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LA BENDICIÓN DE RESTABLECER LA PAZ

A veces, la paz puede estar en peligro.

Lo sé porque yo misma lo viví. Ambas dijimos cosas que no debimos decir. La verdad sentí que ella

estaba exagerando. Yo ni siquiera podía prestar atención en la reunión.

Pensé: “¿Por qué se ofendió tan rápido?”.

Necesitaba decírselo a alguien.

Tal vez... contárselo a mis amigas. También pensé en llamar a algún familiar. O quizás deba ir
directamente con los ancianos.

No podía dormir. No dejaba de darle vueltas al asunto.

Al día siguiente fui a trabajar de voluntaria en la construcción de un Salón del Reino.

Pero esa mañana, antes de salir, había leído Mateo 5:23, 24, que dice: ) ”Por eso, si estás llevando
tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu dádiva allí
enfrente del altar, y vete; primero haz las paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto,
ofrece tu dádiva.

¿Cómo podría darle un sacrificio a Jehová si no estaba en paz con mi hermana? Me di cuenta de
que primero tenía que hacer las paces con ella.

Nos dijimos todo lo que sentíamos. Yo no quería perder a mi hermana, y ella tampoco quería
perderme a mí.

Es increíble lo bien que te sientes cuando haces las paces.

¡Estoy tan feliz!

No solo recuperé a mi hermana, sino que ahora nuestra amistad es aún más estrecha.

Además, me siento más cerca de la congregación y, sobre todo, mucho más cerca de Jehová.

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