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La
burocracia
y
la
tecnocracia





1) La
burocracia


La mayor parte de los trabajos que han abordado el tema de la burocracia están presididos por
una mentalidad crítica equívoca, es decir, son antiburocráticas. Desde el siglo XIX las doctrinas
burocráticas se articularon en un juicio de valor político. Así, los liberales pugnaban con la
burocracia porque la acusaban de potenciar actividades estatales que observaban como un mal
frente a la sociedad civil, porque la burocracia sirve al Estado burgués, visto como el enemigo.
Ante este panorama, Max Weber causó la más grande de las sensaciones cuando elaboró su
brillante descripción de su tipo ideal. Weber pudo dejar de lado los juicios de valor y fue capaz
de adoptar una actitud neutra. Así es, Weber despojó de los juicios de valor y marcó una frontera
muy clara entre ella y la política (Nieto, 1976).

Si bien es cierto que la contribución de Weber a la burocracia se reconoce más como una
aportación sociológica, que administrativa, lo cierto es que cuando Weber analiza a la burocracia
lo que hace, no es, sino estudiar la forma burocrática por excelencia de la administración.
Weber tiene el mérito de haber realizado el análisis más completo sobre la organización y
funcionamiento de la administración pública moderna, a la que colocó como una parte singular
de las sociedades modernas (Guerrero, 1986).

La burocracia moderna se caracteriza por su inevitabilidad. Para Weber es una necesidad


absoluta de la sociedad, a tal grado que señala que ésta no puede subsistir sin cuadros
administrativos. Y todavía más, que la burocratización constituye un proceso de evolución
histórica que ha caracterizado al mundo moderno. Además, se resalta que no hay que perder de
vista que pertenece a un fenómeno social más amplio: la dominación legal (Guerrero, 1986).

La dominación legal, a su vez, se rige por el principio del expediente, lo que significa que toda
comunicación formal se hace por escrito, siendo así que las decisiones, propuestas, ordenanzas
que circulan, son ordenadas, acumuladas, y fungen como la memoria de las operaciones y los
procedimientos. La burocracia toma cuerpo y cobra vida en el cuadro administrativo que cumple
las decisiones y las acciones que se desprenden de las autoridades magisteriales (Guerrero,
1986).

Las burocracias se organizan principalmente en las asociaciones que son grandes y complejas
que tienen un equipo numeroso que está articulado jerárquicamente, los principales ejemplos de
dichas asociaciones son el Estado y también la empresa capitalista, aunque en ésta última se
han presentado significativos cambios desde la segunda mitad del siglo XX. La importancia de la
burocracia en las asociaciones de dominación legal es trascendental, dado el aspecto racional y
eficaz que deben portar sus actividades. Sus principios de acción son seis (Guerrero, 1986).
1. Especialización. Las funciones están distribuidas como deberes oficiales entre los distintos
puestos de los funcionarios. La división del trabajo está muy bien distribuida entre los puestos
administrativos que son impersonales, y dentro de los puestos, entre los funcionarios que los
ocupan. La especialización, a su vez, promueve la formación de personal sumamente calificado
en cada una de las tareas y actividades de la administración pública (Guerrero, 1986).

2. Jerarquización. Se refiere a que los cargos de la administración están organizados en forma


de una jerarquía funcional que se representa como una pirámide, en la cual los puestos
superiores tienen bajo su responsabilidad las funciones más importantes y así sucesivamente,
resaltando que autoridad ubicada entre un cargo y otro está perfectamente especificada
(Guerrero, 1986).

3. Formalización. Consiste en un sistema de reglas y reglamentos a los que se sujeta la toma


de decisiones y la ejecución de acciones para todos los cargos, según su ubicación jerárquica.
Así pues, toda actividad, procedimiento y operación de la administración tiene implícita la
aplicación de reglas generales a casos concretos y particulares a fin de asegurar la uniformidad
del trabajo administrativo y la coordinación de las funciones de cada cargo (Guerrero, 1986).

4. Personal operativo. La administración también tiene cargos inferiores donde ubica a un


grupo de oficiales dedicados a realizar operaciones elementales, y a mantener la comunicación
interna. Este personal operativo se encarga de manejar los archivos, documentos y libros o la
“memoria” de la administración (Guerrero, 1986).

