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Neoliberalismo y cibernética: producción de subjetividades en la UNCuyo

Romina Andrea Barboza, UNCuyo-Conicet

Eje: Subjetividades políticas. Poder y potencia en la trama neoliberal.

Resumen

Nos proponemos contribuir a la discusión sobre el proceso de surgimiento de formas


de subjetividad neoliberal (Laval y Dardot, 2012) en la Universidad Pública argentina.
En el marco del desfinanciamiento de la ciencia y la educación, nos preguntamos
cómo convergen dos tecnologías de gobierno, el neoliberalismo (Foucault, 2007) y la
cibernética (Tiqqun, 2015), en la UNCuyo.
Sostendremos que se está dando un proceso complejo de modulación de las
subjetividades universitarias por medio del avance del proyecto cibernético en dos
niveles: “por abajo”, vinculado a las prácticas de uso de los nuevos medios que ver
con los modos de subjetivación previos y coexistentes a la entrada a la universidad, y
otro “por arriba”, que es más lento y que viene sosteniendo desde hace unos años la
UNCuyo por medio de la tendencia hacia la virtualización.
Asistimos a una transición del modelo de formación de ciudadanes con valores
humanistas (Laval, 2004) a la producción del empresario de sí. En pos de que la
comunidad universitaria asimile la cosmovisión del capital humano surgen políticas
universitarias que modifican el proceso educativo imbricando el neoliberalismo con el
proyecto cibernético.
Introducción
Analizamos las condiciones materiales institucionales y un proceso particular de la
UNCuyo, la virtualización, que va mutando las condiciones de trabajo de las/los
docentes y las formas de aprendizaje del estudiantado.
Nuestro objeto de estudio es la virtualización, para abordarlo trabajaremos con
una hipótesis: el neoliberalismo y la cibernética actúan de forma complementaria en
la universidad modificando las formas de aprendizaje, de encuentro, de atención, de
sensibilidad acorde con el modelo del sujeto neoliberal.
Como avances incipientes de una investigación doctoral, presentaremos a
modo de maqueta fragmentos de casos y análisis relevados en la UNCuyo que me
inmiscuyen en una discusión, aproximan definiciones teórico-metodológicas y, en
consecuencia, van modelando mi objeto de estudio.
El neoliberalismo en la universidad: una mirada sobre la virtualización
A modo de presentación breve, damos las definiciones sintéticas y en desarrollo que
hemos desentrañado hasta el momento a fin de analizar y comprender parte del
trabajo de campo realizado.
Siguiendo a Noble (1998), quien estudió las transformaciones de las
universidades norteamericanas desde hace dos décadas, estamos en una nueva era de
la educación superior que ha llevado la entrada de las universidades en los procesos
de automatización o de despliegue de tecnología informatizada. El cambio más
importante fue la identificación de las universidades como productoras de capital.
Para generar fluidez en ese sentido se produjeron cambios en dos fases: en la primera
se tendió a convertir a la investigación en mercancía, es decir, en patentes
comercializables; la segunda, provocó que la docencia se haya transformado también
en mercancía, sobre todo a través de producción de cursos. Aquellas transformaciones
relevadas en universidades canadienses y estadounidenses tiene hoy un correlato que,
en el marco de la mercantilización de la educación superior (Noble, 1998; Brown,
2017) y de las transformaciones de la educación según la lógica neoliberal (Laval,
2004), es decir, de la universidad tanto como productora de capital, mercado y
reproductora de mecanismos de disciplinamiento y control, tiene su especificidad en
nuestra latitud.
Los ejemplos más cercanos y recientes que enmarcan nuestra problemática de
estudio son los debates que se dieron en el marco de la III Conferencia Regional de
Educación Superior (Córdoba), la realización de la primera Feria Internacional de
Educación Superior en Argentina (FIESA) en la UNCuyo, y el convenio que la
Universidad Nacional de Córdoba (UNC) llevó a cabo con eDX-inc (empresa
proveedora de cursos online fundada por la Universidad de Harvard y el
Massachssetts Institute of Technology).
