un plano del sector del muelle
Ermita de Los Mina. mente la fisonomía de aquel conjunto, recogidos en un plano de 1773 bajo el título de “Plano de la Real calabozos propios, como los tuvo la casa del Almirante, la Fortaleza, e incluso la casa del gobernador; San Miguel, iglesia parroquial del barrio
Foto Ricardo Briones. del mismo nombre en Santo Domingo.
Fuerza de Santo Domingo”. Las casas colindantes conocidas como fundadas por el Adelantado Basti- cosa común en los castillos y casas fuertes, y cuyo uso estaba restringido a la jurisdicción respectiva,
Foto Ricardo Briones.
Parroquial de Azua.
Foto Ricardo Briones.
das fueron definitivamente integradas al conjunto militar, y sus espacios utilizados para depósitos de pero no tenía el rango de cárcel pública. Así se explica por qué la cárcel de la ciudad de Santo Domin- Parroquial de Baní, hoy Catedral.
equipos militares; almacenes de armas y barracas de soldados. Posteriormente se creó un hospital mi- go tuvo el doble carácter de municipal y cárcel de la Audiencia”.36 Foto Ricardo Briones.
litar y se adicionaron nuevas estructuras para lo que fue la mayor y más importante instalación castren- El ensayo citado antes recoge la información sobre un primer proyecto para la cárcel real cuyo autor fue
se en la colonia española y la república. el Ing. González Villamar, anterior al proyecto de Antonio Álvarez Barba, quien fungía como ingeniero en
Otro de los proyectos del Ing. Álvarez Barba contemplaba la modificación del Alcázar de Colón o Casa jefe (teniente coronel de ingeniero) durante 1771-1776: “En este último año fue relevado por el ingeniero
del Almirante, a fin de convertirlo en cárcel pública. No obstante, esta idea fue descartada y puesta en Antonio Ladrón de Guevara. Sabemos cómo el gobernador Azlor tenía enemistad con el dicho ingenie-
marcha la que transformaba la antigua sede de la Cárcel Real frente a la Plaza Mayor. Recientemente el ro Álvarez Barba, llegando incluso a informar al Rey que este era ‘insuficiente por ignorante’ para el tra-
Lic. José Chez Checo descubrió en los archivos de La Habana un conjunto de documentos sobre este bajo de amojonamiento de las fronteras. Las razones de esta enemistad podrían deberse a las relacio-
proyecto que permitió elaborar un ensayo, que fue publicado en el Anuario del Centro de Altos Estudios, nes de dicho ingeniero con algunos oidores de la Audiencia que, como Manuel Bravo, mantenían un
donde se señala que originalmente esta casa perteneció a Alonso de Maldonado, quien llegó a Santo constante hostigamiento contra el presidente-gobernador. Fue tan pública esa hostilidad que llegaron a
Domingo para 1502, donde alcanzó el grado de Alcalde Mayor.35 A su llegada hizo construir el edificio colocarse pasquines contra el último en la puerta de las casas reales, acusando al gobernador de pro-
que más tarde sirvió como cárcel pública. El mismo personaje fue también propietario del solar en que mover el contrabando de mercaderías con los ingleses, lo que tenía visos de realidad por las numerosas
se construyó el edificio del Ayuntamiento en la esquina noroccidental de la Plaza Mayor. Abandonó la ciu- arribadas forzosas de navíos de esta nación que entraron al puerto del Ozama y terminaron vendiendo
dad para 1510. su carga en esta ciudad”.37
Raymundo González, autor del ensayo señalado anteriormente, se aproxima al tema con los siguientes La historia del edificio de la cárcel real es larga y se extiende a lo largo del siglo XIX, tanto durante el pe-
términos: ríodo de la ocupación haitiana y antes, desde el tratado de Basilea firmado en 1775 y aún durante el pe-
“La prisión de Santo Domingo ostentó muy pronto el carácter de cárcel de la Audiencia. Podemos fechar ríodo de la anexión, época durante la cual, ya en ruinas, el edificio fue devuelto al ayuntamiento. Luego
el comienzo de esta modalidad en 1512, cuando se establece el tribunal de apelación en la isla el cual se instaló allí una biblioteca, un teatro y un instituto profesional, hasta que fue reconstruido para conver-
había sido creado por real provisión el 5 de octubre de 1511. Esta circunstancia influyó en el hecho de tirse en Cámara de Diputados, momento en que adquiere su actual fisonomía neoclásica.
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Iglesia del imperial convento de la Orden Recientemente analizábamos el neoclasicismo en Santo Domingo señalando que el siglo XVIII nos sor-
de Santo Domingo. Foto Ricardo Briones.
prende con la fábrica del Colegio e Iglesia de la Compañía de Jesús, y concluye con una obra espléndi-
Iglesia del hospital de San Lázaro con campa-
nario esquinero de ángulo. Foto Ricardo Briones. da ubicada en la misma Calle de la Fuerza, la puerta de Carlos III, que sustituyó la primitiva entrada me-
Planta de la iglesia del Convento de Santo dieval de la fortaleza de Santo Domingo.38 Todavía para mediados de siglo se menciona que la iglesia je-
Domingo.
suítica estaba en construcción. Erwin Walter Palm, anotábamos, describe la fachada jesuita como de ex-
Proyecto del Ing. Álvarez Barba, ejecutado
parcialmente para transformar y ampliar en con- trema severidad, aberturas pequeñas, enormes sillares, puerta principal sin decoración, todo lo cual se
junto militar de la Fortaleza de Santo Domingo.
opone al espíritu del siglo XVIII. “Dominan en este imafronte las seis verticales, pese a los robustos efec-
Conserva aun la portada medieval antigua:
dos torres circulares. Foto Ricardo Briones. tos del cornisamiento. No llega a emplearse el acostumbrado procedimiento barroco que organiza los
Planos de la ciudad de Santo Domingo elementos verticales en una secuencia rítmica a ambos lados de la calle central. En cambio, la distribu-
de Álvarez Barba. Archivo General de Indias.
ción paratáctica devuelve a los apoyos imponentes algo de aquella autonomía decorativa introducida por
el manierismo del XVI, que había creado las primeras manifestaciones del estilo imperial... La impresión
arcaica provocada por tal distribución es reforzada por la especie rústica de los sillares calcáreos corali-
nos de grandes poros, que posiblemente hubieran recibido un revoque... La fachada dominicana cons-
tituye un ejemplo típico de destemporización de la retórica imperial”.39 Tanto la Iglesia de la Compañía de
Jesús, como la de Regina Angelorum aparecen coronadas por una cúpula barroca sobre tambor. Una
con linterna y la otra no, pero ambas usando arcos conopiales.
Volviendo a la calle Las Damas de Santo Domingo, es el Ing. Álvarez Barba quien incorpora un portal
neoclásico típico que fue construido de común acuerdo con el conjunto castrense en que estaba encla-
vado. El mismo identifica la Casa de Bastidas de nuestros días. Originalmente existían allí varios inmue-
bles de los primeros pobladores de Santo Domingo, quienes se disputaron aquel lugar privilegiado.
En esa misma calle tuvieron lugar los acontecimientos con que se puso en ejecución el decreto o cédu-
la real del 27 de febrero del 1767 de acuerdo con la cual Carlos III comunicaba la orden de extrañar a los
Jesuitas de sus dominios. Las instrucciones, firmadas el 20 de marzo por el Conde de Aranda, debían
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cumplirse determinado día y determinada hora de la noche. La ejecución era responsabilidad del presi- Iglesia San Lázaro del hospital de los leprosos.
Se trata de una curiosa composición con una
dente y gobernador Don Manuel de Azlor. El relato dice así: “Desde los balcones de la Audiencia, podía galería lateral y planta de una nave abovedada
con numerosos detalles mudéjares.
el Presidente, rumiando su secreto, examinar las dos fachadas del vecino Colegio, y hasta sus oídos lle-
Foto Ricardo Briones.
garían los ecos de las campañas, de las lecciones de los maestros, del rumor alborotado de los colegia-
Iglesia del Rosario en el sitio
les... Convocó para después de anochecido a los que debían acompañarle a la ejecución del decreto, y de la Nueva Isabela. Foto Ricardo Briones.
pasadas las doce, con ellos recorrió los cuarteles de la tropa, que poco a poco fueron movilizándose pa- Plaza María de Toledo junto a la iglesia Jesuíta
creada recientemente en el sitio de una antigua
ra tomar las posiciones señaladas frente al Colegio... y a eso de las tres a cuatro de la madrugada, lla- casa cuya galería con arcadas sobre columna
ochavada se conserva.
maba a la puerta principal con pausados, repetidos y solemnes aldabonazos”. El jesuita Antonio Valle Lla-
Foto Ricardo Briones.
no,40 relator de estos acontecimientos, toca el tema de los tesoros acumulados en la Iglesia, particular- Casa de Bastidas, centro cultural. Hoy funciona
mente el retablo que adornaba el templo. Mientras este se perdía, otros se labraban para adornar las ca- allí un museo para niños. Foto Jochi Marichal.
pillas mayores y menores de las distintas iglesias, más de 30 dispersas en la ciudad, y al servicio de ve-
cindarios y hospitales.
Lamentablemente el destino inexorable condujo los acontecimientos por un derrotero inesperado. El 26
de enero del 1801, despuntando el siglo XIX, L’Ouverture tomaba posesión de la capital y la parte espa-
ñola de la isla en nombre de la República Francesa. Un acta del Ayuntamiento de Santo Domingo de la
misma fecha describe el protocolo regido por el Tratado de Basilea: “Con lo cual el dicho Mariscal de
Campo don Joaquín García, tomando las llaves de las tres puertas de esta Ciudad, que estaban prepa-
radas sobre la mesa, se las entregó al citado Señor General en Jefe Todos Santos Louverture, quien los
recibió en sus manos y se dio de ellos por entregado a nombre de la República Francesa...”.41
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2.6
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Otros alarifes intervinieron en la construcción de monumentos estilísticamente ubicables dentro del con- Portal de la Casa del Cordón que fue
propiedad de la familia Dávila. Llama la
cepto del gótico Reyes Católicos, que, como ya dijimos, también recibe el confuso apelativo de isabeli- atención el contraste de la parte inferior
y el de la ventana y ornamentos
no. Situados fuera del eje matriz del conjunto urbanístico de la calle de la Fortaleza, podemos señalar la
en la parte superior. Foto Ricardo Briones.
antigua Casa de Osorio, irreconocible por los estragos que ha sufrido; la Casa del Cordón; la de Tosta-
Casa con aparejo de sillares en la calle
do; y la de los Medallones o de la Moneda, cuyo portal renacentista es uno de los tesoros del conjunto del Hospital. Foto Jochi Marichal.
urbano. La Casa de Osorio poseyó ventanales ajimezados o geminados y motivos mudéjares y góticos, Casa anónima que conserva sus enlucidos
junto a otra con balcón corrido sobre vigas
algunos de los cuales son perceptibles aún, pese a su estado actual. El carácter era evidente como re- de madera y tejadillo con cresterias
invertidas y barandilla de hierro.
flejo del espíritu hispano-musulmán.
Foto Jochi Marichal.
La Casa llamada del Cordón, hoy reconstruida, es un modelo de transición entre el gótico y el renaci- Casa grande de Palavé, de un propietario
miento plateresco. Posee uno de los portales domésticos más impresionantes que pueda encontrar- de ingenio azucarero. Foto Ricardo Briones.
se en todo el Continente Americano. La sobriedad imponente del cordón franciscano envuelve el por- Planta de la casa grande de Palavé.
tal en forma de arrabá. Una arquivolta de rosetones se desarrolla entre franjas de baquetones o boce-
les que descansan sobre basecillas del más puro sabor gótico. La franja interior culmina en una sarta
de perlas que completan el carácter de este ejemplar arquitectónico y lo ubican dentro del estilo Re-
yes Católicos.
La Casa del escribano Francisco de Tostado manifiesta su carácter estilístico también en el portal, muy
especialmente en la ventana cuyo arrabá en espiral salomónica enmarca la ventana descompuesta. La
geometría del gótico florido interpenetra dos ojivas caladas con un segmento de arco de medio punto.
Las ojivas descansan sobre una columna a modo de parteluz, y se integran con el antepecho de case-
tones levantado sobre la cornisa de la puerta, adornada también con perlas.
Para esa tercera década del siglo XVI, ya era notorio ese rasgo cortesano y suntuario que los palacios y
casas grandes le otorgaban a la urbe, inmuebles ordenados por conquistadores enriquecidos y altos fun-
cionarios. A la cabeza de éstos se destaca el Alcázar del Virrey. Otros ya han sido señalados y, junto con
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Iglesia parroquial del barrio de Santa Bárbara. los ignorados o destruidos, densificaron la retícula urbana. También se levantan mansiones suburbanas
Foto Ricardo Briones.
rurales para propietarios de ingenios y terratenientes, tales como las de Engombe y la del conquistador
Casas de Juan de Viloria. Foto Jochi Marichal.
Ponce de León, en Higüey, casa fuerte en medio de sus dominios.
Casa esquinera de la calle de La Merced.
Foto Jochi Marichal. De época tardía es la casona de Palavé, que como la de Engombe, sirve de residencia a un rico propietario
Patio de la casa de Viloria o de los cinco de una factoría de azúcar, acontecimiento económico que sustituye a la explotación del oro en La Española.
arcos. Foto Ricardo Briones.
No obstante, el espíritu del gótico se mantiene vivo en muchos de los detalles de estas residencias prin-
Doble página siguiente:
Plano de las dos rutas desde el Fuerte Delfín cipales, iniciadas en esta segunda etapa de la vida social de la colonia: período virreinal, aunque sugie-
(Bayaja) a la ciudad de Santo Domingo
re más la época y su estilo el fuerte acento de las columnas toscanas, la coquetería de los balaustres
pasando por Santiago, La Vega y Cotuí; y por
otra parte Azua, San Juan, Bánica y Dajabón. que engalanan la fachada y las galerías y pilastras de los portales y la decoración con motivos naturalis-
Es de finales el siglo XVIII.
tas fantasiosos, todo el repertorio plástico plateresco.
Los estudios del conjunto urbano de Santo Domingo han arrojado la existencia de patios y huertos en
algunas de sus casas. La mayoría de estos fue utilizada en el curso de la historia urbana para ampliar y
construir densificando. No obstante, muchas de las casas grandes conservan sus patios que pueden
considerarse parte integral de las viviendas e instrumentos indispensables a los efectos del clima tropi-
cal. Las altas temperaturas del verano provocaron la ampliación de las ventanas. Creo que desde la se-
gunda década, aparecen en la Ciudad Primada, en muchas de sus viviendas principales e incluso en la
vivienda popular, determinados modelos con rejas.
También hemos confirmado que los efectos del clima tropical, particularmente los huracanes que tradicio-
nalmente afectan la región del Caribe en los meses de agosto y septiembre, obligaron a modificar las cu-
biertas o tejados. Originalmente estos poseían fuertes pendientes (ver testimonio en la Casa de Cortés). Se
utilizaba la teja árabe o teja curva que como vimos, comenzó a elaborarse en La Isabela. Los ciclones afec-
taban las pendientes fuertes de estos techos arrasando con las tejas, que regularmente eran colocadas con
la tecnología tradicional de la península Ibérica (del borde del techo hacia arriba, una sobre otra...).
derno. El comercio se llevaba a cabo por mar, en navíos de vela, entre los puertos que pudieron mante-
ner un servicio útil. Para 1920, todavía el viaje desde San Juan de la Maguana a San Cristóbal tomaba
varios días a lomo de caballos y burros.
Vicente Celestino Rojas publicaba en 1944 un libro clásico en la bibliografía nacional: Historia de la División
Territorial 1492-1943. Aunque algunas precisiones históricas han aparecido en el tiempo, este documento
ejemplar continúa ilustrándonos sobre la territorialización entre los períodos colonial y republicano; apare-
cen nuevos asentamientos como San Lorenzo de Los Mina, en 1676; San Carlos, en 1692; San José de
los Llanos, en 1779, así como Las Matas de Farfán. Mediante el tratado de Basilea, firmado el 22 de julio
de 1795, España cede a Francia la totalidad insular. Reincorporada a la Corona en 1809, la colonia tuvo an-
tes que sufrir numerosas invasiones, la primera de las cuales tuvo lugar en 1801: Toussaint Louverture.
En consecuencia, la división territorial asumía diversas denominaciones: departamentos; partidos; parro-
quias; distritos; cantores; comunes; etc., que crearon antagonismos y confusiones.1
Relatos de cronistas nos informan que para 1920-30, San Cristóbal había llegado a ser una población
de algún tamaño “consecuencia, sobre todo, de la abolición de la esclavitud en 1822, cuando los inge-
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Doble página anterior: También menciona a Hincha: “Tiene 500 casas, 4,500 habitantes, 500 hombres capaces de tomar las serta un plano del camino real que atraviesa la porción entre Nigua y sus ingenios hasta Nizao. El propó- Calle de Santo Domingo; calle comercial.
Este documento refleja el intento de retomar Dibujo tomado del libro Santo Domingo,
el Cibao, vía Montecristi, al final de las armas, 1,600 bueyes y 1,400 caballos, y es la residencia fija del Comandante de toda la Parte occiden- sito de esta carta, trazada en ese año, fue el de señalar la zona marítima que siguió la armada británica Pasado y Presente, de Samuel Hazard.
guerras de la Restauración, 1864.
tal de la Colonia Española. Cuenta también con una Compañía de Caballería”.6 En este mismo libro (Via- el 6 de julio de 1809 comandada por el general Hugh Lyle Carmichael, quien asistió las tropas leales du- Panorámica de La Vega.
Vista de Santiago. Dibujo tomado del libro Santo Domingo,
jeros de Francia en Santo Domingo), aparece un expedicionario de nombre Vincent, quien redactó un do- rante la llamada “reconquista”.
Dibujo tomado del libro Santo Domingo, Pasado y Presente, de Samuel Hazard.
Pasado y Presente, de Samuel Hazard. cumento que tituló Reconocimiento militar de las comunes de Dajabón, Santiago, Puerto Plata y Monte- Para finales del siglo XIX surgen los proyectos para determinadas vías férreas, de los que sólo se comple-
Panorámica de Moca. cristi, 1797; y del mismo autor, un Resumen del viaje hecho del Cabo a Santo Domingo a comienzos del taron los de Samaná-La Vega (Sánchez-La Vega) y el de Santiago a Puerto Plata. Otros proyectos, como
Dibujo tomado del libro Santo Domingo,
Pasado y Presente, de Samuel Hazard. mes de brumario del año7 (1798). El índice general de Viajeros de Francia contiene además un informe los elaborados por el Ing Thomasset para enlazar Santo Domingo con San Cristóbal; o el de La Romana-
de un antiguo ingeniero de colonias, sobre un camino principal desde el Cabo (antiguo Cap Français) a El Seibo, que el Poder Ejecutivo avaló el 30 de abril de 1890, (ampliado posteriormente hasta la bahía de
Santo Domingo, pasando por Dondón, San Rafael, Hincha, Bánica, San Juan, Azua y Baní; así como co- Samaná y Santo Domingo), ambiciosa concesión otorgada al Sr. Woolf Abrams, nunca pudieron concluir-
mentarios sobre la bahía de Samaná del año 1800 y un viaje por el interior de Luisiana, Florida Occiden- se. Sobre el particular así como su efecto en la estructura agraria, conviene citar informaciones que apa-
tal y por las islas de Martinica y Santo Domingo (Tomo I, Cap. XIX, de C. C. Robin, autor de varias obras recen en los apuntes de H. Hoetink: “En 1897 la mecanización del transporte de azúcar estaba ya muy
sobre literatura y ciencias, París, 1807). avanzada: seis ingenios en la provincia de Santo Domingo tenían en ese año 110 kilómetros de líneas fe-
El excelente ensayo sobre la frontera domínico-haitiana publicado recientemente se refiere a las pobla- rroviarias (el ingenio Santa Fe sólo tenía 30 kilómetros y 4 locomotoras para transportar su producto di-
ciones creadas para fortalecer los límites entre las colonias francesa y española.7 Asimismo, creo impor- rectamente al muelle Ozama); 5 ingenios en el distrito de San Pedro de Macorís tenían un total de 108
tante referirme al libro titulado La Colonización de la Frontera Dominicana 1680-1795.8 Entre otros temas kms. y 3 ingenios en la provincia de Azua, tenían un total de 72 kms. También la Cía. Frutera de La Ro-
importantes que allí se tratan debemos señalar la apertura de Montecristi al libre comercio a partir de mana, que cultivaba guineos, tenía líneas ferroviarias en ese año o estaban construyéndolas”.10
1764, así como la fundación de Bánica y su crecimiento; Hincha, su fundación y su conversión en pa- En cuanto a la estructura agraria, se modifican sus efectos gracias a la instalación de plantaciones mo-
rroquia; y desde luego la erección de la villa de Neiba; San Rafael de la Angostura; Las Caobas y San dernas y la introducción de empresas con “uso intensivo de capital, organizadas racionalmente, que pe-
Miguel de la Atalaya. riódicamente empleaban a un gran número de trabajadores y que estaban orientadas hacia el comercio
La cartografía es pobre, no obstante puede señalarse a modo de ejemplo el plano de Santiago Moreno en el mercado extranjero”.11 Parece que se produjo un aumento en el valor de la tierra, que puso de ma-
de 1861, para el poblado de Azua. Del mismo autor y el mismo año es el croquis de Puerto Plata y sus nifiesto la desorganización del catastro nacional “cuyos títulos eran falsificados en gran escala”.12 En
alrededores donde aparece una planta del fuerte de San Felipe; y otro de Santiago de los Caballeros y 1882, se introdujo el sistema de medidas decimales de superficie. En 1912 se hizo obligatorio el registro
el fuerte de San Luis. Un documento importante lo es el libro de William Walton,9 de 1810, en que se in- de propiedad privada.
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Modelo ecléctico rico en ornamentación La misma fuente recoge la dinámica económica provocada por la fundación de ingenios y señala que en-
estilizada construido en La Vega para
residencia de Zoilo García para 1920. tre 1875 y 1882, se fundaron treinta haciendas cañeras en el país.13
Foto Jochi Marichal.
Es entonces cuando surge el neoclasicismo tardío que denominan ecléctico y el estilo que llaman gené-
Eclecticismo clásico de una villa en Gazcue.
Foto Ricardo Briones.
ricamente victoriano: con edificaciones de fantasía con utilización plena de la madera con tejados en
Mansión Presidencial levantada durante planchas metálicas. Las ciudades de Puerto Plata y Montecristi se integraron pronto a esta corriente. Po-
la intervención norteamericana siguiendo un co después irrumpe la tecnología del hormigón armado, que comienza a utilizarse principalmente en San
modelo tradicional. En ese mismo lugar se
construyó el Palacio Nacional. De acuerdo con Pedro de Macorís, Santo Domingo y la Romana. Este material de construcción coexiste durante varias
la relación de Enrique Penson, en su libro
Arquitectura Dominicana 1906-1950, el presi-
décadas con la “mampostería fuerte”, para cuya fábrica se utilizaba el ladrillo o la piedra. Son notables
dente Horacio Vásquez fue el primero que ha- los edificios comerciales fabricados con este material y esta técnica, en todos los pueblos. En La Vega y
bitó la residencia que anteriormente había si-
do sede de la Receptoría General de Aduanas. Santiago impera el ladrillo. En cambio, en La Romana reina la mampostería en piedra.
Fue diseñada alrededor de 1912, apareciendo
Al despuntar el siglo XX muchas ciudades se transformaron. Particular importancia hay que concederle
en los planos la rúbrica del ingeniero W. H.
Balch. La edificación fue levantada en el a la ciudad de Santo Domingo y su Calle Mayor, llamada entonces Separación. Santo Domingo asume
Ensanche Aguedita, donde la Receptoría, auto-
rizada por el Gobierno Dominicano, compró un aire de neoclasicismo ecléctico, imagen que fue transformándose posteriormente al año de 1930,
21,000 M2 . El edificio con su mobiliario fue
cuando un huracán atravesó la urbe destruyéndola parcialmente. Desde entonces los espléndidos teja-
inaugurado en la noche del sábado 27 de ju-
nio de 1914. Horacio Vásquez, fue el primer dos altos, aptos para las construcciones tropicales, desaparecieron del escenario en los barrios residen-
presidente que la habitó. Luego lo harían, en
orden sucesivo Rafael Estrella Ureña y Rafael ciales. Sólo se conservan algunos ejemplares en mal estado que sólo a una minoría le interesa mantener
Trujillo Molina. (Datos de Enrique Penson). como parte de la historia de la ciudad.
Algunos monumentos importantes fueron destruidos en este período. Otros surgieron apuntalando la
memoria histórica y convirtiéndose en agentes de orgullo para las ciudades de la nueva República,
configurando la territorialidad del presente apegados a temas ligados al comercio, la producción y el
transporte por ferrocarril. La transformación, como producto del desarrollo de las comunicaciones, in-
ternacionaliza los modelos urbanos donde surgen suburbios, la ciudad-jardín, conjuntamente con el
eclecticismo victoriano y el hormigón armado. Gazcue es el prototipo.
procedía de Bélgica y fundó una importante familia en Santiago, donde aparece trabajando intensivamente
en la última década del siglo XIX. Thomasset, en cambio, fue un ingeniero civil francés quien tuvo a su cargo
el trazado de La Romana y quien trabajó en la República Dominicana en la tercera década del siglo XIX.
Personaje importante lo fue el ingeniero dominicano Octavio Acevedo Camarena, quien ocupó importan-
tes cargos públicos para el Gobierno Central y varias municipalidades como el Ayuntamiento de San Pe-
dro de Macorís. El ingeniero y arquitecto Alfredo Scaroina, italiano, fue una figura destacada de estos años.
Fue el autor del proyecto para la iglesia del Rosario en Moca, año de 1920. Entre el Ing. Bogaert y Scaroi-
na hubo determinadas diferencias de opinión en relación con la Casa Consistorial de Moca que se labra-
ba para el año de 1906: “El Ayuntamiento de Moca construía para mediados del año de 1906 su Casa
Consistorial, cuya edificación había sido sometida a concurso público, pero durante su erección se notó
que en una parte de su fachada principal se presentaron una serie de grietas que no se podían apreciar
porque habían sido cubiertas con cemento... El Ayuntamiento dispuso dirigirse al contratista (Sr. José Ma.
Michell), significándole que la Corporación tenía conocimiento de que la pared que sostenía el arco princi-
pal del peristilo había sufrido un desperfecto y que por ese motivo, se necesitaría que el ingeniero director
de la obra (Scaroina) comprobara la solidez del edificio como parte del cumplimiento de su deber”.14
160|LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930 LOS PARADIGMAS DE LA NACIONALIDAD: ARQUITECTURA Y DESARROLLO ECONÓMICO REPUBLICANOS 1844-1930 |161
Catedral de Santiago, de un acentuado Fundamental resulta Antonio Nechodoma, quien reside en Santo Domingo desde 1908 hasta 1912. Sus
eclecticismo goticista tradicional (revivals).
Fue elaborada en mampostería a finales del primeros trabajos en San Pedro de Macorís los ejecuta asociado con el Ing. Octavio Acevedo Camare-
siglo XIX por el alarife Onofre de Lora, autor na y actuando en todas las obras públicas de aquella ciudad y asesorando en obras de carácter urbano
del templo de la Merced en el Santo Cerro.
Fue sometida a un intenso trabajo de restau- y estructuras de carácter público, como el magnífico edificio del mercado o en la torre de la iglesia ma-
ración y consolidación debido a la debilidad
de sus estructuras. Foto Ricardo Briones.
yor, así como en el programa de edificaciones escolares e importantes residencias en Santo Domingo.
Osvaldo Báez, autor de un proyecto de edificios para la Universidad y cuyas intervenciones se reseñan más
adelante, se destaca frente a una generación de profesionales de alto nivel, cuyas ejecutorias se integran a
otro grupo de profesionales de la construcción, que como veremos en los capítulos siguientes, conforman
un colectivo bajo cuyo magisterio se estructuró la imagen de pueblos y ciudades de nuestro país.
Entre otros, conviene enumerar los siguientes, cuyas biografías breves aparecen en un reciente libro de
Enrique Penson Paulus.15
Andrés Gómez Pintado, autor de la excelente residencia Peynado. Arístides García Mella, quien dise-
ñó el Paseo Presidente Billini. Juan de la Cruz Alfonseca, a quien le atribuyen la residencia De Castro
en la 30 de Marzo. Zoilo García Peña. Constructor en 1914 de Villa Hena en Gazcue. Juan Bautista
Toro. Responsable del Teatro Capitolio y la casa Lepervanche en la Bolívar. Mariano Turull Riera. Quien
trabajó en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales. Nicolás Cortina, en San Pedro de Macorís,
Centro Español. Ramón Urgell, con su fachadas eclécticas en la avenida España. Fidel Sevillano, au-
tor de grandes proyectos neoclásicos (Teatro Nacional). José Turull.
Otros constructores de San Pedro de Macorís mencionados por el señalado autor en esta obra repleta de
informaciones son:
Antonio Morey Castañer, constructor, fabricó en 1920 el edificio para el Gran Hotel de San Pedro de
Macorís. Antonio Molineaux Josephs, nacido el 10 de agosto de 1892, ingeniero civil, autor de los pla-
nos del Teatro Restauración en 1923. H. B. Howland, autor del Teatro Colón, Rensselaer, 1912.
El inventario de las obras emblemáticas de este período, estructuras paradigmáticas, debería convertir-
se en un catálogo. Este libro quiere acercarse a este propósito bajo el criterio de que la historia de la ar-
quitectura no se escribe en función de los metros cuadrados construidos, ni de la abundancia de habi-
tantes que se reúnan en determinados lugares. No se trata de problemas cuantitativos sino cualitativos.
Por esto, una sola obra inmobiliaria o un conjunto determinado, bastaría para determinar el carácter em-
blemático para un sitio en el espectro histórico de una determinada región, en cuyo medio se convierte
en un instrumento simbólico, ejemplar.
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3.2
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rroquial, esta última con dimensiones más reducidas que las que hoy conocemos pertenecientes a la Plano de la Villa de Santiago, obtenido gracias
a las diligencias del Ing. Amauri Cestari y
Catedral de Santiago Apóstol. De ahí que la reconstrucción de 1851, para su mayor ampliación, se tu- Laura Faxas en el Archivo Nacional de Francia.
Aprovechamos para dejar constancia de
vo que comprar o permutar terrenos a particulares, como ocurrió con un propietario vecino al templo,
nuestro agradecimiento. La descripción
don Román Santiago Franco Bidó, General de la República”.18 en idioma francés y los detalles de la
Plaza Mayor o Plaza de Armas determinan
El Palacio Consistorial se inauguró el 16 de agosto de 1897: “El Ayuntamiento, indeciso acerca de a la época de su confección.
quién otorgarle los planos y construcción de la obra, decidió, para dejar cubierta su responsabilidad, Santiago: pintoresco quiosco del parque
creado en la Plaza de Armas convertida en
confiar la dirección a una persona de reconocida competencia, y al efecto se eligió Luis L. Bogaert res-
parque republicano. Foto Ricardo Briones.
pecto a la contratación de la referida fábrica”.19
Santiago: Portal neoclásico y torre del reloj en
Santiago fue asumiendo el carácter de segunda ciudad de la república, estación y destino de un ferrocarril la colina de la fortaleza. Foto Ricardo Briones.
desde cuyos vagones podían apreciarse las casas grandes de las haciendas entre Moca y San Francisco
de Macorís, interesantes modelos de verdadera arquitectura dominicana, cuyas tipologías republicanas es-
tán ligadas con el arte de la carpintería industrial. Así son ciertas casas que encantan al viajero casual en la
comunidad de Pimentel, estación del ferrocarril donde una pequeña calle se convierte en una destacada
muestra de artesanía carpinteril. Rozando lo popular, hermosas casas urbanas construidas hace tiempo por
el Maestro Brens, constituyeron eslabones importantes en la evolución de la arquitectura dominicana.
