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A SIETE MIL LEGUAS

Me gustaría leer tu piel todas las noches


Palpar cada recoveco con mis caricias
Y enredarme sutil entre tus cabellos
Para desafiar al tiempo vehemente.

Vámonos olvidando de nuestros cuerpos


Pues el espíritu anhela el ingrávido placer
Que en tu vientre se regocija mi quid
Entre la calidez de tus paredes húmedas.

Ven a mí, que yo entré y te he visto


Me vi hundiéndome en tu océano
Y ahora está por venir un nuevo sol.

A siete mil leguas encontraremos tierra, vida, amor.

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