Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Carles Marcet
IGNACIO DE LOYOLA
ACOMPAÑADO, ACOMPAÑANTE,
EN COMPAÑÍA
IGNACIO DE LOYOLA ACOMPAÑADO,
ACOMPAÑANTE, EN COMPAÑÍA
Carles Marcet
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Loyola ....................................................................................................... 5
Montserrat .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Manresa .................................................................................................... 9
Jerusalén ................................................................................................... 13
Tiempo de estudios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Última etapa: Venecia y Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Balance ..................................................................................................... 23
Para reflexionar personalmente y compartir en grupo ...................... 27
Notas .......................................................................................................... 29
La versión reducida de este artículo ha sido publicada
también en la Revista Manresa, vol. 90, nº 357.
Protección de datos: Los datos de los destinatarios de la presente comunicación provienen de los ficheros históricos de la Base de Datos General de
Administración de la Fundació Lluís Espinal (Cristianisme i Justícia), y se incorporaron con el previo consentimiento de los interesados otorgado, o bien
directamente o bien a partir de las relaciones jurídicas mantenidas con la fundación, tal y como se dispone en el artículo 6.2 de la LOPD y el artículo 21 de
la LSSI. La finalidad de su conservación es mantener informados a nuestros suscriptores e interesados sobre sus servicios y las actividades que organiza y
en las cuales participa. Su información no será cedida a nadie, pero sí que puede ser utilizada en plataformas externas a los sistemas de la fundación para
facilitar el envío de los correos electrónicos. Puede completar esta información consultando el aviso legal publicado en la web https://www.cristianismeijusticia.
net/avis-legal. Por lo que hace referencia a su información, en cualquier momento puede consultar, acceder, rectificar, cancelar, limitar su tratamiento, solicitar
la portabilidad de los datos, prohibir las decisiones individuales automatizadas y oponerse, total o parcialmente, a que la Fundació Lluís Espinal conserve los
datos, escribiendo al correo electrónico info@fespinal.com, o si lo prefiere, dirigiendo un escrito a la calle Roger de Llúria, n. 13, piso 1º, de Barcelona (08010).
INTRODUCCIÓN
4
LOYOLA
Aquel hombre «dado a las vanidades difícil que acontezca algo del Espíritu.3
del mundo»2 se verá obligado a pa- En tales situaciones, más que sucesos
sar un largo tiempo de convalecencia pueden aparecer acontecimientos. En
en su Loyola natal. Largas horas para este caso el gran acontecimiento es el
repensar su pasado, presente y futuro: lento despertar a una vida del Espíritu
lo que significa la deshonra, la pérdida en su interior (espiritualidad) hasta el
del honor y las luchas de poder am- presente desconocida.
biciosas con las que ha convivido, su Ayudó además a que se produjera
personal deterioro físico que le pone este acontecimiento el hecho de que no
ante sus ojos lo incierto de su futuro. había en la casa los libros mundanos
Meses de soledad, sin nada especial que tanto le gustaba leer: «le dieron una
que hacer o poder hacer, donde va a Vita Christi y un libro de la vida de los
haber “espacio para el tiempo”, tiem- Santos en romance».4 Es así como em-
po para considerar, ya no solamente lo pieza a plantearse un nuevo horizonte
exterior de su actividad, sino toda una vital que, de momento, se concreta en
actividad en su mundo interior, hasta el seguimiento de su nuevo Señor, Je-
el momento ignorada y desconocida. sucristo, en peregrinación a Tierra San-
Sin una mínima actitud de apertura de ta y en imitación de los santos. Creo
acogida y receptividad interior es muy que se puede decir que sus primeros
5
acompañantes en la vía del espíritu y dados los encontrados pensamientos,
