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^ r ) n ! o o 'o ~ d f c r t o r a r .

ÖZ

HELMUT SCHOECK
BIBLIOTECA HERDER
S E C C IÓ N DE C IE N C IA S SO CIALES
V o lu m e n 136

DICCIONARIO
DIC C IO N ARI O DE S O C I O L O G Í A

p o r H E L M U T S C H O EC K
DE SOCIOLOGÍA

BARCELONA BARCELONA

E D IT O R IA L HERDER E D IT O R IA L HERDER
1981
V e rs ió n c a r e l i a n a d e l a o b r a d e
HELMUT S c h o í c k , K le ln e i s o ilo lo g ltc h e s W ó r ttr b u c h ,
V e rla g H e r d e r K O , F r ib u r g o d e B risg o v ia

T fu e ro edUíón I9H I Prólogo

Un diccionario de sociología, en form ato manual, no puede contener


todos los artículos que abarca el dom inio de esta ciencia y sus disciplinas
auxiliares. Muchos conceptos corrientes en sociología y de uso casi
cotidiano, derivan de otras ciencias: la psicología, la etnología, la economía
o incluso la política. El c rite rio selectivo adoptado en la presente obra
obedece a un propósito de ofrecer, dentro de lo posible, un elenco de
voces com pleto que satisfaga las necesidades de un le cto r corriente,
el cual no tendrá a mano obras más extensas de consulta, en castellano
o en otras lenguas. Estas obras, lo mism o que los copiosos índices que
acompañan los tratados mayores y las monografías sociológicas, han sido
puestos a contribución a fin de lograr el máximo acierto en la delicada
tarea de seleccionar las vocos.
La longitud de un artículo determ inado no ha de considerarse que
está siem pre en razón directa con la im portancia que tlone lo que esto
artículo Ilustra para la especialidad a la que corresponde. En algunos
casos algún concepto básico ha sido posible reducirlo a un texto escueto,
m ientras que en otros casos se ha hecho del todo im prescindible desarro­
llar el concepto que se registra, a fin de hacerlo in te lig ib le al le cto r no
especializado y com pletar a menudo con rem isiones a otros artículos
dentro de la misma obra, lo que resultaba indispensable para la recta
inteligencia del conjunto. El le cto r podrá adquirir una visión de con­
ju nto si disciplinadam ente consulta las rem isiones que le soñala el texto
de un artículo determ inado. A dq uirirá con ello una perspectiva más amplia
que lo p e rm itirá apreciar de qué modo las ciencias llamadas sociales se
© V erta g H e r d e r K G , F reib u rg Itn Bre.Ugau
relacionan entre sí ofreciondo una imagen compleja.
® E d ito r ia l H e r d e r S . A ., P r o v e n to 3 8 8 , B a rc e lo n a (E s p a ñ a ) 1973 Dentro de las lim itadas posibilidades de una obra como la presente,
se procura brindar al final de la mayoría de artículos unas referencias
bibliográficas breves. Siempre que ha sido posible se señala la existencia,
para las obras extranjeras, de una versión castellana. Se suele prescindir
de los artículos aparocidos en revistas especializadas que lógicamente
I S B N 8 4 -2 5 4 .0 3 5 4 -7 r ú s t i c a no se hallan al alcance del le cto r medio.
I S B N 8 4 -2 5 4 -0 8 5 3 -9 t e l a

w
E s p»opitU A i> D eM s i i O i c c a l : B 3 7 .8 3 7 -1 9 8 0 P r in t e d in S p a is

C k a M sa - N á p o l e f , 2 4 9 - B a r c :l o n a
A

Acción social. Es un concepto fun­ Una m adre quo durante el perío­


dam ental de la sociología nacido a do m ínim o de lactancia da el pe­
finales del .siglo XIX. Prescindiendo cho con regularidad a su hijo, no
com pletam ente de todo ju icio de realiza ninguna a.s. (a pesar de que
valor (por tanto no como contrapo­ en cuanto persona está realizando
sición a la acción asocia!), a.s. es conscientem ente una im portante
todo proceso social, todo com por­ función social para con su hijo).
tam iento (in te rno o externo) de un Refiriéndonos, por el con tra rio , a
individuo, de un grupo, si el que las trib u s de un pueblo p rim itiv o
actúa percibe en ello un sentido (com o los Indios comanches de
que resulta do una rolaclón (e stru c­ N orteam érica), en las que so da
tura) social ya existe nte o de una un período extraordinariam ente lar­
relación que so ya^a c o n s titu ir con go de lactancia (que excede a los
la a.s. En contraposición a los con­ dos años), y considerándolo como
ceptos sim p listas (y que desfiguran parte del sistem a norm ativo cultu­
la realidad ^social al dicotom izarla) ral, se podría de cir, en el sentido
como «comunidad» y «sociedad» (on de la distin ció n de Durkheim , que
cuanto marcos que sirven para di­ en este periodo de lactancia se e3tá
versos tipo s de a.s.), el concepto realizando una acción social.
de a.s. (on inglés social actlon) nos La evolución que este concepto
pe rm ite analizar sistem as sociales ha experim entado en Max W eber
(de acción) m uy diversos, que son es la quo más Influencia ha tenido
concebidos com o procesos. en el significado actual do a.s. (a
Ya a finales dol sig lo XIX, Émlle p a rtir de 1937 esta influencia se
Durkhelm in te n tó caracterizar los he­ deja s e n tir sobre todo en Talcott
chos sociales (fa lts soclaux) par­ Parsons). La acción o no acción ha
tiendo de las coacciones que expe­ de ser concebida com o social, si
rim entan éstos al obrar. Según Durk- el sujeto descubre en su com porta­
helm una a.s. se da únicam ente m iento un sen tido que resulta de
cuando es oblig atoria para la mayor la acción y no acción de los otros.
parte de los m iem bros do una co­
lectividad, por ta n to cuando es con­ J. Klein. The Study of Groups (Lon­
secuencia de un -»co ntrol social dres 1956): P.R. HofstSttor, Gruppon-
dynamik (1957); C.G. Homans. Thco-
ya e xiste nte. El com portam iento (ac­
rio dor sozlalen Giuppo (31963); Idem,
ción) general que se observa en Elcmcntarformcn so/ialen Verhaltens
un grupo de la población no es, (1968): fl. Battegay, Der Mensch In der
según Durkheim , una a.s. propia­ Gruppe, 3 vol3. (1967-69).
m ente dicha, si sus causas son pu­
ram ente psicológicas o biológicas Acom odación, proceso do. -»Adap­
(por ej., una sim ple im itación). tación.

1 2

Schoeck I
A ctitud es Adaptación

A ctitud es. Las a. son objeto de in­ neralización, es decir, se extienden cientos y reflejos (actos retroac­ Adaptación. Considerada como s i­
vestigación, sobre todo en la psi­ tam bién a sensaciones que so ase­ tivo s: la unidad más pequeña de un tuación final y relativa del proceso
cología social americana, desde haco mejan o se parecen m uy poco a la proceso de reacción); en muchas do a. (que según W .l. Thomas es el
varios decenios, ya que son espe­ sensación p rim itiva. Las a. no pue­ form as de saludar, por ej., el m o­ problem a central de la vida en ge­
cialm ente apropiadas para los mé­ den spr observadas directam ente de vim iento ejecutado por una perso­ neral), so da adaptación cuando un
todos cua ntitativo s y desempeñan u n a 'fo rm a concreta. Hay que dedu­ na provoca un m ovim iento refle jo individuo, un grupo, una m inoría o
un gran papel en las (malas) rela­ c iría s siem pre de la conducta (a en la otra. una in stitu ció n , a lo largo de un
ciones entro personas y grupos, pre­ veces de las om isiones o de una espacio de tiem po y en la mayoría
sentándose en form a de ->prejuir ausencia de conducta). G.H. Mead, The Phllosoyphy ol the de los casos debido a un cambio
ció, de -»discrim inación, de interés Sin un gran cúm ulo de a. adecua­ Act (Chicago 1938}; H. Becker, Sozlolo- consciente de las propias caracte­
por consorvar la distancia social, gio ais V/Issonschelt vom sozlalen Han- rísticas, han adoptado una disposi­
das no habría individuo capaz de
etcótora. A n te todo se pretende deln (s.a.). ción interna que hace que sus re­
viv ir y de actuar, ya que en cada
in vestig ar las condiciones necesa­ nuova situación que se le presenta­ laciones con otras personas dentro
Aculturación. La a. tiene lugar cuan­ del m ism o am biente social tengan
rias para in d u cir el cam bio de las se tendría que comenzar de nuevo
, a. Las a. (generalm ente se trata do do unos individuos o grupos (in­ menos friccio ne s que las existe n­
con un proceso de aprendizaje, y a
m igrantes, obreros extranjeros, e t­ tes al princip io de este proceso.
todo un conjunto de actitu des) ex- considerar cuál sería su m ejor con­
cétera), en la mayoría do los casos Solamente podremos hablar de a.
prosan la predisposición que tiene ducta posible. Nuestras a. estruc­
una persona para reaccionar de una ya adultos, arraigados en su propia com o del estado de mutua tole ran­
turan el m edio am biente, en el sen­
cultura originarla, hacen suyos ele­ cia (posiblem ente el óptim o que se
form a determ inada, constante y, por tid o de que nos podemos m over
tanto, previsible frente a una sen­ m entos de una cultura extraña (ge­ pueda alcanzar), si antes se ha da­
en él con una pérdida m ínim a de
neralm ente esquemas de conducta do un contacto de estas mismas
sación del medio am b ie nte/ Esta tiem po y con las mayores proba­
Internos y externos, va lo re s...). La personas en una situación menos
predisposición naco de anteriores bilidades de éxito.
procesos de aprendizaje (-»socia­ a. puede ser fru to de una aspira­ adaptada o com pletam ente inadap­
Las a. son medidas por medio de
ción voluntarla, de una im posición tada. -»A sim ilación. -»C onform idad.
lización, propia -»cultura, vivencias la técnica do construcción de -»es­
especificas, etc.). Las a. no nacen forzada o de una aceptación in d i­ El individuo que se adapta, gene­
calas. A la persona entrevistada
feren te. Un desequilibrio político o ralm ente conserva un margen ma­
solam ente de unos contenidos de se la confronta generalm ente con
social de fuerzas llova consigo, en y o r de acción que aquel que se
conciencia racionales perceptibles un cuestionario, a cuyas preguntas,
la mayoría do los casos en form a doja asim ilar. Como el proceso de
para el individuo y su observador, respecto al objeto de las a., res­
superpuesta, la a. de la cultura más -»socialización dol individuo no le
sino también de procesos em ocio­ ponde con diferentes reacciones.
nales que llegan” hasta ol campo débil dentro del campo de la cul­ puede preparar de igual form a para
físico de la personalidad. Una gran A.R. Cohén, Attltude chango and social tu ra más fue rte . En la a. los e le­ hacer frente a todas las situ a cio ­
antipatía, acompañada de sentim ien­ influencc (Nueva York 1S64); E.P. Ho- m entos de la religión, del arte o nes, a todas las Instituciones socia­
tos de aversión, frente a una de ter­ llandor, Principies and methods of so­ del idiom a extraños pueden desem­ les, a cualquier tip o de relaciones
minada categoría de personas, pue­ cial psychology (Londres 1967); P. Vir- peñar un papel, lo m ism o que los Intorhumanas, cada m iem bro de una
ton, Sociología de los actitudes, en elem entos de la cultu ra m aterial sociedad se ve obligado alguna vez
de ser considerada como actitud.
Los dinamismos sociales (Herder, Bar­ (herram ientas, alim entos, medios de
Por tanto, las a. representan una celona 1969) 301-314. a adaptarse. Quien piense que ol
configuración de diversos elementos transp orte). En general, no pueden conjunto de sus -»esquem as de
(con frecuencia heterogéneos) den­ predecirse la rapidez ni la dirección com portam iento y de sus -»roles
Acto social. Es una acción tem po­
tro del campo de acción psicofísico de los procesos de a.; suelo pro­ con stituye un todo inalterable, se­
ralm ente lim itada, en la mayoría de
dol individuo. Los Impulsos, siguien­ ducirse una selección cultu ral den­ gún el cual debe regirse cada per­
los casos de una sola persona,
do a esta configuración heterogé­ tro del campo de la cultu ra extra­ sona que vive en su m edio am­
guiada y dirigida hacia una meta
nea o m otivados por olla, dirigen ña, pero el elem ento cultu ral más biente, pasará ante los demás por
por la conciencia del propio yo, y
en una determ inada dirección la con­ práctico o más adecuado no es un excéntrico. Desde el punto
que es considerada com o algo in­
ducta que so observa frente a una siem pre el prim ero en ser aceptado. de vista biológico, la capacidad de
tencional tanto por el que actúa
persona. Cabe adoptar una actitud como por la persona afectada por adaptación a los cam bios que sur­
fre n te a un único objeto de term i­ M.J. Hcrskovíts (dlr.), Acculturatlon gen en el m edio am biente es una
la acción. El a.s. es la unidad más (Nueva York 1938): R. Llnton, Accultu-
nado o fre n te a una am plia cate­ pequeña, on la mayoría de los casos de las cualidades de todo organis­
ration In Seven American Indlan Trlbcs
goría de personas o de fenómenos a muy co rto plazo, do un proceso (Nueva York 1940); R. Thurnwald, en mo, con ayuda de la cual puede
(por ej., la a ctitu d frente al arte social activo. W. Hollpach describe VV.E. MOhlmonn y E.W. Müller (dlra.). conseguir toda la magnitud vita l que
moderno). Las a. tienden a la ge­ tam bién actos retroactivos incons- Kulturanlhropologle (1956). la naturaleza le ha dado. Durante

3 A 5 6
i
Adaptación Agrupación

la prim era m itad dol sig lo XX, 1953). De la inadaptación, m aladjust- ej. en el caso de grupos extraños fenóm eno de la a. siguiendo los fe ­
on las escuelas y en la vida pública m ent, lo con tra rio de a., se ha acu- que buscan protección, puedo ser nómenos fundam entales pe rcep ti­
americana, la a. ora la meta de la pado detenidam ente, sobre todo, la considerada tam bién como a. bles, com o la envidia, el impulso
sociología americana y de los so­ ciencia del com portam iento en los sexual, la codicia, la autodefensa
cia l engineers por olla form ados. países anglosajones. Se puede ob­ Agresión. Se aplica a todo acto por preventiva, etc. Si la agresividad
I.a sociología americana se conside­ servar en la mayoría de los casos el quo alguien (m ediata o inme­ de un individuo (en algún caso tam ­
raba a sí misma com o instrum ento la fa lta de a. gracias a unas form as diatam ente) se d irig e en contra de bién de un grupo, de una raza, ge­
do la a. G. Lundberg y T. Parsons, determ inadas de -»conducta des­ otro, pudiéndose tra ta r, tanto on el neralm ente de una m inoría) queda
ontre otros, crearon una teoría ge- viante. Como el concepto do nor­ caso del agresor como del agre­ frustrada en el am biente social y
noral a este respecto. Desde los m alidad en el ám bito de la conducta dido, de personas aisladas o de tien e que ser rep rim id a y ocultada,
años 60 se ha puesto cada vez más social apenas puede ser concebi­ colectividades de cualquier magni­ entonces esta agresividad alm ace­
on duda esta meta. Esta m eta ale­ do sin un ju icio de valor (e Incluso tud : puede tratarse incluso de una nada puede d irig irs e tam bién contra
ja sobre todo a la generación más en el secto r biológico de la me­ nación o de un grupo de Estados. la m ism a persona agresora (odio
Jovon de sociólogos europeos de la dicina humana resulta pro blem áti­ Agresividad es la inclinación per­ de sí m ism o; en un caso extrem o
sociología americana, tan admirada co), surgen grandes dificultades pa­ cep tible hacia la a. De hecho, a. la a. puede desem bocar en el s u i­
inicialm ente. ra el estudio de la a., ya que a fin significa solam ente la acción de cid io ). Freud, al princip io , pensó
La «nueva sociología» (C. W righ t de cuentas una a. to ta l lleva a la lanzarse contra otro, y se da por que la a. era una reacción frente
M ills ), aliada con la «nueva izquier­ conform idad. supuesto que la hostilidad es el a la fru stra ció n , pero más tarde
da» (H. M arcuse), intenta hacer de m otivo do la a. Desde los orígenes llegó a la conclusión de que la
la sociología la ciencia de la no L.F. Schaffer, The Psychology of Adjust- de la histo ria humana, el acerca­ agresividad era una tendencia in­
adaptación, la disciplina revolucio­ ment (Boston 1936); P.R. Skawran, m iento físíco de una persona extra­ dependiente e Instin tiva del com ­
naria con la cual se puede superar Psychologie der Anpassungs-Prozesse ña es interpretado siem pre, en caso portam iento. Para Freud la fuente
y hacer desaparecer el sistem a de (1965); K. Young, Persorwlity and Pro- m otriz de la a. es el in s tin to des­
de duda, com o una amenaza. En la
hieras of Ad¡ustmont (Londres : 1952);
a. do lina sociedad y do su cultura. sociología moderna, especialm ente tru cto r.
A. Gehlen, Die Scolo Im technischen
Estas contradicciones p o líticas es­ Zeitalter (1957). en la americana, el concepto de a.
tán comenzando a afe cta r los fun­ abarca Innum erables acciones y J. Doüard y otros. Frustration and
dam entos te ó rico s de la socio- om isiones de las que resulta, en Aggression (New Haven 1939): A.H.
Adopción. Es la adm isión de finitiva
logia. Buss, The Psychology of Aggression
y duradera de una persona en un la mayoría de los casos, un daño
(Nueva York 1961); L. Berkowitz, Ag­
Dentro del ám bito de los peque­ -»grupo. Sin el acto form al de la intencionado a la persona agredi­ gression: A Soclol Psychological Ana­
ños grupos sobre todo, cabe d is tin ­ a., esta persona no tendría en el da; así, la discrim inación, la ca­ lysis (Nueva York 1962); K. Lorenz, Das
g u ir (según L.v. W iese) en tre acer­ grupo un -»status social con de­ lum nia, el silencio intencionado sogenannte Böse (7-"l965).
cam iento, a. en sontido estricto, rechos y obligaciones. La a. de un (on algunos casos form as sublim a­
asim ilación y, por últim o, «unión». hijo desempeña un papel im portante das de a.), etc., pueden ser con si­ Agrupación. La a. es un grupo de
Estos procesos en las relaciones sobre todo en el derecho de suce­ deradas com o a. La teoría de la personas form ado de una manera
intorhum anas dan por supuesto un sión, y en el caso de que no exista frustració n — agresión (John Do- totalm ente volun ta ria sobre el que
contacto hasta cie rto punto frecue n­ descendencia natural puede ser llard, 1939), actualm ente es muy nadie tien e genoralm ente un títu lo
te e íntim o. La antropología filo só­ la única posibilidad do m antener discutida. Esta teoría hace recaer legal. La a. es casi siem pre una
fica afirm a que el hombre, compa­ una pretensión dinástica que per­ las causas de la a. sobre todo on -»asociación cuya finalidad está
rado con el animal, es iniclalm ente dure incluso después de la propia la víctim a, al considerar que el orientada al e je rcicio de unas de­
un ser poco adaptado a su medio muerto. com portam iento de ósta ha fru s ­ term inadas actividades (agrupacio­
am biente, un ser lleno de defectos; Precisamente en los pueblos p ri­ trado, deliberada o indeliberada­ nes deportivas) o a la defensa de
precisam ente por esto se siente im ­ m itivo s. cuya vida social está re­ m ente. un derecho le g itim o o hu­ unos ínteroses fre n te a terceras
pulsado y capaz de realizar cosas gulada en gran parte por medio manamente com prensible del agre­ personas (agrupaciones p ro fe sio ­
nuevas (trabajos, actos creadores).- de relaciones fa m ilia re s que se de­ sor, por ej. su am bición o su d ig ­ nales), ejercicio quo está regulado
En princip io , las innovaciones (In­ ben observar escrupulosam ente, la nidad. Algunos etnólogos han in te n­ por una con stitució n o por unos
novative behaviour), en cualquier posibilidad do la a. es indispensa­ tado procoder al estudio de las estatutos. Las agrupaciones pue­
terreno, las aportan en la mayoría ble para quo surja el grado de pa­ culturas y trib u s humanas a p a rtir den funcionar sin necesidad de una
de los casos, individuos inadapta­ rentesco deseado o necesario des­ del c rite rio de su m ayor o menor convivencia física de sus m iem ­
dos o mal adaptados al sistem a re i­ de el punto de vista social. La in­ grado do agresividad. Sería nece­ bros, los cuales en algunos casos
nante (H.G. Barnett, Innovation, corporación de grupos enteros, por sario s u b d ivid ir analíticam enfe el viven muy lejos unos de o tro s. ->

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Agrupación Allonación

Club, -»Federación, -»G rupo. A un­ paración entre ol lugar de trabajo Según la opinión do M arx, cuan­ una «sociedad fu tu ra -, que él no
que tam bién muchos de sus m iem ­ y la propia vivienda, m ovilidad del to más trabaje el obrero, ol -»pro­ determ ina más en concreto, en la
bros. sin em bargo la a. continúa hombre m oderno, determ inadas fo r­ le ta rio , en favor del o tro (el -»em ­ que cada uno podrá en el m ism o
existiondo. El dife ron te grado de mas de población, etc., sin embar­ presario, el -explotador»), cuanto día hacer de pastor, pescador, ca­
propensión quo hay en las diversas go tenem os que considerar todos más quede el m ercado inundado zador y c rític o lite ra rio , según le
sociedades a unirse en agrupacio­ estos cam bios en nuestras form as de productos por él fabricados, y plazca.
nes, la pertenencia a agrupaciones do vida bajo su auténtica perspec­ que él, el pro le ta rio, fundam ental­ En las últim as décadas, la socio­
de diverso s tip o s (in cluso agrupa­ tiva, teniendo en cuenta otros cam­ m ente no puede com prar, tanto logía am ericana so ha ocupado in­
ciones específicas de clases), las bios sociales: así, actualm ente se m enor será su salario. Por tanto, tensam ente del concepto de a. (alie-
agrupaciones de m ujeres, tan ca­ dispone del te lé fo n o para las in­ el trabajador se enajena, se des­ na tion ) y varias veces ha Intentado
racterística s de algunas sociedades teracciones directas del individuo personaliza. entregándose en be­ operacionalizarla para poder com­
(USA) y la im portancia de la a. en y de la te le visió n para las interac­ ne ficio do un tercero, a un mundo probar em píricam ente los d ife re n ­
la configuración del tiem po libre ciones pasivas. fís ic o que para él permanece ce­ tes grados de a. en los diversos
son problem as de los quo se ocupa rrado. grupos, profesiones, m inorías, etc.
el sociólogo, quien del hecho de En la crítica m arxista del proce­ M elvin Soeman propuso varios c ri­
D. Oberndórfer, Von der Elnsamkolt des
la pertenencia a una o varias agru­ Menschen ln der modernen omorlkanls- so económ ico desaparece el punto te rio s de a., por ej. el senso of
paciones (pertenencia que es más chen Gosollschoft (>1962): W. Bltter de partida de Hegel, que era co­ powerlessness, la Im presión de no
o monos frecue nto según los di­ (dir), Elnsamkolt ln medlzlnlscher, thoo- rre cto y tenía un sentido filosófico. te n e r ninguna influencia en la mar­
versos tipos do asentam iento) pue­ logischer und sozlologlscher Slcht Hegel vio con acierto que todo cha de las cosas. Prescindiendo
de deducir tam bién otras caracte­ (1967). del común acuerdo a que casi se
trabajo cuyo resultado se cede a
rísticas de la población que está otro, le perm ite a este ú ltim o lle ­ llegó entre lo s sociólogos empí­
examinando. Alienación. La a., llamada tam bién varse, por así d e cirlo , una parte ricos de Am érica, a mediados de
enajenación, despersonallzaclón, del individuo que ha roalizado el la década del 60, acerca de la im ­
A islam iento (-»Masa). El a. se pre­ continúa siendo hasta el mom ento trabajo, hace que el productor ena­ posibilidad de determ in ar y de com­
senta a los sociólogos como pro­ presente un concepto fundam ental jene. También el p in to r o el escu l­ prender lo que es a., precisam ente
blema debido a que en una pobla­ del -»m arxism o. El joven M arx lo to r enajenan una parte de su ser a p a rtir de entonces una parte de
ción los m iem bros de determ inadas encuentra ya en Hegel (F ilosofía en la obra de arte que venden, la -»subcultura ju ven il de los EE.
categorías- sociales pueden estar del derecho, Fenomenología d o l es­ pero que en el transcurso del tie m ­ UU., la que se revela contra su
padeciéndolo frente a la sociedad p íritu ), pero Hegel subraya más po va pasando do com prador a a. (alienated youth), ha adoptado
(por oj., las personas mayores de bien los aspectos positivos de este com prador y adquiriendo un valor una postura que en parto rechaza
65 años). En contra de los tópicos proceso. El hombre que trabaja, bastante superior al abonado por totalm e nte a su propia sociedad y
de una crítica pesim ista de la c i­ que produce, se ontrega a sí m is­ ol prim er com prador. Un mundo a su propia cultura. En este sen­
vilización, parece sor, según las in­ mo en el producto fís ic o do su sin allonación sería un mundo en tid o , la a. puede ser considerada
vestigaciones más recientes re a li­ -»trabajo, producto que lo es enaje­ el que toda persona, en cuanto In­ como una -*s e lf-fu llfillin g prophecy,
zadas en diversos países (A ustria, nado. El ordenam iento ju ríd ic o de dividuo, viviría sola para s í en su que afecta, sobre todo, a aquellos
Inglaterra, EE. UU.), que e l a. de la burguesía fa c ilita la concentra­ isla, como Roblnson Crusoe. La que se creen a sí m ism os respon­
la persona que vive en la gran ción do los m edios de producción, crítica m arxiste al proceso de pro­ sables do la a.
ciudad y de los ancianos que v i­ dol capital, y este capital hace po­ ducción encuentra especialm ente La a. aparece tam bién en S.
ven no sólo en las grandes, sino sible que algunos, una minoría, se inhum ano ol hecho de que el obre­ Freud, cuando las vivencias ente­
tam bién en las pequoñas urbes, en sirvan en el contrato laboral, a ro de fábrica, debido a la división rradas en el subconsciente desarro­
mucho menor grado de lo que so cam bio de un salarlo, del trabajo del -»trabajo, que desde el punto llan su propia form a de obrar y
había supuesto, es consecuencia de de otros, generalm ente de una ma­ de v is ta té cn ico y económ ico es producen, por ej., las neurosis. En
la sociedad moderna. El a. elegido yoría, con el fin de fab ricar unos necesaria, tenga que realizar un un sen tido más especial, se llama
por propia voluntad puede ser tam ­ productos que el duoño del capital, proceso laboral que él no puede a. a todo proceso a través del cual
bién una form a de conducta des­ el cap italista, puede vender en el com prender y que incluso le resu l­ las obras realizadas por el hombre
viante (so cia l disengagem ent), una -»m ercado, obteniendo de esta fo r­ ta absurdo, y, en cambio, no pueda escapan del co n tro l de éste. Hell-
form a do protesta individual contra ma una ganancia. Pero el trabaja­ te n e r la satisfa cción de poder pro­ pach y Gehlen consideran también
la sociedad. A posar de que son dor, el productor, no participa en d u cir todo un objeto, como el an­ la a. com o una instltucionalizaclón
muchos los factores que actual- esta ganancia de una manera pro­ tig u o artesano. M arx dice que la (entendida en un sen tido psicolo-
mento pueden ocasionar el a.: se­ porcional. solución del problema vendrá de gicosocial).

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A m istad Anomía

H. Popitz, Der enlfrcmdete Mensch dos; por ta n to cuando lo individual utópica. El a. lucha contra toda Anomía. De acuerdo con el so ció lo ­
(1953); J. Gabel, La fausso conscien- actúa sobre lo Individual. La in­ go francés Emile Durkheim , la si­
form a de autoridad, tanto divina
co (1962); J. Wossner, Sozlalnatur und tuación de a. de una sociedad o de
tim idad, la confianza incondicional com o estatal. Anarquistas, enem i­
Sozlalstruktur (1965); I. Fetschcr, Karl
del uno frente al otro, la relación gos del poder con stituid o, eran las algunos de sus m iem bros se carac­
Marx und der Marxismos (1967); H. Mar-
cuso, Der elndimenslonale Mansch personal yo-tú del grupo de dos fuerzas de oposición que en la teriza fundam entalm ente por una
(: 1967). Trad. cast.: El hombro unidi­ que so da en una a., dism inuyen segunda m itad del siglo XIX, y has­ sensación de des-concierto, do des­
mensional (J. Mortiz, México 1968); E. necesariam ente tan pronto com o la ta com ienzos de la prim era guerra orientación. Sufre de a. el in divi­
Kux. Karl Marx und dio revolutlonarc a. abarca más de dos personas, en mundial (sobre todo en el im perio duo que dentro, de su ambiente
Konfosslon (1967). cuanto que entonces está latente de los zares), buscaban provocar social se encuentra ante una m u lti­
en cada uno do los tre s (o más) un cam bio po lítico por medio del plicidad de normas opuestas o con­
Am istad. La a. es una ->relación m iem bros de la a. el sentim iento -» te rro r (atentados, bombas). En el tra d icto ria s. y no sabe por cuál de
social a largo plazo, extraordinaria­ de inseguridad ante la posibilidad ú ltim o te rcio del siglo XX se pue­ ellas decidirse. El -»co ntrol social
mente íntim a (lib re de elem entos de llegar a ser algún día víctim a de do observar que no solam ente bajo de los Individuos que ejercen las
eróticos) entre dos personas (nor­ una coalición dirigida contra él y las monarquías despóticas se pue­ in stitu cio nes de su sociedad falla
m alm ente sólo dos) quo por regla de ser echado fuera del grupo do a. de dar una pequeña m inoría que en este caso. Predomina entonces
general no se encuentran unidas Este m iedo latente quizás tenga defiende unos programas y unos la a., dado que las normas obliga­
en un -»grupo prim ario común an­ su origen en las vivencias exp eri­ métodos anarquistas, sino también to ria s a las que ha de som eterse
te rio r a la a. El tip o ideal de una mentadas dentro del grupo de her­ en el seno de las dem ocracias li­ la acción del individuo o de los gru­
am istad es la relación entre dos manos y quizás alcance su momon- berales. Por eso, la negación de pos respectivos (mandato, concep­
personas del m ism o sexo que ten­ to cumbre en la vivencia de celos p rincip io de todo orden establecido to de valor, etc.) no se pueden re­
gan intereses comunes (en la pro­ entre los herm anos. Por e9ta ra­ (es decir, la actitud anarquista) tie ­ conocer ya con claridad. Se puede
fesión o durante el tiem po lib re ), zón, cuando las am istades tienen ne su origen posiblem ente menos dar incluso un resquebrajam iento
cada una de las cuales pueda man­ más de dos m iem bros, sobre todo en una form a determ inada de so­ de la moral del grupo y, por ende,
ten er tam bién relaciones normales entre los jóvenes, están amenaza­ ciedad que en las estructu ras de del orden de una sociedad. Este
con o tro s grupos (fam ilia) o per­ das por el con flicto. La a., on cuan­ personalidad do algunos Individuos, defecto puede darse ya en el pro­
sonas (por ej., el cónyuge). El to form a social y sistem a de rela­ ostructu ras explicables a p a rtir de ceso de -»socialización del Indivi­
fue rte y exclusivo matiz axiológico ciones, contiene de una form a pura la psicología del desarrollo y de duo o de determ inadas capas socia­
del concepto de a. no se encuentra las cualidades de la -»comunidad la psicología profunda (individua­ les dentro de la sociedad global.
en todas las sociedades. La am is­ (A. Víerkandt). El origen de la a. lism o extrem ado, dificulta d do con­ A. significa por tanto una situa­
tad, en cuanto que es una de las ha sido examinado más detenida­ tacto). Estos individuos se reúnen ción de patología social, una «en­
muchas form as posibles de rela­ m ente por la -»sociom etría: cuanto gonoralm ente en grupos bastante fermedad» do las condiciones so­
ción y de unión, recibo su carácter más so asemejan los intereses y pequeños (-* d lq u o , -»asociación) y ciales, cuya verificación em pírica
específicam ente cultu ral, on parte, las características de la personali­ form an comunidades de acción. El resulta, sin embargo, particularm en­
de su delim ita ció n y posibilidad de dad (tanto internas com o externas), a. como program a se encuentra ya te d ifíc il, dada la im posibilidad
delim itación frente a otras form as tanto más probable es que surja una en G odwln (1793); Proudhon hace práctica do tradu cir en térm inos
sem ejantes de asociación. Los a. entre las personas. del a. una especie de doctrina so­ operacionales la situación de a. en
m iem bros de una -» d iq u e o de una cial. En Bakunin el a. so convierte la investigación de tip o individual.
-»banda pueden cu ltiva r la a., pero F. Oppcnheimer, System der Soziolo- en el p rincip io del m ovim iento re­ El térm in o sociológico de a.
no es una condición previa para glo. vol. 1/1 ('1964). volucionario. O tros defensores: Stir- (próxim o al concepto do alienación)
que puedan su b sistir estas form as ner y Kropotkin. goza desde los años cincuenta, es­
de asociación. La am istad entre dos Anarquismo. Es un programa de ac­ pecialm ente en la sociología ame­
o tre s m iem bros dentro de tales ción sociopolítica de unos grupos H. Zoccoll, Die Anarchie (1909); P. ricana, de gran aceptación, y en la
grupos, por regla general, es con­ organizados (aunque tam bién puede Heintz, Anarchismus und die Goganv/art mayoría de los casos es utilizado,
siderada más bien como un Incon­ (1951); F.J. Hobsbawm, Sozlalrobcüen
designar sim plem ente la actitud de como lo fue ya por Durkheim, para
(1962); J. Joll, Die Anarchisten (1966);
veniente y como una amenaza con­ ciertas personas) que aspira a la proceder a una crític a global de la
C Sigrist, Regulierte Anarchie (1967):
tra el grupo. El concepto do a. anarquía, a una sociedad sin -»po- E.K. Scheuch (dir.), Dio Wiedertäufer cultu ra y do la sociedad; pero si­
contiene en sí los valores de fide­ der y sin -»jerarquía. Pero tam bién ln dor Wohlstandsgesellschaft ( 1 S68). gue sin aclarar si son las in s titu ­
lidad, lealtad, confianza. es posible que el a. emplee el pro­ ciones y las fuerzas suprapersona-
Según L.v. W iese, a., en su sen­ ceso de la anarquía sólo como m e­ Anim al. Investigación de la conduc­ les de una sociedad, o bien los
tid o propio, se da en el grupo de dio para llegar a una comunidad ta. -»Instin to. defectos do los individuos (en par­

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Anomía Antropología y sociología

tic u la r en su relación con el medio deseado, considerado a su vez co­ tredicho sus conceptos do valor, EE. UU.. a un estudio intensivo dol
am biente) los responsables p rin ci­ mo el destino del individuo aislado brotaran un odio y una desconfian­ a. por parte do p s ic ó lo g o s ^ soció­
pales de este fenóm eno de a. Un en la sociedad in du strial, el a. su­ za hacia los judíos, cuyo origen so logos. Personalidad -»a utorita ria. El
prim er resultado de la a. lo tene­ pone una carencia. -»Anom ía, -»M a­ hallaba en unas m otivaciones re li­ a. tiene diversas causas, que dan
mos, según Durkheim , en un ele­ sa. Si alguien, en contra do su vo­ giosas y prerrellgiosas (-»supersti­ asim ism o origen a la -» d iscrim ina­
vado índice de suicidios dentro de luntad. permanece on el a. frente ción). Las comunidades judías, lo ción de otras minorías. El extran­
una población, siem pre que no se a otras personas, puede encontrar je ro es siem pre sospechoso, se lo
m ism o que otras m inorías, por ej.
trate, claro está, de suicidios e xp li­ desconfianza y reserva; pero en al­ los Inm igrantes chinos en el Asia rechaza (xenofobia) y se le echa
cables por las normas obligatorias gunos casos solam ente se puede la culpa de las desgracias y catás­
sudorienta!, se hicieron pronto im ­
do la respectiva cultura, por ej., por dar un auténtico encuentro perso­ tro fe s de una población. Juntamen­
prescindibles en sus países de re ­
altru ism o o por honra ofendida. El nal si permanecen en el a. (incóg­ te con los parsis, los judíos so
sidencia, debido a la prestación de
concepto de a. lo utilizan entre nito) el uno fre n te al otro. Cuando cuentan entre las m inorías más
determ inados servicios. Así, los co­
otros E. M ayo y T. Parsons. En m u­ la situación porm ite el a., puede lo­ antiguas de la historia. Los -»este­
m erciantes judíos que vivían en el
chos casos es d ifíc il d e cir si la a., grarse la evasión del rol Inherente reotipos acerca de ellos se han
occidente cristia n o pudieron hacer­
al menos para algunos grupos de a un determ inado status social. se cargo — y en parte se vieron tra n sm itid o de generación en ge­
una población, es algo inevitable, Th. G eiger, H. Schelsky y o tro s han neración por m edio de refranes y
obligados a e llo — de la función
inmanente al sistem a e indepen­ puesto en duda, incluso por medio de prestam ista, en una época en m odism os, y a través de la lite ra ­
diente del individuo, o es más bien de con tro le s em píricos, la afirm a­ tura. La extensión del a. es resul­
quo osta profesión le resultaba Im­
el resultado de una adaptación fa l­ ción crítica desde el punto de v is ­ tado de la cultura y religión judías,
posible a un cristia n o debido a que
sa (->adaptación) dol individuo, y ta de la civiliza ción de que la gran la Iglesia prohibía p e rcib ir in te re ­ que hacen que los judíos aparez­
que. sin embargo, es revalorlzada ciudad provoca el a. can en todas partes com o una m i­
ses. En general, los judíos se de di­
filo sófica o políticam ente por el noría dentro de la sociedad que
caban a las escasas profesiones
concepto de a. Conviene d e lim ita r D. Ricsman y otros, The lonely Crov/d los rodea. En cuánto m inoría, los
— generalm ente poco considera­
bien el concepto do a. del concepto (Nueva Haven 1950). Trad. cost.: La judíos son propensos a la ->endo-
das al p rin c ip io — que les osaban
de -»desintegración social. Para la muchedumbre solitaria (Paidos, Buenos perm itidas. Entre otras cosas, los gamia. Su vida peculiar de minoría
sociología crim inal la a. aparece, Aires).
estaba prohibida la agricultura y la que no quiere sucum bir en la so­
por oj., en un aumento rapidísimo posesión del suelo, la artesanía ciedad que los rodea desportó cons­
do la -»qonducta desviante (en unas A ntise m itism o . El concepto de a. tantem ente grandes hostilidades
grem ial y las profesiones com er­
form as concretas). En Inglés el té r­ fue utilizado por prim era vez en contra ellos.
ciales «honradas». A comienzos del
m ino de a. aparece ya en el año Alem ania en el ú ltim o te rcio del sig lo XIX empezaron a caer poco a
1591. La teología del siglo XVII u ti­ siglo XIX. Y so rofiere a aquella poco las barreras sociales. A pe­ F. Bernsteln, Der Ar.tiscmitismus ais
liza ya la palabra a. para expresar form a de -»p reju icio que so ha Gnippenerschcinunej (1926); Th.W. Ador­
sar de un a n tisem itism o todavía
el desacato a la ley divina. dado en d ife ren te s épocas y en mu­ no, The Authorlterlon Personality (Nue­
viviente y de unos prejuicios ge­
chas sociedades y que va dirigida nerales, la integración social de los va York 1950); H. Arendt, Elemente
M.B. Clinard (dir.), Anomle and Doviant en contra do los judíos, pudiendo totaler Herrschaft (1955): J. Isaac, Ge-
ciudadanos judíos en la Europa cen­
Behavior (Nueva York 1964); J. Duvlg- incluso llevar a la persecución do néso do I'Antisemitismo (París 1956);
tra l era prácticam ente un hecho M. Ginsbern, Rcason and Unrcason in
naud, Durkheim (París 19G5); E. Durk­ dicha m inoría. El a. no so dirige cuando el régim en nacionalsocia­ Sociuty (Nueva York 1960): K. Thleme,
heim, Le suicide (1897). contra todos los pueblos sem itas, lista de Alem ania co n virtió el a. Judenlclndscholt (1963); J.P. Sartre,
entre los cuales se cuentan tam ­ en do ctrina de Estado, utilizando, Béflexlons sur lo questlon luive (París
Anonim ato. Cuando dos o más per­ bién, por ej., los árabes, sino sólo en otras ocasiones había sucedido 1969).
sonas se encuentran unas frente a contra los judíos. En la mayoría lo m ism o, la envidia del ciudadano
otras «cofno si no tuvieran nom­ de los casos, y peso a v iv ir aisla­ m edio en contra do los judíos ri­ Antropología cu ltu ra l. -»Etnología,
bre», hablamos de a. Para muchos dos en el seno de sociedades ox- cos, económ ica y socialm ente me­ -»C ultura.
sociólogos y crítico s sociales esta trañas, su religión y su cultura jo r situados.
situación se da cada vez más on propias no Im pidieron que los ju ­ La matanza de la m ayor parte de Antropología y sociología. En su
la llamada sociedad de -»masas díos sobrellevaran con o rg ullo y la población judía europea, re a li­ calidad de ciencia em pírica, la so­
del sig lo XX. Si bien para algunos hasta con é xito económ ico el e s ti­ zada por la dictadura nacionalsocia­ ciología necesariam ente debe po­
hombres, amantes de la tra n q u ili­ lo de vida que les solía im poner lis ta durante la segunda guerra seer una idea del hom bre — tanto
dad, pero conocidos por todo el el m edio am biente; de ahí que, en­ m undial, dio ocasión en Innum era­ en cada sociedad especifica, como
mundo, el a. puede ser un valor tre quienes creían puestos en on- bles países, sobre todo en los en general — , que constantem ente

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Antropología y sociología
A ntropología y sociología

ha de verificarse a p a rtir de las toda afirm ación sociocientíflca a la Ni siquiera las ciencias naturales
a algunas ciencias naturales es po­
realidades sociales y de los resul­ realidad social que ella mism a ha pueden lógicam ente actuar sin una
sible d is tin g u ir hoy a cualquier in­
tados de sus ciencias auxiliares. experim entado, está trabajando con
dividuo humano de todos los de­ imagen del hombre. Cuando la geo­
La s. com pleta la imagen precien- un tip o de hombre norm al. Si parto
más (por m edio de una especifica­ grafía cla sifica la suporflcle de la
tífica dol hom bre y al m ism o tie m ­ del supuesto de que, según m i ob­
ción electrónica de la form a de tierra , parte de unas razones de u ti­
po la sim p lifica por exigencias de servación. el hombre normal de mi lidad humana. Hablamos de reglo­
hablar, por la con stitució n de las
su m étodo. La s., además, tiene que sociedad no necesita apenas de tu ­
m oléculas de albúmina, por las hue­ nes agrícolas o forestales, de zonas
sacar consecuencias, respecto a tela. consideraré c ritica m e n te cual­
llas dactilares u otras ca ra cte rísti­ residenciales, de vías fluviales na­
sus propias teorías, de las otras quier teoría soclociontífica que de­
cas anatóm icas), una gran parte de vegables, do puertos naturales, de
ciencias que puedan exponer una fienda la tutela del hombre. El con­
la investigación sociológica parte riquezas del suelo, etc. Por tanto,
imagen de la naturaleza humana cepto hombre puede ser también
de la ficción de que cada uno de el geógrafo divide ya de antemano
en general basada en la variabilidad utilizado en el sen tido del p ro to ti­ el m edio am biente que le interesa,
los m iem bros del grupo (tomada
sociocu ltural. Sin embargo, la s. po del hom bre sin más. un tipo
esta palabra en la mayoría de los según un esquema en el que pode­
tiene que guardarse al m ism o tie m ­ de hom bre que se tiene presente
casos en un sentido muy am plio), mos observar nuestra existencia hu­
po de considerar excesivam ente a cuando se habla de la población
puede s u s titu ir a cualquiera de los mana en form a de proyección hacia
los hom bres, en cuanto actores, so­ de cualquier sociedad. el fu tu tro . Los autores de publica­
o tro s m iem bros. Si no fuera por
ciales, desde el punto do vista de La sociedad americana acentúa ciones sociológicas, antes de co­
esta suposición, no se podrían de­
los caracteres nacionales. Hay me­ el tip o de hombro ju ven il. El soció­
d u cir de las declaraciones de m il menzar un análisis propiam ente so­
nos diferencia entre dos socieda­ logo, al elaborar un concepto o co­
quinientos Interrogados las opinio­ cio lóg ico tienen ya, en la mayoría
des respecto a lo que los hombres menzar una investigación actuará,
nes o los -»patrones de conduc­ de los casos, un concepto sobre
quieren hacer y quieren dejar de quizá de manera apenas conscien­
ta de un pueblo de 50 ó 200 m illones esta sociedad que a ellos les re­
hacer, que entre lo que dentro de te, de modo d is tin to , según piense sulta aceptable. Pero no puede dar­
de habitantes. Esto se puede roa­
una mism a sociedad pueden hacer en una sociedad en la que predo­
llzar on cie rto s campos debido a se una imagen de la sociedad si
o dejar de hacer fácilm en te , debido m ine la Juventud o en la que pre­
que los am bientes sociales socioló­ no se tien e antes una imagen del
a unas normas en parte inform ales dominen las personas mayores. Para
gicam ente relevantes y eficaces en hombre. Los errores surgen cuando
y en parte oficiales, arraigadas en los sociólogos am ericanos las per­
que vive el individuo son num éri­ los sociólogos, en algunas de sus
la respectiva -»cultura. La s. se sonas poco amigas de contacto son
cam ente lim itados. A l individuo X afirm aciones, nos presentan una
equivoca cuando de aquellos pro­ algo inconcebible. Si al roallzar una
de una fam ilia de la clase social C, Imagen del hom bre que, por m o ti­
cesos que solam ente se pueden en­ encuesta sobre la vida ordinaria de
cuyo padre ejercita la profesión Y, vos corroborados por las ciencias
tender teniendo en cuenta la situa­ las personas mayores se descubre
podemos d istin g u irlo , biológica y sociales, no es com patible con la
ción de los individuos, excluye el que los contactos con los jóvenes
existencialm ente como ta l in d iv i­ imagen de la sociedad que apare­
aspecto individual. Entonces, ado- son relativam ente pocos, e llo se
duo, de otros tre s m illones de in­ ce en otras de sus afirm aciones.
loco de lo que recientem ente se atribuye Inm ediatam ente a una d is­
dividuos que tienen las mismas Cuando perciben esta contradicción,
ha dado en llam ar imagen supra- crim inación activa de los mayores
cara cte rísticas sociales; pero si so­ suelen pretender superarla supo­
socializada del hombre. La s. no por parte de los jóvenes, pero no
metem os este Individuo a un cues­ niendo que la naturaleza del hom­
necesita ignorar o e x c lu ir en el se piensa en lo contrario. Esto es
tion ario sociológico, tenem os una bre cam biará a su debido tiem po,
hombre el aspecto individual, sino lo quo sucedió en una Investigación
gran probabilidad de que conteste de form a que en el fu tu ro coinci­
que -— por ol c o n tra rio — puede em pírica que, después de un largo
a las preguntas con la respuesta dirán la imagen del hom bre y la
explicar, por ej., la eficacia univer­ reajuste de cie rta s inexactitudes,
sociológicam ente p re visib le en las imagen de la sociedad, perm itiendo
sal de los -»controles sociales, ba­ llegó a la conclusión de que las
demás personas de su mism a cate­ de esta form a que se cum pla su
sándose precisam ente en la omni- personas que se van haciendo ma­
goría social. La persona interrogada, teoría sociológica. En razón de esta
prosencla de un núcleo individual yores, Incluso en Am érica, p ra cti­ conjetura utópica, en s. no se acos­
al responder, rechaza por sí misma
in tra n sfe rib le que se da en cada can a veces la desconexión social
la mayoría de los influjos diferen- tum bra a hablar de la naturaleza
persona, Incluso m irando su par­ a p a rtir de una edad determinada.
ciadores existentes, por ej., el he­ humana. Pocos conceptos ha habido
ticip ació n en el grupo. Toda per­ Esto es lo que actualm ente se de­ quo durante las cuatro últim as dé­
cho de que su relación con su ma­
sona que establece una com para­ signa en gerontología con el té r­
dre fuera única y le disting uie ra de cadas hayan provocado tan indefec­
ción en tro ella misma, su esfera mino de social dlsengagem ent. tiblem e nte la indignación do los
cualquier otra persona.
íntim a, su círcu lo v ita l, su imagen En la problem ática sociológica se sociólogos anglosajones como pre­
La s. parte de un acuerdo pre-
personal del futuro y la sociedad prescinde conscientem ente de la cisam ente el concepto de natura­
cie n tífico : buscar los am bientes so­
que la rodea y que procura adaptar individualidad. M ientras que gracias
ciales convenientes para el hombre. leza humana. Según ellos, no exls-

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Antropología y sociología A rte , sociología del

te una naturaleza humana, sino que inteligencia propiam ente dicha, la in­ muchos pueblos p rim itiv o s ); ser campaña electora l más que una
el hombre tiene innum erables na­ vestigación actual (sobre todo la descendiente de una fam ilia real suma de dinero relativam ente pe­
turalezas, según el medio am biente am ericana) concede claram ente una (nobleza de sangro). Este ú ltim o es queña. fijada por la ley.
sociocultural en que se encuentre; m ayor im portancia a las predisposi­ el m étodo más extendido para de­
por lo demás, toda naturaleza hu­ ciones quo a la influencia del me­ lim ita r una a., pero el comienzo de G. Slmmol, Sozlolcgie (M958); M. We-
mana puede ser cambiada casi a dio am biente. Se acostum bra a la cadena está legitim ado por un ber, Wlrtschaft und Gcsollschaft (41956);
placer por m edio del con tro l social. pasar por alto que no solam ente acto supraterrono y g ra tu ito de H. Gollwitzcr. Die Standeshcrren (*1964);
Esta suposición se daba y se da hay una aptitud para el estudio uni­ Dios. La a, de los pueblos p rim i­ R. Porrott, Tho Arlstocrats (Londres
todavía hoy en una m edida quizás ve rsita rio de asignaturas científicas tivo s se basa tam bién, en la mayo­ 19G8).
algo m enor en aquellos autores o para las actividades artísticas, ría de los casos, en esta idea. Una
que, en razón de una confianza op­ sino también una ap titud específica a. basada en la nobleza heredita­ A rte, sociología del (-»Conciencia
tim is ta en el progreso social o de para las profesiones com erciales y ria suele estar complementada por falsa, ~*CI¡que, -»Cine, -»G enera­
una imagen m arxista de la socie­ artesanales. otras fa m ilia s ricas que han triu n ­ ción, -»Intelectuales, Sociología de
dad, necesitan dar por supuesta la En los EE. UU., la investigación fado socialm ente. La mayoría de la -»Literatura, -»Mecenazgo, -»M o­
existencia de una naturaleza huma­ propiam ente dicha de los más do­ las a. reconocen tam bién la exis­ da, Sociología do la -»M úsica, -»Pú­
na medía que se pueda m odelar a tados (sobre todo las in vestig acio­ tencia de una nobleza oficial, cons­ blico, -»Juego, Sociología del -»co­
placer, para poder creer en unas nes de corte longitudinal de Terman titu id a , entre otras, por algunas fa ­ nocim iento). La s. dol a. ocupa de
posibilidades doterm inadas, de na­ sobre los g ifte d ch lld re n ) estudia m ilias que, debido a su dom inio aquellas form as del com portam iento
turaleza social, frente al futuro . a las personas dotadas (g ifte d ). sobre parte do una región del país, humano que producen (es una parte
Pero es curioso que defiendan la La investigación de las aptitudes se han podido independizar del p rin ­ de la investigación creadora) y
existencia de unos im pulsos reedu- (de las aptitudes académicas tam ­ cipe inm ediatam ente suporior. A de­ transm iten el arte, así com o de los
cables e independientes de las bién) es más bien un examen psi- más. la riqueza puede llegar a ser posibles roles y agrupaciones so­
predisposiciones biológicas del hom ­ cotécnico de idoneidad para las d i­ (y no im porta el modo como se ciales del público de cada una de
bre precisam ente aquellos autores versas profesiones. haya adquirido) «principio de le gi­ las actividades a rtística s. Según la
cuyo m aterialism o general debiera tim ación» de determ inadas po sicio­ mayoría de los autores, los com ien­
inducir a la determ inación biológica B.K. Eckland, Academlc abllity, higher nes de gobierno, incluso dentro de zos del arte se encuentran en el
de la conducta humana. Quien afir­ cducation, and occupallonal moblllty, una república y de una dem ocracia terren o de lo sacral, de la religión,
me que el hombre es lo que su en «American Sociological Revlew* 30 (por ej., el in te nto de los Kennedy pero tam bién en el campo de la
sociédad quiere que sea, tien e que (1965); H.W. Jürgens, Untersuchungen en EE. UU. por a d qu irir en propie­ magia. En estos campos el arte
afirm ar al m ism o tiem po que las über Begabungsreserven. en «Soziale dad fa m ilia r el puesto de presiden­ no tiene todavía un público en el
predisposiciones biologlcoanatóm i- Walt- 17 (1966); B.K. Eckland, Genetlcs
te). La dem ocrática am pliación gra­ sentido de que esta palabra ha
cas — por ej.t la duración de la and soclology: a reconslderatlon, en
«Arr.orlcan Sociological Revlew 32 dual del núm ero de electores, al adquirido después, sino que es en
n iñ e z— no tienen im portancia res­ hacer que desaparezcan los c rite ­ parte sím bolo de la -»solidaridad,
(1967); W. Arnold, Bogabung und BU-
pecto a la existencia humana, cuan­ dungsv/illlgkelt (1968; H. Roth (dir.). rios re strictivo s, parece estar fo ­ Instrum ento de un grupo frento a
do al parecer son Iguales en las Bcgabung uikI Lerncn, vol. IV de Gu- m entando paradójicam ente una ten­ la acción del -»numen. El arte sur­
dife ren te s sociedades y mundos cu l­ tachten und SUidlen dor BUdungskom• dencia en la que los puestos más ge tam bién de la tendencia que el
turales. mlssion des Dcutschen Blldungsratos. elevados del go bierno (en EE. UU., hom bre tiene al juego (J. Huizinga).
1969. por ej., ol senado y la presidencia) En la mayoría do las culturas el
M. Mauss, Sociología et Anthropologic están casi exclusivam ente al alcan­ arte va unido a los fines profanos
(París 1950); F. Pocock, Antropología A ristocracia. En griego, a. significa ce de los dueños de un gran capi­ de la producción artesanal. El arte
social (Herder, Barcelona 1964). el gobierno de los m ejores, de los ta l, ya que en las urnas electora­ en cuanto in stitu ció n Independiente
*
más aplicados; com o toda form a de les vence aquel que puede em plear d entro de una sociedad, a la m is­
Aprendizaje social -»Socialización. gobierno, nos plantea el problema mayores m edios económ icos en cui­ ma altura que otras instituciones
de la -»leg itim ación de los que dar su -»imagen. de p rim or rango, como derecho, re­
A p titu d . A veces se confunde con dom inan: ¿qué persona determ ina Se puede Im pedir esta evolución, ligió n, política (o incluso recla­
inteligencia. Todavía no está com ­ quiénes son los m ejoros, cómo se si, como en Gran Bretaña, el can­ mando para sí un valor más eleva­
pletam ente claro en qué medida de­ elige esta clase dirigente? Se han didato para un puesto en la Cámara do y unos p rivile g io s e inm unida­
penden la aptitud y la Inteligencia aplicado diversos c rite rio s : la ex­ Baja (que, por otra parte, es con­ des especiales), es el resultado de
de las -»predisposiciones y el -»m e­ periencia basada en la edad (esta dición para ascender al rango de una evolución tardía que surge den­
dio am biente. Pero, respecto a la -»gerontocracia la encontram os en m in istro ) no puede gastar para su tro de la civiliza ción occidental. La

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Artesanía
A rte, sociología del

dad o b lig atorio en las novelas best- tas) en -»profesiones pro scritas. La
s. del a. dice relación, por una si se tratara de verdadero arte.
s e lle r de occidente). La conducta artesanía en su sentido más am­
parte, a las diferentes form as es­ El é xito que tienen estos a rtistas
de com petencia de los a rtista s de p lio. en cuanto trabajo humano ge­
té tica s y, por otra, a sus conteni­ revela más el carácter del público
los diversos ramos del arte repre­ neralm ente relacionado con la ma­
dos. Tanto las form as como los que el carácter del propio artista.
senta un procoso social que a veces teria . pero que muchas veces, ade­
contenidos pueden cam biar a un La suerte de la mayoría do los ar­
tiene su Influencia en la form a y más de la pura función del objeto,
ritm o diferente, según los diversos tista s de te n e r que depender de
contenido de las obras del arte. busca tam bién los valores artísticos
grupos sociales (clases, estratos) un público en ol que se encuentran
Efectos parecidos tiene la censura y estéticos, es una de las bases
de una sociedad, en parte como personas que son más ricas y más
estatal o social. Respecto al arte, del desarrollo de la civiliza ción . Para
consecuencia de la moda (cam bio conocidas que ellos, es algo que
en algunos casos resulta d ifíc il que se dé un desarrollo técnico y
de gusto) y en parte como conse­ siem pre los ha molestado. Pero
separar los roles de productor (au­ económ ico, se considera necesaria
cuencia del -»cam bio social do tipo este problem a no depende del arte
to r), in te rm ed iario y consum idor: la existencia de una clase econó­
general. En la actualidad se define o de la posición del a rtista en sí:
¿qué papel desempeña la persona m icam ente fu e rte de artesanos d is­
sociológicam ente com o arte lo que Picasso o Kokoschka, por ej., están
que toca para sí m ism a una com po­ puestos a in v e rtir su dinero. La
el público respectivo está dispues­ actualm ente, respecto al pre stig io
sición ajena (en vez de escuchar la ausencia de tal clase es conside­
to a re cib ir como ta l, bien por pro­ y a la situación económ ica, a la
inte rpre ta ción de otro o poner el rada como la razón fundam ental de
pia iniciativa, bien porque se lo misma altura o por encima de aque­
tocadiscos)? la situación en que se encuentran
haya convencido de ello (F. A dler). llos que pueden com prar sus obras
algunos países en vías de desa­
A p a rtir de los años sesenta se artísticas.
J.M. Guyau, t'e rt du polnt de vue rro llo .
ha podido observar en algunos ar­ El rol especial que juega ol ar­
soclologlque (18B8). tr. cast. (1902): A ctualm ente se han perdido mu­
tista s de las dem ocracias occiden­ tista , condicionado por la c ris ta li­
B.A. Watson. Kunst. Künstler und chos de los o ficios que en las gran­
tales un desprecio hacia el público, zación generalm ente débil de su soziale Kontrolle (1961): R. König y A. des culturas antiguas y en algunas
el cual con su consum o de arte -»status, ha sido objeto de inves­ Silbermann. Der unversorgte selbstän­ trib u s de los pueblos p rim itivo s
desnaturaliza y enajena al artista. tigación para la s. del a. ya en los dige Künstler (1964): J. Duvlgnayd, So-
encontraron un gran desarrollo. Su
Algunos a rtista s (pertenecientes a sig los pasados, aproxim adam ente a clologle du théatre (Paris 1965): A. Geh-
lon, Zelt-Bilder (J1965); P. Hirschfeld. pérdida va unida frecuentem ente
las artes plásticas) llegaron hasta p a rtir del Renacim iento (E. Z llse l.
Mäzene. Die Rolle des Auftraggebers a la pérdida de las ideas y cos­
el extrem o do con tinu ar conside­ D ic Entstehung des GeniebegrUfs,
In der Kunst (1968). tum bres religiosas con las que
rándose com o a rtista s, a pesar de 1926). Entre los a rtista s y el pú­
estaban relacionados. En la estruc­
que en los catálogos de exposición blico (la opinión pública) están los
Artesanía. En todas las etapas de tura social y profesional de las so­
de galerías (por ej. el de Nueva roles del em presario, del apodera­
la cultura, por a. se ha entendido ciedades industriales de hoy se
York) no presentaban más que un do, del mecenas, pero tam bién el
la capacidad que posee el hombre, entiende por a. un ramo do la in­
«arte» que al público le resulta rol mucho más decisivo del crítico,
incom prensible (por ej. una línea capacidad que tien e siem pre rela­ dustria que consta de em presas pe­
que establoce un m onopolio en la
ción de dependencia con la división queñas (con frecuencia se encuen­
en la arena del de sie rto de Mo- form ación de la opinión (así los
del trabajo y con la especialización. tran aún empresas de una sola
have). Con esto llegamos al punto crítico s de teatro de los diarios de
para proveerse con regularidad a sí persona) y medianas que tienen un
álgido de un fenómeno sociológica­ Nueva York), constituyéndose en el
m ism o, a su propia fam ilia, y ge­ (o varios) m aestro (el m aestro es
mente Interesante: la pretensión censor que decide, de una form a
absoluta que actualm ente tienen to ­ neralm ente tam bién a un mercado, m uchas veces el pro pietario ) y uno
bastante incontrolable, incluso qué
das las cosas de presentarse como de aquellos productos y servicios o varios oficiales y aprendices. En
es lo que al público (de una ciu­
arte. que necesita para la vida. Esta ca­ contra de los pronósticos que se
dad, de un Estado) se le ofrece
pacidad exige, por lo general, una habían hecho, la artesanía no ha
Algunos a rtista s intentan liberar­ com o arte. Relacionado, en parto,
se do la dependencia que siem pre form ación, una práctica y un m í­ desaparecido, incluso después de
con esto y, en parte, independien­
nim o de am bición profesional, y la plena in dustrialización. Dentro de
ha tenido el a rtista frente a un tem ente de la consideración frente
estas actividades están som etidas las empresas Industriales hay tam ­
público (en lo posible gente adi­ a los crítico s (y a los p re ju icio s de
nerada y representada quizás por éstos), el deseo de triu n fo del muchas veces a un con tro l y regu­ bién artesanos, que muchas veces
un mecenas), obligando al público a rtista actúa de filtro , filtro que lación profesional (grem ios, corpo­ están trabajando do obreros espe­
por medio del snobism o a reac­ muchas veces sólo doja pasar lo raciones) o estatal (lim ita ció n de cializados y que han sido form ados
cio na r no solam ente frente a las que correspondo al m ínim o deno­ la libertad de com ercio, concesión en estas mismas empresas.
cosas absurdas (como una b icicle ­ m inador com ún de un género ar­ de m onopolios). Algunos oficios (por
ta hecha pedazos), sino tam bién in­ tís tic o de la época (por ej., fis io ­ ejem plo el de herrero) pueden con­ M. Wcber , Wlrschaltsgoschlchte
cluso fronte a lo no e xiste nte, como logía sexual como centro de grave­ v e rtirse (en las sociedades de cas- (M958); F. Sack, Integratlon und An•

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Schocck 2
Artesanía Asocial

passung des Handwerks ¡n der Indus- dores) a un mundo al que se califica Por a. se entiendo a veces también
d ificu lta n o hacen fracasar una a.
trlellen Geselischaft (1966). de negativo, procisam onte porque pueden re s id ir tanto en la mayoría una coalición de personas o de gru­
no puedo apropiarse de ese mun­ como en !a m inoría. La a. puede pos o bien de cooperativas (por ej.,
Ascesis (en un princip io significaba do. La a. puede con vertirse , de ser concebida tam bién como un p ro ­ asociaciones de producción). En sen­
la autodisciplina, el entrenam iento esta form a, en el e stilo de vida ceso que acompaña a la encultu- tid o e s tric to a. puede designar (1)
de un atleta). La a. es ante todo una provocativo del envidioso, que ca­ ración y aculturación. Se puede d is­ tanto una organización fija (una fe ­
postura y un modo de vida in divi­ lifica de «vicios fastuo sos- el valor tin g u ir entre una a. in te rcultu ral deración ya existente, por ej., una
dual que se abstiene de todos los y el optim ism o de los demás (Nietz­ (étnica), sin la cual no se daría corporación profesional, por tanto
placeres, comodidades, etc., po si­ sche). En la m edida en quo la a. un crecim ien to de trib u s, com uni­ en la mayoría de los casos una orga­
bles. Pero el asceta puede conver­ pueda actuar eventualm ente como dades de idiom a y de religión, ni nización cuyos m iem bros actúan
tirs e tam bién en modelo de un retraim ien to social, las fuerzas per­ tam poco un crecim ien to de gran­ geográficam ente m uy distanciados)
grupo, de un m ovim iento social, de sonales podrán concentrarse, gra­ des pueblos (naciones), y una a. como (2) un -»procoso social: el
una comunidad religiosa. El con­ cias a ella, en unas tareas espe­ social. En esta a. social se trata proceso de la socialización, cuyo
cepto de a. adquirió un significado ciales (de tip o religioso y e s p iri­ de una adaptación a los grupos c ir­ opuesto sería la disociación. L.v.
especial en la h isto ria social y en tual). En la crític a social que ac­ cundantes. por ej., fam ilia, vecinda­ VViese aplica el té rm in o a. a los
la sociología gracias al énfasis que tualm ente se hace a la «sociedad rio, estrato (grupos que en la ma­ procesos interhum anos que llevan
puso Max W eber en su hipótesis del bienestar», a la «sociedad de la yoría de los casos existen ya desde a la unión entre las personas (acer­
sobre la conexión entre la concep­ opulencia», crítica que comienza un p rin cip io para este Individuo de­ cam iento, adaptación, unión, etc.).
ción protestante, y sobre todo cal­ con J.K. G albraith (1958), en la term inado). Quizá sería m ejor hablar
vin ista , de la vida y el origen de la crítica teológica, antropológica y en este caso sólo de -»socializa­ A social. Este ca lifica tivo se aplica
economía cap italista («a. íntramun- política del -»«consum o obligatorio», ción. A pesar de esto, un individuo, a los individuos que no quieren o
dana»). Cuanto más ascética es la del consum o oste ntativo, do la In­ o, por ej., un grupo profesional, no pueden som eterse a las normas
vida que lleva el hom bre, el cual vasión do estím ulos seductores que puede verse obligado, por un des­ que la mayoría reconoce com o nor­
por otra parte tiene que acredi­ nos llegan a través de los anuncios, censo social que se dé a una edad mas esenciales de la sociedad en
tarse ante Dios por m edio de su so perciben rasgos de esta a., ras­ relativam ente avanzada de su vida, que viven. Quien durante un perío­
trabajo, tanto antes podrá in ve rtir gos que, sin embargo, casi nunca a asim ilarse a una clase social in­ do de tiem po bastante largo mues­
los fru to s de su trabajo, do su em­ vemos en el e s tilo de vida que fe rio r. caso que conviene separar tra una -»conducta dosviante (que
presa, y am pliar asi sus medios de conocemos de los m ism os críticos. de la socialización. puede ser crim inal, poro que no
producción. Encontramos rasgos de tiene necesariam ente por qué serlo)
esta a. en el calvinism o y también M. Weber, Gesammelte Aufsatze zur es considerado com o a., como ene­
W.E. Mühlmann, Soziale Mechanismen
en los puritanos y pietistas. Como RelIglonssoziologiG (! 1963): F. Fürsten- m igo de la sociedad, como una per­
der ethnischen Assimilation, en Abhan­
hipó te sis de investigación, tiene berg (dlr.), Religlonssoziologm (1964): dlung des 14. Internationalen Sozio­ sona cuyo proceso de -»socializa­
todavía actualidad la relación cau­ J. Matthes (dir.), Internationales Johr- logischen Kongress Rom II (Roma ción está frustrad o. Se quieren ver
sal entre la a. (por ej., la fom en­ buch für Rellglonssozlologle, vol. 1 1951). las causas do esto en el -»m edio
tada en un p rincip io por las sectas) (1965).
am biente del asocial; sin embargo
y el éxito económ ico de algunas Asociación. S ignifica la unión v o ­ no conviene echar en olvido las
m inorías de EE. UU. A sim ilación. Se define como el pro­ luntaria de personas o de grupos causas Inherentes a su personali­
Quien da ejem plo de a. y la exi­ ceso social a través del cual una (por ej., en una organización cen­ dad. El crim inal a. es considerado
ge de los demás, raras veces será persona, y a veces una parto de la tra l). El concepto de a. se emplea más bien como débil de voluntad,
critica d o en público, a pesar de población (por ej., inm igrantes), se en diversos sentidos, pero (R. Kö­ m ientras que el crim inal antisocial
que n o ,e s fá cil trazar la línea di­ adapta a las form as de vida y de nig) esencialm ente debería designar es más agresivo. Como asocíales
v iso ria entro la a. y la avaricia en pensar de la nueva sociedad que sólo aquel grupo que form a una son considerados los patronos, los
el com portam iento. El asceta apa­ le rodea; se trata, por lo tanto, del -»organización, en la que los m iem ­ jefes que no tom an aponas en cuen­
rece como inatacable, como inso­ proceso por el que esta persona bros se reúnen para roallzar unos ta los Intereses de los trabajadores.
bornable, precisam ente porque los es aceptada en gran parte como com etidos determ inados (grupo de Hasta qué punto pueden ser here­
bienes do esto mundo le son indi­ consecuencia de esta adaptación. intereses). Una a. es por tanto un dita ria s las predisposiciones aso­
feren tes. Sin embargo, en algún La capacidad que tienen los diver­ grupo con una estructu ra especí­ cíales es un punto que está toda­
caso la a. puede indicar tam bién un sos grupos étnicos para sor asi­ fica de funciones. Las organizacio­ vía por investigar, a pesar de que
fracaso fre n te al mundo: uno re­ m ilados varía enorm em ente entre nes sociales se componen de aso­ hay estudios especiales sobre va­
nuncia (para sí y para sus segui­ unos y otros. Los -»p reju icios que ciaciones organizadas (R. König). rias generaciones de fam ilias típi-