En ese marco, y a diferencia de Noble (1998), quien analizó cómo las
transformaciones tecnológicas se implementaban “de arriba hacia abajo”,
atenderemos a ese nivel pero también al proceso que se da, veinte años después de las
investigaciones de Noble y con una expansión de Internet y de los celulares en la vida
cotidiana, de abajo hacia arriba.
Desentrañando los múltiples sentidos de lo que significa neoliberal en la
actualidad, acá entenderemos esta acepción no como generalmente se la asigna, es
decir, con una ideología que se traduce con el retiro del Estado de políticas públicas,
con la privatización de los servicios, sino en un sentido foucaultiano, específicamente
con su definición de neoliberalismo norteamericano: un modelo que toma la forma
económica del mercado como “principio de inteligibilidad (…) de desciframiento de
las relaciones sociales y los comportamientos individuales” (Foucault, 2016, p. 280),
principio que se cristaliza en una grilla o esquema de análisis posibles de aplicar a
ámbitos no económicos. En resumidas cuentas, traslado de principios economicistas a
ámbitos no económicos, como una racionalidad de gobierno que, en tanto conjunto de
valores, instituciones, normas, tiende a regular la relación con une misme y con les
otres. Por lo tanto, no requiere de un retiro del Estado sino una adecuación de este, de
la sociedad en general, a la forma empresa.
Como correlato de la concepción de la sociedad como empresa tenemos una
nueva norma subjetiva que modela al sujeto neoliberal (Laval y Dardot, 2013) a partir
de un dispositivo rendimiento y goce. La figura del individuo se torna central y las
técnicas de gestión y control (que involucran evaluación, proyecto, normalización de
los procedimientos y descentralización) que los sujetos comienzan a internalizar
atentan en pos de la fragmentación y debilitamiento de instancias colectivas y a favor
de la identificación del sujeto con la empresa. Hablamos de gestión de la entera
subjetividad mediante la “ayuda” de controles y evaluaciones de la personalidad como
así de técnicas “psi” (coaching, training, programación neurolinguística) que se
presentan como saberes psicológicos que se pueden aplicar tanto fuera como dentro
de la empresa pero, más allá de las diferencias, apuntan al autocontrol de sí y de las
relaciones con los demás a partir del criterio de la eficacia, “orientada a resultados”.
La responsabilidad que cae exclusivamente sobre el sujeto, el individuo, se
corresponde con la cuantificación, con la accountability (Laval y Dardot, 2013) o el
Quantified Self (Han, 2014); es a partir de la evaluación que se pueden autoorientar
comportamientos según el objetivo del rendimiento.
Christian Laval (2004) específicamente sobre la escuela (francesa) analizó el
nuevo orden escolar atado a tres circunstancias: cómo se “inserta” la escuela o la
escolarización en el nuevo capitalismo, cómo se introducen lógicas de mercado en el
campo educativo y las nuevas formas de poder de la gestión empresarial. Nos
quedamos con la hipótesis de trabajo del autor sobre la escuela neoliberal:
…designa un determinado modelo escolar que considera la educación como un bien
esencialmente privado y cuyo valor es ante todo económico. No es la sociedad quien
garantiza a todos sus miembros el derecho a la cultura, sino que son los individuos
quienes deben capitalizar los recursos privados cuyo rendimiento futuro garantizará la
sociedad (p. 18).
Este proyecto presenta como correlato subjetivo el paso de un modelo de formación
de ciudadano a la producción de “capital humano” (Laval, 2004).
Las transformaciones en la organización del trabajo llevan como modelo el
ideal del “trabajador flexible”, al cual ya no se el pide que realice un trabajo de
acuerdo al modelo taylorista-fordista (mecánico, fragmentado, obediente y pasivo)
como tampoco se le ofrecen los derechos de ese modelo estable (convenios colectivos
que aseguran seguridad social –vacaciones, medicina, jubilación-) sino que se le pide
mayor autonomía, iniciativa, capacidad de enfrentar la incertidumbre y formación
permanente. Es decir, bajo el modelo del capital humano, un trabajador eficaz y
autodisciplinado bajo los criterios del rendimiento e inversión individual.