del seguimiento de Señor Jesús son los sentimientos e imágenes que se susci-
“caballeros servidores” de este nuevo taban en su interior. Pero de todo ello
Rey descubierto: los santos. Estos ac- obtendrá una gran luz para cuando Ig-
túan en él a modo de acicate y estímulo nacio tenga que acompañar a otros en
para orientar el cambio que se va pro- la vía del Espíritu. Nótese como las
duciendo en su interior y que se va con- dos primeras reglas de los Ejercicios
figurando como “un cambio de Señor”: para el discernimiento en primera se-
los santos sirven a un Señor al cual me- mana [EE 314-315], pensadas para un
rece la pena servir, más que a los se- estadio de vida purgativa como el que
ñores de este mundo. En este sentido, él empieza a vivir, reflejan lo que le pa-
pues, acompañan y estimulan su nuevo saba en este momento: «A las personas
proyecto vital; siente deseos de imitar- que van de pecado mortal en pecado
los y superarlos; son acompañantes de mortal acostumbra el enemigo pro-
esa nueva perspectiva vital que se ani- ponerles placeres aparentes, haciendo
ma a recorrer y con la que nunca había imaginar delectaciones y placeres sen-
contado hasta el momento.5 suales […] el buen espíritu usa contra-
Los santos, pues, van a ser “compa- rio modo, punzándoles y remordién-
ñeros de camino” que van a ayudar a doles las conciencias. En las personas
Ignacio a auscultar en su interior lo que que van intensamente purgando sus
le va provocando la lectura meditada pecados, y en el servicio de Dios nues-
de la Vita Christi. Una provocación tro Señor, de bien en mejor subiendo,
que, en el fondo, le lleva a preguntar- […] propio es del mal espíritu morder
se quién es y quién está llamado a ser. y tristar y poner impedimentos, inquie-
Tarea que –como él mismo da a enten- tando con falsas razones […] y propio
der en su relato– no resultó nada fácil del bueno dar ánimo y fuerzas».
6
MONTSERRAT
8
MANRESA
Ignacio llevará un estilo de vida que cio que le representaba «la dificultad
tiende a lo eremítico (oraciones, ayu- de su vida», luego por la experiencia de
nos, penitencias) por más que también «grandes variedades en su alma»16 y,
incorporará “otras espirituales opera- por último, «por los muchos trabajos
ciones” como el servicio en el hospi- de escrúpulos».17 Así, pues, inicia una
tal y el inserirse y dejarse acompañar segunda etapa manresana en la cual
por la comunidad cristiana («oía cada experimenta una aún mayor necesidad
día la misa mayor, y las vísperas y las de acompañamiento espiritual, no pu-
completas»).15 Todo ello, sin embargo, ramente para “contentar el ánima” sino
vivido desde una clave espiritual de para proseguir adelante en el camino
exterioridad e imitación que aún ha emprendido de servicio divino.
de ir madurando, y mucho, hacia una En la Autobiografía menciona ex-
personalización e interiorización de la plícitamente algunas de las personas
vida espiritual. con las que busca conversación espiri-
En este estadio de la vida espiritual tual. Le debió impactar de modo espe-
todavía tan frágil comenzó a ser aco- cial esa mujer «antigua en ser sierva de
sado, primero por un pensamiento re- Dios y conocida por tal en muchas par-
9
tes de España».18 Según el historiador mo descubierto en su interior. Lo que
Enrique García,19 podría tratarse de la va experimentando y descubriendo le
beata sor María de Santo Domingo, vi- dice que no le queda más que rendirse
sionaria heredera de las ideas del fraile y desarmarse del todo ante la cada vez
dominico Savonarola, que ejerció una más impetuosa irrupción de Dios que
notable influencia en el reformismo le desmonta del todo para volver a re-
espiritual español del siglo xvi y que componerlo. Solo le queda dejar espa-
defendía, entre otras cosas, que no era cio a Dios; dejarle hacer, porque Él es
necesario ser letrado para hablar de las el que enseña. A partir del dejar guiar
cosas de Dios y para ayudar a los de- a Dios empieza a descubrirse inundado
más en la vía espiritual. de dones28 que le fortalecen y acom-
Menciona también Ignacio el pañan en su fragilidad, ¡precisamente
acompañamiento de un «doctor de la cuando esta empieza a ser reconocida!
