Está en la página 1de 11

Los niveles de habla y la relación entre los hablantes

1.1. Lenguaje: los seres humanos nos diferenciamos del resto de las criaturas por la capacidad de hablar.
Capacidad tan especial y maravillosa, que aún hoy sigue siendo un misterio cómo el hombre la adquirió, cuál
es su origen y cuáles son las causas de la diversidad lingüística.

En la Antigüedad, la existencia de esta capacidad se consideraba como un don divino o se atribuía a fuerzas
sobrenaturales. En siglos posteriores, se llegó a postular la imposibilidad de conocer científicamente el origen
del lenguaje. Sin embargo, en el siglo XX surgieron múltiples teorías, entre las que se destacan las siguientes:

a) Teoría sobre el origen onomatopéyico, es decir, el lenguaje humano surgió de la imitación de los sonidos
de la naturaleza (la lluvia, el canto de las aves, el mar, el viento, el trueno,…) como de los sonidos o llamadas
de los animales.
b) Teoría de la mímica bucal, la que afirma que el ser humano trasladó de forma inconsciente su lenguaje
gestual a los órganos de fonación, para lograr una comunicación más efectiva.
c) Teoría de la elaboración conceptual, la cual postula que el hombre sintió la necesidad de nombrar la
realidad una vez que empezó a asociar los sonidos a los sentimientos personales, sus relaciones con los otros
y con su entorno.

En cuanto a la existencia de la diversidad lingüística, también constituye un misterio. La Lingüística, como


ciencia del lenguaje, ha logrado clasificar las lenguas a partir de consideraciones genéticas, es decir, agrupar
una familia lingüística que procede de una misma lengua común. Es así como se habla de las lenguas
indoeuropeas (románica, germánica,…), camítica y semítica (egipcia, hebrea, árabe,…), china-tibetana,
americana (esquimal, yucateca, aymará,…), negro-africana y austronesia.

El lenguaje es una actividad y una facultad netamente humana que nos permite comunicarnos con el resto de
los hombres, insertándonos en una comunidad que posee una identidad histórica, cultural y social
determinada. Esta facultad comunicativa se realiza mediante signos orales o escritos que han sido creados
por dicha comunidad. Por lo tanto, en el lenguaje hay que distinguir tres aspectos fundamentales:

1.2. Lengua: es el sistema de signos lingüísticos convencionales y arbitrarios o código creado por una
determinada comunidad de hablantes. Es, por lo tanto, social o colectiva. De acuerdo a lo anterior, son lenguas
las indoeuropeas, chino-tibetanas, americanas, etc., pues poseen sus propios signos lingüísticos o códigos que
las diferencian entre sí.

La lengua tiene localización anatómica: El lenguaje se localiza en el hemisferio izquierdo del cerebro (en las
personas diestras), que es el que controla la motricidad fina y la actividad lógica (análisis, números, lenguaje).
Como se verá más adelante, esto no implica que el hemisferio derecho (intuición, relaciones espaciales,
interpretación afectiva) no participe en la actividad lingüística. La habilidad de elaborar mensajes verbales se
ubica en el “Área de Broca”, sección del cerebro localizada en la tercera circunvolución frontal izquierda. La
capacidad de entender el lenguaje verbal se encuentra en la primera circunvolución temporal izquierda,
llamada “Área de Wernicke”.

La lengua es un conjunto de conocimientos: Adquirir el idioma implica 3 aprendizajes:

a. Conocer el conjunto de sonidos y cómo se combinan para construir significantes (conocimiento fonético y
fonológico);

b. Conocer el conjunto de los signos (significantes y significados) que haga referencia a la realidad
(conocimiento léxico y semántico);
c. Conocer tanto las reglas que permiten combinar signos entre sí como las que posibilitan formar nuevos
signos (conocimiento sintáctico y morfológico).

Tradicionalmente, se ha restringido la gramática a la morfología y la sintaxis, sin embargo, el conocimiento


gramatical es lo fono-fonológico, lo léxico-semántico y lo morfo-sintáctico. Estos aprendizajes serán
fundamentales tanto para comunicarnos como para, sobre todo, elaborar una representación mental de lo
que es la realidad objetiva. Por supuesto, el aprendizaje de la lengua continúa durante toda la vida.