Para ello, la escuela debe adaptarse a estos cambios en la organización del
trabajo y contribuir a formar los rasgos de la figura del empresario de sí que se espera
de los trabajadores (Laval, 2004). El sistema educativo entonces se orienta para que
los estudiantes puedan afrontar la situación de incertidumbre. “La competencia
primordial, la metacompetencia, consistiría en ‘aprender a aprender’ para hacer frente
a la incertidumbre erigida en exigencia permanente de la existencia y de la vida
profesional” (Laval, 2004, p. 50).
Caso ejemplar aunque no será abordado en este caso es el Programa Emprende
U. El Área de Desarrollo Emprendedor de la Universidad Nacional de Cuyo que se
propone “promover el desarrollo de emprendimientos” y brindar “capacitación y
sensibilización de estudiantes de los distintos niveles educativos para la estimulación
del emprendedorismo”. Para lograr estos objetivos desde 2014 se desarrolla el
Programa Universidad Emprendedora. En esa línea, desde el 2015 se lanzó el
concurso Emprende U, con tres categorías: Mejor Invento, Proyecto Innovador y
Emprendedor Universitario, correspondientes a nivel primario, secundario y
universitario, respectivamente. En su versión del 2017 el concurso logró establecer
una vinculación auspiciosa con Jump Chile de la Pontificia Universidad Católica de
Chile. ¿Cómo se define Jump Chile en su web? Como una “academia de aceleración
que transforma ideas en modelos de negocios, en la que buscamos formar una nueva
generación de emprendedores, que sean agentes de cambios y transformen problemas
locales en oportunidades de impacto global” (s/n). Esta academia trabaja en la
capacitación de distintos grupos que se presentan para participar del concurso
nacional chileno que ellos organizan y la capacitación consiste en la superación de
diferentes etapas: las fases que deben atravesar los grupos son “empatía con clientes y
usuarios”, “validación de modelo de negocios” y “producto mínimo viable y primeras
ventas”. Etapas que mencionamos para dar cuenta de la explícita orientación que
asumen y que es coincidente con la propuesta de la UNCuyo.
Hasta aquí la mirada sobre el neoliberalismo como racionalidad, ahora
pasemos a la segunda tecnología de gobierno: la cibernética.
UNCuyo: la cibernética por arriba
En el marco de las sociedades de control (Deleuze, 2006), como sostiene
Tiqqun (2015), hablamos de cibernética remitiendo a su padre, Norbert Wiener, que
en el marco de la Segunda Guerra Mundial, desarrolla una máquina de predicción y
control de posiciones y comportamientos de aviones enemigos. Con aquel origen,
ahora en un sentido que va mucho más allá de la acepción clásica que la identifica con
la tecnología de las computadoras y los autómatas, pero atendiendo al principal
problema del dominio de la incertidumbre, la definimos “una tecnología de gobierno
que federa y asocia tanto la disciplina como la biopolítica” (2013, p. 28). La
convergencia con el neoliberalismo como racionalidad es claro según Tiqqun “es un
mundo autónomo de dispositivos mezclados con el proyecto capitalista en tanto que
proyecto político” (p. 28). Como tecnología de gobierno, no en el sentido de gobernar
un Estado sino del gobierno de les sujetes, y esta tecnología atraviesa, a partir de la
materialidad técnica, todas las esferas, las instituciones, visible particularmente en los
procesos educativos.
Tiziana Terranova (2004) y Franco Berardi (2015) dan cuenta de cómo se
reorganiza el trabajo en las últimas décadas a partir de la mutación del capitalismo.
Terranova (2004) da cuenta cómo los procesos de trabajo se han desplazado de la
fábrica a la sociedad, a la “fábrica social”, y generan dentro de lo que ella denomina
economía digital las condiciones para el trabajo libre. En lo que ella y Berardi
concuerdan es que la economía digital constituye un mecanismo para canalizar
conocimiento social, trabajo colectivo, dentro de flujos monetarios.
Franco Berardi (2004) se encarga de estudiar las condiciones del trabajo
cognitivo en la red, trabajo en el que estaría incluida la labor docente y estudiantil
tanto en, para y desde la universidad mediante el uso de redes sociales y servicios de
correo electrónico tanto mediante el uso de computadoras como cada vez más del
celular, y lo caracteriza del siguiente modo: en primer lugar, lo considera como
productor de valor, el trabajo cognitivo como productor de valor, en segundo lugar,
observa que “el trabajo digitalizado manipula signos absolutamente abstractos, pero
su funcionamiento recombinante es cada vez más específico (…) menos
intercambiable” (2015, p. 66) y, por último, como una actividad difusa.
