la complejidad biológica, el biólogo Ambrosio García Leal propone un mecanismo accesorio a la selección natural clásica: una «bomba de complejidad» que impulsa a las especies a una suerte de huida hacia delante, obligándolas a apostar por la capacidad de modificar su fisiología, anatomía o comportamiento para anticipar los cambios impredecibles del medio. Los cerebros capaces de aprender y los sistemas inmunitarios capaces de rechazar patógenos nuevos son ejemplos de esta adaptabilidad no darwiniana. El incremento evolutivo de la complejidad fisiológica y cognitiva de los organismos vendría propiciado por catástrofes biosféricas recurrentes que provocan la extinción en masa de los especialistas y la reconstrucción de los ecosistemas a partir de especies que han apostado más por la adaptabilidad. Este modelo puede explicar por qué la evolución ha acabado dando poetas a partir de un remoto y humilde comienzo unicelular. Monod comienza el prefacio del libro diciendo que la biología es a la vez marginal y central. Continúa explicando que es marginal porque el mundo viviente es solo una fracción del universo. Monod cree que el objetivo último de la ciencia es "clarificar la relación del hombre con el universo" (Monod, XI) y ese razonamiento le otorga a la biología un papel central. Continúa afirmando que no tiene la intención de hacer una revisión exhaustiva de la biología moderna, sino más bien de "resaltar la forma de sus conceptos clave y señalar sus relaciones lógicas con otras áreas del pensamiento ... es un intento declarado de extraer la quintaesencia de la teoría molecular del código "(Monod, XIII). Monod subraya la importancia de la teoría molecular del código genético como una teoría física de la herencia y la califica como el "secreto de la vida". Continúa explicando cómo este importante descubrimiento ha convertido en deber de los científicos compartir y mejorar otras disciplinas del pensamiento como la filosofía. Hacia el final del prefacio, Monod ofrece disculpas por cualquier sección demasiado tediosa o técnica. También advierte que algunas ideas éticas y políticas que presenta pueden parecer ingenuas o ambiciosas, pero luego afirma que "la modestia beneficia al científico, pero no a las ideas que lo habitan y que está bajo la obligación de defender" (Monod, XIV).