Está en la página 1de 29

Revista Latinoamericana de Psicología

ISSN: 0120-0534
direccion.rlp@konradlorenz.edu.co
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Colombia

Lazarus, Richard S.; Opton, Edward M.; Averill, James


Adaptación Psicológica y Emociones (parte B)
Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 1, núm. 2-3, 1969, pp. 133-160
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Bogotá, Colombia

Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80501303

How to cite
Complete issue
Scientific Information System
More information about this article Network of Scientific Journals from Latin America, the Caribbean, Spain and Portugal
Journal's homepage in redalyc.org Non-profit academic project, developed under the open access initiative
161 i

o--Anticipación larga (N- 25)


15 .-Anticipación corta (N- 25)
"8
z Impacto Impacto

~ 14
.Si
~
! 13
':1
a
~ 12
:a
i
8"
ACCIDENTE 1 .~ ACCIDENTE 2 ACCIDENTE 3
10 ~

-30 -20 -10 O 10 20 30 -30 -20 -10 O 10 20 39 -30 -20 -10 O 10 20 30


Tiempo (Segundos desdeel impacto del accidente)

FIGURA 4. CONDUCTIBILIDAD CUTANEA DE LOS GRUPOS DE SUJETOS CONANTICIPACION LARGA y COHTA,


DURANTE LA ANTICIPACIOÑ DEL ACCIDENTE Y DURANTE SU CONFRONTACION.
86

84

82 ~
l(l
~
N c-.- Anticipacion larga (N- 17)
.~ O,
._- Anticipación corta ( N- 17)
\\J.
¡;¡ 80
.......
. /;..,.1
-o
Impacto Impacto
.j... 78 78 J
!
~ 76
o
:~
c.
~ 74

72

70
ACCIDENTE 1 ACCIDENTE 2 ACCIDENTE 3

-30 -20 -10 O 10 20 30 -30 -20 -10 O' 10 20 30 -30 -20 -10 O 10 20 30
Tiempo ( Segundos desde el impacto)

FIGURA 5. LATIDOS DEL CORAZON EN LOS GRUPOS DE ANTICIPACION LARGA y CORTA, MIENTRAS ANTICIPAN
EL ACCIDENTE Y MIENTRAS LO ESTAN PRESENCIANDO.
ADAPTACION PSCIOLOGICA y EMOCIONES 135

Tono Afectivo, y dos escalas de tensión y ansiedad). Se dió también un test de


asociación de palabras, que proporcionó una medida indirecta de la reacción de
stress indicando transtornos en el funcionamiento cognoscitivo.

Al final de cada sesión se condujo una entrevista detallada con el intento de


determinar el tipo y patrón de estrategia que cada sujeto usaba con el fin de hacer
frente a la amenaza que se había anunciado y se suponía que iba a aparecer. Dos
psicólogos cl ínicos analizaron el material de la entrevista usando una versión
revisada del modelo de Haan-Kroeber del funcionamiento del yo (ver Haan, 1963).
En este modelo se separan tres niveles de funcionamiento, dependiento de si los
procesos del yo son flexibles y dirigidos hacia la meta (enfrentar el peligro); o si son
rígidos y distorcionan la realidad (defensa); o completamente desorganizados
(fracaso del yo). Se determinó la presencia o ausencia de 30 mecanismos del yo,
tales como aislamiento, proyección, retiro, etc, para la primera, media y última
porción de cada intervalo de anticipación. Los mecanismos se. clasificaron de
acuerdo a la anterior tricotomía. En otras palabras, el tipo y nivel de los procesos
del yo se analizaron para conocer su organización y desarrollo durante la
antic ipac ión.

Como el procedimiento anterior se basó en datos de entrevistas con carácter


retrospectivo, se usaron otros sujetos en ciertos intervalos y se les interrumpió con
el fin de lograr informes exactos del funcionamiento del yo. Estos nuevos sujetos
sirvieron de control en la distorción posible de las entrevistas.

Con el fin de simplificar la discusión nosotros consideraremos sólo los datos


de conductibilidad eléctrica de la piel en el experimento de Folkins. Hubo un
paralelo entre estos y los cambios cardíacos, aunque generalmente los últimos no
siempre alcanzaron el mismo nivel de significación. Las variables de volúmen del
índice y de la respiración dieron resultados ambiguos que contribuyeron muy poco
al análisis final.
La figura 6 presenta los puntajes medios de conductibilidad de la piel cada 10
segundos, en los 6 intervalos de anticipación. Los 6 intervalos parecen caracterizarse
por 4 perfiles diferentes. Primero, en el intervalo de anticipación de 5 segundos se
presenta un aumento rápido en la conductibilidad de la piel que se extiende más allá
del punto en el cual se espera el choque. Segundo, en los intervalos de 30 segundos
y de 1 minuto, la conductibilidad de la piel aumentó hasta el punto de
confrontación y de all í cayó. Tercero, en los intervalos de 3 minutos y de 5 minutos
la conductibilidad de la piel aumentó inmediatamente después de la alerta, se niveló
durante el período medio, y aumentó de nuevo inmediatamente antes del choque
esperado. Un cuarto patrón de actividad se observa en el caso del grupo que
anticipó el choque 20 minutos; ellos también mostraron un aumento inicial pero
regresaron a sus niveles de base anteriores a la alarma; la aproximación del choque,
sinembargo, produjo una reacción mayor.

La actividad fisiológica durante el período de control presentó pocos


cambios. Sinembargo parece haber cierta activación con el acercamiento de la luz
estímulo, especialmente en los intervalos mayores de anticipación.
136 LAZARUS, OPTON, AVERILL

Con el fin de analizar el grado de stress que cada sujeto presentaba como
función del tiempo de anticipación, se obtuvieron puntajes de reactividad fisiolÓgica
tomando el punto más alto que cada sujeto presentaba durante los últimos 10
segundos anteriores al choque que se estaba esperando. Para corregir las diferencias
en los niveles iniciales se ajustaron estos puntajes en relación con la covariancia con
sus I,ineas de base anteriores a la-señal de alarma.

La Figura 7 presenta los puntos más altos de reacciones al stress segÚn se


observa por alteraciones en la conductibilidad de la piel. De acuerdo con los
hallazgos de Nomikos et al., discutidos previamente, las reacciones fueron menores
para el intervalo de 5 segundos que para el intervalo de 30 segundos. La alteración
máxima ocurrió con un minuto de advertencia, pero disminuyó progresivamente
cuando el tiempo aumentó a 3 ya 5 minutos. A los 20 la conductibilidad de la piel
subió de nuevo en forma drástica. El significado de esta función lo estudiamos
usando un análisis de regresión polinómico; la tendencia cúbica (polimonio de
tercer grado) excedió el nivel de .05 de probabilidad, tanto para la conductibilidad
de la piel como para los latidos del corazón.

Las tres medidas de informe verbal del estudio de Folkins indicaron que se
hallaba presente un patrón de alteración similar al determinado por las variables
fisiológicas, y lo mismo ocurrió con la prueba de asociación de palabras que
estudiaba la eficiencia cognoscitiva. Esto es, la alteración máxima ocurrió con
tiempos de anticipación que iban hasta un minuto; cuando el intervalo de
advertencia aumentaba a 3 y a 5 minutos la alteración tendía a disminuir; a los 20
minutos los trastornos afectivos y cognoscitivos aumentaron de nuevo. Estas
tendencias en general no fueron estadísticamente significativas, pero su
correspondencia con los datos fisiológicos proporcionan una prueba más a favor de
su confiabilidad.

En lo relacionado con el funcionamiento del yo, se encontraron tendencias


significativas para el proceso de enfrentar y de fracasar el yo en sus esfuerzos (según
Haan define estos dos puntos), que se hallaban en forma paralela a las medidas
fisiológicas y psicológicas de transtorno. O sea que durante los períodos de menos
transtorno (los intervalos de anticipación de 5 segundos, 3 minutos y 5 minutos) se
observó más enfrentamiento y menos fracaso del yo; lo opuesto se encontró
durante los períodos de mayor alteración (intervalos de anticipación de 30
segundos, uno y 20 minutos).