El infotrabajador, dice Berardi, adquiere un poder, el de organizar su tiempo y
relaciones, puede desplazarse, tiene mayor libertad de movilidad; sin embargo, como
contracara vive esa flexibilización como una dependencia reticular sometida ya no a
un jefe, una cara visible, sino que la función de mando es transversalizada y
desterritorializada. El celular condensa y cristializa la capacidad de elaboración,
coordinación, recombinación en tiempo real y en cualquier lugar de los fragmentos
productivos. El pánico y la depresión se presentan entonces como síntomas sociales
del estrés emocional y cognitivo que provoca esta permanente “electrocución
productiva” (Berardi, 2015).
En este contexto ubicamos ciertas transformaciones que se vienen dando en la
Universidad Nacional de Cuyo. Para hablar de cibernetización por arriba trabajamos
con las políticas intrumentadas mediante normativas, ordenanzas, disposiciones como
así también indagando la la materialidad de las plataformas Sigeva-UNCu, Siu-
Guaraní y la plataforma moodle de Educación a Distancia.
El Plan Estratégico 2021 de la UNCuyo dentro de su tercer objetivo dedicado
a la innovación, despliega once líneas estratégicas. El tercero de estos puntos se
orienta hacia la flexibilización del régimen de cursado “contemplando las distintas
realidades de los estudiantes” y el quinto apunta a intensificar el uso de “tecnologías
de la información y la comunicación para la gestión en todas las funciones”
(destacado nuestro). En el mismo sentido, la ordenanza 75 de Consejo Superior
establece la obligatoriedad “en todos los espacios curriculares de modalidad
presencial” de la “apoyatura de entornos virtuales de aprendizaje” con hasta un 25%
en modalidad no presencial. Por lo tanto, vemos una línea de continuidad entre lo
postulado entre la flexibilización del cursado y la introducción de entornos virtuales
de aprendizaje, no solo de acuerdo a las distintas realidades de los estudiantes sino
con una obligatoriedad para todas las carreras y facultades de un 25%.
Empieza a surgir una serie de dudas: ¿qué pasará con aquellas carreras, como
Sociología, que tienen un ingreso de 60 estudiantes por año y que en 3º año cuentan
con 20? Si institucionalmente se les facilita que puedan adquirir los contenidos de
materias virtualmente y cae ya la pobre asistencia, ¿qué pasará con los docentes que
se quedan casi sin alumnos? ¿Qué pasará con las carreras si bajan su índice de ingreso
y de eficiencia terminal?
Nos preguntamos, ¿la virtualización como herramienta de democratización del
acceso al conocimiento al mismo tiempo que facilita la adquisición de contenidos
para los estudiantes no transforma el modo de trabajo del docente, precarizándolo con
nuevas figuras como las del tutor y con contenidos enlatados como los MOOC? ¿La
promoción de “un uso intensivo de las tecnologías de la información y la
comunicación” 
si bien facilita la disposición, centralización y transparencia de las
actividades de la Universidad no estandariza modos de evaluación, control y gestión
de las actividades de extensión e investigación? ¿Por qué el énfasis institucional de la
UNCuyo en estandarizar todos los procesos mediante el uso de las tecnologías de la
información? Hay que ampliar la mirada a los procesos del capital global para intentar
responder estas inquietudes.
El resultado de la primera fase del proceso de transformación de la
Universidad según Noble (1998) fue convertir la investigación en mercancía a través
de productos patentados, priorizando la asignación de recursos para la investigación
en detrimento de la docencia. Luego, la mercantilización de la docencia, trajo dos
tipos de consecuencias: “las relacionadas con la universidad como sitio de producción
de mercancías y las relacionadas con la universidad como mercado para ellas” (Noble,
1998, p. 181). Esta diferencia pone en foco problemas centrados en distintos
integrantes de la comunidad universitaria: “Las primeras generan para el profesorado
la problemática laboral tradicional acerca de la introducción de nuevas tecnologías en
la producción” (p. 181). A los profesores se los puede controlar más en cuanto a
productividad, tiempo conectados, contenidos.