Hay una relación fundamental entre lengua y pensamiento: El pensamiento es el modo humano de captación
de la realidad. La mente posee los objetos externos por medio de “conceptos”. La percepción de árboles ha
construido en mi mente un “concepto de árbol” que se aplica a todos los objetos que coinciden con él. Una
corriente filosófica (defendida por Humboldt, Marx, y Saussure, entre otros) postula que no hay pensamiento
posible sin lenguaje verbal, ni lenguaje sin pensamiento. Desde esta perspectiva, se asimilan e igualan el
concepto mental con el significado del signo lingüístico. Vale decir, el hombre que no tiene lenguaje tampoco
tiene pensamiento.

La lengua es una realidad social, culturalmente definida: Constituye la manera como cada grupo cultural hace
propia la comprensión lingüística y enfatiza aspectos de la realidad que les son significativos. Se dice que en
la lengua quechua hay más de cien palabras para referirse a la papa. Este tubérculo es un sustento importante
para ese grupo cultural, por tanto, en su lengua el significado de esta palabra debe ser muy preciso y aplicado
a múltiples aspectos de su vida cotidiana.

La lengua es un conjunto de reglas abstractas que todos sus hablantes comparten: Por ejemplo, en castellano
tenemos la regla, implícitamente aprendida, de que el sustantivo va antes que el adjetivo. En cambio, en inglés
el orden normal es al revés, es decir, el adjetivo va antes que el sustantivo. Si tenemos que aprender inglés,
deberemos aprender esa regla de la lengua inglesa lo que para sus hablantes nativos es perfectamente
natural. Aunque alguien sea muy ignorante respecto de la gramática de la lengua española, si es hablante de
español, nunca se va a equivocar en el orden correcto. Ningún hablante de castellano ordenaría la oración “La
casa de mi tía es muy amplia” de otra forma, por ejemplo “Hermosa casa la es muy amplia de mi tía”. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que las reglas gramaticales obedecen a procedimientos que escapan a la
lógica corriente. ¿Por qué? En primer lugar, porque las reglas se pueden violar: en español puedo, sin
problemas, poner el adjetivo antes que el sustantivo, como en el inglés (es anormal, pero posible: “me compré
un rojo vestido”). Y, en segundo lugar, porque las reglas gramaticales no son reglas lógicas: “no me dijo nada”,
“queda bastante poco”, “el ocio es la madre de todos los vicios” o “esa niña es una flor”.

VARIABLES DE LA LENGUA:

Los factores que hacen variar a la lengua, y que por lo tanto definen las normas, son:

a) La variable geográfica o diatópica: corresponde a la variación de la lengua debido a la ubicación de los


hablantes. Es sabido, por ejemplo, que el español o castellano presenta diversas modalidades en los distintos
países de América, como, a su vez, en las distintas localidades o regiones de un mismo país. Un ejemplo es el
uso generalizado del voseo en Argentina, Uruguay y Paraguay: “Vos tenés”, en lugar de “Tú tienes”. Esta
modalidad corresponde al nivel común o estándar de esos países. En Chile, el uso del voseo está presente sólo
a un nivel sociocultural muy bajo o marginal y de matiz despectiva: “Voh sabí que no puedo ir”. Otros ejemplos
nos permiten identificar coincidencias semánticas en algunas expresiones, como también diferencias.
Veamos: La expresión “a pata” (a pie) se usa tanto en Chile, Perú y España, pero en Argentina se dice “a
gamba”. En relación con la estructura sintáctica, podemos advertir ciertas variantes, aunque reconocibles
para todos los hispanohablantes, como por ejemplo, el hipérbaton en “¿qué tú crees?” por “¿qué crees tú?”
que corresponde al habla caribeña. Esta variable define distintas normas diatópicas conocidas como dialectos.
Características lingüísticas que se destacan del español de América:

Nivel fonético

 Seseo: pronunciación del fonema /z/ y /c/ como /s/: haser (hacer), rasa (raza).

 Yeísmo: fenómeno que no se extiende a toda América y que consiste en pronunciar la /ll/ como
/y/: caye (calle), cabayo(caballo).

