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MC-F-003. Capítulo 3.

El análisis demográfico
del envejecimiento: conceptos, técnicas y
métodos.
3.1 Introducción
El envejecimiento de la población presenta diferentes significados, según cual sea la
perspectiva disciplinar desde la que se analice (Mederos y Puente, 1996). Desde el punto
de vista biológico, el envejecimiento se refleja en un conjunto variado de transformaciones
del organismo que modifica el estado de la salud e incapacitan –o limitan– en mayor o
menor medida las facultades físicas o psíquicas del individuo.
Desde la perspectiva de las ciencias sociales, el envejecimiento abre nuevos horizontes: la
sociología y la antropología contemplan al envejecimiento como un proceso de cambios
actitudinales, resultado de la estrecha relación del hombre con su entorno social,
económico y cultural. La economía se centra en el análisis de la relación estadística entre
la población jubilada e inactiva y la población activa u ocupada. Para la demografía,
finalmente, el envejecimiento aparece cuando aumenta sustancialmente tanto el volumen
como el porcentaje, o peso relativo, de las personas de 65 y más años.
En cualquier caso el análisis demográfico del envejecimiento está estrechamente unido a
la Biogerontología, porque en nuestra opinión es razón de ser y justificación de esta nueva
disciplina. Partiendo de esta premisa, en este capítulo nos plan-
teamos abordar el análisis demográfico y territorial del envejecimiento a partir de la
consecución de cuatro objetivos entre sí complementarios: a) definirlo con precisión; b)
aportar las técnicas que permitan tratarlo estadística, gráfica y cartográficamente; c)
explicar sus causas e interpretarlo y, finalmente, d) analizar sus consecuencias
demográficas y territoriales –así como sociales y económicas– destacando la importancia
que tiene la escala de análisis (país, región, provincia, municipio, sección censal...) para
entenderlo en su plena dimensión geográfica.
Nos serviremos, como marcos disciplinares, de la Demografía y de la Geografía. La
Demografía nos permite estudiar la dimensión temporal y estructural del fenómeno del
envejecimiento; la Geografía, a partir de una de sus ramas: la Geodemografía (también
llamada Demogeografía, Geografía Demográfica o, más genéricamente, Geografía de la
Población) tiene como objetivo de estudio el análisis de las variaciones espaciales de la
población: distribución, composición, migraciones, crecimiento de las poblaciones, así
como de las consecuencias económicas y sociales de éstas, por ser las que explican la
situación actual y condicionan la futura. En otras palabras su objetivo es “describir y
comprender las relaciones entre la población y el espacio, abarcando tanto la distribución
espacial de la población como los movimientos de población y su diferenciación territorial”
(Noin y Thumerelle, 1993).
Una tercera subdisciplina, la Demografía Social, ha de ser tenida en cuenta, asimismo,
como telón de fondo. En ella la población se interpreta como causa y consecuencia de los
fenómenos sociales: el envejecimiento de la población, la mortalidad, las modificaciones
del ciclo familiar, la fecundidad diferencial, etc., se explican a partir del contexto general
(tipos de organización social, sistema de valores, entorno...) en que se producen.
Demografía, Geodemografía y Demografía Social, pues, se complementan entre sí y nos
dotan de teorías y de herramientas técnicas y metodológicas para el más preciso análisis y
la más correcta interpretación del envejecimiento de la población.
3.2 El envejecimiento demográfico: una definición
El envejecimiento demográfico no puede ser considerado como una variable
independiente, sino como “un fenómeno estructural de complejas implicaciones
demográficas, económicas y sociales” (Leguina, 1981) así como territoriales, en cuanto
que se muestra fuertemente diferenciado y contrastado, a cualquier escala que se analice.
El concepto de envejecimiento de una población “carece de ambigüedad, ya que todos los
individuos envejecemos demográficamente al mismo ritmo”. Sin embargo, como señala
este autor, “no es consecuencia bi-unívoca del paso del tiempo, considerándose que una
población envejece cuando la proporción de viejos aumenta progresivamente”.
Otro experto en temas de envejecimiento de las poblaciones (Pérez Díaz 2002) considera,
en este mismo sentido, que el llamado “envejecimiento demográfico” poco tiene que ver en
realidad con el envejecimiento de las personas. Aquél: el envejecimiento demográfico “es
reversible, depende de la natalidad y nada impide, en principio, que las poblaciones
avanzadas rejuvenezcan en el futuro por un aumento del número de nacimientos”. De
hecho, como señala este autor, “es bastante probable que tal cosa ocurra en las próximas
décadas, lo cual es perfectamente compatible con la consolidación de la madurez de
masas porque ambos fenómenos tratan de cambios diferentes y resultan de dos maneras
completamente distintas de estudiar la edad de las personas, la transversal y la
longitudinal”.
La Demografía, como apunta el autor citado, enseña que no es lo mismo observar las
diferentes edades congelando el tiempo en un corte arbitrario (“transversal”) como el que
pueda realizar un censo de población, que dejarlo transcurrir y observar a los nacidos en
determinados años (generaciones) a medida que van cumpliendo diferentes edades en
“longitudinal”. En el primer caso las edades contienen personas diferentes, mientras que
en el segundo caso son las personas las que van cumpliendo edades diferentes. Pues
bien, cuando se habla de envejecimiento demográfico es la primera óptica la utilizada,
aunque también debería adoptarse la segunda.
El envejecimiento demográfico, entendido como el aumento relativo de la población vieja,
puede explicarse por tres factores:1) por caída de la fecundidad (hablaremos entonces de
“envejecimiento por la base” o también llamado “envejecimiento malthusiano”); 2) por
emigración que, al aparecer predominantemente ligada a las edades en edad de trabajar,
provoca un déficit relativo de adultos y consiguientemente una caída de la natalidad (es el
envejecimiento por la cintura de la pirámide) y, finalmente, 3) por el aumento de la
esperanza de vida (o envejecimiento por la cúspide de la pirámide). Cada uno de estos
factores, como se demostrará más adelante, dará lugar a una forma, a una estructura por
edad y sexos diferente.