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Asocial Autoridad

cam onte asocíales. La resocializa­ Autom ación. Concepto atrib uido al ejem plo, en las planchas do lam i­ realiza a través de otras máquinas,
ción del crim inal intenta inte gra r al Ingeniero D.S. Harder de la Ford nado de la industria del acero. Hay las cuales, a su vez están quizá
a. nuevamente en la sociedad. Los M otor Company, D etroit, 1940. En que d is tin g u ir tam bién sociológica­ controladas por m edio de circu ito s
regím enes to ta lita rio s , como el na­ cuanto concepto, no se ha hecho m ente entre el paro de aquellos que regulares (cib erné ticos). Muchas
cionalsocialism o en la Alem ania de mundialm ente conocido hasta des­ debido a sus pocas cualidades han veces, por m edio de la a. se progra­
1933 a 1945, emplean tam bién el pués de 1950. A. es un térm ino u ti­ quedado sin trabajo y las conse­ ma, incluso en el trabajo de ban­
concepto de a. para p ro s c rib ir y lizado cada vez más a p a rtir de cuencias de la a. de numerosas das, el podido de un producto es­
e xclu ir a las personas cuyos sen­ 1955 y tomado a veces en un sen­ instalaciones. En contraposición, la pecial que le pasa el vendedor
tim ie n to s e ideas no resultan gra­ tid o de crítica social, con el cual a. en el ram o de la telefonía — pro­ (por ej., un autom óvil con equipa-
tas. A pesar del cuidado que hay se expresa el resultado de las me­ cedim iento autom ático — hasta aho­ ción especial). La a. de un ramo
que poner al em plear este concepto joras logradas en el campo de la ra no ha dado ocasión en ninguna de la Industria solam ente puede
de a., debido al mal uso que se organización y de la técnica, y el sociedad indu strial a un paro ex­ ten er éxito si se prevén unas ma­
puede hacer de él, una sociología resultado de la racionalización on cesivo entre las tele fonista s. Tam­ yores posibilidades de venta y un
valorativam ente neutra puede cali­ ol proceso Industrial de productos poco la a. del sum inistro de ener­ aumento de la demanda. El aumento
ficar de a. los modelos de conduc­ acabados. Pero la a. no ha com en­ gía ha dado ocasión al paro. La periódico del salarlo, que. desde el
ta extrem adam ente desviantes. zado en un punto determ inado de a. aumenta la demanda de mano punto de vista del em presario, res­
la histo ria , sino que ya en el si­ de obra en o tro s campos, como ponde a una escasez de mano do
A utocracia. Es el dom inio absoluto glo XIX, sobre todo en EE. UU., en las industrias que sum inistran obra, puede hacer rentable la a.
de una única persona que gobierna se deja s e n tir en algunos remos de a la a. el equipo necesario: la a. (por ej., dism inución del núm ero de
com o un autócrata, com o un dés­ la producción. va unida a un envejecim iento más obreros am ericanos que trabajan en
pota. al e stilo del tirano o del d ic­ La a. está vinculada (pero no rápido de los equipos, y croa así el acero). La a. lleva a una a ctivi­
tador, y que en un enfrentam iento identificada) al princip io y el pro­ nuevos trabajos. Dado que la a. dad em presarial basada sobre todo
con otra persona menos poderosa ceso de la división del -»trabajo, hace posible que el obrero perciba en el capital: el capital necesario
no adm ite ninguna apelación a una sin la cual el hom bre no hubiera una renta más elevada, crece tam ­ para un puesto de trabajo es cada
instancia superior. Por eso, la a. es podido avanzar en el campo de la bién la capacidad adquisitiva y con vez mayor.
calificada com o la ausencia de li­ civilización. En los años 50. fueron ella la demanda de o tro s bienes y
m itaciones institucionales que coar­ sobre todo los sindicatos los que sobre todo la demanda de servi­ N. Wiener, The Human Use of Human
ten la autoridad del dom inador. A. exageraron la Inquietud politicoso- cios (la a. no puede s u p lir tan fá ­ Beings (1952); W. Waffenschmidt. Auto-
no coincido necesariam ente con cial respocto a las repercusiones matfon (1964): E.C. Bcrkeley, Dio Com-
cilm ente estos servicios). En todo
-» to ta lita rism o . Así, un sistem a to ­ de la a. Hasta ahora no se conoce putor-Revolution (1966): W. Bltter (dir.),
caso, de m om ento no se puede Mcnsch und Automatlon (1966): U.
ta lita rio de poder puedo tener al ninguna consecuencia de la a., que d e cir que el paro obrero sea una
frente un grupo de varias personas ha ido aumentando cada vez más, Jaeggi y H. Wiedemann. Dor Angestellte
consecuencia necesaria e inevitable im fiutomotislertcn BOro (!1965); G.
y no solam ente a un dueño abso­ de la que se pueda decir c ie n tífi­ de la a. Elsholz, Automotlon (8.a.).
luto. Adem ás, una a. puede renun­ cam ente que es sólo y exclusiva­ Es d ifíc il d e lim ita r el concepto
ciar a la configuración y control s is ­ m ente perniciosa. Gracias a los de a., pero la mayoría de los eco­ Autoridad. Tiene a. quien debido a
tem áticos y continuos de la vida aparatos electrón icos de elabora­ nom istas aprobarán hoy la de fin i­ una cualidad, en la mayoría de los
de los súbditos. Sin embargo, en ción y acum ulación de datos y gra­ ción de Pollock, quien define la casos de tip o in te le ctu al, quo re­
una a. los súbditos no podrán nunca cias a los cerebros electrónicos a. como una técnica de la produc­ side en él m ism o y tien e fuerza
olegir o rechazar al que los gobier­ (com puter), se han alcanzado a ción cuya m eta es -s u s titu ir por convincente fre n te a terceros, es
na (Duverger). p a rtir do los años 50 unos proce­ máquina la mano do obra en las aceptado por otros com o modelo,
Si la «máxima autoridad» se ejer­ sos de automación in du strial que funciones de m anipulación, mando líder, etc., aunque quizá sólo en un
ce, sogún la opinión general, de incluso en el año 1953 ni siquiera y con tro l de las m áquinas, así como campo determ inado. La a. puedo
acuerdo don las normas vigentes, se hubieran podido predecir. en el control de los productos, de proceder tam bién do un -»cargo o
se habla de una a. legitim ada. En La a. no solam ente reduce el nú­ ta l form a que desde el comienzo de un -»carism a. Tenemos que d is­
contraposición, el dictador domina mero de los obreros necesarios en hasta ol final del proceso laboral tin g u ir la a. del -»p restig io y del
a través de la pura y constante un proceso de fabricación, sino que la mano humana no toca el pro­ -»poder, a pesar de que las posibi­
amenaza de la fuerza. A uto krator tam bién m ejora las condiciones la­ ducto). Lo cara cte rístico y lo nuevo lidades de influencia sobre otros
era uno de los títu lo s oficiales de borales de éstos, debido en parte que van expresadas en estos té rm i­
de la a. es que el mando y el con­
los zares rusos y de los em pera­ a la distancia entre el hombre y nos desempeñan un papel im portan­
tro l .de las máquinas que producen
dores de Bizancio. el m aterial que se va a form ar, por o que transform an un producto se te en la a. Según indica la misma

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41
Azar, técnica de elección al
Autoridad

en que la estructu ra jerárquica de Azar, técn ica de elección al. Es una


palabra «autor», en la autoridad se p re stigio una ventaja, una posición técnica de investigación social em­
trata, sobre todo, do una superio­ de poder. El titu la r de a., por regla a. funcione en la sala de operacio­
nes). A . es la propiedad adqulrlble, pírica que se em plea generalmente
ridad basada en el saber. Si en un general, puede y debe saber exac­ para la olocción de las unidades o
puoblo no hay más que una persona tam ente bajo qué condiciones es en parte transm isible e im putable
de un -»status (do una posición, de fuentes de datos (los interrogados)
que sepa leer, esta persona tiene eficaz la autoridad. num erables. Para que la elección
autom áticam ente a.; si ocurre una Entre los crític o s más acerbos de un -»cargo, de un grado de ser­
vicio. de una -»profesión, etc.), por responda realm ente «al azar», la
súbita enferm edad y no hay más toda a. existe nte en la sociedad se m uestra, en cuanto ta l. tiene que
que un médico, éste adquiere a. encuentran autores que se consi­ la que uno es aceptado sin reparos
como com petente en el ejercicio ser planeada cuidadosam ente y so­
Incluso en el círculo do personas deran a sí m ism os autoridades en
del -»ro l correspondiente a este s ta ­ m etida a unas determ inadas reglas
intelectuales. su campo. Ninguna sociedad, n in ­
tus, y es aceptado en una relación de método. Esta prueba al azar de­
La expresión «esta persona es gún sistem a social puede llevar a be garantizar, de una manera apro­
una autoridad en esta m ateria» in ­ cabo en cada caso, en el co rto es­ de superioridad precisam ente por
las personas servidas o afectadas ximada. que toda unidad (perso­
dica una posición in te le ctu al de pacio de tiem po prefijado para la nas particulares, pueblos, em pre­
poder; por ej., la posibilidad do mayoría de las acciones necesarias, po r esta relación.
sas, diario s, etc.) tenga, dentro del
d e cid ir como experto ante el t r i­ una revisión a fondo de la le g iti­ universo que se va a examinar, la
bunal. En contraposición al -»pres- mación de una a.: por eso, nos en­ Azar, prueba al. Elección de las -»
cuotas, Técnica de elección al -» m ism a probabilidad de ser elegida,
tigio, que actúa públicam ente de contram os por todas partes con
azar, Técnicas do -»m uestreo. de manera que se alcance una ver­
una form a difusa, indeterm inada y sím bolos, d is tin tiv o s , uniform es de
dadera reprosentatividad. Técnicas
sin una m eta en el campo social, determ inadas posiciones de a. De
Azar, tablas de cifra s al. Técnicas de -»m uestreo.
generalm ente a la a. se le puede estos sím bolos y uniform es se pue­
a trib u ir de una form a categórica de abusar (por ej.. el barbero que de -»m uestreo.
un campo de com petencia: el juez, se pone un estetoscopio y asi. sin
el m ódico, el m ilita r, el m aestro ser descubiorto, v is ita durante un
tienen autoridad en cuanto que y rato a las enferm as de la clínica
en la m edida en que dan m uestras de m ujeres).
dol conocim iento y habilidad que Las situaciones, las estructuras,
se atribuye a su -► status; por eso. etcétera, au toritarias, expresan una
las relaciones de a. son en la ma­ form a «patológica», indeseable y
yoría de los casos recíprocas; es exagerada de a. (personalidad -»au­
necesario que haya un acuerdo en­ to rita ria ). En contraposición a la
tre el que posee la a. y aquel que -»dictadura o a la sociedad to ta li­
la considera válida. El m ódico tiene taria , el titu la r de la m áxima a. en
a. frente a un enferm o, el pedagogo el sistem a po lítico de gobierno auto­
frente a un alumno, el oficial frente rita rio está sujeto a unas normas
a un soldado. Por eso so pueden ob lig atorias para todos (c o n s titu ­
deslindar- las autoridades unas de ción).
otras. Es posible que haya con flic­ Debido a la experiencia vivida on
tos entre los campos de validez la prim era m itad del siglo XX de
de las d ife ren te s autoridades, pero unas form as oxtrom as do sistem as
se pueden evitar. a u to rita rio s de gobierno, ha que­
La a., en contraposición a poder dado una hipersensibilidad frente
y prestigio, no aspira a extenderse a todas las form as en que pueda
constantem ente; se tie n e a. o se aparecer la a., com o aparece en
carece de ella. Es posible que se el hecho de que los escrito s anti-
den form as más o menos olovadas a u toritarios encuentren un gran pú­
de la mism a com petencia, pero no b lico . Pero nadie se fia ría de la
son necesarias para la a. El sujeto calidad de los servicios o produc­
de p re stigio no puede saber de to s de su sociedad si surgieran en
antemano cuándo, ante quión ni una área com pletam ente lib re de
cuánto tiem po le proporcionará este autoridad (por ej., el paciente confía

46
43 44 45
Bolchevism o

Véase la bibliografía del artículo De­ por naciones soberanas o grupos


lincuencia juvenil. de naciones, por ej.. embargos, de­
rechos proteccionistas extrem ada­
Behavlorism o. -»Conductism o. m ente altos, del b. se habla, sobre
todo, cuando es practicado fuera
J.B. Watson, Bohavlorlsm (1925); D. do la ley por grupos privados.
B Martindale. The Nature and Types
of Soclologlcal Theory (Londres 1961);
A. Retzbach, Der Boykolt. Elne sozlale-
A. Wollck. Dcr fíiickfatl In dle Metho-
dcnkrlsc der Psychologle (1959); B.F. tbische Untorsuchung (1916); P. Ocrt-
Sklnner, Science and Human Behavlor mann, Üor politlsche Boykott (1925).
Banda. Este concopto tien e general­ W. VVhite (S treet C órner Soclety, (Nueva York 1953).
m ente un sentido peyorativo (crí­ Chicago 1955) ha continuado estas Bolchevismo. En el sentido am plio
tico, despectivo) y equivale nor­ investigaciones. La b. tien e los ras­ Boicot. El b. existe cuando un nú­ y actualm ente utilizado, b. es la
malm ente a un grupo de unos gos de todo ->peer group, sirve mero de personas, de común acuer­ teoría (-»Ideología) y la praxis de
pocos m iem bros que se han unido como grupo de -»referencia y tiene do o cada una por su cuenta, mo­ un sistem a com unista de gobierno,
con fine s crim inales o, al menos, una -»subcultura característica. Las vidas por un llam am iento público y en prim er lugar del sistem a esta­
para poder llevar una -»conducta bandas de jóvenes, tam bién las al b., excluyen a una persona del blecido en la Unión Soviética. Los
desviante. Banda tien e c ie rto pa­ bandas de crim ínales (en los EE. intercam bio com ercial que hasta bolscheviqui (en contraposición a
recido con los conceptos de -»chus­ UU.) se com ponen generalm ente entonces se había ten ido con ella. los m enschevlqui, «los que son
ma, -»horda, jauría. La b. ejerce un de m iem bros de la mism a catego­ Actualm ente, en la mayoría de los minoría») en un p rincip io (desde el
-»co ntrol social m uy fu e rte sobre ría étnica (a veces discrim inada). casos se trata de un com erciante congreso del partido celebrado en
sus m iem bros, practica a veces ~> La banda ju ven il ofrece al joven o Industrial (fabricante, cadena de Bruselas y en Londres en 1903)
rito s de iniciación y se reúne en alienado (allenated you th) de su casas com erciales, productos de un eran un grupo de socialista s ru­
torno a un jefe. Sin embargo, sub­ sociedad un cobijo social, una po­ determ inado país o industriales do sos. bajo la direcció n de Lenin,
siste como grupo, aunque la je fa ­ sibilidad de orientación; pero, por una determ inada religión, raza, etc.). que en 1917 llegaron al poder en
tura sea confusa o fluctuante. M ien­ otra parte, de jóvenes que apenas Solamente se puede boicotear a Rusia. El b. ju stifica sus pretensio­
tras que las bandas de crim inales han caído en la delincuencia al aquella persona con la que se ha te ­ nes de dom inio, en tíuanto partido
(gangs. de aquí gangsters) pueden en tra r en la banda, puedo hacer nido hasta ahora una relación co­ de m inorías dentro de la sociedad
constar de m iem bros de diversa unos crim inales consumados (os­ m ercial norm al. Amenazar con el b. — pa rtido que no necesita tole rar
edati y tam bién de crim inales es­ tentación de valor, «dem ostración es un m edio de coacción social. Y la com petencia de ningún o tro par­
pecializados (por ej.. en robar ca­ de hombría» por m edio de un c ri­ e je rcita r el b. es una medida de t id o — , con la -»utopía de una so­
jas de caudales), las bandas de jó­ men). En los últim os años, las b. castigo o un m edio para lograr la ciedad propiam ente com unista en
venes (you th gangs. S treet co m e r violentas han com etido cada vez coacción. La coacción, como arma el sentido de M arx. La táctica y la
gangs), muchas veces en co n flicto más crím enes en las grandes c iu ­ de lucha entre patronos y obreros, estrategia del b. en la po lítica in­
perm anento entre sí (gang w ars en dades de las diversas sociedades tiene cada vez menos im portancia, te rio r y e x te rio r están orientadas
las m etrópolis americanas), con sti­ industriales, especialm ente en EE. pero en los EE. UU. a veces desem­ en la doctrina social m arxlsta, pero
tuyen un problem a social que des­ UU. A ctualm ente representan uno peña todavía un papel im portante se han sabido adaptar muchas ve­
de hace varias décadas ocupa a do los problem as más d ifíc ile s de (label-System ). Charles Boycott, ad­ ces a la evolución de la realidad
los sociólogos. Hace más de cin ­ resolver en la lucha contra la c ri­ m in istrado r do una finca en Lough- económ ica y política, que están en
cuenta años. F. Thrasher (The Gang, minalidad. Una variante do las ban­ Mask. en el condado irlandés de Ma­ contradicción con ella. El b. exige
Chicago 1927) examinó, en un es­ das do violencia juveniles son los yo. tenía mala fama debido a su una -»centralización absoluta del
tudio que se ha hecho clásico, nu­ clubs y grupos p o líticos que den­ dureza con los arrendatarios Irlan­ poder po lítico y económ ico. Los que
merosas bandas de Chicago. Se­ tro de la subcultura juvenil Interna­ deses. En 1880 la liga campesina do gobiernan en el b. no adm iten op­
gún él, la banda de jóvenes os una cional se van form ando desde me­ Irlanda exigió a sus trabajadores que ción alguna a nuevos modelos de
especie de hogar, una fam ilia, por diados de los años 60 en EE. UU.. lo abandonasen, y a los com ercian­ la organización privada y pública
tanto una form a natural com pensa­ Canadá y diversos países europeos. tes les pidió que no hicieran n in­ de la vida, en el sentido de una
tiva de asociación para los jóvenes En contraposición a las bandas an­ gún con tra to más con él. A Boycott «liberalización» do los controles so­
do conducta desviante que crecen terio res, los m iem bros de estos no le quedó más rem edio que em i­ bre la economía, el arte, la cien­
en el seno de grupos prim arlos In­ grupos proceden do estratos so­ grar. En contraposición a las san­ cia. la prensa, etc., modelos que
suficientes (fam ilias incom pletas). ciales más elevados. ciones y a otras medidas tomadas algunos sociólogos habían imaglna-

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Bolchevism o Burocratizaclón

do se podían dar tam bién dentro tam bién do «burócratas» y «buro­


Burocratizaclón. Con este nombre cilm ente se producen cambios en
dol sistem a del b. (cosa que se ha crático». La b. es una estructu ra de
se designan las form alidades — en la organización interna — cambios
v is to con toda claridad en la <nter- adm inistración, organizada prepon-
la mayoría de los casos in tro du ci­ que son rechazados porque se los
vención de la Unión S oviética en dorantem ente de una form a vertica l
das de manera in te nciona da— de considera b .— , es sobre todo cuan­
Checoslovaquia, el mes de agosto (la organización horizontal de la bu­
las relaciones interhum anas, de los do determ inados sujetos de cierta
do 1968). La utopía socialista tiene rocracia no surge hasta hace muy
procedim ientos, m edios de com u­ posición han ido creando en el
cada vez menos fuerza, Incluso en­ poco tiem p o gracias a las Instala­
nicación, d istrib u ció n de las o b li­ transcurso del tiem po, para su pro­
tre los intelectuales socialistas, ciones electrónicas de almacena­
gaciones, clasificación de los pues­ pio bien o el de sus súbditos, unas
para convencer de la -»legitim a- m iento y do transform ación de da­
tos de trabajo, etc., dentro de una excepciones, convertidas después
ción del m onopolio del poder. tos). Debido a esto, en el Estado
organización. Puede tratarse bien casi en derecho consuetudinario,
moderno la burocracia ha ¡do exten­
de una pequeña empresa o de una de las normas de la empresa o de
M. Djilas. I.a nueva clase (1957); J.M. diendo cada vez más el poder de
Iglesia regional, de unidades m ili­ otras normas, excepciones que le
Bochenski (dir.), Handboch des Wclt- adm inistración sobre el individuo
tares, de cargos estatales, de un resultan sospechosas a la d ire c­
kommunlsmus (1958): J.M. Bochenski y y sobre las diversas empresas y
hospital, etc. El térm in o b. es em­ ción suprema de la organización.
G. Nlcmoyor (dirs.), Soviética (195Qss); grupos profesionales. En las de­
H.-J. Llobcr y K.-H. Ruffmann (dirs.), pleado muchas veces com o ju icio Aunque la b. sea considerada por
mocracias m odernas no se realiza
Der Sow¡otkommunismus (2 vols., 1963- estim a tivo de valor por los que los directam ente afectados como
aún de form a satisfa cto ria, por par­
1964); C.D. Kernig (dir.). Sowjetsystem están afectados directam ente por algo desagradable, sin embargo,
te del poder legislativo, un con­
und demokratlschc GGsolIschaft (I966s); ella. En el caso concreto resulta para los clientes, los m iem bros, etc.,
tro l constante de la b., que perte­
Th. Dan, Dcr Ursprung dos Bolschewls- d ifíc il d is tin g u ir si ha sido una -> de esta organización puede s ig n ifi­
mus (1968); A. Ruszkowskl, El comunis­ nece al ejecutivo. La le n titu d en
racionalización o una buracratiza- car una m ayor seguridad ju ríd ica y
mo (Herder, Barcelona 31965); G.A. Wet- los procesos decisivos, su fa lta de
ción lo que se ha producido. Exis­ un m ejor servicio.
tor y W. Leonhard, La Ideología sovié­ claridad, el aum ento constante del
ten investigaciones em píricas (so­
tica (Herder, Barcelona 1964). personal de la b., sin te n e r en
bre todo en los EE. UU.) sobre di­ A.W. Gouldner, Pattcrns of Industrial
cuenta la posible reducción de sus
versas organizaciones en d ife ren te s Bureaucracy (Nueva York 1954); H.P.
Burocracia (-»Oficina, -»Burocrati- tareas, son algunas de las propie­
estadios de su b. Cuando más fá­ Bahrdt, Industrlebürokratlc (1958).
zaclón, -»Dem ocracia, -»Funciona­ dades. con frecuencia criticadas, de
rio, -»Partidos, -»Racionalización, la b. Por otra parte (según recalcó
-»T otalitarism o). La b. puede refe­ ya M. W eber), ni en el Estado mo­
rirse tanto al cuerpo general de derno ni en la gran organización
funcionarios de un Estado (organi­ de las empresas económicas priva­
zado en form a de -»jerarquía), co­ das se puede renunciar ya a la ra­
mo a un sistem a (p o lítico ) de ad­ cionalización, fa cilita d a por la b „
m inistración de unas características ni a la seguridad y previsión de las
determ inadas. A veces b. se refie­ acciones y rendim ientos basados en
re solam ente a los rangos superio­ unas reglas fijas.
res de una adm inistración estatal
F. Dcmarchl, Organización y burocracia,
(«burocracia m in is te ria l-). A p a rtir
en F. Alboroni, Cuestiones do sociolo­
de 1700 so encuentra en alemán gía Herder, Barcelona 1971) 1115-1172;
el térm ino tíü ro con el sentido de M. Weber. Wlrtschaft und Gesellschaft
escrito rio y cuarto de negocios. En (*1956); W.H. Whyte. ir.. The Organl-
Francia se form a la palabra bureau• zatlon Man (Nueva York 1956); F. Mors-
cra tle (por analogía con los té rm i­ tein Marx, ElnfOhrung In dle Bürokratle
nos más antiguos de aristocracia (1959); P.M. Blau, The Dynamics of
y dem ocracia), aplicándosela satí­ Bureaucracy (Chicago *1963); M. Cro-
ricam ente a los funcionarios galar­ zier, The Bureaucratlc Pbenomenon
(Chicago 1964); R. Proathus, Indlvlduum
donados con títu lo s no bilia rios. A
und Organisatlon (1966); A. Etzionl, So-
p a rtir del año 1790 aparece el con­ ziologio der Organisationen (1967); R.
cepto de b. en los inform es ale- Mayntz (dirr.). Bürukratische Organlsa-
manos sobre la revolución france­ tlonen (1968); F. Naschold, Organlsa-
sa; desde G órres (1819) se habla tion und Demokratle (1969).

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Cambio social

m ism o tiem po a todos los m iem ­ ro innovador liberarse su ficie n te ­


bros de una población. Siempre m ente de la -»tradición y hacerse
habrá algunos que incluso cons­ con unos partidarios? ¿Cómo se
cientem ente sabotearán y frenarán producen los huecos en el -»con­
el c.s. O tros, por el contrario, son tro l social? ¿Por qué rige la tra ­
más propensos a forzar el c.s. A l­ dición y no se da un continuo c.s.?

c gunos sociólogos dicen que en la


medida de lo posible se debe lan­
O al contrario, ¿a qué se debe la
ambivalencia fro n te a ambos? In­
zar a toda la población a un c.s. cluso en las sociedades -m ás mo­
(del m ism o modo que se empuja al dernas» encontram os tradicionalis-
nadador que tie n e m iedo de tira r­ tas y progresistas, y muchas veces
Cambio social. No significa lo m is­ ceptibles ni tan im portantes, para
se al agua fría ). Cuanto mayor sea ambas posturas en una m ism a per­
mo que -»progreso social. El pro­ la población en general, como los
la rapidez con que viene y desapa­ sona, aunque cada postura ostá re­
greso social viene determ inado por cam bios en la profesión de los
rece el shock del c.s., tanto m ejor. lacionada con unos valores d ife re n ­
ju icio s de ->valor, m ientras que el m aestros.
Poro este m étodo, que desdo el tes. Si esto ocurre en unas socie­
c.s. debe ser registrado en pro­ Resulta muy d ifíc il d is tin g u ir el
año 1950 se viene aplicando en dades modernizadas y dinámicas,
posiciones lib re s de todo ju ic io de proceso que sigue el c.s., es de­
los Estados Unidos, no ha dado re­ m ucho mayores son las d ificu lta ­
valor. Do ningún aspecto del c.s. cir, indicar la parte proporcional
sultados en el cam bio de las rela­ des que nos aguardan en las so­
puede afirm arse con seguridad que que han tenido en el hecho de su
cionas raciales. También resulta ciedades más estáticas de los paí­
sea irre versib le . Solam ente se pue­ aparición las personas concretas,
problem ático en cuanto «estrate­ ses en vías de -»desarrollo, donde
de a d m itir una irre versib ilida d más por una parte, y las -»instituciones
gia» para un cambio social en los los costes (desventajas, sacrificios)
o menos probable. Un c.s. reve rsi­ en las que viven, por otra. Apenas
países en vías de -»dosarrollo. que el c.s. supone para los in d ivi­
ble concebido como «regresión» se puedo saber si en los últim os
Sin embargo, no resulta fácil duos, son m ucho menos calcula­
sería, a su vez, un ju ic io de valor. 50 años han sido las personas que
cree r que alguna vez surja espon­ bles. La mera aceptación de un pe­
Un elem ento del c.s. puede des­ actúan en un sistem a social las
táneam ente en un sistem a social queño cam bio técn ico puede lle­
aparecer com pletam ente. A l «va­ que han dado origen (o solamente
un núm ero suficiente do contem ­ var consigo nuevas alteraciones do-
cío» puede pasar un elem ento vie ­ realizado) al c.s. en determ inados
poráneos que, sin ponerse antes lorosas para los Individuos de las
jo o un elem ento com pletam ente sectores de sus respectivos sis­
do acuerdo y solam ente por un sociedades tradicio nales. Cuando
nuevo. Pero un cam bio social pue­ temas sociales, o si el verdadero
m otivo personal de cada uno, em ­ un a g ricu lto r cambia de sem illa,
de ser m odificado tam bién, incluso fa cto r del c.s. lo han constituido,
piecen a m odificar en tal medida entonces se cambia tam bién el
en cuanto c.s., por form as do com­ gracias a la tecnificación y a la ra­
las form as de com portam iento, que tiem po de la siem bra, la prepara­
portam iento más antiguas que pa­ cionalización, las in stitu cio nes que
se produzca una -»innovación. Cuan­ ción de la tierra , el regadío, etc.
san a p rim er plano. Hacer una d is­ existían ya con anterioridad a los
do so da un cam bio súbito dol me­ Esto supone un com portam iento
tinción entre estas diversas posi­ individuos concretos. Para la mayo­
d io am biente o una catá stro fe que que se desvía del practicado has­
bilidades del cambio social, es ría de las personas no resulta fácil
obliga a todo el mundo a un cam­ ta entonces. A veces basta que sea
decir, su reversibilidad o irre ve rsib i­ re g istra r el c.s. que ellas mismas
bio de com portam iento, es incluso m iem bro de la é lite el que aconse­
lidad, es extraordinariam ente d ifí­ han vivido y con tra starlo con un
más probable que la mayoría de los ja m ejorar un procedim iento, para
c il. No siquiera en un -»sistem a punto fijo . ¿Cómo puede uno re ­
afectados echen mano de esque­ que, por esto m ism o, tropiece con
social tan fá cil de abarcar, com o es presentarse en un modelo, en una
mas de conducta más antiguos y la desconfianza general.
la -»fam ilia , se pueden d e lim ita r hipótesis, el verdadero proceso del
más p rim itiv o s y, en todo caso, más Norm alm ente es sólo una parte
con claridad los síntom as dol c.s. c.s.? El hombre tiene h isto ria y,
acreditados. El c.s., de cualquier de la población, a saber, la gene­
¿ C uántas,personas tien en que sor por tanto, tam bién c.s. El c.s. es
clase que sea (economía, religión, ración más joven, la que, a veces
afectadas por el c.s. en una po­ acum ulativo y generalm ente lleva
m étodos pedagógicos), es in tro d u ­ por m otivos exógonos. empieza a
blación para que se pueda hablar consigo el trastorn o de algún -»e qu i­
cido o provocado casi siem pre por cam biar su com portam iento social.
de c.s.? Esto depende do la im por­ librio : en caso de que sea indu­
un innovador. En este sentido pue­ De esta form a, empiezan también
tancia, de la categoría social y del cido, el c.s. discurre más bien de
de aportarnos m uchos datos la so­ a cam biar las in stitu cio nes socia­
grupo profesional de estas perso­ form a disarm ònica que arm ónica y
ciología de la -» re lig ió n (secesio­ les creadas por esta parte de la
nas: los cambios introducidos en la ocasiona siem pre unos costos so­
nes, nuevas fundaciones). Una do población. Es posible que la orga­
profesión m usical por la técnica ciales.
las cuestiones fundam entales es: nización de una empresa, una fá ­
electrónica y por los aparatos elec­ El c.s. no abarcará ni afectará
¿cuándo y cóm o consigue un fu tu ­ brica. el e jé rcito , no hayan cam­
tró n ico s no son, por ej., tan per­ nunca de la misma manera y al

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Cambio social Cambio social

biado sus estructu ras sociales ni des. Con relación a la cultura que ciadas a m uerte, refleja un c.s. Ha
mo su sistem a de con tro l social
sus form as oficiales, pero cada vez se debe adaptar, aquella parte que cambiado la relación de la socie­
o la organización social había es­
van recibiendo más trabajadores, permanece aferrada a las antiguas dad frente al crim inal. A finales
tado descansando precisam ente en
empleados, reclutas que tienen ya costum bres frena o com plica el del sig lo XVII, en Inglaterra mu­
esta religión, surgen ahora fenó­
una actitud social d istin ta , debida proceso de adaptación; se produce chas veces no se denunciaban los
menos de -»desorganización social
a la influencia de los m odelos, a los por tanto el -»desfase cultu ral robos, porque los ciudadanos no
(por ej.. la juventud emigra a los
nuevos procesos de socialización en (cu ltu ra l lag). O gburn opinaba que podían tole rar ver cómo so le ap li­
países vecinos), de tal form a que
la escuela, etc. A raíz de todo en el transcurso del tiem po se pue­ caba la pena al delincuente, pona
en la economía de esta trib u no se
co n flicto se produce un c.s. Hay den determ inar las proporciones que el derecho vig en te aplicaba sin
produce la mejora que se esperaba.
profesiones que hasta ahora eran de esto desfase y de la adaptación rem isión alguna: los sentim ientos
A ctualm ente se está intentando
ejercidas casi de manera exclusiva equivocada, pero esto os muy dis­ y la conciencia de la población no
in vestig ar sobro todo los factores
por varones, pero que se van con­ cutib le . O gburn da por supuesta coincidían con el derecho penal.
y aspectos psicosociales de! c.s.
vin ie n d o en dom inio de la a ctivi­ una interdependencia total, la co­ Los países en vías de -»desarro­
El c.s. puede ser tam bién una rea­
dad profesional fem enina. Hasta nexión m utua de cada una de las llo son actualm ente com o un labo­
lidad que existe solam ente en la
ahora sus form as de organización partes y procesos con cada uno ra to rio en el que, a distancia espa­
conciencia de los hombres, m ien­
(jerarquía del hospital, la relación de los otros dentro de la cultu ra de cial, son examinados unos proce­
tras que en su m edio am biento es
médlco-onferm era) contaban con el una sociedad. sos que a nosotros nos interesarían
relativam ente poco lo que cambia.
hecho de que todo médico era tam ­ Por tanto, si aparecen roces en desde el punto do vista de la d is­
O tro s, por el contrario, piensan que
bién un varón. Ahora se puede aquella parte de la -»cu ltura que tancia tem poral, pero que están ya
es poco lo que cambia, m ientras
observar cómo el cam bio en el per­ intenta adaptarse a una nueva s i­ tan lejos de nosotros, que ya no
que su mundo se está tra n sfo r­
sonal del hospital (antes todos los tuación condicionada por la técnica estamos en condiciones de poder­
mando rápidam ente. M alinow skl ha
m édicos eran hom bres, ahora pre­ o por la econom ía (o si la adapta­ los investigar. Por ejem plo, la in­
subrayado el papel que tien e la
dominan las m ujeres-m édicos) ha ción no tiene éxito , debido a que vestigación del retroceso dol anal­
conciencia en el c.s.
comenzado a cam biar el hospital se produce dem asiado tarde, a pe­ fabetism o en un país en vías de
El c.s. afecta a las relaciones
en cuanto in stitu ció n y cómo so sar de que en princip io habría sido desarrollo nos perm ite reco nstruir
de los hom bres entre sí, tanto
producen trastornos. conveniente y oportuna), si se pro­ cóm o se desarrolló esto proceso
a los grupos pequeños y locales,
Según ha hecho notar W.F. Og- ducen, por tanto, discrepancias en­ en Europa hace algunos siglos.
como en un plano global. Si, por
burn, no cambian siem pre al m ism o tre la cultura m aterial o inm aterial, Los especialistas en cam bios so­
ej., los habitantes de los países en
tiem po los diversos sectores cultu- entonces estos trastorn os se tra s ­ vías de -»d esa rrollo creen que los ciales no nos dan una inform ación
rales: Changes in m aterial culture m iten tam bién a o tro s sectores de sa tisfa cto ria sobre el espacio de
habitantes de los países in du stria­
precedo changes In adaptive c u ltu ­ la cultura (y por tanto de la socie­ tiem po que es necesario para po­
les — a 10 000 kilóm etros de d is­
re. Cuando se transform a la base dad) que al p rincip io no habían ta n c ia — tienen alguna obligación der hablar de c.s. (es de cir: sobre
técnica y m aterial do una socie­ sido afectados directam ente por fre n te a e llo s y que se encuentran el plazo m ínim o de tiem po que
dad, entonces juntam ente con la e l problem a. Por ojom plo, cuando bastó para que algunos fenómenos
de alguna manera relacionados con
técnica y con la -»economía, cam­ una trib u percibe del e x te rio r una pudieran desarrollarse y cam biar
ellos, entonces nos encontramos
bia tam bién la propia form a de máquina o una herram ienta nueva con un c.s. El hecho de que se don cualitativam ente en un grado con­
vida. Los procesos do adaptación a para que pueda ganarse m ejor la unas expectativas, esperanzas y siderable. de form a que se diera
la nueva situación, m aterialm ente vida, muchas veces, como efecto exigencias que se dirigen a unas un c.s.). Cuando la -»dem ografía
condicionada, no pueden su rg ir has­ secundario, inintencionado e im ­ personas anónim as y desconocidas habla de procesos do transfo rm a­
ta que no se han hecho necesarios. p re visto de este cambio, se des­ que viven a m iles de kilóm etros ción a «corto» y a «largo plazo»
La discrepancia entre las costum ­ tru ye o so cambia en el medio no toma estos térm inos en el m is­
de distancia, sig nifica ya un cambio
bres, ideas', contenidos de fe y tra ­ ambiento o cultu ra de esta tribu socialm ente Im portante de las po­ mo sentido que el econom ista o
diciones fam iliare s que han reinado un elem ento en torno al cual se sibles relaciones. que el sociólogo. No reina unidad
hasta ahora, y la nueva situación, había form ado hasta entonces un
Un campo especialm ente desta­ sobre los plazos m ínim os de tie m ­
configurada por la m ateria, tiene im portante ritual re ligioso o una
cado para el c.s. es el régimen po que necesita cualquier proceso
que a d q u irir prim ero unas propor­ Idea religiosa (en la pesca lacus­ penitenciario, la práctica del dere­ social para que se le pueda aplicar
ciones enormes, antes de que co­ tre, en el c u ltivo del campo, en la
cho penal. El hecho de que en los el concepto de c.s. Por c.s. se en­
miencen los procesos de adapta­ caza, etc.). El mundo de fe de este
Estados Unidos, desde hace ya al­ tiende, en prim or lugar, una m uta­
ción. Por eso, estos procesos van grupo queda trastornado por causa gunos años, no haya sido ejecuta­ ción esencial en la mayoría de los
siem pre acompañados de d ificu lta ­ de una innovación económica. Co­ da ninguna de las personas senten­ esquemas de conducta de los pro-

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Cambio social Cambio social

cosos interhum anos (interacciones). embargo, en unos métodos y unas el Canadá en la economía m undial,
cronológica com o tam bién de la s i­
Esta m utación en las form as de técnicas de in vestigación que hoy tanto más se fue exteriorizando el
tuación actual, fijándose más bien
com portarse en tre los hombres, día no son considerados com o su­ separatism o de los canadienses do
en la m orfología que en los valo­
cam bios, por tanto, en las acciones ficie ntes. Nosotros no podemos me­ habla francesa. El com portam iento
res num éricos (cam bio de e s tilo en
y relaciones sociales, tleno que te ­ jo ra r a p o s te rio ri estos métodos. de los escoceses en Gran Brotaña,
la economía o en la cultu ra). La
ner. además, cie rta im portancia para Ésta es una de las dificultades fu n ­ la actitud de los suizos de habla
actúa1 sociología del c.s. no pue­
toda la sociedad. Una m odificación dam entales que aparecen en la in­ no alemano, innum erables con flictos
de, desdo un punto de vista cien­
solam ente pasajera en la -»moda, vestigación del c.s. Para poder ob­ étnicos y religiosos en los países
tífico . decirnos muchas cosas sobre
quizás muy llam ativa, fastid iosa o ten er una visión do unos espacios en vías de dosarrollo: todo esto
las nuevas form as de una socie­
divertida, o una novedad en el com ­ de tiem po do 30, 40 ó 100 años, te ­ dad futura. Actualm ente, casi to ­ nos está indicando que los patrlo-
portam iento de una -»subcultura nemos que apoyarnos casi siem pre tism os locales y regionales (—>et-
das las utopías sociales dan por
o de un grupo parcial de la pobla­ en unos datos esporádicos, dudo­ nocentrism o) van a aum entar más
supuesta la transició n a una socie­
ción no puede ser considerada co­ sos y discutidos, tom ados del pa­ bien que a dism inuir.
dad m undial homogénea, dentro de
mo c.s., a pesar de que quizás ha­ sado. Hay tam bién cie rto s datos, Cuanto más avanza el proceso
la cual no hará ya más sistem as
ya aparecido en la tele visió n y en por ej., en el campo de la dem ogra­ de nivelación en el secto r del con­
sociales que se hagan la com pe­
la prensa precisam ente por razón fía, que perm iten relacionar cie r­ sumo y en el proceso técn ico de
tencia y que puedan trastorn ar
de su novedad. tas cifra s sacadas de las encues­ producción, cuanto más progresa
el e q u ilib rio de la solución tomada
El c.s. afecta, por tanto, a las tas realizadas hace varias décadas la -»Integración de las sociedades
en cualquier problem a social y eco­
m odificaciones que tienen un m íni­ con otras cifra s actuales. Pero al­ en el campo técnico y científico,
nómico im aginable. A excepción
mo de estabilidad y unas conse­ gunos datos do im portancia para el tanto más im portante parece re­
do algunos -»futu rólo go s falto s de
cuencias para toda la sociedad; no c.s. son tam bién problem áticos sulta rle s a algunas personas y gru­
crítica, no habrá nadie que pueda
se refiere, por consiguiente, a las (m ortalidad in fa n til, índice de di­ pos acentuar, y muchas veces
reconocer siquiera los pe rfile s de
m odificaciones que proceden de un vorcios, de crím enes, ote.); hay acentuar excesivam ente, las ideas
esta sociedad m undial. La caracte­
capricho de la moda o de la form a im precisiones, cifra s obscuras, cuya etnocentristas. Tenemos, por tanto,
rística fundam ental del c.s. en las
de com portam iento de una parte m agnitud no podemos in vestig ar ya dos procesos opuestos: cuantas más
dos próxim as décadas constará de
muy pequeña de la población y que a p o ste rio ri. Nosotros no sabemos cosas tienen en común todos los
dos procesos paradójicos: en de­
pueden desaparecer otra vez sin si hace 20 ó 40 años se realiza­ habitantes de la tie rra en de ter­
term inados sectores de nuestra
dejar el menor rastro. ban las encuestas con la misma minados sectores, cuanto más se
vida (por ej.. en nuestras form as de
La sociología em pírica no se li­ m eticulosidad que ahora. Un ejem ­ pueden m over de un país a otro, en
conducta en cuanto sujetos de la
m ita a los fenómenos que so pre­ plo: on una época y en un país cuanto portadores de funciones,
economía: en cuanto consum idores
sentan en unidades del m ism o va­ en el que la mayoría de los niños tanto mayor es el Inconveniente
y productores) habrá, a pesar de
lor, de form a que se les pueda apli­ nacen en las casas y son asistidos que suponen las tendencias do au-
que continuará existiendo las fron­
car siem pre un tratam iento esta­ por comadronas, los recién nacidos toafirm ación en el secto r político,
te ra s políticas, una m ayor p o sib ili­
dístico. Toda ciencia experim ental que m ueren al poco tiem po de ha­ dad de cam bio y una m ayor in te r­ religioso , lingü ístico y étnico (por
empieza por la observación a tra ­ ber nacido son registrados casi ej.. el problema lin g ü ístico en Bél­
dependencia de todos los sucesos,
vés de los órganos sensoriales, y siem pre en las estadísticas oficia­ gica). No se puede esperar que los
una igualdad y semejanza cada vez
no hay ninguna com putadora que les com o m uertos ya al nacer. Pero m ayor en los acontecim ientos que procesos «avanzados» de la tra n s­
pueda m ejorar los resultados de si la mayoría de los niños nacen ocurran en todos los puntos de la form ación social se impongan legal-
unas observaciones im precisas, ma­ en las clínicas, entonces estos ni­ m ente fre n te a todos los demás as­
tie rra (las grandes firm as in te rna­
las o ingenuas. En los fenómenos ños que vivieron unas cuantas ho­ cionales ya existe ntes nos perm i­ pectos de la realidad social. Puede
fundam entales para la investigación ras entran a form ar parte de la ten ve r esta tendencia). Paralela­ ser que Incluso suceda lo con tra­
del c.s. que afecta a grandes espa­ tasa general de m ortalidad infan­ m ente a esta homogeneización, a la rio. C iertos esquemas de conduc­
cios de tiem po, tenem os que fia r­ t il dentro de la población re sp e cti­ im itación m utua de todas las inno­ ta que los racionalistas conside­
nos con frecuencia de observacio­ va. Por tanto, no siem pre se puede vaciones, a la rapidez con que se ran anacrónicos, represivos e in­
nes que no fueron realizadas por establecer una com paración adecua­ puede llegar a regiones del globo necesarios, pueden ser reactivados
sociólogos, sino por historiadores da entre la m ortalidad in fa n til de cada vez más distantes, el aisla­ debido a una fase determ inada del
o por otras personas. O tros fenó­ diversos países. m iento p o lítico y la aspiración pa­ progreso técnico, cie n tífico y pro­
menos fueron de scritos hace ya al­ A veces la in vestigación de un trió tic a por la autonomía regional ductivo, y pueden continuar exis­
gunas décadas por verdaderos so­ c.s. hará una com paración tanto y local va a ir más bien en aumen­ tiendo por un período de tiem po
ciólogos, los cuales se basaron, sin de la situación in icia l en esta serie to. Cuanto más se fue integrando ilim ita d o como elem ento perturba-

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S e l» « k 3
Cambio social Campo, teoría del

dor. El problem a de las minorías en las universidades americanas. puoblos del área de habla alemana H. Niehaus, Der Bauer In der W irt•
en los EE. UU. nos ofrece un ejem ­ En este campo surgió tam bién sú­ -►supersticiones (protección contra schafts und Gesellschaftsordnung (1948):
plo de esta posibilidad de cambio bitam ente a mediados de la década la envidia por medio de la hierba J. Buchingcr, Der Bauer in der Kultur-
en los procesos sociales. Aquí ra­ del sesenta un fenóm eno colectivo do la envidia; talism anes para re­ und Wirtschaftsgeschichte Österreichs
(1952); U. Planck, Oer bäuerliche Fa­
dica la dificulta d para predecir fo r­ que no habia aparecido tampoco en chazar los males de la envidia y los
milienbetrieb ^ Is c h e n Patriarchat und
mas de com portam iento colectivas los sondeos em píricos sobre aquel daños que puedan hacerse m utua­ Partnerschaft (1964).
por m edio de la investigación em­ grupo de población del que iba a mente por envidia los vecinos), cos­
pírica de la opinión. su rg ir diez años después aquel fe ­ tum bres paganas y precristianas, Campo, teoría del. En cuanto con­
A mediados de la década del cin ­ nómeno. rito s para que broten los pastos, cepto de las ciencias sociales, la
cuenta los sociólogos americanos etcétera. t. del c. fue creada por K urt Lewin
estaban convencidos (fundándose W.F. Ogburn, Social Change (1922. ree­ La mecanización, el aumento de (1890-1947). AI princip io , la t. del c.
en en trevistas y en m uestras re­ dición Nueva York 1950); B. Maiinows- producción en la agricultura, la fu n ­ se ocupaba de las -»intoracclones
presentativas) de que los negros kl, Dle Dynamik des Kulturwandels dación del M ercado común han soclalos, vistas desde el Individuo,
(1951); J.H. Steward, Theory of Culture
deseaban integrarse totalm ente en traído como consecuencia, tanto en y seguía la tradició n de la psico­
Change (Urbana (lll.) 1955); C.M. Aren-
la cultura estandarizada de los sbcrg y A.N. Nlehoff, lntroducing So la República federal alemana como logía de la form a (G esloltpsycho-
blancos. Ninguno de los resultados clal Change (Chicago 1964); R.T. La on otros países, un problema cró ­ logie). El campo os una parte im a­
de la investigación de m inorías ha­ Plere. Social Change (Nueva Yor.k 1965); nico de excedentes agrícolas, una ginada del -»m edio am biente social­
bría dado a conocer hasta finales S.N. Eisonstadt. Modernlzatlon: Protest superproducción de productos agrí­ mente relevante de un individuo,
de los años cincuenta, poco más and Change (Englewood Cliffs [N.J.] colas. Una po lítica agraria nacional que aparece casi siem pre en form a
o m enos, que a p a rtir do la dócada 1966); A. Etzioni, Studles in social exigiría la paralización de Innume de estructu ra de un pequeño -»gru­
del sesenta iba a aparecer una Chango (Nuova York 1960); H P. Dreit- rabies explotaciones agrícolas de po. La conducta de todas las per­
zel (dir.). Sozialer Wandel (1967); W.E. pequeñas dim ensiones, pero el c.
nueva Ideología, una nueva meta sonas que están en el campo sigue
Moore. Struktur/vandel der Getellschaft
del fu tu ro precisam ente en un tan­ es aún tan c. que el cam biar de unas reglas dinám icas que en la
(1967); J.H. Fichtor, Cambio, en Sociolo­
to por ciento muy elevado de la gía (Herder, Barcelona ’ 1972) 352-372. profesión le resulta mucho más d ifí­ mayoría de los casos son de atrac­
generación joven de los negros: c il que a los m iem bros de las otras ción y de repulsión. Según la t. del
autonomía, exclusión de la socie­ Campesino. En parte os un -»esta­ -»profesiones. Las- pequeñas ex­ c. se pueden ad m itir, respecto a
dad americana (m ovim iento del po­ mento. en parte el nombre de una plotaciones agrícolas tienen pocas las interacciones de un individuo
der nogro), aparición de culto s y de profesión (ag riculto r), pero en el posibilidades de sob revivir, pero la en el campo de un grupo, valencias
hábitos de consumo con los que área do habla alemana c. significa explotación fa m ilia r racionalizada de negativas y positivas (de form a aná­
se haco resaltar la herencia africa­ bastante más que el concepto far- suficien te m agnitud, en cuanto uni­ loga a las aleaciones de los ele­
na en las fam ilias y en los grupos m er en A m érica del Norte. Tampoco dad de vida y unidad económica m entos químicos, que pueden ser
negros. Esto nos m uestra lo d ifíc il pcasant (por ej., en cuanto concep­ del c., quizás permanezca siendo fáciles, d ifíc ile s o im posibles, según
que es predecir, basándose en una to utilizado por los etnólogos de rentable por mucho tiem po. El c., las valencias de los átomos que los
m uestra representativa, las a c titu ­ Norteam érica para re fe rirse a los en cuanto profesión, está sujeto constituyen).
des fundam entales de un grupo do habitantes de las regiones rurales tam bién a la desprofesionalización, El campo fue llamado por Lewin
la población respecto a un proble­ de C ontro y Sudamérica, peasant va desapareciendo su orgullo de el «espacio vital» de las personas,
ma fundam ental a sólo diez años de cu ltu re ) o payson se puede equi­ estado. El c. so está convirtiendo, sujetos de las respectivas interac­
distancia del crs. parar con c. El c., según la concep­ en su campo, en un especialista ciones.
Los estudiantes do los colleges ción alemana (m itologlzadora y ro ­ que tiende sólo a la ganancia y que Una gran im portancia práctica tu ­
am ericanos eran el objeto de inves­ m ántica). tiene una conexión espe- está dispuesto a aprovechar en vieron los experim entos correspon­
tigación más apetecible por los so­ cialísim a con el suelo, el campo y cada m om ento las últim as Invencio­ dientes a la t. del c. que se rea­
ciólogos americanos, pues resu l­ la naturaleza, relación que a través nes de la ciencia y de la técnica. lizaron con niños y adultos para
taba muy fá cil consultar a estos de los siglos se ha ido convirtiendo El núm ero de personas ocupadas averiguar la repercusión de d ife ­
estudiantes. Entre los años 1953 y en característica de él. El c. tiono en la ag ricu ltura, a pesar del au­ rentes e stilos ue conducta. De aquí
1963 aparecieron varios sondeos en todo caso una -»subcultura agra­ m ento de producción, es cada vez se llegó a los principios generales
sobre las ideas de valor de los es­ ria o cultura propia dentro de la m enor. En los EE. UU. un 7 % de de la dinám ica de grupos, de la
tudiantes am ericanos. Pero estos cultura estándar — en parte tam ­ la población ocupada en el sector toma do decisiones (decisión ma-
sondeos no dieron el menor sínto­ bién fuora de ella — de su socie­ agrario es su ficie n te para atender king process), de la cohesión de
ma de las revueltas estu dia ntile s dad urbana e industrializada. To­ a las propias necesidades de la grupos y de los procosos de
y del vandalism o que iba a irru m pir davía hoy podemos encontrar en nación y a la exportación. nicación dentro do los gru

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Campo, teoría del C apitalism o

K. Lev/In, Fleld Theory In Social Scien­ ción, -»M arxism o, -»Nacionalización, «poder propio» para hacer frente
ce (Nueva York 1951); H. Mey, Studlen (pueblos en vías de -»desarrollo).
-»O brero, -»Propiedad, -»Socialism o, El c. se desarrolla en un ambiente «al exceso de pobreza y de chus­
zur Anv/endung o'es Feldbegrlffs In den Sociedad -»burguesa, -»Trabajo). Ca­
Sozlalwlssensclwften (1965). de libre com petencia y de -»m erca­ ma». La teoría de M arx sobre la
pita lism o se llama en p rim e r lugar do libre, cuyos precios son resu lta­ depauperación del c. (las personas
al sistem a económ ico de la época do de la ofe rta y la demanda, sin que trabajan para los capitalistas
Campo, trabajo de. Es ésta una ex­ moderna europea que está enm ar­ que estén excluidos los -»monopo­ serían cada vez más pobres y cada
presión poco afortunada que se u ti­ cado dentro de una fase histó rica vez tendrían menos recursos para
lios.
liza para designar la prim era fase determ inada, fase que empieza so­ com prar los productos de su tra ­
Además de una definición psico­
do la encuesta en la investigación bro todo con la industrialización (se­ bajo) ha resultado falsa. Hasta me­
lógica, que se funda en la m enta­
em pírica y social (procede dol in­ gunda m itad del sig lo XVIII en In­ lidad de los sujetos de la economía diados del sig lo XX han sido mu­
glés fleld w ork). En sentido más es­ glaterra). El c. se apoyaba en la ca p ita lista (a esta definición pe rte­ chas las veces en las que so ha
tric to solam ente se da t. de c. cuan­ concentración de capital (com o se nece tam bién la hipótesis do Max anunciado (por ej., A.H. Hansen, en
do el sociólogo está viviendo, en produjo al princip io , en la mayoría W eber sobre ol Influjo de la ética EE. UU.) un estancam iento inevita­
lo posible de form a desapercibida, de los casos, la acum ulación del protestante, y especialm ente de la ble del capitalism o (saturación del
en m edio de la población que hay capital es un punto m uy d is c u ti­ teoría calvinista de la predestina­ mercado, paralización de la venta,
que investigar, en medio del te r r i­ do) y en la inversión lucrativa de paro obrero). Esta teoría del estan­
ción, en el origen del capitalism o),
to rio natural de esta población, a ese capital en fábricas de produc­ hay una definición objetiva: según cam iento no vio la potencia inno­
la vez que hace sus observaciones. ción, estando en manos de una ésta, se llega al c. cuando el mism o vadora ni la dinám ica que hay en la
El t. de c. es uno le los métodos sola persona, o de una sola fa m i­ capital se convierte en un medio conducta del consumo (con un au­
principales de la ->etnología. Pero lia, ta n to la propiedad del capital fabricado (producido) de producción m ento constante de los salarios rea­
tam bién la investigación sociológica como el trabajo em presarial. les), ni el crecim ien to de la pobla­
(m áquina). A esto hay que añadir
de la gran ciudad puede, siguiendo El té rm in o c. se aplica a una o r­ una divisió n cada vez m ayor del ción que continuaría im parablo en
el ejem plo de la etnología, pra cti­ ganización y a una dinám ica racio­ trabajo y la tendencia a la gran la segunda m itad del siglo XX.
car el t. de c. en el propio sentido nal (calculadora) de la vida econó­ La incapacidad de los econom is­
empresa in du strial. La dinám ica del
de la palabra. Sobre todo la llamada mica que se sirve de la técnica; c. es, en parte, la causa y, en par­ tas m arxlstas, incluso los de me­
escuela de sociología de Chicago asim ism o se aplica a los com ercian­ te, la consecuencia de la constante diados del siglo XX, para valorar
(entre otros Robert Park, L. W lrth, tes, a los banqueros, a los dueños convenientem ente la dinám ica que
transform ación de sus productos y
etcétera) ha elaborado m onografías de las fábricas, etc. (la burguesía), de la fabricación do unos productos el c. tien e encerrada en la fuerza
clásicas con ayuda del t. do c. y a la m entalidad de esta clase em­ com pletam ente nuevos para el m er­ innovadora de la ciencia y de la
El t. de c. prim eram ente describe, presarial. Estos cap italistas barrun­ cado, mercado que. en parte, no se técnica, aparece en M aurice Dobb
registra y dirige su atención a con­ tan dónde hay oportunidades de crea ni se con stituye, hasta que no (S tudies in the Devclopm ent o f Ca-
figuraciones Im portantos do elem en­ venta y de ganancia, dónde encuen­ se da la fabricación de estos pro­ pitatlsm , Londres, 1. A. 1946). Según
tos de la conducta social (busca, tra lagunas el mercado, y a llí in­ ductos. Dobb, llegaría un día en que la tie ­
por tanto, totalidades o configura­ vierten su capital, ya sea propio o El concepto de c. fue creado por rra tendría todas las líneas de fe­
ciones), en lo posible recoge sus prestado. El c. es un sistem a eco­ Karl M arx para aplicárselo a la so­ rro ca rril que se pueden con stru ir.
datos de una form a Inform al y sin nómico que tiene su razón de ser ciedad burguesa en la única fase Ese día perdería el capital una de
e structu rar (interrogaciones espon­ y su m eta en la máxima ganancia do su industrialización que él podía las posibilidades de inversión. Y así
táneos, -»observación participante). y en el lucro personal; es una con­ p e rcib ir (hacia m ediados del s i­ Iría perdiendo otras muchas. Por
Por esto, el t. de c. raras veces cepción individu alista de la econo­ glo XIX). En el c. moderno se im ­ tanto, la retracción del c. sería In­
sum inistra datos que so adapten a mía. Una postura sem ejante frente evitable. En ol año 1950, aproxim a­
pone totalm e nte la división de la
una valoración estadística. El con­ a la vida económica la encontram os sociedad en clases, y esto condu­ dam ente. a Dobb le resultaba com­
cepto de t. de c. no se puede equi­ ya, al menos en sus com ienzos, en pletam ente im posible prever el des­
ce por necesidad a una lucha de
parar con el de investigación social los pueblos de la antigüedad y en a rro llo dol tráfico aéreo que se iba
clases entre los propietarios y los
y em pírica. las grandes culturas no occidenta­ no propietario s (el proletariado) de a p ro du cir en los 25 arios siguien­
les. Si no existe esta postura o se los m edios de producción. Este mo­ tes, con las enorm es posibilidades
C apitalism o (-»Ascesis, -»A u tom a­ encuentra reprim ida o difamada por delo antagónico de clases lo re c i­ de inversión que este tráfico tiene
ción, -»Bolchevism o, -»Claso, -»C o­ el ethos de un pueblo, entonces la (y una cuota extraordinariam ente
be M arx de Hegel, quien ya por el
le ctivism o, -»C om petencia, División vida económica tiene unas caracte­ año 1820 dijo que la sociedad bur­ alta on la renovación del u tillaje),
dol -»trabajo, -»Em presario, -»Im pe­ rísticas que son propias de lo quo unido a un volum en de pasajeros
guesa. a pesar de todo el «exceso
rialism o, -»Individualism o, -»Innova­ actualm ente se llama subdesarrollo cada vez mayor, procedente de
do riqueza», no tien e ol suficiente

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Capitalism o Casta

aquellas clases sociales que, según Aulsétzfí zur Rollc/lonssozioloQle, vol. 1 descripción detallada (W eber d is­ Casta. C. es un núm ero do fam ilias
el m arxista Dobb, por razón de su (:1963): O. von Neli-Breuning, Capita­ tingue el gobierno tradicional, el (que viven disem inadas por un país
pobreza están excluidas para siem ­ lismo y salario ¡usto (Herdor, Barce­ legal y el carism àtico). El líder ca­ y generalm ente form an una catego­
pre de la participación en los pro­ lona 1964). rism à tico puede con tar con la ad­ ría social, no un grupo) que a lo
ductos y servicios del c. hesión incondicional de sus súbdi­ largo do muchas generaciones se
El c. continúa siendo actualm en­ C arácter nacional -»Nacional, ca­ tos, incluso contra la propia convic­ m antienen separadas de otras cas­
te un concepto de polém ica, con el rácter. tas gracias a la -»endogamia y a
ción, pues m antienen frente a él
cual se designa frecuentem ente a Cargo. Es el e je rcicio princip al o una postura sentim ental que se pue­ otras discrim inaciones (bien de tipo
un enem igo. Incluso en tre los au to­ secundario de una actividad p ro fe­ de com parar con la postura re lig io ­ activo, bien de tip o pasivo). La c.
res que con más o menos claridad sional, en favor y en interés de sa que se adopta fro n te a un ser existe norm alm ente dentro del mar­
lo utilizaron en este sentido, no so otras personas, realizado por en­ superior. El líder p o lítico que hace co de una estratifica ció n social
llegó a un acuerdo sobre su d e fi­ cargo de una autoridad superior ostentación de ateísm o y de su rígida legitim ada por la religión y
nición. Hacia el año 1920 había más que en un p rincip io era de carácter oposición a la religión y a la Igle­ aceptada incluso por aquellos que
de 100 definiciones diferentes de sagrado y actualm ente, en la mayo­ sia y que quiere arrancar de sus se sie nten perjudicados p o r el sis­
c. (R. Passow). En lugar de c. se ría de los casos, es política y so­ seguidores toda religiosidad, puede tem a de las castas. La c. está ex­
habla tam bién do economía em pre­ berana. Con ol nombre de c. se tam bién, gracias a su c.. sacar un tendida sobre todo dentro del hin-
sarial, ira o en terpriso system (en designan aquellas profesiones do poder ilim itad o de aquellas form as duism o de la India y en C eilán;
los EE. UU.). En todo caso, por c. las que espera la sociedad un co­ de conducta de los hombres que aunque con menos fuerza, se da
hay que entender hoy en día una m etido especial; un c. exige m ayor éstos suelen presentar al ser sobre­ tam bién en o tra s regiones, en parte
libre economía de m ercado en la responsabilidad que un sim ple pues­ natural en el m arco de una re li­ como fenóm eno de las «profesiones
que, en cuanto sea posible, muchas to de trabajo. Para la confianza que gión. Tipos de líderes carism áticos proscritas». Por «tanto, una c. sola­
em presas sean propiedad privada. se otorga al individuo a quien se son los hechiceros (curanderos), los m ente puede e x is tir en cuanto parte
A p a rtir de mediados de la déesda confía el ejercicio de un cargo es profetas, los héroes guerreros, etc. (estrato ) de un am plio sistem a de
del cincuenta se acostum bra a di­ decisiva la obligación especial fron­ Es verdad que el líder carism àtico castas, que en la mayoría de los
v id ir la economía en economía de te al c. (jura del c.), y la separa­ aparecerá muchas veces como usur­ casos tiene un orden rígidam ente
secto r privado y de secto r público. ción de funciones en el responsable pador o líder de un grupo secesio­ jerarquizado. Cada una de las cas­
La com binación de estos dos sec­ del c., separación que se pretendo nista, pero Incluso el titu la r de un tas tie n e su propio -» e s tilo de vida
to re s ha dado lugar al sistem a de lograr por medio de una -»buro­ alto cargo adquirido legítim am ente y su propio c u lto religioso , y a
economía m ixto, a la m lxe d econo- cracia -»jerárquica: de esta forma, puede e je rc ita r con eficacia, s ir­ veces unas profesiones que sola­
rr?x (por ej., nacionalización parcial quedan excluidos de las acciones viéndose do propiedades carismá- m ente le son asequibles a ella (o
o propiedad pública de las indus­ propias del c. todos los intereses ticas, el rol de líder que va ad­ profesiones pro scritas, com o deso­
tria s claves). ¿Hasta qué punto ol personales, relaciones fam iliares, e t­ ju n to al cargo, por ej., on las épo­ lla d o s hererro, que únicam ente pue­
sistem a económ ico procedente del cétera. Las actividades de un c. cas de crisis. Pero la acción o la den ser desempeñadas por una
c., con unas características funda­ están siem pre destinadas a una prueba que confiere el carism a casta baja, es de cir, un grupo parla,
m entales propias puede tra n s fo r­ m isión concreta, y en lo posible pueden haber ocurrido muchos años los intocables.
marse en otros sistem as totalm e n­ fijadas jurídicam ente con exactitud; antes. A sí el gobierno de De Gaulle Además del significado descrip­
te diferentes, sin experim entar una son controlables y on algunos casos entre los años 1958 y 1969 se basa tiv o y valoratlvam ente neutro que
pérdida considerable de rendim ien­ ju dicialm ente reclam ables. sobre todo en el papel que desem ­ el té rm in o c. tie n e en la etnología
to? Esta es una cuestión m uy d is­ peñó entre 1940 y 1945. Una carac­ y en la sociología religiosa, posee
M. Weber, Wirtschaft und Gesdlschaft
cutida. te rís tic a del gobierno carism àtico es otro significado peyorativo y de
(‘ 1956); G.E. Lenski. Power and Privilego
(Nueva York 1966). que su adm inistración os algo que crítica social. Diversos autores (O.C.
W. Sombart,' F.I capitalismo moderno «se sale de lo corriente». Si el su­ Cox, J. Dollard, G. M yrdal y otros)
(-'1919); R.H. Tawney. Religión und Carlsm a. A p a rtir de Max Weber, je to del carism a no puede presentar han calificado de sistem a de castas
FrOhkapitalIsmus (1946): J.A. Schumpe- ya a sus súb dito s triu n fo s eviden­ al sistem a social reinante en la
sobre todo en la sociología de la
ter, Capitalismo, socialismo y demo­ parte Sur do los EE. UU. (separa­
cracia (1971) D.M. Wright, Capltellsm religión y en la sociología de la tes, entonces, con el c. desaparece
conducta p o lítica se designa con tam bién la -»autoridad. ción de negros y blancos por m o ti­
(Nueva York 1952): A.M. Knoll, Das
Kapitalismus-Prohlem in der modernen este nombre aquella cualidad del vos raciales). Sin em bargo, en este
Sozlologie (Viena 1953); F.A. Hayek líde r que le legitim a fre n te a sus M. Weber, Wirtschaft und Geselischaft caso fa lta la m otivación religiosa
(dir.), Capitalism and the Historlans seguldoros. De esta cualidad no se (M956); W.E. Mühlmann, Homo creator (prescindiendo quizá de las ideas
(Chicago 1954); M. Weber, Gosanlmelte puede dar una explicación ni una (1962). de algunas sectas fundam entalis-

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Casta Censo

tas). Además, el negro puede lib e ­ sobre todo si trabaja con métodos lincuencia en determ inados barrios cuales quedan con esto destruidas.
rarse de la c., abandonando los Es­ estadísticos, solam ente se puede de la ciudad). Por consiguiente, la c.. ta n to desde
tados del Sur y trasladando su do­ hablar de grados de m ayor o me­ 5. Causalidad singular, que se el punto do vista del grupo amena­
m ic ilio a los Estados del Norte. nor probabilidad y do un in flujo más da. dentro de un tip o social cu a li­ zado por ella como tam bién de los
Por tanto, no se puede hacer una o menos d irecto de ciertas relacio­ tativo , en los procesos causales m iem bros de la c., puede ser un
com paración con la c. de la India, nes. Para la sociología, ur.a c. es­ Irrepetibles. concepto que encierra un ju icio
más que de una form a muy res­ tric ta es solam ente una de las mu­ 6. G urvitch enumera diversas re­ de valor: en unos al concepto de
tringida. Más acertado es (M ax We- chas form as de determ inación. La laciones que propiam ente ya no c. va unida la idea de una cosa
ber, VV.E. M ühlm ann) hablar de la contraposición entre explicación (es­ están sujotas a la c. a) Covariaclo- h o stil, de stru ctura; en otros al sen­
situación de c. en quo se encuen­ tablecim iento de un nexo causal) y nes funcionales (por ej., a raíz de tim ie n to de elección, do m isión, al
tran algunas m inorías dentro de la com prensión (estab le cim ie nto de un las guerras sube el índice del na­ ser adm itidos en una c. Los m iem ­
sociedad moderna, y no de una so­ nexo Intelectual) está considerada cim iento de varones), b) C o rrela­ bros de una m ism a c. muchas veces
ciedad de castas, ya que los carac­ actualm ente como superada. G. Gur- ciones funcionales (por ej., cambios no se conocen por su verdadero
terísticas estructu rale s de la situa­ v itc h (1955) d istin g u ió seis form as en la cohesión de los grupos según nombre. El fin que persigue la o r­
ción cla sista se encuentran unidas de dotorm inar los fenómenos socia­ sea el tip o de socialización), c) Re­ ganización de un aparato en form a
a las características de la situación les (D é te rm lnism es soclaux e t l i ­ gularidades en las tendencias (por de células es tam bién el de pre­
de castas. berté humaine, París 1955): ejem plo, la lim itació n de las d ife re n ­ venirse para no quedar aniquilado
1. Leyes causales.en el sentido tes direcciones que puede seguir al ser atacada en un punto débil.
A.C. Mayer. Casfe and Kinshlp In Cen­ de las ciencias exactas de la natu­ el desarrollo de un determ inado Las diversas células deben tener
tral India (Londres 1960): M.N. Srinivas. sistem a económ ico), d) Integra­ entre sí poco contacto o, en lo
raleza. Éstas solam ente se pueden
Caste In Modcrn Indio a.o. Essays posible, ninguno.
dar en los sectoros m argínalos de ción d irecta de las unidades socia­
(Bombay 1962); T. Zlnkin, Casfe Today
(Londres 1962): W. Danckert, Unohrll- la sociología (m orfología social. -» les (p o r ej.. esquemas de conducta)
che Lento (1963); G. Mensching, Sozlc- dem ografía). Donde Interviene la en un todo real (por ej., dife ren­ Censo. El c. era un recuento de la
logio der Grossen Rellglor.cn (196G). conciencia humana y actúan las in­ tes tip o s de sociedad). población practicado en la antigüe­
tenciones (-»acción 30c¡al), no se dad durante la época im perial de
Causalidad. En sociología no se pue­ puode a d m itir una c. estricta. R.M. Maclvcr, Social Causatlon (Nue­ Roma. El censo era una encuesta
de a d m itir la h ipó te sis de unas le­ 2. Leyes de la evolución (esta­ va York 1942); fl.G. Francia, Tho fíheto- o ficia l, exacta en lo posible, realiza­
yes rígidam ente causales (in flujo ban en boga en la sociología del ric oí Science (Minneapolls 1961); W. da en un día concreto previam ente
d ire cto y causal, en el sentido de Slebel, Die Loylk des Experlments In fijado, y versaba sobre la pobla­
sig lo XIX). G urvitch prefiere hablar
den Sozlalwissenschalten (1965); VV.
l$8 ciencias naturales, de un fac­ de regularidades en las tendencias. ción to ta l, el estado fa m ilia r, la pro­
Mangold, Emplrlsche Sozlalforschung
to r sobre fenómenos perceptibles Las leyos m onolineales y continuas (1967); W. Schulz, KausalltSt und Expo- fesión y las condiciones económ i­
por los sentidos). So puedo hablar de la evolución son muy problem á­ rlment In den Sozialwlssenschafton cas do cada uno. El c. nació del
de una «causación» social, sola­ ticas, pues la realidad social está (1969). deseo que tenían las autoridades
m ente en cuanto que en todo fen ó­ llena de im pulsos y tendencias par­ políticas centrales de contar con
meno social ha tom ado parte un ticulare s que perturban el orden, Célula. Por analogía con la natura­ una baso documentada para la gra-
número ilim ita d o de factores aisla­ es decir, es discontinua. leza orgánica, en la realidad social vación fiscal de la población. La
dos, actuando a modo de conjunto 3. La sociología puede aceptar se llama c. al grupo más pequeño desconfianza de los empadronados
(so cia l causotion, R. M aclvor. 1 942). más fácilm en te unas leyos fun­ de una organización (genoralm ente con relación al c. y la tondencia a
A lo sumo, el análisis causal puedo cionales. estableciendo relaciones p o lítica ) que es capaz de realizar rebajar los datos desempeña toda­
Intentar jerarquizar, según la pro­ constantes en tre fenóm enos del una función, y sobre todo cuando vía un papel im portante. El censo
babilidad de su eficacia, los fa cto ­ m ism o tip o , por ej., la relación do este grupo tien e in te rés en que se do los EE. UU. calcula quo la renta
res más evidentes. Es posible que la form ación de los precios con for­ mantenga en secreto quiénes son fa m ilia r indicada está aproxim ada­
un proceso de transform ación so­ me a la ofe rta y a la demanda (re­ sus m iem bros y cuál es su a c tiv i­ m ente un 20 % por debajo de la
cial, quo es registrado actualm ente lación que nace de la -»com peten­ dad, com o aparatos de espionaje, renta verdadera. Los métodos cie n­
por nosotros, haya sido puesto en cia). m ovim ientos de resistencia, socie­ tífico s para los censos de pobla­
marcha, o provocado, hace mucho 4. Leyes estadísticas en el sen­ dades secretas. Los partidos co­ ción fueron descubiertos relativa­
tiem po por una constelación de fac­ tid o del cálculo de probabilidades, m unistas emplean la c. com o la m ente tarde. Antiguam ente ya se
tores que entretanto ha dejado nue­ cuya aplicación es posiblo cuando unidad más pequeña de organiza­ dieron intentos muy ingeniosos do
vamente do e x is tir en cuanto cons­ se conoce em píricam ente el m arco ción. que muchas veces está den­ este tip o , como lo s de l Inglés W il-
telación. Por tanto, en sociología. de referencia (por ej., índice de de­ tro de otras form as sociales, las liam Petty (1623-1687). Pero a fina­

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Censo C ie n tlflsm o

les del sig lo XVIII no se pudo de­ central)-,- puede ser que sus deseos neales de reacción: el nuevo aviso, dejemos guiar por la necesidad u r­
c id ir todavía en Inglatorra si la prevalezcan incluso frente a los devuelto al centro de control, res­ gente de métodos m atem áticos para
población to ta l aumentaba o d ism i­ deseos de la central. No se debe ponde directam ente en form a cuan­ la aplicación de unas sutilezas im a­
nuía. En el siglo XIX los censos do confundir c. con concentración. És­ tita tiv a a los resultados falsos. Des­ ginarias a las que en la realidad
población realizados en los países ta se refiere casi siem pro a fusio­ pués de solucionar técnicas y m ate­ observablo no respondo nada que
europeos son todavía parciales e nes de empresas económ icas y m áticam ente el acoplam iento lineal se pueda m edir, o al menos de ter­
im precisos. El prim ero fue el censo puede e x is tir aunque la conducta de roacclón (especialm ente en re­ m inar, de form a relativam ente cla­
realizado en Bélgica el año 1846 económ ica de los diversos m iem ­ lación con la teoría de la In fo r­ ra.»
bajo la dirección do Q uetelet. bros esté poco coordinada, es de­ mación). la c. se orien tó hacia el La aplicación de la c. a los pro­
En la con stitució n de los Esta­ cir, no centralizada. acoplam iento de reacción no lineal blemas sociales está aún en sus
dos Unidos está p re scrito que se El térm ino c. debería ser em­ (N. W iener y otros), que se puode comienzos. Todavía no se conocen
haga cada diez años un c. do toda pleado de una form a valorativam en- observar sobre todo en los s is te ­ todas las dificultades que van a
la población. El año 1790 so realizó te neutra. Sin embargo, muchas ve­ mas biológicos. surgir. No se puede sostener cien­
por prim era vez y desde entonces ces contiene una crítica social, Como consecuencia de los éxitos tíficam ente el deseo de apoyarse on
so repite regularm ente. La central cuando expresa ->burocratlzaclón, logrados por la c., gracias tam bién la c. como deus ex machina, cuan­
del c. de los Estados Unidos ofre­ d irigism o, economía planificada y a las Instalaciones electrónicas de do las exigencias de programación
ce actualm ente a los sociólogos concentración de poder. De una c. grandes cálculos, en cie rto s cam­ orientadas a una mejora de la so­
unas colecciones de datos que son se esperan grandes resultados, pos arbitrariam ente m utables desde ciedad, de la economía y de la
únicas y que últim am ente están ya cuando reemplaza a princip io s fe ­ el punto de vista de la técnica, para educación, etc., tropiezan con es­
elaboradas por com putadoras. Las deralistas de orden, por ej., crítica algunos sociólogos la c. se con­ cepticism o, debido a las experien­
oficinas del c. realizan entre los al «federalism o cultural». Entro las v irtió . en la década del sesenta, en cias que se han hecho hasta ahora
censos principales de la población ventajas de una configuración ra­ una palabra mágica que soluciona­ con el trabajo centralm ente plan ifi­
unos m icrocensos, sirviéndose para cional del m edio am biente tenem os ba todos aquellos problem as que cado de los problem as humanos.
esto de las técnicas del m ucstreo. la -»racionalización, la estandariza* hasta entonces eran Insolubles. pro­
De esta form a se pueden a d qu irir ción de las unidades de producción blemas que en la prim era m itad del N. Wienor. Cybornetlcs (*'1961): A. Müller
detalles que en el c. general tienen y do los servicios, evaluación m áxi­ siglo XX so confiaba solucionar con (dlr.). Lexlkon dcr Kybernetik (1964):
que pasar desapercibidos, pero que ma y económ ica de las grandes fá­ ayuda de la planificación central. Ph. Herder-Dornelch, Sozialo Kyberne­
pueden ser do gran im portancia bricas (elaboración electrónica de Así, los econom istas soviético s de tik (1965): K. Strunz, Integróle Antbro-
para la Investigación social. pologle und Kybematik (1965): H. Fronk.
datos), rentabilidad especifica de finales do los años 50 (Raupach. Kybernetik (M966); G. Lauschke, Auto-
procesos a gran escala economy of Das System der S ow ¡otw lrlscha ft, matlon und Kybernetik (1968): F. Na-
Stat. Office of tho U N. (dlr.), Popula- scalc). Todas éstas son ventajas 1968) creían que gracias a la c.r y schold, Systemstcucrung (1969); H.J.
tion Censas Mcthods (Lake Success que por regla general exigen una c. en orden a una econom ía socialista riechtner. Grundbegrlfle dcr Kybernetik
TN.Y.] 1949); Idem (dlr.). Hondbook of planificada, podrían llegar a cono­ (*1969); N. Moray. Cibernética (Horder,
Populatlon Census Mcthods (1954); Nor­ H. Peters. Zentrallsotlon und Dezentra- cer qué inversiones serían las óp­ Barcelona 1967).
ma MacArthur, Inlroducing Popvlation llsotion (1928). tim as, lo cual en las economías de
Statistlcs (Melbourne 1961).
m ercado libro no es tra n sm itid o C ientifism o . M ax Scheler dio este
Cibernética. (-»Autom ación, -»In­ por la form ación do los precios nombre a la pseudociencia de aque­
C entralización. La c. puede ser un form ación. -»R etroacción). Este té r­ (oferta y demanda). Estas esperan­ llos que aplican métodos cie n tí­
proceso o un estado, y significa la m ino procodo de la palabra g rie ­ zas no se han cum plido. También ficos, generalm ente de las cien­
unión organizadora que se realiza ga kybernetes, tim onel, y fue crea­ en las sociedades de occidente la cias naturales, a otras disciplinas
por m edia de instrucciones y plani­ da por N orbert W iener en 1947. Se c. y la «sociedad programada» se en las que estos m étodos no son
ficación de funciones. La c. no refiere a los sistem as que se regu­ han con vertid o en un artícu lo de adecuados a la naturaleza de los
siem pre tiene que sig n ifica r nece­ lan por sí mism os (a través de la fe. Sería do aconsejar atenerse a objetos de observación. En el c. se
sariam ente concentración geográfi­ retroacción) dentro do los más d i­ la am onestación que nos da ol des­ juntan corriente s histo rico cien tífi-
ca. La c. puede, pero no necesaria­ versos campos del ser: sistem as cubridor de la c., N. W iener (1969): cas y actitudes Intelectuales quo
m ente debe sig nifica r concentra­ nerviosos de los sores vivientes, «Los datos sociales no contienen desempeñan tam bién un papel im ­
ción de poder. SI varias personas, instalaciones programadas de man­ nada que los d isting a esencial­ portante en el -»conductism o, -»
cada una por su cuenta, buscan in­ do para plantas autom áticas de m ente de o tro s datos. Sin embar­ po sitivism o , operacionalism o y, en
form ación y utilizan una colección producción. A l principio, la c. se go, en oste campo se corre cons­ m enor grado, en el -»pragm atism o.
de datos (por ej., una biblioteca ocupaba de los acoplam ientos II- tantem ente el peligro de que nos M ientras que en Alem ania el c.