 Neutralización de la r, b y l en posición implosiva, que puede incluso desaparecer en algunos


casos: calbón (carbón), sordado(soldado), rública (rúbrica), agüelo (abuelo).

 Traslación del acento: máis (maíz), bául (baúl).

 Cambiar una vocal o diptongarla: deferencia (diferencia), defunto (difunto).

 La diversidad de matices melódicos en la entonación.

Nivel léxico-semántico

 La derivación como procedimiento más empleado, con abundante utilización de diminutivos –ito y
aumentativos –azo: ahorita, grandazo, muchachada, calladito, etc.

 Aparición de neologismos generados por la derivación: caballada, criollada.

 Conservación de arcaísmos que están en desuso en España: botar por echar, frazada por manta, valija por
maleta, catar por mirar, etc.

 Uso de frases especiales: ¿cómo no?, ahí nomás, recién.

 El uso de diferentes términos para una misma acción: lustrar, bolear, embolar o limpiar; camión, guagua,
autobús o camioneta;aventoncito, pon, dedo, colita, acercar o llevar.

 De manera inversa, un mismo término para varias acciones: mona por rubia, vergonzosa,
preciosa; mamado para cansado, engañado, ebrio, resignación.

 Conservación de resabios léxicos provenientes de distintas lenguas aborígenes, en especial, en regiones


bilingües: piragua, pampa, chacra, iguana, guajalote, etc.

Nivel morfosintáctico

 La formación de sustantivos colectivos con sufijos –ada, -eada: muchachada, conversada, pateada, etc.

 La formación de nuevas palabras con sufijo –azo en vez de –ísimo: buenazo, grandazo, amigazo, etc.

 Tendencia a modificar el género gramatical: tipa (tipo), gripa (gripe), el llamado (la llamada), etc.
 La utilización del plural: hace tiempos, ¿qué horas son?

 Presencia de fórmulas superlativas mediante el artículo lo + más + adjetivo/adverbio: Pudiste lo más bien.

 Se reemplaza el tiempo futuro por va + presente: es seguro que va a llover (es seguro que lloverá).

 El empleo de expresiones como: delante mío por delante de mí, cerca nuestro que cerca de nosotros.

b) La variable sociocultural o diastrática: el habla es sensible a las características sociales y culturales del
hablante y su interlocutor, pues no existe una manera única de hablar. Por lo tanto, la heterogeneidad es una
característica del habla. Esta heterogeneidad lingüística es una fuente de constante cambio y todo cambio
tiene una modificación social y cultural.

De acuerdo a esto, la lengua puede manifestarse en un nivel Culto, Coloquial, Inculto y Jergal.

Nivel Culto

- Se usa en situaciones formales de comunicación.

- Se preocupa por la transmisión de contenidos.

- Se adquiere a través de la educación familiar, educacional y social.

- Se valora socialmente.

- Se utiliza gran variedad y exactitud en el vocabulario.

- Se utilizan palabras especializadas y abstractas (cultismos y extranjerismos).

- Se ajusta a las normas gramaticales.

- Se usan oraciones complejas.

- El lenguaje oral es amplio y exacto.

- Hay un buen manejo de nexos gramaticales, lo que vuelve fluido el discurso.

- El lenguaje gestual es mesurado y dirigido.

- Se usa en informes, actas, ensayos, tratados, congresos, etc.

Nivel Coloquial

- Se usa en situaciones de comunicación informal.

- Se centra en la interacción espontánea.


- Se adquiere a través de la socialización.

- Es menos valorado socialmente.

- No es tan preciso en el léxico (Coloquialismos).

- Se utilizan palabras concretas.

- Se emplea el apócope o corte de las palabras en dos sílabas: bici, profe, insti, etc.

- Se utilizan las muletillas como apoyo a la continuidad del mensaje.

- No se ciñe estrictamente a las normas gramaticales.

- Se utilizan oraciones breves y simples.

- Se utilizan expresiones jergales.

- Se usa en cartas personales, en recados, conversaciones informales, etc.

Nivel Inculto o Marginal

- Se utiliza en situaciones formales e informales.

- No es valorado socialmente.

- Léxico escaso, que se suple con gestos y palabras vulgares o malsonantes (Vulgarismos).

- Se usan palabras concretas.

- Se alteran fonética y morfológicamente las palabras.