3.3 Las fuentes para el estudio del envejecimiento


demográfico
Las fuentes básicas para el estudio del envejecimiento demográfico son,
fundamentalmente, las mismas que para analizar la estructura y la dinámica de la
población: el Censo de Población, el Padrón Municipal de Habitantes y el Movimiento
Natural de Población, a estas fuentes pueden añadirse otras como la Encuesta
Sociodemográfica, la Estadística de Variaciones Residenciales o la Encuesta sobre
discapacidades, deficiencias y estado de la salud.
3.3.1 El Censo de Población
Se define, según la ONU, como “el registro en un momento determinado y en una área
concreta de todos y cada uno de sus habitantes, de los hechos demográficos y de los
datos económicos y sociales que los caracterizan”.

3.3.2 El Padrón Municipal de Habitantes


Puede definirse como “instrumento público y fehaciente para toda clase de efectos
administrativos, relación de los habitantes de un término municipal, con expresión de sus
cualidades”, presenta contenidos similares a los del Censo si bien encierra una mayor
importancia para estudios locales
Las principales diferencias entre el Censo y el Padrón son las siguientes: el Censo se
realiza para todo el país bajo los auspicios del Estado, el Padrón lo realiza cada
ayuntamiento. La periodicidad es decenal y quinquenal, respectivamente, con
rectificaciones anuales en el caso del Padrón Municipal de Habitantes. Los datos
recogidos en el cuestionario pueden ser distintos, aunque algunos (edad, sexo, lugar de
nacimiento, nivel de instrucción) siempre son comunes. Los cuestionarios censales tienen
mayor amplitud y han sido iguales para toda la nación, pero en ambos casos son de
inscripción familiar. Los resultados del Censo se publican sólo de forma numérica, en
cambio los del Padrón son nominales, individuales y pueden ser consultados en los
ayuntamientos. Los impresos del Padrón quedan en el Ayuntamiento, donde se encuadran
formando libros, mientras que los del Censo pertenecen al Instituto Nacional de Estadística
(INE). Finalmente el Censo sirve para administrar el país; el Padrón, el municipio.
Las dos primeras fuentes señaladas tienen un carácter más descriptivo y estático,
permitiéndonos reproducir fotos fijas de la estructura de la población cada diez o cada
cinco años o en el momento presente (si están actualizados cual es el caso de los
Padrones Municipales de Habitantes) y analizar la distribución de la población por sexos,
edad, estado civil, nivel cultural, etc. desde una perspectiva diacrónica.

3.3.3 El movimiento natural de la población


Esta fuente se compila a partir de los llamados Boletines Estadísticos, ligados al Registro
Civil (Ministerio de Justicia). Estos documentos en sí mismos no son sino registros en el
que quedan anotados y autentificados oficialmente los nacimientos, las defunciones y los
matrimonios. El Registro Civil, pues, constituye la principal fuente para el estudio de la
dinámica demográfica. Se pueden distinguir, entre ellos, el Boletín Estadístico de
Nacimiento, el Boletín Estadístico de Defunción, el Boletín Estadístico de Aborto y el
Boletín Estadístico de Matrimonio. El objetivo de la fuente es fundamentalmente
administrativo. En España se viene realizando este registro desde 1871, si bien se
promulga legalmente en 1868. La base espacial es el municipio. Desde los municipios se
envía mensualmente parte de los contenidos de los boletines al Instituto Nacional de
Estadística, el cual publica los resultados en la fuente Movimiento Natural de Población,
que tiene carácter anual y se publica desagregado por municipios desde 1975.
Esta tercera fuente tiene una periodicidad anual y sus contenidos nos permiten reconstruir
la dinámica y analizar los cambios en los comportamientos de la natalidad, de la
mortalidad, de la nupcialidad y del crecimiento vegetativo, presentando así un carácter
más explicativo al analizar estos tres temas: las entradas (nacimientos), la nupcialidad,
relacionada –aunque no linealmente– con la natalidad y las salidas (defunciones) y
deducido del primer y tercero de los temas, el crecimiento natural o vegetativo.
3.3.4 La Encuesta Sociodemográfica
Esta fuente se realizó paralelamente al censo de 1991 y permite, al contrario que las
anteriores, el análisis longitudinal de la población. Basada como está en las historias de
vida de los encuestados, encierra una especial significación e importancia para el tema
que nos ocupa.