Seo, hombre muy espiritual»,20 con Sin duda que lo aquí vivido por la
quien se confesaba y en quien buscaba misericordia de su “nuevo acompañan-
remedio para sus escrúpulos.21 No es te”, le va a ayudar para poder acompa-
de extrañar que en una situación inte- ñar a otros, especialmente en situacio-
rior tan turbulenta y novedosa, Ignacio nes de desolación.29 De hecho veremos
subiera desde Manresa a Montserrat cómo a partir de este momento, aún en
para conversar y dejarse acompañar Manresa, Ignacio empieza a acompa-
por el P. Chanon.22 Pero en este esta- ñar a otras personas, después de haber
dio, por más que «empezó a buscar al- atravesado sus oscuridades y clarifica-
gunos hombres espirituales», «ninguna do y aceptado sus propias sombras y de
cosa le ayudaba»;23 por más que acudía haberse experimentado amado incon-
a sus acompañantes los santos,24 por dicionalmente por Dios Padre precisa-
más que era claro y transparente («a su mente en su ambigüedad reconocida (a
confesor solía decir lo que hacía muy saber, su yo idealizado cada vez más
menudamente») y constante y tenaz en confrontado con el morboso recuerdo
sus prácticas espirituales («no dejando de sus pecados y limitaciones pasadas)
de hacer los sólitos ejercicios»25), nin- y de haber experimentado ese amor
guna cosa le ayudaba. como liberador y, por eso, como fuente
Ignacio reconocerá que la salida de de alegría inagotable. Una alegría que
esta situación interna crítica, más que podemos describir como la acción del
por cualquier acompañante espiritual, Espíritu de Dios que acompaña nuestro
vendrá propiciada por «nuestro Señor caminar más allá y más en el fondo que
que le había querido librar por su mise- cualquier otro acompañante.
ricordia».26 Comienza así un cambio de Cabe situar la culminación de esta
rasante en el peregrinaje de Ignacio en convicción en la ilustración del Carde-
referencia al tema que nos ocupa: «en ner cuya narración en su autobiografía
este tiempo le trataba Dios de la misma viene precedida de una tajante –¡y peli-
manera que trata un maestro de escuela grosa!– afirmación: «si no hubiese Es-
a un niño».27 Quien fundamentalmente critura que nos enseñase esas cosas de
acompañará a partir de ahora el cami- la fe, él se determinaría morir por ellas,
no espiritual de Ignacio será Dios mis- solamente por lo que ha visto».30 Lue-
10
go, tras intentar describir sobriamente rreno muy complejo y fronterizo que
lo que allí le aconteció, concluye que hará vivir al peregrino, a partir de este
«recibió una grande claridad en el en- punto de su peregrinaje, en una difícil
tendimiento, de manera que en todo tensión: no renunciará a su experiencia
el discurso de su vida […] coligien- personal (subjetiva), pero eso mismo
do todas cuantas ayudas haya tenido no le cerrará sino que le abrirá a asumir
de Dios […] aunque las ayunte todas las mediaciones eclesiales concretas
en uno, no le parece haber alcanzado (objetivas). El acompañamiento ecle-
tanto, como de aquella vez sola».31 sial le ayudará a objetivar –e incluso
Percibe, pues, que Dios mismo le ha a posibilitar– la experiencia personal
concedido la gracia de experimentar su intransferible, pero no la podrá sus-
Misterio, que se le ha querido comu- tituir.34 Iremos viendo, pues, como la
nicar inmediatamente. En adelante le afirmación del «acompañamiento in-
sostendrá la convicción de que es Dios mediato de Dios» no conduce al pere-
mismo quién le guía y acompaña. Con- grino a hacer lo que le venga en gana
vicción que expresará en sus Ejercicios sino a buscar confirmación en «reali-
afirmando que es propio de Dios «en- dades/situaciones acompañantes me-
trar, salir y hacer moción en el alma» diadas y mediadoras», para que la ex-
[EE 330]32 y, por eso, el acompañante periencia personal pueda ser validada,
del proceso –necesario para facilitar un asumida, confirmada por la mediación/
encuentro con la Gracia pero sobrante acompañamiento de la comunidad ecle-
cuando esto se produce– debe consen- sial. En otras palabras: Ignacio estaba
tir que «el mismo Creador y Señor se convencido de la necesidad de dejarse
comunique a la su ánima (del ejerci- guiar en el camino del Espíritu, pero
tante) devota» [EE 15]33 y a quien es sabía que el contenido de esta guía o
acompañado se le invita a «se acercar acompañamiento no era el de señalar
y allegar a su Criador y Señor, y cuanto la experiencia de Dios sino el de crear
más así se allega, más se dispone para unas condiciones que la hagan posible.