Entramos en la dimensión de las técnicas de control. Veamos cómo impacta
esta flexibilización del trabajo cognitivo en los docentes-investigadores
deteniéndonos en las características de la producción intelectual, que Naidorf y Pérez
Mora (2012) identificaban en universidades de tres países de la región (Argentina,
Brasil y México):
aumento de la competencia entre pares, la hiperproductividad medida en términos
cuantitativos, la tensión entre individualización de la evaluación y la promoción del
trabajo grupal y en redes, la burocratización e industrialización de las actividades de
investigación, la labor a corto plazo y por proyectos específicos, la tensión entre la
hiperespecialización y los abordajes inter, multi y transdiscplinarios, la búsqueda
permanente de subsidios a la investigación y las tensiones existentes en torno a
realizar investigaciones pertinentes (p. 25-6).

En la misma línea, Ros & Wlosko (2017) reconocen cómo tecnologías propias del
new management público organizan el trabajo de investigación de docentes-
investigadores a tiempo completo (con por lo menos 10 años de antigüedad) de tres
universidades nacionales (UBA, UNGS, UNQ). Buena parte de los/las investigadores
entrevistados acusa sensaciones de “desborde” respecto de las tareas, afirma tener un
escaso tiempo de descanso (semanal y anual), y a veces, la pérdida del sentido del
trabajo (2017, p. 16). 
Aunque es generalizada esa percepción, también es
importante advertir que en cuanto a los modos de trabajo y a las estrategias de
“escape” señalan dos subgrupos de investigadores relacionados con la antigüedad en
la Universidad.
De todos modos, como una de las hipótesis en trabajo respecto de la
investigación, y con las diferencias que puede haber en el caso de la UNCuyo de
acuerdo a las posibles vivencias de los docentes, entendemos que la sigevización, es
decir, la implementación de la plataforma Sigeva-UNCuyo, para las actividades de
investigación, como proceso promovido institucionalmente consolida una
burocratización basada en criterios cuantitativos de evaluación docente (número de
artículos, cantidad de becarios/ tesistas y de investigaciones realizadas, montos de
financiamiento gestionado por cada docente).
Además, en el terreno de la docencia, es parte del desarrollo de nuestra
investigación analizar, a partir de la realización, cómo funcionan cursos destinados a
la formación docente, optativo y gratuito para docentes de todos los niveles de la
UNCuyo, como “Sociedad, educación y TIC”, desde el área de Educación a Distancia
e Innovación Educativa (dependiente de la Secretaría Académica).

UNCuyo: la cibernética por abajo


Además, siguiendo a Noble (1998), la universidad como mercado planteó
problemas para el estudiantado norteamericano relativos a los costos, la privacidad y
la equidad de la educación. En cuanto a los estudiantes, en el caso de la UCLA, se
opusieron a la educación virtual porque se les exigía por pagar los cursos. Este punto
difiere en nuestro caso porque aquí la virtualización se lleva a cabo, con excepción de
la UNC, a través de plataformas virtuales que pertenecen a Universidades Públicas,
por lo tanto, por lo menos en el grado, no se cobra, pero sí plantea un serio problema
en cuanto al acceso (heterogéneo dada cuenta la población rural y urbana que asiste a
la Universidad); sin embargo, esa dificultad para el acceso a la educación se utiliza
como excusa para fortalecer la producción en entornos virtuales de aprendizaje según
el Plan Estratégico 2021 y la ordenanza 75/2016.
Respecto de la cibernetización por abajo, trabajamos ya no con la materialidad
de las plataformas y políticas intrumentadas desde la UNCuyo sino a partir de la
experiencia y materialidad de las prácticas con celulares (y computadoras), que
preceden y atraviesan a la universidad desde hábitos y concepciones que existen
previamente a la entrada de les estudiantes a las diferentes facultades y que están en
constante movimiento. Para ello trabajaremos con resultados de dos investigaciones
recientes: “La crisis de la presencia en el capitalismo cibernético.
