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Plataformas siliciclásticas
por Cristino J. Dabrio*
INTRODUCCIÓN
Las plataformas siliciclásticas, o mares someros con sedimentación siliciclástica, son gene-
ralmente muy extensos y comprenden gran parte del fondo marino entre la costa y la rotura
de pendiente que da paso al talud continental. En realidad, ni la profundidad ni la distancia
a la costa a que se sitúan estos límites tienen unos valores precisos. En efecto, el límite hacia
la costa es el nivel de base del oleaje de buen tiempo que, como se vio en el capítulo de costas,
depende de la energía de la costa y de la estación del año. Hacia el mar abierto, la rotura de
pendiente se sitúa por término medio a unos 200 m de profundidad, pero a una distancia
de la costa muy diferente de unos puntos a otros. Desde el punto de vista sedimentario, están
estrechamente relacionadas con los ambientes costeros a través del dominio infralitoral, que
es la zona donde el oleaje empieza a interactuar con el fondo, entre los niveles medios de base
del oleaje de buen tiempo y de tormentas.
Las plataformas se asocian tanto a márgenes continentales como a cuencas interiores; nor-
malmente son zonas con tendencia a la subsidencia donde se pueden acumular potentes su-
cesiones sedimentarias de facies someras, siempre que la subsidencia y el aporte guarden una
relación adecuada, como se verá más adelante.
Actualmente se reconocen dos tipos de mares someros: los marginales o pericontinentales,
plataformas continentales relativamente estrechas (unos 70 km por término medio) que rodean
los continentes, y los epeíricos o epicontinentales, que ocupan ciertas áreas inundadas de los
continentes y que, en la mayoría de los casos, son en realidad pasadizos o brazos de mar par-
cialmente confinados. Ejemplos de este tipo son el mar Báltico y el mar del Norte (figura 12.1).
Las plataformas pericontinentales corresponden a dos tipos de márgenes continentales (fi-
gura 12.2): los pasivos, que se asocian a rifting y subsidencia térmica y reciben el sedimento
del drenaje del bloque continental fracturado y separado, y los convergentes cuya subsidencia
se debe a la subducción, en los que el oleaje talla plataformas estrechas que, con aporte abun-
dante, pueden acoger un prisma sedimentario cuneiforme adyacente al bloque bajo el cual se
consume la placa y que actúa como área fuente de los sedimentos.
Las plataformas epicontinentales se generan en relación con movimientos de placas en la
corteza continental (cuencas de retroarco y otros tipos de cuencas cratónicas). Pueden incluir-
se en este tipo las cuencas de antepaís (foreland basins, figura 12.2) cuya subsidencia se debe
al apilamiento de unidades tectónicas, de las cuales procede la mayor parte del aporte sedi-
mentario.
Los mares epicontinentales, amplios y de pendiente suave, fueron muy abundantes en el
pasado porque el mar inundaba partes subsidentes de las grandes masas continentales. Actual-
mente, sin embargo, están mejor representadas las plataformas pericontinentales debido a que,
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
al
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peric
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ma
pendiente: 3-20 cm/km
± 300 km régimen
régimen marino somero marino somero
300 m cambio de pendiente
fulcro fulcro
subsidencia fulcro
subsidencia
PC: plataforma continental
AF: área fuente subsidencia
Figura 12.2. Contextos estructurales de las plataformas continentales y posición relativa del área fuente de los sedimentos. Modificado de
Swift y Thorne, 1991.
al romperse las masas de corteza continental y abrirse océanos entre ellas, quedaron a ambos
lados de la fractura tan sólo unas zonas subsidentes periféricas relativamente estrechas.
La sedimentación en los mares someros está condicionada por diversos factores que incluyen
los parámetros físicos, el clima, los aportes sedimentarios, los procesos físicos, químicos y bio-
lógicos y, por supuesto, los cambios eustáticos o cambios relativos del nivel del mar (figura 12.3).
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Plataformas siliciclásticas
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
por compactación y expulsión de fluidos. La magnitud y la frecuencia de los cambios son muy
variables y afectan profundamente la sedimentación. La eustasia controla la emersión o la inun-
dación de parte de la plataforma, exponiéndola a la erosión o resguardándola de ella, cambia la
distribución y extensión de los ambientes sedimentarios llevando sedimentos terrestres a zonas
anteriormente sumergidas y viceversa y, finalmente, regula el nivel de base de los ríos y, con
ello, su capacidad de transporte y su dinámica general como suministradores de sedimento.
Como los cambios eustáticos modifican la profundidad, es decir, el espesor de la capa de
agua sobre cualquier punto del fondo, también modifican el nivel de base del oleaje y las co-
rrientes y sus posibilidades de actuar sobre el fondo; normalmente, esto se traduce en cambios
litológicos.
Hace años se suponía que en la plataforma sólo se depositaban materiales por decantación,
de modo que el tamaño de grano medio disminuía gradualmente hacia mar abierto. Pero los
cambios eustáticos pleistocénicos han hecho emerger grandes extensiones del fondo y favore-
cido la acumulación de sedimentos en condiciones subaéreas y subacuáticas. No obstante,
estos materiales responden al régimen hidráulico actual y cerca de los deltas incluso se ha
vuelto al régimen regresivo a causa de la progradación deltaica. Es decir, los procesos y los
sedimentos actuales son extrapolables al pasado, ya que entonces hubo también fluctuaciones
del nivel del mar.
Los mares someros se caracterizan por una gran variedad y riqueza de organismos cuyo
estudio aporta datos paleoambientales muy valiosos. Normalmente el fondo está sometido a
una intensa bioturbación que, con frecuencia (pero no siempre) borra la estructura original
del sedimento.
La efectividad de los procesos sedimentarios que actúan en las plataformas (figura 12.3)
depende de sus intensidades relativas, la profundidad y la orientación de la costa con respecto
a las direcciones de propagación del oleaje y los temporales, la morfología del fondo y la can-
tidad y naturaleza del sedimento disponible. En líneas generales el fondo es retocado por el
oleaje durante las tempestades y sometido a erosión y transporte que producen las típicas ca-
pas de tormenta de base erosiva descritas en las zonas sublitorales, que consisten en acumula-
ciones de conchas de moluscos, gravas y cantos blandos que evolucionan hacia arriba a secuen-
cias de energía decreciente. Durante el buen tiempo el fondo suele permanecer en reposo y
sometido a bioturbación.
Cuando se analizan facies antiguas hay otros dos aspectos más a tener en cuenta: cada
plataforma ha seguido su propia historia geológica y buena parte del depósito original se ha
perdido por remoción y resedimentación.
Y, antes de seguir, una advertencia: por no recargar el texto, no se citan los trabajos de los
que se ha extraído el material usado para componer este capítulo, pero el lector avisado sabrá
reconocerlos en la lista bibliográfica. Se cita, por supuesto, la procedencia de las figuras, aun-
que la responsabilidad de los cambios introducidos en ellas no debe achacarse, jamás, a los
autores originales.
TIPOS DE PLATAFORMAS
Los depósitos de plataformas actuales muestran diversas facies sedimentarias que cambian
lateralmente hacia tierra y hacia el mar repectivamente a depósitos costeros y de talud de muy
distintos tipos. Esta variedad sedimentaria refleja la amplia gama de contextos geológicos en
que se sitúan las plataformas actuales y la compleja historia geológica reciente inducida por
los cambios eustáticos de nivel del mar.
Se han propuesto varias clasificaciones de plataformas teniendo en cuenta la morfología,
criterios geofísicos, y otros factores que se suponen determinantes para el espectro sedimenta-
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Plataformas siliciclásticas
rio. Shepard (1977), por ejemplo, diferencia seis tipos en función de la tectónica y el clima:
1) de áreas glaciadas, 2) con arrecifes de coral, 3) bordeadas por islas o bancos rocosos, 4) re-
lacionadas con la tectónica de placas (en márgenes activos), 5) con barras alargadas de arena
y 6) relacionadas con grandes deltas. Estos tipos ilustran la variabilidad ambiental y, por ello,
merecen una breve descripción.
