popular que su casa estaba siempre llena de visitantes de día y de noche. Él curó a los enfermos, hizo sacrificios para los que eran mendigos de manera que se convirtieron en ricos, ayudó a las mujeres infecundas a tener hijos y ayudó a parir a todas las embarazadas que solicitaban su ayuda. Estas actividades le ganaron la admiración de los beneficiarios de su magnanimidad, pero le adjudicaron la enemistad de los Awoses de más edad, quienes no podían comparárseles en altruismo y benevolencia. Muy pronto él se inquietó y una noche tuvo un sueño en el que su Ángel guardián le decía que algunos de los mayores estaban conspirando en su contra. Cuando se despertó a la mañana siguiente, estaba tan confuso que decidió ir por adivinación