Una exploración
de las prácticas con los nuevos medios por parte de estudiantes de grado de la
Universidad Nacional de Cuyo” (2017-2018), la que incluye 60 entrevistas a
estudiantes entre 2017 y 2018, atendiendo a las variables de edad, género y diversidad
de pertenencia a diferentes facultades de la UNCuyo. Y su antecesora “Modulaciones
de la atención y la distracción: el uso de los medios sociales en las prácticas de
investigación, docencia y aprendizaje en la Universidad Nacional de Cuyo” (2015-
2016).
En ambas investigaciones se había hecho referencia a la aparición una tensión
importante entre el uso instrumental de los nuevos medios -el smartphone con más
asiduidad y constante referencia, más que la computadora- y la presencia continua y
ambiental en la que les estudiantes expresan sentirse inmersos. Este relevamiento,
dijimos, coincidía con lo que se había mencionado como la “creación de un mundo
privado de atención” (Touza et al., 2016, p. 22). En la investigación más reciente, se
agrega una tercera concepción de la relación de les estudiantes con los nuevos
medios: a la instrumental y ambiental, se complejiza con la cyborg.
La dimensión ambiental, tiene que ver con la normalización de un espacio-
temporal de experimentar la “realidad” y con complejizar aquella vivencia
“voluntarista” del uso de los nuevos medios que binariamente (y ficticiamente) crea
un “adentro” de un “afuera”, en tanto los aparatos (celulares y computadoras) se
presentan como un instrumento para “entrar” o “salir”. Es en la dimensión ambiental
donde podemos relevar alguno de los aspectos sobre cómo se van modulando las
subjetividades respecto de las dos tecnologías de gobierno mencionadas: el
neoliberalismo y la cibernética. Sobre la primera tecnología, es muy importante el
antecedente de Van Dijck (2016) sobre los rasgos de funcionamiento del ecosistema
conectivo (en el que se incluye Facebook, Twitter, Flickr, Wikipedia y Youtube)
como plataformas que en su interrelación y en el establecimiento de modos de
funcionamiento común van haciendo técnica la socialidad de acuerdo a lógicas de
competencia y jerarquización, condensadas metonímicamente en el “me gusta” y que
van modificando los campos de lo privado, lo público y lo corporativo.
En este caso, nos detendremos más bien sobre la cibernética que sobre el
neoliberalismo. Una de las dimensiones donde vemos cómo opera la técnica de
gobierno mediante el ecosistema de medios conectivos y la cultura de la conectividad
es la estructuración del tiempo (y las vivencias acerca de la duración, la intensidad, y
la productividad que trae aparajada).
Es fundamental marcar las posibilidades de conexión porque la vivencia sobre
el transcurrir y la disponibilidad de tiempo que les estudiantes dicen tener y habitar
está estrechamente relacionada con el acceso a Internet que tienen en el smartphone.
A diferencia de Berardi (2017); Van Dijck (2016), textos escritos desde las
principales ciudades urbanas europeas y norteamericanas, la conectividad permanente
en nuestra latitud, aunque en proceso de afianzarse, se ve limitada por condiciones
infraestructurales del país y la provincia de Mendoza.
La expansión del acceso a Internet en los hogares y a la telefonía móvil es
advertida por les estudiantes en la breve historización que hacen de su trayectoria. En
general, la mayoría tuvo su primer celular alrededor de los 12 años, con algunas
variaciones entre los 10 y los 16, y recuerdan que antes solo lo usaban para llamadas o
mensajes de texto (más que nada asociado al cuidado parental y maternal). Es
alrededor de los últimos tres años que la mayoría accedió a un smartphone y con este
a una diversidad de usos y aplicaciones entre las que destacan Spotify, WhatsApp,
Twitter, Facebook, Snapchat, excepcionalmente Pinterest, y la actualmente más
extendida, Instagram. Esta situación brinda una consideración importante para situar y
matizar las diferencias de nuestra realidad conectiva (intermitente en cuanto a
infraestructura y económicamente desigual) con los textos trabajados, cuyas
condiciones materiales de conexión son dadas por evidentes y naturalizadas. Entre
aquelles entrevistades con acceso 24 horas y 7 días a la semana aparecen más
frecuentemente referencias a la facilidad que el celular ofrece como instrumento para
la gestión eficiente del tiempo, “ahorrar” o “agilizar”, sobre todo en referencia a
aplicaciones como la agenda, WhatsApp para la organización de encuentros o
notificación de reuniones. Estas reiteraciones sobre las ventajas que la infraestructura
técnica ofrece (tanto en relación a la extensión de redes de servicios como al diseño
de los aparatos) involucran una predisposición no solo temporal sino también
afectiva, es decir, esa sensación de obligación de tener que sostener la conectividad
permanente por “si pasa algo”. El tiempo entonces va efectivamente asociado a una
predisposición de “alerta permanente”. Más claro aún se advierte la vivencia de la
temporalidad más acelerada por la conectividad permanente cuando les entrevistades
deciden apagar el celular, lo pierden, lo olvidan o no tienen conexión y sienten un
“alivio”, que de todos modos va asociado a una sensación de ansiedad. El tiempo
cibernético se encuentra con un límite en la imposibilidad de sostener el estado de
alerta por parte de les estudiantes, de recepción y de producción ante el constante
flujo de estímulos que genera la conectividad 24/7. Esta situación nos pone de
manifiesto la hipótesis de Berardi acerca de una mutación antropológica respecto de
la sensibilidad, de la conjunción a la conectividad (2017).