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C ientifism o Ciudad

(s z icn tlfism u s) no es m encionado («m uerte de las salas de cine» en Menschen durch Film und Fernsehen c. se han conservado form as de so­
casi nunca con ose nombre en la m uchos países): la crítica pe sim is­ (1966); G. Albrecht, Natlonalsozlalis- ciabilidad, relaciones de parentes­
discusión cie ntiflco socia l, en el ta de que era objeto el c., en cuan­ llsche Filmpolitlk. Eine sozlologischc co y actitudes interhum anas que
área del inglés scie ntism continúa to que ofrece un contenido al -> Untorsuchung übcr die Splelfllmo des se suponía perdidas.
siendo un problema agudo y es tiem po libre, fue reemplazada en Drltton Hciches (1969). La m entalidad del ciudadano ha
critica do sobro todo por F.A. Ha- parte por la crítica a la televisión. sido a veces ju stifica d a por la ob­
yek. El c. tien e de común con la te le v i­ servación y descripción de unas
Ciudad. La c. es un núcleo de po­
Según Scheler el c. es «una co­ sión, fronte a o tro s m edios de co­ blación cuyo número de habitantes, form as de com portam iento que no
rrie nte inte le ctu al que, respecto a municación de masas más antiguos, en relación a los núcleos cercanos son características de la mayoría
la cuestión sobre la esencia del co­ el hecho do ser un m edio de Ima­ (y a veces tam bién lejanos), ha de los habitantes de la c. Debido
nocim iento y de la verdad, da por gen movida y. por tanto, do Imagen alcanzado una m agnitud mínima a que en la c. los -»co ntroles so­
supuesta la realidad de la ciencia absolutam ente naturalista. que en el espacio económ ico urba­ ciales de tip o inform al tienen, con
positiva, sus métodos y sus fines, El c., considerado desdo el punto no hace posible unos trabajos (pro­ relación al número do habitantes,
y responde a esta cuestión dicien­ de vista sociológico, es, como todo ducción y servicios) que en las po­ una im portancia cada voz menor,
do que verdad y conocim iento son arte, un m edio de expresión y de blaciones más pequeñas no se pue­ la c. ofrece a las form as de com por­
precisam ente aquello “ adonde" lle ­ com unicación, pero que, antes de den dar, o solam ente on parte. La tam iento excéntrico un m ayor mar­
van los métodos de las d o n c ia s * poder encontrar un público, exige c. surge casi siem pre en un centro gen do acción que la pequeña al­
(D ie W issensform en und d ie Gesell- una inversión de capital de muchos de buenas com unicaciones (cam i­ dea. Por eso. en la c. se han con­
schaft, 1926, pág. 271). m illones de pesetas. Por tanto, el nos fluviales, ce n tro ferroviario , centrado desde siem pre aquellas
c. es un bien económ ico de una puerto natural). Los esta dísticos lla ­ personas que on su com portam iento
H. Schook y J.W. Wiggins (dlrs.), Scien­ naturaleza especial. Los represen­ man c. (por ej., en los censos) a las se quieren apartar de la tradición.
tism and Values (Princeton [N.J.] 1960); tantes más com prom etidos del arte poblaciones que pasan de un núme­ Por eso, la c. ha sido tam bién des­
F.A. Hayok, The Counter-Revolution of del c. rechazan el lado com ercial ro determ inado y a rb itra rlo de ha­ de el p rin cip io la condición previa
Science (Nueva York 1964). del c., pero la sustitu ción dol ca­ y necesaria para toda clase de -»
bitantes (en los EE. UU. a p a rtir de
pita l privado por una industria ci­ 2500 habitantes; en la República fe ­ innovaciones, Incluso en el sector
Cine. A quí no se toma la palabra nem atográfica estatal (ya sea por deral alemana la c. campesina tie ­ com ercial y técnico, pues ofrece
c. en el sentido de un medio téc­ medio de subvenciones, en una ne de 2000 a 5000 habitantes; la un -»m ercado d ire cto de m ercan­
nico de reproducir sucesiones de dem ocracia, ya sea por m edio de pequeña ciudad, de 5000 a 20 000; cías y de servicios diferenciados.
Imágenes y de tonos (cine docu- la nacionalización, en los sistem as la c. media, de 20 000 a 100 00; la La c. ha surgido tam bién muchas
- m ental, cine cie ntífico). En cuanto de gobierno to ta lita rio ha llevado gran c., de 100.000 a un m illón), veces como cen tro de unas tareas
obra y form a artística (su a u tenti­ consigo, hasta ahora, mayores d i­ pero esto no afecta lo más m ínimo que no son prim ariam ente econó­
cidad y su Independencia en cuanto ficultades aún (y la pérdida do li­ al carácter sociológico y psicoló gi­ m icas: la sacral, la m ilita r, la ad­
arte es tam bién discutida) el c. se bertad) para el arto del c. El riesgo co del urbanism o: dada la situación m in istra tiva (política), etc. Los fe ­
ha hecho, desdo sus comienzos económ ico que supone toda pelí­ general y la estructura profesional nómenos patológicos de la vida u r­
por los años 20 hasta ahora, social­ cula queda reducido actualm ente, de los habitantes, puede ser que bana (-> slum s, inseguridad p ú bli­
m ente cada vez más problem ático, en lo posible, por m edio del s is te ­ una población de 8000 habitantes ca, crim en, -»delincuencia juvenil,
pues el continuo aumento de cos­ ma de las estrellas de cine (hay tenga un carácter más campesino -»suicidio, etc.), en la medida en
tes (cosa que no es absolutam ente unos cuantos a rtista s de cine que, y más aldeano que otra de 4000 ha­ que los podemos abarcar en cifras,
inevitable, según han dem ostrado gracias al éxito en el cuidado do bitantes. difieren m ucho de una gran ciudad
los últim os experim entos) en la rea­ su imagen, son considerados como Ya muy pronto (y todavía actual­ a otra, aunque se tra te de ciuda­
lización de juna película ha traído una garantía para obtener una bue­ m ente) encontram os en la socio­ des con el m ism o núm ero de ha­
como consecuencia la dependencia na taquilla) y, desde los años 60, logía contraposiciones entre la c. y bitantes. La causa principal de esto
de los a rtista s respecto a los pro­ por m edio do la sexualizaclón del c. el campo, pero su utilida d em pírica hay que verla no tanto en la form a
ductores, a los dueños del capital es muy discutida. Estas contrapo­ de vida ciudadana, en la estru ctu ­
y a las firm as d istribu ido ras, en Institut de Soclotoflio Solvay (dir.). Le siciones reflejan un Juicio de valor ra del asentim iento, en la densidad
un grado que no se puede aplicar, clnémo. fait social (1960); S. Kracauer,
y un carácter típ ic o ideal y mu­ de población, o en la estructura
Theory of Film (Oxford 1960); F. Zöch-
ni de lejos, a las otras form as de chas veces vienen determ inadas por profesional de una c., cuanto on
bauor, Jugend und Film (1960); G. Co-
arto. Las posibilidades del c. y de hon-Séat, Problèmes du cinema et de una ideología. Las últim as in ve sti­ las partes de población que viven
sus industrias han quedado redu­ l'information visuelle (1961); Idem y gaciones realizadas en divorsos paí­ en una c. concreta con un de term i­
cidas por causa de la -»televisión P. Fougeyrollas. Wirkungen auf den ses han dem ostrado que en la gran nado sistem a de normas culturales

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Ciudad Ciudad

(problema de las -»m inorías). Por vida económica y cultu ral de las ciedad algo laudable o algo perni­ reales de la form a de vida urbana.
esto, la sociología urbana tiene que diversas personas o en la imagen cioso? Sobre esto no hay una uni­ Por el contrario, con el concepto
ser com pletada con una investiga­ del núcleo de población, en ol s is ­ form idad de c rite rio s. Tampoco se de urbanización nos referim os a
ción de la respectiva estructura tema de transportes, en la estruc­ ve con claridad si el proceso do procesos de m odificación de unas
fa m ilia r y de las diversas ->sub- tura profesional de la población, urbanización es irre ve rsib le o no. form as de com portam iento que to ­
culturas de los segm entos de la etcétera. Los antropólogos cultu ra­ En algún caso aislado se pueden davía no son urbanas. Los concep­
población, antes de que se puedan les han lanzado la pregunta do si dar tam bién en las ciudades pérdi­ tos de urbanism o y urbanización
hacer predicciones sobro las ten­ se puede aplicar en todo el mundo das do función, de form a análoga expresan, por tanto, d ife ren te s mo­
dencias de la evolución en una el concepto de urbanización. Una a com o desaparece la población de delos de personas.
determ inada -»civilización urbana. gran población asiática que indica las aldeas; se puede producir, por El concepto do urbanism o parte
La comparación Intercu ltural de las un crecim ien to rápido de población tanto, una evolución regresiva, una de unos individuos que en gran
teorías, conceptos y resultados de ¿está «urbanizada» en el m ism o despoblación. Pero tam bién se pue­ parte están de acuerdo con su es­
la sociología urbana es m uy com ­ sentido que, por ej., las zonas mar­ de practicar conscientem ente una tilo de vida urbana y que son cons­
plicada y da origen a frecuontes ginales de una ciudad centroeuro- política económica y de coloniza­ cientes de las características co­
errores, pues el com portam iento pea? También so da una «urbani­ ción, que traig a como consecuencia munes de sus form as de com por­
observado con relación a la vivien­ zación parasitaria», cuando se van una «desurbanización», una descon­ tam iento. Por el contrario, en una
da, la estabilidad de los estratos colocando cada vez más anillos de centración. urbanización las porsonas respec­
sociales, la disposición a cam biar ->slum s alrededor de una c. sin Ralph L. Beals (Urbanism. Urba­ tivas pueden estar com pletam ente
de lugar, todo esto puede esta r in­ tener en cuenta las normas que nization ond A cculturation, en pasivas: inm igrantes que vienen
fluido por actitudes e inconvenien­ rigen en la construcción urbana «Am erican A nthropologist», tom o 53. del campo a una región urbana,
tes culturales, pero tam bién por (viviendas de em ergencia), se cto ­ 1951) observó que en la sociología con todas sus dificultades de adap­
factores politlcosoclales (estanca­ res que son habitados por perso­ urbana y en el estudio de las -» tación. Aquí es donde encuentra
m iento de los alquileres, viviendas nas que vienen del campo y que no minorías y de la -»aculturaclón de Beals la semejanza entre acultura-
subvencionadas): por ej., si la re ­ se integran en la c. De esta form a los pueblos p rim itivo s y de los ción y urbanización. Los mejicanos
novación constante, tanto étnica una gran población puede conver­ «grupos étnicos» aparecen muchos que están trabajando como obreros
como social, de los estratos de la tirs e en una gran c., pero para la problem as que contienen los m is­ agrícolas en una región campe­
población es una ley fundam ental economía del país no representa mos elem entos, pero que muchas sina de los EE. UU. y las fam ilias
de la sociología urbana en A m é ri­ ningún progreso, sino más bien veces están encubiertos bajo te r­ de cam pesinos protestantes proce­
ca, en las sociedades europeas ape- un problem a p o litico social y sani­ minologías d ife ren te s. Dentro de un dentes del oeste que han emigrado
' ñas se da el hecho do que des­ tario. marco de referencia form ado por a una gran ciudad, pueden verse
cienda el p re stigio social de algu­ Por urbanización se entiende ge­ los conceptos de urbanización y afectados por las mism as d ificu l­
nos barrios. En Europa la dirección neralm ente no tanto la form ación de aculturaclón, so puede tra ta r tades de adaptación. Sin embargo,
de una persona nos dice mucho de una c., cuanto determ inados pro­ de aquellos procesos que represen­ Beals adm ite que en la mayoría do
menos sobre su status social que cesos que no pueden comenzar tan una continuidad de fenómenos los estudios de la aculturación se
en los EE. UU. hasta que no se ha form ado real­ sociales. Según Beals, los soció­ trata do transform aciones que apa­
La urbanización es un proceso. m ente una c. El concepto de urba­ logos se interesan por la urbaniza­ recen en grupos que ya tienen vida
Pero el concepto no nos dice nada nización está in fluid o frecuentem en­ ción en cuanto que la urbanización y continúan existiendo, m ientras
sobre el plazo, la term inalidad o te por ideologías, prejuicios y de­ parece dar lugar a un nuevo tip o quien em igra a la ciudad es gene­
interm inalidad de la urbanización. seos. «Una concepción cie ntífica y de sociedad. Los antropólogos ralm ente una persona aislada que
No se puede de cir en qué consiste un ju icio cie n tífico de la rolaclón cultu rales prestan m ayor interés a ha sido arrancada de su grupo o ri­
lo con tra rio de urbanización. Las cualitativa entre la población cen­ aquellos procesos de la urbaniza­ ginario y de su medio am biente
definiciones operacionalos que de- tral y la descentralizada cuenta fre ­ ción gracias a los cuales se pro­ cultu ral.
torm inan a través de elem entos cuentem ente con las dificultades duce la -»adaptación del hombre El concepto de urbanización, que
mensurables y contables el proce­ do un pensam iento ideal con tra­ a la vida urbana. Beals distingue no se debe con fund ir con el cam ­
so de urbanización, no son sa tis­ puesto en tre aquellos que román­ entre urbanism o y urbanización. El bio geográfico y urbanístico del pai­
factorias (la urbanización medida ticam ente se oponen a la ciudad urbanism o (según Louis W irth , U r­ saje, se puede d e fin ir con más p re ­
por la densidad de población). Una y los “ Ide oló gica m en te ' liberales banism as a Way o f Life ) es ya el cisión recurriendo al concepto de
cuestión discutida es en qué con­ y progresistas» (Cari Brlnkmann). resultado de una m odificación de aculturaclón. Pero dentro de una
siste la urbanización: cam bios en las ¿Es la urbanización desde el punto las form as del com portam iento hu­ sociedad étnicam ente homogénea
form as de com portam iento, en la de vista del individuo o de la so­ mano producida por las presiones no podemos u tiliz a r este térm ino

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Ciudad Clan

de aculturación más que si emplea­ y D.J. Bogue dirs.), Contributions to to rla de la cultu ra occidental. Los N. Elias, Übor den Proress dor Zivlllsa-
mos al m ism o tiem po el concepto Urban Soclology (Chicago [III.J 1964); autores de lenguas románicas se tlon, 2 vols. (J1969).
de -»subcultura, el cual. Indepen­ R.D. Dickinson, City and Roglon (Lon­ expresan de una manera parecida.
dientem ente de las diferencias cu l­ dres 1964); Katrln Aschenbrenner y En el campo de habla alemana, c. Clan. Se llama c. a un grupo de fa­
D. Kappe. Grosstadt und Dorf ais Typen sig nifica todavía de vez en cuando m ilias quo proceden de los m ism os
turales que so puedan captar etno­
der Gcmclndc (1965); P.H. Mann, An
gráficam ente, nos perm ite recono­ un estado cualitativam ente dudoso antepasados (por una sola línea)
Awroach to Urban Soclology (Londres
cer dentro de la cultura general que incluso se está acercando a su y que, por tanto, tienen la misma
1965); E. Jones. Towns and Clties (Lon­
de una sociedad las diferencias dres 1966); H. Oswald, Dle überschátzto caída, la ú ltim a fase do una gran -»procedencia (clan, que se deriva
que se dan en los esquemas de Stodt (1966). cultu ra cuyos verdaderos valores se de la palabra gaélica. que significa
conducta de las regiones, grupos están agotando, m ientras que está -niños», era, en sen tido más e s tric ­
y estratos sociales. C ivilización. Según indica el origen floreciendo en obras intranscenden­ to, una asociación trib a l que so dio
P. Heintz nos previene, sin em ­ mism o de la palabra (civis, civita s), te s. antihumanas y técnicas. El ro ­ en Escocia). Los conceptos de c.
bargo, contra el e rro r que se co­ la c. es un estado de convivencia m anticism o cultu ral de algunos y do parentela son empleados, in­
m ete al «supervalorar las dife ren­ humana que, gracias a unas nor­ autores alemanes, sobre todo Os­ cluso en la etnología americana,
cias que hay dentro de una socie­ mas obligatorias para todos los ciu ­ wald Spengler. A lfre d W eber y W il­ en un sentido difo ren te . En contra­
dad, por c j„ las diferencias de un dadanos, ofreco tal seguridad ju rí­ helm Röpke, ha restrin gid o en este posición a parentela, que dentro
estrato social, en contraposición a dica, sobre todo en los núcleos sentido el concepto de c. haciendo de la trib u no se destaca po lítica­
las diferencias entre diversas so­ de población do cie rta m agnitud, de él un Juicio de valor. El sociólo­ mente, se habla de c.. cuando se tra ­
ciedades. La m ayor parte de los que la actividad individual de -»in­ go ruso-americano P.A. Sorokin so­ ta de grupos fam iliare s (Incluso con
sociólogos están más dispuestos a novación puede dedicarse durante lía hacer una d istin ció n sem ejante funciones económ icas) políticam en­
reconocer la gran im portancia de mucho tiem po a la producción de entre verdadera cultura y mera ci­ te independientes: una parentela se
las diferencias entre las diversas obras e in stitu cio nes de tip o eco­ vilización, distinguiéndose la c. por convierte en c. cuando adquiere
subculturas dentro de una socie­ nómico, artístico, cie n tífico y edu­ su voluptuosidad en el com porta­ soberanía política. Sin embargo, en
dad que la im portancia de las d i­ cativo. La suma de estas aporta­ m iento cognoscitivo y emocional v is ta de lo m u ltifo rm e y com plica­
ferencias interculturales». Así, por ciones, sobre todo si están nor­ de los individuos y por la conglo­ da que es la organización social
ej., la claso alta, tanto en las ciu­ malizadas y son apropiadas para m eración y acum ulación de unos de los d ife ren te s pueblos p rim iti­
dades europeas com o en las de extenderse más allá de las fro n ­ elem entos cultu rales contrapuestos vos, resulta muy d ifíc il trazar una
Am érica del norte y de Am érica teras étnicas y políticas, recibe el y sin relación alguna entre sí. lineo divisoria entre la parontela
del sur, adopta un com portam iento nombre de c. de una reglón geo­ La m ejor manera de concebir la y la 'fa m ilia extendida (extended
muy parecido; pero la clase infe­ gráfica o de una época. c. es en form a do -»proceso social, fa m ily) y entro la parentela y la
rio r de las ciudades de Sudamórica M ientras que a la -»cultura ma­ cuyos contenidos y form as poste­ tribu . En todo caso, la parentela
se dife ren cia enorm em ente de las te ria l e ideal de un pueblo p rim i­ riores. desde el punto de vista his­ abarca a aquellas personas que se
clases correspondientes do las c iu ­ tiv o no se le aplica nunca el nom ­ tórico , tienen la propiedad, tanto consideran fam iliare s, viven en d i­
dades de o tro s países. De aquí bre de c., con respecto a la cultura en las -»difusiones como en las ferentes viviendas y, por regla ge­
Heintz concluye que -la subcultu- de las naciones Industriales mo­ -»im itaciones, de invadir, m odificar neral, a pesar de encontrarse geo­
ra de la clase in fe rio r do las ciu­ dernas no reina una uniform idad y caractorlzor h istó rica y cu ltu ra l­ gráficam ente separadas, permane­
dades ouropeas y de los EE. UU., sobre el uso de los térm inos c. y m ente los fenóm enos anteriores. cen las relaciones de fam ilia. Los
que tanta semejanza tiene entre sí, cultura. Para los autores anglosa­ Así. A rnold Toynbee ha hecho re­ m iem bros de una parentela que
no se puede explicar sim plem ente jones, sobre todo para los am e ri­ salta r cómo en el contacto de dos viven separados pueden conservar
por el proceso de urbanización». canos, c. os el conjunto de aquella culturas las diversas ca ra cte rísti­ viva su conciencia de parentela
* estructura de producción que ha cas fundam entales no reaparecen a través del c u lto a los antepasa­
P. Guldlclnl, Sociología urbana, en F. dado origen a la sociedad m oder­ todas con la misma rapidez y pro­ dos. La etnología americano llama
Alberonl, Ct/esf/ones de sociología (Her­ no, con todos sus fenómenos, y fundidad en la cultura receptora. clon a una parentela (slb ) en la que
der, Barcelona 1971) 521-572; G. Ipsen que resulta del com portam iento re­ Los contenidos técn icos e in stru­ reina la descendencia m atrillneal,
(dir.), Daselnslormen der Grossstadt gular de cada uno de los individuos m entales de una cultura pueden m ientras que a una parentela con
(1959); N. Anderson. The Urban Com­ im ponerse con más rapidez en la descendencia pa trilln ea l la llama
y de las diversas instituciones, sin
munity (Londres 1960); R. Vernon. The
que oste térm in o tenga ningún sig ­ cultu ra receptora que, por ej., las gens.
Myth and Raality of Our Urban Pro­
blems (Cambridge [Mass.] 1962); J. Ja­ nificado peyorativo. La histo ria de normas religiosas y morales.
cobs, Tod und Leben grösser ameri­ la c. occidental significa, en el área -»A sim ilación, D ifusión. -»Ind ivi­ R. Thurnwald, Dle Menschllche Gesell-
kanischer Städte (1963); E.W. Burgess de habla inglesa, lo m ism o que his- dualización. -»Técnica. schaft in Ihren ethnosoziologischen

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Schoeck 4
Clan
Clase social

Crundíoyen, 2 vo!s. (1932); C. Lévy- gún unos grupos de características


Stra'iss. Les structures élémentalras de m itir fundam entalm ente más que un fa n til» no explica, ni con mucho,
(y a las fa m ilia s o personas par­ toda la histo ria de la economía, sin
la pacenté (París 1949); A.R. nadclifíe- p rin cip io para la divisió n de la so­
ticulare s in cluirla s en unos estra­ embargo, según opinión de Schum-
Brown und f). Fordo (dirs.), Alrlcsn ciedad en dos clases, a saber: la
Systems of Klnship and Marrlage (Nue­ tos determ inados), pues, dada la peter, si explica una gran parte de
posesión o no posesión de los me­
va York 1950). m ultiplicid ad de los fenómenos, no ella: «De diez casos do triu n fo em ­
dios de producción. Según Marx,
se puede lle va r a cabo una inves­ presarial, especialm ente respecto a
Clase media -»Posición media. medios de producción son: los
tigación científica sin unas d is tin ­ la fundación de nuevas industrias,
ed ificio s de las fábricas, las má­
ciones y un c ie rto orden. Para la nuevo se deben a una inteligencia
Clase social. Los conceptos de c.s. quinas, las m aterias prim as, los me­
problem ática sociológica no tendría y a una energía mayores de lo
y «estrato social» coinciden entre dios m onetarios. Sin embargo, el
ninguna u tilida d el saber cuántos norm al. El ahorro fue, y es aún
sí; sin embargo, la sociología mo­ trabajo inte le ctu al del em presario
son los m iem bros que, dentro de actualm ente, un fa c to r decisivo, es­
derna los define de d ife re n te ma­ y de los técnicos no tenía paro
una sociedad, pertenecen a las d i­ pecialm ente en la fase in icia l del
nera. Los m iem bros de una autén­ M arx ningún valor.
versas -»profesiones; sin embargo capitalism o y de toda industria que
tica c.s. en e! sentido de Karl M arx «El obrero (el pro le ta rio), con el
por estos datos se puede llegar a ha logrado triunfar.»
deberían com portarse de una ma­ trabajo de sus manos, no gana
deducir la m agnitud de los diversos Es verdad que norm alm ente uno
nera sem ejante a los m iem bros de nunca más de lo indispensable para
estratos (en los censos de pobla­
no m orirse de ham bre hasta el no se haco cap italista, em presario
un -»grupo y dem ostrar un sen­ ción va indicada la profesión que
próxim o día de pago», dice Marx. in du strial, a base de ahorrar de su
tim ie n to de -»solidaridad, sobre practica la persona m ayor de edad,
Por tanto, no puede ahorrar lo su­ sueldo o salario hasta que con si­
todo frente a otras clases. Pero pero no el estrato a que pertenece).
ficie n te para poder salir de ese gue tener los m edios suficientes
es muy discutido que esta con­ No sería práctico, al com parar las
círculo. Para la teoría de M arx, los para levantar una fábrica propia. La
ciencia común de clase proceda, sociedades A y B, de cir: en A y B
grupos interm edios (agricultores, ar­ m ayor parte de la acum ulación de
como dice el m arxism o, únicamen­ hay respectivam ente tantos artesa­
tesanos, em pleados, profesiones li­ cap ital procede de unas ganancias
te de la relación que los miem bros nos independientes, tantos propie­
berales) son un contratiem po, los y presupone, por tanto, unas ganan­
de la clase tienen fronte a los me­ ta rio s de com ercios interm ediarios,
considera como anomalías que des­ cias. Por esta razón hay que dis­
dios de producción (propiedad o no tantos arquitectos, tantos abogados,
aparecerán en el transcurso del tin g u ir entre ahorros y acum ulación.
propiedad) de la sociedad en que tantos m édicos, tantos dentistas,
proceso h istó rico del capitalism o. La histo ria de la industria, desde
viven. En contraposición al con­ etcétera. Lo que nos interesa saber
Pero, ¿cómo puede explicarse la ■sus com ienzos hasta nuestros días,
cepto de c.s., los m iem bros del es si A es una sociedad de clase
aparición del p rim or capitalista? nos indica que la mayoría de las
e stra to social no tien en que com- media, cuya clase su p e rio r es algo
¿Cómo se llega a la «prim itiva» em presas han comenzado gracias
__ portarse como m iem bros de un más numerosa que la clase propia­
acum ulación de capital que per­ al préstam o do los ahorros de otras
" grupo. Pueden hacerlo, pero no es m ente baja; m ientras que en la so­
m ite in tro du cirse como em presario personas. A este respecto es indi­
condición provia para la existencia ciedad B la clase baja es quizá tan
en el proceso de la producción? ferente el hecho de que el nuevo
de una estratifica ció n.* En las in­ numerosa com o la clase media, y
¿Cómo se consigue el capital inicial em presario reciba los m edios eco­
vestigaciones em píricas la pobla­ la clase superior no representa más
con cuya ayuda se pueda comen­ nóm icos directam ente de las per­
ción que va a ser interrogada es que el 1 % de toda la población
zar a «explotar a otros»? En el sonas pa rticulares que le entregan
dividida en estratos sociales. Los (tales datos desempeñan un papel
prim er tom o de El capital, en el sus pequeños ahorros, o que lo re ­
c rite rio s o características que se im portante al caracterizar a los
capitulo 26, habla M arx de la acu­ ciba indirectam ente a través de un
tienen en cuenta para realizar esto países en -»vías de desarrollo y al
m ulación p rim itiva, pero según la in s titu to de financiación. Por otra
son, por ej., los años que una per­ hacer un pronóstico sobre su situa­
opinión de Schum peter, las e xp li­ parte, la histo ria de m uchos em pre­
sona ha asistido a la escuola, su ción económ ica).
caciones que a llí da M arx son insu­ sarios (Schum peter) m uestra que
categoría profesional, etc. Las per­ Pero ¿cómo surgen fundam ental­
ficientes. éstos, en alguna época de su vida,
sonas son divididas en estratos (en m ente las clases sociales? J. Schum-
D ecir que diariam ente surgen nue­ han estado ahorrando durante un
total hay de tres a sie te ), aunque pe ter en el capítulo M a rx ais Sozlo-
vos cap italistas porque hay algunos período bastante largo, aunque mu­
no siem pre todas las personas de loge (M arx como sociólogo) de su
hombres que tienen una in te lig en­ chas veces no percibían más que
un mism o estrato se considerarán lib ro C apltalism , S ocialism , and De-
cia y energía superiores y aplicar un sueldo de trabajadores. Con es­
subjetivam ente m iem bros do este m ocracy, 1942, hizo resaltar los pun­
esta inteligencia y esta energía to s ahorros han podido pasar la p ri­
estrato. Tampoco tiene sentido ha­ tos débiles de la teoría m arxiste,
tanto al trabajo como al ahorro de mera época de em presarios, sin
b lar de una «conciencia de estra­ cuando ésta intenta dar una ex­
m edios económ icos, es para M arx te n e r que estar pendientes de la
to». Es conveniente fija r los d ive r­ plicación causal de la clase social.
una fábula in fa n til inventada por la necesidad de ganarse diariam ente
sos estratos de una sociedad se­ M arx sim p lificó su trabajo al no ad­
burguesía. Aunque esta «fábula in- el pan. Por lo demás, en los si-

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Clase social Clase social

glos XVII o XVIII una fábrica no se para ello del trabajo de la po­ dos se encuentra ya desde muy
las bayonetas y los cañones los
constaba muchas veces más que blación rural, entre la que a veces antiguo en la mayoría de las cul­
que explican la existencia del orden
de un ta lle r de fundición que una se contaban tam bién sus propios turas. Hay autores antiguos que
ju ríd ico que protege a la propiedad
sola persona, con el trabajo de sus siervos. Pero Schum peter niega, en utilizan el concepto de c. social.
privada. El m arxism o no se percata
manos, era capaz de levantar; el contra de la opinión de Sombart A ris tó te le s dice que un Estado es
de que en toda sociedad la mayo­
u tillaje era tam bién muy sencillo. (Theorle des modernen Kapitalism us, tanto más estable y feliz, cuanto
ría de los hombres tie n e un in te ­
En tales casos, el trabajo manual 1.* ed.), que la acum ulación p ri­ mayor sea la c. media. Según él,
rés personal en adquirir la -»pro­
del fu tu ro «capitalista» y unos pe­ m itiva de com ienzos del c a p ita lis­ una c. in fe rio r dem asiado grande,
piedad y en defenderla jurídicam en­
queños ahorros bastaban para po­ mo se pueda e xp lica r totalm ente te fre n te a los ataques de terceros. lo m ism o que una c. superior de­
der dar el paso y co n ve rtirle en el por la renta de la tie rra . Schumpe­ Pero, a largo plazo, no es psicoló­ masiado poderosa ponen en peligro
em presario que controlaba después ter, llega por tanto, a la conclusión la existencia de una sociedad.
gica ni po líticam ente posible, sin
un proceso de producción y podía de que la teoría do M arx, si no se A veces coinciden tam bién los
una coacción por parte del Estado,
em plear a otros obreros. le añaden o tro s elem entos no mar* d e lim ita r arbitrariam ente las diver­ conceptos de c. y de -»estam ento.
M arx expone una teoría de la xistas, no podrá e xp lica r sa tisfa c­ sas categorías de propiedad y a Por regla general, una persona, en
'a c u m u la c ió n p rim itiva según la cual toriam ente el origen de las clasos una de estas categorías negarle la cuanto m iem bro de un determ inado
habrían sido la fuerza bruta, el robo, sociales. Incluso en el caso de que protección que le corresponde como ostam ento (adquirido por la pro fe­
el avasallam iento y el saqueo los supongamos que el robo ha sido propiedad privada. Una división dog­ sión o por el triu n fo en la profe­
factores que en un p rin cip io ha­ en gran parte la causa de toda m ática de este tip o exige para su sión, o atrib uido en razón del na­
brían proporcionado los recursos desigualdad (en muchos lugares y m antenim iento un aparato estatal cim iento ), pertenece a una de ter­
económ icos para lograr la posesión en muchas épocas ha desempeña­ de coacción y de control muy caro minada clase social. Sin embargo,
de los m edios de producción. Los do el robo un papel im portante en y, además, lleva consigo un aprovi­ en las diferentes sociedades se dan
medios de producción, por tanto, los comienzos de toda actividad sionam iento cada vez más de fectuo­ algunas excepciones. En EE. UU. un
serían una continuación del avasa­ em presarial: en tiem pos de los fe ­ so de la población, ta n to en m er­ médico, en razón de su profesión,
llam iento y de la explotación. Pero nicios y en el origen de diversas cancías com o en servicios, pues pertenecerá casi siem pre, objetiva
esta teoría no explica por qué razón posesiones a lo largo de la histo­ incluso el trabajo em presarial más y subjetivam ente (por propia estim a
o a qué se debe el que algunas ria de Inglaterra), -la explicación pequeño debe ser. por principio, y por el concepto que tienen do
personas pudieran conseguir el po- de M arx es insuficiente, pues in­ prohibido y castigado (un ciuda­ él los demás), como m ínim o a la
dor para explotar a otros si no te­ cluso el robo coronado por el éxito dano de la Unión Soviética, si c. media superior; en cam bio algu­
nían una superioridad de tip o inte- tien e que apoyarse en la su p e rio ri­ tien e dinero suficiente y paciencia nos sacerdotes pueden pertonecer
- lectual o corporal. A la cuestión dad personal del ladrón, y desde ol a las clases in fe rio re s, y esto des­
para esperar, puede com prarse qui­
acerca del origen de la clase em­ momento en que se adm ite esto, zá dos autom óviles, pero lo que no de un punto de vista tanto p ro fe­
presarial responde M arx recu rrien­ resulta una teoría de la e stra tifica ­ puede hacer es que una torcera sional com o social (el pastor de
do al estadio del feudalism o. Para ción social com pletam ente distinta». una com unidad pobre de negros
persona conduzca uno de estos au­
esto. M arx hace suya la opinión Hoy se considera equivocado que­ tom óviles en plan de taxi, pues quo durante la semana trabaja como
burguesa de que el feudalism o ha­ rer deducir de la biografía de los entonces estaría «explotando» a recadero de una empresa y el do­
bía sido un sistem a de gobierno de diversos em presarios o de las d i­ oste tercero ). Sin embargo, pode­ mingo se pone la sotana para pre­
pura fuerza física. Con esto tiene versas fa m ilia s una teoría general dicar). En los países donde el tí­
mos preguntarnos cómo es posible
M arx una artim aña histó rica : el de la desigualdad en la distribu ción que el m arxista considere com pa­ tu lo y el cargo de «sacerdote» goza
oxplotador feudal es s u stitu id o por de la propiedad. M ucho más im ­ de protección y favor, el párroco de
tible con su ótica el que, por ej.,
el explotador cap italista, y aquí tie ­ portante es la cuestión del origen una Iglesia de cie rta m agnitud di­
los autores de obras de tea tro pue­
ne la explicación histó rica . Pero y del m antenim iento de las e stru c­ fícilm e n te se contará entre las
dan te n e r un derecho de propiedad
aún queda por aclarar la causa de turas sociales y de los sistem as clases in fe rio re s; por el contrario,
respecto a sus medios de produc­
la desigualdad que situó al señor norm ativos, que son los que per­ en aquellos países que tienen un
ción — derechos de autor respecto
feudal por encima de sus súbditos. m iten a los propietarios poder con­ exceso de m édicos y que cuentan
a la o b ra — , a pesar de que esta
Desde el punto de vista de la his­ servar la propiedad una vez adqui­ con un sistem a determ inado de se­
obra les proporciona unos ingresos
to ria de la economía, es cierto, rida, prescindiendo de la form a guridad obligatoria, puede haber mé­
con el trabajo de otros, siempre
como acentúa Schum peter, que m u­ com o ha llegado a sus manos. A l dicos que no pertenezcan a la c.
que es representada en cualquier
chos señores feudales realmente dar una explicación a este punto, m edia superior.
parte del mundo.
levantaron y sostuvieron fábricas, se equivoca nuevamente el m arxis­ Al hacer com paraciones a escala
La idea de que en una sociedad
sobre todo en Alem ania, sirviéndo- mo. pues según él son únicamente Internacional, hay que emplear, por
hay m iem bros m ejor y peor situa­

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105
Clase social C olectividad

tanto, con mucho cuidado el con­ The Psychology of Social Class (Lon­ m ente la «unidad local de una clase gún interés en que aumente constan­
cepto de c. social. Más utilidad dres 1958): E.E. Berfld, Social Stratl- social». La sociom etría se ha ocu­ tem ente el núm ero de los m iem bros;
tiene en las investigaciones que se flcation (Nueva York 1962); St. Os- pado de la form ación de las c. por el con tra rio , ofrece a sus m iem ­
realizan dentro de una sociedad. A3Í, sowski, Klassenstruktur im sozialen (c. en las escuelas, en las unida­ bros la garantía de la exclusividad.
Bowusstsein (1962); B. y Eünor G. Bar-
en la sociología americana a pa rtir des m ilitares, etc.). L. v. W iese Por eso, en el lenguaje popular
ber, Europeen Social Class. Stability
de 1950 se hace más frecuente el and Change (Nuova York 1965); R. Bcn- (1965) considera a la c. com o una de todos los países, el concepto de
uso del concepto c.s., a pesar de dlx y S.M. Lipsot (dirs.). Class, Status subclase especial del grupo que se c. va unido al de esnobism o.
que el cam bio económ ico y social and Poner (Nueva York }I966): J.H. distingue de la -»célula y de la El c. nació en Inglaterra en el
que se ha producido en este tie m ­ Flchter, Persona y sociedad, en Socio­ -»federación. Según él, la c. repre­ siglo XVI, con unos fines o bien
po ha hecho que aparezcan ahora logía (Herder, Barcelona '1972) 33-166. senta un tip o ca ra cte rístico de rocreatlvos. o bien lite ra rio s, de­
como problem áticos muchos aspec­ «unión y de distancia». En el campo portivos, cie n tífico s o po líticos. A lo
to s del antiguo concepto de c.s. Clique. Con este nom bre se desig­ del arte juegan las c. un gran papel. largo de la historia, los c. han
^ A ctualm ente, la sociología empíríca na generalm ente a un pequeño nú­ Cuando L. v. W iese dice que la desempeñado a veces un gran papel,
v raras veces se lim ita a las tres c la ­ mero de personas que están unidas persona que aspira a conseguir no­ por ej., en la revolución francesa o
ses tradicionales (in fe rio r, m edia y entre sí de una form a que el ex­ toriedad «tiene que tenor una c. en cuantos centros no públicos de
superior), utilizando cin co y hasta traño no siem pre puede reconocer, a su alrededor» si quiere hacerse asociación reservados a los m iem ­
siete clases: por ej., clase baja pero quo on su totalidad continúan fam oso, el concepto de c. se acerca bros de la estructu ra del -»poder
in fe rio r y superior; clase media in­ siendo m iem bros de grupos mayo­ entonces al concepto do claque. (sobre todo en los países anglosa­
fe rio r y superior, y clase alta in fe ­ res. Las c. se form an, sobre todo, Pero a d ife ren cia de ésta, las c. jones).
rio r y superior. En general, esta cuando resulta d ifíc il sublevarse ignoran totalm e nte aquellos que
gradación es suficiente para en­ contra un sistem a de autoridad o amenazan a su propio ídolo o su Coacción social. Existe coacción so­
m arcar las diferencias observables cuando, dentro de una -> organiza­ propia ideología. A veces L. v. W ie­ cial cuando una persona se ve o b li­
(y en parte vividas por la pobla­ ción, surgen luchas por el poder. se entiende por c. solam ente «un gada, bien sea con amenazas o con
ción). Pero so trata de una divisió n La c. se da en las escuelas, in te r­ grupo de alumnos y de partidarios» promesas — ya sean ocultas o di­
a rbitraria. Igualm ente se podría ha­ nados, cuarteles m ilitares, em pre­ (generalm ente de un artista o de re c ta s — , a un com portam iento que
blar de cuatro, ocho o doco clases. sas, etc. En contraposición al -»club, un p o lítico ). Entonces c. es lo m is­ se desvía de sus prim eras intencio­
En la praxis se ha constatado que la c. tiene poco interés en darse mo que grupo de fans (fan group). nes y de sus propios intereses.
el fa cto r económ ico más directo a conocer y se asemoja más bien a Para que exista coacción social (->
para in clu ir a una persona en una 1 la -»sociedad secreta. Los pequeños F. Oppenheimer. System der Soziologio, C ontrol social, -»Presión social) es
clase, los ingresos, no tien e mucha grupos inform ales que existen den­ 2 vols. ( J1 9 6 4 ); L.v. W ío s g , Die Philo­ im prescindible que se den medios
aplicación. Según la zona del país tro de una organización reciben el sophie der persönlichen Fürwörter físicos de coacción. En todos los
o la m agnitud de la localidad, unos nombre do c., sobre todo cuando (1 9 6 5 ). grados de la civiliza ción la con­
determ inados ingresos fam iliares adoptan medidas de -»co ntrol social, vivencia social depende do la posi­
pueden ser considerados com o ele­ -»boicot, sabotaje u otras pareci­ Club. Se llama c. a un grupo de per­ bilidad de la coacción social. La
vados o com o m edios. A esto hay das. en contra do aquellos que sonas que en la mayoría de los presencia de la c.s. no siem pre es
que añadir el concepto de e stilo están conform es con las normas ofi­ casos participan de las mismas considerada en el m ism o grado
de -»vida. Por regla general, en las ciales de la organización. Entonces ideas — muchas veces pertenecen como una carga, pues todo Estado
encuestas no se dicen con exacti­ la c. se con vie rte en la unidad so­ todas al m ism o sexo — y que. por necesita de unos medios de c.s.
tud los Ingresos reales. Por todo cial que destruye el orden. regla general, se reúnen en un lu­ para poder prestar vigencia a sus
ello se tienen en cuenta, además, En contraposición al sentido des­ gar fijo . En contraposición a la -» leyes.
otras ca ra cte rísticas: por ej., la du­ pectivo que la palabra c. tiene ge­ clique, un c. está expresam ente o r­
ración de la form ación escolar, el neralm ente en Europa, en la socio­ ganizado; la adm isión de nuevos C olectividad. Una c. es un grupo de
númoro total de los años de es­ logía americana, es, sobre todo, un m iem bros está regulada por unas personas reunidas no tanto por ini­
tud io, etc. térm in o libre de todo ju ic io de condiciones determ inadas. La form a ciativa propia, cuanto por orden de
valor, que se aplica a pequeños de asociación y de sociabilidad del una instancia superior, que muchas
G. Bagllo.nl, Clases y conflictos do
grupos cerrados (Homans, Sherif, C., que tuvo su origen en Inglate­ veces están organizadas con m iras
clase en lo sociedad Industrial, en
F. Alberonl, Cuestiones de sociología etcétera). Esta diferencia la han re­ rra, desempeña en los países an­ a un trabajo determ inado (las co­
(Horder, Barcelona 1971) 953-991; R. calcado sobre todo M.M . Kossitsch glosajones un papel extrao rdinaria­ lectividades en la agricultura so­
Centcrs, The Psyclwlogy of Social Cías- y O.H. v.d. Gablontz. En los EE. UU. mente im portante. A diferencia de vié tica ). El adjetivo derivado de co­
ses (Nuova York 1949); M. Hafowachs. c. puede sig n ifica r tam bién sim p le­ la -»agrupación, el c. no tiene nin­ lectividad, colectivo , se refiere a

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C olectividad Comparación in te rcu ltu ra l

aquellas form as de com portam iento funde en ol e stilo do vida, en la C olonialism o -»Im perialism o. tes que se dan entre dos o más
de los individuos pa rticulares que visión del mundo, en la actividad culturas (actualm cnto debido casi
se deben a la subordinación del oconóm ica) al grupo dirigente, con R. Maunier, The Sociology of Colonies, siem pre a su m anifestación en unas
individuo a la c. o a la capacidad m iras al m onopolio d e l poder. Este 2 vols. (Londres 1949); R. v. Albertinl, sociedades determ inadas) respecto
que tien e para dejarse in flu ir por grupo puede fundam entar su pos­ Dekolonlsation (1966); L. Holbig, Des a las diversas estructu ras, esque­
una c. Por com portam iento colec­ tura en m otivos religioso s (im pe­ Ende des Kolonlallsmus (1966). mas de conducta, factore s dem o­
tivo (co lle ctive behaviour) se en­ rio do los incas) o en razones po- gráficos, etc. La cuestión acerca de
tiendo las form as del com porta­ liticom esiánicas (re lig ió n seculari­ Colum nización. Este té rm in o fue las determ inantes cultu rales y so­
m iento del hombre, cuando éste zada), como hace el com unism o. El creado en la década del cincuenta ciales de las diferencias en el cre­
form a parte de una -»chusm a o de c., aunque al p rin c ip io no aspire por J.P. K ru ijt y por W. Goddijn cim iento económ ico, en las cuotas
una ->masa. Pero el adjetivo co­ más que a un trabajo centralm ente (en holandés verzuiling). Se define de innovación, etc., cue stión que
le ctivo se puede aplicar tam bién a planificado de la economía y a e li­ como la tendencia que se da en las ha atraído sobre si toda la atención
los procesos sociales valorativa- m inar toda com petencia en torno sociedades urbanas, pobladas por en la segunda m itad del siglo XX,
m ente neutros en los que se s in ­ a la pretensión p o lítica de mando m inorías religiosas e ideológicas y sobro todo con relación a los
cronizan los actos individuales de del grupo que ha llegado ya al divorsas, a form ar unas columnas países en vías de -»desarrollo, ha
m uchas personas, en orden a la poder, sin embargo en el siglo XX, paralelas de clases o de estratos. hecho que la c.i. y sus m étodos
consecución de un efecto m ayor com o consecuencia de las d o c tri­ El térm ino c., com o casi todos los adquirieran más im portancia aún.
(co lle ctive bargaining, contratos co­ nas de la dem ocracia to ta lita ria conceptos sociológicos que están En la c.i. no se puede p a rtir de un
le ctivos entre trabajadores y empre­ (J. Talmon), que proceden de la tom ados de la arquitectura, indica a lto grado de Integración y de per­
sarios on los que todos los traba­ teoría de la «voluntad general- de una «encostración», una «rigidez» fección de las diversas culturas;
jadores de una industria están re­ Rousseau, va a parar slom pre al general de toda la sociedad, pero es decir, incluso sociedades que
presentados por un sindicato, que totalitarism o . tam bién una m utua «encapsulación- están casi en el m ism o grado de
defiende los intereses de éstos La form a social a que se aspira de las partes de la población. Esta evolución in du strial y po lítica pue­
fre n te a la otra parte contractual). en nombre del c. utópico e idea­ consolidación de la sociedad en den m ostrar en su cultura unos
Ya é. Durkheim de scrib ió el carác­ lista (igualdad m aterial, supresión bloques confesionales vertica lm en­ contenidos cara cte rísticos a los cua­
te r poculiar del alma colectiva. El dol mando en todas las relaciones te organizados tie n e un significado les, en la sociedad que es objeto
concepto de c o lle c tiv e behaviour fue sociales de una sociedad), en vista de c rític a social: la c. actúa en el de com paración, no corresponde
creado por R.E. Park, y el de collec­ de los deseos de diferenciación y -»cam bio social a modo de freno, nada que tenga la más mínim a ana­
tive bargaining por Beatrice Popper ascenso, y en vista de las in clin a­ y las diversas colum nas pueden logía.
(M rs. Sidney W ebb) (1891). ciones individualistas do sus m iem ­ co n ve rtirse en grupos de -»voto. La c.i. tien e que tom ar tam bién
bros, necesita siem pre un sistem a Cuando una persona, según su on cuenta quo los diversos e stra ­
f . Alberoni. Sociología do! comporta­ podoroso de absoluto control social, profesión, partido p o litico , confe­ to s, clases, grupos profesionales y
miento colectivo, on CuostIones de que solam ente se puede estable­ sión, etc., pertenece al m ism o tie m ­ la población de determ inadas re ­
Sociología (Harder. Barcelona 1971) po a diversos colum nas, puede glones tienen, debido a unos con­
ce r y m antener firm e gracias a una
671-76G; Cl. Münster. Mcngcn, Masson, tener, según las colum nas, una s i­ tactos cultu rales selectivos, más
Kollectlve (1952); N.J. Smelsor. Theory jerarquía política y a los medios
coactivos de la policía secreta y tuación social dife ren te y, de esta cosas en común con lo s correspon­
of Collective Behavior (Nuova York
1963); L.v. V/¡ese. Das Ich und das de los m ilita re s. Por eso. de la form a, experim entar tensiones tra n s­ dientes grupos de personas de la
Kollcctlv (1967). praxis de un sistem a co le ctivista versales en su -»status m u ltid im e n ­ otra cultu ra que con aquellos gru­
resulta siem pre lo co n tra rio de la sional. En esto coincide el concep­ pos de la propia sociedad de los
C olectivism o (-»Bolchevism o, -»Ca­ igualdad que habían prom etido (ex­ to de c. con el do inconsistencia que se encuentran soclalm ente ale­
pitalism o, -»Com unism o, -»Individua­ plotando el sen tim ie nto de culpa­ de status (Insuficien te cristalización jados (llam a la atención, por ej.,
lism o, -»M arx'ism o, -»Propiedad, -» bilidad de las clases y personas de -»status). la afinidad que e xiste entre las cla­
T otalitarism o, -»U topía). El c. es el que se sienten privilegiadas en la ses superiores urbanas de Latino­
sistem a social, practicado conform o sociedad), promesa con la que to ­ Comparación in te rc u ltu ra l. La c.l. am érica y la cultu ra europea de la
a una -»ideología t o exigido en una dos los m ovim ientos colectivista s hace resaltar (en cuanto objeto de clase sup erior). La c.i. estudia no
utopía), de la sum isión to ta l y por se ganan de antemano la sim patía Investigación en sí o com o medio sólo las com paraciones entro las
p rin cip io del individuo, de la fa m i­ para ia conquista dol poder. para aclarar un problem a en una sociedades Industriales realizadas,
lia particular, de la m inoría, del gru­ sociedad determ inada o en la cul­ sobre todo, por los sociólogos (por
po religioso , etc. (p o r tan to , de W. Rópko. Gesellschaftkrisls der Gegen- tura de esta sociedad) las seme­ ejem plo, las semejanzas entre los
toda diferenciación p lu ra lista que se wart (M948). janzas o las diferencias im portan­ EE. UU. y la Unión Soviética, quizá

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Comparación in te rcu ltu ra l Comprensión

en el sentido de la tooría de la con­ senten unos productos o servicios de los electores e in te n ta r conse­ diendo laboralm ente unas de otras
vergencia). sino tam bién las com ­ que hasta ahora son com pletam en­
g u ir una mayoría que le conceda y, 2.*, la c. en torno a los votos de
paraciones llevadas a cabo por e t­ te desconocidos. los electores en unas poblaciones
(generalm ente por un tiem po deter­
nólogos y antropólogos culturales La im portancia de la c. en el de m illones de habitantes exige
minado) el e je rcicio de la función
entre las ideas y form as do com ­ sector económico consiste en la
suprema. En contra de ciertas teo­ unas sumas de dinero cada vez
portam iento de los pueblos p rim i­ creación y m antenim iento de un mayores y unos medios técnicos
rías (socialistas, de economía co­
tivos y los correspondientes valores mercado en el que participan nu­
le ctiva). en la praxis de la vida po­ cada vez más perfectos.
on una sociedad industrial de occi­ merosas personas (empresas) s i­
lític a no se puede uno im aginar (o
dente altam ente desarrollada. guiendo la ofe rta y la demanda
ver en alguna parte) que se pueda Ph. Hcrder-Dornelch, Zur Theorie der
Por los años 30 se prestó una (a vecos, la mism a empresa des­
realizar una colectivización (-»na­ sozialen Steuerung (1965); F. Mach!up,
atención especial a la com paración empeña al m ism o tiem po ambos ro­ Y/cftbewerb Im Verkauf. Modellanalyso
cionalización. socialización) de los
entre las sociedades triba le s sen­ les. pero no respecto al mismo des Anbieterverhaltens (1965).
medios económ icos (m edios de pro­
cillas, por una parte, y las grandes objeto), dando lugar asi a uno libre
ducción, aparatos do d istribu ción ,
sociedades — como los EE. U U .— , form ación de precios, en la que
empresas de servicios, etc.), sin Com prensión (-»Acción social, -»
por otra, respecto a la conducta se refleja la ley de la ofe rta y de
su p rim ir al m ism o tiem po toda c. Causalidad, -»H istoricism o, -»Racio­
com petitiva o cooperativa, así como la demanda. El proceso de la c.
en el terren o de las m otas políticas nalidad. -»Tipo ideal, -»Totalidad).
respecto al com portam iento sexual. surge del com portam iento que adop­ y sociales, por tanto la posibilidad Desde el ú ltim o tercio del si­
Pero la propensión, tan frecuente tan los sujetos del m ism o ramo de la dem ocracia libre. Cuando el glo XIX, en el área de habla ale­
antes de la segunda guerra m un­ de la economía, al in te ntar ofrecer Estado, dicho con un eufem ism o, mana la c. (V erstehen) es consi­
dial. a idealizar la vida de las so­ unos precios más bajos que los cuando la »comunidad» o, con otras derada com o una form a especial del
ciedades triba le s sencillas ha dado precios de los restantes com p eti­ palabras, el partido p o lítico (por ej., conocim iento propia de las ciencias
paso actualm ente a una considera­ dores (y una calidad igual o m ejor un partido com unista) que ha lleva­ del espíritu, en contraposición a la
ción más realista. en los productos) y de esta form a do a cabo la nacionalización de explicación (E rklären) causal de las
conseguir la m ayor participación po­ todos los bienes económ icos, es ciencias naturales. A base de la in­
fl. König (dir.). Handbuch dar empiri­ sible en el mercado de la deman­ decir, que los ha puesto bajo su trospección que puede realizar el
schen Sozialforschung, vol. 1 (M967); da. Como en la práctica casi todas investigador, en la c. tien e lugar
mando, controla todos los medios
R.M. Marsh, Comparatlve Soclology las actividades económ icas tienen
(Nueva York 1967). fundam entales en el secto r econó­ una prolongación de la vivencia, uno
una tendencia a extenderse y a me­ m ico (fábricas de papel, im prentas, introspección de los m otivos que
jo ra r de condiciones, en un m erca­ m edios de transportes, la radio y mueven al objeto de investigación
Com petencia. Es una -»acción social do com pletam ente lib re surgirían la tele visió n), la c. que puedan pre­ (una persona, un grupo). Según esto,
m utuam ente relacionada con otra, constantem ente m onopolios, al mo­ sentar otros partidos o los candi­ lo realidad social, en su form ación
on el sentido de una com petición. nos con relación a cie rto s produc­ datos pa rticulares es ilusoria o im ­ histó rica , soría no solam ente un
La com p etftlon es (en la sociología tos y servicios (por ej., acaparando posible. Adem ás, hay que añadir contexto de acción com prensible
americana) un proceso social fun­ a los com petidores más pequeños). que en una economía com pletam en­ por sus causas, sino tam bién un
dam ental.' Por c. se puede enten­ Por esta razón, desde finales do te socializada es tan grande la contexto sensitivo.
der el resultado individual de la siglo XIX os el Estado el que fija dependencia que el individuo tiene Max W eber fue el princip al re­
acción que se está desarrollando y controla (en los EE. UU. de una fre n te al Estado (fre n te al partido presentante de una sociología com ­
entre dos o más com petidores (dos manera muy severa) las reglas de que está en el poder) en el sector prensiva (verstehende Soziologie),
deportistas, dos com erciantes cuyas juego de la c., aunque en cada económ ico, que incluso aunque tu ­ sobre todo al aplicar el método
tiendas están situadas en la misma país son d istin ta s las medidas adop­ viera los m edios para una campaña del tip o ideal a las acciones so­
calle), pero tam bién el orden eco­ tadas por el Estado. electoral, por el m ero hecho de ciales. También la sociología del
nóm ico qué hace posible una c. La -»dem ocracia ha sido designa­ presentar su candidatura tendría -»conocim iento de Karl Mannheim
constante: por ej., cuando las leyes da (entre o tro s por J. Schum peter) que tem er represalias económ icas partía de la c. (y de la influencia de
contra el tru s t y las relativas al como una c. en torno al poder po­ que amenazarían su existencia. La W ilhelm D ilthey y de Edmund Hus-
«cartel» tienden a im pedir los mo­ lític o (le gitim a do ) on la que se res­ c. económica y po lítica están inse­ serl). La contraposición entre una
nopolios, para que so pueda dar c., petan unas loyes generales de ju e ­ parablem ente unidas una de otra, sociología com prensiva (verstehen­
incluso respecto a los com petido­ go (a veces im puestas por la cons­ y en la actualidad aun en mayor de Soziologie) y una sociología cau­
res desconocidos que no aparece­ titu ció n ). Todo individuo y todo par­ grado, pues 1.°, la sociedad indus­ salm ente explicativa (kausal erklä­
rán en el mercado hasta después tid o po lítico puede presentar un tria l está poblada, sobre todo, de rende Soziologie), propia de las
de algún tiem po y que quizá pre­ programa al m ercado de los votos personas que se encuentran depen­ ciencias naturales, se considera hoy

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Comunidad de población
Comprensión

las que cada una se siente obliga­ no G emelnde on el sentido de co­


como superada, sobre todo en los m ente en procesos orales entre munidad (G em elnschaft), en la so­
da a prestar a la otra diversos ser­
Estados Unidos. porsonas, entonces se reduce al ciología anglosajona com m unity sig­
vicio s concretos e igualm ente es
H. A lb e rt, entre otros, hace resal­ proceso de la transm isión do con­ nifica una form a social de oxlsten-
consciente de su derecho a otros
ta r que la explicación y la c. se ceptos (m oanlngs) a través de sím ­ cia ideológicam ente preferida, que
servicios determ inados. Por tanto,
sitúan a niveles d ife re n te s.‘ Hay que bolos, en la medida en que el re ­ muchas veces es contrapuesta como
la relación m ism a es considerada
d istin g u ir con Reichenbach entre ce p to r y el em isor de los símbolos modelo a la sociedad urbana (ur-
por cada una de las personas par­
un contexto de descubrim iento y un se identifican con la respectiva s i­ ban soclety), pudiendo sig nifica r al
ticip a n te s com o un m edio para rea­
contexto do ju stifica ció n . La c.. tuación del o tro (G.A. Lundberg y m ism o tiem p o c. de p. (en el sen­
lizar estos sorvlcios m utuos». Cada
en cuanto procedim iento heurístico o tros). tido de comuna, ayuntam iento) y
una de las relaciones com unitarias,
creador de hipótesis, pertenece al comunidad (en el sen tido de un
según Tónnles, puede cam biar in­
prim er tip o de estos contextos. F. Alboroni, Sociedad, cultura y comu­
dividualm ente (las relaciones del ideal, de una cohesión de grupos).
nicación de masa, en Cuestiones de
invitado se pueden co n ve rtir en re ­ Estudios bastante recientes, por ej.,
sociología (Herder, Barcelona 1971)
J. Wach, Das Verstehen, 3 vola. (1926- laciones sociales), pero la c. y la en Gran Bretaña y en los EE. UU.
1239-1271; H.D. Duncan. Communicatlon
1930); A. v. Schelting y M. Webers han encontrado que bajo ciertas
and Social Order (Nueva York 1962); sociedad so siguen siem pre la una
Wissonschaftslehra (1934); E. Rotha- condiciones se dan tam bién dentro
J.J. Gumperz y D. Hymoa (dirá.), The a la otra. No son sim plem ente dos
cker, Loglk und Systematlk dor Gel-
Ethnography of Communicatlon. Am. An- po sibilidades de la vida común, sino de la gran ciudad form as de aso­
stoswissenschaften (1926, s1948): A.
thropolofllst Spec. Publication, vol. 66. dos etapas de la realidad social. ciación, grupos inform ales, -»ve cin­
Schtütz, Der slnnhafto Aulbau der so-
n * 2, parte 2.* (Menasha (W is.) 1964); La c. únicam ente se puede conver­ darios, bandas fam iliare s y otras
zlalen Wolt (1932, ’ 1960); E. Bettl. Dio
H.K. Platte. Soziologie der Mossenkom- estructu ras de población que se
Hermeneutlk ais sllgemclne Methodik tir en sociedad. La sociedad proce­
munlkatlonsmlttel (1965); R. Wldenmann
der Geistcswlssenschafton (1962); W. de siem pre de la comunidad. im putan a la c. de p. (M . Young
y W. Kaltefleiter. Fuktlonen der Mas­
Dilthoy, Der Aulbau der geschlchtllchen entre otros, Fam ily and Klnshlp ln
senmedien (1965); B. Bcrolson y M. Ja-
Welt ln dor Geisteswissonschalten F. Tónniea, Gemelnschaft und Gesell- East London, 1957).
(419G5). nowitz, Reader in Public Opinión and
Communicatlon (Nueva York 51966); schaft (*1935); R.A. Nlabet, The Ouest La humanidad pura, arm ónica y
H. Reimann, Kommunikations-Systeme. of Community (Nueva York 1953); H. a ltru ista que los rom ánticos so­
Comunicación ( -» A c titu d e s ,, A n á li­ Umrisse einer Soziologie der Vcrmit- Hoofnagols, Soziologie des Sozialen ciales han querido encontrar cons­
sis de “ »contenido, -»Burocracia, tlungs- und Mitteilungsprozesse (1968). (1966); M.R. Vogel y P. Oel. Gomoindc tantem ente en la c. de p. de los
-»Com unicación de masas, -»Con­ und Gamelnschftshandeln (1D66); H.
pueblos p rim itivo s o de la pobla­
flicto , -»Inform ación, -»Interacción, Comunidad. Dosde que apareció la Schempp, Gemelnschaftssicdlungen aul
rellglóser und weltanschaulicher Grun- ción rural, aislada en sus aldeas,
-»R etroacción, -»Sím bolo. Sociolo­ obra de Ferdinad Tönnies G em ein­ no se encuentra casi nunca en es­
gía del -»conocim iento). Es el pro­ diage (1969).
schaft und G esellschaft (comunidad to s s itio s , com o han dem ostrado
ceso a través del cual una noticia, y sociedad), en 1887, el térm in o de numerosos estudios etnográficos
Com unidad de población. C. de p.
en cuanto signo o sím bolo, pasa do c. es considerado casi siem pre (s o ­ y etnológicos sobre la c. de p. rea­
puede sig nifica r, prescindiendo de
un organism o a otro, transform ando bre todo en la sociología anglosajo­ lizados en los ú ltim o s decenios.
todo ju ic io de valor, un poblado bas­
el com portam iento de éste. Toda na) como una de las partes de la Los hom bres de todas las culturas
tante poqueño o sus habitantes
clase de com portam iento puede con­ dicotom ía en contraposición a -»so­ y tiem pos pueden v iv ir durante si­
— o ambas cosas a la v e z — , o (ge­
ve rtirse en noticia: gestos, expre­ ciedad. De la voluntad común y de glos en poblaciones reducidas y
neralm ente con un va lo r positivo)
sión, m ovim ientos, sonidos, lengua­ la aceptación mutua Tönnies quería fá cllo s de abarcar, a posar de que
una población tam bién reducida que
je ; sin embargo, p o r regla general deducir la -llam ada vida social en en esta c. de p. la vida social ha
se considera a si m ism a como -»
el em isor debe ten er capacidad sentido restrin gid o y estricto». La estado dominada por la mutua des­
grupo y que tiene unas relaciones
para despertar la atención del re­ c. es la auténtica «vida común», confianza, la envidia, el odio, las
sociales y unas form as de com por­
ceptor. En los. últim os años, tanto adecuada al hombre. Según Tön­ antipatías, el egoísm o, etc., a ve­
tam ie nto propias de la -»com uni­
las investigaciones de los fisiólogos nies, objeto de la vida social son ces en un grado mucho m ayor que
dad (G em einschaft), de F. Tónnles.
del com portam iento comparado (etó- únicam ente las relaciones p o s iti­ en las form as de población que se
La c. de p. no tie n e que constar
logos, sociólogos de los anim ales), vas de los hom bres y de las asocia­ acostum bran a contraponer a la
necesariam ente siem pre de un solo
como tam bién las de los teó ricos ciones humanas (el darso a cono­ au téntica c. de p. (Ecward Ban-
poblado: la c. parroquial, en cuan­
de la inform ación (la telecom unica­ cer por prim era vez, el trato, la field, The M o ra l Basls o f a Back-
to grupo o conjunto, puede cons­
ción) han sum inistrado a la socio­ am istad). Sin la m em oria y el le n­ w a rd Society, 1958).
ta r de m om ento de diversos po­
logía y a psicología social do la c. guaje no habría solidaridad. Para La in vestigación sobre la c. de p.,
blados. A sí com o en el campo de
puntos de v is ta y resultados de ci­ Tönnies las relaciones sociales en­ sobre todo en los EE. UU. y en
habla alemana se emplea el té rm i­
sivos. Cuando la c. consiste sola­ tre dos personas son «aquellas en

