Está en la página 1de 36

87

Carles Marcet

IGNACIO DE LOYOLA
ACOMPAÑADO, ACOMPAÑANTE,
EN COMPAÑÍA
IGNACIO DE LOYOLA ACOMPAÑADO,
ACOMPAÑANTE, EN COMPAÑÍA
Carles Marcet

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  3
Loyola .......................................................................................................  5
Montserrat .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  7
Manresa ....................................................................................................  9
Jerusalén ...................................................................................................  13
Tiempo de estudios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  15
Última etapa: Venecia y Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  19
Balance .....................................................................................................  23
Para reflexionar personalmente y compartir en grupo ......................  27
Notas ..........................................................................................................  29
La versión reducida de este artículo ha sido publicada
también en la Revista Manresa, vol. 90, nº 357.

Carles Marcet. Jesuita. Licenciado en teología. Ha sido durante años párroco en el


barrio de Bellvitge (L’Hospitalet del Llobregat) y acompañante y divulgador de los Ejer-
cicios en comunidades populares. Actualmente forma parte del equipo del Centro Inter-
nacional de Espiritualidad de la Cova de Manresa, donde coordina el «Curso de inmer-
sión ignaciana» y el curso «Dos meses de reciclaje en teología». En esta colección ha
publicado: Ignacio de Loyola: un itinerario vital, Eides nº 75; Releyendo nuestras vidas,
Eides nº 80.

Edita: Cristianisme i Justícia - Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel. 93 317 23 38 - E-mail: info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 24385-2018
ISBN: 978-84-9730-426-9 - ISSN: 2014-654X - ISSN (virtual): 2014-6558
Edición: Santi Torres Rocaginé - Corrección: Pilar de la Herrán
Maquetación: Pilar Rubio Tugas - Octubre 2018

Protección de datos: Los datos de los destinatarios de la presente comunicación provienen de los ficheros históricos de la Base de Datos General de
Administración de la Fundació Lluís Espinal (Cristianisme i Justícia), y se incorporaron con el previo consentimiento de los interesados otorgado, o bien
directamente o bien a partir de las relaciones jurídicas mantenidas con la fundación, tal y como se dispone en el artículo 6.2 de la LOPD y el artículo 21 de
la LSSI. La finalidad de su conservación es mantener informados a nuestros suscriptores e interesados sobre sus servicios y las actividades que organiza y
en las cuales participa. Su información no será cedida a nadie, pero sí que puede ser utilizada en plataformas externas a los sistemas de la fundación para
facilitar el envío de los correos electrónicos. Puede completar esta información consultando el aviso legal publicado en la web https://www.cristianismeijusticia.
net/avis-legal. Por lo que hace referencia a su información, en cualquier momento puede consultar, acceder, rectificar, cancelar, limitar su tratamiento, solicitar
la portabilidad de los datos, prohibir las decisiones individuales automatizadas y oponerse, total o parcialmente, a que la Fundació Lluís Espinal conserve los
datos, escribiendo al correo electrónico info@fespinal.com, o si lo prefiere, dirigiendo un escrito a la calle Roger de Llúria, n. 13, piso 1º, de Barcelona (08010).
INTRODUCCIÓN

El verbo “acompañar” permite varias lecturas y matices. Aquí nos va-


mos a centrar en el acompañamiento espiritual, muy bien definido por
W. A. Barry y W. J. Connolly como «la ayuda que un cristiano da a otro
para hacerle capaz de escuchar la comunicación de Dios, de crecer en
familiaridad con este Dios y de traducir en vida las consecuencias de
esta relación».1

Intentaremos ver cómo eso es lo que cuyo testimonio también le ayudan a


Ignacio busca (necesita ser “acompa- buscar la voluntad de Dios.
ñado”), ofrece (“acompaña”) y va rea- Nos ceñiremos simplemente al
lizando con otros (“en compañía”). En propio relato autobiográfico del pere-
cuanto acompañado, veremos cómo grino el cual iremos resiguiendo desde
Ignacio busca personas que puedan la perspectiva indicada. Muchas otras
ayudarle a objetivar y poner nombre fuentes podrían aportar importante in-
a lo que él va viviendo –que cada vez formación adicional sobre esta cues-
con mayor claridad será la experiencia tión, pero abordarlas sobrepasaría los
de saberse acompañado por Dios– sin límites previstos para este cuaderno.
sustituir la necesaria búsqueda perso- Sí que haremos algunas referencias al
nal pero ayudando a orientarse en el texto de los Ejercicios Espirituales en
camino. Eso es lo que Ignacio realiza- cuanto que contienen sugerentes apor-
rá en su actividad de acompañar: ayu- taciones sobre el modo de acompañar
dar a identificar y nombrar lo que Dios y de ser acompañado deseado por Ig-
mismo va operando en el interior de las nacio.
personas. Y veremos cómo todo esto Por último decir que las tres dimen-
Ignacio lo va realizando cada vez más siones que queremos abordar (acompa-
en compañía, junto con otras personas ñado, acompañante y en compañía) se
3
entremezclan a lo largo del relato del mente de irlas percibiendo siguiendo el
peregrino. Por eso hemos optado por hilo del relato del propio Ignacio en la
no tratarlas por separado sino simple- Autobiografía.

4
LOYOLA

Aquella bala de cañón que hirió severamente a Ignacio mientras bata-


llaba defendiendo la fortaleza de Pamplona, sería el inicio de un cam-
bio radical en la orientación de su vida.

Aquel hombre «dado a las vanidades difícil que acontezca algo del Espíritu.3
del mundo»2 se verá obligado a pa- En tales situaciones, más que sucesos
sar un largo tiempo de convalecencia pueden aparecer acontecimientos. En
en su Loyola natal. Largas horas para este caso el gran acontecimiento es el
repensar su pasado, presente y futuro: lento despertar a una vida del Espíritu
lo que significa la deshonra, la pérdida en su interior (espiritualidad) hasta el
del honor y las luchas de poder am- presente desconocida.
biciosas con las que ha convivido, su Ayudó además a que se produjera
personal deterioro físico que le pone este acontecimiento el hecho de que no
ante sus ojos lo incierto de su futuro. había en la casa los libros mundanos
Meses de soledad, sin nada especial que tanto le gustaba leer: «le dieron una
que hacer o poder hacer, donde va a Vita Christi y un libro de la vida de los
haber “espacio para el tiempo”, tiem- Santos en romance».4 Es así como em-
po para considerar, ya no solamente lo pieza a plantearse un nuevo horizonte
exterior de su actividad, sino toda una vital que, de momento, se concreta en
actividad en su mundo interior, hasta el seguimiento de su nuevo Señor, Je-
el momento ignorada y desconocida. sucristo, en peregrinación a Tierra San-
Sin una mínima actitud de apertura de ta y en imitación de los santos. Creo
acogida y receptividad interior es muy que se puede decir que sus primeros
5
acompañantes en la vía del espíritu y dados los encontrados pensamientos,
del seguimiento de Señor Jesús son los sentimientos e imágenes que se susci-
“caballeros servidores” de este nuevo taban en su interior. Pero de todo ello
Rey descubierto: los santos. Estos ac- obtendrá una gran luz para cuando Ig-
túan en él a modo de acicate y estímulo nacio tenga que acompañar a otros en
para orientar el cambio que se va pro- la vía del Espíritu. Nótese como las
duciendo en su interior y que se va con- dos primeras reglas de los Ejercicios
figurando como “un cambio de Señor”: para el discernimiento en primera se-
los santos sirven a un Señor al cual me- mana [EE 314-315], pensadas para un
rece la pena servir, más que a los se- estadio de vida purgativa como el que
ñores de este mundo. En este sentido, él empieza a vivir, reflejan lo que le pa-
pues, acompañan y estimulan su nuevo saba en este momento: «A las personas
proyecto vital; siente deseos de imitar- que van de pecado mortal en pecado
los y superarlos; son acompañantes de mortal acostumbra el enemigo pro-
esa nueva perspectiva vital que se ani- ponerles placeres aparentes, haciendo
ma a recorrer y con la que nunca había imaginar delectaciones y placeres sen-
contado hasta el momento.5 suales […] el buen espíritu usa contra-
Los santos, pues, van a ser “compa- rio modo, punzándoles y remordién-
ñeros de camino” que van a ayudar a doles las conciencias. En las personas
Ignacio a auscultar en su interior lo que que van intensamente purgando sus
le va provocando la lectura meditada pecados, y en el servicio de Dios nues-
de la Vita Christi. Una provocación tro Señor, de bien en mejor subiendo,
que, en el fondo, le lleva a preguntar- […] propio es del mal espíritu morder
se quién es y quién está llamado a ser. y tristar y poner impedimentos, inquie-
Tarea que –como él mismo da a enten- tando con falsas razones […] y propio
der en su relato– no resultó nada fácil del bueno dar ánimo y fuerzas».