3.3.5 La Estadística de Variaciones Residenciales (ERV)


A las cuatro fuentes señaladas han de añadirse las que nos permiten abordar el estudio de
los movimientos migratorios. Estas últimas nos sirven para explicar el envejecimiento y la
estructura por sexo y edad, especialmente en las áreas en que éste se produce
fundamentalmente por emigración. La principal fuente para abordar este factor es la
Estadística de variaciones residenciales (ERV), que procede de las altas y de las bajas
padronales. Sin embrago, al margen de la fuente señalada, hay que apuntar la existencia
de otras, que no siempre coincidentes en cuanto a los resultados estadísticos.

3.3.6 La Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de


la Salud
Esta fuente fue patrocinada en España por el INE, por el IMSERSO y por la Fundación
ONCE, siendo realizada en 1986 y 1999. No es estrictamente una fuente sobre
envejecimiento pero, obviamente esta muy ligada al él, dado que los niveles o grados de
discapacidad están estrechamente relacionados con la edad y estos aumentan conforme
aumenta ésta. El trabajo de Puga y Abellán (2004) analiza el proceso de discapacidad en
España siendo su consulta obligada para analizar, en relación al mismo, el tema del
envejecimiento en nuestro país.
En suma las fuentes para el estudio del envejecimiento son diversas e indirectas. La labor
del investigador ha de centrarse en extraer de las existentes, que tienen propósitos
demográficos más generales, la información estadística necesaria para abordar el tema
que nos ocupa. No debemos olvidar que la población vieja no es sino un subconjunto de la
población y que sólo en este contexto, y desde esta premisa, debe ser analizada.

3.4 Medir el envejecimiento de la población:


indicadores analíticos e indicadores sintéticos
Para diagnosticar el envejecimiento, entendido como fenómeno estructural, necesitamos
partir del análisis de la distribución de la población por edades. Un conjunto de indicadores
estructurales, tanto analíticos como sintéticos, desarrollados por la demografía y la
Geodemografía, nos permiten medirlo estadísticamente.

3.4.1 Indicadores analíticos


3.4.1.1 El primer indicador analítico que cabe ser citado es la razón de masculinidad
también llamada sex ratio o relación porcentual entre la población masculina y la femenina,
que puede –y debe– ser calculada por edades. Este es, un indicador indirecto de
envejecimiento, si bien no excesivamente preciso: conocida la mayor esperanza de vida de
las mujeres, una tasa de masculinidad baja (si los fenómenos migratorios no enturbian la
estructura excesivamente, como es el caso de los espacios rurales) apunta hacía un alto
índice de envejecimiento. En cualquier caso y en ausencia de migraciones ésta disminuye
con la edad: es de 105 ó 106 en el momento del nacimiento y puede llegar al valor 40 para
los octogenarios.

3.4.1.2 La población distribuida por grandes grupos de edad: jóvenes: de 0 a 14 años


(Pt0-14), adultos: entre 15 y 65 años (Pt15-64) y viejos: 65 y más años (Pt65 +). Estos
grandes grupos nos permiten hallar indicadores como: la tasa de envejecimiento (o
porcentaje de personas de 65 y mas años), el índice de envejecimiento (o número de
viejos por cada 100 jóvenes) o el índice de dependencia de los viejos (o número de
personas por cada 100 adultos o personas en edad de trabajar).

3.4.1.3 A partir de la distribución de la población por edad y sexo es posible también


calcular el índice de longevidad o sobre-envejecimiento que nos permite analizar el peso
relativo de los viejos muy viejos (75 y más años) en el conjunto de población vieja (65 y
mas años) o el índice de tendencia (relación entre la población de 0 a 4 años respecto a la
de 5 a 9) permite analizar la evolución reciente del envejecimiento por la base de la
pirámide.

3.4.2 Los indicadores sintéticos


Entre los más significativos y expresivos indicadores sintéticos podemos señalar:
3.4.2.1 La edad media
Definida por el valor resultante de la suma de todas las edades de los individuos que
componen una población, dividida entre los efectivos –o número de personas– que la
constituyen.

