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UNA LENGUA MULTIÉTNICA

Por
Fernando Savater
-
18 marzo, 2018

https://www.elasterisco.es/espanol-una-lengua-multietnica/?platform=hootsuite

No dudo de las buenas intenciones del gobierno al ampliar las


competencias del Alto Comisionado para la Marca España y añadir entre
ellas y muy destacadamente “la promoción del español”. Nadie puede
dudar de que compartir esa lengua con 570 millones de personas es una
ventaja cultural, económica y política muy importante, que a nuestro
país le conviene fomentar y reforzar tanto como sea posible.

Sin embargo la iniciativa institucional no deja de presentar aspectos


bastante discutibles
Sin embargo la iniciativa institucional no deja de presentar aspectos
bastante discutibles. Para empezar, la Marca España está especialmente
orientada hacia fuera de nuestras fronteras. Por tanto, va a promocionar
el español en otros países, lo que no deja de ser una excelente iniciativa,
dado el ya notable “tirón” mundial de nuestro idioma.

Ahora bien, ¿cómo se compagina este empeño con las aparentemente


insalvables dificultades que encuentra el español o castellano para
promocionarse dentro de nuestro país? Se da el caso insólito y singular
(ahora que lo pienso, tan original que también podíamos incorporarlo a
la Marca España) de que la lengua oficial de nuestro Estado,
constitucionalmente reconocida como la única cuyo conocimiento es
exigible para todos y su uso permitido en cualquier ocasión, encuentra
trabas más que notables para funcionar como vehículo educativo, de
relación institucional, rotulación pública, etc… en varias regiones
españolas. Sin ir más lejos, hace pocos días el Ministro de Educación
reconocía ante la prensa la situación de bloqueo legal en que se
encontraba para conseguir que el castellano fuese en Cataluña
efectivamente reconocido como lengua vehicular en la enseñanza, tal
como demandan numerosas familias y es derecho constitucional de
todos los ciudadanos. Me pregunto si el agobiado ministro deberá acudir
al Alto Comisionado para requerir que la Marca España le socorra en su
apurado trance…

Pero hay otro error de fondo en el -bienintencionado, ya digo-


planteamiento ministerial. Convertir el español en elemento patrocinado
por la Marca España ofende innecesaria y sin duda involuntariamente a
los demás países que tienen oficial y culturalmente esa misma lengua. El
español es asunto de la Marca España, pero también de la Marca México,
la Marca Colombia, la Marca Argentina, etc… No es fundamentalmente
un elemento de singularización sino de íntimo parentesco con otras
gentes y otras tierras. Las amables menciones a la Madre Patria que
oímos con frecuencia retórica en los países de Hispanoamérica son
gratos a nuestros oídos y también justos en cierta medida pero no
debemos creerlos a pies juntillas. Constituiría una arrogante usurpación,
como si el huésped al que recibimos con un acogedor “está usted en su
casa” se lo creyese al pie de la letra y empezase a vender como propios
nuestros muebles… No, el idioma español toma su nombre originario de
España pero hoy no es más propiedad distintiva nuestra que de
cualquiera de los veintitantos países en que se habla mayoritariamente.
Y donde es más respetado institucionalmente a veces que entre
nosotros, todo sea dicho. Ni siquiera de otros como USA, donde ya sirve
como instrumento de comunicación general en complementariedad y a
veces en competencia con el inglés. Ningún otro idioma nacido en
Europa (ni ciertamente tampoco en Asia) tiene semejante destino
manifiesto…

Porque no debemos equivocarnos: ni el español ni el inglés son lenguas


como las demás. Ya sé que lo políticamente correcto es decir que todas
las lenguas son iguales y ello es cierto en tanto que por todas se expresa
y demuestra el espíritu de lo humano, del animal simbólico. Pero en
otros aspectos se da una diferencia crucial, aunque no sea intrínseca
sino histórica. La mayoría de las seis mil y pico lenguas que existen son
señas de identidad antropológica del grupo humano que las practica.
Sirven para distinguir etnias, para marcar territorios. Pero ese no es el
caso del español y de unas pocas -poquísimas más- que no son lenguas
étnicas sino metaétnicas, de comunicación transnacional, universal. No
sirven como emblema de la tribu propia, sino como vía para abandonar
las tribus y salir al ancho mundo, a la intemperie humana. Puede que si
tal o cual lengua desaparece (porque los hablantes que estaban
sociológicamente destinados a utilizarla prefieren otra) suponga una
catástrofe para el pueblo caracterizado por ella, pero esa no es la
preocupación de lenguas como el español o el inglés, que no son
estandarte de un grupo sino instrumento multicultural. La duración
práctica del español, cambiante y polimorfo, está mucho más asegurada
que la de la propia España… De modo que no lo jibaricemos
convirtiéndolo en marca nacional, porque para eso es para lo único que
no sirve, como las águilas no nacieron para poner huevos en los
gallineros…

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