Los ferrocarriles del norte funcionaban todavía para 1914, fecha esta que coincide con la visita de un
viajero que investigaba el potencial turístico de nuestro país y quien visitó todas las regiones de la is-
la comentando sus recursos, entre ellos sus malos caminos que sólo pueden ser recorridos con difi-
cultad: “Todos estos caminos principales han sido utilizados por cuatrocientos años, o más, sin ningún
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cambio ni mejora, y el camino a Azua era la ruta principal seguida por los conquistadores españoles Palacio Municipal, construido a finales del
siglo XIX. Se trata de un edificio de fuerte
y por sus recuas cargadas de oro de las minas, pero el que escoja viajar por tierra debe tener osadía presencia, una llamativa estructura, y una
composición dominante. Foto Ricardo
en abundancia, debe ser muy buen jinete y debe salir con determinación y optimismo –lo necesitará
Briones.
todo antes de llegar a su destino”.20
Santiago: Farmacia tradicional con detalles
El mismo autor señala que existen dos líneas principales: la que va de la bahía de Samaná a la Vega “des- de fina artesanía. Foto Ricardo Briones.
de Sánchez a las afuera de La Vega, donde conecta con el Ferrocarril Central Dominicano“ que pasa por Santiago: Edificio bancario con detalles neo-
clásicos y apliques prefabricados de inicios
Moca, Santiago hasta Puerto Plata y señala además que hay otras líneas proyectadas y en construcción: del siglo XX. Diseño de Fidel Sevillano.
Foto Ricardo Briones.
“Una de estas líneas partiendo desde Macorís recorre una gran distancia en el interior, siguiendo el valle del
Río Higuamo. Otro camino de caña conduce desde La Romana al distrito de El Seybo, mientras otro con-
duce desde Azua a los vastos campos de caña del área. El ferrocarril que viaja de Sánchez a La Vega lle-
va uno a través de la magnífica Vega Real y ofrece una espléndida vista del interior más llano y abierto. Es-
te fue el primer ferrocarril de vapor de la isla, y la concesión fue otorgada originalmente a Norteamérica en
1882. Al año siguiente fue cedido a un escocés, el Sr. Alexander Baird, quien, con su propia fortuna, com-
pletó el trabajo. Para construir esta ruta fue necesario rellenar y construir un lecho de vía a través de un
manglar de diez millas, así como la construcción de un puerto en la pequeña aldea de Las Canitas (sic),
ahora conocida como Sánchez, una ciudad que prácticamente depende del ferrocarril y de su comercio”.21
El viajero se deleita describiendo los paisajes del Ferrocarril Central Dominicano de Puerto Plata-Santia-
go construido por ingenieros belgas que emplearon un sistema de rieles con dientes para las fuertes
pendientes que atravesaban la cordillera del norte y consideraban que esta ruta es un camino cosmo-
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Sánchez: Zona del puerto y andenes Sánchez: Casa construida de madera; sótano;
del ferrocarril; junto al edificio de la aduana. y galería perimetral sobreelevada.
Todos en un lamentable estado de abandono. Foto Ramón Paolini
Fotos Ramón Paolini.
Moca: Palacio de la Gobernación, con pórtico
Sánchez: Pequeña estructura de iglesia de neoclásico; con proporciones discutibles y
madera con techos de planchas metálicas; frontón. Foto Ricardo Briones.
pórtico poligonal y torrecilla-campanario.
Sánchez: Calle con algunas casas tradicionales
Foto Ricardo Briones.
de madera, de carácter vernacular.
Arquitectura de maestros constructores,
carpinteros anglo antillanos, con buhardillas
para controlar las temperaturas tropicales.
Foto Ramón Paolini.
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Santiago: edificio comercial típico de polita, “ya que fue financiado por los holandeses, en parte construido por los belgas, es propiedad de zan de vez en cuando por el pequeño puente ferrocarrilero abandonado que conduce a un destartalado edi- La Vega: detalles con relieves.
mampostería y hormigón de una y dos El friso del entablamento está decorado con
plantas. Se trata de un modelo repetido los dominicanos y es operado por norteamericanos. El equipo rodante es norteamericano, las estacio- ficio en la zona portuaria de Sánchez. Por ese camino, al cruzar una cañada pintoresca, se llega a la vieja es- una greca sinuosa. El tema de la lira llena el
que se da con características firmes en tímpano creado por las arquerías trilobulares
nes y edificios son belgas y los puentes son ingleses”.22 tación del ferrocarril. El edificio en cuestión es como un impresionante museo abandonado. Los elementos
muchos lugares de la isla. Las puertas acentuadas por salientes puntiagudos termi-
ostentan herrería de forja. necesarios para dar una idea de lo que fue la terminal de la vía férrea, pueden estar allí dispersos. No obs- nados en capullo. Foto Jochi Marichal.
Ambas hojas abren hacia fuera.
Foto Ricardo Briones. Sánchez, La Vega, Moca tante, la atmósfera es absolutamente auténtica. En el exterior, distintos inmuebles complementan un entor- Modelo de establecimiento comercial con
pilastras –entablamento– antepecho y puertas
Hermosa casa de madera en calle Cuba, Otros pueblos de la ruta del ferrocarril fueron estudiados y convertidos en importantes ensayos por un no adecuado: la aduana; la boletería y sala de espera; y una que otra tienda de provisiones en desuso. resaltadas por un marco sobresaliente
frente al parque Colón, Santiago. –arco rebajado– cornisa. El modelo aparece
grupo de estudiantes de término de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Pedro Henrí- En cuanto a La Vega, un estudio de la Arq. Linda María Roca destaca la llegada del ferrocarril Samaná-
Foto Ricardo Briones. particularmente en La Vega, Santiago,
Edificio de singular volumen aislado quez Ureña. Cito por ejemplo el de María del Carmen Columna y Carmen Amelia de Castro, quienes ana- Santiago, hecho ocurrido en el año de 1886. El acontecimiento provoca un dinamismo comercial, un de- hasta en Cabo Haitiano. Foto Jochi Marichal.
en Moca, de estilo neoclásico. sarrollo en gran escala que se refleja en nuevos edificios para alojar tiendas y comercios, así como vivien- Clínica Santa Ana, hoy Dr. Alfonseca.
lizaron el puerto de Sánchez (que fue objeto de un artículo nuestro). El ensayo señalaba que las depre-
Foto Jochi Marichal. Eclecticismo de principios de siglo,
siones económicas de 1921 y 1930, unidas a la inauguración de la carretera Duarte en 1922, se conju- das que densifican un marco urbano hasta entonces más bien aldeano. Es para 1910, el 5 de agosto, de elaborada artesanía y prominente
ornamentación. El violinado horizontal
garon hundiendo al pueblo de Sánchez en una crisis que no ha sido capaz de superar. Esta carretera que se inaugura el teatro La Progresista, construido por la sociedad del mismo nombre.
sustenta la composición.
construida durante la Ocupación Americana 1916-1924, modificó los sistemas de transportación. Esta Moca fue a su vez debidamente estudiada por los arquitectos Acosta y Vincitore, a fin de identificar ca- Foto Ricardo Briones.
progresiva decadencia culminó con la quiebra de la compañía escocesa Santiago-Samaná Railway Com- da una de las edificaciones de importancia en el centro histórico. Los antecedentes de la ciudad de Mo-
pany. Hasta hace pocos años quedaban en pie numerosos testimonios de aquel importante lugar. ca retrotraen nuestra perspectiva en el tiempo. Diversos acontecimientos de importancia para la Repú-
De excepcional interés resulta el edificio de la Aduana. Asoma su silueta rectangular en medio del espacio. blica tienen lugar en aquella ciudad, tanto del período de la Independencia como en el de la Restaura-
Su planta baja servía como depósito, impecablemente anónima. Sin embargo, los altos se convierten en un ción. Acontecimientos históricos durante el gobierno de Buenaventura Báez y el ajusticiamiento del pre-
canto gregoriano cuya monotonía constituye un todo armónico y sincero. La galería perimetral que la circun- sidente Ulises Heureaux, el 26 de julio de 1899. En 1907 inicia el funcionamiento del ferrocarril de La Ve-
da es como un despojo de brisa. En verdad llama, atrae y tonifica. El contraste entre ambos pisos super- ga-Santiago y las figuras del general Ramón Cáceres y Horacio Vásquez mantienen en el primer plano
puestos constituye un espléndido contrasentido que la imaginación complementa con una multitud de adi- de la actividad republicana a este centro urbano que poco a poco va creciendo en importancia. La ter-
tamentos inexistentes, pero que uno quisiera que allí estuvieran: escaleras, lluvia, mecedoras, y seres huma- minación de la guerra mundial en 1918 y el impresionante aumento de los precios de las materias pri-
nos de otras épocas. Forzando la realidad puede inaugurarse en aquella estructura un museo del mar, un mas, particularmente el azúcar, el tabaco, el cacao y el café, se reflejan en esta región dinamizando el
museo de desperdicios, perfiles de hierro, escoceses de avaricia, franceses inmigrantes y dominicanos au- comercio de tal manera que en mayo de 1922 pudo inaugurarse la carretera Duarte que, desde Santo
sentes. Turistas anónimos, descubridores de paisajes recónditos y curiosos visitantes circunstanciales, cru- Domingo hasta Santiago, la cual enlazaba las poblaciones de Bonao, La Vega y Moca.
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Puerto Plata Puerto Plata. Faro metálico instalado en sep-
tiembre de 1879. Es el único en su género en
Puerto Plata fue, en cambio, dibujada en blanco y negro. Nadie puede sustraerse al encanto de la arqui- el país y de los pocos existentes en América.
Fue construido por la Compañía Robert Hills
tectura antillana de aquel lugar. Escribimos unas notas que fueron publicadas en 1981 con el título “Diá- and Son y R. Deeley and Co. New York, en la
logo en tinta con la Ciudad de la Plata”. Allí decíamos que la villa de la plata emerge en los antiguos tiem- época de la efervescencia de la industrializa-
ción. Su construcción de hierro fundido con
pos. Después desaparece en aquel horizonte que llaman la banda norte, reapareciendo en tiempos de ocho columnas tubulares estriadas octagona-
les, con un capitel dórico-romano, dispuestas
la República. Casi puede decirse que no fue colonia aquel puerto del Atlántico, aquella fortaleza. Efecti- en cinco niveles, rematado por una cupulita
vamente, al visitarla, el difícil recorrido, agreste y desinformado, urbanísticamente inconforme, transcurre gallonada. El equipo de trabajo estuvo integra-
do por los arquitectos Pilar Contín, Teódulo
entre maderas desprendidas, ignorantes del futuro, aunque llenas de esperanzas. Blanchard, Japonesa Capellán, Nerva Fondeur,
la arqueóloga Martha Roquel Aquino. Los tra-
Las buhardillas parecen ilógicas en el trópico. Sólo sirven para almacenar calor. Deberían ser aptas para
bajos fueron realizados por la empresa meta-
un proyecto energético, de esos experimentales que hoy se ponen en marcha por doquier. Sin embar- lúrgica Metaldom. Foto Ricardo Briones.
go, es el temor a la energía acumulada, una configuración secreta de la materia, una expansión de la for- Puerto Plata. Glorieta de la plaza principal
de la ciudad. Foto Ricardo Briones.
ma lo que las delata. Por esto las buhardillas se comunican siempre con el exterior. Para esto, los car-
Reconstruida galería con baldosas de cemento
pinteros victorianos, esos que levantaron la ciudad que admiramos, inmigrantes inventariados por el doc- coloreado y balconada en hierro fundido.
Foto Ricardo Briones.
tor Puig, fabricaron, casi puede decirse, que inventaron, unas celosías que asumen un importante rol or-
Imagen reciente del edifcio terminal
namental en la arquitectura de allí. Las celosías de las buhardillas imitan los fantasmas, presumen de ser de la línea de ferrocarriles de Puerto Plata,
como otra planta de la casa. Se convierten en ventanas con cristales. Pero su papel fundamental con- construída íntegramente de láminas metálicas
importadas. Foto Jorge Marte.
siste en ser como las chimeneas, que expulsan aire después de sufrir el fuego, en nuestro caso el me-
diodía del tejado metálico caliente.
Algunos de esos adornos de la arquitectura puertoplateña son de hierro. Ménsulas que se enroscan en
sí mismas y se suceden a lo largo de un alero. Enverjados con encajes, fluidos y florales, cortesanos co-
mo el rococó importando de una Francia lejana. Llamadores, goznes, cerraduras, bisagras y portalones
como el de la logia añeja de secretos. Hierros forjados por manos callosas o fundidos por la industria ex-
tranjera y embarcadas en galeones desde Inglaterra. Pero el mayor de los encantos lo constituyen los
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Puerto Plata. Estructuras de hormigón y balcones. Aún recuerdo, hace ya años, un día en que la curiosidad del doctor Puig se juntó con la mía y
madera con balcones corridos a lo largo de
las fachadas. Foto Ricardo Briones. hablamos de galerías; de balaustradas torneadas en madera. Puerto Plata es la ciudad de los balcones.
Puerto Plata. Cuartel de bomberos con torres Para María Ugarte la ciudad de Puerto Plata se manifiesta plenamente en su Parque Central que fue su
simétricas en los extremos del conjunto.
Plaza Mayor. Los 14 edificios que lo circundan fueron en su mayoría construidos entre los años 1874 y
Ostenta el año de su construcción 1930.
Foto Ricardo Briones. 1920 y muchos de ellos son ejemplos característicos del estilo victoriano adaptado al medio tropical. Uno
Puerto Plata. Conjunto de edificaciones que de sus constructores fue un puertorriqueño de nombre Monserrate. En una esquina se encuentra uno de
caracterizan el centro histórico. El Palacio
municipal, marcadamente neoclásico con los edificios más importantes: el Club del Comercio, cuya parte principal se construyó en 1897 y el ane-
pilastras acanaladas y arcadas superpuestas
xo que lo amplía en 1925. El Ayuntamiento, obra levantada en los años 1898 y 1899, es un ejemplo del
y el pintoresco edificio de tres niveles
de La Fe en el Porvenir. Foto Ricardo Briones. neoclasicismo ecléctico. Construido en mampostería, tiene doble arcada sobria y armoniosa. Junto al
Ayuntamiento está la única casa de tres plantas que existe alrededor del parque. El lado sur del parque
está ocupado totalmente por la Iglesia Parroquial y la Casa Curial.
Probablemente el estudio más profundo de los constructores de la República haya sido hecho sobre
Puerto Plata.23 Aunque limitado a aquella localidad, se elaboró un detallado inventario de los construc-
tores de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX en que se destacan personajes como Roderik Art-
hur (1849-1941), a quien llama “el principal artífice de las casas victorianas de Puerto Plata”; José M. Co-
dina, arquitecto o maestro constructor español; José Madera, puertorriqueño, quien llegó a Puerto Pla-
ta en 1902; Abraham Lewis, jamaiquino, a quien llaman “Mister Lui”; etc. Un apéndice del trabajo del
doctor Puig enumera los carpinteros, ebanistas, albañiles, pintores y oficiales de construcción entre 1870
y 1920. En esa relación aparecen distintas nacionalidades junto con la gran mayoría dominicana: Turks
Islands; daneses de Saint Thomas; franceses de las Antillas; holandeses de Curazao; españoles; puer-
torriqueños; ingleses; venezolanos y haitianos. Estas migraciones, una especie de tráfico de estilos y pro-
fesionales de la construcción, han existido siempre entre las islas antillanas.
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Puerto Plata. Vivienda de carpintería de Casa típica de la arquitectura antillana de
tabloncillos con galerías adinteladas Puerto Plata, cuya tradición carpinteril creó
descansando sobre columnas de hormigón. un centro histórico peculiar con multitud
Foto Ricardo Briones. de modelos con una raíz común en toda la
región. Foto Ricardo Briones
Puerto Plata. Importante edificio construído
en madera y zinc extranjeros, inaugurado en el Casona de Sabana de la Mar,
1897 para alojar al Club del Comercio, desta- recientemente incorporada al catálogo
cada institución puertoplatense fundada en nacional de monumentos (2008).
el 1874 por, entre otros ilustres ciudadanos, Foto Secretaría de Estado de Cultura.
Don Segundo Imbert. La estructura,
Montecristi. Modelos de viviendas que
ubicada en la calle Beller frente al Parque
configuran el centro histórico. Llama
Independencia, fue diseñada específicamente
la atención la dinámica de los tejados
para alojar al club, y fue ampliada en el 1925,
gingerbread en planchas metálicas
como se puede notar a la derecha en la ima-
que permiten crear espacios altos
gen. Foto Ricardo Briones.
que se destinan a usos diversos.
Pequeña y ornamentada vivienda de Foto Ricardo Briones.
mampostería y hormigón adornada con
figuras premoldeadas que cubren las superfi-
cies murales y los contramarcos de puertas
con celosías y antepechos con protuberancias
exageradas. Foto Ricardo Briones.
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3.3
ron afectando esta zona hasta la época denominada “de las Devastaciones”. De ahí en adelante la despo- Proyecto de la villa de Dajabón, cuya traza
cuadriculada resulta similar a otras de la
blación fue mayor y no es hasta finales del siglo XIX cuando se consolida la estructura urbanística en la que
misma época y de la misma fuente. Su impor-
la ciudad principal de esa bien llamada colonización interior lo fue la de San Fernando, refundada para 1751. tancia regional es el resultado de estar situada
en el cruce de los caminos principales entre la
La Academia Dominicana de la Historia y el Archivo General de la Nación han publicado en estos días colonia española y la francesa.
una obra sobre la colonización de la frontera, que aborda las políticas de refundación de pueblos a lo lar-
go de la línea entre las colonias francesa y española de la isla. En la misma se analizan la dinámica mi-
gratoria y la territorialización en la banda norte-central y sur, abarcando nuevos pueblos como Dajabón
(1740); Neiba ( ); Bánica (1664); Las Caobas (1704); Hincha (1704); San Miguel (1768); San Rafael (1761),
producto de las políticas puestas en marcha.24
El autor González Hernández demuestra que la colonización en la frontera, su repoblación, se llevó a ca-
bo en base a un proceso continuo de inmigración canaria. Durante varias décadas, y ya desde principios
del siglo XVIII, se hablaba de la reconstrucción de los puertos del norte, particularmente Puerto Plata y
Montecristi. Francisco Rubio Peñaranda, gobernador y capitán general a partir del 20 de agosto de 1751,
ratificaba la importancia de esta política en sus correspondencias a la Corona:
“El gobernador expresó en enero de 1752 que la fundación había comenzado. Remitió plano de ella.
En él muestra el orden y la regularidad de las calles tiradas a cordel, la arboleda a su entrada y salida
para esparcimiento de los vecinos, la plaza y los bohíos. Precisa que había destinado 39 familias isle-
ñas “para mayor dique a los franceses” y que éstas habían llegado el mismo día de San Fernando, ha-
biéndoles posibilitado antes párrocos y ornamentos en la iglesia para su culto”.25
Un plano elaborado por el Ing. Elpidio Ortega,26 desarrollado entre 1860 y 1935, determina el área históri-
ca. La propuesta se fundamenta en una clasificación e inventario de inmuebles donde registra más de 300
unidades. El mismo autor clasifica este inventario en 15 categorías,27 entre las que deben destacarse las
importante desde el punto de vista urbanístico: “El reloj público, de estilo victoriano, montado en una hermo-
sa estructura metálica, fue traído de Francia en 1895, comprado por iniciativa de Benigno Conde, contable
de la Casa Comercial, oriundo de Venezuela, que propuso la idea de comprar el reloj al Ayuntamiento y fue
aprobada. En Francia había estado instalado en San Germán y fue reparado para venderlo a Montecristi. El
que gestionó la compra en París fue don Toribio García”.28 También hubo una locomotora que comienza a
rodar en el año de 1875 y, desde luego, había una plaza que tenía su glorieta, llamada Plaza de la Concordia
y construida en 1925: La glorieta fue desmantelada en 1943 para colocar un busto de Trujillo. Este lugar ser-
vía también de mercado público, lo que la convertía prácticamente en el centro de aquella localidad.
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Montecristi. Casas tradicionales de la ciudad Naturalmente, Montecristi es inseparable de las figuras de Máximo Gómez, José Martí y Antonio Maceo, ción de la iglesia actual que, conjuntamente con el Santuario de Bayaguana y el Santuario de Higüey, son los Almacén de mayoristas en Moca.
de Montecristi utilizadas como viviendas o Foto Jochi Marichal.
locales comerciales. Foto Ricardo Briones. héroes todos de la independencia cubana. tres lugares de peregrinación y turismo religioso más importantes del país. El nuevo templo fue levantado en
Pintoresca ermita de Copey, en la recta de
La arquitectura victoriana fue el motivo de un ensayo que titulamos “Museo romántico del pasado que ladrillos tomados en parte de las ruinas de la primitiva ciudad de La Concepción de La Vega, al pie de dicho Montecristi a Dajabón. A pesar de su mal
estado de conservación, particularmente la
ya murió”. El mismo comenzaba señalando que la plaza ha sido el rostro y el alma de cada tiempo his- cerro. El director de la obra lo fue el alarife Onofre de Lora, figura sobresaliente de la arquitectura dominicana
torre-campanario, la misma llama la atención
tórico y de cada tiempo social. Esta declaración es como una proclama repetida por historiadores, so- del siglo XIX, a quien le tocó intervenir en muchas de las obras llevadas a cabo en aquella región. de los viajeros en esa ruta de tránsito
obligado entre esos pueblos de la costa
ciólogos y urbanistas. Con certidumbre podemos confirmar que, efectivamente, la plaza es un espacio De acuerdo con una carta dirigida en 1888 por el mismo Onofre de Lora al presbítero Carlos Nouel, se que- noroeste de la isla. Foto Ricardo Briones.
urbano particularmente sensible a los cambios en el tiempo. La apariencia que adoptan en el período de jaba de las injusticias que fueron cometidas con él durante la construcción del nuevo templo. La iglesia en
transición entre el siglo XIX y el XX constituye una armoniosa alegoría en la cual un “quiosco” central apa- cuestión es un edificio de tres naves, la central cubierta por una bóveda de medio cañón. Arquerías de per-
rece como elemento dominante del conjunto. Una modalidad que utilizó fórmulas estéticas de aquí y de fil ojival contrastan con los semicirculares, especialmente en el interior. En el crucero, los triángulos esféri-
allí, trasladando modelos a miles de kilómetros de sus lugares de origen, interpretando en materiales in- cos de las pechinas esquineras descansan sobre cuatro grandes pilares, sirviendo así a su tradicional com-
dustriales, como el hierro, y estilos artísticos del pasado. Las plazas militares coloniales se convirtieron promiso estructural de crear en el transepto el tránsito del cuadrado del suelo al círculo base de la cúpula
en pequeños bosques paradisíacos; lugares de animación e intercambio social. Quiosco y glorieta se le- que se eleva adornada por ocho ventanas en simetría radial y un esbelto lucernario. Exteriormente esta cú-
vantan en los parques urbanos justamente en las encrucijadas de los paseos. El primero es de origen pula se manifiesta como si se tratara de una bóveda gallonada. Hastiales repiten el tema de los frontones
oriental. El vocablo es turco, y significa mirador. Es como un adorno. Su estilo adopta el vocabulario mu- de las cabeceras exteriores del crucero. Una torre en campanario se eleva lateralmente junto al presbiterio.
sulmán, como lo son muchos arquetipos creados por el arte victoriano en hierro fundido o en madera, La fachada, en tres cuerpos verticales separados por contrafuertes, manifiesta detalles más bien neoclási-
estructuras levantadas por carpinteros de buen gusto. Las glorietas, en cambio, recrean modelos clási- cos. La composición de la misma adolece de una franca e incoherente organización.
cos de origen romano o renacentista.
San Pedro de Macorís
El Santo Cerro Al cruzar la cordillera Central, los caminos conducen a la región oriental donde creció la ciudad de San
En camino hacia la costa sur y del este, al cruzar por el Santo Cerro,29 el mayor centro de peregrinación de Pedro de Macorís, donde nos tropezamos con otro templo que caracteriza esta ciudad de madera,
la región central-norte o Cibao, su iglesia centenaria nos llama la atención. Originalmente se construyó allí una mampostería y hormigón armado.30 El lugar fue un antiguo paraje señalado documentalmente en 1785
ermita. Aquel centro de culto mariano se mantuvo aún después de quedar destruida la ciudad de La Con- por Antonio Sánchez Valverde y en 1808 por Lemonier de la Fose. Se convierte en sección ya para 1815,
cepción con el terremoto de diciembre de 1562. En el gobierno de Ulises Heureaux se ordena la construc- jurisdicción del Seibo, y para 1882 obtiene título de Distrito Marítimo y en esta misma fecha se instalan
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San Pedro de Macorís. Serie de edificios los ingenios Consuelo, Cristóbal Colón, Santa Fe y Puerto Rico. El primero fue el Angelina, en 1876. Evi- tintas naciones y antillanos que un autor denomina barloventinos-sotaventinos.31 Estos inmigrantes vuel- El Gran Hotel fabricado por un mallorquín
construidos al despuntar el siglo XX llamado Antonio Morey Castañer para 1916.
entre los que se destaca el de los Bomberos, dentemente la tradición motivó a las autoridades locales a programar la construcción de un templo de can su éxito en construcciones representativas, como el edificio Armenteros; el Morey; el eclecticismo Foto Ricardo Briones.
cuya torre está coronada por una glorieta.
importancia. El gótico de la iglesia de San Pedro Apóstol es un híbrido con valor extrínseco, más bien ur- musulmán del Casasnovas; el edificio del Cuerpo de Bomberos, notable en su apariencia y en su con- Una ermita rural en el ingenio Angelina.
Fotos Ricardo Briones.
Foto Gustavo Luis Moré.
banístico, porque sin duda logró convertirse en el edificio más vistoso y más alto de la ciudad. El urba- servación; así como el crecimiento urbano de la periferia y el centro con su plaza-parque de recreo.
Vivienda en las instalaciones para empleados
nista decidió colocar el monumento frente al mar, en la desembocadura del río Higuamo, junto al puer- Cierto inmueble de la ciudad de San Pedro de Macorís, ejemplar modelo de carpintería del victoriano32 de administrativos del Central Romana
to. Una gran plaza se encargaría de conservar el valor espacial de esta iglesia mayor. El hormigón arma- Corporation, típico ejemplar del modelo usado
las Antillas, sorprende al visitante curioso que se acerca a su pequeño patio donde se levanta un pabellón
tan frecuentemente en otros enclaves
do es talvez la característica predominante en la arquitectura de San Pedro de Macorís. Es en este no- pintoresco. El Pabellón de Té, como le llaman, fue concebido en un victoriano tardío, probablemente inspi- azucareros del país. Foto Lowell Whipple.
vedoso material con el que se construye el templo. Las armaduras interiores de hierro han sufrido un nor- rado en construcciones angloantillanas. Sobre una planta cuadrangular, se eleva un volumen cúbico ence-
mal proceso de oxidación, provocando fisuras peligrosas en una de las naves laterales, así como en gár- rrado por una fina rejilla de elementos diagonales de madera. La cubierta, volada al igual que en la casa,
golas, molduras, florones y penachos. También en los perfiles de algunas ventanas, parteluces y detalles circunda un espacio perimetral o galería abierta donde el acento ornamental proviene de las cresterías col-
interiores. gantes que a modo de encajes adornan las aristas del borde del tejado. Este adorno, muy propio de la ar-
La historia urbana de San Pedro de Macorís es la historia de los ingenios y la historia de los pescadores, quitectura victoriana, podría describirse como una fantasía de formas cuya gramática particular tiene infini-
la explotación del azúcar y del mar. Un caballero muy famoso entre los macorisanos fue don Juan A. tas combinaciones.
Amechazurra, a quien se reconoce como el propulsor de la industria azucarera en la región. Era cubano
y visitó a San Pedro de Macorís por primera vez en 1876. García Lluberes, el historiador, cita la descrip- La Romana
ción de Schomburgh, hecha a mediados del siglo XIX, donde habla de aquel “puerto de Macorís”, por el La historia de La Romana ha sido relatada por Vetilio Alfau Durán con las siguientes palabras: “La noti-
nombre del río junto al cual se levantaron los pequeños caseríos que se denominaron “Mosquito” en el cia más antigua que tenemos del pueblo de La Romana, o sea, de la existencia de su caserío, la ofrece
lugar de la actual ciudad; y “Sol”, en el lugar que llaman Punta. Según García Lluberes, el nombre com- Sir Robert H. Schomburgh, en su importante reseña de los principales puertos y puntos de anclaje de
puesto de San Pedro de Macorís aparece por primera vez en un documento del 9 de agosto de 1858, las costas de la República Dominicana. El sabio naturalista alemán que durante una década residió en el
año quince de la Patria. país como cónsul de Inglaterra acreditado ante nuestro Gobierno, estuvo en el lugar en junio de 1852, y
La inmigración acompañó el progreso de esta ciudad desde su fundación. Para 1920, el censo registra- escribió ahí: “El pequeño pueblo de La Romana está situado sobre el cerro que domina el río hacia la ri-
ba unos 38,600 habitantes entre los cuales había más de diez mil extranjeros con una composición ét- bera derecha y oeste; la subida es rápida y muy incómoda...”33 “El terreno que comprende el ejido de la
nica que variaba en sus registros, muchos de ellos procedentes de Puerto Rico, hasta europeos de dis- ciudad de La Romana, alcanza a la cantidad de dos caballerías más ochenta y cuatro tareas, el cual pa-
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La Romana. Frente al parque central del traza- só a ser propiedad municipal por donación que hicieron en 1897 los propietarios Ulises Heureaux, Pre-
do urbanístico se levanta la iglesia mayor,
fábrica de mampostería de piedra vista como sidente de la República, Andrés Beras, Agustín Pérez Montás, Juan Bautista Morel y Miguel Febles; te-
muchas de las edificaciones originales de esta
rrenos que están comprendidos en el sitio denominado Chabón Abajo, y los cuales fueron mensurados
ciudad. Postal antigua.
en el años 1883 por los agrimensores públicos señores Gerardo Jansen y Domingo Morcelo”.34 El vene-
San Pedro de Macorís. Ya para 1910 se levan-
taba la estructura del templo mayor bajo la di- rable historiador continúa su relato señalando que “en mayo de 1907, se dio comienzo a la construcción
rección del arquitecto A. Nechodoma y con el
concurso de una Junta de Fábrica. Para 1914 del muelle y de los edificios de la Aduana, la cual estuvo a cargo del ingeniero Eduardo García. El 19 de
estaba lista la fachada y la torre, de acuerdo
marzo de 1914 quedó instalado el faro en la margen izquierda de la entrada del puerto, siendo el prime-
con relato del Ing. Enrique Penson. Para 1918
intervino el arquitecto Scaroina, quien preparó ro de su clase montado en nuestras costas.”35 Los planos urbanísticos de La Romana fueron confeccio-
los planos de la bóveda. Foto Ricardo Briones.
nados por el Ing. Thomasset, el mismo que aparece trabajando en Santo Domingo, San Cristóbal, El Sei-
Interior de la Iglesia de San Pedro Apóstol,
obra de hormigón armado iniciada para 1905 bo y en el Cibao.
con planta de tres naves, la central cubierta
por una bóveda que se prolonga hasta el
presbiterio donde se convierte en una media
cúpula. Foto Jochi Marichal.
