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ISSN-0169-476X • NÚMERO 105 • MAYO

NERVAL
SÍ¿GARNElRO

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FAUST
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OTECA DE MEIIC

2 R a m ó n G ó m e z d e la S e r n a
N Ú M E R O IOS

MAYO-JUNIO • 2008 • $37.00 El suicida G e r a r d o d e Nerval


PLAZA DE LA CIUDADELA 4. C E N T R O HISTÓRICO
(Fragmentos)
DE LA CIUDAD DE MÉXICO,

CP06040.TELÉFONOS (55)9172 47 lOY 12


22 Marcel Proust
C O R R E O ELECTRÓNfCO;

bibmex@con-eo.conaculta.gob.mx G é r a r d de Nerval
CERTIFICADO DE UCITUD DE TÍTULO # 6270

CERTIFICADO DE LICITUD DE C O N T E N I D O # 4380


32 G é r a r d de N e r v a l
CONSEJO NACIONAL PARA
El d e s d i c h a d o
LA C U L T U R A Y LAS A R T E S

PRESIDENTE 37 Fernando Pessoa


SERGIO VELA

D I R E C T O R G E N E R A L DE B I B L I O T E C A S Los dioses a m a n al g e n i o
FEDERICO H E R N Á N D E Z PACHECO
39 M a r i o de Sá-Carneiro
REVISTA BIBLIOTECA DE MÉXICO

DIRECTOR FUNDADOR: Femenina


JAIME G A R C Í A T E R R E S t

D I R E C T O R : E D U A R D O LIZALDE 41 Luis C e r n u d a
E D I T O R : jOSÉ A N T O N I O M O N T E R O
Jacques Vaché
E D I T O R A S O C I A D O : MARIO B O J Ó R Q U E Z

SECRETARIO DE REDACCIÓN:
43 André Bretón
JOSÉ DE LA COLINA

CONSEJO DE REDACCIÓN: Jacques Vaché


JUAN A L M E U \ , F E R N A N D O ÁLVAREZ DEL CASTILLO,

MIGUEL CAPISTRÁN. A D O L F O ECHEVERRÍA. VÍCTOR


45 Jacques Vaché
T O L E D O Y RAFAEL VARGAS
Cartas
PROMOCIÓN EDITORIAL:

MIGUEL GARCÍA RUIZ 46 Poema


D I S E Ñ O : B R U N O ACEVES H U M A N A

A S I S T E N C I A E D I T O R I A L : MARINA G R A F 47 Waldo Frank


ASISTENCIA TÉCNICA Y CORRECCIÓN:
Hart Grane
U N A GARAY VAQUERA

RALJL ZENDEJAS DE LA PEÑA so Hart Grane


COMERCIALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN:

RUYSDAEL NAVA La poesía c o n t e m p o r á n e a


I M P R E S I Ó N : E D I C I O N E S C O R U N D A S,A. D E C V .
52 Dos cartas
P O R T A D A : NEPA'AL, G P A B / ' D O D F L F O P O L D

FLAMENG
55 Poemas
rOE FORROS: ^ O K I - O ^ TJ'

G O E T H E . T R A D U C I D O P O R N E R V A L A LOS 26 Rene Crevel


AÑOS

4«DE F O R R O S : MARI
•Entonces q u é maravilloso mediodía...
DIBUJO D E JOSÉ DE A L M A D A N E G R E I R O S
Poema
BIBLIOTECA
DE M É X I C O
Gerard d e N e r v a l . Fotografía d e N a d a r

RAMÓN G Ó M E Z DE LA SERNA*

EL SUICIDA
GERARDO DE NERVAL
(1808-1855)
* Ramón Gómez de ta Sema, Retratos completos, AguWar, 1961, Madrid, España, 1194 pp.

SIBLIOTECADEME](ICO
(FRAGMENTOS)

Cuando nace el que toma en serio la vida, sin


ninguna clase de humorismo, hay que tener mu-
cho cuidado, es decir, habría que tener mucho
cuidado, porque ¿quién va a ser quien conduzca
de la m a n o a ese ser, que corre tantos peligros de
que le sienten irreparablemente mal las cosas y
de que tenga un asiento mortal de ellas?...
Nerval nació ese niño de aquel tiempo que
tenía u n a aspiración a la nobleza, y se sentía,
sin embargo, algo así como hijo natural de la
vida. Nosotros, que n o tendríamos ni dolor ni
vergüenza aunque n o fuésemos hijos de legítimo
matrimonio, sabemos, sin embargo, que el que
siente ese dolor hasta llega a veces a suicidarse.
H | | ^ R el bicentenario de N^K^^^
Todo es cuestión de cómo se emboca la idea del
mimdo y de cómo se entra en él con unas ideas o
dos siglos del n a c i m i e n t o ^
sin ellas.
• de Gerard de Nerval, h o y u n ^
Nerval sentía como u n a ilegitimidad no ser el pionero de la literatura posterií^H
hijo de esos nobles que eran como los dueños de a él, desde hace más de un s i g ^ H
aquella especie de caserío en que él nació. reconocido c o m o tal p o r

Además, lo peor que podía suceder en aque- mayores, que to admiran, l e e ^ B


; y descubren en sus textos " Í ( ^ |
lla época, que estaba llena de paludismo senti-
i primeros atisbos de literatura
mental, era nacer y pasar la infancia en las in-
moderna e n el pasado", c o n K ^

i
mediaciones de u n bosque poblado de amazonas
anota e n su retrato d e 1961 d o ^ ^
señoriales. Las inquietudes que esas amazonas
R a m ó n G ó m e z d e la Sema"
ponían en la vida de u n hombre eran locas, y L ^ ^ u n b i é n e n esc retrato c l á s i c o ^
siempre había en su corazón u n bosque y sona- ^^•e reproducimos aquíli e n
ban las trompas de u n a cacería y numerosos pe- primeras páginas de: este
es^H
rros salían en b u s c a - ¡oh paradoja! - d e l propio ^^Büoo). lecuetda el gra||M
gr^|
corazón del poeta, que conseguían llevar a sus P P m i ó a que e n 1827 c uland^B
ant^H
señoras, las amazonas del tricornio de terciopelo guntWi
el amigo Eckermann preguntó

y casaca roja... al autor del Fausto qué clase


clad^|
de páginas se hallaba l e y end^H
'endo,
Fue el pobre poeta el ciervo perseguido en los
G o e t h e le contestó; " L e o3 u n a ^
bosques de su infancia, el pobre ciervo que nada tcciÓQ de mi Fausto s^H
en el rio con la cabeza angustiosamente ñiera, he-
rido y con todo el peso de sus cuernos sentido por
primera vez en la vida. Tuvo el corazón simple
del ciervo, pero su inmensa visión del bosque.
Í
[
¿ s y Eckerman
eñosamente; -"He
comentó
oidáfl
hablar de eso; es obra de un j o v e ^ |
de dieciocho años. D e b e t e n ^ ^ ^

K
Nerval ve las banderas de nubes que que- bor del colegio". A l o q i ^ H
the sorprendido r e s p o n d i ^ ^
dan en lo alto de las araucarias y de todos los
>íedocho años!... e n t o n c ^ H
grandes árboles de sus bosques, banderas de su
recordad lo que os voy a d e c i ^ H
romanticismo hiperbóreo. Parece el habitante
I esta traducción es un v e r d a d e ^ ^ ^
de la Selva Negra francesa, y allí concibe las ma-
iMHodigio de estilo. Su a u t c ^ H
trices de su alma, sus Aurelias, sus Silvias, sus ^ ^ b r á a ser u n o d e l o s m ^ H
Octavias, m á s próximas y m á s h u m a n a s , y con ^^^His y m^y elegantes C5CritOf^^|
m á s secretos sensuales que las Paulinas lamar-
tinianas. H ^ E l grande elogio de G o e t l : ^ ^

Son hadas del bosque con sombreritos y trajes ^ ^ M d ^ ^ i ^ ^ o una corona

de su época las que él encuentra en la vida, y


Gerard d e N e r v a l por Gervais. A n o t a c i o n e s manuscritas del p r o p i o p o e t a

m i E C A D E MÉXICO
quiere saciar en ellas demasiada sed -eso no les
gusta-, la sed que trae él de haber estado perdi-
do entre la Naturaleza, que aunque se la adore
MENTItEM
laureles de oro, aunque años
no responde nunca a la adoración. Todo se le ha
más tarde, el genio censurara la
vuelto sed en los valles y en la contemplación de
"deplorable música de la Conde-
las puestas de sol; pero sed de ciertas mujeres, no
nación de Fausto de Berlioz y la
sed de todas y de cualquiera que sea ella, como infortunada redacción de las es-
casi todos. cenas que para la obra redactara
Es el organista de los grandes órganos de la su m i s m o admirado Nerval.

Naturaleza. Tocará grandes cosas aparatosas en Se extiende nuestro justo

un gran aparato, y, sin embargo, entremezclán- homenaje a Nerval c o n el ex-


traordinario ensayo d e Marcel
dose con lo solemne, le saldrán cosas finas, las
Proust sobre la prosa y la poe-
primeras cosas finas, las primeras cosas de ta-
sía del autor de Sylvie y Aurelien
m a ñ o h u m a n o que aparecen en literatura, los
y c o n distintas versiones del fa-
primeros atisbos de literatura moderna en el pa-
m o s o El desdichado, s o n e t o tra-
sado. d u c i d o en versiones conocidas
Es el genio de los bosques trasladado a Pa- por Xavier Villaurrutia, Juan
rís y encarado con sus calles sombrías - c o m o José Aireóla y José de la Colina

bosques-, sus mujeres bellas - c o m o hadas, pero y, también, por Elsa Cross.

malas como mujeres-; sus hombres - c o m o lobos


del bosque, pero corteses, exquisitos, inteligen-
tes, perversos-. Todo su deslumbramiento es el
del que padeció los atardeceres más oscuros y las
noches con lejanísimas estrellas, y se encuentra
al fin con la noche artificial y llena de lámparas
y con el refiígio de los teatros.
N o hay que olvidar que Gerardo de Nerval
une la fecha de los grandes tiradores de flechas,
y en que toda la vida era una especie de kermesse,
con la época nueva, disparatada, arbitraría, en
que el vicio malsano pero admirable de la ciudad
se impone sobre todas las cosas.
En su obra consagra los bastantes bellos re- Nuestro número 105 in-
cuerdos a los paisajes de su vida para que yo in- cluye a s i m i s m o otros textos |

sista en esta parte arbórea, ahierbada y verdeante sobre poetas suicidas del siglo

de su alma. XX c o m o el d e P e s s o a sobre s u
amigo Sá-Cameiro (con poema
Gretchen pasa p o r sus novelas muchas veces.
suyo traducido p o r M a r i o B o -
Pasea por los campos c o n ella y echa en su pa-
jórquez), l o s d e A n d r é Bretón
mela -las cestas de flores de la ciudad son ya an- y L u i s Cernuda sobre Jacques
tiguas p a m e l a s - las flores más bellas. Va vestido Vaché (1896-1919) y otros más, |
de novio, y ella de novia - c o n el traje de floreci- c o m o el d e W a l d o Frank s o
tas de las novias-. bre el poeta Hart Crane y i

La región de bosques, fuentes, lagos, viejas e n s a y o de este último sobre 1

piedras, en que pasa su infancia Nerval, es lo poesía de su tiempo. D e otro f


joven suicida, R e n e Crevel, se
que más influye en su vida y le hace ser amante
publican páginas y p o e m a s s u -
de las leyendas que se mezclan a sus visiones de
yos, u n o de ellos e n traducción |
París, y que son siempre el fondo de sus grandes
creo q u e inédita de nuestro se-
retratos. cretario d e redacción José de la
Siempre sus mujeres tienen nombres de he- Colina.
roína campesina, aunque a veces sus trajes y sus
vicios sean parisienses.

BIBLIOTECA DE M Ü O
** * efusión q u e y o grité: " ¡ O h , p a p á , q u e m e h a -
ces d a ñ o ! "
P a s ó su niñez e n u n pueblecito c a m i n o de Flan-
des, en Montefontaine, cerca de Nerva, de don- Su padre, E t í e n n e L a b r u n i e , m é d i c o m a y o r
de t o m ó el poeta parte de su s e u d ó n i m o , eso de del G r a n Ejército, q u e llegaba del sirio de Es-
Nerval. trasburgo, todavía convaleciente de su ú l t i m a
El n o m b r e se lo dio su tío, Gerard D u b l a n c , herida. T a m b i é n de origen m o d e s t o , c o m p l e t a el
farmacéutico de París, protector de su padre, del c u a d r o de labradores y a r t e s a n o s q u e s o n los pri-
que también fue testigo de b o d a y firmó el acta de m e r o s parientes de N e r v a l , q u e p o r eso lleva e n
nacimiento de G e r a r d o el 28 de m a y o de 1808. sus e n t r a ñ a s esa savia fuerte, inacabable, c a p a z
E n 1810 m u e r e su m a d r e , asustada y deshe- de todo, q u e le h a c e ser u n p a i s a n o e n m e d i o de
cha p o r las e m o c i o n e s de la guerra, siguiendo a la vida galante, fuerte, noctivaga, de sus c o m p a -
su marido. M u r i ó a los veinticinco años, de u n a ñeros de j u v e n t u d ( c o m o varias veces h a r e m o s
fiebre que adquirió atravesando u n p u e n t e carga- u n paralelo entre él y Fígaro, b u e n o es h a c e r n o -
do de cadáveres. tar q u e el p a d r e de Fígaro^ t a m b i é n fue m é d i c o d e
otro B o n a p a r t e ) .
Yo n o he visto j a m á s a mi m a d r e - d i c e al- M á s tarde, sin embargo, el poeta, c o m o u n
g ú n día N e r v a l - ; sus retratos se perdieron o gran paisajista, m á s q u e c o m o u n veridico genea-
fueron robados; sé s o l a m e n t e q u e se parecía logista, pinta su gran árbol genealógico, cuyas tres
a u n grabado de la época, u n g r a b a d o de la raíces principales b r o t a n de tres g r a n d e s señores,
escuela de P r o u d h o n o F r a g o n a r d y q u e p o d í a caballeros de O t h o n , e m p e r a d o r de A l e m a n i a .
titularse; la Modestia. Las a r m a s de su invento, y de las q u e N e r v a l
L a fiebre de q u e ella m u r i ó m e h a a t a c a d o hizo u n croquis, eran de c o n d e "y llevaban tres
tres veces, en épocas q u e h a n sido divisiones torres de plata a la cabeza, tres m e d i a s l u n a s de
extrañas de m i vida. Siempre, e n esas épocas, plata c o n p u n t a y b a n d a de oro, y la c i m e r a esta-
he sentido el espíritu a t a c a d o p o r imágenes b a r e m a t a d a p o r u n león de o r o q u e llevaba u n a
de a m a r g u r a y de desolación que h a n encres- m e d i a l u n a de p l a t a " .
p o n a d o m i c u n a . L a s cartas que escribía m i U n día del a ñ o 1814 aparece p o r fin su p a d r e
m a d r e desde las orillas del Báltico y desde e n la q u i n t a de A n t o n i o Boucher. Va a recoger
las riberas de la Spree o del D a n u b i o , m e h a n a su hijo el viejo s o l d a d o h e r i d o veinte veces y
sido leídas m u c h a s veces. El sentimiento de lo e s c a p a d o c o m o u n náufrago de la retirada d e
maravilloso, el gusto de los viajes lejanos h a n Rusia, es decir, de u n a s e g u n d a retirada m á s pe-
sido sin d u d a p a r a mi el resultado de estas pri- nosa, p u e s él, h e r i d o e n el t e n d ó n d e A q u i l e s ,
m e r a s impresiones, así c o m o de m i estancia tuvo q u e retrasarse al ejército e n u n p o b l a c h o de
d u r a n t e m u c h o tiempo en u n a quinta aislada, aquéllos. D o c t o r y militar, iba a s o m e t e r a N e r -
en m e d i o de los bosques. val a la d u r a disciplina q u e p a r e c e q u e decide el
porvenir juverúl. P o r de p r o n t o , se establecen e n
L o s liltimos recuerdos de esa m a d r e cariño- París. Ya e n París. G e r a r d o se levanta c o n el alba
sa y apenas entrevista tuvo q u e a b a n d o n a r l o s s u y v a al colegio a c o m p a ñ a d o p o r u n viejo s o l d a d o
padre en la precipitada y terrible retirada de Ru- m u y devoto del d o c t o r y q u e quiere prestarle sus
sia. T o d o se perdió al vadear los ríos, al p a s a r los servicios h a s t a su m u e r t e . E s d e u n a magnificen-
desfiladeros, al tener q u e subir sin bagaje p o r los cia silenciosa ese c u a d r o del alto s o l d a d o Llevan-
c a m i n o s de cabras. d o de la m a n o al n i ñ o genial.
El primer recuerdo que Nerval tiene de su p a - El d o c t o r L a b r u n i e está satisfecho d e q u e h a y a
dre está en estas palabras: e n t r a d o su hijo en el colegio C a r l o m a g n o c o m o
externo libre -allí c o n o c i ó a G a u t i e r - . N e r v a l fiíe
Yo tenía siete años y j u g a b a incansable- m u y dócil y aplicado. A p r e n d e algo del árabe, del
m e n t e ante la p u e r t a de mi tío, c u a n d o apa- persa, del italiano, p e r o sobre t o d o perfecciona el
recieron tres oficiales. E l oro ennegrecido de a l e m á n , c u y a ciencia h a de h a c e r q u e influya e n
sus uniformes brillaba a p e n a s sobre sus c a p o -
tes de soldado. E l primero m e a b r a z ó c o n t 4 ' M a r i a n o José d e L a n a .

NtUOTÍCADfMÍKICO
su alma el espíritu germano, al que muchas veces Algo de Frederic de Hardenberg - c u y o seudó-
con éxito y otras veces en vano consigue dar la nimo fue el de Novalis- y de su idealismo mágico
ligereza francesa. influyó en el alma de Nerval. Las obras de ma-
E n ese colegio vive días tristes, pero que ne- gia y de cabala cayeron en sus manos en aquella
cesita el hombre para alcanzar el dommio de sí época de formación del trampolín del alma.
mismo. Su tío, el que le tenía recogido, Antonio
Ese salón de estudio del oscuro colegio, con Boucher, creía en todos los misterios posibles, y
sus lámparas de pantalla de lata pintada de verde, aunque ateo de origen, creía en un "Dios-Sol".
le congela. Huelen los libros insoportablemente Las lecciones idealistas en medio del mate-
y los pupitres guardan un vacío horroroso, aun- rialismo de este tío y los ídolos paganos que a
que a veces se abran para buscar algo. veces descubría dentro de las mismas tapias de
Se ven las manchas de las paredes, sus cicatri- la quinta de que era dueño, influyen sobre Ner-
ces dolorosas, lo que ya no volveremos a ver con val. Las memoriabilia, de Swedenborg, el teósofo
tanta netitud tal vez nunca. Sobre la entera vida escandinavo, son la lectura más desconcertante
que tuvimos en la niñez hay ya en nosotros va- que penetra en Nerval y eleva su espíritu.
rias hemiplejías secretas, atoramientos interiores Es Gerardo uno de los hijos de este principio
en las reservas y venitas y arterias solidificadas y de siglo difícil, inquieto, desesperado, que quizá
esclerosadas. ve que va a llegar demasiado tarde al triunfo de
E n las vacaciones vuelve a su Montefontaine. la jusficia, de la libertad y del entendimiento.
U n suceso fantástico da más vida a su imagina- Musset, que fue antes que nadie un caso de
ción. En 1815, el dominio de Chantilly vuelve a hijo del siglo, el primogénito, ha dicho: "Con-
poder del último de los Conde. Las músicas y las cebidos entre dos batallas, educados entre el es-
fanfarrias resuenan de nuevo por aquellas cam- truendoso sonar de los tambores... D e cuando
piñas en honor de los recién llegados; familia- en cuando sus padres, ensangrentados, apare-
res del duque de Borbón son como los hombres cían, los levantaban sobre sus pechos encharre-
envejecidos en el destierro. La gente, que ya se tados de oro y después los dejaban en tierra y
había olvidado de la gran teatralidad de la aristo- volvían a subirse en su caballo."
cracia, contempla llena de curiosidad esta vuelta Las mujeres tomaban proporciones gigantes-
espléndida de los antiguos señores. cas fi:ente a ellos.
Pero lo que para Gerard fue lo más sensacio- Quizá la mujer que más influyó sobre el es-
nal ftie la visión de una señorita que se suponía píritu de Nerval fue esa m a d a m e de F., esa fo-
hija natural del duque de Borbón y a la que vio rastera de Montefontaine, que recuerda como la
un día en el bosque, fantástica amazona a la que única mujer comparable a Adriana. Esta mujer,
saludó y que cambió con él un saludo sonriente que sólo pasó por el camino paralelo al del poe-
y simpático. ta, el camino de las amazonas, era hija de una
Gerard Labrunie, y después Gerard de Ner- amiga que el duque de Borbón tuvo en el des-
val, vivió por una casuahdad en las proximida- tierro, hija natural que después se casó con un
des del sitio al que se retiró Juan Jacobo, gracias oficial que creyó que era "la hija del mejor de los
a la generosidad de su discípulo Giradin, que le príncipes". Convertida en m a d a m e Fauchéres y
regaló una casa para que viviese en ella sus últi- adquirídos sus dominios en Montefontaine, en
mas melancolías. la vecindad del pueblo natal del poeta, influye
Alrededor de Juan Jacobo - m á s tarde com- tanto en su imaginación, que en los deliríos de
pondrá Nerval La muerte de Rousseau- se reunie- sus últimos días ríene la manía de querer casarse
ron también los espiritistas y "los iluminados", con m a d a m e de Fauchéres y adquírír el dominio
Caghostro, Mesmer y el conde de San Germán, de Montefontaine.
que eran invitados por Girardin también. La tra- Hasta hay en la vida de Sofía Damens otro
dición asegura que el viejo Franklin, después de suicida - e l último de los Conde-, que aparece
su estancia en París, fue a Ermonville a hacer sus colgado de la falleba de una ventana y con los
experiencias de magnetismo. pies tocando tierra, circunstancia que hace sospe-
Esta es la h o r a de su preparación y sus lec- char en un crímen, al que se quiere unir a Sofía,
turas. aunque el doctor Marc cita numerosos casos en
' É C R I V A I N S DE T O U J O U R S "
que los cuerpos de los suicidas se posan entera- la figura grande y caída de su padre, compone,
mente sobre el suelo. Aunque no fuese más que para alegrar su alma, nostálgica de grandes aven-
idealmente en Nerval y de verdad en el suicida turas, las Odas a Napoleón, Los adiases de Napoleón
Conde, ¿no es extraño que la misma mujer haya a Francia, los Cantos griegos y hasta imos Cantos
sugerido el suicidio como una broma galante? españoles.
Ama a Adriana con el amor que prepara en En 1827, después de haber publicado el año
el bosque una corona con verdaderas flores y una anterior las Elegios nacionales, pega con los ro-
cinta de seda. A m a a Silvia discreta y preterida, mánticos en su Nuevo género o El cafe del teatro,
ama a una anónima, cuya evocación hace así: "mala imitación - c o m o dice uno de sus biógra-
fos- de la mediocre Comedia nueva, de Moratín",
He asistido en otro tiempo a una repre- un acto, en verso, que no acabará él, sino, mucho
^ s eseni
n t a c i ó n dada en Seulis en una pensión de más tarde, en 1860, Arthur Fleury.
^Kñoiitas.
señi Se representaba un misterio, como Una cosa que acaba de decidir a Nerval en la
los tiempos pasados. La vida de Jesucristo vía difícil es que traduce el Fausto y queda cogido
había sido evocada en todos sus detalles, y la por el Fausto como por un espectáculo magnífico
escena de la que m e acuerdo más era aquella y diabólico con seducciones de infierno.
en la que se espera el descendimiento de Cris- Goethe le escribe desde Weimar: "Nunca me
to a los infiernos, y en la que una rubia joven- he encontrado tan comprendido como leyéndo-
cita, muy bella, aparecía con un traje blanco y os." Se recuerda a este propósito que una tarde
con la cabeza adornada de perlas, una aureola de 1827, yendo Goethe ojeando con las más vi-
y xma espada dorada sobre una media esfera vas muestras de aprobación un hbro, le preguntó
que representaba un astro extinguido. Eckermann: "¿Qué es lo que lee usted, maestro?"
"Una traducción de mi Fausto hecha en fi'ancéSi"
Así el "Parisién" - c o m o le Uaman- va y vuel- "¡Ah!, sí -dijo Eckermann ügeramente desdeño-
ve a aquella región que le enamora, y allí recuer- so-, he oído hablar de eso; es de un joven de die-
da a sus antiguas novias Süvia y Selenia. Pero ciocho años... Debe de tener el sabor del cole-
pronto vuelve a París, y es de este viaje del que gio." "¡Dieciocho años! -dijo Goethe-; entonces
trae "un amor imposible y vago, fuente de pensa- recordad lo que os voy a decir: esta traducción
mientos dolorosos". es un verdadero prodigio de estilo. Su autor lle-
Nerval escribe aún con la escritura de las pla- gará a ser uno de los más puros y más elegantes
nas del colegio, en las perfectas letras inglesas, escritores de Francia", y añadió: "Yo no amo el
porque quizá en el fondo todos sus primeros bal- Fausto en alemán; pero en esta traducción todo
tbuceos no fueron más que el sentimiento del hijo se vuelve nuevo con frescura y vivacidad. Cru-
•expresado en las orlas para el padre. zan mi cabeza ideas de orgullo cuando pienso
I En su poesía Los escritores pone ya toda la exal- que mi libro se hace querer en la lengua de Bos-
tación profesional de su alma y toda la emula- suet, de Comeille y de Racine. Se lo repito: este
ción a que le mueven los grandes ejemplos: joven irá muy lejos."