Figura 12.6. Mapa esquemático del Georges Bank en el margen continental del noreste de los Estados Unidos mostrando la textura y la géne-
sis de los sedimentos del Pleistoceno. Modificado de Schlee, 1973 y de Bouma et al., 1982. Nótese que el norte no está hacia la parte su-
perior de la figura.
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
rena
lutita y a
ripples INVIERNO
Figura 12.7. Plataforma continental del sur de Oregón mostrando los dispositivos de sedimentación estacional y la distribución de sedimen-
tos frente al río Rogue, esencialmente heredados de una época con nivel del mar más bajo y que están en vías de adaptación a las nuevas
condiciones ambientales. Modificados de Kulm et al., 1975.
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R.
A B C 35°
Ne
us
e
6m Cape Lookout
2,23
R. Cape Fear
m
0
20
10
12 m 6 m
18 m 3m Cape 60
Fear 3,02 34°
0,09 40
6m
6m
78° 77° 76°
Figura 12.8. Formación de barras lineales de arena. A: por retroceso de la línea de costa que deja tras de sí crestas lineales de arena su-
mergidas; B: A partir de barras asociadas a canales mareales; C: Acumulaciones arenosas en puntos de confluencia de derivas litorales
(flechas con velocidad en nudos = millas naúticas/h). Modificados de: A y B, Swift et al., 1972; C, Langfelder et al., 1968.
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.9. Evolución del campo de barras mareales del mar de la China Oriental durante la subida eustática de la Última Deglaciación.
Las barras ocupan un valle encajado en la plataforma durante la última glaciación, que ha ido pasando de condiciones fluviales a estuarinas
y, finalmente, marinas someras en el curso de la transgresión. Modificado de Yang y Sun, 1988.
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Plataformas siliciclásticas
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
abanicos aluviales
y sistema aluvial con llanura
de inundación y canales
d delta de los Ríos
da Colorado y Brazos
li
tua
la ac
nW 0m
sta e
ial
ia
lac
línea de
300
luv
la g
le a
nte
t a
val
cres
0m
montículo discordancia de la base de la secuencia transgresiva
carbonatado
secuencia transgresiva holocena 50
Figura 12.12. Perfiles esquemáticos de la plataforma del sur de Tejas que ilustran las relaciones entre los sedimentos pleistocénicos regre-
sivos y los holocénicos transgresivos. Corte A: secuencia regresiva poco potente y canales fluviales hacia tierra; Corte B: potente secuencia
progradante del paleodelta del río Grande que se extendía hasta el borde de la plataforma durante la última glaciación (Würm=Wisconsin)
cubierta por los sedimentos transgresivos holocenos. Modificado de Bouma et al., 1982).
movimiento
muy intenso,
A B pero breve, C
hacia tierra
hacia tierra
velocidad orbital: mo
15 m
mo
tiempo
hacia el mar
Figura 12.13. La barrera de energía del litoral. A: variación de las órbitas de las olas con la profundidad; B: deformación de las órbitas por
rozamiento con el fondo; C: registro tiempo/velocidad del flujo en el fondo durante el paso de una ola, el gráfico simula la situación dinámi-
ca vista en planta, con la costa hacia arriba. Modificado de Swift y Thorne, 1991a.
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zona proximal
(alrededor de la zona distal
desembocadura) oleaje plataforma (lejos de la
intermareal desembocadura)
barra de de oleaje
desembocadura
deltaica
corrientes
transporte litoral corriente de resaca corriente de
de oleaje costera movida plataforma
por el viento corrientes
litorales
de oleaje
pluma flotante corrientes
de inercia de retorno
de tormenta
% en peso
% en peso
% en peso
mg g m f mf mg g m f mf mg g m f mf mg g m f mf
Figura 12.15. Dinámica del traspaso hacia la plataforma en la desembocadura de un río. Cerca de la desembocadura, en la zona proximal,
la mayor parte de la arena aportada se acumula en la barra de desembocadura deltaica de donde la va removiendo poco a poco la deriva
litoral. El chorro o pluma de desembocadura (pluma flotante de inercia) arrastra las fracciones finas (arena fina a lutita) hacia la plataforma
interna, donde decantan (Wright, 1977; Wright y Coleman, 1974). Lejos de la desembocadura (zona distal), las corrientes de resaca (retor-
no o reflujo) de tormenta que se forman en la zona de surf arrastran arena en suspensión y la ponen al alcance de las corrientes de plata-
forma, que la mueven oblicuamente hacia el shoreface inferior y el offshore. El tamaño de grano va disminuyendo progresivamente hacia las
zonas distales del sistema de dispersión del sedimento por selección progresiva, como muestran los histogramas granulométricos de la par-
te inferior de la figura. Modificado de Swift et al., 1985.
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
wash
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traíd an t s) eros
a ex garg ió
aren uo en la aren n de un
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efac vuel iva ar)
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er
sup
Figura 12.16. Traspaso de la barrera litoral por retrogradación erosiva del shoreface durante una transgresión. La
arena de la barrera se recicla una y otra vez por overwash, enterramiento y re-exposición en el shoreface. Las
corrientes de tormenta son paralelas a la costa y tienden a hundirse (downwelling) y erosionan el shoreface. Parte
de esa arena va a parar a la barrera y los inlets y parte va hacia la plataforma movida por los reflujos de tormen-
ta (que están sometidos al efecto de Coriolis y, en el bloque diagrama, se desvían hacia la derecha porque se les
supone en el Hemisferio Norte) y se incorpora a los mantos de arenas transgresivos. Modificado de Swift et al.,
1985 y Niedoroda et al., 1985.
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Plataformas siliciclásticas
Corrientes meteorológicas
Las causas meteorológicas producen oleaje y
arrastre de agua por el viento que, en gran medida,
son los controles mayores de los sistemas de circula-
ción en los ambientes someros donde la acción de las
mareas es poco acusada o nula.
Pueden diferenciarse cuatro tipos de movimientos
Figura 12.17. Secuencias de energía y tamaño de grano decrecientes cuya acción sobre el fondo depende de la profundi-
hacia el techo (FU) producidas por el oleaje en un fondo marino somero dad local y de la situación de ese punto con respecto
y separadas por superficies erosivas (e). Las letras significan: L, arenas
con laminación paralela de régimen de flujo alto; R, estratificación y, r, a la costa: 1) Corrientes producidas por el viento den-
laminación cruzada de oscilación; b, bioturbación (Ophiomorpha); c, res- tro del sistema general de circulación atmosférica.
tos carbonosos (escala en cm).
Actúan a distintas escalas de tiempo y espacio. Por
ejemplo, las brisas diurnas, que son
muy constantes, pueden generar
olas de período corto cuyos efectos
se hacen patentes a largo plazo; en
cambio, las borrascas y anticiclo-
nes, que duran varios días, produ-
cen vientos muy fuertes cuya direc-
ción va cambiando según se
desplaza la perturbación atmosféri-
ca. Finalmente, las células de altas
o bajas presiones pueden persistir
varios meses y producen condicio-
nes más estables que las anteriores.
2) Oscilación del oleaje, cuyo efec-
to sobre el fondo está condiciona-
do por la profundidad en ese pun-
Figura 12.18. Principales procesos físicos que influyen sobre los regímenes hidráulicos de la
to. 3) Corrientes de retorno o
plataforma. Modificado de Swift et al., 1971. reflujo de tempestades (storm surge
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
ebb), que vuelven hacia el mar cargadas de sedimento al cesar el viento y las bajas presiones
características de los temporales (figura 12.19). Las corrientes de retorno o reflujo acarrean el
sedimento erosionado en las zonas costeras hacia las zonas sublitorales y la plataforma, expe-
rimentando en el proceso el efecto de Coriolis. 4) Corrientes de resaca (rip currents) y parale-
las a la costa (longshore) inducidas por el oleaje en las zonas de rompientes y de arrastre.