5. Impersonalidad. Tiene que ver con que la estructura de los cargos sea objetiva o esté
caracterizada por un grupo de componentes relacionados a la administración, nunca con la
personalidad del individuo. Por consiguiente, las personas reclutadas deben adecuarse al puesto
(Guerrero, 1986).

6. Carrera profesional. Implica el establecimiento de carreras para los funcionarios. Para tal fin
se establece en la jerarquía de cargos un mecanismo de promoción, ascenso, que también
conlleva motivaciones materiales y psicológicas. El mecanismo es el escalafón en el que se
establecen las formas en que se podrán verificar los ascensos y la forma de acceder a puestos
de base o planta que son los que otorgan la facultad de hacer carrera administrativa (Guerrero,
1986).

De acuerdo con las bases de la administración burocrática, cada funcionario se convierte en una
pieza que da exactitud y eficiencia.
Con base a Guerrero (1986), los miembros del cuadro burocrático funcionan con requisitos
plenamente objetivos, como los siguientes:

• El funcionario sólo se debe a la realización de las funciones que le da el cargo


• Está cabalmente ubicado en la escala jerárquica
• Se debe sólo a las competencias que se establecen para cada cargo
• Tiene una especificación de derechos y deberes por medio de un contrato
• La calificación profesional es lo que establece el nombramiento del funcionario
• Son retribuidos con sueldos fijos, conforme a su jerarquía administrativa y con derecho a
ascensos y promociones
• Desempeñan su cargo con absoluta separación de la propiedad de los medios de
administración o de la posible apropiación del cargo.
• La disciplina es sumamente rigurosa

Esta forma tan rigurosamente organizada es lo que determina la eficiencia en la administración


burocrática que se presentan como precisión, continuidad, disciplina, rigor y confianza.

A lo largo de la historia, la burocracia ha desempeñado un papel político. La eficacia


administrativa de la administración también contiene paralelamente una eficiencia política. En
este sentido, la burocratización, es el procedimiento por el cual una acción comunitaria se
convierte en una acción societaria ordenada racionalmente. Esto es, cambia el relacionamiento
social de una actitud social tradicional a otra inspirada en motivos racionales (Guerrero, 1986).

Aunque la neutralidad de la burocracia resalta como uno de sus rasgos, no debe confundirse con
su inactividad política, pues esa neutralidad lo que significa es su subordinación a las decisiones
políticas de los gobernantes. Así, hay que tener en cuenta que la burocracia es un instrumento
de lucha política del gobernante para imponer sus objetivos a los integrantes de la asociación y
para sujetar o controlar la acción de grupos sociales importantes que se le oponen (Guerrero,
1986).

El hecho de que el régimen de gobierno llegue íntegramente a la burocratización, significa que


se ha creado una forma de relación que prácticamente es inquebrantable. No obstante, el mayor
poder de la burocracia según Weber, no surge de su propio engrandecimiento sino de su
carácter de indispensabilidad dentro de las funciones de la sociedad moderna (Guerrero, 1986).
2) Tecnocracia


El vocablo tecnocracia fue acuñado en los Estados Unidos cuando concluye la Primera Guerra
Mundial; se utilizó para referir a un sistema de organización de la vida económica que se
concibió bajo los moldes de las ciencias físicas y sus esquemas racionales. Se propagó y
expandió fácilmente dadas las condiciones del estado ruinoso que había dejado la depresión de
1929 y la urgente necesidad de búsqueda de nuevas opciones a la crisis. Es así que se dio gran
importancia a la necesidad de una organización que debería ser conducida por los ingenieros
(Guerrero, 1986).

El surgimiento de la tecnocracia es tan añejo como se quiera ver, aunque por lo regular su
primer planteamiento se remite a Hernri de Saint Simon, pero en el sentido moderno su
expansión comienza a partir de la primera guerra, y experimenta un gran auge en los Estados
Unidos en la década de 1930. La corriente tecnocrática toma como inspiración a Veblen con su
texto los ingenieros y el sistema industrial y a partir de ello se analizan las posibilidades de una
revolución a la americana, no obstante, el resultado de la misma derivaría en la marginación del
aparato estatal y su sustitución por organizaciones industriales autónomas de tipo sindicalista,
regidas por directorios de ingenieros. En esta época el principal personaje del movimiento
tecnocrático fue Walter Scott quien actuó como uno de los más importantes animadores de su
organización formal. El grupo inicial se paralizó a partir de 1921 en torno a Howard Scott en la
Universidad de Columbia y permaneció unido hasta 1933, año en que aparecen otras dos
organizaciones rivales Tecnocracia Inc., del propio Scott y el Continental Commitee on
technocracy (Nieto, 1976).

