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MANUAL DE CULTIVO EXTERIOR

LA PLANTA
El cáñamo es una planta herbácea de la familia de las cannabáceas. La marihuana y el
cáñamo son la misma planta, la “cannabis sativa” de la cual podemos encontrar
múltiples variedades. La diferencia estriba tanto en el tamaño de la planta, el número
de cogollos, la forma de las hojas, aroma, etc., como en la cantidad de resina y su
contenido de THC (tetrahidrocanabidol) que es la sustancia psicotrópica presente en
ella.

Según la variedad que cultivemos obtendremos diferentes efectos al consumirla:


INDICAS: Originarias de Asia y Norte de Africa, presentan unas hojas anchas con
cogollos gordos en época de floración y no suele alcanzar mas de 2 metros de altura. En
general, tienden a producir un estado de relajación física.
SATIVAS: Originarias de África, Sudamérica y Sureste Asiático, presentan hojas más
finas, cogollos más delgados y mayor altura (entre 2 y 4 metros. Su efecto es más
cerebral y nos mantiene más activos.
HÍBRIDAS: Que buscan características de una u otra variedad.

EL LUGAR
A la hora de elegir el lugar, tenemos que prestar atención a la luz, para ello debemos
disponer de un lugar donde la marihuana tenga cómo mínimo entre 5 y 6 horas de sol
directo, a ser posible orientado hacia el sur y lejos de las miradas de extraños.
Calcularemos un espacio de 1m2 que será lo que alcance la planta de marihuana adulta
en exterior.
La temperatura ideal para las plantas de marihuana está entre los 18º y los 30º.

LOS SUBSTRATOS
Podemos plantar marihuana en tierras que reúnan unos mínimos de calidad, son
adecuadas la fibra de coco, la turba y en general todas las que se utilizan para la
jardinería, siempre que permitan una buena aireación de las raíces de marihuana y un
buen drenaje del agua de riego. No utilizar substratos ya usados o de baja calidad. Por
ejemplo: Compo Sana Universal puede ser una buena elección.
Otra opción que tenemos es la de hacer una mezcla de substratos que proporcionen
mejores resultados a nuestra planta de marihuana, añadir al substrato una tercera
parte de perlita (material blanco parecido al corcho) ayuda a airear la tierra. Para
facilitar el drenaje, colocaremos una capa base grava gruesa cuando vayamos a
preparar la maceta para nuestra planta.

CUÁNDO PLANTAR
Más o menos con la primera luna creciente de abril. Si plantáis en mayo aún estaréis a
tiempo. Podéis plantar directamente en el suelo o maceta, pero casi mejor hacerlo en
un vaso de papel que permita a la raíz crecer al menos unos 2,5 cm. en profundidad, ya
que asegurareis que plantáis definitivamente de semillas en buen estado. Así será muy
fácil cortar el vaso y extraer la tierra como un bloque compacto para el trasplante.
Hay quien pone primero la semilla a germinar en algodón o papel de cocina empapados
para pasarla luego al vaso o directamente a la maceta o al suelo. Si se emplea esta
técnica, se debe pasar del papel a la tierra una vez que la semilla se abre y la planta
tiene unos 2 cm. Al plantar es importante no enterrar la planta más de 0’5 cm y no
compactar la tierra para que pueda brotar fácilmente.
Cuando el tamaño de la planta es un factor a tener en cuenta se retrasa la fecha de
germinación para dismuir el tamaño de la planta. Por ejemplo si queremos tener
plantas no demasiado altas pues se atrasa la fecha de germinación.

LA MACETA
Las macetas deben tener agujeros en el fondo para evitar el estancamiento del agua. la
maceta debe ser de material poroso.
La planta deberá tener siempre luz natural o artificial. No se le debe cambiar
constantemente de sitio mientras esté creciendo. Cuando la planta tenga 2 o 3 meses, si
le falta espacio (siempre le faltará en maceta y por lo tanto su crecimiento no será tanto
como en el campo) trasplántala a una maceta mayor; cuanto más pueda bajar la raíz
más crecerá la planta. Cada planta debe ponerse lo más lejos posible de los bordes y a
una distancia de unos 40 cm. respecto de las demás.
Cuando la temperatura aumenta, el sol directo en la maceta puede resultar perjudicial
para las plantas. Para solucionar esto se puede pintar la maceta de blanco para que
reflejo los destellos solares. O bien, forrar la maceta de papel albal. También en
ocasiones es útil levantar la maceta del suelo para evitar que éste le transmita su
temperatura. Se puede hacer con ladrillos o pequeños tacos de madera.