Figura 12.19. Arriba: modelo conceptual que relaciona una tormenta grande (1) con la elevación del nivel del mar resultante (2). Cuando
el viento se calma, el agua acumulada en las zonas costeras tiende a recuperar su nivel normal y se produce una corriente de densidad que
se mueve hacia el mar (3). Durante el depósito (4), las olas afectan todavía el fondo por encima del nivel de base del oleaje de tormentas
pero por debajo del nivel de base en buen tiempo y, cuando se produce el depósito del sedimento transportado por la corriente de turbidez,
se forma estratificación cruzada en montículos (hummocky). Por debajo del nivel de base del oleaje en tormentas se deposita una turbidita
con las divisiones de Bouma. Modificado de Walker, 1979). Abajo: efecto de Coriolis sobre las corrientes de reflujo de tormenta y sobre las
corrientes y los flujos geostróficos inducidos por vientos de diversas direcciones, con el norte hacia arriba. Modificadas de Strahler, 1963 y
Swift y Thorne, 1991 y de Walker, 1984.
Corrientes de marea
Las mareas son deformaciones de las masas de agua que cubren la tierra en respuesta a la
atracción combinada de la Luna, el Sol y las estrellas. La magnitud de la deformación se llama
amplitud o rango de marea y depende del período de oscilación de la cuenca, que está condi-
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Plataformas siliciclásticas
cionado por sus dimensiones (tamaño y profundidad). Estas mareas, denominadas astronómi-
cas, se forman en los océanos y se propagan hacia sus bordes como unas olas u ondas de
marea que están sujetas a las fuerzas de Coriolis. En alta mar la oscilación mareal es inapre-
ciable a un observador pero cuando la onda de marea se aproxima a zonas someras resulta
influida por la morfología costera y la topografía del fondo, dando lugar a sistemas de corrien-
tes que giran en sentido opuesto al de las agujas del reloj alrededor de puntos nodales en los
que el nivel del mar permanece constante. Estos puntos se denominan puntos anfidrómicos
(figura 12.20).
Figura 12.20. Las ondas mareales del mar del Norte giran alrededor de puntos anfidrómicos (P) en los que la
amplitud de la marea es cero. Las líneas continuas unen los puntos en los que la marea se produce a la misma
hora lunar y las discontinuas los puntos de igual amplitud media. Las corrientes mareales medias medidas en
superficie y, presumiblemente el transporte de sedimento, presentan una distribución semejante. Modificado de
Houbolt, 1968 y Harvey, 1976.
Las corrientes de marea suelen tener un papel secundario en las plataformas abiertas, pero
son muy activas en zonas con restricciones topográficas. En estas condiciones, la corriente es
lo suficientemente intensa como para mover arena y acumularla en barras, de las que existen
excelentes ejemplos en el mar del Norte. El repetido movimiento de las corrientes de marea
afecta intensamente las barras del fondo de estos mares someros. Por una parte interviene el
arrastre por las corrientes de flujo y reflujo, que suelen seguir caminos diferentes. Por otra, la
asimetría de las corrientes que barren la cresta de las barras hace que su forma vaya cambian-
do, volviéndose cada vez más sinuosa, hasta llegar a romperlas; se modifican así su morfología
y su distribución (figura 12.21).
Para que la marea produzca una deformación apreciable del agua de una cuenca, su volu-
men debe ser relativamente grande; en caso contrario, la amplitud mareal es muy pequeña o
inapreciable. Tal es el caso del mar Mediterráneo o de los Grandes Lagos norteamericanos. En
estos mares se genera un tipo de marea diferente al anterior que se denomina marea meteoro-
lógica. El nombre hace referencia a que está producida por factores meteorológicos más o
menos locales, en especial los vientos diurnos y las tempestades, que son capaces de apilar agua
517
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
m
1 2 3 4
45
30
Barras de
Norfolk m
30
m
15
15
30
Corri ales
mare
entes
Cresta
de la barra
5 6
Barras de
Barras del Flandes
Támesis
45
45
Movimiento
B de la barra
Figura 12.21. A: Campos de barras mareales del mar del Norte meridional. Modificado de Houbolt, 1968). B: La acción opuesta de las
corrientes de flujo y reflujo que fluyen por caminos separados a ambos lados de una barra modifica su forma doblándola progresivamente
hasta romperla en tres trozos aproximadamente paralelos. Donde antes había una barra aparecen tres. Modificado de Caston, 1972.
contra la costa y producir una sobre-elevación del nivel del mar (wind setup). Este tipo de
marea suele tener una periodicidad diurna, o incluso mayor, según sean los patrones de vien-
tos locales. En cambio, las mareas astronómicas suelen ser semidiurnas. Las mareas meteoro-
lógicas juegan un gran papel en las costas en las que las mareas astronómicas son despreciables,
pues amplían la zona en que pueden actuar los procesos del foreshore: en muchos puntos del
Mediterráneo occidental la amplitud de la marea astronómica no supera los 8 cm (datos de
El Puerto de Mazarrón, Murcia) pero la meteorológica puede ampliarla a 20-25 cm durante
las horas centrales del día cuando sopla la brisa del mar en buen tiempo. La sobre-elevación
del nivel durante los temporales es uno de los factores que desencadenan la erosión de las
playas y la formación de corrientes de resaca de tormenta (storm surge ebb).
Corrientes oceánicas
Se deben a las diferencias de temperatura entre las masas de agua y de aire del ecuador y
los polos, que producen un flujo térmico del ecuador a los polos. Hay dos tipos principales:
corrientes someras forzadas por los vientos y corrientes profundas, inducidas por diferencias
de temperatura y de salinidad, que mueven masas de agua independientes unas de otras y que
están separadas entre si por termoclinas (superficies de cambio brusco de temperatura entre dos
masas adyacentes de agua).
Estas corrientes alcanzan velocidades muy variables; algunas transportan carga de fondo y
la apilan en megaripples y otras pueden, incluso, erosionar el sustrato. Estas corrientes pueden
afectar grandes extensiones, siempre que el movimiento del agua se propague hasta la profun-
518
Plataformas siliciclásticas
didad adecuada. En ciertas ocasiones, las masas de agua que se mueven están empobrecidas
en oxígeno y, en caso de que lleguen a cubrir una plataforma, darían lugar a episodios de
anoxia en el fondo. Este hecho reviste mucho interés desde el punto de vista económico, por-
que favorece la acumulación anormal de materia orgánica y la fijación de minerales o elemen-
tos químicos que tengan afinidad por ella.
Corrientes de densidad
Se deben a diferencias de temperatura, salinidad o concentración de sedimento en suspen-
sión y aparecen como capas de agua en movimiento a distintas profundidades (figura 12.7),
como ocurre en las desembocaduras de los ríos y en los estuarios.
DISTRIBUCIÓN DE FACIES
La sedimentación en la plataforma se caracteriza porque los procesos que actúan en ella
son eventos episódicos, es decir breves y frecuentes. La periodicidad de estos eventos es muy
variable: unos ocurren de vez en cuando (por ejemplo, las tormentas) y otros a diario a diario
(por ejemplo, las corrientes mareales).
En el evento hay varias fases que
quedan registradas en la capa de sedi-
mento resultante. Durante la fase de
energía del flujo («energía ambiental»)
velocidad de
la corriente
La selección progresiva
El fondo está sometido a sucesivos eventos de agitación, cada uno de los cuales puede ser
más intenso o más débil que el precedente. En el primer caso, la erosión y remoción del fon-
do puede borrar toda huella del evento débil anterior. En el segundo, la erosión no afecta toda
la capa de tormenta previa, sino sólo su parte superior, de modo que solo pasan a la suspensión
los granos más cercanos al fondo que, en virtud de la granoclasificación son, por término me-
519
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
dio, los más pequeños. Al cesar el nuevo evento vuelven a depositarse con tendencia a grano-
clasificación positiva, de modo que el sedimento del fondo se va seleccionando cada vez mejor.
En realidad el proceso es algo más complicado porque siempre hay alguna mezcla de sedimen-
to, pero el mecanismo básico es éste.
Poco a poco el sedimento se va desplazando hacia la plataforma externa a base de ponerse
en suspensión y depositarse una y otra vez pero, al alejarse de la costa y aumentar la profun-
didad, se va reduciendo la competencia de las corrientes y, por tanto, su capacidad de remover
sedimento, pues el esfuerzo que pueden aplicar sobre el fondo es cada vez menor. De este
modo, el sedimento se selecciona progresivamente a la vez que se dispersa (figura 12.23).