Esta predicción la oyó varias veces en la vida


¡Oh gran Hugo, poeta y razonador há- Nerval. "Joven, usted llegará lejos", le dijo un
bil, acabas de mostrarme ese arte grande y día el editor Touquet, a propósito de La Acade-
1 difícil por el cual el talento hace admirar a mia o los miembros inencontrables. "El Destino les
I los tontos versos quizá oscuros, pero ricos ha dado la razón -decía con soma Nerval más
M l | en grandes palabras! tarde-, inspirándome la pasión por los largos
viajes."
; Con la ilusión de esos poetas, como Casimi- El éxito de la traducción de Fausto le valió
ro Delavigne y Beranger, que nos encontramos otro homenaje: BerUoz, el maestro ya célebre del
[Como dioses de esta juventud y hasta un poco Romanticismo, quiso poner música a algunas es-
antes de un poeta tan puro como Bertrand, com- trofas versificadas por Nerval y las utilizó más
pone en su colegio las Elegios nacionales, que re- tarde en su Damnation deFaust.
cuerdan el estro de sus prototipos. Influido por Su padre, el doctor Labrunie, que ve los éxi-

'!L0
tos clásicos de su hijo, espera q u e éste conlleve la ta: u n viaje a Italia.
literatura con u n a carrera, c o m o la diplomacia D e s p u é s de h a b e r visitado a G e n o v a , Livor-
o la medicina; pero sus extrañas amistades, sus n o y Florencia, va a R o m a y después a Ñ a p ó l e s ,
m e l e n u d o s amigos, le distraían de ese c a m i n o . d o n d e pierde la cabeza, pues t o d a la c i u d a d está
Gerard, c o m o tenía un gran talento, contem- e m b r i a g a d a de Hasti espumosi... Sin e m b a r g o , es
poriza. Varias muertes de tías que le r e c u e r d a n en Ñ a p ó l e s d o n d e piensa por p r i m e r a vez en el
a su m a d r e desaparecida, y la desaparición de suicidio.
aquel tío que le m a n t u v o en su casa d u r a n t e tan- N o deja de escribir a sus amigos, y e n su co-
tos años, le p r e o c u p a n y dejan en su a l m a huellas r r e s p o n d e n c i a h a y u n a n o v e d a d q u e m e r e c e se-
de versos. ñalarse: inventa u n sistema de c a r t a colectiva, o
El deseo que tiene el p a d r e de arrancar a la sea u n a carta larga, q u e se r u e g a q u e se h a g a cir-
literatura a su hijo hace que le den u n e m p l e o en cular entre tales o cuales amigos, t e n i e n d o cada
u n a notaría y que c o n o z c a el maloliente papel u n o q u e m e t e r l a en u n sobre con la dirección de
timbrado. otro a m i g o de la serie.
Por dar gusto a su p a d r e se deja inscribir en la C o n este viaje e n g a ñ a a su padre, q u e cree
Facultad de M e d i c i n a , y d u r a n t e dos a ñ o s sigue que está viajando p o r P r o v e n z a y p a r a el q u e en-
con aplicación los cursos de M e d i c i n a . vía sobre y cartas h a b l a n d o " d e las bellezas d e
E n eso, en 1834, muere su abuelo, que tiene F r a n c i a " , q u e sus a m i g o s se e n c a r g a n de e c h a r
u n comercio de ropa blanca en París, y N e r v a l al correo.
hereda u n o s 29.000 francos, gran cantidad p a r a H a y u n m o m e n t o en este viaje e n q u e se que-
sentirse rico en aquel tiempo. da sin u n c é n t i m o y r e c l a m a fondos urgentes.
L o primero que hace después de vender la P r o n t o está e n París de nuevo. M e t e su d i n e r o
tienda de su tío es realizar el s u e ñ o de t o d o artis- en varios n e g o c i o s y se viste c o m o u n v e r d a d e r o
dandy, con g u a n t e s claros, z a p a t o s de charol y
p a n t a l o n e s ajustados. Va a dejar d e ser G e r a r d
L a b r u n i e p a r a ser G e r a r d d e N e r v a l .
"Sin e m b a r g o - d i c e H o u s s a y e - , n o era n u n c a
el elegante c o n s u m a d o , el elegante q u e lo es d e
la cabeza a los pies; siempre a l g u n a negligencia
t r a s t o r n a b a el c o n j u n t o . "
A d e m á s de q u e n o tenia la insolencia ni la im-
pasible c r u e l d a d de los elegantes de la escuela d e
M u s s e t , c r u e l d a d de la q u e es el rasgo m á s típico
lo que hicieron a los postres de u n a c e n a M u s s e t ,
Avers y Tattet, e n v i a n d o a u n m a r i d o e n g a ñ a d o
los cabellos c o r t a d o s d e la adúltera, a m a n t e de
u n o de ellos. (*'¡Esa ftie u n a canallada!", gritó
G e r a r d , y a ñ a d i ó c o n u n t o n o de v e r d u g o y gita-
n o que se las j u r a a los otros: " E s o s tres h o m b r e s
m o r i r á n jóvenes.")
Q u i z á es en H o u s s a y e y en dos de esos g r a n d e s
t o m o s de los nueve q u e f o r m a n sus m u n d a n a s ,
r o m á n t i c a s y nobles m e m o r i a s d o n d e he visto vi-
vir mejor a N e r v a l . A q u e l procer de la literatura
que tenía g r a n d e s salones en q u e solía r e u n i r a
n u m e r o s a s d a m a s y caballeros, ¡admirables bai-
les masquésl, ñ i e el m á s generoso apologista del
Romanticismo.
H o u s s a y e c o n o c e a N e r v a l en casa d e G a u -
tier, q u e vive c o n sus padres, t o d o s c o m o u n a fa-
Arséne Houssaye milia d e A l m e r í a recién llegada a la corte. Ojos

10

BiBLIOTECADUÚlCO
españoles, admirables cabelleras. Gautier enton- El ideal de Gerard en medio de estas reuniones
ces, más pintor que escritor, dibuja al pastel a su era el de viajar a través del mundo y de París.
bella hermana Niní, que si bien no se parecía en Era la época de meterse con los vecinos. Asi,
la copia era porque el artista estaba queriendo la dama del piso de abajo tenía en su ventana pe-
recordar a otra mujer, a Cydalisa, aprovechando ces rojos en una pecera de mármol, y el domin-
el fondo h u m a n o de su hermana. go, mientras se iba a misa, pescaban con caña
Camille Rogier, Nerval, Theo y Houssaye sus peces y se los sustituían con peces negros,
fueron los amigotes más constantes. que la hacían prorrumpir en gritos de: "¡Mila-
E n el estudio fastuoso de Rogier convivían gro! ¡Milagro!" cuando volvía de misa.
aquellos grandes hombres, y cantando como "El portero nos comprendía tan poco -dice
buenos compañeros de camino se ponían a tra- Houssaye- que se volvió loco."
bajar. Otro día se dirigían por carta a la vecina es-
Theo escribía su Mademoiselle de Maupin; Ge- posa del comisario; otro día, encargados de pin-
rard, su Reine de Saba; Ourliac, su Suzanne', Hous- tar para el cabaret de enfrente un cartel de "Se
saye, su Pécheresse, y Rogier, sus ilustraciones a vende o se alquila", pintaban a la dueña medio
los cuentos de Hoffmann, gran fuente de ingre- desnuda y debajo lo de "Se vende o se alquila";
sos para el artista. otro día decían que eran memorialistas, y veían
El u n o escribía en el rincón de la chimenea, el llegar, para que les escribieran cartas, criadas,
otro rimaba en una hamaca; Theo, acariciando a jóvenes enamoradas, entre las que se destaca la
los gatos, escribía admirables capítulos, acosta- enamorada de un peluquero, para la que escri-
do sobre el vientre de un diván; Gerard, siempre ben unos versos en que los insultos alternan con
insaciable, iba y venía con la vaga inquietud de las palabras amorosas, y otro día que van a ver el
Xíi'?. qcitWbtíi^^ 'cv^ B^^^uvoii, al que estudio unos buenos hombres provincianos, des-
D'AurevLÍÍy ííamó "ese Mussef moreno", apare- nudan tres modelos, las embadurnan de harina
cía con alguna poesía que leer. y las suben a los pedestales como estatuas; los
Desde aquel estudio los amigos se iban a be- provincianos se dan cuenta; primero se enfadan,
ber cerveza a un cabaret próximo, donde les ser- después rien y aceptan la teoría de los artistas:
vía una flamenca. Gerard ha hablado de esto en "Se nos aconseja estudiar en los puros modelos
la Bohéme galante. de la antigüedad, y como el mármol está tan
Gerard recorría los teatros en la primera parte
de la noche, y después erraba con su inspiración
por las calles hasta ver amanecer muchas veces en
el gran salón de Rogier, oyendo los pájaros de la
aurora, porque los tenía en su balcón la mujer del
comisario de Policía, que era la vecina guapa.
U n a vez por semana iban al baile de la Chau-
miére. Nerval, siempre vestido a lo Werther
Las comidas con que se convidaban eran épi-
cas.
Todo el mundo se ponía a trabajar para pre-
pararlas. Theo hacía o macarrones o empanada,
y Houssaye, que a veces había hecho u n a excur-
sión de cazador, preparaba unas perdices que
guisaba colgando de u n a cuerda la perdiz me-
chada y le iba dando vueltas sobre el fuego de
leña, mientras en el jugo que caía en u n a sartén
se escalfaban dos huevos.
Gerard, a veces, llevaba billetes para el teatro,
y después todos se reunían en el café para degus-
tar el punch de llamas azules. El verdadero souper
de los románticos. TheóphUc Gautier
caro, h e m o s encontrado más tácü adqumr unas tarde: Mesprisons, cont(
estatuas de carne." aquella detención. <
Nerval escribe en esta época Nicolás Flamel, Esta es la época en que Nerval escribe n u m ^
que después publica con otras cosas bajo el re- rosos cuentos, leyendas, narraciones, y comparte
moquete de "tres actos comenzados". su obra original c o n la traducción del alemán,
El Príncipe de los tontos se estrena y tiene u n haciendo una antología de las poesías alemanas
gran éxito en el O d e ó n , c o n u n prólogo de de Klopstock, Goethe, SchiUer y Bürger.
Gautier, que explica la diablería, escrita c o m o C o m o cosa fantástica y digna de su bohemia,
los misterios de la Edad M e d i a , y en la que u n se dice en ese m o m e n t o que Gerard es hijo de
coro de juglares se introduce en u n castillo feu- N a p o l e ó n . "La locura y la tristeza, así c o m o la
dal, con el pretexto de dar una representación y odiosa cuerda -dirá Houssaye más tarde-, n o
con el solo objeto de raptar a una bella mucha- pudieron alterar su mascarilla napoleónica, pues
cha. En esa obra, c o m o escrita c o n caracteres Gerard era hijo de Napoleón."
góticos y c o n fondo gótico, aparecen el diablo ¿Era verdad esto?
y el ángel, al que llama el diablo "celeste v o - A este propósito, Theo le dijo u n día: "Tu
látil", amenazándole con desplumarle las alas, pretensión, ¡oh límpido Gerard!, m e embaraza
lo que hará que así n o pueda volver a casa del algo en mi respeto por tu augusta madre: puesto
patrono. La obra acaba c o n u n gran tumulto, que si, en efecto, tu padre fue el ogro Bonaparte,
del que se aprovecha el raptor para raptar a su el pobre Labrunie ha sido cornudo c o m o Anfi-
adorada. trión. Responde a esto c o n tu bella ingenuidad."
Gerard, más tarde, hace una novela con este "Es m u y simple -respondió Gerard-; mi madre
argumento, a semejanza de lo hecho con La reina ha sido salvada por el emperador al atravesar el
de Saba. Beresina." "¿Y qué diablo hacía tu madre aUí?"
M á s tarde, Gerard vuelve a insistir en el dra- "Triple animal, bien sabes que m i padre era mé-
ma, y habiendo hablado a Gautier de escribir dico del ejército imperial." "Lo admito; pero
uno sobre Carlos IV, lo escriben en colaboración, N a p o l e ó n y tu madre, echándose en el lecho del
sin abandonar su otra participación en La dama río, te dieron una extraordinaria cuna."
de Carouge, ese drama cuyo hálito se ha imitado Gautier figura c o m o el "otro" en los diálogos
tanto tiempo después por poetas que todos cono- de esta época. Gautier es el impulsivo, el que ve
cemos. ¡El viento lleva muy lejos muchos gérme- todo lo profundo del cielo, el que conquista el c o - '
nes! ¡Siempre sesenta años después! D e este dra- lor y el matiz, el que pinta una serie interminable
m a Gautier ha conservado la tesis: "Que pone de mujeres con rostro distinto y gracejo sin igual,
en contraste el Islam y el Cristianismo, la tienda y, sin embeirgo, n o se ocupa de su alma. Nerval,
de campaña y el torreón feudal, el frío del Norte por el contrario, vive preocupado por las almas y
y las pasiones ardientes del desierto, la ferocidad por el reflejo que el paisaje hace en el alma c o m o
salvaje y la caballerosidad." en u n tintero de cristal. Todo lo que n o es del
M u c h o s de estos dramas n o los logra estrenar, alma n o le interesa, y busca constantemente u n
y c o m o siempre la evasiva había sido el lujo que nuevo matiz, una nueva proftmdidad del alma.
exigían sus grandes imaginaciones de poeta, es- Así c o m o Gautier es u n mundano desde el
cribe cuando presenta su nueva obra, Lara: "Se primer momento. Nerval, no. Nerval ama lo ex-
puede representar, sin el menor gasto, c o n cuatro cesivamente maravilloso c o m o fondo exterior
actores." M á s dramas y más comedias embargan para sus personajes espirituales, y por eso una
su imaginación más adelante; pero siempre re- de sus primeras ocurrencias es escribir u n dra-
sistiéndose el teatro, y gracias a esta resistencia, ma titulado Han de Islandia, melodrama en tres
evitando que se pierda Nerval en la absoluta fri- actos y en nueve cuadros; la acción sucede e n
volidad y banalidad. Dronthein, en Noruega y sus alrededores, todo
El ardor juveiúl del grupo n o se oxida, y con en cuarenta y ocho horas.
ocasión de unos gritos liberales que lanzan en la El fervor de este Han de Islandia, cuya lectura
calle después de i m banquete, es detenido Ner- prodiga Nerval, llegando hasta a leérselo a Víc-
val y algunos otros. E n un artículo, precursor por tor Hugo, reúne a toda esta juventud romántica,
título del libro que Verlaine publicara años más. que vive quizá las últimas noches misteriosas e

12
inmateriales del m u n d o en los cabarets, en los ca- dicho que él se preparaba para la pmtura. pero
fés, en los restaurantes. que actualmente quería hacer literatura como
Entre los recuerdos de ese m o m e n t o figura Gerard. H e aquí dos buenas adquisiciones para
el de una cena en el cabaret del Pequeño Moli- las batallas del porvenir."
no Rojo, situado en las estepas polvorientas del En el taller del escultor Juan du Seigneur, en
barrio de la Estrella. Nerval llevó a aquella cena la magníñca calle de Vaugirard. en el ríncón de
una copa hecha con u n cráneo h u m a n o ; el crá- la calle de Regnard, se reúnen algunos jóvenes
neo-según él, "porque nunca se puede saber con interesantes, y allí cae Nerval. Juan du Seigneur
certeza de quién son los c r á n e o s " - de un tambor era un escultor de veinte años, de figura román-
mayor muerto en Moscú. Cuando circuló entre tica, vistiendo a lo romántico; en vez de chaleco,
los convidados aquella copa macabra, alguno gri- un justillo de terciopelo cortado en punta, u n a
tó con u n vozarrón épico: "¡Camarero!... D a d m e ampha corbata bufanda, un gabán con forros
agua del mar." "¿Para qué?", preguntó Gautier. de terciopelo, "manera de vestir profundamente
"¿Es que ignoras que H a n de Islandia bebía agua meditada, que no dejaba ver ningún trecho de
del m a r en los cráneos de los muertos? Hagamos ropa blanca, suprema elegancia romántica". Allí
lo mismo, señores... ¡Mozo!... ¡Agua del mar!" se reúnen Petrus Borel, Nanteuil, Dumas, Deve-
Y se preparaba el ardor bélico que había de ría, con las capas españolas y sus manos carga-
hacer su demostración suprema el día del estre- das de pesadas sortijas.
no de Hernani, cuando todos los conjurados fue- Gerard, con su varonil expresión, que encua-
ron al teatro con su localidad contraseñada por dran dos bucles pegados a las sienes, era como
la palabra hierro. apareció después en el medallón de Juan du Seig-
Yo pintaría a través de todo u n libro lo que neur. Siempre contaba algún cuento nuevo, algu-
pasó aquella noche. M e parece que lo estoy na historia maravillosa, que narraba con
viendo, y siento aún sobre mí la llu- su voz, tan lenta y "tan dulce, que
via de brillantes que desprendían los que la han oído no la ol-
los crístaies de la gran araña vidarán jamás; aquella voz
central aquella noche céle- cuyas inflexiones eran
bre y radiosa. Aunque soy tan suaves que se ponía
de u n a generación tan uno a escucharla como
lejana a aquella genera- si fuese un canto".
ción, y aunque he visto E n medio de esas
noches tan de después, rísas y esas improvisa-
tengo u n a ilusión de ciones arbitrarías del
aquella noche, la noche medio en que se mueve,
en que fue más acaríciante compone y, sobre todo,
y más rojo el ríco terciopelo quisiera componer cosas
de las butacas y del balaustre neorrenacentistas, porque
de los palcos. él prefiere a toda Uteratura
Teófilo Gautier, con su chaleco nueva los misterios de la Edad Me-
rojo, su pantalón verde agua, su cinturón de dia y las viejas baladas.
terciopelo negro, su gran sombrero español so- ¿Quiso realmente a estas mujeres? Arístides
bre su inmensa melena negra, estaba radiante. Marie recuerda cómo Nerval es el tercero de esa
Gerard también estaba allí aquella noche, el balada alemana: La hija de la hospedera y los tres
Gerard que ha visto Guttinguer en casa de Víctor compañeros. El primero dice: "¡Oh! ¡Si yo la hu-
Hugo, y del que dice: "Es un espíritu encantador, biese conocido, cómo la habría amado!" El se-
con ojos ingenuos, y que tiene sus ideas propias gundo: "Yo te he conocido, y te amo y te amaré
sobre Goethe y sobre Alemania. Había pedido durante la eternidad." El tercero: "Yo no te he
permiso a Víctor Hugo para presentarie alguno conocido...; pero yo te a m o y te amaré durante
de sus amigos, entre ellos uno (Gautier) que es
im estudiante que lleva sobre sus hombros unos 'T' Gerard de Nerval a los 23 años. Medallón de bronce de Jehan

cabellos tan largos como los de u n a mujer; me ha DuscígoeuE.