6
MONTSERRAT

El Ignacio converso que parte de Loyola está empezando a dar sus


primeros pasos en la vida del Espíritu. Más o menos conscientemente,
tendrá necesidad de ser guiado y acompañado para orientarse en esa
vida que ahora inicia. La “metedura de pata” en el asunto que narra del
moro que encuentra en el camino6 así lo atestigua: tan desorientado
estaba aún en las cosas interiores que para discernir se deja acompa-
ñar y guiar por una mula. Él mismo lo reconoce en su relato: a pesar
de los grandes deseos de servir a nuestro Señor, su alma aún estaba
ciega.7

Este acompañamiento que necesita lo derna.10 La confesión general es la pri-


encontrará en Montserrat8 y, en concre- mera práctica que el Breve Compendio
to, en la persona del P. Chanon. Debió aconseja para quien quiera iniciarse
de ser este merecedor de la confianza en la vida espiritual: «Lo primero que
de Ignacio, pues es «el primer hombre debe hacer el que se quiere ejercitar
a quien descubrió su determinación».9 en la vida espiritual es que purgue su
No es fácil descubrir a otro la propia corazón de todo pecado mortal por la
interioridad; es el reconocimiento hu- confesión, como se tiene por costum-
milde de saberse necesitado de orien- bre hacer en las Religiones, al princi-
tación. El monje pondrá en manos de pio de su conversión, los que entran a
Ignacio su sabiduría para ayudar a servir a Dios».11 Será, por tanto, esta
conducirle en la vida del Espíritu (es- confesión general de su vida pasada,
pecialmente en sus primeros pasos) la que Ignacio preparará con esmero y
poniendo a su disposición el Breve realizará en su estancia de tres días en
Compendio con sus prácticas de ora- Montserrat, siempre bajo el acompaña-
ción y su trasfondo de la devotio mo- miento del P. Chanon.
7
Sin duda, todo este acompañamien- la, había recibido una visitación de la
to recibido en Montserrat va a ayudar al cual «recibió consolación muy excesi-
peregrino a dar un poco de «modo y or- va y quedó con tanto asco de toda la
den», de cauce para regular sus deseos vida pasada, especialmente de cosas de
de seguimiento y de servicio de Nuestro carne».12 No es de extrañar que la bus-
Señor, tan generosos como alocados, y que como compañera de camino, dete-
de pautas y ejercicios concretos median- niéndose largamente en los santuarios
te los cuales cultivar su fervor interior. marianos que encuentra en la travesía
Junto con los santos encontramos (Arantzazu, Montserrat) confiando en
también la presencia acompañante de su ayuda para esa nueva vida que esta-
la Virgen María de quien, ya en Loyo- ba comenzando.13

8
MANRESA

Con este bagaje llega Ignacio a Manresa donde permanecerá casi un


año. En una primera etapa mantiene el proyecto de la búsqueda de la
santidad personal concebido en Loyola y mejor diseñado en Montse-
rrat. El Breve Compendio pasaría a ser algo así como un acompañante
para los ejercicios y prácticas espirituales, por más que, visto con la
perspectiva que da el tiempo, reconoce que en este momento su esta-
do interior era de «grande alegría» pero «sin tener ningún conocimien-
to de cosas interiores espirituales».14