recibir gracias y dones de la su divina Hemos visto cómo sobre todo a
y suma bondad» [EE 20]. partir de la última etapa manresana,
Esta convicción ignaciana, expre- Ignacio empieza a acompañar en el
sada en categorías bíblicas la encon- Espíritu a otras personas, a conversar
tramos en San Juan: «la unción que con ellas sobre las cosas de Dios. Él le
habéis recibido del Espíritu permanece llama: «ayudar a las almas». La expe-
en vosotros y no necesitáis que nadie riencia de haber sido ayudado y guiado
que os enseñe» (1Jn 2,27). Lo esencial por Dios le lleva a ayudar guiando a
es, pues, dejarse mover (enseñar, guiar otros hacia Dios. Es como un fruto de
y acompañar) por el Espíritu. Pero lo la transformación interior que va expe-
resultante de ello no será la arbitra- rimentando. A partir de este momento
riedad sino el discernimiento. Con la el «ayudar a las almas» (acompañar)
convicción interiorizada del «acompa- es una constante que aparece y reapa-
ñamiento inmediato de Dios», fuente rece en su itinerario vital.35 Y lo hace
comunicativa descubierta en su más con una doble intención: ayudar al en-
profundo interior, entramos en un te- cuentro con el Dios cercano (portador
11
de una Buena Noticia) y ayudar a es- Rejadell, aquejada de tentaciones y
cuchar, entender y cumplir su volun- escrúpulos donde, en el fondo, viene a
tad. Esta doble intención quedará ya narrarle lo que él mismo ha vivido en
expresada en la primera anotación del Manresa y lo que el Señor le ha mos-
libro de los Ejercicios donde presenta trado. Ahora se dispone a acompañar a
lo que se pretende: se trata de ayudar otros del mismo modo que Dios le ha
a «preparar y disponer el ánima» para acompañado. Así, le dice: «el curso ge-
ese encuentro, quitando las afecciones neral que el enemigo tiene con los que
desordenadas que lo estorban, para quieren y comienzan a servir a Dios es
también «hallar la voluntad divina en poner impedimentos y obstáculos […]
la disposición de su vida».36 La misma es a saber: ¿cómo has de vivir toda tu
intuición quedará expresada mucho vida en tanta penitencia, sin gozar de
después en la manera como Ignacio parientes, amigos, posesiones, y en
concluirá muchas de sus cartas: «ceso vida tan solitaria?».37 «Si a una perso-
rogando a la Santísima Trinidad por la na halla de conciencia delgada (el ene-
su infinita y suma bondad nos dé gracia migo) […] procura entorpecer aquella
cumplida, para que su santísima volun- conciencia tan buena, haciendo pecado
tad sintamos, y aquélla enteramente la donde no es pecado, y poniendo defec-
cumplamos». to donde hay perfección, a fin que nos
Lo que el Señor le ha dado a vivir pueda desbaratar y afligir».38 «Nuestro
y experimentar en Manresa suponen antiguo enemigo poniéndonos todos
un acompañamiento y un aprendizaje inconvenientes posibles por desviar-
espiritual de gran calado que ayudarán nos de lo comenzado, tanto nos veja
a Ignacio a poder acompañar a otros […] poniéndonos muchas veces triste-
en el camino del Espíritu y ayudarles a za sin saber nosotros por qué estamos
comprender la acción de Dios en ellos. tristes, ni podemos orar con alguna
Creo que esto queda muy claro en la devoción, contemplar ni aún hablar, ni
carta –escrita en 1536, desde Venecia– oír de cosas de Dios con sabor o gusto
antes citada de Ignacio a sor Teresa interno alguno».39
12
JERUSALÉN
14
TIEMPO DE ESTUDIOS
18
ÚLTIMA ETAPA: VENECIA Y ROMA
21
BALANCE
a) Por más que a menudo se haya antonomasia a quien se allega cada vez
subrayado la imagen de un Ignacio con mayor intensidad y profundidad, y
como un peregrino que –por tomar el que le va conduciendo a acompañar a
título del conocido libro de I. Telle- otros en su propio peregrinaje interior
chea– anda «solo y a pie» rehuyendo hacia la Fuente y a hacerlo cada vez
ser reconocido (solo partió de Loyola a más con otros, en compañía que será
Navarrete, marcha de Montserrat para apostólica y misionera.