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3.4
Baní
Existen pruebas de que el culto a la Virgen de Regla es anterior a la fundación de Baní 37 (1764), pues se
tienen noticias de que por los años 1740, había un vecindario de 525 personas, de las cuales 111 eran
hombres, 150 mujeres y el resto niños. Estos tenían como patrona a la Virgen de Regla, aunque para es-
ta fecha no se había establecido formalmente el poblado y se estaba fabricando una iglesia, a pesar del
estado de pobreza en que se vivía. Constituye una característica del mayor interés no sólo en Baní sino
en toda la región sur, el viejo esquema presente en las construcciones populares. La polifonía colorística
de la casa rural y los principios urbanísticos puestos en práctica para la ordenación de los nucleamien-
dientes pelearon por la independencia contra las tropas haitianas y defendieron la restauración con lan- cada en un fértil y rico valle bajo la sombra de la cordillera Central, es probablemente uno de los lugares
zas y machetes. mejor dotados para la vida pacífica de los prósperos agricultores que han conformado su vecindario des-
Azua está ligada a la historia de Enriquillo, como lo está a la de Diego Méndez cuando arribó de Jamai- de entonces. Estas características y su relativo aislamiento fueron la causa de su limitado desarrollo ur-
ca en busca del Comendador para organizar el rescate del Primer Almirante. Un ensayo de Ramiro Ma- banístico. Tierra de caciques, patriotas y empresarios agrícolas, la villa era aldeana y, como a casi todas,
tos38 deleita cuando nos relata como “Diego Méndez llegó a Puerto Escondido, al caserío donde Colón le tocó mudar de sitio con los siglos. Su actual emplazamiento es definitivo, siempre cercano la centro
tuvo las conversaciones con Roldán y que Diego Méndez había oído de labios del Almirante. Aquí bajó de culto taíno denominado “Corral de los Indios”.
de su canoa y fue al caserío disperso de los indios pescadores del lugar, y conversó con ellos, los cua-
les le dieron referencias de un español que tenía una granjería aledaña al poblado que ellos llamaban Barahona
Azua. Este resultó ser uno de los españoles encomenderos, era de Galicia, de la región de Santiago de “Barahona se fundó a través del comercio, impulsada por un decreto de Toussaint Louverture. Estas ac-
Compostela, estaba viviendo a expensas de los indios del lugar”. Aquel gallego que propició la designa- tividades las iniciaron inmigrantes radicados en la común de Rincón, hoy municipio de Cabral, que en su
ción de la villa de Compostela no podía imaginar que para el año de 1751, un terremoto cambiaría la mayoría eran de origen árabe, y se dedicaban a la explotación de madera preciosa en todas las monta-
suerte y el destino de la villa: “Hubo tres terremotos en ese año de 1751, el primero ocurrió el 18 de oc- ñas de la cordillera de Bahoruco; a la cría de ganado y más tarde se dedicaron a la siembra de café, po-
tubre; el segundo el día 28 del mismo mes; y el tercero, el que destruyó a Azua, ocurrió el 21 de noviem- blando toda esta zona del aromático grano. A medida que se extendió la explotación de estos recursos
bre. Corrieron estos tres terremotos toda la isla, hasiendo muchos destrosos de las serranías que deva naturales, la actividad comercial fue creciendo, y hubo la necesidad de extender su comercialización. Es
pavor mirarlas, la iglesia del Combento de la Merced de la ciudad de Santiago padesió la mesma ruina así como Barahona jugó su rol por ser una ciudad marítima ...El Ingenio Azucarero y las minas de sal y
que la de la ciudad dicha, y el combento de la villa de Azua quedo hecho una ruina de sus materiales, yeso en la comunidad de Salinas, completan el empuje económico que vivió la Perla del Sur: Por su puer-
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San José de las Matas: Iglesia del El Rubio. to, además del azúcar y mieles, la sal y el yeso, se exportaban maderas preciosas (guayacán, caoba, ca-
Foto Ricardo Briones.
pá ébano, cedro, baitoa, roble, sabina), plátano y café, y a causa de este auge surgieron exportadores...”
Salcedo. Iglesia con torre-campanario.
Foto Ricardo Briones. Así se expresa el profesor Gustavo Adolfo Tavárez en su obra titulada: Eran otros los tiempos y otros los
Barahona. Interior de la iglesia de la Santísima hombres.40 El batey de su ingenio reflejaba la arquitectura de influencia norteamericana que reinó duran-
Cruz, después de su restauración en el 1994.
Foto Gustavo Luis Moré
te muchos años en los barrios creados para funcionarios, la mayoría de ellos extranjeros, en los centra-
Barahona: Iglesia de la Santísima Cruz con les azucareros que se fueron instalando en el sur de la República. Estas residencias mantienen una es-
torre lateral. Se trata de una estructura trecha relación con la experiencia del canal de Panamá. El carácter tropical de las mismas giraba alrede-
original de principios del siglo XX
en mampostería con rasgos neoclásicos. dor de una galería perimetral (que algunos arquitectos llamaban verandas), protegidas por mallas para
Foto Gustavo Luis Moré.
defender el medio ambiente interior de los insectos, cosa esta que permitía mantener abiertas las puer-
tas y ventanas y circular el viento. Como podemos ver, estos modelos son llevados a un plano más alto
por arquitectos como Nechodoma y sus seguidores, los cuales convierten la vivienda individual en pe-
queños bungalows o casas del tipo pradera. Así crecieron poco a poco las antiguas ciudades y se des-
bordaron por los nuevos ensanches que modificaron la antigua morfología.
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3.5
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Alcázar de los Almirantes en su lado norte. tes de madera que todavía mantienen su uso. El agua potable y el drenaje sanitario y pluvial se volcaban en las
La escalinata fue agregada por el restaurador
J. Barroso. Foto Ricardo Briones. antiguas vías de acuerdo con sistemas propios de la tecnología norteamericana. Los que entraban a la ciudad
Junto a las murallas se instaló un faro a por el mercadillo fluvial aposentado en la ribera del río Ozama, al pie del Alcázar de Colón, atravesaban la no-
mediados del siglo XIX sobre el Fuerte de
table Puerta de San Diego sin percibir la complejidad de su diseño estructural y el refinamiento de su compo-
San José. Fue desmantelado. Construido en
Inglaterra, dominaba la entrada al puerto de sición. Este segmento de la periferia urbana contiene el conjunto de estructuras militares más depurado de la
Santo Domingo.
zona histórica. El sólido complejo militar y los perfiles castrenses de sus aspilleras, fortines y camino de ronda,
Reloj solar levantado en la plazuela de las
Casas Reales junto al camino de ronda contrastan con el simbolismo monumental de la Puerta del Mar. El análisis más erudito sobre este monumen-
de las murallas de Santo Domingo.
to fue elaborado en 1942 por un catedrático.43 El mismo destaca el carácter planimétrico del plateresco de la
Foto Jochi Marichal.
Puerta de San Diego. La descripción se concentra en el plano frontal donde columnas elípticas soportan un
frontispicio encuadrado por un rígido arrabá que se posa sobre los capiteles utilizando el recurso de volutas re-
nacentistas. Después de comparar esta composición con algunos portales del siglo XVI, el ensayista advierte
La puerta de San Diego ostenta un complejo que San Diego anuncia el incipiente barroco europeo. Pienso que efectivamente el planismo (anti-plástico, di-
diseño estructural y una composición refina-
da. Sus estructuras y escudos heráldicos fue- ce Palm), de la decoración activa, constituye una expresión del manierismo que el diccionario define como “for-
ron restaurados recientemente. Al fondo: las
ma del arte que se manifestó en Italia en el siglo XVI entre el renacimiento y la época barroca, y que se carac-
Casas Reales. Foto Jochi Marichal.
terizó por su falta de naturalidad y su afectación”. Contrasta este efecto simple con la robustez de las estructu-
ras del conjunto defensivo. Estas se contorsionan para adaptarse a la empinada cuesta que bajaba desde las
Casas Reales. Hacia el norte, las estructuras se integraban a los parapetos defensivos del Alcázar, construidos
previamente. Hacia el sur, daba paso a un camino de ronda que se extendía hasta la plazuela del Palacio de
los Capitanes Generales y la Audiencia Real donde para el siglo XVIII se construyó un reloj de sol y una capilla.
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Los palacios conocidos como las Casas Reales fueron biografiados en el año 1979.44 Allí se aportan datos Torre de la iglesia de la Virgen de la Altagra-
cia. Diseñada y construida por el Ing. Osvaldo
sobre estas estructuras. Durante el gobierno de Ferrand, en la Era de Francia, los mismos adquirieron deter- Báez junto al Hospital de San Nicolás. La vieja
capilla del hospital de San Nicolás, localizada
minada fisonomía regida por necesidades más bien funcionales. En cambio, la fisonomía republicana que ad-
en la porción este, fue incorporada al proyec-
quiere hacia 1910 es el producto de un cuidadoso empeño por dotar esta imponente estructura de una ima- to. El andamiaje para construir la torre se
levantó en febrero del 1922 (LD, 16-2-1922).
gen de acuerdo con el gusto de la época. Actuó allí el ingeniero Osvaldo Báez, quien también intervino el edi- Foto Ricardo Briones.
ficio municipal frente a la “plaza mayor” dominada por el cabildo eclesiástico de la Catedral y los edificios de- Fotografías antiguas del paseo Padre Billini o
malecón construido a principios del siglo XX.
dicados al Poder Legislativo republicano: el Senado, en el antiguo palacio del gobernador haitiano Borgellá (si-
milar al palacio de gobierno de Santiago frente a su plaza mayor, ya desaparecido), y la Cámara de Diputados
situada en el viejo edificio de la cárcel pública que ya había adquirido su fachada neoclásica desde antes.
El ingeniero Osvaldo Báez también intervino el Convento de las monjas dominicanas de Regina Angelo-
rum donde funcionó el antiguo colegio de San Luis Gonzaga que regenteaba el Padre Billini. Construyó
varias residencias y remodeló el hospital de San Andrés, una de sus mejores obras, así como la iglesia
de La Altagracia, para lo cual intervino en forma imprudente el hospital de San Nicolás. El inventario de
sus obras es extenso, y además de las mencionadas, están el cuerpo de bomberos de San Pedro de
Macorís; la gran estructura del hipódromo La Primavera; etc.
Para el fin de siglo XIX, se destruyó La Picota, ubicada en la Plaza Mayor, mientras se levantaba la escultura
dedicada al Gran Almirante con cuyo nombre se designa el parque construido en la antigua Plaza de Armas.
La arquitectura doméstica y las casas (a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX) incorporan ele-
mentos decorativos entre los que se distinguen ménsulas renacentistas; balaustres serlianos; puertas
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Doble página anterior: y ventanas encuadradas por formas sobresalientes coronadas por aleros melodiosos que parecen ex- tanos) y con techos altos de fuerte pendiente (creando buhardillas). Se utilizaban vigas de madera sobre
Para 1924 se lleva a la imprenta el magnífico
plano hecho por Ernesto Paradas. traídos del trabajo encantado de albañiles teatrales. Las cornisas de ventanales se convierten en ver- las cuales se apoyaban planchas acanaladas de zinc industrial o láminas y tejas importadas. Estas es-
Firma aprobándolo, Alfredo Scaroina.
daderos toldos que sugieren telares colgantes, doseles. Se asumen los códigos del neoclasicismo his- tructuras tropicalizadas, de materiales heterogéneos, definían grandes espacios que permitían crear los
Distintos ángulos del centro histórico de
Santo Domingo en que pueden apreciarse
tórico transfiriéndolo al eclecticismo, visto como un estilo con formulaciones libres, ricas en el manejo salones de la arquitectura residencial en boga. El plafond de madera o de metal aislaba los vapores ca-
conjuntos de edificios en la calle Hostos; en compositivo. Reaparecen las columnas de estilo; las balaustradas y las molduras; las cadenas de silla- lientes, los cuales encontraban escape del desván a través de ventiladores o respiraderos colocados es-
la calle Isabel la Católica; en la calle Padre
Billini y un ángulo de las murallas que rodean res en ángulos esquineros y en pilastras que ya figuraban en aquella disposición reglamentada desde tratégicamente.
la Ciudad Colonial. Fotos Ricardo Briones.
el siglo XVI y cuya estereotomía, imitando aparejos de sillares, se convierte en una consonante de la gra- El hormigón armado se hace presente en columnas de estilo sobre basas esbeltas. Los capiteles servían
mática manierista que se aplica en nuestros días. para transmitir las cargas de arcos y dinteles.
Urbanísticamente, el crecimiento arropó la “gran sabana”, aquel espacio libre que se extendía frente a Aparecen en el inventario de esta época, que coincide con la intervención norteamericana, del dieciséis,
las murallas, orientándose hacia el oeste transformando la sabana real que los gobernadores haitia- figuras como Jaime Malla Salom y José Doménech, artífices de residencias ligadas al modernismo; Al-
nos denominaban “del Estado”. Frente a ella las murallas se extendían desde el mar (San Gil y La Mi- fredo Scaroina, quien participa en el diseño y construcción de la Casa Consistorial de Moca, en 1907;
sericordia) hasta el Fuerte de la Concepción. Las dos puertas del oeste creaban el escenario con el José Turull y Mariano Turull (asociado a Jaime Malla para 1913), quien conjuntamente con otros cons-
que tropezaban los viajeros que venían desde el sur y desde el norte. Poco a poco estas murallas fue- tructores-ingenieros, proyectaba el arte catalán y su presencia en el panorama urbano dominicano.
ron demolidas en algunos tramos para dar paso a las calles prolongadas que enlazaban los ensan- José Turull nació en 1865, llegó a Santo Domingo en 1897 e instaló una fábrica de mosaicos y otros pro-
ches nuevos (Ciudad Nueva) con la Ciudad Colonial. El Parque de la Independencia fue la articulación ductos para la construcción. Se le atribuye como autor de la primera construcción de concreto armado:
entre Ciudad Nueva y la vieja o ciudad colonial. Antes se había construido el cementerio. Casi todo el depósito de los Parra, cerca del muelle de San Pedro de Macorís. También tuvo a su cargo la cons-
aparece registrado en el plano de Casimiro de Moya fechado en el año 1900. Poco después, en la pla- trucción de la torre de la iglesia parroquial del Seibo, y participa íntimamente en la construcción del puen-
za señalada, se levanta una hermosa glorieta que identificaba la ciudad y articulaba la calle mayor con te del Ozama, actualmente destruido; del malecón Presidente Billini; y el edificio de la aduana de Santo
el urbanismo del siglo XX. Domingo, absolutamente neoclásico.
A lo largo de la avenida Independencia, denominada el camino de Güibia: así como la avenida hoy de- Algunos de estos constructores llegaron desde Santiago de Cuba en el 1907, entre ellos José Domé-
nominaba Bolívar (camino de Santa Ana); como también a lo largo de la actual avenida 30 de Marzo (an- nech, para realizar trabajos artísticos y yeserías en la remodelación del palacio presidencial (Capitanes
tiguo camino de Santiago); se construyeron villas y chalets que asumía la burguesía en las primeras dé- Generales o Casas Reales). Entre los que llegaron en ese año deben mencionarse Juan Teis y los her-
cadas del siglo XX. Casas con galerías perimetrales sobreelevadas sobre el terreno natural (creando só- manos Urgel (Ramón, Luis y Juan).
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Capítulo especial merece Benigno Trueba,45 quien prohijó estructuras emblemáticas que constituyen hi- Esquina noreste del edificio Baquero,
de Benigno Trueba. Foto Ricardo Briones.
tos insuperables en la fisonomía de Santo Domingo. Ya en 1914 se había trasladado a San Pedro de Ma-
Iglesia Evangélica, cuya torre se levanta airosa
corís para instalar el ingenio central azucarero Las Pajas. En esa época dirigió varias construcciones en en la calle del Hospital o Mercedes.
Foto Ricardo Briones.
San Pedro de Macorís, por encargo del señor Serrallés, así como la instalación del ingenio Boca Chica.
Algunas de las estructuras dominantes de la
En 1919 construyó la fábrica de fósforos y el edificio de los bomberos en Puerto Plata. También dirigió Calle Mayor o Calle del Conde, que recoge el
eclecticismo moderno que invadió la vieja
parte de la carretera Azua-San Juan de la Maguana y construyó algunos puentes de hormigón armado,
ciudad virreinal, estructuras levantadas en
y en el gobierno de Horacio Vásquez, la carretera San Isidro-Guerra. hormigón armado, entre ellas el edificio
Cerame y el Diez. Fotos Ricardo Briones.
Las graderías del hipódromo La Primavera fueron construidas por Trueba en 1919 (diseñadas por el Ing.
Osvaldo Báez). Ramón Trueba, en las remembranzas que hace de su padre, se refería a la época en que
vivían en San Pedro de Macorís y su padre era administrador de una ferretería frente al señor Cánepa,
en el respaldo del Teatro Colón.
El ingeniero Trueba también intervino en muchas obras que no fueron diseñadas por él, tales como el
hospital Internacional aquí en Santo Domingo, la Iglesia Evangélica en la avenida Independencia, cons-
truida en 1934, y cuyos planos fueron traídos del exterior. El hospital Carl Th. George, en San Pedro de
Macorís, donde construyó uno de los pabellones. También el edificio Cerame (aproximadamente en
1923), con planos elaborados en los Estados Unidos y cuyo maestro de obra fue Julio Beltrán. El mis-
mo señor Cerame trajo de Estados Unidos los planos del edifico en que funcionó el Listín Diario, en la
calle José Reyes.
Entre 1921 y 1924, Trueba trabajó como ingeniero en la construcción de la carretera del sur, así como
en la de Hato Mayor al Seibo. Talvez fue posteriormente cuando inició la construcción de distintas obras
en la ciudad de Santo Domingo, algunas de las cuales fueron demolidas y otras destruidas por el ciclón
de San Zenón. Esta época de su ejercicio profesional en que se destacó como arquitecto y director de
obras de arquitectura, adquiere especial interés con obras tales como el edificio Diez, y el antes mencio-
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Fachada del Banco Nacional que, de acuerdo nado edificio Baquero, situados ambos en la calle del Conde, así como obras anteriormente levantadas
con Enrique Penson, fue producto del trabajo
de Ramón Urgell Caralt y Pedro Casadeball. en la calle Isabel La Católica y la Arzobispo Meriño.
Fue intervenida en 1911. Foto Jochi Marichal.
El más avanzado arquitecto de las primeras décadas del siglo XX fue Nechodoma y la fuente más com-
Casas de los suburbios, rodeadas de jardines.
pleta para estudiar su arquitectura es del libro que lleva por subtítulo The Pairie School in the Caribbean,46
Son típicas de los primeros años del siglo XX.
La primera, desaparecida, en la Av. Bolívar. publicado en el año 1994. Para el año de 1982 mi interés por el tema me permitió publicar un artículo “Ne-
La segunda, en la Av. Independencia, atribuída
a Antonín Nechodoma. chodoma: Misterioso Arquitecto Bucanero del Caribe Hispánico”.47 Nació en Praga, Checoslovaquia (en-
Foto Gustavo Luis Moré.
tonces Bohemia) en 1877. Murió en San Juan de Puerto Rico, en un accidente tonto, en 1928. Su titula-
Plano de la fachada de gran residencia en
ción como arquitecto la obtuvo en 1898. Aparece establecido en la ciudad de Chicago ya en 1900.
Gazcue. Archivo DoCoMoMo Dominicano.
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Página anterior: construida en Santo Domingo y unos planos para el edificio de la Y.M.C.A, en Fajardo. Al estudiar am-
Peculiar residencia fabricada para 1914.
Diseñada por el propietario, Zoilo Hermógenes bos proyectos nos damos cuenta de que son idénticos en forma y concepto”.
García. Se trata de un chalet de una planta, con
Para la tercera década del siglo XX, llega a Santo Domingo uno de los más exitosos arquitectos de la región.
una galería adornada con figuras vegetales que
parecen crecer desde la tierra para sostener el En la Gran Enciclopedia de Puerto Rico, sección arquitectura, el apreciado y eminente profesor Efraín Pérez
techo. Ramas simuladas se emplearon cerrando
la galería desde el antepecho hacia abajo. Llamó Chanis describió a Pedro Adolfo de Castro como uno de los precursores de la arquitectura contemporánea
la casa Villa Hena, en honor a la primera de su
de aquel país. Su reseña sobre dicho personaje señala que la labor de De Castro transcendió a la Repúbli-
hijas. El trabajo artesanal es excelente por su
semejanza a la naturaleza y por haber permane- ca Dominicana. Efectivamente, tiene en este suelo obras de señalado interés. Entre otras diseñó y constru-
cido intacto a través del tiempo. Sin lugar a du-
da fue realizado por yó tres residencias para los hermanos Freites, las tres en la avenida Independencia, la mayor de las cuales
algunos de los alarifes catalanes de la época. ha sido demolida. Tuvo a su cargo el Centro de Recreo de Santiago, aquel interesante edificio de fisonomía
(Enrique Penson). Foto Jochi Marichal.
neomusulmana, muy de la época en que fue levantado, y sin duda, un atractivo escenario de tradiciones
Centro de Recreo de Santiago del arquitecto
puertorriqueño Pedro de Castro. santiaguenses. Español-Morisco era como le llamaban a dicho estilo entonces. Del mismo arquitecto es
Foto Ricardo Briones.
también la mansión Tejera, reseñada por nosotros bajo el título de: Exótica Residencia con más de 50
Detalle del piso de la Casa Valera, en la César
Nicolás Penson, Gazcue, c.1908. Demolida. años.48 Sus obras, después de proyectadas, las llevaba a cabo volcando su labor de arquitecto directamen-
Archivo DoCoMoMo Dominicano.
te en la construcción. Pérez Chanis describe esta actitud de la siguiente manera: “Además de arquitecto,
Foto de archivo del interior de la Casa Valera,
De Castro se distinguió en el campo de las artes. Diseñó muebles, lámparas, rejas, bellos mosaicos policro-
en la César Nicolás Penson, Gazcue.
Una de las primeras obras de Nechodoma mados de cristales brillantes y algunos vitrales. Su temática de diseño se repetía en los enrejados, mosai-
en Santo Domingo, c. 1908. Demolida.
Archivo DoCoMoMo Dominicano. cos y puertas, dándole a la obra unidad indiscutible. Esta labor artística, producto de su sensible personali-
Edificio de uso mixto en la calle El Conde, dad, se proyectaba también al campo de la pintura, el dibujo libre, la escultura y poemas de profunda preo-
actualmente en abandono. Benigno Trueba,
cupación estética, dentro del romanticismo que influenciaba a muchos puertorriqueños del momento”.
c.1930. Foto Ricardo Briones.
Como vemos, el catálogo de edificios emblemáticos correspondientes al período republicano se multipli-
ca con obras diseñadas y construidas por varias generaciones de profesionales que desde las últimas
décadas años del siglo XIX labraron edificios por muchos años, dejando obras que constituyen paradig-
mas inevitables, obras maestras de la arquitectura dominicana.
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4
MODERNIDAD Y CONTRADICCIÓN
EN LA ARQUITECTURA
DE LA “ERA DE TRUJILLO”
1930-1961
nómico, cultural y, consecuentemente, territorial, hubiera constituido un acto de profecía. Más allá de los Casa Armenteros en La Romana.
Tomás Auñón, c. 1945. Foto Ricardo Briones.
métodos y de las complicidades típicas de estos procesos tan frecuentes en la evolución democrática
Edificio de la Escuela Normal de Varones,
de la América Latina del momento, la realidad demuestra que la huella dejada por la llamada Era de Tru- 1942. Leo Pou Ricart.
Foto Archivo General de la Nación.
jillo en el territorio nacional es, hasta hoy en día, imborrable. El fenómeno de la modernidad, introducido
Monumento a la Paz de Trujillo en Santiago
tímidamente en el país pocas décadas antes a través de los puertos y las instalaciones para la agroin- de los Caballeros, 1944. Henry Gazón et alt.
dustria dispersas en sus hinterlands, hace su entrada en los centros urbanos y se consolida, principal- Foto Ricardo Briones.
mente, en la ciudad de Santo Domingo, la que cambiaría su nombre por el de Ciudad Trujillo en 1936.
Vista axial desde el sur del Parque Ramfis,
Este es un proceso paulatino que requiere de una detenida mirada, de una profunda revisión.
hoy Eugenio María de Hostos, en la avenida
El primer indicio de un cambio en el proceder arquitectónico dominicano colonial, aquella tradición evi- George Washington, Santo Domingo.
Guillermo González, 1937.
dente en los gruesos muros de tapia, ladrillo y piedra caliza, en los techos de vigas de caoba y de otras Foto Max Pou.
maderas preciosas cubiertos generalmente de tejas planas, de enlucidos blancos y luminosos patios, se
produce después de más de tres siglos y medio de ininterrumpida práctica constructiva, con la introduc-
ción de los materiales industrializados, hacia el 1865.
Pequeños y grandes edificios de maderas extrañas, estructuras de acero y chapas de lámina metálica,
forman empaques destinados para un medioambiente imaginado, importados para poner al servicio de
las nuevas líneas de ferrocarril, dedicados a instalar los ingenios de azúcar y para, a través de un singular
proceso de reproducción local, poblar las concentraciones urbanas vinculadas a los nuevos desarrollos in-
dustriales del país: Puerto Plata, Montecristi, Sánchez, San Pedro de Macorís, La Romana, Barahona.1
A inicios del siglo XX, se introduce el uso del hormigón armado en el importante puerto sureño de San Pe-
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Ángulo noroeste del Hospital Padre Billini, edificio Municipal de Correos. En Santo Domingo trabaja en la primera restauración de la Catedral y en el Portal del Palacio Nacional de Santo Domingo. La frecuente e intensa relación con Puerto Rico deter-
Santo Domingo. c. 1925. Osvaldo Báez.
Foto Ricardo Briones. varias casas de destacada factura, obras relevantes para un recién llegado, ciertamente.4 Es la primera minó un flujo de autores, probablemente los más destacados del período inmediatamente anterior al ad-
Glorieta central del Parque Enriquillo, después vez que se bajan las alturas de los techos, que se construyen espacios flexibles –con límites inexisten- venimiento del presidente Trujillo. De Castro, como ya hemos señalado antes, diseña varias casas de ri-
de su restauración llevada a cabo por el ADN
tes o acomodables al uso–, se discrimina la estética del fenestramiento versus la masa del muro, se au- ca factura artesanal, en particular para la familia Freites, a lo largo de la avenida Independencia, uno de
en julio de 2008. Osvaldo Báez, 1930.
Foto Ricardo Briones. toriza a las cubiertas a tener vida propia, se independizan los volúmenes de un organismo anteriormen- los ejes que se extienden fuera de las murallas paralelos al mar Caribe, constituyéndose en el paradig-
Antigua imagen de la demolida Residencia te compacto, atado a las prerrogativas de un urbanismo de manzanas, calles y plazas. Tanto cambia la ma a seguir en el desarrollo de este “estilo” asumido por los arquitectos locales.
Freites, en la avenida Independencia,
Santo Domingo. c. 1928. Pedro de Castro. arquitectura como la noción de la propiedad urbana. La ciudad sobrepasa los límites de su cementerio Las obras ejecutadas por el gobierno norteamericano que ocupó el país de 1916 a 1924, trazan una ru-
Archivo DoCoMoMo Dominicano.
extramuros, en la avenida Independencia, y se extiende hacia las sabanas costeras y en torno a los ca- ta precisa, no tanto en la definición de un proceder arquitectónico –identificable por su predilección en el
Portal principal del nuevo Cementerio
Municipal de Santo Domingo.
minos de salida de la capital hacia el Cibao y otras comarcas. El concepto de Ciudad Jardín –en reali- uso del ladrillo de arcilla como elemento constructivo y expresivo básico–, sino por el establecimiento de
c.1935. Fidel Sevillano. dad una adaptación local respecto a su origen inglés– entra, no mucho más tarde, por el ensanche Lu- la infraestructura territorial que encauzaría el desarrollo de la nación. La experiencia previa del Canal de
Archivo DoCoMoMo Dominicano.
go y los otros ensanches capitalinos hoy englobados en el barrio de Gazcue. Habría que ver si en cierta Panamá, campo de ensayo de una nueva arquitectura apropiada al clima y a las exigencias ambientales
Casa familia Henríquez en el Ensanche
La Primavera, hoy Gazcue, Santo Domingo. manera, las instalaciones domésticas implantadas en algunos de los ingenios para la producción de ca- del Caribe húmedo, concretiza modelos de fresca presencia, inspirados en formas sencillas, casi plató-
c. 1930. Foto Ricardo Briones.
ña, los conocidos bateyes para extranjeros, no se adelantan en la introducción de este modelo de asen- nicas, y en la combinación inteligente de materiales locales e importados.8 La relación del caso paname-
Dibujo de la propuesta de Konstantin
Melnikoff para el concurso del Faro a Colón. tamiento. Por vez primera se aislan las casas de sus bordes, asumiendo mayores retiros y permitiendo ño con las otras intervenciones estadounidenses en el área del Caribe está aún por ser estudiada.
1929. Archivo DoCoMoMo Dominicano. así jardines frontales, laterales y traseros y una vida “nueva”, más sana y aireada, producto de la prime- Apenas un par de años antes del traumático cambio de mando acaecido en 1930, se lleva a cabo uno
ra modernidad, aún estrechamente vinculada a los preceptos de la vida poscolonial. Este barrio ejemplar de los concursos de arquitectura mundiales de mayor trascendencia para la República Dominicana. Se
resumió por décadas el trabajo de los más destacados autores de la escena local e internacional.5 trata del concurso, gestado décadas antes por Américo Lugo, para erigir un monumento a la memoria
Por San Pedro de Macorís ingresa Benigno Trueba (1887-1948), formado en Barcelona y autor de es- del Gran Almirante, en la ciudad de Santo Domingo. El premio a esta competencia, a la que asistieron
pectaculares edificios que cambian radicalmente el paisaje y la escala del centro histórico de Santo Do- arquitectos de la talla de Alvar Aalto, Konstantin Melnikoff, Tony Garnier, etc., recayó en un joven arqui-
mingo, quien comparte escenario con Pedro de Castro (1895-1936),6 ese boricua admirable que desa- tecto escocés, Joseph Lea Gleave (1907-1965), ganador entre 455 propuestas de 48 países, quien
rrolla preciosas casas en el estilo entonces llamado “mediterráneo”, hoy mejor identificado como neohis- eventualmente se traslada a Ciudad Trujillo a realizar los planos del proyecto y a dar inicio a esta faraó-
pánico o neocolonial por la historiografía latinoamericana.7 La abundante obra de Fidel Sevillano ha sido nica obra, que sería terminada en 1992, bajo circunstancias muy diferentes a las previstas originalmente
recientemente documentada, y ofrece proyectos de la relevancia del Edificio de Correos de Santiago, o durante la V Conferencia Internacional Americana, en 1923.9
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4.2
mohadillado o tipo “berruga”, en vez del entonces típico paramento de madera como unidad primordial
en la arquitectura dominicana, vigente hasta nuestros días. El mismo Trujillo recorre las calles de la ca-
pital y los asentamientos más impactados por el fenómeno y emprende un programa de saneamiento
y de obras públicas, que obtuvo resultados inmediatos. Para seguir una secuencia de hechos, según
el libro Obras de Trujillo,10 el Parque Enriquillo es inaugurado el día 18 de agosto. Ejecutado por Don
Osvaldo Báez, era, hasta su reciente remodelación, uno de los espacios públicos más distinguidos de
Santo Domingo. El 1ro. de noviembre se inaugura el Hospital para Niños y se ordena la pavimentación
de las calles de Santo Domingo y de Santiago. La primera gran obra inaugurada por Trujillo, iniciada en
su gestión, es la del puente sobre el Río Higuamo, el 18 de mayo de 1934, una hermosa estructura de
acero de sorprendente esbeltez que acercó San Pedro de Macorís –todavía el puerto más cosmopoli-
ta del sur– a la Capital del país, iniciando así, paradójicamente, un proceso de declinación que aún per-
siste en esa ciudad oriental. Las obras del puerto de Santo Domingo se firman con el ingeniero puerto-
riqueño Benítez Rexach en marzo de 1935, proyecto que cambiaría definitivamente la cara de la ciu-
dad, dotándola de una infraestructura de gran modernidad apta para el intercambio comercial, indus-
trial y posteriormente, turístico. El elenco de carreteras, puentes, drenajes, escuelas, hospitales y mu-
chas otras instalaciones para el servicio ciudadano, se multiplica casi geométricamente en estos prime-
ros años, hasta dar pie a una posibilidad nunca prevista: Trene Pérez, notable autor de la protomoder-
nidad, posteriormente ejecutado por el mismo régimen, construye el obelisco conmemorativo al cam-
bio de nombre. A partir de 1937, hasta 1961, Santo Domingo se llamó Ciudad Trujillo. Desde lo alto de
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4.3
Varios jóvenes dominicanos que debutan allí como dibujantes son protagonistas destacados: Octavio Plantas del bloque original del Hotel Jaragua.
1942. Guillermo González. Archivo
(Trene) Pérez Garrido (1905-1949), Mario Lluberes (1906-1967) y Alfredo González, entre otros. Pablo Pé-
DoCoMoMo Dominicano.
rez se gradúa a principios de siglo en el extranjero y trabaja en Santiago en proyectos vinculados a La
Tabacalera y en varias residencias privadas. Estos jóvenes autores participan activamente en la cultura
constructiva local por varias décadas, compartiendo la escena con una serie de nuevos profesionales
que poco a poco retornan al país, después de concluir sus estudios en el extranjero. Guillermo Gonzá-
lez (1900-1970) se diploma en 1930 en los EEUU; Humberto Ruiz Castillo (1895-1966), en 1931 en Pa-
rís; al igual que José Antonio Caro Álvarez (1910-1978), en 1932 y Juan Bautista del Toro, unos años an-
tes; Leo (1905-1976) y Marcial (1908-1965) Pou Ricart, en Bruselas, en 1933.12 Son ellos, entre otros,
quienes eventualmente configuran una Primera Generación de arquitectos pioneros en la introducción de
las nuevas formas del Movimiento Moderno.
Ante la falta de una facultad local propiamente dicha, la verdadera escuela de esta primera generación
se desarrolla en el extranjero. La sociedad dominicana, comparativamente atrasada en el desarrollo de
su cultura arquitectónica respecto, incluso, a otras naciones del Caribe, acude a la única opción de en-
viar a sus jóvenes, deseosos de formarse en esta disciplina, a otras ciudades, particularmente europeas.