Figura 12.23. Modelo de la selección progresiva en la plataforma. A partir de un corte transversal con nueve
estaciones se ha construido una cadena de Markov con estados de transición (círculos), estados de entrampa-
miento (cuadrados) y posibles transiciones entre ellos. Cada estación se caracteriza por una granulometría, pero
el sedimento se hace más fino y mejor seleccionado a medida que las partículas más gruesas van quedando re-
tenidas en las estaciones precedentes, como pone de relieve la disminución de las desviaciones. Modificado de
Swift et al., 1972.
520
Plataformas siliciclásticas
superficie de
erosión marina
Figura 12.25. Regímenes sedimentarios de la plataforma. En el dominado por el aporte, el trasiego (by-pass) en la desembocadura del río
lleva el sedimento fino a toda la plataforma, mientras que la arena que traspasa la barrera litoral en las avenidas fluviales tiende a acumu-
larse en cuerpos de arena. En el dominado por la acomodación, la removilización en el shoreface deja una capa de material grueso (lag)
sobre la superficie erosiva producida por la retrogradación del shoreface y sufre más erosión frente a los salientes costeros. Modificado de
Swift y Thorne, 1991.
521
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.26. La bahía de Bristol en el mar de Bering meridional es un mar somero maduro desde el punto de vista textural como se refle-
ja en el tamaño de grano (A) y en la selección del sedimento (B), indicándose además el sistema de corrientes de plataforma. Modificado
de Sharma et al., 1972.
Flujo y estratificación
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Plataformas siliciclásticas
arena con
estratificación e
cruzada ad
ster enta
da
co rm
nte e to
ca
sifi
rri e d
co orno
cla
no
Figura 12.28. Esquema de los tipos de estratifica- re t
ra
ag
ción de tormentas en un shoreface progradante. Los
tit
cambios de tipos de estratificación desde la playa S
n HC
lu
al shoreface inferior reflejan la disminución de la rena co arena
a HCS: estratificación
velocidad de sedimentación y de la mezcla de se- granoclasificada
dimentos por procesos físicos. Modificado de Nie- cruzada hummocky
doroda et al., 1989.
la parte más alta del sustrato. En consecuencia, se depositan muchas capas con secuencias
completas (figura 12.28).
El espesor de los estratos y su potencial de preservación dependen de los procesos que
generan las capas y sus asociaciones o facies sedimentarias. El espesor de las capas está relacio-
nado con el período de retorno de las tormentas anuales mientras que el potencial de preserva-
ción depende del retrabajado que haya experimentado: al aumentar éste porque disminuya la
profundidad o la velocidad de sedimentación, aumenta también el espesor medio de las capas
(figura 12.29).
1.000
espesor mínimo (cm)
nte
pendie
100 as as
ad ad
fic ti fic
i a
at str
punto de intersección = espesor de la capa str ere
t ere int
as
in ies cap esas
0,6 ies fac s
10 fac ies s a s gru
intensidad de fenómeno
en el período de retorno
Figura 12.29. Relaciones entre los procesos generadores de capas y las facies sedimentarias. Modificado de Swift et al., 1991a.
523
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
BALANCE SEDIMENTARIO
sistema de ambiente de ambiente
ambiente distal ambiente muy distal
dispersión procedencia proximal
RELACIONES LATERALES
sistema de
erosión facies proximales
depósito facies distales facies muy distales
superficie erosiva
Figura 12.30. Balance sedimentario de los sistemas de dispersión y relaciones laterales (geométricas) de los
sistemas de depósito correspondientes. Modificado de Swift et al., 1991a.
Las zonas donde se produce erosión o depósito están condicionadas en gran parte por las
variaciones locales de profundidad y de anchura de la plataforma, que fuerzan al flujo a con-
traerse y expandirse (figura 12.31). El flujo es geostrófico y se mueve paralelamente a la costa
y, aunque el tamaño de grano disminuye progresivamente hacia la plataforma externa, en rea-
lidad la distribución de facies a gran escala debida a la selección progresiva está controlada por
los sistemas de dispersión y se dispone perpendicularmente a la costa.
sección planta
costa
de
ea
lín
saliente
costero 50 km
ión
ósito bajío ero eros
dep (alto fondo) sió margen de depós
n ito
la plataforma
expansión del flujo
expansión del flujo contracción del flujo
10 m
y deceleración: depósito
contracción del flujo y deceleración: depósito y aceleración: erosión
y aceleración: erosión
10 km
Figura 12.31. Control de la topografía sobre la sedimentación en la plataforma continental. Una disminución
de la profundidad o de la anchura de la plataforma produce aceleración del flujo y erosión; pasada la constric-
ción el flujo se expande y pierde velocidad, depositando el sedimento en suspensión. Modificado de Swift y
Thorne, 1991.
Las plataformas con sedimento fino están gobernadas por sistemas de dispersión por difusión
bajo la acción conjunta de las olas y de las corrientes que se les superponen y que son indu-
524
Plataformas siliciclásticas
cidas por el viento. Unas y otras mueven el sedimento paralelamente a la costa y, a la vez, lo
van llevando hacia la plataforma externa; es decir, el coeficiente de difusión es elevado. Como
al mismo tiempo actúa la selección progresiva, los límites de facies se disponen paralelos a la
costa.
Las plataformas con sedimento grueso están gobernadas por sistemas de dispersión por ad-
vección, es decir, por el movimiento lateral y vertical de masas de agua (corrientes), y los coe-
ficientes de difusión son relativamente bajos. Por eso los sistemas de facies se disponen en
bandas perpendiculares la plataforma.
La actividad orgánica
A todo lo anterior se suma la actividad de los organismos en el fondo, que modifica pro-
fundamente las características de la parte superior del sedimento (figura 12.32). La actividad
orgánica se lleva a cabo en varios niveles y corre a cargo de diversos taxones o tipos de orga-
nismos que, como resultado indirecto, bioturban el sedimento llegando incluso a destruir la
estructura original. A su vez, la litología y la granulometría del substrato y las condiciones
hidrodinámicas en el fondo ejercen un fuerte control sobre la biota: en substratos arenosos
sometidos a transporte activo, con abundante carga de fondo, la biota es pobre y no suele
haber epifauna bentónica; en cambio, en substratos de grano fino y de aguas más tranquilas
hay mayor densidad de población bentónica y los comedores de sedimento reemplazan pro-
gresivamente a los filtradores de partículas en suspensión. El estudio de las ichnofacies ofrece
claves para la interpretación ambiental, pues su potencial de preservación es elevado.
Figura 12.32. Modificaciones del fondo debidas a los organismos. Modificado de Webb et al., 1976 y estructuras de bioturbación en tres
niveles en los sedimentos finos del mar del Norte meridional. Modificado de Reineck et al., 1967.
525
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
variables
si aumenta la energía del medio (flujo)
exceso de sedimento aumenta la profundidad en la plataforma
Figura 12.33. La plataforma como superficie en equilibrio. Modificado de Swift y Thorne, 1991.
Litofacies
El principal proceso sedimentario (sobre todo en la plataforma interna) es la remoción del
fondo durante las tempestades, que forma una superficie erosiva, y el redepósito del material
526
Plataformas siliciclásticas
Figura 12.34. Diversos perfiles de la plataforma. El perfil en equilibrio isostático, implica una escala espacio-
temporal mayor que los demás. Modificada de Swift y Thorne, 1991.
formando una secuencia granodecreciente. Los sistemas de depósito están formados por la
superficie erosiva y las litofacies granodecrecientes. Ahora bien, la posición relativa de una
y otras varía según se trate de sistemas dominados por el aporte, en los que la superficie ero-
siva se sitúa encima, o por la acomodación, en los que la superficie erosiva se sitúa debajo
(figura 12.35).