no ser conocido; a Barcelona no quiso b) En un momento clave de su iti-
ir sino solo; a Jerusalén no quería que nerario (ilustración del Cardoner) su
nadie le acompañara para poner su con- experiencia personal es la de la auto-
fianza solo en Dios; parte solo hacia Pa- comunicación inmediata de Dios sin
ris y luego de París a Azpeitia tomando mediadores. Cada vez más los “acom-
el camino más solitario buscando no pañantes”, sin desaparecer del todo,
ser reconocido, se embarca solo hacia irán cediendo terreno al Acompañante
Génova y de allí solo hacia Venecia…), o fuente de todo otro acompañamiento.
Ignacio no es ni un autosuficiente, ni un Pero esta experiencia no es un punto de
huraño, ni un introvertido. El camino llegada sino más bien un punto de par-
recorrido nos ha mostrado cómo, ya tida: le conduce a buscar y perseguir
desde los inicios de su peregrinaje, Ig- la voluntad de Dios, dando a conocer
nacio busca –porque siente necesitar- su experiencia personal (“ayudar a las
lo– acompañamiento espiritual, luego almas”), en el mundo, en lo concreto
es encontrado por el Acompañante por de la realidad, entre las mediaciones;
23
conduce a “beber el cáliz de la reali- En definitiva, la tarea del acompañan-
dad”. Buscando a Dios se halla acom- te en los Ejercicios será la de facilitar
pañando al mundo y en el mundo se la experiencia inmediata de Dios con
encuentra remitido a la búsqueda del el ejercitante, dando “modo y orden”
acompañamiento de Dios para acom- para ayudar a «conocer internamente».
pañar a otros hacia Él. Pero en el camino mistagógico de
¿Es posible vivir desde este único los Ejercicios, el encuentro inmediato
acompañamiento de Dios, sin ninguna con Dios pide ser discernido y/o me-
otra mediación? Diríamos que sí, pero diado (por el que acompaña, por Jesús
considerando que este acompañamien- Palabra, por la Iglesia…). En este sen-
to de Dios tiene un nombre –Espíritu–, tido pueden ubicarse las Reglas para
y que el acompañamiento del Espíri- sentir en la Iglesia situadas al final del
tu pide siempre ser discernido, se re- proceso: el máximo de experiencia
quieren, por tanto, mediaciones para personal desemboca en un máximo de
percibirlo en toda su hondura. Ignacio comunión eclesial; esta garantizará la
así lo creía y vivía. La inmediatez del verdad de aquella. Sin la verificación
acompañamiento de Dios no implicaba comunitaria o exterior la experiencia
un rechazo de la mediación del acom- personal puede degenerar en múltiples
pañamiento eclesial. Simplemente im- engaños como el del orgullo y la auto-
plicaba reconocer a la Iglesia como esa suficiencia.
mediación llamada a retirarse cuando En cualquier caso, el proceso del
Dios aparece, porque ni Dios ni su Es- método, sabia y discretamente acom-
píritu son propiedad de la Iglesia.78 pañado, va conduciendo a una elección
c) Todo esto personalmente vivido, que, en el fondo, más que escoger es
Ignacio lo deja traslucir en la manera acoger: acoger la vida en comunión
que tiene de acompañar a otros, en esa que Dios nos ofrece; acoger su acom-
mistagogía que son los Ejercicios. En- pañamiento fontal.79
tre otras cosas le pedirá a quien acom- d) A lo largo de nuestro recorrido
paña a otros en Ejercicios, ofrecer los también ha ido despuntando el porqué
puntos con «breve y sumaria declara- y para qué Ignacio acompaña a otros.