13

ílEüOTEaDEMÉKICO
la eternidad." p o s e í d o . . . L o s celos son u n a cosa m u e r t a en
Pero entre esos recuerdos de amor, entre los m i espíritu... C u a n d o yo m e resigno, t o d o va
que figura u n a jovencita con la que de p e q u e ñ o b i e n . . . M i espíritu sabe plegarse siempre ante
simuló casarse vistiéndose de novio y vistiéndola los hechos irrevocables.
de novia, surge la verdadera mujer que le va a
dominar. Escribe m á s obras p a r a ella y le ofrece el h o -
La gran afición al teatro, que emplea sus no- menaje del aplauso d e los d e m á s c o m o g r a n con-
ches, le tenía que costar esa pasión. N e r v a l n o quista de su arte. "Sí; t o d o u n a ñ o m e h e afanado
falta ni u n día al teatro, en que ve a su a d o r a d a , en p r e p a r a r o s u n triunfo." L e envía u n m e d a l l ó n
que a d e m á s se parece a sus heroínas. Le escribe en b r o n c e de Seigneur y cartas y m á s cartas lle-
f u m a n d o " U n D e s c o n o c i d o " , y por fin u n día h nas de suspiros, b o r d a d a s de suspiros, caligrafia-
lee u n d r a m a que ha escrito para ella. L a actriz das de suspiros.
acepta el d r a m a y el h e r m o s o papel q u e en él le L a posteridad h a seguido c o n v e r d a d e r o en-
asigna, y al saber que él es "el d e s c o n o c i d o " , le s a ñ a m i e n t o el m o m e n t o en q u e los dos a m a n t e s
dice; "Aunque sea usted tan loco, vuelva a ver- h a n caído en el diván o sobre el baúl del teatro.
m e . " Esta actriz se llamó Jermy C o l o n . U n a carta parece ser la de a c c i ó n de gracias des-
Jenny C o l o n es alabada por G a u t i e r c o m o p u é s de la consecución.
u n a opulenta mujer del Veronés.
¿Fue para ésta p a r a la que c o m p r ó en 8.000 N o s o t r o s - l e dice N e r v a l - t e n e m o s q u e
francos N e r v a l u n magnífico lecho de c o l u m n a s defendernos de u n a cosa, de ese a b a t i m i e n t o
Renacimiento, el primer lecho en que se acostó q u e sucede a t o d a tensión violenta, a t o d o es-
Margarita de Valois, y que p a r a meterlo en el es- fuerzo s o b r e h u m a n o .
tudio de la calle de D o y e r m e h u b o q u e a g r a n d a r
la puerta? ¿Qué h a y de verdad, sin e m b a r g o de t o d o
Balzac se refiere i n d u d a b l e m e n t e a esta aven- esto, en estos a m o r e s ? U n día, m u c h o más tarde,
tura en Honorina, c u a n d o dice: " Q u i e r o encerrar G a u t i e r se e n c u e n t r a a J e n n y C o l o n e n Bruse-
mi ídolo en u n nuevo templo, d o n d e ella p u e d a las y le habla de G e r a r d . " L e h e visto u n a sola
creer en u n a vida e n t e r a m e n t e n u e v a . . . M e h a n vez - d i c e J e n n y - , c u a n d o m e fue a ofrecer, es-
h a b l a d o de u n poeta que, habiéndose vuelto casi pecialmente d e d i c a d a a m í , u n a ópera. La reina
loco por u n a artista, había adquirido en los co- de Saba, a la q u e M e y e r b e e r debía p o n e r música; *
mienzos de su pasión el m á s bello lecho de Paris recibí r a m o s de flores sin saber de d ó n d e prove-
sin saber el resultado que la actriz reservaba a su nían; p e r o h e o í d o m u r m u r a r sobre esa historia
pasión." de Nerval, a la q u e n o h e c o n c e d i d o i m p o r t a n -
Su a m o r m á s aferrado fue ese a Jenny Colon, cia. N o m e a c u s e n d e haberle h e c h o sufrir; cuan-
"esta inglesa - c o m o él d e c í a - que tiene la firescu- d o aquel q u e a m a es m u d o , la q u e es a m a d a es
ra y el perfume de las rosas de Ofelia". sorda. D i g a a su a m i g o G e r a r d d e N e r v a l q u e yo
U n día Nerval se atreve a darle u n beso y ella le soy inocente del m a l q u e m e atribuye." M á x i m o
da u n empujón, y N e r v a l cae sobre u n a rinconera d u C a m p c o n t ó esto a N e r v a l . " ¡ D e q u é hubie-
en que había u n servicio de Sévres. "¡Ah criminal ra servido que m e a m a s e ! " , contestó, y recitó e n
- g r i t a J e n n y - , u n juego de Sévres que m e regaló a l e m á n esas estrofas de H e i n e q u e dicen: "Aquel
el d u q u e de Orleáns!" G e r a r d respondió: "¡El du- q u e a m a sin esperanza p o r s e g u n d a vez es u n
que de Orleáns! Valiente personaje. Yo soy hijo loco; yo soy ese loco. ¡El cielo, el sol, las estrellas
de N a p o l e ó n y os daré u n juego imperial." se ríen; yo t a m b i é n río, y o río y m u e r o ! "
Es el m o m e n t o s u p r e m o de su vida. H a recibi- L a disolución d e su cerebro c o m i e n z a , y co-
do su dinero y h a fundado u n a revista, El Mundo m i e n z a a h o r a , n o c u a n d o se p a s e a b a p o r las ga-
Dramático, p o r indicación de Balzac. A todos les lerías del Palais-Royal c o n u n a langosta a t a d a a
sirve esta revista p a r a ensalzar a su diosa, y al u n a larga cinta de seda. A q u e l l o era la paradoja,
m i s m o N e r v a l p a r a ensalzar a la C o l o n . la alegría, el h u m o r i s m o . H a y quien sin reblan-
decerse n u n c a h a seguido siendo p a r a d ó j i c o y
Piense u s t e d q u e el a b a n d o n o m e sería m á s m u r i ó sensato.
insufrible q u e la infidelidad c u a n d o ya la h a y a AlexHiulre Eximias
I

'9f

is
íima DE MÉXICO
Preocupado por los Vedas y por el Libro de los a creer que "ella le pertenece m á s e n la muerte
muertos, y dedicado a todo lo esotérico, se notan que en la vida".
en él los primeros síntomas de locura e n febrero El invierno de 1854 amanece m á s crudo que
de 1841. Asombra a sus amigos con la excitación el de los últimos años. La miseria le aprieta y su
de sus discursos, hasta que una noche, e n plena "pluma está helada e n los negros días del invier-
crisis extática, quiere lanzarse hacia u n a estrella no", y "la miseria ha hecho que m i pensamiento
elegida que le guía hacia Oriente, y se despoja sea u n inváUdo". Escribe e n esos días su último
de sus vestidos y comienza a cantar u n himno soneto, donde hay cosas amargas y finales, en
exaltado, y la Policía le sorprende, le trinca y le que habla de c ó m o u n día oye tocar a su puerta
Ueva a la Delegación. y ve que es la muerte, a la que ruega que le deje
E d m o n d Taxier presencia este primer acceso acabar su último soneto:
en una casa de la calle Miromesnü, donde G e -
rard rompió espejos y sillas, teniendo que ser Y después, sin inmutarse, se echó en el fon-
llevado a una casa de locos de la calle de Saint- d o del cofre ñ í o e n el que su cuerpo tiritaba:
Antoine. El cuenta en un fragmento de Aurelia, Era perezoso, según cuenta la historia; dejaba
suprimido al publicEU'se esa obra, este primer secar la tinta e n su tintero, queria saberlo todo,
acceso: pero n o llegó a saber nada. Y cuando llegó el
m o m e n t o en que, cansado de esta vida, i m a
El coche se puso en marcha, y pronto nos n o c h e de invierno, el alma le fue arrebatada,
encontramos en Picpus, e n la casa de salud. se fue diciendo: ¿Por qué habré y o venido?
Durante tres días dormí i m sueño profun-
do. U n a mujer vestida de negro apareció de- E n otros versos, postreros también, oye
lante de m i lecho, y en sus ojos v a d o s brilla- D i o s dice a su alma que sufre:
ban unas lágrimas diamantinas.
Deja el mundo impuro, la multitud ind
A su padre, por el que siente una gran ternura rente, sigue c o n paso seguro este camino que
- q u e le apena que él n o vea ni comprenda-, le resplandece, y ven a Mi, hijo mio-y no esperes
escribe esas cartas del que vuelve a la infancia más la noche.
poco a poco: "Querido papá: Ya m e permiten
leer y escribir, y creo haber entrado en la cura- La segimda parte de Aurelia le obsede y e n
ción completa. Monsieur Vallerand, que m e v i o ella aparece, a veces también, la idea de la muei¡^
ayer, estaba satisfecho y hemos recorrido el jar- te.
dín m u y alegres". Etcétera, etc. Esto pasa el 5
de marzo; sale a los pocos días, pero el 21 del ¡La muerte! ¡Qué es la muerte? ¿Será l a '
mismo m e s tiene una nueva crisis y le conducen nada? ¡No, por D i o s ! El m i s m o D i o s n o pue-
a tm manicomio. de hacer que la muerte sea la nada.
Aurelia es su preocupación. E n su delirio de
loco, la intenta pintar con pedazos de carbón de A s o m é m o n o s a su retrato postrero, porque es
encina en las paredes de su cuarto; pero los lo- probable que le veamos ya m u y poco.
cos, celosos de él le borran todos los días la ima- El retrato que n o s queda del artista Nadar
gen querida, y el pobre Nerval tiene que volver - q u e acabó e n fotógrafo- le presenta en sus ú k
a hacer su retrato. Sólo algún amigo conservará timos días, y es un retrato de hombre cuya c a b ^
por fin alguno de los retratos que dejó dibujados za se ha deprimido y se h a ensanchado. La gran
en papel, "tma mujer gigantesca, nimbada por piedra de la locura le h a aplastado. Sus ojeras
siete estrellas". están abolsadas y n o puede c o n su fisonomía
Por fin sale del manicomio e n 1841. abrumada la indecisa expresión de sus ojos gri-
AureUa (Jenny) muere al año siguiente, de u n ses. N o hay nada que corrompa el rostro c o m o
m o d o oscuro, sin que las gentes que la habían la locura. L o s que le conocieron c o n su rostro
aplaudido se d e n cuenta de quién ha muerto. L a apolíneo se sorprenden de este rostro y d e este
desesperación que esa muerte causa en Nerval es tipo que parece el de cualquier profesor de u n
grande, pero tiene su lado sarcástico, pues llega colegio provinciano. _
^ - ' - i l i i i * -V4^

TOi=^ . 4 * ^ ^ W^KUagA^C^

ff f'lu- f#;i V t M Í i * M ^ ha^v,^ ^ ^ ^ ^ ^

El famoso p o e m a de Nerval: El desdichado


Llegan sus últimos días, esos últimos días q u S d a s ; n o tengo née^iiüad de n a d a f
están muy claros porque se ha tratado de recons- mana." Y desapareció.
truirlos con minucioso interés. El 23 de enero va a ver a Lecroix, al que en-
Por aquel tiempo Houssaye había perdido su seña una lista de sus obras completas, próximas
esposa, y Gerard le acompañó con gran triste- a publicarse. "Este día el pobre joven estaba casi
za y asiduidad, quedándose varios días en casa loco; pero nunca tuvo más espíritu ni me^or hu-
del opulento amigo. ¡Con qué pena vio Gerard mor."
aquella muerta, joven y bella, que tanto le que- El 2 4 por la tarde, trató de ver a Mery, y al n o
ría! "¡Se nos fue!", dijo con gran emoción, y encontrarle en casa, sacó cinco céntimos del cha-
después t o m ó su m a n o helada y la besó c o m o leco, y después de haber h e c h o una cruz c o n la
tantas noches en los salones resplandecientes de moneda, dijo al criado de Mery: "Juan, cuando
Houssaye, con la misma cortesía, pero con des- el señor vuelva le das esta m o n e d a de m i parte."
garrador afecto. ¿Fue éste u n lacónico grito de miseria, c o m o si
Poco tiempo después, y aunque Houssaydj lanzase su última perra chica, c o m o diciendo:
hubiera querido conservarle siempre a su lado. "Si n o m e dan más dinero, m e moriré de ham-
Nerval sintió el gusto de la libertad y se perdió bre"?
en París. El 2 4 de enero estuvo en casa de la actriz Bea-
Amante de la noche, penetra m á s en sus p o - triz Peison, rodeado de amigos que hablaron de
z o s porque está escribiendo su París en la noche. literatura, leyeron versos y algo de teatro, G e -
Se documenta entrando en los peores rincones y rard estuvo alegre, humorista, recitando versos
durmiendo en la cuerda para mezclarse mejor a la de Ronsard y cantando algunas viejas canciones
vida de los miserables. Dalvau cuenta c ó m o se le de su infancia.
encontró una noche nivosa en el famoso Cabaret A l salir de allí, Gerard compró u n pan de cin-
de la Cañe. c o céntimos en una panadería y se separó de sus
El 2 0 de enero, Gautier y M á x i m e d u Camps amigos.
estaban en la redacción de la Revue de París, Aquella m i s m a noche escribió a su tía Labru-
cuando entró Gerard vestido c o n u n traje ne- nie:
gro incapaz de abrigarle en m e d i o de la nieve y
el viento helado que atacaban a París en aquel M i buena y querida tía: D i a tu hijo que n o
día. "¿Pero qué abrígo es ése para u n día c o m o sabes que tú eres la mejor de las madres y de
el de hoy!", le dijo D u Camp. "Llevo dos ca- las tías. Cuando y o haya triunfado por com-
misas, y nada da más calor que eso", contestó pleto, tú tendrás tu sitio en m i Olimpo, c o m o
Gerard. Gautier insistió en el espanto que pro- y o tengo mi sitio en tu casa. N o m e esperes
vocaba c o n su p o c o abrígo y le indicó que íillí esta tarde, pues la noche será negra y blanca.
había m u c h o s que tenifm veiríos gabanes y que
"se sentirían encantados de prestarle u n o has- A la mañana siguiente escribia Gerard a i m
ta su último día". " N o - c o n t e s t ó Gerard-; el amigo para que fuese a redamarle a la Delega-
frío es tónico. L o s lapones n o están nunca en- d ó n del Chatdet. Gerard había pasado la n o c h e
fermos." Después, c o n d e r t a exaltación, habló e n u n cabaret de los Mercados, cuando estalló
de mil cosas: del tetragrama de Salomón, que una riña entre la gente maleante que llenaba el
los varones de su familia Uevaban grabado e n e l local. La p o h d a acudió a los gritos y se llevó a
pecho, y por fin, sacando de u n bolsillo interio4| todos a la Comisaría, Gerard entre ellos, pues n o
u n papel, dijo, desenrollando un cordón delga- quiso decir quién era, contestando al poHría que
do, pero fuerte, que guardaba en él: "Miren lo le preguntó qué era lo que h a d a alU: "Pienso."
que acabo de adquirir... E s la cinta que llevaba
El amigo logró sacar de la D e l e g a d ó n a Ge-
atada a la cintura madeime M a i n t e n o n cuando
rard y se fueron a comer juntos, pues Gerard tenía
haría representar Estker en Saint-Cyr." "Ven a
hambre. E n el camino, Gerard habló a su amigo
cenar coimiigo, Gerard, y te daré risotto", le su-
- u n tal Legrand, que era su inseparable porque
plicó Gautier, y D u Camp le ofreció una habi-
tenía el gran mérito de saberle escuchar- de tres
tación e n su casa, Gerard sacó una m o n e d a de
oro de su bolsillo, y enseñándosela, dijo: "Gra-
Litogtafia de Gustavc D o i £ -

IB
¡MIíCADtM
n i ñ o s " q u e estuvieron con ellos la p a s a d a noche, París estaba desierto bajo la nieve. E n t o n c e s
y de los cuales h u b o u n o que se d u r m i ó cantan- G e r a r d entró en al calle de la Vieja L i n t e r n a ,
do u n a vieja c a n c i ó n " . "¿Por qué h a e m p e ñ a d o d o n d e le tenía p r e p a r a d a su t r a m p a y su fosa el
usted su gabán?", le p r e g u n t ó L e g r a n d , ya en la Destino.
calle. " P o r espíritu de orden; hacía u n t i e m p o tan E n t r e m o s en la calle de la Vieja L i n t e r n a . Es,
bello hace o c h o días, que creí que había vuelto m á s que u n a calle, u n callejón sin salida, en el
la primavera... ¡Y, a d e m á s , el M o n t e de P i e d a d barrío de los carniceros. D e s a p a r e c i d o aquel b a -
g u a r d a tan bien los trajes de invierno!" rrio legamoso, u n t a d o c o n sangres viejas y c o n
D u r a n t e la c o m i d a , G e r a r d le dijo a L e g r a n d , olor a carnes antiguas, p o d r í a decirse q u e la ca-
refiriéndose a la obra q u e tenía entre m a n o s . El lle de la Vieja L i n t e r n a cae d e n t r o del teatro de
sueño y ¡a vida: "Estoy d e s o l a d o . . . M e he aventu- Sara B e r n h a r d t . (¡Qué g r a n h o m e n a j e al p o e t a
r a d o en u n a idea en que m e pierdo. P a s o h o r a s se p o d r í a p r e p a r a r en ese teatro, s e ñ a l a n d o desde
enteras q u e r i é n d o m e e n c o n t r a r . . . N o acabaré la tríbuna del escenarío c u a l q u i e r a de los palcos
n u n c a . . . ¿Querrá usted creer q u e n o p u e d o escri- p a r a decir: " S u p o n e d q u e está a h o r c a d o en el
bir ni dos Hneas p o r día? ¡Me envuelven las tinie- fondo de u n o de esos palcos!")
blas!... H a a p a r e c i d o el c o m i e n z o en la Revue de E n la calle de la Vieja L i n t e r n a h a b í a u n a casa
Paris... Si n o lo continúo, se va a decir otra vez de dormir, que a n u n c i a b a u n a vieja linterna, e n
que estoy l o c o . . . " D e s p u é s G e r a r d se alejó solo, cuyo cristal p o n í a t a m b i é n c o m o u n a atracción
con cinco francos que le prestó su amigo. m á s y u n lenitivo a las b o c a s ardientes d e sed ne-
El día 25 p o r la m a ñ a n a se presentó G e r a r d gra: "Café á l'eau". L a p u e r t a de esta hostelería
en casa de Asselineau, al q u e pidió prestadas para los miserables estaba en el final de la acera,
siete perras chicas - ¡ n o quiso n a d a m á s ! - para d o n d e a c a b a b a u n a especie de v i a d u c t o c o n ba-
p o d e r ir a su gabinete de lectura habitual. "Yo r a n d a de m a d e r a y de hierro.
n o sé qué m e va a p a s a r - d i j o él~; desde hace va- E n el m u r o vecino estaban a n u n c i a d o s , e n u n
rios días n o p u e d o escribir rú u n a línea... Tengo gran cartel, u n o s " B a ñ o s " , y ya e n el c o m i e n z o
m i e d o de n o p o d e r p r o d u c i r ya n a d a . . . Q u i e r o del descenso e s c a l o n a d o de la calle h a b í a u n a
intentar si p u e d o , u n a vez m á s . " cerrajería, sobre la que se lucía, p i n t a d a de a m a -
Al final de este día se presentó en el T h é á t r e rillo, la llave simbólica de los cerrajeros, la llave
F r a n j á i s ; pero H o u s s a y e n o estaba ya y se fue sin q u e parece q u e representa su orgullo de p o d e r
decir u n a palabra. abrir todas las puertas, y que, sin e m b a r g o , p a -
El gran b o h e m i o Fierre d ' A n g l e m o n t h a con- rece u n a alusión a la llave del cielo - e n aquella
t a d o que en las vísperas vio a G e r a r d y c e n ó calle, a la llave del oscuro y p r o f u n d o úifierno,
con él y c o n u n comerciante, al q u e G e r a r d , n o q u e parecía c o m e n z a r en los escalones finales d e
p u d i e n d o p a g a r en el café u n a r o n d a q u e ha- la e s c a l i n a t a - ; los escalones, q u e c a í a n debajo
bía ofrecido, pidió dos francos prestados y c o n de la plataforma o b a l c o n a d a en q u e a c a b a b a la
ellos p a g ó la consumición, q u e d á n d o l e 1,35; y acera, y q u e m o r i a n en el albañal q u e venía del
después se p a s e a r o n por los bulevares, y en u n m e r c a d o de Saint-Jacques, y p o r el q u e d e s a h o -
puesto de libros viejos, establecido en la calle, g a b a n en otros t i e m p o s las a g u a s sucias y rojizas
adquirió dos g r a b a d o s : u n "Sócrates b e b i e n d o la de las carrúcerías, y a h o r a - e l ahora d e N e r v a l - ,
cicuta" y u n a " B a c a n t e " . N o le q u e d a r o n m á s las aguas sucias de las cocinas que, p r í m e r o al
q u e 65 céntimos, c u a n d o se despidió de ellos c o n descubierto y después p o r u n túnel, i b a n a per-
pretexto de que terúa que d o r m i r en casa de u n derse a lo lejos en el Sena, cuyas a g u a s despeja-
amigo. b a n el final del túnel. A l g u n a v e n t a n a c o n fuertes
Algo de lo que p a s ó a partir de este ú l t i m o hierros, y la p u e r t a de hierro t a m b i é n , c o m o p a r a
m o m e n t o lo r e c o n s t r u y ó en p a r t e la etiquete de la q u e n o p u d i e r a n salir los m o n s t r u o s d e lo profun-
Policía, que se perdió en el incendio de la C o m - do, c o m p l e t a b a n el aspecto desolador, l a m e n t a -
m u n e . Parece q u e G e r a r d c e n ó en u n cabaret de ble y tétrico del rincón m u e r t o . E n la rinconada a
los M e r c a d o s ; después entró en dos o tres casas cubierto q u e hacía la s e g u n d a escalera es d o n d e
p o c o recomendables, y al fin h a b í a sido interro- iban a d o r m i r los q u e n o e n c o n t r a b a n sitio e n
g a d o por u n a r o n d a de Policía h a c i a las dos de n i n g ú n sitio, y d o n d e se refugiaron a n t a ñ o los
la mañana. autores del c o m p l o t d e los Prpuyaires.

20
BIBLIOTECA OE MÉXICO
Gerard de Nerval debía de conocer muy bien mero descubrieron el cadáver, El hombre, de mi-
ese rincón y sobre todo dos detalles próximos rar turbio, saludó al caballero.
a la garganta oscura: una momia auténtica que -Pero ¿no ve usted que es un ahorcado?- le
presentaba en su escaparate un comerciante en dijo la lechera.
colores, y un cuervo, que, sobre la misma escale- - N o se ahorca nadie con el sombrero pues-
ra de la muerte, gritaba siempre: "Tengo sed", así t o - replicó el borracho.
como el otro su "Never more!". E d m o n d Texier - ¿ Y por qué no, con el fiío que hace? -insistió
ha contado cómo obsesionaba a Gerard el cuer- la lechera.
vo de la calle de la Vieja Linterna, que aseguraba Se pidió socorro. El ahorcado se movía aún:
"que había pertenecido a la reina de Saba", y al a uno de sus brazos le agitaba un antiguo reflejo.
que iba a ver todos los días, diciendo a Texier un "¡Es preciso cortarla cuerda!", dijo alguien; pero
día que no quiso ir con él: "Quizá tienes razón. se impuso la opinión pusilánime del que dijo:
Es necesario estar indiciado para ver sin peligro "No; antes hay que llamar a la autoridad."
este ser místico y formidable." Durante esos minutos de espera, todos guar-
Nerval entró en al calle de la Vieja Linterna, daron un silencio respetuoso, y los que hablaban,
quizá más tarde de las tres de la m a ñ a n a , desean- hablaban a media voz, como si él pudiese oírlos.
do tal vez dormir en la hospederia de los vaga- Sólo cuando la Policía vino se cortó la cuer-
bimdos, pues a las tres alguien llamó a su puerta, da, y el doctor Pau, que sintió en el ahorcado un
que no se abrió por como estaba de llena la casa. hálito de vida, le sangró y ensayó la insuflación
"Usted comprenderá -dijo la dueña de esa casa bucal, pero nada. "¡Han cortado la cuerda un
a la Policía al día siguiente- que cuando se tiene minuto más tarde", dijo.
una clientela para ir tirando no se inquieta una Fue reconocido en seguida, pues se encontró
de las gentes de fuera." en su bolsillo un pasaporte para Críente (talla,
Quizá él se guareció entonces en el cobertizo 1,68; cabellos castaños, frente alta, pestañas cas-
natural que había al final de la escalera segun- tañas, ojos gríses, naríz gruesa, boca regular, bar-
da de la calle sombría, y allí aguantó unas horas ba castaña, mentón redondo, rostro oval, cutis
más, unas horas insoportables, de las que quiso claro), las últimas páginas de Aurelia y una tarje-
salvarse, como yendo de ese m o d o a entrar en ca- ta de Asselineau, que por eso fue el prímero que
lor y a reaccionar en el toro mundo, ahorcándose acudió a reconocer el cadáver de Nerval, pues
de aquella cuerdecita que lleva en el bolsillo, de valiéndose el comisarío de las sañas de ía tarjeta,
aquel cordón que enseñó a alguien como si fue- rogó a dicho señor que se pasase por la Morgue
se el que ll'evaba a la cintura m a d a m e de Main- "para reconocer un cuerpo que se cree que sea el
tenon, y a otros como la liga de la duquesa de de M. Gerard Labrunie de Nerval, escritor".
Longueville, y que, según Houssaye y D u Camp, E n seguida llegaron también Houssaye y
era un cordón de los que atan el mandil de los Gautier, que se conmovieron tanto ante el cadá-
cocineros, y según Nadar, una cinta de corsé con ver de su amigo, que le hablaron con ingenuidad:
su regatoncillo de latón. "¡Ah Gerard! ¿Qué has hecho? ¿Por qué no fuis-
te ayer a echarte en nuestros brazos?
** * Al padre le avisaron también; pero el padre
tuvo miedo de ver a su hijo; un miedo grande
Gerard apareció colgado en la luz medio cie- de tomar parte manifiesta en aquel drama a sus
ga del alba, con su sombrero puesto, los pies años. N o fue falta de cariño, como se ha supues-
- c a l z a d o s con zapatos de c h a r o l - encogidos to, reprochándole demasiado el que llamase a
para no tocar tierra. U n a piedra se encontraba su hijo, en la hora de comunicarle la noticia, el
un poco m á s allá, revelando con qué precisión "pobre joven". Aquel médico müitar de Napo-
cometió su suicidio, y c ó m o se subió al taburete león era adusto, pero queria a su hijo, que iba a
final para colgarse, y c ó m o le dio u n puntapié comer con él los jueves y los domingos y después
para que no le pudiese servir de salvamento de las cenas le llevaba al café Turco. Hasta en
después. las ausencias se colocaba en la mesa del padre el
Hacia las seis de la mañana, una lechera, cubierto del hijo pródigo. "Eso le hará volver",
acompañada de un borracho, fueron los que pri- decía el padre.