Por otra parte, la zona proximal (más cercana del origen) del sistema de depósito se carac-
teriza por litofacies de arenas amalgamadas, que han sufrido múltiples erosiones y resedimen-
taciones (o sea, mucho retrabajado) y por ello se consideran secciones condensadas. En los
ambientes distales hay menor removilización y por ello dominan las litofacies de arenas y lu-
titas interestratificadas (facies heterolíticas) y las litofacies lutíticas laminadas o bioturbadas, es
decir son sucesiones expandidas (figura 12.36). Hay que tener presente, sin embargo, que,
cuando el aporte es muy escaso, la amalgamación o condensación se puede extender también
a las facies distales.
527
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
superficie erosiva
(diastema de origen)
facies proximales
facies distales
superficie erosiva
facies distales (diastema de origen)
Figura 12.35. Tipos de sistemas de depósito y contactos entre ellos. El círculo con punto es la corriente vista desde delante; el radio del
círculo es proporcional a la anchura de la corriente y no a su intensidad. Modificado de Swift et al., 1991a.
Figura 12.36. Principales litofacies depositadas en ambientes someros siliciclásticos. Modificado de Johnson, 1978 y Boersma, 1975.
528
Plataformas siliciclásticas
Sistema de
Sistema de shoreface playa duna
AMBIENTE DE
PROCEDENCIA
(EROSIÓN) AMBIENTE
PROXIMAL
AMBIENTE DISTAL AMBIENTE
PROXIMAL
sucesión expandida sucesión
condensada
límite de profundidad superficie
la arena de amalgamación erosiva en el
facies área fuente
amalgamadas por el oleaje
facies
interestratificadas
facies lutíticas
laminadas sustrato (secuencia
infrayacente)
Figura 12.37. Litofacies de sistemas de depósito regresivos. El círculo cruzado es la corriente vista desde atrás.
Explicación en el texto. Modificado de Swift et al., 1991a.
529
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.38. Manto de frenado en una plataforma regresiva; explicación en el texto. Modificado de Phillips,
1987.
Ejemplos de este tipo son las plataformas relacionadas con deltas que aportan grandes
cantidades de sedimento y provocan una acumulación anormal. En algunos casos, el límite
externo de la plataforma se abomba frente a los deltas, como la plataforma del Sur de Texas
(figuras 12.11 y 12.12). En otros, la enorme acumulación fuerza la progradación de la plata-
forma completa.
530
Plataformas siliciclásticas
dimento autóctono es de grano relativamente grueso y hay una gran densidad de granos, los
procesos de difusión son poco activos y se produce sobre todo un transporte paralelo a la cos-
ta por masas de agua (advección). El sedimento se dispone en bandas de granulometría y de
facies perpendiculares a la costa o, más propiamente, a la dirección del flujo.
Estas plataformas suelen presentar relieves relativamente abruptos debido en parte a la
erosión y también a que las granulometrías gruesas permiten mayores ángulos de reposo. Ade-
más, como la costa es irregular, se forman diversos sistemas de aceleración y frenado que fun-
cionan simultáneamente. Esta variedad dentro de plataforma se debe, simplemente, a la inte-
racción de las corrientes dominantes con las irregularidades topográficas.
Las facies transgresivas pueden describirse como mantos discontinuos de arenas gruesas
que se apoyan sobre la superficie erosiva que va tallando el oleaje en el shoreface superior a
medida que se va desplazando hacia tierra durante la transgresión, truncando de paso las islas
barrera y los inlets (bocanas) que encuentra en su camino (figura 12.39). La mayor parte del
depósito está constituida por sucesiones proximales de arenas de grano grueso amalgamadas
(condensadas), mientras que las litofacies de grano fino quedan restringidas al borde externo
de la plataforma, especialmente en las zonas donde se ensancha y disminuye la velocidad del
flujo.
Estos mantos de arenas gruesas quedan sumergidos formando bajíos frente a los cabos y
estuarios y pueden ser removilizados posteriormente por las corrientes de marea. En este caso,
al dispersarse el sedimento van apareciendo diversos tipos de estratificación y estructuras sedi-
mentarias primarias (figura 12.39).
Como ejemplos se pueden citar la plataforma que rodea las Islas Británicas y el mar del
Norte (figuras 12.21 y 12.39) y el margen Atlántico norteamericano, que incluye desde mo-
delos con barras de arena y dominio de las tormentas (figura 12.8) a la plataforma glaciada
del extremo noreste (figura 12.6).
Figura 12.39. Litofacies en una plataforma transgresiva. A: detalle de la plataforma interna; B: aspecto general para mostrar las relaciones
de las litofacies condensadas con el retrabajado. El círculo cruzado es la corriente vista desde atrás. Modificado de Swift et al., 1991a.
531
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.40. Cuña progradante infralitoral y resumen de la nomenclatura más utilizada para los ambientes marinos someros. Modificada de
Hernández Molina et al., 2000.
532
Plataformas siliciclásticas
na
deriva litoral
H2? H3 H4 + H5 playa de Carchu H6
–10 m
–30 m
–50 m
36°41'0''N
CPI
CPI a CPI b CPI c
a
ter
cos
cuña progradante te de
infralitoral (CPI) corrien regional
ura
de ri v a
llan
área no
cubierta
por la topset
sísmica
CPI a CPI b
CPI c
foreset
Figura 12.41. Modelo digital del terreno de las unidades de progradación de la llanura costera (H) y su prolongación en la cuña progradan-
te infralitoral (CPI). Abajo se presentan los modelos genéticos de la sedimentación de ambas unidades para un episodio y tras algún tiempo
de progradación, cuando las oscilaciones eustáticas menores han dado lugar a la acreción de varias unidades y complicado la correlación.
Modificado de Fernández Salas et al., 2009.
Las CPI son cuerpos estrechos (1-2 km) y alargados (10-100 km) paralela u oblícuamen-
te a la costa, de 20-30 m de espesor, que pueden aparecer conectados lateralmente con prodeltas
o bien aislados en la plataforma. Se forman por acumulación de sedimento transportado por
las corrientes de reflujo (retorno) de tormentas que van siguiendo el fondo de la plataforma y
533
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.42. Jerarquía de elementos arquitecturales en el cortejo de facies de nivel del mar alto del Holoceno
y correlaciones con las unidades H de Goy et al. (2003). Modificada de Lobo et al., 2005. Nótese la semejanza
con los modelos genéticos de la figura 12.41.
Las CPI se encuentran en tres contextos: 1) sobre los depósitos del máximo transgresivo,
frente, o cerca de, desembocaduras de ríos con mucho depósito y dinámica litoral enérgica;
2) sobre mantos poco potentes de arenas transgresivas y 3) sobre unidades retrogradantes de-
positadas durante la última fase del último cortejo transgresivo. Los dos últimos casos se dan
frente, o cerca de, desembocaduras fluviales con poco aporte.
Es evidente el interés que tienen estos cuerpos para la industria petrolífera, pues ofrecen
unas posibilidades de almacenamiento de hidrocarburos adicionales a las de los clásicos mo-
delos de las costas lineales de arena, largas y estrechas.
Observando la topografía submarina frente a las llanuras costeras parece evidente que hay
continuidad física entre las unidades morfosedimentarias reconocidas en éstas (unidades H) y
en el dominio infralitoral (sucesivas CPI), aunque la zona de tránsito no se observe bien por
las dificultad de acceso a los buques equipados con equipos de sísmica de alta resolución (fi-
gura 12.41).
Puede proponerse un modelo simple para visualizar el distinto comportamiento de ambas
unidades morfosedimentarias durante la progradación. Las unidades de progradación coste-
ra están constituidas por un conjunto de crestas de playas concordantes entre sí y separadas
por surcos particularmente anchos, por superficies erosivas que destruyen parte del registro,
o por ambas. La superficies erosivas se producen durante períodos de nivel del mar ligera-
mente más alto (unos decímetros) pero, aunque su expresión superficial sea muy aparatosa,
534
Plataformas siliciclásticas
realmente se encajan muy poco en los depósitos infrayacentes; más bien se trata de un arra-
samiento de las partes altas del perfil de la playa (foreshore superior y backshore) y el depósi-
to de nuevas crestas discordantes con las anteriores. En cambio, estas fluctuaciones menores
se registran en la CPI como sucesivas fases de progradación que, en detalle, comprenden dos
términos: uno inferior progradante, formado, por ejemplo, a media escala, durante la pro-
gradación de una unidad H (en gris en la figura 12.42), y otro superior agradante (en blan-
co en la figura 12.42), más corto, durante la época de nivel del mar más alto y la erosión de
las crestas de playa.