Ignacio llevará un estilo de vida que cio que le representaba «la dificultad
tiende a lo eremítico (oraciones, ayu- de su vida», luego por la experiencia de
nos, penitencias) por más que también «grandes variedades en su alma»16 y,
incorporará “otras espirituales opera- por último, «por los muchos trabajos
ciones” como el servicio en el hospi- de escrúpulos».17 Así, pues, inicia una
tal y el inserirse y dejarse acompañar segunda etapa manresana en la cual
por la comunidad cristiana («oía cada experimenta una aún mayor necesidad
día la misa mayor, y las vísperas y las de acompañamiento espiritual, no pu-
completas»).15 Todo ello, sin embargo, ramente para “contentar el ánima” sino
vivido desde una clave espiritual de para proseguir adelante en el camino
exterioridad e imitación que aún ha emprendido de servicio divino.
de ir madurando, y mucho, hacia una En la Autobiografía menciona ex-
personalización e interiorización de la plícitamente algunas de las personas
vida espiritual. con las que busca conversación espiri-
En este estadio de la vida espiritual tual. Le debió impactar de modo espe-
todavía tan frágil comenzó a ser aco- cial esa mujer «antigua en ser sierva de
sado, primero por un pensamiento re- Dios y conocida por tal en muchas par-
9
tes de España».18 Según el historiador mo descubierto en su interior. Lo que
Enrique García,19 podría tratarse de la va experimentando y descubriendo le
beata sor María de Santo Domingo, vi- dice que no le queda más que rendirse
sionaria heredera de las ideas del fraile y desarmarse del todo ante la cada vez
dominico Savonarola, que ejerció una más impetuosa irrupción de Dios que
notable influencia en el reformismo le desmonta del todo para volver a re-
espiritual español del siglo xvi y que componerlo. Solo le queda dejar espa-
defendía, entre otras cosas, que no era cio a Dios; dejarle hacer, porque Él es
necesario ser letrado para hablar de las el que enseña. A partir del dejar guiar
cosas de Dios y para ayudar a los de- a Dios empieza a descubrirse inundado
más en la vía espiritual. de dones28 que le fortalecen y acom-
Menciona también Ignacio el pañan en su fragilidad, ¡precisamente
acompañamiento de un «doctor de la cuando esta empieza a ser reconocida!
Seo, hombre muy espiritual»,20 con Sin duda que lo aquí vivido por la
quien se confesaba y en quien buscaba misericordia de su “nuevo acompañan-
remedio para sus escrúpulos.21 No es te”, le va a ayudar para poder acompa-
de extrañar que en una situación inte- ñar a otros, especialmente en situacio-
rior tan turbulenta y novedosa, Ignacio nes de desolación.29 De hecho veremos
subiera desde Manresa a Montserrat cómo a partir de este momento, aún en
para conversar y dejarse acompañar Manresa, Ignacio empieza a acompa-
por el P. Chanon.22 Pero en este esta- ñar a otras personas, después de haber
dio, por más que «empezó a buscar al- atravesado sus oscuridades y clarifica-
gunos hombres espirituales», «ninguna do y aceptado sus propias sombras y de
cosa le ayudaba»;23 por más que acudía haberse experimentado amado incon-
a sus acompañantes los santos,24 por dicionalmente por Dios Padre precisa-
más que era claro y transparente («a su mente en su ambigüedad reconocida (a
confesor solía decir lo que hacía muy saber, su yo idealizado cada vez más
menudamente») y constante y tenaz en confrontado con el morboso recuerdo
sus prácticas espirituales («no dejando de sus pecados y limitaciones pasadas)
de hacer los sólitos ejercicios»25), nin- y de haber experimentado ese amor
guna cosa le ayudaba. como liberador y, por eso, como fuente
Ignacio reconocerá que la salida de de alegría inagotable. Una alegría que
esta situación interna crítica, más que podemos describir como la acción del
por cualquier acompañante espiritual, Espíritu de Dios que acompaña nuestro
vendrá propiciada por «nuestro Señor caminar más allá y más en el fondo que
que le había querido librar por su mise- cualquier otro acompañante.
ricordia».26 Comienza así un cambio de Cabe situar la culminación de esta
rasante en el peregrinaje de Ignacio en convicción en la ilustración del Carde-
referencia al tema que nos ocupa: «en ner cuya narración en su autobiografía
este tiempo le trataba Dios de la misma viene precedida de una tajante –¡y peli-
manera que trata un maestro de escuela grosa!– afirmación: «si no hubiese Es-
a un niño».27 Quien fundamentalmente critura que nos enseñase esas cosas de
acompañará a partir de ahora el cami- la fe, él se determinaría morir por ellas,
no espiritual de Ignacio será Dios mis- solamente por lo que ha visto».30 Lue-
10
go, tras intentar describir sobriamente rreno muy complejo y fronterizo que
lo que allí le aconteció, concluye que hará vivir al peregrino, a partir de este
«recibió una grande claridad en el en- punto de su peregrinaje, en una difícil
tendimiento, de manera que en todo tensión: no renunciará a su experiencia
el discurso de su vida […] coligien- personal (subjetiva), pero eso mismo
do todas cuantas ayudas haya tenido no le cerrará sino que le abrirá a asumir
de Dios […] aunque las ayunte todas las mediaciones eclesiales concretas
en uno, no le parece haber alcanzado (objetivas). El acompañamiento ecle-
tanto, como de aquella vez sola».31 sial le ayudará a objetivar –e incluso
Percibe, pues, que Dios mismo le ha a posibilitar– la experiencia personal
concedido la gracia de experimentar su intransferible, pero no la podrá sus-
Misterio, que se le ha querido comu- tituir.34 Iremos viendo, pues, como la
nicar inmediatamente. En adelante le afirmación del «acompañamiento in-
sostendrá la convicción de que es Dios mediato de Dios» no conduce al pere-
mismo quién le guía y acompaña. Con- grino a hacer lo que le venga en gana
vicción que expresará en sus Ejercicios sino a buscar confirmación en «reali-
afirmando que es propio de Dios «en- dades/situaciones acompañantes me-
trar, salir y hacer moción en el alma» diadas y mediadoras», para que la ex-
[EE 330]32 y, por eso, el acompañante periencia personal pueda ser validada,
del proceso –necesario para facilitar un asumida, confirmada por la mediación/
encuentro con la Gracia pero sobrante acompañamiento de la comunidad ecle-
cuando esto se produce– debe consen- sial. En otras palabras: Ignacio estaba
tir que «el mismo Creador y Señor se convencido de la necesidad de dejarse
comunique a la su ánima (del ejerci- guiar en el camino del Espíritu, pero
tante) devota» [EE 15]33 y a quien es sabía que el contenido de esta guía o
acompañado se le invita a «se acercar acompañamiento no era el de señalar
y allegar a su Criador y Señor, y cuanto la experiencia de Dios sino el de crear
más así se allega, más se dispone para unas condiciones que la hagan posible.
recibir gracias y dones de la su divina Hemos visto cómo sobre todo a
y suma bondad» [EE 20]. partir de la última etapa manresana,
Esta convicción ignaciana, expre- Ignacio empieza a acompañar en el
sada en categorías bíblicas la encon- Espíritu a otras personas, a conversar
tramos en San Juan: «la unción que con ellas sobre las cosas de Dios. Él le
habéis recibido del Espíritu permanece llama: «ayudar a las almas». La expe-
en vosotros y no necesitáis que nadie riencia de haber sido ayudado y guiado
que os enseñe» (1Jn 2,27). Lo esencial por Dios le lleva a ayudar guiando a
es, pues, dejarse mover (enseñar, guiar otros hacia Dios. Es como un fruto de
y acompañar) por el Espíritu. Pero lo la transformación interior que va expe-
resultante de ello no será la arbitra- rimentando. A partir de este momento
riedad sino el discernimiento. Con la el «ayudar a las almas» (acompañar)
convicción interiorizada del «acompa- es una constante que aparece y reapa-
ñamiento inmediato de Dios», fuente rece en su itinerario vital.35 Y lo hace
comunicativa descubierta en su más con una doble intención: ayudar al en-
profundo interior, entramos en un te- cuentro con el Dios cercano (portador
11
de una Buena Noticia) y ayudar a es- Rejadell, aquejada de tentaciones y
cuchar, entender y cumplir su volun- escrúpulos donde, en el fondo, viene a
tad. Esta doble intención quedará ya narrarle lo que él mismo ha vivido en
expresada en la primera anotación del Manresa y lo que el Señor le ha mos-
libro de los Ejercicios donde presenta trado. Ahora se dispone a acompañar a
lo que se pretende: se trata de ayudar otros del mismo modo que Dios le ha
a «preparar y disponer el ánima» para acompañado. Así, le dice: «el curso ge-
ese encuentro, quitando las afecciones neral que el enemigo tiene con los que
desordenadas que lo estorban, para quieren y comienzan a servir a Dios es
también «hallar la voluntad divina en poner impedimentos y obstáculos […]
la disposición de su vida».36 La misma es a saber: ¿cómo has de vivir toda tu
intuición quedará expresada mucho vida en tanta penitencia, sin gozar de
después en la manera como Ignacio parientes, amigos, posesiones, y en
concluirá muchas de sus cartas: «ceso vida tan solitaria?».37 «Si a una perso-
rogando a la Santísima Trinidad por la na halla de conciencia delgada (el ene-
su infinita y suma bondad nos dé gracia migo) […] procura entorpecer aquella
cumplida, para que su santísima volun- conciencia tan buena, haciendo pecado
tad sintamos, y aquélla enteramente la donde no es pecado, y poniendo defec-
cumplamos». to donde hay perfección, a fin que nos
Lo que el Señor le ha dado a vivir pueda desbaratar y afligir».38 «Nuestro
y experimentar en Manresa suponen antiguo enemigo poniéndonos todos
un acompañamiento y un aprendizaje inconvenientes posibles por desviar-
espiritual de gran calado que ayudarán nos de lo comenzado, tanto nos veja
a Ignacio a poder acompañar a otros […] poniéndonos muchas veces triste-
en el camino del Espíritu y ayudarles a za sin saber nosotros por qué estamos
comprender la acción de Dios en ellos. tristes, ni podemos orar con alguna
Creo que esto queda muy claro en la devoción, contemplar ni aún hablar, ni
carta –escrita en 1536, desde Venecia– oír de cosas de Dios con sabor o gusto
antes citada de Ignacio a sor Teresa interno alguno».39

12
JERUSALÉN

Ignacio parte de Manresa con esa fuente interior que inesperadamente


le ha salido al encuentro, y lo acompaña. Con todo, la meta de su pe-
regrinaje sigue siendo cosa exclusivamente suya: Jerusalén,40 la tierra
de su Señor Jesucristo. Por más que se le ofrecieron compañías para
el camino, «toda su cosa era tener a solo Dios por refugio»41 y «partido
de Barcelona, perdió totalmente esta ansia de buscar personas espi-
rituales».42 Se fía y se quiere fiar de su acompañante interior que es
solo Dios; no quiere otras seguridades en las que poner la confianza:
dineros, otras personas, etc.43

Mencionamos telegráficamente tres co- entre la necesidad de embarcarse con


sas significativas de este viaje con rela- algún bizcocho de mantenimiento,
ción al tema que nos ocupa. Primera, la porque de lo contrario no le dejan em-
constante y confortante presencia viva barcar, y la impresión de que de ser así
de Jesucristo acompañando sus peripe- no pone toda su confianza en Dios. No
cias.44 Segunda, el aprovechamiento de viéndolo claro, dirime el asunto deján-
las situaciones que le posibilitan ayu- dose acompañar por un confesor.46 Del
dar a las almas conversando las cosas mismo modo, buscará ayuda sobre el
de Dios.45 Tercero, su disposición a ser modo de proceder cuando intuye que
ayudado/acompañado por otros cuan- no puede quedarse en Tierra Santa. La
do debe discernir alguna decisión que orden de los franciscanos la percibe y
no acaba de ver clara: en situaciones asume como “voluntad de Dios” (¡de
donde no percibe con claridad, donde ningún modo quiere desobedecer y
acosa la perplejidad, donde las cosas quedar excomulgado, por más que su
se tuercen, se deja acompañar. Tal es deseo fuera el de quedarse desobede-
el caso del conflicto interior que siente ciendo!). Las mediaciones y, en con-
13
creto la eclesial, no son desdeñables que son leídas como el modo que el
ni entran en contradicción directa con mismo Dios tiene de expresar su vo-
su dejarse acompañar por Dios, sino luntad.47

14
TIEMPO DE ESTUDIOS

El acompañamiento de Dios ha sido claro para él: «entendió que era


voluntad de Dios que no estuviese en Jerusalén». Perplejo y pensan-
do qué hacer, con la intuición clara de acompañar a otros («ayudar a
las almas») se decide a ponerse a estudiar.48 Como en situaciones
anteriores en las que cabe buscar y discernir, piensa en dejarse acom-
pañar por alguna persona de «altura espiritual» que merezca su con-
fianza. En concreto piensa en el prior del monasterio de San Pablo en
Manresa como persona que podría acompañarle en los estudios que
quiere iniciar y también en la vida espiritual. Si hubiera estado vivo
posiblemente se hubiera quedado en Manresa, pero al encontrar que
ya ha muerto se determina a estudiar en Barcelona.49