ción» porque de lo que se trata es de Creo que ha quedado claro que el pun-
que el ejercitante pueda llegar a «sentir to de partida es su personal encuentro
y gustar internamente» [EE 2], inter- con Dios. Ignacio acompaña a otros
venir, eso sí, cuando perciba que ese para que puedan vivir esa misma ex-
“sentir” o esas mociones no se produ- periencia de encuentro con Dios en sus
cen [EE 6], o ser informado cuando se vidas. En el fondo eso es en buena me-
producen ya que así podrá colaborar dida lo que entiende por “ayudar a las
y ayudar proponiendo algunos espiri- almas”. Pero además, Ignacio acompa-
tuales ejercicios convenientes [EE 17], ña para ayudar a buscar y a encontrar
«no mover» más a un estado de vida la voluntad de ese Dios que ha salido
que a otro, porque eso le toca a Dios al encuentro, a descifrar lo que ese
y se debe dejar «inmediate obrar al encuentro implica para la propia vida,
Criador con la criatura y a la criatura tanto en lo que se refiere a su direccio-
con su Criador y Señor» [cfr. EE 15]. nalidad u orientación, como en lo que
24
se refiere a las necesarias concrecio- vida del Espíritu, necesitará y buscará
nes que piden un discernimiento a lo acompañantes que lo ayuden y orien-
largo de la travesía. Hay, por tanto, en ten en lo que le va sucediendo por den-
su acompañamiento un doble deseo in- tro. A base de buscar «hallará», mejor
terconectado: la vida en comunión con dicho, será hallado por Aquél que ya
Dios que se realiza inevitablemente en sin dudar ni poder dudar de ello será
el ejercicio de la propia misión siem- su Acompañante Fontal y ante el cual
pre discernida en cumplimiento de su los otros acompañamientos se resitúan.
voluntad.80 Hemos visto además como Pero esto no será el final del camino
ese acompañamiento de Ignacio gene- sino el inicio de una nueva vida «a la
ra con algunas personas el vivir esa co- escucha del Acompañante» que le re-
munión y esa misión “en compañía”, mite a «todas las cosas», esto es, a la
como cuerpo, en amistad. realidad siempre ambigua donde se
e) Para acabar, tal vez pueda ayu- hará necesario –sirviéndose de media-
darnos acudir a la sintética determina- ciones acompañantes– seguir buscan-
ción ignaciana expresada en la célebre do y hallando la voluntad de Dios en el
frase de «buscar y hallar a Dios en ejercicio práctico de ayudar a las almas
todas las cosas». Ignacio empieza su y acompañar a las personas hacia su
andadura «buscando» a Aquel que, en encuentro. Ese proceso, además, aca-
el fondo, lo busca primero. Torpe aún bará conllevando en él una búsqueda
en esas lides de la interioridad y de la con otros, en comunión, en compañía.
25
PARA REFLEXIONAR PERSONALMENTE Y COMPARTIR
EN GRUPO
28
NOTAS
29
lación sin causa precedente». Se trata de una 38. Compárese con lo narrado en la Autobiogra-
convicción personal. En el fondo es lo que a él fía, 22.
le ha pasado en la ilustración del Cardoner. Y 39. Compárese con lo narrado en la Autobiogra-
piensa que, aunque no se trata de «una gracia fía, 21. Los textos citados de la carta a Teresa
cualquiera», tampoco es «una gracia extraor- Rejadell se encuentran en Obras completas de
dinaria» reservada para «almas selectas». Es San Ignacio de Loyola, op. cit., p. 624-627.
decir: a otros también les puede suceder. En 40. Al respecto destaca en su relato su empeño
cualquier caso, este tipo de consolaciones que contra viento y marea, a pesar de las diversas
solo pueden venir de Dios, no suponen un dificultades y trabas que aparecen por el ca-
punto de llegada en el itinerario del peregri- mino, en llegar a Jerusalén y en quedarse allá
no (o del ejercitante) sino más bien un nuevo (Autobiografía, 38-48).