- No se ajusta a las normas gramaticales.

- Se usan oraciones simples y breves.

- Es usado por personas que no han accedido a la educación y al uso estándar de la lengua.

Nivel Jergal

- Se emplea en situaciones de comunicación informal.

- Sus hablantes pertenecen a determinados grupos sociales o profesionales.

Jergas sociales o argots: como son la jerga del hampa, de los sectores marginales y los jóvenes.

Jergas profesionales: se caracterizan por el uso de tecnicismos, aunque puede acercarse a la lengua informal.
c) Variable temporal o diacrónica: La lengua cambia con el paso del tiempo. Hay lugares donde el cambio es
más lento (sectores rurales y aislados), y hay grupos culturales que pretenden impedir que ocurra esta
variación, pero, en definitiva, siempre ocurre. Ya nadie dice “Si plugiera a vuesa señoría…” Las palabras
cambian y el modo de decirlas también. Desaparecen conceptos (botica, alberca, biógrafo, fenecer) y
aparecen otros (zaping, trabajólico, estándar, cuásar). Esto implica una diferencia entre las distintas
generaciones de hablantes. Lo que antes era el “almacén”, hoy es “tienda” o “supermercado”; los actuales
almacenes tienen otro referente. Los abuelos hablan del “paletó” o “paltó”; la prenda todavía existe, pero hoy
se le dice “chaqueta” o “abrigo”. Los adultos de hoy decían años atrás “el descueve” y “macanudo”.
Actualmente los jóvenes utilizan otras palabras.

d) Variable estilística o diafásica:

i. Lengua y situación: El contexto situacional en el que tiene lugar el habla como también la actitud que adoptan
los hablantes en esa situación, determina una variable estilística. En este caso, la lengua puede manifestarse
en situacionesFormales (situaciones de comunicación en las que se utiliza un nivel culto de la lengua; la
comunicación transcurre dentro de ciertas normas señaladas por el protocolo) e Informales (situaciones de
comunicación en las que se utiliza un nivel familiar, coloquial o estándar de la lengua; por ejemplo, en
celebraciones familiares, reuniones de amigo, un encuentro en la calle o metro, una carta a un ser querido,
etcétera).

Estas formas de comportamiento lingüístico se pueden organizar en cuatro situaciones básicas y diferentes
de comunicación, las que corresponden a las diversas normas a que se someten espontáneamente los
hablantes.

Norma culta formal: se emplea en situaciones formales, cuando los hablantes, emisor y receptor, son
igualmente cultos. Tal es el caso de una conferencia, clase y cualquier conversación protocolar. La norma culta
formal facilita el entendimiento entre los hablantes de los distintos países de América, pues las diversas
formas de habla del español son muchas veces una barrera para la correcta comunicación.

Norma culta informal: el hablante aún siendo culto y competente lingüísticamente, se manifiesta relajado. La
variedad informal es la más usada en la lengua ya que se emplea en la vida cotidiana, entre familiares y amigos.
El hablante es espontáneo y expresivo (movimiento de manos, ojos, cuerpo en general), presenta un uso
discontinuo del código, lo que se manifiesta su conocimiento, pero no en un apego excesivo a las normas.

Norma inculta formal: la emplea un hablante inculto en situaciones formales y con receptores cultos, con el
fin de adaptarse al nivel de su interlocutor. En estos casos, se producen las hipercorrecciones lingüísticas,
como, por ejemplo, la utilización de la /d/ intervocálica en palabras que no la admiten: bacalado; recurre
frecuentemente a muletillas y a palabras y frases de moda frecuentemente descontextualizadas o incorrectas.

Norma inculta informal: la usa un hablante inculto en situaciones informales, en presencia de receptores de
su mismo nivel.

La utilización de la norma inculta informal entre hablantes de diversos países, regiones y localidades de habla
española, representa una gran dificultad para la comunicación, debido a las diferencias lingüísticas y
socioculturales, como, por ejemplo, el lenguaje de las teleseries chilenas y la de otros países de América.
II. Lengua y edad: en las distintas sociedades existen una serie de peculiaridades lingüísticas que diferencian
claramente los grupos de edad. Según Lázaro Carreter, suelen ser los saludos, las despedidas, los tratamientos
y ciertos adjetivos valoradores, los rasgos que distinguen a unos grupos generacionales de otros, aunque
también apunta la posibilidad de que se creen idiomas de grupo. Se pueden distinguir como usos frecuentes:

- El uso de superlativos: re, requete, archi, súper, hiper, requetecontra, etc.