La atracción por el universo de la floreciente modernidad franco y germano-centrista de inicios de siglo
no era aún eclipsada por las vanguardias norteamericanas, que muy pronto ocuparían la escena, a raíz
precisamente de la migración de muchos de sus más destacados protagonistas, antes de y durante la II
Guerra Mundial. La más notable excepción por el interés en llevar a cabo los estudios en Europa la cons-
tituye, paradójicamente, el que se convertiría, en menos de diez años de práctica profesional, en el pa-
radigma de la modernidad dominicana en la arquitectura: Guillermo González.
El predominio de los esquemas domésticos mediterráneos, introducidos por el gusto imperante entonces
Pacific en San Diego, en 1915, como una consecuencia del predominio norteamericano en esos años del
New Deal, en los que los EE.UU. determinaron establecerse en el territorio con una marcada presencia tan-
to militar como comercial y, en consecuencia, cultural, sentando las bases de un fenómeno aún vigente.15
No hay mejor recuento sobre la historia de Gazcue que el contenido en una carta que recibí en 1987, escri-
ta por la Sra. Altagracia de Thomén.16 Me permito citar algunos párrafos con la certeza de que resultarán
relevantes para esta Historia: "En cuanto al nombre de Gazcue, ignoro qué cubriría esta denominación en
tiempos antiguos, pero al comienzo de este siglo se denominaba así la porción que hoy día ocupan la Em-
bajada Americana y la Plaza de la Cultura. Esto era propiedad de mi abuelo, Pedro A. Lluberes, quien lo ha-
bía comprado a Don Casimiro N. De Moya. Para nuestra familia este era uno de los “potreros” que compo-
nían la estancia familiar. Otros se llamaban “La Generala” (donde está hoy el Palacio de Gobierno), otro “Mis
amores” (no sé donde quedaba) y por último el núcleo de la propiedad llamado “La Aguedita”, nombre que
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Casa de la familia Herrera. c. 1925. Casa en la Moisés García, Gazcue, c. 1945
Estado actual, 2008. Mario Lluberes. (demolida). Trene Pérez. Foto Jochi Marichal.
Foto Ricardo Briones.
Casa en la César Nicolás Penson casi esquina
Residencia de la familia de la Maza Máximo Gómez, de estilo art deco. Aloja
en Moca, c.1947. Trene Pérez. desde el año 1981 al INSTRAW, después de
Archivo Marcelle Pérez Brown. su reciclaje realizado por Apolinar Fernández
De Castro. Foto Ricardo Briones.
Dibujo del portafolio de viaje a
Europa de Guillermo González, c.1930. Casa familia García Trujillo, calle César Nicolás
Archivo Omar Rancier. Penson, Gazcue. 1936. Mario Lluberes.
Restaurada para hospedar el Consejo
Villa Beliza, residencia de la familia Ricart
de la Magistratura. Foto Ricardo Briones.
en la avenida Bolívar, hoy ocupada por el
Cuerpo de Paz. c. 1950. Mario Lluberes. Dibujo del portafolio de viaje a
Foto Ricardo Briones. Europa de Guillermo González, c.1930.
Archivo Omar Rancier.
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Portal de ingreso o galería frontal de una aún se conserva, y que era el nombre de mi abuela. Esta porción la reservó mi abuelo para que edificaran maba una especie de sótanos. Allí salvaron sus vidas muchas personas cuando el huracán de San Zenón. Fachada sur de casa en la César Nicolás
casa en la calle Luisa Ozema de Pellerano Penson, Gazcue. Arq. José Antonio Caro.
del Ensanche Lugo. Foto Ricardo Briones. en ella sus hogares sus hijos (¡eran 14!). En tiempos pasados, las familias que habitaban el centro de San- Los materiales de construcción provenían en gran parte de la misma estancia: las paredes eran de tapia, Foto Ricardo Briones.
Fachada principal de la casa García Hatton to Domingo poseían también una estancia en las afueras para pasar los meses de calor. Principalmente se o sea de tierra y piedras comprimidas en encoframientos. Había canteras de piedra y de caliche, cuyas lo- Casa en la calle Rodriguez Objío, Gazcue.
en la César Nicolás Penson, Gazcue. Foto Ricardo Briones.
hallaban a lo largo de la hoy avenida Independencia. Las del lado sur tenían sus baños privados de mar, calizaciones aún hoy día se pueden apreciar. Aún pueden verse algunas de estas casas en la calle Doctor
Foto Ricardo Briones.
Conjunto de apartamentos en la avenida
Jardín frontal de casa en la calle Cervantes.
que consistían en casas abiertas al mar, protegidas por rejas de hierro para impedir la entrada de los tibu- Delgado y en la Pedro Lluberes. En ocasiones los adquirientes de solares los dividían en dos, de 12.5 de Bolivar, Gazcue. Arq. Teófilo Carbonel, c.1955.
Foto Ricardo Briones. rones. La “estancia” de mi abuelo no era un sitio de placer, sino una empresa que llamaríamos hoy “agroin- Foto Ricardo Briones.
frente y otras veces unían varios solares formando parcelas que luego revendían en porciones más peque-
dustrial” (...) En otros tiempos habían parcelas sembradas de caña de azúcar y hasta un ingenio primitivo ñas. Los desagües pluviales consistían en zanjas abiertas a ambos lados de las calles y se llegaba a las ca-
llamado “La Encarnación” donde estuvo después del aeropuerto del mismo nombre, luego llamado Gene- sas mediante puentecitos. La urbanización de mi abuelo era al norte de la hoy avenida Bolívar. El agrimen-
ral Andrews. Mi abuelo comenzó la urbanización de esos terrenos imitando lo que había visto en Santurce, sor que realizó el trabajo fue don Arístides García Mella, a quien mi abuelo pagó con tierras. Don Arístides
Puerto Rico, donde iba todos los años a los baños termales de Coamo. Creo que la primera calle que se construyó su casa en la calle que llamó Moisés García en honor a su padre. Al sur de la avenida Bolivar, al-
abrió fue la hoy Doctor Báez. Mi abuelo vendía solares de mil metros, los cuales tenían 25 metros de fren- rededor de la avenida Pasteur, estaban las tierras de don Enrique Henríquez, llamadas “La Primavera”. Al
te por 50 de fondo. Se exigía que las personas construyeran casas aisladas y dejando un jardín, cuyas di- ver don Enrique que mi abuelo tenía éxito en parcelar sus tierras, quiso hacer lo mismo y también buscó a
mensiones también se estipulaban. No se debían construir casas contiguas como en la parte colonial o en don Arístides García Mella. Como don Enrique y mi abuelo tenían diferencias políticas, él encargó a don
Ciudad Nueva. No se destinó ninguna porción para parque porque se entendía que toda la urbanización Arístides urbanizar su porción “de manera que mis calles no coincidan con las de Pedrito”. Es por esto que
sería un gran jardín. En algunas ocasiones mi abuelo vendía las viviendas ya construidas, las cuales eran las calles que van de sur a norte desde la avenida Independencia hacia la Bolívar no coinciden con las que
todas iguales, consistentes en una galería al frente; cuatro “cuartos” (sala, comedor y dos aposentos) y un parten de la avenida Bolívar hacia el norte. El Ensanche Lugo fue urbanizado mucho tiempo después y los
“martillo” que comprendía otro aposento, un cuarto de baño y la cocina. En la parte posterior otra galería solares y las casas que se construyeron allí eran más pequeños que los de Gazcue o La Primavera. Poco
enlazaba todas estas habitaciones. Había un aljibe (no había acueducto) y sobre el techo (que era de zinc) a poco se le fue dando el nombre de Gazcue a todos los ensanches al oeste del Parque Independencia y
habían tanques de metal, como los que se usan ahora para la basura, o tanques de concreto sobre la co- “vivir en Gazcue” era signo de poderío económico y social. Sin embargo, la entrada a la avenida Bolívar por
cina y el cuarto de baño para suplir agua a estas dependencias. El agua llegaba allí bien fuera por lluvia o mucho tiempo estaba afeada por un solar baldío donde se instalaban los circos, y por una tenería perte-
haciéndola subir de los aljibes mediante bombas de mano. En el patio posterior había una gran habitación neciente a la familia Polanco, dueña de esos terrenos. Luego estuvo allí la Santo Domingo Motors y por úl-
(cochera o garage), cuartos para el servicio y una letrina. El inodoro del cuarto de baño también descarga- timo la Ferretería Read”.
ba en una letrina, pues no había cloaca. Las casas eran construidas bien levantadas del suelo, lo que for- Mientras tanto, Guillermo González Sánchez, el más destacado de todos los autores modernos dominicanos,
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Escalera central en la residencia hoy ocupada acude a Columbia University mientras trabaja en el taller de Edward Durrell Stone y termina siendo el mejor
por la Embajada de España en Santo
Domingo. c. 1948. José Antonio Caro Álvarez. estudiante de su promoción en Yale University, premiado con un viaje de estudios al sur de España, donde
Foto Jochi Marichal.
entra en contacto con las raíces de la nueva arquitectura moderna española, entonces en gestación, y cono-
Apartamentos en la Leopoldo Navarro.
ce a su futura esposa. González había sido educado bajo el rigor de los cánones académicos del Beaux Arts,
c. 1948. José Antonio Caro Álvarez.
Archivo CARALVA. como se aprecia en su tesis de grado para un nuevo ayuntamiento en la ciudad de Santo Domingo y en los
Cuartel de Bomberos de Santo Domingo. virtuosos dibujos realizados en sus viajes de estudio.17 Su impronta en la cultura local es singularmente im-
1944. José Antonio Caro Álvarez y Guillermo
González. Archivo General de la Nación. portante, a todas luces prometeica. Su hermano Alfredo, quien funge como contratista principal de todos los
El Arq. José Antonio Caro Álvarez. proyectos de la empresa González & González, es también un diseñador capacitado de valor propio, aunque
Archivo CARALVA.
su imagen se haya visto empañada por la relevancia de su hermano Guillermo en los anales de la historia.
Paraninfo de la Facultad de Ciencias Médicas,
Universidad de Santo Domingo. 1944. José Antonio Caro Álvarez (1910-1978), probablemente el más prolífico y con mayor formación intelectual, re-
José Antonio Caro Álvarez. Foto Max Pou. gresa de Francia después de la Exposición Universal del 25 y deja establecida una secuencia generacional que
permanece hasta nuestros días –con la participación de sus hijos José Antonio –Tony– (1943) y Danilo Caro
Ginebra (1949) y su nieto Juan Cristóbal Caro Gómez (1971). Caro gana un premio por su diseño para un tea-
tro mientras permanecía en París.18 Su obra de gestión traspasa los límites de la arquitectura y el urbanismo
y abraza otras disciplinas como la arqueología, el arte. Fue promotor del Museo del Hombre Dominicano y jun-
to a sus hijos, diseñador, además de uno de los principales mecenas del arte y la cultura. Entre sus obras prin-
cipales se encuentran sus edificios para el campus de la Universidad de Santo Domingo (USD), las obras lle-
vadas a cabo para la celebración del Centenario de la República, el Palacio de la Policía Nacional, el Banco
Agrícola, la Maternidad Julia Molina, hoy Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia y sus obras de fin del pe-
ríodo, –Banco Central de la República, Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos y Palacio de
Correos– interpretaciones contemporáneas de ese clasicismo tardío que vistió la dictadura en sus postrime-
rías. Para la Feria, en el 55, es encargado de la ejecución del Hospital Angelita para Niños, hoy Robert Reid,
utilizado como hotel de apoyo durante la realización del evento.
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4.4
que Ramfis en honor al hijo del Generalísimo Trujillo. Esta plaza pública apaisada, ganada por concurso,
El Arq. Guillermo González.
que se desliza suavemente hacia el mar Caribe, es hoy una de las pocas obras del primer modernismo Archivo Omar Rancier.
que ha sido rescatada íntegramente. Producto de su notable trabajo, González realiza, en 1938, los pro-
yectos para dos obras fundamentales: el edificio Copello, en el corazón del Centro Histórico, y el ante-
proyecto original para el Hotel Jaragua, el más relevante proyecto de toda su carrera. Ambos requieren
de una mirada detallada.
Será fácil reconocer que la calle El Conde, principal arteria comercial de la ciudad de Santo Domingo
era, hacia estos años y hasta fines de la década del 50, el espacio donde se ostentaban los principa-
les logros de la arquitectura en el país. Es dentro de este ambiente tan cargado de historia, que Gon-
zález actúa con su primer proyecto de envergadura.
El Copello mantiene la escala del conjunto histórico de la Ciudad Primada de América, no así su im-
postación estilística. Un edificio de esquina, raramente trabajada en la arquitectura colonial común de
su entorno inmediato, estratifica su curva fachada con bandas horizontales de ventanas continuas,
asumiendo recetas corbusianas en territorio americano colonial, retirando el primer piso comercial a
un plano que se protege con el voladizo de los 3 pisos superiores. El edificio se conserva admirable-
mente bien. Después de más de 60 años de abuso –fue la muy atacada sede del Gobierno Constitu-
cional durante la Guerra Civil de 1965, entre otras vicisitudes– conserva sus servicios sanitarios, sus
luminarias y su ascensor Otis original, funcionando razonablemente bien. Su esquema fue después in-
terpretado por J.A. Caro en El Palacio y La Ópera, y por Ruiz Castillo en el González Ramos. Es po-
sible que la primera versión haya sido la de Trueba en el edificio Cerame, atribuido a una firma nortea-
mericana de arquitectos. Así se establece la tipología de numerosos edificios de esquina ubicados en
contextos históricos del país.
En esta página:
Vista desde el sureste del conjunto del
Hotel Jaragua y anexos. En primer plano
los famosos bungalows frontales.
Guillermo González. Archivo OGM.
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El emblemático Hotel Jaragua fue perdido en el año 1985, a pesar de una feroz oposición ciudadana. Fue la casa Telefunken, por su asociación a formas del universo industrial europeo. Esta casa, también per- Fachada norte de la Casa Pichardo en la
avenida Independencia, Santo Domingo. 1940,
destruido para dar lugar, innecesariamente, a un hotel diseñado en los EE.UU., sin ninguna consideración dida, se encontraba en la avenida Independencia en uno de los lotes que hoy ocupa el enorme comple- demolida para dar cabida al Malecon Center.
Guillermo González. Archivo DoCoMoMo
por la cultura local. Al momento de la inauguración del edificio original, en el año 1942, constituyó la obra jo multiusos del Malecón Center. De una estructura volumétrica similar a la Schad, la residencia Pichar-
Dominicano.
de arquitectura más importante realizada por el gobierno dominicano en décadas.19 No sólo su esquema do ostentaba un aún mayor refinamiento minimalista, de longitud más acusada.
Edificio de apartamentos conocido como
planimétrico, ni su admirable solución de volúmenes sometidos a una sutil rotación orientada –de nuevo– Esta búsqueda de González no se alejaba, sin embargo, de su agudo sentido del contexto, tal y como El Jaraguita, en el Malecón de Santo
Domingo. 1945, poco antes de ser demolido
al mar Caribe, sino la tropicalidad pionera de sus espacios, la sofisticación de sus terminaciones y la con- demuestra en el año 52 cuando realiza una serie de 7 casas para el personal directivo del Ingenio Con- para dar pasó a un estacionamiento
del Hotel V Centenario. Guillermo González.
fortable dotación de sus servicios, le confieren la distinción de haber sido el primer hotel de categoría in- suelo, en San Pedro de Macorís, de exquisito apaisamiento y pertenencia a la llanura cañera de la región,
Foto Onorio Montás.
ternacional y absoluta modernidad realizado en la región, mucho antes que el Caribe Hilton de San Juan o toda otra serie de casas posteriores, algunas ya inexistentes como la Peynado, demolida para alojar al
Alzado y planta de la Casa Schad, Santo
de Puerto Rico, (de los maestros Toro, Ferrer y Torregrosa)20 y del muy alterado Panamá Hilton (del des- Templo de Los Mormones en la avenida Bolívar. Domingo. 1939, demolida. Guillermo
González. Archivo Enrique Penson.
tacado arquitecto Ricardo Bermúdez).21 Admirado por locales y por visitantes, el Hotel Jaragua se convir- Inmediatamente después de completar la primera etapa del Jaragua, González inicia un grupo de edifi-
Planta de la Casa Pichardo, 1940, demolida.
tió en el estandarte de la recién nacida modernidad dominicana. Richard Neutra, en su visita de 1945 al cios de apartamentos para la venta, de exitosa aceptación. En uno de ellos, el llamado Jaragüita (1945), Guillermo González. Archivo Enrique Penson.
país, elogió abiertamente los resultados. González se consagra, a partir de entonces, como el joven pro- localiza su estudio y desarrolla el resto de su carrera, frente a ese mar Caribe tan valorado en su obra. Fachada oeste de la Facultad de Odontología
de la Universidad de Santo Domingo. 1947.
digio que fue, y produce, en la rígida estructura del régimen trujillista, la primera brecha que cuestiona los Paralelamente, ejecuta varios hoteles para el estado (la ampliación y los bungalows del Hotel Jaragua Leo y Marcial Pou Ricart. Archivo DoCoMoMo
esquemas aplicados hasta entonces por autores afectos al régimen, tales como Henry Gazón Bona. (1945), el Hotel Paz (1955), siendo el más relevante el Hotel Hamaca (1951), en la Playa de Boca Chica, Dominicano.
Quizás el mejor ejemplo de este racionalismo blanco y purista al que nos referimos es un par de casas, un hermoso conjunto de hormigón literalmente afincado en el agua de la calmada playa. Otro de sus ho- Ángulo sureste de la Facultad de Ingeniería y
Arquitectura de la Universidad de Santo
ambas demolidas, ejecutadas por Guillermo González a fines de los años 30 y en los primeros años de teles es el Montaña, en la nueva carretera a Jarabacoa, donde utiliza recursos de la paleta puesta de mo- Domingo, 1955. José Antonio Caro Álvarez.
Archivo CARALVA.
la década del 40. Se trata de las casas para las familias Schad (1939) y Pichardo (1940), ambas en San- da por Auñón, aunque sin el acierto de éste, como se verá en el capítulo siguiente. Uno de los pocos
to Domingo. La primera estuvo localizada en la parcela que hoy ocupa el Museo de Historia Natural, en ejemplos remanentes de este período de gran actividad para González y su hermano Alfredo –quien en
el lindero sur de la Plaza de la Cultura. Esta residencia de dos niveles, conformada por unos paralelepí- realidad, como sabemos, ejercía las funciones de contratista general en las obras, a la par de algunas in-
pedos blancos resueltos en barra y acotados por una terraza abierta, fue por largo tiempo olvidada has- cursiones como proyectista– es el edificio de apartamentos González, en la calle Pasteur. Este elegante
ta reaparecer en el ámbito crítico local, en la excelente recopilación documental del Ing. Enrique Penson bloque se apropia del barrio de Gazcue con una escala magistralmente manejada, reduciendo el impac-
Paulus, Arquitectura Dominicana 1906-1950, de reciente aparición.22 González realiza en 1940 una de to de esta gran masa por medio de la típica horizontalización de los vanos y una solución urbana senci-
sus obras más paradigmáticas, la Residencia Pichardo. De absoluto y blanco racionalismo, fue llamada lla pero admirable.
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Bloque principal del Colegio Santo Domingo, El año de 1944 dio ocasión a la celebración del 1er. Centenario de la fundación de la República Domini-
en la avenida Bolívar, Santo Domingo,
hacia 1950. Humberto Ruiz Castillo. Archivo cana. El presidente Trujillo y sus intelectuales desarrollan un memorable plan de edificaciones públicas y
DoCoMoMo Dominicano.
de eventos, nunca antes vistos en el país. Se dicta la Ley 675, del 31 de agosto de 1944, publicada en
Fachada sur del Hospital para Tuberculosos
la Gaceta Oficial N.6138, que incorpora un “Plan General de Urbanización y Embellecimiento de las Ciu-
Dr. Martos, en la avenida John F. Kennedy,
antes avenida San Martín, Santo Domingo. dades de la República”, vigente por largos años.23
1944, demolido. Leo y Marcial Pou Ricart.
Archivo DoCoMoMo Dominicano. El Hotel Jaragua fue en realidad la cabeza de serie –si bien la más sobresaliente– de un grupo de hote-
Residencia García Recio, en la calle les del Estado, ejecutados para promover el turismo interno en todo el país. Esta iniciativa produjo du-
Dr. Delgado esquina México, Santo Domingo.
rante dos décadas obras tales como los hoteles de San Cristóbal, San Juan, Barahona, Jarabacoa,
c. 1945. Humberto Ruiz Castillo.
Foto Luis Nova, Archivo AAA. Constanza, Santiago, Higüey, Boca Chica, y de nuevo en Ciudad Trujillo con el Hotel Paz (hoy Santo Do-
mingo Norte), etc., muchos de ellos asignados a destacados profesionales dominicanos. De esta forma
se inicia el catálogo del patrimonio dominicano en el área de la hotelería pública, tan maltratado e igno-
rado en los tiempos actuales.
La realidad es que la gran cantidad de proyectos se llevan a cabo dentro del nuevo estilo producido por
los cánones del Movimiento Moderno. Los hermanos Pou diseñan las Escuelas Normales, los hospitales
Dr. Martos y Marión; Caro hace, junto a González, el Cuartel de Bomberos, el Casino de la Playa de Güi-
bia y el Hipódromo Perla Antillana. El nuevo campus para la Universidad de Santo Domingo es proyec-
tado por González, Caro y José Ramón Báez Lopez-Penha, en un esquema axial sumamente funcional
y de modernidad ambivalente. De este conjunto urbano singular sobresale el edifico para la Facultad de
Medicina (1944), uno de los más soberbios edificios modernos dominicanos, ejecutado admirablemente
por José Antonio Caro, quien proyecta posteriormente, en 1955, la Facultad de Ingeniería y Arquitectu-
ra. En este primer gran proyecto urbano emprendido por el Estado, participan también los hermanos
Marcial y Leo Pou Ricart y uno de los autores y profesores universitarios más renombrados, Humberto
Ruiz Castillo, entre otros. Una investigación reciente arroja imágenes de gran modernidad.24
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Esquina sureste del Edificio Saviñón, en la He aquí la contradicción: Mientras los arquitectos formados académicamente se entregaban al más co- la Dirección de Edificaciones, Leo Pou realiza importantes obras, tales como el Hospital Morgan, las Secre-
calle El Conde, Santo Domingo. c.1945.
Octavio y Gloria Iglesias Molina. rrecto y vanguardista estilo moderno, entendiéndolo como la tendencia arquitectónica capaz de emble- tarías de Agricultura y otros edificios públicos originalmente ubicados detrás del Palacio Nacional y el com-
Foto Luis Nova, Archivo AAA.
matizar con más fuerza los reales adelantos que demostraba el Estado trujillista en torno al 1er. Cente- plejo para el Instituto Saleciano de San Cristóbal. Sus casas obedecen a esta misma fórmula. Muchas de
Estudio de la fachada principal del edifico
para Radio Tevisión Dominicana. c.1947.
nario, otros, también apoyados por el mismo sistema, actuaban dentro de una estilización clasicista ab- ellas, si no todas, hoy han sido transformadas o destruidas, sobre todo aquellas localizadas en Gazcue,
Octavio y Gloria Iglesias Molina. solutamente reaccionaria a los adelantos internacionales del momento. Esta dualidad, esta especie de campo de ensayo fundamental para estos jóvenes autores del momento. El edificio del Congreso Nacional
Archivo DoCoMoMo Dominicano.
esquizofrenia proyectual, se mantiene a lo largo de dos décadas y define, de cierta manera, la bipolari- en La Feria de la Paz, es atribuido a Leo Pou, actuando en colaboración con González.
Instituto para Señoritas Salomé Ureña de
Henríquez, calle Padre Billini, Santo Domingo. dad de la arquitectura del período. Este hecho, común en otras dictaduras latinoamericanas, se expre- Humberto Ruiz Castillo fue ante todo un profesor de excelsas cualidades y exigente rigor. Su abundan-
c. 1944. Marcial Pou Ricart.
Foto Luis Nova, Archivo AAA.
sa en obras tales como el Teatro San Martín del ortodoxo moderno Mario Roberto Álvarez y por otro la- te obra –iniciada algunos años antes que la de sus coetáneos– incorpora el Art Deco a la arquitectura
Hospital Morgan, Santo Domingo. c. 1947. do, la Fundación Eva Perón, de riguroso academicismo, en el Buenos Aires de Perón; en el Brasil, du- dominicana más que la de cualquier otro arquitecto, evidenciándose en sus primeras, como su residen-
Leo Pou Ricart. Archivo DoCoMoMo rante el gobierno de Getulio Vargas se construyen paralelamente el Ministerio de Educación y Salud de cia en la calle Santiago casi esquina Danae, en la hermosa Casa Recio de la Dr. Delgado esquina Méxi-
Dominicano.
Lucio Costa y su equipo, y el Ministerio de Hacienda, en estilos opuestos; en Caracas se construyen al co (1934) y en múltiples proyectos realizados dentro de su labor como arquitecto diocesiano, como la
Casa De Mondesert, Santo Domingo.
c. 1934. Humberto Ruiz Castillo. mismo tiempo la Ciudad Universitaria de Carlos Raúl Villanueva, máxima expresión de la modernidad ve- Iglesia de San Juan Bosco (1939) y la impresionante Iglesia de Moca (1956). Una de sus obras más res-
Foto Luis Nova, Archivo AAA.
nezolana y la axial y académica Escuela Militar, de Luis Malaussena. petadas, recientemente restaurada, es la del Alma Mater de la Universidad de Santo Domingo (1955),
Edificio conocido como La Metralla,
en la Calle de las Mercedes, Santo Domingo. Los Pou Ricart obtienen sus diplomas en Bélgica y realizan, antes de emigrar a la Florida a finales de la dé- aparentemente realizada junto al arquitecto francés André Dunoyer de Segonzac, quien se encontraba a
c. 1948. Humberto Ruiz Castillo.
cada del 50, un numeroso catálogo de proyectos singularmente modernos. Son en realidad los autores más la sazón en el país para llevar a cabo su proyecto ganado por concurso internacional para la Basílica de
Foto Luis Nova, Archivo AAA.
cercanos a ese racionalismo europeo de testeros semicirculares, fenestramientos horizontalizados rítmica- Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey.25 De su autoría es también el moderno y coherente plantel
Alzado y plantas de la casa De Mondesert,
Santo Domingo. c. 1934. Humberto Ruiz mente interrumpidos por partesoles y blanca volumetría, lenguaje hoy identificado con la temprana moder- para el Colegio Santo Domingo, en la avenida Bolívar y la casa del Dr. Balaguer en la avenida Máximo
Castillo. Foto Luis Nova, Archivo AAA.
nidad internacional, tan común en La Habana, San Juan, Bogotá, Buenos Aires y otras ciudades de la re- Gómez y la construcción de la Nunciatura Apostólica en la César Nicolás Penson, diseñada en Roma a
gión en aquellos años previos al desarrollo de una estética de raigambre local. El Instituto de Señoritas Sa- la manera de la típica “palazzina” ecléctica romana.
lomé Ureña, enclavado en el pleno Centro Histórico de Santo Domingo colonial, es construido en 1942 si- También afiliados a la corriente Art Deco fueron los ingenieros y arquitectos Gloria y “Tribito” Iglesias Mo-
multáneamente a la Escuela Normal de Varones, el Hospital Antituberculoso Dr. Martos (hoy Campus I de lina, autores de proyectos de gran escala para el Palacio de Telecomunicaciones, el elegante edificio de
la UNPHU, recientemente demolido para dar paso a una cadena internacional de mueblería) y el Hospital R. Esteva y Cía., en la Calle El Conde –originalmente comisionado como sede de la Lotería Nacional– y
Marión, modelo original de diseño frecuente en otros países del área. Desde su cargo como arquitecto en el Palacio de Radio Televisión Dominicana.
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4.5
esa forzada migración que tanto enriqueció el universo latinoamericano, desde el Caribe hasta la Pata- Alzado frontal de la Casa Nadal, en Jarabacoa.
1941. Tomás Auñón y Joaquín Ortiz.
gonia, como ha sido reconocido en varias obras recientes de sobresaliente academia. Baste recordar la
Archivo Enrique Penson.
abundante obra del Ing. Félix Candela en México como ejemplo destacado, tanto en la tipología indus- Boceto de Auñón para un comercio en la calle
trial como en la religiosa. Palo Hincado, Santo Domingo, c.1946.
Archivo Docomomo.
La República Dominicana atrajo a un grupo de autores sumamente representativos de esta avanzada, no
sólo en la arquitectura, sino también en las letras y en las artes plásticas. Dos de los más renombrados
son sin dudas el arquitecto catalán Tomás Auñón (1909-?) y el Ing. madrileño Joaquín Ortiz García, quie-
nes llegan “toreando submarinos”. Según el libro Arquitecturas del exilio español (2007, ver bibliografía),
Auñón “… participa en la retirada de Cataluña y pasa sus primeros meses de exilio en el campo de con-
centración de Saint-Cyprien, del que sale gracias al apoyo del Comité Nacional Británico de Ayuda a Es-
paña. A mediados de año se ubica en Perpignan. Llega a República Dominicana el 11 de enero de 1940,
en el buque Cuba, procedente de Burdeos. Ese mismo año realiza la remodelación del Café Ariete en
Santo Domingo (..) En 1945 se traslada a México, trabajando en la realización de sets y decorados en la
industria cinematográfica. Ese mismo año se asocia con Oscar Coll Alas, quien también viene de Repú-
blica Dominicana. A partir de (...) 1962 su figura se desvanece, sin haber sido posible encontrar mayo-
res datos sobre el final de su carrera y de su vida”.26 Aislados por sus ideas de izquierda en las monta-
ñas de Jarabacoa, estos autores junto a varios artesanos más, conforman un equipo y producen el di-
seño y la ejecución de un grupo de fascinantes casas, usando materiales del lugar, en ese entonces des-
vinculados del resto del país. Todavía hoy, a pesar de las inevitables transformaciones que han sufrido
varias de estas estructuras, sorprenden sus exquisitos e ingeniosos herrajes, mobiliarios y artefactos in-
tegrados magistralmente al espacio arquitectónico. De un gusto nórdico, más cercano a Aalto que a la
tradición del Modernisme catalán –gusto que durante muchos años representó, de alguna manera, la es-
Casa Armenteros, Jarabacoa. 1943. Tomás La paleta cambia con el cambio del contexto rural jarabacoense al urbano de Ciudad Trujillo y con la dis-
Auñón y Joaquín Ortiz. Foto Eduardo Guzmán.
ponibilidad de materiales industriales. La forma se libera, los espacios se llenan de luz en, por ejemplo,
las perdidas Casa Molinari o la Benítez Rexach. La Molinari, demolida para hacer espacio a un desarro-
llo inmobiliario, era a nuestro juicio, la más lograda de todas, con sus arcadas y su escalera compensa-
da de escultural virtuosismo. Se establece el gusto por galerías con arcadas de medio punto, como en
la Casa García, en la calle Santiago –tema iniciado en la Casa Armenteros de Jarabacoa–; parabólicas
como en la Pol, la Vitienes y la Molinari, o rebajadas. Varios jóvenes arquitectos del período heredan el
leitmotiv de las arcadas de amplia luz, recurso que perdura por décadas.
En el ámbito de Ciudad Nueva, está el extraordinario edificio Santos, en la calle Pina, caracterizado por
sus 4 niveles destinados a usos diversos –comercio y oficinas en los dos primeros y apartamentos en los
dos superiores– que posee una de las fachadas de mayor gracia en su entorno, a la par de un ático re-
tranqueado respecto a sus linderos, de luminosa espacialidad. La obra de Auñón, poco divulgada, se
realiza en apenas 6 años de práctica antes de su migración definitiva a México y constituye uno de los
capítulos más relevantes de la modernidad regional.27
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Palacio de Justicia, Ciudad Nueva, provisional integrada por Eduardo Soler, Rafael Bonelly, Marcial Pou, Humberto Ruiz Castillo, Mario Llube- manual de diseño urbano de 68 páginas de sorprendente actualidad. Pero es, sin lugar a dudas, el eru- Interior del Mercado Modelo de la ciudad de
Santo Domingo. 1944. Mario Lluberes. Santo Domingo. Henry Gazón y José Ramón
Archivo DoCoMoMo Dominicano. res, Leo Pou Ricart, Juan de la Cruz Alfonseca y José Antonio Caro, entre otros. Años después la edifica- dito estudio de Erwin Walter Palm (1910-1988), sobre Los Monumentos Coloniales de La Española,31 Báez Lopéz Penha. c.1944. Foto Max Pou.
