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RADIOLOGÍA DE TÓRAX

INTRODUCCIÓN

La pleura es una membrana de 2 hojas que recubre ambos pulmones, el mediastino, el


diafragma y la superficie interna de la pared torácica. Está revestida por un epitelio de células
(mesoteliales) lubricadas por una delgada lámina de líquido. La parte externa de esta
membrana se llama pleura parietal y la parte interna pleura visceral. Entre ambas se forma
una cavidad, la cavidad pleural, que contiene una pequeña cantidad de líquido, habitualmente
no mayor de 15 ml. La cantidad de líquido pleural viene determinado por un equilibrio entre la
producción y la absorción.

El líquido pleural es filtrado por la pleura parietal desde los capilares hacia el espacio
intersticial y desde aquí pasa al espacio pleural. El líquido pleural es drenado desde el espacio
pleural vía estomas existentes en la pleura parietal que tienen capacidad de drenar hasta 30
veces el líquido existente.

La pleura normalmente es una membrana muy fina y no es visible en una radiografía. Lo que
podemos ver es la superficie de las costillas, la superficie del diafragma o el mediastino, donde
sabemos que se encuentra la pleura, pero no vemos la pleura propiamente tal. Normalmente
tampoco vemos líquido.

(Foto A1) (Foto A1.2).

Debido a que la pleura es una capa muy fina, en una tomografía computada la pleura no es
visible o se ve como una línea muy delgada. La delgada capa que corresponde a la pleura se
une imperceptiblemente con el tejido adiposo extrapleural y más profundo con la superficie de
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las costillas donde se encuentra la fascia endotorácica. Entre las costillas se encuentran los
músculos intercostales y debajo de cada costilla el paquete vasculonervioso correspondiente
(Foto A2). Por fuera de las costillas están los músculos de la pared, el tejido adiposo de la piel y
la mama en el caso de las mujeres.

(Foto A2)
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RADIOGRAFÍA DE LA PATOLOGÍA PLEURAL


DERRAME PLEURAL

El derrame pleural es una anormal acumulación de líquido en el espacio pleural. El desequilibrio


entre absorción y formación de líquido pleural explica la aparición de derrame.

Un derrame indica la presencia de una enfermedad que puede ser pulmonar, pleural o
extrapulmonar.

¿Por qué se produce un derrame pleural?

Un derrame puede ocurrir cuando el balance de las fuerzas hidrostáticas favorece la formación
de líquido, estando la permeabilidad normal. Es el caso de una insuficiencia cardiaca que
aumenta la presión venosa pulmonar y por tanto, la presión capilar de filtrado; también ocurre
de similar manera en casos de disminución de la presión oncótica en el plasma. El líquido será
un filtrado del plasma (transudado) sin abundantes proteínas. Así se entiende que un
transudado tiende a ser bilateral, simétrico cuando la enfermedad que ha provocado el derrame
es extrapulmonar. Una atelectasia importante también puede generar un derrame al disminuir
la presión intrapleural. Al contrario, un exudado se desarrolla cuando la superficie pleural o la
permeabilidad capilar están alteradas, por ejemplo en casos de invasión tumoral de la pleura
(compromiso linfático) o aumento de la permeabilidad por infección.

Dado que el líquido pleural es drenado desde el espacio pleural vía linfáticos, la obstrucción por
células tumorales de esta red de linfáticos puede determinar la aparición de un derrame pleural.

El compromiso tumoral de los linfáticos puede ocurrir por vía hematógena o linfática. Los
derrames hemorrágicos pueden resultar de la invasión de las estructuras vasculares existentes
o por inducción de la angiogénesis (factor de crecimiento vascular endotelial y citoquinas).

SIGNOS RADIOLOGICOS DE DERRAME

La sospecha de un derrame pleural parte de los síntomas del paciente y el examen físico. La
disnea, el dolor torácico, abolición del murmullo pulmonar y la matidez son algunos síntomas y
signos clásicos. Se debe pedir idealmente una Radiografía Frontal (PA) y lateral (lo que no
siempre es posible) para evaluar esta sospecha, la que puede estar en el contexto de una
enfermedad pulmonar o extrapulmonar. Frecuentemente también un derrame es un hallazgo
incidental en la evaluación del paciente por cualquier otra causa.