La visión más instrumental de los celulares y las redes, las sensaciones y
vivencias a veces son advertidas por quienes hablan como contradictorias, y es en este
nivel que aprecia lo que podría leerse como tensión entre formas de normalización de
la atención (Touza et al, 2016) y las estrategias de resistencia respecto de los nuevos
medios. Las diferentes tácticas individuales de resistencia para que el tiempo no se
escape, para no “faltarle el respeto” a otres en una juntada de amigos o una reunión
familiar: apagar el celular, usar una app que inutiliza el celular por un tiempo
determinado; y colectivas, ya sean heterodirigidas o autodirigidas, en la facultad o en
el trabajo se les prohíbe usar el celular o en un grupo alguno de les integrantes pide
volver a concentrarse tras el uso generalizado del celular. Estas decisiones
individuales o colectivas sobre cómo, cuándo, cuánto tiempo, para qué usar el
smartphone y también las redes sociales consideramos que deben ser contextualizadas
y matizadas en relación a cómo las posibilidades materiales de los dispositivos y las
estructuras de telecomunicaciones actual van predisponiendo y construyendo un
escenario cibernético que constriñe los usos que mencionan les entrevistades.
La percepción y regulación del tiempo van estrechamente vinculadas a las
transformaciones en la atención. Entendemos por atención “una intensidad de
apertura” hacia las cosas, les otres y sí misme (Touza, 2016). En este punto, es
importante destacar cómo, y pese a las dificultades materiales de conectividad
permanente (que veremos más adelante), el celular se mantiene prendido 24/7 y con
conexión mayoritariamente a wifi aunque también abundan paquetes de datos
(limitados e ilimitados) que tienden a una conectividad permanente. Esta situación
estructura un consumo intersticial (Igarza, 2009) que se interrumpe por determinadas
causales, ya sean prohibitivas (por ejemplo en el caso de aquelles que trabajan en
atención al cliente de un almacén o de un hotel), o, principalmente, por actividades
que requieren de un disposición mayor a “estar en la situación” y de concentración,
como es en las horas de estudio y a veces de clases o, una tercera actividad, son las
reuniones sociales: familiares, de amistad o por vínculos sexoafectivos, en la que
abundan las referencias sobre el “respeto” que les merecen esas personas con las que
se comparte un tiempo y espacio determinado. Sin embargo, también aparece a veces
como complemento, otras como una forma distinta de estructurar el tiempo de
conectividad diferente, no ya intersticial (o no solo) sino una conectividad más fija en
relación a horarios determinados, que se intensifican hacia la noche. Esta otra forma
alternativa respecto de la buena parte de los casos también debe ser contextualizada
en las rutinas y horarios diarios que en gran medida son moldeados por las actividades
asociadas a la universidad y, en la menor parte de los casos, a situaciones laborales
(que en la mayoría de los pocos casos se presentan como esporádicos, informales e
incluso como ayuda en negocios familiares).