Parque en San Cristóbal, ciudad natal del ción fue denominada ‘Victoria”. publicado en 1955 por la Universidad de Santo Domingo (USD) después de haber ensayado con múlti- En primer plano, el arco que domina la
Presidente Trujillo, dotada de toda suerte entrada principal a San Juan de la Maguana.
Otras obras también notables de Gazón, hechas en colaboración con otros profesionales, son el moder- ples artículos previos este importantísimo tema, el más autorizado estudio sobre la arquitectura colonial
de equipamientos públicos. Henry Gazón. Al fondo, el edificio del ayuntamiento.
Archivo DoCoMoMo Dominicano. no Matadero Municipal y el Mercado Modelo de la avenida Mella, estructura de hormigón armado ele- dominicana producido hasta el momento. La consulta frecuente de estos dos tomos de docto análisis y Autor no identificado.
Foto Ricardo Briones.
Planta del Palacio de Justicia, Ciudad Nueva, gantemente abovedada inspirada en tipologías francesas propias del momento, en asociación con el Ing. densa academia es inevitable hasta el día de hoy.
Santo Domingo. 1944. Mario Lluberes. El profesor Erwin Walter Palm y el arquitecto
Archivo Enrique Penson. José Ramón –Moncito– Báez López-Penha (1909-1995). El Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, construido hacia 1944, fue diseñado por Mario Lluberes pa- Eugenio Pérez Montás, en una de sus visitas
a Santo Domingo en 1974.
Gazón, quien logró sostener una de las oficinas profesionales más grandes del país, tiene el mérito de ra el Ing. Rogers dentro de ese estilo academicista, despojado de toda ornamentación, excepto
Archivo Pérez Montás.
haber publicado, si bien casi clandestinamente ya que fue retirado de las prensas antes de su distribu- aquella motivada por los mensajes simbólicos del régimen. Esta obra de Lluberes, que contó con la
ción, el único volumen dedicado a reseñar las obras –en realidad sus obras– ejecutadas durante el man- ayuda de Guillermo González, según se evidencia en su firma calzada en una de las perspectivas pu-
dato de Trujillo. Este singular libro, proscrito por el régimen por razones desconocidas, explica los ele- blicadas en el album de 1937, contrasta con su moderna obra para el edificio Buenaventura, situa-
mentos característicos de la arquitectura de Trujillo, el motivo de su estilización, y sintetiza, a grandes ras- do a apenas dos cuadras de distancia, en la avenida Independencia entre las calles Danae y la Dr.
gos, la visión que sobre El Jefe y su programa de gobierno, poseían Gazón y probablemente muchos de Delgado.
sus colaboradores cercanos. Del epílogo del insólito libro de Gazón se extrae esta cita: “Y así, sin recu-
rrir a exotismos desdicentes de nuestro medio, ni buscar en el África francesa por razones de similitud
climática su inspiración, se ha decidido por lo más apropiado: por un neoclásico propio, de sencilla ins-
piración que ofrece esta doble ventaja: a) La persistencia de las líneas por encima de los caprichos y vai-
venes de las modas y corrientes al uso. b) La flexibilidad que el neoclásico ofrece para expresar filosófi-
camente la raíz de nuestra cultura que, como nuestra raza, proviene de la imposición de una, de adita-
mentos ajenos y de la extinción de otra”.29
La Arquitectura Dominicana en la Era de Trujillo, album n.1 es una excepción a esa resistencia literaria
común en los arquitectos de la época. Sólo otro arquitecto practicante produce un libro de texto sobre
Urbanismo30 de particular calidad. José Antonio Caro escribe en formato mimeo y publica en 1942 este
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4.7
res geométricamente dispuestas en los planos, del típico apaisamiento de toda su primera obra. La casa tica de altos estándares profesionales hasta la accidental muerte de Reyes, en 1966.34 Edificio no identificado en Santo Domingo.
c. 1958. José Manuel Reyes.
Vicini es la cabeza de serie de una lista de residencias para familias dominicanas distinguidas, que conti- Otra pareja de arquitectos asociados que obtiene gran renombre es la de Manuel –Manolito– Baquero Archivo familia Reyes Malla.
nuó haciendo hasta el fin de su carrera, entre las cuales se encuentra la demolida residencia Peynado, ubi- Ricart (1925-1981) y Edgardo –Gay– Vega Malagón (1924-1999).35 Ambos, formados en el más estric- Arq. José Manuel –Nani– Reyes.
cada en la avenida Bolívar, las residencias Barletta y Vicini en el entonces naciente sector de Arroyo Hon- to modernismo –Baquero bajo la impronta de Mies van der Rohe en el Illinois Institute of Technology en
do en las abruptas colinas situadas al norte de la ciudad capital. El estilo cambia: arcos, muros gruesos, Chicago y Vega en el Politécnico de Madrid–, se dedican inicialmente a realizar casas de sabor tradicio-
contrafuertes, pérgolas, rejas decorativas, escalinatas señoriales, techos de hormigón armado en pendien- nal, como la desaparecida casa Wittkop, entre otras. La paleta moderna muy influenciada por Guillermo
te con terminación tipo Bermuda. Si bien se mantiene limpio el plano de las fachadas y se distribuye efi- González es fundamentalmente aplicada al universo doméstico. Para esta élite de jóvenes arquitectos,
ciente y modernamente el programa doméstico, el espíritu es otro. González inicia una búsqueda de apro- estructurados alrededor de sus profesores universitarios, la obra de la Feria de la Paz fue instrumental en
piación de un determinado carácter local, esa traducción inevitable de los esquemas foráneos a las reali- la puesta en práctica para su oficio. Baquero y Vega construyen el edificio del Palacio del Consejo Admi-
dades y a los gustos tradicionales. nistrativo –hoy Ayuntamiento del Distrito Nacional– diseñado, como todo el conjunto ferial, por la mano
Reid y muchos otros de su generación heredan esta determinación por lograr el enraizamiento del Mo- diestra de González. Sus obras posteriores reflejan no sólo una gran maestría en el arte de la construc-
vimiento Moderno en la República Dominicana. Desde sus primeras obras, esencialmente habitaciona- ción, sino una certera inspiración para imbricar lo criollo con lo moderno, sobre todo en el caso de Ve-
les, incorpora los calados de hormigón, los grandes aleros, las terrazas apaisadas y esa sensación de in- ga, de origen santiaguero.
timidad que el sabio manejo de la escala y la luz proporcionan al espacio. Pero fundamentalmente, el Otros autores comienzan a dejar su impronta en el período. Teófilo Carbonell ejecuta algunos edificios de
triunfo de Reid es su capacidad de integrar arquitectura y naturaleza en una sola palabra, en una sola apartamentos de notable acierto, actuando paralelamente como promotor inmobiliario. Su calidad como
oración. Sus casas constituyen un enorme legado a la cultura doméstica local. constructor le valdrá mucho en años posteriores, en encargos públicos de gran relevancia.
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Residencia en Gazcue. c. 1955. Amable Frómeta (1920-1975) fue uno de los jóvenes levantados bajo la tutela tanto de González como
Margarita Taulé. Foto Ricardo Briones.
de Caro, que desarrolla una destacada carrera en la edilicia pública. Su diseño, asignado dentro del ta-
Residencia en la calle Rosa Duarte, Gazcue,
Santo Domingo. c. 1957. Julio Hernández. ller de González, para la Plaza de las Naciones en la Feria de la Paz (1955), (inspirado en la iconografía
Foto Jochi Marichal.
de la Feria de Nueva York del 39), es uno de los espacios modernos más relevantes del país. Frómeta
Estado actual del Cine Elite, calle Pasteur,
Santo Domingo. 1948. Amable Frómeta.
actúa en múltiples iniciativas de promoción privada de viviendas, apartamentos, espacios comerciales.
Foto Ricardo Briones. Su obra más importante en términos urbanísticos la desarrolla en el ambiente posdictadura dentro de la
Palacio Nacional. Gazcue, Santo Domingo. empresa Nacional de Construcciones, encabezada por el Ing. Juan Bernal: el conjunto de locales comer-
1943-1947. Guido D'Alessandro et al.
Foto Ricardo Briones. ciales y la torre de oficinas conocidas como Plaza Naco. Con este proyecto cierra el círculo iniciado con
su diseño para el Cine Élite, en Gazcue, que contaba con unos sugestivos murales del pintor dominica-
no Jorge Noceda. Interiorista, arquitecto, urbanista, Frómeta aparece temprano en sus estudios como
dibujante en el mimeo escrito por José Antonio Caro para sus cátedras de Urbanismo en la USD.
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4.8
rrolla en ámbitos latinoamericanos tan destacados como Brasil, Venezuela y México. Dos edificios impor- Planta del proyecto de intervención del
Arq. Antonio Hernández en el Palacio de Bellas
tantes así lo acusan: El Palacio Nacional (1947) y el Palacio de Bellas Artes (1955).
Artes. (2006-2008). Santo Domingo, 1955.
El Palacio Nacional, obra encargada al Ing. Guido D’Alessandro (1895-1954), estuvo originalmente Archivo AAA.
prevista a ser inaugurada en la ocasión del Centenario de la República en 1944. Este imponente edi-
ficio estructurado por medio de la consabida fórmula de patios –a la manera de la Reggia di Caserta
y de tantos otros edificios reales europeos–, desarrolla en 3 niveles todo un programa de oficinas eje-
cutivas y de apoyo, salones emblemáticos para las celebraciones y la pompa oficial, cúpula, estuca-
do en color ocre y todo un itinerario de íconos propicios a la semblanza de otras edificaciones guber-
namentales, no tan lejanas como las de Washington, La Habana o San Juan de Puerto Rico. Aunque
no ha sido comprobado, se atribuye su diseño a un arquitecto bohemio de corta estancia en el país,
dirigido por D’Alessandro, al frente de un nutrido grupo de escultores, yeseros, orfebres y artesanos
de gran calidad. La obra se levanta imponente al terminar la cuesta prospéctica de la calle Dr. Báez,
en el antiguo predio donde se localizaba la llamada “Mansión Presidencial”, típico volumen compacto
con galería perimetral, construida por los norteamericanos durante la ocupación del ‘16. D’Alessandro
participa también en una serie de proyectos para viviendas individuales, de marcada línea Art Deco.
Su poco conocida propuesta para el Paraninfo de la Universidad de Santo Domingo, mejor conocido
como Alma Máter, no fue bien recibida, aunque figuró dentro de los planes originales del complejo ur-
bano presentados públicamente.
Bellas Artes, extraño híbrido de templo griego –de orden dórico arcaico– con cúpula, igualmente do-
mina una de las más fuertes esquinas de la ciudad, cercana al mar Caribe, al iniciar la avenida Máxi-
mo Gómez. Su planta resume las funciones de oficinas y salones de exposiciones al norte y un audi-
torio para 600 personas al sur. Dibujado por Francisco –Cuqui– Batista, (1925) según se dice, bajo es-
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4.9
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Escorzo sureste de la Basílica de Nuestra
El concurso de la Basílica de Higüey: las postrimerías del régimen Señora de la Altagracia en Higüey. 1947-1971.
Los años finales del trujillismo nos legan pocos trabajos públicos de envergadura. En 1947 se realiza el André Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré.
Foto de Onorio Montás.
concurso internacional para la Basílica de Higüey, ganado por los franceses André Dunoyer de Segon-
Secretaría de Estado de Educación, Bellas
zac y Pierre Dupré. Su construcción se inició en 1954 finalizándose años más tarde, en 1971. El proyec- Artes y Cultos en Santo Domingo. 1955.
José Antonio Caro Álvarez. Archivo CARALVA.
to ganador resume las tendencias de su época, dominada por la poética corbusiana del beton brut o del
Banco Central de la República Dominicana,
brutalismo. Los resultados son en realidad admirables. La calidad de la construcción fue producto de un
bloque original norte. 1957. José Antonio
tour de force acompañado fielmente por los arquitectos, quienes en su memoria publicada recientemen- Caro Álvarez. Foto Ricardo Briones.
te señalan: “La descomposición en paneles de encofrados fue definida por los planos de forma y el mar-
cado de sus juntas que definen, con una exactitud siempre respetada, las paradas del vaciado. La pre-
fabricación de los paneles fue hecha de manera rigurosa gracias a dibujos precisos que respetaron la re-
partición regular de las planchas de 9 centímetros. Este sistema es el que concretiza la modulación di-
mensional de todo el edificio. Ningún encofrado fue improvisado”.40
Recordaremos que Caro Álvarez realiza el primer edificio para el Banco Central de la República, el inne-
cesariamente desaparecido Palacio de Correos y la Secretaría de Educación, 3 edificios hechos en se-
cuencia (1955-57) en un lenguaje de sutil academicismo, estableciendo la tradición de recubrir los edifi-
cios públicos de travertino local y de dotarlos de hermosos murales, generalmente ejecutados por el ar-
tista español José Vela Zanetti.41 Este puede considerarse como un segundo período en la obra pública
de Caro, en el que sustituye la modernidad del volumen puro por el clacisismo afrancesado que le resul-
taba familiar debido a su educación. La obra de Auguste Perret puede servir de referencia. El caso de la
arquitectura de Caro Álvarez es digno de análisis. Sus casas –mayormente neocoloniales– y sus edificios
públicos, sobreviven décadas y períodos políticos sin cambios sustanciales, a diferencia de los edificios
de González, por ejemplo, que han sido alterados o demolidos sin compasión. ¿Qué razón determina
que esto ocurra? ¿Buen diseño, buena construcción, qué motivo imponderable lo permite?
suficientes. Don Moncito recuenta, con su peculiar estilo, la historia de la epopeya seguida en la realización
Doble página siguiente:
del primer tramo de la avenida Colombina, hasta Güibia, en su Por qué Santo Domingo es así.42 Otros ca-
Dibujo firmado por Guido D'Alessandro y
sos, como el de la avenida San Cristóbal, reúnen edificaciones como la de la Secretaría de Obras Públicas José Antonio Caro Álvarez en 1937, en el que
se advierte el trazado para la expansión de
(1956) de Leopoldo Espaillat Nanita (1930), el Estadio Presidente Trujillo (actualmente Estadio Quisqueya) y Ciudad Trujillo hacia el oeste, incluyendo un
desarrollo monumental axial de equipamiento
otras estructuras oficiales capaces de polarizar la movilidad urbana hacia estos nuevos entornos.
público, en lo que hoy vendría a ser la avenida
Un ejemplo destacable en la acción inmobiliaria privada lo encarna la figura de Juan Alejandro Ibarra Máximo Gómez. Esta idea pudo ser el germen
de lo que habría de ser la Feria de la Paz,
(1871-1943). Este venezolano, fallecido en La Habana, desarrolló sus años más productivos en Santo 18 años después.
Domingo, donde, a la par de sus inversiones en el mundo de las finanzas, desarrolla una importantísima
labor en el mundo de los bienes raíces, fundando innumerables urbanizaciones y proyectos que deter-
minan, en gran medida, el perfil capitalino de esas décadas. Baste citar su plan para desarrollar Villa Fran-
cisca con modernas viviendas construídas en estrechos lotes, dentro del cual destina terrenos para la
ejecución del parque Enriquillo. Paralelamente actúa en proyectos notables en San Carlos, La Fe y Villas
Agrícolas, y es acreditado como constructor de la carretera original a Boca Chica. Donó terrenos, ade-
más, para el “Sanatorio Antituberculoso”, el cementerio de la hoy avenida Máximo Gómez, la “Fábrica de
Aceite de Maní de Ciudad Trujillo” y la logia “Flor del Ozama”.
La iniciativa más seria emprendida para orientar el desarrollo de la capital fue el llamado Plan Vargas Me-
ra. Éste aprovechaba muchos de los recursos naturales de la ciudad para establecer sus coordenadas de
ordenamiento, como la plataforma del farallón que atraviesa la ciudad de este a oeste en una cota cercana
Cuenta Rafael Tomás Hernández, autor que jugaría un predominante papel en los años subsiguientes:
“Las inmigraciones que se produjeron por la construcción de la Feria en 1955, trajeron como consecuen-
cia que hacia 1960 fuera notable la construcción de barrios o caseríos con casuchas de madera, car-
tón, yaguas, donde se hacinarían familias provenientes de nuestros campos. Por ejemplo, el barrio Fa-
ría. El primer intento que se hizo para corregir esa situación consistió en la construcción de 1,000 vivien-
das destinadas a familias de bajos ingresos en el Ensanche Luperón. Este plan que siguió los lineamien-
tos de los barrios de Mejoramiento Social o Barrios Obreros, que se habían realizado antes, sería insufi-
ciente y resultó que Faría, el caserío que debía ser sustituido, se trasladó a Guachupita, Gualey, Las Cañitas
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y a todos los barrios en los bordes del Ozama y del Río Isabela, ocupando cañadas y derricaderos (sic.) primir del todo. Para castigarlos, Trujillo hizo que la autopista del norte fuera desviada unos veinte kilómetros del Varias vistas de proyectos de vivienda social
en los conocidos Barrios Obreros o Barrios
con viviendas muchas veces temerarias o suicidas que sumarían condiciones de peligro, deslizamientos pueblo, negándoles así el flujo económico que significaba la comunicación interregional. A Santiago se le había de Mejoramiento Social, ejecutados en las
ciudades principales del pais por la política
e inundaciones a las precarias condiciones de las cuarterías o los asentamientos espontáneos con ca- prohibido su expansión natural y los santiagueros mantenían un perfil bajo. Mientras en Ciudad Trujillo la clase
urbana trujillista. Fotos del Archivo OGM.
suchas insuficientes, que antes constituían el problema”.45 alta construía residencias suntuosas, en Santiago esta misma clase vivía en viejas casas de madera. Mientras
Un estudio, dirigido por Virgilio Vercelloni para la empresa Metropolitana Milanese en 1991,46 revela la particu- Ciudad Trujillo era dotada de grandes avenidas, edificios altos, conjuntos millonarios, Santiago se concentraba
lar condición espacial determinada por los patrones de ocupación improvisada del suelo en estos asentamien- en sus calles antiguas y edificios sin pretensiones. Pero no en vano el Cibao había producido la mayoría de los
tos. Sin dudas, sorprende el “diseño” seguido, que establece senderos en las rutas de menor esfuerzo, des- Presidentes de la República. La pujanza económica de sus tierras y poblados, y la organización de su gente,
linda propiedades o, mejor, derechos de apropiación del territorio dictados por la inmediatez y el sentido co- eran factores forjadores de líderes que podían dirigir los destinos del país. Por eso, Trujillo desconfiaba”.48
mún. Posteriormente escribe Omar Rancier: “Para nosotros nuestro espacio público vernáculo y popular es Por otro lado, la empresa privada despuntaba en una serie de iniciativas que determinarían, algunas de
básicamente fractal. (...) La propuesta vernacular o popular es producto de los niveles más simples del inter- ellas, el futuro de Santo Domingo. La más importante es, sin dudas, la configuración del sector denomi-
cambio y de la cultura comunitaria, que, sin embargo, puede alcanzar altos grados de complejidad (...).47 nado NACO, por las siglas de la compañía promotora, Nacional de Construcciones. La empresa fue fun-
La ciudad de Santiago de los Caballeros y su rica zona de influencias tanto agrícola como costera, no experi- dada en 1957 por Pancho Saviñón, Juan Bernal y los hermanos arquitectos Leo y Marcial Pou Ricart. El
menta en estos años un crecimiento paralelo al de la capital. Posiblemente la única intervención importante ha- primer trazado urbaniza los terrenos situados al noroeste de la ciudad capital de entonces, colindando con
ya sido, en estos años, la realización del Monumento de Santiago, conocido originalmente como “Monumento el enorme vacío del Aeropuerto General Andrews. La idea era desarrollar un plan dirigido a dotar de mo-
a la Paz de Trujillo”. El Hotel Matum, producto del programa de incentivos al turismo interno, no ofreció notables dernas viviendas individuales y espacios públicos para el intercambio comercial a la creciente clase media
luces en su arquitectura. Varias razones pueden explicar esta especie de indiferencia, todas de carácter más dominicana. El modelo de la suburbia norteamericana se introduce en NACO. Amable Frómeta, Manuel
bien especulativo. Este párrafo del escritor y arquitecto Manuel Salvador Gautier parecería revelarnos algunas, Baquero y en ocasiones Guillermo González, pronto se integran al equipo de colaboradores, que cuentan
con cierta precisión: “Trujillo, como hombre del sur, no sentía simpatía por el Cibao, la más rica región del norte con Don Marcial Martínez Soler (1922) como uno de los contratistas que ejecutan en menos de 15 años
y del país. Para él, los cibaeños eran competidores a los que debía tener sometidos, más que a cualesquiera lo que eventualmente habría de convertirse en el Polígono Central de la nueva ciudad de fin de siglo.
otros, para que no se le fueran de las manos. Sus peores enemigos habían sido hombres del norte, cibaeños Después del tibio recibimiento internacional de la Feria de la Paz, de la deuda resultante de este titánico
o linieros: Horacio Vásquez, Desiderio Valverde, Estrella Ureña. Los más destacados exiliados eran también del emprendimiento estatal, de las invasiones orquestadas para derrumbar el régimen –particularmente la del
norte: Juancito Rodríguez, Juan Bosch. En el pueblo de Moca, a pocos kilómetros de Santiago, residían fami- 14 de junio de 1959–, y muy a pesar de los Barrios Obreros, el proceso de transición final hacia los tur-
lias diezmadas por Trujillo, cuyos sobrevivientes seguían manteniendo una hostilidad que la tiranía no pudo re- bulentos años 60 ya se había iniciado.
278|MODERNIDAD Y CONTRADICCIÓN EN LA ARQUITECTURA DE LA “ERA DE TRUJILLO” 1930-1961 MODERNIDAD Y CONTRADICCIÓN EN LA ARQUITECTURA DE LA “ERA DE TRUJILLO” 1930-1961 |279
5
LOS TIEMPOS DE LA LIBERTAD
1961-1978
cencia ante la asamblea de las Naciones Unidas, en NYC el 2 de octubre de 1961, Balaguer señalaba: Atrio central del edificio de la Biblioteca
en el recinto de la PUCMM en Santiago. 1971.
“Tras la caída del hombre que personificó durante 30 años el Estado dominicano, está naciendo un esta-
Francisco Camarena et al. Foto Onorio
do de derecho. El edificio de la dictadura se ha desplomado, y sobre sus ruinas hemos empezado a edi- Montás.
ficar, con paciencia y sin alardes demagógicos, un régimen fundido en los viejos moldes que nos legaron Escultura “La Rosa de los Vientos” en la
Plaza de la Cultura, Santo Domingo, c.1973.
los fundadores de la República”. Metafórica alusión a lo que sería su vocación de constructor de la inci- Christian Martínez. Foto Ricardo Briones.
piente democracia que se inauguraría en el país pocos años más tarde. Durante este trayecto se trata de Interior del Auditorio Principal, Banco Central
de la República Dominicana. 1974.
establecer un sistema democrático, proceso iniciado por un Consejo de Estado instaurado el 1 de enero Rafael Calventi. Foto Ricardo Briones.
de 1962 con el propósito de garantizar la celebración de elecciones libres en diciembre de ese mismo año.
Éstas son ganadas por el Prof. Juan Bosch, quien es derrocado 7 meses más tarde debido, primordial- Escorzo del Monumento a la Restauración
en Capotillo. 1986. Rafael Calventi.
mente y entre otras cosas, a la orientación de su política por rumbos demasiado revolucionarios para el
Foto Onorio Montás.
status quo imperante: el fantasma de la revolución cubana transitaba clandestinamente en la geopolítica
caribeña del momento. Después del fallido intento institucional relanzado por el Triunvirato, la revolución
civil de abril del 65 intenta sin suerte retornar a Bosch al poder, provocando la segunda intervención esta-
dounidense en el siglo y la inmediata organización de las elecciones, celebradas en junio de 1966. Años
más tarde, después del combate, José Rafael Lantigua escribe: “Ahora ya los hechos estaban consuma-
dos. Abril fue sólo un grito de heroísmo, una noción de patria, un estandarte de sueños sobre la multitud,
y quizás tan sólo, una canción de protesta contra los silencios de una nación dormida”.2
Como es lógico suponer, poco se realiza en términos de obras de arquitectura en este tiempo. Es una
Palacio de los Deportes de Santiago. 1978. rís son sus encargos públicos de mayor trascendencia. El volumen de la Torre del Banco Central, realizado cui- ra el movimiento de pasajeros y aeronaves, han sido evidentes hoy a más de 40 años de su concepción. En Edificios de Oficinas Seguros San Rafael.
Rafael Calventi. Foto Onorio Montás. 1978. Manuel Baquero Ricart.
dadosamente en hormigón color crema, especialmente desarrollado para el proyecto, resuelve junto al edificio Santo Domingo realiza, además, el edificio de la Clínica San Rafael de la avenida Bolívar (c.1975), los edificios
Foto Onorio Montás.
del Auditorio una manzana del sector de Gazcue, creando una sutil tensión diagonal entre las masas arquitec- para el City Bank (1967), el Banco Metropolitano, la IBM, el Hotel Continental (1978), el Banco Hipotecario Finan-
tónicas y los espacios abiertos, una novedosa solución adaptada a las circunstacias contextuales poco frecuen- ciero, etc. Su hábil manejo de los aspectos tecnológicos del proyecto no son traducidos literalmente a la estéti-
te en esos años. Valga recordar el complejo del hoy desaparecido World Trade Center, en Manhattan, también ca del mismo, evitando los exhibicionismos Hi-Tech de moda y optando a su vez por una expresión veraz y po-
organizado planimétricamente en diagonal. El edificio del Banco Central ha representado por más de tres dé- tente de la estructura. En este aspecto, sus obras cumbres siguen siendo el Aeropuerto y el Estadio Olímpico.
cadas el paradigma de la buena arquitectura dominicana de estos años, con sus interiores de alta operatividad, Manolito Baquero (1925-1981) y Gay Vega, ya establecidos, actuando intermitentemente por separado o en du-
sus finos acabados y el equipamiento totalmente controlado. Las casas del Arq. Calventi, particularmente la pla, desarrollan conjuntos turísticos y edificios de gran escala e impactante presencia urbana. Baquero constru-
Mastrolilli (1977) y su propia residencia en Bella Vista (1981), pueden ser representativas de la más sofisticada ye el edificio de oficinas de Seguros San Rafael –desarrollado siguiendo un riguroso estudio del impacto y la con-
arquitectura doméstica del período, resueltas con una admirable integración a la naturaleza, el uso del poten- secuente protección del asoleamiento en su fachada frontal hacia el poniente– y, junto a Milán Lora –quien reci-
cial espacial como definidor de ambientes internos y el sabio manejo de materiales en composiciones expresi- be el encargo–, diseña el zigzagueante volumen para el edificio del Hotel Sheraton (1977) en el Malecón. Los in-
vas, modernas y tropicales a la vez. Además, Calventi escribe un volumen pivotal que resume el estado de la teriores de los espacios públicos de esta reluciente obra tuvieron gran impacto en el momento de su inaugura-
práctica de la arquitectura dominicana en el momento. Arquitectura Contemporánea en la República Domini- ción, y fueron ejecutados con la ayuda de la diseñadora Virginia Cabral, excelente profesional del área y esposa
cana es sin lugar a dudas el más completo recuento realizado en el país hasta la fecha sobre ese tema.10 del Arq. Lora. A su prematura muerte, Baquero deja terminada la redacción del proyecto para la Clínica Yunén
En el año 1974 se realizan los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe, ocasión propicia para la ejecución del en la Avenida Bolívar, construida sin modificaciones esenciales15 años más tarde, evidenciando así la calidad
Parque Olímpico Juan Pablo Duarte, en el espacio que antes ocupaba parcialmente el aeropuerto General An- del proyectista y su capacidad de previsión. Vega demuestra también su fineza con piezas de armoniosa factu-
drews. El emplazamiento general es atribuido por algunas fuentes al Ing. García Saleta. Varios edificios de impor- ra como el Banco Nacional de la Vivienda (1975) y la Superintendencia de Seguros. En un equipo ampliado con
tante factura se destacan, principalmente el del Estadio Olímpico, diseñado por Fred Goico en la esquina no- Manuel –Tin– Polanco (1933), diseñan los edificios para la Casa Haché en Santo Domingo y Santiago (1978).
roeste del polígono. Goico se forma con Louis Kahn en Philadelphia en los años 60 y realiza, durante su produc- También en Santiago, junto a Fernando Battle, Vega ejecuta el Hospital Regional José María Cabral (1978), una
tiva carrera, un grupo de obras de gran calidad y riguroso control. Entre ellas figura el nuevo Aeropuerto de las de las instalaciones mejor logradas en esta tipología de la edilicia pública. Hoy en dia, el archivo de planos y do-
Américas, su primer proyecto ganado por concurso, convenientemente situado en Punta Caucedo a 25 kilóme- cumentos del Arq. Vega reposa catalogado en el Archivo General de la Nación. Su pequeña casa familiar en el
educado en Suiza, realiza un conjunto de residencias en condominio de gran acierto en la margen norte Costa, Oscar Niemeyer, et al. en Río de Janeiro. Su fluida planta baja y sus volúmenes esclavos de la to- Planta, Casa del Río en Las Terrenas, Samaná.
1984. Pedro José Borrell.
del nuevo Parque Mirador del Sur. Pero es su edificio para Galerías Comerciales (1979), que establece rre principal, trabajada como un paralelepípedo simple protegido por brisesoleils contra el elemento climá-
un hito en la arquitectura del momento, no sólo por constituirse como pieza urbana de potente presen- tico, elementos tan propios de la cultura latinoamericana, confieren a este edificio su particular identidad.
cia, sino por su rica estética de planos inclinados, franjas horizontales y su bien lograda gama cromática Junto a Pedro José actúa su talentoso hermano Rodolfo (1946-1978) hasta su temprano fallecimiento, en
de grises. Luego realiza la iglesia de San Judas Tadeo, el edificio de Teleantillas y el de IEMCA, la Torre una numerosa serie de hermosas casas de intrigante geometría, dispersas por los sectores de NACO y
BHD (1983), el edificio actualmente ocupado por el INVI, las Galerías Residenciales, la Torre del Parque Piantini. Borrell practica también como consultor urbano, siendo el autor de un importante estudio realiza-
(1986), e Intempo, entre muchos otros proyectos de promoción inmobiliaria, posiblemente los mejor lo- do para encauzar el desarrollo de la ciudad de Santo Domingo en 1978.11 Participa posteriormente en el
grados arquitectónicamente dentro de esta modalidad de producción. diseño de varias edificaciones y en el planeamiento del ejemplar campus de la Universidad Católica Ma-
Roberto Bergés (1933-2007) desempeña un papel protagónico como decano de la Facultad de Arqui- dre y Maestra en Santiago. Sus edificios para empresas privadas tales como la Universal de Seguros, la
tectura y Urbanismo de la UNPHU y también como autor de varias casas y edificios públicos, tales como Torre Popular, el edificio Corporativo del Grupo E. León Jimenes, el Centro Cultural Eduardo León Jimenes,
la sede del Consejo Estatal del Azúcar, de la Corporación de Empresas Estatales y del Instituto Nacional en Santiago, el Banco de Reservas de la 27 de Febrero, la Ferretería Americana y muchos otros, son pro-
del Azúcar, edificios localizados todos en el entorno gubernamental del Centro de los Héroes de la ciu- bablemente su área de excelencia más reconocida. Años más tarde desarrolla otro proyecto público: el
dad capital. Su obra se inicia con un hermoso edificio para la Joyería Di Carlo en la Calle El Conde, cu- Acuario Nacional. Éste fue resuelto por medio de una serie de pabellones abiertos, de estudiada escala y
yo interior era una de las paradas obligatorias en los recorridos por esta arteria histórica de la capital. respetuosa presencia urbana, vinculados más bien al paisaje costero caribeño que a la ciudad misma.
Posteriormente ejecuta su proyecto para la Biblioteca de la UNPHU y todo el conjunto de la Plaza de la La pequeña dimensión no le es ajena. La Casa del Río es una seductora pieza de arquitectura de made-
Salud, junto a su hijo Robertico. Esta es una de las últimas obras desarrolladas por el presidente Bala- ra absolutamente integrada a la naturaleza, montada sobre un tenaz arroyo que se entrega a las aguas
guer, aprovechando los terrenos del antiguo hipódromo Perla Antillana, en el ensanche La Fe. del Atlántico, en El Portillo, Samaná. Hoy, La Casa del Río pertenece a la familia Prieto y se encuentra
Pedro José Borrell representa a la generación emergente, producto del nuevo plan de estudios de la perfectamente conservada a pesar de haber sido realizada hace más de veinte años.
integradas a los indispensables recursos del patrimonio natural de toda la región”.13 Vista parcial del Parque Mirador del Este,
Santo Domingo. 1990. Al fondo
A este panorama febril de cambios sucedidos en corto tiempo, se dedican recursos tanto estatales co- el Faro a Colón. Foto Stefano Topuntoli.
mo privados. Una especie de concertación inevitable, contagiada por el clima de libertad postiranía, pa-
recía dirigir los esfuerzos.