- Los comparativos con carácter peyorativo y sus contrarios: “como el ajo”, “como la mona”, “como el forro”,
“de chuparse los bigotes”, etc.

- Los cambios de significado en las palabras, sobre todo en el habla juvenil: “piola”, “chancho”, “caleta”.

- Las reducciones con matiz afectivo o coloquial: “tele”, “profe”, “seño”.

- La creación de nuevas formas léxicas de verbos: “marquetear”, “carretear”, “producirse”.

1.3. Norma: es la realización colectiva de la lengua o el conjunto de usos sociales que puede derivar en los
distintos tipos de lenguaje: familiar, popular, literario, científico, etc. Es un hecho que, cuando dialogamos,
hacemos uso de nuestra lengua según sean nuestros interlocutores: nuestros padres, amigos, profesores, un
escritor, el chofer de una micro, etc. El habla nunca se mantiene estática, sino que varía en función de diversas
variables. Desde este punto de vista, el lenguaje “correcto” se ve sujeto a un contexto dado y a un ámbito que
determina éste. Así, existen tantas normas como variantes funcionales tenga la lengua. La norma es una
adecuación colectiva de la lengua a un ámbito determinado.

1.4. Habla: es la utilización individual del sistema de signos de la lengua, mediante actos de comunicación
oral. Es la realización concreta que cada hablante hace de su lengua. Esta concretización de la lengua se
traduce en un acto personal, en el que un hablante comunica un mensaje a otro, por ejemplo, el diálogo entre
dos amigos que intercambian sus opiniones respecto de un partido de fútbol o una película o la conversación
entre una madre y su hija. Es un acto singular, por el cual una persona, de forma individual y voluntaria, cifra
un mensaje concreto, eligiendo para ello el código, los signos y las reglas que necesita. Dicho de otra manera,
es el acto por el cual el hablante, ya sea a través de la fonación (emisión de sonidos) o de la escritura, utiliza
la lengua para establecer un acto de comunicación.

a) Registros de habla:

Los registros de habla o niveles de la lengua, son las diversas manifestaciones de la lengua y que dependen de
la formación sociocultural del hablante, de los hábitos lingüísticos de la comunidad y de la situación
comunicativa en que se produce.

b) Actos de habla: Son enunciados que constituyen acciones. Corresponden al lenguaje en uso, al lenguaje en
la práctica, en la situación comunicativa concreta. Cuando hablamos no sólo decimos palabras, sino que
también realizamos ciertas acciones: aconsejamos, perdonamos, lamentamos, felicitamos, saludamos,
amenazamos, maldecimos, declaramos, prometemos, negamos, juramos, pedimos, ordenamos, etc.

Desde esta perspectiva, el hablante cuando participa de un proceso comunicativo desencadena tres actos de
comunicación:

 el acto locutivo (o locucionario): El simple acto de decir algo, corresponde a la enunciación propiamente tal
(sea oracional o fragmentada).
 el acto ilocutivo (o ilocucionario): Corresponde al objetivo, finalidad o intención de lo dicho. Se desprende
del contexto, de la entonación o la puntuación; deriva tanto de las unidades lingüísticas como de las
extralingüísticas.
 el acto perlocutivo (o perlocucionario): Son los efectos de lo dicho en el oyente.

Según la evidencia del acto ilocutivo los actos de habla pueden ser directos o indirectos:

o Directos: Son aquellos actos de habla en que coincide el acto locutivo con la fuerza ilocutiva. En otras
palabras, cuando se entiende claramente la intención del emisor, pues ha sido explicitada en el enunciado.
Por ejemplo, si un señor le pide a un muchacho: “Cómprame el diario”, es un acto de habla directo porque
queda claramente expresado el mandato.