Realizamos un análisis correlacional con el fin de determinar la relación


existente entre mecanismos del yo y reacción de stress. El análisis reveló que
aunque el proceso de enfrentamiento fue más común durante el período de menos
stress, no hubo correlación entre el informe dado por el individuo en relación a su
manera de enfrentar el peligro, y sus alteraciones autonómicas y psicológicas. De
hecho, en los períodos intermedios de anticipación el enfrentamiento se
correlacionó con altas reacciones a la amenaza. De las otras dos categorías de
mecanismos del yo, la que más claramente se asoció con grandes reacciones de stress
fue el fracaso del yo; la defensa, especialmente como se manifiesta por los
• •
2.8

2.6

2.4

2.2

o
.!I 1.8

i'5 5
..
segundas
e d
30 segundOl minuto

e
a
2.8
"s'

1
.!I
E
2.6

2.4 ~
i 2.2
M_
.fa 2.0 ............ ~.
~ 1.8 -.......
j 3 mlnutOl

~ •
.._ ••• grupal de control
_ Grupos ...... lm.nt.l ..


1.8

20 minutoo
Ti.m¡>OI de Antlc¡p..,lon. en Int_IOI de 10 MgUndOl

FIGURA 6. PERFILES LOGARITMICOS DE LA CONDUCTIBILIDAD CUTANEA DE LOS SUJETOS EN SEIS INTERVALOS


DE ANTICIPACION. (.1 PUNTAJES PROMEDIOS DE GRUPO SE INDICAN CADA 10 SEGUNDOS DURANT&UN PERIODO
DE PRE-ADVERTENCIA OUE DURA UN MINUTO; lel DURANTE EL PERIODO DE ANTlCIPACION; (dI POR UN PERIODO
DE RECUPERACION. DESPUES DEL ESTIMULO, QUE DURA UN MINUTO. Id) PUNTAJE INDIVIDUAL, QUE SE INDICA
CADA SIETE SEGUNDOS IPERIOIXl'DE ADVERTENCIA).
2.8

2.6

---- ,,,
Grupos de Control

~---' ~,
~
,.'"~
u 2.0
,'-------- ..",.
.",.--- ---'"

1.8 ........ oA.-----'-----"---"'---- ....


3
1 1
Sil 30" 1
1
20
Tiempos de anticipación

FIGURA 7. ESCALA LOGARITMICA DE LAS REACCIONES DE IW>.XIMO STRESS. COMO SE OBSERVA EN LA


CONDUCTIBILIDAD CUTANEA, PARA SEIS INTERVALOS DE ANTICIPACION. LOS PUNTAJES DE REACCIONES
SE AJUSTARON EN RELACION A SUS COVARIANCIAS CON LAS LINEAS DE BASE.
ADAPT ACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 139

mecanismos específicos de negación y represión se correlacionó con bajas


reacciones de amenaza.

Los resultados de Folkins indican que existe una relación compleja entre el
tiempo de anticipación, las reacciones de stress y los procesos cognoscitivos. A qué
se debe que la misma amenaza, o sea el choque eléctrico, produzca niveles tan
diferentes de transtorno a diferentes intervalos de anticipación? Uno podría
suponer que a intervalos demasiado cortos no hay tiempo de comprender realmente
la amenaza, y por lo tanto sólo se presenta una reacción menor. Con períodos
ligeramente mayores (30 segundos y 1 minuto) se entiende mucho más la naturaleza
de la amenaza pero no hay tiempo suficiente para tomar medidas defensivas. Por
esto pueden resultar amplias reacciones de stress o de "pánico". (Fenómenos
similares se han descrito en situaciones naturales de desastre. Fritz y Marks (1954)
encontraron que se presentaron mayores casos de muerte y de heridas en personas a
las cuales se les anunció con un minuto de anticipación la llegada de un tornado,
que a personas a las cuales no se les anunció). Cuando el tiempo de alerta aumenta
el sujeto puede reevaluar la situación y en el caso presente, por lo menos,
reasegurarse a sí mismos que no hay mucho peligro (por ejemplo que las
regulaciones de la universidad no permitirían que les dieran un choque eléctrico
realmente nocivo). Si estas reevaluaciones fueran completamente convincentes la
reacción de stress probablemente seguiría disminuyendo. Sinembargo cuando se
les pide simplemente que se sienten durante 20 minutos y esperen el choque"
algunas de las implicaciones anteriores pueden no resultar tan convincentes después
de todo (tal vez esperar 20 minutos se haga con otra intención; quizás la universidad
permita que se les den choques muy dolorosos cuando el problema es
suficientemente importante). Seguramente esperar mucho se vuelve algo siniestro e
importante, más que un evento de menor importancia.

El enfrentamiento después de la confrontación, Habituación emocional y


reevaluación. Como hemos sugerido en otra parte (Lazarus, 1966) el stress
psicológico es en gran medida un asunto de anticipación del daño. De serlo qué
puede decirse acerca de la situación en la cual ya ha ocurrido la confrontación
dañina? Es acaso importante pensar en términos de la relación dinámica existente
entre los procesos de enfrentamiento que producen emoción porque incluyen
tendencias a la acción directa, tales como el ataque o la evitación, y los procesos de
enfrentamiento que reducen la emoción porque incluyen reevaluación benigna de la
amenaza? Nosotros creemos que la respuesta es "sí". Cuando existe la posibilidad
de exponerse nuevamente a la misma amenaza el contexto situacional relevante es
comparable al de la habituación emocional. Aunque los datos sobre este problema
no son todavía completamente claros, creemos que tienen interesantes
impl icaciones.

En otro laboratorio Goldstein (1965) demostró que las diferencias


individuales (de personalidad) en estilo de enfrentación determinan la extensión en
la cual una persona que ha sido expuesta a una película amenazadora se habitúa a
ella al verla por segunda vez.
140 LAZARUS, OPTON, AVERILL

Golclltein Intentó trazar algunos de los factores de p.... on.lld.d que toman
parte. y IU trablljo .. parece al de Luborskv, Bllnder y Schlmek (1965) sobre la
tendencia de 101 reprtlores a restringir las cosas a las cuales prestan atención, y de
los allladores a elCUdrif\ar completamente el estímulo. SIn.mbargo no enoontreron
rellCión entre tales tendencias Y el tren.torno emocional como se refleja en la
conductibilidad de la piel. La obra de Janís (1958) con ptcient. quirúrgicos
también tlane Importancia en elte lugar. y lo mismo el estudio de "Andrew (1967)
realizado en el laboratorio de Goldlt.ln. Slnembargo lo importante para nosotros en
este problema de las diferencias individual .. es la forma en la cual se manejan las
e)(perlencias emocionales y su rol en la facllltlCión o no faclllteclón de la
habituación emocional, temas estos que escasamente se han comenzado a
estudiar.
Uno debe preguntar por" qué un estímulo que transtorna, por ejemplo la
pel !Cula de la:Subinclalón, se trae de nuevo a la mente y se revive después de haber
visto la pel ícula. SI los sujetos esperaban regresar al laboratorio y ver de nuevo la
misma pel ícula uno podría considerar esta actividad (lomo preparatoria: o sea como
manera de enfrentar la amenaza. SInembargo Weinsteln (en un estudio piloto)
encontró que los sÚjetos recuerdan y reviven el material inclusive si no esperan
volver a verlo. Freud creyó que la función de los suenas que le repiten era
reexaminar un evento traumático con el fin de controlarlo. Se refirió a est8
tendencia como compulsión de repetición. En esta mlsmi forma Freud Intentó
entender los síntomas oblnivo~eompul.lvOl, o lIa come Intentos de revivir los
eventos traumáticos con el fin de luperarloa. Br,ger (1967) también considera que
los suel'los tienen la función de enfrentar y buscar soluciones para problemas ,in
resolver.