Urbanísticamente, los grandes espacios obedecen a una misma filosofía: aprovechar los espacios dis-
ponibles heredados de la Era de Trujillo y transformarlos física y semánticamente en espacios públicos
de uso intenso y gran representatividad ciudadana. La disposición de las piezas de arquitectura no obe-
dece a patrones particularmente evidentes, sino más bien a la facilidad de actuar en el terreno siguien-
do la ruta del menor esfuerzo, tanto en la Plaza de la Cultura como en el Parque Olímpico, los dos de-
sarrollos estatales de mayor envergadura en el contexto capitalino. Los antiguos criterios del diseño ur-
bano basados en ejes integrados a la ciudad existente, ordenamientos geométricos y perspectivas mo-
numentales, como los de la UASD, la entrada monumental de Santiago y La Feria de la Paz, de 1955, se
abandonan por otro, suelto, libre, aparentemente moderno.
Los diseños paisajísticos y de espacios abiertos de Benjamín Paiewonsky han demostrado poseer
Transición o continuidad...
Uno de los personajes más influyentes en toda la escena relativa a la obra pública es sin dudas el Ing. Plaza de la Trinitaria y entorno. Al fondo el
edificio de Pasaportes, hoy ocupado por la
Bienvenido -Bebecito- Martínez Brea. Ya durante los años de la dictadura, “Bebecito”, como es conocido Cámara de Cuentas. Santo Domingo. Benjamín
Paiewonsky, Rafael Tomás Hernández,
por todos en el ambiente político y profesional, había comenzado un trabajo tesonero y constante en la
Teófilo Carbonell et al. Foto Onorio Montás.
realización de los más variados proyectos. Actuando desde su oficina en el mismo Palacio Nacional, es él
quien acompaña los deseos más íntimos de estos dos tenaces gobernantes. Una memoria publicada en
1996, a raíz de la exposición “Legado de un Estadista” realizada por la Oficina de Ingenieros Supervisores
adscrita al Poder Ejecutivo, dirigida por el mismo Ing. Martínez, escribe: “Nacido para construir y triunfar,
Bienvenido Martínez Brea es, sin dudas, el ingeniero bajo cuya supervisión y dirección profesional se han
levantado más obras públicas, las que, distribuidas por toda la geografía nacional, satisfacen a plenitud
las necesidades de la ciudadanía con instalaciones deportivas, escuelas, edificios de oficinas guberna-
mentales, iglesias, proyectos habitacionales, centros comerciales y otros tipos de edificaciones. (...)
Nativo de San Pedro de Macorís, realiza sus estudios de Ingeniería en la Universidad de Santo Domingo, gra-
duándose en 1935. El entonces Presidente Trujillo dedica un agasajo a los egresados de esta promoción que
obtuvieron las mejores calificaciones, y entre éstos se encontraba Martínez Brea, quien logra la admiración y
simpatía del gobernante, iniciándose así una larga relación de amistad y trabajo, depositando Trujillo en él su
confianza para la construcción de importantes obras que todavía a más de 40 años continúan cumpliendo ca-
balmente sus finalidades, lo cual pone de manifiesto que se construyeron con responsabilidad y ética profe-
sional y además con visión futurista.
Entre estas obras sobresalen: El Palacio de Bellas Artes, Estadios Quisqueya, Cibao, Tetelo Vargas y los de
la Escuela Normal Presidente Trujillo, hoy Juan Pablo Duarte, y el de la Universidad de Santo Domingo. Igual-
mente construyó el recientemente desaparecido Hipódromo Perla Antillana. (...)
En razón de su vasta experiencia, lealtad y amistad con el Presidente Balaguer, retorna con él al Pala-
cio Nacional en 1966, y recae en su persona la ingente tarea de hacer realidad los más grandes sue-
ños de engrandecimiento patrio del inigualable estadista, materializados en obras que van desde mo-
de Gazcue le valió un gran prestigio como diseñador celoso y detallista. Se cuenta que siempre quiso di-
bujar él, personalmente, sus planos arquitectónicos, sin confiarlos a otros colaboradores, como es la prác-
tica común en este oficio. Su inicio como arquitecto del Estado se lleva a cabo con la restauración de la
Casa de Caoba, residencia privada del Presidente Trujillo en las inmediaciones de San Cristobal.
Carbonell pocas veces aceptó dar conferencias sobre su obra. Fue durante la celebración de la VI Bie-
nal de Arquitectura de Santo Domingo en 1996, una de esas pocas ocasiones en que sí lo hizo. De allí
extraemos esta reveladora cita, capaz de explicar la manera tan frecuente de practicar arquitectura pú-
blica en el país: “Con ese cuidado en el detalle, en la ejecución de las obras, inicié mi ejercicio en el
observador acucioso y un crítico conciso, directo. Al finalizar el encargo me mandó llamar y dijo: “Ar- Arco de la Bandera Nacional en la Plaza
Independencia, Santo Domingo, 1976.
quitecto, ¿usted se atrevería a encargarse de la reparación de todas mis casas?” La respuesta fue el
Christian Martínez et al.
inicio de una colaboración profesional que se extendió hasta su muerte. Se me encargó el diseño de Foto Gustavo Luis Moré
tres asilos, uno de los cuales construí; innumerables obras de ampliación o adecuación de edificios pú- Sede del Partido Reformista en Santiago
de los Caballeros, una obra de gran
blicos y la construcción de grupos de viviendas en el Barrio de Mejoramiento Social y en el Ensanche abstracción en el panorama iconográfico
del momento. c.1974. Cuqui Batista.
Luperón, entre otros.
Foto Lowell Whipple.
La misma entrega al trabajo que me abrió el camino con Trujillo, lo hizo con el ex-Presidente Dr. Joaquín
Balaguer. Trabajaba yo en la construcción del Ayuntamiento de Santiago, hacia 1969, cuando en una vi-
sita no anunciada, el Dr. Balaguer se presentó a la fábrica al mediodía. Me encontró, manguera en ma-
no, rociando un relleno y me preguntó: “¿Usted, no come?” Yo respondí: “Señor, yo no como, lo estoy
imitando a usted”. El día de la inauguración de esa obra, me encargó el proyecto del Teatro Nacional.
Recuerdo el entusiasmo de mi esposa y amigos al felicitarme mientras yo, consciente de las dificultades
y complejidad del tema, pensaba: “Hasta aquí llegaste, Carbonell (...)”.16
Pocos años más tarde, una vez restituido el sistema democrático en el año de 1966, se inicia un proceso
de importante gestión institucional en el aspecto de la valorización del patrimonio arquitectónico nacional.
No sólo fueron llevados a cabo proyectos de nueva factura sino, paralelamente, las obras de restauración
de los grandes monumentos y los antiguos edificios de la Ciudad Primada y de otros sitios históricos. Es-
ta iniciativa fue realizada a través de la labor de la recién creada Oficina de Patrimonio Cultural (1967) y de
la Comisión para la Consolidación de los Monumentos de Santo Domingo en 1972, a raíz del terremoto
del 71, dirigidas por Manuel del Monte y por el venerado Don Moncito Báez López Penha, decano de los
restauradores dominicanos. Don Moncito había ya comenzado el proceso de restauro en Santo Domingo
durante la época de Trujillo, a raíz del terremoto de 1946.
El trabajo de estos pioneros dominicanos ha sido ejemplar en la escena latinoamericana y ha permitido
la revalorización de los relevantes espacios históricos del país. El programa se potencializa con la plani-
ficación racional de los recursos patrimoniales en la zona, terminado en 1967 por los arquitectos Pérez
Montás, Cott, Gautier y otros, publicado en 1973,17 y posteriormente encauzado por el Plan Regulador
de la Zona Colonial, redactado por Gautier en los 80 para la Oficina de Patrimonio Cultural, durante la
gestión del Arq. Esteban Prieto Vicioso al frente de la Oficina de Patrimonio Cultural. Estas acciones fue-
ron respaldadas con la creación y el trabajo continuo del eficiente capítulo dominicano del ICOMOS, por
la publicación del estupendo boletín Casas Reales18 y por el enérgico apoyo demostrado por las admi-
nistraciones del Dr. Joaquín Balaguer hacia la conservación de los centros históricos dominicanos, en
particular el de Santo Domingo.
Los arquitectos más renombrados de la época, interesados en el tema de la restauración arquitectónica,
y luego nacional–, establece criterios de asentamiento, diversos a los anteriormente conocidos en los campus
universitarios de la UASD y la UNPHU, mayormente de carácter urbano. La PUCAMAYMA obedece a una pla-
nificación de campus abierto, integrado a la pródiga naturaleza cibaeña, en el que se disponen, con criterios
eminentemente paisajísticos, las piezas arquitectónicas de apoyo. El conjunto, si bien disperso, crea una agra-
dable y funcional atmósfera para el estudio y la relajación. En su materialización participan los arquitectos Pe-
dro José Borrell, el influyente y sólido Francisco –Cuqui– Batista (1925) –quien realiza el edificio primario para
el Centro de Estudiantes–, Gerardo Ulate y destacadamente el arquitecto mexicano Francisco Camarena
(1928). Es este autor quien logra plasmar una arquitectura de modernísima institucionalidad, dotada de innu-
merables detalles en su cuidadosa y poética factura. Usando la paleta del corbusianismo brutalista tan frecuen-
te en estos años, logra sin embargo enraizarla en la cultura santiaguera de manera definitiva. Sus quiebrasoles
de tabla de palma, sus calados, sus vestíbulos abiertos magistralmente secuenciados, los volúmenes conec-
tados en perfecta articulación, hacen de los edificios de la Rectoría (1974), la Biblioteca (1971), la Torre de Agua
(1972) y el Auditorio, cuatro obras paradigmáticas de esa ciudad. Posteriormente ejecuta la Alianza Francesa
y en pleno centro histórico, en similar lenguaje, el edificio para la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos.
Durante estas décadas, Santiago estructura tímidamente su crecimiento en la periferia del Centro Histó-
rico, aunque éste, sin lugar a dudas, haya sido muy intervenido por nuevas obras, que muestran –tal co-
mo ha venido ocurriendo en otros polos urbanos del país– poco respeto a las características morfológi-
cas y a la escala de su tradicional arquitectura, tanto a la de carácter colonial, como a la del exquisito
victoriano que aún se admira en contados ejemplares dispersos en el tejido. No es sino hasta la década
nutrido grupo de ingenieros civiles, arquitectos y promotores, actuando independientemente o en aso- Planta del Centro de Otorrinolaringolía
Dr. Espaillat Cabral, en Santo Domingo.
ciaciones, inician una contabilidad cada vez más rica de edificios de apartamentos y locales comercia-
c.1974. José Horacio Marranzini.
les, en torres cada vez más audaces, en bloques compactos o en la consabida tipología de bloques en
“L” o en “U” de 4 niveles, dependientes de las dimensiones del lote y de la normativa instaurada por las
autoridades municipales y fiscalizadoras, tales como la DGPU/ADN y el Banco Nacional de la Vivienda.
Más allá de la débil urbanidad definida por estos últimos esquemas, la realidad es que configuraron una
nueva imagen de vigorosa presencia en los principales centros urbanos del país. Algunas empresas des-
tacadas por la consistente calidad de sus propuestas fueron las del exitoso Juan Bernal, gestor del cen-
tral desarrollo de NACO, con Amable Frómeta a la cabeza del taller de diseño y, posteriormente, Mano-
lito Baquero. Como hemos visto, este desarrollo hoy puede ser identificado como el verdadero origen del
Polígono Central, consideración que se asume sobre todo por las caracterícticas propias del proyecto
urbano y sus virtudes espaciales.
Una larga lista puede ser redactada citando empresas con nombres tales como Minier Pimentel y Aso-
ciados, Constructora Delta, Di Carlo Almonte y Mejía, Selman y Asociados, Covinfa, Mena Lajara, Biso-
nó, Hasbún y Asociados, Koury+Guzmán –promotores de la pionera torre KG en la Abraham Lincoln–,
Sanz y Guzmán, Christian Maluf, DICONFO –empresa dirigida por la destacada Arq. Mercedes Sabater
de Macarrulla en el área de diseño, coautora de la Torre del Sol–, Constructora Peña, entre muchos otros.
Roberto Carvajal Polanco (1953) se establece hacia el fin del período de estudio contando con un catá-
logo actual de más de 300 obras realizadas y muchas otras en preparación.
Dentro de este panorama, la obra singular de José Andrés Urtecho (1939-1992) es digna de mayor preci-
sión. Graduado en la Universidad de Guadalajara en 1968, viene en ese mismo año al país a colaborar en
la planificación del campus de la PUCMM. Ya vimos como en Santiago diseña varios edificios en el Institu-
rística a través del departamento de INFRATUR del Banco Central, tanto en Santo Domingo como en otros
polos, singularmente en las cercanías de Puerto Plata al norte, de Barahona al sur y de Higüey al este,
promovió una nueva planificación de menor densidad y con un carácter notoriamente más abierto al an-
teriormente establecido en las tipologías hoteleras públicas de los años 40 y 50. El estudio base para la
posterior normativa fue originalmente realizado por la firma inglesa Shankland Cox, con fondos del BID y
del Banco Mundial. No se trata ya de la consabida fórmula del bloque arquitectónico anclado en el paisa-
je (como se prefería hacer, por ejemplo, en el Hotel Plaza, en Santo Domingo); se define un nuevo para-
digma, vigente aún, que le desmiembra y le organiza en el lugar con el menor impacto visual y ambiental
Sección del Malecón de Santo Domingo minicana, extendiendo el ámbito tradicional de estudio de la colonia hasta nuestros días.33 Tres decanos súa, Cabarete, en fin, toda la geografía dominicana, principalmente costera, ha recibido inversiones lo- Vista del conjunto formado por los hoteles
intervenida después del Ciclón David, Santo Domingo sur (William Cox, 1976) y
memorables sobresalen en su desarrollo: el primero, Roberto Bergés, seguido por Luis Eduardo –Pipí– cales y extranjeras de gran impacto en la economía nacional. El itinerario de infraestructuras arquitectó-
1979-1981. Cristóbal Valdéz et al. norte (Guillermo González, 1955).
Esta zona frente al antiguo Partido Delgado (1941) y Atilio León. nicas aún está por ser estudiado de manera coherente por la crítica local e internacional. Foto Onorio Montás.
Dominicano fue detallada y construida
La UASD tuvo una sucesión de decanos notables (Calventi, Gautier, Fermín, García, Fernández, Sánchez Otros esquemas, tales como las zonas francas, comienzan a ser explorados en esta época, de gran pre- Afiche de la galería Boynayel realizado
por Apolinar Ferneandez de Castro.
por el artista Rafael Álvarez en ocasión
Archivo Cristóbal Valdéz.
Córdoba, etc...), que a su vez mantenían prácticas muy fértiles en la esfera privada. Allí se asumían las sencia en casi todos los centros urbanos capaces de permitir el acceso de la mano de obra a este mo- de la demolición del Hotel Jaragua, 1985.
Archivo AAA. Foto Ricardo Briones.
diversas influencias internacionales con total apertura. Tres intereses se destacan: El Método Lógico ins- delo de explotación. El aspecto cualitativo del proyecto es, sin embargo, poco notable o inexistente, sal-
taurado por Eduardo Rozas, proveniente de Cuba. (Geoffrey Broadbent viene al país como resultado del vo en escasas excepciones.
encanto producido por sus teorías metodológicas);34 la visión social ideológicamente comprometida pro- Dramáticamente, el proceso de arrabalización de áreas marginales aumenta, con peligroso saldo pen-
movida por Ramón Martínez, también de afiliación académica cubana, desde sus cátedras de Historia diente de la administración pública. Los variados proyectos redactados sucesivamente por las agencias
de la Arquitectura; y, posteriomente,35 la búsqueda de una arquitectura climática y ambientalmente cons- municipales y centrales han sido incapaces de detener esta mancha de informalidad resultante de los
ciente, conceptos defendidos por los profesores Luis Lajara, Rafael Arvelo, Rogelio Batista y otros, algu- ineficaces procesos de desarrollo y concertación nacionales.
nos de ellos egresados de escuelas francesas. Ante los destrozos ocasionados por el ciclón David en el territorio nacional, particularmente en el male-
A fines de los años 70 se evidencian determinados flujos de actividad arquitectónica, algunos de los cua- cón de Santo Domingo, la nueva administración central del PRD, organiza un proceso de reconstrucción
les se han consolidado y constituyen hoy la base del catálogo existente, a ser expuesto en el capítulo si- que deja huellas. Una de ellas, es el esfuerzo dirigido desde el Ayuntamiento del Distrito Nacional por
guiente de esta obra. Cristóbal Valdez y un selecto grupo de jóvenes arquitectos, en la redefinición del paisajismo del borde
La inversión en bienes raíces, apoyada por algunas normativas que persiguen el ordenamiento y la den- costero capitalino. Por vez primera se ensaya en el país una propuesta de diseño urbano moderna, arrai-
sificación del territorio urbano, es posiblemente el flujo más poderoso. En Santo Domingo, avenidas co- gada en su espacio y su tiempo. La arquitectura siempre ha sido considerada un arte concreto, de sóli-
mo la 27 de Febrero, la John F. Kennedy, la Bolívar, la Anacaona, la Sarasota, son destinadas por la le- do impacto en el espacio. Su naturaleza proyectual es, sin embargo, otra, más bien sustentada en la ima-
gislación municipal a recibir un mayor coeficiente de edificabilidad. Calles secundarias, terrenos baldíos, ginación. “Hoy más que ayer y menos que mañana...”, “...vive de ilusión la realidad...”36 Proféticamente,
extensiones situadas al margen de la ciudad formal, comienzan a ser impactados por el mayor índice de escribe Pedro Vergés en el afiche conmemorativo a la destrucción del Hotel Jaragua en 1985: “Somos
crecimiento urbano jamás visto en la historia, hasta ese momento. en el planeta la huella de los hombres en la luna”.37
La lectura de un recorrido
La idea de una arquitectura dominicana se convirtió en tema preocupante a principios del decenio de Doble página anterior:
Imagen del edificio Intercentro
1980 con la incursión de un grupo de jóvenes arquitectos motivados por el deseo de definir una imagen en Santo Domingo. Sandy & Babcock,
Arquitectos (Miami) con Franc Ortega.
propia. La creación de una arquitectura que respondiera a las condiciones culturales y ambientales del
Foto Jochi Marichal.
país fue el objetivo de este grupo que trataba de abrirse camino a pasos agigantados en el escenario lo- Detalle del edificio del Centro León en
cal. Influenciados por las nuevas propuestas internacionales que planteaban la ruptura del moderno y por Santiago. Pedro José Borrel, 2000-2003.
Foto Jochi Marichal.
las enseñanzas de algunos profesores de las escuelas de arquitectura, los nuevos arquitectos se enfren-
Ingreso a doble altura de La Viña
taron a la desvalorización de los dogmas de la arquitectura académica vigentes en el país desde media- de El Catador, en Santo Domingo.
Juan Cristóbal Caro y Gustavo Luis Moré.
dos del siglo XX. 2007. Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
La conciencia de qué es el dominicano, si existía una arquitectura dominicana y, de no haberla, cuándo Residencia en el barrio de La Zurza, Santiago,
y cómo hacerla, dirigió el pensamiento de la arquitectura a fines de los años setenta. Con anterioridad, c. 1980. Raymundo López y Tácito Cordero.
Foto Gustavo Luis Moré.
estas preocupaciones ocuparon la atención de los arquitectos dominicanos de generaciones preceden-
Interior de la tienda La Época,
tes, quienes exploraron concepciones espaciales, interacciones con el contexto o la introducción de de- en el sector de Los Jardines, Santiago. 2004.
Lowell Whipple y Luis Bisonó.
talles y elementos que acercaban la arquitectura al medio local y a sus condicionantes ambientales y so- Foto Lowell Whipple/Archivo AAA.
ciales.1 Estas exploraciones tempranas, muchas de ellas desarrolladas en proyectos privados disemina-
dos en los sectores suburbanos de Santo Domingo y de Santiago, principalmente, formaron parte del Paseo marítimo George Washington o
Malecón de Santo Domingo. Al fondo, la
lenguaje de la arquitectura al menos durante dos décadas, y sucumbieron ante las constantes pérdidas
desembocadura del rio Ozama y más allá,
o transformaciones parciales que se iniciaron en la misma década de 1970. Sans Souci. Foto Ricardo Briones.
La aspiración de conformar una arquitectura mejor adaptada a la realidad dominicana que tanto preocu-
pó a principios del decenio de 1980, coincidió con similares condiciones en varios países de la región.
Allí también el impulso por hacer una arquitectura comprometida culturalmente con sus respectivos paí-
ses –desde el punto de vista histórico, social, cultural y económico– estaba en ebullición y se convirtió
en un tema común de la región a través de los intercambios entre los profesionales que hacían arquitec-
tura en el Caribe. Las perspectivas de colocar la preocupación por la arquitectura representativa de la
geografía antillana, abrían unas posibilidades hasta entonces desconocidas por los arquitectos de la re-
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Corredor interior del Santo Domingo Country (1844-1930), la arquitectura popular y la vernácula, fueron reconocidas por primera vez como fuente de ciencia y de operatividad, de institucionalidad, de intereses políticos y hasta de corrupción. Quizás fue la Fachada desde la playa de la residencia de
Club. 1984. Plácido Piña y asociados. Oscar Imbert, en la Marina de Punta Cana.
Foto Jochi Marichal. estudio y valoración. Este sentido de valoración de lo heredado conformó un espíritu de conservación primera vez que la arquitectura ocupó la principalía en los medios de información y enfrentó diversos sec- c.1994. Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
Interior del desaparecido St. Michel's Grand que incidió en el pensamiento de la generación y le dio dirección a su accionar. tores de la vida pública y hasta a los diferentes poderes del Estado. La demolición afectó la confianza de Fachada de uno de los edificios de habita-
Café, diseño de Gustavo Luis Moré con Jordi ciones del Hotel Capella Beach Resort, en
La aplicación de ciertos esquemas de la arquitectura, previos al Movimiento Moderno, fue considerada los arquitectos en cuanto a su propia valoración como grupo profesional de importancia en la vida na-
Masalles, 1988. Foto Gustavo Luis Moré. Juan Dolio, del Arq. Miguel Vila Luna. c.1990.
casi como estandarte en los proyectos de arquitectura. El clima, los filtros, los materiales tradicionales, cional, que sintieron el peso de los intereses económicos y políticos sobre su débil posición académica. Foto Gustavo Luis Moré.
la espacialidad de los esquemas populares, entre otros, fueron temas cada vez más preponderantes en Como consecuencia, la desaparición sistemática de inmuebles con valor arquitectónico diseminados por
los planteamientos del diseño académico. Este fenómeno, gradual y cada vez con mayor incidencia, tu- las principales ciudades se aceleró en poco tiempo, arrastrando consigo ambientes equilibrados, hasta
vo su apogeo a finales de la década de 1980, y coincidió con la realización de los primeros eventos re- el punto de que centros históricos que se encontraban casi intactos a principios de la década de 1970
gionales y continentales, donde los arquitectos del Caribe tuvieron la oportunidad de encontrarse y mos- se descomponían en muy poco tiempo, frente a los ojos de la sociedad en su conjunto. Han sido verda-
trar sus preocupaciones por crear un espacio común para ellos. En efecto, los primeros Encuentros de deros sucesos negativos los casos de Puerto Plata, Santiago, San Pedro de Macorís, La Vega, Samaná,
Arquitectura y Urbanismo del Caribe, junto con la creación de las bienales nacionales y las invitaciones a Montecristi y el sector de Gazcue en Santo Domingo.
bienales regionales, abrieron las oportunidades para intercambiar criterios y reconocer las mismas preo- A pesar de ello, la demolición del Jaragua permitió agrupar arquitectos de distintas generaciones y abrió
cupaciones. El despertar de la arquitectura como elemento de identidad de la cultura dominicana tuvo el escenario para la reflexión y el estudio de la arquitectura dominicana en toda su dimensión. Los even-
su momento culminante con la demolición del Hotel Jaragua en 1985, a pesar de las acciones prece- tos académicos y profesionales surgieron con impulso a partir de la segunda mitad del decenio de 1980
dentes que contribuyeron a su conformación. y el interés por valorar la arquitectura perteneciente a períodos históricos más recientes se incrementó.
Las manifestaciones para su preservación acapararon la atención del momento y abrieron el debate acer- En las escuelas de arquitectura se incluyeron las materias Historia de la Arquitectura Dominicana y Con-
ca del valor de la arquitectura –la arquitectura reciente– como bien cultural. El enfrentamiento entre el in- servación de Monumentos, en un esfuerzo por impulsar, en las nuevas generaciones, el entendimiento
terés político, económico y el valor cultural fue el tema protagonista, y los arquitectos se colocaban por del proceso de la arquitectura local y su compromiso por estudiarla, valorarla y preservarla. El espíritu de
vez primera ante la necesidad de defender sus criterios sobre la importancia del inmueble como eslabón reflexión motivó la formación de grupos de estudio y divulgación que se encargaron de organizar even-
de la cultura dominicana y su condición de referente, frente a un amplio sector que no entendía estas tos para el debate y el conocimiento de la arquitectura como elemento primordial de la cultura domini-
afirmaciones y lo visualizaba como un simple resultado de las leyes del mercado. Los temas debatidos cana. La incidencia de estos eventos se reflejó en la conformación de otros grupos de investigadores y
fueron amplios, e incluían cuestiones de índole económica, de turismo, de imagen, de conservación, de profesionales preocupados, que generó publicaciones aisladas y periódicas, asociaciones e instituciones
valoración del patrimonio contemporáneo, de la identidad nacional, de memoria y de nostalgia, de efi- que han sido muy importantes para el entendimiento de la arquitectura dominicana en su conjunto.7
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6.2
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Casa Saleme o “El Edículo”, en Juan Dolio. que caracteriza la arquitectura dominicana– resumía la capacidad creativa de los autores y les permitía estilos dentro de la contemporaneidad fue tan veloz como la subida y la caída de los comercios que pro- Torre Libertador, obra del Arq. Rafael Calventi
1983. Plácido Piña y asociados. en la avenida Anacaona de Santo Domingo,
Foto Onorio Montás. incursionar tanto en las tradiciones de la región como en las tendencias de la arquitectura del momento. piciaron las obras. El dinamismo de la economía dominicana que, luego de una grave crisis a principios c.2000. Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
Maqueta para el condominio “El Triángulo”, Este ejercicio de planteamientos en la imagen arquitectónica diversificó el escenario y lo condujo a una de los noventa, se consolidó y creció vertiginosamente, creó un ambiente de inversiones y competencia Torre Lloret del Mar en el sector de Paraíso,
en Santo Domingo. c.1991. Plácido Piña. Santo Domingo, c.2000. Eduardo Lora
pluralidad cada vez más heterogénea con el objetivo de transmitir notoriedad en las propuestas. Ser no- para negocios y empresas no tradicionales en el país. Esta condición de estabilidad permitió, además, la
Foto Gustavo Luis Moré. Bermúdez. Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
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cas anteriores, tales como la sensibilidad urbana y su aportación al mejoramiento de la ciudad, han sido Imagen aérea del Polígono Central en Santo
Domingo, donde se concentra la mayor canti-
subestimados en las propuestas agrupadas dentro de la pluralidad. El perfil de las ciudades, en general, dad de edificaciones verticales dentro de la
ciudad. Foto Ricardo Briones/ Archivo AAA.
se proyecta desarticulado en cuanto a la forma, la escala, la volumetría, la integración al espacio públi-
Vista parcial del Polígono Central.
co, la imagen, y se presenta discontinuo en su proceso de consolidación.
Foto Ricardo Briones/ Archivo AAA.
Dentro de este ambiente de incursiones menores, aunque mayoritarias, es importante enfatizar otro Vista aérea del Boulevard de la 27 de Febrero
aspecto de la arquitectura dominicana actual que se resume en la nueva escala de los inmuebles. Es en su cercanía a la avenida Winston Churchill.
Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
evidente que los proyectos de arquitectura de cierta importancia han sido realizados en escalas mu-
cho mayores que en décadas anteriores. Esto ha sido posible como consecuencia del crecimiento
económico que ha permitido que las inversiones superen cada vez las anteriores y, por tanto, los edi-
ficios hayan adquirido otras denominaciones y dimensiones que les hacen diferenciarse del resto co-
mo megaproyectos. Con este vocablo se quiere hacer referencia a la magnitud de la inversión, en la
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Conjunto de edificios residenciales diseñados ciones dentro de la industria del ocio y del comercio, por ejemplo, han permitido la intervención de
por María Fernanda Rosario y Ja'el García,
Torres Taymeé (2000) y Michelle Natalia proyectistas internacionales que aportan criterios distintos de explotación del suelo y de soluciones
(2005). Foto Ricardo Briones/ Archivo AAA.
arquitectónicas.
Perfil formado por varios edificios de la
Es previsible que, a medida que el país se asocie en bloques regionales, se introducirán grandes firmas
avenida Anacaona en Santo Domingo.
Foto Jochi Marichal/ Archivo AAA. de arquitectura y construcción con alto grado de tecnología, experiencias y recursos, que modificarán la
Torre Logroval en el ensanche Piantini, manera de proyectar y harán de la construcción un sistema cada vez más complejo. Puede que este pro-
diseño de José Horacio Marranzini y
Alejandro Marranzini, 2006. ceso demande de los arquitectos dominicanos mayor dominio de códigos10 y especializaciones y que,
Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
dentro de esta nueva manera de proyectar, se produzcan cada vez mejores obras. Sin embargo, se pre-
senta el reto de hacer una arquitectura dominicana más comprometida con los intereses de la nación, es
decir, más cercana a las aspiraciones de bienestar físico y espiritual del dominicano o, sencillamente, pro-
yectar obras con vocación exclusivamente internacional, con referencia al sentido global de ser humano
del siglo XXI. La reunión o separación de ambos criterios será el objetivo de la nueva generación de ar-
quitectos dominicanos.
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6.3
rio para aceptar o rechazar las nuevas propuestas del momento. El cambio del color de la pintura del ho-
tel Santo Domingo en 1977, por ejemplo, un hecho simple, hasta cierto punto intrascendente y olvida-
do, provocó comentarios que condicionaron a los propietarios del referido hotel a retornar al color blan-
co original de la edificación.11 La aplicación de una capa de pintura amarillo mostaza afectó la sensibili-
dad estética de los ciudadanos que no aceptaron esta incursión cromática en un edificio que se asumía
blanco con tejas rojas hasta la eternidad. El hotel Santo Domingo, 1976, diseñado por el arquitecto nor-
teamericano William Cox y decorado por el diseñador dominicano Oscar de la Renta, manejó un criterio
arquitectónico que hacía referencia a la arquitectura colonial por su organización basada en patios inte-
riores, corredores y espacios abiertos en primera planta, techos inclinados alternados, grandes arcos de
medio punto reiterativos en todo el volumen, escala interior monumental y uso de materiales tradiciona-
les como el ladrillo, la madera, las tejas y la piedra, entre otros.12
El esquema marcó un rompimiento con el tipo de hotel citadino que se organizaba en un volumen
compacto y con habitaciones dispuestas en pasillos lineales, colocado de frente a las vías o con vis-
ta hacia ellas, cuyos antecedentes más notables en Santo Domingo habían sido el Jaragua,13 El Em-
bajador,14 y el Paz o Hispaniola,15 todos con un esquema de volumetría unitaria con aperturas seria-
das y con elementos estéticos respetuosos de la arquitectura moderna. Según testimonio de perso-
nas que participaron en la construcción, al hotel le fue aplicada una capa de pintura blanca en sus su-
perficies hasta tanto el diseñador Oscar de la Renta determinara el color final. El Santo Domingo res-
pondía a un concepto de suburbio campestre, reposado sobre un gran lote en contacto con el borde
y con avenidas importantes de la ciudad, organizado en dos cuerpos alternados dispuestos sobre pa-
tios internos.
Si se parte de estos detalles podría establecerse que esta obra es una de las primeras marcas de la
Dos vistas de los patios interiores del hotel posmoderna. En sus principales obras, por el contrario, apostaban por un desarrollo pleno del lengua- en la arquitectura del período colonial y la de principios del siglo XX, como en el proyecto de Casa de Pabellón de Recepción del hotel Capella
Santo Domingo. Foto Ricardo Briones. en Juan Dolio, diseño de Miguel Vila Luna.
je moderno. Uno de los ejemplos más significativos de esta afirmación lo constituye la Plaza de la Cul- Campo, en La Romana, que tiene influencia de los estilos de la zona oeste de los Estados Unidos y c. 1990. Foto Eduardo Guzmán/ Archivo AAA.
tura (1972-1976), el conjunto de arquitectura institucional más importante del último cuarto del siglo México.