Sabemos de este momento que Igna- resistencia al enemigo. Es significa-


cio desarrolló ampliamente su ideal tiva la tentación de dejarse llevar por
de acompañar a diversas personas en el gusto a la oración cuando lo que se
su empeño de ayudarlas a experimen- propone –que es estudiar– le resulta
tar el encuentro con Dios, proponién- más arduo. En cuanto vino a recono-
doles los ejercicios que, poco a poco, cerla como tentación, aplicó lo que más
iba confeccionando, así como, en esta adelante formularía en los Ejercicios:50
misma línea, la reforma de algunos plantarle cara, ponerla al descubierto
monasterios femeninos de la ciudad. y hacer lo diametralmente opuesto a
Sabemos igualmente que Ignacio si- lo que propone. Todo eso ayudándose
gue buscando acompañamiento, sobre del acompañamiento, en este caso del
todo cuando percibe amenazantes ten- maestro Ardévol a quien «le declara
taciones –que aparecen “bajo capa de todo lo que pasaba por su alma».51
bien”– que pueden desviarle del querer También en este período podemos
de Dios, a fin de ser ayudado en oponer situar el inicio de otra de las dimensio-
15
nes subrayadas en este artículo: Ignacio Aquí es ilustrador el diálogo que man-
en compañía. A pesar de que muchos tiene Ignacio con sus acusadores, los
de sus biógrafos acentúan el carácter in- frailes dominicos, respecto a su modo
trospectivo de la personalidad de Igna- de acompañar.56 Este no consiste tanto
cio, lo cierto es que allá por donde pasa en predicar cuanto en conversar fami-
entabla relaciones, amistades, convoca liarmente sobre las cosas de Dios. Ig-
y provoca, crea comunidad. Ya desde nacio no era un gran predicador pero
Barcelona algunos le siguen y acompa- sí un buen conversador: capaz de es-
ñan seducidos por su vida y su proyecto cuchar con profundidad, de decir po-
espiritual de ayudar a las almas. cas palabras, las justas y las oportunas,
Proseguirá sus estudios en Alcalá y las que abren caminos de crecimiento
Salamanca donde su modo de proceder, en sus interlocutores. Diríamos que
junto a sus cuatro primeros compañeros su estilo de conversar y acompañar es
de Barcelona, será motivo de sorpresas, “discretamente cercano”, ni invasor ni
sospechas, pesquisas inquisitoriales y frío, no dado a la charlatanería vana
persecuciones. Efectivamente en Alca- pero muy proclive a ayudar a “gustar
lá puso en práctica aquello que tenía y sentir”.57
claro: acompañar52 a personas a gustar Afirma, además que estas conver-
de las cosas del Espíritu, a vencer ten- saciones giran a menudo sobre el tema
taciones, quitar impedimentos para ese de las virtudes y los vicios, del pecado
gustar, etc. Posiblemente proponía unos mortal y pecado venial, tal y como ve-
Ejercicios acomodados y adaptados en nía escrito en «todos sus papeles que
la línea de la anotación 18 del libro de eran los Ejercicios».58 Nótese que en
los Ejercicios.53 Su modo de acompa- estos, a diferencia de la preocupación
ñar y de proponer las cosas de Dios de los dominicos, la cuestión del pe-
tuvo convocatoria pero también levan- cado no se aborda desde una perspec-
tó sospechas que llegaron a oídos de tiva “moral” sino “espiritual”; se tra-
la Inquisición. Al no tener estudios y ta de ayudar a descubrir aquello que
acompañar a otros y «hablar de las co- daña venial o mortalmente la vida y la
sas de Dios», lo confundieron con un voluntad de Dios en uno. Se necesita
alumbrado.54 Por más que en algunos “finura de acompañante” para plantear
rasgos Ignacio daba pie a esas sospe- estas cuestiones en el terreno de la es-
chas (no deja de llamar la atención un piritualidad (cosa no tan necesaria si se
peregrino de cierta edad, estudiante, hace solo desde la perspectiva moral).
vestido de sayal, acompañado de cua- En cambio no son tan necesarios los
tro muchachos jóvenes, alojado en un estudios para ello (basta haber expe-
hospital, capaz de conversar con gran rimentado y reflexionado sobre lo que
concurso sobre cuestiones espirituales, ha pasado). Plantea, pues, una clave
etc.) más adelante él mismo confesará diferente a la de los dominicos. En sus
en relación a «cismáticos luteranos o conversaciones espirituales y oferta de
iluminados» «no haberlos conversado ejercicios, la cuestión central no son
ni conocido».55 las enseñanzas teológicas ni las exhor-
En Salamanca volverán a aparecer taciones morales, sino el acompaña-
los mismos conflictos y persecuciones. miento mistagógico que va ayudando
16
a quien se ejercita a irse introduciendo los Ejercicios;60 un acompañamiento
en el Misterio cercano y entrañable de que provoca transformaciones impor-
Dios. Un introducirse que pide, más tantes en las personas acompañadas,
que escuchar charlas, ejercitarse acti- y que a él le acarrea de nuevo ciertos
vamente para irse haciendo dócil a la problemas. Como expresa el propio Ig-
Palabra que a uno le llega. Y es que nacio, cuando no se dedica a acompa-
la meta de este acompañamiento no es ñar no hay conflictos ni persecuciones;
tanto una “recta ortodoxia” cuanto una estas aparecen al constatar los cambios
“sana ortopraxis”. Lo que se ofrece no que se producen en las personas cuan-
es tanto un recetario para “venir en per- do hay acompañamiento.61 Igualmente
fección” cuanto unas pistas que ayu- propondrá los Ejercicios personaliza-
den a quien se ejercita a darse cuenta dos a los primeros compañeros de es-
e interpretar la música del Espíritu que tudio y de habitación.62 En estos casos
suena en su interior y a dejarse movi- se trata ya de Ejercicios para ayudar a
lizar por ella. Tenían razón los domi- encontrar la voluntad de Dios y, por
nicos de Salamanca al aseverar que de tanto, de elección.63
estas cosas –no teniendo letras– solo En París merece la pena subrayar
se puede hablar por el Espíritu Santo. la figura de un Ignacio compañero, en
Pero en aquel contexto Ignacio no lo compañía. Efectivamente, Ignacio ge-
podía corroborar, supuesta la trampa nerará un grupo de amigos y compañe-
que le tendían. ros que, poco a poco, irán forjando un
De todos estos procesos cabe desta- proyecto de vida común, en compañía.
car, por un lado, la cada vez más firme A base de compartir habitación, maes-
convicción de Ignacio de que es Dios tro, ritmo académico, contexto univer-
quien le acompaña y a él debe obede- sitario, de mantener conversaciones
cer en eso que descubre su voluntad sobre cosas cada vez más interiores, se
y que denomina “ayudar” a las almas y va construyendo una amistad solidaria
acompañarlas, a raíz de su experien- (descanso juntos, compartir comida y
cia vital. Eso es irrenunciable. A su bolsa económica, acompañarse para
vez, no deseaba que eso derivara en darse apoyo y ánimos, ayudarse tam-
una ruptura con la mediación eclesial. bién en lo temporal) y, de un modo
De ahí que soporte cárceles hasta que especial, a raíz de haber sido acompa-
las cosas se clarifiquen, pues sabe de ñados por Ignacio en la experiencia de
quién se ha fiado,59 y que busque nue- los Ejercicios, va apareciendo un pro-
vos caminos por donde poder ayudar yecto de vida en común. Como expre-
a las almas (obedecer a Dios) y donde saría posteriormente el P. Ribadeneira:
realmente poder estudiar pues la situa- «Habiendo experimentado la amistad
ción lo va “imponiendo” (obedecer a que les regalaba el Señor y que los
la realidad). había entrelazado a todos en una sor-
Así nos encontramos con Ignacio prendente comunión, aprendieron un
en París donde podrá estudiar seria- singular modo de proceder».64
mente durante siete años. Ello no quita Ignacio habrá sido el acompañante
que mantenga su empeño de acompa- personal en el crecimiento espiritual
ñar proponiendo personalizadamente de los miembros del grupo, también se
17
habrá dejado acompañar por ellos ante cuestión que nos ocupa cabe resaltar
situaciones dudosas, pero cada vez más que se trata, en primer lugar, de unos
era también un compañero del grupo votos “en compañía”, formulados por
reconocido, eso sí, como instrumento y cada uno y a la vez por todos en co-
fundamento de su unión y de su voca- mún.67 En segundo lugar, se desprende
ción. Un grupo que cada vez era más del voto, la intención fundamental de
consciente de que el único acompañan- “acompañar”: iban a gastar su vida
te de todos ellos era Dios Nuestro Se- en provecho de las ánimas. En tercer
ñor y que todos ellos eran compañeros lugar, sabiéndose acompañados: su
–“compañía” “de Jesús”, no de Ignacio, deseo es vivir centrados en Jesucristo
dirán más adelante– de proyecto y de (de ahí el voto de ir a Jerusalén), pero
misión. Como indica Maurice Giuliani, su deseo también –caso que lo prime-
«convertidos en compañeros de Jesús, ro no fuera posible– era el de ponerse
entran en el círculo de ese amor eterno en manos del Vicario de Cristo (de-
por el cual el Padre da a su Hijo todo lo jándose acompañar por él) para que
que Él es y por el cual el Hijo entrega los emplease «donde considerase que
al Padre todo lo que Él recibe. Crear la fuese mayor gloria de Dios y provecho
comunidad de amor en una indisociable de las almas».68 La experiencia espiri-
compañía es dejarse conducir y llevar tual de Ignacio de ser acompañado por
por un movimiento en el que la fuente Dios se dilata: adquiere una dimensión
y el término están sólo en Dios… Así grupal (“acompañar en compañía”) y
pues, en el amor de los compañeros se eclesial (“acompañar acompañados en
manifiesta el Amor recíproco del Padre la Iglesia”).
y del Hijo; en su ideal apostólico se ma- El compromiso va a ser radical y
nifiesta el designio de la Trinidad que firme. Un signo lo atestigua: Ignacio
quiere salvar al mundo».65 tendrá que partir anticipadamente a
El proyecto del grupo quedará ex- su tierra natal por cuestiones de salud,
presado en los votos que realizarán pero los compañeros se convocan al
los compañeros en agosto de 1534 cabo de año y medio en Venecia. ¡Y
en la capilla de Montmartre.66 Para la todos acuden!