Una experiencia amena,adora y difícil de asimilar puede oonsld.rarfMI una y


otra VN. traerla repetidamente a la conciencia, con el fin de asimilarla e controlarla.
O .... aunque no haya '1(peetaelón "pecíflca de volver a experimentar el eatímulo
,""QOional, .. te hecho de revivir la experiencia se supone que protege a la persona
en el ellO do que • lleOllraa p..... ntar nuevamente la amenUa. Por lo tanto puede
QOMIdtr.tW como una forma de hicer frente a 'a amenaza. do .ablecer control, de
l'Iduclr .1 peligro. Enttnder la ".bituaeión requiere, por lo tanto. que •• aminemos
IQl pmotlOlPtloolaoleo. que tienen lugar en el intervalo entre las verias
'~PQtit1loMS al "tímulo lI"""andor (o .1 tiempo que ligue a h~ primera
el(PQtiolón), Y l. eondlelOMl! que ItI Influenciar en una u otra torfN. Si .. pr.nta
h,1 "lbltuaclM, entone .. la pel'lOna o animal dtbe haber ,,"valuado el estimulo,
ju,.ndo on ofteto que .. utímulo amenllador no ti tan Importante o tan
I"""ua"te. y que no lit...a actuar como .. ertVa al cOlTIle",o.

atr. dOl obMrvtloi~ empírleilS .00r. la habituación emoelQf\i11eareeen ser


importanttl. Cavtton 119&4) obMl'VÓ en lo .... aeionadll eon la película de
SYblncltlan qut .~ltte vil'lualment. habltulCión eompltw entre la primera V
... nda PftIIf\tiOtOMt. ..parid.. p·or una ,,",ana de I"ttrmodlo. ObMrvO do.
Qt-. dt hlbltulClon, una a la IltUlOlan f)tPfl'lmentl' y otra a la poticula en sí
mllm(l.
FIGURA 8. HABITUACION A LA SITUACION EXPERIMENTAL COMO SE REFLEJA EN LOS NIVELES 8ASICOS DE
CONDUCTIBILIDAD CUTANEA

7
l!i

1
'E
i 5
.s:"
a
al
~
:.o
.~ 3
]
u

o
Presentación Presentación Presentación Presentación

1 '2 3 4
\.. J "- .."
~ '----v--'
~ --
Sesión I Sesión 12 Sesión .3
142 LAZARUS, OPTON, AVERILL

En contraste con los hallazgos de Davison con la pel ícula de Subincisión,


Koriat y Melkman han encontrado que no existe casi ninguna adaptación a la
pel ícula que muestra un accidente en el taller. En una de las condiciones
experimentales de Koriat y Melkman, los sujetos de control vieron la pel ícula
cuatro veces, dos veces en la primera sesión y otras dos en dos sesiones separadas
por un día. Las curvas de conductibilidad de la piel y latidos del corazón en cada
una de las presentaciones de la pel ícula muestran sorprendentemente poca
adaptación a las tres escenas del accidente, inclusive después de haberlas visto tres
veces antes.

Estos datos de Koriat y Melkman son difíciles de ilustrar porque puede haber
cierta habituación a la situación experimental, en forma tal que los cambios
autonómicos no pueden usarse en realidad para explicar el proceso de habituación a
las escenas del accidente. La habituación a la situación experimental puede
observarse indicando en un gráfico los niveles de Iíneade base de conductibilidad de
la piel, promediados para todos los sujetos, en cada una de las presentaciones de la
pel ícula. Estos resultados se presentan en la Figura 8. Se notará que hay un
aumento de la primera a la segunda presentación, probablemente debido a que esta
segunda vez sigue después de 5 minutos de terminarse la primera, y los niveles de
alerta son todavía altos. Sinembargo hay una disminución en los niveles básicos de
conductibilidad cutánea de la segunda a la tercera presentación, y otra disminución
de la tercera a la cuarta. Debido a las grandes desviaciones estandar halladas en esta
situación, las diferencias no son estadísticamente significativas.

Si examinamos ahora las diferencias en conductibilidad cutánea, corregidas


según los niveles básicos, entre el período que precede inmediatamente al accidente
(promediado para todos los sujetos), es posible formarnos una idea de la cantidao
de habituací'ón a las escenas del accidente. Este procedimiento cancela cualquier
efecto debido a la situación experimental en sí misma, debido a que el período que
precede las escenas del accidente representa el nivel general de alerta del sujeto, sin
la influencia de la exposición a los accidentes. Estas diferencias en la
conductibilidad cutánea durante cada una de las presentaciones de la pel ícula se
observan en la Figura 9. Existe cierta habituación de la primera a la segunda
exposición, y de la segunda a la tercera, y un pequeño aumento de la tercera a la
cuarta. Sinembargo la variación es relativamente pequeña y las desviaciones
standard grandes; más aún, las escenas del accidente todavía producen considerable
excitación (o alerta) emocional, mientras que en el estudio de Davison las
operaciones no eran automáticamente muy traumáticas, ni siquiera en la segunda
presentación.

Este último punto se ve claramente en la Figura la, que muestra los niveles
sin corregir de conductibilidad cutánea, promediados para todos los sujetos, y
colocados en una serie de curvas continuas, cada una de las cuales representa el nivel
durante una de las cuatro presentaciones de la pel ícula del accidente en el taller. En
otras palabras, la curva 1 en la Figura 10 muestra las curvas de conductibilidad
promediadas para todos los sujetos durante la primera presentación; y las curvas 2,
FIGURA 9. HABITUACION A LAS ESCENAS DE ACCIDENTE DE LA PELlCULA DEL TALLER. COMO SE REFLEJA EN LAS
DIFERENCIAS DE NIVEL"S DE CONDUCTIBILIDAD CUTANEA, INMEDIATAMENTE ANTES DE LOS ACCIDENTES Y EN
LOS CLlMAX DE ESTOS

. 3
<ti
Ql
c:
.~
:l ui
U o
"0'-
<ti J::. 2
"O E
:= o
.- o
.o ..
.- u
g 'E
"O

8 1

O
Presentaci ón Presentación Presentación Presentación

'--o 1 2 J \ 4 J
V T i¡¡J

Sesión 1 Sesión Sesión 3


14.01 FIGURA 10. CURVAS DE CONDUCTIBILIDAD CUTANEA DURANTE CADA PERIODO DE PASE Y EN LAS PRESENTACIONES
I
DE LA PElICULA DEL ACCIDENTE EN EL TALLER

13.0
.~\
12.0
!"
.I .
~
, .
s I
,"
~ 11.0 ~,\
e
.!I
E 1, \\
.. ._./ I \.
.! 10.0
'O Accidentes:
""
..
;;¡
.1 '\"
:5 ,2
/'
., r. \\
'ñ 9.0
,, I
~ ,~~._. 1:o'\ \
o "
<3
, '- /,.... I o
.......
./ . ....- .....
-.... I : ~ ,
I / - "...,: ~
o I o
'-- __ e •• • •
8.0 . .. . .
o • •
• • o

:~ ~
..:-. .-. : l···· .. .
•1 ~ •••••••••
:
7.0 •

6.01 I I I I I I I I I II I I I I I I I I I I I I I
O 2.0 4.0 6.0 8.0 10.0 12.0 14.0 16.0 18.0
1_ Línea de Base Intervalos de U" minuto
ADAPTACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 145

3, .., 4, la segunda, tercera, y cuarta presentaciones de la película. Al observar la


figura se observa que los niveles de base bajan en la tercera y cuarta presentaciones,
como hacíamos notar antes. Sinembargo, aunque no es posible obtener una
verdadera medida de adaptaclón sin tener constantes las medidas de la línea de base,
como se hizo en la Figura 9, es posible ver que en las cuatro presentaciones de la
película las escenas de los accidentes siguen produciendo mucha alteración
emocional. Al comenzar cada escena de accidente se aumenta marcadamente la
conductibilidad de la piel, y llega a un punto máximo antes de declinar de nuevo
después de ver las escenas reales.

Este fenómeno, en el caso de ser auténtico, requiere explicación. Es la


película del aa:idente del taller de un tipo tal que como estímulo emocional desafíe
la posibilidad de habituación, o es posible encontrar otras explicaciones para estos
hallazgos? Una explicación podría ser que la película de Subincisión dedica mucho
más tiempo a las escenas amenazadoras que la película del accidante del taller. Las
operaciones genitales se presentan una y otra vez er la pel ícula de Subincisión (seis
veces), y cada una de ellas dura más de un minuto; en la pel ícula del accidente del
taller los accidentes son muy breves, duran sólo algunos segundos. Quizás la
habituación más rápida a la pel ícula de Subincislón se debe simplemente a que el
sujeto h a estado en contacto durante r:nás tiempo con las operaciones
amenazadoras. Otra posibilidad es que la cantidad de tiempo que sigue a la
experiencia amenazadora variara en los dos estudios. Las sesiones de Davison
estaban separadas por más de una semana; las de Koriat y Melkman, en cambio,
tenían sólo 5 minutos de intermedio ell una sesión, y sólo un par de días en sesiones
posteriores. Por lo tanto, los sujetos de Davison teruan más tiempo de elaborar la
experiencia. Una explicación más se refiere a la topografía de los eventos
amenazadores; las operaciones de Subincisión incluían eventos sustancialmente
amenazantes, mientras que la pel ícula del accidente del taller es más benigna, y los
tres accidentes surgen rápidamente y desaparecen de nuevo en escenas neutrales.