Fisiopatología de la imagen: el líquido pleural ocupará la posición más inferior del tórax
siguiendo la gravedad y por ello su posición depende de la posición del paciente. El pulmón
adyacente disminuye de volumen a medida que el derrame aumenta. En un paciente de pie el
líquido pleural cae primero en la base del hemitórax, entre el pulmón y el diafragma, pero de
manera especial en el seno costofrénico posterior.
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(Foto A3.1 y A3.2)

Al aumentar el derrame el líquido se vierte sobre el seno costofrénico lateral y anterior. Con
mayor acumulación el líquido se extiende a lo largo de la convexidad pulmonar, afinándose en
forma gradual a medida que adquiere una posición más elevada en el tórax.

Como el derrame es móvil, cuando cambie la posición del paciente el derrame también
cambiará de posición, a menos que existan adherencias o el derrame esté loculado.

APARIENCIA CLASICA DEL DERRAME EN LA RADIOGRAFÍA

No todos los pacientes que tienen derrame tienen alteraciones en la radiografía y los valores
que se dan son variables, pero se estima que se necesitan al menos 125 ml de líquido pleural
para que sea visible en una radiografía frontal-lateral, que se ve como un borramiento o
pérdida de definición del seno costofrénico posterior.

Cuando el paciente está de pie la apariencia clásica del derrame es de una opacidad inferior
homogénea (región más blanca), con un borde curvilíneo superior (menisco), bien delimitado y
cóncavo hacia el pulmón (FOTO B1). En algunos casos podemos percatarnos que el derrame es
más denso (blanco) en la región lateral y menor en la región central debido a su forma. En la
región donde el derrame contacta con la superficie de alguna estructura con densidad de partes
blandas, esta última dejará de visualizarse y de diferenciarse, como ocurre por ejemplo con el
diafragma. Este efecto se llama el signo de la silueta (Foto B1) y es uno de los signos más
importantes en la interpretación de la radiografía de tórax.
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(Foto B1)

Tipicamente el margen o límite del contorno entre derrame pleural y el pulmón se observa bien
delimitado (interfase), similar al contorno bien delimitado del diafragma y esta apariencia
permite diferenciar entre una opacidad pleural y pulmonar. Sin embargo no siempre este límite
es tan evidente y la imagen de menisco inferior del derrame pleural no es preciso en una
radiografía frontal debido a la interfaz que produce el pulmón atelectásico adyacente y sólo
vemos una opacidad inferior que borra los senos costofrénicos. En este caso puede ser de
utilidad la radiografía lateral para ver el menisco o una radiografía con el paciente acostado de
lado como se muestra en las figuras (Foto B2.1 y B2.2). Un derrame pleural puede tener una
apariencia similar a una condensación en una radiografía, especialmente en condensaciones
periféricas, debido a que ambas situaciones producen un aumento de densidad. Para
diferenciar en la imagen entre un derrame pleural de una condensación debemos observar la
apariencia interna y los contornos de la opacidad. Las condensaciones puede ser heterogéneas
o presentar broncograma aéreo en su interior, en cambio el derrame tiene una apariencia
homogénea. Los contornos de una condensación son en general mal delimitados, a diferencia
del derrame, además la imagen de menisco es rara de ver en una condensación. Por supuesto
que un paciente puede tener ambas condiciones, es decir, derrame y una condensación, y es
muy frecuente que adyacente a un derrame exista algún grado de atelectasia pulmonar, lo que
puede dificultar la interpretación.
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(Foto B2.1 y B2.2)

Otra apariencia común se observa cuando el líquido pleural se ubica en las cisuras. La
apariencia es una interfase curvilínea de límites bien definidos en la proyección frontal (FOTO
C1 y C2), con mayor densidad lateralmente que medial. La interfase curvilínea describe un signo
de derrame cuando compromete el lóbulo inferior y marca el límite de la entrada del líquido en
la cisura mayor. Una imagen similar puede producirse en la parte alta con la lengua de contacto
con la cisura mayor.

(Foto C1 y C2)
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Desde el punto de vista de la imagen de derrame, una interfase curva es un signo de derrame
independientemente de la región del tórax donde se observe, por ej si se encuentra una
interfase curva en la región inferior en un paciente de pie diremos que se trata del signo del
menisco, pero una imagen similar puede encontrarse en la pared lateral o en la superior como si
fuera un casquete apical, especialmente en la proyección frontal con radiografía en decúbito,
porque el derrame se desplaza hacia lateral o superior. Esta interfase define el límite entre el
pulmón con el derrame y la separación del pulmón de la pared torácica debido al derrame
(FOTO C3). Dada su naturaleza la interfase corre paralela a la pared torácica o sigue la forma
de las cisuras cuando se introduce en ellas. En conclusión el signo de la interfase es uno de los
signos más útiles en la interpretación de un derrame pleural.