18
ÚLTIMA ETAPA: VENECIA Y ROMA

Tras una breve estancia en Azpeitia, Ignacio pasará un año en Vene-


cia a la espera del reencuentro con sus compañeros, que llegarán en
enero de 1537. A lo largo de este año aprovechará para seguir estu-
diando por libre, acompañar espiritualmente a personas y, de un modo
más concreto, proponiéndoles los Ejercicios, que cada vez tiene más
completos y ordenados en virtud de la experiencia vital acumulada.69

En el año que transcurre a la espera miento que va conduciendo a unas de-


de poder embarcarse hacia Jerusalén, terminaciones concretas a través de las
el grupo expresa su vivir en compa- mociones y noticias internas de Dios
ñía unos con otros, ejercitándose en el («tuvo muchas y casi ordinarias conso-
proyecto vital y apostólico diseñado en laciones»)71 y de los acontecimientos
Montmartre. Descienden del terreno de externos («aquel año no partió ninguna
los estudios y disputas teológicas pari- nave hacia Jerusalén»).72
sinas al del acompañamiento y ayuda Así el acompañamiento de Dios va
concreta a las almas, ya sea ofreciendo conduciendo a Ignacio con sus compa-
los Ejercicios, ya sea sirviéndoles en ñeros (en compañía) a ejercer el “ofi-
los hospitales. Y se saben acompaña- cio” de ayudar a las almas (acompa-
dos por Aquel que les ha juntado y que ñar) dejándose guiar por el Vicario de
ha pasado a ser la referencia y el norte Cristo en Roma. Esto es lo que acaba
de su existir, Aquel de quien van to- por confirmársele a Ignacio en la cé-
mando nombre: somos compañeros de lebre experiencia de la Storta, ya muy
Jesús. Ignacio, por su parte, se siente cerca de Roma. El P. Laínez, testigo de
en este tiempo especialmente visitado, esta experiencia, la narra con más deta-
consolado y acompañado espiritual- lle, avalado por el propio Ignacio.73 La
mente por el Señor.70 Un acompaña- voz internamente sentida de Dios que
19
acompaña manifestándose dice: «os primero su deseo de buscar la voluntad
seré propicio en Roma». No solo a Ig- de Dios y, para ello, «arrojar en el Se-
nacio, sino a todos los compañeros. Se ñor todos nuestros proyectos, poniendo
confirma así el peregrinaje en compa- nuestra esperanza en Él»: Él es quien
ñía y en el marco del acompañamien- guía y acompaña. Él es también quien
to eclesial (Roma). En segundo lugar ha juntado al grupo en compañía y, por
Ignacio siente internamente que «Dios tanto, ven con claridad que han de pro-
Padre le pone con el Hijo». Laínez seguir como cuerpo: «no deberíamos
añade que el Hijo «carga con la cruz» romper la unión y congregación hecha
y que la voz sentida le dice a Ignacio: por Dios, sino mas bien confirmarla y
«quiero que nos sirvas». Se trata, pues, asegurarla cada día más, teniendo cui-
de seguir al Hijo que carga con la cruz, dado y comprensión unos de otros», y
verdadero y fundamental acompañante todo ello «para mayor fruto de las al-
de peregrinaje, Señor y Siervo, sirvién- mas», esto es, para cuidarlas y acompa-
dole en el mundo, esto es, ayudando ñarlas de mil maneras posibles.75
y acompañando a las almas a encon- b) Por lo que respecta a la persona
trarse con Él en lo íntimo de su ser y de Ignacio, simplemente destacar que
de la realidad toda. En otras palabras: en medio de sus múltiples ocupacio-
compañeros del Señor Jesús en Iglesia nes ayudando a las almas (impartien-
y acompañados en Iglesia por el Señor do ejercicios, en la creación de “obras
Jesús para servirle ayudando y acom- sociales” como la casa de Santa Marta
pañando a las almas hacia Él. De esto para las prostitutas, acompañando vo-
se trata. caciones que querían unirse a la Com-
El peregrinaje exterior de Ignacio pañía, dando catequesis a los niños,
acaba en Roma. Allá vivirá diecisie- empezando a redactar las Constitu-
te años. De esto prácticamente nada ciones, etc.), como él mismo dice, iba
se nos dice en el relato del peregrino, «siempre creciendo en devoción, es
apenas unas noticias escuetas. Tam- decir, en facilidad de hallar a Dios…
poco aquí, por tanto, nos alargaremos tenía muchas visiones, sobre todo
al respecto. Simplemente unas breves aquellas de ver a Cristo como sol…».76
puntualizaciones que vienen a confir- Un Ignacio arraigado en roca firme y
mar lo hasta aquí consignado: acompañado por una fuente viva, en
a) No dice nada Ignacio en la Auto- medio de las múltiples tareas apostó-
biografía sobre las deliberaciones que licas de acompañamiento cuyo fin co-
tuvieron los primeros compañeros en mún era acercar a las personas a esa
1539,74 cuando veían que su ponerse a Roca y a esa Fuente. Y eso no obstará
disposición del Papa para ser enviados para que en momentos de duda o per-
donde fuera más necesario a mayor glo- plejidad, busque mediadores (acom-
ria de Dios y en provecho de las almas, pañantes) que le ayuden a discernir la
pronto iba a significar la dispersión del voluntad de Dios. Por citar un caso, es
grupo. Amén de la decisión final de for- significativa su empeñada renuncia a
mar Congregación religiosa con voto asumir ser nombrado Superior General
de obediencia a uno de ellos, es sig- de la Compañía por sus propios com-
nificativo para el tema que nos ocupa, pañeros. Todos votaron a Ignacio para
20
este cargo. Él no lo vio claro y acudió y para ir compartiendo cómo se va
a su confesor –el franciscano Teodosio desempeñando la misión en diversos
de Lodi– para confirmar que el asunto lugares. Instrumento útil para man-
fuese querer de Dios. tener la comunión en la misión, para
c) Por último, simplemente men- saberse misionando en compañía. Así
cionar la importancia asignada por lo expresa Francisco Javier, uno de los
Ignacio a la correspondencia entre un primeros compañeros, desde la India:
grupo de compañeros cada vez mayor «[Vuestras cartas] las leo tan a menu-
y cada vez más repartido por el ancho do que me parece que estoy allá donde
mundo. Ignacio lo veía como un me- vosotros estáis, o que vosotros, muy
dio necesario para mantener el vín- queridos hermanos, estáis aquí donde
culo afectivo («amigos en el Señor») yo estoy, si no corporalmente al menos
de compañeros (saber unos de otros) en espíritu».77