La explicación que nos parece más intrigante, y tal vez psicológicamente más
significativa. se refiere a los contenidos de las dos pel ículas. La Subincisión es una
pel ícula extremadamente esotérica, y muy pocos sujetos han visto en su vida algo
como esto. A eso se debe que la experiencia inicial sea particularmente difícil de
asimilar. Una vez que se ha visto, y que se ha elaborado en cierta forma, puede no
haber razón para reaccionar emocionalmente a ella. La amenaza parece tener muy
poco que ver con la vida ordinaria. Después de todo, quién espera verse expuesto a
una cosa semejante? Esta argumentación, naturalmente, se opone a la creencia de
otros autores quienes afirman que la pel ícula evoca ansiedades castratorias (por
ejemplo Schwartz, 1956, y Aas, 1958), o sea que simboliza para el espectador la
crisis evolutiva universal del peligro de daño genital como consecuencia de las
urgencias edípicas. Esto es ciertamente una posibilidad, pero no tiene en su favor
más que una evidencia débil y de carácter circular. En todo caso, si suponemos que
no existe en esta situación amenaza de castración, con excepción de algunos casos,
entonces vale la pena considerar seriamente la sugerencia de que la película de
Subincisión evoca la reacción que se da a algo extraño, remoto, esotérico y difícil
de comprender. Una vez que los eventos se asimilan y entienden en esta forma, no
tiene ninguna otra importancia adaptativa. Y por ello la adaptación debe ser rápida.
146 LAZARUS, OPTaN, AVERILL

En marcado contraste, el accidente del taller muestra una experiencia


dolorosa que es común y potencialmente importante para todo el mundo. Que se le
corte a uno un dedo, o que sufra daño corporal de otra clase, no deja nunca de ser
un peligro real. Le puede suceder a cualquiera, y en cualquier momento de la vida.
Hay, en efecto una gran importancia adaptativa en las escenas del accidente del
taller, y uno podría decir que no es posible nunca habituarse completamente a esos
estímulos, aunque se vean muy a menudo.

Hay una forma segura de poner a prueba esa noción de habituación


diferencial a los estímulos productores de emoción con base en su importancia
adaptativa. Se puede hacer comparando directamente la habituación a ambas
películas, y controlando por la posibilidad alterna (por ejemplo por el tiempo
durante el cual el sujeto se somete a las escenas amenazadoras, o la topografía de los
eventos amenazadores); o manipular directamente tales variables. Este tipo de
investigaciones se están llevando a cabo actualmente. El problema indudablemente
debe ser mucho más complicado de lo que parece con este simple análisis. Por
ejemplo Schonpflug (1966) ha proporcionado evidencia que demuestra que
mayores niveles de alerta en la persona antes de la estimulación acentúan las
propiedades del estímulo percibido, influyendo por lo tanto la habituación.
Schonpflug sugiere que debe haber "una interaéción entre los procesos
cognoscitivos y energéticos" (1966, p. 446), Como puede notarse en este último
trabajo, el problema de la habituación emocional converge también en ciertos
tópicos inherentes a la teoría del nivel de adaptación de Helson (1964).

Lo que necesitamos en este estadio de nuestra investigación es más hechos


acerca de la habituación emocional. Problemas básicos incluyen las condiciones que
facilitan o retardan la habituación emocional, el rol de las variables de personalidad
en este proceso, y la naturaleza de los procesos cognoscitivos que tienen lugar antes
y después de enfrentar el stress, y que podrían relacionarse con la habituación.

Patrones de Respuesta Emocional.

Deseamos describir br.evemente un último estudio importante en lo


relacionado con la discusión teórica que presentamos en la primera parte de este
artículo. Se refiere al problema de los patrones de respuesta y las bases de inferencia
de procesos emocionales y de enfrentar el peligro. Las relaciones entre el informe
verbal y las variables fisiológicas de respuesta se complica debido a que las'
descripciones verbales de afecto son función de muchas variables relativamente
inconsecuenciales con el funcionamiento fisiológico. Por ejemplo, los informes
verbales no se libran nunca de las barreras semánticas del lenguaje, incluyendo las
connotaciones de los términos afectivos que pueden referirse a matices muy finos
en el contexto social y del estímulo, ni de los juicios de valor, por ejemplo éticos y
estéticos, expresados por el sujeto (ver Bedford, 1957). Más importante todavía,
desde un punto de vista psicodinámico, es la posibilidad de efectos diferenciales de
los factores psicolÓgicos en el informe verbal y en los correlatos fisiolÓgicos, como
en el caso de las disposiciones defensivas. Si uno va a defender la afirmación
anterior de que cada sistema de respuesta del cual se infieran emociones y procesos
ADAPTACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 147

adaptativos incluye sus propias funciones adaptativas, y si uno está interesado en


proponer reglas para predecir los patrones de acuerdo y desacuerdo, entonces es
necesario identificar los determinantes de las discrepancias entre respuestas. Este
problema fue investigado experimentalmente por Weinstein, Averill, Optan y
Lazarus (en prensa). Se propuso que los individuos que usaban los procesos
defensivos de negación o represión, por encima del promedio de la población
estudiada, tenderían a tener puntajes relativamente más elevados en los índices
fisiológicos de reacción al stress que en las medidas del informe verbal, mientras que
los individuos que preferían defensas sensibles presentarían el patrón contrario.

Los resultados de seis estudios realizados previamente con otros propósitos se


reanalizaron a la luz de este problema. Se infirieron prefencias por la defensa con
base en los puntajes en escalas de personalidad tales como las L, K, R-S, y Hy-Dn
del MMPI, y la escala Gi del CPI. Las escalas específicas diferían algo de un
experimento a otro, pero para cada escala se denominaron "represores" los sujetos
que se encontraban en un extremo como negadores de síntomas, mientras que se
denominaron "sensitivos" los que estaban en el otro extremo, y admitían los
síntomas. Los sujetos que estaban en la mitad en esas escalas no se consideraron en
este análisis.

La película de Subincisión se había estado usando como un estímulo


estresante en cada uno de los experimentos que analizamos. En algunos de ellos el
sujeto había marcado qué tan alterado estaba, en una escala de 9 puntos, mientras
veía la pel ícula; en otros experimentos había llenado una lista de adjetivos y había
catalogado su estado de alteración después de ver la pe! ícula Con el fin de poder
comparar nuestros hallazgos, los puntajes en el informe verbal se habían
estandarizado en cada experimento.

Te nía m os a nuestra disposición medidas de latidos del corazón y


conductibilidad cutánea para los primeros cuatro experimentos; en los dos últimos
sólo teníamos medidas de conductibilidad cutánea. Como hicimos con las medidas
de los informes verbales, los puntajes de actividad autonómica se estandarizaron
separadamente dentro de cada experimento. En experimentos que emplean ambas
respuestas autonómicas se usó con fines de cálculo el puntaje estandarizado del
sistema dominante de respuesta en cada sujeto. El puntaje de discrepancia se
computó restando el puntaje en el informe verbal estandarizado del puntaje
fisiológico estandarizado, para cada sujeto.

Cuando se compararon los dos grupos defensivos en sus puntales de


discrepancia, se confirmó claramente la hipótesis principal del presente estudio. En
cada uno de los seis experimentos los "represores" tenían puntajes fisiológicos
mayores que los puntajes en el informe verbal, mientras que los "sensitivos"
presentaban el patrón opuesto. Las diferencias no siempre fueron estadísticamente
significativas para cada experimento tomado por separado, pero al combinar los
resultados de los seis experimentos los resultados fueron significativos más allá del
nivel del .001, y en cada caso se notó que había una clara tendencia en la dirección
predicha por la hipótesis.
148 LAZARUS, OPTON, AVERILL

El grado de relación existente entre la defensa que se prefiere y la


discrepancia en las respuestas puede ilustrarse considerando la correlación entre la
escala L del MMPI (que es la mejor medida de defensa en este estudio), y los
puntajes de discrepancia. Teníamos a nuestra disposición la escala L para 5 de lo. 6
experimentos; la correlación promedio (usando puntajes transformados a puntljes
z] existente entre ellos y los puntajes de discrepancia fue de .37 (p < .01).