(Foto C3)

Los derrames muy grandes (derrames masivos) opacificarán todo un hemitórax, borran el
contorno cardiaco (sólo a veces visible por la grasa pericárdica), pueden desplazar el
mediastino, la vía aérea y el diafragma (FOTO D1). El pulmón adyacente se encuentra
atelectásico (FOTO D2) debido a la compresión que ejerce el derrame.
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(Foto D1)

Las adherencias pleurales pueden simular un derrame pleural especialmente en la proyección


frontal y producir una imagen de borramiento de los senos costofrénicos laterales, incluso con
una pequeña imagen de menisco. Para diagnosticar esta condición se requiere de la radiografía
lateral que muestra los senos costofrénicos posteriores normales en caso de adherencias y
ocupados en caso de derrame.
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(Foto D2)

Otra condición que puede simular derrame son los engrosamientos pleurales secuelares que
pueden ser secundarios a un proceso pleural previo como un hemotórax o un empiema. En
estos casos se observa una opacidad marginal adyacente a la superficie interna de las costillas
que puede ser irregular o tener calcificaciones, sin embargo a veces no es posible determinar si
la opacidad corresponde a engrosamiento, derrame o ambas condiciones.

Atelectasia v/s derrame: cuando se produce la pacificación completa de un hemitórax cabe


plantear si esta opacidad está dada por un derrame masivo o una atelectasia pulmonar
unilateral completa. Para responder esta pregunta debemos tener en consideración que una
atelectasia masiva se observará también como una opacidad homogénea del hemitórax
correspondiente, pero el desplazamiento del mediastino será al lado ipsilateral (FOTO D3). Es
posible además se puede visualizar una elevación de la burbuja gástrica en el lado izquierdo y
eventualmente una imagen de hiperinsuflación y desplazamiento del pulmón contralateral
hacia el lado de la opacidad.
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(Foto D3)

Como signos adicionales podríamos observar una amputación del bronquio principal
comprometido en la atelectasia, aproximación de las costillas y eventualmente una intubación
monobronquial.

Con mayor frecuencia una atelectasia pulmonar completa se observa en pacientes


hospitalizados e intubados, debido a secreciones bronquiales retenidas que ocluyen un
bronquio principal. En estos casos, las radiografías previas son de gran ayuda para llegar al
diagnóstico correcto (FOTO D4 y D5).
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(Foto D4 y D5)

Derrame Loculado: cuando un derrame queda atrapado en las hojas pleurales debido a
adherencias o hay atrapamiento del líquido entre las pleuras, esta condición impide que el
derrame se disponga libremente según la fuerza gravitatoria. Crea imágenes similares a masas
pleurales, homogéneas, de límites en parte mal definidos y en parte bien definidos,
habitualmente ubicadas adyacentes a la pared costal o en las cisuras (E1 y E2). Lo común es
que su borde que se proyecta mirando al mediastino sea convexo y bien definido y el borde
lateral que contacta con la superficie costal no sea perceptible. Los derrames loculados se
producen con mayor frecuencia en derrames pleurales exudativos, sobre todo derrames
paraneumónicos, empiema o el hemotórax. Un tipo especial de loculación se ve en casos de
insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal o síndrome nefrótico, condiciones en las cuales el
derrame se observa en las cisuras como una masa que desaparece luego del tratamiento
(tumor evanescente) (E3 y 4).
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(Foto E1 y E2)

Las loculaciones situadas contra la pared torácica son las más frecuentes. Adquieren diversas
formas dependiendo de la manera en que se desarrollan las adherencias pleurales, pero
también es posible observar derrame loculados adyacentes a la superficie del mediastino. En
estos casos la opacidad tiene un contorno bien definido hacia lateral.