punto de partida que pedirá atención y discer- 41. Autobiografía, 35.
nimiento para seguir realmente acompañado 42. Autobiografía, 37.
por el deseo de Dios mismo. 43. No es de extrañar que Ignacio acompañante
33. Es interesante percibir como Ignacio propone de otros en los Ejercicios, les pida al iniciar
al acompañante de Ejercicios acompañar tal el proceso la determinación de entrar «con
vez como al propio Ignacio no le han sabido grande ánimo y liberalidad, para que su divi-
acompañar, a saber, ofreciendo escucha aten- na majestad, así de su persona, como de todo
ta, caminos, consejos, en definitiva «modo y lo que tiene, se sirva conforme a su santísima
orden» para que sea posible la comunicación voluntad» [EE 5].
inmediata de Dios con la criatura. A partir de 44. Autobiografía, 41, 44.
ese momento Dios mismo será el primer y 45. Autobiografía, 42.
principal acompañante y el acompañante del 46. Cf. Autobiografía, 35.
proceso se retira prudentemente a la vez que 47. Autobiografía, 47, 50.
permanece a disposición por si el peregrinaje 48. Autobiografía, 50.
de su acompañado –siempre amenazado de re- 49. Cfr. Autobiografía, 54.
caer en engreimiento o en pura subjetividad– 50. Cfr. Reglas de discernimiento para la primera
precisa de un contraste objetivo desde fuera. semana, especialmente nº 325-327.
34. Como dice García Hirschfeld, Carlos 51. Autobiografía, 54.
(2004) en Revista Manresa, vol. 76, p. 125, 52. «Se ejercitaba en dar ejercicios espirituales y
«¿Qué acompañamos cuando acompañamos en declarar la doctrina cristiana» (Autobiogra-
ignacianamente?: Dios es irremplazable. Esto fía, 57).
es Principio y Fundamento en el lenguaje de 53. Cfr. EE 18.
Ignacio. Debe convertirse en una referencia 54. Son rasgos comunes del heterogéneo y en
permanente en la cabeza y en la sensibilidad aquel momento fuertemente perseguido mo-
de quien acompaña». vimiento de los alumbrados, el ambiente más
35. Una bonita expresión de lo que Ignacio entien- devoto que letrado, el acento en la interioridad
de por “ayudar a las almas” se encuentra al ini- sobre las prácticas exteriores, sus reuniones
cio de una carta de Ignacio dirigida a sor Teresa “cerradas” en pequeños conventículos, su re-
Rejadell, que le venía a pedir que tomara cuida- chazo hacia la vida sacramental y/o eclesial,
do y acompañamiento espiritual de ella: «cierto su convicción de un Dios interior que les habi-
que muchos años ha que su divina Majestad, ta, ilumina y guía…
sin yo lo merecer, me da deseos de hacer todo 55. En carta escrita al rey de Portugal Juan III
placer que yo pueda a todos y a todas que en (FN I,53).
su voluntad buena y beneplácito caminan. Así 56. Cfr. Autobiografía, 65.
mismo de servir a los que en su divino servicio 57. Comentaba de él el P. Luis Gonçalvez de Ca-
trabajan». Obras completas de Ignacio de Lo- mara, lo siguiente: «El modo de hablar del
yola. Madrid: BAC. 2a ed., p. 624. Padre es… con muy pocas palabras, y sin nin-
36. EE 1. guna reflexión sobre las cosas, sino con simple
37. Compárese con lo narrado en la Autobiogra- narración, y de esta manera deja a los que oyen
fía, 20. que ellos hagan la reflexión». Memorial, 227.