Tanto en la Unidades H como en las CPI holocenas se han reconocido dos unidades (o
secuencias de depósito) «mayores» separadas por un evento de sedimentación más lenta o ero-
sión y distinguibles por cambios en el estilo sedimentario. La unidad progradante inferior
(6.500 a 3.700 yr cal BP) se caracteriza por progradación sigmoidal y comprende siete secuen-
cias menores equivalentes a las Unidades H1, H2 y H3 datadas por radiocarbono y reconocidas
regionalmente. La estructura interna de la unidad progradante superior (3.700 yr cal BP a la
actualidad) varía de progradación pura a regresión forzada (con descenso eustático) y com-
prende cinco secuencias menores equivalentes a las Unidades H4, H5 y H6 (figura 12.43 y
capítulo de playas).
El origen de las unidades H se relaciona con cambios climáticos y del nivel relativo del
mar durante el Holoceno superior; por ello es lógico pensar que las secuencias menores de las
CPI tengan un origen similar. Por ejemplo, los períodos de predominio de NAO (–) (Oscila-
ción del Atlántico Norte negativa), cuando el anticiclón de las Azores se desplaza hacia el
norte abre paso a las borrascas del Atlántico hacia la Península Ibérica. Son épocas de domi-
nancia ciclónica, frías, con mayores precipitaciones, en las que aumentan los vientos de SW y
W y se suceden las tormentas intensas que barren el shoreface superior arrastrando el sedimen-
to hacia el mar y depositándolo en las CPI que, en consecuencia, progradan. En cambio, los
períodos prolongados de NAO (+) son dominantemente anticiclónicos, sube el nivel relativo
del mar y se erosiona la plataforma interna y la costa, aunque la intensidad media de las tor-
mentas es menor. La mayor acomodación permite el depósito del término agradante de las
secuencias menores.
Los cambios en las temperaturas superficiales del agua del Mediterráneo, los eventos fríos
de Bond y la evolución cíclica de la actividad solar se alían para producir fluctuaciones de
escala milenaria de los parámetros climáticos (pluviosidad, aridez, direcciones e intensidades
de vientos, etc.) y, consecuentemente, del nivel del mar (figura 12.43).
No se han reconocido ejemplos de secuencias asimilables al CPI en el registro fósil, posi-
blemente por haber sido asimilados a depósitos deltaicos.
PARASECUENCIAS
Las facies y sus asociaciones (cortejos de sistemas de facies) se organizan en sucesio-
nes verticales que se denominan secuencias de depósito. Las secuencias más pequeñas y sim-
ples tienen sólo unos metros de espesor y pueden consistir simplemente en sets de capas con
tendencia estratocreciente. Algunas de estas secuencias están separadas por superficies de
inundación marina ligadas a subidas eustáticas y reciben el nombre de parasecuencias. De
acuerdo con lo explicado en un apartado anterior, una parasecuencia es un sistema de depó-
sito simple.
Las parasecuencias suelen ser sucesiones estratocrecientes simples de una sola litología. Sin
embargo, cuando se les sigue hacia el margen de la cuenca, se van diversificando las facies y
aparecen indicios de erosión en las superficies que las limitan. En esas condiciones es cada vez
más difícil distinguirlas de las secuencias estratocrecientes normales.
535
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Se supone que las parasecuencias se forman por oscilaciones del régimen de depósito que
duran miles a cientos de miles de años (figura 12.44). A su vez, las parasecuencias se agrupan
en secuencias más potentes y complejas denominadas secuencias de depósito (o secuencias «de-
posicionales») cuya duración se estima en cientos de miles o millones de años.
El origen de las parasecuencias es muy variado. En contextos costeros intervienen procesos
autocíclicos (por ejemplo, avulsión fluvial) y alocíclicos (externos a la cuenca, por ejemplo las
536
Plataformas siliciclásticas
537
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
colapsadas
BAJO
SUBE
RETROGRADACIÓN transgresiva,
CON AGRADACIÓN acomodación media
ACOMODACIÓN POSITIVA
(AUMENTA EL ESPACIO)
parasecuencias
APORTE SEDIMENTARIO
AGRADACIÓN
superficie de
máxima inundación
equilibrio,
poca acomodación
%A/%S = 1 superficie
de inundación
superficie
de transgresión
PROGRADACIÓN en escalones
CON AGRADACIÓN
gravas
ALTO
basales regresiva,
poco aporte
1 > %A/%S > 0
parasecuencias dispuestas
(MENOS ESPACIO) (IGUAL ESPACIO)
en «offlap», alguna
ACOMODACIÓN ACOMODACIÓN
%A/%S = 0 regresiva,
mucho aporte
parasecuencias
expandidas
dispuestas en «offlap»
REGRESIÓN FORZADA
NEGATIVA
BAJA
ELEVACIÓN
%A/%S < 0
Figura 12.45. Arquitectura de parasecuencias en función de la relación entre la evolución de la relación acomodación/aporte (DA/DS). En
parte, modificados de Homewood et al., 1996 y de Swift et al., 1991b.
538
Plataformas siliciclásticas
539
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
de forzar algo las interpretaciones, pero hay dos tipos que deben citarse: la estratificación
cruzada hummocky y la herringbone.
La estratificación cruzada hummocky (HCS) es un tipo de laminación de bajo ángulo, li-
geramente ondulante, cuyo espesor aumenta y disminuye lateralmente y que muestra suaves
discordancias internas (figura 11.13A). Se origina por corrientes oscilatorias fuertes y relativa-
mente armónicas, que se superponen a una corriente suave y lenta (< 15 cm/seg). Al aumentar
la velocidad de la corriente aparecen megaripples y estratificación cruzada de alto ángulo. La
presencia de HCS se considera indicativa de ambientes someros con intenso oleaje, normal-
mente asociado con tempestades.
La estratificación cruzada herringbone, con paleocorrientes de sentidos opuestos, se asocia
a la acción mareal. Sin embargo, no es un criterio definitivo porque el oleaje induce también
corrientes costeras de direcciones opuestas, principalmente paralelas a la costa, capaces de mo-
ver megaripples. Es evidente que, en este caso, la marea no interviene directamente. Por otro
lado, las corrientes de marea suelen seguir caminos diferentes en los bajíos (figura 12.21),
produciendo cada una de ellas estructuras unidireccionales similares a las que generaría una
corriente oceánica que barriese el fondo. Así pues, para invocar la acción mareal debe demos-
trarse fehacientemente que el flujo se invertía periódica y regularmente.
Además son muy frecuentes las laminaciones paralelas y las cruzadas de ripples de oscilación
en el interior de los estratos y las morfologías de ripples de oscilación a techo de ellos.