3.4.2.2 La edad mediana


Correspondiente a la edad que parte a la población en dos grupos numéricamente
idénticos.

3.4.2.3 El índice de Coulson


Que puede considerarse como el más elaborado y preciso de los índices sintéticos de
estructura por edad, al traducir la distribución de la población por edades a un solo valor
que coincide con la medida más o menos fuerte de la pendiente de la pirámide. La
pendiente varía según la estructura por edades, siendo fuerte si la población es vieja y
débil si la población es joven.

3.4.3 La esperanza de vida


Finalmente otro concepto que, aunque ligado a la mortalidad y por tanto a la dinámica de
la población, se relaciona estrechamente con envejecimiento por la altura (o por la
cúspide) de la pirámide, es la esperanza de vida, que cabe entenderse como el número
medio de años que le quedan de vida a una persona que ha alcanzado una determinada
edad. La sobremortalidad masculina a todas las edades (Fig. 1a y 1b) hace que la
esperanza de vida entre hombres y mujeres varíe notablemente a favor de éstas. La
esperanza de vida aparece ligada a la mortalidad y a las tasas de supervivencia por
edades (Fig. 2) y su incremento progresivo se convierte en uno de los factores de
envejecimiento, no el único ni el principal, pues es más determinante la caída de la
natalidad y de la fecundidad, medidas a través de la tasa bruta de natalidad (número de
nacimientos por cada 1000 habitantes en un año considerado) y del índice sintético de
fecundidad (ISF) o fecundidad del momento o número medio de hijos por mujer en edad
fecunda.

Figura 1a. Tasas de mortalidad por edad y sexo en


1900. Figura 1b. Tasas de mortalidad por edad y
sexo en 1996.
Figura 2. Curvas de supervivencias por edad. España. Generaciones femeninas 1856-
1960. Fuente: Julio Pérez (2001): Transformaciones sociodemográficas en los recorridos
hacia la madurez. Las generaciones españolas 1906-1945. Tesis Doctoral, UNED. En J.
Pérez, 2004, pág. 129.

Todas estas tasas, índices, indicadores en suma, pueden analizarse separadamente por
sexos o género, siendo deseable hacerlo así por los diferentes comportamientos
demográficos de hombres y mujeres. En el Tabla 1 adjunta se presentan las definiciones,
las siglas habitablemente utilizadas, las fórmulas matemáticas para su cálculo y el
significado de las notaciones estadísticas de éstas.
Tabla 1. Indicadores analíticos y sintéticos para analizar el envejecimiento de la población.

3.5 3.5 Principales técnicas para representar


gráficamente el envejecimiento: la importancia de
índices gráficos, de las pirámides de población y de los
diagramas ternarios
Las principales formas de representación gráfica de la población son las pirámides de
población, los diagramas triangulares (si se opera con los tres grandes grupos de edad),
los diagramas de barras y, en ocasiones, aunque sea menos aconsejable, los diagramas
circulares.

3.5.1 Índices Gráficos y Estadísticos


En Salud Pública (Sierra y Doreste, 1994) se utilizan muy frecuentemente índices gráficos
y estadísticos como los de Friz, Sundbarg y Burgdofer, que resultan bastante útiles para
determinar cualitativamente el carácter joven, maduro o viejo de una población, o su
carácter progresivo, estacionario o regresivo, sin necesidad de realizar la pirámide de
población.

3.5.1.1 El índice de Friz


Representa la proporción que significa la población de 0 a 20 años en relación a la de 30 a
50, que toma como base 100. El significado de los valores es el siguiente: si el índice es
mayor de 160 la población es joven, si el índice se halla entre 60 y 160 la población es
madura, y finalmente, si el índice obtenido es inferior a 60 la población es vieja.

Figura 3. Representación gráfica del Indice de Friz.

3.5.1.2 El índice de Sundbarg


Parte de tres grupos de población: de 0 a 15 años, de 15 a 50 años y de 50 años y más.
Sobre un eje de coordenadas y tomando como base 100, la población del grupo intermedio
(15 a 50 años) representa los porcentajes que en relación a este grupo significan los otros
dos. El significado de los valores y de los gráficos es el siguiente: si el porcentaje de los
menores de 15 años supera al de los de 50 y más, la población es de carácter progresivo;
si los valores están más o menos igualados, la población es estacionaria; finalmente, si el
grupo de 50 años y más supera porcentualmente al de los más jóvenes, la población es
regresiva.
Los países europeos han pasado a lo largo de su proceso de transición demográfica de
uno a otro estadio, como lo demuestra el caso español a lo largo de este siglo.

Figura 4. Representación gráfica del Índice de Sundbarg.