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Comunidad do población C onciencia falsa

Gran Bretaña, con sus intenciones de -»gobierno que ni las -»e le ccio­ m unista. En la segunda m itad del Unión Soviética, con su hegemonía
de reform a social (de crítica so­ nes ni la -»oposición puedan revo­ sig lo XIX el c., com o concepto y absoluta, podría llegar a arreglár­
cia l), por una parte, y on cuanto car jam ás. El c. exige la -»nacio­ como m ovim iento, pasó totalm ente selas con el pluralism o dinám ico
antiguo campo de actividad de la nalización de todos los medios de a segundo plano, si se compara de una población m undial, si ac­
-♦sociología em pírica, por otro, ha producción y de la mayoría de las con la evolución crecien te de los tualm ente, fronte a las tendencias
estudiado las estructu ras de las empresas de servicios, un control partidos socialistas (sindicalistas) diferenciadoras relativam ente im po­
d ife ren te s c. de p. (según la es­ y una -»planificación central de to ­ obreros. tentes de los propios intelectuales
tructura profesional, la m ovilidad da la vida económica (a pesar do En el im perio de los zares rusos, y de los líderes checoslovacos, d i­
de la población, por ej.. com uni­ que en la Unión S oviética no se en la época a n te rio r a la primera ferencias que se dan en el campo
dades oscilantes de población en han logrado hasta ahora superar guerra mundial, renace nuevamen­ inte le ctu al y en la política econó­
la actualidad) y la estratificación los grandes inconvenientes y las te el c. con Lenin (leninism o), co­ m ica, no puedo lo gra r una con for­
social, que no todos los habitantes bajas constantes de productividad mo consecuencia de la situación midad más que a base de mucho
perciben con la m ism a claridad de la economía planificada, de todo especial que reinaba antes de la esfuerzo y gracias a la policía se­
(A.B. Hollingshead, Robert S. y lo cual, por otra parte, se tiene revolución. En 1917, Lenin, en nom­ creta y a las fuerzas del ejército .
Helen M . Lynd, W illiam F. W hyte, conciencia). El c. se tlono a sí m is­ bre de los bolcheviques, que a par­ La aparente transform ación del c.,
W. Lloyd W arner en EE. UU.). En mo por la -»dictadura del proleta­ t ir de 1918 se llaman «partido co­ después de 50 años de gobierno
Europa hay relativam ente pocos riado, pero en realidad no es más munista», logra hacerse con el po­ on Rusia, su «liberalización» y su
estudios am plios sobre la c. de p.< que la dictadura de una -»o lig ar­ der en Rusia. En 1922, S talin pasa m ayor libertad para con las form as
ya que estos estudios exigen gran­ quía, que a veces tiene que some­ a ser el secretario general del co­ de com portam iento intelectuales,
des sumas de dinero y mucha pér­ terse tam bién a un líder carism à­ m ité central del pa rtido com unista, a rtísticas y económ icas de la po­
dida de tiem po. A la Investigación tico (Lenin, S talin, Kruschev). El que desde entonces ejerce una d ic­ blación. ha resultado ser una ilu ­
de las c. de p. se ha dedicado, en c. ju s tific a su dictadura y los mé­ tadura absoluta. Después de la sión de algunos com entaristas oc­
la República federal alemana. Re­ todos de su política policíaca y m i­ m uerte de Lenin (1924), Stalin ani­ cidentales que habían supervaló­
nate Mayntz. lita rista , de represión permanente, quila toda oposición dentro del par­ ralo los fenóm enos externos y
con la -»utopía de una sociedad tido. m omentáneos de la era de Kruschev,
N.J. Lenort, Strukturforschung und Ge- arm ónica, de abundancia m aterial Desde entonces, el concepto de interpretándolos según los propios
melndeplanung (1960): R. König (dir.), para todos, sin clases y sin go­ c. se refiere en p rim or lugar a la esquemas m entales que ellos te­
Soziologie der Gemeinde (!1962); K. bierno. que so dará en un futuro élite d lrlg e n to del pa rtido de la nían acerca del «buon fondo» del
Aschcnbronnor y D. Kappe. Grossstodt
und Dorf eis Typon der Gemeinde que no so puede determ inar aún, Unión S oviética, a su ideología y a com unism o.
T1965): M.R. Vogel y P. Oel, Gemeinde pero cuyos cam inos se deben pre­ su aparato de gobierno, así como
und Gcmolnschoftshandeln (1966). parar a base de la violencia. a todos los partidos com unistas A. Ruszkowski, El comunismo (Horder.
Desde hace ya mucho tiem po, en do los otros países que. con más Barcelona M965); J. Monnerot, Socio-
Comunismo (-»Bolchevism o. -»Co­ tiem pos de la reform a e incluso o menos dependencia fre n te a la logle du communlsme (París 1949):
lectivism o. -»M arxism o, -»S ocialis­ antes, han existido sectas y utopías Unión Soviética, se guían por el Wetter y Leonhard, La ideología sovié­
mo, -»T otalitarism o). A diferencia intolerantes, a veces religiosam en­ c. soviético. tica (Herder 1964): M. Djilas, La nueva
clase (Buenos Aires 1958): R.C. North,
del socialism o y de los partidos te fanáticas, con una doctrina so­ Fundamentalmente, el c., en cuan­
Der chlneslche Kommunlsmus (1966): R.
socialistas de los diversos países cial sem ejante a la del c. Pero el to sistem a de gobierno, no puede Heberle, Hauptprobleme der polltlschen
dem ocráticos, el c., siguiendo el c. en sentido más e stricto , en acreditarse, a modo de una -»de­ Sozlologle (1967); D. Kndtzsch, Inner-
modelo de la Unión Soviética, as­ cuanto concepto, apareció por p ri­ m ocracia, por m edio de elecciones kommunlstische Opposltlon (1968).
pira a la destrucción de todas aque­ mera vez en unos circu ios subver­ secretas y en com petencia con un
llas form as de gobierno, de todos sivos de París a raíz de la revolu­ partido de oposición. Por eso nece­ C onciencia falsa. Es un concepto
aquellos partidos p o líticos y gru­ ción de ju lio de 1830. En la década sita, como m ito de legitim ación, fundam ental del -»m arxism o que
pos do oposición (en el c. sola­ de 1840 el m ovim ien to obrero in­ apelar a la m isión que le corres­ presupone prim eram ente unas fo r­
mente se dan en potencia) y de ternacional (guiado por Intelectua­ ponde en la revolución m undial del mas de conciencia social. Estas fo r­
todas aquellas clases y personas les burgueses) estaba dividido on proletariado y on la abolición de mas, según Karl M arx, surgen de
que no com partan sus ideas. La dos cam pos: uno moderado: el so­ todos los sistem as sociales y eco­ esta manera: «En la producción so­
meta del c. es establecer en todos cia lista , y o tro radical: el com u­ nóm icos que no concuerden con él. cial, los hombres contraen unas
los países, a través de los altos nista. Por el año 1847-48, M arx y Sin embargo, d ifícilm e n te puede relaciones determ inadas, necesa­
funcionarios del partido com unista, Engels escribieron para la -Liga de uno im aginarse cóm o el sistem a rias e independientes de su volun­
un sistem a to ta lita rio y d e fin itivo los com unistas» su M a n ifie sto co- nacionalista de gobierno de la tad. relaciones do producción, que

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C onciencia falsa
C onciencia falsa

corresponden a una determ inada y al m ism o tiem po de M arx. Vil-


fase del desarrollo de sus fuerzas ñera! y al sujeto sospechoso se que al enem igo (p o lítico ) se hizo
fredo Pareto, cuyo pensam iento
le cree incapaz ya de ningún ju icio más profundo, quitándole la po sib i­
productivas m ateriales. El conjunto sociológico procede de un racio­
de estas relaciones de producción recto, surge ol concepto to ta l de lidad de pensar correctam ente y
nalism o mucho más consciente y
form a la estructura económica de ideología. Solamente en el plano desacreditando totalm e nte la es­
term ina en un Irraclonalism o mu­
la sociedad, la base real sobre la dol concepto to ta l y general de tru ctu ra de su conciencia: la con­
cho más consciente tam bién, os el
ideología se produce la c.f., es de­ ciencia que ahora tiene es una
que se levanta la superestructura que m ejor ha percibido esto: La
cir, una estru ctu ra visual del pensa­ «conciencia falsa». Si en los anti­
jurídica y política y a la que co rre s­ teoría de la creación del esp íritu
m iento, que está ligada a la si­ guos profetas religioso s la im puta­
ponden determ inadas form as socia­ social por ol ser social extrem o,
tuación social o al ser. En el suje­ ción do una conciencio falsa era
les de conciencia. El modo de pro­ las relaciones de producción y las
ducción de la vida m aterial condi­ to que conoce, las estructu ras de solam ente una «afirm ación e n fá ti­
fuerzas productivas, todo esto es
las maneras do ver están de term i­ ca-, los m arxistas piensan que
ciona fundam entalm ente el proceso un integrallsm o extrao rdinario al
social, po lítico y e sp iritu a l de la nadas por un sujeto colectivo, es ahora se puede dar una dem ostra­
e s tilo de Hegel, pero... tam bién
vida. No es la conciencia del hom­ de cir, por un «ser social». Ya no se ción e stricta de esta afirm ación.
sin una com prensión auténtica de
bre la que determ ina su ser, sino, pregunta uno qué m otivos han po­ Si aparece en nosotros la sospe­
su realización.»
por el contrario, el ser racional es dido llevar al sujeto X a la form a­ cha de que tenem os una c.f.. en­
Necesitam os re cu rrir a la idea
ción de unos ju icio s falsos. En lu­ tonces tem em os fracasar ante uno
lo que determ ina su conciencia. Al de la plasticidad del esp íritu , si el
gar de esta psicología de intereses instancia inm anente. Esta instancia
llegar a una determ inada fase de ser social, la infinidad de relacio­
aparece la pregunta acerca de la es la praxis dol dom inio de la situa­
desarrollo, las fuerzas productivas nes socioeconóm icas, ha de ver­
m ateriales de la sociedad chocan relación (objetiva) «entre la situa­ ción (p o lítica ). Con Karl M arx «lo
te rse , com o un líquido, en las fo r­
con las relaciones de producción ción existe nclol y la m oderación teoría de la posibilidad de una c.f.
mas del pensam iento. Pero hay que
existe nte o, lo que no es más que cognoscitiva» del contenido de la adquiere un nuevo sentido, con él,
pensar que el ser social tie n e ya
la expresión ju ríd ica de esto, con conciencia. «Toda investigación (par­ precisam entej el pensam iento de
colocadas en la masa líquida de ter­
las relaciones de propiedad dentro ticu la r) de la ideología que se s i­ la prevaiencin do la praxis política,
minadas estructuras, a las que las
de las cuales se habían m ovido has­ túe en el plano psicológico, abar­ juntam ente con el econom ism o, so
form as del pensar del hombre no
ta entonces. De form as de desarro­ cará, en el m ejor de los casos, sólo con vie rte en la instancia que deci­
tendrían más que adaptarse. La fu e r­
llo de los fuerzas productivas, es­ el estrato de la psicología colec­ de qué es lo que hay en una ideo­
za decisiva está en las relaciones
tas relaciones se convierten en tiva» (M annheim ). Sólo a través de logía de puramente ideológico y
sociales. ¿Cómo surge la concien­
trabas de las m ism as fuerzas.» un sujeto social arbitrariam ente qué es lo que tiene de real» (K.
cia falsa? M ie ntras la in fra estruc­
El descubrim iento (desenmasca­ aceptado (la clase social; por ej., M annheim ).
tura econom icosocial y el «conjun­
ram iento) de la ideología y el pro­ la burguesía) surge en el individuo La desconfianza to ta l en la ideo­
to do categorías» están do acuer­
grama de l m arxism o iban d irigido s la m entira in con scien te . Pero a logía no fuo instrum ento exclusivo
do, la conciencia es recta. Las in­
contra la burguesía, en contra del esta ideología no so la puede ha­ del proletariado. Hacia finales dol
congruencias son las que crean la
orden de la sociedad (cap italista), cer desaparecer de una de term i­ s ig lo XIX, todos los partidos po­
c.f. Es verdad que ya en etapas
que. en princip io , debido a la c.f. nada persona sim plem ente con bue­ lític o s habían hecho ya suya esta
anteriores de la h isto ria de la con­
no podían m ejorar de una form a na voluntad y consejos amigables. nueva form a de ver la realidad. El
ciencia humana ha existido tam ­
gradual. La teoría m arxista del co­ Esto hom bre tendría que dar, al m arxista tien e la ingenuidad de
bién «miedo ante la falsa c.». Pero
nocim iento cree que es el deseo menos, ol salto y sa lir de su com u­ e xclu ir de la sospecho de Ideolo­
este p re sen tim ien to do poder caer
de transm utar los hechos en fa ­ nidad de clase, de su posición so­ gía a su propio c rite rio . Pero si
en ol e rro r es sólo la sensación de
vor de una única clase lo que, con cial específica, y ascender a una todas las corriente s del pensam ien­
la falta de fuerza para dom inar in­
una necesidad histó rica a escala posición más elevada. Solamente to trabajan con el concepto tota!
tele ctualm ente al mundo. A p a rtir
mundial, condena a la ceguera a entonces podría encontrar nueva­ de ideología, con la f.c. se llega
de c ie rta etapa, de este m alestar
todos los sociólogos «burgueses». m ente la «verdad». Hacia mediados (según M annheim ) a la concepción
ante el e rro r nace el «concepto
A este respecto dice Cari Brink- del s ig lo XIX su rg ió por prim era genero! del concepto de ideología,
p a rticular de la ideología» (K. Mann-
vez la ¡dea de que «tanto la estruc­ al verso uno poco a poco obligado
mann: «Y en este m om ento e x tre ­ hoim ). El recelo ante unos ju ic io s
mo se ha liogado tam bién al punto tura del cuerpo social, como su a pensar «que no sólo los c rite rio s
falsos está fundado aquí todavía
en que el m aterialism o del ser que correspondiente conexión in te le c­ opuestos, sino fundam entalm ente
en razones psicológicas y sólo
determ ina a la conciencia descubre tual, se dife ren cian en la dirección todos, por tanto tam bién e l propio
abarca partes de la actividad de la
su propio carácter com o fórm ula de las tensiones sociales». Con es­ c rite rio , son ideológicos». Ésto es
conciencia. Cuando este concepto
m ística. El gran enem igo de Hogel, to quedaba lograda la etapa del el punto fundam ental en esta evo­
p a rticu la r do Ideología se hace ge-
concepto to ta l de ideología. El ata- lución: con la aparición de la con-

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128 130
129

SclKX-ck 5
Conciencia falsa Conducta

cepción general del concepto total mano, en cuanto que fronte a la ciedad. Esta transposición de la gación, por princip io , de todo mé­
de ideología, surge de la sim ple verdad los hombres están d iv id i­ problem ática de la vordad del cam ­ todo psicológico.
teoría de las ideologías la -»socio­ dos en posiciones opuestas: la po­ po dol pensam iento del hombre in ­
logía del conocim iento. Del aparato sesión do la verdad coincide con dividual a la osfora sociológica tie ­ St. Warynskl, Die Wissenschaft von der
de lucha in te le ctu al de un partido el estado de predestinación social. Gesellschaft (1944); K. Lenk. Ideologie
ne además otra consecuencia. La
se entresaca la verdad general de (*1964): K. Mannheim, Ideologie und
La sospecha no afecta ya a todos psicología queda excluida y con Utopie (M965): P. Gorsen. Zur Phänome­
la «dependencia oxlstencial» de ca­ los hom bros, sino al hombre en ello se renuncia a la conciencia nologie des Bewusstseinsstroms (1966);
da uno de los pensam ientos vivien­ cuanto ser social solam ente. La do la verdad. La existencia en M. Halbwachs, Dos Gedächtnis und
tes, verdad encontrada en ese par­ «antropologización» do la duda acer­ grupo no solam ente obliga a la seino sozialen Bedingungen (1966);
tid o pero concebida solam ente en ca de la posibilidad de) verdadero problem ática de la teoría del co­ Idem, Dos kollektive Gedächtnis (1967).
un sen tido pa rticu la r, y se la con­ conocim iento es por tanto mucho nocim iento a abandonar el plano
v ie rte en el tem a de una in vesti­ más fundam ental que en Descartes. psicologizante, sino que, además, Conducta. El té rm in o do c. (re la cio ­
gación de la h isto ria del esp íritu Ahora nos encontram os con dos (o se pierdo la tendencia que el in­ nado con ei de behavior e influido
(K. M annhelm ). más) grupos de hombres que están dividuo posee hacia la veracidad. por el behaviorism o) es actualm en­
La duda acerca de la verdad, enfrontados y de los cuales uno Pero tan pronto com o se renuncia te un concopto m uy general que
duda que va unida al concopto de piensa estar on posesión de la ver­ a investigar la posibilidad del co­ abarca todo conjunto de acciones
ideología, se distingue fundamen­ dad a oxpensas del otro. El cono­ nocim iento partiendo del sujeto, so y om isiones externas de un ser vi­
talm ente del esfuerzo filo só fico que cim iento adquirido gracias a la su ­ pierde la posibilidad de hablar pro­ viente. M ie ntras que antes se com ­
anteriorm ente se hacía por alcan­ peración de la ideología lleva con­ piam ente de la ideología de un g ru ­ pendiaba en c ie rto s tip o s globales
zar la verdad. Si la meta de la sigo el rapto que se hace al otro po. Pues si un núm ero de perso­ e ideales el com portam iento de las
ciencia, de la filosofía, era la bús­ grupo humano de la posibilidad de nas, que e xiste en cuanto grupo, diversas categorías humanas (por
queda de la verdad, tam bién se daba la verdad. El ser de este mundo cae en una misma equivocación al ej., el homo oeconom lcus), la cie n­
por supuesto que esta verdad no no tien e ya s itio para una humani­ form ar sus ju icio s, no puede cu l­ cia moderna de la c. se d irig e a las
se podía encontrar así sin más. La dad cuyos m iem bros puedan par­ par de este e rro r más que a unos form as concretas de c. y las ca­
verdad está oculta debido quizás a ticip a r todos de la verdad y de la falso s resultados psíquicos en el racteriza por sus fine s: c. laboral,
las deficiencias del órgano humano veracidad. El «médium» que garan­ individuo. La Influencia de la psico­ c. en el tiem po libre, en el consu­
del conocim iento, quizás está ocul­ tiza la verdad del conocim iento os- logía de masas en este sujeto no mo, en ol ahorro, c. em presarial;
ta bajo el velo de e rro r que cubre tá «racionado» y reservado sola­ supone más quo un caso especial. pero la investigación sociológica de
a las mismas cosas. El punto don­ m ente a unos pocos. Por tanto en Jamás podrá co n trib u ir, por ej., una la c. social del hombre tie n e en
de cada una de las teorías del co­ el origen hay ya un com ponente sugestión m asiva a un conocim ien­ cuenta tam bién la Investigación de
nocim iento suponía que estaba la económ ico. to verdadero, conocim iento que, por la c. de los anim ales (otología). La
causa im pediente de la verdad que Pero esto m om ento de sospecha otra parte, queda vedado a un su­ etologia intenta a isla r aquellos ele­
faltaba, dependía de unas de cisio­ que excluye y despoja fundam ental­ je to que esté presente, pero que no m entos do c. quo son Idénticos en
nes m etafísicas previas. Dontro do mente a otros hom bres, exige que pertenezca a la masa. M ientras no todos los m iem bros de una espe­
la sim p le relación su je to - o b je to se no sea el Individuo aislado el que se vea la realidad más que en esto c ie y los compara con los elem en­
puede dar un desplazam iento del em prenda la solución del problema plano, se continuará atribuyendo tos de c. do las especies afines.
punto de gravedad, del cual surge, del verdadero conocim iento. El pro­ la equivocación al acto subjetivo
por últim o, una tipología do las teo­ blema teó rico del conocim iento ha J.C. Coleman, Personality Dynamics ano'
de la vivencia. «Pero si se hace del Eflcctive Behavior (Glonviow [III.] 1960);
rías del conocim iento. La sociolo­ pasado a la colectividad. La cues­ acto de la vivencia el único lugar G.C. Homans. Social Behavior. Its Ele-
gía del conocim iento, separada del tió n del verdadero conocim iento va donde se form a la ideología, enton­ mentury Forms (Londres 1961); K. Lo­
concepto de c.f. del m arxismo, inseparablem ente unida a la exis­ ces no se puedo trascender al in­ renz, Über tiorlschos und menschliches
aporta, por prim era vez. un m om en­ tencia del hom bre en grupo. Pero dividuo en la direcció n de ninguna Verhalten, 2 vols. (1965); K. Foppa. Ler­
to do sospecha espocíficam onte so­ la in clusión del plano sociológico colectividad» (M annheim ). Ya no se nen, Gedächtnis, Verholten (: 1966); F.
cia l. No se trata ya de un recelo no actúa solam ente de una form a puede pensar en una profundiza- Keiter, Verhaltcnsblologlc des Men­
objetivo de los hombres ante la negativa. No sólo se ha hecho más schen auf kulturanthropotoglscher Grund­
ción progresiva de la problem ática
naturaleza que se oculta a sí m is­ tupido el velo del o rro r quo cubre lage (1966); J.H. Flchter, Pautas y
moderna y sociológica de la ver­
ma (Parmónides), tampoco so trata cultura, en Sociología (Herder, Barcelo­
los factores sociales de la exis­ dad sobre la psicología individual
do una duda socrática y p la tó n i­ na *1972) 169-301; P. Barton, Los com­
tencia humana, sino que, además, y de grupo. La sociología radical portamientos sociales del hombre, cn
ca, sin o que la sospecha es lleva­ la verdad sonríe com o prem io al del -»conocim iento (en el sentido Los dinamismos sociales (Hordor, Bar­
da consecuentem ente al ám bito hu­ «verdadero» puesto dentro do la so­ de M annheim ) se basa en la ne­ celona 1969) 221-300.

131 * 132 134


133
C onductlsm o
Conducta desvianto

cíales de tipo radical y los grupos después en grupos con un interés


Conducta desviante (D evlant Beha- cidos como tales (por ej., a ltru is ­ com ún. La causa de una c.d. gene­
m arginales, com o los beatniks, los
vlour). Es el com portam iento de mo, abnegación). ralm ente aparece en las tensiones y
bippies, los clochards, ciertas sec­
personas o grupos que. regularm en­ Ninguna persona o grupo de c.d. contradicciones entre los diversos
tas, etc. Pero tam bién se considera
te y on la mayoría de los casos, se renuncia jamás totalm e nte a la preo­ campos do la persona y el sistem a
c.d. el desinterés acentuado, el ale­
hallan en oposición con las nor­ cupación por responder a las ex­ social y cultu ral. Pero tam bién pue­
jam iento de la sociedad, más o
mas generalm ente reconocidas co­ pectativas de su -»rol social. La den se rvir de m odelos explicativos
menos en la form a de una colonia
mo válidas en la sociedad en que c.d. es siem pre relativa, y a menu­ el concepto de -»Inconsistencia del
fundada según unas ideas sociales
viven. Dado que en los EE. UU. y do responde al deseo de conseguir status social y el concepto de -» cris­
utópicas. También puede entenderse
en o tro s pafsos anglosajones la c ri­ una ventaja m aterial o un placer talización Insuficiente del status so­
por c.d. la reclusión Individual en
m inología form a parte de la socio­ (estupefacientes). Dentro de su pro­ cial (Gerhard Lenski). El concepto
la enfermedad, en el rol y status
logía, surgió la tendencia a com­ pio grupo (-»subcultura) las perso­ de -»anomía de Durkheim y su teo­
social de enferm o, que perm ite li­
pendiar toda conducta opuesta a la nas de c.d. (por oj., los m iem bros ría cuentan asim ism o entre los p ri­
brarse legítim am ente de diversas
ley bajo un concepto valorativamen- de una banda) por regla general meros Intentos de explicación so­
prescripciones do la sociedad (Tal-
te neutro. Unas m ism as form as de se atienen escrupulosam ente al -» cio lóg ica de la c.d.
c o tt Parsons, Hollingshead, Redlich).
conducta pueden ser consideradas control social de cada uno de los
T. Parsons (1951) Intentó establecer
como un crim en dentro de una so­ sistem as sociales: -»statu s social,
una sistem ática o tipología de las P. Bertollnl, Comportamiento desviado.
ciedad, de acuerdo con las normas -»rol social y -»jerarquía, sancio­
form as de c.d. D istingue Parsons Inadaptación, delincuencia y criminali­
legales de su cultura, y en otra nes por la transgresión de las nor­ dad juvenil, en F. Alberonl. Cuestiones
entre form as do conducta de tipo
sociedad como una actividad nor­ mas. etc. Se da por tanto una c.d. do sociología (Herder, Barcelona 1971)
activo (tanto la acción legal exa­
mal (por ej., la prohibición pe­ siem pre que un com portam iento se 1363-1402.
gerada por la fuerza, com o tam ­
nal. existente en la mayoría de los aparta de las normas principales
bién la rebelión, la agresión y la
Estados federales de Am érica del percibidas como obligatorias por
transgresión do la ley), y form as de Conducta, esquemas de (-» A c titu ­
norte, de toda clase de juegos de toda una sociedad, aun cuando este
conducta de tip o pasivo, com o una des, -»Conducta, -»Conducta des­
azar y de apuestas, por contrapo­ com portam iento responda a los es­
docilidad forzada, un alejam iento do viante, -»C onform idad, -»C ultura. -»
sición a los países europeos). M ien­ quemas do conducta de algún gru­
la sociedad y una desviación con Interacción, -»Rol, -»Status). Se tra ­
tras que unos autores sólo con­ po o subcultura. Por ej., si una per­
respecto a las normas. ta de una traducción de las pala­
sideran como c.d. los fenómenos sona, en caso de enferm edad pro­
La Investigación de las causas de bras inglesas behavlour pattern. Los
quo m edian entre una c. norm al. pia o de alguno de sus fam iliares,
la c.d. se halla todavía en sus co­ e.-de c. determ inan las regularida­
„ perm itida, y el crim en propiam ente en lugar de re c u rrir a la medicina
mienzos. Por una parte se desearía des y uniform idades en el com por­
dicho (tal serían los fenómenos científica acude a un curandero o
conocer el porqué existen en una tam iento social, por ej., ademanes
de p ro stitu ció n, alcoholism o, homo­ a una secta curativa, se com porta
sociedad individuos de c.d. (tam ­ de saludo, costum bres que se ob­
sexualidad). o tro s incluyen en el Igualm ente de una form a desvianto
bién en los pueblos p rim itiv o s se servan al com er, distancia espa­
concepto de c.d. toda clase de fo r­ y puede incluso sor castigada eri
da por lo general esta c.d., y es cial que se guarda cuando se habla
mas de conducta consideradas por algunos casos. Igualm ente se puede
reconocida com o tal; por consiguien­ con otra persona (los sudam erica­
una sociedad como desviantes en designar y en parte explicar como
te. no se puede de cir que sea nos. cuando hablan, están mucho
el sentido negativo, incluso el ho­ c.d., desde el punto de vista socio­
exclusivam ente un resultado de la más próxim os que los norteam eri­
m icidio. Pese a que el creador de lógico. toda una am plia gama de
sociedad in d u stria l de nuestras c iu ­ canos). Lo peor que puede suceder
este térm ino pretendía aplicar un form as de com portam iento de tip o
dades); pero además se querría para un esquema de conducta pueda
concepto valorativam ente neutro, psicopatológico (desde las neurosis
saber cuáles son las condiciones ser aceptado como conducta en la
c.d. tiene actualm ente sobre todo hasta ciertas psicopatías). Como
de tip o social o psicológico indi- respectiva cultura es que un In­
el significado de com portam iento cada estrato social tiene una capa­
dual que llevan a una form a de ter­ dividuo defraude las expectativas
negativo. Fichter propone aplicar cidad d istin ta de tolerancia respec­
minada de c.d. En algunos casos de conducta de un número bastan­
el concepto de c.d. a toda clase de to a la c.d., resulta que, por ej.,
quizá se tra te de una conducta de te grande de personas. -»H ábito.
form as de conducta que se apartan unas form as determ inadas de con­
evasión, cuando un individuo piensa
de la norma, incluso a aquéllas que ducta psicopatológicas 110 son so­
que no puede responder a de term i­ Conductlsm o. Es una c o rrie n te (psl-
lo hacen en un sentido positivo, m etidas a tratam iento con tanta
nadas exigencias de la sociedad en cologicosocial) de investigación,
como la conducta del ascota, del frecuencia entro la clase in fe rio r
que vive, de la profesión, del mun­ puesta de moda en EE. UU. hacia
monje y de todos aquellos que re ­ como entro las clases m edia y su­
do laboral, del se rvicio m ilita r, etc.; el arto 1920. pero hasta ahora no
presentan un modelo inigualable perior. La sociología califica también
tales individuos pueden co n stitu irse reconocida on ninguna parte más
en algunos de los valores recono­ como c.d. a los m ovim ientos so-

137 138
135 196
Conductlsm o Conform idad

que de una form a m uy lim itada. fenómeno fundam ental de la con­ servicios, siendo el m otivo funda­ nes. La disciplin a especlál que es­
Esta co rriente no adm ite o tro cam i­ vivencia social. De form a parecida m ental ol supuesto de que aquella tudia la solución de las crisis puedo
no para la observación cie ntífica y al -» p reju icio frente a unas perso­ persona a quien se concede c. con­ ser considerada, en parte, como
para la form ación de una teo ría que tinuará participando en esto m or­ una rama de la ciencia política y. en
nas, profesiones, grupos e in s titu ­
el com portam iento (bobaviour) ex­ ciones determ inadas (p re ju icio es cado. parte, com o una ram a do la socio­
terno. Tomado en un sen tido e xtre ­ lo co n tra rio de confianza), la c. logía.
mo, significaría que habría que tra ­ contribuyo a que se dé un proceso N. Luhmann, Vertrausn. Ein Mochanis- Sobre el c., en cuanto que es
ta r del m ism o modo a una hoja social que en lo posible no tenga mus der Reduktion sozialor Komploxitét una form a central de encuentro
llevada por el vie n to que a un hom­ friccio n e s y econom ice tiem po, sim ­ (1968). entro individuos y grupos (ínter-
bre que huyo ante una chusma plificando para ello las situaciones group con flict, sobre todo un pro­
(según dijo una vez George A. Lund- C o nflicto (-»A gresión, -»Etnocentris- blema en tre m inorías) oscribleron
com plejas y reduciendo su com ple­
be rg); os decir, lo que pasa dentro mo, -»Lucha, -»P rejuicio). Es toda ya, entre otros, Sim m el, Park, Bur-
jidad. También el -»dinero tien e ne­
del hom bre no hay quo tenerlo en rivalidad, posible o realm ente exis­ gess y L.A. Coser. R.K. M aclver
cesidad de c. La vida social, sobre
cuenta. Bajo la dirección de Hull, tente, que por regla general se da distingue entre c. d ire cto y c. indi­
todo en su aspecto económ ico,
Tolinann y Skinner, el c. dio origen necesita un grado elevado y ge- entre dos posiciones perfectam ente recto.
a una investigación experim ental a d e te rm in a re s , posiciones que pue­ Por regla general, el c. va acom ­
noral de m utua c. para poder fun­
gran escala que se llevó a cabo den esta r ocupadas por individuos pañado de la ruptura de la com u­
cionar. Esto se ve con toda claridad
con ratas, ratones y palomas, en el o por grupos de todas las magni­ nicación entre los grupos que to­
siem pre que algunas profesiones
sentido de la psicología del apren­ tudes. La sociología actual es muy man parte en el c. (G. Lundberg y
determ inadas (los em pleados do co­
dizaje (co n d itio n e l responso), pero propensa a designar con el con­ o tros). A ctualm ente, a veces se
rreos, de aduanas, de los fe rro c a rri­
se exageró al extrapolar al hombre cepto de c. procesos y disposicio­ in te nta red ucir o solucionar el con­
les o de la seguridad aérea) rea­
los resultados de esta investiga­ nes de ánim o m uy divorsas y, en flic to por m edio de la -»com unica­
lizan su trabajo -a paso lento». En
ción. parte, tam bién a encubrirlas. La ción (más o menos forzada), sien­
com paración, sobre todo, con la
Del c. procede el concepto (muy enem istad que e xiste en tre A y B do con frecuencia pa rte s neutrales
desconfianza profunda y natural que
ú til, pero quo no determ ina la teo­ y que da origen a actos de sabo­ las que realizan este in te n to . En
predomina en casi todos los con­
ría de la ciencia) de -cie n cia s de taje de B con tra A es denominada los EE. UU., por ej., en los con flic­
tactos interhum anos, incluso dentro
la conducta» (behaviotiral sclences). con flicto, sin que nadie se haga to s laborales el gobierno federal
del grupo -»prim ario, entro los pue­
quo pe rm ito in te g ra r las divorsas la pregunta de si B tie n e envidia tien e posibilidades para obligar a
blos p rim itiv o s y tam bién entre los
ciencias pa rticulares (sociología, de A . La envidia, el odio, el rese nti­ que se dé una com unicación mínima
habitantes de las aldeas en regio­
psicología, etnología, psiquiatría, m iento y los se n tim ie n to s do in fe ­ entre los patronos y los sindicatos.
nes más desarrolladas, la c. mutua,
economía política, etc.) en la inves­ manifestada de una form a rutinaria, rioridad pueden dar lugar a situa­
ciones de c. Pero tam bién se puede G. Simmel, Sociologle (‘ 1923. tr. cast.
tigación del com portam iento huma­ os una característica m uy poco va­ 6 t. 1927): R. Dahrendorf. Goscllschoft
no y aplicar tam bién la Investiga­ lorada de las sociedades in du stria­ dar un c. en tre personas que bajo
und Freihelt (1961); W. Keilner, Der
ción com parativa realizada con el les. incluso cuando se trata de todos los aspectos se consideran moderno sozlale Konflikt (’ 1968); L.A.
com portam iento de los animales acuerdos m eram ente verbales (co­ de la misma categoría, por oj., si Coser, Thcorle sozialer Konlllkte (1965);
(-»Psicología com parativa d e l com ­ m erciales y bancarios) quo afectan obedecen a una ley moral diferente. E.B. McNell (dir.). Tho Nature of Human
portam iento). La investigación de a países muy distantes en tre sí. La disposición que hay para caer Conflict (Englowood Cliffs (N.J.) 1965):
los ->grupos pequeños quizás esté en un c. definible, y para d irim irlo , H. Schoeck. La envidia (Bs. Aires 1969).
Las posibilidades técnicas más re­
influida tam bién en parte p o r el c. cientes (elaboración electrónica de es una propiedad humana, aunque
ya en los anim ales se pueden ob­ Conform idad. Es aquella tendencia
datos, fotografías in fa lsifica bies de
J.B. Wotson. Behavlorlsm (}1930); D. servar algunos indicios de esto. La a acomodarse a una norma del gru­
carnet, etc.) nos fa cilita n el uso
Martindaie. The Noture and Types of sociología y la psicología social mo- po (muchas vecos sólo supuesta)
de unos instru m en to s que garanti­
Soclological Theory (Londres 1961); A. dornas Intentan establecer unas re­ que so da en el com portam iento del
Weiiok, Dar Riickfüll In dio Melho- zan la c.. incluso en unas s itu a ­
glas que ayuden a la solución del individuo y que, independientem ente
donkrlse dar Psychologle (1959); B.F. ciones quo en el -»anonim ato de
c. (c o n flic t resolution). de la -»cu ltura respectiva, se pue­
Sklnncr, Scicnce and Human Bohavlor las sociodades de masas no per­
Ú ltim am ente, en lugar de c. apa- do observar en todas partes, tanto
(Nuova York 1953). m itían antes tal c. (cartas de cré­
roco con frecuencia el concepto de en los m lom bros de un grupo como
d ito . cartas do cheques). Una con­
Confianza. Según ha indicado Luh- c ris is , sobre todo cuando empieza en la conducta do los diversos in­
dición esencial para que se dé una
mann, la c. debe ser considerada a vislum bra rse un c. en tre potencias dividuos (ausentes) con relación si
c. institucionalizada es la existencia
en toda su im portancia como un m undiales o en tre grupos de nacio­ grupo de -»referencia, y tam bién en
de un -»m ercado libro de bienes y

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Conform idad Conocim iento, sociología del

toda form a social. En parte, la c. D. Rlesman, Die einsame Masse (1958): te s: por ej.. para lograr que la po­ A. Wollmer. Methodologic ais Erkennt-
es consecuencia do ios esquemas E.L. Walker y R.W. Heyns. An Anatomy nlstheorle (1957).
blación adopte, de una manera libre
de -»conducta quo se aceptan en for Conlormity (Englewood Cliffs IN.J.]
1962). y regular, unas medidas pre ven ti­
el proceso de -»socialización. C. vas de sanidad (reconocim iento pre­ Conocim iento, sociología del. No se
tam bién se da cuando unos Indi­ maturo del cáncer, revisiones mé­ trata aquí solam ente de la sociolo­
viduos se encuentran frente a otros C onocim iento. En cuanto objeto de dicas en serie, vacunación preven­ gía de unos «conocim ientos». El
en una nueva situación para la que investigación de la sociología, en tiva) puede te n e r más eficacia una conocim iento asegurado, el sabor,
no existen unos modelos especí­ cuanto in stitu ció n social, en cuanto puede llegar a ser objeto de obser­
inform ación quo excluya d e te rm i­
ficos do conducta. En tales casos, condición previa de otras in s titu ­ vación sociológica: por ej., las con­
nados conocim ientos m ódicos que
cada uno expresa su c. evitando ciones sociales determ inadas y en pueden provocar el miedo, que la diciones sociales de las órdenes mo­
las variantes que aparezcan dema­ cuanto base de unas form as de divulgación de aquellos problemas nacales pueden ser investigadas en
siado independientes y orientándose com portam iento humano, el c. no que la investigación médica tieno relación con la elaboración de los
poco a poco a I0 3 fragm entos de empieza a e x is tir on la era cie n tí­ aún sin resolver en este campo. El contenidos del saber en la odad
conducta de los otros, hasta que fica, sino que se puede encontrar c. es no solam ente poder, sino tam ­ media. M ax Scheler examinó, por
se haya croado una norma do grupo incluso en las cultu ras de los pue­ bién carga, obstáculo, lim itació n de ej., cóm o el origen de la ciencia
para osta nueva situación. blos p rim itivo s quo no conocían la la libertad de m ovim iento y de la occidental se debe a unas con dicio­
La c. aparece do una form a es­ escritura, en sus tradiciones orales espontaneidad. En muchos casos de nes determ inadas captables socio­
pecial en la ->moda. Se habla de (refranes) y en la misma existencia la vida ordinaria, el renunciar a la lógicam ente. Do la misma manera,
c., sobre todo, cuando un Indlviouo de un lenguajo. Los hom bres han ú ltim a inform ación que realm ente se podría in vestig ar cómo cambia
hubiera podido adoptar una conduc­ ten ido siem pre un conocim iento se puede conseguir es condición incluso la ciencia natural bajo la
ta disconform e sin que esto le hu­ sobre sí m ism os, sobre las condi­ previa para que resulte económ ico presión de una dictadura. El con­
biera acarreado graves daños. La ciones de su convivencia con los y se pueda realizar un proceso. cepto de s. del c. ha logrado im po­
c. está apoyada por la inclinación demás hom bres y sobre el m edio Entendemos por c. la inform a­ nerse actualm ente (en inglés, so-
general a la -»im itació n. Se prac­ am biente animal y vegetal quo los ciology o f kuov/ledge), pero se po­
ción intersubjetivam ente veriflcable
tica la c. no tanto porque se piense rodea. Para la eficacia social de un y transm isible que generalm ente es dría hablar tam bién de la sociología
que la form a de c. que so ha acep­ c. no es decisiva su racionalidad, tenida en cuenta por el sujeto ac­ de las form as de pensar o de la
tado sea m ejor, más racional o más su fundam entación en la realidad, tivo antes de que la acción haya esfera de la conciencia. En todo
activa, sin o porque ante la certeza ni la posibilidad de com probarlo em­ llegado a aquel punto a p a rtir del caso, en la s. del c. hay que tom ar
de haberse acomodado a un gru­ píricam ente en un grupo. Bronislaw cual ya no puede ser impedida. el térm ino conocim iento en un sen­
po de referencia, a un grupo de sta­ M alinow ski dice, on este sentido, tido am plio. Kurt H. W o lff propuso
tus (La Piore), se adquiere un se n ti­ quo lo decisivo, para la acción que se empleara el térm in o socio-
m iento de seguridad y de confianza P. Tufari, Sociología del conocimiento.
social de los antiguos pueblos colo­ logy o f in te le ctu a l behavior. Pero
en sí m ism o. M uchas veces se prac­ en F. Alboronl. Cuestiones de sociolo­
niales (Á fric a ) no es su propia his­ gía (Herder, Barcolona 1971) 179-217: hasta ahora no se ha generalizado
tica y so expresa c. sólo de una toria, tal com o realm ente ha suce­ ningún térm in o que pueda s u s titu ir
F. Machlup, Tho Production and Dis­
manera externa; no slom pre va dido, sino ta l como ellos se la im a­ tribution ot Kno'wlodge ¡n the United al de s. del c.
acompañada de un acuerdo interno ginan actualm ente. Siguen unas States (Prlnceton [N.J.] 1962): G.A La s. del c. intenta dem ostrar
con la norma o form a de conducta líneas paralelas a la conducta co­ Lundberg, Can Science Save Us? (Nue­ prim eram ente la relación que existe
ajena. Investigaciones realizadas en lectiva de las naciones europeas. va York -1961); B. Barher y W. Hirsch
entre unos conocim ientos parciales
Norteam érica prueban que cuando Aquellas investigaciones socioló gi­ (dlrs.). The socioiogy of Science (Nue­
va York 1962); F. Wagner, Die Wissen­ y determ inados grupos sociales o
la c. no afecta a los interesos y cas en cuyo cen tro está el c. (de­ determ inadas constelaciones socio­
schaft und dio gefährdete Welt (1964);
valores propiam ente porsonalos, los term inadas posibilidades de in fo r­ lógicas. Todo te ó rico de la ciencia
Th.S. Kuhn. Die Struktur wissenschaf­
individuos tienen una c. incluso ex­ m ación), deberían tenor tam bién tlicher Revolutionen (1967); M. Weber. deberá tener en cuenta actualm ente
cesiva, creándose de esta fo rm a un slom pre en cuenta la función de la Wissenschaft als Beruf (31967); D. Hen­ estos factores. Así, raras veces se
«crédito social», un haber en afecto fa lta de conocim iento. Varios so­ rich, Die Einheit der Wissenschafts- practica la ciencia en el campo:
y confianza, del que pueden « re ti­ ciólogos am ericanos han investiga­ Ichro M. Webers (1952); M. Scheler. para croar bibliotecas o Institutos
rar» después afecto, en caso do do últim am ente la función social Die Wissensformen und die Gesellschaft
tien e que haber unos medios finan­
que alguna vez practiquen discon­ de la ignorancia. El nivel óptim o (21960); S. Strasscr, Phänomenologie
cieros procedentes de un proceso
form idad dentro del mism o grupo, del c. en un sujeto no quiero decir und Erfahrungswissenschaft vom Men­
schen (1964); K.R. Popper. Logik der económico, tiene que e x is tir una
neutralizándose así la enem istad o necesariam ente que posea los co­ aglom eración de personas (ciuda­
Forschung (21966); J. Habermas. Zur
provocada por la no conform idad. nocim ientos máximos y más recien­ Logik der Sozialwissenschaften (1967); des). Las universidades no pueden

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C onocim iento, sociología del C onocim iento, sociología del

su rg ir a cualquier hora y en cual­ conciencia sem ejante a la de su los factores económ icos y sociales; a veces tienen una situación muy
quier lugar. Una unidad social de­ clase, a la de sus com pañeros do en el plano Intelectual, por el con­ diversa, se corresponderán entre
dicada a la ciencia — lina univer­ destino. Puede ser que los con te­ trario , pretende extender esta de­ sí en situaciones politicosociales
sidad, un sem inario, e tc .— creará nidos de esta conciencia cambien term inación extraintelectua l a todos opuestas, m ientras que otras partes
una form a transm isible de ciencia, un poco por lo que respecta a los los contenidos y procesos do la no se corresponderán. Los con te­
form a a la que siguen los diversos asuntos personales; pero en lo conciencia. nidos do conciencia de los hombres,
m iem bros. Pero todo esto está so­ esencial la conciencia (que abarca Karl M annheim . en su s. del c., en cuanto m ateria y en cuanto fo r­
lam ente en la antesala de la s. del todo conocim iento) de este hombre es el que m ejor expone el proble­ ma lógica, no tienen la misma afi­
c. Podríamos hablar de una form a está com pletam ente ligada a su ma. Él es aún el princip al represen­ nidad respecto al ser social de la
m oderada de observación so cio ló ­ clase social. Y esta clase no está tante de la s. del c. En parte, su s. situación. ¿Hay, acaso, además de
gica a escala científica. delim itada a un lugar concreto. El del c. es tam bién una sociología de un estrato inm utable de las form as
A p a rtir de Karl M annheim , por pro le ta rio existe en todas partes, y los -»intelectuales. lógicas del conocim iento, o tro qué
s. del c. se entiende en la mayoría en todas partes el pro le ta rio pen­ En la s. radical del c. so enfren­ sea social e histó rica m e nte m uta­
de los casos sólo la s. radies! del sará según le corresponde con­ ta la lógica con el activism o filosó­ ble? Además, no tenem os que im a­
c. Esta sociología no ostudia ya form e a su posición dentro de las fico y v ita l. Todo crític o de la s. ginarnos al «ser social» como algo
solam ente una parte del conoci­ condiciones socioeconóm icas. Con del c. que desde el punto de vista necesariam ente homogéneo, pues
m iento, sino que afirm a que toda esta tesis, Karl M arx se con virtió de la lógica form al acuse a la s. el sujeto que em ite el ju icio — el
la conciencia y toda la estructura en el creador de la s. radical del c. del c. de sofism as, necesita un c ri­ in d iv id u o — , según la opinión de
de los aspectos de un hom bre de­ Esta te sis se fija en dos esferas te rio absoluto, y la s. del c. pre­ Mannheim, so encuentra «existen-
penden de su posición en el ám bito fundam entales: la esfora de los tende re la tiviza r todo crite rio . El cialm ente en una pluralidad do es­
social. Se trata no sólo de unas re­ contenidos de la conciencia, por m ism o M annheim creía en la cien­ tra to s que pueden ser considera­
laciones más o menos estrechas, tanto de las form as de pensam ien­ cia en sí y. por tanto, en un c rite rio dos como absolutos: es m iem bro
sino que la conciencia, según la to, y la esfera del ser social. Entre firm e. Pero la c rítica de la s. del de una clase, de una nación, de
s. del c., ostá unida necesariamente ambas esferas hay una íntim a rela­ c. no viene del antiguo círculo v i­ una época». Con esto nos encon­
a la form a prescrita por la estruc­ ción. M arx afirm a que el pensam ien­ cioso según el cual caería por su tram os ante la pregunta de cuáles
tura social, y su contenido depen­ to del hom bre viene determ inado base la afirm ación de que todo son los m omentos sociales, los pro­
de. sobre todo, de esta m ism a es­ por la realidad, la cual es la base ju ic io ostá socialm ente unido al ser cesos sociales o las estructuras
tru ctu ra social. El estudiante de que lo soporta. Esto va más allá y por tanto es «falso», ya que esta que propiam ente (de form a prepon­
universidad (m edieval) puede ser que la sim ple teoría del medio am­ afirm ación o no responde a la rea­ derante) influyen en la conciencia.
- que al ingresar librem ente en esta biente. Una de las características lidad o, precisam ente en cuanto La tipología de los factore s de ter­
in s titu c ió n haya aceptado d e te rm i­ de la s. del c. es la re stricció n de afirm ación, podría estar ligada so­ m inantes on la s. del c. se halla
nadas form as do pensam iento y la situación real. No es todo el cialm ente y por tanto ser «falsa». aún en sus com ienzos. Sin embargo
determ inados contenidos científicos cam po del m edio social, no es el Pero M annheim no afirm ó que todo entraría más dentro del campo de
en los que se puedan ver los ras­ medio am biente lo que debe in flu ir pensam iento estu viera unido al ser. la sociología el hacer esta pregunta
tros de una situación social re i­ en la estructura de la conciencia, Más bien las partes del objeto del que preguntarse cuáles son las par­
nante en esta universidad. Pero la sino solam ente una parte caracterís­ pensam iento (tanto del objoto como tes del acto del conocim iento que
capacidad de ju ic io de este estu­ tica tomada del medio am biente del de la relación dol conocim iento) deben ser determ inables en el In­
diante, por lo que respecta al cam­ hombro, a saber: el área do las son muy diversas y están social­ dividuo. M annheim supone que el
po que no cae dentro de sus es­ condiciones económ icas y sociales, m ente unidas al ser en un grado «lugar de la actividad de la unión
tudios, no fue afectada lo más m í­ que es la parte decisiva de la po­ diferente. En la s. del c. tiene mu­ del sor» es una especie de «esfera
nimo por la universidad. Pero según lítica. A pesar de que este «ser cha im portancia d is tin g u ir entre ju i­ subeategorial», por tanto una parte
la s. radical del c., ta n to el pro­ social» es solam ente la parte de cio, m aterial de ju ic io y relación de de la psique (en el endotim o) que
le ta rio como el burgués del si­ los intereses humanos centrada en conocim iento. No puedo uno repre­ no funciona lógicam ente, en cuanto
glo XIX está abocado necesaria­ la economía, debe pa rticip ar en la sentarse el «ser social» como una quo esta parte de la psique es el
m ente a una determ inada situación con stitució n de toda la estructura capa estática, sin o más bien como punto do ataque para los factores
do conciencia. El hombre que está de la conciencia e incluso de la un com plejo de im pulsos dinámicos sociales dentro del sujeto. A l pa­
detrás de la máquina y que no se lógica vigente. Por tanto, la s. ra­ que en el respectivo acto del co­ recer las decisiones preteoréticas
caracteriza por otra cosa más que dical dol c. pretende, con relación a nocim iento afecta a unas fases y frente a los p rin cip io s m etaflsicos
por su necesidad de v iv ir durante los factores extraintelectuales, li­ estructu ras d ife ren te s. C iertas par­ caen precisam ente dentro de este
una semana, tien e solam ente una m itar la base de la conciencia a tes del objeto del pensam iento, que campo que va unido al sentim iento.

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t
Conocim iento, sociología dol
Conocim iento, sociología del

Tales principios penetran do tal Ésta es la consideración psicoló­


del cambio histórico» (M annheim ). lógico por el cual quizá haya sido
form a «el mundo del conocim iento gica individual de la s. del c. Los
Según Mannheim, lo m ism o que en provocado el pensamiento.»
fundado sobre ellos, que con más sentim ientos do valor y de form a
el campo de la ideología política A.v. S chelting. basándose en Max
o menos facilidad se pueden hallar propios del hombre le son propor­
hay diversas opiniones que se dispu­ W eber, intenta probar que las «es­
en cualquier Juicio». Si so supiera cionados al niño desdo el exterior,
de quó objetos del conocim iento se tan entre sí la verdad, sin tener tructura s form ales» necesarias para
y estos sentim ientos crean el es­
un c rite rio co rre cto de verdad, asi el pensam iento y «sensorialm ente
trata cuando actúa en el individuo pacio en el que se moverá su pen­
tam bién a la mism a lógica, que has­ inm anentes a una determ inada in­
este estrato subcategorial, se po­ sam iento. Además, las experiencias
ta ahora había conservado aparen­ tencionalidad de pensam iento per­
drían de cir más cosas acerca de sociales que tiene al comienzo de
tem ente para las ciencias un sig n i­ tenecen a una clase determ inada de
la «debilidad social» de determ ina­ su vida lim ita n su pensam iento ul­
ficado unívoco, se la hace depender fundam entos do validez del cono­
das categorías de ju icio . Esta esfe­ terio r.
de unos m om entos dinám icos. cim iento». Según él. Mannheim no
ra no categorial está al alcance de La c ritic a que se hace de la s. del
La semejanza con el biologism o se ha planteado este problema,
cualquier in flujo social, ya que ella c. va dirigida en prim or lugar en
de Nietzscho aparece cuando M ann­ pues todo lo que Mannheim dice
misma es una form a social, en el contra de su pretensión de queror
sentido do la persona quo — según heim dice que la s. del c. no con­ acerca de la dependencia social
determ inar tam bién sociológica­
sidera el acto del conocim iento y estructu ral de las «estructuras
suponemos actu a lm e n te — va sur­ mente la estructu ra d e l ju ic io teó­
en su calidad existencial, ni tam ­ parciales» y sobre la «relacionali-
giendo en el proceso de -» so cia li­ ric o y, con ello, la esfera de la
poco en su calidad sensorial, «como dad del ser», la «funcionalidad» y
zación de la Interiorización de los verdad. Según M annheim la posi­
mism os «yo» de otras personas una contem plación de las verda­ la »particularidad» del pensamien­
ción social del ser humano no
(G.H. Mead). Según la s. del c. des eternas» que brota de una ne­ to, y todos sus ejem plos, no pue­
solam ente dirige el com ienzo his­
hay dos campos tem poral y estruc­ cesidad puram ente teórica y con­ den explicarnos y aclararnos otra
tó rico de los pensam ientos, sino
turalm ente d ife ren te s de acción so­ tem plativa, ni com o una p a rticip a­ cosa que el «cómo y por qué unas
que tam bién contribuye a la cons­
cial. que son responsables de esta ción, sea cual fuere su form a, de form as determ inadas de pensamien­
titu c ió n del resultado de los m is­
esfera subcategorial que prepara y estas verdades. La s. del c. de Max to surgen realm ente h ic et nunc,
mos, y además aparece en el
dirige el ju ic io propiam ento lógico: Scholer creía todavía en esta po­ y los d ife ren te s roles que desem ­
contenido y en la form a de este re­
1.a La situación política actual en sibilidad. Pero cabe preguntarse si peñan o han desompeñado en la
sultado. Con esto, podemos pre­
que se encuentra un hom bro. 2.® El con la «observación de la factici- realidad social». La mayoría de los
guntarnos si nuestra teoría del
espacio social en sentido biográfico: dad», en la s. dol c. so puedo de­ crítico s de la s. del c. estarían de
conocim iento, orientada hacia el
el desarrollo del hombro dentro de c ir algo sobre la esfera de la vali­ acuerdo con v. S chelting: «Cuales­
campo de las ciencias naturales, no
unas convenciones sociales de ter­ dez. M annheim consideraba posible quiera que sean los m otivos psico­
contiene en sus m ism os fundam en­
minadas. Entre ambos campos de el «salto desde la observación de lógica o sociológicam ente condicio­
tos unos lazos de dependencia que
acción social propios de la concien­ la facticidad a la esfera de la va­ nados por los que Max W eber o
pueden ser revelados por la s. del
cia individual nos hallamos con la lidez». A.v. Schelting (1934) c ritic ó Eduard M eyer puedan haberse in­
c. La meta de toda investigación
s. del c. del lenguaje. Tanto la s i­ duram ente esta hipó te sis: «Aun en teresado por su planteam iento cau­
filo sófica y de las ciencias p a rticu ­
tuación política (y la tradició n) co­ el caso de que la estructu ra form al sa! de la cuestión, la validez de las
lares, que ha permanecido inaltera­
mo el desarrollo personal influyen del pensam iento humano cambie respuestas que dan está ligada a
ble desde la antigüedad griega has­
en los medios del lenguaje que en constantem ente en el curso de la la estructu ra lógica de la atribución
ta Kant: la verdad, la adaequotio
un m om ento doterm inado están a evolución y vaya tom ando una fo r­ causal, y esta estructura lógica está
rerum e t in te lle ctu s, queda relati-
disposición del que em ite el ju icio . ma d istin ta según sean las “ condi­ fundada, según se ha podido de­
vlzada y reducida en la sociología
cio ne s" sociales — cosa que por m ostrar, en el sentido inm anente
El lenguaje es una estructu ra co­ del conocim iento a un fenóm eno
m unicativa do la realidad que está otra parte es d is c u tib le ...— , sin de toda atribución causal y no en
concreto e histó rico . Lo m ism o que
orientada s'ocialmente y que sirve embargo, esto no m odificaría lo los im pulsos extracien tíficos que
cualquier -»ideología, «también la
para in flu ir socialm ente en la con­ más m ínim o el planteam iento del posiblem ente puedan cambiar y de
imagen utópica de la exactitud, la
problema desde el punto de vis­ los cuales quizá algún investigador
ciencia del individuo y del grupo. La idea do la verdad surge de los m odl
ta de la teoría del conocim iento y pueda deducir un conocim iento cau­
evolución de un hombre (conside­ concretos do la capacidad del co­
de la m etodología..., pues la estruc­ sal concreto.»
rada en cuanto -»socialización) tie ­ nocim iento en un m om ento concre­
tura form al del fundam ento de la Aunque el proceso del conoci­
ne una gran im portancia respecto to. Por tanto, el concepto de ver­
validez no depende de estas mo­ m iento esté influido por m otivos
a su capacidad u lte rio r para dejarse dad no está fijado tam poco de una
tivaciones externas del pensam ien­ extracien tíficos (psicológicos, so­
in flu ir sociológicam ente (s. del c.) form a inm utable para siem pre, sino
to ... de un sentido lógico de term i­ ciales, económ icos, p o líticos), sin
por situacionos políticas actuales. que tam bién está sum ergido dentro
nado, sino de este m ism o sentido embargo, este proceso continúa

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Conocim iento, sociología del Consonso

siendo parte de una evolución cien­ estos m om entos convencionales en opinión (de otra teoría distin ta ) que
se encuentran en una situación exis-
tífica continua, evolución que tras­ tencial do conform ism o, y los po­ un proceso del conocim iento difie­ en p rin cip io le resulta extraña, y
ciende las constelaciones político- re respecto a su magnitud según así podrá ir exam inándola poco a
demos com prender recurriendo a
sociales a corto plazo. «Quien c u lti­ esta situación o a la “ volició n del los sig uie ntes grupos: 1.*, observa­ poco. En esta sucesión tem poral se
va la ciencia, aspira a la verdad. ciones de hechos: 2.a, explicaciones puede superar la determ inación so­
m undo" que ha sido provocada por
Solamente a través de esta refe­ ella.» Según Kaufmann la prim era de hechos, y 3.®, im putaciones. En el cial de las diversas teorías.
rencia a la idea de verdad es posi­ te sis parcial incluye ya totalm ente prim er grupo se da la mínima unión
ble deslindar la actividad c ie n tífi­ (social) existencial, en el tercer K. Mannheim, Ideologie und Utopie
el contenido te o rico cie n tífico de la (’ 1929, 11952): A.V. Schelting, Max We­
ca de otras actividades. Pero si se tesis fundam ental, pues «la cues­ grupo la máxima. Pero respecto a
bers Wissenschaftslehre (1934): E. Grün­
da esta aspiración a la verdad, es tió n do la procedencia de unos de­ estos tre s grupos se puede de cir wald, Das problcm der Soziologie des
inevitable tam bién el que toda nue­ term inados presupuestos im p lícitos «que el m etodólogo puede, en p rin­ Wissens (1934); M. Schder. Sociología
va aspiración de investigación se no es un problem a de m etodología, c ip io , aferrarse a un planteam iento del saber, (Rev. Occidente 1935) F.
coloque a sí m ism a en el contexto lo m ism o que la cuestión de la del problem a puram ente teorlco- Znaniecki, The Social Rolo on the Man
Ideal de aquel mundo del conoci­ procedencia de un e rro r de cálculo científico». ol Knowledge (Nuevo York 1940): B. Bar­
m iento que le ha sido entregado» Por tanto en un contexto teo rico­ bor, Science and the Social Order
no es un problema de aritm ética».
(v. Scheltlng). cie n tífico se puede ir más allá de (Londres 1953): J. Schaaf. Grundprinzi­
La cuestión acerca de los puntos
pien dor V/Issonssozlologle (1956); W.
Pero M annheim impugnaría, fren­ de partida do las ideologías «nos las posiciones parciales de la con­
Stark, Die Wissenssoziologie (1960);
te a esta posición, prim eram ente lleva directam ente al análisis del ciencia condicionadas po lítica y so­ K. Lenk (dir.), Ideologie. Ideofoglekrltlk
la hipótesis del continuo progresi­ rol que corresponde a los elem en­ cialm ente. Lo que M annheim quiere und Wissenssozloioglo (*1964); K. Mann­
vo del conocim iento, y en segundo tos convencionales en el conoci­ reservar para la «inteligencia que heim, Wlssenssozloioglo, Auswahl aus
lugar la conexión co n stitu tiva del m iento de la realidad histo rico so­ se mueve librem ente», se puede dem Werk, bajo la dirección do K.H.
mundo del conocim iento, para in­ cial y, con ello, al im portantísim o aplicar sin más a la Investigación Wolff (1964); M. Halbwachs. Das Go-
ten ta r poner de m anifiesto que am­ punto de contacto de la problem á­ cie ntífica de la verdad: «gracias a dächtnls und seine sozialen Bedingun­
bos puntos son sistem as, depen­ las explicaciones (construcciones gen (1966); Idem, Das Kollektive Ge­
tica de la s. del c. con la proble­
racionales ulte rio re s) dadas en la dächtnis (1967); A. Neusüss, Utopis­
dientes, de ideologías. H erbert Mar- m ática m etodológica en sentido es­ ches Be-.vusstseln und freischwebende
cuse (El hom bre unidim ensional, tricto». Por últim o, ¿se ocupa del ejecución de esta orientación te o ri.
Intelligenz. Zur Struktur dar Wissensso-
1967) ha intentado presentar esta e rro r la s. del c. debido a una sim ­ cocientífica es posible "a prop ia rse" ziologie Kari Mannholms (1968); G.YV.
relatlvización do toda la tradición ple opción falsa o se ocupa de una diversos aspectos de la investiga­ Remmling, Wissonssozloiogle und Ge-
científica occidental desde la a n ti­ deform ación fáctica de la realidad? ción y, con esto, superar las barre­ sellschaltsplanung (1969).
güedad como una ideología de los Con esto se está preguntando por ras del “ pa rticularism o de aspec­
que dominan en la sociedad de ren­ las condiciones de la verdad para to s ” que tienen sus raíces en el Consenso. El c. se da cuando un
d im iento. Félix Kaufmann llevó a unas afirm aciones sobre la realidad ser social. Ahora bien, todo Inves­ número de personas, generalm ente
cabo una crític a m etodológica de histó rica . Prim eram ente hay quo fi­ tigador, tan p ro nto com o adquiero m iem bros de un grupo, coinciden
la s. radical del c. (M ethodenlehre ja r las condiciones de la vordad; una idea clara sobre su acción cie n­ en unas m etas y en unas ideas
der Sozlalwlssensohaft, Viena 1936). después hay que in vestig ar los mo­ tífica , sus metas y cam inos del co­ de valor determ inadas. SI un s is te ­
La crítica que hace a la s. del c. mentos constantes, pues el carác­ nocim iento, os un te ó rico de la ma social lleva existiendo ya bas­
parte del supuesto de la teoría do te r im p lícito de una condición pre­ ciencia, y por e llo no es posible tante tiem po, es de suponer que
la ciencia. Kaufmann divide la tesis via no quioro d e cir nada en contra retenerlo dentro de unas barreras se dé en él un c. m ínim o. A . Com-
fundam ental do la determ inación de su adecuación. Éste es tam bién que. sin duda ninguna, para el fi­ te dice que el c. es el vínculo que
del c rite rio del pensam iento en dos ol argum ento de A.v. S chelting. La lósofo están abiertas» (F. Kauf­ hace posible la sociedad. De esto
te sis parciales: «1.® El ponsamien- m u ltitu d de determ inantes sociales mann). c. m ínim o depende el que se pue­
to, y sobre todo ol pensam iento de del pensam iento que M annheim no La s. de c. de M annheim no ha da dar una vida social ordenada,
la realidad h isto rico socia l, contiene tiene suficientem ente en cuenta, disting uid o suficien te m ente entre una situación política conform e al
un cie rto número de afirm aciones son designadas por Kaufmann con la elección autónoma de tom as y de derecho, una evolución de la vida
im p lícitas que doterm inan esencial­ el nom bre de «convenciones de d i­ m étodos y la adopción de una pro­ com ercial en m utua confianza y el
m ente su estructura y que no son feren te orden». A estas convencio­ blem ática que está claram ente de­ funcionam iento de una sociedad. El
susceptibles de una ju stifica ció n nes no se las puede equiparar unas lim itada por otra. Poco a poco, c. no excluye la -»oposición, ni la
cognoscitiva. 2.° Estos presupuestos con otras ni se les puedo conceder todo hombre capaz de pensar cie n­ -♦conducta desviante de algunas
im p lícitos son comunes al pensa­ un carácter absoluto. La im portan­ tíficam ente se irá apropiando tam ­ personas; en contraposición a la
m iento de aquellas personas que cia socialm ento determ inante de bién los c rite rio s de verdad de una -»conform idad y a la unificación

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*
Consenso Contenido, análisis da

apresurada y fa lta de seriedad, so R. Kirk, Lebendlgcs politisches Erbc Influjo. Según la opinión actual el im presos y hablados, cuadros, sím ­
entiende por c. el acuordo, que in­ (1959); M. Oakeshott, fíationalismus In c.o. aparece, sobre todo, en el tipo bolos (por oj., el Izar o no izar la
cluso a veces no es más que tácito, dcr Politlk (1966). de autom óvil que se elige. ¿Poro bandera nacional), serles de son i­
do los ciudadanos adultos do un no es verdad que en los siglos pa­ dos. A l princip io , el s. de c. sólo
grupo social que se sienten libres Consumo, crítica del. -»Consumo sados el que compraba un caballo pudo ten er en cuenta el contenido
y responsables. La psicología so­ ostentoso, -»Lujo, -»Publicidad. de m ontar estaba determ inado, al m anifiesto. La intención o efecto
cial om pírlca nos ofrece las reglas ten er que d e cid ir, por unos m oti­ latente (según la distin ció n que
para poder fom entar, al menos en Consumo ostentoso. Es un concepto vos muy sem ejantes a los que tie ­ hace R.K. M erton entre función la­
los grupos más pequeños, un grado de la moderna crítica social y c u ltu ­ ne el que actualm onto com pra un tente y m anifiesta) es bastante más
elevado de c. ral con el que se designa aquella cocho? Sin embargo, antes a nadie d ifíc il de averiguar. Fue durante los
conducta de los consum idores que se le hubiera ocurrido pensar que años 60 cuando, sirviéndose de las
A. Etzioni. Studles In Social Changa — al menos en p a rte — no tiene e l hecho de que al com prar un ca­ instalaciones electrónicas do elabo­
(Nueva York 1966). por m otivo la utilidad m anifiesta ballo precioso aumente el se n ti­ ración de datos (com putadores) y
do la cosa o de los servicios com­ m iento de la propia valia, fuera en de los procedim ientos de tra n sfo r­
Conservadurism o. En la segunda sí algo reprochable. El térm in o do mación de los sím bolos creados
prados. sino que el verdadero es­
mitad del sig lo XX, raras veces em ­ tím ulo, la verdadera satisfacción, lo c.o., en cuanto concepto c rítico , pre­ para ollas (por ej., transform ación
plea uno este nombre para re fe rir­ saca del efecto que este acto de supone un modelo de persona pu ri­ de un idiom a norm al en un idiom a
se a sí m ism o (un pa rtido político, consumo (ostentoso) produce en tano y ascético. conceptual resum ido, apropiado pa­
e! ala de una confesión religiosa, otras personas, en un público, en ra los com putadores), se logró por
la m entalidad de un autor o de un un -»grupo de referencia. El c.o. ge­ H. Kroikebaum y G. Rinscho, Das Pres- prim era vez som eter al a. de c. can­
a rtis ta ); casi siem pre se emplea neralm ente sólo se practica den­ tlgemotiv in Konsum und Investltlon tidades tan grandes de m aterial, y
com o térm ino de scalificativo para tro do un grupo de status. Thorsten (1S51): Th. Veblen. Theorio dcr lelnen exam inarlas, a través del com pu­
designar a un adversario político Voblen (1857-1929) c ritic ó la cons- Leute (s.a.): H. Moser. V/llhelm Versho- tador según unas po sibilidades de
(Raymond Englísh. Conservatism : Icns Deitrog zu elner Theorle des Ver- correlación tan diversas, que in clu ­
picuous consum ption de la le isure
braucberverhaltens (1963). so los contenidos latentes pueden
The Forbidden Falth, A m erican Scho- class, VV. Vorshofen in tro du jo el
lar, 1952. Russell Kirk, 77?e Conser­ concepto de utilidad ostentosa co­ ser investigados en parte.
vativo Mlnd, 1953). Sin embargo, el Contam inación atm osférica. -»Téc­ El a. do c. parte de la identidad
mo parte de su teoría de la u tili­
c. puede presentarse tam bién, se­ dad..La crítica económ ica se ocupa nica. práctica dol significado de los sím ­
gún Karl M annhoim (1927), como del c.o. desde mediados de los años bolos ta n to en el autor como en el
una filo sofía social necesaria (por cincuenta; entre otros V. Pacard Contenido, análisis de. El a. de c. de stina ta rio a quien se piensa tra n s­
oj., orientada por una form a con­ y J. G albraith. Pero es muy dudo­ (que comienza en Norteam érica, con- m itir la com unicación. La frecuen­
cre ta de la propiedad y del cultivo so que en el acto de consumo so te n t analysls, a princip io s de los cia de un sím bolo lo sirve para me­
del suelo), po líticam ente activa (y puedan separar los m otivos con tan­ años 30, en la década del 40 alcan­ d ir la lm p o rta n c ia .d e éste en el
eficaz), que aparece en una deter­ ta claridad. El concepto de c.o. os za su com pleto desarrollo, durante proceso de com unicación » (según
minada fase histórica. A ctualm ente un ju ic io de valor y presupone un la segunda guerra m undial, en par­ las circunstancias, la aparición fre ­
c. quiero decir aferrarse a las -» acuerdo sobro la racionalidad del te, como in vestigación expresa) es cuente o rara de un sím bolo puede
tradiciones de una manera Irracio­ acto de consum o, una proporciona­ una form a del análisis de docu­ dar mucha !uz para pronosticar las
nal, an ticie ntífica y antiprogresiva. lidad entre costes y meta, entre m entos orientada a in vestig ar los Intenciones del autor: por ej., en el
Según diversos autores, la caracte­ u tilida d y gastos, presupone, por problem as sociales. El a. de c. exa­ campo neutral de un co n flicto in­
rística principal del c. consisto on tanto, rentabilidad. En todos los gra­ mina cuantitativam ente los con te­ ternacional, en el a. de c. ..d e ja s
no querer a d m itir ninguna ideolo­ dos do la civiliza ción hay muy po­ nidos de tod o tip o de com unica­ enlistones de radio de una emisora
gía (o utopía). El -»libe ralism o y cos actos de consum o que el hom­ ciones (noticias aparecidas en la controlada por el Estado). Además,
el -»socialism o se distinguen entre bre realice exclusivam ente según prensa o transm itida s por la radio, el a. de c. debe ten er en cuenta
sí por sus -»ideologías y sus uto­ este punto de vista de la re n ta b ili­ reportajes gráficos, poesías, n o ti­ la posición que el sím bolo contado
pías, pero en ambas se dan estos dad. Según sabemos, el quo actúa cia rios, revistas Ilustradas, actas de ocupa dentró de su m edio ambiente
modelos de im pulsión. La filosofía generalm ente lo hace codeterm lna- los debates parlam entarios, -»pu­ y del cauco de com unicación (con­
del c. surgió, ante todo, com o res­ do por grupos de referencia. Por eso blicidad, -»propaganda, etc.). Como textúa! analysls, C.E. Osgood).
puesta a la revolución francesa contenido puede se r considerado La predecesora del a. de c. fue
sería extraordinariam ente raro que
(Edmund Burke, Barón do S tcin y solam ente en cuanto sujeto de la todo lo que fu e producido con ol en parte la lin g ü istica general de
otros). economía no dependiera de oste fin do que fuera com unicado; textos la segunda m itad del s. XIX. A ctu a l­

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Schoeck 6
Contenido, análisis de Cooperación

mente, la lingü istica y la lite ra tu ra histo ria de la colonización y del R. La Piorc, Theory of Social Control
las coacciones procedentes de «la
se sirven tam bién del a. de c.. u ti­ origen de las diversas sociedades (Nueva York 1954); H. Schoeck, La en­
sociedad» o de las in stitu cio nes es­
lizando grandes instalaciones de de las quo han surgido después vidia (Buenos Aires 1969); J. Aronfreed.
tatales. Para los sociólogos este
cálculo, por ej., al decir sobre una los EE. UU., se asom eja tam bién Conduct ond Consclence (Londres 1963):
c.s. era, al mlsmo»’tÍempo, cor/fccto, H.P. Dreitzel, Die gvsellschaftllchen
autenticidad discutida (se compara en la realidad al m odelo del c.s. No progresista y estaba orientado auto­ Leiden und das Lolden an der Gosell-
el a. de c. de un te xto auténtico del se trata de un sim ple Juego in te ­ m áticam ente al bien com ún. Bajo schalt (196S); J.H. Flchter, Sociología
autor con el te xto dudoso). Desde lectual de los filó so fo s, sin o que esta hipótesis se escondía la aver­ (Herder, Barcelona '1972) 373-393.
el punto do vista c rític o y social, incluso en la actualidad so deja sión que muchos de los sociólogos
el a. de c. intenta deducir el estado s e n tir su influencia en las co n s ti­ Convención. Por c. se entiende el
am ericanos quo se dedicaron al
de conciencia, los prejuicios, los de­ tuciones escrita s de los Estados. estu dio del c.s. tenían en contra com portam iento regulado, muchas
seos secretos, etc., quo tien e el del -»individualism o de sus paisa­ veces de una manera tácita, por un
público normal respecto a unos de­ G. Salomon-Dolatour. Moderno Staatsle­ acuerdo (quo en la mayoría de los
nos. En su obra fundam ental, Ri­
term inados productos anunciados hren (1965); W.P. Wolgin, Die Gesell- casos se ha producido en el curso
schaltstiieorien der fronzösischen Auf­ chard T. La Piere (1954) desarrolla
por la prensa y a determ inados pro­ de la evolución cu ltu ra l). La c. des­
klärung (1965): G. Möbus, Die politi­ una teoría del c.s. Esta teoría de­
gram as de tele visió n. cansa en la -»reciprocidad (por ej.,
schen Theorien im Zeltoltcr der abso­ fine como c.s., prescindiendo de
luten Monarchie bis zur Französischen todo ju ic io de valor, a toda clase una cosa podría se r utilizada, pero
B. Borelson. Contení Analysls and Revolution (*1966). de sum isión a una tercera persona, en caso de que todas las partes la
Communlcatlon fíesearch (Nueva York siem pre que esta sum isión no se emplearan, les acarrearía a todas
1965): R. Kónig (dlr.), Handbuch der em- C ontrol social (-»adaptación, -»ano- más inconvenientes quo ventajas;
fundo en unos m edios de fuerza y
plrlschon Sozlelforschung, vol. 1 (31967). mía, -»conducta desviante, -»con­ de coacción físicas. El origen de por esta razón no se em plea: con­
form idad. -»convención, -»costum ­ esta sum isión (en la mayoría de venciones Internacionales fundadas
Contrato social. Por c.s. se entiende bre, -»cultura, -»chantaje, -»dere­ a raíz de la prim era guerra m undial,
los casos sim bólicam ente tra n sm i­
la idea, la construcción filosofico- cho, -»envidia, -»gobierno, grupo de que prohíben el em pleo de materias
tido ) fre n te al c.s. lo ve La Piero
social de un contrato p rim itivo , por -»referencia, -»interacción, -»p ub li­ en ol grupo de status (-»grupos p ri­ quím icas en la guerra).
el cual habría surgido la prim era cidad, -»socialización). El social En un sentido más lim itado se
m arios, grupos inform ales en el
sociedad. Con m iras al bien común, control, on cuanto concepto so cio ­ entiende por c. (coincidiendo en
puesto de trabajo, -»peer group.
los individuos, por m edio de un con­ lógico, fue in tro du cido en Am érica clases escolares, asociaciones p ro ­ parte con la -»moda) todos aquellos
trato, habrían entregado su libertad por E.R. Ross en 1890 y continúa esquemas de -»conducta que res­
fesionales, etc.) y en el respectivo
al aparato gobernativo de esta so­ siendo un concepto fundam ental de grupo de -»referencia. En cuanto ponden a unas expectativas socia­
ciedad. El c.s., llamado tam bién la sociología anglosajona, aunque que todo individuo pertenece a uno les de tip o general y que (a veces
pacto, covcnant, controt, supone tien e muy diversos significados. o varios grupos de status, en los en un tono iró nico y despreciativo)
para Thomas Hobbos y J.J. Rous­ C.s. os toda influencia in te ncio­ que puede perder -»status debido son designados com o cortosía, u r­
seau la fundación de la (prim era) nada que se ejerce sobro una ter- a la no conform idad, es tam bién banidad, modales educados. A d ife ­
sociedad. La base de este modelo cora persona, sin em plear la coac­ rencia de la -»costum bre y del
socialm ente controlable. Pero el gru­
es el supuesto de un estado na­ ción física, y que tiene com o con­ -»uso, en las regulaciones d e l com­
po de status en el que ol Ind ivi­
tu ra l pre vio en el que no e xistió secuencia el que un individuo o duo tiene interés por conservar su portam iento guiado por la c. falta
ningún -»gobierno (estatal). A fina­ un grupo se com porto de distinta propio status, no necesita ser idén­ el fundam ento emocional y moral;
les del sig lo XVIII el filó sofo mo­ form a a com o lo hubiera hecho si no son obligatorias, no convencen
tico al grupo o la in stitu c ió n que
ralista británico Adam Forguson des­ no hubiera existido el c.s. La per­ ejerce el c.s. sobre el individuo. a prim era vista. Muchas veces son
c rib ió detalladam ente el modo como sona que se encuentra atada con únicam ente fórm ulas vacías (el ce­
La eficacia y la realización del c.s.
uno se puedo im aginar, a través do una cadena o drogada p o r un me­ pueden proceder de diversos gru­ rem onial de una corto, el protocolo
un p rim itivo contrato social, el o ri­ dicam ento. el que está sujeto por pos. El que, por ej.. en una razzia de la vida diplom ática).
gen de una c iv il society (de una una camisa de fuerza, no está so­ se som ete a los requerim ientos de
sociedad c iv il, de una sociedad ci­ m etido a un c.s. Poro quien obe­ Cooperación. Es un proceso fun da­
la policía, hace esto porque no
vilizada) en una isla. Fl estado de deciendo a las órdenes de un po­ qu ie re que le esposen ni que le mental do la vida social (contra­
naturaleza, cuyos inconvenientes lle­ licía sin un iform e le sigue a la impongan un castigo por o fre ce r posición a -»com petencia y -»con­
van al c.s., puede uno im aginárselo com isaría, se som oto al c.s. flic to ). Hay que d is tin g u ir entre la
resistencia, en atención a los gru­
o com o una guerra de todos contra Hasta 1950 aproximadamente, en c. que procede de unos valores y
pos do sta tu s que para él tienen
todos (Hobbes) o como un paraíso la sociología americana tan sólo se de unas metas comunes y la c. an­
im portancia (fa m ilia , am igos, clie n ­
de libertad com pleta (Rousseau). La designaba con el nombro de c.s. a tagónica. que se da incluso entre
tes. colegas profesionales, etc.).