Si en el 2016 (Touza et. al) habían hecho referencia a que, a diferencia de lo
que mencionaba Turkle sobre que la vida en la pantalla como opción frente a la real,
en aquella investigación se decía que la realidad se presentaba como una opción más,
en este caso queremos marcar que esa diferencia entre la realidad y la virtualidad es
tan difusa que haciendo referencia a lo ambiental (y a las configuraciones espacio-
temporales que producen) existe una continuidad realidad-virtualidad-realidad o, en
otras palabras, la virtualidad es la realidad tanto como la realidad misma que se
reconfigura constantemente a partir de la lógica cibernético-virtual.
Esta temporalidad de un “espacio-tiempo liso, resultado de la disolución de la
situación en la conexión permanente” (Touza et. al 2016), había sido advertida en la
investigación previa como una prolongación indefinida de la jornada laboral. En las
entrevistas actuales lo que podemos ver es que se repite esa situación e intensifica en
quienes explícitamente admiten que trabajan con diferentes redes sociales para la
venta o promoción de artículos o eventos, aunque siguiendo a Berardi (2004)
infotrabajadores es la totalidad de entrevistades en tanto se expropia de elles el trabajo
libre (Terranova, 2004), es decir, el trabajo voluntario, no asalariado, disfrutado y
explotado como el que explícitamente se puede describir sobre el que realizan les
estudiantes dentro de las redes sociales.
Por último, y para cerrar los puntos centrales acerca de la concepción del
tiempo, también es importante destacar cómo se comprende y reconfigura la
percepción y disfrute del tiempo libre. En el abanico de situaciones es recurrente que
les estudiantes admitan que tienen y gozan del tiempo libre que reparten en
actividades como deportes, la práctica de actividades artísticas, descanso, la lectura de
algún libro o disfrute al aire libre, y también el celular cumple un papel central. En
este punto de la investigación podemos afirmar que al interrogarles por el tiempo libre
se expresa un placer en cada una de esas, casi como excepción, y a diferencia de lo
expuesto en el informe de avance, hay una poca valoración del tiempo de ocio, “de
estar al pedo”. Este disfrute sin embargo tiende, en la percepción de les estudiantes a
ser poco o menor de lo deseado, y también se reitera la interrupción o yuxtaposición
que provoca el uso del celular en relación con las demás actividades. Incluso se ve
una tensión o contrariedad en la “calidad” del disfrute del tiempo libre con o sin el
celular porque, sin este “se disfruta más” o se tiene la percepción de que es mayor,
que se extiende. Aunque sería necesario una indagación más profunda, es posible
señalar la subyacente idea de productividad asociada al tiempo, ya sea por los dichos
en relación al “aprovechamiento” o “agilización” o bien por el “derroche” más
vinculado a las redes sociales. Situación que no es vivida de esa forma cuando hay
encuentros entre amigues, compañeres o familiares. Aquí dejamos como sospecha que
en esa productividad del tiempo está asociada a la otra tecnología de gobierno, el
neoliberalismo, en tanto impone la lógica del tiempo como recurso y de inversión-
resultado como característica del “empresario de sí” (Laval y Dardot, 2013).
Cierre
Como primeros acercamientos a la problemática abordada, quisimos poner en
evidencia cómo la perspectiva teórica que entiende al neoliberalismo y a la
cibernética como tecnologías de gobierno, sirve para analizar el proceso de
virtualización de la universidad. Considerando que la lectura bibliográfica y el trabajo
de campo se están haciendo simultáneamente y que todavía queda mucho más trabajo
por realizar para dar forma al objeto de estudio, hasta aquí las aproximaciones
foucaltianas, deleuzianas y tiqqunianas has sido útiles para pensar cómo el
neoliberalismo y la cibernética se conjugan y tensionan en la producción de una
subjetividad neoliberal a partir de un dispositivo de rendimiento/goce que permea y
reproduce (en) la universidad a través de normas, plataformas virtuales y discursos
cada vez más presentes aunque inconexos o poco organizados. Queda pendiente
seguir indagando cómo les docentes y estudiantes son afectados por las diferentes
técnicas de gestión y control que se van instrumentando y normalizando en la
universidad.
Bibliografía
Barboza, Romina; Benasayag, Ariel y otros (2018). “La crisis de la presencia en el
capitalismo cibernético.
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