EL RIEGO
La marihuana necesita bastante agua, pero sin llegar a tener la tierra permanentemente
empapada; como referencia observareis que con la falta de agua las hojas se ponen
flácidas y mustias y se caen. A partir de aquí tampoco os paséis con el agua. Por
ejemplo, para la zona de levante, una frecuencia aproximada sería cada 2 ó 3 días.
El ph del agua es muy importante. Un ph óptimo es alrededor de 6’5. Hay dos caminos
para reducir un ph elevado:
* Dejar el agua del grifo reposar 24 horas antes de regar.
* Comprar productos específicos para bajar el ph del agua, aunque puede servir el zumo
de limón o el vinagre.
Los medidores de ph se pueden comprar en tiendas especializadas o incluso en tiendas
con accesorios para piscinas, peceras, etc...

TEMPERATURA
Se suele creer que cuanto más calor mejor, pero tampoco es cierto, ya que un exceso de
calor, a partir de 30 grados más o menos, agobia a la planta y la deja aplatanada. De
hecho no requiere temperaturas superiores a 18 grados.
Para evitar el sobrecalentamiento de las raices es recomendable no tener las plantas en
recipientes negros. Una posibilidad es pintarlos de color blanco y otra forrarlos de
papel albal. De esta manera se consigue reflejar los rayos del sol y estos no
sobrecalientan las raices.

EL SEXADO
El sexado de una planta de cannabis es una tarea sencilla y necesaria, hay que tener en
cuenta que si no se sacan los machos del cultivo, éstos pueden polinizar a las hembras.
Si las hembras son fecundadas producirán semillas pero perderán potencia psicoactiva,
por lo que si no tienes problemas para obtener semillas para el próximo año, procura
cortar los machos antes de que florezcan las hembras. También puede ocurrir que la
planta sea hermafrodita.
El estrés y la densidad de la plantación favorece el desarrollo de las masculinas,
mientras que el espacio libre facilita el desarrollo de las femeninas. Todas las plantas
producen tanto el encima masculino como el femenino, y son las condiciones
ambientales el determinante de uno u otro sexo. Si has plantado en abril hacia
primeros de junio ya las puedes distinguir.
¿Cómo diferenciar la planta macho de la planta hembra?
Observemos la planta de marihuana a partir del 7º- 8º internudo, comenzaran a salir
unas preflores milimétricas junto a la unión de las ramas con el tallo.

EL MACHO
Tras unas tres semanas de crecimiento normal, las plantas masculinas tienen menos
color, más altura y son más delgadas, tienen menos hojas y las ramas nacen del tallo a
una mayor distancia entre si, al tiempo que producen una especie de bolitas de las
cuales saldrá el polen que fecundará las hojas de las hembras. Hacia la sexta semana les
crece una suerte de penacho de hojas en la punta.
Podremos apreciar unas pequeñas bolas colgando del tallo, se trata de una flor
inmadura. Si no se está seguro se puede esperar un poco más, pero se corre el riesgo de
que estas bolas se abran mostrando los cinco pétalos y el estambre cargado de polen.

LA HEMBRA
Las plantas femeninas por el contrario son más achaparrada y redondeadas, de un
verde más oscuro, tienen muchas hojas y las ramas salen del tallo mucho más próximas
entre si.
De la hembra brotarán unos filamentos blancos, como pelitos, son los pistilos, que irán
aumentando de tamaño y cambiando de color, a medida que avance la floración.