3.5.1.3 El índice de Burgdofer


Finalmente, se elabora asimismo sobre un eje de coordenadas dibujando un rectángulo
proporcional a los efectivos para el grupo de 6 a 15 años y otro para un grupo conformado
por los comprendidos entre 45 y 65 años, esto es, como si se dibujara una pirámide de
estos dos grandes grupos. Al compararlos, y según el grupo de 6 a 15 años sea mayor,
igual o menor que el de 45 a 65, podrá decirse que la población es joven, madura o vieja,
respectivamente.
Figura 5. Representación gráfica del Índice de Burgdofer. Elaboración Pedro
Reques Velasco.

3.5.2 La pirámide de población


Sin duda la forma de representación más conocida, utilizada y significativa en el análisis de
la distribución de la población por edades y sexo es la cada vez más impropiamente
llamada “pirámide de población”. El nombre actualmente es poco representativo porque,
salvo para una buena parte de los países del Tercer Mundo que se encuentran en las
primeras fases de transición demográfica, raramente la estructura de la población por
edades y sexo representa el perfil de una pirámide; más bien adquiere otras formas o
tipos: de hucha en los países de Europa occidental–, de diábolo en los barrios nuevos de
las ciudades, de una espina de pez en las poblaciones rurales con mucha emigración– o
adopta otras formas aún más variadas.
La “pirámide de edades” o “pirámide de población”, en esencia, consiste en una
representación gráfica que agrupa en “clases” (los grupos de edades por sexos) un
conjunto de “valores” (individuos) y observa con qué frecuencia se repiten los valores en
cada clase; son, pues, un simple histograma de frecuencias o, para ser más precisos, dos,
uno para los varones y otro para las mujeres, puestos uno frente a otro, que pueden
realizarse –de forma más precisa– para grupos de edad anuales (Figs. 6, 7 y 8) o bien lo
que es más frecuente para grupos de edad quinquenales (Figs. 9 y 10).
Las pirámides de población suelen empezar comentándose por la cúspide, analizando en
primer lugar los grupos de edad más avanzada. Se comienza, pues, analizando el
envejecimiento de la población estudiada.
Las principales consideraciones a tener en cuenta en el comentario de una pirámide de
población son:

 A) La supermortalidad masculina afecta a todas las edades y se


acumula en las mayores (al nacer la tasa de masculinidad es de
105, a los 60 años está entre 60 y 70).
 B) No hay pirámide de base ancha y disminución rápida hacia la
cúspide sin una natalidad elevada, y viceversa.
 C) Si la fecundidad permanece invariable, la estructura varía muy
poco; finalmente, si la fecundidad disminuye muy rápidamente la
estructura se modifica profundamente, dando lugar a un importante
descenso de jóvenes, a un incremento de viejos y a un aumento de
adultos, aumentando la mortalidad por envejecimiento.

Para interpretar una pirámide de población es necesario tener en cuenta que el rectángulo
de una edad, o grupo de edades, tiene una longitud que depende de los efectivos al nacer
de la generación o generaciones correspondientes, de la importancia de la disminución de
la mortalidad y del peso que en cada grupo de edad tienen las migraciones.

Fuente: I.N.E. Censo de Población de 2001. Elaboración y análisis Pedro Reques


Velasco.
Figura 6. Distribución de población por sexo y grupos anuales de edad de España en 2001
y análisis generacional de la misma.
 a) Desproporción del grupo de mujeres en relación al de varones,
como consecuencia de la mayor esperanza de vida de aquéllas y de
la sobremortalidad por causas bélicas de los varones que
participaron en la Guerra Civil española (1936-1939).

 b) Muesca correspondiente a la crisis demográfica (menor número


de nacimientos que de defunciones) de la Guerra Civil.

 c) Recuperación, tras la guerra civil, de la natalidad.

 d) Generaciones en crecimiento correspondientes al mal llamado


“baby boom” de los 60 y 70, que corresponde a los que en 2005
tienen entre 29 y 44 años, reforzados por la inmigración extranjera:
el grueso de la misma corresponde a estas edades.

 e) Caída de la natalidad y de la fecundidad en el tramo de edad 5-25


años: corresponde a las generaciones de la crisis económica de
finales de los 70, del cambio demográfico y de la caída de los
nacimientos.

 f) Ligera recuperación de la fecundidad en los últimos años. La


natalidad ligada a la inmigración extranjera se hace notar en esta
recuperación.