Las correlaciones anteriores podrían ser función de los efectos que la defensa
preferida por el sujeto tiene sobre las medidas de informe verbal, sobre IllCtlvlded
fisiológica, o sobre ambas. Para probar cuál de estas poslbilldadu era la correcta
comparamos represores y sensitivos-con relación a su medida en el Informe verbal y
en la medida fisiológica, consideradas separadamente. En los seis estudios los
represores decían que habían sufrido menos stress que los sensitivos. Por otra parte,
represores y sensitivos no diferían en su reactlvidad autonómica.

En el anterior estudio uno ve un caso empírico que muestra la manera como


se organiza un patrón de respuesta y una emoción, según el marco de referencia que
presentamos en la sección teórica de este artículo. Los informu verbalu en los seis
experimentos reflejaban un tipo particular de transacción social que condujo a la
discrepancia entre dos medidas de respuesta, de las cuales se infieren comunmente
los estados emocionales. Lo mismo podríamos argüir en relación con cualquier
medida de respuesta, incluyendo las respuestas de expresión motora y fisiológica,
cada una de las cuales mantiene sus propias funciones adaptativas mís allí de la
confiabilidad que tengan como medidas. La solución última de los problemas
metodológicos relacionados con el tratamiento de la emoción como respuesta
requiere la determinación sistemática de tales funciones adaptativas y de la forma
como influencian los indicadores de los cuales se infieren los estados emocionales.

OBSERVACIONES FINALES

Aunque no hemos organizado este artículo en torno a ningún grupo de


problemas metodológicos, varios de ellos se han considerado de paso. Este parece
ser un buen momento para estudiar algunos de estos problemas con un
detenimiento un poco mayor.

Uno de los asuntos más urgentes se refiere a si existen o no estados de


respuesta emocional cualitativamente diferentes, cada uno con su propia topografía.
Una posición alterna es afirmar que cada uno de ellos es simplemente una forma de
excitación, a la cual se le dan ciertos nombres. Al elegir considerar la emoción como
respuesta en vez de insistir en la función motivacional de las emociones podemos
dedicar nuestra atención teórica y empírica a la naturaleza de esas respuestas que
llamamos emocionales. Nuestra posición es que la rabia, el miedo, el pesar, la
euforia, el amor, etc, son distintivamente diferentes en sus tres componentes de
respuesta principales: el fisiológico, el motor, y el cognoscitivo.
ADAPT ACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 149

Una confeCuencia del punto de vista anterior es que la investigación debe


orientarse a distinguir en forma descriptiva las prQpiedades de las diferentes
reaccione. emocionales. Por ejemplo, debe determinarse si el pesar, incluye patrones
de relpuesta fisiológica que se puede medir que son diferentes de los patrones de
respuesta de la rabia o el miedo (Averill, en prensa). A pesar de las variaciones
culturales en la forma de expresar el duelo, en las actitudes de la gente hacia el
pelar, y en los términos preferidos para describirlo, puede haber formas comunes a
toda la humanidad de expresar el pesar, en forma fisiológica, en expresión motora
(digamos en patrones de respuesta facial, o en posturas corporales). y en forma
cognoscitiva, que sean distintas de las formas de otros estados de respuesta
emocional. La topografía de cada forma de emoción debe basarse en una clase
p.rtlcular de evaluación y en una tendencia dada a la acción directa. Aunque en este
artículo no hemos prfttntado Investigaciones que traten con las propiedades
descrlptivlls de las diversas emociones, este es un punto importante para futuros
trabajos.

El problema teórico al cual dimos mis importancia en las investigaciones


.nteriormente dncrltas se refiere. los mediadores cognoscitivos que anteceden un
"tado de respuesta al str ... Hemos puesto énfasis en las transacciones entre una
persona y el ambiente. que se median por los procesos perceptuales y cognoscitivos
por medio de los cuales .. obtiene y evalúa Información sobre el significado
personal de un estímulo. L. emoción se concibe como una respuesta a tal
ev.luaclón, que Incluye ttfuerzos p.r. enfrentar la situación o condición particular.
Por lo tanto, si hemos de entender la respuesta emoclon.' es preciso primero que
todo entender l. forma en la cual la persana o el .nlmal concibe la situación.

Tradicionalmente 101estímulos emocionales se han considerado simplemente


como energía física que actúa labre el organismo, y la captan los órganos
senlOrlll ... Eatos estímulos producen emociones simplemente porque se han
condlclonldo a ciertas conltCuencias o refuerzo positivo o negativQ; por lo tanto
cuando se presentan nuev.mente, ocurre también la respuesta emocional asociada
con ella •. El enfoque .ltern.tlvo que presentamos en este artículo es que tales
estímulos producen l. emoción porque proporcionan Información relievante a la
ptl1On. o Inlmal. Con.ld .... do dnde este punto de vista, las cuestiones de
Importlncl. teórica y e)(perimental incluyen preguntas como las siguientes: "qué
el.. d. Info rmación n,vI a la rabll •• 1 mildo, .1 duelo. etc, por una parte. o al
Imor. II eufo ..I•• etc, por otra? ": "CuíltllOn loslnteeedlntes de estas cogniciones,
IU conflgu ..aclón d. lItímulo, su dllPoslelón lpor ejemplo en l. ptl1Onalidad, o en
la eonttrucclón biológica d.1 orolnl.mo)? ..

L. mlyor p.rte d. l. invtltlgaclón dacrita en el p..... nte Irticulo h. pU.sto


énfasl. en el pape' que juega el cambio de ev.luación IpOl' medio del clmblo de
Información) .n l. producción y I'tducclón de las estados di excitación o de ttress.
El lnte"" en el p_1 de las medl.do .... cognOlCltlvos en l•• moclón lque ha sido
domlnlnte .n ettas invtltloaciontl) tlmblin nos n.va a pl'tlt.r ltenclón a ciertos
problemas mttodologlcot I'tlaclonldOl can lot mitodOl de InvtltigIClón. SI uno usa
conltNcclontl f.nomtnológlell, tlln como eVllulCión y .... v.luaclón. tales
150 LAZARUS, OPTaN, AVERILL

construcciones deben ser operacional izadas en términos de sus condiciones


antecedentes y de sus respuestas medibles. En estos trabajos hemos separado dos
estilos metodológicos: 1) Variaciones experimentales que se introducen para alterar
los procesos cognoscitivos mediadores. Por ejemplo los sonidos grabados cuyo
volúmen se varía, o los pasajes de orientación que se introducen con el fin de
alentar uno u otro tipo de evaluación; o el intervalo temporal que se cambia, de
modo que el sujeto tenga más o menos tiempo para pensar en la información. Se
supone que tales variaciones tienen influencia en la evaluación y reevaluación de la
situación. 2) Por medio de entrevistas, se da atención directa a las formas de pensar
del sujeto.

Existen, claro está, muchos riesgos en los anteriores estilos de investigación.


No es siempre claro si las manipulaciones del experimentador resultan en los
mediadores cognoscitivos como se supone que ocurre. Más aún, la información
derivada de los informes verbales es siempre de valor dudoso. Sinembargo, una
combinación de las dos medidas disminuye la probabilidad de llegar a conclusiones
erróneas. Si se postula que el procesamiento de nueva información, y la
reevaluación de ella explican la respuesta emocional, le incumbe al investigador
hacer todo lo posible por clasificar estos procesos cognoscitivos por medio de los
métodos a su disposición, o sea por la manipulación de la información o del
contexto del estímulo, y solicitando informes verbales acerca de los pensamientos
que les ocurren a los sujetos en esa situación.

RESUMEN

El principal objetivo de este artículo fue poner en tela de juicio el concepto


de la emoción como motivación. Criticamos este popular concepto y mostramos
cinco de sus desventajas, o sea que el conceptode la emoción como motivación: (1)
lleva a retirar la atención de la topografía de las emociones como estados
sustantivos (inferidos); (2) lleva también a retirar la atención de los antecedentes de
la emoción y se concentra en sus consecuencias como impulso; (3) tiende a producir
una teoría del comportamiento en la cual se pone todo el peso en la ansiedad (o
miedo); (4) separa en forma artificial los componentes esenciales de los estados
emocionales, por ejemplo la alerta fisiológica y la respuesta adaptativa (digamos de
evitar o atacar). mientras que las emociones deberían considerarse como patrones
complejos y organizados de estos componentes; y (5) es incapaz de predecir el tipo
de respuesta adaptativa, por ejemplo defensa, evitación, ataque, inacción, etc. En
cambio de este enfoque de la emoción como motivación insistimos en que la
emoción debe conslderarse como respuesta, lo cual significa que merece ser
estudiada por su valor intrínseco.

