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María.

Escobar
Deseando se encuentre de maravilla, su sobrino, Ricardo Jr.

Era un dos de noviembre,


La noche era muy fría,
El ambiente era fúnebre,
Era la hora de doña María.

Tejía en la madrugada,
De estambre, alguna prenda,
No esperaba la llegada,
De la señora de la ofrenda.

Doña osamenta, tan pálida,


A Peña Alta, arribaba,
Cargando la crisálida,
Que a María le esperaba.

De forma muy discreta,


Y su nombre musitando,
En la puerta estuvo quieta,
A María, observando.

La neblina en espesura,
Comenzó a horadar el cuarto,
Y la parca en desmesura,
Le provocó un gran infarto.

Aquí colige este relato,


De María, a quien se extraña,
Y del actuar nada grato
De la señora de la guadaña.

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