(Foto E3 y E4)
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Imágenes de loculación: a continuación se muestran otras imágenes de derrame loculado con


su explicación respectiva: E5, E6, E7, F0, E8

(Foto E5 y E6)

(Foto E7 y F0)
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(Foto E8)

Derrame v/s Masa Pleural: los derrames que se loculan comparten muchos hallazgos similares
a las lesiones extrapulmonares, es decir masas, tumores pleurales o de la pared torácica y en
algunos casos pueden ser indistinguibles. Los rasgos comunes de las lesiones
extrapulmonares, incluyendo el derrame pleural, podemos definirlos de la siguiente forma:

Una alteración de ORIGEN EXTRAPULMONAR, es decir, un derrame loculado, un tumor pleural


o una masa de la pared torácica tiene hallazgos característicos que permiten sospechar y en
algunas ocasiones asegurar su origen extrapulmonar. Estos son:

1. La lesión se observa generalmente homogénea, a menudo parcialmente redondeada,


con su contorno medial orientado hacia el pulmón, muy bien definido (FOTO F0). El
contorno de la lesión que contacta con la pared torácica o la pleura es imperceptible ya
que su densidad de partes blandas se confunde con la densidad de la pared
(F2) (signo de la silueta)
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(Foto F0)

2. Los ángulos de la masa típicamente son obtusos con la pared, especialmente el


contorno superior (F2). Es importante destacar que una masa pulmonar grande y con
amplio contacto con la pared puede tener una apariencia similar, pero las lesiones de
origen pulmonar tienden a tener sus contornos visibles mal delimitados.

(Foto F2)
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3. En el caso que una lesión pleural se ubique dentro de una las cisuras es preciso
identificar su posición en relación con alguna de las cisuras (E1). Habitualmente son
lesiones ovaladas o fusiformes, homogéneas y pueden presentar una pequeña
prolongación en Rx o en TAC llamada “cola pleural” (F3) que permite distinguirlas de
lesiones parenquimatosas.

(Foto F3)

Con las proyecciones de una radiografía habitualmente no es posible asegurar si una opacidad
con características de corresponder a una lesión extrapulmonar es de origen pleural o de la
pared torácica, excepto que se observe destrucción costal. Pueden encontrarse lesiones
pleurales que podrían presentar un compromiso destructivo de la pared torácica, pero la forma
de presentación como una masa única, con destrucción costal, es más común de observar en
casos de lesiones que se originan en la pared torácica, como un tumor primario o una
metástasis.

Las masas pulmonares difieren de las masas pleurales. Cuando la lesión pulmonar no contacta
con la pared torácica o el mediastino todos sus contornos pueden ser visibles (F6), pero límite
con el parénquima pulmonar adyacente puede no estar claramente definido como en las
lesiones pleurales (F4 Y 5). La densidad de una lesión pulmonar puede ser heterogénea debido
a la presencia de broncograma y los ángulos de contacto de la masa con la pared son con
mayor frecuencia agudos.
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(Foto F4 Y F5)

(Foto F6)
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Derrame del paciente en decúbito:

La imagen del derrame pleural en pacientes en decúbito puede ser especialmente difíciles de
diagnosticar. Con mayor frecuencia se cuenta solamente con la proyección frontal y el paciente
puede presentar otras alteraciones en el parénquima que se confunden con el derrame.

Cuando un paciente está en decúbito supino (acostado), el líquido pleural se sitúa en capa en la
región posterior, y aunque se produce un efecto de menisco en la interfaz pulmón-líquido, no se
aprecia en la proyección frontal porque el derrame está de frente al haz de rayos X. La
radiografía tiene poca sensibilidad y especificidad para detectar derrames en pacientes en
decúbito (67% y 70%), es por ello que una radiografía normal no excluye un derrame.

Los signos que permiten sospechar un derrame y ayudan en este diagnóstico son:

a) Aumento de densidad de hemitórax, con conservación de las sombras vasculares.


Cuando los derrames son pequeños, esta opacidad tipo velo puede ocupar solamente la
región inferior, haciendo que la mitad inferior sea más opaca que la superior (FOTO G2).

(Foto G1)
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b) Pérdida de la visualización del hemidiafragma ipsilateral. (FOTO G2)

(Foto G2)

c) Borramiento del seno costofrénico. Este signo de derrame es menos confiable con el
paciente en decúbito debido a que frecuentemente la radiografía no es de buena
calidad, la pared torácica puede obscurecer esta región o las opacidades pulmonares
simular el mismo signo.

d) El vértice del hemitórax puede estar cubierto por una sombra, como una banda, que
cubre el ápice y separa el pulmón de la pared torácica, algunas veces llamado casquete
apical. Se parece a un engrosamiento pleural, aunque habitualmente más grueso, bien
definido en su contorno y asimétrico con el lado contralateral. Es un signo que aparece
en derrame al menos moderado. FOTO G1.

e) Engrosamiento de la cisura mayor o menor asociado al aumento de densidad inferior o


pérdida de definición del seno costofrénico.

f) Aparente elevación del hemidiafragma que se produce cuando el derrame se ubica


entre el pulmón y el diafragma simulando el contorno del diafragma llamado derrame
pleural subpulmonar.
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Derrame subpulmonar.