Otro objetivo principal de este trabajo se refirió a las relaciones entre


emociones y adaptación. Se dijo que cada emoción surge de los procesos de
evaluación por los cuales la persona o el animal infra-humano valora la
significación adaptativa del estímulo. Las evaluaciones benignas pueden llevar a
tres clases de procesos: primero, acciones automáticas de enfrentamiento, tales
como evitación y ataque, pero sin los otros concomitantes emocionales que
ADAPT ACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 151

producen el miedo y la rabia; segundo, reevaluaciones de la amenaza con base en


nueva evidencia o en reflexión adicional, que conduce a otros pasos de carácter
adaptativo idénticos a los que surgen de evaluar la amenaza; y tercero, emociones
positivas como el júbilo, la euforia, el amor, etc, que se conectan generalmente con
la ausencia o con el dominio del peligro. La evaluación de la amenaza puede
producir dos clases de procesos de enfrentamiento, con base en información
adicional (evaluación secundaria) sobre las posibilidades de hacer frente a la
amenaza: primera, tendencias de acción directa, tales como el ataque o la evitación
y los estados emocionales de tono negativo asociados con tales tendencias a la
acción; segundo, reevaluación benigna, sea con base en nueva información o en
distorción de carácter defensivo. El efecto de la reevaluación benigna es reducir el
estado emocional de tono negativo. Cada situación que incluye emoción lleva a
alguno de estos procesos. Un excelente paradigma empírico de estos procesos,
especialmente de la reevaluación se halla en el problema de la habituación
emocional. La habituación de la reacción de orientación implica juzgar que un
estímulo ambiguo es benigno y podemos no' prestarle atención. La habituación
emocional incluye juzgar que el estímulo que se consideró amenazador no es tanto
como se juzgó originalmente, o que es benigno.

En la tercera sección de este artículo, relacionada con hallazgos empíricos, se


notó que todas las investigaciones de los últimos 10 años en nuestro laboratorio se
han referido a situaciones de amenaza en las cuales no es posible acción directa
contra la amenaza. Por lo tanto, aunque los sujetos presentaban alerta emocional,
presumiblemente en relación con los fmpulsos de evitar o atacar, etc, que no se
actualizaban, los modos de hacer frente al peligro (manipulado por los
experimentadores) fueron básicamente indirectos de carácter cognoscitivo
incluyendo evaluaciones y reevaluaciones.

Pasamos revista a tres clases de experimentos. (1) Los que -incíu ían
alteraciones en la evaluación daban luz en el importante papel de los procesos
cognoscitivos en la producción y reducción del stress psicológico. (2) Los que
trataban con la reevaluación producida por el mismo sujeto, eran de dos clases, a)
aquellos experimentos en los cuales el proceso de enfrentarse al peligro ocurrió
antes de confrontar el estímulo nocivo, y b) aquellos en los cuales el proceso de
enfrentamiento ocurrió después. En relación a la clase a,se demostró que la
duración de la anticipación del daño parece alterar la actividad cognoscitiva del
sujeto, y a su vez influye radicalmente en la cantidad (y probablemente en el tipo)
de reacción emocional. Con respecto a la habituación emocional presentamos datos
no completos todavía que sugieren que los sujetos parecen adaptarse a algunos
estímulos amenazadores (por ejemplo a la película de la Subincisiónl, y no a otros
(por ejemplo a la película del accidente en el taller). Finalmente describimos un
estudio que demostró que las disposiciones de personalidad a negar o reprimir se
asocian en forma consistente con la tendencia a informar que se está
experimentando niveles menores de transtorno emocional de lo que podría inferirse
observando el registro fisiológico del sujeto. Tales disposiciones por lo tanto
constituyen una de las condiciones causales de discrepancia entre el informe verbal
y las medidas de respuesta fisiológica, de las cuales se infiere comunmente la
emoción y los procesos de enfrentamiento.
152 LAZARUS, OPTON, AVERILL

Las Investigaciones anteriores confirman la proposición teórica de que la


ectivided cognoscitiva, que tiene lugar ante un estimuto nocivo que se va a
enfrentar, o después de que se ha enfrentado (por ejemplo entre las diversas
exposiciones al estímulo) es de enorme importancia para comprender el surgimiento
o le reducción de la emoción. Para comprender la emoción y la adaptación es
n8Clll8rio determinar las condiciones (tanto en el estímulo como en la personalidad)
que determinan tal actividad cognoscitiva, y cómo se relaciona esta actividad con la
reacción emocional consiguiente. Dlsel'los experimentales que Incluyen la
anticipación del dal'lo, y la repetición de un estímulo emocional. proporcionan
contextos útiles para estudiar el problema. En vista de la importancia que tiene la
actividad cognoscitiva intermedia en la emoción y la adaptación, es sorprendente
que se haya estudiado tan poco.

REFERENCIAS

Aas, A. MultiltJtion fontaie, ond outonomicre,po1llJe. 0510. Norway: 0510


University Press, 1958.

Andrew, June M. Coping styles, stress-relevant leaming, and recovery from


IUrgery, Tesis de Ph.D. University of California, Los Angeles, 1967.

Arnold, Magda. B. Emotion ond pe,."onolity. New York: Columbia University Press,
1960,2 vols.

Averill, J. R. Grlef: Its Nature and Significance. PlYchol0fÍcol Bulletin. En Prensa.

Av.rlll, J. R., .nd Opton, E. M., Jr. Psychophysiologic.1 assessment: R.tionale and
problems En P. McAeynolds (Ed.), Adlllllnce, in Plichologicol a.e .. ment. Palo
Alto: Science and 8ehavlor Books, 1968, pp. 265-288.

Bard, P., and Mountcastle, V. B. Sorne forebrain mechenlsms lnvolved in expression


of rege wlth lPeclal reference to suppreaion of angry behavoir ReHorch
PublicoHon 01 the o4lIOcÜJtion01 Neroou, and Mental Dluue •. 1948,27,362-404.

B.rron, F. Creotiulty and PlYcholo,ical heaUh. New York: Van Nostrand, 1963.

Bedford. E. Emotlons. Proc.eding. oftheAri,totelion Society, 1957. 57,281-304.

Berkowltz. lo o4,,,..io,,: A tociol paicholofÍcol analy.;'. New York: McGraw-HiII,


1962.

Berlyne, D. E. Conflict, arou«I1 a"d curio,ity. New York: McGraw-HiII. 1960.

Biderman, A. D. Life and deaht in extreme captivity situations. En M. H. Appley


and R. Trumbull (EdI,), Plycltological .t,." .. : I.. ue. in re.areh. New York:
Appl.ton-Century-Crofts, 1967, Pp. 242-277.
ADAPT ACION PSCIOLOGICA y EMOCIONES 163

8indra. D. Motivation: A ~.temtJtic reinterpretation. New York: Ronald Press.


1959.

8r .... L. Function 01 dreaml. JOUl'tUllof Abnorms; P.ychololY. Monogrllm, 1967.


72. No. 5. (Whole No. 6411.

8rown, J. S. The motioation of behaúior. New York: McGraw-HiII, 1961.

8rown. J. S.• and Farber. 1. E. Emotlons conceptuelized as lntervenlng variables:


With .,ggestions toward a theory of frustratlon. P~cholo,iclJl Butletin, 1951,
48. 465-495.

Brown. R. Social P~choIoIY. New York: The Free Prew. 1965.

Breznltz. S. IncubatlofT of threat; Duratlon of anticlpadon and fal. alarm as


determlnants of the fear reactlon lO an unavoidable frlghtenlng evento Journal of
Experimentlll ReulIrch in PeNOtUllíty 1967. 2,173-179.

Bu •• A. H. TM p~choJolY of aglTe.ion. New York; John Wlley and Sons. 1961.

Cannon. W. B. Badil)' chD,.,e. in pain, hu,.,er. fear, aM l'tIfe. (2nd. ed.l. New York:
Appleton-Century ca.. 1929.
OIild.1. L•• and Waterhouse. 1. K. Frustradon and the quallty of performance: 11. A
Theoretlcalstatement. P~chololicDl Rerkw. 1953. 60, 127-139.