XX en Santo Domingo. Cada una de las obras allí edificadas presenta soluciones formales dentro del El proyecto del Centro Cultural del Instituto Cultural Dominico-Americano, de William Reid y Eric Wistz-
lenguaje moderno. ler, construido con posterioridad,17 refleja el tratamiento de los materiales como protagonistas de la
La protesta por el cambio cromático del hotel Santo Domingo evidencia una acción a destiempo. En composición arquitectónica, ya no tan sólo en detalles de pisos o elementos decorativos, sino como
un ambiente estético purista y con marcado gusto por la expresión abstracta, el amarillo mostaza re- un recurso de una fuerza poderosa en las superficies, espacios interiores, mobiliario, componentes
sultó, sencillamente, una ofensa para el gusto colectivo del momento. Años después y en pleno apo- funcionales y propuestas ambientales. En este proyecto Reid y Wistzler reiteran el papel fundamental
geo del movimiento posmoderno en la ciudad, el hotel fue finalmente pintado con el color anteriormen- del patio interior como elemento integrador de la operatividad de la obra y transmiten sensaciones muy
te rechazado sin que produjera el más mínimo comentario negativo. Fue recibido con agrado y per- específicas en los usuarios, lo que contrasta con el entorno contaminado de ruidos e imágenes de-
manece hasta el presente, mientras la mayoría ya no recuerda sus superficies originales blancas con gradantes.
tejas rojas. En 1980 se construyó uno de los edificios más importantes de la década: la sede del Banco Hipoteca-
Es evidente que el manejo del diseño interior de este hotel también trazó el camino para el uso de ma- rio Dominicano, hoy BHD, de Plácido Piña con Harry Carbonell. En esta obra se advirtieron ciertas liber-
teriales y técnicas de uso común en la arquitectura popular del país. La combinación de los materia- tades formales de la arquitectura moderna, con una novedosa disposición hacia el espacio urbano que
les rústicos y calados de madera, los grandes tragaluces sobre las puertas, el tratamiento de las tex- permitía al edificio actuar como una pieza coherente e integradora con la ciudad. La secuencia espacial
turas de las superficies y la ambientación a través de la iluminación artificial puntual y difusa, fueron producida desde la calle hasta el interior, motivó a los arquitectos locales hacia la valoración del empla-
parte de los recursos que esta arquitectura de transición introdujo en la década de 1970. Estos deta- zamiento en el desarrollo de sus proyectos arquitectónicos y a convertirlo en un tema importante en el
lles tampoco formaban parte del lenguaje moderno del momento, cuando en su mayoría predomina- diseño. La idea de calle, acera, jardín, terraza, plaza, porche, portal de entrada e interior, fue paradigmá-
ba el uso del piso de vaciado de granito, las superficies blancas de pañetes lisos, ventanas de alumi- tico para la arquitectura de principios de la década de 1980, efecto que tenía su referencia en la nueva
nio y vidrio, preferiblemente con celosías, los techos bajos y planos, la luz general cenital y las alfom- sede del Banco Central, de Rafael Calventi, en 1974.18 Los arquitectos desarrollaron, además, los con-
bras. Ejemplos de estos recursos pueden observarse en otros hoteles de la década de 1970, como el ceptos de apertura-cierre, visuales-no visuales, límites físicos-límites sicológicos, que, junto a la fuerza
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Detalle de la pantalla perforada sur del edificio simbólica del edificio y su evocación a la arquitectura brutalista, establecieron un nuevo espíritu en los
BHD, diseño de Plácido Piña. 1980.
Su sensualidad puede ser atribuida al terso proyectos posteriores. El manejo de las cuatro caras exteriores que representan el entendimiento de su
brutalismo de Aldo van Eyck en La Haya.
emplazamiento, y los detalles ornamentales en el tratamiento de las superficies de hormigón visto, esta-
Foto Jochi Marichal.
blecieron nuevas posibilidades a la forma de hacer arquitectura en el país.19 Sin embargo, el edificio se
La Torre BHD, construida con posterioridad
al Edificio BHD, colindante. mantuvo dentro de la estética de la arquitectura moderna, a pesar de su importancia como hito de la ar-
Diseño de Eduardo Selman. 1986.
Foto Jochi Marichal. quitectura del momento.
Conjunto de edificios en la sede del BHD. Dos columnas clásicas, en cambio, consideradas fuera de escala, innecesarias e incomprendidas, se
Nótese el edificio BHD antes de la intervención
convirtieron en el detonante de la nueva imagen que anunciaba el rompimiento con la arquitectura mo-
que sufrió con posterioridad. En primer plano,
la rotonda de la Winston Churchill derna en el país. La solución formal de la residencia Pichardo, de Eduardo Lora Bermúdez, en 1981, fue
con 27 de Febrero, hoy desaparecida.
Foto de Onorio Montás. motivo de críticas y revisiones de los arquitectos dominicanos, quienes vieron en esta propuesta un ma-
nejo extraño en la forma, la escala, los detalles y su uso de elementos históricos locales y externos, aje-
nos a la modernidad. Esta pequeña obra, de carácter privado y con una ubicación estratégica en una de
las principales avenidas de la ciudad de Santo Domingo,20 se convirtió en elemento de discusión y de
promoción de una arquitectura que arrancó con una fuerza inusitada en el país y que forma parte de la
contemporaneidad local para distintas obras nacionales. De Lora también veremos, pocos años más tar-
de, sus proyectos para edificaciones turísticas, notablemente el fantasioso decorativismo de Sand Cas-
tle, en la Costa Norte.
En 1983 el arquitecto venezolano-norteamericano Rudolph Moreno21 dictó una serie de conferencias en
la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña con el tema “La arquitectura posmoderna” y provocó in-
terés en estudiantes y profesionales que no lograban aún descifrar este nuevo código formal. Moreno lo-
gró acercar los nuevos planteamientos estéticos a un público que trataba de obtener respuesta en ese
proceso confuso de la arquitectura local. Las manifestaciones de ignorancia, de rechazo, de ira y de
asombro, fueron parte de un momento en que los diseñadores se aferraban a los esquemas del moder-
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Oficinas Administrativas de Industrias Nigua, no y a su negación a aceptar un nuevo movimiento calificado por algunos como retroceso. Sin embar-
diseño de Miguel Vila Luna, c.1975.
Foto Jochi Marichal/Archivo AAA. go, el posmoderno se impuso y fue alternativa para la proposición de códigos distintos en busca de lo
Detalle de luminaria en las Oficinas autóctono y lo regional, y para la estimulación por la revalorización de la arquitectura histórica del país.
Administrativas de Industrias Nigua.
Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
En esos años, Miguel Vila, con su inigualable liderazgo entre los más jóvenes arquitectos, produjo una
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Zona del comedor abierto de la residencia el cambio en la expresión estética de la arquitectura local. Uno de ellos fue para la sede de la Emba- lores pasteles) y el mobiliario tradicional dominicano. Estos elementos relacionaron la arquitectura con Vista exterior del Aeropuerto
de Oscar Imbert en Punta Cana. Internacional de Punta Cana.
Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA. jada de Italia, en 1984,24 y otro, para la sede de la Rosario Dominicana, en 1985,25 ambos en Santo la cultura nacional y convirtieron a Eurotel en un referente para las futuras soluciones turísticas del país. Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
Espacio genérico de recepción en un hotel Domingo. Si bien se promovieron y organizaron importantes concursos en años previos y posterio- Provocaron sorpresa y comentarios algunas obras del mismo Imbert en Santo Domingo, construidas Pabellón de Exhibición de Vehículos para
todo incluído de la zona este del pais. Opel, hoy Nissan, diseñado por Oscar Imbert
res,26 estos dos mostraron la nueva expresión historicista y vernacular e incursionaron en la búsque- años más tarde, como fueron el edificio sede de Radio Shack y el salón de exhibición de automóviles
Arq. Alvaro Sanz c. 2003. Tessón c. 1995. Foto Jochi Marichal.
Foto Gustavo Luis Moré. da de una adaptación de la estética clásica en el contexto caribeño. El paso de la arquitectura moder- Opel, ambos dentro del contexto de su búsqueda de lo nativo en que había incursionado desde su cen- Vista interna de la cúpula del Pabellón de
Interior del Aeropuerto Internacional de Punta na hacia la posmoderna se visualizó en estos encuentros, en que los arquitectos manifestaron su pre- tro de operaciones en Punta Cana. Allí, la propuesta para el Aeropuerto Internacional de Punta Cana se Exhibición Opel. Foto Jochi Marichal.
Cana, diseñado en varias etapas (1980-2008)
por Oscar Imbert Tessón. Obtener el permiso ferencia por la reinterpretación de los referentes históricos y los elementos decorativos en sus nuevas convirtió en un hito importante, debido al empleo de fibras vegetales o cana27 como elemento de te-
de operación de esta instalación realizada en
producciones. chumbre y a la solución funcional del mismo, que rompía con la formalidad de los aeropuertos y estable-
materiales vernáculos fue todo un logro del
Arq. Imbert. Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA. Cuando se construyó Eurotel Playa Dorada en 1986, complejo hotelero de grandes dimensiones diseña- cía un esquema referencial en la región. Esta preferencia por lo vernáculo fue impuesta por Imbert en un
Dibujo artístico del hotel Capella, do por Oscar Imbert, en Puerto Plata, la arquitectura vernácula popular se impuso como un referente gesto de atrevimiento del uso de un material no industrializado dentro de la ciudad.
de Miguel Vila Luna. Archivo AAA.
obligado en los proyectos turísticos y en edificios domésticos y comerciales tanto de Santo Domingo co-
mo de las provincias. Las obras de la transición
Esta aceptación de la estética popular en la arquitectura académica refleja la apertura que mostraba la El primer lustro de los ochenta fue importante debido a la construcción de varios proyectos que con el
sociedad ante los nuevos esquemas formales. La posmodernidad permitió flexibilizar los cánones domi- tiempo se han convertido en piezas importantes para la historia de la arquitectura local. En ese momen-
nantes y concentró el esfuerzo por lograr una arquitectura volcada hacia lo local, lo artesanal y lo enten- to se construyeron el Pabellón Recreativo del Santo Domingo Country Club (Piña y Carbonell), el com-
dido como auténtico de la construcción dominicana. plejo de apartamentos Plaza Galván (Marcelo Alburquerque, Cristóbal Valdez y José Gómez), la Casa
Es interesante resumir los elementos adoptados por Imbert en este proyecto, los cuales traducen el es- Club del Santo Domingo Country Club y la sede para el Royal Bank of Canada28 (ambos de Rafael Mar-
píritu de la arquitectura vernácula aplicada a una escala mayor: el criterio de conjunto organizado a ma- tínez para Pujadas, Armenteros & Asociados), la Torre BHD (Eduardo Selman), la Casa Saleme (Piña y
nera de poblado, espacios abiertos unidos por corredores, el uso de la arquitectura paisajística como Carbonell) y varias remodelaciones domésticas, Caribe Tours (Giovanni Pérez Linval) la tienda de zapa-
recurso predominante en el logro de los ambientes, los elementos filtrantes de luz y brisas, la coloca- tos Marcel´s (Enrique García Pecci y Alfredo Marranzini), los Consultorios Populares de la Clínica Chan
ción hacia visuales específicas, los grandes techos de varias aguas forrados de madera, los materiales Aquino (Gustavo Luis Moré), el edificio Alico (Rafael Martínez para Pujadas, Armenteros & Asociados), el
sencillos de la arquitectura local (mosaicos, ventanas de madera, puertas de paneles en madera con Polideportivo de La Romana (Simón López) y el edificio Antonio Guzmán Fernández, en Santiago, (Ra-
tragaluz calado, etc.), el uso del color en las superficies interiores y exteriores (primordialmente los co- fael Veras, Pedro Mena y Rafael González).
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Interior de la tienda Marcel's, en la calle Si se agrupan estos edificios por tendencia estilística se observa que la convivencia del nuevo movimien-
El Conde, realizada por Alfredo Marranzini
y Enrique García Pecci. c.1983. to posmoderno con el moderno aún era evidente, en un reflejo del proceso de transición que se mani-
Foto Enrique García Pecci.
festaba en la arquitectura local. Esta convivencia estilística refleja la posición que asumieron los grupos
Interior de vivienda histórica integrada al
desarrollo de la Tienda El Gallo, en Santiago.
de proyectistas del momento que, sin tener la intención de asumirse como parte de un movimiento es-
Tácito Cordero, c. 1996. Foto Archivo AAA. tético con objetivos y acciones comunes, establecieron un sutil enfrentamiento entre las bondades del
Consultorios Populares de la Clínica Chan moderno y las posibilidades del posmoderno. Las influencias que se produjeron en la arquitectura local
Aquino, Santo Domingo. Gustavo Luis Moré,
1983. Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA. a través de las inversiones en el turismo y la creciente relación comercial con lugares de la región donde
Apartamentos Plaza Galván, en Gazcue, estaba en pleno apogeo el movimiento posmoderno –con Miami a la cabeza– inclinaron la balanza a fa-
diseño de Alburquerque, Valdéz y Gómez,
c. 1983. Foto Onorio Montás.
vor de los posmodernistas dominicanos. A esto se suma, además, el contacto profesional intenso que
se inició en el Caribe con enlaces entre las distintas naciones y el intercambio cultural fomentado por
agrupaciones y eventos de arquitectura. Como se verá más adelante, el eje Cuba-República Dominica-
na-Puerto Rico, cuyo inicio se puede establecer en esa década de 1980, y los programas de integración
de la Organización del Gran Caribe para la conservación los Monumentos y Sitios (Carimos), auspiciado
por la OEA, fueron fundamentales para la consolidación de una conciencia de revalorización de la arqui-
tectura regional, cuyos intereses diferían de los postulados modernos.
370|LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 |371
6.4
Pasos de legalidad
El cambio en el estilo y los enfrentamientos entre lo tradicional y lo novedoso se produjeron dentro de Antigua sede del Royal Bank of Canada,
hoy Scotiabank, con el agregado de los dos
todo un ambiente de concienciación sobre el papel del arquitecto dominicano frente a la realidad local últimos pisos. Diseño de Rafael Martínez
para Pujadas y Armenteros. c 1984.
y su espacio como individuo dentro de la sociedad. Los arquitectos asumieron el compromiso de recla-
Foto Jochi Marichal.
mar su propia identidad como diseñadores, frente a la ingerencia de otras profesiones que por años ha-
Elevación del proyecto ganador del concurso
bían incursionado en su especialidad.29 En mayo de 1984, la opinión pública se vio invadida por uno para la Rosario Dominicana, no realizado.
1985. Moré, Marranzini & García Pecci.
de los debates más particulares relativos al ejercicio de la profesión, cuando fue aprobada el año ante- Archivo AAA.
rior la Ley 687 que definía el campo de trabajo de las profesiones ligadas a la construcción. La elabo- Dibujo artístico para la sede de la Agencia
Bella, diseño de Leopoldo Franco. 1996.
ración del Reglamento de aplicación de la referida Ley que, mediante el Decreto 1661, del 17 de di-
Archivo Leopoldo Franco.
ciembre de 1983, establecía la exclusividad del arquitecto para el diseño de proyectos arquitectónicos
y urbanos, generó una lucha abierta entre el núcleo de ingenieros civiles y agrimensores y el núcleo de
arquitectos dentro del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA). Los pri-
meros determinaron solicitar la derogación del Decreto por considerarlo violatorio a varios artículos de
la Ley 6200 sobre el Ejercicio de la Ingeniería, la Arquitectura, la Agrimensura y Profesiones afines.30 Por
primera vez los arquitectos crearon un frente de opinión y defendieron en los medios el derecho a su
exclusividad en el campo de su profesión. Este esfuerzo culminó en el convencimiento por el Presiden-
te de la República31 de la importancia de mantener el Decreto como ejemplo de claridad para el ejerci-
cio de las profesiones ligadas a la construcción que durante años había creado confusión. La acción
llevada a cabo por los arquitectos a nivel nacional en defensa de sus intereses les hizo tomar concien-
cia de su rol ante la sociedad y la necesidad de cohesionar voluntades para un acertado esquema de
su especialidad. La independencia de criterios que generó este debate consolidó la visión de los arqui-
tectos sobre sí mismos, cuyos proyectos adquirían, de pronto, un sentido de temporalidad nunca an-
tes considerado. Se había definido el ejercicio profesional32 y se había adquirido una posición de pri-
macía dentro del grupo de profesiones existentes en el país.
En efecto, la idea de saberse parte de un momento de cambio sobre el devenir de la arquitectura y su
Perspectiva para concurso del edificio de tos y la sociedad. La acción de demoler el inmueble fue entendida por los arquitectos como una pérdi-
oficinas para el CEA en Santo Domingo. da para su ejercicio profesional, pues se produjo en un momento en que por vez primera ellos habían
Víctor Bisonó, c. 1975. El trabajo de Bisonó
en el área del diseño industrial para las definido su rol y su importancia para el desarrollo y la cultura dominicana. Esta demolición eliminaba no
empresas Hoyo de Lima y Aguayo debe aún
por ser documentado. Archivo Víctor Bisonó.
tan sólo un edificio que se caracterizaba por su buen diseño, sino que convertía en escombros el ícono
Primer plano del edificio Domus, diseño de máximo de la obra del maestro de la arquitectura dominicana, Guillermo González Sánchez.
Plácido Piña con Jordi Masalles, c.1997. A partir de ese momento se generó el movimiento de divulgación de la obra del profesional del diseño en es-
Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
cenarios de alto nivel, en una etapa en que la arquitectura estaba ausente de los temas tratados por la críti-
ca de arte y por la sociedad en su conjunto.33 El incremento de la participación de los estudiantes y profe-
sores en eventos internacionales –como los congresos de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), los Se-
minarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL) y de otros no menos importantes–, derivó en la realización
de eventos locales que abrieron el camino para la inserción de la arquitectura en el movimiento cultural de la
época. Arquitectura 83 y Arquitectura 84 en República Dominicana34 fueron actividades que sirvieron de pla-
taforma para las bienales de arquitectura que se produjeron a partir de 1986 y crearon un ambiente eferves-
cente para la discusión de las ideas y la definición de los conceptos que dominaban la arquitectura local.
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La segunda mitad del decenio de los 80 se caracterizó por la adopción del lenguaje posmoderno en Torre de apartamentos en la avenida
Anacaona, conocida como Torre Morada,
las propuestas comerciales e institucionales que, inclusive, pasó a ser la tendencia compositiva de diseño de Eduardo Selman, c. 1986.
Foto Onorio Montás.
las obras del gobierno. En efecto, el segundo período de gobierno de Joaquín Balaguer (1986-1996)
Proyectos habitaciones de interés social cons-
repitió el modelo de utilizar la construcción como estandarte de su administración y la arquitectura,
truidos por el gobierno en la década de los
una vez más, sirvió de elemento divulgador de su poder político. En toda la geografía nacional se ochenta. Diseño de Rafael Tomás Hernández.
Foto Stefano Topuntoli/Archivo AAA.
construyeron cientos de obras en las cuales el uso de ciertos recursos estéticos del movimiento pos-
Otra vista de proyectos habitaciones guberna-
moderno se hizo sentir. Edificios como el de Oficinas Gubernamentales en la avenida México (1991), mentales. Foto Stefano Topuntoli/Archivo AAA.
el Instituto Postal Dominicano (1993) y el Conservatorio Nacional de Música (1993), ambos de la au- Doble página siguiente:
Intervención arquitectónica-urbana puntual en
toría de Pedro Haché y Lil Guerrero, por sólo citar algunos, emplearon el lenguaje neoclásico en su zonas deprimidas dentro de la ciudad de Santo
propuesta formal, en una clara demostración de la adopción de este lenguaje como representación Domingo, desarrollados por el gobierno
central. Foto Stefano Topuntoli/Archivo AAA.
del Estado.
“Manifiesto de los diez años”, en el que se incluían temas tan amplios como la dependencia del país y Vista áerea del proyecto habitacional
La Isabela, Santo Domingo, construído
su economía, la pobre participación de los profesionales de la arquitectura en la toma de decisiones de por el gobierno dominicano.
Rafael Tomás Hernández, c. 1992.
la planificación de las ciudades y el territorio, la masificación de la carrera de arquitectura a un nivel que
Foto Stefano Topuntoli/Archivo AAA.
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no respondía a la necesidad nacional, el manejo de los recursos naturales y la ineficiencia de los servi-
cios públicos. La respuesta al Manifiesto de 1991 no se hizo esperar y varios días después apareció en
la prensa escrita otro “Manifiesto” de otro grupo de arquitectos, en el que se rebatían estos comentarios
y se trataba de demostrar que el gobierno era el principal cliente de los arquitectos dominicanos y la par-
ticipación de los mismos en los procesos de planificación desarrollados por el gobierno era permanente
e importante. De inmediato, la polémica rebasó las coordenadas de la profesión y alcanzó los extremos
de la discrepancia político-partidista.
La publicación de ambos manifiestos de 1991 fue muy importante para la clase profesional, debido a que
fijó posiciones en temas tan distintos a su campo de acción y estableció las causas del pobre desarro-
llo de la arquitectura en el sistema social y político imperante. Su lectura refleja el ejercicio crítico de un
grupo que hasta el momento manifestaba sus planteamientos en escenarios preferiblemente académi-
cos, resumidos y presentados ahora ante la opinión pública. Demostraba, a su vez, la capacidad de los
arquitectos de establecer su propia visión de la realidad dominicana y su disposición de insertarse en el
proceso de cambio necesario para el desarrollo nacional desde una óptica exclusivamente profesional.
En 1994, otro grupo de arquitectos se reunió para debatir la situación de debilidad de la clase profesio-
nal para defensa de sus intereses. Se cuestionaba el tímido papel del Colegio Dominicano de Ingenieros,
Arquitectos y Agrimensores (CODIA) frente a esta situación y se retomó la vieja idea de hacer un ente gre-
mial independiente que respondiera a la exclusividad de los arquitectos. Doce profesionales fueron los
primeros firmantes del acta de fundación de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana, ini-
ciativa impulsada por Ketty Bisonó y Risoris Silvestre.36
378|LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 |379
6.5
ción era recibida como una afrenta, por lo que diversos grupos de arquitectos se enfrascaron en la dis-
cusion de las bondades y fallas del edificio más imponente construido en la ciudad de Santo Domingo
hasta el momento.
El Faro fue inaugurado en la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de
América, en octubre de 1992, culminando con un proceso que se había iniciado en el siglo XIX y que ha-
bía sufrido diversas interrupciones hasta su conclusión. Al disminuir las críticas ruidosas y constantes,
nuevas voces38 llamaron la atención sobre la importancia de la obra como resultado de uno de los con-
cursos de diseño más importantes del siglo XX, en el que participaron miles de arquitectos de todo el
mundo y el jurado estuvo conformado por renombrados arquitectos que validaron la obra de Joseph L.
Gleave como el más simbólico y mejor apegado a la filosofía de diseño establecido en las bases. Su
construcción fue un triunfo de la perseverancia y el respeto a la decisión de un jurado que determinó su
validez en 1929 y 1931.
Con la construcción del Faro a Colón se abrió un capítulo para las obras de gran escala en el país.
Visto en el plano de la ciudad, el Faro ocupa un territorio inmenso no aprovechado para generar una
dinámica urbana beneficiosa para el asentamiento. Aislado y contenido por la presión social de los al-
rededores, el Faro representa la necesidad de plantear proyectos importantes que transformen la ciu-
dad y la preparen para las nuevos retos del siglo XXI.39 El fenómeno, muy sutil, ha desencadenado una
continua labor de rescate del papel de los ayuntamientos como responsables de las políticas urbanas
que deberían desarrollarse para sus respectivas ciudades. Es evidente que no se puede afirmar que
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te del Centro Histórico, de la planificación y proposición de soluciones a los graves conflictos urbanos Sede del Banco de Reservas de la República
Dominicana, diseño de Plácido Piña, c. 1994.
y la redefinición de sus estrategias de desarrollo. Foto Jochi Marichal.
Sin embargo, el germen para un nuevo compromiso urbano se reflejó en algunas obras de mediana es- Intervención para la instalación de la sede
de la Superintendencia de Pensiones.
cala que generaban una nueva actitud hacia la ciudad. El edificio para la nueva sede del Banco de Re-
Diseño de Daniel Pons y colaboradores.
servas (1995), en la avenida Winston Churchill,41 de Plácido Piña, planteó una intención urbana pocas Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
veces manejadas en el país, donde la secuencia espacial desde la calle hasta el interior del edificio se lo- Conjunto de viviendas Villas del Mirador,
para el mercado privado capitalino.
gra mediante un tratamiento de terrazas que permite separar al transeúnte sin impedirle su recorrido ha- Roberto Rijo, 2003.
Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
cia el edificio. Esta secuencia se desarrolla desde la acera, asciende por escalinatas hasta la primera te-
Edificios del Instituto Tecnológico de Las
rraza, desde donde se eleva hacia el corredor porticado que hace referencia a los antiguos espacios si- Américas, Punta Caucedo, Santo Domingo.
milares en la arquitectura del siglo XVI en las ciudades del Caribe, hasta permitir, finalmente, el acceso al Ray Vera, 1998. Jochi Marichal/ Archivo AAA.
primer espacio interior que sirve de distribuidor hacia la sucursal bancaria y a otras dependencias. El te-
ma de la esquina, a su vez, se incorpora a la intención urbana del proyecto de hacer referencia al chan-
fle, recurso arquitectónico característico de los locales comerciales de finales del siglo XIX. Esta solución,
resumida en la secuencia del acceso y la disposición de la esquina, permite identificar una conciencia ur-
bana en la solución arquitectónica del edificio pocas veces manejada en la arquitectura contemporánea
hasta ese momento, con su antecedente más notable, quizás, en la sede del Banco Central (1976), de
Rafael Calventi.
384|LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 |385
6.6
ni Complejo Deportivo del Club Juan Pablo Duarte, en San Francisco de Macorís, de Emilio José Brea
García, fue la respuesta de un jurado ante la diversidad de proyectos que no lograban definir esa ruta.
Vieron en la propuesta de Brea García un proyecto auténticamente viable desde la realidad física de la
obra arquitectónica “que se adaptaba a su entorno sin imponerse como artefacto”. Sin embargo, en esa
oportunidad hubo muestras de novedad sin desbordamientos. El proyecto presentado por Carlos Jorge
para el edificio MV Pan, por ejemplo, representó un neorracionalismo con una evidente referencia urba-
na a los modelos arquitectónicos populares de principios del siglo XX, en especial, en ciudades como
San Pedro de Macorís y Santo Domingo.48
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Edificio MV Pan, de Carlos Jorge, La nueva línea de expresión que se manifestó en la muestra de 1994 culminó en 1996 con el Gran cursión de promesas para el escenario del nuevo siglo. El jurado otorgó el Gran Premio por primera vez Edificio Holcim, en Costa Rica, obra ganadora
participante de la V BASD. en la VIII BIASD. Diseño de Bruno Stagno.
Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA. Premio Bienal para el proyecto VZ Controles Industriales, de Jordi Masalles, en la VI BASD.49 En esa a una obra escrita, La ciudad del Ozama, de Eugenio Pérez Montás, por encima de los proyectos arqui- Archivo AAA.
Intervención de Las Cuevas de las Maravillas, oportunidad, la diversidad de propuestas evidenció el pluralismo que dominó la arquitectura local des- tectónicos y urbanos que allí compitieron, en un mensaje dirigido en dos vertientes: o faltaba maestría en Barrio de las Piedras, de José Horacio
realizada por el equipo de profesionales Marranzini y Alejandro Marranzini, ganador
de la segunda mitad de la década de los noventa, en la que los más jóvenes impusieron la tendencia los proyectos concursantes o se premiaba lo distinto en un escenario lleno de similitudes entre la apa-
dirigido por Marcos Barinas, en la categoría Arquitectura Experimental
Mención de Honor en la VIII Bienal a seguir, que, inclusive, fue emulada por los arquitectos más experimentados. La propuesta de Masa- rente diversidad presentada. en la VIII BIASD. Archivo AAA.
Internacional de Arquitectura de
lles, tan refrescante como elegante, presentó un pequeño edificio cuya dinámica se desarrollaba en En noviembre de 2006, se realizó la VIII Bienal, luego de un receso de seis años, con un cambio en su Ilumel 3, diseño de Antonio Segundo Imbert
Santo Domingo, en 2006.
y Christian Ricart/Simples Arquitectura,
Foto Jochi Maricahl/Archivo AAA.
dos volúmenes que se interceptaban y que convergían hacia el extremo que la disposición urbana del nomenclatura y en su organización. Se denominó como Bienal Internacional de Arquitectura de San- mención en la VIII BIASD.
Vista de la Plaza de Agua del proyecto para Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
lote determinaba. El manejo de la textura y la monocromía de las superficies fueron elementos impor- to Domingo (BIASD) y la producción pasó a un trinomio conformado por la Secretaría de Estado de
el Parque Central de Santiago, de Gustavo
Proyecto de Grado “Arquitectura en la era
Luis Moré y Andrés Mignucci, premio cate- tantes que lograron impactar tanto al jurado como a los demás participantes. Es evidente que en la Cultura, el Grupo Nuevarquitectura y la Sociedad de Arquitectos. Por primera vez, la Bienal ha mere- digital”, de Jorge Santiago, premiado
goría Urbana en la VIII BIASD. Archivo AAA.
propuesta de Masalles se resumían ciertos criterios urbanos que tomaron fuerza desde finales de la cido su incorporación a la política cultural del Estado, con su realización como proyecto de la propia en la VIII BIASD. Archivo AAA.
década anterior en los círculos de arquitectura, y esta sensibilidad hacia la ciudad fue un punto clave Secretaría de Cultura. Se conformó un Comité Organizador en el que participaron varias instituciones
que determinó la decisión del jurado.50 ligadas a la arquitectura en todas sus manifestaciones. Su condición internacional permitió la partici-
La última bienal del decenio, la VII BASD51 realizada cuatro años después, en el 2000, reflejó un incre- pación de arquitectos de varios países, aportando una nueva dimensión a la confrontación de las
mento notable en las obras presentadas y una diversidad formal de las propuestas. En esa versión se hi- obras y las ideas.
zo evidente la pequeña escala de los proyectos, pero con una fuerte carga de expresión y de alternati- Hasta el momento ha sido la versión en la que ha participado mayor cantidad de proyectos, dentro de
vas en sus planteamientos estéticos. La mano de los arquitectos más jóvenes se destacó con diseños los cuales se destacó la diversidad estilística y la madurez de las propuestas. El jurado decidió declarar
sugerentes y simpáticos, frente a participantes más experimentados cuyas obras sintieron el peso de los desierto el Gran Premio BIASD, en una decisión que trató de enviar un mensaje para la producción de
recursos tecnológicos utilizados por los nuevos diseñadores. Sin embargo, en esta versión no hubo gran- obras con mayor contenido conceptual más allá de las capacidades formales atractivas.
des sorpresas, salvo algunas propuestas de arquitectos menos conocidos en estos encuentros que pre- El premio en la categoría arquitectónica fue otorgada al Edificio Holcim, de Costa Rica, diseño de Bruno
sentaron el perfil de sus capacidades para el diseño. Los proyectos presentados por Tobías Rijo y su Gru- Stagno. En la categoría urbana se premió el diseño del Parque de Santiago de los 30 Caballeros (Par-
po de Arte Metropolitano, que mereció el premio Proyecto por el restaurante No te mueras por mí, Fran- que Metropolitano), de Gustavo L. Moré y Andrés Mignucci, mientras que el de Arquitectura de Interio-
cisca; las propuestas de Ricardo González Quiñones y Omar Rodríguez, de Domingo García, de Marcos res, el jurado decidió declararlo desierto, una de las categorías en las que participaron muy pocos pro-
Blonda, de Jorge Montalvo y Francisco Carías, por sólo citar algunos nombres nuevos, anunciaron la in- yectos, a pesar del gran auge en diseños de interiores que se han realizado en el país en los últimos años
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Casa de las Piedras, Mención de Honor en la y que han merecido la atención de la crítica especializada. De igual forma se declaró desierta la catego-
VIII BIASD, diseño de José Daniel Romero.
Foto Francisco Manosalvas. ría de Arquitectura del Paisaje y el Jurado entregó una Mención a la intervención realizada en Las Cue-
En la categoría de Restauración de vas de las Maravillas, inscrito bajo la autoría de Marcos Barinas y colaboradores.