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Cooperación Corporaciones

los partidarios de unos sistem as do debido a que desaparecen las ga­ En contraposición a las acciones, m itió a los sindicatos de la Repú­
valor diferentes y opuestos en o r­ nancias del productor, del interm e­ los cupones de una c. no son (casi blica federal alemana el acceso a
den a la consecución de unas metas diario y del m in orista. En un prin­ nunca) negociables. los cuarteles m ilita re s con el fin de
que solam ente se pueden conse­ cipio las c. fueron asociaciones de El m ovim iento cooperativo se ha que pudieran realizar propaganda
gu ir por medio do la c. (el acuerdo intereses (com o autoayuda organi­ extendido de una manera pragmá­ entre los soldados. En esto aspecto
entre las asociaciones de patronos zada contra los monopolios del mer­ tica a toda la tierra , como solución la República federal alemana prac­
y de obreros puede ser considerado cado) de carácter an ticap italista (en de unos problem as concretos. To­ tica un p rin cip io de igualdad más
como antagónico). Por regla general, cuanto que los obreros estaban davía no e xiste una teoría conjunta riguroso que los EE. UU., donde ge­
la c. presupone coordinación, y a obligados, en las ciudades donde del cooperativism o. La c. puede ser neralm ente han sido rechazados
veces sincronización do la conducta. había fábricas, a proveerse en las considerada por el consum idor o todos los intentos quo han hecho
Pero no se debe confundir c. con tiendas que pertenecían al fa b ri­ por el productor desdo la perspec­ los sindicatos por organizar, por oj.,
-»reciprocidad. cante), pero en tre tanto se han con­ tiva de un cré d ito barato o de a la policía de la ciudad de Nueva
vertid o en m uchos países en gran­ unos fines prim ariam ente políticos York).
Cooperativas. Desde el punto de des grupos em presariales. El nú­ que ven en el m ovim iento coopera­ A nte la mirada de los electores,
vista sociológico, las c. son, por m ero de m iem bros de todas las tivo un instrum ento para conseguir los -»partidos p o lítico s se aseme­
una parte (en su aparición h istó ri­ cooperativas que hay en unos 100 las m etas socialista s y, en algún jan a las c. de intereses. A su vez.
ca), m ovim ientos sociales (el mo­ países, aproximadam ente, se estim a caso, tam bién las metas anarquis­ las c. son vistas con recelo por la
vim iento cooperativo está unido ac­ que asciende a 200 m illones. Las tas (Proudhon, Landauer). opinión pública por m ezclarse on la
tualm ente en organizaciones cen­ c. son con frecuencia c. especiali­ política. Pero la política es casi
trale s a escala internacional) con zadas, y por eso se habla de c. W. Ziegenfuss, Dle Genossenschaften siem pre un juego m utuo entre par­
unas metas económ icas concretas; (1948): Aktuelle Probleme und zukünfti- tidos, en favor de los cuales uno
de consumo, c. agrícolas, c. de pro­
ge Aspekte genossenschaftwissen- puede dar su voto, y corporacionos.
por otra, se las puede considerar ducción, c. do crédito, etc. Desde schaftllcher Forschung (1962): P. Trappe.
como organizaciones para la insti- el punto de vista económ ico, uno quo están inmunes a cualquier «cas­
Dio Entwlcklungsfunktlon des Genos-
tucionalización de la cooperación se puede im aginar la c. como una senschaftswesens am Beispiel ostatrl- tigo» do la opinión pública (por
(com o procoso social, en contrapo­ sociedad anónima, cuya actividad kanlscher St&mme (1966). medio de la d e stitució n de sus fun­
sición a la com petencia). Algunas económica (producción, servicios) cio na rios). La im presión de que los
c. fueron fundadas ya en la prim e­ está orientada únicam ente a los ac­ Corporacionos. Desde el punto de partidos m ism os so com portan en
ra m itad del sig lo XIX por inicia­ cionistas, y cuyas ganancias van a vista ju ríd ico , las c. son sim ples el parlam ento como sim ples c., se
tiva, entre otros, de Robert Owen, parar a estos accionistas, en cuanto -»agrupaciones, pero en cuanto -»or­ debe a que. a pesar de sus con­
pero no tuvie ron éxito. La prim era consum idores. La c. no puede re­ ganizaciones sociales de tip o fo r­ tradicciones, buscan siem pre sus
tienda de toda claso do artículos solver las tareas do distrib u ció n de mal tienen casi siem pre una mag­ intereses en cuanto partidos (finan­
necesarios, organizada en el sen­ form a más barata, o in v e rtir el nitud, un número de m iem bros o ciación de los partidos con el d i­
tid o de cooperativa y que tuvo éxi­ capital do manera más rentable que una im portancia estratégica en la nero de los im puestos). En toda
to, fue la con stituid a en Rochdale, cualquier otra empresa que esté economía nacional que les da peso dem ocracia se da realm ento una
el año 1844 por 28 trabajadores. óptim am ente organizada. En lugar on la vida po lítica: c. con eficacia confusión entre partidos y c. M u­
Hay c. parciales (cadenas de co­ de los dividendos de la sociedad po lítica (profesional y estam ental) chas voces esto es debido sim ple­
m ercios al por menor, com o los anónima, el m iem bro do la c. re­ son solam ente aquellas cuyos in te ­ m ente al hecho de que los diputa­
fam osos «Migros» fundados on Sui­ cibe por adelantado sus «dividen­ reses están organizados do tal fo r­ dos pertenecen tam bién a alguna
za por G. D u ttw e ile r) y c. totales dos». en form a do unos precios más ma que no se puede pre scin dir de corporación y defienden los in te re ­
(entre éstas se cuentan, desde co­ bajos. Sin embargo hay algunas c. ellas al tom ar decisiones tanto a ses de ésta. En ol parlam ento de
mienzos del siglo XX, los klbbu- que anualmente reparten dividendos escala regional como nacional (co r­ Baviera. por ej., hay tantos funcio­
zlm de Palestina). a sus m iem bros. poraciones de m édicos, sindicatos narlos quo, prescindiendo de los
La tarea de las c. con siste en Tratándose de c. parciales, m u­ in du striale s). En las sociedades in­ d ife ren te s partidos a que pertene­
satisfa cer de la form a más perfecta chas veces puede hacerse m iem ­ d u striales las c. desempeñan un pa­ cen, dispondrían en cualquier mo­
posible las necesidades del tren bro cualquier persona, pagando para pel cada vez mayor. También pueden m ento do una gran mayoría, si em i­
general do vida (sobre todo, ali­ ello una pequeña tasa. En algunas aparecer como ->lobbles. El Estado tieran su voto como funcionarlos.
m entos; después mercancías y ser­ c. los m iem bros pertenecen única­ concede a veces a las corporacio­ En una gran sociedad industrial
vicios de todo tipo, incluso los bie­ m ente a determ inadas categorías nes un campo especial de actividad moderna no es posible que el par­
nes para «gustos refinados») de sus de personas (funcionarios, trabaja­ que no tienen en todas las demo­ lam ento re g istre y tenga en cuenta
m iem bros, reduciondo los costes dores de una empresa, estudiantes). cracias (en el año 1966 se les per­ los intereses y los deseos de cada

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Corporaciones C rim inalidad

uno de los ciudadanos, si estos in­ Crim inalidad. En todo grupo y en c. to ta l es indicada anualmente
den corporativo es considerado hoy
tereses y deseos no van filtra d o s y toda sociedad, tanto la c. como la por el FBI en las cifra s de las per­
com o antidem ocrático c indeseable
unidos a través de c. y de partidos. (porque tiende a un Estado corpo­ -»conducta desviante, que según sonas que son detenidas (no de las
Es im prescindible que los deseos, rativo ). en la sociedad Industrial algunos autores lleva Incluida ya condenadas) por sospecha de al­
idoas y necesidades de ios diver­ en sí a la c., es una cuestión de gún tip o de de lito s. A l comparar
de hoy algunos sindicatos ejercen
sos grupos de la población vayan muchas veces un poder despropor­ definición, que responde a las nor­ los EE. UU. con los países euro­
unidos en c. de intereses, pues cionado. La doctrina social católica mas de la -»cu ltura respectiva. Se­ peos se ve que solam ente en unos
solam ente a través de las c. pue­ se inclinaba antes por un orden gún los sociólogos no hay (casi) d e lito s muy concretos e xiste en
den ser articulados y form ulados corporativo (por ej., el papa Pío XI, ningún c rite rio de c. que tenga va­ los EE. UU. una cuota extraordina­
ante la opinión pública los intereses Ouadrageslm o anno, 1931). A ctu a l­ lidez en todas las culturas y socie­ riam ente alta. Tampoco tiene sen­
opuestos (agricultura, consum idores, mente el orden corp ora tivo desem­ dades. En algunas sociedades (casi tid o relacionar, por ej., la cuota de
industria de la clase media, etc.), peña un papel secundario en la siem pre entre pueblos p rim itivo s) robos con fractura con la inseguri­
de form a que los parlam entarios y doctrina social de la Iglesia cató­ el suicidio, la eutanasia, el aborto, dad general que reina en las calles
el gobierno puedan apoyarse, al lica (M a te r et M aglstra, C oncilio el abandono de los niños, es con­ ante los ataques físico s a la perso­
tom ar sus decisiones, en unos ju i­ Vaticano II). La ¡dea de un o.c. siderado como «normal». Pero en na (que muchas veces no le repor­
cios objetivos em itidos por espe­ orientado a reglam entar el trabajo todos los grupos humanos existen tan al atacante ninguna ganancia
cia lista s de las rospectivas mate­ desde fuera fue algo que preocupó unos castigos contra las transgre­ m aterial, o solam ente una ganancia
rias. Pero el Influjo de las c. de­ tam bién a É. Durkheim (1902). siones de las -»norm as que prote­ muy pequeña). El ladrón pro fe sio­
bería perm anecer dentro de unos gen la propiedad personal. En con­ nal y su d e lito son el resultado,
lím ites. El gobierno y el parlamento trapo sición a la crim inología del por una parte, de las ocasiones
W. Schwer, Stand und Stóndcordnung
deben re c u rrir a las c. solam ente Im V/oltbIld des Mlttelalters (’ 1952); R. siglo XIX y a la biología crim inal, propicias que se le presentan y.
en cuanto que éstas son conse­ Bendix y S.M. Llpset (dirs.). Class, la sociología estudia la c. par­ por otra, del cálculo de un riesgo
jeros especializados, y no deben Status and Po't/er (Nueva York 51966); tiendo de las condiciones y fa cto ­ orientado hacia una ganancia. El nú­
doblegarse a la presión de ningu­ H. Schmltt. Entstehung und Wandlungen res sociales, y teniendo en cuenta mero de las infracciones apenas
na de estas c. -»Cooperativas, -»So­ der Zlelsotzungen, der Struktur und los procesos psicologicosoclales depende, en cambio, del grado de
lidaridad. der Wlrkungon der Berufsverbande que se dan en los pequeños gru­ odio o de protesta contra la socie­
(1966); C. Marletti, Clases y élites po­ dad. Con relación al número de
pos (grupos de -»re fe ren cia): la c.
líticas: teorías y análisis, en F. Albe-
K.O. Hondrich, Dio Ideología von In- que resulta de la d ife re n te asocia­ habitantes, el número de robos con
ronl. Cuestiones de sociología (Hor-
teressenvorbánden (1963); A. Holtz- ción (tra to con m iem bros de gru­ fra ctu ra que se dan en los EE. UU.
niann. Interost Groups and Lobbying der, Barcelona 1970) 901-952; G. Baglio-
ni, Clasos y conflictos de claso en la pos de referencia que son ya c ri­ sobrepasa solam ente en poco el
(Nueva York 1966); H. Schmltt, Entstc- núm ero de los que se dan en la
sociedad industrial, en Alberonl, o.c., m inales).
hung und V/ondlungen der Ziolsetzun-
953-991. Todos los casos crim inales que República federal alemana.
gon, der Struktur und der Wlrkungen
der Borulsverbande (1966). ocurren en una sociedad no pue­ Respecto a la c., la sociología
Costum bre ->C ontrol social, -»Con­ den ser incluidos dentro de una investiga tam bién la situación so­
C orporativo, orden. Es un princip io vención, ~>Cultura, ->Moda, -»Uso. tendencia un itaria, para sacar des­ cial. las relaciones Interhumanas (o
de organización política en aque­ pués consecuencias respecto a la su ausencia) de las que proceden
llas sociedades en que la form ación Costum bres populares (-»Usos). cualidad, a la m oral y a la confian­ determ inados tipo s de d e lito s: unos
do la voluntad y la adm inistración Desde que W.G. Sum ner escribió za que m erece esta sociedad o esta se dan sobre todo dentro de les
se realizan en diversas corpora­ su libro Fotkv/ays (1906). con este nación. El análisis socioló gico tiene grupos prim arlos, otros, al con tra­
ciones profesionales reunidas. Se­ nombre se expresa en la sociología que descom poner la c. en sus d i­ rio, entre personas extrañas. A sí, a
gún sea ej número de m iem bros americana (no tanto en la inglesa) versos elem entos. Entonces so ve la mayoría de los países se puede
y su in flujo , según sea su posición las form as de com portam iento co­ cóm o no todos están en una rela­ aplicar la regla de que a un ase­
central en esta sociedad que se munes a un pueblo o a una tribu . ción causal. Por tanto, respecto a sino hay que buscarlo en prim er
caracteriza por la división del tra ­ Dentro de la -»cultura, estas form as ostos elem entos tiene que e x is tir lugar entre el círcu lo de los fam i­
bajo, así influirán unos sobre otros do com portam iento pasan com o -» la posibilidad de e fe ctu ar diversos liares y conocidos de la víctim a.
los representantes de los diversos tradición do una generación a otra. pronósticos. Resulta d ifíc il hacer Pero, dosde hace algunos años, en
grupos profesionales, incluso en Sumner da el nom bre de mores com paraciones a escala in te rna cio­ las grandes ciudades de algunas
el área parlam entaria (labradores, a aquellas c.p. cuya transgresión o nal, pues no en todas partes se sociedades in du striale s está aumen­
m édicos, abogados, artesanos, m i­ no observancia acarrean com o con­ cuenta de la mism a m anera la cuo­ tando cada vez más un tip o de de­
neros, etc.). A pesar de que el or­ secuencia la -»sanción (castigo). ta de d e lito s. Así, en los EE. UU. la lito en el que la víctim a es y con­

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Crim inalidad C rim inalidad

tinúa siendo desconocida para el tra relativam ente indefensa. Desde y la c. de la población de color, que preguntarse cuáles son los
delincuente. De esta form a mue­ siem pre, el arma princip al del van­ da origen a una imagen falsa acerca factores sociales que se dan en el
ren diariam ente en los EE. UU., dalism o ha sido el incendio in te n ­ de la c. de este país. Pero todo medio am biente del delincuente y
atravesadas por las balas o por cionado. Hasta ahora se había con­ ju ic io sobre la c. en los EE. UU. que puoden haber influido en su
la navaja, personas de poco rollo- siderado com o objeto dol vandalis­ tien e que separar una de otra la com portam iento. Si com param os la
vo, que son víctim as de un tipo mo casi de una form a exclusiva, la estadística para blancos y la esta­ c. en las diversas categorías socia­
do delincuente como el que causó destrucción de los valores m ateria­ dística para negros. En la estadís­ les (p o r oj., en las m inorías) de
la m uerte a J.F. Kennedy: neuró­ les. Von Hentig incluye tam bién tica o ficial de los EE. UU.. así como una población, las cuales tien en en
tico s llenos de resentim iento, fru s ­ dentro del vandalism o las form as en la investigación sociológica y común muchos factore s, al pare­
trados ya desde muy tem prano por del crim en y del asesinato sexual, c rim inal ya se hace esta división. cer. crlm inógenos. pero no todos,
un nivel do pretensiones que no pero tam bién determ inados tipo s de Los negros constituyen solam ente podrem os encontrar una explica­
responde a la realidad, para quie­ suicidios. El análisis de v. Hentig el 11 % de la población, pero su ción. Así. la elevada proporción de
nes lo más im portante no es tanto nos ayuda a com prender m ejor las porcentaje de c. en asesinatos y c. entre la población de color es
el robo lu crativo con asesinato, sublevaciones de los negros en atracos es trece veces más eleva­ atribuida generalm ente a factores
cuanto la aniquilación m aliciosa de los EE. UU., pero tam bién ciertas do que el de la población blanca: del m edio am biente: form ación es­
un conciudadano. El aumento de form as de provocación y de comu­ respecto a la vio lación y a la le­ colar Insuficiente y suerte desgra­
estos ataques, que al parecer no nas que existen en Europa. En todo sión corporal, diez veces mayor. ciada en los -»«ghettos» de las
tienen m otivo alguno, precisam ente caso, llama la atención el hecho de La m ayor parte do la c. de los m etrópolis. Pero la explicación que
contra unas personas que al d e lin ­ que los jóvenes «vándalos•, espe­ EE. UU. tiene lugar dentro de una se funda en la vida de gh etto y
cuente le resultan com pletam ente cialm ente en los EE. UU., tengan fracció n reducida de la población en el status de las m inorías no es
in dife rentes, es lo que más pre­ actualm ente preferencias por des­ (dentro de la población de color, suficiente. Al hacer la com paración
ocupa en la c. actual. El FBI re­ figurar o d e s tru ir la persona física a su vez, son los relncidentes que con otras m inorías igualm ente dis­
g istró , para el año 1967, un aumen­ del otro, por ol puro placer de mal­ viven en las grandes ciudades los crim inadas y bastante aisladas que
to do estos de lito s de un 10 % tra ta r a otro. Por tanto, parece ju s ­ que fundam entalm ente constituyen viven en la mism a sociedad, se ve
con relación a 1966. Cuanto más tificado no lim ita r este concepto esta fracció n). En los EE. UU. la que hay además o tro s factores. El
se piensa que es propio de la po­ a la destrucción intencionada de estadística crim inal parte de las que los negros tengan una propor­
lítica ' social in cita r a cada uno a unos objetos m ateriales que no se cifra s de los detenidos por año, ción tan elevada de d e lito s no se
que se comparo envidiosam ente pueden alcanzar. Von Hentig pre­ sin Indicar cuántas veces son de­ debe a que vivan en ghettos, sino
con los demás, tanto más aumenta senta unos pronósticos pesim istas tenidas, año por año, las mismas a que están viviendo allí con una
- esta agresividad. Uno se venga en respecto al fu tu ro desarrollo del personas. Por esto, la m ayor parte estructura social característica, me­
cualquiera de los prójim os por el vandalism o en nuestras sociedades de la c. que aparece en las esta­ jo r dicho sin una estructura social
sim ple hecho de encontrarse Insa­ actuales. Según él. la técnica es dísticas, es consecuencia del com ­ fija. Ni una «vida de ghotto» rela­
tisfe ch o de la propia existencia. uno de los factores que más trans­ portam iento de un porcentaje re­ tivam ente cerrada, ni la vivencia de
Esta «aares.’vidad envidiosa* (ñu- form an nuestro m edio am biente y ducido de la población to ta l. Algo la discrim in ació n en cuanto -»m i­
d o lf Bilz) puede sor incluida dentro nuestros recursos en un sentido fa- parecido es lo que ocurre con los noría tien e que llevar necesaria­
del círculo fenom enológico del -» vorablo a este tip o de crim inalidad. accidentes au tom ovilísticos. Las in­ m ente a una c. elevada. Así, a los
vandalismo. H. v. H entig incluye La sociología estudia la dife ren to vestigaciones realizadas en este am ericanos de ascendencia china
dentro del vandalism o cie rta s ac­ m agnitud que tiene la c. en los campo indican quo la mayoría de (y japonesa) por regla general se
ciones consciente y directam ente diversos sectores de la población todos los accidentes se debe a un les puede d is tin g u ir externam ente
destructivas — «ya sean de tipo (estratos, m inorías, grupos de edad, ta n to por ciento extraordinariam en­ del tip o medio americano, exacta­
biológico o, ío que es más fre ­ etcétera), en cuanto que es un pro­ te reducido de au tom ovilistas, dada mente Igual que a los negros. Han
cuente, de tip o s o c ia l» — que de­ blema. pero tam bién un camino, la frecuencia con que cada uno de tenido que pasar una larga histo­
m uestran una falta de fines reco­ para poder a isla r m ejor los diversos éstos vuelve a ten er un nuevo ac­ ria de s u frim ie n to y do d iscrim in a­
nocidos. Vandalism o es causar un factores que Intervienen en el o ri­ cidente. ción (los Inm igrantes japoneses y
dolor excesivo a una persona, van­ gen de la c. Por ejem plo, el mero La sociología, al in te n ta r expli­ sus descendientes fueron la única
dalism o os d e stru ir de uno manera hecho de que las com paraciones car las causas de la c., se fija en m inoría de los EE. UU. quo durante
desm edida un objeto m aterial, van­ que se hacen en Europa sobre el p rim er lugar en los in flujo s del la segunda guerra m undial se vio
dalism o es realizar un gasto exce­ porcentaje de de lito s en los EE. UU., medio am biente. Pero no se puede obligada a reasentarse en el Inte­
sivo de fuerzas, vandalism o es ele­ no consideren generalm ente por se­ aceptar un sim ple detorm inism o rio r del país), poro, al m ism o tie m ­
g ir una víctim a que se encuen­ parado la c. de la población blanca del m edio am biente, sino que hay po, son los que tienen la m enor c.

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Crim inalidad í Crim inalidad

do todos los am ericanos. Chinatown m ilia deshecha». La cuarta parte y su padre lo otro: el uno lo ama En los intentos por hacer respon­
de San Francisco, el barrio urbano de toda la juventud negra no co­ demasiado poco, la otra lo ama sables de las acciones crim inales
más poblado de los EE. UU., es al noce a su padre: 25 % de los na­ excesivam ente. al -»m edio am biente de una per­
mism o tiem po el barrio que tiene cim ientos que se dan en la po­ La debilidad de toda explicación sona, no se tiene en cuenta quo el
m enor c. En el año 1965 ni un blación negra son ilegítim o s. Un causal basada en el determ inism o número de los am bientes típ ica­
solo habitante do ascendencia ch i­ estudio pa rticu la r realizado en Bal­ del m edio am biente, es siem pre la mente d ife ren te s — tam bién es d i­
na fue acusado en San Francisco tim ore el año 1965 dio como re ­ misma, ya se diga que el delin­ ferente la vivencia que se tiene
do asesinato, hom icidio, violación o sultado que 62 % de los prim ogé­ cuente m altrata, roba o asesina de e llo s — es demasiado pequeño
malos tra to s a m ujeres o a niños. nito s de madres de color eran ile ­ porque, cuando era niño, no re c i­ y que el número de los individuos
La juventud china de San Francisco gítim os. El porcentaje de los niños bía nunca propina do sus padres, que se atribuyen a cada uno de
representa el 17 % de todos los Ilegítim os entre la población de o porque padece el com plejo de los tipos im aginables do medio
muchachos entre la edad de los 14 co lo r ascendió del 20 % en el año Edipo. En ú ltim o térm ino, el me­ am biente es demasiado grande para
y los 18 años, pero entre los 118 1950 al 26 % en el año 1965. Las d io am biento interpretado pslcoana- poder explicar el reducido porcen­
m enores de edad detenidos por c ifra s que corresponden a la po­ lítica o económ icam ente significa taje de grandes crim inales que
«atraco a mano armada», solam ente blación blanca para esos m ism os lo m ism o: el delincuente es una existen en una población. La v i­
se encontraba un joven chino. Como años son 1,75 % y 4 %. víctim a de su p rim itiv o am biente. vencia y el contacto que se ha
causa princip al de esta baja c. Un fa cto r social prim ordial que La sociedad, que es responsable tenido con la propia casa paterna,
se considera la íntegra estructura es común a muchos jóvenes de de los padres que cada uno tiene, con la escuela, con el barrio donde
fa m ilia r de los am ericanos proce­ co lo r y que abunda más que en del tabú del incesto y de los es­ uno se ha criado, etc., no se pue­
dentes do A sia oriental. La c u ltu ­ otras m inorías de los EE. UU. es tra to s sociales, es la que ha «crea­ den cla sificar en m illones do va­
ra china y japonesa, con sus va­ la falta de padre. Los crim lnólo- do» a este delincuente, libre de riaciones. Se puede ten er padres
lores y sus esquemas determ inados gos están de acuerdo en general toda clase de frenos. Desde hace severos pero razonables, padres se­
de conducta, fom enta la Integra­ en que no hay ningún fa c to r que varias décadas se está Intentando, veros y no razonables, y padres
ción de la fam ilia y fa cilita unos contribuya tanto a la c. de un m u­ sobre todo on N orteam érica, averi­ buenos y padres malos, pero las
-♦controles sociales que am ortiguan chacho joven como la falta de un guar cuál es la causa principal del personas que han vivido como mí­
la conducta desviante. La jerarquía varón adulto en su m edio ambiente crim en, realizando investigaciones nim o uno de estos tipo s de modlo
y el p rin cip io de señorío en la fa ­ con ol cual pueda identificarse. Por con grupos de control. Pero hasta am biento son demasiadas para po­
m ilia y en el grupo de parentesco, esta razón, a raiz de las dos gue­ ahora, la crim inología, que en los der explicar con uno de ellos el
el deseo de rendim iento y de fo r­ rras m undiales se observó, en los EE. UU. es una rama de la socio­ com portam iento desviante de un
mación de cada uno de los in di­ paises que habían tom ado parte logía, tiene que confosar, resigna­ reducido núm ero de personas.
viduos, deseo que viene fom entado on ellas, un claro ascenso de la c. da: no sabemos nada, y todos los Tenemos que preguntar por el
por los Ideales de la generación juvenil on ol sexo m asculino, cuya in te ntos realizados por averiguar la medio am biente relevante desde el
anterior, a la que se tien e mucho aparición se puede relacionar con relación causal entre el medio am­ punto de vista de la crim inalogía,
respeto, han hecho que esta m i­ la edad de los respectivos jóvenes biente de los delincuentes y la ac­ por tanto por el medio am biento
noría étnica, conservando su s i­ por el tiem po en que ol padre se ción o el m otivo, no han dado nin­ ospocíficam ente vivido por el indi­
tuación peculiar, sea el grupo de encontraba en la guerra. gún resultado po sitivo . Por cada viduo (y quizás vivido incluso en
menos c. en los EE. UU. El cuadro Sin embargo, no debemos caor uno do los delincuentes en el que el sentido de una «coartada» mo­
que se observa en los barrios ne­ en el e rro r de pensar que la diná­ se pueda observar este daño del ral). Pero este m edio ambiento
gros es com pletam ente opuesto. mica. los roles, las tensiones y medio am biente o en el que la queda m uy sim plificado por la con­
El derrum bam iento de la fa m ilia o los dofectos de la fam ilia del de­ psicología profunda pueda descu­ ciencia del individuo, unida a las
la ausencia' de una fam ilia propia­ lincuente son la única causa po­ b rir un traum a, hay docenas de ideas de la respectiva cultura. La
mente dicha es, según las autorida­ sib le y decisiva de su c. Este pe­ personas dentro del m ism o grupo conciencia humana tiende a redu­
des encargadas de la asistencia so­ ligro so da sobre todo en la expli­ de con tro l que proceden exactam en­ c ir la diversidad de am bientes so­
cial, la causa princip al del com por­ cación psicoanalítlca (de psicología te del mism o am biente, que em ­ ciales que objetivam ente se pue­
tam iento asocial de los negros. A profunda) de la c. Resulta dema­ plean las mism as palabras al des­ den observar. Respecto a los p ro ­
la edad de los 18 años, la mayoría siado sen cillo querer explicar la c rib ir a sus padres y que han su­ pios padres, so tienen recuerdos
de los negros no está viviendo ya conducta desviante do un Individuo frid o el m ism o traum a, pero que buenos, in dife rentes o m alos. Si
con sus dos padres. M ás de la especialm ente con teorías psicoana- ni han com etido crim en alguno ni indicáram os la calidad moral de la
tercera parte de toda la Juventud líticas: una persona no sirve para m uestran ninguna tendencia hacia casa paterna en una escala que
negra está viviendo en una «fa­ nada, porque su madre le hizo esto el crim en. fuera de 0 a 1000, y el número 500

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Crim inalidad C ultura

correspondiera a la casa paterna dad ¡uvonll, en F. Alberonl, Cuestiones a la sociología; después tam bién a la organización social que realiza
adecuada y correcta, podríam os ex­ de sociología (Herdor, Barcelona 1971) estas accionos. El c. sigue norm al­
la antropología cultu ral (etno lo­
plicarnos, quizá la causa de la con­ 1363-1402; W. Sauer, Krlmlnalsozlologle mente un -» ritu a l. Los partidarios
(1933); T. Morris. The Criminal Area gía) y a la co rriente de investiga­
ducta extrem adam ente desviante de ción que determ ina a la ciencia po­ de un c. (con frecuencia adictos
los individuos que estarían entre el (Londres 1957); Tch. Sellin y M.E. Wolf-
gang, The Measurement of Dolínquency lítica ; pero a la cuantificaclón le a un líder carism àtico) son pro­
0 y el 50 y entre 950 y 1000. En (Nueva York 1964); H. Mannheim, Com­ sirvió de modelo la econom etría. pensos al culto secreto. El com­
realidad, nunca encontrarem os unos parativo Crimlnology, 2 vols. (Londres es decir, el tratam ie nto estadís­ portam iento cultual responde q u i­
inform es tan d ife re n te s sobre la 1965); A. Morgen, Die Kriminologie tico de los datos económicos. Si zás a unas inclinaciones generales
propia juventud, que perm itan fo r­ (1967); K.-D. Opp, Kriminalität und Ge- consideram os la cuantificación como del hom bre que se dan tam bién
mar esta escala tan amplia. Frente sellschoftsstruktur. Eine kritische Ana­ la máxima fundam ental de toda fuera del ám bito religioso. Las fo r­
al preso que nos cuenta la historia lyse soziologischer Theorien abweichen­
ciencia social, resultará ontonces mas do com portam iento de las -»so­
espeluznante de su niñez, hay otras den Verhaltens (1968).
una au tollm itació n y reducción del ciedades secretas, de las -»sectas
cien personas, cuya histo ria ha campo visual y la exclusión de y de las asociaciones ju ven ile s tie ­
sido exactam ente igual, pero que C rite rio s -»Status, -»Valoración.
unos problem as capitales, cualita­ nen muchas veces el caráctor do c.
no se encuentran en prisión. tiva y m orfológicam ente Investiga- C. puede sig n ifica r lo m ism o que
¿Cuáles son las características C rítica social -»A lienación, -»A u to­
bles, debido únicam ente a quo és­ secta. En un sentido am plio, la
del m edio am biente a las que hay ridad, -»C onciencia falsa, -»Consu­
tos no son operacionalizables se­ sociología habla de c. cuando, de
que hacer responsables de la c.: mo ostentoso, -»Élite, -»Establish­
gún los procedim ientos del sistem a manera s im ila r a lo quo sucede
pobreza o abundancia. Indiferencia m ent, -»Futurología, -»Jerarquía, -»
cua n tita tivo de trabajo. Si vemos con la -»moda, hay un grupo de
por parte de los o tro s o excosl- M arxism o, -»P restigio profesional.
en la cuantificación la única fo r­ personas que, casi siem pre fuera
vos cuidados? Ahora com prende­ -»Profesiones, -»Publicidad, Socio­
ma adm isible de investigación en la de su vida normal ordenada por
mos por qué la investigación no logía de la -»educación, -»Utopía.
sociología, porque creem os quo una finalidad racional, están unidas
sabe aún qué cam ino tom ar. Cada la cuantificaclón tiene que estar por la veneración y el ejercicio
una de las acciones definidas como H.L. Lieber, Ideologische Momento in
der Sozialkritik der Gegenwort, en O. a la altura de las ciencias naturales, (faltos de crítica ) de unas form as
norm ales o como anormales en una entonces estamos olvidando que do -»conducta desviante, por ej.,
Stammer y otros (dirs.), Festgabe für
cultura, está enmarcada en una F. Bülow (1960); G. Olzog. Die Gesell­ hay diversas ciencias naturales que el c u lto a la LSD en los EE. UU.,
constelación com pleja de factores schaft und Ihre Kritiker, on «Politische todavía continúan adquiriendo sus form ación do sectas en torno a
que abarcan todos los planos de Studien. 13 (1962); P.C. Ludz. Zur Fra­ resultados a través de unos actos una droga que produce alucina­
nuestra existencia personal. Do al- ge nach den Bedingungen der Möglich­ de observación cu a lita tivo s y m or­ ciones. fenóm eno que se asemeja
'g u n a manera y en algún punto está keit einer kritischen Gesellschaftstheo- fológicos, captados y comparados a los culto s sacralos do estupefa­
todo unido entre sí. Pero el nú­ rle, en «Archiv für Rochts- und Sozial-
estructu ralm e nte; así el diagnós­ cientes en algunas trib u s de indios.
m ero de diferentes constelaciones, philophie» 49 (1963); E. Topitsch. Stodt.
Aufklärung und Sozlolkritik. en Sozial- tico dife ren cial hem atológico, mu­ A lgunos antropólogos culturales
con cie rta Im portancia en el am­ chos campos especiales de la bio­ (Frazer) llaman c. al conjunto de
vslssrnschaft und Gesellschaftgestal-
biente social, quo podemos elabo­ tung, homenaje a G. Welser (1963). logía y de la anatomía m icroscópi­ las in stitu cio nes religiosas de una
rar en la acción com o constelacio­ ca. pero tam bién la arqueología, la sociedad, aunque por regla general
nes que revisten im portancia para C uantificar. Siguiendo el ejem plo de paleontología y la geografía. Una el c. solam ente se refiere a unos
nosotros, es dem asiado pequeño las ciencias naturales exactas, ac­ cuantificaclón sin crítica alguna fenóm enos especiales de re lig io s i­
com o explicación de una conducta tualm ente se intenta c. casi todas lleva tam bién al em pirism o. dad (quizás al observador lo resul­
desviante cualquiera que se da en las ciencias sociales y del com por­ ten «extraordinarios»), como el cul­
un porcentaje m uy reducido de una tam iento. La elección de los p ro ­ G.A. Lundberg, Foundations of Soclo- to a los antepasados, el c u lto a
población, si este porcentaje tiene blemas y de las hipótesis, del mé­ logy (Nueva York 1964); R. Aron. Les los m uertos, etc.
que co m p a rtir con el resto de la todo y de los conceptos (capacidad ¿tapes de la pensée socioiogique (Pa­
población todos los am bientes po­ de operacionalizaclón) se lleva a rís 1967). C ultura. La c. va acumulando los
sibles. No hay ningún m edio am­ cabo tonlendo en cuenta la capaci­ conocim ientos adquiridos on el
biente absolutam ente típ ico que dad de cuantificaclón de las unida­ C uestionario -»Entrevista. transcurso de innum erables gene­
pueda haber vivido el delincuente des de observación y de los re su l­ raciones. Estos conocim ientos per­
y solam ente el delincuente. tados. Relacionado en parte con ol C ulto. El c. (orientado frecuente­ m iten, por ej., que el bosquimano
-»conductism o de los EE. UU., fue m ente a la vivencia m ística) es de las estepas del Kalaharl pueda
P. Bertoiini, Comportamiento desviado, en la psicología donde por prim era tanto el e je rcicio de una serie de d e cid ir por la naturaleza de los
Inadaptaclór>, delincuencia y criminali­ vez se empezó a c.; de allí pasó acciones religiosas y sacrales. como excrem entos de la jira fa si m ere­

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C ultura C ultura

ce la pena o no continuar antes de ción de mi sociedad y de la socie­ m iento, las habilidades, etc., que una form a creadora fre n te a los
la caída del sol la persecución de dad ajena, he adquirido unas re ­ no se pueden re fle ja r en el lengua­ cambios del m edio am biente.
uno de estos anim ales al que se laciones especiales de parentesco. je (o que todavía no están refle­ La c. encierra en si todas las
ha herido con una flecha envene­ Quizá haya sucedido en contra de jadas) pertenecen tam bién a la c. normas y reglas de conducta, los
nada; poro tam bién pertenece a la mi voluntad, pero desde luego es respectiva. Lo que nosotros desig­ usos y costum bres, las opiniones
c. de una sociedad el com porta­ inevitable. Sin embargo, de mo­ namos con el nom bre de c. da a corriente s y, las actitudes norm a­
m iento adecuado que hay que se­ m ento la c. china o argentina no los hombres la posibilidad de man­ les fre n te a los problem as funda­
guir, en caso de que una central tiene para mí im portancia alguna. tenerse durante periodos largos de m entales. todo lo cual le da a una
atóm ica empiece a recalentarse. La Por tanto, la sociedad y la c. se tiem po como grupo, trib u , socie­ sociedad su fisonom ía inconfundi­
c. proporciona esquemas de com ­ encuentran en unos planos d ife ­ dad.« La c. une a los hom bres y a ble. La c. regula la conducta in te r­
portam iento. puede recom endarlos rentes del sor, aunque se necesiten los pequeños grupos, pero regla­ humana y la hace fácilm ente pre­
o hacerlos oblig atorios. En un plano mutuam ente. Toda sociedad acepta m enta tam bién sus relaciones. No v isib le para toda porsona, y con
reducido podemos observar una c., de su c. determ inadas ideas, con­ hay ninguna c. tan absoluta, tan esto inocua y soportable. Según
por ej., en el grupo do personas vicciones, form as de com portam ien­ om nipotente, que excluya la posi­ Raymond Firth, c. y sociedad pue­
que se ha form ado con carácter to. sin las cuales surgirían d isco r­ bilidad de que en ella existan al­ den ser consideradas com o dos
tra n sito rio . Los m iem bros de un dias y co n flicto s sociales. Muchas gunas fam ilias en las que de term i­ caras d ife ren te s de un único fe ­
curso de form ación o do un cam­ cosas que en una c. extraña nos nadas cosas se realicen de form a nómeno: la sociedad es un número
pamento do vacaciones, a las pocas parecen absurdas, ilógicas, supers­ dife ren te . Unas fam ilias, por ej.. de individuos organizados con una
semanas, han reunido ya m ultitu d ticiosas, son necesarias para que descubren nuevas palabras para de­ form a determ inada de vida, a sa­
de experiencias, las han cla sifica­ la sociedad donde se da esta c. signar a unas determ inadas perso­ ber: su c. La sociedad es un agre­
do y valorado, se han puesto ya pueda continuar funcionando. nas o cosas. Quizás haya sido un gado de relaciones sociales; la c.
de acuerdo respecto a unas form as En toda c. puede haber in d iv i­ niño el que ha empleado una nueva es el contenido de estas relacio­
determ inadas de proceder y do dualidades. quo de roponte dejan de palabra para re fe rirse a cualquier nes. La sociedad se refiere más
com portarse: se puede hablar, por hacer lo que su propia c. y socie­ objeto de uso ord in ario o a un fe ­ bien a los com ponentes humanos,
tanto, de la c. de este campamen­ dad esperan de ellos. En una tribu nómeno de la naturaleza. Su fa m i­ al agregado de los hombres y a las
to. A veces, incluso se ha inten­ de los aborígenes do A ustra lia ha­ lia acepta entonces esta palabra, relaciones entre ellos. La c., en
tado crea r o «simular» experlmen- bía’ dos clanes cuyos respectivos que poco a poco va form ando cambio, a los com ponentes de las
talm ente una c. El hom bre puede signos eran el lagarto y la tortuga. parte del vocabulario fijo de sus reservas reunidas, tanto de tip o in­
pertenecer sim ultáneam ente a va­ Cuando una m ujer del clan de la m iem bros, sin que paso de esta telectual com o m aterial, que estos
c ia s culturas y desem peñar una tortuga daba a luz a un niño tenía fam ilia a la c. general. Siempre hombres heredan, transform an, au­
función en ellas. Un caso Ideal os que sa lir a pasear sola por el habrá fa m ilia s o personas in d ivi­ mentan. com pletan y transm ite n de
el de la persona com pletam ente campo y a su vuelta declarar ante duales que emplean unas habilida­ nuovo a otros.
bilingüe que puede v iv ir dentro de toda la tribu reunida que el p ri­ des y unos procedim ientos que no El concepto de c. excluye la pre­
dos culturas y de sus respectivas m er animal que había visto había desean com unicar a la c. general gunta: ¿Tienen los am ericanos una
sociedades sin ser considerado co­ sido una tortug a. De esta form a de su grupo. Para ello no es nece­ cultura o sólo una —»civilización?
mo ->oxtraño. • El concepto de c. quodaba asegurada la pertenencia sario que so tra te de recetas ocul­ Pues los am ericanos tienen ambas
hace que se puedan a trib u ir a un de su h ijo al clan. En una ocasión tas. Se ha observado tam bién en cosas. No se puede concebir una c i­
lugar concreto unos fenóm enos de­ observó un etnólogo cómo una m u­ diversos pueblos p rim itiv o s cómo vilización sin una c. Hay sociedades
term inados: esto o aquello p e rte ­ je r del clan del lagarto, al volver c ie rto s Individuos conocen una ma­ que tienen una sola c. y socieda­
nece a la c.. no a la sociedad; esto de dar el paseo con m otivo del na­ nera especial do hacer una estera des que tienen varias, una c. prin­
es un fenómeno cultu ral, aquello cim iento do su hijo, declaró que o un cesto o de te je r m odelos ra­ cipal o c. estándar y un gran nú­
un fenómeno social. Los grados de el p rim er anim al que había visto ros. Esta habilidad individual se mero de c. parciales y de subcul-
parentesco, el clan, etc., pertene­ había sido una tortuga. Entonces se encuentra protegida. Sería una gran turas. A si, la sociedad americana
cen a la sociedad. Todo el que armó una gran confusión en la t r i­ in fra cció n si o tro habitante del pue­ se distingue por el gran número
tiene hermanos, puede verse in­ bu, hasta que la m ujer, después blo espiara con curiosidad al te je ­ de -»subculturas que caracterizan
cluido dentro de una sociedad nue­ de un lavado de cerebro que duró dor o al tronzador. Ninguna c. ha su civiliza ció n .\L a c. es lo que se
va. sin ten er nada que ver con la todo el día, dijo finalm ente que el sofocado jamás toda individualidad, va acumulando y transform ando en
c. de ésta: si mi hermana se casa p rim e r animal que había visto ha­ Imponiendo una estandardización ge­ una sociedad a lo largo de los s i­
con un latinoam ericano o con un bía sido realm ente un lagarto. neral. No hubieran podido surgir glos, transm itién dose de generación
chino, entonces, según la definl- Incluso las form as de com porta­ innovaciones que reaccionaran de en generación. A la c. pertenece no

187 188 189 190

V
C ultura

sólo el modo de sostoner el violín W.E. Mühlmann y E.W. Müller (dlrs.),


o el bistu rí, sino tam bién la form a Kulturanthropologic (1966), J.H. Flchter,
de lim pia rse la nariz. Tras este Culture e integración soclocultural, en
concepto de c. hay diversas teorías Sociología (Herder, Barcelona *1972)
281-301; 417-437, P. Virton, Cultura y
acerca de los fenóm enos que re­
personalidad, en Los dinamismos so­
sultan cuando coinciden dos c u ltu ­ ciales (Herder, Barcelona 1969) 377-
ras d ife ren te s: problem as y teorías
del contacto cultu ral pero tam bién
•124. CH
dol juego m utuo ontro persona y Cuotas, elección de las. En los os-
o. La c. no está reservada e xclusi­ tudios de ->opinión, es decir, en
vamente a una determ inada etapa la dem oscopia, la elección de las Chantaje. El ch. es una form a muy da en el confesor, en el abogado,
«más elevada» del desarrollo. La c. es el procedim iento por el que típica de -»control social. C onsiste en el asesor fiscal, en el médico
capacidad general que tienen todos se crea la m uestra representativa en la posibilidad de amenazar el y en otras profesiones en las que
los hombres para crear c. ha sido de la población (en inglés llamada -»status de una persona por medio e xiste una obligación de secreto
la baso para que en algunas eta­ tam bién universo) que se va a es­ de la divulgación selectiva o ge­ im puesta por la ley o por las ex­
pas del desarrollo florecieran gran­ tudiar, dividiendo todo ol conjunto neral de una inform ación. La po­ pectativas de la sociedad en ge-
des culturas y grandes civiliza cio ­ en partes características, para las sibilidad de ch. fre n te a una per­ noral, y cuya transgresión le aca­
nes. Pero el origen de la o. no se cuales se calculan unas cuotas pro­ sona (A) comienza cuando una se­ rrearían a B consecuencias penales
puede .determ inar. La c. tien e quo porcionales. La m uestra, el sample gunda persona (B) sabe de ella o perjudiciales a sus negocios.
darso ya antes do que se empiece tiene que contener por tanto un algo que, según la opinión de A. no Pero tam bién el status de A es
a hablar do grupos humanos. grupo determ inado de representan­ debe llegar en absoluto a oídos de decisivo para él grado do ch. que
Según Kroeber y Kluckhohn (1952) tes de los grupos parciales, como, un te rce ro (C). M ientras que en se puede ejercer. Cuanto más bajo
la c. consta de esquemas de com ­ por ej., m iem bros de los grupos la posición A no hay generalm ente es el status social de A dentro
portam iento, explícitas e Im plíci­ profesionales más im portantes, do más que una persona, en la posi­ del sistem a social, tanto m enor es
tas, de y para unos com portam ien­ los grupos de edad, de los grupos ción B puede haber varias, y C la posibilidad de ejerce r ch. sobre
tos quo han sido heredados y de religión, etc. El procedim iento representa con frecuencia a una él. A un m endigo harapiento, a
transm itidos a través de símbolos de las cuotas no pe rm ite una autén­ colectivid ad o a la opinión pública. un gam berro, a un hombre m argi­
(idiom a). La c. representa la apor­ tica representatividad y da lugar a Si la inform ación com prom etedora nado apenas se les puede som eter
tación característica de los grupos errores considerables. En los es­ es de tal clase que solam ente ame­ a ch., porque todo el mundo se
humanos y su expresión en la c. tudios reciontes de opinión este naza a A en el caso de que C, un creerá sin más toda mala in fo rm a­
m aterial. Lo fundam ental de toda procedim iento se usa como com ple­ individuo, y solam ente este in di­ ción que se pueda dar sobre ellos,
c. consiste en unas ideas deduci­ m ento de la m uestra al azar, pero viduo llegue a enterarse, entonces o ya la da por supuesta. Sin em­
das y elegidas histéricam ente y sólo con grandes restriccione s. En ol acto por el que B ejerce un ch. bargo, A puede a d q u irir tam bién
en los valores inherentes a ellas. el m étodo de las cuotas no so le puede provocar en A una amenaza un status en el que dism inuyen las
Los sistem as cultu rales pueden ser encom ienda al encuestador (como contra C, sin que éste lo sopa. En posibilidades de oh., por ser extra­
considerados, por una parte, como en ol procedim iento al azar) que el caso extrem o, A Intentará osca- ordinariam ente elevado. Cuanto ma­
rosultados do unas acciones y, por in te rrog ue a determ inadas unidades par del ch. elim inando a C. Cuanto yor es el poder de A , un autócrata,
otra, com o elem entos condiciona­ (personas), sino que recibo su «cuo­ mayor es la colectivid ad represen­ tanto m enores son las pe rspe cti­
les de unas acciones futuras. ta» de personas que deben tener tada por C. ta n to m ayor es la po­ vas de ch. Por el con tra rio , el sta­
unas com binaciones especiales do sibilidad de ejerce r un chantaje tus de C apenas tiene im portancia
T. Tcntori, Cultura y transformación so­ características, y el Investigador sobre A y tanto m enor es la ame­ para el grado do ch. a quo B puede
cial, en F. Alberoni, Cuestiones de so­ busca las personas que correspon­ naza de aquellos que están en la som eter a A. Lo único que es ne­
ciología (Herdor, Barcelona 1971) 1211- dan a estas características. posición C. El rol del chantajista cesario es que A tenga interés,
1237; B. Mallnowskl. A Sclentlflc Theory (posición B) depende del status aunque se deba a m otivos irra c io ­
of Culture b . o . Essays (Chapel HUI H. Kollerer, Theorie und Technik des social de B. Si a los ojos de la nales o em ocionales, on que C no
[N.C.J 1944); A, Weber, Prlnziole der Stlchprobenverfohrens (’ 1963); Elisabeth consiga una Inform ación de term i­
sociedad B no puede tra n s m itir a
Geschichts- und Kultursozlologle (1951); Noelle. Umfragen In der Massongesell-
C la inform ación que él tie n e so­ nada sobre A. A sí, por ej., A, su­
A.L. Kroeber y C. Kluckhohn. Culture schalt (1963): R. König. Praktische So­
(Cambridge [Mas.) 1953); F. Znanlecki. zialforschung, vol. 1 (‘ 1965); Idem (dir.), bre A . entonces no se puede dar je to de un status elevado, puede
Cultural Sciences (Urbana [III.] 1952); Handbuch der empirischen Sozialfor­ apenas ch. Tal re s tric c ió n del ch. considerar do v ita l im portancia el
H. Flscher, Theorlc der Kultur (1965); schung, vol. 1 (M967). basada en el status es la que se que C no se entere de una cosa,

191 192 193 194

Schoeck 7
Chantaje

a pesar de que C es un individuo no debía habórsolo com unicado,


soclalm ente marginado y sin poder podrá B ojo rce r ch. sobre A a
alguno, que ostá unido a A sola­ través de los sueños (por ej.. en
mente por un lazo em ocional. Lo el caso de que A, m iem bro de una
único que B podría d e stru ir con in stitu ció n , estuviera obligado a
osta inform ación soría la co n tin u i­ guardar el secre to y, sin embargo,
dad do este lazo.
A pesar de que B puoda encon­
en e! marco do su suoño com uni­
cara a B unos datos que A y sola­
D
trarse lim itado on el e je rcicio dol m ente A podía saber y que en
rol de ch. debido a su status pro­ ningún caso podía tra n s m itir a
fesional (sacerdote, abogado, mé­ otras personas). vestigación. Karl R. Popper, entre
D arw inism o -»Evolucionism o, -»Se­
dico). sin embargo puedo o je rcita r o tro s, ha puesto de m an ifie sto la
lección.
el ch. amenazando a A con hacer Chusma. Tiene generalm ente un vulnerabilidad de la d.o. La d.o. con­
llegar a C (a inform ación por me­ sentido despectivo y designa a duce a un círculo vicioso si so dice,
D efinición de la situación -»Situa­
dio de una indiscreción aparente­ una m u ltitu d de personas, casual- por ej., que la longitud de un m etro
ción.
mente inintencionada («perder» unos m onto reunidas, que so dejan pro­ viene dada por la longitud de una
docum entos on un lugar donde con vocar hacia un com portam iento an­ barra de platino, a 1 8 ° C, que se
D efinición operacional. En atención
toda seguridad serán encontrados tile ga l. orientado la mayoría de las conserva en París. Si preguntam os
a unos métodos apropiados o, sim ­
por C). En este caso, B tendría que veces hacia una meta m uy concreta. luego cómo se define esta te m p e ­
plem ente. a aquellos de que se
cargar con los perjuicios que sur­ Hay que d is tin g u ir entre acciones ratura, se responderá que 18° C
dispone, la d.o. delim ita a rb itra ria ­
gieran al hacerse pública su n e gli­ de la ch. y -»pánico, -»masa y -» equivalen a una columna do mer­
mente el objeto de una Investiga­
gencia. pero podría, de antemano, banda. cu rio quo m ide ta n to s cen tím o tro s
ción, que en la mayoría de los
calcular exactam ente los perjuicios La ch. se caracteriza por el poco de largo. Caomos de nuevo, por
casos os una unidad fundamental
y relacionarlos con la ganancia que tiem po quo dura su unión, por el tanto, en la longitud, que es lo
m ensurable, y lo d e lim ita de tal
esperaba conseguir por m edio del «reclutam iento» casual de sus que inicia lm e nte íbamos a d e te r­
chantaje. form a que resulto fá cil som eterlo
m iem bros y por la fa lta de plan en a las po sibilidades del m étodo de m inar.
La inform ación con la cual so su com portam iento.
in vestigación (la inteligoncia es
intenta realizar ol acto dol ch. tie ­ La ch. se concentra gracias a E. Topltsch (dir.), Logik der Sozlolwls-
aquello que m ide el cociente de
ne que ser. desde el punto de vista un sen tim ie nto (generalm ente de scnschaften (1965): K.R. Poppor, Loglk
in te lig en cia ). Si alguien pretende
dol chantajista, lo más concreta indignación, de odio, de fu ro r) y dor Forschung (J1966).
exam inar, por oj., el grado de -»alie­
posible y verificablo por C. Un psi­ a un im pulso em ocional que expe­ nación do los m iem bros de un grupo
coanalista no puedo in te ntar rea­ rim entan muchas personas al m is­ D elincuencia ju ve n il. Se llam a d.j.
o clase con resp ecto a la sociedad
lizar un ch. sirviéndose del sueño m o tiem po. Los m iem bros (casua­ a aquella conducta juvenil quo en­
a que pertenecen, tie n e que de ter­
que lo ha contado A. porque cual­ les) de una ch. so sienten solida­ tra on co n flicto con las leyos pe­
quier sueño so puede a trib u ir a m inar prim eram ente qué es lo que
rios en una acción colectiva, sin le va a s e rv ir com o índice de la nales de un país. Hay que d is tin ­
cualquier persona. Solam ente on el orientarse por el status social res­ g u ir entre conducta desviante, que
alienación. El concepto de aliena­
caso do que este sueño contenga pectivo de los otros. En la ch. es típica de jóvenes y que so ve
ción es operaclonalizado por una
inform aciones quo le hagan ver raras veces se puede reconocer amenazada de castigo por las leyes
claram ente a C que sólo puede de finición del tip o de la siguiente:
quiénes son los «cabecillas». en el contexto de esta in vestig a­ del m undo de los adultos, y la con­
haber sido A el que ha comunicado ducta crim inal en un sen tido gene­
ción se hablará de alienación siem ­
a B e s te ,su e ñ o , a pesar de que E.J. Hobsbawm. Sozialrebeüen (1962). ral, que no es específica do una
pre que el encuestado responda
negativam ente a 30 de las 50 p re ­ edad, pero que cuando se da en
guntas de un cuestionario. La so­ algún joven recibe el nom bre do
ciología ne op ositivlsta , sobre todo d.j. En algunos países se está ele­
la americana, concede gran im por­ vando cada vez más el lím ite de
tancia a la capacidad de operaciona- edad hasta el cual se habla de d.j.,
lizaclón de sus conceptos; pero que on general es juzgada de una
ello im p lica al m ism o tiem p o una form a más suave. N orm alm ente se
incapacidad do proceder al examen habla de d.j. cuando se trata de
de c ie rto s problem as dignos de in­ jóvenes de 14 a 18 años; pero a

197 198
Delincuencia juvenil Democracia

veces este térm in o abarca también pensar con mucha probabilidad que son independientes unos de otros cultu rales de la d. moderna se
a todas las personas menores do este mism o niño, diez años más y deben controlarse m utuamente cuentan los derechos universales
21 años. Es d ifíc il hacer compara­ tarde, estaría dentro de un grupo (checks and balances en los Esta­ del hombre y del ciudadano, según
ciones acerca del aumento o d is­ delincuente. dos Unidos). En la d., se les conce­ han sido elaborados por el -»dere­
m inución de la d.j. en d ife ren te s den a los representantes del pue­ cho natural y por la ilustración. La
épocas y países, ya quo el concep­ P. BertoÜni, Comportamiento desviado. igualdad de todos ante la ley es
blo los plenos poderes de gobierno
to de d e lito está determ inado por Inadaptación, dolincuencla y criminali­ uno de los principios fundam enta­
dad juvenil, en F. Albcroni, Cuestio­ durante un período le g isla tivo (ge­
diversas definiciones, a veces arbi­ neralm ente cuatro o cinco años les de la d. (no existen p rivile g io s;
nes de sociología (Herder, Barcelona
trarla s. de la conducta desviante. pre scritos por la con stitució n, o, a pesar de esto, actualm ente la d.
1971) 1363-1402; G. Kaiser. Randalie­
Si en un país se prohíbe que las rende Jugend (1959); G. Brückner. Die com o en Gran Bretaña, fijados por continúa siendo com patible con la
personas m enores de 18 años sal­ Jugendkriminalität (’ 1961); T,R. Fyvel. la opinión pública por conveniencia monarquía y con la aristocracia en
gan do casa entre las 1 0 de la no­ Trouhlemakers (Nueva York 1961); R. Jo- o por costum bres), o bien se so­ Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Sue­
che y las 6 de la mañana, entonces ray, Bandenbildung und Bandendelikte, m ete a votación la aprobación de cia, Dinamarca. Noruega).
crecerá enorm em ente la d.j., a pesar en «Psychologische Praxis- 28 (1961); En las sociedades actúalos, con
muchos proyectos de ley, por me­
do quo la conducta de los jóvenes Sil. y Elcanor Gluock. Jugendliche sus poblaciones de m illones de ha­
Rechtsbrccher (1963); P. Heintz y R. dio de un referéndum o pleb iscito
no ha cambiado lo más mínimo. (por ej., en Suiza). En A u stria se bitantes, no es viable una d. ple­
König (dirs.). Soziologie der Jugend­
No se puede de cir con toda cer­ puede forzar una demanda de ple­ biscitaria. La form ación política de
kriminalität (31966); J. Hellmer. Ju­
teza si en las sociedades in du stria­ gendkriminalität In unseror Zeit (1966); b iscito , incluso en contra de la vo­ la voluntad que procede del pueblo
les ha aumentado en cifra s absolu­ Th. Hof mann. Jugend In Gefängnis luntad del parlam ento, reuniendo debe ser filtrad a y com pendiada por
tas la d.j. después de la segunda (1967); D.J. West. The Young Offender un m ínim o de firm as (en 1966 tuvo los -»partidos p o lítico s (que. por
guerra mundial o si únicam ente se (Baltimore 1967); A.V. Clcourel. The So­ é x ito la demanda de ple b iscito para c ita r un ejem plo, no aparecen en
trata de que en el am biente ur­ cial Organization of Juvenile Justlce d e cid ir la neutralización política de ninguna parte de la con stitució n
bano ahora se percibe con más (Londres 1968); M.W. Klein, Juvenile In de los EE. UU., pero, sin embargo,
la radio y tele visió n). En todo caso,
claridad la d.j. y, por tanto, se pue­ Context (Englewood Ciiffs [N.J.J 1967);
es esencial a una d. la transparen­ son considerados como una cosa
S. Schindler, Jugendkriminalität. Struktur
de re g istra r con más exactitud. Pero, cia y la posibilidad de control de evidente) y por las -»asociaciones
und Trend In Österreich, 1946-1965 (Vie-
en general, se da como probable todos los procesos políticos. Pero políticas. Todas las democracias tie ­
na 1968); J. WitzeI, Der Aussenselter
un aumento de la d.j. absoluta, ha­ im Soziellsationsprozess (1S69). esto no quiere d e cir que funda­ nen una clase dirige nte que, por
ciendo fundam entalm ente respon­ m entalm ente todas las discusiones lo general, es poco fluctuante (se
sable de esto a los síntom as de Democracia. La palabra d. procede de las diversas com isiones del par­ trata sólo de un pequeño número
' disolución que se observan en la del griego: gobierno del pueblo (d. lam ento tengan que ser públicas. de personas que ocupa los puestos
-»fam ilia. También se ha exam ina­ en la antigua A tenas). A ctualm ente La d. solam ente puede funcionar rectores en el sistem a p o lítico y
do la relación que hay en tro los es un concepto muy am plio y goza en una cultura y en una sociedad on los m in isterio s), y pertenece a
esquemas do -»conducta desviante de tal p re stigio que incluso unos cuyo e s tilo general de vida, cuyo la mayoría parlam entaria obtenida
que aparecen en el cine, la te le v i­ sistem as de gobierno que repre­ civism o, cuya dispo sició n de com ­ como consecuencia de los resulta­
sión y las lecturas de pasatiempo, sentan todo lo con tra rio de una d. prom iso estén en conform idad con dos de unas elecciones. Por lo
y la d.j., no pudlendo com probarse no quieren renunciar a este térm ino el sistem a po lítico de la d. y que. demás, incluso entre las m icrode-
claram ente una relación causal. Se­ («democracias populares», ta u to lo ­ además, estén acostum brados a res­ m ocraclas. como son los kibhutz
gún las últim as investigaciones ame­ gía absurda). En una auténtica d. la pe tar las reglas de juego. A ctuar en Israel, so han ido form ando on
ricanas (G lueck), entro la edad de -♦ legitim ación para el ejercicio del con lim pieza, saber perder sin al­ el transcurso del tiem po é lite s fun­
6 y 8 años se puede p re de cir ya, poder procede del conjunto de las terarse, d is c u tir con objetividad, cionales. En la práctica, no cabe
gracias a diversos indicadores, si personas con derecho a voto, y ac­ esta r dispuesto a dejarse conven­ im aginar que en la d. de una pobla­
se trata de un fu tu ro dcllncuonte tualm ente se considera necesario ce r por argum entos más sólidos ción do varios m illones todos los
juvenil o no. Y en unas in vestig a­ lim ita r lo m enos posible el derecho que los propios: estos y otros es­ electores tengan igualdad de opor­
ciones realizadas con jóvenes en electoral (en EE. UU. últim am ente quemas culturales propios de la tunidades, incluso para acceder al
la ciudad de Nueva York se ha ni siquiera so necesita probar que form a de vida dom ocrátlca requie­ parlam ento o a un m in isterio . Pero
comprobado que es fa cto r im por­ se conoce el idioma del país; tam- / ren evidentem ente una larga prác­ a d m itir esta im posibilidad práctica
tan tísim o la vigilancia de la madre blén se ha bajado la edad requerida tica. y los hallam os en las d. an­ no dobe hacemos olvidar que en
sobre el niño. Si la madre no sabia para votar, etc.). Es propia de la glosajonas en época relativam ente las dem ocracias se dan realm ente
indicar dónde acostum braba a estar d. la divisió n de los poderes (le ­ temprana. tendencias oligárquicas, quo los
su hijo de 6 ó 7 años, se podía g islativo , ju d icia l y ejecutivo), que Entre los fundam entos historico- partidos opuestos pueden llegar a