ABONO
Eligiendo un buen sustrato hasta el primer mes no se debe abonar nada, si acaso algo
de estimulador radicular.
Cuando los cotiledones se van agotando y la planta comienza a amarillear (sobre el mes
de vida o así, depende del tamaño de la maceta) se puede comenzar a abonar con un
abono alto en Nitrogeno. Son los abonos específicos para crecimiento. Son
recomendables los de humus de lombriz o algas por ser orgánicos.
Los primeros abonados son a mitad de dosis como mucho y uno cada 3 o 4 riegos.
Luego se aumenta la frecuencia de riego hasta 1 riego con abono y otro sin abono y
luego se puede ir subiendo la dosis.
Justo antes de floración por finales de agosto (depende de la variedad) se puede echar
un estimulador de floración.
Hasta que se vean flores se puede usar el abono alto en N pero en cuanto haya flores se
debe cambiar a un abono bajo en N. Lo mejor, una vez más suele ser lo orgánico, por
ejemplo, algún abono de algas.
En el ultimo mes de vida de la planta ya no se deben usar abonos.
Todo esto irá en función del número de trasplantes que se hagan. Cuantos más
transplantes, menos necesidad de abonado.

SEMILLAS
El principal enemigo de las semillas es la humedad. En un ambiente perfectamente
seco mantienen su vitalidad incluso durante tres años y no se ven afectadas por el calor
si no supera los 37 grados. Si la atmósfera en que se encuentren es húmeda esta
temperatura desciende a los 30 grados. La mayoría de los cultivadores usan un
recipiente herméticamente cerrado, como el que utilizan los fotógrafos para guardar
sus películas, y lo mantienen a una temperatura constante de 25 grados
aproximadamente. Tampoco es aconsejable guardar grandes cantidades de semillas
juntas pues podrían calentarse.
El aspecto exterior proporciona un buen número de indicaciones sobre el estado de
salud de la semilla. La semilla vital es bien lisa por fuera y nada rugosa; tiene un color
gris claro, gris verdoso o gris pardo, y se pone lustrosa si se la frota con las manos. Si
una vez abiertas expelen un olor como de aceite rancio, seguramente son demasiado
viejas; si por dentro presentan un color negro es seguro que han fermentado y no
germinarán jamás; por el contrario si el interior es blancuzco y polvoriento no son muy
viejas y aún pueden germinar, pero las plantas que broten serán débiles .

TRANSPLANTES
En general, ya hemos dicho en el primer punto que se suele plantar en un lugar
provisional para la germinación, como por ejemplo y para ello nada mejor que un vaso
de papel que permita a la raíz crecer al menos unos 2,5 cm. en profundidad, ya que será
muy fácil cortar el vaso y extraer la tierra como un bloque compacto.
Durante el trasplante las plantas quedan notablemente expuestas a una serie de
riesgos, así que habrá que tomar algunas precauciones:
* Hacerlo en un día nublado o al caer la tarde de forma que las raíces no se vean muy
expuestas a la luz.
* Se procurará que el nuevo terreno sea lo más parecido al anterior; se saca la planta
delicadamente con la tierra como un bloque compacto y se coloca en un agujero
previamente practicado en el nuevo terreno recipiente, sea el suelo o la maceta.
* Se procurará también no tocar el tallo, sosteniéndolo lo más cerca posible del nivel de
tierra, y sin tocar nunca las raicillas ni las hojas.
* Al depositar el bloque de tierra en el agujero se procurará enfocar la planta hacia la
luz. el agujero debe ser lo bastante profundo como para permitir a la joven raíz
extenderse en toda su longitud, pues seguramente habrá quedado algo comprimida en
su lugar provisional. El terreno se reordenará de forma que el tallo quede a la misma
altura del suelo que tenia anteriormente.
* Acumular demasiada tierra alrededor del tallo puede ser peligroso. Se debe regar al
finalizar la operación, a fin de facilitar la adaptación al nuevo terreno.