o Indirectos: Son aquellos actos de habla en los que al sentido del acto locutivo, hay que agregar un sentido
por medio de la fuerza ilocutiva. Es decir, son actos en que no se expresa claramente la intención del emisor,
sino que ésta ha de deducirse del contexto. Si el mismo señor le dice al muchacho: “Necesito revisar los avisos
clasificados del diario”, es un acto de habla indirecto, pues no está diciendo claramente la orden o la petición,
pero el otro debe “darse por aludido” y facilitar el diario. En este caso, dentro del contexto se puede entender
la intención, pero en estricto rigor no se profirió una orden clara. En este sentido, los actos de habla indirectos
se caracterizan por ser de algún modo convencionales. Corresponden a una circunstancia cultural, que
asigna posibles valores de sentido a estas formas de expresión. Son, por tanto, situacionales (contextuales) y
culturales.

TIPOS DE ACTOS DE HABLA

 Asertivos, representativos o expositivos: sirven para que el hablante asevere o niegue algo con diversos
grados de certeza. Dicho de otro modo, son actos mediante los que es posible establecer razones, conducir
argumentaciones y exponer concepciones y proyectos. Hay especial énfasis en dar a conocer una información,
por tanto, la función del lenguaje más relevante es la función referencial. En esta categoría, tenemos actos
como: afirmar, describir, informar, definir, pensar, referir, creer, citar, admitir, objetar, deducir, explicar,
concluir, ilustrar, etc. Ejemplos: La prueba consta de 80 preguntas; Estoy segura de contar con su amistad; El
cielo está despejado; Creo que viajaré; La ventana está abierta; Es una muy mala noticia.
 Expresivos: permiten que el hablante manifieste su interioridad, es decir, su afectividad física o emocional
frente al comportamiento o estado del interlocutor y también para sí mismo. Aquí encontramos actos
como: saludar, congratularse, deplorar, dar condolencias, quejarse, felicitar, agradecer, lamentarse, etc.
Ejemplos: Discúlpame, por favor; ¡Eres súper tierno!; Agradezco tu gentileza; Te doy las gracias por el favor
que me hiciste; Te felicito por tu puntaje.
 Directivos o ejercitativos: a través de estos actos de habla, el hablante trata de lograr que el destinatario
realice algo específico, generalmente espera recibir algún tipo de respuesta inmediata por parte del receptor;
que cumpla una orden, por ejemplo. En otros términos, hacen referencia al ejercicio de un poder, de un
derecho o de una autoridad. Predomina en estos actos la función apelativa. En esta categoría encontramos
actos como: ordenar, pedir, preguntar, invitar, votar, elegir, etc. Ejemplos: Escoge tres de las fotografías y
caracteriza las imágenes; ¿Dónde se encuentra mi hija?; ¡Silencio!.
 Compromisorios: Por medio de estos actos, el hablante asume una obligación o propósito. Cumpliendo un
acto compromisorio, el hablante se hace responsable de ser consecuente con sus acciones. Para ello, utiliza
actos de habla como los siguientes: jurar, apostar, prometer, suscribir, consentir, etc. Ejemplos: Me
comprometo a pagar mañana temprano; Prometo que iré a tu casa el sábado; Juro que es cierto lo que digo.
 Declarativos o veredictivos: Mediante estos actos, el hablante pretende modificar algunos aspectos de su
realidad. Son el resultado del ejercicio de un juicio; su forma típica es el veredicto emitido por un jurado, por
una autoridad o por un árbitro. En tal caso encontramos actos como: condenar, valorar, calcular, reconocer,
interpretar, dictaminar, fallar (un juez), rendirse, despedir, multar, excomulgar, etc. Ejemplos: Te bautizo en
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; Los declaro marido y mujer; Estás despedido; Me rindo; El
acusado deberá cumplir una pena de cinco años y un día en el penal de Punta Peuco.
EL CONTEXTO Y SU IMPORTANCIA EN LOS ACTOS DE HABLA

Todo acto de habla tiene como base el conocimiento compartido respecto del tema que se trata en la
conversación. Se entiende por contexto, en lingüística, el conjunto de conocimientos y creencias compartidas
por los interlocutores de un intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus
enunciados.

a) Contexto lingüístico: se refiere específicamente al material lingüístico en el que se inscribe un enunciado


específico, es decir, son las palabras que están antes y después de él.
b) Contexto situacional: alude al conjunto de datos significativos para los participantes de una conversación
y que se refieren al contorno físico inmediato.
c) Contexto sociocultural: se refiere al cúmulo de información que procede de condicionamientos sociales
y culturales sobre el comportamiento verbal y su adecuación a las diversas circunstancias en las que nos
corresponde actuar. Por ejemplo, existen fórmulas de tratamiento que nos determinan a saludar de
determinado modo y no de otro.

