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Vista de Heidelberg, ciudad universitaria alemana donde Karl Jaspers c La filosofia de nuestro siglo por JULIAN MARIAS 337 Siiren Kierkegaard, segiin ca- ricatura de Klaestrup (Biblio- teca Real, Copenkague). Este pensador danés esturo obse- ‘Sionado por loz problemas de a “existencia” y de la“ tia", que tendrfan después (Sorte receive on fa foes ofta posterior. 338 via se prolongase un par de decenios después Hegel significa la plenitud del *raciona- lismo", Después de la actitud evitica que cul- mina en Kant (1724-1801) ~sus obras capita les, Critica de ta razin pura, Critica de fa razon préctia, Critica del juicio, son suficiente testi monio de ello-, el Idealismo especulativo poskantiano renueva en forma extrema la ‘eonfianza en la raz6n. Digo en for con afiemar la rma, porque no se conten ‘capacidad racional del hombre, sino que par- tede la creencia en la Cuando Hegel dice: “Toda lo nal y todo to racional es real”, proclama una mas alld de si misma, icionalidad de lo veal Te" en la razén qq cs decin, de toda prueba. Hegel tiene la int presion de que con €) “concluye” la historia Filosofia, dle que en su obra el espirieu llega, por fin, a conocerse plenamente a si mismo; y por eso pudo escribir un “Resul- ide sus Levciones de Historia de la Filosofia, en que hacka el balance de dos mil quinientos aos de pensamiento. Este caricter de “eulminacidn” 0% de | taco” al sion”, esta pretension a lo “definitiva” ~que, cen realidad, anula la historia y suprime el fu ro como tal-, aparece jgualmente en kas concepciones filosdficas del siglo XIX que de Hegel, aunque se opongan a él en uno u our0 sentido: lo mismo en la obra de Auguste Comte (1798-1857) queen la de Karl Marx (1818-1883) El positivismo de Comte se Filosofia de la histor a “ley de los wes es tados" (que Comte Hama wolbgico, metal sico y positive): pero tiene buen cuidado de aadir que el estado positivo es el “defini vo" -de la mente individual y de la historia Bs decir, Comte no admite que se pueda ir mas alla del positivism, que la historia siga creadoramente, que haya un futuro en pr realmente innovador. Por su parte, el marxismo toma la dialéetica es- peculativa de Hegel y la convierte en una “dinlgctica material” que Heva a una “inter pretaci6n materialista de la historia” (en 1i- or, econémica), cuyo curso esti prederermi- nado y que conducr’, a wavés dela dictadh cipio no previsible del proletariado, « una “sociedad sin clases” | socialisino como estado también definiti- vo de la humanidad, mas alli del cual no es previsible ningin otro, ninguna real inno. ci6n. Por una y ota via, se extingue La his- toria en lo que tiene de tal re ¢5 el punto en que se inicia ién profimda a estas maneras de entender la realidad, y sobre todo la re: na, El racionalismo habia tomado como mo- win fisico-matemitiea, y por tanto identifi ‘6 reducir una realidad a sus elementos, ncipios o causas. Explicar quiere dec nte, “desplegar™ tad! urna o el “entender” con “expli- teral y evimoligicam sentido que la tantes en el hegeli tinuaciones y en el darwinismo, Entwicklung evolucién— explicitar, des lo que estaba “ya” implicito; por alumbramiento 0 innovacidn de realidad. Por fora parte, al reducir algo a sus elementos 0 causas tengo estos elementos 0 estas causas pero me quedo sin el algo, como cuando el quimico reduce 1 agua a sus elementos « la formula 1,0, Ahora bien, si alguna re dad me interesa por si mismna no puedo acep ar ese cambio o redueci6n: se me pre “irreductible*, por tanto “inexplica- raz6n se entiende silo como ex nn las palabras, tan impor- plicacidn o reduccidn, parece intl, inservi- ble para comprender estas realidades. Este es 1 origen historico del “irracionalismo”, que va a dominar gran parte del pensamiento contemporinea y que arranea de Kierke- guard Sbren Kierkegaard (18 13-1855) es un pen cipalmene teli- sador romantica danés, pr giow, secundaria y tardiamente filoséfico; iy poco conocido en su tiempo, famoso en el nest sobre todo por Ia atencidn que sobre él suscité Unamuno desde comienzos dl siglo, y luego por la influencia que de él acuso Heidegger y que se manilest6 en todas mii existendal has 3 jones de su flosof Kierkegaard estaba condicionado por Hegel cen la forma de ser un ai samiento consiste en buena parte en “opo: ners” a Hegel. Lo hace desde el punto de vista del individuo concreto, del hombre que ihegeliano; su pen- piensa, del “existente”. Kierkegaard puso en circulacién filosofica la palabra “existencia”, hho en su sentido tradicional, sino en otro, muy poco adecuado, como sinonimo de “vida humana” (probablemente evit6 la p labra “vida” por las connotaciones biologi: ‘eas que frecuentemente la acompaitaban). Le preocupaba la conexidn entre la temporal dad y la eternidad, y centrd su espedulacion que habia de tener luego tan grandes resonancias en Hei- deg preludié toda una serie de temas que solo se cen el temple de la “angustia’ sty en sus continuadores. Kierkegaard han desarrollado casi un siglo después. Este irracionalismo condiciona gran par- te de la filosofia de la segunda mitad del si: glo XIX y de los primeros decenios del XX. Friedrich Nietsche (1844-1900), cuya carre ra intelectual termina, al perder la raz6n, en 1889, muy influido por Schopenhauer, peto invirtienclo el signo de su pensamiemt, afirma la vida enérgicamente, a pesar de to dos sus dolores, cree que hay que tar todos los valores’ “superar” al hombre nara ir ms alla de , a lo que Hamd el “su hombre” (Ubermenwh). En el pensamien pein de la realidad humana como algo que no esta to de Nieusche se dibuja una con “dado”, cuyos limites no estin definidos, que cen algiin sentido esta siempre haciéndose, y afirma todo lo que puede poteneiar y exaltar lo hun », Pero el itracionalismo dominan- telo hace recurrit a formulas como “mis all ddl bien y del ma dero y lo falso", que comprometen el rigor ‘mis alli de lo verda de su doctrina y abren el camino a las inter pretaciones tendenciosas 0 caprichosis de lla, que han dominado {y siguen dor lo} el escenario filos6fico, ahogando el mt leo de fecundas intuiciones de su pensa miento, parecido podria decirse de dig Klages, que se in. teresé por la fisiognimica y la Oswald or del famoso libro Spengler (1880-1936), La decadent de Occidente y, en algan sentido, mis alld de estos supuestos, del gran psicélogo americano Willian James (1842-1910), fundador—con Peiree~ del prag matismo, de Henri Bergson (1859-1941), de Friedrich Nietasche, por Ee Munch (Thielska Galleriert, Estocolmo). ELfilésofodelsu- perkombre” ha dejaclo una ee tela de firmulas que compro- meten el rigor de su doctrina J se prestan a interpretacio~ ines caprichosas. Ostwald Spencer, autor de “La decadencia de Occidente”. 339

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