LA FLORACIÓN
Cuando los días empiezan a hacerse mas cortos y las noches más largas, la planta
empieza a desarrollar sus flores. En ese momento se interrumpe el crecimiento
vegetativo y la planta concentra toda su energía en la producción de cogollos. El tiempo
de floración oscila entre las 8 semanas en las variedades indicas más puras y las 14
semanas de las sativas.
El desgaste de energía debilita las hojas y empezarán a amarillear ya que la planta a
parte de necesitar mucha luz solar utilizará los nutrientes de las hojas para el desarrollo
de los cogollos. Es el momento de cambiar los fertilizantes y utilizar un abono rico en
Fósforo y Potasio. Son los conocidos como abonos de floración.
Durante la floración debemos procurar no utilizar ningún producto químico, en
especial pesticidas y los abonos químicos, los primeros son tóxicos si los fumamos y los
segundos afectarían al sabor de los cogollos.
Hay que evitar que los cogollos se humedezcan ya que se formarían hongos y se
pudrirían, si esto sucede hay que tirarlos. Si vemos cogollos mojados, los sacudimos
para que se sequen, también es conveniente, separarlos unos de otros, con delicadeza,
para que estén mas ventilados. Un buen preventivo contra todo tipo de hongos, es
pulverizar toda la planta con infusiones de cola de caballo.
En los últimos 15 días de la floración, lavaremos bien la tierra, con el doble o triple de
agua que la capacidad de la maceta y le damos el último abono. A partir de ese
momento, solo regaremos con agua.
LA COSECHA Y SECADO DE LA PLANTA
En general, cuando los filamentos de los plumeros de las hembras pasan de blancos a
marrones, más o menos al cabo de unos 6 o 7 meses desde que se plantaron, es el
momento adecuado de cortar. Si habéis plantado en maceta el ciclo de la planta será
menor, al igual que su producción, y bastará con unos 5 meses.
Hay varias maneras para saber si es el momento de la cosecha:
Normalmente la cosecha se realiza alrededor de dos meses después de haber empezado
la floración, pero lo ideal es fijarse bien en la planta…pues según las especies este
tiempo se puede acortar o alargar, lo ideal es fijarse bien en:

LAS FLORES
Cuando la mayoría de las flores se vuelven marrones (sobre un 75%) y el crecimiento de
nuevas flores se ha detenido.

LOS TRIKOMAS
Cuando éstos, en un 20 %, están oxidados, esto es cuando adquieren el color marron,
(los trikomas de entrada aparecen como unos chupachups transparentes, que con el
tiempo se van llenando adquiriendo una apariencia lechosa, con el tiempo tiende a
tomar ese color marrón u oxidación).
Las hojas más grandes, que no tienen resina, se pueden quitar antes de poner la planta
a secar. A medida que las ramas vayan madurando, las iremos cortando.
Con una tijeras se manicuran las hojas medianas y las pequeñas que sobresalgan de los
cogollos y que se aprecie que no estén cubiertas con glándula de resina; es importante
no manosear los cogollos para evitar que las glándulas de resina se rompan malogrando
la buena conservación de ésta.
Para secar la hierba, colgamos las ramas o los cogollos sueltos ya separados boca abajo
en un lugar oscuro, fresco, seco y ventilado. El secado durará de 1 a 3 semanas,
dependiendo del clima. La potencia y calidad del producto, dependerá del secado.

CURADO
Una buena curación es imprescindible y se desaconseja cualquier método de curado
rápido, como ya explicamos, cuanto más lento sea el secado, mayor potencia tendrá la
hierba. El curado consigue que la hierba se seque más despacio.
Una buena forma de curar es meter la hierba en cajas metálicas o de madera (no de
plástico) y abrirlas una o dos veces al día. De ese modo se ralentiza el proceso de secado
mejorando el sabor e intensificando el proceso de oxidación que hace que la resina
cobre las propiedades psicotrópicas.
La duración del curado varía según el lugar en el que se realice y el grosor de las colas y
cogollos, el sitio ideal seria similar al que se usaría para secar tabaco.
Hay que vigilar la hierba a diario por si apareciera moho, las condiciones de curado
pueden hacer que aparezcan hongos si no se abre la caja para que se airee. Si
encontráramos hongos, hay que sacar los cogollos de la caja y colgarlos al sol.

CONSERVACIÓN
Una vez la hierba está bien seca, cuando el tallo se quiebra, se puede meter en tarros de
cristal que cierren herméticamente y conservarla en un lugar fresco y oscuro meses e
incluso años. El contacto con la luz, el aire y el calor, es lo que hace que la hierba pierda
la potencia.

CARENCIAS Y EXCESOS
DEMASIADO ABONO
Síntomas: La planta adquiere un color verde oscuro, al principio crece muy bien.
Conforme el fertilizante se va acumulando, las hojas comienzan a quemarse en las
puntas que se van curvando hacia abajo. La hierba demasiado abonada pica al fumarla
e incluso chisporrotea por los restos de fertilizante.
Remedio: Lava abundantemente la tierra para arrastrar todo el exceso de fertilizante.
Usa al menos dos litros de agua por litro de tierra aunque, si el exceso de fertilizante es
muy notable, puede ser necesario lavar la tierra dos o más veces. Cuando la tierra este
bien limpia abona moderadamente con un fertilizante completo como microelementos.