21
BALANCE

Rescatando algunos elementos conductores del itinerario realizado


con Ignacio, el peregrino, destacaríamos a modo de balance final lo
siguiente:

a) Por más que a menudo se haya antonomasia a quien se allega cada vez
subrayado la imagen de un Ignacio con mayor intensidad y profundidad, y
como un peregrino que –por tomar el que le va conduciendo a acompañar a
título del conocido libro de I. Telle- otros en su propio peregrinaje interior
chea– anda «solo y a pie» rehuyendo hacia la Fuente y a hacerlo cada vez
ser reconocido (solo partió de Loyola a más con otros, en compañía que será
Navarrete, marcha de Montserrat para apostólica y misionera.
no ser conocido; a Barcelona no quiso b) En un momento clave de su iti-
ir sino solo; a Jerusalén no quería que nerario (ilustración del Cardoner) su
nadie le acompañara para poner su con- experiencia personal es la de la auto-
fianza solo en Dios; parte solo hacia Pa- comunicación inmediata de Dios sin
ris y luego de París a Azpeitia tomando mediadores. Cada vez más los “acom-
el camino más solitario buscando no pañantes”, sin desaparecer del todo,
ser reconocido, se embarca solo hacia irán cediendo terreno al Acompañante
Génova y de allí solo hacia Venecia…), o fuente de todo otro acompañamiento.
Ignacio no es ni un autosuficiente, ni un Pero esta experiencia no es un punto de
huraño, ni un introvertido. El camino llegada sino más bien un punto de par-
recorrido nos ha mostrado cómo, ya tida: le conduce a buscar y perseguir
desde los inicios de su peregrinaje, Ig- la voluntad de Dios, dando a conocer
nacio busca –porque siente necesitar- su experiencia personal (“ayudar a las
lo– acompañamiento espiritual, luego almas”), en el mundo, en lo concreto
es encontrado por el Acompañante por de la realidad, entre las mediaciones;
23
conduce a “beber el cáliz de la reali- En definitiva, la tarea del acompañan-
dad”. Buscando a Dios se halla acom- te en los Ejercicios será la de facilitar
pañando al mundo y en el mundo se la experiencia inmediata de Dios con
encuentra remitido a la búsqueda del el ejercitante, dando “modo y orden”
acompañamiento de Dios para acom- para ayudar a «conocer internamente».
pañar a otros hacia Él. Pero en el camino mistagógico de
¿Es posible vivir desde este único los Ejercicios, el encuentro inmediato
acompañamiento de Dios, sin ninguna con Dios pide ser discernido y/o me-
otra mediación? Diríamos que sí, pero diado (por el que acompaña, por Jesús
considerando que este acompañamien- Palabra, por la Iglesia…). En este sen-
to de Dios tiene un nombre –Espíritu–, tido pueden ubicarse las Reglas para
y que el acompañamiento del Espíri- sentir en la Iglesia situadas al final del
tu pide siempre ser discernido, se re- proceso: el máximo de experiencia
quieren, por tanto, mediaciones para personal desemboca en un máximo de
percibirlo en toda su hondura. Ignacio comunión eclesial; esta garantizará la
así lo creía y vivía. La inmediatez del verdad de aquella. Sin la verificación
acompañamiento de Dios no implicaba comunitaria o exterior la experiencia
un rechazo de la mediación del acom- personal puede degenerar en múltiples
pañamiento eclesial. Simplemente im- engaños como el del orgullo y la auto-
plicaba reconocer a la Iglesia como esa suficiencia.
mediación llamada a retirarse cuando En cualquier caso, el proceso del
Dios aparece, porque ni Dios ni su Es- método, sabia y discretamente acom-
píritu son propiedad de la Iglesia.78 pañado, va conduciendo a una elección
c) Todo esto personalmente vivido, que, en el fondo, más que escoger es
Ignacio lo deja traslucir en la manera acoger: acoger la vida en comunión
que tiene de acompañar a otros, en esa que Dios nos ofrece; acoger su acom-
mistagogía que son los Ejercicios. En- pañamiento fontal.79
tre otras cosas le pedirá a quien acom- d) A lo largo de nuestro recorrido
paña a otros en Ejercicios, ofrecer los también ha ido despuntando el porqué
puntos con «breve y sumaria declara- y para qué Ignacio acompaña a otros.
ción» porque de lo que se trata es de Creo que ha quedado claro que el pun-
que el ejercitante pueda llegar a «sentir to de partida es su personal encuentro
y gustar internamente» [EE 2], inter- con Dios. Ignacio acompaña a otros
venir, eso sí, cuando perciba que ese para que puedan vivir esa misma ex-
“sentir” o esas mociones no se produ- periencia de encuentro con Dios en sus
cen [EE 6], o ser informado cuando se vidas. En el fondo eso es en buena me-
producen ya que así podrá colaborar dida lo que entiende por “ayudar a las
y ayudar proponiendo algunos espiri- almas”. Pero además, Ignacio acompa-
tuales ejercicios convenientes [EE 17], ña para ayudar a buscar y a encontrar
«no mover» más a un estado de vida la voluntad de ese Dios que ha salido
que a otro, porque eso le toca a Dios al encuentro, a descifrar lo que ese
y se debe dejar «inmediate obrar al encuentro implica para la propia vida,
Criador con la criatura y a la criatura tanto en lo que se refiere a su direccio-
con su Criador y Señor» [cfr. EE 15]. nalidad u orientación, como en lo que
24
se refiere a las necesarias concrecio- vida del Espíritu, necesitará y buscará
nes que piden un discernimiento a lo acompañantes que lo ayuden y orien-
largo de la travesía. Hay, por tanto, en ten en lo que le va sucediendo por den-
su acompañamiento un doble deseo in- tro. A base de buscar «hallará», mejor
terconectado: la vida en comunión con dicho, será hallado por Aquél que ya
Dios que se realiza inevitablemente en sin dudar ni poder dudar de ello será
el ejercicio de la propia misión siem- su Acompañante Fontal y ante el cual
pre discernida en cumplimiento de su los otros acompañamientos se resitúan.
voluntad.80 Hemos visto además como Pero esto no será el final del camino
ese acompañamiento de Ignacio gene- sino el inicio de una nueva vida «a la
ra con algunas personas el vivir esa co- escucha del Acompañante» que le re-
munión y esa misión “en compañía”, mite a «todas las cosas», esto es, a la
como cuerpo, en amistad. realidad siempre ambigua donde se
e) Para acabar, tal vez pueda ayu- hará necesario –sirviéndose de media-
darnos acudir a la sintética determina- ciones acompañantes– seguir buscan-
ción ignaciana expresada en la célebre do y hallando la voluntad de Dios en el
frase de «buscar y hallar a Dios en ejercicio práctico de ayudar a las almas
todas las cosas». Ignacio empieza su y acompañar a las personas hacia su
andadura «buscando» a Aquel que, en encuentro. Ese proceso, además, aca-
el fondo, lo busca primero. Torpe aún bará conllevando en él una búsqueda
en esas lides de la interioridad y de la con otros, en comunión, en compañía.

25
PARA REFLEXIONAR PERSONALMENTE Y COMPARTIR
EN GRUPO

Las tres dimensiones que han guiado nuestro cuaderno, acompañar,


ser acompañado y en compañía, son bastante nucleares en el proceso
de la maduración de nuestra fe, de la peregrinación de nuestra espe-
ranza y del fortalecimiento de nuestro amor. Son, por tanto, dimensio-
nes a tener presentes y a cultivar, no solo personalmente, sino también
en los grupos y comunidades eclesiales de los que formamos parte.