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Democracia Derecho, sociología del

entenderse a costa del pueblo ( fi­ estructuración de la edad, las d i­ sia tam bién puedo te n e r su ord e­
nos autores cuenta ta n to el valor
nanciación do los partidos y elusión m ensiones de la fam ilia, la propor­ nam iento ju ríd ico ). Para la s. del
del desarrollo, del progreso econó­
de una reform a electoral en la Re­ ción entre la población rural y u r­ d. tienen mucha im portancia los
m ico, que, ante esto, piensan que
pública federal alemana). bana) y las características más ge­ lím ites y las lagunas on el ám bito
para los países en vías de desarro­
La d., según ha indicado, entre nerales de la sociedad (por ej.. es­ de validez de un derecho; incluso
llo Incluso las dictaduras pueden
otros, J.L. Talmon, paj^tendo do la tructura económica). La sociología actualm ente, raras veces se ex­
quizá dar m ejores resultados que
do ctrina de Rousseau, puedo dege­ debe tener siem pre en cuenta los tiende el derecho de una manera
la d. Sin embargo, hasta ahora no
nerar en una «democracia to ta lita ­ conocim ientos de la d. -»Censo, un iform e a todos los m iem bros do
se ha logrado casi nunca que una
ria y mesiánlca». Ú ltim am ente exis­ una población (por ej., Inm unida­
dictadura, por un proceso de libo- -»Población.
te el peligro de que el concepto des de los m iem bros del parla­
ralización interna, llegue a conver­
de dem ocratización, que no se pue­ tirs e en democracia. Dem oscopia -»O pinión pública, son­ m ento y de los diplom áticos ex­
de deslindar ni p re cisa r claram ente, deos de. tranjero s). El derecho, y sobre todo
com ienco a encubrir la disolución el derecho consuetudinario, va ín­
K. Mannhelm. Freedom. Power ond De-
de la d. en un proceso social inde­ Derecho, sociología del (-»Anomía, tim am ente unido a los diversos
mocratlc Pltinning (Londres 1951); S.M.
term inable, p e lig ro inherente a toda Lipset. Sozlologlo der Demokratle (1962); -»Conducta desviante. -»C ontrol, -» elem entos do la realidad social
dem ocracia. E. Fraenke! y K. Sontheimcr, Zur Theo- (configuraciones sociales, grupos,
Convención, -»C ostum bre. -»Norma.
La d. no puedo garantizar la li­ rle der plurallstlchen Demokratle (1964); -»Sanción. -»U so). En cuanto ciencia asociaciones, in stitu cio nes, relacio­
bertad del individuo y do los d ife ­ R. LÓwonthal, Die Demokratle In Wan­ em pírica (no norm ativa) estudia to ­ nes y procesos sociales). Siem pre
rentes grupos y catogorías dentro del der Gesellschaft (21964); R. Aron, se da una mutua influencia fu n cio ­
dos los fenóm enos y circunstancias
de una población (por ej.f diver­ Démocrotle et totalltarlsme (París 1965); nal entro el sistem a ju ríd ic o (el
W. Besson y G. Jasper. Das Leitbild der que en la mayoría de las socieda­
sas religiones, grupos p ro fe sio ­ des de cie rta m agnitud le facilitan grado de seguridad ju ríd ica ) y lós
nales, m inorías) más que bajo la modernen Demokrotle (1965); C.J. Frie- o tro s procesos cultu rales: el cre ­
drich, Demokratle ais Herrschalts- und al hombre la posibilidad de prever
form a de una d. plura lista, co n sti­ el com portam iento de los otros, In­ cim ie n to económ ico y las innova­
Lobonslorm (: 196G); M. Hüttlch, Dcmo-
tucional y parlam entarla. Esta d. krotio ais Hcrrschaftsordnur.g (1967); dependientem ente del poder real ciones en los diversos sectores
se ve amenazada por los partidos K, Kluxon (dlr.) Porlamentorismus (1967); de los demás (y de las actitudes presuponen un ordenam iento ju rí­
y sistem as a u to rita rio s y to ta lita ­ G. Leibhoiz, Strukturprobleme der mo- personales que éstos adopten fre n ­ dico digno de confianza o im par­
rios (m onopolio del poder de un dernen Demokrotle (1967). cial. La fa lta de este ordenam iento
te a él). No solam ente el derecho
pa rtido único, a menudo bajo la d i­ po sitivo , fijado y dado por el Esta­ en algunos países en vías de -»
rección do un cau dillo carism àtico). Demografía. A . G uillard, 1855, es do po lítico, sino tam bién el dere­ desarrollo es considerada como la
La d. presupone liberta d do prensa el creador de este térm in o. La d. cho vivo (Eugen Ehrllch) y las nor­ causa principal de la le n titu d en
y una auténtica form ación de la estudia y describe las poblaciones mas de convivencia son objeto de la evolución económica.
-»opinión pública. Rospecto a al­ y las relaciones existe ntes entre investigación de la s. del d., sobre La s. del d. no puede de cir qué
gunas dem ocracias se duda mucho los d is tin to s aspectos de la e stru c­ todo cuando se encuentran sobre­ es lo que debe ser, qué es lo que
precisam ente do la autenticidad do tura de la población. Como ciencia puestas diversas tradiciones ju rí­ debe continuar punible e impune,
su opinión pública. La d. presupone de la población, la d. es considera­ dicas (el d. europeo y el d. tribal pero puede aconsejar al legislador
el -»consenso de aquellos valores da y cultivada por algunos como del lugar en los países en vías de acerca de la po sib ilidad social de
que son com unes o tole rab les para una p a rte especial de la sociología, desarrollo de A sia y Á frica ). Casi im poner una ley. sobre el carácter
todos. Los con flictos solam ente so pero tam bién puedo ser cultivada todos los ordenam ientos ju ríd ico s p rá ctico de las leyes y sobre sus
pueden reso lve r por unas vías que fuera de la sociología, com o ciencia p o sitivo s están unidos estrecha­ costos sociales de tip o secundarlo
dejen intacto el sistem a dol Estado independiente. El dem ógrafo exa­ m ente a unos mecanismos do re ­ (p. ej., puede predecir un fracaso
de derecho ^prefijado por la co n sti­ mina con m étodos ostadísticos los gulación inform ales y monos explí­ to ta l com o el que supuso la prohi­
tución. bición de las bebidas alcohólicas
m ovim ientos do la población, las c ito s (uso, m oral, costum bre, con­
A raíz de la segunda guorra mun­ migraciones in te rio re s, las inm igra­ cepciones religiosas, tabúes). Se en los EE. UU. después de 1920).
d ia l había grandes esperanzas, que ciones, la distrib u ció n de edades do habla de ordenam iento ju ríd ico , en La s. del d. surgió hacia finales
resultaron exageradas, de podor una población, sus tendencias al contraposición a otros sistem as y del siglo pasado. Sus pioneros fu e ­
e xp ortar la dem ocracia a los paí­ crecim ien to , los índices de na ta li­ elem entos de l con tro l social, cuan­ ron en tre o tro s : Eugen Ehrlich. Max
ses en vias de -»desarrollo. Muchos dad y de m ortalidad. La d. Intenta do se ha conseguido un grado con­ W eber, Émlle Durkhelm. Roscoe
de estos países tien on o bien una explicar tam bién las relaciones en­ siderable de instltu cio naliza ción y Pound (S ociolo gical ¡urisprudenco),
-»dictadura o bien un sistom a de tre los diversos aspectos de la es­ hay una ju s tic ia quo tie n e el mo­ N. T im asheff, P.A. Sorokin, Georges
gobiorno muy inestable. Para algu­ tru c tu ra de la población (por oj., la nopolio de su vigilancia (una Igle­ G urvitch,

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204
Derecho, sociología del Desarrollo, países en vías de

A. Palazzo, Sociología dol derecho, on dlóndolo. En la era del -» p o s itiv is ­ Desarrollo, países en vias de. El
V. Paroto, Traite de sociologlo genérale,
F. Alberonl. Cuestiones de sociología mo se creía que .todo lo que está concepto do p. en vías de d., de
vol. II (1919); G. Elsermann, Vlllredo
(Herder. Barcelona 1971} 319-347Í El
en vigencia, todo lo que ol Estado Pardos System der allgemelnen Sozlo- ayuda a los p. en vias de d. (lio-
mundo del derecho (Herder. Barcelo­
puede mandar, puede sor en d e fin i­ logio (1962). moda en un p rin cip io Polnt Four
na 1962): E. Ehrllch, Grundlcgung einor
Sozlologie des fícchts (1913, reimpre­ tiva derecho. A raíz de la prim era Program ) so rem onta al programa
Desarraigo. Este térm in o, que con­
sión 1967): J. Stone, Provlnce ond guerra m undial, y después de la de ayuda a las reglones subdesa-
tiene en sí una imagen tomada del
Functlon of Low (Cambridge [Mass.] segunda con más ím petus aún, rrolladas, concebido por el p re si­
1950); G. Gurvitch, Gtundzüge der So- mundo de los plantas, significa la
surgió un m ovim iento de oposición dente Truman y anunciado por éste
ziologie des Rechts (1960); E. Fechner, supuesta separación repontlna de
en contra del p o sitivism o ju ríd ico , en el «punto número cuatro» de su
fíechtsphilosophle (31962); T. Guiger. los individuos, de grupos enteros
m ovim iento que nuevam ente se mensaje ol congreso de los EE. UU.
Vorstudíen zu elner Soziologic des o corporaciones profesionales de
orienta hacia el d.n. el 20 de enero de 1949: «En cuarto
fíochts (1965): E.E. Hlrsch, Das Recht aquel suelo patrio social en el que
lm Sozlalen Ordmmgsgefüge (1966): J. lugar, tenem os que lanzarnos a la
se los supone p rim itiva m e n te a rra i­
Stone. Lew and the social Sciences in J. Mossner, Sociología moderna y de­ realización de un nuevo y atrevido
recho natural eclesiástico (Herder. Bar­ gados. Esta separación es muy d i­
tho Second Hall Century (Mlnneapolls programa que aproveche los bene­
colona 1964); E. Fcchnor, Rcchtsphiloso- fíc il de probar y solam ente se da
1966): E. Hlrsch y M. Rehblnder (dlrs.). ficio s de nuestras conquistas cionti-
phle (J1963); F. Klübor, Naturrecht ais en muy raras ocasiones. Con el d.
Studlen und Materiallen zur fíechtsso- ficas y de nuestro avance industrial
zlologlo (1967); W. Richtor, Zur Sozlolo- Ordnungsnorm der Gesellschaft (1966); se han intentado explicar muchas
J. Leclercq. Derechos y deberos del en favor de la explotación y des­
glschen Struktur der deutschen Rlch- cosas, desde la -»anomía del habi­
hombre (Herder. Barcelona 1965); F. arro llo de las regiones subdesarro-
terschalt (1968): J. Leclercq. El derecho tante de la gran ciudad hasta la c ri­
B&cklo y otros autores. El derecho na­ liadas. Más de la m itad de la po­
y la sociedad (Herder. Barcolona 1965). m inalidad. pasando por la fa lta de
tural («Controversia* 8: Hcrdor, Barce­ blación del mundo está viviendo en
lona 1971). orientación y por la d ificu lta d de
unas condiciones rayanas en la m i­
Derocho natural (-»C ontrato social. adaptación que tiene el inm igrante.
seria. Su alim entación es 'in s u fi­
Sociología dol ->derecho) El d.n. En algunos regiones, sobre todo
Derivación. Pareto llama d. a aque­ ciente. y es víctim a de las epide­
es un derocho que. en contraposi­ africanas, donde las personas que
llas explicaciones, argum entos y mias. Su vida inte le ctu al es im per­
ció n al derecho po sitivo , al derecho buscan trabajo em igran de la zona
teorías lógicas o pseudológicas con fecta y se encuentra estancada. Su
croado por los hombres e h is tó ri­ donde vive la asociación trib a l, se
las que los hom bres ju stifican ac­ pobreza es un inconveniente y una
cam ente m utable, procede do la habla de detribalizatíon (de un des­
ciones que. según él, son acciones amenaza para las regiones más
naturaleza general del hombre y arraigo, por tanto, de la trib u ). Di­
no lógicas, en contraposición a las ricas. Por prim era vez en la his­
responde a la m ism a. La idea de versos estudios sociológicos sobre
lógicas. Quien con sus palabras in­ toria . posee la humanidad los co ­
- d.n. se encuentra ya en la p rim i­ la gran ciudad y otras investiga­
tente inducir a o tro s a la acción, nocim ientos y los medios para po­
tiva filo sofía griega y adquiere des­ ciones etnológicas han dem ostrado
tien e que servirso la mayoría de der paliar los sufrim iento s de estos
pués su perfección en la Stoa. Así, que, por regla general, hay menos
las veces de la d., pues solam onte hombres.» Con estas palabras, el
Posidonio (135-51) habla de un d.n. desarraigo o de triba liza tíon de lo
con su ayuda alcanzará la esfera presidente Truman. en contra del
que es ol c rite rio para juzgar to ­ que se había supuesto hasta ahora.
sentim ental y. con ella, la esfora aviso de sus consejeros, sem bró on
das las consideraciones p o líticas y La solidaridad de los -»grupos p ri­
m otriz del hombre. Las de riva cio­ ol mundo una esperanza que desde
sociales. En A gustín y Tomás de m arios os grande, traspasando in­
nes representan la necesidad que entonces ha superado casi todo
Aquino la ley cósm ica de la natu­ cluso grandes distancias geográfi­
do la lógica tiene ol hombre para escepticism o. Los políticos de los
raleza se conviorte en plan divino, cas. En parte al menos, d. es un
poder apoyar con ella unas formas p. en vías de d. lo com prendieron
y el d.n., según éstos, es evidente concopto pre cip itado que ostá de
de conducta no lógicas, por ej., re­ inm ediatam ente. Charles M allk, por
no sólo para los cristia no s sino moda y que dosde el punto do vista
ligiosas. políticas, etc. -»Residuos. ej.. presidente do la Com isión de
para todos lo s hombres, gracias a cu ltu ra l es pesim ista. Por regla ge­
Pareto disting ue cuatro clasos p rin ­ los derechos del hombre, de la ONU,
neral. el hombre realm ente desarrai­
su naturaleza humana. En los s i­ cipólos de derivaciones, pero deja y delegado del Líbano, d ijo ante el
glos XVI y XVII, el d.n. desempeña gado no os tanto la víctim a de un
sin resolver el problem a de su o ri­ com ité po lítico de la asamblea ge­
un papel im portante on las teorías proceso sociológico necesario cuan­
gen. neral de las Naciones Unidas el día
del contrato del Estado y del con tra­ to el resultado de su propia de ci­
En la psicología moderna, d e ri­ 11 de diciem b re de 1950: «Según
sió n de quem ar los puentes que le
to social. Durante el siglo XIX. el vación puede sig nifica r lo m ism o mi manera de entender, la am plitud
unon al medio am biente social de
d.n. fue perdiendo cada vez más In­ que -»racionalización, es de cir, una actual del programa Point-Four tiene
su propio pasado.
fluencia en la filo sofía del derecho; ju stifica ció n u lte rio r, en la mayoría que ser m ultiplicad a p o r cien, si
solamente la filo sofía católica, tanto de los casos dudosa, do acciones quiere llega r a c u b rir solam ente las
R.F. Behrcndt. Zwischen Anorcfile und
moral com o ju ríd ica , siguió defen- generalm ente discutib les. neucn Ordnungen (1967). necesidades que más claman al ele-

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Desarrollo, países en vías de Desarrollo, países en vias de

lo en el m om ento presente. ¿Ouó para el desarrollo de éste. Un sis­ respuesta satisfa cto ria. La rapidez gatoria nuevas vacunas preventivas.
son al fin y al cabo cinco m il m illo ­ tema de im puestos más elevados con que toda nación, apenas cons­ Además, el grado do -»su pe rstición
nes de dólaros destinados a re sta ­ para los «ricos» no es suficiente titu id a , adquiere un puesto — y de corriente , que se puede observar
blecer ol e q u ilib rio de la ju s tic ia a para su m in istra r los medios nece- igual categoría que el de los de­ incluso on las naciones más m oder­
los ojos de los desheredados de sariosy'Á de m ás. en la m ayoría de más p a íse s— en la asamblea de nos. es una prueba de lo despacio
este mundo?» los p. en vías de d. el sistem a de las Naciones Unidas ha despertado que se olvidan y so elim inan de
El concepto de un mundo homo­ recaudación de im puestos es poco la idea de que tod os estos pueblos una cu ltu ra , in cluso bajo las condi­
géneo de los p. en vías do d., m un­ eficaz, y hay personas libres de son sincrónicos. La enorm e fa c ili­ ciones más favorables y en una
do que im pone unas obligaciones gravación fiscal que en un pais in­ dad con que se puedo llega r a las sociedad saturada de racionalidad y
históricas, d io origen a lo largo de du strial de occidente tendrían que regiones más apartadas do la tie ­ ciencia, los elem entos irracionales
la década del 50 a la ideologización entregar al Estado gran parte de rra, ha con tribu ido tam bién a esta y porjudiclalos al dosarrollo. Con
de la ayuda a los p. en vías de d., sus rentas.yCon el tiem po es mu­ ¡dea. Por esta razón, no se da la tanta m ayor le n titu d se realizan, por
sin ten or en cuenta que estos paí­ cho lo quo hay que co rre g ir en este debida im portancia a la le n titu d con tanto, estos procesos de readapta­
ses y regiones son extrem adam ente aspecto. Pero un sistem a de im po­ que se produce el ->cam blo social. ción en la mayoría de los p. en
dife re n te s en tre s í y que no todos sición directo y eficaz presupone Es muy poco probable que los os- vías de d.
pueden sogulr el m ism o desarrollo. una moral fiscal, una adm inistración quemas sociales y cu ltu ra le s de El sistom a económ ico y social de
La mayoría de los p. on vías de d. moderna, un sentido de ciudadanía, conducta que dan la pauta, por ej., un país indu strial m oderno puede
son países tropicales o casi tro p i­ etcétera, propiedades suelen fa lta r al 95 % de la población rural del re s is tir tranquilam ente que. por oj.,
cales, De los 3300 m illones de ha­ « n muchos p. en vías de d. No te ­ país X de A sia o de A frica, puedan un 15 % de la población esté guia­
bitantes que tiene ia tie rra , un 70 nem os los conocim ientos su ficie n ­ com pararse dontro de veinte, tre in ta da en un 25 % de sus ocupaciones
por ciento viven en los p. en vías tes sobre la conducta económ ica y o cuarenta años con las con dicio­ diarias por ideas irracionales, má­
de d., poro este 70 % . según se social do los hombres en los d ife ­ nes de vida que tiene toda la po­ gicas y supersticiosas. El hecho de
dice, dispone solam ente del 1 0 % rentes p. en vías de d., para poder blación en los países industriales que uno com pre o venda las accio­
do la producción mundial. El sub- indicar cuál es la estructura social del norte. La ilusión de que se nes guiándose por la astrología, el
desarrollo os a veces consecuencia más apropiada para el desarrollo puede llegar por la fuerza a un quo rara vez nos encontrem os con
de determ inadas «estructuras», que económ ico de un país concreto. Ja­ sincronism o de todos los pueblos, el piso núm ero 13 en los rascacie­
no son en prim era línea rnacro- pón, a pesar de ser una sociedad aproxim adam ente hacia el año 2000 . los de los EE. UU., no tie n e ningu­
estructuras, sin o m icro estructura s: todavía muy jerárquica y «desnivela­ da por supuesto un cambio funda­ na im portancia. Pero que un 5 %
desde la típica estructura de la per­ da» (no dem ocratizada), ha logrado mental y constante en la rapidez de los habitantes de los p. en vías
sonalidad y de la m otivación pa­ con vertirse en una nación Indus­ absoluta con que se está produ­ de d. so guíe en un 75 % de sus
sando por las estructuras fam iliaros, tria l. ciendo dosde hace unos años la ocupaciones diarias por la raciona­
hasta el clim a social. A esto hay Si se escogen ciertas regiones transform ación cultu ral, cosa quo lidad de los países occidentales, no
quo añadir la frecue nto amenaza de porque se piensa que la ayuda eco­ no es verdad. Al fin y al cabo hay os suficiente. El problem a funda­
revolución. Este clim a de insegu­ nómica tiene m ejores perspectivas países como Alem ania. Suiza, Esta­ m ental es el sig uie nte: ¿Qué pro­
ridad jurídica con tribu ye a que sea en estas reglones que en otras, en­ dos Unidos de A m érica o Inglato- babilidades hay de que este 5 %
poco el capital quo so queda en el tonces uno se encuentra ante el rra. cuyos habitantes en un por­ de personas suficientem ente libres
país y poco el capital que viene de problema insoluble: ¿Qué pueblo centaje elevado tienen todavía hoy de superstición, que existe en un
fuera. Dada esta huida m asiva do tien e más derecho social a que so una fe absoluta en unos rem edios p. en vias do d.. ascienda a un 30
capitales, es muy escaso el capital le preste una ayuda para su des­ que. según se sabe hace ya más o 60 % do la población en menos
de que disponen muchos de estos arrollo, el pueblo que de esta fo r­ de un siglo, no tienen ninguna base tiem po de lo que sería necesario
países para',el se cto r agrario o in­ ma puede alcanzar una economía científica. A pesar de que en A le ­ para hacer descender en una na­
du strial. A nte el m iedo do la infla­ establo e Independiente, o el quo mania e xiste desde hace ya casi ción moderna el porcentaje de los
ción. cualquier suma de dine ro quo con estos m ism os medios apenas un siglo la obligación de vacunarse sup ersticiosos de 15 % a 1 % o a
se tiene y no se necoslta inm edia­ puedo cu b rir las necesidades más contra la viru e la , solam ente hay. cero? SI se aduce que algunas ca­
tam ente. se transfie ro a los EE. UU., urgentes e im pedir que mueran de como máximo, un 80 % do perso­ racterísticas de las culturas no oc­
a Canadá o Europa occidental. Cuan­ hambre unos m illones de personas, nas que estén vacunadas. Y desde cidentales son un im pedim ento para
to más se g rita por una «revolu­ sin dar un paso en busca do unas que on 1874 se dio la ley de vacu­ la producción y para la evolución,
ción», tanto m enores son las pro­ soluciones duraderas? Esta pregun­ nación contra la viruela, no ha ha­ tam bién se pueden presentar en
babilidades de que el cap ital aho­ ta se planteó en 1953. y hasta aho­ bido ningún o tro le gislad or que se contra casos de irracionalidad g ro ­
rrado se quede en el país y sirva ra no se ha podido dar aún una atreviera a p re scrib ir de form a ob li­ tesca en naciones económicamente

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Desarrollo, países en vias de Dictadura

m uy desarrolladas. Pero esto no rem olque del desarrollo, la evolu­ zación. D. es un proceso de des­ que en EE. UU. sea consecuencia
tien e ninguna im portancia para nues­ ción y el progreso de otros. La ma­ m oronam iento, pero tam bién un es­ directa de una d. de la sociedad
tro caso. Tampoco tiene ninguna yor parte de las observaciones del tado de disolución ya consumada: americana. La d. de un grupo pue­
im portancia el hecho de que en d.c. se refieren al desequilibrio en­ en psicopatologia el térm in o se usa de ser consecuencia de su carencia
caso de una enferm edad sean mu­ tre la evolución y las posibilidades para designar las form as de derrum ­ de objetivos, pero no se puede
chas las personas que acuden al técnicas, por una parte, y las fo r­ bam iento de la personalidad. En la equiparar una cosa con otra. Un
curandero, puos la mayoría de estas mas de conducta humana, que no sociología fa m ilia r se ha confundi­ grupo puede ten er unas m etas muy
personas actuarán con una finalidad responden a estas po sibilidades y do muchas voces d. con desorga­ claras y aspirar a ellas y. sin em ­
racional en sus acciones económ i­ a este desarrollo, por otra. Exis­ nización. R. Kónig pre fiero indicar bargo, por diversas razones, direc­
cas y com erciales. te un d.c., por ej., cuando el le g is­ con d. solam ente el cam bio de ro­ ción incom petente, pro life ra ció n de
La racionalidad, aunque sea ya lador de un país, cuyos habitantes tación de la fam ilia fre n te a la so­ d iq u e s, etc., encontrarse ya en es­
una realidad y haya sido ya prac­ en su mayoría conducen autom óvil, ciedad, es decir, el hecho de que tado de d. Es im portante tener una
ticada en las acciones humanas, no so decide a p ro h ib ir totalm e nte el sistem a social de la fam ilia nu­ idea clara de la dife ren cia entre d.
por regla general no se extiendo el alcohol cuando se conduce. A l­ cle ar relaja su vinculación con el y -»desintegración. A ntes, sobre
por si misma constantem ente a gunos califican también de d.c. al sistem a social «sociedad», redu­ todo en la sociología fa m ilia r, se
nuevos sectores. Éste es uno de hecho do que la -»guerra sea con­ ciendo así el grado de integración daba a estos dos conceptos un
los m otivos de la le ntitud con quo siderada todavía com o m edio legí­ social. Por consiguiente, debe in­ sentido sinónim o. A ctualm ente, d.
se produce un cam bio general en tim o en una época en que, en vista dicarse siem pre con toda precisión significa un em peoram iento de la
ol campo social y de la cultura. de las armas atóm icas, no debería si por d. se entienden los cambios situación dentro del grupo co rre s­
e x is tir. Thurnwald y M ühlm ann han en el grado do integración dentro pondiente, y desintegración, un en­
hecho evolucionar el concepto de sobre todo del sistem a examinado, fria m ie n to de las relaciones m utuas
G. de Rita, Lo sociología del desarro­
llo, en F. Alberonl, Cuestiones de so­ d.c.: cada época cu ltu ra l presonta o entre éste y su m edio am biente. ontre el grupo y el am biente social
ciología (Herdor, Barcelona 197!) 1033- al m ism o tiem po c rito rlo s que ha­ y, sobre todo, de las relaciones del
1061; P.T. Bauor, Economic Analysis and bían tenido ya valor en diversas épo­ Desorganización (-»D esintegración). grupo frente a o tro s grupos y frente
Policy in Underdeveloped Countrles cas. Ejemplos de d.c. nos los ofrece Es éste un concepto muy discutido a la sociedad.
(Londres 1957); P.T. Bauer y B.S. Ya- la sociología del derecho. (de la «patología social», social pa-
mey, Tlw Economics of Under-Develo- thology), que a veces es sinónim o D eterm inisnio social -»C onciencia
ped Countrles (Londres 1957); A. Hu- de -»anomía. La d. significa un pro­ falsa, Sociología del -»conocim iento.
nold, Entwicklungsländer. Wahn und W.F. Ogburn. Social Chango (1922); W.
E. Mühlmann. en «Homo» 8 (1966): ceso, y a veces tam bién un supues­
Wirklichkeit (1961); A. Antweiler. Ent­
wicklungshilfe (1962); K. Hesse. Entwi­ R. Kónig. Sozlologlsche Orienticrungon to estado final de disolución, que Diada. Una d. es un grupo com­
cklungsländer und Entwicklungshilfen (1965). afecta a una form a social. No se puesto de dos unidades o personas.
an dar Wende des Kolonlolzeltoltcrs puedo hablar de d. si antes no ha -»M étodos de sim ulación, -»Socio-
(1962); R.F. Behrendt, Soziale Strategie Desintegración. Esta palabra lleva e xistid o una situación suficien te­ grama.
für Entwicklungsländer 11965); H. Bes- consigo generalm ente una connota­ m ente organizada. Un grupo, una co­
ters y E.E. Boescli (dlrs.j. Entwicklungs­ ción valorativa de signo negativo. lectividad que no consiguen pasar Dictadura. Este nom bre se deriva
politik (1966); K.H. Pfeffer. Welt Im Se habla de d. cuando un grupo o de una organización rudim entaria, del cargo que desempeñaba el d ic­
Umbruch (1966); H.-J. Winkler, Entwic­
un sistem a social se halla en pro­ pueden dejar de e x is tir sin pasar tador en la antigua Roma durante
klungshilfe Geschenk, Geschäft oder
Politik? (1966); G. Elsermann (dir.), So­ ceso de disolución, quizá de de­ por una d. Es muy discu tib le la apli­ una época de crisis. Este cargo
ziologie der Entwicklungsländer (1968); rrum bam iento; os decir, cuando cación que tien e este concepto, otorgaba unos poderes ilim itados,
L.J. Lobrot. Dinámica concreta del dos- aquellas relaciones, normas y es­ sobre todo en la lite ratura anglosa­ pero no podía durar más do seis
arrollo (Herdor, Barcolona *1969); H. quemas sociales de conducta en jona, pues se quiere em plearlo para meses. Por tanto, la d. fue prim era­
Schocck, Entwiclungshilfe. Politische Hu­ los quo so apoyaba la integración designar los fenóm enos de con­ m ente una form a de autoridad le ­
manität (Munich 1972); P.T. Bauer, Dls- están en regresión. La d. propia­ ducta desviante, crim inalidad, pro­ gítim a. A ctualm ente, d. significa un
sent on Development (Londres 1971). m ente dicha se da pocas veces en blema social, patología social, etc. gobierno absoluto que no está lim i­
la realidad social, y os d ifíc il com ­ No podemos hablar de d.. aunque tado a un espacio de tiem po y es
Desfase cultu ral. Dentro del marco probar cuándo se produce, ya que en una sociedad de cie rta magnitud ejercido casi siem pre por una ú n i­
del fenóm eno general del -»cam bio no existen c rite rio s unlvorsales para encontrem os algunas personas o ca persona (-»carism a) — raras ve­
social. W.F. Ógburn (1922) llama de term in ar el estado óptim o de -» grupos que quieren seguir viviendo ces por un pequeño grupo (junta,
d.c. al hecho de quo algunos ele­ integración que puedan se rvir de al margen de la ley. El llam ado c ri­ dictadura m ilita r) — no contando en
m entos de una -»cultura vayan a punto de referencia. -»Dosorgani- men organizado no se puede decir el e je rcicio de este poder, ni tam ­

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Dictadura Dinero

poco respecto a los m edios em­ D iferenciación social. Es el proce­ y de organización). La escuela de unidades transp ortab le s do más o
pleados, con unos principios cons­ so (o el resultado) de clasificación d. de la etnología cree que la mayo­ menos consistencia, bien en su es­
titu cio n a le s, ni con una legitim idad o especialización de unas unidades ría de los elem entos culturales no tado natural o transform ados por la
sancionada dem ocráticam ente. Karl que prim eram ente se encontraban tienen más que un origen, y piensa artesanía (conchas, dientes de ani­
M arx consideraba la d. del pro le ta­ juntas o poco separadas. En este que es poco probable que se dieran males, piedras, objetos de uso, nue­
riado como estadio previo y nece­ proceso aparecen generalm ente con varias invenciones y orígenes inde­ ces, etc.), y sirve tanto para fines
sario para llegar a la sociedad del más claridad y se hacen más pal­ pendientes entre sí. En el ám bito sacrales (ofrendas) como tam bién
com unism o puro y d e fin itivo en la pables las diferencias entre esas de las sociedades industriales mo­ para fines sociales (para el adorno,
que no existia el Estado ni la coac­ unidades y, en parte, constituyen dernas, el proceso social de la d i­ para la ostentación, para fanfarro­
ción. En realidad, todos los Estados los m otivos para la diferenciación. fusión desempeña papel im portante. near). El d. se em pleó com o m edi­
com unistas que hay en la actu ali­ La d.s. afecta generalm ente a unos Este proceso puede re fe rirse a las da de valor para num erosos proce­
dad han surgido de una lucha por grupos, profesiones, sistem as so­ ideas, a la moda, a las innovaciones sos, mucho antes de que existiera
el poder en la que el proletariado ciales, cuya igualdad inicial (por ej. técnicas, a los productos industria­ un ordenam iento ju ríd ico que lo pro­
propiam ente dicho no ha podido de­ -»cu ltura común) no puede im pe­ les. etc. En el lugar de los diversos tegiera y que se adaptara a él.
cid ir nada. Un problema fundam en­ d ir la existencia de diferencias portadores que difundían un ele­ Según han indicado G. Simrnel,
tal respecto a la continuación de la cuando se desempeñan funciones m ento cultu ral — estos sujetos tu ­ y últim am ente G. Schm ólders, en
d. es la sucesión en la cum bre del d ife ren te s. M uchas veces d.s. sig­ vieron antes mucha im p o rta n cia — , el dinero se reflejan la m ayor par­
mando. nifica lo m ism o que especializa­ aparecen hoy generalm ente medios te de las relaciones sociales, y los
La Im paciencia fre n te a la le n ­ ción. La divisió n del - » trabajo es que hacen de interm ediarios, por hom bres de todas las culturas re­
titu d con que se desarrollan los pro­ un proceso básico para la d.s. Si­ ej., la te le visió n . Las cosas, los ins­ conocen la funcionalidad y la nece­
cesos le g isla tivo s regulados demo­ guiendo a C.C. North (1926) po- trum en tos, los adornos, etc., todo sidad absoluta del d., pero al m is­
cráticam ente y la pre dilección por demos d is tin g u ir cuatro tipo s p rin ­ esto se difunde, por regla general, mo tiem po, quizá precisam ente por
una planificación centralizada del cipales de d.s.: de profesiones, de m ejor y con más rapidez que los esto (y porque el d. hace que en el
desarrollo han llevado a algunos rangos, do cultura y de intereses. contenidos inm ateriales de la c u ltu ­ mercado todas las personas sean
autores — autores que, por otra Las diferencias de sexo, edad (es­ ra, com o ideas, concepciones re li­ anónimas, porque no tiene un status
parte, están viviendo en dem ocra­ tructura de -»edades) y raza son giosas o in stitu cio nes sociales. concreto, porque trata lo m ism o al
cias lib r e s — a la idea de que el factores biológicos que actúan aristó crata que al agricultor, si am­
camino m ejor y más rápido de los como causas de la d.s. n. Kónig E.M. Rogers, DUfusion oi Innovotion bos tien en la misma cantidad), en
países en vías de desarrollo, en distingue en la sociedad actual de (Nueva York 1962). todas partes le profesan una ene­
una fase determ inada de su -»cam­ los países industriales una d ife re n ­ mistad pública o latente, lo docla-
bio social, para avanzar económica ciación m icrosocial (por ej. según D inero. El d., con bastante inde­ ran sinónim os de corruptibilidad,
y socialm ente, es la dictadura. las -»profesionos) y una dife ren cia­ pendencia de la form a concrota y de traid or quo se deja com prar (los
A posar de que las Naciones Uni­ ción m acrosocial (por ej. según los m aterial que presenta externam en­ denarios de Judas).
das fueron fundadas después de la -»e stra tos sociales). Las -»subcul- te (que abarca desde el oro hasta La conducta económica y social
segunda guerra mundial con el fin turas tam bién pueden ser consi­ el d. en papel y el d. en cuentas de los diversos sujetos de la eco­
de evitar las agresiones bélicas, y deradas como un resultado de la co rrie n te s) sirvo como m edio de nomía (individuos, fam ilias), de los
a pesar de que en una dictadura es d.s. atesoram iento del valor (al princip io consum idores, está determinada
donde más fácilm ente pueden sur­ ya aparece com o dinero-tesoro), es m uchas veces, según han demos­
g ir estas agresiones, sin embargo el tiem p o de trabajo «transcurrido», trado las investigaciones de Schmól-
G. Simrnel, Über soziale Dilferenzle-
la existencia do una d. no es actual­ riwg (1890); C.C. North, Social Dille- hace posible la realización dol prin­ der, por posturas irracionales frente
m ente una razón que im pida el in­ rontiation (Chapel Hill 1926); L.v. Wle- cipio de la -»reciprocidad, funda­ al dinero y fre n te a la moneda del
greso de un país en la ONU. se, System dar Allgemelnen Soziologle m ental en sociología, y fa c ilita su país, debido, entre otras cosas, a
(’ 1955); J. Wossnor, Mensch und Gesell- expectativa. M ucho antes de que el razones específicas de clase. La
B. Constant, De l'esprlt de conquóte et schoft (1963). d. se co n virtie ra en el medio p re ­ m ayor parte de los habitantes de
de l ’usurpation (1813); Cari Schmltt. Die las democracias actuales, después
fe rid o o en el único m edio para
Dlktatur (51928); Z. Barbu, Democrscy
and Dictatorship (Londres 1956); H. D ifusión. Según E.B. Tylor. 1871, la tra n s fe rir el valor en una economía incluso de la experiencia de varias
Buchhelm, Totalitáro Horrschaft (1962); d. es un proceso de capital Im por­ de intercam bio en cuanto denom i­ Inflaciones, tienen más confianza
M. Duverger, Über dio Diktatur (1961): tancia en orden a la extensión de nador com ún y va lo r de referencia en su moneda y en su d., de la que
H. Berve, The Tyrannls bel den Grle­ las -»innovaciones de cualquier t i­ de todos los procesos de un -»m er­ racionalm ente tendrían si pudieran
chen, 2 vols. (1967). po (idlom áticas, técnicas, religiosas cado, aparece el d. en m u ltitu d de com prender en todas sus conse-

219 220 221 222


Dinero Divorcio

cuenclas la política de sus repre­ necen al grupo del que procede la


el princip io oblig atorio do la igual­ Disfunción. -»Estructural - funcional,
sentantes en ol parlamento. mayoría de los que tienen puestos
dad. El diagnóstico de una d. es. en teoría.
En una economía nacional y mun­ de mando. -»Elite, -»Establishm ent,
la sociología actual, casi siem pre
dial actúa como d. no sólo la mo­ Estructura del -»poder, -»M ovilidad.
un ju ic io de -»valor que desaprueba D istancia social. En contraposición
neda co rriente (monedas y billetes La ideología y el e stilo de vida de
una form a de obrar, una praxis, a una d. local y tem poral, la d.s.
de banco), sino tam bién el sistem a una c.d. puedo provocar la im ita ­
una in stitu ció n , etc., por no estar refiere al hecho de que en todas
de haberes mutuos (adeudos y abo­ ción (consumo ostentoso) o incluso
de acuerdo, o lo suficientem ente de las sociedades diferenciadas los
nos) de los individuos, de las em­ un sentido de «subordinación». La
acuerdo con el ideal y el precepto m iem bros de unos grupos, e stra ­
presas y de los establecim ientos sociología americana de la moda
m oral de la -»igualdad. En esto tos, m inorías, etc., por regla gene­
públicos en los Institutos de crédi­ habla de los taste-setters, los que
sentido, la d. va unida al problema ral, conservan fre n te a los m iem ­
to privados y oficiales (bancos, ca­ marcan la pauta en el gusto y en
p o litico social de las -»m inorías. En bros de otros grupos distancia en
jas de ahorro), haberes que están la moda. De esta form a, una c.d..
la d. se ve una consecuencia de los la conducta social de contacto (E.S. ^
fluctuando constantem ente: dinero por ej., la nobleza europea antes
-»p reju icios y del -»etnocentrism o. Bogardus). A veces, esto se a trib u ­
en cuentas, dinero bancario. La con­ de la revolución francesa, puede te ­
Con frecuencia, la d. es una form a ye tam bién a -»prejuicios. Realmen­
fianza en el dinero, en determ inadas ner la fuerza de un m odelo con
irracional de obrar (opuesta al pro­ te se pueden dar tales prejuicios,
monedas, que es una condición pre­ respecto a la form a de vida do to ­
pio interés, definido económ icam en­ pero incluso los m iem bros do d i­
via para las com plejas transaccio­ das las demás clases in fe rio re s. Al
te, del que e je rcita la d .): por ej., versos grupos de igual categoría
nes económ icas realizadas a larga desaparecer la nobleza, este papel
so rechaza al so licita n te m e jo r cua­ pueden, condicionados por las nor­
distancia y a largo plazo, e xistió ya lo dosompeña en Europa la clase
lificado en favor de un te rce ro me­ mas de su cultu ra común, poner in­
antes de que el Estado, de una ma­ académica del siglo XIX, y ú ltim a ­
nos cualificado, solam ente porque te ré s en guardar una d.s. Pero con
nera ju ríd ica o con stitucio na l, se m ente (en EE. UU. ya hace mucho
ol p rim e ro pertenece a la «falsa» frecuencia el m antenim iento de la
hiciera cargo plenamento de la ha­ tiem po) es el em presario el que
categoría de población. Las Inve sti­ d.s. va unido, en una sociedad, a
cienda. Actualm ente, el Estado po­ sustitu ye en esta función al aca­
gaciones sobre la d. que se han he­ problem as de -»m inorías: el grupo
see en todas partes un m onopolio dém ico. El concepto de c.d. está
cho hasta ahora se extienden, so­ que se siente discrim inado, se con­
m onetario y proclama, confirm a y unido a la problem ática del concepto
bre todo, a los m iem bros de una sidera excluido. En las sociedades
protege ol d. (la falsificación de la de clase y de estrato social, y res­
religión (por ej., discrim in ació n de actuales, sobre todo en las naciones
moneda es un d e lito grave). pecto al fenóm eno del que estamos
los católicos en EE. UU. respecto a industriales de carácter dem ocrático
hablando dice más que, por ej.. la o com unistas, la d.s. desempeña un
ciertas profesiones) y a los m ino­
G. Slmmel. Filosofía del dinero (41922); palabra é lite . Pero todavía queda
rías de co lo r (por ej., los negros papel menos im portante que en las
F. Bendixen, Das Wescn dos Geldes por preguntar: ¿en qué campo se da
('1926): J.M. Keynes. The General Theory en EE. UU.), pero en la vida p ro fe­ antiguas sociedades de estam entos.
esta actividad dirige nte y adónde sional tam bién hay una d iscrim in a­ No es probable que desaparezca
of Employment, Interest and money
conduce? El hecho de que una clase ción en contra de las m ujeres y de totalm onte, pues pertenece a las
(1930): V. Mutheslus, Geld und Geist
(1961): G. Schmólders, Psychologle dcs d irig e n te marque la pauta en la
los grupos de edad. En algunos Es­ condiciones funcionales de toda
Geldes (1966); K. Heinemann, Grundziige política in te rio r (social), no quiere tados m iem bros de los EE. UU. está sociedad (com pleja). Las utopías so­
clner SozMogle des Geldes (1969). d e cir que tenga que determ inar
prohibido logalm ente. por esta ra­ ciales tienen siem pre en su progra­
siempre la po lítica exte rio r de una
zón, pre fija r la edad de los s o lic i­ ma, como una do sus metas, la su­
D irigente, clase. Recibe este nom­ nación. La c.d. de la economía y tan te s al publicar un anuncio. El presión de la d.s. -»Castas, -»C la­
bre aquella clase social cuyos m iem ­ del sistem a re ligioso de un pueblo sistem a de castas de la India (los ses, -»D iscrim inación, -»M inorías.
bros. en su mayoría, ocupan una tam poco tien e por qué determ inar, intocables) significan tam bién una
posición rectora en la sociedad, sin al m ism o tiem po, el e stilo de vida d. Tanto en la india como en otros D iversiones -»Tiempo libre.
que necesariam ente tengan que co­ por ei que se orienten otros gru­
países (sobre todo en los EE. UU.)
nocerse entre sí como tal grupo di­ pos de la población, cuando están podemos observar que la equipara­ D ivorcio. La disolución jurídicam en­
rigente. La c.d. en la sociedad in­ atendiendo a sus necesidades no ción e igualdad de tra to im puestas te reconocida de un contrato m a tri­
d u stria l de hoy está form ada por vitales. por la ley en favo r do las partes monial realizado ante instancias re ­
varias clases sociales, a diferencia
de la población que hasta ahora ligiosas o estatales (o sim plem ente
de la c.d. de tip o aristo crático . La D iscrim inación. Este térm in o desig­ estaban expuestas a una d is c rim i­ de un contrato m atrim onial de tipo
c.d. abarca tam bién a algunas per­ na el d ife re n te tra to social (gene­ nación, caminan lentam ente hacia ju ríd ico consuetudinario) está suje­
sonas que de suyo no desempeñan ralm ente sigue a un acto de per­ un rotroceso de la discrim inación. ta en diferentes países a reglas
ninguna función rectora, pero que. cepción) que se da a una persona muy diversas. El d. puede ser prác­
por unos c rite rio s generales, p e rte­ y que contradice al consenso sobre ticam e nte im posible (por ej., Espa­
Ver la bibliografía de Prejuicio.

223 224 225 226

Scbocck 8
D ivorcio

ña) o muy fá cil de conseguir (por dos en el m ism o año, o al tanto


ejem plo, algunos Estados federales por ciento de las personas ya d i­
do los EE. UU.); en la República vorciadas dentro de la población
federal alemana, la jurisprudencia casada.
se m uestra muy reacia a ceder a El elevado índice de divorcios
una petición de d., m ientras e xis­ que. en com paración con o tro s paí­
tan probabilidades de com prensión
entre las partes, o si la parte per­
ses, tien e los EE. UU., no nos per­
m ite llegar directam ente a la con.
E
judicada no desea el d. cluslón de que, por lo general, la
Después de la segunda guerra fam ilia americana tenga una menor
m undial, en las sociedades indus­ estabilidad, pues la mayoría de los Ecología. Es la ciencia que estudia 1966); N. Calder, Edén was no Garden,
tria le s de occidente ascendió rápi­ divorcios se repiten dentro de un las consecuencias que se deducen an Inquiry into tha Environmont of Man
damente la curva de los d., pero tanto por ciento relativam ente pe­ do la convivencia de los individuos (Nueva York 1967).
po sterio rm ente ha logrado unos va­ queño de la población (s e ria l po- en un lugar y tiem po específicos.
lores más bajos y en c ie rto sentido lygam y). El m atrim onio prem aturo, Estudia, sobre todo, aquellos fenó­ Economía. Es el conjunto de ins­
se ha estabilizado. La cifra de d., cuando los consortes son m enores menos de la realidad social que re­ titu cio n e s y procesos que dan lugar
d entro de una sociedad determ inada de veinto anos, aumenta las proba­ sultan de las posibilidades y lím i­ a una satisfacción constante de las
y aplicada a un año concreto o a bilidades de d. Una m ayor probabi­ tes del aprovecham iento de un me­ necesidades de una población, gra­
un período m ayor de tiem po, nos lidad de divorciarse tienen tam­ dio am biente con creto (el medio cias a la producción y distribu ción
pe rm ite sacar conclusiones respec­ bién los m atrim onios sin hijos o con am biente natural, pero tam bién el de bienes y a la o fe rta de servicios.
to al cambio social y a los cambios pocos hijos, lo m ism o que los m a­ m edio am biente una vez ya pobla­ Se puede hablar de la economía
dentro de la estructu ra fam iliar. trim on ios de religión m ixta. En to ­ do). La e. es la parte de la -»dem o­ propia de una región, de un país,
Pero al hacer una com paración en­ da sociedad e xiste una form a de d. grafía que tra ta de la mutua de­ de una pluralidad do países (com u­
tre las cifras de divorcios de los regulada con más o menos preci­ pendencia entre los cam bios de nidad europea), o del mundo en­
diversos países, hay que ten or en sión por las normas do la cultura población y las form as de asenta­ tero. El fin de la acción económica
cuenta ol m étodo estadístico aplica­ respectiva; a veces regulada por m iento. El tip o y la m agnitud del es el m ejor aprovecham iento posi­
do en cada uno de ellos. En algunos una gran tolerancia fre n te a la nue­ asentam iento, según sus posib ilida­ ble (óptim o) de toda clase de me­
países (por. ej., Inglaterra y Esco­ va comunidad m atrim onial que ju ­ des geográficas, pone unos lím ites dios desde el punto de v is ta del
cia) las separaciones concertadas rídicam ente no está asegurada. a la -»diferenciación económ ica y ahorro, de la conservación y crea­
por los m ism os esposos, sin sepa­ profesional, Influyendo do esta fo r­ ción de reservas y de la reducción
ración ju ríd ica , son consideradas ma incluso en la estru ctu ra de eda­ do los costes, siem pre que esta
W.J. Goode, Aftor Dlvorco (Glencoo
tam bién com o d. La cifra de d ivo r­ des de una población. Los sociólogos reducción se pueda alcanzar sin pér­
[III.] 1956); Idem, Dio Struktur dar Fa-
cios puede responder o al ta n to por mille (31966); G.ñ. Lcslio, The Family especializados en e. (la mayoría de dida de la calidad. Lo mism o que se
ciento de los m atrim onios contraí­ in Social Context (Nueva York 1967). e llo s son am ericanos) han estudiado puedo econom izar en todo el sec­
sobre todo la m orfología y los pro­ to r económ ico de un país, tam bién
cesos de transform ación en el -» se puede economizar, es decir,
m edio am biente urbano (por ej., obrar de una manera racional en
teoría do las zonas de la sociología cada una de las ramas de la econo­
urbana). mía (economía energética, economía
hidráulica). Todo grupo, por muy
V A.H. Hawiey, Human Ecology (Nueva pequeño que sea (los pueblos p ri­
York 1950); C.B. Knieht, Basic Con- m itivo s tam bién), tiene su propia
cepts of Ecology (Nueva York 1965); economía, con unos rasgos carac­
G.T. Goodman y otros (dirs.) Ecology te rís tic o s . Prim eram ente se trata
and tho industrial Soclety (Nueva York siem pre de una economía natural y
1965); J.B. Breslcr, Human Ecology cambiaría. Con el nacim iento de
(Reading [Mass.] 1966); S. Hirsch, una economía m onetaria se hacen
The Livlng Community, A Venturo into
propiam ente visible s y controlables,
Ecology (Nueva York 1966); Ch. M.
Welss (dir.), Mtm's Envlronment in tha dentro de la e., los procosos de
twenty-first Century (Chapol Hill [N.C.] cambio.

229 230
Educación, sociología de la
Economía

por ciento. En 1910 no alcanzaba considerada la economía de la edu­


Del cen tro del poder p o lític o pue­ cada caso de personas del m ism o cación. La s. de la e. se distingue
siquiera un 5 por ciento (-»G eron­
den p a rtir unos Impulsos no rm ati­ sexo. Tales c. de e. desempeñan a de la sociología de los diversos
tología). De esta tendencia secular
vos que den a la e. una configura­ menudo, en tre los pueblos p rim iti­ com pos de la enseñanza por su in­
se desprenden desdo hace tiem po
ción especial, y unas form as y es­ vos, un gran papel rospecto a la vi­
unas conclusiones y exigencias so- terés preponderante en la variable
tilo s económ icos característicos da de toda la trib u y. sobre todo, cio po litica s, si bien el hecho do «estrato social». Una Investigación
(m ercantilism o, economía planifica­ respecto a su organización m ilita r.
co n tra r la atención en la edad de 65 acerca de «el m aestro de escuela
da, economía soviética); sin em bar­ Por lo tanto, no pueden ju stifica rse prim aria en cuanto p ro fe sió n * per­
años no obedece a razones bio­
go, del com portam iento predom i­ solam ente por las necesidades de lógicas o de tip o psicológico indi­ tenece a la sociología de las pro­
nante de la mayoría do los sujetos sus m iem bros. Las c. de e. (que vidual, sino a una decisión p rim or­ fesiones. Esta investigación equi­
de la economía provocado, por ej., propiam ente no representan clases, valdría al estudio quo se hace sobre
dial, social y política (edad obliga­
por las normas cultu rales y re lig io ­ sin o grupos) responden a la a sp i­
to ria del re tiro ). Desde hace más de el módico, el arquitecto o el em pre­
sas puede c rista liza r un e s tilo de­ ración do sociabilidad y separación 30 años, también en los EE. UU., se sario. en cuanto profesiones. Inves­
term inado de economía, que se ca­ de unas personas de la misma tigaciones que nos m uestren, por
está especulando sobre un supues­
racteriza por un com portam iento edad y tienen cie rta somejanza con ej., hasta qué punto los m aostros
to bloque de votos electorales do
económ ico genoral (la h ipó te sis de los fenóm enos del ->peer group y de escuela prim aria aconsejan a sus
las porsonas m ayores do 65 años,
M ax W ober sobre ol p ro te sta n tis­ la -»subcultura ju ven il de las socie­
bloque que hasta ahora, sin em ­ alumnos, según la clase social a
mo y el capitalism o). E. significa dades in du striale s modernas. La in­ que pertenezcan, quo pasen al ins­
bargo, no se vislum bra p o r ninguna
a veces el punto de vista de los corporación a las c. de e. se re a li­ titu to de enseñanza media o que
parte. A l hablar do un envejeci­
em presarios, una situación, por tan­ za a través do la -»iniciación. permanezcan en la escuela prim aria,
m iento excesivo de la sociedad ac­
to . de in te rese s, en contraposición
tual, se tom an como base de esta pertenecen a la s. do la e. Así, un
a los obreros que están represen­ Edades, estructu ra de. Es un aspec­ estu dio realizado en la ciudad de
concopción pre ju icio s y suposicio­
tados por los sindicatos. -»C apita­ to de la estructu ra biologicosoclal Basllea m ostró que los m aestros
nes sobre el com portam iento y ca­
lism o, -»C om petencia, -»D inoro. -» de la población. A l hacer p ro n ó sti­ de escuela prim aria por lo general
prichos de las personas mayores
D ivisión del -»trabajo, -»Empresa- cos sobre las posibilidades p ro fe­ aconsejaban, sin reparo alguno, el
de 65 años, suposiciones que están
rio. -»M ercado, -»M onopolio, -» N i­ sionales, la capacidad do un sistem a paso al bachillerato, cuando se tra ­
todavía por probar. La población de
vel de vida. -»Propiedad, -»Publici­ de «seguridad social» (subsidios taba de un niño m edianam ente do­
menos de 15 años supone actual­
dad, Sociología de la -»em presa. de vejez, etc.), sobre el aumento tado que procedía de una fam ilia
m en te algo más de un 2 0 por cie n­
o dism inución de la población es­ deseosa do form ación, m ientras que
L. Gallino. Sociología económica y cien- to. la com prendida entre los 15 y
colar (planificación escolar), y espe­ 65 años aproxim adam ente un 65 por el con tra rio lo desaconsejaban
- cía económica, en F. Alberoni, Cues­
cialm ente al hacer los cálculos por clo nto. En los próxim os años cuando el niño, en las m ism as con­
tiones de sociología (Herder, Barcelona
1971) 273-317; A. Marx, Hacía una teo­ prospectivos sobre la magnitud de crecerá considerablem ente el grupo diciones. procodía de la «clase baja»
logía do la economía (Horder, Barcelo­ la población (sobre todo de la po­ com prendido en tre lo s 25 y los de Basilea. El m aestro so adelanta
na 1965); D.M. Goodfellow. Grundzüge blación activa), hay que te n e r en 44 años. por tanto con el pensam iento, y
der ókonomischen Sozíologle (1954); cuenta la estructu ració n de toda po­ conform e a su experiencia, a las
W. Koch, Dio Badeutung der theore- blación según la d ife ro n te am plitud R. Thurnwald, Die menschliche Gesell­ dificulta des que va a tener ese
tlschen Ókonomik für dle allgomeine de sus grupos de edad. Por lo ge­ schaft In Ihren ethnosozlologíschen niño, dificulta des que no van a ser
Sozíologie (1955); T. Parsons y N.J. neral Interesa conocer la evolución Grundlagen, 2 vols. (1932); K.M. Bolte
Smelser. Economy and Socíety (Lon­ captadas o resueltas por los pa­
de los porcentajes sobre la pobla­ y Dioter Kappe. Struktur und Entwic­
dres 1956); M. Wober, Wlrtschalt und dres de éste, y según esto da su
ción to ta l de los siguientes grupos klung der Bevölkerung (: 1965); S.N.
Geselíschaít (1964); W. Rópke, Díe Lehre ju icio : hace un pronóstico de fo r­
de edad: menos de 15 años, entre Elsenstadt, Von Generation zu Genera­
von der Wirtschaít (l01965), J.M. Alber- tion (1966). mación típicam ente clasista (W illl
tinl, Los engranóles do la economía 15 y 65, y más de 65 años. Así. por Schneider. e n tre o tro s, D io Ungleich-
(Nova Terra, Barcelona). ojem plo, el porcentaje de la pobla­ h o lt dor Dildunschancen, Olten-Fri-
Educación, sociología de la. La s.
ción con más de 65 años ha aumen­ burgo de Brisgovia 1966).
de la e., tal com o se concibe ac­
Edad, clases do. Desde quo H. tado constantem ente en los últim os tualm ente, es relativam ente joven. La s. de la e. puede ser concebida
Schurtz publicó su obra A ltcrkla ssen 100 años ta n to en Alem ania como No tien e aún ol pe ríll claro de otras com o una rama de la sociología de
und M onnerbünde (Clases de edad en las domás sociedades Industria­
«sociologías especiales» (sociología la estratifica ció n y de la m ovilidad
y asociaciones), en 1902, este té rm i­ lizadas occidentales. En la Repúbli­
de la economía, del derech<x del sociales. La mayoría de los inves­
no se emplea para designar las ca federal alemana y en los EE. UU.
arte, de la religión, etc.). JSom o tigadores do la educación en tre los
asociaciones que reúnon a in d iv i­ el grupo de personas mayores de
predecesora de la s. de la e. es sociólogos actuales hacen pregun­
duos de la misma edad. Se tra ta on 65 años asciendo en 1970 a un 12-13

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231 232
Educación, sociología de la Educación, sociología de la

tas y necesitan resultados referidos sta tu s: vía lib re para el inteligente, una «instantánea». El concepto
la e.; por otra parte, se argumenta
al sistem a de la e stratifica ció n so­ beneficencia estatal e industria del achievem ent en la sociología an­
como si on general hubiera que
cial o do las clases sociales. Pero, tiem po libre para el torpe. El in­ glosajona de la educación sería
contentarse con un m enor rendi­
igualm ente, casi todos los sociólo­ flu jo crecien te de la m etodología y equiparable en muchos de sus as­
m iento y con una m onor eficiencia
gos que se ocupan de la -» e s tra tifi­ del concepto de ciencia de las cie n­ pectos a la marca en el deporte (el
en la form ación, si los bachilleres
cación social van a parar al campo cias sociales de scrip tivas sustrae alumno hizo los 100 m etros en 11,5
y u n ive rsita rio s procedieran en
de la s. de la e. La s. de la e. cada vez más de la discusión la segundos): así, por ej., se dice que
Igual proporción de todas las clases
tiene que superar una contradic­ situación social del m om ento... La una persona, un día determ inado de
sociales.
ción entre sus ideas Im plícitas de crítica , que durante ol m ovim iento examen, ha conseguido en un te s t
La s. de la e. no ve aún con cla­
valor. Por una parte, su com etido de reform a escolar era aún parte 680 puntos de los 800 puntos po­
ridad si su m isión es ayudar a la
tiene su origen en la supuesta pre­ esencial de la cuestión pedagógica, sibles. Cuando los psicólogos ame­
sociedad a que consiga una mayor
tensión de la sociedad de c o n tri­ es amarrada do form a inm anente al ricanos de la educación hablan de
eficiencia en sus in stitu cio nes de
bu ir en la población al m áximo des­ sistem a. Por consiguiente no es ol alumnos eficientes, tienen que de cir
educación, sin preocuparse de los
a rro llo de la disposición y de la sujeto, a quien hay que preparar por tanto high achievers; pues en
valores y metas personalos por
capacidad de rendim iento. La s. de para la mayoría de edad, lo que princip io , según la filo sofía am eri­
razón de los cuales el individuo
la o. debe, por ej.. q u ita r los im pe­ se pone como punto de orientación cana de la educación, todos los
rinde adecuadamente, o si debe
dim entos estructurales que encuen­ de la pedagogía, sino la necesidad alumnos rinden algo; todo alumno,
presentar sus propias ideas, co­
tre en el proceso de socialización social, ol interés heterogéneo» (Ger- cualquiera que sea la categoría a
mo m ediador entre la escuela y
del Individuo y dentro de las In sti­ not Koneffke, S chulreform In ent- la que pertenezca, tiene, al nivel
la sociedad, y exponer a la socie­
tuciones de form ación, com o tam ­ fre m d e te r W elt, en: Th.W. Adorno y de rendim iento que le es posible,
dad y a los responsables de las
bién en la fam ilia, y que se oponen otros, respecto al concepto actual un achievem ent que se debe reco­
in stitu cio nes educativas las autén­
a este desarrollo de las cualidades de educación. F rancfort del Main nocer. Esta transform ación del con­
ticas «necesidades sociales», que
intelectuales. La s. de la e. qui­ 1961, p. 145). cepto de rendim iento, típica de la
aún les están ocultas a ambos.
siera, por tanto, por una parte au­ Por tanto, la s. de la e., en cuan­ pedagogía americana, se encuentra
Aquí nos encontram os con una con­
to ciencia objetiva, se verá envuel­ ya en Paul Natorp (Sozlalldealism us.
m entar y fom entar el rendim iento, tradicció n: m ientras que por una
ta en dificulta des, si saca de la Neue fíic h llln ie n sozlaler Erziehung.
y por consiguiente tendría que sa­ parte hay sociólogos que incitan a
ber qué es lo que quiere de cir con sociedad respectiva sus conceptos Berlin 1920, p. 127). cuando dice
las in stitu cio nes educativas a un
esto. Por otra parte, la s. de la e. de rendim iento y do éxito. Entonces, que ol sentido de la educación es
posible aum ento de su eficiencia,
adopta una postura negativa y de ya no es una ciencia social inde­ el autodesarrollo interno de los
para otros sociólogos el concepto
desconfianza fre n te a muchas Ins­ pendiente y crítica . ¿Cuáles son propios gérm enes y que cada hom­
«sociedad de rendim iento» es sos­
titu cio n e s y form as de organiza­ las ideas de valor, cuáles son los bre debe, en lo posible, desarrollar
pechoso de ideología. El descon­
ción. pero tam bién fre n te al con­ ideales de una sociedad que toda­ todas las cualidades latentes en él:
te n to de la c rítica social fre n te a
cepto profesional que de si m ism o vía no e xiste para nosotros, y que «Precisamente el rondim iento más
un concepto de rendim iento que
tiene el m aestro y fre n te a las para la mayoría de nosotros no es fácil para él. porque responde a su
es esencial a la moderna «sociedad
normas y motas del rendim iento en aún cognoscible, que deben de ter­ actitud predom inante, debe libera r­
de rendim iento», aparece en un
m in ar en la enseñanza los c rite rio s le del rendim iento a toda costa,
el actual sistem a de form ación, puos lib ro quo trata sobre el concepto
en todo esto ve una de las causas de rendim iento y de éxito? ¿O se para que el se r no quede m argi­
de educación en el m om ento p re ­
del gran núm ero — según ella de­ piensa en una s. de la e. quo tra ­ nado por razón del rendim iento, sino
sente. «A la eficiencia social se opo­
masiado g ra n d e — de fracasados, baje sin los conceptos de rendi­ que el rendim iento sea el resu lta­
ne un sistem a escolar dividido en
de personas quo abandonan los es­ m iento y do éxito? En este aspecto do na tural... de aquello que el
estam entos. A sí, la igualdad de opor­
tudios ante.s do te rm in a r o de aque­ los sociólogos anglosajones tienen hombre es en sí mismo.»
tunidades para todos se convierte
menos problem a que los alemanos. Pero lo m ism o que el rendim ien­
llos niños que, de antemano, tienen en el p rin cip io do form ación de un
ya en el secto r de la educación un En lugar del concepto de rendi­ to, el concepto de é xito y los c rite ­
sistem a educativo que hay que re­
->nivel de pretensiones demasiado m iento poseen el térm in o de achie­ rios del éxito tienen tam bién una
form ar con un c rite rio moderno,
bajo. Por una parte, la s. do la e. vement, en ol sen tido de una prue­ rolación d irecta con la cultura de
p rincip io de form ación en el que
es partidaria del máximo rondlmien- ba más o menos d o fln itiva de los la sociedad del hom bre respectivo.
se funden, a la manera del d a rv i­
to en sí, pues solam ente así se conocim ientos que se tienen el día A spirar al é x ito suena, a muchas
nism o social, el princip io c a p ita lis­
puede probar, tanto en el plano po­ en que se ha hecho el correspon­ personas, a «capitalista», a «avidez
ta de rendim iento y el propio in te ­
lític o com o en el de la oconomía diente achievem ent-test. El achie­ de competencia» y, por tanto, a «in­
rés por lograr un aumento do pres­
política, la im portancia de la s. de vem ent es m edido por medio de social». En algunos pedagogos ac­
tig io dentro del sistem a dado de

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Educación, sociología de la Educación, sociología do la

tuales se encuentra cie rta aversión quo todos los participantes tengan mente de é xito (success) lo que la tre sí. A l acercarnos, en cuanto so­
contra el concepto de «éxito». Pero que llegar al m ism o tiem po a la s. de la e. de otros países recha­ ciólogos, a este campo com plejo,
en cuanto que la s. de la e. tiende meta. Por tanto, cuanto más se za. En este sentido so expresa una tenem os que observar actualm ente
al m áxim um , a la realización de la hace del concepto «Igualdad de obra, aparecida en 1962, que trata un am plio pluralism o respecto a las
Igualdad de oportunidades, en cuan­ oportunidades» el concepto central del college am ericano: está claro metas aceptadas. Una de nuestras
to que aspira a dem ostrar que se de la s. de la e., tanto más nece­ que la s. de la e. en el college tareas estriba en estudiar estas
puede dar la realización de esto, saria resulta la desigualdad del éxi­ tiene que con tar con una m ultitu d metas, descubriendo lo que poda­
tien e que reconocer on el éxito la to de cada uno durante el proceso de metas y procesos unidos entre mos acerca de los m edios como
meta legítim a de toda persona. Por de form ación y después en la vida sí y reconocer un pluralism o en las se pueden alcanzar estas metas,
una parte, tien e que considerar el profesional, desigualdad que es me- inetas de éxito aceptables. La s. examinando sus consecuencias so­
é xito como la meta de aquel' a dible, concreta, y que después tiene de la e. tien e que examinar de ta­ bro otras m etas... Por ej., una jo ­
quien va destinada la igualdad de su compensación. lladam ente estas m etas y com pro­ ven va al college con el objetivo,
oportunidades en el proceso edu­ En este sentido, algunos autores bar las consecuencias que una com partido también por sus padres,
cativo ; por otra parte, tiene que unen, por esta causa, el concepto m eta de rendim iento y una meta de do encontrar un m arido que sea
ten er un concepto de é xito pro­ pedagógico de éxito con el concep­ é xito tien e para las otras. Si nos de una clase social más ©levada que
fesional en el que se pueda m edir to -sociedad de rendim iento». A si, preguntam os, por ej., qué é xito tiene la propia. Si logra este objetivo,
el resultado total de un sistem a de Klaus M ehm ert (D er deutsche Stand en el am ericano X la form ación del esta muchacha ha triun fa do desde
educación; por ejem plo que nos ort, 1967, p. 150) dice: «Una so­ college, ¿podemos responder enton­ el punto de vista propio, de sus pa­
puoda reso lve r la cuestión de si ciedad que en la época actual quie­ ces que la educación del college no dres y de su esposo (N e v itt San­
debemos in v e rtir en la form ación ra ser moderna, tien e que desechar ha tenido ningún é x ito en la jo ­ ford, The A m erican College, Nueva
el 4.5 % o el 7.5 % del producto todo lo que im pida el rendim iento, ven Y. si ésta consiguió la m eta York 1962, p. 40-41).
social bruto, si querem os obtener sobre todo las barreras de clases y quo sus padres se habían propues­ Según la sociología alemana de
unos resultados óptim os. No ten­ de estam entos, barreras que tienen to de antemano, es decir, encontrar la educación, una joven que des­
dría sen tido querer ayudar a una com o consecuencia que la m itad de en el college un m arido que, en lo pués de 4 ó 6 sem estres abandona
persona a que haga uso de la Igual­ la población sea in dife rente al ren­ posible, procediera de un estrato la universidad sin sacar ningún d i­
dad de oportunidades en el terreno dim iento.» Sin embargo para M eh­ social más elevado? Los psicólogos ploma es una fracasada, aunque
de la educación, quererle grabar m ert «rendim iento» es. al parecer, am ericanos de la educación que se dospués, en una in vestigación pos­
en su conciencia que e xiste esta solam ente aquella form a de conduc­ ocupan del modo de operacionalizar te rio r, aparezca como una fe liz es­
Igualdad de oportunidades, en cuan­ ta del hombre que lo «perm ito ren­ el «éxito on el co lle g e ». están des­ posa: pues aunque ella misma de­
to que supone un «derecho civil», d ir algo» en la escuela superior y contentos de este c rite rio de éxito clare después en la en tre vista que
si él, en cuanto sujeto, con esta en la universidad: pues es de su­ quo tienen muchas jóvenes y mu­ «en el fondo solam ente quería per­
Igualdad do oportunidades que se poner que no querrá afirm ar que chos padres, pero, en cuanto so­ m anecer en la universidad hasta
le ofreco no puede conseguir nada la m itad del pueblo alemán, quo ciólogo, reconoce Sanford quo la con tra er m atrim onio», esto sería,
que le distinga notablem ente de sin tener bachillerato en los años m ayor parte de las jóvenes de Es­ según la sociología alemana do la
aquellos que no aprovecharon esta que han seguido a la segunda gue­ tados Unidos que son enviadas a educación una -»racionalización pos­
oportunidad. O portunidades sola­ rra mundial ha hecho do la econo­ un college miden el é xito de este te rio r. La sociología americana de
m ente se pueden tener en orden a mía y del m arco alemán una de las gasto de tiem po, en p rim er lugar, la educación, por el contrario, pue­
un éxito . El concepto de «oportuni­ economías y de las monedas más por el hecho de que consigan o no de ca lifica r de éxito , tanto para ol
dad» on la sociología actual de la fu e rte s del mundo, haya sido «in­ encontrar allí el verdadero compa­ mism o estudiante como para los
educación es un com plem ento del dife ren te fre n te al rondim iento». ñero para ol m atrim onio. Pero se­ padres que financian la form ación,
concepto «óxlto». Pero el é xito no Tenemos quo preguntarnos tam ­ gún la concepción americana hay estudios que no han sido co n clu i­
se puede conseguir, lógicam ente, bién si no os un esnobism o peda­ resultados no específicam ente for- dos. sobre todo cuando so realizan
más que a costa de otros com p eti­ gógico no reconocer com o «éxito» m ativos que desde el punto de vista en el college.
dores. Un núm ero do la lotería no de la participación en un proceso del que estudia pueden ser consi­ La s. de la e. so ocupa actual­
da ninguna oportunidad, si todos los de form ación prem aturam ente aban­ derados como «éxito» de la p a rti­ m ente del problem a de la provoca­
compradores do lotería reciben con donado, todo aquello que no res­ cipación en el proceso form ativo. ción y de la m otivación del rendi­
seguridad la m ism a ganancia. El ponde a las máximas intenciones «Está claro que al estudiar la edu­ m iento (en la lite ra tu ra anglosajona
corredor de una com petición no ten­ de aquellos que lo han concebido. cación del college tenem os que en­ achievem ent m otlvation). En Alem a­
drá ninguna oportunidad, si la ca­ Los sociólogos americanos de la contrarnos con una diversidad de nia, la s. de la e., en contraposición
rrera está organizada de tal form a educación pueden ca lifica r actual­ m etas y procesos relacionados en­ a la sociología de la e. de los Es­