POCO ABONO
Síntomas: Las plantas adquieren un color verde claro y las hojas más viejas amarillean.
El crecimiento se hace más lento o se detiene. Los síntomas son parecidos a los de una
deficiencia de nitrógeno. Si está floreciendo, los cogollos son pequeños y no crecen.
Remedio: Fertiliza la tierra con un abono completo con microelementos. La maría
necesita abonados frecuentes pero suaves. En macetas, se puede regar con abono cada
una o dos semanas. Si utilizamos el fertilizante muy diluido se puede abonar con mayor
frecuencia.

DEMASIADO RIEGO
Síntomas: Cuando la planta tiene exceso de agua vemos son unas hojas abombadas,
sobre todo por el centro. Se ven brillantes y lustrosas como si estuviesen hinchadas. Y
como tienen mucha agua, adquiereren esa forma tipica de paraguas, si nos seguimos
pasando con el riego, las puntas de las hojas tornan amarillas y si sigue la situación se
van secando la puntas. El crecimiento se ve muy estancado cuando nos pasamos con el
agua.
La tierra está siempre mojada. Sale moho en la tierra o el tallo de la planta comienza a
ponerse blando al nivel del suelo. El crecimiento se atrofia y las raíces crecen mal
porque no tienen suficiente oxígeno.
Remedio: Las plantas necesitan un periodo seco entre dos riegos. Espera hasta que la
superficie de la tierra se haya secado antes de volver a regar. Si la mezcla de tierra que
utilizas se mantiene húmeda demasiado tiempo, prepara una nueva mezcla con más
perlita, vermiculita, arlita o arena que drene mejor y se seque antes. Si el tallo de la
planta se ablanda es que los hongos le están atacando. Remueve la tierra y manténla
más seca y aireada.

POCO RIEGO
Síntomas: La planta crece poco. Cuando vamos a regarla tiene las hojas flácidas y
mustias. Cuando la planta necesita agua las hojas pierden la turgencia y se quedan
flacidas. La tierra se seca mucho entre riego y riego. Tiene pocas hojas y son pequeñas.
Remedio: Siempre que reguemos una planta debemos usar agua abundante. Con poco
riego, parte de la tierra no se moja bien y las raíces sufren y mueren. La mejor forma de
asegurarse de que toda la tierra de la maceta se moja es regar hasta que el agua
comience a salir por los agujeros del tiesto. Si la tierra está tan seca que no empapa el
agua añadiremos unas gotas de jabón líquido biodegradable para vajillas en el agua de
riego. Estos jabones contienen unos compuestos humectantes que ayudan a que el agua
penetre en la tierra.

POCA LUZ
Síntomas: Las plantas crecen espigadas, estirándose en dirección a la luz. Se hacen
larguiruchas, poco frondosas, con cogollos pequeños. En condiciones de poca luz suelen
salir muchos más machos.
Remedio: Moveremos las plantas a un lugar con más horas de sol o, si cultivamos en
interior, instalaremos más luces o más potentes. Como solución puntual, se puede
enterrar un poco más la planta espigada o si hubiese espacio en el recipiente se podría
introducir más tierra.

ACUMULACIÓN DE SALES
Síntomas: Las plantas muestran deficiencias que no se corrigen cuando fertilizamos. Se
ven restos secos de sales en los bordes de la maceta, en el plato donde reposa, en la
tierra o en los tallos de las plantas. Las hojas se curvan hacia abajo como cuando padece
un exceso de abono.
Remedio: Es este uno de los problemas más comunes entre los cultivadores noveles.
Cuando el riego es escaso y se fertiliza mucho las sales que se acumulan en la tierra
pueden llegar a matar a la planta. La solución pasa por lavar la tierra con mucha agua,
cuanta más mejor. Si las sales se han ido acumulando a lo largo de varios meses,
lavaremos la tierra al menos dos veces con dos o tres litros de agua por litro de tierra. Si
el problema persiste volveremos a lavar la tierra. Una vez que veamos que la planta
mejora comenzaremos a abonar de nuevo, con fertilizantes muy diluidos. Como medida
de prevención lavaremos la tierra cada cuatro o seis semanas durante toda la
temporada de cultivo.

