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¿Por qué?

 En primer lugar, si ya es difícil asimilar un cambio en una organización pequeña, el


complejo conglomerado que conforma cualquier sistema educativo conlleva que
cualquier avance se convierta en una ardua tarea de integración.

 En segundo lugar, la escuela se creó precisamente como instrumento para


transmitir y perpetuar el conocimiento. Aunque conozcamos su enorme potencial
como agente de cambio, hasta ahora en las sociedades modernas sigue cumpliendo
su cometido original.

“Cuando el mundo se encuentra en constante cambio, la educación debería


ser lo bastante rápida para agregarse a este. Estamos ante la educación
líquida”

Zigmunt Bauman

No se puede definir mejor esta inquietud generalizada. De hecho, este concepto va incluido
dentro de un discurso mucho más amplio denominado “Modernidad líquida”. En él, el
sociólogo y filósofo polaco describe un panorama actual repleto de realidades flexibles donde
apenas hay hueco para verdades absolutas y conocimientos sólidos.

Critica la educación concebida como producto, que defiende la noción de conocimiento útil
para toda la vida. A cambio, propone una educación entendida como proceso, donde se
emplea un conocimiento de usar y tirar. Este deja de ser absoluto y hermético para pasar a ser
flexible, mutable, dinámico e incluso volátil. Consecuentemente, Bauman entiende la educación
como una “acción continua de la vida” (Lifelong Learning)

¿Con qué retos se enfrenta la educación actual?

En una de sus ponencias: “Educar en la modernidad líquida” (2013), Bauman plantea 3 retos a
tener en cuenta:
1

El reto de tratar con la ingente cantidad de información.

El reto de convivir con la tiranía del momento.

El reto de armonizar la relación maestro – alumno.

Ante tales retos, la respuesta de los agentes educativos debe encaminarse a propiciar un
desarrollo continuo de personas tolerantes al cambio. Personas que desean ser protagonistas
de su futuro y no meros esclavos del destino.

Si bien hasta ahora era recomendable para cualquier profesional mantenerse actualizado y en
continuo proceso de aprendizaje, esta recomendación pasa a ser una auténtica obligación. Y
con más énfasis en el caso de los profesionales de la educación.

Para finalizar, volviendo a la cuestión inicial ¿cómo planteamos ese cambio de estado de sólido
a líquido?

La educación líquida requiere de un proceso previo de fusión, transformar nuestra conciencia


sólida en conciencia líquida, convertirnos en sujetos adaptables al cambio, permeables,
moldeables… Podríamos emplear aquella misma metáfora que empleaba Bruce Lee en su
famoso: “Be water, my friend”