De acuerdo con lo anterior, podemos decir que los actos de habla dependen del contexto, sea éste lingüístico,
situacional o sociocultural. En consecuencia, podemos inferir que en la relación acto de habla-contexto:

- Un mismo enunciado lingüístico puede interpretarse como acto de habla distinto si se modifica el contexto.
Lo que en un caso puede significar una invitación, en otro caso es una orden. No varía el tipo de acto de habla;
en ambos es directivo o ejercitativo.

- El cambio puede ser más de raíz y alterar incluso el tipo de acto de habla. La expresión “estoy cansado” se
interpreta comúnmente como un acto de tipo expresivo, no obstante, en un determinado contexto podría
interpretarse como un acto directivo o ejercitativo (necesidad de vacaciones, apagar el televisor y la luz para
dormir).

1.5. Elementos que intervienen en la situación comunicativa

Podemos concluir respecto de los elementos que intervienen en la situación comunicativa y que se relacionan
con la diversidad lingüística, lo siguiente:

 Interlocutores: según la condición social del hablante y oyente en términos de sexo, edad, profesión u oficio,
relación familiar y los papeles relativos a la situación social en que se produce la comunicación (anfitrión-
invitado, vendedor-cliente,…), se utilizan distintos niveles de lengua.

 El tema: no se emplea el mismo lenguaje cuando se habla de temas profesionales que cuando se comentan
acontecimientos cotidianos sin ninguna trascendencia.

 La situación: en el intercambio lingüístico, estamos en parte determinados por el ambiente o situación


(bautizo, lectura de tesis, declaración amorosa, cena de amigos), pues debemos respetar las reglas de
participación formal o informal.

 La función: el hablante o emisor utiliza un registro más o menos formalizado en virtud de sus intereses. Por
ejemplo: solicitar un trabajo, pedir permiso a los padres para asistir a una fiesta, pedir prórroga en la deuda,
etc.

 El canal: los modos de expresión se adaptan al medio oral o escrito por el que se comunica el mensaje, pues
no se habla de la misma manera en que se escribe. El modo coloquial que se utiliza en la conversación, por lo
general es más espontáneo y se caracteriza por la entonación, por una gramática simple, donde abundan las
reiteraciones y las frases incompletas, y por un vocabulario sencillo y expresivo. Por el contrario, el lenguaje
escrito es más formal y más elaborado, lo que se refleja en la extensión de las frases, en los recursos
gramaticales y en el vocabulario empleado.

1.6. Relaciones simétricas y asimétricas

a) Relación simétrica: es la que se produce entre dos o más hablantes que cumplen un mismo rol, es decir,
tienen una relación de pares. Por ejemplo, entre profesionales, amigos, hermanos, esposos, obreros,
compañeros de trabajo, etc. Otra forma de relación simétrica es aquella en la cual los hablantes manejan un
mismo registro o nivel de habla, ya sea en una situación formal o informal. También se da por familiaridad y
confianza. En la relación simétrica se produce acercamiento proxémico, los gestos y ademanes operan en
forma más natural (postura corporal un tanto más relajada, uso de manos y ademanes sin coerción). El
lenguaje es más afectivo, rápido, expresivo y simplificado.

b) Relación asimétrica: es la que se produce entre dos o más hablantes que cumplen distinto rol en la
interacción comunicativa. Por ejemplo: médico-paciente, profesor-alumno, periodista-entrevistado, jefe-
empleado, padre-hijo, etc. También corresponde a aquella que se produce entre hablantes de distintos
registros de habla, en situaciones formales o informales. Exige Un lenguaje que se caracteriza por su rigidez y
distancia. Se produce distancia proxémica; los gestos y ademanes deben estar acordes con la situación formal
(postura corporal adecuada y uso adecuado de las manos) y debe cuidarse la pronunciación, la sintaxis y el
vocabulario. El lenguaje se acerca más a la variedad escrita.