La estructura de la población por sexos y edades será necesariamente distinta en función


de que sea una u otra la principal causa del envejecimiento. Así, si es por la caída de la
fecundidad, los efectos se percibirán en la erosión progresiva que presenten los grupos
infantiles (Fig. 6 y Fig. 9); si es por emigración, la pirámide de población aparecerá
marcada por visibles muescas en las edades adultas y adultas-jóvenes (Fig. 8); si es por
incremento de la esperanza de vida, el envejecimiento se manifestará en lo potenciados
que se presenten los grupos de 65 y más años (Figs. 7 y 10b).
Fuente: Ajuntament de Barcelona: Padró Municipal d’Habitants de Barcelona de 2004.
Elaboración Pedro Reques Velasco.
Figura 7. La estructura demográfica de un centro urbano: el Barri Gotic de Barcelona.
Nota: Pueden percibirse los efectos de la inmigración extranjera en las edades adultas
jóvenes y su superposición a la envejecida estructura pre-existente, que han propiciado – y
están propiciando– un proceso de rejuvenecimiento relativo por inmigración y un
desequilibrio creciente entre sexos. Obsérvese, asimismo, una característica más de los
centros de las grandes ciudades: la marcada desproporción a favor de las mujeres en los
grupos de edad más altos.
Fuente: Servicio Cántabro de Salud, Tarjeta Sanitaria. Elaboración Pedro Reques
Velasco.
Figura 8. La estructura demográfica de un espacio rural de montaña: el valle medio y alto
del Nansa (Cantabria). 2001.
Nota: Las consecuencias de la emigración rural sostenida son perceptibles en el grupo de
edad adulto, muy especialmente en las cohortes femeninas. El déficit de adultos propicia
que los otros dos grupos: los jóvenes y muy espacialmente los viejos, aumenten su
importancia relativa. La desarticulación de la estructura demográfica y la despoblación, en
espacios rurales demográficamente críticos como el analizado, son las consecuencia
finales de la emigración rural.
Fuente: l.N.E. Censos de Población de 1970, 1981 y 1991. Elaboración Pedro Reques
Velasco.
Figura 9. El proceso de envejecimiento de la población española. 1970, 1981, 1991 y
2001.
Nota: España, un ejemplo de proceso de envejecimiento, tanto por la base: caída de la
fecundidad frenada en los últimos años (1970: 2,88 hijos por mujer; 1981: 2,1; 1991: 1,23;
2001: 1,26), como por la cúspide: incremento de la esperanza de vida (1970, esperanza de
vida de los hombres 69,6 años, y de las mujeres, 75,06; 1981: 72,5 y 78,9; 1991: 73,4 y
80,5 y 2001: 77,3 y 84,0 años, respectivamente).

Fuente: Censo de Población de Suecia de 1980. Elaboración Pedro Reques Velasco.


Figura 10a. La estructura demográfica de Suecia (1981).
Ejemplo de país envejecido por el sostenimiento en el tiempo de bajas tasas de fecundidad
así como del alargamiento de la esperanza de vida característico de sociedades con un
alto nivel de desarrollo económico y social.
Fuente: Laussane:L´ Age de l’Homme. Reelaborado por Pedro Reques Velasco.
Figura 10b. En el caso del área central de la ciudad de Zurich 1988.
Los efectos combinados de la emigración por cambio de residencia, de la caída de la
fecundidad y del alargamiento de la esperanza de vida dan lugar a una estructura por edad
y sexo extremadamente envejecida.

Sin embargo, en ocasiones los tres factores pueden sumarse o darse conjuntamente, tal
como ocurre en el caso de los espacios rurales españoles (Fig. 8) y en la mayor parte de
los centros de las ciudades (Fig. 10b), trayendo como consecuencia un debilitamiento
progresivo de la capacidad de renovación de las poblaciones, salvo que la inmigración
modifique esta tendencia.
En cualquier caso, una estructura demográfica vieja o regresiva aparecerá caracterizada
por una base retranqueada, al mostrarse progresivamente debilitada como consecuencia
del mantenimiento en el tiempo de la caída de la fecundidad, y una cúspide notablemente
desarrollada por el incremento en la esperanza de vida y el déficit relativo de jóvenes (Fig.
9). El grupo de adultos (15 a 64 años) aparecerá relativamente potenciado, porque no
debemos olvidar que éste cumple, en las situaciones de cambio demográfico, un relevante
papel amortiguador.
Las estructuras demográficas de espacios rurales emigratorios, por su parte, presentan
una estructura típica en forma de espina de pez (Fig. 8) caracterizada por una importancia
relativamente alta del grupo de viejos (como consecuencia de un déficit relativo de
adultos), en ocasiones una presencia significativa de jóvenes (hecho paradójico, debido no
a la importancia absoluta de éstos, sino a su importancia relativa como consecuencia,
nuevamente, de la mayor emigración de adultos) y, finalmente, unas tasas de
masculinidad en el grupo de adultos jóvenes artificialmente altas, porque la emigración
afecta en mayor grado a las mujeres, expulsadas laboralmente antes –y en mayor
medida– del mercado de trabajo en los espacios rurales.
Para interpretar la pirámide de una población rural es necesario tener en cuenta dos
hechos básicos: por una parte la periodicidad –la dimensión temporal– del fenómeno
emigratorio y por otra la intensidad del mismo, lo que permite distinguir diferentes tipos de
estructuras con diferentes grados de envejecimiento.
En las ciudades y áreas metropolitanas –especialmente en sus espacios centrales– el
envejecimiento se manifestará en una pirámide con forma de urna (acentuada en mayor o
menor medida), caracterizada por presentar un marcado envejecimiento por la altura y un
fortísimo desequilibrio entre hombres y mujeres a favor de éstas, tanto por su mayor
esperanza de vida como por la desproporción, a favor de las mujeres, de hogares
unipersonales en las cohortes de mayor edad (Fig. 10.b).
Finalmente, los diagramas triangulares –o ternarios– suelen emplearse cuando el número
de unidades de análisis a considerar es grande, cuando se quieren mostrar los cambios
estructurales experimentados por una población a lo largo de un periodo de tiempo (Fig.
11) o cuando se pretende comparar la distribución de la población por grandes grupos de
edad de distintas unidades de análisis (en nuestro caso, Comunidades Autónomas
españolas) en un momento dado (Fig. 12), pudiendo servir de base esta gráfico para la
propuesta de clasificación o determinación de grupos homogéneos de unidades
territoriales (provincia, comunidades autónomas –Fig. 13– o países) y su ulterior
representación cartográfica.