“No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia, y déjala crecer, sé como
el agua. Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se
convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una
tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío”.
Bauman habló de la modernidad líquida, del estado permanente de cambio en el que
vive la sociedad y de su impacto en la educación. Subrayó, además, la importancia de
adoptar y definir una identidad flexible y versátil en un entorno tan mediatizado. “La
información se ha convertido en un elemento de distracción en lugar de una
herramienta para empoderar a la sociedad”.
En su ponencia “Educar en la modernidad líquida”, Bauman destacó tres retos
principales dentro del contexto educativo:
1. El reto de armonizar la relación maestro – alumno
La relación del maestro con su alumno se ha deteriorado. Antiguamente, la única vía
de acceso al conocimiento que tenía un alumno era a través de su maestro. El maestro
no se limitaba únicamente a hablar o a leer de un libro sino que ayudaba a su discípulo
a forjar su carácter y a desarrollar una actitud proactiva basada en el respeto y la
confianza. Esa relación mágica ha desaparecido. Ahora el maestro tiene un
competidor tremendo: los medios sociales.
2. El reto de tratar con la ingente cantidad de información
Internet permite un acceso instantáneo a la información la cual se encuentra
almacenada y constantemente disponible para nuestra consulta. “Ya no es necesario
atreverse a reciclarla, reformularla o memorizarla”. Ahora bien, se presenta una difícil
tarea como es la de distinguir qué información es apropiada de la que no lo es. “Una
de las habilidades de los individuos de la sociedad actual debe ser la de
protegerse uno mismo de tanta información. Hoy en día nos quedamos viendo los
árboles pero no vemos el bosque, vemos información pero no podemos retenerla ni
mucho menos procesarla”.
La sociedad de la información ofrece cascadas de contenido
descontextualizado.
3. El reto de convivir con la tiranía del momento
Hemos perdido la posibilidad de pensar a largo plazo y, paradójicamente, la educación
es una inversión a largo plazo. De ahí que sea tan difícil adecuar el sistema educativo a
la modernidad de la sociedad. Es impensable hacer un “proyecto de vida” como se
solía hacer antes. El mundo líquido lleva un ritmo tan vertiginoso que hay que vivir
cada momento por separado: “la vida se compone de pequeños episodios y cada
uno de los episodios no está necesariamente relacionado con el siguiente“. Uno
de los objetivos de nuestras vidas debe ser ordenar y unir estos episodios.
Progress is a straight line which has been cut into small bits
En el ámbito de la educación, debe tenerse muy en cuenta el concepto de “aprendizaje
permanente” o “Lifelong Learning” dado que la modernidad líquida y, por ende, la
sociedad cambiante, exigen una renovación constante de la formación y del
conocimiento. Así, la función de la universidad debe ser la de fomentar la
emancipación de los estudiantes proporcionándoles habilidades y conocimiento así
como establecer un nexo de unión con la sociedad adulta y, más especifícamente, con
el mundo empresarial.
Agentes del cambio
Tras la ponencia de Bauman, se dio paso a un debate con alumnos de periodismo de la
universidad y conducido por el politólogo y escritor Fernando Vallespín.
El propio Vallespín hizo reflexiones muy acertadas: “en la actual sociedad de la
información, necesitamos mentes brillantes como la de Bauman que filtren el
contenido y nos ayuden a ordenarlo“.
Los alumnos preguntaron al sociólogo por la situación actual de crisis social, política y
económica. Bauman se dirigió directamente al abarrotado auditorio de jóvenes: “sois
la primera generación que no creéis que vuestro nivel de vida será mejor que el de vuestros
padres, la primera generación desde la II Guerra Mundial que está a la defensiva y no a
la ofensiva. No puede haber una revolución sin ese impulso, y para ello hay que creer
en la posibilidad del cambio.
A escasos minutos de la conclusión de la jornada, una integrante del público preguntó
a Bauman acerca de las “ciudades líquidas”. Bauman nos dejó dos interesantes
conceptos para el recuerdo: “mixofobia” o miedo al intercambio social y
“mixofilia”, propensión o deseo de mezclarse con las diferencias o con los que son
distintos a nosotros en busca de nuevas sensaciones y experiencias.
“La educación es víctima de la modernidad líquida”:
Bauman
by UnoiNews on 22 enero, 2016

“No vamos a deshacernos de la realidad… el problema es cómo utilizarla”. Esto


afirmó el filósofo polaco Zigmunt Bauman –autor del concepto de ‘modernidad
líquida’–, en el encuentro internacional Educación 360, celebrado el año pasado
en Río de Janeiro, Brasil.
La educación, dijo Bauman, es víctima de la modernidad líquida, que es un
concepto mío. El pensamiento está siendo influenciado por la tecnología. Por
ejemplo, hay una crisis de atención. Concentrarse es dedicarse por un tiempo
prolongado a una cuestión muy importante. Cada vez somos menos capaces de
hacer eso en forma correcta –dijo el pensador. Esto se aplica en gran parte a los
jóvenes. Los profesores se quejan porque no consiguen lidiar con ello. Ni siquiera
pueden leer un artículo que se les pide para la siguiente clase. Buscan citas,
atajos, fragmentos.

La obra de Bauman abarca unos 30 libros, escritos en torno a la modernidad


líquida, que se define como el tiempo en el que vivimos, caracterizado por la
“volatilidad”, “incertidumbre” y la “inseguridad”.