Tal vez las siguientes cuestiones pue- piritual en la comunidad, de franqueza


dan ayudar a que nuestros grupos y en las relaciones, de disponibilidad a
comunidades –y a nosotros en ellos– corregir o animar y a ser corregido o
progresemos con el peregrino Ignacio animado? ¿Cuál es la conciencia co-
en la búsqueda y realización de la vo- munitaria de vivir y celebrar la fe con
luntad de Dios. otros, en compañía, fortaleciéndose y
a) A veces nos encontramos con apuntalándose unos a otros? ¿Se con-
comunidades muy volcadas hacia fue- juga en la comunidad el verbo “cui-
ra, hacia la misión, pero muy poco dar”?
“cuidadosas” hacia dentro y con muy b) Otras veces las comunidades con
poca capacidad real para cuidar de sus que nos encontramos adolecen de lo
miembros, para saber de sus luchas contrario. Son comunidades “estufa”,
internas, de sus procesos espirituales, cerradas y replegadas sobre sí mismas,
de sus alegrías, tristezas, esperanzas y pero muy poco misioneras, muy poco
vacilaciones. ¿Cuál es tu experiencia predispuestas a acompañar a otros de
en tu comunidad de sentirse y saberte fuera de la comunidad –en el ámbito
cuidado por los demás y de cuidarlos? del trabajo, del servicio apostólico, de
¿Cuál es el nivel de comunicación es- la familia, del voluntariado, de la rela-
27
ción vecinal…– de mil maneras posi- buena medida de la calidad de vida
bles. Son comunidades que olvidan su espiritual de sus miembros, de la ca-
dimensión de “ayudar a las almas”, de pacidad de cada uno de ellos de dejar-
acompañar, ya sea asumiendo una mi- se acompañar, iluminar y guiar por el
sión colectiva o acompañando y ayu- Dios que nos habita, de saberse pere-
dando a discernir las diversas misiones grinando por Él, con Él y en Él, y de
de sus miembros. ¿Cómo os acompa- saber confrontar lo que Él va inspiran-
ñáis unos a otros de cara al ejercicio y do con la mirada y ayuda de los demás.
concreción de la misión? ¿Cuáles son ¿Tienes la personal experiencia de sa-
vuestras maneras de “ayudar a las al- berte acompañado por Dios? ¿Conver-
mas”? ¿Ejercitáis algún tipo de discer- sas en lo interior con Él a propósito de
nimiento de cara a cualificar esa ayu- lo exterior de la vida (acontecimientos,
da? ¿La misión, forma parte de vuestro situaciones, encuentros, trabajos…)
proyecto comunitario? ¿Vas tomando nota de las mociones
c) Por último, conviene recordar que se producen en tu interior? ¿Las
que el vigor –tanto interno como ex- compartes y confrontas con una comu-
terno– de una comunidad, depende en nidad o persona acompañante?

28
NOTAS

1. Barry, W.A., Connolly, W.J. (2011). La 12. Autobiografía, 10.


práctica de la dirección espiritual. Salaman- 13. Cfr. Autobiografía, 17. Ayuda de intercesión
ca: Sal Terrae. que posteriormente también quedará bien re-
2. Autobiografía, 1. cogida en los Ejercicios (cfr. nº 98, 109, 147).
3. En los Ejercicios Ignacio recomendará a quien 14. Autobiografía, 20.
los hace, retirarse, dar espacio al tiempo y tiem- 15. Autobiografía, 20.
po al espacio interior, «apartarse de amigos y 16. Autobiografía, 21.
conocidos», ya que solo así puede acontecer al- 17. Autobiografía, 22.
go: «se acercar y allegar a su Criador y Señor» 18. Autobiografía, 21.
y así «más se dispone para recibir gracias y do- 19. García Hernán, Enrique (2013). Ignacio de
nes de la su divina y suma bondad» [EE 20]. Loyola. Madrid: Taurus. El autor no trata con
4. Autobiografía, 5. excesiva finura y delicadeza la figura de Ig-
5. Es interesante ver como esta presencia acom- nacio, pero ofrece una amplia información de
pañante de los santos quedará recogida en al- su contexto histórico muy bien documentada.
gunos momentos importantes del proceso de 20. Autobiografía, 22.
los Ejercicios: la oblación al final del ejercicio 21. García Hernán (2013), op. cit. Menciona
del Rey se realiza ante la Virgen, los santos y también como confesor de Ignacio en este
la corte celestial [EE 98]; la composición de momento al fraile dominico Galcerán Perelló.
lugar del ejercicio de la Contemplación para 22. Así lo considera, por ejemplo, el P. Leturia
alcanzar amor también se realizará ante «los en sus Estudios Ignacianos, vol I: «Estudios
santos interpelantes por mí» [EE 232]. Con to- biográficos», pp. 113-178. Roma: Institutum
do, ha habido una evolución: ahora los santos Historicum S.I., 1957. También lo testifican
ya no son competidores a quienes emular en algunos monjes de Montserrat en sus relacio-
el servicio divino sino intercesores en quien nes incluidas en el proceso de canonización de
inspirarse y ayudarse para dicho servicio. Ignacio. Para este asunto puede consultarse
6. Autobiografía, 15. Albareda, Anselm Maria (1935). Sant Igna-
7. Autobiografía, 14. si a Montserrat. Montserrat: Publicacions de
8. Monasterio benedictino que en este momento l’Abadia de Montserrat.
vivía un período de auge y reforma espiritual, 23. Autobiografía, 22.
en la línea de la devotio moderna, plasmado 24. Autobiografía, 24.
en la obra del abad Cisneros –El ejercitatorio 25. Autobiografía, 25.
de la vida espiritual (1500)– que acompañaba 26. Autobiografía, 25.
la formación y vida de los 50 monjes del mo- 27. Autobiografía, 27.
nasterio, y que contiene una recopilación or- 28. Cfr. Autobiografía, 28-30.
denada de textos selectos de la espiritualidad 29. Véanse, por ejemplo, las reglas quinta a oc-
antigua y medieval. tava de discernimiento de primera semana
9. Autobiografía, 17. [EE 318-321] que expresan muy bien algo que
10. El Breve compendio es un resumen de lo más no es teórico, sino personalmente vivido por
nuclear, adaptado para peregrinos y visitantes Ignacio en Manresa.
del monasterio, del “Ejercitatorio”. Para ver 30. Autobiografía, 29.
la influencia de este escrito en Ignacio resulta 31. Autobiografía, 30.
muy útil el libro de Melloni, Xavier (2001), 32. El contexto de esta afirmación lo encontra-
La mistagogía de los Ejercicios. Bilbao-San- mos en las reglas de discernimiento propias
tander: Mensajero-Sal Terrae. de segunda semana, en concreto la segunda de
11. Cf. Melloni (2001). Op. cit. p. 35, nota 20. ellas, donde afirma la controvertida «conso-