Fuente: I.N.E. Censos de población de 1900, 1910, 1920, 1930, 1940, 1950, 1960, 1970,
1980, 1991 y 2001 y proyecciones demográficas horizonte 2050. Elaboración Pedro
Reques Velasco.
Figura 11. Diagrama triangular en el que se representa la evolución de los grandes grupos
de edad en España entre 1900 y 2001 y su proyección hasta 2050.
Nota: El gráfico permite analizar, tanto la intensidad como el ritmo, del proceso de
envejecimiento de la población española. Obsérvese la aceleración del proceso de
envejecimiento en España entre 1981 y 2001 y el que podría experimentar entre 2030 y
2040.

VALORES RELATIVOS (%)

Viejos
COMUNIDADES Jóvenes Adultos
65 y más
AUTÓNOMAS 0-14 años 15-64 años
años

Andalucía 16,9 68,3 14,7

Aragón 12,4 66,0 21,7

Asturias (Principado de) 10,1 68,1 21,8

Baleares (Islas) 15,2 70,2 14,6

Canarias 16,0 72,1 11,9

Cantabria 12,1 68,7 19,2

Castilla y León 11,7 65,6 22,7

Castilla-La Mancha 15,7 64,3 20,1

Cataluña 13,6 69,0 17,4

Comunidad Valenciana 14,3 68,9 16,8

Extremadura 15,9 64,9 19,2

Galicia 11,7 67,5 20,8

Madrid (Comunidad de) 13,8 71,4 14,8

Murcia (Región de) 17,2 68,5 14,3

Navarra (Comunidad Foral de) 13,3 68,6 18,2

País Vasco 11,9 70,5 17,6

Rioja (La) 12,5 67,5 20,0

Ceuta 20,0 69,3 10,6

Melilla 21,7 68,1 10,2


ESPAÑA 14,2 68,7 17,1
Fuente: Censo de Población de 2001. Elaboración Pedro Reques Velasco.

Fuente: I.N.E. Censo de Población de 2001. Resultados general por Comunidades


autónomas.
Figura 12. Diagrama triangular en el que se representan los grandes grupos de edad de
las comunidades autónomos españolas en 2001.
Nota: El gráfico permite agrupar las diferentes comunidades autónomas españolas en
función de sus estructura demográfica determinada a partir de los grandes grupos de
edad: jóvenes: 0 -14 años (14,2 %); adultos: 15-64 años (68,7 %) y viejos: 65 y más años
(17,1%). Tomando estos valores como refrencia podemos distinguir comunidades
autónomas jóvenes, adulto-jóvenes, adultas, adulto-viejas, viejas o viejo-jóvenes, en
función de cual sean el grupo o los grupos de edad dominantes.
Fuente: I.N.E. Censo de Población de 2001. Elaboración Pedro Reques Velasco.
Figura 13. Tipología de regiones españolas a partir de su estructura demográfica por
grandes grupos de edad.
Nota: En el mapa se representan agrupadas las diferentes comunidades autónomas
españolas en función de su estructura demográfica determinada a partir de los valores
medios de la población española de los grandes grupos de edad: jóvenes: 0 -14 años;
adultos: 15-64 años (68,7 %) y viejos: 65 y más años (17,1 %). Tomando estos valores
como refrencia podemos distinguir comunidades autónomas jóvenes, adulto-jóvenes,
adultas, adulto-viejas, viejas o viejo-jóvenes, en función de cual sean el grupo o los grupos
de edad dominantes.