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BIBLIOTECA OEMÓICO
MARCEL PROUST"^

GERARD
DE NERVAL
* Marcel Proust, Ensayos ¡itéranos I, E D H A S A , Barcelona. 1971, 152 pp,

22

BIBLIOTECA DE MEKICO
"Gérard de Nerval, que era como el viajante de E n Gérard de Nerval la incipiente locura y aún
comercio de París a M u n i c h . . . " no declarada n o consiste más que en una especie
Esta apreciación parece sorprendente hoy, de subjetivismo excesivo, de importancia mayor,
cuando se está de acuerdo en proclamar a Syl- por así decirlo, atribuida a un sueño, a un recuer-
vie como u n a obra maestra. Sin embargo, tengo do, a la cuahdad personal de la sensación, que a
que confesarlo, se admira hoy a Sylvie tan torci- lo que esta sensación supone de común a todos,
damente a mi m o d o de ver, que casi habría pre- de perceptible a todos, la reahdad. Y cuando esta
ferido para ella el olvido en que la suinió Sainte- disposición artística, la disposición que, según la
Beuve, del que al menos podía salir intacta y con expresión de Flaubert, conduce a no considerar
su maravillosa lozanía. Es cierto que, cuando la realidad más que "para utihzar una ilusión en
una fiel interpretación le devuelve su belleza no describir" y a hacer de las ilusiones que se en-
ha de tardar en salir una obra maestra incluso de cuentran la recompensa por describir u n a espe-
ese olvido que la deteriora, que la desfigura bajo cie de realidad, acaba convirtiéndose en locura,
colores que no tiene. La escultura griega quizá se esta locura representa hasta tal punto el desen-
ha visto más desprestigiada por la interpretación volvimiento de su originalidad üteraria en lo que
de la Academia, o la tragedia de Racine por los tiene de esencial que la describe a medida que
neoclásicos, que hubiera podido estarlo por un la va experimentando, al menos mientras sigue
olvido total. Mejor hubiera sido no leer a Racine siendo descriptible, como un artista advertiría al
que ver en él a Campistron. Pero hoy ha queda- dormirse las etapas de conciencia que conducen
do liberado de esa vulgaridad y se nos muestra de la vígiha al sueño, hasta el momento en que
tan original y nuevo como si hubiera sido desco- el sueño hace imposible el desdoblamiento. Y es
nocido. L o mismo ocurre con la escultura grie- también en esta época de su vida cuando escrí-
ga. Y es u n Rodin, es decir, un anticlásico, quien bió sus admirables poemas en donde se hallan,
señala eso. quizá, los versos más bellos de la lengua fi-ance-
sa, pero tan oscuros como los de Mallarmé, tan
Hoy se está conforme en que Gérard de Ner-
oscuros, ha dicho Teófilo Gautier, que vuelven
val era u n escritor retrasado de finales del siglo
claro a Lycophron:
dieciocho y que el romanticismo no influyó en
un galo puro, tradicional y local que brindó en
Sylvie un cuadro ingenuo y dehcado de la vida Soy el tenebroso...
ft-ancesa ideahzada. H e aquí lo que se ha hecho
de este hombre, que a los veinte años traducía el Y a tantos otros...
Fausto, iba a ver a Goethe a Weimar, proveía al Ahora bien, no existe en absoluto solución de
romanticismo de toda su inspiración extranjera, continuidad entre Gérard el poeta y el autor de
se hallaba desde su juventud sometido a ataques Sylvie. Incluso cabe decir - y es evidentemente
de locura, estuvo finalmente recluido, sentía la u n o de los reproches que se le pueden formular,
nostalgia del Oriente, y se acabó por marchar una de las cosas que indican en él al autor, si
hacia él, y se le encontró ahorcado en la poterna no de segunda fila, cuando menos sin un talento
de im patio inmundo, sin que, dado lo extraño verdaderamente decidido, que crea su forma de
de sus amistades y su conducta, a donde le ha- arte a la vez que su pensamiento- que sus ver-
bían llevado la excentricidad de su carácter y el sos y sus cuentos no son (como los Petits poémes
trastorno de su cerebro, haya podido decidirse en prose de Baudelaire, y Les Fleurs du Maly por
si se quitó la vida en un arrebato de locura, o ejemplo) más que diferentes intentos de expre-
fue asesinado por u n o de sus compañeros habi- sar lo mismo. E n tales genios la visión interior es
tuales, pareciendo las dos hipótesis igualmente muy certera, muy poderosa. Pero, defecto de la
plausibles. Loco, pero no de u n a locura pura- voluntad o ausencia de instinto decidido, predo-
mente orgánica, por así decirlo, que n o influía minio de la inteligencia que señala las distintas
en nada en la esencia de su pensamiento, como vías antes que pasar por tma, se intenta en verso,
esos locos que hemos conocido que fuera de sus y luego para n o perder la primera idea se escribe
crisis teníem casi demasiada cordura, u n carácter en prosa, etc.
casi demasiado razonable, demasiado positivo,
Se ven versos que expresan casi lo mismo. Así
atormentado sólo por ima melancolía sólo física.
como en Baudelaire encontramos un verso;
El taller del escultor A . Clesinger. N e r v a l , e n el círculo, f u m a n d o larga pipa
••m
z
Le delpur oü frémit Véternelle chaleur^ p o r sus m a d r e s , y en u n francés t a n n a t u r a h n e n t e
p u r o q u e se convencía u n o d e q u e h a b í a n a c i d o
q u e en los Petits poémes en prose encuentra su co- en ese antiguo país d e Valois, e n d o n d e d u r a n t e
rrespondencia: m á s d e mil a ñ o s h a latido el c o r a z ó n d e F r a n -
cia." ¿Tradicional, m u y francés? N o lo considero
Un ciel pur oü se perd Véternelle chaleur^ así en absoluto. E s preciso situar esa frase d o n d e
se halla, e n su verdadera luz. E s e n u n a especie
asimismo, habrá reconocido usted e n este verso de sueño: "Volví a m i c a m a y n o p u d e hallar el
que citaba hace u n instante: reposo. S u m i d o en u n a s e m i s o m n o l e n c i a , m i
j u v e n t u d t o d a volvía a p a s a r p o r m i s recuerdos.
Et la treille oü le pampre á la rose s 'allie' E s e estado e n q u e la m e n t e se resiste todavía a
las extravagantes a m a l g a m a s del sueño, p e r m i t e
la ventana d e Sylvie: m u c h a s veces ver hacinarse e n u n o s m i n u t o s los
c u a d r o s m á s destacados d e u n largo p e r í o d o d e
oü le pampre s 'enlace aux rosier^ existencia." H a b r á r e c o n o c i d o usted i n m e d i a t a -
m e n t e esta poesía d e G é r a r d :
Y p r o n t o e n cada casa q u e aparece e n Sylvie ve-
m o s c ó m o se u n e n las rosas a las viñas. Jules Le- II est u n air p o u r qui je d o n n e r a i s . .
maitre, a quien n o se h a aludido ( m e explicaré
dentro de poco), citó en su Racine este c o m i e n z o Así pues, lo q u e h a l l a m o s aquí e s u n o d e esos
de Sylvie: " D a n z a b a n m u c h a c h a s en círculo sobre c u a d r o s de u n color irreal q u e n o v e m o s e n l a
el césped c a n t a n d o viejas t o n a d a s que c o n o c í a n realidad, q u e incluso las palabras n o evocan,
p e r o q u e e n ocasiones sí v e m o s e n el s u e ñ o , o
' Ei cielo puro e n que tiembla el calor eterno.
^ U n cielo puro d o n d e se pierde el calor eterno q u e la m ú s i c a evoca. A veces, e n el instante d e
^ Y el e m p a r r a d o d o n d e se i m e el p á m p a n o a la rosa
* d o n d e el p á m p í i n o se enlaza a l o s rosales conciliar el sueño, se les percibe, se quiere fijar
y definir s u forma. Se despierta u n o entonces, y
ya h a n desaparecido, se a b a n d o n a u n o y a n t e s
lENSAYOS^Hi de q u e se los haya p o d i d o c o n c r e t a r se q u e d a
u n o d o r m i d o , c o m o si la inteligencia n o estuvie-
LITEEAJBIOS 1 se a u t o r í z a d a p a r a verlos. Incluso los seres q u e
aparecen e n c u a d r o s semejantes n o s o n m á s q u e
sueños.

Une femme que dans une autre existence peut-etre


J'ai vue et dont je me souviens,.}

¿ Q u é h a y m e n o s r a c i i ú a n o q u e eso? Q u e el
objeto m i s m o del d e s e o y del s u e ñ o sea precisa-
m e n t e ese e n c a n t o francés e n q u e vivió R a c i n e
y q u e expresó p o r lo d e m á s sin sentirlo, es m u y
posible, p e r o es c o m o si se descubriera q u e i m
vaso d e a g u a fresca y u n a p e r s o n a febril s o n co-
sas a b s o l u t a m e n t e iguales, p o r q u e él lo desea, o
la inocencia d e u n a joven y la lubricidad d e t m
viejo p o r q u e lo p r i m e r o constituye el s u e ñ o d e l
s e g u n d o . L e m a i t r e , y digo e s o sin q u e altere e n
n a d a m i proftinda a d m i r a c i ó n p o r él, sin q u e ello
quite n a d a a s u libro m a r a v ü l o s o , i n c o m p a r a b l e ,

' H a y u n a tonadiUa p o r la q u e y o d a r í a . . .
* U n a mujer q u e q u i z á s e n otra e x i s t e n c i a h a y a v i s t o , y d e l a q u e me
acuerdo...
sobre Racine, ha sido el inventor, en esta época nos indica siquiera que eso se diera en Racine,
en que hay tan poca, de una crítica muy propia de y de cualquier modo no hubiera tenido esa ín-
él, que constituye toda una creación, y en donde, dole nostálgica, el color de sueño de Sylvie. En
en los fragmentos más característicos y que per- la actualidad toda la escuela que a decir verdad
durarán porque son completamente personales, ha sido útil, frente a la logomaquia abstracta
le gusta sacar de una obra una cantidad de cosas imperante, ha impuesto al arte un nuevo juego
que m a n a n entonces de ella con profusión, como que aquélla cree recogido de la antigüedad, y se
si se tratara de juegos malabares. empieza por convenir que para no lastrar la fra-
Pero, en realidad, no hay nada de todo eso se no se le hará expresar nada en absoluto, que
en Phédre ni en Bajazet. Si por cualquier razón para hacer más nítido el perfil del libro se prohi-
aparece en un libro la palabra Turquía, en el birá la expresión de cualquier impresión difícil
caso de que, por otro lado, no se tenga de ella de expresar, todo pensamiento, etc., y para que
ninguna idea, ninguna impresión, ningún de- la lengua conserve su carácter tradicional, ha-
seo, no se puede decir que esté Turquía en ese brá que contentarse constantemente con frases
libro. ya existentes, hechas, sin tomarse ni siquiera la
Racine solar, rayos del sol, etc. En arte sólo molestia de volver a pensarías. N o hay gran mé-
importa lo que se ha expresado o sentido. Decir ríto en que el tono sea muy rápido, la sintaxis de
que Turquía no está ausente de una obra, es tan- buena ley, y un aire bastante desenvuelto. N o es
to como decir que la idea de Turquía, la sensa- difícil recorrer el camino a la carrera si antes de
ción de Turquía, etc. partir se comienza por desembarazarse de todos
los tesoros que estaba u n o encargado de llevar.
Sé muy bien que hay del amor hacia determi-
Sólo que la rapidez del viaje y la comodidad de
nados lugares otras formas de expresión distin-
la llegada son bastante indiferentes, puesto que
tas al amor literarío, formas menos conscientes,
nada se trae cuando se llega.
pero quizá tan profundas. Sé que hay hombres
que no son artistas, jefes de oficina, pequeños o Es un error creer que un arte semejante ha po-
grandes burgueses, médicos que, en lugar de po- dido considerarse heredero del pasado. De cual-
seer un lindo apartamento en París o un coche, quier forma no debe, y menos que a nadie, invo-
o ir al teatro, invierten u n a parte de sus ingre- car a Gérard de Nerval. Lo que se lo ha hecho
sos en gozar de u n a casita en Bretaña, en donde creer es que les gusta limitarse en sus artículos,
se pasean por la noche, inconscientes del placer sus poemas o sus novelas a descríbir una belle-
artístico que experimentan, y que como máxi- za francesa "moderada, con claras arquitectu-
mo lo expresan diciendo de cuando en cuando: ras, bajo un cielo plácido, con collados e iglesias
"Hace buen tiempo, qué buen tiempo", o "qué como los de Dammartin y Ermenonville". N a d a
agradable es pasearse por la noche". Pero nada más lejos de Sylvie.
* ** n o se nos proporciona la turbación que nos
nuestra querida hablando del amor, sino dicien-
Si cuando Barres n o habla de los cantones de do esas pequeñas cosas que pueden evocarlo, el
Chantilly, de Compiégne y de Ermenonville, pliegue del vestido, su nombre. Así pues, todo
cuando nos habla de atracar en las islas del Va- eso n o significa nada, son las palabras Chááüs,'» -

lois, o de ir a los bosques de Cháális o de Pon- Pontarmé, islas de l'Ile-de-France, las que exíil
tarné, experimentamos esa turbación dehciosa, tan hasta la embriaguez el pensamiento de q u B ^ ••'
se debe a que estos nombres los h e m o s leído en en una hermosa mañana de invierno p o d e m oSs
Sylvie, que n o están forjados con recuerdos de marchar a ver esos países de ensueño por los quee
tiempo real, sino c o n esa placentera frescura, se p a s e ó Gérard.
pero con u n fondo de inquietud, que sentía este Por eso t o d o s l o s e l o g i o s que se n o s pj u e ddaa
"loco delicioso" y que creaba para él, de esas hacer de los países nos dejan fríos. Y dése,
earía-
mañanas en esos bosques o, mejor aún, su re- m o s tanto haber escrito esas páginas de ivlvie.
Sylvie.
cuerdo "soñado a medias", u n hechizo lleno de Pero c o m o dice Baudelaire, n o se puede ser^
turbación. L'Ile de France, país de moderación, rico y gozar del cielo al m i s m o tiempo. N o si
se
de encanto mediano, etc. ¡Ay! qué lejos está de puede haber construido c o n la inteligencia y elé
eso, cuánto existe de inexplicable, más allá del gusto u n paisaje, ni siquiera c o m o Víctor H u go,
d
frescor, más allá de la mañana, más allá del buen ni siquiera c o m o Heredia, e n el vacío, y haber
tiempo, más allá de la evocación del pasado mis- impregnando u n país de ese ambiente de s u e ñ o
m o , ese algo que hacía saltar, erguirse y cantar que dejó G é r a i d en Valois, p o i q u e fae. de s.\i
a Gérard, pero no con alegría sana, y que nos s u e ñ o de donde l o extrajo. Se p u e d e pensar sin
transmite esa turbación infinita cuando pensa- turbación en el admirable Villequier de H u g o ,
m o s que esos países existen y que p o d e m o s ir a en la admirable Loire de Heredia. Se estreme-
pasear por el país de Sylvie. Por eso, ¿qué hace ce u n o cuando lee en una guía de ferrocarri-
Barres para sugerirlo? N o s dice esos nombres, les el nombre de Pontarmé. H a y en él algo de
nos habla de cosas que tienen aire tradicional indefinible, que se transmite, que por espíritu
y cuyo sentimiento, el hecho de complacerse calculador se querría tener sin experimentarlo,
e n ellos, es m u y del día, m u y p o c o prudente, pero que es u n e l e m e n t o original que entra en ^
m u y poco "encanto mediano", muy p o c o "lie la c o m p o s i c i ó n de esos g e n i o s y n o existe e n lla
a
de France", según Hallays y Boulanger, c o m o la c o m p o s i c i ó n de l o s demás y que es algo m á d
divina dulzura de los cirios vacilantes en pleno c o m o en el h e c h o de estar e n a m o r a d o existe
día en nuestros entierros, y las campanas en la algo m á s que la admiración estética y el gusto.
bruma de octubre. Y la prueba mejor reside e n E s o es lo que hay en ciertas iluminaciones del
que algunas páginas después puede leerse la mis- sueño, c o m o el que se produce ante un castillo
m a evocación, la hace para Vogüé, que se queda Luis XIII, y aunque se sea tan inteligente c o m o
en la Turena en los paisajes "hechos a nuestro Lemaitre, se yerra cuando se lo cita c o m o m o -
gusto", en la rubia Loire. ¡A cuántas lenguas se delo de la gracia mesurada. Es u n m o d e l o de
de
halla eso de Gérard! E n efecto, recordamos la obsesión enfermiza... Recordar ahora ío que
;su
embriaguez de esas primeras mañanas de invier- locura tenía de inofensivo, d e casi tradicional y
ily
no, el deseo del viaje, el encantamiento de las de antiguo l l a m á n d o l o u n "loco delicioso", es
o , es

I
lejanías soleadas. Pero nuestio placer está h e c h o por parte de Barres una muestra de g u s t o
to e n -
de turbación; la gracia mesurada del paisaje es la cantador.
materia, pero él va más allá. Este más allá es in-
¿Volvió a ver Gérard el Valois para c o m -
definible. En el caso de Gérard será u n día de lo-
poner Sylviel Claro que sí. La pasión se crea
cura. M i e n t a s tanto no tiene nada de mesurado,
su objeto real, el amante e n sueños de un país
de francés genuino. El talento de Gérard ha im-
quiere verlo. Sin ello, n o sería sincero, Gérard
pregnado esos nombres, esos lugares. Creo que
es ingenuo y viaja. Marcel Prévost se dice: que-
toda persona c o n ima sensibüidad aguda puede
d é m o n o s en casa, es u n sueño. Pero a fin d e
dejarse sugestionar por ese ensueño que n o s pro-
cuentas, n o es m á s que l o inexplicable, l o que
duce una especie de inquietud, "pues n o hay in-
se creyó que n o se seria capaz de incluir en u n
quietud más punzante que la del Infinito". Pero
libro, lo que permanece e n él. E s algo v a g o ^

18
H á t í n e : mingo de Gérard de Nerval

»
liUeTKADEMÉOCe
obsesivo c o m o el r e c u e r d o . Es u n a atmósfera. na en el c a m i n o , la visita a la casa de la a b u e l a
L a atmósfera a z u l a d a y p u r p ú r e a de Sylvie. E s a de Sylvie, eso sí es real... Pero recuerde usted:
c o s a inexplicable, c u a n d o la h e m o s sentido, aquella noche, todavía n o h a d o r m i d o m á s q u e
n o s h a c e p e n s a r q u e n u e s t r a o b r a valdrá t a n t o u n m o m e n t o al sereno, y s u m i d o en u n e x t r a ñ o
c o m o la de quienes lo h a n sentido, ya que en s u e ñ o en el que a ú n percibía las cosas, p o r q u e se
definitiva las p a l a b r a s son las m i s m a s . Sólo q u e levanta con el repiquetear del ángelus q u e n o h a
eso n o está en las palabras, n o está expresado, llegado a oír, en el oído.
está entre las palabras, c o m o la b r u m a de u n a Si se quiere, semejantes m a ñ a n a s son reales.
m a ñ a n a de ChantiUy. Pero existe en ellas esa exaltación según la cual la
m e n o r belleza nos embriaga y casi n o s da, a u n q u e
^. .-i: ^
la realidad n o p u e d e h a b i t u a l m e n t e hacerlo así,
u n placer de sueño. El color exacto de cada c o s a
Si u n escritor c o m p l e t a m e n t e opuesto a las cla- nos c o n m u e v e c o m o u n a a r m o n í a , se desea llorar
ras y fáciles acuarelas, h a intentado definirse al ver que las rosas son rosas o, si nos h a l l a m o s
laboriosamente a sí m i s m o , captar, perfilar os- en invierno, al ver en los troncos de los árboles
curos matices, leyes profundas, impresiones bellos colores verdes casi emitiendo destellos, y si
casi inaprensibles del alma h u m a n a , es G é r a r d u n p o c o de luz viene a incidir sobre esos colores,
de N e r v a l en Sylvie. Esta historia que llamáis c o m o por ejemplo a la puesta del sol c u a n d o la
la pintura ingenua, es el s u e ñ o de u n sueño, re- lila blanca hace cantar su blancura, se siente u n o
cordadlo. G é r a r d intenta recordar a u n a mujer i n u n d a d o de belleza. E n las m o r a d a s en d o n d e el
a la q u e a m ó al m i s m o tiempo que a otra, que aire vivo la naturaleza todavía nos excita, en las
preside así d e t e r m i n a d a s horas d e su vida y que m o r a d a s campesinas o en los castillos, esa exal-
todas las noches lo ocupa a d e t e r m i n a d a hora. tación es t a n intensa c o m o lo era en el paseo, y
Y evocando ese t i e m p o en u n m a r c o onírico le u n objeto antiguo que nos trae u n motivo de sue-
asalta el deseo de partir hacia ese país, sale de su ñ o a u m e n t a esa exaltación. A c u á n t o s pragmáti-
casa, se hace abrir la puerta, y coge u n coche. Y cos dueños de castülos h e debido a s o m b r a r c o n
t r a q u e t e a n d o hacia Loisy, se a c u e r d a y e m p i e z a la e m o c i ó n de m i gratitud o de m i a d m i r a c i ó n ,
a c o n t a r Llega luego aquella n o c h e de insomrüo, sólo al ascender p o r u n a escalera cubierta d e
y lo q u e ve entonces, separado, p o r así decirlo de u n a alfombra de colores diversos, o c o n t e m p l a n -
la r e a h d a d p o r aquella n o c h e d e insomrüo, p o r do d u r a n t e el a l m u e r z o el pálido sol de m a r z o
aquella vuelta a u n país q u e representa para él que hacía brillar los verdes colores transparentes
m á s bien u n p a s a d o que existe al m e n o s t a n t o con que aparecen cubiertos de p á t i n a los troncos
en su c o r a z ó n c o m o en el m a p a , está tan estre- del p a r q u e y venía a calentar su p á h d o rayo en
c h a m e n t e m e z c l a d o a los recuerdos que él con- la alfombra p r ó x i m a a la g r a n c h i m e n e a , mien-
túiúa evocando, q u e se ve u n o obligado en t o d o tras que el cochero llegaba a recibir órdenes p a r a
instante a volver las páginas q u e a n t e c e d e n p a r a el p a s e o q u e í b a m o s a emprender. Así son esas
ver d ó n d e se encuentra, si en el presente o en el m a ñ a n a s benditas, q u e b r a n t a d a s p o r u n insom-
recuerdo del p a s a d o . nio, el desquiciamiento nervioso de u n viaje, u n a
embriaguez física, u n a circunstancia excepcio-
L o s m i s m o s seres son c o m o u n a mujer de los
nal, labrada en la d u r a piedra de nuestros días, y
versos q u e h a b í a m o s citado, " q u e h e visto en
c o n s e r v a n d o m i l a g r o s a m e n t e los colores delicio-
otra existencia y a la q u e r e c u e r d o " . Esta Adria-
sos, exaltados, el e n c a n t o q u e los aisla e n nuestro
n a que él cree la comediante, lo q u e h a c e que se
recuerdo c o m o u n a gruta maravillosa, m á g i c a y
e n a m o r e de la comediante, y q u e n o era ella, esos
multicolor en su atmósfera singular
castillos, esos nobles personajes q u e le p a r e c e n
que viven preferentemente en el p a s a d o , esa fies- El color de Sylvie es u n color p ú r p u r a , d e u n a
ta que tiene lugar el día de San B a r t o l o m é y que rosa p ú r p u r a de terciopelo p ú r p u r a o violáceo,
n o está en absoluto seguro de q u e haya tenido p e r o en absoluto los t o n o s a c u a r e l a d o s d e la
lugar y n o haya sido u n sueño, "el hijo del guar- Francia m o d e r a d a de ellos. E s t a evocación del
da estaba e m b r i a g a d o " , etcétera, tengo r a z ó n al rojo vuelve a aparecer en t o d o m o m e n t o , tiros,
decir que en t o d o eso h a s t a los seres n o son m á s p a ñ u e l o s de seda rojos, etc. Y ese m i s m o n o m b r e
que las sombras de un sueño. L a mañana divi- p u r p ú r e o c o n sus dos i: Sylvie, la verdadera Hija
La calle de la Vieja Linterna, donde suponen se ahorcó Nerval

del Fuego. A mí, que podría enumerar esas leyes no aportamos precisamente lo que les da valor a
misteriosas del pensamiento que muchas veces nuestros ojos. Pero además, si anahzando nues-
ha deseado expresar y que hallo expresadas en tra impresión intentamos transmitir lo que tiene
Sylvie-creo que podría contar hasta cinco y seis- de subjetivo, provocamos la desaparíción de la
m e asiste el derecho de decir que cualquiera que imagen y el cuadro. D e suerte que por desespera-
sea la distancia que u n a ejecución perfecta (que ción ahmentamos nosotros mucho más nuestras
lo es todo) señale entre tma simple veleidad de ensoñaciones con lo que nombra nuestro sueño
carácter y tma obra maestra, o entre los escrítores sin exphcarlo, con las guías de ferrocarril, los re-
llamados jocosamente pensadores y Gérard, son latos de viajes, los nombres de los comerciantes
ellos quienes sin embargo pueden invocarle y no y de las calles de u n pueblo, los apimtes de Bazín
aquellos a quienes no les resulta difícil la perfec- en donde se clasifica cada especie de árbol, que
ción de la obra, puesto que en reahdad nada ha- con un Fierre Loti demasiado subjetivo. Pero
cen. Desde luego, el cuadro que presenta Gérard Gérard ha encontrado el medio de no hacer más
es deliciosamente sencillo. D e ahí el éxito único que pintar y prestar a su cuadro los colores de
de su genio. Esas sensaciones tan subjetivas, si su sueño. Probablemente exista todavía excesiva
no decimos más que el motivo que las provoca. inteHgencia en su relato...
GERARDO DE NERVAL*