29
lación sin causa precedente». Se trata de una 38. Compárese con lo narrado en la Autobiogra-
convicción personal. En el fondo es lo que a él fía, 22.
le ha pasado en la ilustración del Cardoner. Y 39. Compárese con lo narrado en la Autobiogra-
piensa que, aunque no se trata de «una gracia fía, 21. Los textos citados de la carta a Teresa
cualquiera», tampoco es «una gracia extraor- Rejadell se encuentran en Obras completas de
dinaria» reservada para «almas selectas». Es San Ignacio de Loyola, op. cit., p. 624-627.
decir: a otros también les puede suceder. En 40. Al respecto destaca en su relato su empeño
cualquier caso, este tipo de consolaciones que contra viento y marea, a pesar de las diversas
solo pueden venir de Dios, no suponen un dificultades y trabas que aparecen por el ca-
punto de llegada en el itinerario del peregri- mino, en llegar a Jerusalén y en quedarse allá
no (o del ejercitante) sino más bien un nuevo (Autobiografía, 38-48).
punto de partida que pedirá atención y discer- 41. Autobiografía, 35.
nimiento para seguir realmente acompañado 42. Autobiografía, 37.
por el deseo de Dios mismo. 43. No es de extrañar que Ignacio acompañante
33. Es interesante percibir como Ignacio propone de otros en los Ejercicios, les pida al iniciar
al acompañante de Ejercicios acompañar tal el proceso la determinación de entrar «con
vez como al propio Ignacio no le han sabido grande ánimo y liberalidad, para que su divi-
acompañar, a saber, ofreciendo escucha aten- na majestad, así de su persona, como de todo
ta, caminos, consejos, en definitiva «modo y lo que tiene, se sirva conforme a su santísima
orden» para que sea posible la comunicación voluntad» [EE 5].
inmediata de Dios con la criatura. A partir de 44. Autobiografía, 41, 44.
ese momento Dios mismo será el primer y 45. Autobiografía, 42.
principal acompañante y el acompañante del 46. Cf. Autobiografía, 35.
proceso se retira prudentemente a la vez que 47. Autobiografía, 47, 50.
permanece a disposición por si el peregrinaje 48. Autobiografía, 50.
de su acompañado –siempre amenazado de re- 49. Cfr. Autobiografía, 54.
caer en engreimiento o en pura subjetividad– 50. Cfr. Reglas de discernimiento para la primera
precisa de un contraste objetivo desde fuera. semana, especialmente nº 325-327.
34. Como dice García Hirschfeld, Carlos 51. Autobiografía, 54.
(2004) en Revista Manresa, vol. 76, p. 125, 52. «Se ejercitaba en dar ejercicios espirituales y
«¿Qué acompañamos cuando acompañamos en declarar la doctrina cristiana» (Autobiogra-
ignacianamente?: Dios es irremplazable. Esto fía, 57).
es Principio y Fundamento en el lenguaje de 53. Cfr. EE 18.
Ignacio. Debe convertirse en una referencia 54. Son rasgos comunes del heterogéneo y en
permanente en la cabeza y en la sensibilidad aquel momento fuertemente perseguido mo-
de quien acompaña». vimiento de los alumbrados, el ambiente más
35. Una bonita expresión de lo que Ignacio entien- devoto que letrado, el acento en la interioridad
de por “ayudar a las almas” se encuentra al ini- sobre las prácticas exteriores, sus reuniones
cio de una carta de Ignacio dirigida a sor Teresa “cerradas” en pequeños conventículos, su re-
Rejadell, que le venía a pedir que tomara cuida- chazo hacia la vida sacramental y/o eclesial,
do y acompañamiento espiritual de ella: «cierto su convicción de un Dios interior que les habi-
que muchos años ha que su divina Majestad, ta, ilumina y guía…
sin yo lo merecer, me da deseos de hacer todo 55. En carta escrita al rey de Portugal Juan III
placer que yo pueda a todos y a todas que en (FN I,53).
su voluntad buena y beneplácito caminan. Así 56. Cfr. Autobiografía, 65.
mismo de servir a los que en su divino servicio 57. Comentaba de él el P. Luis Gonçalvez de Ca-
trabajan». Obras completas de Ignacio de Lo- mara, lo siguiente: «El modo de hablar del
yola. Madrid: BAC. 2a ed., p. 624. Padre es… con muy pocas palabras, y sin nin-
36. EE 1. guna reflexión sobre las cosas, sino con simple
37. Compárese con lo narrado en la Autobiogra- narración, y de esta manera deja a los que oyen
fía, 20. que ellos hagan la reflexión». Memorial, 227.

30
En esta dirección van también algunas de las Espíritu. El asunto que está entre manos es
anotaciones de los Ejercicios dirigidas a quien cosa de Dios. El método de la deliberación
los propone [Cfr. EE 2,6,13]. es también significativo. Sin dejar sus tareas
58. Autobiografía, 67. cotidianas (acompañando a las almas), se dan
59. «Aquél por cuyo amor aquí entré, me sacará, más tiempo a la oración para intentar escuchar
si fuese servido de ello» (Autobiografía, 60); con más claridad al Dios acompañante en su
«no hay tantos grillos ni cadenas en Salaman- interior hasta ir dando con una música que
ca, que yo no deseo más por amor de Dios» es común a todos y está más allá de todos, y
(Autobiografía, 69). que les hace experimentarse y sentirse com-
60. «Daba cuasi en un mismo tiempo ejercicios a pañeros en compañía. Estas tres dimensiones
tres […] éstos hicieron grandes mutaciones» –acompañar, ser acompañado y en compañía–
(Autobiografía, 77). se retroalimentan unas a otras.
61. Cfr. Autobiografía, 82. 76. Autobiografía, 99.
62. Cfr. Autobiografía, 82. 77. M. Xav. I, p. 388.
63. Ignacio ha experimentado en carne propia 78. Especialmente significativo al respecto es el
que, «aunque es propio de Dios entrar, salir episodio que hemos visto de Ignacio en Sala-
y hacer moción en el alma», lo hace sin forzar manca interpelado por los dominicos. Por un
ni violentar, respetando los ritmos y situacio- lado se niega a aceptar que no pueda ayudar
nes de las personas. Por eso, cuando Ignacio a las almas, acompañar a otros en el adentra-
ofrece los Ejercicios, tiene muy en cuenta la miento en el Misterio de Dios, por el mero
realidad de las personas. Sabe que a sus com- hecho de no tener “letras suficientes” y, a la
pañeros puede proponerles más que lo que vez, tomará la decisión de estudiar en serio en
podía ofrecer, por ejemplo, a las mujeres de París como manera de cualificar su acompaña-
Manresa [Cfr. EE 18]. miento, tal y como le requieren las autoridades
64. FN IV p. 233. eclesiales.
65. M. Giuliani (2006). Acoger el tiempo que vie- 79. Precisamente porque Ignacio es consciente de
ne. Bilbao-Santander: Mensajero-Sal Terrae, estar aquí ante una cuestión trascendental, co-
nº 36, pp. 49-50. mo la de consentir vivir la vida acompañado
66. Cfr. Autobiografía, 85. por Dios, entiende que se hace muy necesario
67. Las expresiones en plural así lo indican: «habían el acompañamiento de un guía que ayude a
decidido», «lo que iban a hacer», «volverían a que en el interior del acompañado resuene y
Roma», «esperarían un año», etc. (Cfr. Auto- salga a flote su verdad más profunda –para que
biografía, 85). sea más él mismo–, y a que este viva atento
68. Autobiografía, 85. a lo que acontece en su interior (¡mociones y
69. Cfr. Autobiografía, 92. pensamientos!) y poder ponerle nombre. En
70. Cfr. Autobiografía, 95. otras palabras: se trata de ayudar a ir a beber a
71. Autobiografía, 95. las fuentes interiores para dejar aflorar al Dios
72. Autobiografía, 54. que uno lleva dentro para que se manifieste
73. Cfr. Autobiografía, 96. Para el relato de Laí- fuera. O, si se prefiere, se trata de dejarse ayu-
nez, véase FN II, 133. dar por otro para captar el lenguaje del Otro
74. Véase el texto completo de la deliberación en que habla (acompaña) desde dentro condu-
MI serie Tertia, pp 1-7. ciendo hacia fuera.
75. Llama la atención que en este proceso de de- 80. Algo parecido a lo que hace Jesús al llamar a
liberación Ignacio no asume ningún liderazgo los discípulos: los llamó «para que estuvieran
especial. Quien lidera, guía y acompaña es el con Él y para enviarlos a predicar» (Mc 3,14).

31
«Ayudar» es el verbo con que Ignacio de Loyola expresó

www.cristianismeijusticia.net/eides
modestamente su gran deseo de hacer el bien a los otros.
Bajo este lema de servicio y sencillez,
la Escola Ignasiana d’Espiritualidad (EIDES)
ofrece esta serie de materiales ignacianos.

Escola Ignasiana d’Espiritualitat (EIDES)


Colección «Ayudar»
77. L. ESPINA. Ejercicios ignacianos acompañados por
santa Teresa - 78. D. MOLLÁ. El «más» ignaciano: tópicos,
sospechas, deformaciones y verdad - 79. J. M. RAMBLA
- SEMINARIO DE EJERCICIOS (EIDES). Ejercicios
Espirituales de san Ignacio de Loyola. Una relectura del
texto (5) - 80. C. MARCET - Releyendo nuestras vidas
- 81. J. M. RAMBLA - SEMINARIO DE EJERCICIOS
(EIDES). Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola.
Una relectura del texto (6) - 82. D. MOLLÁ. Pedro Arrupe,
carisma de Ignacio: Preguntas y propuestas - 83. F. RIERA.
Inmersión en la Manresa ignaciana - 84. D. GUINDULAIN.
Atraídos por Dios. Cuarenta y nueve prácticas espirituales
- 85. F. JALICS. La fase contemplativa de los Ejercicios
ignacianos - 86. J. RIBALTA. Cartas para acompañar -
87. C. MARCET. Ignacio de Loyola acompañado,
acompañante, en compañía

Los títulos de esta colección se pueden descargar de


internet en: www.cristianismeijusticia.net/es/eides

La Fundación Lluís Espinal envía gratuitamente los


cuadernos EIDES a quien los solicite. Si usted desea
recibirlos, pídalos a Cristianisme i Justícia.

Cristianisme i Justícia
Roger de Llúria 13 - 08010 Barcelona
93 317 23 38 - info@fespinal.com
www.cristianismeijusticia.net

cristianismeijusticia cijusticia fespinal89

También podría gustarte