Monumentos fue premiada la intervención
En la categoría de Restauración de Monumentos se premió la obra Galería de arte Arte Berri, de la
para la Galería de Arte Berri, de Juan Pérez
Morales y María Isabel Lebrón, en la VIII firma Pérez Morales & Asociados. El conjunto de publicaciones de Eduardo Rozas mereció el premio
BIASD. Archivo AAA.
de Teoría y Crítica de la Arquitectura y el Urbanismo, mientras que en la nueva categoría de Arquitec-
Gráfico de la obra “No te mueras por mí,
Francisca”, en Montecristi, diseño de Tobías tura Experimental fue premiada la obra Barrio de las Piedras, de José Horacio Marranzini y Alejandro
Rijo, premiado en la VII Bienal de Arquitectura
Marranzini.
de Santo Domingo, en el 2000. Archivo AAA.
los programas de diseño asistido por computadora permitió descubrir las múltiples posibilidades de vi- Uno de los exquisitos dibujos de Marcelo
Alburquerque para una remodelación en
sualización del espacio arquitectónico, en beneficio de propuestas más enriquecedoras desde el punto
Santo Domingo, c. 1998. Archivo AAA.
de vista espacial.52
En esa línea la academia jugó un papel preponderante que influyó en el ejercicio profesional. La inclusión
de métodos de enseñanza de la arquitectura en los que se utilizaba como recurso la trama para descom-
poner la forma, fue un cambio radical del anterior modelo utilizado desde mediados de los años seten-
ta. En esta ocasión, el ente arquitectónico no fue visualizado simplemente como un volumen que resu-
mía los componentes básicos del diseño, a saber, la forma, la función y la imagen, sino como un com-
plejo sistema de elementos que participaban de una intención que permitía establecer un discurso cen-
tral dentro de la diversidad. De esta manera, el nuevo modelo de enseñanza inducía hacia una explora-
ción intrínseca de la obra, por encima de los factores externos que habían formado parte de la preocu-
pación en la década precedente. La adopción de este método de enseñanza facilitó el cambio entre el
criterio de manejar la arquitectura como un medio y el de asumirla como un fin, concepto que ha creci-
do desde el decenio de los noventa.
La coherencia del discurso contextualista asumido por los jóvenes de los ochenta perdió fuerza ante las
potencialidades estético-formales y espaciales de la obra, donde la concepción monolítica de la arqui-
tectura se descomponía en volúmenes y rebuscamientos estéticos apoyados, además, en los compo-
nentes del diseño de interiores.53
El esquema de volumen unitario del edificio se resquebrajó en un festival de alternativas caracteriza-
das por la búsqueda de una imagen actualizada y relacionada con la era tecnológica que el espíritu de
los noventa impulsó. En la propuesta de Fernando Ottenwalder y William Vega para la sede de la Com-
pañía Dominicana de Aviación (CDA), en 1986,54 se percibe la influencia de la arquitectura internacio-
Edificio Monte Mirador, representativo del ga presentaron un edificio monolítico cuyas proporciones permitían entenderlo como el resultado de Sin embargo, uno de los más destacados ejemplos dentro de este manejo estético de la arquitectura Peravia Motors, inaugurado en el 2007.
movimiento posmoderno en Santo Domingo. Diseñado por Lawrence Bertrán y Deyanira
una infinita descomposición de cubos dispuestos para la conformación de un ente arquitectónico uni- local puede observarse en el edificio Pan American Life Insurance Company (PALIC), de Rafael Calven-
Diseñado por Marcelo Alburquerque Khouri. Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
y Cristóbal Valdez, c. 1986. tario. De ahí que los huecos de las fachadas y los vacíos se consideraron en igualdad de importancia ti, 1986. La concepción horizontal de la obra se acentúa con la lectura de un cuerpo monolítico que ha
Foto Jochi Marichal.
que los demás elementos del conjunto, en una delicada intención de liberar el volumen de su pesa- sido descompuesto en diferentes volúmenes, gracias a la extracción de parte de sus componentes. La
Edificio PALIC, hoy MAPFRE. Diseño de Rafael
Calventi, c. 1990. Foto Jochi Marichal. dez. El proyecto fue referencial, además, como articulador urbano y como generador de una vocación fuerza del vacío cobra importancia, pues su disposición aligera la masa de hormigón armado revestida
hacia la fuerza estética de la geometría del volumen, elementos que motivaron su aplicación en otras de ladrillos rojos, dando la sensación de suspensión cubista que destaca la propuesta. Este manejo es-
propuestas del momento. tético refleja la intención de liberar la arquitectura de la masa que la contiene, como parte de la varia-
Muchos edificios fueron trabajados con igual criterio monolítico. Se incursionaba en los esfuerzos por ción formal dentro del lenguaje moderno que ya el brutalismo había desarrollado con fuerza a nivel in-
descomponer el volumen para imprimir la sensación de ligereza en la propuesta. El edificio Corominas ternacional.
Pepín, de Leopoldo Franco y José Mella, 1986, por ejemplo, reflejó la intención de trabajar el volumen en En efecto, el paso desde una arquitectura en hormigón armado sólida, con su fuerza estética en la ca-
distintos cuerpos, en un lenguaje de influencia brutalista, propio de la materialidad del hormigón armado. pacidad unitaria de la forma, 56 hacia una arquitectura cada vez más ligera y diversa, se produjo a partir
De igual forma, el Palacio de los Deportes de Barahona, de Guillermo Abreu, Rafael Veras, Rafael Gon- de los primeros años de la década de los noventa. Los arquitectos locales manifestaron un interés pro-
zález y Japonesa Capellán, 1982, había jugado con la descomposición del volumen que primó a lo lar- gresivo por los detalles y las texturas. La combinación de diferentes acabados, la exaltación del color y
go de la década. Similar intención se puede identificar en el edificio Monte Mirador, de Marcelo Albur- la inclusión de referencias para conformar conceptos de diseño cargados de significados, envolvió la
querque y Cristóbal Valdez, 1991, que, con su compromiso con el lenguaje historicista, presentaba una preocupación de los autores del momento. Estas características se manifestaron, primero, en pequeños
disposición hacia la liberación de la masa arquitectónica con el predominio de huecos y ante-huecos, co- proyectos efímeros como Exquesito, de Marcelo Alburquerque; Grand Café, de Moré y Masalles; Pizza-
locados rítmicamente en las caras externas. Eduardo Selman, en su propuesta para el edificio comercial relli en El Conde, de Selman; Barrauno, de Antonio S. y Oscar Imbert, y también en propuestas de ma-
In Tempo, desarrolló el mismo esquema de concebir un ente monolítico perforado, en el que la fuerza del yor escala y permanencia, como Condominio Paraíso, de Andrés Julio Sánchez y César Curiel; Torre San
volumen establecía un diálogo con los vacíos. Este criterio puede observarse, también, en los mencio- Francisco, de Moré y Masalles y Jardines de Arroyo Hondo, de Plácido Piña.
nados MV Pan, de Jorge, y la nueva sede del Banco de Reservas, de Piña, sólidos componentes volu- A partir de aquí los proyectos comenzaron a presentar tendencias hacia una expresividad menos com-
métricos con disposición rítmica de los vanos y extracción de parte de su masa para generar un vacío prometida con las referencias regionales y se dirigieron hacia soluciones más abstractas y cargadas de
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simbolismo. El proyecto Plaza Millenium,57 de Juan Mubarak, marcó la realización de una obra concep- Detalle del espacio de la escalera en la
Plaza Millenium, diseñada por Juan Mubarak
tual que había cobrado fuerza en la academia y que pasaba a un escenario real. Mubarak desarrolló un bajo criterios deconstructivistas.
Foto Juan Mubarak.
pequeño proyecto de tendencia deconstructivista, de una complejidad en su fabricación y de una lec-
Interior del desaparecido bar Ortolio II,
tura sin antecedentes en el país, que permitió experimentar las teorías desarrolladas solo en los medios de Gustavo Luis Moré con Kyra Ogando.
virtuales. El deconstructivismo, como novedad del momento, fue empleado en pequeñas obras como Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
Blázquez, 1994, se construyeron en la transición entre un momento y otro, situación que le produjo la
omisión de la crítica especializada.58 Al observar el mencionado VZ Controles Industriales, de Jordi Ma-
salles, se confirma la preocupación de los profesionales del momento de plantearse un manejo más pu-
rista y abstracto de la forma.
Los proyectos fueron cada vez más dinámicos y ligeros. En ellos el tema del movimiento, la yuxtaposi-
ción de planos, los cuerpos seriados y los volúmenes predominantes se desarrollaron abiertamente. La
destreza en la selección de materiales que por su propia condición dispusieran de una fuerza estética en
la obra, se convirtió en una especie de obsesión con la combinación de materiales que en otro momen-
to se hubiesen considerado una herejía.59 La mayoría de las incursiones que servían de experimentación
a los arquitectos más jóvenes tenían limitaciones de escala y presupuesto, razón que dirigió su atención
hacia materiales y técnicas de construcción no tradicionales. Estos proyectos de carácter ligero, por la
simplicidad y funcionalidad destinada a un uso muy específico, permitieron que tales experimentaciones
abrieran las posibilidades para soluciones distintas, atractivas.
El fenómeno coincidió con el ambiente de modernidad en el país, identificado a través de la instala-
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Interior de la Sucursal Premier del Banco ción de franquicias internacionales de marcas de consumo dirigido a los más jóvenes,60 que crearon
Nacional de Crédito, realizada en el primer
piso del edificio de la Nacional de Seguros, en la sensación de cercanía con las urbes del primer mundo.61 Esta entrada masiva de franquicias pro-
la avenida Máximo Gómez de Santo Domingo.
1991. Gustavo Luis Moré y Guaroa Noboa.
vocó una avalancha de inversiones locales que demandaron proyectos pequeños de fuerte presencia
Foto Eduardo Guzmán Cordero/Archivo AAA. en la imagen de la ciudad capital y de Santiago, principalmente. Los comercios locales similares esta-
Vista interior del Hard Rock Café en Santo blecieron sucursales que respondían a una búsqueda de imagen corporativa sin precedentes en el
Domingo, de la autoría de Clara Matilde Moré
y Mariluz Wiese, (2006) realizado en el país. Empresas nacionales como Pollos Victorina, de amplio consumo popular, construyeron una se-
edificio del antiguo Bank of América diseñado
por William Reid Cabral y Guillermo González
rie de locales a nivel nacional que seguían un patrón compositivo determinado, con su ejemplo más
Sánchez, ubicado en la Ciudad Colonial. depurado en la avenida Máximo Gómez con Santiago, de la autoría de Jorge Mesa. Esta propuesta
Foto Ricardo Briones/ Archivo AAA.
presentó una solución de esquina con un tratamiento formal determinado por un volumen de hormi-
Vista de la oficina de servicios Orange Coral
Mall, diseño de José Enrique Delmonte gón en vista con grandes ventanales. De igual forma, Pollos Rey, muy popular en la región sur del país,
y colaboradores.
Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
construyó locales comprometidos con esa búsqueda de imagen empresarial planteada por otras com-
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intención urbana diferentes, que se encaminaba a impactar y lograr presencia urbana gracias a la nove- Colegio New Horizons, de Guaroa Noboa
con Alejandro Herrera. 2003.
dad de la forma. La transformación de antiguas residencias para adaptarlas a nuevas funciones se dise- Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
minó en la mayoría de los centros urbanos, donde lograron destacarse propuestas como New Horizon’s New Horizons Bookshop, diseñado
por Alejandro Matos sobre una vivienda
Bookshop, de Alejandro Matos, intervención sencilla que fue la primera parte de un proyecto más ambi-
preexistente. Foto Jochi Marichal.
cioso continuado posteriormente por Guaroa Noboa y Alejandro Herrera, y Fitman Cardiofitness Studio, Figurella, antiguo Fitman Cardiofitness Studio,
de Mauricia Domínguez y José Enrique Delmonte,62 con incursión en la arquitectura de género de po- diseño de Mauricia Domínguez y
José Enrique Delmonte, c. 2001.
cos antecedentes en el país. Más recientemente se destacan los trabajos de adaptación de Amando Vi- Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
cario y María José González del Rey, en Excel y GES, y la propuesta de Daniel Pons para Redecomsa,
ambos siguiendo una línea hacia la simplicidad, limpieza y elegancia de sus componentes.
El éxito alcanzado con los nuevos esquemas de plazas comerciales, organizados en U, de dos niveles,
parqueo frontal, pasillos abiertos y locales pequeños, cuyo modelo original fue Plaza Palmeras, 1992,
de Víctor Hermida, fue repetido en las principales ciudades a una velocidad asombrosa, lo que permi-
tió, al menos, el desarrollo de una arquitectura de interiores de novedosas soluciones estéticas. Mere-
cen especial mención, como ejemplo, la tienda Lui Lui, de Juan Mubarak, hoy desaparecida, ganado-
ra del premio al diseño de interiores en la V BASD de 1994, los trabajos de Mariví Bonilla en Santiago
y Santo Domingo, las sucursales de Bankágil BHD, de Gustavo Luis Moré y Juan Cristóbal Caro, tam-
bién ganadoras del 1er. premio al diseño de interiores en la VII BASD, así como otras de efímera exis-
tencia, pero que sirvieron de expresión a un grupo importante de diseñadores transmisores de las as-
piraciones de su generación. El trabajo de Christian Ricart para el restaurante Aqua, hoy desaparecido,
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Interior de la Tienda Palau, en Santiago. de tendencia minimalista con cierto toque oriental, por sólo mencionar un ejemplo, resultó una solución
Mariví Bonilla Bojos, 1998.
Foto Archivo Bonilla Bojos. equilibrada y elegante, merecedora de la atención de la crítica.
Sede de las oficinas de Viva, en la Ya en la cercanía del cambio de milenio, la tendencia de la arquitectura se dirigió hacia la pureza formal
avenida Winston Churchill, diseño
y el minimalismo. La furia deslumbrante de las pequeñas inserciones apoyadas en la sobreexposición te-
del arquitecto boliviano Oscar Roca.
Santo Domingo, 2008. mática mediante elementos de diferentes materiales y formas diversas que caracterizó los noventa, dio
Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
paso a propuestas más serenas y maduras que podrían definirse dentro de un “neomoderno” en desa-
Casa Palmas #22 en Casa de Campo,
La Romana. Francisco Feaugás, 2008. rrollo. Limpieza formal y espacios fluidos, con cierto cuidado por la homogeneidad en los elementos
Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
compositivos, se convirtieron en la última de las preocupaciones de los arquitectos dominicanos en el
cambio de siglo, quienes abandonaron casi por completo los preceptos de las dos últimas décadas de
la centuria, que caracterizaron la producción arquitectónica dominicana.
404|LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA DOMINICANA 1978-2008 |405
6.8
sarrollo de la arquitectura en su conjunto. De ahí que los proyectos desarrollados en los últimos años pre-
senten esa riqueza que permite disponer de múltiples recursos para incorporarlos a la unidad expresiva,
detalles mucho más importantes para los diseñadores dominicanos de hoy que el peso de la identidad
que se exigía hace algunos años. La madurez a la que se acerca la arquitectura local se manifiesta en
distintos escenarios; los arquitectos que reflejan este compromiso cuidan de los detalles tanto en las
obras pequeñas como de gran escala, tanto en las urbanas como en las suburbanas, tanto en las habi-
tacionales como en las productivas, tanto en las comerciales como en las de ocio, y en las formales co-
mo en las informales, en donde los medios permiten mostrarlas y valorarlas en una competencia por exis-
tir una vez son publicadas en las revistas especializadas.63
Las publicaciones especializadas convierten en imperecederas, inclusive, obras que han desaparecido
en pocos años, ya sea por razones propias de la empresa a la cual estaban destinadas o por cambios
continuos del mercado, y sirven de continuidad en la obra de un arquitecto determinado más allá de la
existencia física de sus trabajos. La labor continua de publicaciones de calidad, como Arquitexto,64 Ar-
chivos de Arquitectura Antillana,65 Habitat,66 Casa Única,67 por un lado, y Periferia68 y Arquiteca,69 por
otro, cuyos antecedentes fueron las desaparecidas Arquivox,70 De Arquitectura,71 Arquitiempo,72 entre
otras, son el reflejo de un dinamismo nunca antes conocido en el país y que permite disponer de una
lectura del proceso de los últimos diez años en la arquitectura dominicana e, inclusive, de la región del
Caribe.
La reciente edición por parte de la Junta de Andalucía de la Guía de Arquitectura de Santo Domingo es
un hecho importante para la historia de la arquitectura y el urbanismo tanto de la ciudad como del país.
El contenido de la Guía, que estuvo a cargo de la Fundación Erwin Walter Palm, recogió un catálogo de
las obras más representativas de la ciudad desde su fundación hasta el presente, en el que se reseñaron
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Arquitectura Antillana en Cuesta Centro del Libro y FUNGLODE, y la conformación de nuevos grupos Marquesina de ingreso al Bávaro Convention
Center, diseñado por Tolo Cursach, 2000.
de profesionales comprometidos con la superación de la arquitectura, como el Grupo Transom, en Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
Santiago, la Fundación Erwin Walter Palm, el DoCoMoMo Dominicano75 y el CEDARQ,76 entre otros, Gazebos en varias residencias vacacionales
en Cap Cana. Sandra Ehlert, diseñadora
que comparten su espacio con otras entidades más antiguas, como el mencionado Grupo Nuevar- e interiorista, 2006.
quitectura, el ICOMOS y CARIMOS. Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
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Extraordinaria casa La Contrahecha, espaciales y ambientales, totalmente adaptadas al medio ambiente y a las condiciones climáticas lo- destinadas para tiendas de gift shops, tabacos, artesanía, joyerías, entre otras, que ha sido repetido en Iglesia de Punta Cana, diseñada por
en Casa de Campo, La Romana. Juan Zorrilla y Trini Baquero, 2003.
José Horacio Marranzini, c. 1980. cales. El trabajo pionero de Oscar Imbert ha determinado una estética muy particular que ha conver- otros complejos. El último de ellos, en el hotel Bahía Príncipe, ha recreado una plaza municipal alrede- Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
tido a Punta Cana en un contexto definido e identificado por nacionales y extranjeros. Quizás sería po- dor de la cual se dispone de pequeñas construcciones que recrean la imagen que ellos perciben de los Casa en Los Corales, Punta Cana.
Casa Bonetti Zeller en Casa de Campo, Juan Zorrilla y Trini Baquero, 2004.
sible llegar a introducir el “estilo Punta Cana” dentro de la amplitud de propuestas de la contempora- pueblos dominicanos.
La Romana. Miguel Vila Luna, c. 1995. Foto Jochi Marichal/Archivo AAA.
Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA. neidad dominicana. De igual modo, Casa de Campo, escenario pionero de una arquitectura tropicali- El fenómeno de los campos de golf para atraer un turismo de mayor poder adquisitivo ha introducido en Interior de la Casa de Huéspedes de una
Casa en Los Mangos, Casa de Campo, zada y adaptada a la región, ha sido el receptáculo de múltiples propuestas que conforman un univer- Bávaro y otros lugares el complejo de residencias para un usuario de mayor exigencia. Se destacan el vivienda privada en Los Corales, Punta Cana.
La Romana, 2004. Rafael Eduardo Selman. Ernesto Buch, c. 2002.
Foto Rafael Eduardo Selman. so particular dentro de la República Dominicana. Allí se ha definido una carrera para la creatividad que, proyecto Palma Real, del complejo Meliá, en Bávaro, un concepto que ha permitido la realización de Foto Gustavo Luis Moré/Archivo AAA.
gracias a las posibilidades que permite la disposición de recursos económicos como no existe en nin- obras con mayor cercanía a la primera vivienda que a la casa de vacaciones, en las que el estilo Casa
gún otro lugar de la geografía nacional, ha servido de medio para producir un conjunto de obras de de Campo o Jarabacoa ha determinado las características locales. De igual modo, es similar el caso de
alto valor estético y funcional. Guavaberry y Metro Country Club, en Juan Dolio, donde se combina la segunda vivienda con el campo
Punta Cana, por ejemplo, difiere de polos cercanos a él como Bávaro y Uvero Alto. La carrera de cons- de golf como protagonista.
trucción de hoteles en la zona ha determinado la presencia de una diversidad de obras, en las que se Casa de Campo merece un comentario especial, ya que ha sufrido un cambio significativo en su con-
puede identificar un esquema común que ha sido repetido en cada uno de los proyectos. La mayoría cepción original. Este cambio se puede comprender al hacer una lectura cronológica de las primeras
de estos hoteles ha sido diseñada por arquitectos españoles, quienes han establecido un código for- villas de golf de los años setenta y ochenta, pasando por las grandes villas diseñadas para capitalistas
mal que, a su juicio, refleja parte de las condicionantes estéticas y espaciales de la arquitectura domi- internacionales, hasta las inmensas propiedades cada vez más cercanas a soluciones urbanas y aleja-
nicana tradicional. La disposición de grandes terrenos a la orilla de las playas ha conformado un esque- das de la gracia que caracterizaba las villas originales. Han sido importantes los diseños de Roberto Co-
ma de organización dispersa, organizado en pabellones bien definidos, y cuya unidad se logra a través pa y William Cox, pioneros en la zona, así como otros diseñadores que conforman una amplia lista de
de un trabajo de paisajismo que, en ocasiones, supera incluso las soluciones de su arquitectura. El in- autores, entre los que se destacan Savin Cöelle, Miguel Vila, Nazre Sansur, Simón López, Hugh Jacob-
terés por establecer un espacio que refleje al visitante la idea de localidad que la propia separación de sen, Alejandro y José Horacio Marranzini, y recientemente Francisco Feaugas y Rafael Eduardo Selman,
Bávaro impide por su separación del resto del territorio nacional, ha dirigido esfuerzos muy puntuales por solo mencionar algunos. Es notable el cambio conceptual de todo el complejo que abarca, desde
para construir pequeñas “comarcas” dentro de los hoteles, que ofrezcan una imagen “local” de la cul- su condición tradicional de lugar destinado para el ocio en propiedades de segunda vivienda, hasta
tura dominicana a través de su arquitectura. Fue pionero, en ese modelo, la cadena de hoteles Riu, que convertirse hoy en una compleja industria de bienes raíces de grandes proporciones. El paso del hura-
construyó una calle con pequeños locales con fachadas similares a la arquitectura popular dominicana, cán Georges en 1998, que atravesó La Romana y destruyó parcialmente muchas estructuras de Casa
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Vista aérea del conjunto que ofrece el La Marina de Cap Cana, cuyo diseño fue
Hotel Hamaca, luego de su intervención para realizado con la intervención de varios
reciclarlo y ampliarlo. CARALVA, c. 1990. diseñadores locales y extranjeros. 2002-2008.
Al centro la estructura original de Guillermo Foto Gustavo Moré.
González (1951). Foto Archivo CARALVA.
Conjunto Los Altos, La Romana.
Marina de Casa de Campo, 1998-2004. Francisco Feaugás, 2007.
Gianfranco Fini et al., La Romana. Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
Vista aérea de un enorme desarrollo hotelero
Vista aérea de un desarrollo hotelero en construcción (2008) en la costa este.
en la costa este. Foto Peter Beuse. Foto Peter Beuse.
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de Campo, obligó al cambio de los reglamentos de construcción dentro del complejo que, con el ob- Edificio sede de Claro-Codetel, antes Verizon,
de la autoría de Franc Ortega/SINERCON,
jetivo de asegurar mejor las propiedades, han modificado sus particularidades originales hasta conver- 2005. Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
tirlas en viviendas suburbanas de gran escala. A pesar de que la riqueza de propuestas se hace evi- Vista general del edificio de La Epoca,
Santiago. 2004. Lowell Whipple y Luis Bisonó.
dente en los nuevos proyectos por la capacidad de sus diseñadores, es notoria la pérdida de la inge-
Foto Lowell Whipple/Archivo AAA.
nuidad de la arquitectura que le caracterizó hasta mediados del decenio de los noventa y que le hacían Hotel Casa Colonial, diseñado por Sarah
atractiva a los visitantes. García, 2005, en la zona de Playa Dorada
en Puerto Plata. Foto Francisco Manosalvas.
Este cambio ha incidido en la debilidad de su imagen de conjunto, condición mucho mejor lograda y ex-
plotada en Punta Cana. Las nuevas incursiones en el proyecto Cap Cana –por ejemplo la Marina– de-
muestran un mejor cuidado por preservar esa coherencia que forma parte de sus fortalezas, donde ya
se destacan los trabajos de otros arquitectos dominicanos, como es el caso de Oscar Imbert Tessón,
Antonio Segundo Imbert, Juanchy Zorrilla, Trini Baquero, Ernesto Buch y Christian Broberg.
El caso de la costa norte debe ser comentado. La pérdida de mercado de Puerto Plata como destino
turístico desde mediados de los noventa ha obligado a sus promotores a establecer una política de ca-
lidad en los servicios para su rescate y redefinición, en la que la arquitectura juega un papel muy impor-
tante. No es fortuito el trabajo de Sarah García en su proyecto Casa Colonial, Hotel & Spa, en Playa Do-
rada, un trabajo realizado con cuidado extremo en cada uno de los componentes espaciales y ambien-
tales de sus instalaciones. Aquí, la arquitectura dominicana trata de satisfacer requerimientos de alta ca-
lidad que obligan a disponer de una mano de obra muy calificada y a la aplicación de criterios de dise-
ño muy comprometidos con las aspiraciones de un público exigente.
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Propuesta para el proyecto Novo Mundo XXI, Este es uno de los nuevos retos que también enfrenta la arquitectura dominicana actual, cuyos paráme-
conocido como la Isla Artificial, que causó
gran controversia en la opinión pública local. tros de calidad de acuerdo a normas internacionales ya se aplican para ciertos proyectos de importan-
Preparado por Ricardo Bofill con la
cia, como ha sido el caso de la Sede Corporativa de Codetel, de Franc Ortega y el equipo de SINER-
participación de Pedro José Borrell
y Gustavo Luis Moré, 2004. Archivo AAA. CON, realizado bajo estricta supervisión de compañías internacionales dedicadas a certificar los proyec-
Torre Veiramar, (2007) de Andrés Sánchez tos de acuerdo a los estándares de calidad y seguridad más complejos.
y César Curiel, en el Malecón de Santo
Domingo. Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
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Transformación del antiguo edificio de la chos de los cuales son escenario de contrastes enormes entre los que tienen y pueden y los que quie- La revalorización del terreno urbano de Santo Domingo ha motivado al desarrollo de edificios de gran al- Vista de la fachada este del edifico
Corporación de Empresas Estatales (CORDE) de la Superintendencia de Pensiones,
en el Centro de Operaciones del Banco de ren tener y no pueden. Estas diferencias sociales se identifican a través de las expresiones de una ciu- tura, algunos de los cuales se ubican dentro de la lista de edificios de mayor altura en América Latina. diseño de Daniel Pons. 2006.
Reservas, diseñado por Plácido Piña y Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
dad formal, ordenada y en transformación, en la que se concentran las clases privilegiadas, y una ciudad La Torre Caney, de 38 pisos y 148 metros, de la firma Rodríguez Sandoval & Asociados, marca el record
colaboradores en Santo Domingo, 2005.
Supermercado Bravo, en el sector de
Foto Jochi Marichal/Archivo AAA. informal, ajena a códigos de ordenamiento, organizada en esquemas espontáneos y frágiles, donde se de altura tanto para el país como para las Antillas, una muestra de la nueva tendencia de proyectos de
Los Cacicazgos, diseño de Sarah Hernández
Ampliación de la sede del Banco León, agrupa la gran masa de ciudadanos con pocas oportunidades. grandes dimensiones proyectados para Santo Domingo. El record será superado en breve por la Torre y Ricardo Martínez. 2006.
en la Av. John F. Kennedy, diseño de Daniel Foto Ricardo Briones/Archivo AAA.
Pons articulando las instalaciones originales En esta última, las inversiones urbanas son insuficientes y la arquitectura se realiza con los criterios pro- Anacaona,27 de 62 pisos y 240 metros, de la misma firma, cuyas dimensiones lo convertirán en uno de
de William Reid Cabral y SOM para el Chase
pios que la tradición y la necesidad permiten. En la otra, la formal, la que concentra el capital y la diná- los proyectos más altos de América Latina, sólo superado por los edificios Gran Costanera, en Chile y
Manhatan Bank en Santo Domingo. 2005.
Foto Ricardo Briones. mica de inversiones inmobiliarias, la arquitectura aún se debate entre la coherencia y la ambigüedad, en- Faros del Panamá, en Panamá, de 330 y 346 metros de altura, respectivamente.
tre el vocabulario contemporáneo y la estética obsoleta o desfasada, entre lo adecuado y lo grotesco, La inserción de estas propuestas estéticas-formales se realiza con mucha fuerza en medio de una diver-
entre lo determinante y lo intranscendente, entre el compromiso y la indiferencia. Es parte de la confor- sidad compositiva, inclusive para proyectos destinados a un mismo fin. Este fenómeno hace reflexionar
mación del mundo actual, definido por la ambivalencia de criterios, el materialismo desenfrenado y la sa- sobre la apertura de las ideas en la arquitectura local apoyadas por un auge comercial en el sector de
tisfacción individual. los bienes raíces. Es interesante visualizar la convivencia de tales propuestas, distintas entre sí, que con-
vierten a las principales ciudades en verdaderos escenarios para la experimentación y les aporta un per-
En la actualidad se refleja un impulso hacia la preferencia de una nueva estética modernista, basada en Existe una lista amplia de obras que se han ejecutado en los últimos años que describen las tendencias
el minimalismo. Los últimos proyectos para apartamentos diseminados por la ciudad presentan una ima- que predominan en la arquitectura dominicana. Un estudio detallado de estas obras permitiría estable-
gen basada en los planos y superficies desnudas, el predominio de la horizontalidad apoyada en elemen- cer, en su momento, un discurso de las preocupaciones de la sociedad dominicana por fusionarse con
tos estético-funcionales y la inclusión de nuevos materiales industrializados que predominan en su plan- un presente que se debate entre lo local y lo internacional, o mejor aún, entre lo dinámico y lo estático,
teamiento volumétrico. Es notable el uso del blanco y la presencia de grande paneles de vidrio colorea- o entre lo clásico y lo novedoso. La lucha por alcanzar la notoriedad del contenido del edificio a través
do, la planta libre y los espacios “aterrazados”, referencia de los criterios estéticos del modernismo en el de la propuesta arquitectónica, es un paso importante que determina la exigencia de la sociedad para
Caribe de mediados del siglo XX. Los proyectos habitacionales de Andrés Sánchez y César Curiel, dise- lograr una mejor representación de sus propias características.
minados en el Polígono Central y en el malecón de Santo Domingo, han impulsado una línea estética que Un recorrido por los sectores formales de Santo Domingo y Santiago sirve de ejemplo del fenómeno del
ya ha sido emulada rápidamente por los promotores de viviendas como garantía de éxito comercial. antagonismo descrito. Allí se observan propuestas académicas tan distintas como Ilumel, (Ángel Guidicelli,
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La Torre Popular, de Pedro José Borrell, 1991. 1999), Ilumel II (Antonio S. Imbert y Christian Ricart, 2001) e Ilumel III (Simples Arquitectura/Antonio S. Im-
Foto Jochi Marichal.
bert, 2006). Un trabajo de ensamble entre tres propuestas formales disímiles. La primera, con cierta in-
Centro León, en Santiago de los Caballeros,
diseñado por Pedro José Borrell, 2000-2003. fluencia historicista, en una evocación a las soluciones de techumbre de la arquitectura vernácula, y los
Foto Jochi Marichal.
demás, apegados a la escasez de decoración y enfocados en expresión pura de la forma. Dentro de es-
Torre Ejecutiva del Grupo León Jimenes,
en Santo Domingo, diseñado por Pedro José
te ejercicio de unificación de edificios, este trío comparte su momento con la conversión en una unidad
Borrell, 2004. Foto Jochi Marichal. de los antiguos edificios de la Compañía Dominicana de Aviación y la sede de la Corporación de Empre-
Detalle de la escultura frontal de Bismarck
sas Estatales (CORDE), en la avenida Enrique Jiménez Moya, ensamblados mediante un cuerpo central
Victoria en la Torre Empresarial,
de la firma Inmobiliaria García Armenteros. que trata de crear una imagen unitaria del conjunto.
Heriberto Purcell, 2000, Santo Domingo.
Foto Eduardo Guzmán/Archivo AAA.
Igual paralelismo se aprecia, entre la Tienda Mary (1992) y Novoteks (1997), ambos de Juan Pérez Mo-
Dibujo artístico de Pedro Jo