En ocasiones, por causas no aclaradas, grandes cantidades de líquido pleural se acumulan en


una localización subpulmonar. Los derrames subpulmonares son a menudo transudados y
asociados con falla renal, cirrosis, falla cardiaca y síndrome nefrótico. Los derrames pueden ser
uni o bilaterales, pero es más frecuente que sean unilaterales y ubicados en el lado derecho.

El líquido de un derrame subpulmonar se ubica entre el pulmón y la superficie del diafragma, y


puede ser difícil de detectar debido a que el borde del líquido simula una elevación del
diafragma en la radiografía con la cisura menor más cerca del diafragma de lo habitual (FOTO
G6). Los signos acompañantes que pueden ayudar a determinar la presencia de un derrame
subpulmonar son los siguientes:

(Foto G6)
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 La región más alta del diafragma es más lateral de lo habitual y el contorno de uno de
los lados del “diafragma” es más recto.

 El seno costofrénico está habitualmente mal definido por el líquido pero no hay imagen
de menisco.

 Los vasos pulmonares por detrás del diafragma no son visibles en la radiografía frontal
porque la región posterior tiene líquido.

 Si el derrame subpulmonar es izquierdo la burbuja gástrica está alejada más de 2 cm.


del supuesto contorno del diafragma en una radiografía frontal de pie.
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DIAGNOSTICO ESPECÍFICO DEL DERRAME

Una vez hecho el diagnóstico de un derrame podemos orientarnos a su causa. Las causas de
derrame pleural son múltiples, a veces multifactorial, pero en la práctica, más del 90% de los
derrames están dados por:

1. Falla cardiaca.
2. Cirrosis.
3. Ascitis.
4. Infección pleuropulmonar.
5. Malignidad
6. Embolia pulmonar.

Estas causas y otras pueden ser sospechadas conociendo la historia del paciente, por ej, si el
paciente ha sufrido un trauma (hemotórax) o existe antecedente de colagenopatía, exposición a
asbesto, cáncer conocido, enfermedad renal, ascitis, uso de drogas, etc.

Las causas más comunes de derrame se exponen en la siguiente tabla:

Fisiológico Hepático Inflamatoria


Embarazo Cirrosis AR
Ascitis LES
Infeccioso Wegener
Virus Pancreático ABPA
Bacterias Pancreatitis
Protozoos Drogas
Abceso subfrénico Renal Metotrexato
Abecso hepático Síndrome nefrótico Amiodarona
IRA Nitrofurantoina
Neoplásico Síndrome urémico Otras
Pulmón
Mama Esplénico Misceláneas
Linfoma Abceso Mixedema
Mesotelioma Infarto Sarcoidosis
Hematoma Atelectasia
Cardiovascular Cirugía
Falla cardiaca SD de Meigss
Pericarditis
Sd de Dressler
Embolia
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El algoritmo de estudio del derrame comienza con la historia del paciente. Si la historia clínica, el
examen físico y la radiografía sugieren un transudado sólo se realiza el tratamiento de acuerdo
al contexto clínico, no importando si el derrame es uni o bilateral.

Si el derrame no se resuelve o el contexto clínico no sugiere un transudado es necesario el


análisis del líquido pleural. En caso que el estudio del líquido no permita encontrar la causa se
realiza un método de imagen adicional como una ecotomografía, que es de utilidad para lograr
puncionar derrames pequeños o loculados, o una tomografía computada (TAC) que puede
orientar a la causa del derrame demostrando cambios en la pleura que sugieran por ejemplo
una enfermedad maligna. La tomografía puede hacer visible engrosamientos pleurales difusos
o nodulares característicos de ciertas patologías, pero estos hallazgos son difíciles de encontrar
en exámenes sin uso de contraste EV, por ello, todo estudio de un derrame pleural con TAC
debería realizarse con contraste EV.