3.6 Conclusión
En este capítulo se ha definido el envejecimiento y se han presentado las fuentes para su
estudio. Ligados a las mismas se han señalado los principales indicadores analíticos y
sintéticos para su cálculo y se han apuntado las formas de representación gráfica. Todo
ello permite convertir los datos primarios en información estadística significativa, lo que
facilita los análisis comparativos e interpretativos. Sin embargo en el análisis de la
población o de cualquiera de los fenómenos a ella ligados (en esta caso el envejecimiento)
la labor del investigador y del estudioso no debe quedarse en este objetivo sino debe
profundizar en él, analizando las causas e interpretando los hechos analizados. La fase
analítica (“quiénes” –o población objeto de la investigación–, “cuánto” –fuentes y técnicas
que ayudan a resolver el problema analizado– y “cómo” –las formas y los tipos de
envejecimiento–) ha de dar paso a la fase explicativa (al análisis de los “por qués” –o
marco teórico y análisis de las causas–, y en el caso de la Geodemografía, “dónde” –o
localización espacial del fenómeno analizado, habida cuanta que el envejecimiento de la
población se muestra territorialmente muy diferenciado–). No menos importante es la fase
prospectiva o análisis de las consecuencias en el futuro (sociales, económicas,
territoriales…) del fenómeno analizado. Pues bien, a responder a las preguntas quiénes,
cuánto y cómo hemos dedicado este capítulo, a ayudar a responder a por qué, dónde y a
analizar las repercusiones sociales del envejecimiento se dedicará el siguiente.

Bibliografía
 Leguina, J. Fundamentos de demografía. 3a ed. Siglo XXI, Madrid
1981.
 Medreros, A. y Puente, A. La vejez, Madrid, Acento 1996.
 Noin, D. y Thumerelle, J. P. L’etude géographique des
populations. Masson, Paris 1993.
 Pérez Díaz, J. La situación social de la vejez en España a partir de
una perspectiva demográfica (multicopiado) 2004.
 Pressat, R. Introducción a la Demografía. Ariel, Barcelona 1977.
 Pressat, R. Diccionario de Demografía. Oikos-Tau, Barcelona 1987.
 Puga, Mª D. y Abellán, A. El proceso de discapacidad. Un análisis
de la encuesta sobre discapacidades, deficiencias y estado de la
salud. Madrid, Fundación Pfizer 2004.
 Reques, P. Geodemografía. Principios conceptuales y
metodológicos Santander, Universidad de Cantabria (en prensa).
 Sierra, A. y Doreste, J. L. “Demografía y Salud Pública”. En: G.
Piédrola Gil: Medicina preventiva y Salud Pública, Barcelona, Salvat,
1994, págs. 54-88.
 Vinuesa, J. (Coord.) Demografía. Análisis y
proyecciones. Síntesis, Madrid 1995.

Páginas de Internet
 www.ine.es: página del Instituto Nacional de Estadística de España.
El banco de datos Tempus, para series temporales de datos, y la
desagregada información que ofrece, a todas las escala territoriales
en relación al el censo de 2001 hace impresdincible su consulta
para cualquier estudio demográfico sobre nuestro país.

 http://europa.eu.int: página de Eurostat u organismo estadístico de


la unión Europea. Ofrece información demográfica (no siempre
gratuita o libre) sobre los países de la Unión a diferentes escalas.

 www.census.gov: idénticas consideraciones habría que hacer con


esta fuente ligada a la Oficina del Censo de los Estados Unidos, la
cual ofrece una rica y variada información demográfica sobre todos
los países del mundo, además, obviamente de los Estados Unidos.
Páginas de Internet específicamente sobre
envejecimiento, mayores o tercera edad
 www.imsersomayores.csic.es: el Portal Mayores, dependiente del
IMSERSO, desarrolla un sistema de información sobre personas
mayores, de acceso libre y gratuito, dirigido al ámbito académico y
científico, a los profesionales de los servicios sociales, los propios
mayores y la sociedad en general, ofreciendo información
estadística, documental, legislativa, así como bases de datos y
diferentes canales temáticos, consulta obligada, también, en
relación al tema del envejecimiento.
 www.envelliment.org/index.shtm: esta página de la Fundació
Institut Català de l’Envelliment, tiene como objetivo profundizar en el
conocimiento de los diferentes aspectos relacionados con el
envejecimiento para mejorar la calidad de vida de las personas
mayores y promover actuaciones que contribuyan a la adaptación
de las sociedades y de las personas a los retos que plantean los
cambios demográficos.
 www.nia.nih.gov: página del prestigioso National Institute of Aging,
centro de investigación dedicado, desde una perspectiva
multidisciplinar, al tema del envejecimiento.

 www.un.org/esa/socdev/ageing/index.html: dependiente de la
Organización Mundial de la Salud (http://www.who.int) es una
pagina centrada en el estudio y análisis del temas del
envejecimiento desde una perspectiva, asimismo, multidisciplinar,
aunque fundamentalmente socio-sanitaria.

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