( 1 8 0 8 - 1 8 5 5 )

EL DESDICHADO

J e suís le T é n é b r e u x , - l e V e u f , -l'Inconsolé,

L e P r í n c e d ' A q u i t a í n e á la T o u r abolle:

M a seule Étoile' est m o r t e , - e t m o n luth constellé

P o r t e le S o l e i l n o i r d e la Mélancolíe.

D a n s la n u í t d u T o m b e a u , T o i qui m ' a s consolé,

R e n d s - m o i le P a u s i l i p p e e t la m e r d'ltalie.

La f l e u r q u e plaísaít t a n t á m o n coeur desolé,

E t la t r e i l l e o ú le P a m p r e á la R o s e s'allie.

Suis-je A m o u r ou Phoebus Lusignan ou Biron?

M o n f r o n t e s t r o u g e e n c o r d u b a i s e r d e la R e i n e ;

J ' a i r e v é d a n s la G r o t t e o ú n a g e la S i r é n e . . .

E t j'ai d e u x fois v a i n q u e u r t r a v e r s é l'Achéron:

M o d u l a n t t o u r á t o u r la l y r e d e Orphée

L e s s o u p í r s d e la S a i n t e e t les cris d e la F é e .

' V o c a b l o s subrayados e n el original manuscrito

* G e r a r d o de Nerval, el desdichado, p r ó l o g o y r e c o p i l a c i ó n d e t r a d u c c i o n e s por José de la C o l i n a , A s o c i a c i ó n de Escritores de M é x i c o ,


M é x i c o , s/f, 2 0 pp.

32
íllLIOTiCADEMÍKICO
JUAN JOSÉ ARREÓLA

EL DESDICHADO

Yo soy el tenebroso, el viudo, el desconsolado

príncipe de Aquitania en su torre baldía.

Mi sola estrella ha muerto, mi laúd constelado

el negro sol ostenta de la melancolía.

En la fúnebre noche, tú que me has consolado

vuélveme el Posilipo y la mar que fue mía,

la flor más placentera al pecho desolado,

la viña en que el pámpano a la rosa se alia.

¿Lusiñán o Birón? ¿Amor o Febo me creo?

El beso de la reina e m p u r p u r a mi frente,

nadar a la sirena vi en la gruta soñada.

De A q u e r o n t e dos veces ya vencí la corriente,

modulando a intervalos en la lira de O r f e o

de la santa el suspiro con los gritos del hada.


EL DESDICHADO

o soy el tenebroso, el viudo, el desterrado


Príncipe de Aquitania de la torre caída:
Mi única estrella ha muerto -mi laúd constelado
Irradia el sol oscuro de la Melancolía.

En la fúnebre noche, tú que me has consolado


Devuélveme el Pausílipo y la mar italiana.
La flor de que gustó mí pecho desolado,
La reja en que la rosa y el pámpano se abrazan.

¿Quién soy? ¿Amor o Febo? ¿Lusiñán o BIrón?


Mi frente está signada del beso de la reina;
He soñado en la gruta en que nadan sirenas

Y pasé el Aqueronte, dos veces vencedor.


En la lira de Orfeo mí mano modulaba
El gemir de la santa con los gritos del hada.

ELSA CROSS

EL DESDICHADO
Yo soy el Tenebroso -el Viudo-, inconsolado,
Príncipe de Aquitania de la Torre abolida:
Mí sola Estrella ha muerto -mi laúd constelado
Lleva hoy el Sol negro de la Melancolía.

En la Tumba y su noche, Tú que me has consolado.


Vuélveme el Pausílipo y la mar que fue mía
La flor que tanto amaba mi pecho desolado.
La parra donde el Pámpano a la Rosa se alia.

¿Soy yo el A m o r o Febof... ¿Lusígnan o Biron?


Del beso de la Reina roja está aún mi frente;
He soñado en la Gruta la Sirena que nada.

Y venciendo dos veces traspasé el Aquerón:


En la lira de Orfeo pulsé alternadamente
Suspiros de la Santa y los gritos del Hadau

34
¡llllOTEUDEMDdCO
Dibujüi dtnbuidos a Ni.Tval

L DESDICHADO
> O soy el tenebroso -el viudo-, inconsolado,
Príncipe de Aquitania de ta torre abolida:
mi sola e s t r e l l a ha muerto - m i laúd constelado
sostiene el n e g r o sol de la Melancolía.

En ia noche del túmulo, tú que m e has consolado,


vuélveme el PosiHpo, vuélveme el mar de Italia,
la flor amada por mi corazón desolado,
y el emparrado en que la vid se une a la rosa.

¿Soy a m o r o soy Febo7.*. ¿Lusígnan o Byron^T


Sonrofa aún mi frente el beso d e la reina;
soñé en ia gruta donde nadaba la siren^i

Y vencedor dos veces yo crucé el Aquero>


pulsando uno tras otro en ía lira de Orf^<
las quefas de la santa y los gritos del h
MARIO
DE SÁ-CARNEIRO"^
(1890-1916)
TRADUCCIONES DEL PORTUGUÉS DE MARIO BOJÓRQUEZ

* Mario de Sá-Carneiro nació en Lisboa, Portugal el 19 de mayo de 1890 y se suicidó el 26 de abril de 1916 e n Paris, Francia. Junto a
Femando Pessoa codirigió la revista Orpheu dando cuerpo a la llamada generación del primer modernismo portugués. Su obra, breve
c o m o su vida, es una profunda búsqueda del yo interior, en ella se marúfiestan la tristeza de haber crecido sin su madre, quien muere
cuando el poeta contaba apenas dos años de edad y el autoescamio por considerarse a si mismo un hombre poco agraciado en las lides
amorosas. Meses antes de suicidarse conoce a una muchacha c o n la que vive un romance intenso que le provoca una tremenda angustia
por causas monetarias, esta angustia lo Uevará a tomar la fatal decisión. En uno de sus últimos poemas, el Rey-luna o la Esfinge gorda
c o m o a sí mismo se llamaba, da cuenta de lo que representaba para él el trato amoroso c o n la chica inconveniente: Femenina. E! día de
su muerte envió a Femando Pessoa una nota de despedida, ese m i s m o día Pessoa le enviaba una carta que ya n o recibió. Vestido de frac,
c o m o para una gran ocasión, murió en su cuarto de hotel e n París después de ingerir cinco frascos de estricnina.
MARIO BOJÓRQUEZ

36
IIILIOTEUOE MÉXICO
F e r n a n d o Pessoa

LOS DIOSES
AMAN AL GENIO"^
Atque inperpetuum, frater, ave arque vale!'
Catulo

M u e r e joven al que los dioses aman, es un pre- dia, cegaron, para que no sufriera; ciego, puede
cepto de la sabiduría antigua. Y por cierto la creer en el bien, en sí mismo y en dioses mejo-
imaginación, que prefigura nuevos mundos, y res, pues no ve, en su propia alma que cuida y
el arte, que en obras los finge, son las señales en las cosas inciertas que lo cercan, la operación
notorias de ese amor divino. N o conceden los irremediable del capricho de los dioses, el juego
dioses esos dones para que seamos felices, sino superior del destino. Los dioses son amigos del
para que seamos sus iguales. Quien ama, ama héroe, se compadecen del santo; sólo al genio,
sólo a su igual, porque lo hace igual con amar- sin embargo, es a quien verdaderamente aman.
lo. Como, sin embargo, el hombre no puede ser Pero el amor de los dioses, como por destino no
igual a los dioses, pues el destmo los separó, no es humano, se revela en aquello en que humana-
intenta el hombre ni se altera dios por el amor mente no se revelaría el amor. Si sólo al genio,
divino; sólo se estanca dios fingido, enfermo de amándolo, lo vuelven su igual, sólo al genio dan,
su ficción. sin que quieran, la maldición fatal del abrazo
de fuego con que lo ahogan. Si a quien dieron
N o mueren jóvenes todos a los que dios ama, de la belleza sólo su atributo, lo castigan con la
sino entendiendo por muerte el acabamiento de conciencia de su mortalidad; si a quien dieron
lo que constituye la vida. Y como la vida, más de la ciencia sólo su atributo también, colocan
allá de sí misma, la constituye el instinto natural con su conocimiento todo lo que en ella hay de
con que se la vive, los dioses, a los que aman, eterna limitación; ¿qué angustias no harán pe-
matan jóvenes o en la vida o en el instinto natu- sar sobre aquellos, genios del pensamiento y del
ral con que la viven. Unos mueren; a los otros, arte, a quienes volviéndolos creadores, dieron
sacado el instinto con que vivían, les pesa la vida su esencia misma? Así en el genio cabrá, más
como la muerte, viven muerte, mueren la vida en allá del dolor de la muerte de la belleza ajena, y
ella misma. Y es en la juventud, cuando en ellos de la pena de conocer la universal ignorancia, el
se abre la flor fatal y única, que comienzan su sufiimiento propio, de sentirse par de los dioses
muerte vivida. siendo hombre, par de los hombres siendo dios,
exiliado al mismo tiempo en dos tierras.

En el héroe, en el santo y en el genio los dioses se


acuerdan de los hombres. El héroe es un hombre Genio en el arte, no tuvo Sá-Carneiro ni alegría
como todos, a quien tocó por suerte el auxilio ni fehcidad en esta vida. Sólo el arte que hizo o
divino; n o está en él la luz que refulge en su fren- que sintió, por instantes lo turbó de consolación.
te, sol de la gloria o plenilunio de la muerte, y le Son así aquellos a quienes los dioses llamaron
distingue el rostro de sus pares. El santo es un suyos. Ni el amor los quiere, ni la esperanza los
hombre bueno a quien los dioses, por misericor- busca, ni la gloría los acoge. O mueren jóvenes,
o a sí mismos se sobreviven, habitantes de la in-
* Redactado en 1916 y publicado en 1924, N o , 2 de la revista Athaia. comprensión o de ia indiferencia. Éste muríó jo-
' "Hermano, te saludo y despido para siempre", Valerio Catulo, Carmen
101. V. 10. ven, porque los dioses le tuvieron mucho amor.

37
BIEüOTEaDEMEKICO
Pero p a r a Sá-Carneiro, genio n o sólo del arte LA CARTA DE FERNANDO PESSOA
sino de la innovación e n él, se j u n t o a la indife-
rencia q u e circunda a los genios, el escarnio q u e Lisboa, 26 DE abril DE 1916.
persigue a los innovadores, a los profetas, c o m o
C a s a n d r a , de verdades q u e t o d o s tienen p o r M í q u e r i d o Sá-Carneiro
mentira. In qua scribebat, barbara térra fuitr Pero, Recibí, c o m o le dije e n m i postal d e ayer, sus
si la tierra fuera otra, n o c a m b i a r í a el destino. cartas del 1 7 y 18, así c o m o la carta p a r a Santa-
Hoy, m á s que nunca, se sufre la propia grande- Rita, que ayer entregué a su h e r m a n o , al encon-
za. L a plebe de todas las clases cubre, c o m o u n a t r á r m e l o e n la R ú a d o O u r o .
m a r e a m u e r t a , las r u m a s de lo que fue g r a n d e Q u i z á le haya e x t r a ñ a d o el t i e m p o q u e m e
y los cimientos desiertos de lo q u e podría ser- t o m é p a r a responderle. E s posible q u e h a s t a se
lo. El circo, m á s q u e e n R o m a que declinaba, es haya ofendido u n p o c o c o n m i g o . L e pido, p o r
hoy la vida de todos; sin e m b a r g o , extendió sus a m o r de D i o s , que n o lo h a g a . Voy a explicarle
m u r o s hasta los confines de la tierra. L a gloria todo, y la explicación es m u y comprensible.
de los gladiadores y de los m i m o s . D e c i d e su- H e tenido, efectivamente, m u c h o q u e h a c e r
p r e m o cualquier soldado bárbaro, que la g u a r d a H e tenido, es cierto, variadas p e q u e ñ a s cau-
i m p u e s t o emperador. N a d a n a c e de g r a n d e q u e sas e x i g i é n d o m e m u c h o s p e q u e ñ o s p e d a z o s de
n o n a z c a maldito, ni crece noble lo q u e n o se t i e m p o . P e r o n o es p o r esto q u e n o le h e escrito
define creciendo. Si así es, ¡así sea! L o s dioses lo c o m o y o m i s m o desearía h a b e r l o h e c h o .
quisieron así. E n p r i m e r lugar, tengo el espíritu h e c h o tri-
zas p o r u n a serie de aflicciones q u e m e a t a c a r o n
y e n p a r t e m e atacan, s i m u l t á n e a m e n t e . U s t e d
sabe bien cual es el efecto d e s o r i e n t a d o r de u n a
a c u m u l a c i ó n de p e q u e ñ o s disgustos. I m a g i n e
cual será el efecto de u n a a c u m u l a c i ó n de gran-
des aflicciones. Una g r a n aflicción sólo una, n o
llega, m u c h a s veces, desde luego, p a r a el efecto
de dispersarnos y proscribirnos, siete u o c h o re-
laciones m í n i m a s . Pero mire q u e la r e u n i ó n d e
disgustos g r a n d e s opera m u c h o m á s desastrosa-
m e n t e sobre nosotros.
D e s d e h a c e algunos meses a c á pesa sobre m í
la gravísima e n f e r m e d a d de m i m a d r e . Ella t u v o
eso q u e v u l g a r m e n t e se l l a m a " e m b o l i a " y que-
d ó c o n u n a parálisis de t o d o el l a d o i z q u i e r d o
del c u e r p o . Va m e j o r a n d o - s e g ú n las cartas q u e
r e c i b o - p e r o t a n l e n t a m e n t e , t a n inciertamente,
q u e yo n o p u e d o s a c a r m e del espíritu la presión
fría de la i n c e r t i d u m b r e al respecto de ella. Ya
esta angustia, h o y c o n s u b s t a n c i a d a conmigo,
m e aflige y m e h a c e d e s v a r i a r
La carta de despedida a Fernando Pessoa dice: Agregúesele el g r a n s u ñ i m i e n t o q u e usted
- s i n querer, es c l a r o - m e c a u s ó c o n su terrible
Un gran, grande adiós de su pobre crisis. N o sé si usted valora bien h a s t a q u é p u n -
to soy su amigo, e n q u é g r a d o le soy d e d i c a d o
Mario de Sá- Carneiro y afecto. El h e c h o es q u e su g r a n crisis fue u n a
g r a n crisis m í a , y y o la sentía, c o m o y a le dije n o
París 26 abril 1916 sólo p o r sus cartas, c o m o , y a desde antes, tele-
gráficamente, p o r la "proyección astral" ( c o m o
ellos dicen) de su sufrimiento.
' " ( • • ) ten e n c u e n t a que s e escribieron en tierra de bárbaros". O v i d i o
N a s ó n , Las Tristes, libro III, v. 1. Acreciente a estas d o s graves r a z o n e s p a r a
afligirme esta otra - q u e , aparte de todo, estoy traduciría en cinco días. ¡Y aún no tengo apenas
atravesando ahora por una de mis graves crisis traducidas sino treinta páginas! Van siempre tar-
mentales. E imagine usted que, además de todo, de mis cartas para la familia. Para usted, usted
esa crisis mental es de varias especies al mismo sabe lo ha que ha sucedido. Es asi con todo, en
tiempo y por diversas razones. una voluntad absurda de perder el tiempo, de na-
Sobreponga, ahora, a todo esto u n a presión vegar por la costa de lo Inútil, y otrcis metafréises
de trabajo - n o de un género, sino de varias es- análogas ^ u e son pocas para lo que hoy vivo,
pecies. Esto sirve para justificar mi demora en escri-
Usted calcula bien lo que ha sido el resulta- birle. Pero el hecho de esperar ansiosamente noti-
do de todo esto... H e descartado todo, haciendo d a s suyas, para escribirle más calmadamente, ha,
sólo aquel trabajo que es absolutamente imposi- también, contribuido un poco para esta demora,
ble no hacer. Le pido, mi querido Sá-Cameiro, miles de discul-
H e atrasado mi trabajo de traducciones. Hace pas. Pero esto no pudo haber sido sino así.
m á s de u n mes que tengo para traducir u n libro
de cien páginas pequeñas que, normalmente, lo Fernando Pessoa

MARIO DE SÁ-CARNEIRO

FEMENINA
T r a d u c c i ó n del portugués M a r i o B o j ó r q u e z

Y o q u i s i e r a s e r m u j e r para p o d e r m e e x t e n d e r
A l l a d o d e mis a m i g o s , e n las banquitas d e los cafés.
Y o quisiera s e r mujer para p o d e r m e p o n e r
P o l v o d e a r r o z e n la c a r a , d e l a n t e d e t o d o s , e n los cafés.

Y o q u i s i e r a s e r m u j e r p a r a n o t e n e r q u e p e n s a r e n la v i d a
Y c o n o c e r m u c h o s viejos a quienes pedirles dinero.
Y o q u i s i e r a s e r m u j e r p a r a pasar el día e n t e r o
Hablando de modas y chismes muy entretenida.

Y o q u i s i e r a ser m u j e r p a r a t o c a r m e los s e n o s
Y aguzarlos al e s p e j o , a n t e s d e i r m e a a c o s t a r .
Y o q u i s i e r a s e r m u j e r p a r a q u e se m e v i e r a n b i e n e s t o s e n r e d o s
Q u e e n u n h o m b r e , f r a n c a m e n t e , n o s e p u e d e n disculpar.

Y o quisiera s e r m u j e r para t e n e r m u c h o s amantes


Y e n g a ñ a r l o s a t o d o s , i g u a l m e n t e al p r e d i l e c t o .
C ó m o m e gustaría e n g a ñ a r a m i a m a n t e r u b i o , el m á s e s b e l t o .
C o n un muchacho gordo y feo de m o d o s extravagantes.

Y o quisiera ser mujer para a quien m e mirara excitar


Y o q u i s i e r a s e r m u j e r p a r a p o d e r m e negar.

P a r í s , f e b r e r o de 1916.