El derrame pleural masivo tiene un diagnóstico diferencial limitado. El 90% está dado por
malignidad, derrame paraneumónico o empiema y TBC (Chest 2003; 124:978-983).

TOMOGRAFIA COMPUTADA DEL DERRAME PLEURAL

La TAC (tomografía axial computada) representa una técnica de imagen importante en la


evaluación del derrame debido a que: a) Es muy sensible para detectar y confirmar la presencia
de un derrame. B) La morfología permite distinguir claramente entre derrame libre y loculado
(FOTO E6). Cuando el derrame es loculado permite definir la extensión y localización. C) La TAC
permite distinguir claramente entre enfermedad pleural y parenquimatosa, y en este sentido es
una técnica superior a la radiografía. Para esta distinción es de gran ayuda la utilización de
contraste endovenoso, que permite con facilidad diferenciar la pleura del parénquima. D) La
TAC permite evaluar las características morfológicas de la pleura. Algunas apariencias
(engrosamiento irregular y masas focales) son muy sugestivas de neoplasia maligna y otras
(engrosamiento uniforme y suave), de benignidad. E) La TAC puede permitir identificar
neumopatías adyacentes (neumonía, tumores, absceso).

La TAC sin duda es más sensible que la radiografía de tórax para detectar un derrame.
El derrame produce una opacidad homogénea en forma de semiluna en la parte más inferior
(posterior) de la cavidad pleural. La atenuación del derrame es similar al agua, de alrededor de
0 mas-menos 10 unidades hounsfield (UH), sin embargo el hemotórax suele identificarse como
una opacidad no homogénea con una densidad considerablemente mayor que la del agua
FOTO G4.
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(Foto G4)

El análisis de las características morfológicas de la pleura puede permitir diferenciar un


exudado de un transudado. Normalmente la pleura no es visible en la TAC o se ve como una
línea muy fina. El engrosamiento de la pleura se puede sospechar cuando la pleura es
evidentemente visible y en este caso podemos asegurar que estamos frente al menos a un
exudado FOTO G5

(Foto G5)
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DERRAME PLEURAL MALIGNO

El derrame pleural maligno frecuentemente es unilateral y la mayoría de las veces moderado o


importante (H2).

(Foto H1)

(Foto H2)
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En las metástasis pleurales frecuentemente existe derrame pleural asociado en la radiografía,


que puede estar causado por distintas vías: una de ellas es el aumento de permeabilidad de los
capilares, otra es la invasión de los capilares, vasos linfáticos y disminución del drenaje linfático
producto del bloqueo en ganglios mediastínicos por invasión.

La apariencia en la TAC de la patología metastásica puede ser similar al mesotelioma. El


derrame pleural puede ser leve o masivo, estar loculado o no. La clave para sospechar que un
derrame es maligno es la presencia de nódulos o engrosamiento irregular de la pleura (H1 y 3).
Los nódulos pleurales múltiples y el engrosamiento pleural nodular se observaron solamente en
derrames malignos en un estudio del año 2000 en que se estudiaron 211 derrames pleurales.

(Foto H3)
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MESOTELIOMA Y ENFERMEDAD PLEURAL MALIGNA

Hallazgos Radiológicos:

El mesotelioma aparece radiológicamente como un engrosamiento pleural difuso (FOTO I)


grueso lobulado o nodular en la convexidad pulmonar. Cuando el mesotelioma se asocia a
derrame pleural (80%) el engrosamiento y la nodularidad pueden quedar ocultos por este.
Característicamente el derrame pleural, a pesar de ser masivo, no se acompaña de
desplazamiento del mediastino al lado contralateral, ya sea por un factor restrictivo debido al
compromiso circunferencial del pulmón o bien por invasión del pulmón y atelectasia
secundaria.

La TAC es el método de elección para el diagnóstico de enfermedad maligna pulmonar y en


especial mesotelioma. Los hallazgos que sugieren mesotelioma pleural son: engrosamiento
pleural nodular o masas pleurales con compromiso circunferencial (extensión en anillo),
incluyendo la pleura mediastínica o las cisuras, asociado o no a derrame pleural. Las
calcificaciones pueden verse hasta en un 20% y es frecuente la presencia de adenopatías
hiliares, mediastínicas y nódulos pulmonares. Pero a pesar de todo ello es necesario saber que
no existen signos específicos de mesotelioma, pues casi cualquier proceso maligno que afecte
la pleura puede simular un mesotelioma.

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