Chrlstlan. J. J., aOO Davís. D. E. Endocrlnes. behavlor and pof)(ilatlon. Beience,


1964,146, 1550-1560.

CoNn, J .•and Grav Walter W. The lnteraction of responses in (he brain to semantlc
ltímull. P~chophy.iology, 1966.2. 187-196. .

Bruner. J. W. Neural mechanlsmt in perception. P~cholofic(Jl Review, 1957,64,


340-358.
Osrwin, C. Expreuion of tbe emotions in man and anima". London: Murrav. 1872.

Delgado. J.M.R .• Roswold. H.E .• and Loonev, E. Evoked cOIlditional fear by


electrlcel stlmulatlon of .,bcortícal structures In the monkey brllln. JourtUll ot
COmpfJNtÚ1eand Phy.iologicfJl P~choIOfY, 1956. 49, 373-380.

Dollard. J.. and Mlller. N. E. Pertonality and p~chothertJPY. New York:


McGraw-HíII. 1950.

Duffv, Elizabeth. leeper's motlvation.el theory of emotlon. P~chologíe41 Reuiew,


1948.55,324-328.

Ouffy, Ellzabeth.Actiuation and behauíor. ,.,.. York: Wiley. 1962.


154 LAZARUS, OPTON, AVERILL

Easterbrook, J. A. The effect of emotion on cueutilization and the organization of


behavior. Psychological Reuiew, 1959, 66, 183-201.

Ekman, Paul. Comunication through nonverbal behavlor: A source of information


about an interpersonal relationship. En Tomkins, S. S., E. Izard, C. E. (Eds.).
Allect, cognition and personality. New York: $pringer Publishing Company, tnc.,
1965.

Epsteln, S. The measurement of drive andconflict in humans: Theory and


experimento En M. R. Jones (Ed.). Nebraska Symposiun on Motiuation. Lincoln:
Univ. of Nebraska Press, 1962, Pp. 127-209.

Fenz, W. D., and Epstein, S. Measurement of approach-avoidance conflict among a


stimulus-dimension by a thematic apperception test. Journal 01 Personality, 1962,
30,613-632.

Folkins, C. H. Reactions to threat of pain as a function of anticipation intervals.


Tesis Doctoral, University of California, Berkeley, 1967.

Folkins, C. H., Lawson, Karen, D., Opten, E. M., Jr., & Lazarus, R. S.
Desensitization and the experimental reduction of threat. Journal 01 Abnormal
Psychology, 1968,73,100-113.

Fritz, C.E" and Marks, E. S. The NORC studies of human behavior in disaster.
Journal 01 Social Issues, 1954, 10, 26-41.

Galbrecht, C. R., Dvkrnan, R. A., Reese, W. G., and Suzuki, T. Intrasession


adaptation and intersession extinction of the components of the orienting response.
Journal.o] Experimental Psychology, 1965,50, 585-597.

Gibson, J. J. The senses considerad as pereeptual systems. Boston: Houghton


Mifflin, 1966.

Goldstein, K. The organismo New York: American Book co., 1939.

Goldstein, M. J., Jones, .R. B., Clemens, T. L., Flagg, G. W., and Alexander, R. G.
Coping style as a factor in psychophysiological response to a tension-arousing film.
Journal 01 Personality and Social Psychology, 1965 1, 290-302.

Grinker, R. R., and Spiegel, J. P. Men under stress. New York: McGraw-Hill, 1945.

Haan, Norma. Proposed model of ego functioning: Copinq and defense mechanisms
in relationship to 1. O. change. Psychology, Monogram, 1963, 77, (8, Whole No.
571).

Hackett, T. P., and Weisman, A. D. Heactions to the inminence of death. En G. H.


Grosser, H. Wechsler, and Grenblatt [Eds.], The threat 01 impending disaster.
Cambridge, Mass.: M.I.T. Press, 1964, Pp. 300-311.
ADAPT ACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 155

Hamburg, D. A., Hamburg, Beatrix, and deGoza, S. Adaptive problems and


mechanisms in severely burned patients. Psychiatry, 1953,16, 1-20.

Harris, J. D. Habituatory response decrement in the intact organismo Psychologiml


Bulletin;1943,40,385-422.
Hebb, D. O. On the nature of fear. Psychological Reuiew, 1946,53, 259-276.

Hebb, D. O. The organization of behauior. New York: Wiley, 1949.

Helson, H. Adaptation leuel theory, New York: Harper and Row, 1964.

James, W. What is emotion? Mind, 1884,9, 188-204.

Janis, 1. L. Psychological stress. New York: Wiley, 1958.

Janis, 1. L. Psychological effects of warnings. En G. W. Baker and D. W. Chapman


(Eds.I, Man and Society in disaster. New York: Basic Books, 1962, Pp. 55-92.

Koepke, Jean, E., and Pribram, K. H. Habituation of FSR as a function of stimulus


duration and spontaneous activity. Journal of Comparatiue and Physiological
Psychology, 1966,61, 442-448.

Kimble, G. A., and Posnick, G. M. Anxiety? Jo urna 1 o] Persona lit y and Social
Psychology, 1967, 7, 108-110.

Korchin, S. J., and Heath, Helen, A. Somatic experience in the anxiety state: Some
sex and personality correlates of autonomic feedback. Journal of Consulting
Psychology, 1961,25,398-404.

Krause, M. S. The measurement of transitory anxiety. Psychological Reuiew, 1961,


68. 178-189.

Lazarus, A. A., and Abramovítz, A. Learn to relax. Johannesburg, South Africa:


Troubadour Records, 1962.

Lazarus, R. S., and Alfert, Elizabeth. The short-eircuiting of threat. Journal of


,1bnormaland Social Psychology, 1964,69, 195-205.

Lazarus, R. S. Psychological stress and lhe coping procese. New York:


McGraw-Hill, 1966.

Lazarus, R.S., and Opton, E.M., Jr. The study of psychological stress: A summary
of theoretical formulations and experimental findings. In C.D. Spielberger (Ed.];'
Anxiety and behauior. New York: Academic Press, 1966, Pp.525-262.

Lazarus, R. S., Speisman, J. C., Mordkoff, A. M., and Davison, L. A. A laboratory


study of psvcholoqícat stress produced by a motion picture film. Psychology;
Monogram, 1962,76, No. 34 (whole No. 553).
156 LAZARUS. OPTON. AVERILL_

Leeper, R. W. A motivational theory of emotion to replaee "ernotion as


disorganized response," Psychological Review, 1948,55,5-21.

L.eeper, R. W. Some needed developments in motivational theory of emotion. E.n Q.


Levine (Ed.L Nebrask« Sympo.ium on Motivation. Lineoln Nebraska: University of
Nebraska Press, 1965, Pp. 25-122.

Lewin, K.A dynamic theory of personality, New York: MeGraw-HiII, 1935.

Luborsky, L., Blinder, M., and Schimek, Jean. Looking, reealling, and the G.S.R. as
a function of defense. Journal of Abnormal Psychology, 1965, 70, 270-280.

Mac.Corquodale, K.,and Meehl, P. E. On a distinetion between hypothetieal


constructs and intervening variables. Psychological Reuiew, 1948, 55, 95-107.

MacLean, P. D. Psychosomatic disease and the "visceral brain": Recent


developments bearing on the Papez theory of emotion. Psychosomatic Medicine,
1949, 11, 338-353.

Maier, N. R. F. Prustration: The Study of behauior without a goal. New York:


McGraw-HiII, 1949.

Malmo, R. B. Activation: A Neuropsychological dimensiono Psychological Reuiew,


1959,66,367-386.

Mandler, G., Emotion. En R. Brown, E. Galanter, E. H. Hess, and G. Mandler,


(Eds.), New directions in p.ychology. New York: Holt, Rinehart and Winston,
1962, Pp. 267-343.

Mandler, G., Mandler, Jean, M., and Uviller, Ellen T. Autonomic feedback: The
perception of autonomic activity. Journal of Abnormal and Social P.ychology,
1958,56, 367-373.

Mandler, G., and Sarasan, S. B. A study of anxiety andlearning, Joumaiof


Abnormal and Social Psychology, 1952,47, 166-173.