3*
ltUOTEU DE MÉXC
IO
Jacques Vaché

J A C Q U E S VACHÉ {Francia, 1896- id.. 1919). Aunque casi no escribió más que cartas a los amigos, fue por su espíritu rebelde y
sus a a i t u d e s dandísticas y escandalosas (entre otras vestir durante la Primera Guerra Mundial un uniforme mitad francés y mitad
prusiano, usar un insolente monóculo sin cristal, irrumpir en un teatro amenazando al público con un revólver porque aplaudía a una
obra por él considerada "demasiado literana") que ejerció una notable influencia entre los surrealistas y sobre todo en el joven André
Bretón. Este incluyó cartas suyas en su Antología del humor negro y escribió: "En literatura m e entusiasmé sucesivamente con Rimbaud,
con Jarry, con Apollinaire, con N o u v e a u y Lautréamont, pero es a Jacques Vaché a quien más debo." Se suicidó a los 23 años c o n u n a
sobredosis de opio. Postumamente se publicaron sus insolentes y divertidas Cartas de guerra.
JOSÉ D E L A C O L I N A
LUIS CERNUDA"*^

JACQUES VACHE
(1896-1919)

El suprarrealismo, único movimiento literario de lanzado desesperadamente en pleno furor de or-


la época actual, por ser el único que sin detenerse gullo destructor
en lo externo penetró hasta el espíritu con una Esa situación espiritual, ese desorden en el
intehgencia y sensibilidad propias y diferentes, orden es lo que constituye en esencia la obra su-
fue, en parte, desencadenado por Jacques Vaché, prarrealista. Conviene quizá recordar esto ahora
sin olvidar, antecedente indispensable, a Lau- aquí, cuando algunos menores de treinta años
treamont, y olvidando, recordando vagamente a - a u n otra frase de m o d a - cometen su pequeño
Rimbaud. suprarrealismo, en realidad su eterno supraver-
Ahí están, pues, reunidos estos tres nombres balismo, porque una raza de escritores tan odio-
con su mágica juventud en total rebelión con- samente verbalistas -ese sentido vulgar de la len-
tra el mundo, contra la carne, contra el espíritu. gua, Vaché dice implícitamente y repetidamente
Nunca la palabra caído podrá aplicarse tan jus- que le falta- corrompe cualquier posible espiri-
tamente. N o se adivine, sin embargo, nada an- tualidad con su vulgar locuacidad sin contenido
gélico en ellos, porque ninguno estaba animado alguno posible. ¡Ah, Hamlet, principe mío!
de esa turbia literatura que hoy expresa tal pala- Hay siempre en estas trágicas existencias, tan
bra a consecuencia quizá del abuso hecho -entre dignas de amor, una circunstancia grande o pe-
otros, por el ligero Cocteau-. Al contrario, una queña que liberta aquel espíritu al acecho. Aquí
fuerza diabólica, corrosiva, tan admirable en su la circunstancia visible es quizá la guerra. Y, sin
trágica violencia, les animaba. Caídos, sí, mas embargo, al leer las Lettres de guerre, único testi-
no de cielo extranjero alguno, sino de su misma monio escrito que dejó Vaché, la guerra no parece
divina juventud. " N o es necesario que pienses en producirle gran efecto. N o quiere volver los ojos
el cielo; ya es bastante pensar en la tierra"- decía de si mismo. A pesar de ello, ¡cuan nostálgica
Lautreamofit. aquella mirada que lanza hacia la vida anterior
Ese niño que destroza el juguete preferido, se a 1914! Sí, él se dio entonces cuenta de la muta-
revuelve contra las personas que más quiere, sin- ción. ¿Qué dicen estas cartas? Sus amarguras y
tiendo en ello placer y dolor, u n placer morboso; sus sueños juntamente, el crédito, un tanto vo-
ese niño, repito, es el que años más tarde será luntario, que concede al wmor-como él escribía¬
un espíritu de esta especie inaudita a la cual per- , todo enu-ecortado de afirmaciones, para nadie,
tenece Vaché. Imposible sentirse unido a nada; como, por ejemplo. El Arte Es Una Tontería. Era
si u n a inclinación, u n amor le atan surge en él Vaché, si se quiere, escritor, o pintor, o soldado, o
rápidamente ese instinto fundamental con un descargador en u n muelle, o, mejor, u n hombre.
sarcasmo a veces, siempre con la imposibilidad Hubiese querido sin duda ser muchas cosas más,
de sostener su vida en algo. Y así, maldiciendo, y desde luego soñó innumerables ocupaciones.
llorando, burlándose, desfilan hacia la muerte Ocupación, no profesión, porque él, como Rim-
estos espíritus para quienes orgullo no fue una baud, tenía horror a la mano, mano en el arado o
palabra vana. mano en la pluma. Cierto, es imposible a u n es-
píritu, atención, así, conformarse con u n a sola
Temperamentos de tal cahdad quizá n o pue-
atmósfera, aunque ésta sea la atmósfera artística,
dan áaxse sino en Francia. Sí, esa Francia repu-
enrarecida, mezquina, desilusionante, mostran-
blicana, tan amante de la jerarquía, de la gra-
do cómo esto o aquello que un día, fecha melan-
dación oficial, de la clasificación burocrádca,
cólica, creíamos admirar, está, como casi todo,
es también la Francia de la rebelión, del " n o "
hecho de pequeños recursos. ¿Rimbaud? ¿Apo-
* Luis C e m u d a , Critica, ensayos y evocaciones, edición, prólogo y notas de llinaire? ¡Bah! Luego, qué falta de vida...
Luis Maristany, Editorial Seix Barral. S.A., Barcelona, España

41

SlEllOTECADEMálCO
LUIS CANUDA

CRITICX S^SAYOS
EVOGACIONES

ENSAYO
ÍEIXBARRAL

Imposible, sí, imposible detenerse aquí; es nece- vados por el cine, el cine aún n o descubierto en-
sario caminar más allá, siempre más allá, a solas, tonces. "Saldré de la guerra chocheando dulce-
hasta el fin con su destino. mente, o acaso a la manera de esos espléndidos
Por encima de toda esta vida vuela irremedia- idiotas de aldea (lo deseo)... o acaso..., acaso...,
blemente el hastío, el hastío con su pico, garras y ¡qué film representaré! C o n automóviles locos,
alas. Estupidez, luz blanca o negra, amor, ya te ya sabe, puentes que ceden y manos mayúsculas
avisaré cuando m e hagas falta, aunque hay pisto- trepando por la pantalla hacia algún documento.
las que terminan en una flor cantando c o m o las ¡Inútil e inapreciable!" N o puedo, n o quiero ci-
sirenas, las sirenas, ya sabéis. Tiene, sin embargo, tar más; imposible leer esta carta sin lágrimas; su
su vida, afortunadamente, aspectos, épocas en lectura puede cambiar u n espíritu.
sombra; su vida, que impulsada por tan dramáti- Todo ello era un sueño y en sueño quedó, en
co destino dice algo en favor de la felicidad para un sueño de muerte. U n día encontró la Policía
tontos, beneficiarios sin duda de este mundo, n o en el cuarto de un hotel de Nantes, dos cuerpos:
sé si también de otro cualquiera posible por ser uno muerto, otro moribundo. A l lado, sobre la
cosa totalmente desprovista para mí de interés. mesa, aún quedaba un p o c o de opio. A c a s o fue
Quedaba aún a Vaché, c o m o él dice, "esa que- inadvertencia, acaso fiíe designio; nada se sabe.
rida atmósfera de tango hacia las tres, madruga- Así murió Vaché, elegido de los dioses, c o n toda
da, c o n industrias maravillosas, delante de algún la hermosura fatal e irremediable de lo inconclu-
monstruoso cock-tait'; quedaban sus sueños avi so, de lo inacabado.
ANDRÉ BRETÓN*

JACQUES VACHÉ
(FRAGMENTOS) retiro. Pero me resisto a morir en tiempo de guerra."
Se matará poco después del armisticio. "En el mo-
Con Jacques Vaché ni un grito, ni siquiera un suspi- mento de terminar este estudio, escribe Marc-Adolphe
ro: los "deberes" del hombre, que toda la agitación del Guégan en La Ligne de coeur (enero 1927) recibo de
momento empujan hacia el "deberpatriótico" desafian una persona digna de confiama una declaración esca-
incluso la objeción, quesería, a sus ojos, una concesión lofriante. " Parece que Jacques Vaché dijo varias horas
excesiva. Para encontrar el deseo y la fuerza de opo- antes del drama: "Moriré cuando quiera morir... Pero
nerse, habría que manifestar una mínima participa- entonces moriré con alguien. Morir solo, es demasiado
ción. A la deserción centrifuga en tiempo de guerra, que aburrido... Y preferentemente con alguno de mis me-
nunca perderá para él un algo de descolorido,' Vaché jores amigos". Estas palabras, añade Guégan, hacen
opone otra forma de insumisión que podría llamar- menos verosímil lo reconozco, la hipótesis del acciden-
se la deserción al interior de uno mismo. Ya no es el te, sobre todo sise piensa que Jacques Vaché no murió
derrotismo a la Rimbaud de 1870-71, es una aaitud solo. Uno de sus amigos fue víctima del mismo vene-
de indiferencia total, hasta el punto de no servir para no aquella misma noche. Cuando se descubrió que ya
nada o más exactamente de deservir con aplicación. no existían, parecían dormir uno junto al otro, Pero
Actitud individualista por excelencia. Se nos presenta aceptar que esta doble muerte fue consecuencia de un
como el mismo producto, el producto más evoluciona- proyecto siniestro, es hacer horriblemente responsable
do en aquel momento, de la ambivalencia afectiva que a un difunto. Provocar la denuncia de esta "horrible
pretende que en tiempo de guerra, la muerte ajena se responsabilidad" fue, con toda seguridad, la suprema
considere mucho más libremente que en tiempo de paz ambición de Jacques Vaché
y que la vida del ser se haga mucho más interesante en
la misma medida que la del conjunto es mucho menos
protegida. Existe ahí un retomo al estado primitivo que
se traduce por término medio en la reacción "heroica "
(el superego calentado al rojo vivo consigue obtener del
ego su desistimiento, el consentimiento a la pérdida) y,
en los casos excepcionales, la exacerbación de las ten-
dencias egoístas, que dejan de poder transformarse en
tendencias sociales, por la imposibilidad de encontrar
elfermento erótico apropiado (el ello vuelve a dominar
como en el caso de Ubu o del buen soldado Schweik).
Un superego de pura simulación, verdadera joya del
género, que sólo es considerado por Vaché como ornato;
una extraordinaría lucidez confiere a sus relaciones con
el ello un aspeUo insólito, voluntariamente macabro,
de lo más inquietante. De estas relaciones brota ince-
santemente el humor negro, el Umor (sin h) de acuer-
do con la inspirada ortografía a que recurre, el Umor
que tomará en él un carácter iniciático y dogmático. Al
primer golpe, el ego está sometido a una dura prueba:
"He escapado, dice Vaché, por bastante poco... a este

* André Bretón, Antología M humor negm. Editorial Anagrama. Barcelo-


na, 1972, 408 pp.
' Referencia al "palotin" de Alfted Jarry.

u
lllUOTECAOEKBdCO
A n d r é Bretón
JACQUES VACHÉ

CARTAS
18.8.17. 14.1 1.18
Q u e r i d o amigo, Queridísimo amigo,
. . . A d e m á s . - Sin duda, E L A R T E no existe- Es ¡En qué languidez me encuentra su carta! - E s -
pues inútil cantarlo- sin embargo; se liace a r t e - toy vacío de ideas, y poco sonoro, más que nun-
porque es así y no de otra m a n e r a - Well- ¿qué se ca sin duda registrador inconsciente de muchas
puede hacer? cosas, en b l o q u e - ¿qué cristalización?... saldré de
Por tanto no amamos ni el A R T E ni los artistas la guerra suavemente chocho, es muy probable, a
(abajo ApoUinaire) ¡ Y C U Á N T A R A Z Ó N T I E N E T O - la manera de aquellos espléndidos tontos de pue-
G R A T H E N A S E S I N A R E L P O E T A ! D e todas mancras blo (y no me parece mal)... o bien.... o bien...
ya que es necesario destilar un poco de ácido o ¡qué film interpretaré! - C o n automóviles locos,
de viejo lirismo, que se haga con un vivo traque- ya sabe, puentes que caen, ¡y manos inmensas
t e a - pues las locomotoras van aprisa. que se arrastran por la pantalla hacia aquel docu-
También modernidad p u e s - constante, y re- mento!... ¡inútil e inapreciable!- ¡Con diálogos
matada cada n o c h e - Ignoramos M A L E A R M E , sin tan trágicos, en traje de gala, detrás de la palme-
odio, pero ha m u e r t o - Tampoco conocemos ra que escucha!- Y luego Charlie, naturalmente,
ApoUinaire- P U E S - sospechamos que hace el arte que rictüa, las pupilas tranquilas. ¡¡El Policeman
demasiado a sabiendas, que remienda chapuce- está olvidado en la maleta!!
ramente el romanticismo con el hilo telefónico, Teléfono, mangas de camisa, con gentes que
y que no sabe nada de dinamos. ¡Los A S T R O S to- se apresuran, con aquellos extraños movimientos
davía descolgados!- es molesto- ¡y a veces ni si- descompuestos -William R. G. Eddie, que tiene
quiera hablan seriamente!- U n hombre que cree dieciséis años, billones de negros-uniformados,
es curioso. P E R O P U E S T O Q U E A L G U N O S H A N N A C I - unas tan hermosas canas ceniza, y un monóculo
DO COMEDIANTES... de concha. Se casará.
Pues b i e n - veo dos formas de dejar correr Seré también trampero, o ladrón, o buscador,
e s o - Formar la sensación personal con ayuda de o cazador, o minero, o buscador de petróleo. Bar
u n a colisión llameante de palabras r a r a s - no a del Arizona (Whisky-Gín and mixed?) y hermo-
menudo, dichas- o bien dibujar ángulos, o cua- sos bosques explotables y ya sabe aquellos bellos
dros limpios de sentimientos- aquellos del m o - pantalones de montar con pistola ametralladora,
mento, naturalmente- Dejaremos a la Honesti- en estando bien afeitado, y tan bellas manos con
dad lógica- el trabajo de contradecirnos- como sohtario. Todo esto acabará en un incendio, se lo
todo el mundo. digo, en un salón, fortuna h e c h a . - Well.
... El umor no tendría que producir- pero ¿cómo ¿Cómo haré para soportar, pobre amigo, estos
hacerio? Concedo un poco de umor a L A F C A D I O , últimos meses de uniforme?- (me h a n dicho que
pues no lee y sólo reahza experiencias divertidas, la guerra había terminado)- Ya no puedo m á s . . .
como el Asesinato- y eso sin lirismo satánico- y luego E L L O S desconfían... E L L O S se imaginan
¡mi viejo y podrido Baudelaire!- Nuestro aire ten- a l g o - ¿Con tal de que no m e decapiten mientras
dría que ser un poco seco; maquinaria- rotativas me tienen en su poder?...
con aceites malolientes- gira, gira- gira- ¡Silba!
Reverdy- divertido el poeta, y aburre en prosas;
M a x Jacob, mi viejo farsante- M L I Ñ E C O S - M U Ñ E -
c o s - i M U Ñ E C O s ! - ¿¡quiere hermosos muñecos de

madera de colores!? D o s ojos-Uama-muerta y el


aro de cristal de un m o n ó c u l o - con una insacia-
ble máquina-de-escribir- Prefiero otra cosa...

45
iiiliOTíaDíMaico
A l señor Louis A r a g ó n Ya le h a b í a dicho q u e este p o b r e G. ApoUinaire
escribió, hacia el final, d e n t r o de la "Bayonnet-
Q u e r i d o amigo y Mistificador t e " — t o d a v í a u n n o sé q u é " c o l g a d o a la espa-
ñoleta de la v e n t a n a " m a s él era ya u n teniente
Recibí i n m e d i a t a m e n t e su carta d a t a d a el 9 de ju- t r e p a n a d o , y c i e r t a m e n t e c o n d e c o r a d o . — Well.
lio y sus p o e m a s . Estoy en prisión, naturalmente,
y p o c o apto sin e m b a r g o p a r a expresarme acerca E n él se reconocerá a n u e s t r o p r e c u r s o r — n o s o -
de los fragmentos visibles de su obra: ¿podría ex- tros n o nos o p o n d r e m o s .
cusarme?
H a y sobre t o d o m o s c a s plenas de sol y escudillas
M e contento c o n vivir beatíficamente a la m a n e - dudosas zumbantes—Necesitaré unos buenos
ra de los aparadores p a n o r á m i c o s 13 x 18=. E s trajes de jerga verde-aqua.y u n chaleco blanco de
u n m o d o c o m o cualquier otro de esperar el fin. c a n t i n e r o — y sus mujeres en el disolvente olor
M a n t e n g o las ñierzas y m e reservo para las cosas de la r o p a sucia perftimada...
fiíturas. ¡Cual bello desorden, vea usted, será este
porvenir y c o m o p o d r á m a t a r l o del m u n d o ! . . . Ya ¿Y usted, querido amigo?
lo experimenté t a m b i é n p a r a n o perder la cos-
tumbre, ¿no es así?—mas debo conservar mis J.T.H.
jubilaciones íntimas, p o r q u e los comisarios del
C a r d e n a l de Richelieu...

26 noviembre 18
POEMA
¡BLANCA ACETILENO! deja t o m a su cigarro mojado. ¡Su chaleco
escocés!
¡ T o d o s ustedes! — Mis bellos v»/hiskys El oficial ornado de cruz — la mujer
— Mi horrible mezcla fluida y amarilla blanda polvosa blanca bosteza, bosteza, y
— Frasco de farmacia — Mi chartreuse chupa una loción capilar — (así es por el
verde — Citrino — Rosa emocionada de amor).
Cártamo.
"sus criaturas danzan durante nueve h o -
¡Humeante! ras, m o n s i e u r " . — c o m o su dedo está gra-
sicnto (así es por el erotismo, vea usted)
Angostura — N u e z vomitiva y la incerti-
dumbre de los jarabes — Soy un mosai- Alcoholes que serpenteantes, azuleantes,
quista. somnoiientos, descendentes, rodantes,
apagantes.
. . . "Say.WaIter — you are a damn' fraud,
you are^'.Veo el abceso sangrante de su ¡Flameado!
almeja; su ojo ahogado me mira c o m o una
pieza anatómica; el cantinero puede ser ¡¡MI A P O P L E J Í A ! !
que también me mire, bolsas bajo los glo-
bos oculares, ladera la irisada, en mantel, N . B . Las leyes, de t o d o s modos, se o p o -
dentro del arcoiris. nen al homicidio voluntario.

OR TRADUCCIONES DE MARIO BOJÓRQUEZ

El hombre con cabeza de pescado m u e r t o


C o m o t o d o s l o s e s c r i t o r e s c o n e x p e r i e n c i a s y p a s i o n e s a t o r m e n t a d a s y e x c e p c i o n a l e s , i n a c e p t a b l e s para la n o r m a l i d a d rutinaria d e la

b u r g u e s í a , l a e x i s t e n c i a d e H a r t C r a n e c u l m i n a e n t r a g e d i a e i n g r e s a e n el á m b i t o d e la m i t o l o g í a , e n d o n d e a v i d a y o b r a s e a ñ a d e n

r u m o r e s q u e le e x a l t a n a c a t e g o r i a d e c u l t o , a v e c e s d e s p r o p o r c i o n a d a m e n t e . S i n e m b a r g o , y a p e s a r d e l a p s o s a m p l i o s d e m e s t a b i -

l i d a d e m o c i o n a l , l o g r a crear u n a s o b r e s a l i e n t e p o e s í a , e n g r a n p a r t e d e l a c u a l s e refleja el n a c i e n t e y v i g o r o s o d e s a r r o l l o i n d u s t r i a l

d e N o r t e a m é r i c a , a u n c u a n d o t a m b i é n p e r m i t e a p r e c i a r el a n u n c i o d e u n a crisis q u e e n c o n t r a r í a s u p e o r y m á s c o n t r a d i c t o r i a e t a p a

e n la g r a n d e p r e s i ó n d e 1 9 2 9 . E n s u p r i n c i p a l o b r a p o é t i c a , El Puente, p r e d o m i n a r á u n t o n o lírico y e l e g i a c o , e n el c u a l s e p e r c i b e la

i n f l u e n c i a é p i c a y p r o f é t i c a d e W a l t W h i r m a n , m á s q u e l a d e l E l i o t d e Tierra baldía, q u e a l g u n o s c r i t i c o s le a t r i b u y e n . E n t o d o c a s o

su e s t i l o , m u y p r o p i o , e s r e s u l t a d o d e u n a e x t e n s a f o r m a c i ó n literaria e n la q u e c o n f l u y e n f u t u r i s m o , s i m b o l i s m o e i m a g i n i s m o , a s i

c o m o p o e t a s q u e d e t e r m i n a r í a n e l c a r á c t e r d e l a p o e s í a m o d e r n a : R i m b a u d . B a u d e l a i r e , L a f o r g u e , L a u t r é a m o n t . N a c i d o e n el e s t a d o

d e O h i o e n 1 8 9 9 , l a m a y o r í a d e s u s b i ó g r a f o s c o i n c i d e e n q u e H a r t C r a n e s e s u i c i d ó a r r o j á n d o s e al g o l f o d e M é x i c o , d u r a n t e s u v i a j e

de regreso a N o r t e a m é r i c a e n 1 9 3 2 .

JOSÉ A N T O N I O M O N T E R O

W A L D O FRANK*

HART CRANE
(1899-1932)
L a t r a d u c c i ó n de t e x t o s s o b r e H a r t C r a n e y de é l mismo es de M a r t a D o n í s

H a y una tradición en nuestra tierra, tan vieja donde juzga mordazmente a Norteaménca por
como Roger Williams y los primeros colonizado- no vivir según el programa del profeta para u n a
res, adopta la expresión Nuevo Mundo con serie- república de hermanos. Hart Crane es el poeta
dad literal. Norteamérica, declara, será la Nue- de nuestro tiempo reciente que más consciente-
va Jerusalén, el reino del Cielo traído a la tierra mente ha heredado esta tradición y que la Deva
desde el interior de cada hombre, y expresado en adelante de la manera más espléndida.
las formas de nuestra sociedad. Los creadores Norteamérica tiene tradiciones üterarias m á s
estéticos más profundos de Norteamérica h a n populares. Están el escape y el retiro místicos, en
sido guerrilleros, hierofantes en realidad, de esta los que se abandona este mundo a la condena, y
tradición. Ello está implícito en la critica social están implícitos en Havrthorne, melodiosamen-
de Emerson (si bien su trascendentalismo se le te explícitos en T. S. Eliot. La tradición más fre-
opone). Inspiró el antitrascendentalismo y la cuente de todas, la de nuestros realistas y racio-
desobediencia civil de Thoreau. Está en los pe- nalistas, tiene u n a caÜdad hteraria que va desde
queños poemas herméticos de Emily Dickinson, la tosca materia de James Fenimore Cooper, el
igual que la flor está en el botón. Expüca la de- blando anodino de Washington Irving, al encaje
sesperación de la caza de Melville de la Ballena y filigrana de Henry James.
Blanca; es el motivo (lo cual se entiende menos) L a gran tradición, en realidad, con su exigencia
de la preocupación metafísica de Poe. Y desde de que los hombres, aquí en la tierra, dentro de la
luego, Walt W h i t m a n es su profeta mayor, n o estructura social norteamericana, encuentren la
sólo en sus poemas apocalípticos sino en la fie- revelación de Dios, está con fi-ecuencia presente
ra crítica social y cultural de Democratic Vistas, como im rio nutricio pero invisible que fluye bajo
tierra. El desafio de W h i t m a n no fue aceptado
* The complete Poems and selected Letters and Prose of Hart Crane, Brom We- por todos; aquellos de mente simple, los poetas
ber (edición e introducción), Liveright Pubiishing Corporation, N u e v a
York, 1966. de mente orientada a los hechos de su época y la

47
BB
I LO
I TECA DE MÜC
IO
nuestra se le resistieron. H a r t C r a n e c o m p a r t e el poeta, hijo único, vivió desde los diez años. A
destino de W h i t m a n . La mayoría de sus conciu- los trece ya c o m p o n í a versos. E n el invierno de
d a d a n o s prefiere pensar en el p u e n t e de Brooklyn 1916 ftre c o n su m a d r e , q u e se h a b í a s e p a r a d o
c o m o u n corredor h e c h o de acero que va de u n de su padre, a la Isla de Pinos, al sur de C u b a ,
distrito electoral a otro, m á s bien que c o m o u n d o n d e su abuelo H a r t tenía u n r a n c h o frutíco-
simbolo mítico de c ó m o el h o m b r e en sus obras la¡ y este viaje, q u e le dio su p r i m e r a experiencia
logrará que la revelación llegue a ser i n m a n e n t e del mar, fue cardinal en su crecimiento. A l a ñ o
y logrará comprenderla. Pero así c o m o el místico siguiente estaba en N u e v a York, en c o n t a c t o c o n
" C a n t o a m í m i s m o " , los p o e m a s de C r a n e tie- The Little Review de M a r g a r e t A n d e r s o n y J a n e
n e n la indestructibilidad de su proftinda visión de H e a p ; t o m a n d o lecciones particulares p a r a la
la naturaleza última del h o m b r e universidad; viviendo ya a p a s i o n a d a y desenfre-
nadamente.
H a r o l d H a r t C r a n e nació en Garrettsville, Ohio, E n esta época dos tendencias m u t u a m e n t e ex-
el 21 de julio de 1899. Sus padres, Clarence Ar- clusivas dividían la escena literaria n o r t e a m e r i c a -
t h u r C r a n e y G r a c e H a r t , provenían del linaje de n a . U n a estaba centrada en E z r a P o u n d , Alfred
los prímeros colonizadores que se trasladaron en K r e y m b o r d , los imaginistas, Poetry de í j a r r í e t
carretas cubiertas desde N u e v a Inglaterra hasta M o n r o e y The Little Review; la otra se a g r u p a b a
la reserva del Oeste. Pero sus abuelos de a m b o s en t o r n o a The Seven Arts. El joven C r a n e estaba
lados ya h a b í a n c a m b i a d o la vida agraria p o r la en c o n t a c t o vital c o n a m b a s . Leía a Marlov^^e, a
citadina; y Clarence C r a n e llegó a ser u n acau- D o n n e . a R i m b a u d y a Laforgue; p e r o t a m b i é n
d a l a d o fabricante de dulces en Cleveland. A h í el exploraba la vida n o r t e a m e r i c a n a en W h i t m a n ,