Modelos sedimentarios
EJEMPLOS
540
Plataformas siliciclásticas
de tormenta
estratificación cruzada migración de megaripples expansión de un campo de
proximales
depósitos
20-150 tabular o en surco, por tormentas o corrientes mareales; megaripples movidos por corrientes
superficies de discontinuidad fluctuaciones del paleoflujo mareales reforzadas por tormentas
laminación paralela con corriente con régimen de flujo alto condiciones de energía ambiental
20-150 pero de energía decreciente, muy alta durante las tormentas en
granos alineados
ausentes
transporta arena como carga de fordo zonas litorales y sublitorales con
(parting lineation) y en suspensión mucha arena disponible
estratificación cruzada en corriente de energía decreciente,
régimen de transición, que transporta forma un anillo de facies alrededor
20-150 surco con granos alineados y aguas abajo de campos de
arena como carga de fordo y en
(parting lineation) en el foreset suspensión barras mareales
depósitos intermedios
cierto parecido con las arenas
granoclasificación y, hacia corriente de energía decreciente que del shoreface superior
± 20
arriba, laminación paralela va depositando la carga en suspensión
de tormenta
de tormenta
granoclasificación, masivo corriente que va frenando y
proximales
5-10
depósitos
o laminación paralela deposita la carga en suspensión
laminación paralela o cruzada de régimen de flujo alto y retrabajado
5-10 según los casos, representan
bajo ángulo, ripples de oscilación posterior por oleaje más suave
depósitos más distales de
laminación paralela, hummocky corriente que frena y posterior las barras ó condiciones de
5-10 energía ambiental más baja en
y cruzada de oscilación retrabajado por flujo oscilatorio
relación con procesos mareales,
laminación paralela y cruzada corriente que decelera y pasa de tormentas u oleaje
5-10
de ripples de corriente lecho plano a ripples de corriente
laminación paralela y cruzada de
5-10 corriente con régimen de flujo bajo
ripples de corriente y trepadores
depósitos distales
depósitos distales
0,5-3 granoclasificación, lamin. paralela depósito de sedimento en suspensión
de tormenta
de tormenta
de acuerdo con su posición en la
0,5-3 laminación paralela depósito de sedimento en suspensión sucesión general, representan las
partes más distales de las
0,5-3 laminación cruzada migración de ripples corrientes mareales y los depósitos
0,5-3 laminación lenticular migración de ripples de plataforma
0,1-0,5 laminación paralela depósito de sedimento en suspensión
Figura 12.46. Cuadro que resume la estructura interna de algunas areniscas de aguas someras depositadas por tormentas y su interpretación
sedimentaria. A la derecha, distribución de facies en plataformas de energía alta, en las que domina la arena, y baja, en las que domina la
arcilla. Modificado de Johnson, 1978.
541
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
gruesa
media
lutita
en ambientes más proximales y las ri-
fina
arena 99 cas en lutita en los distales.
gruesa
58
Ha La plataforma se extendía de no-
roeste a sudeste con el continente si-
Hc tuado al sur. Las tormentas que indu-
90 Hb cían los oleajes que gobernaban el
52 depósito en esas zonas llegaban desde
M el norte o noreste, según se deduce de
40 las direcciones de corriente y las orien-
taciones de las crestas de los ripples y
megaripples, removiendo profunda-
Ha Ha mente el fondo de la plataforma.
80 Las tendencias estrato y granocre-
cientes (figura 12.48) se asimilan a
Hb apilamientos de parasecuencias gene-
secuencia estratodecreciente
31
20
S radas en respuesta a pequeñas fluctua-
M
ciones de la relación DA/DS, pero con
una tendencia a la progradación de los
ambientes proximales sobre los dista-
70 les. Sin embargo, a largo plazo, tendía
Hc ripples de
a mantenerse el equilibrio. Motivos
oscilación
laminación
similares se han descrito en la Zona
paralela Centro Ibérica, al noreste de la pro-
10 Hb
vincia de Jaén.
estratificación
cruzada
hummocky (HCS) Devónico de Asturias
60 Ha
(Formación Naranco)
Se depositó en una extensa plata-
0m forma epicontinental de tipo rampa
siliciclástica bajo dos modelos sedi-
Figura 12.48. Secuencias estrato y granocrecientes (flechas verticales apuntando hacia
arriba) en las Alternancias de Pochico (Ordovícico, Montes de Toledo). Algunas de menor
mentarios que se suceden en la vertical
potencia presentan tendencias contrarias. Modificado de Dabrio 1990. en tránsito gradual.
542
Plataformas siliciclásticas
El primero se interpreta que está asociado a una plataforma gradada dominada por el
oleaje y situada frente a una costa arenosa e inestable situada al este. El aporte arenoso era muy
abundante pero el espacio de acomodación era reducido, pues el depósito coincide con una
fase de nivel del mar bajo con tendencia al ascenso suave. Por ello la redistribución de sedi-
mento era muy intensa y produjo en la plataforma interna una amplia faja de arenas de aguas
someras, orientada paralelamente a la paleocosta. El mecanismo de alimentación no está bien
establecido, y podía ser un punto (desembocadura fluvial) o un frente continuo de aportes de
tipo llanura aluvial costera.
Los depósitos más proximales preservados son los del shoreface superior y, localmente, los
del foreshore. Hacia la plataforma externa los términos arenosos se hacen minoritarios frente a
los fangosos, como es de esperar en una plataforma gradada, en la que el depósito y la erosión
se compensan, tendiendo a mantener un perfil de equilibrio (figura 12.49).
El modelo superior corresponde a una situación transgresiva respecto a la anterior acom-
pañada de una reducción del aporte siliciclástico de tamaño arena y un aumento de las frac-
ciones más finas. Esto, junto con la evolución lateral de las facies, sugiere una conexión con
una costa baja y fangosa, quizá relacionada con estuarios.
En ambos modelos se reconoce, además, una alternancia de etapas (o áreas) con sedimen-
tación siliciclástica abundante y reducida, pero la escasez de datos fiables de correlación impi-
de una interpretación más detallada.
Figura 12.49. Secuencias ideales y litofacies representativas en la serie del Tranqueru. Modificado de García-Ramos et al., 1992a.
543
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
544
Plataformas siliciclásticas
Las sand waves comienzan a migrar a partir de las morfologías heredadas de otras formas
ya inactivas o parcialmente erosionadas y la morfología de la estratificación cruzada va cam-
biando en las etapas de evolución, según se van modificando las condiciones hidrodinámicas
durante la migración (figuras 12.52 y 12.53). La migración de las sand waves y megaripples del
río Alías es un proceso repetitivo (pero no cíclico y regular) entre períodos de tranquilidad y
bioturbación del fondo.
Figura 12.52. Características de las sand waves del río Alías. Arriba: corte transversal mostrando el aspecto ge-
neral de la estratificación cruzada en surco de gran escala mirando en el sentido de la corriente. Abajo: corte en
el sentido de la corriente que muestra grandes megaripples descendiendo por la cara de sotavento del apilamien-
to de sand waves (hacia la izquierda del lector).
545
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.53. Modelo conceptual una barra constituida por el apilamiento de varias sand waves y detalle de una
de ellas mostrando sus principales rasgos. Esquema paleogeográfico y sección del umbral entre cuencas de Car-
boneras y Níjar, en los que se han representado solo las formas de fondo (bedforms) movidas por los vientos y
temporales de poniente. Modificado de Dabrio, 1986-1987.
546
Plataformas siliciclásticas
El depósito se llevó a cabo en el umbral entre dos sierras emergidas que separaba las cuen-
cas de Níjar y Carboneras (figura 12.53).
Figura 12.54. Secuencias estrato y granocrecientes en la «Cuarcita Armoricana» del Ordovícico de los Montes de
Toledo. Modificado de Dabrio, 1988.
547
Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Los niveles cuarcíticos mayores están separados por areniscas de grano fino a muy fino y
lutitas dando facies heterolíticas (facies H) e intervalos de arcillas (facies M). En estos mate-
riales dominan las estructuras generadas por el oleaje (laminación paralela, estratificación cru-
zada hummocky y laminación cruzada de ripples de oscilación) asociadas secuencias de energía
decreciente dentro de cada capa. Estos bancos se formaron por la acción del oleaje de tormen-
tas en áreas de la plataforma no colonizadas directamente por las barras arenosas.
Estas mismas facies (S) se han interpretado en la Zona Centro Ibérica (Provincia de Jaén)
como depositados en ambientes sublitorales (foreshore a shoreface) que pasan distalmente a las
heterolíticas (H). En los Montes de Toledo no hay pruebas de sedimentación en el foreshore
de playas.
Las direcciones dominantes de corriente parecen indicar una paleogeografía en la cual la
plataforma sometida a la acción de las mareas podría orientarse de noroeste a sureste, es decir,
más o menos perpendicular a la orientación supuesta de la plataforma y la costa, que se em-
plazaría al sur. Las corrientes de marea tenderían a mover masas de agua en dirección trans-
versal a la amplia plataforma y los trenes de olas entrarían paralelamente a ella, produciendo
ripples de oscilación de crestas orientadas noroeste-sureste.