Scott definió a la tecnocracia como una “organización de investigación” y que de acuerdo a


Guerrero (2000a, p. 55), está “compuesta por científicos, tecnólogos, físicos y bioquímicos que
fue organizada para colectar y reunir datos sobre el funcionamiento físico de los mecanismos
sociales en el continente norteamericano”. La rama de Scott se extendió por todo el país y se
autodenominaban “ejercito tecnológico de la nueva América”, con emblemas, uniformados y con
un control y disciplina sobresalientes, ganaron que se les acusara de fascistas y se señalara que
el sueño de la razón estaba produciendo monstruos. Así, la revolución tecnológica no se verificó
y los grupos terminaron pulverizándose hasta desaparecer (Nieto, 1976).

Lo que caracteriza al tecnócrata es su voluntad de dirigir y la afirmación, de sí mismo, sobre el


hecho de estar siempre preparado y en condiciones de imponerse a cualquier situación en su
conjunto. Se debe tener en cuenta que el tecnócrata no surge espontáneamente sino que su
existencia se debe a la propia existencia de un sistema tecnocrático. También debe hacerse
patente que el sistema tecnocrático de gestión es distinto del burocrático, aunque muchos de los
mecanismos de gestión tecnocrática se imponen actualmente como consecuencia de la
aparición de una civilización más técnica. Los principios del sistema de gestión tecnocrático
consisten en la funcionalidad, que es a su vez el único criterio orientador, e incluso señalado
como decisor, de las acciones de los individuos. Comprender las diferencias que separan a este
sistema del burocrático remite a seguir las contraposiciones entre ambos (Nieto, 1976).
De acuerdo a Nieto (1976, p. 862), las contraposiciones entre la burocracia y la tecnocracia son
las siguientes:

Burocracia Tecnocracia
“Vincula personas (o cosas en función de Relaciona objetos (o personas consideradas
personas) como objeto)

Se sustenta en una legitimidad axiológica Se sustenta en una legalidad natural

Prescribe conductas debidas por referencia a Prescribe manipulaciones adecuadas a la


valores consecución de un resultado

Establece expectativas de conductas Prevé situaciones


personales

Juzga la acción por su licitud Critica la acción por su funcionalidad o eficacia

A la violación de normas sigue la sanción Al error en la elección o aplicación de la regla


sigue el fracaso
El orden normativo es rígidamente El sistema de reglas es plural, la jerarquía de
monocéntrico y jerárquico sus componentes depende del problema a
resolver o del objeto a conseguir
Su función es mantener un sistema político Su función es acrecer el área de dominio de los
objetos”

Como se puede deducir, de estos dos tipos de racionalidad se desprenden también dos
estructuras distintas, en el caso de la burocrática, la estructura jurídico-institucional, mientras que
con la tecnocracia se observa una estructura tecno-económica. Cabe señalar que la tecnocracia
no solamente es un sistema de gestión sino también una estructura de poder, lo cual constituye
su aspecto más llamativo, pues en el fondo de lo que se trata es de un expropiación de los
responsables políticos en beneficio de los denominados expertos; aunque este hecho puede
considerarse también como un simple fenómeno tendencial, ya que la situación que se presenta
en la realidad siempre será cambiante (Nieto, 1976).

Con la tecnocracia encontramos la influencia de los técnicos sobre los centros de poder, una
influencia creciente cuya peculiaridad es colorearse inmediatamente de un fuerte tinte
ideológico. Aquí resalta que todas las reacciones peyorativas que despierta la burocracia, son
positivas si se trata de la tecnocracia.
Referencias

Guerrero, O. (1986). Teoría de la


administración pública. México: Harla.

Guerrero, O. (2000a). Tecnocracia o el fin


de la política, México: UNAM.

Guerrero, O. (2000b). Teoría


Administrativa del Estado. México: Oxford University Press.

Nieto, A. (1976). La burocracia y el


pensamiento burocrático. Madrid, España: Instituto de Estudios
Administrativos.

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