Hart Crane
Sherwood Anderson y Melville. Sus a a o s , cuan- zado Roebling como torre de observación para
do Estados Unidos entró en guerra, revelan la vigilar la construcción del puente.
complejidad de sus intereses. Dejó la universi- El puente se publicó a principios de 1930.
dad y por su propia elección regresó a Cleveland Crane después fue a México: su plan era escri-
a trabajar como obrero en una planta de muni- bir un poema sobre la historia de Moctezuma,
ciones y en un astillero. Amaba las máquinas, el una variación del tema positivo que El puente
olor penetrante de los trabajadores. Pero también expresaba.
amaba la música; quería escribir, meditar, leer El principio que Crane necesitaba y buscaba,
El conflicto de deseos lo llevó quizá a aceptar convertirse en amo de su sensación de inmediata
lo que parecía un cómodo arreglo: un trabajo en continuidad con un mundo cada vez más caótico
la fábrica de su padre, donde esperaba encontrar (Estados Unidos se abandonaba a la depresión de
algo de tiempo libre sin perder contacto con el los años treinta), le dio al poeta El puente, pero en
mundo industrial. la vida real no lo sostuvo. En su camino a México,
Crane padre, hombre de poder turbulento y se encontró de nuevo con el mar, símbolo regresi-
retorcido, se sintió ultrajado por la broma de la vo de los primeros grandes poemas. Y en México,
fortuna que le había dado un hijo poeta. Se afa- Crane se vio invadido sutilmente por un culto a
nó por "sacar ese disparate de la poesía" de la la muerte, antiguo como los aztecas, despiadado
cabeza de su muchacho. Cuando en 1920 Hart como el m a r También había en México la volun-
rompió tanto con Cleveland como con su padre, tad de liberarse de la muerte y de la belleza que
el exquisito equilibrio de sus nervios ya estaba florece en la muerte. Crane lo percibió, pero a la
permanentemente dañado. vez lo confundió el México revolucionario recién
Los poemas importantes de Edificios blancos, nacido y vacilante. La periodicidad de sus exce-
su primer übro, revelan al mar como el símbolo sos se hizo más frecuente; no se concentraba en
de la integración de Crane. Y el mar significa re- los momentos intermedios lúcidos en que podía
gresión, rendición hu- escribir. Hart Crane
mana. E n 1924, Cra- luchó con la muerte
ne vivía en Columbia en México. Quería
Heights, Brooklyn, escapar; pero mien-
jimto al puerto, al tras su barco se dirigía
puente y a los sonidos hacia lo que le parecía
del mar. Ahora le lle- el caos moderno de
gaba u n tema nuevo y Nueva York, estaba el
positivo: u n o que era mar. Y no pudo resis-
tanto cósmico como tirlo.
humano. Antes de fi- El 27 de abril de
naüzar el año de 1925, 1932, poco antes del
logró realizar el molde mediodía, Hart Crane
de su poema principal. caminó hacia la popa
Sólo hasta u n tiem- del Orizaba. El barco
po después se enteró estaba a unos 500 kiló-
de que la casa donde metros de La Habana,
la visión de El Puente dejando atrás Ids cau-
le llegó primero ha- das aguas que quince
bía sido propiedad de años antes había co-
Washington Roebling, nocido por primera
el ingeniero del puente vez y a las que había
de Brooklyn que había cantado como puerto
quedado paralítico, y de descanso, se quitó
que el mismo cuarto el abrigo silenciosa-
donde Crane vivía y mente y brincó.
escribía, lo había utiÜ- Ts. Eíiiot Junio de 1957
LA POESÍA
CONTEMPORÁNEA
Ya hace mucho tiempo que la poesía contempo­ La poesía tiene al mismo tiempo intimidad y
ránea ha pasado la cresta de su rebelión contra un alcance más ampho y más exacto de impli­
muchas de las así llamadas censuras clásicas. E n cación que la pintura o cualquiera de las demás
realidad, las desviaciones de los primeros intran­ artes. Por consiguiente, es la que por naturaleza
sigentes estaban a menudo más en una dirección revela más cambios inminentes en otros medios,
clásica respecto de ciertas tradiciones europeas tales c o m o la pintura o la música. Esta es una
antiguas y olvidadas, que muchas de las regu­ deducción lógica que los hechos n o siempre fa­
laciones victorianas que formaban el blanco de vorecen, c o m o e n el caso de algunos composi­
ataque inmediato. tores modernos tales c o m o Stravinsky, de cuya
Todavía florece la revolución, pero más bien inspiración el pleno significado parece estar m á s
c o m o una tradición contemporánea en la que los allá del alcance de la expresión hteraria actual.
obstáculos originales a la libertad se han visto, si La hteratura tiene una relación más tangible c o n
no siempre erradicados, por lo menos oscureci­ la pintura; y es m u y probable que el movimiento
dos por raudales de una experimentación poste­ simbohsta de la poesía francesa haya sido u n fac­
rior. Para el artista serio, la revolución c o m o pro­ tor considerable e n la instigación, primero, del
grama que todo lo absorbe no existe e n verdad impresionismo y, después, del cubismo. A m b a s
más. Persiste c o m o u n rápido Ímpetu e n ciertos artes han tenido tendencias paralelas y tm tanto
grupos o movimientos, pero con frecuencia en análogas hacia la manifestación abstracta y la re­
formas más constrictivas que liberadoras, e n vis­ presentación metafísica. Es probable que e n esta
ta de tma generosa elección del tema. preocupación reciente ambos medios respondie­
ran al énfasis cambiante del m u n d o occidental,
El interés, la preocupación del poeta debe
que se alejaba de la rehgión y se orientaba a la
ser, c o m o siempre, disciplinarse a sí m i s m o ha­
ciencia. El anáhsis y el descubrimiento, l o s dos
cia una integración formal de la experiencia; ya
intereses básicos de la ciencia, se convirtieron e n
que la poesía es u n arte arquitectónico -funda­
objetivos conscientes tanto del pintor c o m o del
do n o en la Evolución o e n la idea del progreso,
poeta. U n a gran cantidad de pintura contempo­
sino en la articulación de la conciencia humana
ránea es tan independiente de cucdquier motivo
contemporánea sub specie cetemitatis- que abarca
de representación c o m o una ecuación matemáti­
todos los reajustes que inciden en la ciencia y
ca; en tanto que algunos de los poemas actuales
otros factores cambiantes relacionados c o n esa
más intensos y elocuentes se derivan completa­
conciencia. La clave del proceso de la actividad
mente del agudo anáhsis psicológico, m u y inde­
creadora que nos dio Coleridge en sus Leaures on
pendiente de cualquier motivación dramática.
Shakespeare pone al descubierto las responsabili­
dades de todo poeta, contemporáneo o antiguo, La fimción de la poesía en la Era de las M á ­
y es inmejorable. "Ninguna obra del verdadero quinas es idéntica a su función e n cualquier otra
genio", dice, "provoca la privación de su forma era; y su capacidad de presentar la síntesis más
apropiada, ni realmente existe el peligro de ello. completa de los valores humanos permanece
N o puede ser, así, anárquica, así c o m o tampoco esencialmente inmune a cualquiera de los así lla­
puede serlo el genio, pues esto es incluso l o que mados ataques inesperados de la ciencia. El estí­
constituye su genio: el poder de actuar creativamen­ mulo emocional de las máquinas se encuentra e n
te bajo leyes de su propia invención." u n plano psíquico totalmente diferente del de la
poesía. Su única amenaza estriba en su capacidad metafórica, extraíógica del poeta. Cuando Blake
para el entretenimiento fácil, tan sencillamente escribió que "una lágnma es una cosa intelecmal,
accesible como para detener el desarrollo de las Y un suspiro es la espada de un Ángel Rey", no
respuestas estéticas más insignificantes. Queda se puso en conflicto lógico alguno con los princi­
por ver la influencia última de las máquinas al pios del universo newtoniano. De igual manera,
respecto, pero su firme trinchera en nuestra vida la profecía poética en el caso del vidente no tiene
ya ha producido una serie de esdmulantes res­ nada que ver con la predicción fáctica o con el
ponsabilidades nuevas para el poeta. porvenir. Es un tipo peculiar de percepción, ca­
A menos que la poesía pueda absorber a la paz de aprehender un concepto absoluto y eter­
máquina, es decir, aclimatarla tan natural y des­ no de la imaginación con claridad y convicción
preocupadamente como a los árboles, el ganado, asombrosas.
los galeones, los castillos y todas las demás aso­ Que el poeta moderno puede asumir prove­
ciaciones h u m a n a s del pasado, la poesía habrá chosamente el papel de filósofo o de teólogo es
fracasado en su función contemporánea plena. cuestionable en el mejor de los casos. La ciencia,
Este proceso n o impüca programa alguno de sa­ Deidad no canonizada de los tiempos que co­
tisfacción de los gustos de aquellos obsesionados rren, parece haber desplazado automáticamen­
con la importancia de las máquinas; ni tampo­ te las jerarquías tanto de la Academia como de
co implica esencialmente siquiera la mención la Iglesia. Aquí es pertinente citar a los autores
específica de un solo artilugio mecánico. Exige, de la Comedia y del Paraíso perdido como poetas
sin embargo, junto con la capacitación tradicio­ cuyos versos sobreviven a los dogmas religiosos
nal del poeta, un extraordinario talento para la y a las filosofias de sus épocas respectivas, pero
rendición, por lo menos temporalmente, a las es falaz dar por sentado que cualquiera de estos
sensaciones de la vida urbana. Esto presupone, poetas podria haber escrito poemas religiosos
desde luego, que el poeta posee la suficiente es­ importantes sin los dogmas rehgiosos plenamen­
pontaneidad y vitalidad para hacer que esta ex­ te desarrollados y articulados que cada uno de
periencia sea positiva. Las máquinas tenderán a ellos heredó.
perder su encanto y aparecerán en su verdadero El futuro de la poesía norteamericana es u n a
orden subsidiario en la vida h u m a n a conforme especulación demasiado complicada para que
el uso y la alusión poética continua subyuguen nos acerquemos más a él en la brevedad de este
su novedad; ya que, al contrario de la opinión espacio. En él se encierran una multiplicidad de
generalizada, la maravilla que experimentamos consideraciones relacionadas con las influencias
al contemplar las picadas de nariz de u n avión comparativas de la ciencia, las máquinas y otros
ofrece menos u n a promesa creativa inmediata a factores que apenas he tocado; además de aque­
la poesía que el ademán famihar de un automovi­ llas tradiciones influyentes de la prosodia inglesa
lista en el modesto acto de cambiar velocidades. antigua que al menos constituyen puntos de par­
Lo que quiero decir es que la mera especulación tida para cualesquier ritmos y formas autóctonos
romántica sobre el poder y la belleza de las má­ que puedan emerger La expresión más típica y
quinas las mantiene en una mudanza continua; váhda de la psicosis norteamericana ha de encon­
no pueden actuar creativamente en nuestra vida trarse todavía, a mi parecer, en Whitman. Sus
hasta que, a diferencia de las respuestas nervio­ defectos como técnico y su entusiasmo torpe e
sas inconscientes de nuestro cuerpo, sus conno­ indiscriminado están un tanto al margen de lo
taciones emanen desde adentro, formando u n a que digo. El, mejor que ningún otro, fue capaz
terminología tan espontánea de la referencia de coordinar aquellas fuerzas en Norteamérica
poética como el m u n d o bucóhco de pastos, ara­ que son aparentemente las más intratables, fim-
dos y graneros. diéndolas en una visión universal que se cubre de
u n significado adicional a medida que el tiempo
El conocido punto de vista de que la ciencia
pasa. Fue u n revolucionario más allá del signifi­
es enemiga de la poesía n o es m á s sostenible que
cado estricto de la definición de genio de Cole-
la idea afin de que la teología ha sido prover-
ridge, pero su legado aún tiene que comprender­
bialmente hostil - y la Comedia de Dante prueba
se en todas sus implicaciones.
lo contrario; que la "verdad" perseguida por la
ciencia es radicalmente diferente de la "verdad" 1930

51
BISLIOTEÜDEHálCO
DOS
CARTAS
Carta a W a l d o Frank braba o compendiaba la "experiencia" (en el
sentido de Blake). A u n el destructivismo extáti-
[Isla de Pinos] co y explosivo de Rimbaud presupone esto; in-
20 de junio, 1926 cluso su altura solitaria lo exige para cualquier
valoración y apreciación. (La actitud romántica
Querido Waldo: ha de tener al m e n o s los datos esenciales de una
A l recordar ciertas afirmaciones que hice e n época de fe, sin que importe si se la aprueba o
mi carta de ayer m e siento m o v i d o a darte una reprueba.)
mejor explicación; no es que fuera insincero Todo esto n o es consecutivo y es indetermi-
(aunque pudiera parecer que la carta solicitara nado porque trato de escribir taquigráficamente
tu benevolencia o ahento), sino que m e siento sobre u n tema infinito - y además estoy indeci-
culpable de haber sido injusto contigo de alguna so respecto de cualquier convicción definitiva.
manera. Ciertamente no mereces tener que pa- N o es que crea que te "üumino" sobre algo - n i
gar esa tarifa... tampoco, si pensara que tan sólo expongo llagas
D e m o d o que m e disculpo por mi grosería, personales, seguiría y o siendo tan m o n ó t o n o .
teniendo en cuenta de antemano que entenderás Emocionalmente, m e gustaría escribir El puente;
que hay ocasiones en que es una tortura escribir- juzgados intelectualmente, el tema y el proyecto
le a alguien con sinceridad - t a l c o m o siempre enteros parecen cada vez más absurdos. El mie-
te escribo. Mis aseveraciones aparecerán así bajo do a la impotencia personal e n este asunto no m e
una luz m e n o s insensata después de que hayas perturbaría ni la mitad de lo que m e perturban
leído lo que las espoleó: la tesis de Spengler. Este las convicciones que surgen de otras fuentes...
hombre es ciertamente fahble en muchas formas Yo tenía lo que pensé que eran materiales autén-
pero buena parte de su evidencia es convincen- ticos que habrían sido una agonía placentera de
te: ¿y hay alguna evidencia buena que venga del lucha que desembocaría, o no, en la perfección
mundo en general de que el artista n o está total- - d i g n a por lo m e n o s de los esfuerzos más supre-
mente desocupado? Bueno, pues quizá ya no m e m o s que yo podría congregar
importen estas consideraciones dentro de dos Estos "materiales" fueron válidos para mí al
horas, pero actualmente y durante los últimos grado que supuse que eran (articulados o no) fac-
dos meses m e he visto enfrentado a una nueva tores al m e n o s orgánicos y activos e n la experien-
espirimahdad. cia y las percepciones de nuestra raza, nuestro
La validez de una obra de arte está ubicada tiempo y nuestras creencias comunes. La m i s m a
e n la realidad contemporánea a tal grado que idea de un puente, desde luego, es una forma
el artista debe prever honestamente la realiza- particularmente dependiente de tales conviccio-
ción de su visión en "acción" ( c o m o principio nes espirituales. Es u n acto de fe además de ser
activamente operativo de obras y de fe c o m u - una comunicación. Los símbolos de la reahdad
nitarias), y por esto n o quiero decir que su pro- necesarios para articular el tramo quizá n o exis-
cedimiento requiera directamente de evidencias tan, sin embargo, donde los esperabas. Por esto
de buena fe que le señalen personalmente, ni quiero decir que por muy grande que sea su im-
siquiera de cualesquier signos o portentos físi- portancia subjetiva para mí, estas formas, estos
cos. La oscuridad es parte de su quehacer. N o materiales, esta dinámica sencillamente n o exis-
obstante, siempre se ha dado por h e c h o que sus ten e n el mundo. Tal vez m e divierta, m e deleite
intuiciones eran benéficas y que su visión sem- y m e elogie a nú n ú s m o cuanto y o quiera... pero
sólo evado un reconocimiento y me hago pasar N o pienses por favor que el prefacio de O'Neill
por un D o n Quijote de una manera irunoralmen- provocó algo, ni que yo [esté] quemando manus-
te consciente. critos o planeando viajes al Oriente... Confieso
La forma de mi p o e m a surge de un pasado con desolación que quizá escriba estrofas maña-
que abruma tanto al presente con su valor y vi- na. Es lo peor de todo esto. La señora S me ha
sión que me siento perdido para explicar mi en- pedido que te diga que no la olvides.
gaño de que existen vínculos reales entre ese pa- N o creas que todo esto significa que me he
sado y u n destino ftimro merecedor de aquél. El resignado a la inactividad... U n puente ha de es-
"destino" se ha completado desde mucho antes; cribirse en algún tipo de estilo y forma; en el peor
quizá la última sección pequeña de mi poema es de los casos, será algo tan bueno como un texto
un eco sobrante de él - p e r o cuelga suspendido de propaganda. Tras lo cual por lo menos habré
en el éter c o m o u n Absalón de su cabellera. El hecho lo mejor posible para pagar mi deuda con
puente c o m o símbolo no tiene importancia hoy la amabilidad de Kahn. ^
más allá de u n a aproximación económica hacia ^ 1952
horas más cortas, almuerzos más rápidos, con-
ductismo y palillos mondadientes. Y en la me-
dida en que el puente es u n símbolo de la poesía
que m e interesa escribir, mi ilusión actual es que C a r t a j?, ^•ií^„Tate:
de aquí a un año estaré más contento trabajando
en una oficina que antes. Rimbaud fue el últi- Gaylórdsville,
\yl6rdsville, Conn. n''^ '¡fiyf'
m o gran poeta que nuestra civilización verá - é l 13 dejulioJ930^^yi^./l^^
disparó todos los cañonazos en los parapetos de
Valhalla, el sol se ha puesto teatralmente varias Querido Alien:
veces desde entonces, mientras que Laforgue, Tu última y querida carta y la admirable critica
Eliot y otros de esa especie gimoteaban melin- de El puentenhe Hound & Hom merecían una
drosamente. Todo mundo escribe poesía ahora, y respuesta más pronta, pero el tiempo ha trans-
por primera vez los "poetas" están por recibir currido sin que yo haya estado muy consciente
im reconocimiento oficial económico y social en de ello. U n a de las razones es que he intenta-
Estados Unidos. En realidad es una moda, pero do obtener un ejemplar de The Hound & Hom y
puede preverse u n fastidio absoluto. Si Nortea- leer m crítica con mayor detenimiento, antes de
mérica mereciera actualmente que se hablara de responder, del que le dediqué en las mesas del
ella tan sólo la mitad de lo que W h i t m a n dijo de Brentano's, cuando esmve en la ciudad hace
ella hace cincuenta años, habría algo que yo pu- unas dos semanas. A ú n no tengo u n ejemplar
diera decir: no es que W h i t m a n recibiera o ne- y en consecuencia puedo cometer errores al ha-
cesitara íilguna prueba tangible de sus indicios, certe ciertos comentarios. Pero como no quiero
sino que el tiempo h a demostrado que su fe se demorarme más, espero que perdones mis dis-
mantiene cada vez más solitaria y vana. crepancias.
Siempre queda el culto a "las palabras", las El hecho de que ubiques El puente al final de
elegancias y las elaboraciones, para exhibirlas una tradición de romanticismo puede Uegar a ser
con cierto grado de orguUo a un "círculo ínti- una profecía exacta, pero n o siento todavía que
mo" de iniciados en la literatura. Pero esto, para una aseveración así pueda tomarse como u n a
mí, rivaliza con otras muchas formas de consu- conclusión inevitable. Tal vez persista u n a gran
mación social que pueden, si u n o las logra, pro- cantidad de romanticismo -quiero decir, del tipo
porcionar reconocimientos igualmente beiúgnos que merece u n a consideración seria.
y seductores. Probablemente pienses que estoy Pero aun concediéndote exactitud, estaría hu-
completamente loco, hablando con igual histeria mildemente agradecido si El puente pudiera sen-
que [una] corista ebria. Bueno, quizás necesito cillamente cumplir las inferencias metafóricas
un poco de más escepticismo para ponerme otra de su tímlo... Admitirás que nuestra época (o,
vez a trabajar en El puente... Estoy, ciertamente, al menos, nuestra difícil situación) es de transi-
en un estado de ánimo totalmente indecoroso ción. Si El puente, aun cuando encame las mu-
-espero mostrarme pronto más resuelto. chas anomalías que encuentras en él, contiene

S3
IBUOTíaDEMHICO
con t o d o tanta poesía auténtica aquí y allá c o m o
incluso Winters lo admite, entonces quizá pue-
da cumplir por lo m e n o s la función de u n esla-
b ó n que conecte ciertas c a d e n a s del p a s a d o c o n
ciertas cadenas y tendencias del futuro. E n otras
palabras, u n d i a g r a m a o " p r o c e s o " en el senti-
do con que Genevieve Taggard se refiere a t o d a
mi obra al juzgar el logro de K u n i t z en la crítica
adjunta. Esto n o le da m á s interés q u e c o m o u n
p u n t o de referencia cronológico, p e r o "quien n o
se aventura n o pasa la m a r " . Y n o p u e d o evitar
pensar q u e mis errores p u e d e n p o n e r sobre aviso
a otros q u e quizá después se sientan tentados a
interesarse en u n t e m a similar.
P e r s o n a l m e n t e creo que Taggard es u n p o c o
d e m a s i a d o t e r m i n a n t e al hacer caso o m i s o de los
"predecesores" de Kunitz. S u p o n g o que todos
s o m o s inconscientemente evolucionistas, p e r o
ella pertenece al parecer a las filas m á s rabiosas.
M e gustaría m u c h o h a b e r leído m á s a K u n i t z an-
tes de ver la crítica de Taggard. Kunitz es eviden-
temente u n poeta excelente. Desearía h a b e r m e
J o h n Keats
acercado a él, n o c o m o alguien que se inclina
ante Confucio, ni c o m o alguien q u e c o m p r a u n W respondía, y especialmente en vista de q u e
curalotodo p a r a articulaciones débiles. Taggard, tú, c o m o tantos otros, n u n c a leyeron al parecer
lo m i s m o que Winters, ya n o va tras la poesía. su Democratic Vistas y otras de sus declaraciones
Igual que M u n s o n , está en busca de algo que q u e c o n d e n a b a n a c r e m e n t e el m a t e r i a h s m o , el
cure todo. La poesía c o m o poesía (y con esto n o industrialismo y d e m á s , declaraciones p o r las
quiero decir el verso m e r a m e n t e decorativo) ya q u e tú lo llamas portavoz culpable e histérico, n o
n o es m e r e c e d o r a de u n a segunda lectura. Por lo tiene m u c h o caso q u e yo te haga u n a lista de las
tanto, ¡al d e m o n i o con Kubla K h a n , fuera M a r - r a z o n e s limitadas y sin e m b a r g o persistentes q u e
lowe y que Keats se vaya a la porra! Creo q u e es tengo p a r a admirarlo, y m i lealtad a laS tenden-
u n a lástima. Así que m u c h a s cosas verdaderas cias positivas y universales implícitas e n la m a y o r
tienen u n a forma de salir mejor sin el esfuerzo parte de su mejor obra. T ú m e h a s o í d o b r a m a r
de resumir el universo en u n a grandiosa pildora. ante m u c h a s de sus líneas, así q u e n o p u e d e s p o -
A d m i t o que n o r e ú n o los requisitos. M i visión de n e r en d u d a q u e soy c a p a z d e d e t e a a r las peores,
la poesía es d e m a s i a d o personal p a r a " r e s p o n d e r estoy seguro.
a las expectativas". Y si alguna vez escríbo m á s
M e divierte ver c ó m o T a g g a r d recoge a l g u n a s
versos, será p r o b a b l e m e n t e tan personal c o m o el
de las críticas d e W i n t e r s c o n t r a m í (esperaba
m o d i s m o de White Buildings, sea que alguien se
esto y b u s c o a ú n m á s ) en el artículo de este úl-
preocupe de considerarlo o no.
timo e n el v o l u m e n de A n t i - H u m a n i s t , especial-
Esta n o t a personal es sin d u d a responsable m e n t e p o r q u e esa a p r o p i a c i ó n n o p a r e c e h a b e r
de lo que llamas sentimentalismo en m i actitud evitado el p r o p i o eclipse de W i n t e r s d e a c u e r d o
hacia W h i t m a n . ' Es cierto q u e m i referencia rap- c o n la valoración de Taggard de la nueva conste-
sódica a él en El puente excede cualquier evalua- lación. Tengo la sensación de q u e la señoríta Ta-
ción exacta del h o m b r e . M e di c u e n t a de eso a ggard n o sólo se está i n s t r u y e n d o a sí m i s m a e n
la mitad de la composición. Pero p u e s t o q u e tú público ( c o m o a l g u n a vez alguien dijo d e G e o r -
y yo m a n t e n e m o s ideas t a n divergentes respecto ge M o o r e ) , sino q u e t a m b i é n está e d u c a n d o a
del valor de los materiales y sucesos a los que sus s u b d i t o s . . . A l m e n o s p a r e c e h a b e r alcan-
z a d o a h o r a u n a a g u d e z a q u e es u n a confusión
' En caru a Crane fechada el 10 de junio de 1930. para todos.
POEMAS
TO BROOKLYN AL PUENTE DE BROOKLYN
BRIDGE DOS VERSIONES

H o w many dawns. chill from his rippling rest Cuántos amaneceres, frío tras su ondulado reposo,
The seaguU's wings shall dip and pivot him, Alas de gaviota lo humedecerán y girarán en torno suyo
Shedding while rinys of mmult, buildiny high Derramando blancos anillos de alboroto, elevándose
Over the chained bay waters Liberry- Sobre las aguas encadenadas de la bahía Libertad.