CARENCIAS DE NUTRIENTES
Evitar las carencias de nutrientes no es, en realidad, una tarea ardua. Basta con
fertilizar regularmente con un abono completo que contenga microelementos y
asegurarse de que las sales no se acumulan en la tierra. La inmensa mayoría de los
problemas de cultivo tienen que ver con el exceso de fertilizante y la acumulación de
sales en la tierra. Para que el nivel de sales no aumente basta con regar bien (es decir,
hasta que el agua escurra por los agujeros de la maceta) y lavar la tierra cada cuatro
semanas.
Si no sabemos si la carencia obedece a un exceso de sales o a una falta de abono el
procedimiento más seguro y exitoso consistirá en lavar primero la tierra y abonar
después con un fertilizante completo. Al lavar la tierra la dejamos a cero, es decir, sin
nutrientes. Luego con el abonado restauramos el equilibrio de nutrientes. En un par de
días notaremos que la planta mejora y reanuda su desarrollo.

CARENCIA DE NITRÓGENO (N)


Síntomas: Amarillean las hojas viejas y se queman las puntas. Se caen las hojas más
viejas. Se atrofia el crecimiento. El color de las hojas se pone verde pálido. Las plantas
crecen larguiruchas y espigadas. Los tallos están blandos, no se sostienen bien.
Remedio: Regar con un fertilizante alto en nitrógeno como la emulsión de pescado, el
extracto de algas. También sirven los fertilizantes completos N-P-K para plantas verdes
o cualquiera con bastante nitrógeno (N) y poco fósforo (P).

CARENCIA DE FÓSFORO (P)


Síntomas: Las hojas y los tallos cogen un color verde oscuro o púrpura. Las hojas son
pequeñas y oscuras. Se para o atrofia el crecimiento de las raíces, tallos y hojas. Las
hojas más bajas amarillean y mueren. Los tallos están duros y quebradizos.
Remedio: Abonar con un fertilizante alto en fósforo como el guano. Todos los abonos
completos para plantas con flores, geranios, rosas, etc. también sirven.

CARENCIA DE POTASIO (N)


Síntomas: Amarillean las hojas más viejas, primero las puntas, luego toda la hoja
adquiere un amarillo intenso. Las hojas se curvan hacia abajo. Las hojas más jóvenes se
arrugan y se retuercen. Se mueren los brotes de crecimiento. Necrosis (tejidos
muertos). Tallos blandos que no se sostienen o duros y quebradizos.
Remedio: El potasio no siempre falta sino que, a menudo, está bloqueado en la tierra a
causa de la acumulación de sales. Para tratar esta deficiencia hay que lavar la tierra y
luego fertilizar con un abono alto en potasio. Los abonos para cactus suelen tener
mucho potasio aunque vale cualquier fertilizante completo.

CARENCIA DE MAGNESIO (MG)


Síntomas: Amarillean las hojas viejas entre las venas, que se mantienen verdes. Las
puntas de las hojas primero, y el resto de la hoja a continuación, se ponen marrones.
Las puntas de las hojas se curvan hacia arriba y luego mueren. La planta entera puede
palidecer en unas semanas y morir.
Remedio: La carencia de magnesio es relativamente corriente porque la mayoría de los
fertilizantes no contienen tanto como la marihuana necesita. El magnesio se puede
añadir directamente al agua en forma de sales de Epson (sulfato de magnesio
hidratado) a razón de una cucharadita de café por cada cinco litros. También puedes
buscar un abono completo con bastante magnesio.

CARENCIA DE HIERRO (MG)


Síntomas: La falta de hierro o clorosis, al igual que la carencia de potasio, suele ser una
consecuencia directa de la acumulación de sales en la tierra o de un Ph demasiado alto.
Normalmente no falta hierro en la tierra sino que las sales o el Ph hacen que no se
pueda absorber. Los síntomas de ambas carencias son similares: amarillean las hojas
entre las venas, aparece necrosis en los tejidos y las hojas se caen.
Remedio: Como la carencia de potasio, se soluciona lavando la tierra, ajustando el Ph y
abonando a continuación con un fertilizante completo con microelementos. En tiendas
de jardinería puedes encontrar preparados para remediar la clorosis.

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