Martin Irene, Adaptation. PsychologicalBulietin 1964 61, 35-44


Masserman. J. H. Behauior and neurosis. Chicago: University of Chicago Press,
1943.
McAllister, Dorothy, E., and McAllister, W. R. Incubation of fear: An examination
of the concepto Journul of Experimental Research in Personality, 1967, 2,
180-190.
WaeOaniel, J. W., and White, R. K. A factorial study of the stimulus conditions of
habituation. Perceptualand Motor Skills, 1966,23, 259-270.

McOougall, W. An introduction to social p.ychology. Bastan: John Luce and Co.,


1926. .
ADAPTACION· PSICOWGlCA y EMOCIONES 157

McDougall, W. The energies of meno New York: Scribner, 1933.

McReynolds, P. A restricted conceptualization of human anxiety and motivation.


Psychological Report, Monagraph Suppiement, 1956,6, 293-312.

Miller, N. E. Experimental studies of conflict. In J. McV. Hunt IEd.), Personality


and the behauior disorders. New York: Ronald Press, 1944, Pp. 431-465.

Miller, N. E. Studies of fear as an acquirable drive: 1. Fear as motivation and


fear-reduction as reinforcement in learning of new responses. Journal of
Experimental Psychology, 1948, 38, 89- T01.

Mowrer, O. H. A stimulus-response analysis of anxiety and its role as a reinforcing


agent. Psychological Revieio, 1939,46, 553-565.

Munsinger, H., and Kessen, W. Stimulus 'variability and cognitive change.


Psychological Reoieui, 1966, 73, 164-178.

Murphy, Lois, B., and associates. The widening world of childhood: Paths toward
mastery, New York: Basic Books, 1962.
Nadel, L. Cortical spreading depression and habituation. Psychonomic Science,
1966,5,119-120.

Nomikos, M. S., Opton, E. M., Jr., Averill, J., and Lazarus, R. S. Surprise versus
suspense in the production of stress reaction. Journal of Personality and Social
Psycholagy, 1968,8, 204-208.

Piaget, J. The construction of reality in the child. New York: Basic Books, 1954.

Pribram, K. H. The new neurology and the biology of emotion: A structural


approach. American Pevchologist, 1967,22, 830-838.

Pribram, K. H., and Melges, F. T. Emotion: The search for control. En P. J. Vinken
and G. W. Bruyn [Eds.}, Handbook of clínical neurology, In press.

Price, D. B., Thaler, Margaret, and Mason, J. W. Preoperative emotional states and
adrenal cortical activity. AMA Archives of Neurolagy and Psychiatry, 1957, 77,
646-656.

Prince, M. Can emotion be regarded as energy? In Eeelings and Emotion. The


Wittenburg Symposium, Worcester, Mass: Clark University Press, 1928, Pp.
161-169.

Plutchik, R. What is an emotion? Journal of Psychology, 1965,61, 295-303.

Peters, H. N. Affect an emotion. En M. H. Marx [Ed.], Theories in contemporary


psychology. New York: Macmillan, 1963,435-454.
158 LAZARUS, OPTaN, AVERILL

Rapaport, D. Emotions and memory. Baltimore: Williams and Wilkins, 1942.

Rosenwald, G.C. The assessment of anxiety in psychological experimentation: A


theoretical reformulation and test. Journal of Abnormal and Social Psvchology,
1961,62,666-673.

Sargent, S. S. Reactions to frustration - a critique and hypothesis. Psychological


Review, 1948,55, 108-114.

Selye, H. The physiology and pathology of exposure to stress. Montreal: Acta Ine.,
1950.

Schachter, S. The interaction of cognitive and physiological deterrninants of


emotional state. En C. D. Spielberger (Ed.), Anxiety and behauior. New York:
Academic Press, 1966, Pp. 193-224.

Schachter, S., and Singer, J. E. Cognitive, social, and physiological determinants of


emotional state. Psychological Review, 1962,69, 379-399

Schonpflug, W. Arousal, adaptation level, and accentuation of judgment. Journal of


.:-xperimental Psychology, 1966, 72, 443-446.

Schwartz, S. J. An empirical test of the two Freudian hypothesis concerning


castration anxiety. Journal of Personality, 1956,24, 318-327.

Skinner, B. F. The behavior of organisms. New York: Appleton-Century-Crofts,


lnc., 1938.

Smith, M. B. Mental health reconsidered: A special case of the problem of values in


psychology. American Psychologist, 1961, 16, 299-306.

Sokolov, E. N. Vospriiate i uslovny reflehs. Moscow: University of Moscow Press,


1958. Percepción y el reflejo condicionado. Citado por Berlyne, 1960)

Solomon, R. L., and Wynne, L. C. Traumatic avoidance learning: The principie of


anxiety conservation and partial irreversibility. Psychological Review, 1954, 61,
353-385.

Solomon, R. L., Kamin, L. J., and Wynne, L. C. Traumatic avoidance learning: The
outcomes of several extinction procedures with dogs. Journal of Abnormal and
Social Psychology, 1953, 48 291-302.

Speisman, J. C., Lazarus, R. S., Mordkoff, A. M., and Davison, L. A. The


experimental reduction of stress based on ego-defense theory. Journal of
A.bnormal and Social Psychology, 1964,68,367-380.
ADAPTACION PSICOLOGICA y EMOCIONES 159

Spence, Janet Taylor, and Spence, K. W. The motivational components of manifest


anxiety: Orive and drive stimuli. En C. O. Spielberger (Ed.], Anxiety and behaoior.
New York: Academíc Press, 1966, Pp. 291-326

Stein, L. Habituation and stimulus novelty: A model based on classical


conditioning. Psychological Review, 1966,73,352-356.

Taylor, Jannet A. Orive theory and manifest anxiety. Psychological Bulletin, 1956
53, 303-320.

Taylor, Janet A. A personality scale of manifest anxiety. Journal of Abnormal and


Social Psychology, 1953,48, 285-290.

Thompson, R. F., and Spencer, W.A. Habituation: A model phenomenon for the
study of neuronal substrates of behavior. Psychological Review, 1966, 73, 16-43.

Tinbergen, N. The study of instinct. London: Oxford University Press, 1951.

Tolman, E. C. A behavioristic account of the emotions. Psychological Review,


1923,30,217-227.

Visotsky, H. M., Hamburg, O. A., Goss, Mary E., and Lebovits, B. Z. Coping
behavior under extreme stress. Archives of General Psychiatry 1961,5, 423-448.

Webb, W. B. Motivational theory of emotions. p'sychological Review, 1948, 55,


329-335.

Weinstein, J., Averill, J. R., Opton, E. M., Jr., & Lazarus, R. S. Oefensive style and
discrepancy between setf-report and physiological índices of stress. Journal of
Personality and Social Psychology, En Prensa.

Withey, S. B. Reaction to uncertain threat. En G. W. Baker, and O. W. Chapman


[Eds.}, Man and society in disaster, New York: Basic Books, 1962, Pp. 93-123.

Witkin, H. A., Oyk, R. B., Faterson, H. F., Goodenough, O. R., and Karp, S. A.
Psychological differentiation. New York: Wiley, 1962.

Witkin, H. A., Lewis, Helen B., Hertzman, M., Machover, Karen, Meissner, P. B.,
and Wapner, S. Personality through perception. New York: Harper and Row, 1954.

Wohlford, P. Extension of personal time, affective states, and expectation of


personal death. Journal of Personality and Social Psychology, 1966,3, 559-566.

Wolff, C. T., Friedman, S. B., Hofer, M. A., and Mason, J. W. Relationship between
psychological defenses and mean urinary 17-hydroxy- corticosteroid excretion
rates: 1. A predictive study of parents of fatally ill children. Psychosomatic
Medicine, 1964,26, 576-591.
160 LAZAR US, OPTaN, AVERILL

Wynne-Edwards, V. C. Self-regulating systemS in populations of animals. Beienee,


1965,147, 1543-1548.

Young, P. T. Motivation of behaoior. New York: John Wiley and Sons, 1936.

Young, P. T. The role of affective processes in learning and motivation.


P,ychological Revieio, 1959, 66, 104-125.

Young, P. T. Motiuation and emotion. New York: John Wiley and Sons, Inc., 1961.

Ziferstein, 1. Psychological habituation to war: A sociopsychological case study.


American Journal ot Orthop,ychiatry, 1967,37,457-468.

Zimney, G. H., and Kienstra, R. A. Orienting and defensive responses to electric


shock. P,ychophYBiolo,y, 1967,3,351-362.

También podría gustarte