Then, with inviolate curve, forsake o u r e y e s Luego, con curva intacta, apartamos los ojos
A s apparitional as sails that cross Como si fuese una aparición, como las velas que pasan.
Some page of figures to be filed away; De una hoja de cálculo que hemos de archivar;
-TiU elevators drop us from our day... -Hasta que el elevador nos Ubera de nuestro día ...

1 think of cinemas, panoramic sleighls Pienso en los cines, esos artilugios panorámicos
With mulriuides bent toward some llashing scene Con multitudes entregadas a una escena centelleante
Nevcr disclosed, but hastened to again, Jamás revelada, pero a la que vuelven a apresurarse,
Foretold to other eyes on ihe same screen; Y que se anuncia a otros ojos en la misma pantalla.

And Thee, across the harbor, silver-paced Y tú, que cruzas el puerto entre ritmos de plata.
As though the sun took step of thee, yef íefl Como si te tocara el sol pero a la vez dejase
Some motion ever unspent in thy stride,- En tu andar un movimiento siempre inconcluso
ImpUcitly thy freedom staying thee! Tu hbertad misma te apuntala.

Out of some subway scuttle. cell or lolt Desde algún pasaje del metro, una celda o un desván
A bedlamite speeds to thy parapents, Corre apresurado un loco a tus parapetos.
Tilting Ihere momently, shrtll shirt ballooning, Se reclina un momento, la chillona canúsa hinchada,
A jets falls from the speechiess caravan. Y una broma baja desde la muda casa rodante.

D o w n Wall, from girder into street noon leaks, El mediodía se filtra desde las vigas de Wall hasta la calle
A rip-tooth of the sky's acerylene; Diente roto de acetileno celeste
Al] afternoon the cloud-novvn derricks turn... Giran las grúas la tarde entera, exaltadas por las nubes
Thy cables breathe the North Atlantic stiU. Tus cables respiran aún el Atlántico Norte.

A n d obscure as that heaven of the Jews, Y oscura como el cielo judío


Thy guarden,.. Accolade thou dost bestow Es tu recompensa... homenaje otorgado
O f anonymity time cannot raise; D e anorumia que el tiempo no revoca
Vibrant repneve and pardon thou dost show. Vibrante respiro y perdón que desphegas.

o harp and altar, of the fiíry fiísed, Oh, arpa y altar que la furia ha fundido,
( H o w could mere toü alígn thy choiring strings!) (¡Qué faena podría afinar el coro de tus cuerdas!)
Jbmñc threshaid ot the propfaet's pledge, Pavoroso umbral del voto hecho por el profeta,
Prayer of pariah. and the lover's cry,- D e la oración del paría y el bramido del amante.

ss
8MTECA0E UBICO
A g a i n t h e traftlc lights t h a t s k i m thy swift D e nuevo las luces del tráfico q u e leen tu lenguaje
U n f r a c t i o n e d i d i o m , IMMACLILATE sigh of stars, R á p i d o e incesante, suspiro i n m a c u l a d o de estrellas,
B e a d i n g thy p^irh - c o n d e n s e eterniry" E n s a r t a n tu c a m i n o , c o n d e n s a n la eternidad:
A n d we have s e e n night lifted in t h i n e a r m s . Y h e m o s visto la n o c h e a s c e n d i d a en tus brazos.

U n d e r thy s h a d o w b y t h e p i e r s I w a i t e d ; Bajo tu s o m b r a he e s p e r a d o en los muelles;


O n i y in d a r k n e s s is t h y s h a d o w clear. Sólo en la oscuridad es clara tu s o m b r a .
T h e C i t y ' s fiery pareéis all u n d o n e , L o s flameantes fardos de la c i u d a d se d e s h a c e n
A l r e a d y s n o w s u b m e r g e s a n iron year... Ya la nieve h u n d e u n a ñ o de h i e r r o . . .

o sleepless as t h e river u n d e r thee, Desvelado c o m o el rio q u e corre abajo,


V a u l t i n g t h e sea, t h e p r a i r i e s ' d r e a m i n g s o d , A b o v e d a n d o el mar, césped de u n a p r a d e r a q u e sueña,
U n t o US lowhest s o m e t i m e sweep, descend L i m p í a n o s algún día a los humildes, desciende,
A n d of t h e c u r v e s h i p l e n d a m y t h t o G o d Y c o n tu curvatura ofrenda u n m i t o a D i o s .

AL P U E N T E DE B R O O K L Y N *

E n cuántas alboradas, transidas del fresco de su rizado lecho


las alas de las gaviotas p i c a r á n el agua, q u e b r a r á n su vuelo
esparciendo blancos círculos de tumulto, edificando en alto
sobre las e n c a d e n a d a s aguas de la bahía: ¡Libertad!

E n inviolada curva, aléjanse ellas de nuestra vista,


irreales c o m o velas q u e c r u z a r a n
alguna carilla de guarismos t a n p r o n t o h e c h a c o m o a r c h i v a d a . . .
hasta q u e los ascensores nos precipitan de nuestra j o r n a d a .

Pienso en los cines, p a n o r á m i c o s e s c a m o t e o s


c o n multitudes e m b e b i d a s en a l g u n a fugaz escena
nunca del todo revelada, pero que con anticipación se proyectará de nuevo
p a r a otros ojos en la m i s m a pantalla.

Y T ú , t e n d i d o a lo a n c h o del p u e r t o c o n argentino trote


c o m o si el sol halara las plantas de tu suelo - d e j á n d o t e sin e m b a r g o
u n resto de m o v i m i e n t o q u e j a m á s ceja e n tu t r a n c o -
T u libertad implícitamente te sostiene.

D e algún escotillón en el metro, de celda o desván


u n chiflado se a b a l a n z a a tus parapetos;
balancéase allá a instantes, su silbante camisa ínflase de viento
ante el ludibrio de la m u d a caravana.

D e las traviesas, en Wall Street, el m e d i o día se cuela h a s t a la calle


tal la dentellada del acetileno celeste;
t o d a la tarde las e n n u b a d a s grúas volanderas giran...
T u s cables respiran todavía el N o r d Atlántico.

* T o m a d o d e Antología de escritores contemporáneos de los Estados Unidos (tomo ü), Editorial N a s c i m e n -


to, S a n t i a g o de Chile. 1944, 5 6 8 pp.
Y oscuro como el cielo aquel de los judios,
m galardón... De acoladas de anonimidad que tú otorgas
nada puede relevar el tiempo:
gala haces de vibrante aplazamiento y perdón.

(Oh, arpa y altar, forjado de furia


(cómo pudo la mera brega concertar tus corales cuerdas!)
terrífico umbral de la promesa del profeta,
oración del paria y quejido del a m a n t e -
Nuevamente los luceros del tráfico que rielan tu fluido
e infraccionable idioma -suspiro irunaculado de estrellas-
moteando tu via, resumen la eternidad:
nosotros hemos visto alzarse la noche en tus brazos.

Bajo tus sombras, junto a los muelles, esperé;


Sólo en la oscuridad tu sombra es clara.
Deshechas las parcelas en fuego de la ciudad,
Ya la nieve sumerge un año férreo...

¡Oh, insomne, como el rio bajo ti,


abovedando el mar - l i m o en sueño de las praderas-
bajas un día, te agachas hacia los más rastreros de nosotros
hasta que con tu encorvamiento prestas u n mito a Dios!
Traducción de Santiago.

^ ESCRITORES
^ CONTEnPOBANEOS
DE LOS

(D E E . uu.
r
A EMILY D I C K I N S O N ^
TRADUCCIONES DE MARIO BOJÓRQUEZ

Tú quien deseaste tanto - e n vano te preguntas-


A ú n alimentas tu hambre c o m o una tarea infinita,
Te atreves a dignificar tu faena, a bendecir tu búsqueda-
Es definitivamente mejor, ya obtenida esta calma.

Siendo de todos buscada, m e n o s por ti: ¡Emily, escucha!


Oh dulce Süenciadora de los muertos, inesperadamente la más clara
Cuando cantaste que poseías la Eternidad
Y la saquearon momentáneamente en cada pecho;

-Todavía ninguna flor marchitaba en tu mano.


La cosecha entendiste y la atrapaste en tu mirada
Faltaba algo más que sabiduría para conseguirla, para envolver al amor.
La reconciliación c o n una mente remota-

Dejas oro sin mancha y riquezas frígidas.


Algunas lágrimas amontonadas en una colina de lodo.

PANDERETA NEGRA j

L o s intereses de este hombre negro en el sótano


Marcan tardía sentencia sobre la puerta cerrada del mundo.
Mosquitos arrojados a la sombra de una botella, j
Y una cucaracha que expande una grieta en el suelo. ^fl

Esopo, puesto a reflexionar, encuentra r^^Kr


Su Paraíso con la tortuga y la Uebre; .^i^^Br^
Cola de zorro y oído de puerca sobre su tumba .^J^B^
Y mezclados encantamientos en el aire. ^á^^^^^
El negro, desamparado en su sótano,
Se extravía por algún reino oscuro, donde poder echarse
Entre su pandereta, golpeada en la pared,
Y, en África, u n esqueleto vivo con moscas.

S8
R E N E C R E V E L ( F r a n c i a , I900-/"rf, 1 9 3 5 ) . J u n t o a A n d r é B r e t ó n y o t r o s p a r t i c i p ó e n la c r e a c i ó n d e ! m o v i m i e n t o s u r r e a l i s t a e n 1 9 2 1 ,
d e l q u e fue e x c l u i d o e n 1 9 2 5 , é p o c a e n la q u e e s c r i b i ó Mi aierpo y yo. E n 1 9 2 6 s e le d i a g n ó s t i c o t u b e r c u l o s i s . E n 1 9 2 9 . s e r e i c o r p o r o
al m o v i m i e n t o s u r r e a l i s t a . E s a u t o r d e u n a varia obra e n t r e el e n s a y o y el p o e m a e n p r o s a : La muerte difial ( 1 9 2 6 ) , Babihnia (1927),
El espíritu contra la razón ( 1 9 2 8 ) , ¿Estáis locos? ( 1 9 2 9 ) y Los Pies en el Plato ( 1 9 3 3 ) . E n 1 9 3 3 s u c é l e b r e e n s a y o a p o l o g é t i c o . Dali o el
antioscurantismo ( 1 9 3 3 ) , E n e s t a é p o c a a b a n d o n ó la n o v e l a para escribir e n s a y o s d e t e m a p o l í t i c o . E n 1 9 3 5 s e integra e n la A s o c i a c i ó n
d e E s c r i t o r e s y A r t i s t a s R e v o l u c i o n a r i o s d i s t a n c i á n d o s e d e l g r u p o d e B r e t ó n , q u e n o a p o y a b a la d e p e n d e n c i a d e la m i s m a a s o c i a c i ó n
r e s p e c t o d e l a d i c t a d u r a s o v i é t i c a . H o m o s e x u a l r e c h a z a d o p o r a l g u n o s d e s u s c o r r e l i g i o n a r i o s , d e p r i m i d o p o r las a g r i a s y f e r o c e s
d i s c u s i o n e s entre c o m u n i s t a s y surrealistas, y s a b i e n d o q u e su e n f e r m e d a d se hallaba en fase terminal, se suicidó a l o s 35 a ñ o s
mediante inhalación de gas.

JOSÉ D E L A C O L I N A

Rene Crevel^'

(1900-1935)

ENTONCES
QUÉ MARAVILLOSO
MeOIODÍA...
(FRAGMENTO)

Entonces, qué maravilloso mediodía después de Deslizaos, anguilas, oh vosotras que venís de
la larga mañana inmóvil. Estás completamente las montañas donde erais serpientes para ir a lo
sola frente al espejo. Tus orejas son demasiado más profundo del m a r de los Sargazos y enlaza-
bellas para mostrarlas a un tiempo. Sacudes tu ros unas con otras. Hocicos violetas de cantores
cabellera y, con un brusco movimiento, la vuel- mudos chocan contra los cristales. El magnífico
cas por entero a la derecha. A la izquierda una incendio üumina el centro de un ónix monstruo-
concha de transparencia rosada yace sobre un so, mientras en el polvo de sus facetas exteriores
lecho de algas llameantes. Rápido, rápido, enca- pequeñísimos m o n o s de una nada total obligan
mínate al palacio donde n o hay más luz que la a los burlones a no reírse más y a reconocer en el
de la danza y el capricho de los peces detrás de semblante de las bestias sus angustias orgullosa-
los cristales. mente humanas. Pero los cinocéfalos y sus puña-
Globos de esperanza, estrellas de locura, zar- dos de deseos satisfechos no fueron hechos para
zas de odio, pompas de arcoiris, orquídeas de tu diversión, tú, la que paseas. ¿Y qué podían
amor, lianas de traición, gorgoteos de sed, fru- importarte tampoco sus hermanos gigantes que
tos de m a r y flores de olas, palomas diáfanas, n o conocen más juego que el de metamorfosear
pájaros en u n cielo de agua, qué aurora en el en delicadas flores las mondaduras de banana?
fondo de los mares h a n pintado esos acróba- E n medio del día, en la capital más grande
tas de nácar. E n sus mallas, soles desconocidos de Europa, sentiste crecer tu fuerza. La hierba
h a n dejado rayos tales que, al mirarlos, Cintia, es verde, el sol redondo, y m á s simples que los
te has vuelto resplandeciente para toda la vida. caminos de los campos son las rutas que atra-
viesan los jardines botánicos hacia los animales.
* Aniologia de la poesía surrealista de lengua Jraneesa, estudio preliminar, Tú marchas avergonzada de esta parte del mun-
selección, notas y traducciones de A l d o Pellegrini. Compañía General
Fabril Editora, Buenos Aires. 1961, 354 pp. do que debe pedir a las otras sus bestias salvajes.

59
lllllOTECADfMQICO
R e n e Crevel

las bestias que Europa quiere condenar al olvido no sería azul sino tabaco. Gracias al regalo del
de los inmensos gritos desgarradores de la selva. hombre sin rostro esa castaña se transformará
U n a jungla de hierro pintarrajado, con calefac- gradualmente en metal amarillo. Sea asi doble-
ción central, por más que ensaye imitaciones de mente elogiado aquel que operando sobre tu vir-
África, sólo logra un furtivo murmullo de exilio ginidad te hizo además el don de una valija de
en lugar de la ronca y Hbre canción. Incienso fé- sueños. Viajas con tu paraíso y en cada uno de
tido de las tortugas gigantes, ridicula cólera de tus días hay horas de oasis de inmovilidad.
los leones, afrenta de los tigres, desprecio de las Ahora, he aquí el m o m e n t o de detenerse. Has
panteras, coqueteria de las cobras demasiado andado por las calles de carne. Para la niña que
pulidas para ser honestas, sueño fingido de los llega a ser mujer tú has hablado. Pero se ha he-
cocodrilos, Cintia, jamás olvidarás las jaulas y el cho tarde, misteriosa. Eres la que pasa. Es nece-
acuario en medio del césped, pero c o m o ni ese sario decir adiós. Mañana vuelves a partir hacia
pez excepcionahnente chato, ni ese pulpo, m ese tus brumas de origen. En una ciudad, roja y gris,
leopardo deben determinar tu destino, tú aban- tendrás un cuarto sin color, de paredes de plata,
donas el z o o sin volver la cabeza. c o n ventanas abiertas directamente hacia las nu-
Esa misma tarde a las siete estarás en una ca- bes de las que eres hermana. Habrá que buscar
pital del otro lado de la Mancha y aceptarás toda en pleno cielo la sombra de tu rostro, el ademán
una familia a causa de un yerno extraordinaria- de tus dedos.
mente hermoso, cuyos ojos te parecen del color Separadas las piernas, una ciudad se duerme,
m i s m o del cielo, de un cielo de La Habana que desnuda sobre el mar fosforescente.
POEMA
No basta ia elocuencia
Mi corazón esta noche oscila
Y se desliza por el filo de un párpado
Lamparilla de miseria
Q u e no alcanza a iluminar mi noche.
Hombre negro pero no de ónix,
Hombre del color del despecho
Titubeando en las ciénegas de los odios mezquinos
Tú querrías
Tal como una alondra su espejo
Un sol donde morir con tu pena
Buscas pero demasiado inquieto
Para encontrar tu paradero
Nada brilla
Ni los ojos, ni el hierro, ni el imán anónimo
Q u e liberan de los mil clavos
Tus dolores
En los que el enjambre de las moscas de vuelo claudicante
De las moscas que sólo tienen un ala
Encienden mezquinas estrellas de sangre
Juglar
Juglar de palabras
Tus dichos se estrellan contra los muros
Tu angustia - o t r a nueva cinta fn'vola-
Corona
Un cerebro que ha jugado demasiado al juego de las
equivocaciones
Las cartas de la desesperación
Esta noche
Son iguales a las cartas de las felicidades de antaño
¡Qué podré decir, entonces!
Q u é te diré a ti
Hermano nacido de mis pies
Sobre un suelo en el que sólo vives para espiarme

Vereda que yo he seguido


Por su mentira de granito
Olvidé que allá lejos estaba el mar
Y he huido del agua espejo de estrellas
Para cantar a una mano
En otra mano.
Río verde
Infancia plácida
Piedad para el hombre que pasa

«I
DE MÉXICO
El hombre que muerde su labio
Con sus labios
Porque tiene miedo de olvidar el sabor de la boca.
Timonel moreno vestido de tela azul
Con piel color de cabello,
¡Hola! hermoso viajero,
Primero ibas hacia el mar
A h o r a marchas sobre las olas
Y yo que busco un agujero en el cielo, un ojo de buey
Yo soy el ahogado de las tierras.
Dime oh mi orgullo que no es
demasiado tarde para jugar al faro.
Y sobre el colchón de hierbas tiernas
Desplómate en triángulos de metal.

En vano mi corazón gritará su mal,


Con mi corazón haré tiras
Tiras que sabré teñir
O retorcer en forma de cifras
Más definitivas
Q u e los huevos en las cascaras
Y las momias en sus vestiduras de oro.
Y tú, cuerpo mío, maldice a los sentidos c o m o un lisiado
a sus muletas.

ANTOLOGÍA

^WOESI^
SÜRR™U^I#

62
BIILIOTECADErálCO
Rmé C r e v d por Man Ray

63

BIBUOTfCADEM^tCO
RENE CREVEL

TIENES EL REMORDIMIENTO...
T R A D U C C I Ó N DE JOSÉ DE LA C O L I N A

Tienes el remordimiento por haber matado a tu padre


y ni siquiera haber adquirido cien años de recuerdos.

Quedan las neurastenias, c o m o flores de miga de pan.

Si intentaras el cubilete.
Saltan los dados.
¿Hombre o mujer?
¿Perro o gato?
Pero habrá un perro que de alguna manera será gato.

Continúa la vieja canción de la despedida en la llegada


y luego ese sillón de madera.

U n solo pecho en lo alto de los cuerpos sin sexo.


Tu infancia fue de los curas de faldas de mujer.
N o supiste c ó m o hacer el amor
en la cripta del Sagrado Corazón.

U n pájaro en tu cerebro.
Ese pájaro sin voz,
ese pájaro que nunca volaba,
ese pájaro que nunca cantaba,
sólo apto para el escalofrío de la inutilidad.

A los pequeños barcos


los quería c o m o a sus hermanos.
Los barcos colibríes
que en posado enjambre
de nada le instruyeron.

Herrumbre, sangre de los huesos,


fijada por la muerte,
cansada del plomo de las amas de casa
tan frecuentemente madres.

Sientes frío pero no puedes ni morir ni llorar.

Triste y entre los embarcaderos malignos


que desdeñas c o m o cualquier hombre aquí abajo,
te vas,
río de las grises y desesperanzadas
ciudades de océano.
D e Détours, 1924

AOtMEICO
La Biblioteca d e México "José Vasconcelos"
se complace e n invitarle a la exhibición

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^

REVISTADEU
La radio de cara al futuro: el impacto de la
convergencia tecnológica

Bienal
Internacional
de Radio
México 2008

Primeros cursos disponibles:


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• PRODUCCIÓN Y TRÍNSMISÍAN DE PODCAITING, Jtsi A«TOI.«. CUJU» (Eiprf.).
• CONVERGENCIAS ENTRE

CONCURSO DE PROGRAMAS
RADIOFÓNICOS
lllInKñbttuprainiulU

Mnmv.bicnalderadio.gob.rnx
O
Yo quisiera ser mujer para no tener que pensar en la vida

Al lado de mis amigos, en las banquitas de los cafés,

Yo quisiera ser mujer para poderme poner

Polvo de arroz en la cara^ delante de todos, en los cafés

Gobierno
FEDERAL
Consejo Nacional
.parala
I Vivir Mejor kCultufa y las Artes
¡Biblioteca
IMéxico
|0<» S U S C R I P C I Ó N S E I S N Ú M E R O Í

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