Las tendencias grano y estratocrecientes pueden interpretarse, en principio, como parase-
cuencias debidas a la progradación de los ambientes someros de la plataforma interna, en
respuesta a desequilibrios del régimen de depósito por aumento del aporte. A mayor escala, se
han descrito diversas megasecuencias que se generaron a causa de cambios eustáticos de mayor
envergadura.
548
Plataformas siliciclásticas
Figura 12.55. Arriba: esquema de la estructura interna de un megaripple en relación con las fases del ciclo mareal y detalles
de los haces de láminas calcareníticas entre otras de pelmicritas, y de las superficies de erosión a las que se asocian restos de
megaripples o ripples movidos por la marea subordinada de sentido opuesto. Las superficies de estratificación se deben a la
erosión por migración de megaripples y al oleaje de tempestad. Centro: reconstrucción esquemática de la plataforma carbo-
natada carixiense de Sierra Elvira-Sierra Pelada-Poloria en la parte occidental del océano del Tethys, modelo hidrodinámico
general y detalle el bajío de Sierra Elvira. Probablemente la parte interna del bajío estaba ocupada por un lagoon. Abajo:
paleogeografía del Tethys en relación con los sistemas de tormentas y huracanes. Modificados de Dabrio y Polo, 1985.
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.56. Arriba a la izquierda, paleogeografía de América del Norte en el Jurásico superior y el Cretácico mostrando los mares interio-
res (seaways) donde se depositaron barras lineales de arena. A la derecha, características generales de las barras (derecha arriba) y abajo,
secuencias representativas de las barras más conocidas. Modificados de Brenner, 1978; Walker, 1984 y Bouma et al., 1982.
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Plataformas siliciclásticas
de estructuras propias de ambientes costeros. La forma es lineal y las dimensiones de los cuer-
pos sedimentarios son del orden de cinco kilómetros de longitud, dos de anchura y veinte
metros de altura. La megasecuencia típica de estas barras es grano y estratocreciente, con au-
mento de la energía ambiental, producida por la progradación de los ambientes de energía
ambiental más alta, en los que se concentra la arena, sobre la plataforma lutítica de baja ener-
gía (figuras 12.56 y 12.57). Hay acumulaciones de arenas conchíferas que corresponden a
niveles de abandono (lags) de tormenta en las zonas de barra e inter-barra como en las de
fondo llano cubiertas de arcilla, donde el oleaje causa sólo un suave movimiento del fondo
(figura 12.57).
Figura 12.57. Modelo barra lineal de arena movida por las mareas y progradando sobre los sedimentos finos de la plataforma. Modificado
de Brenner y Davies, 1974.
Hay ejemplos muy conocidos de este tipo de barras en el Jurásico superior (Arenisca Sun-
dance) y en el Cretácico (Areniscas Gallup, Shannon, Sussex e Hygiene), todas ellas con facies
sedimentarias y secuencias muy similares (figura 12.56), pues su papel como almacenes de
hidrocarburos las ha convertido en el foco de muchos trabajos. También es muy parecida la
arenisca del miembro superior de la Formación Dakkovarre del Precámbrico superior de No-
ruega.
El origen de estas areniscas ha sido objeto de controversia y la interpretación ha experi-
mentado un profundo cambio a partir de la aplicación de los principios de la estratigrafía
secuencial y los cambios eustáticos. Por eso conviene dedicarles cierta atención y plantear la
discusión que sirva para ilustrar otros casos.
Según las interpretaciones tradicionales, las areniscas de Shannon y Sussex, de edad Cam-
paniense (figura 12.58), se depositaron en épocas de nivel del mar estable con aportes sedi-
mentarios procedentes de un gran sistema deltaico situado lejos hacia el noroeste y arrastrados
plataforma abajo por la deriva regional. También en la arenisca Hygiene (Campaniense-Maas-
trichtiense) la costa que supuestamente suministraba el sedimento se situaba a unos cien kiló-
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
Figura 12.58. Modelos sedimentarios de los complejos de barras arenosas Sussex (modificado de Brenner, 1978
y Bouma et al., 1982) e Hygiene (modificado de Porter, 1976 y Bouma et al., 1982) del Cretácico superior
(Campaniense) de los mares interiores de América del Norte.
metros de distancia. Durante las tormentas se intensificaban las corrientes y la arena se movía
hacia el sudeste; en buen tiempo las corrientes transportaban sedimento fino sobre las lutitas
de plataforma (figura 12.58).
Estas interpretaciones dejan algunos puntos realmente difíciles de comprender y que se
han explicado de forma diferente a partir del estudio de las areniscas de la Formación Cardium
(Turoniense-Coniaciense de Alberta, Canadá).
El primero es explicar cómo llegaron la arena y los conglomerados desde la costa hasta la
barra de mar abierto. Originalmente se proponían diversas explicaciones: corrientes regionales
relacionadas con tormentas, corrientes mareales o corrientes de circulación regional. En la
formación Cardium, la morfología de las superficies erosivas sugiere que se trata de incisiones
en el shoreface de playas durante bajadas del nivel del mar (lowstand systems tracts).
Otra pregunta crucial es: si el sedimento grueso se movía en el fondo como una capa del-
gada a merced de las corrientes ¿por qué se acumulaba en cuerpos alargados y estrechos?, y
¿qué proceso lo hacía? Y se argumentaba que podría tratarse de depósitos a sotavento de irre-
gularidades del fondo y de rupturas de pendiente preexistentes, o que quizás eran depósitos
en lugares donde convergían y se expandían determinados flujos geostróficos a favor de irre-
gularidades del fondo; incluso se pensaba que las barras lineales se nucleaban a favor de pa-
leoaltos tectónicos. En cambio, en la Formación Cardium los cuerpos lineales se interpretan
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Plataformas siliciclásticas
Figura 12.59. Génesis de las barras lineales a partir de cordones litorales de nivel del mar bajo, decapitados por la erosión durante la subi-
da eustática subsiguiente. Modificada de Walker y Plint, 1992.
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Sedimentología: del proceso físico a la cuenca sedimentaria
como playas arenosas alimentadas por la deriva litoral con el material grueso aportado por ríos
vecinos.
La tercera cuestión es: ¿por qué se concentró progresivamente la arena que se movía en el
fondo marino hacia el techo de la barra formando secuencias granocrecientes? La explicación
al uso era que la tendencia granocreciente se debía a que, al crecer la barra, experimentaría
una acción progresivamente mayor del oleaje, sin tener en cuenta que ese efecto sólo se deja
sentir en ambientes muy someros, pero no cuando la profundidad supera unas decenas de
metros. En la Formación Cardium se observa que los conglomerados están separados de las
secuencias granocrecientes con estratificación cruzada hummocky por extensas superficies ero-
sivas, que se interpretan como ligadas a la subida del nivel del mar y la transgresión asociada.
En definitiva, siguiendo el modelo de la Formación Cardium, las barras lineales pueden
explicarse como playas depositadas durante episodios de nivel del mar bajo (lowstands), cuyas
partes altas se erosionaron durante la transgresión subsiguiente, de manera que sólo conservan
el shoreface y el foreshore. Al progresar la transgresión las playas decapitadas quedaron enterra-
das bajo los sedimentos finos de plataforma transgresiva (figura 12.59). Los canales que atra-
viesan las barras no son corredores de tormenta, sino las antiguas desembocaduras de los ríos
que aportaban el sedimento (arenas y gravas) a la costa.
Figura 12.60. Clasificación y criterios de reconocimiento de las facies arcillosas. Modificado de Morris, 1977.
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Plataformas siliciclásticas
Facies marina normal: arcillas, lutitas o margas con epifauna comedora de suspensión e
infauna comedora de sedimento de suspensión. Esta biota bentónica bioturba el sedimento.
Facies restringida: pobre en organismos, con infauna de comedores de sedimento y alguna
epifauna especializada en la superficie.
Facies bituminosa: contiene pocos bentónicos, salvo algunos grupos especializados que
suelen fijarse sobre un substrato que les permita elevarse sobre la zona reductora con SH2 libre.
Es una buena roca madre de hidrocarburos.
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