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Educación, sociología de la Elecciones

tados Unidos, c ritic a incluso el gran dim iento en la casa paterna. Así, supuesta no sólo una sociedad cu­ eis Bildungsbarriere (1965): Idem y
papel que sigue desempeñando la por ej., Jamos S. Coleman, en Equa- yas normas están ya perfectam ente otros, Bildung und gesellschaftliches
casa paterna en el despertar, en la lity o f Educational O portunlty, W as­ claras respecto a la ortografía de Bewusstsein (1966): Susanne Grimm.
orientación y en el apoyo dol ren­ hington D.C. 1966 dice: «De las mu­ Die Blldungsahstinenz der Arbeiter
su idioma, sino tam bién una socie­
dim ien to del niño. La conexión entre chas im plicaciones de este estudio (1966); F. Hess y otros, Die Ungleich­
dad cuyos m iem bros se evalúan heit der Bildungschancen (1966); M.
la casa paterna y el rendim iento es­ de los efectos de la escuela en el mutuam ente por la medida en que Schmaus y Elisabeth Gössmann. Bil­
colar del niño es calificada como rendim iento, una parece ten er más pueden tra n scrib ir, sin com eter falta dung - Bildungsrückstand (1966); R.
algo negativo. Se c ritic a en el niño im portancia que las demás, la im ­ alguna, un te x to cualquiera de su Poignant. Das Blldungswesen In der
la activación del rendim iento o rie n ­ plicación que radica en los sig uie n­ idiom a (L illy Kem m ler, Erfolg und Ländern der EWG (1966); H.P. Wid-
tado hacia una m eta como conse­ tes resultados tom ados en conjun­ Versagen In der G rundschule. Em­ maler, Bildung und Wirtschaftswachstum
cuencia de una meta escolar eleva­ to: la gran im portancia que tien e la pirische Untersuchungen, Gotinga (1966); H. Röhrs (dir.), Die Bildungs­
da que le han marcado los padres. base fa m ilia r para el rendim iento: frage in der modernen Arbeitswelt
1967).
Helm ut Schelsky (Anpassung oder el hecho de que la relación que la (: 1967); M. Brauneiser y A. Schardt,
La s. actual de la e. c ritic a gene­ Zwischenbilanz der Bildungspolitik
W ldorstand. Sozioloyische Dedenken base fa m ilia r tiene con el rendi­ ralm ente que de la flo r y nata do (1967); H. Vogt, Bildung für die Zu­
zur Schulreform , Heldelberg 1963, m iento no dism inuya a lo largo de la in te lig en cia (entendiendo por tal kunft (1967); P.W. Musgrave, Sociología
p. 53s) previene contra la desvalo- los años escolares: la im portancia las personas capacitadas para sacar de la Educación (Herder, Barcelona
rlzaclón utópica desde el punto de relativam ente pequeña de las d ife ­ el bachillerato), que oscila en tre el 1972).
v ista social y escolar, contra el re­ rencias entre una escuela y otra que 1 2 % y el 18 % del año escolar,
celo que últim am ente se m uestra no se explican por las diferencias una parto pueda experim entar, en Elecciones Las o. son m anifesta­
al Influjo que ejercen los padres en que hay en la base fam iliar, in d i­ el proceso de form ación o en la ciones de la voluntad po lítica de
un fom ento estratifica do del rendi­ cando el efecto independiente tan vida profesional, una vivencia de la población con derecho a voto
m iento. Según él, quienes «desean pequeño que tienen sobre el ren­ é xito que le llene personalm ente, que, respecto a la fecha y al proce­
descartar como ilegítim o» el Influjo dim iento las variaciones en las sin necesidad de haber llegado a dim ien to que se ha de seg uir en
constante de los padres y sus me­ facilidades, el cu rriculu m y el per­ conseguir el bachillerato o a entrar ellas, están fijadas casi siem pre
tas escolares, desconoce totalm ente sonal de la escuela: la pequeña en la universidad. Esta posición nor­ por la con stitució n. El soberano de
dónde so encuentran las verdade­ im portancia de la dife ren cia de ren­ m ativa do la actual s. de la e. tiene la dem ocracia, el pueblo elector,
ras reservas de rendim iento en dim iento explícitam ente atrib uido a sus consecuencias. Pues si la me­ debe poder c o n tro la r y, en su caso,
nuestra sociedad. Cuanto más se las variaciones en las facilidades y dida de rendim iento y do óxito se reem plazar en el mando al poder
esfuerza la s. do la e. por procurar en el currículum « (p. 325). El re­ ajusta cada vez más a sus postula­ le g isla tivo y e jecu tivo del cuerpo
- a los niños in stitu cio nes de ayuda sultado decisivo de la encuesta fue. dos, tendrán que desaparecer aque­ social gracias a las o. (desde el
íescuelas para todo el día, escuelas por tanto, que las escuelas tienen llos c rite rio s de rendim iento que nivel m unicipal hasta el nacional).
de párvulos en los jardines de in­ una influencia extraordinariam ente son culpables de que no sea única­ La im portancia que actualm ente se
fancia), tanto menos se com prende pequeña en el rendim iento y en el m ente en los estudios u n ive rsita ­ atribuye a las e. (tratándose de una
por qué debe renunciar una socie­ nivel do form ación del niño, y del rios donde encuentre su vivencia votación secreta) con respecto a la
dad a las activaciones de la form a­ que sería independiente el trasfon- de é xito toda la flo r y nata de la legitim a ció n periódica de los que
ción por parte de unos padres cons­ do social (background) del niño. Por inteligencia. gobiernan, aparece en el hecho de
cientes de esta form ación. Precisa­ tanto, tam bién en la soclodad ame­ que se celebran con regularidad in­
m ente la sociología am oricana do ricana la m ayor parte de la activa­ A. Ardigú, Sociología de la educación, cluso en aquellos países en los que
la educación ha dem ostrado (1966) ción del rendim iento procede de la en F. Alberonl, Cuestiones de Socio­
no se ofrece otra alternativa que vo­
que el rendim iento y el éxito del casa paterna. La d ife ren cia de am­ logía (Herder. Barcelona 1971) 461-519;
8 . Reymond-Rivier. El desarrollo social tar al candidato del partido que
escolar americano, sobro todo en­ biente escolar desempeña un papel está en el poder (por ej., el comu­
del niño y del adolescente (Herder.
tre el quinto y el duodécim o año insignificante. Barcelona 1971); K. Mannheim y W.A.C. nista) y en los que los resultados
escolar (de los diez a los dieciocho Desde una perspectiva so cio ló g i­ Stewart, An Introductlon to the Socio- de las elecciones no están so m e ti­
años) han sido determ inados por la ca. tanto el rendim iento com o el logy of Educatlon (Londres 1962); H. dos a un control Im parcial.
casa paterna. Durante los ocho años éxito son siem pre ju ic io s quo no Becker, Quantität und Qualität. Grund­ A veces, cuando existen proble­
escolares que siguen, la influencia tienen razón de ser más que den­ fragen der Bildungspolitik (1962); K. mas te rrito ria le s d iscutid os, se ce­
to ta l de todas las escuelas p ú bli­ tro de un marco de referencia so­ Finke, Landjugend und Bildung (1962);
lebran e. bajo un control interna­
cas am ericanas de tip o medio en cial. Si tomamos como c rite rio de F. Edding, Ökonomie dos ßlldungswe-
sens (1963); R. Geipei. SozialrSumllche cional, con el fin de saber a qué
los jóvenes americanos queda muy rendim iento una ortografía lib re de nación quieren pertenecer los habi­
Strukturen des Bildungsv/esens 11S55);
por debajo de la activación del ren­ faltas, entonces estamos dando por W. Strzelewicz (dir.), Das Vorurteil tantes de una región. La propensión

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Elecciones
Élite

a exponerse a estas votaciones in­ mana) que m edia entre el últim o


ternacionalm ente controladas y a upper-upper-class de los estudios cido a este sistem a es el que se
sondeo de la m uestra y el día de
som eterse a sus resultados, ha dis­ sobre la e stratifica ció n am ericana), em plea en la propaganda de be­
las eleccionos. Hoy en día, sobre
m inuido mucho en la segunda mitad ya que esta últim a comprende tam ­ bidas, cuando se presenta a una
todo en los Estados Unidos, se rea­
del sig lo XX. En las e., cuando so bién a m iem bros pasivos y social­ persona prom inente degustando
lizan sondeos hasta m uy poco an­
trata de una dem ocracia, son casi m ente ineficaces (por ej., las v iu ­ una marca determ inada).
tes de las elecciones. El bloque de
siem pre los candidatos y los pro­ das de los m illon ario s). La é. es En la -»dem ocracia pluralista, ba­
los llam ados indecisos, el flo a tin g
gramas de los diversos partidos po­ una -»clase d irig e n te o de -»gobier­ sándose en significados secundarios
vote, con stituye un fa c to r conside­
lítico s los que se som eten a la no, pero sus m iem bros no se sien­ del térm in o ó., que pertenecen a la
rable de inseguridad. Son los elec­
aprobación o desaprobación de los ten unidos dentro de un sistem a época pre in dustria l, se c ritic a mu­
tores que habitualm ente no votan
electores. Por regla general, existo social propio, asegurado por lazos chas veces y se dramatiza, sin más
por ningún partido determ inado y
un procedim iento ya fijado do ante­ fam iliare s, com o sucedo en la - * ni más. osto fenóm eno con tó p i­
que reservan o dicen reservar su
mano (recolección de firm as) que aristocracia. cos como los sig uie ntes: -g o b ie r­
decisión hasta el ú ltim o m omento.
deben seguir los candidatos inde­ Los antiguos sistem as aristo crá­ no» de los «managers», de los ex­
pendientes para poder ser incluidos tic o s oran ciertam ente una é., pero pertos. de los tecnócratas. A par­
G. Schmldtchen, Die bofragte Notion actualm ente la é. abarca a gru­ tir del año 1960. aproximadamente,
en las listas electorales. (1959): B. Vogel y P. Haungs. Wahlkampf
En algunos países (Suiza, A ustria) pos de d irige ntes que son mucho en el vocabulario bé lico de la crí­
uñó Wahlertradltlon (1961); N. Dicdo-
la con stitució n adm ite la p o s ib ili­ rlch, Empirlsche Wahlforschung (1965); más d ifíc ile s de d e lim ita r, porque tica social, el té rm in o de ->esta­
dad de forzar, a través de una mo­ E.K. Schouch y R. Wildenmann (dirs.), actúan en diversos campos p ro fe­ blishm e nt viene a s u s titu ir en par­
ción popular, una votación genoral Zur Soziologie der Wahl (1965). sionales (economía, política, me­ te al de é. A io largo de la histo­
(referéndum ) sobre una cuestión dios de difusión de masas. Igle­ ria, los únicos que hasta ahora
discutida, incluso en contra de los sias, etc.,), surgiendo a veces in te r­ han tenido é xito on una crítica de
Élite. Es un concepto ovaluativo
partidos p o líticos existe ntes. Para ferencias (la posición de e. adqui­ la é. han pertenecido todos, sin
que se aplica a una m inoría (se­
ello es necesario aportar un número rida prim eram ente en la vida pro fe­ excepción alguna, al grupo de aque­
lecta, por ej., los deportistas de
s uficiente do firm as on favor del sional — campeón m undial de de­ llos que aspiraban a co n s titu irs e a
una nación seleccionados para la
p le b iscito (p o r ej., la m oción que porte, a lto oficial del e jé rc ito — sí m ism os en la nueva é.. o de
olim píada, o que se tien e por se­
triu n fó en A u stria de dospolitizar puede conservarse, aunquo se haya aquellos que, debido a la función
lecta) que tien e unas funciones es­
la radio y la televisión, 1966-67). La cambiado de profesión, por ej., uno que desempeñaban, tenían que con­
peciales. Aunque en toda profesión
investigación social em pírica exa­ se pasa al mundo de la economía). v e rtirs e en la nueva é.
se puede hablar de la propia é..
mina no sólo el com portam iento de Un -»status ca ra cte rístico — con Hasta ahora, ninguna comunidad,
sin embargo é., en sen tido e s tric ­
los electores (por m edio de en tre­ frecuencia de poca duración — es por muy sencilla y con tro la ble que
to. quiere decir la clase superior
vistas después de unas elecciones) el quo, on cuanto m iem bro de la fuera, y aunque estuviera co n sti­
de una sociedad que d irig o la vida
en relación a unas características é.. tienen las llamadas celeb rities, tuid a en form a de dem ocracia ple­
política y social (que adomás de­
determ inadas (lugar do residencia, los titu la re s de una -»imagen (im a­ biscitaria , ha podido evitar, a la
term ina los gustos, taste setters).
profesión, religión , odad, etc.), sino ge) telégena basada en cualquier larga, que surgiera una é. de fu n ­
Esta clase está con stituid a por per­
tam bién la -»tendencia hacia un re­ aportación que pueda interesar o cionarios o renunciar a ella (cf. las
sonas de diversas profesiones y
sultado electoral determ inado en el im presionar a la -»opinión pública é lite s funcionales en los Klbbtizlm
posiciones sociales. No hay que
periodo que precede a las elec­ (la persona quo obtiene el prem io de Israel). La dem ocracia presupo­
con fund ir a la é. con los -» in te le c­
ciones (encuestas de -»opinión). Nobel, el que organiza dem ostra­ ne. como Ideal y como princip io , la
tuales (que so definen a sí m is­
A ctualm ente a base de una muestra ciones, el in ven to r, etc.). Estas per­ posibilidad de pedir el despido o
mos como una é. especial, sin te ­
esmeradamente preparada, so pue­ sonas han subido al pedestal de la de re tira r el v o to al m iem bro de
nor en cuenta la d ife re n te situa­
den predecir por regla genoral los é. ayudadas por los medios de co­ la é. política, y lo mism o se puede
ción económ ica de sus m iem bros),
votos quo corresponden a cada municación de masas y, on espe­ de cir de las asociaciones do Inte­
a pesar de que entre los m iem ­
candidato o partido, incluso varios cia l. por la te le visió n , única y ex­ reses. Sin embargo, en todos los
bros de la é. so cuentan siem pre
meses antes de las elecciones y clusivam ente para quo o tro s se sir­ países industriales llama la aten­
algunos in te le ctu ale s. Según cálcu­
con un margen de erro r m uy redu­ van de su imagen para sus propios ción lo extraordinariam ente lim ita ­
los globales y a rb itra rio s (como el
cido. Un resultado electoral con­ fines (así la propaganda electoral da que os la circulación de la é.
de R. Dahrendorf) el porcentaje de
tra rio a talos predicciones podría del pa rtido socialdem ócrata alemán dentro de los sindicatos. En re a li­
la é. en la población es del 1 %.
deberse en algunos casos al gran — S P D — de la República federal dad, casi nunca se da una é. hom o­
Pero e. no quiero de cir lo mism o
espacio de tiem po (más do una se­ alemana en el año 1969 estaba apo­ génea con unos intereses idénticos.
que clase alta (más o menos la
yada por personas célebres; pare­ Por el contrario, en cualquier socie­

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Empleados

dad de cie rta m agnitud, incluso en Élites, circulación de las. En la so­ Emancipación. En la antigüedad, la m otivos ideológicos: por una parte,
las antiguas sociedades orientales ciología de V ilfre d o Pareto (1848- c. era el acto por el que uno de porque los e. quedarían de esta fo r­
de la época pre in dustrla l, se da 1923) la circu lación de las é. s ig ­ los m iem bros de la fam ilia (m iem ­ ma Inmunizados contra la p o s ib ili­
constantem ente una com petencia nifica el relevo continuo en las bro en sentido pleno) quedaba libre dad de organizarso sindicalm ente, y
e n tre los diversos segm entos de la posiciones de la -»clase dirige nte. del m ancipium , de la mano, es de­ porque al a trib u irle s un p re stigio
é. o entre las diferentes é lite s par­ Toda sociedad tiene varias ó., d ife ­ c ir, del dom inio y del poder de d is­ profesional dudoso y unas p o s ib ili­
ciales (en torno al presupuesto rentes entre sí, que están en con­ posición do la patria potestad. Pero dades de ascenso asim ism o dudo­
público, por ej., se da actualm ente tinua -»com petencia por alcanzar en los tiem pos m odernos se re fie ­ sas, se les m antendría p o lítica ­
una com petencia entre el sector el -»poder. Las derivaciones (por ej., re generalm ente a la liberación con­ mente inactivos; por otra parte, por­
cie ntífico y de la educación y el las teorías sociales) son únicam en­ seguida por la lucha, o bien a tra ­ que al suponer que los e. c o n s titu ­
secto r m ilita r). te m edios en esta lucha m utua de vés de o tro s (e. de los esclavos a yen una clase social peculiar, los
Se habla también de é lite s estra­ las é. La circulación de las ó. es raíz de la guerra c iv il americana obreros quedan necesariam ente s i­
tégicas, necesarias en el secto r pú­ la fuerza im pulsora en el -»cambio 1865) o a la conquista paulatina de tuados en la clase in fe rio r. Sin em­
blico y en el secto r controlado por social, la que lleva constantem en­ unas posiciones que hasta ahora bargo, las posibilidades de prom o­
el parlam ento para la form ación de te nuevos grupos de personas a eran inaccesibles dentro do una so­ ción y la conciencia que el e. tie ­
la voluntad racional (en tre otras so los puestos de mando (y con ellos ciedad (e. de la m ujer, e. tam bién ne de sí m ism o son hasta tal punto
cuenta la é. de los expertos). En nuevos puntos de vista a la orga­ de los labradores, de los judíos), específicas dentro del área ocupa-
el plano nacional e internacional, nización de la po lítica). En una so­ conquista lograda por unos sectores cional que se le asigna al e. por
una é. puedo ser considerada tam ­ ciedad, las ó. están formadas, se­ bastante am plios de la población, m edio de la divisió n dol -»trabajo,
bién com o grupo de consenso mí­ gún Pareto, por las personas más como, por ej., por las m inorías. que en la República federal alem a­
nim o respecto a las decisiones im ­ capacitadas de los respectivos cam­ na, en A u stria , en Suiza y en Sue­
portantes (C. W rlg h t M ills , en tono pos; pero como clases principales Empleados. Como categoría social cia los e. tienen sus propias orga­
de crític a social, habló de una de é. disting ue la é lite que directa de asalariados, los e. no se d is tin ­ nizaciones laborales. No obstante,
Power Elite, de una «ó. de poder» o indirectam ente se encuentra en guen ya claram ente, por sus a cti­ la Asociación alemana de sin dica­
en los EE. UU.: varios cientos de el gobierno y la que es capaz de vidades características, de los -» tos intenta atraer a los e. mediante
personas); en el plano comunal gobernar, pero en ese momento no obreros y los -»funcionarios. Desde una serle de reform as internas. El
puode ser considerada com o «es­ tiene el poder. el punto de vista del derecho labo­ porcentaje de e. dentro del mundo
tru ctu ra de poder» (desde Floyd Sogún la naturaleza de la deriva­ ral y de la seguridad social, los e. del trabajo aumenta constantem en­
Hunter, en EE. UU. se habla de com- ción que determ ina a una categoría estuvieron durante mucho tiem po te en todos los países Industriales
m u n lty pow er structure , 1953): son de personas, disting ue Pareto dos en tre estas dos últim as categorías, a expensas del porcentaje de obre­
aquellas personalidades situadas en tipos de hom bres: los especulado­ pero en la actualidad están perdien­ ros. En 1965 ascendía, en la Repú­
diversos sectores de actividades res y los re n tista s (personas que do cada vez más los rasgos carac­ blica federal alemana, a más del
con cuya aprobación hay que con­ quieren v iv ir seguros e invierten te rís tic o s que los diferenciaban so­ 26 por cie n to do toda la clase tra ­
tar, antes incluso de que se pueda sus ahorros en obligaciones del Es­ bre todo de los obreros (por ej., en bajadora.
in ic ia r un proyecto público. tado). La velocidad del cam bio so­ caso de enferm edad el patrono pa­ Es d ifíc il presentar una imagen
cial depende del tip o de personas ga el salarlo tam bién al obrero; se profesional del e. válida para todos
H.P. Dreltzel, Elitebcgrlll und Sozial­ que presenta la ó. que en oso m o­ han producido nuevos cam bios en ellos y utillzab le en sociología, dada
struktur (1962); C.W. Mills. Dio ome- mento se encuentra en el poder. el seguro o b lig atorio, etc.). Es muy la gran diversidad de sus form as
ricanlsche Eiito (1962); W. Zapf. Wand­ Según Pareto. e xiste una especie problem ático ca lifica r al e. de «tra­ de actividad: os un e. tanto la «pe­
lungen der deutschen Elite (1965);
de loy natural según la cual la é. bajador intelectual» (en la oficina), queña oficinista» como el d ire ctivo
T.ß. Bottomoro, Elite und Gesellschalt
que gobierna va recogiendo en el por oposición al obrero manual, ya que desempeña funciones em presa­
(1966); K. Klotzbach. Das Ellteproblem
Im politischen Liberalismus (1966); U. transcurso del tiem po elem entos de que en la actualidad muchas indus­ riales. Sin embargo, todos los o.
Jaeggi. Die gesellschaftliche Elite (1967): poco valor, y, debido a esto, vue l­ tria s exigen igualm ente del obrero se encuentran hoy ante una tra n sfo r­
A. Ammon, Eliten und Entscheidungen vo a perder de nuevo el poder. menos traba jo manual y más fun­ mación progresiva de sus fu n cio ­
in Stadtgemeinden (1967); R. Hamann. ciones de co n tro l in te le ctu al (-»Au­ nes, debida sobre todo a la ela­
Paretos Elitentheoric und ihre Stellung C. Marletti, Clases y élites políticas: tom ación). No todos los cie ntíficos boración de los datos m ediante o r­
In der neueren Soziologie (1964); P. Hüb­ teorías y análisis, en F. Alberoni, Cues­
sociales están de acuerdo en situ a r denadores electrónicos.
ner, Herrschende Klasse und Elite tiones do sociología (Herdcr, Barce­
lona 1971) 901-952: G. Zauels. Paretos a los em pleados, en cuanto a clase
(1967); G. Zauels, Paretos Theorie der
sozialen Heterogenität und Zirkulation Theorle der sozialen HeterogenltSt und social, por encim a de la clase ob re­ L. Neundorfer. D/e Angestellten (1961);
der Eliten (1968). Zlrkulatlon der Eliten (1968). ra. A lgunos se niegan a ello por F. Croner. Soziologle der Angestellten

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Empleados Entrevistas

(1962): S. Braun, Zur Soziologle der les y de la m agnitud de estos gru­ (o ve que so puede provocar esta Endogamia. En contraposición a -»
Angcstellten (1964); G. Hartfic! y otros. pos laborales. En las minas de car­ necesidad a través de la propagan­ exogamia, quiere d e cir la elección,
Beamte und Angestellte in dcr Verwal- da) e Intenta satisfa cerla por medio im puesta por la costum bre o por
bón de la Gran Bretaña se co n si­
tungspyramide (1954); O. Neuloh. Dio de la adquisición (a veces gracias la obligación, del con sorte en tre una
v/elsso Automatlon (1966): U. Jaeggl deró que el grupo óptim o, teniendo
en cuenta el óptim o em pleo de a un créd ito) y de la aplicación de de las personas del propio grupo o
y H. Wicdcmann, Der Angestellte in
las máquinas, era un grupo de unos los m edios de producción apropia­ categoría social. En sentido más
der Industriegesellschaft (1966).
18 hom bres: sin embargo, la cuota dos. Sin embargo, la ganancia am plio, es la prohibición, por ej., de
Empresa, sociología de la. La s. de de falta s al trabajo ascendía rápi- — que no es siem pre s e g u ra — pro­ m atrim onios de dife ren te religión.
la e. investiga la conducta social damento, si el grupo tenía más de cedente de esta actividad económ i­ Entre los pueblos p rim itivo s la e.
que so observa en la empresa in­ 8 personas. Quien se siente m iem ­ ca no es una señal do que la eva­ desempeña muchas veces un papel
du strial, teniendo en cuenta las ca­ bro de un grupo do 8 ó de menos luación que el em presario ha he­ im portante en la estructu ra social,
tegorías de los empleados, los t i­ personas, tiene reparos en mar­ cho del mercado sea exacta. En pero incluso en las sociedades in­
pos de puesto de trabajo, la clase charse de pesca en lugar de ir a una economía la función em presa­ du striales modernas, de vida u r­
de industria y también la conducta la mina, aunque haga buen tiem po. rial consiste, ante todo, en ade­ bana y soclalm ente dotadas de ma­
social de la persona en general (por Pero si el grupo tien e de 12 a lantarse con el pensam iento a la s i­ yor m ovilidad, como EE. UU., se
ej., form ación de bandas, grupos 18 hombres, entonces el reparo tuación futura de la economía y pueden observar cie rta s tendencias
inform ales, acciones desviadas, em­ es mucho m onor, pues puede con­ del mercado y en arriesgar la in­ a la e.
parejam ientos, relaciones de am is­ ta r que, com o mínimo, falta rá tam ­ versión de unos medios con miras
tad), pues al darse tam bién en la bién otra persona en el m ism o día, a una oportunidad del mercado: la Enfermedad. -»Conducta desviante,
empresa, tiene a veces im p lica cio­ y. con esto, al día sig uie nte una posesión real de los m edios de -»M edicina, -»Psicodrama.
nes en el proceso laboral (a pesar parte de la anim osidad caerá sobre producción tie n e una Im portancia
do o incluso conscientem ente en el otro. secundaria. En las sociedades in­ Entrevista. Se llamo e. interroga­
contra de las form as de conducta La s. de la e. se encuentra desde du striales de hoy la función em pre­ to rio (com pletam ente ab ie rto o se-
exigidas por In em presa). La estruc­ siem pre en un co n flicto de valores, sarial no va ya casi nunca unida a m iabierto, «no estructurado» o fi­
tura social de la empresa, la pos­ en un cam po do tensiones entre la propiedad do los m edios do pro- jado de antemano en un cuestiona­
tura del hombre fronte al -»traba­ los em presarios y los obreros. La ducclón. -»Clase social. -»M anager. rlo, «estructurado») a que se some­
jo , los problem as de adaptación, el s. do la e. está expuesta a la sos­ te a una persona (el entrevistado)
clim a de la em presa y la óptim a or- pecha y al reproche do ideología. A. Schopko, Dio Unternehmoifunktlon y que es realizado por un encues-
„ ganización interna do la empresa ¿Es su m isión o fre ce r a la d ire c­ oís sozlalethlsches Problem (1952). tador preparado ya do antemano.
son parte do los temas de que tra ­ ción do la em presa sim plem ente in ­ Este en tro vlstad or se basa general­
ta la s. de la e. Una política em ­ form aciones que puedan se rvir para Encuestas -»O pinión pública. m ente en un cuestionario elaborado
presarial racional y de óptim os re ­ el m ejor control social del personal para toda la serie de e. que van a
sultados no puedo triu n fa r (en el y para la máxima producción o, por Enculturación. Es el proceso de ser realizadas por un gran número
sontido de una productividad y el contrario, debe exponer cie n tí­ aprendizaje (inconsciente o cons­ de en tre vistad ore s. El en tre vista­
cualidad óptim as, in vin ie n d o el ca­ ficam ente y defender los intereses cie nte). por el que un Individuo va dor, al realzar la e., no debe tener
pital de form a que la em presa pue­ humanos do los obreros. adquiriendo poco a poco la cultura puesta siem pre la v is ta en el cues­
da com potlr) más que si a través de su grupo (H e rskovits. 1948); a tio n a rio (cuando so trata de temas
de la s. de la e. adquiere una idea D.C. Millor, y W.H. Form, Untorneh- la cultura del grupo pertenecen delicados, debe incluso aprendérse­
clara sobre la conducta social, tal mong, Betricb und (Jmwelt (1957); R. ¡deas de valor, -»ideales, así como lo a veces de m em oria; por ej., en
como os en sí. del personal y reco­ Mayntz, Dio soziale Organlsatlon des tam bién esquemas do -»conducta, las e. de A . Kinsoy sobre el com ­
noce los lím ites de un -»co ntrol Industrlebetrlebs (1958): W. Kellnor, Der tanto sencillos com o com plejos. La portam iento sexual). La e. dura, por
social basado en las órdenes y moderne soziale Konflikt (1901): F. Für- regla general, do 20 a 90 m inutos.
e. es una parte del proceso gene­
stenberg, Grundlragen dcr Betriebsso-
normas racionales, ote., que pue­ ral de la -»socialización. Hablamos También e xiste la e. intonsiva, corn-
ziologie (1964); J. Kolblnger (dir.), So-
da dar la empresa. El contingen­ tricb und Gesellschaft (1966): H. Kluth. de e. cuando una persona es in tro ­ pletom ento abierta (orientada por
te de bajas por parte de obreros y Soziologie der Grossbetrlebe (1968). ducida en la cultura de sus pa­ la psicología profunda), que dura
empleados depende generalm ente dres. y de -»aculturación, cuando varios dias, ocupando varias horas
menos de las características del Empresario. El e. es la persona que se trata de la incorporación, gene­ -5a da día (las investigaciones de
proceso laboral y de la clase de ins­ descubre en el -»m ercado la exis­ ralm ente después de la infancia, a Robert E. Lañe, O scar Lewis). La e.
trum entos, que de las relaciones so­ tencia de una necesidad bastante una nueva cultu ra (Inm igrantes). intensiva se asemeja a la terapéu­
ciales dentro de los grupos labora­ grande de productos o servicios tica psicoanalítica y, en la mayoría

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Schocck 9
Entrevistas Envidia

de los casos, com prende únicamen­ de com unicación en el transcurso to a la esfera íntim a; al parocer, do afecto es lo con tra rio de afecto,
te a unos pocos individuos de una del cual el encuestador y el en tre­ en las sociedades Industrializadas protección. Según algunas obser­
categoría social. vistado, incluso inconscientem ente, de occidente los interrogados se vaciones, hay hombres quo no tie ­
En las ciencias sociales la o. pueden in fluirse m utuam onto. La expresan actualm ente con mayor nen relativam ente e., pero que on
es un instrum ento muy im portante posición do cada una de las pre­ libertad respecto a su com porta­ cie rta s situaciones específicas de­
para la obtención de datos. Su ex­ guntas dentro del cuestionarlo (y m iento sexual que respecto a la jan reconocer claram ente una falta
tensión y la im portancia que so le tam bién el orden que se siga en propiedad y a los ingresos), está en de afecto. Sin embargo, la persona
concede m uestran, al m ism o tie m ­ toda la o., os d e cir la relativa pro­ relación opuesta a su representa- crónicam ente envidiosa estará tam ­
po, que la unidad fundam ental de xim idad de cada una de las pregun­ tividad. Es d e cir: cuanto más a tre ­ bién siem pre propensa a la fa lta de
toda sociedad, y tam bién para la tas respecto a las otras) puede vidas son las preguntas, cuanto afecto.
sociología, es la persona individual, desfigurar la realidad, puede des­ más «delicados» sean los puntos La e. — en cuanto fenóm eno y
el individuo y su horizonte de v i­ pe rta r reacciones em ocionalos en a los que se refieren, tanto más on cuanto co n c e p to — nos ofrece
vencias. La e. on grupo, una discu­ el entrevistado (o incluso la in te ­ probable os que el Interrogado se un punto de referencia constante
sión exploratoria que se realiza con rrupción de una e.). El cuestiona­ niegue a responder y que haya quo para la investigación de la conducta
algunos entrevistados, no ha encon­ rlo debe ser. por esta razón, pro­ in te rru m p ir antes de tiem po la e., y social de los Individuos y de los
trado más quo una aplicación lim i­ bado prim eram ente en una encuesta con osto dism inuya la dependencia grupos dentro de d ife ren te s socie­
tada. Acerca de la metodología, los piloto. En la medida de lo posible, que la m uestra tiene respecto a la dades y culturas. Este punto de
supuestos y las variables que so la e. no debe realzarse en presen­ casualidad. A. Schrader hizo unas referencia nos pe rm ite asocia* ob­
pueden m edir en el proceso do la cia de terceras personas, ni en con­ experiencias sem ejantes en Alem a­ servaciones realizadas en diversos
o. en cuanto ta l, se ha trabajado diciones talos que un extraño la nia occidental con respecto a la tiom pos, sociedades y sectores cul­
ya bastante, pero este aspecto de pueda escuchar, pues ello podría im portancia social de la posesión turales. La e. nos m uestra tam ­
la o. ostá, on gran parto, aún sin Influ ir en las respuestas. (1966). bién cuán poco nos ha librado la
explorar. Una d ificu lta d en la eva­ La e. es un proceso prim ario sociedad indu strial actual, por lo
luación de la e., ta n to por parte del de Investigación en el que el en­ R.K. Morton y otros. The Focused In­ que respecta a la actitud de los
investigador como de ios profanos, cuestador pone unos incentivos ver­ terview (Glencoe [III.] 1956); N.R.F. prójim os fre n te a nosotros, de unas
se debe a la poca dife ren cia que bales (a voces tam bién gráficos, Maier, The Appraisal Interview (Nueva
form as de pensar, de unas trabas,
hay entre una conversación normal York 1958); R. König (dir.). Das Inter­
visuales, sim bólicos) a los que el de unas sospechas quo continúan
view (M965); Idom (dir.), Hondbuch der
y una e. en sentido e s tric to . Todo entrevistado responde igualm ente aún caracterizando la convivencia
empirischen Sozialforschung, vol. I
ol mundo so creo 011 condiciones de una form a verbal (o eligiendo (*1967). de las personas en las sociedades
de poder realizar una e. La e. dol en silencio una ta rje ta o un cua­ trib a le s de los pueblos p rim itiv o s
sociólogo preparado da origen, del dro entre los m uchos que se le Envidia. La e. no significa querer o en las aldeas de las reglones
mism o modo que la conversación ofrecen). En la e., en contraposi­ te n o r «también» o «más». El -»con­ económ icam ente retrasadas. La con­
do dos profanos, a una -»relación ción a la observación, es el inves­ sumo ostentoso, el qu ere r «sobre­ ducta guiada por la e. real o, mu­
social, y el encuestador pone inclu­ tigador el que pone de m anifiesto, pujar» a otra persona no pertenecen chas veces, solam ente supuesta de
so Interés en despertar en el en­ el que «provoca» los datos. Puede propiam ente a la Idea de la e. No los o tro s es poco apropiada para el
trevistad o la im presión de una con­ ser incluso que la c. lo haga caer se puede con fund ir la e. pura con -»progreso y la -»Innovación. Aun-
versación inconvencional. Los -»ro­ al entrevistado en la cuenta de al­ el com portam iento agonal y de au­ que la e. es, sobre todo, conse­
les de ambos deben asemejarse, guna posibilidad, de algún aconte­ té n tica -»com petencia. E. no es tam ­ cuencia de la proxim idad social (in •
en lo posible, a la conducta nor­ cim iento de su vida (m étodo c rltl- poco lo m ism o que fa lta de afecto. vidlous p ro x im lty ) y aunque por re­
mal. Este req uisito de la o. so ha cal-lncldcn t) quo le había pasado Tanto on la o. como en el tem or gla general solam ente se tiene en­
convertido, a su vez. en objeto de dosaporclblda hasta entonces. La se tra ta de un acto que ha sido vidia a aquellas personas con las
críticas investigaciones. Hasta aho­ e. puede hacer cam biar al e n tre ­ provocado por un objeto específico. quo uno so puede com parar de fo r­
ra no se han desarrollado do form a vistado, ree stru cturar, en parte, su La fa lta do afe cto puede ser. de ma realista, sin embargo, las de­
satisfa cto ria unos c rite rio s genera­ conciencia. Hay que d is tin g u ir en­ una form a parecida al miedo, un m ocracias modernas de las socieda­
les con los que se pueda averiguar tre la e. personal, la interrogación estado general do ánimo, latente y des in du striale s tienen cada vez
la validez de una e., la posibilidad directa y verbal, y la 0 . escrita sin direcció n alguna. El concepto más en cuenta la e. en cuanto rea­
de comparación de las diversas e. (cuestionarlo que se envía por co­ de e. es muy antiguo, y su origen lidad norm ativa.
y las «condiciones de borrosldad» rreo). etim o ló g ico se puede encontrar en Los sociólogos confunden mu­
de la e. La intensidad de la c., la tomá- fenóm enos arcaicos, com o la m i­ chas veces el fenóm eno y el con­
Toda e. representa un proceso tica (su m ayor o m enor acercamlen- rada maligna (envidia), etc. Falta cepto de -» co n flicto con ol do e.

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Envidia Envidia

La e. es generalm ente un proceso ción, en un caso de competencia sociedad que tien e los máximos alguna, la e. se m anifiesta no sola­
silencioso, secreto y con frecuen­ económica, etc.) puede 110 darse puntos de contacto o en otra con m ente en el deseo do Igualdad, sino
cia indem ostrable. El co n flicto es e., m ientras ninguno do los dos unos puntos de contacto m ínimos. tam bién en el deseo de m antener
acción, acción social. Como conse­ sepa quién es el que va a ganar al Se podrían lograr unas acciones intacta una desigualdad cualquiera.
cuencia del estudio del con flicto y final. racionales funcionalm ente óptimas Los privile gios celosam ente guarda­
de las situaciones de conflicto, se La sociología tien e descuidado el (procesos de decisión en la eco­ dos por aquellos que se encuentran
han descuidado aquellos fenóm e­ fenómeno de la e., sen tim ie nto que nomía, on ol sistem a fiscal, etc.), bien situados pueden tener un efec­
nos y procesos interhum anos y so­ se da prim ariam ente en el agresor, si la instancia X, que es la capa­ to igualm ente desfavorable para un
ciales que tienen su explicación puos la sociología estudia ante citada para tom ar las decisiones, sistem a de aportación to ta l y para
en la c., pero no en el con flicto. La todo las interacciones, las re la cio ­ pudiera em plear y rem unerar siem ­ el bien de la mayoría. No solam ente
e. puede re p e rcu tir tanto en el en­ nes sociales mutuas. El que en pre a los m iem bros funcionales A. la e. de aquellos que miran la socie­
vidioso como tam bién en la perso­ prim era línea se ocupa de los con­ B. C y D del modo que correspon­ dad desde abajo es la que supone
na envidiada que reacciona frente tactos sociales y de los procesos diera a una solución óptim a de las una traba para el rendim iento, sino
a la e., sin que se dé el m enor sín­ de intercam bio, descuidará la pos­ tareas. En realidad. X tie n e que te ­ tam bién la e. de aquellos que se
toma de con flicto. También es ver­ tura y las actitudes de los que se ner siem pre presente la capacidad croen en la cum bre (o al menos en
dad quo la o. puede dar lugar, tan­ encuentran aparte, los cualos llenos de stru ctiva que tendrá — y el obs­ una de las cum bres). En diversos
to en las personas particulares co­ de e. y de rese ntim ie nto m iran ha­ táculo que sup o n d rá — la e. de A, países, en la conducta de algunos
mo en los grupos, a unas posturas cia aquellos con quienes no tienen B y C respecto a D, si se ve que sindicatos se da una e. que actúa
y a unas acciones que pueden ser un contacto social. Por otra parte, D se encuentra en una situación disfuncionalm onte y que con bas­
consideradas com o con flicto. Pero las Interacciones intensivas y regu­ de privile gio por razón del trabajo tante frecuencia se observa entre
no se debe confundir co n flicto o -> lares en tre las personas 110 son una que se le asigna, por ol sueldo que aquellos a rribistas que form an una
agresión con e., ni estudiar el con­ garantía de que no se dan m otivos percibe o por las ventajas de su sociedal cerrada. Estos sindicatos
flic to como si se tratara del ver­ de e. Según nos muestran algunos trabajo. En caso de que X. por su monopolizan prácticam ente unas de­
dadero fenómeno. La sociología del crím enes, la 0 . puede ser una pos­ parte, dependa de la «buena volun­ term inadas profesiones (por ej., re­
co n flicto no se da cuenta de que tura escondida y enmascarada que tad» de A. B. C. etc. (por ej., en las servándoselas a los hijos de los
entre el envidioso y la persona descubre su víctim a en el amigo, elecciones), tiene que ponderar en­ antiguos afiliados), de form a que a
envidiada no es necesario que se en el com pañero o en el fam iliar, tonces si esta situación de p riv i­ los nuevos afiliados les resulta casi
dé un m otivo, una posibilidad real pero cuando ya es demasiado ta r­ legio en que se encuentra D, si­ im posible cu m p lir los requisitos
do co n flicto : al envidioso le resulto de. El «Otelo» de Shakespeare nos tuación que puede ser real o e x is tir para ingresar en estas profesiones.
especialm ente desagradable — co­ m uestra en la figura de Vago uno solam ente en la im aginación de A. Así, en los EE. UU. las profesiones
sa que aumenta su o .— no poder de estos casos. Por regla general, 8 y C, va a dar ocasión a una pér­ artesanales les están cerradas en
provocar un co n flicto con la per­ la e. es una consecuencia de la dida de buena voluntad en A, B y C, gran parte a los negros y a otras
sona envidiada. proxim idad social. Pero el recuerdo que amenace el fu tu ro m ism o de X. m inorías, ya que el aprendizajo y
También pueden darse verdaderos y la fuerza de la im aginación pue­ Por regla general, la m ejor mane­ el e je rcicio de estas profesiones
con flictos entre personas y entre den su p lir a la proxim idad social. ra para un sujeto económ ico (in d i­ está controlado por unos sindicatos
grupos, sin que tengan que ver na­ La persona que se encuentra des­ viduo, fam ilia, em presa) de reali­ que garantizan el m onopolio profe­
da con la e.¡ así cuando dos com ­ terrada on una isla o en ultram ar zar su aportación al todo, es gozar sional de los blancos (o de una
pañeros de juego que se aprecian o encerrada en una cárcel, se está de libertad para d e cid ir sobre la m inoría étnica establecida en esta
m utuam ente, por creerse obligados imaginando todo lo que le falta distrib u ció n do sus medios disponi­ profesión) y que al mism o tiem po
a obedecer cada uno a una ley dis­ a él y de lo cual otras personas bles, en el sentido de un análisis pretenden m antener una escasez
tinta, se enfcuentran el uno frente — conocidas o desconocidas para racional y estratégico de la situa­ constanto en la ofe rta de estos ser­
al otro en una situación de con flic­ él — están disfrutando en ese m is­ ción, sin ten er en cuenta los posi­ vicios artesanales. Toda asociación
to. M ientras estas dos personas mo m om ento. Si consideram os la e. bles observadores envidiosos, cosa profesional, una asociación de mé­
crean en la re ctitu d de la ley bajo como una de las causas fundamen­ que aportaría elem entos irracionales dicos, por oj., puede actuar de esta
la cual se encuentran, el con llicto tales de los roces, con flictos y sa­ que frenarían su libertad (esta li­ form a, haciéndose así, por e. pro­
puede desarrollarse en un marco botajes (pequeños y grandes) so­ bertad está lim itada sobre todo fesional. responsable de que en
com pletam ente libre de e. Incluso ciales y de muchos crím enes, en­ cuando un Estado, por m otivos ideo­ una sociedad la oferta de presta­
en el caso de que dos rivalos reco­ tonces es d ifíc il d e cid ir si se puede lógicos, ha monopolizado la sa tis­ ciones esté por debajo de las con­
nozcan voluntariam ente las mismas esperar una dism inución o una res­ facción de las necesidades en un diciones óptim as. Este com porta­
reglas de juego (en una com p eti­ tricció n relativa de la e. en una secto r de la economía). Sin duda m iento de las asociaciones profe-

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Envidia E quilibrio

sionalos, que a vecos lim itan el una distancia dentro de la estruc­ velación (por ej., en form a de im ­ pre tantos ejem plares cuantas sean
acceso a unas profesiones, ramos tu ra salarial podría se r designada puestos con un coeficiento muy ele­ las posibilidades do venta: dadas
Industriales y oficios do la artesa­ con más razón como colos que vado de progresión), es también estas posibilidades para satisfa cer
nía, incluso por m edios ilegales, sin como e., pues a esto com porta­ responsable de una explotación in­ las necesidades, pierden su razón
ten er en cuenta que el abastecí* m iento no tien e que ir necesaria­ suficien te del potencial do una po­ de ser los antiguos conceptos de
m iento do la población on el res­ mente unido ol deseo de in te rcep­ blación y de las cualidades de ésta. codicia o -afán de acaparación».
pectivo secto r os insuficiente, se ta r el acceso a la propia profesión. A cciones m otivadas por la e. sur­
asemeja al sistem a de castas y H. Schoeck, La envidia (Buenos Aires
El quím ico diplom ado que protesta gen en la mayoría de los casos,
ofrece las características de la o. 1969).
s i vo que la dife ren cia en tre su cuando uno se encuentra en una
O tro fenómeno de la e. profe­ sueldo y el del técn ico quím ico os posición de debilidad relativa frente Época, esp íritu de la. A p a rtir de
sional considerada do arriba abajo cada voz m enor, puede estar, sin a o tro . Sin embargo, tam bién se Herder, 1769, se da este nom bre a
son las form as de conducta do los embargo, en favor de quo se den puodo dar una e. que va unida y la actitu d y al e stilo homogéneo de
especialistas y obreros especiali­ po sibilidades de ascenso hasta su que nace do una posición de supe­ pensam iento que se encuentra en
zados. Éstos se encuentran bien pa­ propia situación. El titu la r de una rioridad. a saber: cuando 3 e em­ la mayoría de los contemporáneos
gados, pero protestan siem pre que posición profesional superior que plean todos los m edios disponibles do una época o de una faso de la
otros obreros con m enores cualida­ protesta en contra de unas nivela­ para Im pedir que otras personas histo ria del pensam iento. Goethe
des que ellos, en el m ism o sector ciones que en todo caso solam ente puedan poseer o d is fru ta r de al­ emplea todavía la expresión «espí­
general do la economía, perciben le afectan debido a esto sen tim ie n­ guna cosa y así se n tirse uno dueño ritu de los tiem pos». A veces se
unos aumentos de sueldo que acor­ to de pérdida de distancias, pro­ exclusivo de ella. En una sociedad confunde el concepto de e sp íritu de
tan la distancia quo los sopara de te s ta realm ente en un asunto que in du strial en la que la producción la e. con el de -»opinión pública.
ellos. Esta e. podría re cib ir el nom­ le afecta, poro lo hace porque está orientada a un m ercado libre, Sin embargo el fenóm eno del espí­
bre de o. de distanciam iento, e. de aprueba un sistem a do trabajo on hay muy pocas cosas quo debido a ritu de la e. puede se r una parte
status. Uno se imagina que d ism i­ el quo se dan grandes diferencias esta e. exclusivista de una sola per­ de la opinión pública o em pujar a
nuyo la propia valía, aunque perma- respecto a la rem uneración de los sona no estén al alcance de los ésta en una d ire cció n determ inada.
nozca Inmutable el poder a d q u isiti­ diversos trabajos y do las a p titu ­ demás. Un ejem plo de una acción de
vo, cuando o tro s obreros o em ­ des quo uno aporta. Su com porta­ este tip o lo tendríam os en el caso Equilibrio. En cuanto concepto, o.
picados perciben un aumento de m iento, al reaccionar eñ contra de de una persona que Intonta com ­ (utilizad o tam bién en ol sentido de
sueldo o salario. Sin embargo, esta unas tendencias de nivelación mo­ pra r todos los cuadros de un pin to r la hom eostasla de los sistem as bio­
reacción se asemeja a los celos, tivadas por razones políticas, está no por su propia afición al arte, lógicos, es d e cir, del organism o In­
-p u e s aquí se tra ta de defender un favoreciendo anto todo un clim a so­ sin o para im p ed ir que nadie tenga dividual) pasa de la física a la so­
valor legítim o que ya existe, a sa­ cia l favorable a las -»innovaciones. on su casa ni siquiera un cuadro ciología, siendo V. Pareto ol p ri­
ber: la distancia fro n te a los otros. Un efecto totalm e nte opuesto es do osto pin to r. Prescindiendo de mero que lo u tilizó do una form a
La protesta desaparecería en el mo­ el que tiene la política de aquellos tale s casos, actualm ente está cada am plia en sociología. Pareto en tien­
m ento on que el grupo m ejor cua­ quo trabajan por esta nivelación, voz menos ju stifica d o hablar de un de por e. el estado de un sistem a
lificado percibiera al m ism o tiem po con el deseo do acercarse, al me­ in s tin to , patológico de acaparaclón (social) que, por tendencia, reac­
un aumento de sueldo exactam ente nos paso a paso, a una igualdad del consum o. Aunque una persona ciona de tal form a fre n te a cual­
Igual que el do los menos cu a lifi­ utópica. Las utopías que quieren trabaje m uchísim o, con ol deseo do q u ie r cam bio que de nuevo vuelve
cados. Se tion e envidia de los tra ­ crea r una soclodad en la quo ape­ poder proporcionar a su fa m ilia ma­ a establecerse la posición de p a rti­
bajadores que continúan estando a nas se den ya diferencias en la yores com odidados, fom enta el -» da. el e. También A . C om te y
un nivel in fe rio r, no es el aumento rem uneración de unos rendim ientos lu jo, pero no se puede hablar de un H. Sponcer partieron de un e. so­
de salario en sí lo quo se envidia. y de unos grados de form ación que in s tin to de acaparación en el sen­ c ia l. Independientem ente de la so­
Uno so enoja, ante todo, porque se distinguen clarísim am ento entro tid o anterior, pues con su m ayor ciología, pero on el m ism o sentido,
ha desaparecido un margen de ren­ sí, están dispuestas a aceptar pér­ rendim iento y con la compra del ob­ los p o lítico s europeos, y sobre todo
ta por ol que so acostum braba a didas de productividad en la eco­ je to no priva a nadie de ningún los p o líticos británicos de los s i­
m edir la propia valía, el propio nomía, en la ciencia y en la oferta bien. Su demanda en el -»m ercado glos XVIII y XIX, veían en el sis­
rendim iento. Por esto, las nivela­ de trabajo de las profesiones libres, da lugar a una m ayor producción del tem a de fuerzas de los países eu­
ciones de salarios producirán siem- con tal de conseguir por esto ca­ m ism o objeto. En la economía de ropeos com o un e. que se debía
,pre unas reacciones fu e rte s en m ino el Ideal de la -»igualdad. En mercado libre, propia de los países conservar para ol bien de la paz.
aquellos que están afectados por e ste caso, la e. que se in s titu c io ­ Industriales, de todo o b je to apete­ La teo ría -»estructural-funcional de
la -» nivelación. Esta defensa de naliza como política general de ni­ cib le se pueden pro du cir casi siem ­ T alco tt Parsons, que da por supues­

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Equilibrio Escalas, construcción de

ta la existencia do un e. social, es bros de grupos de población en dolo a la conducta que observan las a unas escalas que no tienen más
critica da con bastante frecuoncia, los que según esta teoría debería naciones en relación con la estra­ de 11 puntos (do - 5 hasta + 5 pa­
ya que, en un modelo de -»sistem a predom inar el tip o «democrático». tegia atómica. Según la doctrina do sando por 0). Hay escalas en las
social que descanse en la funcio­ La construcción de la escala F, la e., se intenta forzar s iste m á ti­ que el Intorrogado debe disponer
nalidad de la hom oostasia, todas que en parte se basa en hipótesis cam ente a un con tra rio por medio contenidos de su m edio am biento
las partes (individuos, grupos) tie- surgidas por los años 1930, inten­ de una mayor o m enor presión po­ (tipo s de personas, mercancías, e t­
non que esforzarse constantem ente taba, en p rim er lugar, in vestig ar las lítica, psicológica o m ilita r (a veces cétera) y escalas destinadas a m e­
— volun ta ria o in voluntariam ente — posturas antisem íticas existo ntes en controlada por el com putador en el d ir actitudes, grados de dolor, pre­
por conseguir la -»adaptación, por EE. UU. Las personas que fueron sentido de la teoría del -»juego) ferencias. etc., en el m ism o in te ­
evita r los con flictos. Por tanto, un som etidas al te s t de escala F no a que se avenga a un com prom iso rrogado. Para m edir las actitudes so
cam bio revolucionario, o simple- constituyeron una m uestra repre­ aceptable para las dos partes, con­ utilizan preferentem ente la oscala de
m entó un cam bio radical ni siquiera sentativa de la población. La crítica servando la imagen anto la opinión R.A. Likert y la escala de L. Gutt*
está p re visto por la teoría. surgida contra la Investigación de mundial y la población dol país, man. Según Likert so trata de con­
Los in te ntos que se han hecho ia escala F se encuentra tratada para ovita r así una guerra nuclear. fro n ta r al interrogado solam ente
por in vestig ar más profundam ento, con todo detallo en J. Madge, La prim era vez que se resolvió una con cie rta s observaciones que es­
con los medios do que dispone la The o rig in s o f S cle n tlflc Soclology c ris is internacional según el prin­ tán en la misma dim ensión. La es­
m atem ática moderna y la técnica (1962). Según la escala F, son c ip io de la e., fue cuando el go­ cala de Likert es una escala de
de los com putadores (-»C ibe rné ti­ consideradas com o «autoritarias» bierno do Kennedy Intervin o en la in te rvalos sin punto cero. La esca­
ca, técnicas de -»sim ulación), el e. ( = fascistas on la estructura de la c ris is de Cuba en octubre de 1962. la de Guttm an tiene que compo­
en los sistem as sociales, son una personalidad) aquellas personas que De la e., en cuanto m edio prác­ nerse de unas preguntas llamadas
continuación do la teoría de Paroto. dan su aprobación a frases como tic o racional (zw ockratlonal), sola­ m onótonas que obligan al in to rro ­
El funcionam iento y la conservación las sig uie ntes: «Apenas hoy cosa m ente se puede hablar si ambos gado a responder con «sí» o un
del e. so puede explicar por el fen ó­ peor que una persona que fre n te con tra rio s dependen de unos sis­ «no» a unas preguntas-indicadores
meno del -»feodback. a sus padres no siente un gran tem as de armamentos que se con­ que ascienden de form a abrupta.
amor, agradecim iento y respeto»; trapesan por su destru ctivid ad In­ Pero 1a respuesta que se da al in­
M. Young, Es lebt) die Ungleichheit «dada la con stitució n de la natura­ controlable y que. por tanto, en dicador más elevado no puedo ser
(1961); R. Dahrondorf, Gesellschaft und leza humana, siem pre habrá guerras princip io ninguno de los dos con­ «auténtica», consecuente, «consis­
Froiheit (1961): R.V. Sampson, Equallty tente», más que si coincide con
y conflictos.» tra rio s quisiera om ploar. Poro si
and Power (Londres 1965): P. Brückner,
uno de los dos supuestos países las respuestas que el interrogado
Freiheit, Gleichheit, Sicherheit ( 1 966):
i. Simdbom, über das Glelchheltsprln- Escalada. En economía se entiende tien e mayores escrúpulos morales ha dado a las preguntas anteriores.
zlp als politisches und ökonomisches por e. la adaptación periódica y o si está más pendiente do conser­ La calidad de todas estas escalas
Problem (1962); H. Schoeck, te envidie autom ática do los precios al au­ var su -»im agen o p re stigio ante depende de la fuerza im aginativa y
(Buenos Aires, 1969). m ento de lo s coste s del m aterial. la opinión m undial que el otro, en­ psicológica, del verdadero se n ti­
En los EE. UU. hay una cláusula tonces la do ctrina de la e. supondrá m iento y tacto que tenga el inves­
Escala F. Se trata de un cue stio­ especial en los acuerdos entre em­ una desventaja para él. Aplicada al tigador frente a las form as más pro­
nario ensayado por A dorno y sus presarios y sindicatos quo se llama campo de la po lítica in te rio r, la e. bables de reacción en la población
colaboradores, en C alifornia, des­ • cláusula de escalera» (eskalator, es una palabra que está de moda, respectiva, form as de reacción quo
pués de la segunda guerra mun­ térm in o que en un p rin cip io se pero que puedo Inducir a error. llevan el cuño de la cultura y del
dial (prim eram ente entro estudian­ aplicó a la escalera mecánica). Esta idioma.
tes). Sogún A dorno, con este cues­ cláusula garantiza el aumento auto­ Escalas, construcción de (-»a ctitu­
tionario se puede d is tin g u ir entre m ático de los salarios, aumento des, -»p roju lcio, -»psicología social). Mathllda White Riioy y otros (dirs.).
una estructura fa scista de persona­ que iría acoplado al índice de los La c. de e. nos proporciona unas Soclologlcal Studlos in Scale Analysls
lidad y una dem ocrática (Igualitaria). costes de vida. Es hacia comienzos reglas y unos recursos (cada vez (Nueva Brunswick [N.J.] 1954); W.S.
Investigaciones llevadas a cabo pos­ de la década del 60 cuando aparece más roflnados) para poder colocar Torgorson. Thcory and Methods of
te rio rm e n te han m anifestado dudas Scallng (Nueva York 1958); H. Gulliksen
el térm in o e. en el sentido p o lítico las unidades (los estím ulos, los
y S.J. Messick (dirs.). Psychologlcal
acerca de la puroza del fenómeno quo generalm ente tiene. El autor indicadores para las preguntas-indi­
Scallng (Nueva York 1960): R. Kónig
• porsonalidad fascista (autoritaria)» am ericano Hermann Kahn, Investiga­ cadores) en una escala (continuo). (dir.), Handbvch der emplrlschen So-
y de la teoría que lo sirve de baso. dor del porvenir en la era atómica, La c. do e. es utilizada fundam en­ zlalforschvng, vol. I (: 1967); E.K. Sche-
Así, so encontraron reacciones pa­ fuo el que cre ó ol concepto do «es­ talm e nte para la m ensuración de uch. Skallerungsvuríahren ais Instru-
ten te s de escala F entre los m ienv calada» y «desescalada», apllcén- actitudes y generalm ente da lugar ment der Sozialforschung (1967).

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Escatologia Establishm ent

Escatologia. Es la do ctrina de las mentada en su dinám ica emocional Dlckinson, P.H. C hom bart de Lauvve Ruth Benedict, Urformen der Kullur
ú ltim as cosas. En un princip io , para y política por la conciencia que ac­ y otros) y tie n e unas dim ensiones (1955).
un cristia no la e. consistía en las tualm ente tienen los negros de ha­ ecológicas y cultu rales o psicoló gi­
ideas sobre el fin de los tiem pos, ber estado sus antocesores some­ cas. El e.s. no se crea sim plem ente Establecim iento. Con este nombre
sobre el fin del mundo y. sobre el tidos a la e. hasta el año 1865 (de­ con la distrib u ció n de las perso­ so designa una unidad social que
ju ic io final, ote. A ctualm ente tiene rroto de los Estados del Sur en la nas (densidad de población, -e s ­ por contraposición a la -» in stitu ció n
un sentido secularizado y significa guerra c iv il americana, y em anci­ pacio vital»), sino sobre todo mo- está geográficam ente localizada y
toda doctrina do salvación — tam ­ pación de los osclavos negros de diante una d istrib u ció n que sigue so propone unos o b je tivo s concre­
bién la do ctrina de cualquier utopia esta región). a una -»e stru ctura social especí­ to s que realiza dentro de un marco
p o lític a — que toma como punto Según la opinión de cie rto s in­ fica, unida a una form a de construc­ jurídicam ente fijado. En derecho ad­
fijo un estadio final, anunciado ya vestigadores, la e. surg ió en el ción (arq uite ctu ra: ésta a su vez m in is tra tiv o se habla de esta ble ci­
do antemano y en el que se cree transcurso do las guerras. En un depende del precio del suelo, de la m ientos de derecho público, por ej.,
firm em ente, a p a rtir del cual que­ princip io fuo más bien una medida técnica, de los m edios de locom o­ sociedades de radio: este concepto
darán solucionados, y por tanto des­ humanlzadora de la costum bre rei­ ción. etc.). El e.s. va naciendo tam ­ no tiene entonces relación alguna
aparecerán todos los problem as hu­ nante de m atar a tod os los venci­ bién com o una vive ncia subjetiva. con la localización geográfica del e.
manos y sociales. La e. cristiana dos sin excepción alguna, aunque El nom bre de e. se aplica tam bién
s irv ió de m odelo a la e. política. quizás se tom ara esta medida más G. Simmel, Sozloloyle (31923); K.V. Mü- a in stitu cio nes pedagógicas, tera­
moderada con m iras a la utilización Mor y Ellsabeth Pfell (dlrs.), Rsum und péuticas o rehabilitatlvas. y por lo
Esclavitud. Es el uso, a veces in­ do su fuerza laboral. La e. puede Gcscllschalt (1952): L.v. Wiese, System tanto a escuelas, hospitales y cár­
cluso jurídicam ente Institucionaliza­ se r concebida com o la form a p ri­ der allgemelnen Sozlologlo (31955); E. celes. De esta form a, el e. adquiere
do, que consiste en tra ta r al hom­ Rosenstock-Hucssy. Dio übcrmacht der el significado secundario de coac­
m itiva de un sistem a social do cla­ RSume (1950); H.J. Taubenfeld (dlr.).
bre sin consideración a su autono­ ses. El núm ero de esclavos llegó ción y, con ello, de algo descallfi-
Space and Socloty (Dobbs Ferry [N.Y.]
mía en cuanto individuo, como una a veces a superar con mucho en c a tlvo para los que están interna­
1901).
propiedad (para unos rendim ientos algunas sociedades al núm ero de dos. En este sentido, más que do
laborales) y como una mercancía los libres. A una form a más suave Especializaclón -»Autom ación. -» D i­ e. cabría hablar de in stitu cio n e s to ­
(mercado do esclavos). La e. e xis­ de e. estaban som etidos los sie r­ ferenciación, -»D ivisión del trabajo. tales según las define E. Hoffman,
tió antiguam ente en m uchos pue­ vos, los siervos de la gleba y los A sylum s, 1961.
blos, incluso en las grandes cultu­ obligados al servicio en filas, que Esquemas cultu rales. Entre las es­
ras. La e. fuo practicada p o r mu­ generalm ente eran labradores bajo tructura s de una cultu ra de term i­ Establishm ent. Es un concepto de
chos pueblos y trib u s prim itivas. un dom inio a risto crático . Los sis­ nada destacadas por los etnólogos, crítica social, actualm ente de mo­
Los prisioneros do guerra pasaban tem as to ta lita rio s del sig lo XX han los o.c. son la única estructu ra que da, que se extendió en Inglaterra
generalm ento al estado de e. El practicado la esclavitud (deporta­ tie n e fuerza oblig atoria para la ma­ después de la segunda guerra mun­
dueño de un esclavo tonía muchas ciones, campos do concentración, yo r parte de los m iem bros do esta dial (al p rin cip io solam ente so re ­
veces derecho a tra ta rlo con la m is­ campos de trabajo de esclavos), por cultu ra; la única, por tanto, que fe ría a la clase d irig e n te de las
ma arbitrariedad con que se trata ejem plo, la Unión S oviética y el caracteriza su conducta diaria. Pero in stitu cio n e s predom inantes en la
a un anim al dom éstico. Pero el sta­ régim en nacionalsocialista alemán. hay que e v ita r tod o ju ic io do valor: sociodad. como la BBC, la Iglesia
tus del esclavo no excluía slem pro Com ercio de esclavos y m anteni­ los e.c. regulan no sólo la conducta anglicana, etc.) y fue im portado a
la propiedad porsonal. En la anti­ m iento de esclavos (generalm ente normal sino tam bién la desviante. EE. UU., desde donde pasó a todo
gua Roma los esclavos podían rea­ m ujeres) existen todavía hoy en Pasan de generación en generación el mundo en form a p u b licita ria : el
lizar actividades com orciales y con­ diversos países asiáticos, así com o y en lo esencial se adquieren por e. es el círcu lo interno, a veces
seguir con su trabajo la suma ne­ en algunos reinos árabes. m odlo de la -»socialización. Con tam bién el conjunto de los que «do­
cesaria para com prar su libertad. ayuda de los o.c. so puede hacer minan» on una sociedad, prescin­
También hubo en Roma osclavos R. Pfaff-Giorsberfl, Dio Sklaverel (1932); diendo del partido, la visión del
una in vestigación y exposición sis­
muy culto s que hacían de m aestros S.M. Elkins, Slavery (Chicago 1959);
tem áticas de la -»subcultura de las mundo o la religión a que pertene­
M.J. Finley (dir.). Slavery in Classical
dom ésticos. La e., en cuanto proble­ diversas profesiones y estratos. Este cen. El e. abarca tam bién, en la
Antiquity (Cambridge 1960); B. David­
ma de relevancia sociológica, deja son, Vom Sklavenhandel zur Kolonla- concepto ya lo emplea E.B. Tylor mayoría de los casos, a la -»opo­
s e n tir su Influencia en los EE. UU. llslerung (1936). (1871), pero sólo a p a rtir de 1920 sición, al menos a todos aquellos
hasta el mom ento presente, pues se empieza a u tiliza r con m ayor fre ­ que, aunque de mom ento no ten­
la cue stión ra cia l que a llí o xiste , en Espacio social. Es uno de los con­ cuencia (Benedict, Sapir, Kluckhohn, gan poder o influjo, sin embargo
cuanto problema de m inorías, es a li­ ceptos de la sociología urbana (R.E. Kroeber, W issle r). pueden con tar con llegar algún día.