2. La enunciación

Corresponde al acto de usar la lengua para emitir un mensaje en un contexto específico. Cada vez que
hablamos o producimos un texto escrito, la situación comunicativa determina nuestras opciones lingüísticas
con la finalidad de favorecer el éxito del discurso. Por ejemplo, si conversas con un amigo o amiga, optas por
emplear el pronombre “tú”, mientras que si hablas con el director de tu colegio tiendes a usar el pronombre
“usted”. Así, la enunciación depende del contexto.

El emisor es quien emite el mensaje. Este puede ser individual o colectivo; en tal caso, asume como autor
quien se responsabiliza por el mensaje.

- El receptor o destinatario es quien recibe el mensaje. Puede ser directo o indirecto. El directo, es la persona
o personas a quien(es) se dirige el emisor en forma explícita. Puede ser una persona (singular) o varias (plural);
puede ser identificable o anónimo. Por último, cabe distinguir entre destinatario real (con quien hablo), ficticio
(invención de un interlocutor) e ideal (lector modelo). El destinatario indirecto es quien recibe el mensaje sin
ser el receptor explícito del mismo. En tal caso tenemos: i. destinatario(s) indirecto(s) previsto(s) por el emisor.
Por ejemplo, quienes asisten a un foro televisivo sobre un tema determinado; ii. Destinatario(s) indirecto(s)
que el emisor no ha previsto, pero que recibe(n) el mensaje y lo interpreta(n). Por ejemplo, cuando tú oyes
algo privado en forma casual, porque una puerta quedó abierta.

Los destinatarios directos e indirectos previstos por el emisor condicionan la organización del discurso. Por
otro lado, es importante tomar en cuenta las relaciones de los participantes en una situación comunicativa,
pues también determinarán el proceso de enunciación.

3. Hecho y Opinión

El hecho es una situación que sucede de manera concreta y real. En otros términos, corresponde a una
afirmación sobre la realidad, que puede ser probada y, por lo tanto, es indiscutible.
La opinión es lo que se piensa a partir de un acontecimiento. Opinar implica expresar un punto de vista
subjetivo sobre un asunto determinado, de manera oral o escrita. Corresponde a una realidad cuestionable,
basada en pruebas incompletas, fragmentarias y discutibles.

La opinión puede confundirse fácilmente con el hecho cuando se presentan juntos. Por ejemplo, si el punto
de vista subjetivo se presenta después de un hecho indiscutible, el receptor por lógica tiende a aceptar por
algo cierto.

4. Modalidades discursivas

Son expresiones gramaticales, que sirven para diferenciar lo que es un hecho de una opinión. Podemos definir
el concepto de modalidad aludiendo a la actitud que asume el hablante en una determinada situación. Implica
un grado de compromiso del emisor con lo que enuncia.

a) Modalidad lógica (certeza, probabilidad, posibilidad):

La información adquiere el carácter de verdadera, falsa, necesaria, probable o posible.

 Certeza: es indudable, no tengo ninguna duda, es obvio que, ciertamente, estoy seguro de que, etc.

 Probabilidad/improbabilidad: es probable que, a lo mejor, podría ser que, es muy dudoso que, tal vez, debe
de, supongo que, etc.

 Posibilidad/imposibilidad: es posible que, resulta imposible que, no creo que, hay pocas posiilidades de que,
es difícil que, etc.

Esta modalidad se emplea en textos periodísticos, especialmente, aquellos relacionados con el género
informativo como: noticias, reportajes, entrevistas. O en textos literarios como: cuentos, novelas, crónicas. En
la conversación cotidiana, cuando contamos hechos relacionados con nuestro diario vivir.

b) Modalidad apreciativa (juicios de valor):

El hablante califica o descalifica algo utilizando recursos lingüísticos léxicos como por ejemplo: adjetivos,
verbos, adverbios, sustantivos, modos y tiempos verbales.

“Es penoso que ocurran estas situaciones”. (Adjetivo)

“Afortunadamente salvó ileso”. (Adverbio)

“Es un niño precioso e inteligente”. (Adjetivos)

“Te quiero”. (Modo verbal indicativo.)

También podría gustarte