Aseguró que no hay forma de rebatir que Internet nos ha traído grandes ventajas.
La facilidad de acceso a la información, la facilidad con la que podemos pasar por
alto las distancias. Recuerdo que cuando yo era joven, pasaba mucho tiempo en
la biblioteca tratando de leer cien libros para encontrar una pieza de información
que necesitaba. Ahora, sólo hay que preguntar Google. En décimas de segundo
nos da miles de respuestas. Eliminamos uno de los problemas: no tenemos que
pasar horas en la biblioteca. Pero hay un nuevo problema. ¿Cómo voy a entender
esas miles de respuestas? Ahora, viejo, conseguí entender a Sócrates: “Sólo sé
que no sé nada.”

Hay también, en opinión de Bauman, otras crisis que vienen con Internet y deben
ser superadas. El filósofo sostiene que vivimos con cada vez menos paciencia por
la cantidad de información que recibimos al mismo tiempo. Y cuando no la
tenemos, el resultado es la irritación.

Si nos tardamos más de un minuto para acceder a Internet al encender la


computadora, nos ponemos furiosos. ¡Sólo un minuto! Nuestro umbral de
paciencia disminuye. La información con más éxito, la que tiene más
probabilidades de ser consumida, son solo fragmentos. Otra cosa es la
persistencia. Obtener algo contiene en su interior una serie de fracasos que te
hace perder tiempo y tener que empezar de nuevo desde cero. Y esto es muy
complicado. No es fácil de mantener esta persistencia en este entorno con mucho
tanto y tanta información que fluye simultáneamente desde todos los lados.

Este nuevo escenario –explicó el pensador a la audiencia de educadores–, desafía


y transforma la posición secular del docente. Para Bauman, “no hay vuelta atrás a
la situación en la que el maestro era el único conocedor, la única fuente, la única
guía”.

No hay forma de concebir la sociedad del futuro sin tecnología. Entonces, si no


puedes vencerla, únete a ella, Trata de contrarrestar el impacto negativo, como la
crisis de la atención, con persistencia y paciencia. Si usted quiere construir el
conocimiento y no sólo acumularlo, se necesitan determinadas cualidades: la
paciencia, la atención y la habilidad de ocupar ese lugar estable, sólido, en un
mundo que está en constante movimiento. Es preciso trabajar la capacidad de
mantener la concentración.

De acuerdo con el filósofo, hoy en día la educación reproduce privilegios en vez de


mejorar la sociedad. Recordó que en Estados Unidos, el 70% de los estudiantes
universitarios provienen de las clases más altas, mientras que sólo el 3% son de
los estratos de menores ingresos. Según Bauman, se trata de “una manera de
reafirmar la desigualdad social”, tema que aborda en su libro de reciente aparición
“¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?”.

Una de las tareas de la educación es dar a todas las personas que tengan talento,
la oportunidad de adquirir conocimientos que termine en un uso creativo para la
sociedad. Pero este objetivo no se está persiguiendo en muchos lugares. En Gran
Bretaña, los precios, en lugar de bajar para la gente con menos dinero, van en
aumento. Y cada vez son menos los padres que tienen la posibilidad de ahorrar la
cantidad necesaria para sus hijos que cursen la universidad.

El problema, según Bauman, es que la educación está presionada por la política y


por los intereses corporativos. Y eso, dijo, se refleja en la mente del estudiante. El
polaco criticó el hecho de que los estudiantes elijan un área de estudios con base
en la posibilidad de conseguir o no un empleo.

Si desea obtener conocimientos especializados, que son las condiciones para un


buen empleo, necesita estudiar cuatro o cinco años, y eso requiere mucho
esfuerzo, dijo Bauman. Pero si usted está siendo guiado por el estado actual de
las cosas, todo va a cambiar durante ese tiempo de estudio. Y se dará cuenta de
que no va a encontrar un uso rentable para el tipo de calificación y habilidad
adquirida en estos años de duro trabajo en la universidad.

Para concluir, el pensador, dejó al auditorio un mensaje de esperanza: “Educar,


señoras y señores, es hacer una inversión en los próximos cien años”.

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