30
En esta dirección van también algunas de las Espíritu. El asunto que está entre manos es
anotaciones de los Ejercicios dirigidas a quien cosa de Dios. El método de la deliberación
los propone [Cfr. EE 2,6,13]. es también significativo. Sin dejar sus tareas
58. Autobiografía, 67. cotidianas (acompañando a las almas), se dan
59. «Aquél por cuyo amor aquí entré, me sacará, más tiempo a la oración para intentar escuchar
si fuese servido de ello» (Autobiografía, 60); con más claridad al Dios acompañante en su
«no hay tantos grillos ni cadenas en Salaman- interior hasta ir dando con una música que
ca, que yo no deseo más por amor de Dios» es común a todos y está más allá de todos, y
(Autobiografía, 69). que les hace experimentarse y sentirse com-
60. «Daba cuasi en un mismo tiempo ejercicios a pañeros en compañía. Estas tres dimensiones
tres […] éstos hicieron grandes mutaciones» –acompañar, ser acompañado y en compañía–
(Autobiografía, 77). se retroalimentan unas a otras.
61. Cfr. Autobiografía, 82. 76. Autobiografía, 99.
62. Cfr. Autobiografía, 82. 77. M. Xav. I, p. 388.
63. Ignacio ha experimentado en carne propia 78. Especialmente significativo al respecto es el
que, «aunque es propio de Dios entrar, salir episodio que hemos visto de Ignacio en Sala-
y hacer moción en el alma», lo hace sin forzar manca interpelado por los dominicos. Por un
ni violentar, respetando los ritmos y situacio- lado se niega a aceptar que no pueda ayudar
nes de las personas. Por eso, cuando Ignacio a las almas, acompañar a otros en el adentra-
ofrece los Ejercicios, tiene muy en cuenta la miento en el Misterio de Dios, por el mero
realidad de las personas. Sabe que a sus com- hecho de no tener “letras suficientes” y, a la
pañeros puede proponerles más que lo que vez, tomará la decisión de estudiar en serio en
podía ofrecer, por ejemplo, a las mujeres de París como manera de cualificar su acompaña-
Manresa [Cfr. EE 18]. miento, tal y como le requieren las autoridades
64. FN IV p. 233. eclesiales.
65. M. Giuliani (2006). Acoger el tiempo que vie- 79. Precisamente porque Ignacio es consciente de
ne. Bilbao-Santander: Mensajero-Sal Terrae, estar aquí ante una cuestión trascendental, co-
nº 36, pp. 49-50. mo la de consentir vivir la vida acompañado
66. Cfr. Autobiografía, 85. por Dios, entiende que se hace muy necesario
67. Las expresiones en plural así lo indican: «habían el acompañamiento de un guía que ayude a
decidido», «lo que iban a hacer», «volverían a que en el interior del acompañado resuene y
Roma», «esperarían un año», etc. (Cfr. Auto- salga a flote su verdad más profunda –para que
biografía, 85). sea más él mismo–, y a que este viva atento
68. Autobiografía, 85. a lo que acontece en su interior (¡mociones y
69. Cfr. Autobiografía, 92. pensamientos!) y poder ponerle nombre. En
70. Cfr. Autobiografía, 95. otras palabras: se trata de ayudar a ir a beber a
71. Autobiografía, 95. las fuentes interiores para dejar aflorar al Dios
72. Autobiografía, 54. que uno lleva dentro para que se manifieste
73. Cfr. Autobiografía, 96. Para el relato de Laí- fuera. O, si se prefiere, se trata de dejarse ayu-
nez, véase FN II, 133. dar por otro para captar el lenguaje del Otro
74. Véase el texto completo de la deliberación en que habla (acompaña) desde dentro condu-
MI serie Tertia, pp 1-7. ciendo hacia fuera.
75. Llama la atención que en este proceso de de- 80. Algo parecido a lo que hace Jesús al llamar a
liberación Ignacio no asume ningún liderazgo los discípulos: los llamó «para que estuvieran
especial. Quien lidera, guía y acompaña es el con Él y para enviarlos a predicar» (Mc 3,14).
31
«Ayudar» es el verbo con que Ignacio de Loyola expresó
www.cristianismeijusticia.net/eides
modestamente su gran deseo de hacer el bien a los otros.
Bajo este lema de servicio y sencillez,
la Escola Ignasiana d’Espiritualidad (EIDES)
ofrece esta serie de materiales ignacianos.
Cristianisme i Justícia
Roger de Llúria 13 - 08010 Barcelona
93 317 23 38 - info@fespinal.com
www.cristianismeijusticia.net