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Establishm ent Estrato social

por el cam ino le gitim o , a conseguir Estado -»asociaciones, -»autoridad, se le concede una representación sentido quo clase. El sistem a de
las posiciones claves de la socie­ -»burocracia, -»co ntrato social, -» de sus intereses estam entales más estratos (socief s tra tific a tlo n ) es
dad en quo viven. -»Élite, Estruc­ dem ocracia, -»elecciones, -»fun cio­ o menos jurídicam ente fijada, e in­ considerado norm alm ente como un
tura del -»poder, -»G obierno, -»Je­ narios, -»gobierno, -»hegem onía, -» cluso en algunos casos determ ina­ concepto general. La clase, el esta­
rarquía. -»Sociedad. Tan pronto co­ integración, -»nacionalism o, -»nacio­ da por la con stitució n (por oj. el mento, la casta pueden ser tom a­
mo una persona alcanza (en su nalización, -»oposición, -»parlam en­ estam ento de los labradores, de das como form as histó rica s del e.
profesión) un éxito notable, cae tarism o, -»partido, -»p atrio tism o, -» los médicos, el estam ento m ilitar, En todo caso, de la situación del o.
bajo la actual c ritic a social, que princip io de, -»pueblo, -»soberanía, etcétera). resulta, para sus m iem bros, un es­
le acusa do pertenecer al e., de ser -»soclodad, -»subsidiaridad, -»su- tilo de vida típ ico (raras veces una
un «arribista». A finales do la dé­ perposición, -» to ta lita rism o . M. Wobcr, Wirtschaft und Gcsellschoft visión del m undo). Según l.epsius
cada del 60. las personas de los (M956); F. lütge. Doutscha Sozlal■ und los estratos son «categorías de su­
países occidentales a quienes se H. Trlepel, Die Hogemonle (1938, reim­ Wlrtschoftsgcschichte (:1966). je to s de unas posiciones p rivile g ia ­
Incluía dentro del e. hablaban de presión 1961); J. Winckelmann, Gesoll- das o subprlvilegiadas, entre los
sí mismas, en cuanto e., con mucha schalt und Staat in dar verstehenden Estereotipo. Este térm in o está to ­ cuales e xiste una típ ica desigualdad
m ayor libertad quo si se les hu­ Sozlolofjio Max Wcbcrs (1957); R. Bcn- mado del lenguaje técn ico del im ­
dix, Herrschaft und Industriearbeit insuperable de posiciones». La pa­
biese aplicado el concepto do -» é li­ presor. Desde que W altor Llppmann labra «subprivlleglado», quo actual­
(19G0); R.M. Maclver, The Web of Go-
te, lo cual es un signo do la vague­ vnrnmont (Nueva York 51965); H. Ka- ilevó a cabo su investigación sobre m ente está de moda, sería p re fe­
dad dol concepto de e., que viene mmler, Dar Urspruny dos Staatos la opinión pública (1922), se llama rib le evitarla, ya que según la m is­
a s u s titu ir en parte al concopto de (1966). e. a toda idea preconcebida, gene­ ma definición, esto ostado no se
-»estrato superior, clase superior. ralm ente negativa, que durante un puede dar en las sociedades abier­
En los escrito s de los represen­ Estamento (-»Clase, -»Status). El período de tiem po bastante largo tas de hoy y las personas enmar­
tantes más extrem istas de la «opo­ concepto de estam ento no se debe reina en grandes sectores de la cadas (generalm ente por los soció­
sición extraparlam entaria», o. quie­ confundir con los de status, posi­ población fre n te a un grupo deter­ logos) dentro de los d ife ren te s es­
re decir lo m ism o que sociedad ción o -»e stra to (e. se traduce on minado. El o. va unido a una acep­ tratos no tienen ningún privilegio,
actual, la suma de todas las estruc­ Inglés por estáte). E. puode ser u ti­ tación, desprovista do toda crítica, sino más bien diversas preferencias
turas del status quo. A finales de lizado a veces en el m ism o sentido do una manera de pensar y de en la configuración de la vida y di­
la década del 50, en los EE. UU. o. que clase. Sin embargo, por o. so juzgar en form a de clisé (frente ferentes medios económ icos para
significaba prim eram ente, en cuan­ debe entender únicam ento una ca­ a personas, cosas, partidos, etc.) realizarlas, m edios que dependen del
to térm in o ca ra cte rístico de la po­ tegoría bastante numerosa de per­ que, por regla general, se basa en rendim iento de cada uno.
lém ica política do tip o conservador, sonas (su im portancia económica una supervaloración del propio gru­ Por e.s. se puede entondor tam-
sólo y precisam ente la alianza es­ o política en la sociedad respectiva po. -»E tnocentrism o, -»Im agen, -» bién l.a división arbitraria y estra­
pontánea de los p o líticos y fo rja d o ­ os muy grande) que tiene un puesto Prejuicio. El e. puede contener un tificada de toda población de cie rta
res de la opinión procedentes dol fijo en la soclodad o creen tenerlo, núcleo do verdad. Un autoestereo- im portancia fundada en unas carac­
ala izquierda progresista (así la no­ puesto que la mayoría de las veces tip o es la imagen quo un grupo terísticas objetivas de posición (pro­
vela de A. D rury: Advise and Con- está tam bién protegido jurídicam en­ tien e de sí m ism o; un heteroeste- fesión. vivienda, grado de form a­
sent. 1959). Es a mediados do la te. No os necesario que todos los reo tipo , la imagen que tien e de un ción, posesiones do cie rta magni­
década del 60 cuando una gran m iem bros de un e. estén al m ism o grupo extraño. Del e. tratan sobre tud, etc.). En esta divisió n, no de s-“-
parte de los inte le ctu ale s am erica­ tiem po (en el sen tido de estrato) todo las encuestas de -»opinión pú­ empeñan ningún papel los aspec­
nos, con ocasión de la guerra del en un nivol económ ico aproxim a­ blica y el análisis de -»contenido. tos sub je tivos quo puedan sor per­
Vlotnam , se sienten «traicionados» damente igual de elevado. No es cibidos por los m iem bros del e.,
por el partido dem ócrata bajo la necesario tam poco quo tengan un W. Lippmann, Public Opinión (Nueva com o el -» p re stig io y la conciencia
presidencia de Johnson, cuando en sen tim ie nto del «nosotros» o una York 1922); F.W. Droge. Publizistik und
Vorurteil (1967); W. Manz, Das Storaolyp de clase.
la jerga de la «nueva izquierda» conciencia de clase muy acentua­ Según cie rta s investigaciones, la
(1968).
(new le ft) la palabra e. se convier­ dos. El e. (cualquiera que sea su e stratifica ció n social resulta do la
te en ol térm ino polém ico que de­ m agnitud) no es un grupo, sino Estrato (e stra tifica ció n ) social. (-> desigual distrib u ció n del status so­
signa a todos los que dominan y una categoría de personas a las Casta, - »Claso, -»Estam ento, -»M o­ cial dentro de una sociedad con­
se m antienen firm es en la socie­ que, por razón generalm ento de la creta. En las sociedades in du stria­
vilidad. -»Prestigio profesional, -»
dad. Con este nuevo significado igualdad o semejanza do profesión Status. Teoría -»estructural-funcio- les de hoy los status son vividos
llegó la palabra o. a la Europa con­ y de la función que desempeñan en y atrib uidos de una form a continua.
nal). El térm in o e.s. se confunde o
tine ntal. la sociedad, privada y públicam onte Nadie sabe d e cir do sí m ism o en
se tom a casi siem pre on el mismo

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Estrato social Estrato social

qué parte de este continuo se en­ una sociodad parte de unos supues­ da por la estadística oficial, topa demás com o m iem bros de oste es­
cuentra, dónde term ina su status tos y de unos elem entos su b je ti­ con graves dificultades en las en­ trato.
y dónde comienza el status inme­ vos diferentes. Si se hace la prue­ cuestas directas realizadas en una El debate sobre la funcionalidad
diato superior. Por esto, lo m ejor ba con una persona y se le exige comunidad do población o en las de la e stratifica ció n social tien e su
es considerar los estratos sociales que vaya colocando por orden de personas interrogadas en una mues­ origen en las te s is de Kingsley
como categorías sociales del pen­ rango cien tarjetas, cada una do las tra . Si se pregunta o una persona: Davis y de W ilb e rt M oore (apare­
sam iento. Por su parte, cada una cuales contiene el nombre de una ¿En qué e stra to se coloca usted a cidas dosde 1942 casi siem pre en
de las clasos de la sociedad (sobre profesión distinta, quizá intente o r­ sí mismo?, si se le entrega a esta la «Am erican Soclological Review).
todo si se adm ite solam ente la denarlas «según su entender». Par­ persona una escala Impresa de la Como hasta ahora no se ha cono­
existencia de tres clases) está di­ te, por tanto, de una mentalidad quo pueda deducir, gracias a una cido ninguna sociedad «sin clases*
vidida en estratos. adquirida a lo largo de su vida den­ letra o a un número, ol e stra to que o sin estratos, Davis intenta m os­
El investigador social británico tro de una sociodad concreta, según le correspondo, esto le afecta mu­ tra r, a través de la teoría ->■ funcio­
D.V. Glass disting ue, por ejem plo, la cual determ ina qué es más alto cho más que si se le pregunta: ¿qué nal, la necesidad de una e stra tifica ­
sie te estratos: y qué es más bajo, qué os más Im­ le gusta más, la radio o la te le ­ ción en todo sistem a social. En
portante y qué es menos im portan­ visión? Los sociólogos observan este análisis hay quo d is tin g u ir en­
1. Profesionales y altos adm inis­ te, qué es más y qué es menos constantem ente cuán poco les gusta tre la existencia de diversas po si­
tra tivo s (pro fe ssio nal and high fam oso. Esta postura frente a las a las personas so r interrogadas ciones y la ocupación respectiva de
a d m in lstra tlve ): m édico, m iem ­ profesiones viene determ inada, por sobro su estrato y sobre las carac­ estas posiciones por unos in d ivi­
bro dol consejo do vigilancia, un lado, por las circunstancias per­ te rís tic a s de la e stratifica ció n. Es duos concretos, cuyas propiedades
etcétera. sonales de su vida y por ol estrato sorprendente ve r las diferencias y origen se pueden investigar. La
2. D irectivos y ejecutivos (mana- a que pertenece, pero tam bién por quo hay entre la clasificación que problem ática es d is tin ta según se
g e rifíl and exe cutive ): gerente, las actitudes que él sospecha en uno hace de sí m ism o y la que los quiera saber por qué las diversas
cam pesino independiente, etc. otras personas conocidas. Cuanto dem ás hacen de él. A sí, los traba­ posiciones gozan de dife re n te pres­
3. Inspectores, supervisores y otros más distan las diversas profesiones jadores y obreros especializados se tig io en un sistem a social o p o r qué
grados superiores no manuales de su círculo norm al de vida, tanto clasifican a sí m ism os con rela­ han llegado a ellas unos individuos
(inspectional, sup ervlsory and más im precisa será la valoración tiva frecuencia d e ntro do la clase determ inados. Lógicam ente, lo p ri­
o th e r non-manual, hlgh er grado): que haga do ellas. Una cuestión media, m ientras que los demás no m ero quo hay que aclarar es la
m aestro de escuela, reportero, d iscu tib le es hasta qué punto es los clasifican así con tanta facilidad. e xiste ncia de posiciones d istin ta s
viajante com ercial, etc. conveniente resum ir todas estas «La prim era explicación de esto con­ entre sí. Parto do la bibliografía que
4. Inspectores, supervisores y otros valoraciones d ife ren te s y decir, por s is te en una Inclinación general trata do la e stratifica ció n social ha
grados m odlos no manuales ejem plo, 75 % de los interrogados del hombre a supervalorarse a sí mezclado ambas cuestiones o ha
(inspectional, supervisor'/ and en una m uestra han puesto la p ro ­ m ism o en el aspecto social y a Intentado responder principalm ente
oth er non-manual, lo w e r grade): fesión A por encim a de la pro­ aum entar el se n tim ie n to de la p ro ­ a la cuestión de la dificulta d o fa­
agente do seguros, dueño do un fesión 8 . M ás lógicas serían las pia valía debido a una visión liso n ­ c ilida d con que algunos individuos
kiosco de periódicos, etc. encuestas dentro de grupos p ro fe ­ je ra de la propia posición social. pueden pasar de este estrato o de
5. Obrero manual cualificado y gra­ sionales que se conozcan perfecta­ Poro si esta Inclinación fuera gene­ tal o tro a ocupar unas posiciones
dos in fe rio re s de empleados no m ente los unos a los otros. El con­ ral de todos los hom bres, tendría determ inadas.
manuales (skille d manual and cepto de estim ación no adm ite la que dejarse s e n tir tam bién en los Para los funcionalistas, toda so­
rou tine grades o f non-manual): posibilidad de que la mayoría de grupos profesionales más elevados. ciedad es un mecanismo en fun­
policía, carpintero, instalador, las personas, en abstracto, sean In­ Sin embargo en estos grupos se cionam iento quo gracias a una cie r­
etcétera. d ife ren te s unas para con otras y do observa todo lo con tra rio : ellos m is­ ta dinám ica Interna logra d is trib u ir
(>. O breros manuales sem icuallfica- que solam ente se estim e a de ter­ mos no so consideran dentro de a sus m iem bros en diversas po si­
dos (sem l-skllled m anual): con­ minadas personas concretas y a la la clase sup erior con la frecuencia ciones sociales, convenciendo por
du ctor do camión, etc. profesión quo ejercen estas perso­ con que el ro sto de la población regla general a los titu la re s de las
7. O brero manual no cualificado nas. El m ódico goza de una gran lo hace» (Renate M ayntz). A l pa­ d ife re n te s posiciones para que cum­
(unskllled m anual): barrendero, estim ación, porque todo el mundo recer, hay una especie de reparo plan de una manera adecuada con
estibadores del m uelle, etc. ha sido socorrido por él en algún en despertar la envidia en el on- los deberes de sus posiciones. Pres­
caso do necesidad. cuestador, lo que les hace dudar a cindiendo de si el sistem a social
La estim ación general de cada La investigación de los estratos, los m iem bros de un estrato supe­ se basa en la com petencia entro
una de las profesiones dentro de que está com pletam ente abandona­ rio r si declararse o no ante los los diversos m iem bros o en la falta

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Estrato social Estrato social

de com petencia, la tarea es la m is­ portantes estén siem pre ocupadas Si se da una de ambas condiciones quitectos, asesores fiscales, etc.)
ma: reclutar constantem ente para por las personas más apropiadas. o ambas a la vez, entonces, en opi­ y que pueden perder una clientela,
determ inadas posiciones a unos in­ Davis afirm a que las posiciones que nión de Davis, el reclutam iento para tienen muchos más riesgos al ocu­
dividuos que podrían seguir en la ofrecen m ayor recompensa y que estas posiciones no puede ten er lu­ par un escaño en el parlam ento que
vida los caminos más diversos. Pero conceden un rango más elevado son gar más que en el m arco do un los que pueda tener, por oj., el fu n ­
en toda sociedad existen posiciones aquellas que, por una parte, tienen sistem a soclalm ente estratificado. cionario de una asociación.
que son agradables, si se las com­ más im portancia funcional para la Sin embargo, según Lepsius, la La distribu ción real de las fa ­
para con otras que no presentan sociedad y, por otra parte, exigen desigualdad en la valoración de las m ilias o de las personas activas
tantas ventajas. Además, desde el del individuo que las desempeña posiciones no es suficiente para ex­ de una población en dlvorsos e stra ­
punto de vista funcional hay traba­ más talento o una preparación más p lic a r la e stratifica ció n social: »De tos (do 3 a 6 ) es un problem a muy
jos im portantes y trabajos menos larga. Davis reconoce que es muy unas posiciones desiguales surge discutido. Las cara cte rísticas de
Im portantes. Igualm ente, la form a­ d ifíc il in vestig ar la im portancia fun­ una desigualdad social entre los t i­ profesión, renta y form ación esco­
ción requerida es muy d istin ta en cional de una posición concreta. Si tulares de las mismas, cuando al lar dioron en la República federal
cada una do las posiciones. partim os del p re stigio de esta po­ desempeñar una función de term i­ alemana (año 1960) la siguiente
Toda sociedad tiene, según Davis, sición, entonces estaríam os en un nada y al conform arse con las nor­ distrib u ció n de estra to s: estrato
tre s posibilidades de rocompensa círculo vicioso. Sin embargo, según mas de ésta queda cerrado el ac­ bajo in fe rio r, 16 % ; estrato bajo su­
para lograr que los m iem bros de Davis, existen dos Indicadores, in­ ceso a las posiciones p rivile g ia ­ perior, 30 % ; estrato medio in fe rio r,
las d ife ren te s posiciones encuen­ dependientes el uno del o tro , para das... Todas las posiciones desde 1 7 % : estrato medio central, 1 2 % ;
tren m ayores a tractivo s en el des­ m edir esta im portancia: 1 ) la me­ las cuales, al aceptar sus normas, ostrato m edio superior, 5 % , y estra­
empeño de las m ism as: 1 ) recom­ dida en que la posición es única no sea posible ascender a posicio­ to superior, 2 % . Como no cla sifica ­
pensa m aterial (dotación, nivel de en su función, es decir, si no e xis­ nes privilegiadas, obligan a los titu ­ dos quedaron 1 8 % . Son bastantes
vida, c o n fo rt); 2 ) el interés, la ten­ te ninguna otra posición que pueda lares de las mism as a renunciar, los autores que suponen quo el es­
sión y la riqueza de em ociones de desem peñar satisfa cto riam e nte la de una form a perm anente, a posi­ tra to superior abarca en los Esta­
un trabajo determ inado, y 3) las pro­ mism a función, y 2 ) el grado en ciones privilegiadas. La conform idad dos Unidos entre el 1 y el 3 % de
piedades de una posición que pro­ que las otras posiciones están de­ con las normas, exigida por la po­ la población y el estrato medio en­
m eten al titu la r una m ayor con­ pendiendo de ésta. En realidad, nin­ sición respectiva, obliga a sus t i­ tre el 40 y el 4 5 % .
ciencia de si mismo, en compara­ guna sociedad necesita prem iar en tulares a fracasar en sus intentos Lo m ejor es, según R. Mayntz,
ción con otras posibilidades, y una el m ism o grado, conform e a su im ­ por lograr unos valores culturales d is tin g u ir entre estratos en el sen­
extensión del yo. Algunos de !os portancia funcional, a todas las po­ determ inados y, con esto, ju stifica tid o de estructu ra de clases y es­
estím ulos y algunas de las recom ­ siciones existe ntes en ella, sino la desigualdad social existe n te en­ tra to s en el sentido de una d ife ­
pensas que lleva consigo el des­ sólo en la medida en que sea s u fi­ tre las categorías de los titu la re s renciación de p re stigio social (de­
empeño do una posición de term i­ ciente para conseguir que sean ocu­ de las diversas posiciones. Esta term inada subjetivam ente por la
nada, van unidos íntim am ente a la padas por las personas adecuadas. desigualdad social entre las cate­ cultura, los valores, la tradición,
misma posición y, a veces, al es­ Una posición, aunque sea fu n cio ­ gorías de los titu la re s de las posi­ los prejuicios, etc). La aplicación
fuerzo y al rol de obligatoriedad: nalm ente muy im portante, no nece­ ciones privilegiadas y subprivilegia- im precisa del concepto status ha
en este caso no se pueden separar sita ser prem iada de una form a es­ das descansa en unos mecanismos ocultado quizás en los últim os años
funcionalm ente el e je rcicio de la pecial, si puedo sor desempeñada estructurales.» Siempre que se exi­ las muchas dim ensiones do la es­
posición y las ventajas de la misma por cualquier persona. La situación ja, para ocupar una posición, una tra tifica ció n social.
(así. al e je rcicio de cie rta s p ro fe­ real en el m ercado del trabajo es cualificaclón do la cual estén exclui­
siones va unido el ten er que viajar muy com pleja, pues, por una parte, das determ inadas categorías de per­ P. Crespl, La estratificación social, en
mucho). ' hay posiciones muy estim adas para sonas, se verifica una e stra tifica ­ F. Alberoni, Cuestiones de sociología
Por tanto, si los derechos y las las que no sirve ninguna form ación ción social. (Harder, Barcelona 1971) 813-855; B.
ventajas de las diversas posiciones por muy larga que sea, sino en p ri­ Poro también oxiste una desigual­ Barbcr. Social Stratillcation (Nueva
de una socíodad son desiguales, mer lugar un talento que raras ve­ dad estructu ral respecto al acceso York 1957): Renato Mayntz. Sozialc
esta sociedad, según Davis, tiene ces se da en la población. Por otra a las posiciones «privilegiadas» de Schichtung und sozialcr V/andel in
que estar estratificada. La desigual­ parte, hay posiciones que podrían una sociedad in cluso para las per­ elner Industrlegemclndc (1958); E.E.
dad social os, por consiguiente, un ser desempeñadas p o r la mayoría Bergel, Social Stratillcation (Nueva
sonas que profesional y socialm en­
York 1962); D.V. Glass y R. Kónig
princip io creado inconscientem ente de las personas, con tal de que te pertenecen al m ism o estrato. Ca­ (dirs.) Sociale Schichtung und sozlale
con ayuda del cual logran las socie­ pasasen el largo período de form a­ si todas las personas quo ejercen Mobilitat (’ 1965); T. Shibutani y K.M.
dades que las posiciones más im ­ ción que es necesario para ellas. una profesión liberal (médicos, ar- Kwan, Ethnlc Stratif¡catión (Nueva York

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S f lx x c k 10
Estrato social E structural-funcional, teoría

1965); K.M. Bolte y otros. Sozlalo Por el contrario, la e., sobre todo da por la estructu ra de la pobla­ logos am ericanos Robert K. M erton.
Schichtung (1968); E. Wiehn, Theorlen cuando se trata de una teoría in­ ción (E structura de -»edades, etc.), Klngsley Davis y sobro todo Talcott
der sozlalcn Schichtung (1968). tu itiva , debe ser considerada siem ­ clasificación profesional, actividades Parsons han desarrollado después
pre como algo com pleto. Dreitzel económ icas, organizaciones, así co­ en toda su am plitud y dife ren cia­
Estructura. En cuanto concepto fun­ antepone el sistem a, en cuanto mo por unos «campos de com por­ ción la teoría e.-f., fundam entalm en­
dam ental de la sociología y do la concepto, a la e. Am bos conceptos tam iento» institucionalizados (Für- te a p a rtir de modiados del siglo XX.
antropología do la cultura, ofrece suponen (aceptan) un orden de ele­ stenberg), como la fam ilia, la es­ La teoría e.-f. intenta sim p lifica r
dificulta des de aplicación y do en­ m entos, distinguiendo los más Im­ cuela, la empresa, las asociaciones, el acontecim iento social en su de­
tendim iento, pues apunta a diversos portantes. los más decisivos desde las Iglesias, con sus sistem as típ i­ pendencia fre n te a las estructuras,
planes de la realidad social. Por el punto de vista estructu ral de los cos de roles, y. además, por los acontecim iento que hasta ahora no
una parte, hablamos de la o. social menos im portantes. Por regla ge­ grupos d irige ntes y por los tipos se podía aclarar ni d e scrib ir más
que une a dos personas — y sola­ neral, los elem entos más raros do de asentamiento.» que de una form a aproxim ativa y
m ente a ellas d o s — de una form a un sistem a o de una e. suelen ser parcial, haciéndolo transparentó co­
especial y que resulta de su -»sta­ los más im portantes. Estructural-funcional, teoría (-»Cam­ mo una instantánea de la co rriente
tus y del rol que desempeña (p. ej.. bio, -»Clase, -»Equilibrio, -»E strati­ ininte rru m pida de procesos y trans­
la o. de la relación m éd lco onfer- U.K. Merton, Social Theory ond Social ficación, -»Sistem a). Para algunos form aciones sociales y elaborando,
m o). Pero tam bién hablamos de la Action (Nueva York ’ 1957); T. Parsons, (com o F riedrich Joñas) la teoría dado el caso, los puntos aparente­
e. de toda una sociedad. La e. so­ Structure and Process In ¡Modero Socle- e.-f. es la única teoría general de m ente más im portantes de un sis­
cial no podemos verla, únicamente tias (Nueva York 1960); Idem, Social tem a social en orden a unas re vi­
la sociología de hoy. Aunque esta
Structure and Personallty (Nueva York
podemos deducir su existencia por form ulación sea quizás demasiado siones em píricas de las diversas
1964); R. Dahrondorf, Gesellschaft und
su in flujo on la acción de los in di­ Frelhelt (1961); C. Lévy-Strauss, An- exclusivista (pues incluso se discu­ hipótesis. Según Parsons, on la
viduos, Igualmente, en la química, thropologlc structurale (1958). te cuál es el significado de «teoría» cuestión acorca do la función de
en la biología, etc., a veces por el y de «sociología» y dónde com ien­ un elem ento en el sistem a social
com portam iento observado en al­ Estructura social. La e.s., que mu­ za la psicología social o antropolo­ deben hacerse patentes los c rite ­
gunos elem entos podía deducirse chas veces significa lo m ism o que gía cu ltu ra l), sin em bargo la teoría rios con los que se puede d e te rm i­
la existencia do una estructura, an­ estructura de la sociedad, puede funcionallsta. ol program a de la te o ­ nar ol peso re la tivo de los d ive r­
tes de que se la pudiera observar ser concebida com o un procoso con­ ría o.-f., es el in te nto de ofrecer sos factore s (dinám icos) y pro­
en el m icroscopio electrónico. Tam­ tinu o do acuerdos sociales, en los una explicación del com portam ien­ cesos. La estructu re de un sistem a
bién existe el peligro de que se que al m ism o tiem po se dan des­ to social dentro de las sociedades social podemos im aginarla, según
dé por supuesta la existencia de trucciones y reestructuraciones. La quo se pueda aplicar de la form a Parsons, com o un conjunto (se t)
una e., que se desarrollon teorías e.s. no es el conjunto de todas las " ™ á s goneral. R.K. M erton define más o m enos p e rfe cto de relacio­
sobre ella y se haga una política Institucione s existentes en una so­ con toda cautela la «teoría s is te ­ nes (form as de relaciones) mu­
social conform e a estas teorías, a ciedad, sino «la constelación os- m ática sociológica» com o la reu­ tuas, relativam ente estables, entre
posar de que la estructu ra no exis­ pecial de los grupos sociales más nión do todas aquellas pequeñas unidades (u n its ): por su parte, la
ta más que en la fantasía del so­ Im portantes (castas, estam entos, partes de antiguas teorías que has­ e structu ra social puede ser conce­
ciólogo. Hans Potor D reitzel (Sozia- clases) dentro de toda una socie­ ta ahora han superado el examen bida com o un sistem a de todas las
le W olt, tom o 16, 1965) considera dad, juntam ente con las corre s­ de la in vestigación em pírica^ Entre form as de relaciones (-»roles) so­
que sistem a y e. son unos concep­ pondientes form as específicas de los predecesores do la teoría e.-f. ciales que se pueden observar en
tos quo ostán de moda y que. al los acuerdos sociales entre éstas»’' hay que con tar a H orbert Spencer los sujetos que actúan en él.
hablar de sistem a, se da el peligro (G. Elsermann). La e.s. de una so­ y a Émile Durkheim . Este últim o La m uestra más sencilla de un
do co n stru ir la realidad en lugar ciedad es la «cooperación vlslblo, ha influido, por su parte, en algu­ a nálisis fun cion alista sería: el s is ­
de captarla: «La estructu ra está que va cambiando paulatinam ente nos antropólogos- sociales de la tem a S alcanza el estado de fun­
frente al concepto de sistem a en de las fuerzas sociales» (F. Fürs- Gran Bretaña (Bronislaw Mallno- cionam iento, cuando se dan las
la m ism a relación que la idea fre n ­ tonborg, S ozlalstruktur como con­ w skl, A. Radcliffe-Brow n y otros), condiciones previas X para la fun­
te a la realidad.» Según D reltzel, cepto fundam ental para el análisis los cuales suponían todavía que de ción. X puede darse tam bién fuera
el sistem a, en cuanto objeto que de la sociedad, en Z e its c h rift fü r vez en cuando on todo sistem a so­ del sistem a (p o r ej., morcados ex­
se ha de examinar, puede expresar Soziologie und Sozialpsychologle, cial cultu ral se daba una -»Integra­ tra n je ro s para los productos do la
una roalldad que quizá sea sola- Jg. 18, Colonia 1966). La e.s. do ción to ta l y óptim a (idea a la que economía de un país, economía que
m onte científica y, por tanto, puede una sociedad indu strial de hoy es pueden in d u cir las sociedades de es concebida como un sistem a). Su­
ser considerado como incom pleto. plurldim ensional: viene determ ina. los pueblos p rim itiv o s ). Los soció­ pongamos que S (es un hospital,

291 y
292
Estructural-funcional, teoría Etnocentrism o

entonces X puedo ser la calidad me­ siem pre con toda exactitud las per­ La teoría e.-f. se ve expuesta M.L. Cadwallader (The C ybernetic
dia do los diagnósticos hechos por sonas que actúan — desd9 su pun­ desde siem pre al reprocho de un A ná lisis o f Chance in Com plex So­
todos los m édicos que están en el to do v is ta se dice que una cosa -»conservadurism o inmanente e im ­ c ia l O rganizations, «Am erican Jour­
se cto r correspondiente del hospi­ es latente o m anifiesta — ya que p lícito . Los representantes de esta nal o f Soclology», tom o 56, 1959,
tal y que son los que envían los entre los m iem bros del m ism o sis­ teoría han abordado repetidas ve­ p. 154ss), utiliza el concepto (y la
enferm os a ese hospital (S funcio­ tema puode haber diversidad de ces esta cuestión (R.K. M erton, So­ h ipó te sis) de una ultraestabllldad.
na ópticam ente cuando no se dan cia l Theory and Social Structure, Esta ultra estab ilida d hace posible,
opiniones respecto a este punto.
Ingresos innecesarios de enfer­ Así, la teoría e.-f. de K. Davis 1949): cuando una teoría intenta según Cadwallader. la existencia
mos). La condición previa X para ha dado lugar tam bién a réplicas ju s tific a r la existencia do algunas de unos sistem as abiertos que con­
la funclén puede ser tam bién — y y malas interpretaciones por pre­ in stitu cio n e s o esquemas de con­ tinúan existiendo en cuanto sis­
éste es un ejem plo clásico discu­ sentar las relaciones funcionales ducta de una sociedad o de de ter­ temas, incluso aunque su estructura
tido desde hace ya varios dece­ como relaciones causales; por ej., minadas Ideas on el campo de la y función estén som etidos a un
n io s — la doslgualdad de las com ­ «la función de X es el soste nim ien­ cultura (com o la fe en la «suerte» cambio constante.
pensaciones por los rendim ientos to de Y». Dore (»Am erican Sociolo­ y en la «mala suerte», un ejem ­
laborales. Por regla general, hay gical Review», diciem bre 1961) ha plo que analiza M erton) por la Im­ Ethos. En la antropología cultural
que p a rtir de lo situación S — bien intentado explicar este punto: en portancia (función) que tienen para se llam a e. al conjunto de ideas y
se tra te de una situación adecuada la subsistencia (y para el acopla­ creencias que la mayoría de las
el caso de que, según K. Davis, el
u ó p tim a — y únicam ente después sistem a de la e stratifica ció n social m iento eficaz y p e rfe cto de todas personas de un grupo étnicam ente
preguntar por X. Primeramente hay deba tener la función (m isión) de las partes del sistem a), entonces delim ita ble tienen acerca do los
que d e fin ir el estado final. No se fa c ilita r la -»división dol trabajo, se trata necesariam ente do una problem as fundam entales. El o. pue­
puede preguntar si X lleva a una S esto no quiere decir necesariam en­ ideología en favor del status quo. de darse tanto en la pequeña trib u
óptim a. te que la estratifica ció n (con su A l m ism o tiem po, esta teoría de un pueblo p rim itivo , como en
Los elem entos que, cum pliendo desigualdad de retrib ució n por los obliga a una form a de observación una gran sociedad moderna. Con es­
con los rendim ientos que general- d ife re n te s rendim ientos) haya sido ahistórica y no puede ten er en te nom bre se designa especialm en­
monte se espera de ellos, co n tri­ la (prim era) causa de la división cuenta el cambio social. te a los -»ideales y -»esquem as de
buyen a la subsistencia dol s is te ­ del trabajo. Más corre cto sería R. Mayntz, entre otros, ha salido conducta considerados como ob li­
ma, son funcionales. No funcionales decir1: los m otivos de la sub sisten­ al encuentro de esta objeción. Esta ga torio s por la mayoría y que ga­
son aquellos elem entos que, aun­ autora hace resa ltar que puedo dar­ rantizan una vida común regulada
cia del sistem a de la división del
que observables, sin embargo, no trabajo radican (tam bién) en la exis­ se una teoría e.-f. e incluso pro­ y predecible de antemano. Concep­
tienen (ya) ninguna función mani­ yecto s de alte rna tivas para el fu n ­ to s análogos son: cará cte r popu­
tencia do la e stratifica ció n social.
fiesta. Disfuncionales son los ele­ Por tanto, según Dore, lo im portan­ cionam iento. Ésta no obliga a ele­ lar. carácter nacional, sistem a de
m entos que perjudican la duración te es in dica r exactam ente en cada g ir com o punto de partida del análi­ valores, visión del mundo. -»C ul­
y el rendim iento de S. El térm ino caso si en el análisis e.-f. uno se sis el status quo respectivo. Como tura.
-»eufunclonal, que apenas se usa. refiere a la causa (o al origen) de punto de partida puede s e rv ir tam ­
se aplica a los elem entos que con­ una estructura, de una in stitu ció n, bién una situación fu tu ra (y el m o­ Etnocentrism o. Es un concepto (ge­
tribu yen do una manera especial etcétera, o a los m otivos do la sub­ delo de una utopía social) que des­ neralm ente con caráctor do crítica
a la consecución de la óptim a meta sisten cia que se observa en ella. de el punto de vista del observa­ social) desarrollado en la sociolo­
de S. R.K. M erton distingue entre Según él, ha habido algunas in s titu ­ dor se considere deseable. Punto gía americana y creado por W.G.
funciones — o estructuras — laten­ ciones en la histo ria que no han de referencia del análisis estruc- Summ er (1906), quo expresa la re­
tes y funciones m anifiestas. Dentro revelado sus funciones m anifiestas tural-funcional puede ser tam bién feren cia que un grupo (comunidad
de un sistem a, so llama latente a el m odelo de presupuesto para una religiosa, raza, estrato, pueblo) tie ­
más que de una form a paulatina y
un factor, cuando los participan­ fun ción óptim a. La teoría e.-f. no ne de sí mismo. El e., que muchas
que han sido cuidadas y cultivadas
tes (p a rticip a n ts) en S no inten­ tie n e que afirm a r necesariam ente veces es un sen tim ie nto in ju s tifi­
por razón de estas funciones (así
tan conseguir este fa c to r ni reco­ que este óptim o (dinám ico) ha sido cado de superioridad do la colec­
los Juegos circenses existían en
nocen su eficacia. M anifiesta se Roma antes do que los Césares vie ­ alcanzado ya (o solam ente) en el tivid ad respectiva, fom enta el pre­
llama a una estructura o una fun­ s ta tu s quo. - La teoría e.-f. perm ite ju ic io fre n te a los extraños y, con
ran su utilidad política. Radcliffe-
ción, cuando las personas que ac­ tam bién a isla r on la situación real ello, a veces la -»discrim inación de
Brown hace observar que en China
túan en el sistem a aspiran a con­ no se descubrió la utilidad política los elem entos que son disfunciona­ éstos. En todo grupo hay que con­
seguir esa estructu ra o la recono­ les para una función óptim a. R. ta r con cie rto e., pudiéndose ob­
del culto a los antepasados hasta
cen com o tal. Pero hay que indicar el siglo III antes de C risto. M ayntz siguiendo la propuesta de servar in cluso en aquellos grupos

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296
Etnocentrism o Experimento sociológico

que lo condenan con especial du­ ro esta fusión de la sociología con tlon au structurallsme (París 1968); madamente, y on relación tam bién
reza cuando lo ven en o tro s. Un -*■ la e., intentada en EE. UU. hace W.E. Mühlmann. Goschlchte der Anthro- con el re la tivism o cu ltu ra l, el e.s.
grupo cuyos m iem bros concedieran algunas décadas, no ha llegado a pologio (51968). pierde su valor cie ntífico entre los
tan poca im portancia a la pertonen- realizarse; tam bién va desapare­ antropólogos culturales. Pero a me­
cia al grupo, quo en su conducta ciendo la costum bre que había en Eufunción. La escuela -»estructural- diados de los años cincuenta sale
no se pudiera descubrir ni rastro las universidades de EE. UU. de te ­ funclonal de sociología da este nom­ de nuevo a discusión un modo res­
de e., dejaría de serlo, según lá ner departam entos comunes para la bre a aquella función del sistem a tric tiv o de ver los fenóm enos c u ltu ­
d efinición de grupo. sociología y la antropología (c u ltu ­ social que no solam ente le man­ rales en el sentido del e.s. (A. Kroe­
ra l anthropology). Pero el in flu jo y tien e en un estado de equilibrio, ber y G. M urdock).
T. Shlbutanl y K.M. Kwan, Ethnlc Stra- el com plem ento m utuo de la e. y de com o hace la función, sino que,
tlflcatlon [Nueva York 1965). la sociología continúa siendo muy además, le perm ite a este sistem a Exogamia (por contraposición a ->
grande y desde hace 20 años, aproxi­ (una sociedad, una organización, un endogamia, ambos conceptos pro­
Etnología. Antiguam ente, en cuanto madamente. os fom entado, sobre grupo) cum p lir de una manera óp­ ceden de J.F. McLennan. 1865). E. es
etnografía, la e. era por lo general todo, por el estudio de los países tima con sus obligaciones m anifies­ la norma que obliga a los m iem ­
solam ente una ciencia descriptiva. en vías de -»desarrollo. Algunos e t­ tas. A diferencia de los conceptos bros de un grupo a buscar el con­
Hoy os una ciencia interesada en nólogos (M arg arot M ead, Cora Du de función y disfunción, ol térm ino sorte o socio sexual fuera del gru­
in vestig ar sistem áticam ente, em­ Bois, G. G orer y otros) han exam i­ e. no ha logrado im ponerse. po. M ie ntras que el tabú del -»in­
pleando diversos métodos — tam ­ nado tam bién, con el sistem a do cesto prohíbe determ inadas form as
bién los c u a n tita tiv o s — y apoyán­ observación de la e., sociedades Evolucionism o social. Apoyándose de endogamia, en la mayoría de
dose en teorías generales (tomadas in du striale s com plejas. La sociolo­ en el evolucionism o biológico de los casos no determ inan las reglas
algunas del psicoanálisis), los di- gía, en cuanto ciencia que tiene Darwin. en la segunda m itad del de la e. a qué distancia del grupo
vorsos grupos étnicos. En Gran por m ota alcanzar proposiciones sig lo XIX y a com ienzos del si­ hay que buscar el consorte. La in­
Bretaña la e. se llama antropología que sean lo más generales po­ glo XX surgió una teoría, muy ex­ clinación a la e. fa c ilita en las so­
social y en EE. UU. antropología sible sobre el com portam iento tendida entonces entre los sociólo­ ciedades humanas el proceso de ->
cultu ral (c u ltu ra l anthropology). En social humano y las estructu ras so­ gos y etnólogos, según la cual las difusión y la concentración de unas
la actualidad no se puedo d is tin ­ ciales que sirven a este com porta­ form as más sencillas, y sobre todo unidades sociales mayores. Por me­
g u ir claram ente ontre etnografía y m iento, no podrá c u m p lir p e rfe c­ las in stitu cio nes de la vida com u­ dio de la e. se fom enta la -»innova­
etnología, pero la etnografía po­ tam ente con s u 'm is ió n más quo si nitaria del hombre van evolucionan­ ción cultu ral. La mayoría de las
dría ser considerada com o la cien­ recurre a la e. en busca de datos do y desarrollándose en unas fo r­ cultu ras que no poseen aún Idioma
cia de la extensión, de las mani­ com parativos, ya que de otra fo r­ mas cada vez más com plejas. Una e scrito (pueblos p rim itiv o s ) siguon
festaciones de las divorsas com u­ ma tendrá que lim ita rse a ser la influencia especial tuvo el e.s. do las normas de la e. La o. cumple
nidades étnicas en el espacio y en sociología de algunas civilizaciones H e rbe rt Spencor. M ucho antes de en estos pueblos unas funciones
el tiem po (teniendo en cuenta es­ occidentales aisladas. Darwin, nos encontram os ya con im portantes en orden a la conserva­
pecialm ente sus culturas m ateria­ Ideas acerca de una ley que rige ción de la costum bre de la recipro­
les. sus artefactos), m ientras que A.L. Kroeber, Anthropology (Nueva la evolución de las form as de so­ cidad social, ya que la o. fija — ge­
la o. se ocupa especialm ente de York ’ 1948); A.R. Radcllffe-Brown, Me- ciabilidad humana y la evolución neralm ente de una form a muy com ­
los elem entos dinám icos, de los thod ¡n Social Anthropology (Chicago de las Instituciones p o líticas (las p lic a d a — las prestaciones y con-
procesos (relación entre cultura 1958); A. Gohlon, Anthropologlscho traprestaclones económicas, por oj.,
form as del Estado), en Platón (La
Forschung (1961); R. Redfleld, Human el precio de la novia. Por m edio do
y personalidad, procesos do socia­ república, lib ro VIII), M aquiavelo y
Nature and tho Study of Soclety (Chica­
lización específicam ente cultu rales) G. Vico (on este ú ltim o de una la e. se puede conseguir también
go 1962); E.E. Evans-Pritchard, Social
y de las relaciones entre las cos­ manera ya original, tanto desde el que desaparezca la enem istad e xis­
Anthropology and olhor Essays (Nueva
tum bres religiosas y económicas. York 1962); A. Gehlen, Studlen zur punto de v is ta sociológico como tente entre las tribus.
Bronislaw M alinow skl, George P. Anthropologie und Sozlologle (1963); antropológico). En el fondo, la ley
E.v. Eickstedt. Ursprung und Entfaltung B. Kidd, Sozlale Evotutlon (1895); H.
M urdock y otros etnólogos se han de los tres estadios, de Com te. su­
dar Seala (1963); L. Malr, An Introduc- Bucker y H.E. Barnes. Social Thought
esforzado por co n stru ir una cien­ pone tam bién un e.s. Según el e.s., from Lore to Scianca. 2 vols. (Nueva
cia general de la conducta cu l­ tlon to Social Anthopology (Oxford
de una prom iscuidad p rim itiva ha­ York M961); H. Hartmann (dir.), Moder­
1965); W.E. Mühlmann y E.W. Müller
tural del hom bre en cuanto ser bría surgido, por ej., la monogamia, na amerlkanlscha Soziologie (1967).
(dlrs.), Kulturanthopofogle (1966); C.
cultu ral, en la que se juntaran la Lévi-Strauss. Anthropologle structurale pero pasando antes por la poliga­
sociología, la e., la psicología y al­ (1958); Y. Simonls, ¿laudo Lóvy-Strauss mia o, m ejor dicho, la poliginia. En­ Experim ento sociológico. Aunque el
gunas otras ciencias auxiliares. Pe­ ou la «passlon de l'lncostc». Introduc- tro los años 1920 y 1950, aproxi­ e.s., en cuanto método fundam en­

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Experim ento sociológico Experim ento sociológico

tal de las ciencias em píricas que bien un m étodo reductivo de ex­ sideran normal y consecuencia de re n d ip ity* (Robert K. M erton ): du­
sigue al m odelo de las ciencias na­ perim entación, es de cir, «un pro­ una situación seria (e. por ej., em ­ rante el trabajo do Investigación
turales, es considerado como algo cedim iento para exam inar la vali­ presarial). Esto req uisito lo cum ­ se observan unas form as de com ­
recom endable tam bién en sociolo­ dez de m edios teó ricos (conceptos, ple, sobre todo, la productividad de portam iento com pletam ente inespe­
gía, y para la solución de algunas hipótesis) dentro de un campo muy los trabajadores en una empresa radas que no responden a ninguna
cuestiones como algo im p rescin di­ delim itado». Con esto, se va cam­ Industrial. hipótesis o teoría. Estas form as de
ble, topa sin embargo, con tantas biando sistem áticam ente una s itu a ­ Por esto, en la h isto ria del e.s. com portam iento dan lugar a una
dificulta des que su aplicación con­ ción, de tal form a que el cambio se hace siem pre referencia a la nueva investigación, y 2 .4, la d ificu l­
tinúa lim itada solam ente a algunas puede ser registrado con toda exac­ serie de in te ntos clásicos realiza­ tad fundam ental de todo experim en­
partes de la conducta social, de la titu d como inform ación y acoplado dos por Elton Mayo en las fábricas to y de todo pronóstico que verse
form ación social de las e stru ctu ­ a un sistem a de organización (te o ­ Hawthorne de la General Electric sobre la conducta humana: las per­
ras, etc. La conducta de los pe­ ría). También la -» e ntrevista puede de Chicago (J.A.C. Brown, Psycho- sonas de ensayo, o bien la pobla­
queños grupos y los procesos dé ser considerada como experim onto. lo g ie d e r ¡ndustriellen Lelstung, ción que está sujeta al pronóstico,
inform ación y de com unicación pue­ El in te rrog atorio representa una in­ 1956). En aquella ocasión se exa­ adquieren conciencia de su im por­
den ser som etidos en la realidad trom isión dentro de un campo de­ m inaron las diferencias de produc­ tancia respecto al experim ento o
social al e.s. en cuanto que son lim itado (la tranquilidad del Inte­ tivid ad de un grupo experim ental respecto al ensayo y, como conse­
el verdadero problem a o en cuan­ rrogado). Según esto, una en tre­ do trabajadoras y de un grupo de cuencia, se com portan quizá de una
to sim ulaciones de procesos que vista abierta sería un experim en­ control (según se tratase de una manera distinta.
no están al alcance del e.s. La ma­ to de exploración. ilum inación óptim a del puesto do En el experim ento se intenta v e ri­
yor parto de los e.s. que han te n i­ La mayoría de los sociólogos y trabajo o de o tra ilum inación no fica r el grado de probabilidad (o bien
do un resultado p o sitivo e in te ­ te ó rico s cie n tífico s del siglo XIX tan buena). En contra de todo lo la falsedad) de una hipótesis, com ­
resante pertenecen al cam po de la no querían aplicar el e.s. a las cie n­ que se esperaba, aum entó la pro­ probando la relación causal de no
psicología social (po r e|., los expe­ cias sociales. John S tuart M ili hizo ducción tanto del grupo experim en­ más de dos factore s perfectam ente
rim entos de conform idad de Stan­ hincapié en las rápidas y enormes tal como del grupo de con tro l (la definibles. Esto se realiza en una
ley M llgram ) más que a la (m acro) transform aciones tem porales de los ilum inación era la mism a quo an­ situación y bajo unas condiciones
sociología propiam ente dicha. procesos sociales, las cuales im p i­ tes, pero se daba el fa cto r obser­ que se puedan abarcar y controlar
El inconveniente que tien e todo den se dé la constancia de las vación). Después de esto, se exa­ en todos los elem entos que, según
experim ento cie ntlflco socia l, a sa­ condiciones de partida que os ne­ m inó de nuevo a ambos grupos, po­ lo que ya sabemos, son im portan­
ber, el hecho do que la conducta cesaria para el e.s. A. Com te re ­ niéndolos en otras condiciones nue­ te s (eficaces) respecto al com por­
de las personas de ensayo está In­ chazaba el e.s. alegando quo las vas y d istin ta s para cada grupo (du­ tam iento que se va a observar. El
fluida por ol conocim iento que tie ­ relaciones sociales son demasiado ración del descanso, salario por e.s. consta por tanto de dos con­
nen do que se trata (sólo) de un com plejas y que el mism o e.s. es unidad do rendim iento, etc.), pero secuencias, com o mínimo, y de dos
experim ento, podría evitarse en al­ un tra sto rn o a rtificia l, cuyos efec­ la productividad de las trabajadoras procesos que desembocan en dos
gunos casos, diciendo a las porso- tos se reproducen en el campo de ambos grupos continuó subien­ situaciones sem ejantes on todo me­
nas do ensayo (on el experim ento de observación de una manera in­ do durante doce semanas*. Incluso nos en un fa cto r que para nosotros
do pequeños grupos) que su con­ controlable. Incluso actualm ente después do dejar todos los cam­ es decisivo. La posibilidad de m edir
ducta sirve para in ve stig a r un nue­ la sociología se encuentra ante la bios y mejoras. Mayo explicaba es­ o con tar toda clase de unidades de
vo procedim iento, por ej., las ins­ realidad de que el número de las ta observación por el sentim iento conducta (o sus resultados, por ej.,
talaciones para la seguridad dol variables desconocidas, y en parto de Im portancia y de pertenencia a el rendim iento laboral) no es una
vuelo. Con osto el o.s. se convier­ todavía insospechadas, do la reali­ la empresa que se había form ado condición fundam ental para el expe­
te en la supuesta situación form al. dad social es m ayor que el número en las obreras al desem peñar ol rim ento, aunque sí es de desear.
Sin embargo, en la mayoría de los de los factores conocidos y, por papel de personas de ensayo. El Un experim ento, por tanto la d is­
casos el experim ento trabaja con tanto (al menos teóricam ente), con­ grupo experim ental (en una de las
una población reunida a rtificia lm e n ­ trolables por un experim ento. disposiciones del experim ento ca­ * Derivado de Serendlb, nombre
te (técnicas de ->m uostreo), m ien­ da dos obreras podían eleg ir cuatro quo en un tiempo se dio probable­
Donde m ejor se puede trabajar
mente a la isla da Ceilán y que hace
tras que a través del e.s. se qui­ con el e.s. es en la Investigación di­ com pañeras) desarrolló su propia
referencia al cuento de los tres prín­
siera saber algo sobre procesos rigida a unas variables que son cla­ dinám ica do conducta. Este expe­ cipes de Sercndib. La serendlplty es
sociales en una población natural. ram ente m ensurables y que son rim ento. llamado de H awthorne, re­ la facultad de hacer por azar felices e
Según G. Eberlein, el m étodo expe­ producidas por una conducta de las vela dos aspectos im portantes: 1 .°, Inesperados descubrimientos. (Nota del
rim ental de la sociología es más personas de ensayos que éstas con­ la aparición del fenóm eno de la se- traductor.)

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Experim ento sociológico

posición especial de una investiga­ W. Slebel, Dle Loglk des Experlments


ción. puede e le g ir tam bién como In den Sozlalwlssenschaften (1965).
c rite rio para de cid irse en favor o
en contra de la hipó te sis una con­ Extraño. Extraño es la persona a
ducta que únicam ente se puede re­ quien el -»grupo, sobre todo cuan­
conocer y d is tin g u ir cualitativam en­ do se trata de un grupo que se per­
te (en el sen tido de un síndrome,
de una form a).
cib e a sí m ism o como una com uni­
dad íntim a, no considera m iembro
F
suyo, pues hasta el m om ento en
G. Ebcrloin, Experiment und Erfahrung que aparece en el grupo, éste no
in dar Soziologie, ert W. Strolz (dir.), sabe con seguridad nada o muy Familia. La f., y en p rim er lugar la la India, en China, entre las tribu s
Exporlment und Erfahrung In Wissen­ poco de la vida pasada del e. El Indias de Norteam érica).
f. nuclear que encontram os en todas
schaft und Kunst (1963); W. Siebei,
-»status del o. es conocido en to ­ 1as sociedades (nuclear fam lly, que El principal interés para la so­
Die Logik dos Experiments In den
Sozlalwissenschaften (1965); H. Parthey das sociedades y muchas veces consta como m ínim o de dos per­ ciología de la f. actualm ente radica
y D. Wahl, Die Experimentelle Methode está rodeado do dotorm lnados rito s sonas mayores, de divorso sexo, y sobre todo en los roles sociales y
In Natur■ und Gesellschaftswissenschaf­ y form as de com portam iento por de sus descendientes, todos los en el sistem a social de la f. nu­
ten (1965); W. Mangold, Empirische parte de aquellos que reaccionan cuales viven bajo el m ism o techo), clear. Pero la sociología fa m ilia r
Sozialforschung (1967). ante la aparición del e. Como el e.. el -» grupo p rim ario más im por­ examina tam bién las relaciones fre n ­
cuando se to le ra su presencia y su tante para el hombre. En este gru­ te a la generación de los abuelos,
Ex post facto, prueba. La p. ex post actividad, no está tan sujeto a los po so realiza su -»socialización, su que generalm ente viven en su pro­
facto se realiza cuando, después de -»controlos sociales del grupo, que hum anización,^ su propia homlnlza- pia casa. La f. en la que se ha na­
un acontecim iento, después de un son controles de tradición, pue­ clón en el sentido de -»encultu- cid o se llama f. de orientación
proceso social que se da por con­ de desem peñar en favor del grupo, ración. Aunque la poligam ia está ex­ (fa m ily o f orien ta tion). La f. que
cluido, se emprende la búsqueda sobre todo en el secto r de la eco­ tendida en m uchos pueblos — in­ un individuo form a por su propia
do las causas. Se parte, por consi­ nomía (por ej., judíos y chinos en cluso al comienzo de la era indus­ cuenta es la f. de procroación. La
guiente, de los hechos ya o cu rri­ el secto r de las finanzas), aquellas tria l se in te n tó in tro d u cir en una sociología fa m ilia r investiga la con­
dos, reconstruyendo paso a paso la funciones que por unas determ ina­ sociedad occidental (los mormones ducta de los dos sexos antes del
constelación de aquellos factores das trabas sociales no han sido on EE. U U .)— , sin em bargo apa­ m atrim onio (cou rtsh ip behaviour y
que se consideran decisivos, hasta desempeñadas hasta ahora por los rece en la mayoría de los casos m ate selection), por tanto la elec­
llegar a l punto del pasado, a p a rtir m iem bros del grupo o no lo han como poligam ia, es decir, m atrim o­ ción del cónyuge y la petición de
del cual el fenóm eno quo nos ocupa sido suficientem ente. Una economía nio de un hom bre con varias mu­ mano del cónyuge. En general, en
se desprendo del conjunto de su puede estar dependiendo d ire cta ­ je re s, y rarísimas, voces como las sociedades in du striale s del s i­
m edio am biente histó rico . Pero al­ m ente de los extraños (por eje., el » poliandria (Una m ujer y varios hom­ glo XX la elección del cónyuge se
gunas causas hipo té ticas solam en­ caso de la invasión de obreros bres). Prescindiendo de la exten­ basa en el «amor rom ántico» (con­
te se pueden com probar en el expe­ extranjeros, en Suiza; últim am ente sión de las form as polígamas, la cepto de rom a ntlc love de los so­
rim ento inte le ctu al o com parándo­ se les llama obreros «Invitados»). monogamia es la form a más co rrie n ­ ciólogos am ericanos que tratan de
las con otros procesos que están Es un m é rito de Sim m ol el haber te, aunque nada más sea por ra­ la fam ilia), por tanto en los gus­
m ojor investigados. Este método puesto do relieve la im portancia zones económ icas. La f. ^extendida to s y preferencias de los jóvenes.
no nos perm ito un experim ento en universal que el e. tien e para la (o patriarcal) era común en las so­ Los pairos no desempeñan ningún
sen tido estricto. sociología. ciedades rurales de la época preln- papel en la elección del cónyuge.
d u s trla l: la f. extendida reúne bajo Pero la elección del cónyuge se
la mism a cabeza com o m ínim o a realiza todavía de una form a típ i­
tres generaciones (el abuelo, los cam ente cla sista y responde (in­
hijos con sus cónyuges y los nie­ cluso en ol aspecto re ligioso y é t­
to s ). Todos viven en ol m ism o nico) al princip io do la homogamla
hogar. (del m atrim onio entre personas
La f. extendida se da sobre to ­ muy sem ejantes entre sí). Así, In­
do entre los pueblos de pasto­ cluso en los EE. UU., los grupos
res con form as patriarcales de étnicos y religiosos de la población
mando (turcos. Indogermanos, en son actualm ente muy endógamos

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Familia
Familia

(grupos do origen anglosajón, ita ­ regla general, tiene bastante con


liano, polaco, etc., los católicos, tram atrim oniales. En el concepto de curso de los últim os 100-150 años,
un número de dos a cuatro partos
los judíos, etc.). f., ta n to las dim ensiones morales por ej., la urbanización y la indus­
por m ujer para poder c o n stitu irse
com o las juríd ica s se entrem ezclan trialización no han hecho cam biar
También la -»gerontología social en f. com pleta. Una f. en la que
con las sociales y reales. Además, ta n to a la f. nuclear com o se había
investiga actualm ente las relacio­ deben nacer diez o doce niños para
en algunos pueblos p rim itiv o s las supuesto por los años 1940. Ú ltim a­
nes de la -»generación de la f. de que de éstos puedan llegar a la
procreación con la generación an­ relaciones entre el padre biológico m ente se ha observado una acen­
edad adulta tros o cuatro, tiene
te rio r. Un significado im portante y el niño son m ínimas, sin embargo tuación bastante fu e rte del faml-
que tener fundam entalm ente otras
entre el hermano dol padre y el niño llsm o, es decir, que las personas
tiene en la sociología fa m ilia r la estructu ras y otras form as de con­
posición que el niño y el joven (relación tío-sobrino) son muy es­ adquieren una m ayor conciencia de
ducta. Igualm ente, los m étodos a n ti­
ocupan dentro de su f. Aquí se ha trechas. Lo que se ve como unidad la f., se amoldan a su f. más de
conceptivos modernos, sobre todo
biológicam ente constituida, no es lo que habían predicho (incluso en­
producido clarísim am ente un enor­ los medios por vía oral, han hecho
siem pre la misma unidad emocional tre los años 1930-1950) para la so­
me -»cam bio social. Sin embargo, posible que nazca una conducta
y funcional en el sentido de nues­ ciedad americana pronósticos pesi­
la «emancipación» o la entroniza­ sexual independiente de la procrea­
tro concepto occidental do f. m istas.
ción del niño (que nació en EE. UU. ción, conducta que, a su vez, ha
La investigación acerca de los Los cambios que se producen en
y se va observando cada vez más dado origen a una m ayor em anci­
pueblos en vías de -»desarrollo la estructura, en el clim a interno
tam bién en Europa) no ha de ser pación de la m ujer a través del
(Á frica, A sia sudorlontal) ha com ­ de la f. de una sociedad en un m o­
considerada como una evolución e je rcicio de una profesión y, con
probado que en m uchos casos la m ento determ inado, pueden a ve­
social. Hay pueblos p rim itivo s en esto, a desplazam ientos en la es­
Infraestructura fa m ilia r del lugar es ces hacerse visib le s de form a Indi­
los que el niño goza una posición tru ctu ra de la autoridad dentro de
responsable del poco desarrollo eco­ recta. En una investigación acerca
parecida a la «moderna»; hacia la f. El concepto de f. es empleado
nóm ico y técnico. Y la investiga­ del c u ltiv o de la lectura en A le ­
mediados del s ig lo XX fueron Intro­ con cie rta ligereza com o concepto
ció n do las -»m inorías llevada a mania (S chm idtchen), muchas de las
ducidos en ia psicología in fa n til de sociológico. Los etnólogos han re­
cabo en los EE. UU. ha descubierto personas interrogadas sobre las po­
occidente algunos resultados de la comendado que se guarde pruden­
que las medidas de política fam i­ sibilidades que tenían do practicar
etnología, muchas veces en forma cia, pero la lite ra tu ra de los d ive r­
lia r orientadas de una form a abs­ la lectura, respondieron que la lec­
exagerada o mal interpretada, los sos pueblos y de los d ife ren te s
tra cta al tip o de f. tradicional tie ­ tura en el seno de la f. exige un re­
cualos han influido on la tendencia . tiem pos aplica la palabra f., de una
nen en determ inadas m inorías de pliegue, un descuidar los deberes
hacia la f. que todo lo perm ito (per- form a espontánea, a todos los g ru ­
la población unos efectos indesea- frente a la f. («El le cto r asiduo es
m issive fam lliy, p e rm lssive child pos poqueños que están form ados
rearing). dos. Desde el punto do v is ta de la por tanto aquel que, dentro de la
por representantes de ambos sexos
sociedad tom ada en su totalidad, f „ ha conseguido que sea respeta­
El cam bio do posición dol niño y algunos de sus descendientes.
las m inorías adolecen de fam ilias do su interés por la lectura».) La
en la f. moderna de la sociedad in­ A nte el concepto de f. se piensa
«im perfectas», cuya estructu ra y sociología fa m ilia r de los países
d u stria l de occidente se debe en también en la solidaridad fam iliar,
clim a social no proporcionan a los occidentales creo poder observar
parte al psicoanálisis, que tien o su en la form a de pensar propia de la
niños y a los jóvenes la socializa­ una transició n de la f. au to rita ria y
origen en Sigmund Freud, pero que f. y tam bién en conceptos juríd ico s.
ción que es necesaria para la in­ patriarcal a la f. ig ua litaria: según
después se extendió y popularizó ¿Se puedo dar el nombre de f. a
dependencia de éstos en una so­ ella, no solam ente la relación en­
en diversas escuelas: los padros aquellas unidades sociales en las
ciedad industrial moderna. En estos tre m arido y m ujer, sino tam bién
tienen que e v ita r toda -» fru s tra ­ que solam ente hay una persona
casos se trata de hogares form a­ la relación entre padres e hijos se
ción temprana, toda vivencia tra u ­ adulta (por oj., una m ujer adulta),
dos por dos o tre s generaciones de ha hecho menos «autoritaria», v o l­
mática del niño. Este dogma, que la cual ejerce sobro los hijos (le ­
m ujeres; los varones, que de vez en viéndose cada vez más igualitaria
e n tre tanto ha sido escépticam ente gítim os o adoptivos) durante mucho
cuando aparecen por el hogar de (la relación entre marido y m ujer
puesto ert duda por la psiquiatría tiem p o las funciones paternas, es­
form a esporádica, realizan las fun­ recibo con frecuencia ol nombre de
y psicología in fa n til precisam ente tando apoyada por la sociedad en
ciones de la generación, pero no camaradería). Con independencia del
de los EE. UU., no hubiera podido que vive, en ol e je rcicio de estos
están presentes para poder cum­ propio status tradicio nal dentro de
ten er una influencia tan am plia si funciones? En algunos países se da
p lir con las tareas de la educación. la f., cada vez se adapta uno más al
los adelantos de la medicina y de tam bién la comunidad v ita l de dos
La sociología de ia f. ha ido ad­ otro, se siente uno obligado a
la higiene, en general, no hubieran personas, cada una de las cuales
quiriendo Im portancia desde hace dedicar más tiem po al otro.
elevado las probabilidades de su­ está casada con otro cónyuge, que
pervivencia del niño que nace, de varias décadas, sobre todo en los
se ocupan fundam entalm ente de los
ta l form a que la f. moderna, por EE. UU. Las investigaciones realiza­ A. Ardigó. Sociología de la familia, on
hijos nacidos de sus relaciones ex-
das han dem ostrado que en el tra n s­ F. Alberoni. Cuestiones de sociología

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Familia Feedback

(Herder, Barcelona 1971) 573-596; J. nacionalsocialism o ni del -»bolche­ de grupos abiertos, socialm ente Ino­ (circu ito s regulares), por ej., Infor­
Lcclercq, La familia (Herder, Barcelona vism o (stalinism o ), y, frenado por fensivos, por ej., una f. de gim ­ maciones, supone que la función del
51967); T. Parsons y R.F. Bales, Fa­ la cultu ra religiosa local propia de
mily, Socializaron and Internet Ion Pro- nastas, pero tam bién de organiza­ sistem a es apoyada o im pedida por
Italia, fue menos to ta lita rio que los ciones que son consideradas como im pulsos e inform aciones, que de
cess (Glencoe 1955); G. Wurzbacher,
otros sistem as. El é x ito del f. se una amenaza para los extraños a las unidades o campos p e riférico s
Leitbilder gegenwärtigen deutschen Fa­
milienlebens (M958); H. Schölsky, Wand­ debió, en gran parte, a la retórica ella, como una -»sociedad secreta o paralelos vuelven, siguiendo unas
lungen der deutschen Familie in der propagandista y emocional de Mus- (por ej., el Ku-Klux-Klan en EE. UU., órdenes (o de form a ile g ítim a ), a
Gegenwart (‘ I960); W.J. Goodö, World solini, quien supo apelar al papel los masones). La f. puede indicar los centros conductores situados
Revolution and Family Patterns (Nueva de prim era potencia que Roma había tam bién el proceso de una unión, en la zona central. Do una manera
York 1963); Elisabeth Pfeil, Die Familie desempeñado en la antigüedad (por el contrato que regula esta unión muy sim plificada podría decirse, por
Im Gefüge der Grossstadt (1965); Ethel ej., aplicando la expresión mare
Shanas y G.F. Stroib (dirs.). Social y la decisión volun ta rla do los par­ ejem plo, que en la sociología de
nostrum a todo el M editerráneo) y ticip an te s. En todas las épocas y la empresa las quejas que el per­
Structure and tho Family. Generational
llevó a Italia por el cam ino de la en tre las culturas más diversas nos sonal presenta al consejo de d i­
Relatlons (Englewood Cllffs 1965); W.
Toman, Famllicnkonstellatlonen (1965); expansión m ilita r en el norte y este encontram os con esta form a de rección sobre cie rta Innovación de
W.J. Goode, Die Struktur der Familie de A frica (guerra de Abisinia, 1935). unión, cargada de em ociones y su­ la empresa con un f. y que este f.
(} 1926); F. Neidhardt, Die Familie in En la sociología política, f. y, sobre mamente intencional, que llamamos puede ten er un influjo en las pos­
Deutschland (1966); F.l. Nye y F.M. Be- todo, personalidad fascista, quiere f. Las f. de varones tuvieron un terio res decisiones de la dirección
rardo (dlrs.), Emerging Conceptual decir, en sentido m etafó rico, una papel muy Im portante en las tribu s de la em presa. El f. p o sitivo pro­
Frameworks In Family analysis (Nue­ postura extrem adam ente -»otnocen-
va York 1966); F. Ootor (dir.), Familie germ ánicas y en m uchos pueblos duce un efe cto reforzado (en algún
tris te , adicta a la autoridad, con p rim itiv o s de la actualidad. caso a través do un efecto espiral),
und Gesellschaft (1966); W,J. Goodo,
rasgos an tidem ocráticos y llena de La pertenencia a la f. a veces se m ientras que el f. negativo s ig n i­
Soziologie der Familie (1967); G.R. Lcs-
Ile, The Family In Social Context (Nue­ -»p reju icios contra los que p e rte­ consigue por el m ero hecho del na­ fica que el efe cto de inform ación
va York 1967); N. Monzel, Doctrina so­ necen a o tro pueblo. Bajo el influjo cim iento , pero en la mayoría de los retroactiva (generalm ente en la pe­
cial, vol. II Herder, Barcelona 1972) del f. o siguiendo el ejem plo del f. casos solam ente se consigue con rife ria del sistem a) sobrepasa un
25-161. italiano, en la época precedente a aportaciones económ icas o rituales v a lo r previsto y, por tanto, se hace
la segunda guerra mundial surgieron (m asones). Entro los tipo s de «so­ necesaria una reducción, un fre ­
Fascismo (vione de fasces; los fas­ en diversos países europeos co­ ciedad» (G esellsch aft) y «com uni­ nazo, una demora, una debilitación.
ces, hacecillos form ados por las rrie ntes y grupos p o líticos que pue­ dad» (G em elnschaft) de F. Tónnies En el f. negativo el e q u ilib rio del
varas y la segur de los llcto re s de den ser calificados con ol denom i­ (1887), puso Schmalonbach (1927) la sistem a es estable, en ol po sitivo
la antigua Roma, sim bolizan la auto­ nador común de f. y que, en parte, f. como form a especial de asocia­ el e q u ilib rio es inestable. La m a­
ridad estatal y el derecho quo ésta estaban relacionados con las te o ­ ción en tre personas aisladas. La yor parte de los sistem as b io ló ­
tenia a im poner un castigo). El f. rías y sectas políticas quo habían conducta federativa puede tender gicos (es típ ic o el sistem a nervioso
fue el m ovim iento social revolu­ existido on el propio país a com ien­ al -»etnocentrism o. central y vegetativo de los anim a­
cionario de Benito M ussolini (il zos de siglo. les superiores) dependen del f.
Duce) quo con su -m archa hacia -»Escala F. -»nacionalsocialism o, Feedback (in flu jo retroa ctivo, aco­ A ctualm ente, la teoría do los s is te ­
Roma» llegó al poder en Italia el -»Personalidad au toritaria, -»Totali­ plam iento de reacción). El f. es una mas sociales parto casi siem pre
año 1922. En cuanto partido polí­ tarism o. inform ación retroa ctiva a través de de un efe cto do feedback.
tico y aparato estatal, fue aniqui­ un circu ito . Esta palabra Inglesa se Los m odelos cib ern éticos de s is ­
lado por las fuerzas de ocupación H. Buchhelm, Das Dritte Reich (1958); utilizaba en un p rin cip io para desig­ temas sociales que descansan en
do los Estados vencedores al final W. Laqueur y G. Mosse (dirs.), Inter­ nar el efe cto electrón ico de un aco­ el p rincip io del f. pueden co n trib u ir
de la segunda guerra m undial (1945), nationaler Faschismus 1920-1945 (1966); plam iento de reacción (lo s silbidos en la sociología económica a hacer
lo m ism o que el -»n acionalsocialis­ E. Nolte (dir.), Theorien Qber den Fas-
de los aparatos de radio que son más transparentes los procesos
mo alemán, al que en parte sirvió chlsmus (1967).
ya bastante vie jos). Actualm ente, com plejos. A sí Phllipp Herder-Dor-
de modelo. Tanto a uno como a otro ol f., en cuanto concepto socioló gi­ neich, entre otros, se ha dedicado
se los hizo responsables de la se- Federación. Es un grupo de perso­ co tien e juntam ente con la -»cibe r­ al estu dio de la teoría d e l mando
gunda guerra m undial. El f. raciona­ nas o colectividades (federación de nética, un papel cada vez más Im­ social. Una teoría de los sistem as
liza y glorifica una jefatura au torita­ Estados, fedoración de sindicatos) portante, sobre todo en los EE. UU. económ icos y sociales de rendi­
ria, pero en la reglam entación ab­ que se han unido por un tiem po La representación modélica do un m iento m utuam ento enlazados en­
soluta (unificación) de toda la po­ ilim ita d o de una manera sumamente -»sistem a social, a través del cual tre sí dobe p e rm itir al po lítico so­
blación no llegó a las medidas del form al y ob lig atoria. Puede tratarse pasan im pulsos en form a circu lar cial valorar las consecuencias de

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Feedback Fiabilidad

determ inadas decisiones. Herder- se trata sólo de un conocim iento grupo cuida mucho do no aparecer prlm oram ente en F rancia— , feudal,
Dornelch Intenta u n ir teorías y con­ in cluido y programado en el sistem a a la luz pública. A ctualm ente se tomado casi siem pre en un sentido
ceptos de economía, de política y o que de alguna manera ha surgido da en varios países (m afia) con negativo y crítico dosdo el punto
de sociología moderna y orie n ta rlo en él? ¿No son los sistem as de bandas organizadas do crim inales de vista moral y social respectiva­
todo a los problem as de toda la mando existe ntes unos aparatos (EE. UU., Gran Bretaña, S icilia ). En m ente, quiere de cir e stilo suntuoso
sociedad. A plicando las teorías enorm es que pe rm iten a los altos la edad media las audiencias pro­ de vida de las clases privilegiadas
e xiste ntes sobre el -»m ercado, las funcionarios respectivos ordenar vinciales de W estfalia se llamaban (nobleza) y, en un sentido más
elecciones, y las negociaciones de aquello que les parece conveniente tribunales do la f. En los siglos XIV general aún, so aplica a la sociedad
grupos, elabora un concepto del s is ­ o apetecible dosdo el punto do vista y XV la f. era una asociación secre­ quo todavía está viviendo al e stilo
tema social o dol com plejo sistem a económ ico o político? «En todo s is ­ ta extendida por toda Alemania. de la edad media. Para el m arxis­
de mandos. Como sistem as concre­ tema com plejo de mando se encie­ M ie ntras que el lincham iento gene­ mo y el leninism o, todo la tifu n d io
tos do oste tipo, Herder-Dorneich rra tal cúm ulo de dinam ism o propio, ralm ente significa anticiparse en en el que aún existan labradores
examina el seguro de enfermedad hay tan to s puntos de arranque para contra de la ley a una sentencia no Independientes, cualquiera que
obligatorio, las asociaciones do au­ una evolución u lte rio r, que tal s is ­ del tribunal (que todavía no está sea la parto del mundo donde se
to re s y el carácter g ra tu ito del ma­ tema — abandonado a sus propias dada, pero que se sospecha y so dé, es feudalism o. Pero el concep­
te ria l escolar en los diversos Es­ fuerzas — llegaría ciertam ente por espora), ejecutándola a través de to típ ico e ideal de f. resulta pro­
tados federales de Alem ania. Tales si m ism o a una m ayor capacidad de una ->chusma, on la f. e xiste una blem ático si falta el elem ento cons­
in stitu cio nes pueden ser conside­ función que sí se viera empujado au toju sticia organizada a largo pla­ titu tiv o de una claso guerrera des­
radas como sistem as, com o estruc­ o im pulsado en cualquier dirección zo y con todo esm ero, practicada a arrollada y leal.
turas sociales o como form as socia­ por injerencias particulares» (H er­ veces por m iem bros de las clases
les. Los sistem as com plejos de der-Dorneich). Pero el sistem a so­ superiores. La f. puede considerarse O. Hintze, Woson und Verbreltung des
mandos son «superestructuras so­ cial de mandos, com o un organis­ como signo de que una autoridad Feudallsmus (1929): O. Brunner, Feuda-
ciales» que por sí m ism as no pue­ mo biológico cuyo e q u ilib rio está estatal se dosmorona (f. durante llsmus - Eln Doltrog zur Begrlffsge-
den crear ningún mercado, pero que trastornado, rarísim as veces podrá la guerra y en las épocas pos­ schlchte (1958).
intentan aprovechar m ejor los mer­ reaccionar. Tiene que haber alguien te rio re s a la guerra, por ej., liq u i­
cados ya existe ntes. Estos sistem as que decida dónde están los puntos dación de los colaboracionistas a Fiabilidad. En la m etodología de las
crean un contacto más estrecho en­ de arranque para el desarrollo ul­ raíz de la segunda guerra mundial ciencias sociales f. (re lla b ility ), que
tre las partes dol m ercado (por ej., te rio r y qué normas do prioridad en Francia, Italia y o tro s países). no debe se r confundida nunca con
autores y organizadores), dan o ri­ se deben guardar al em prender y validez (valldity), significa la cons­
gen a la transparencia, es decir: fom en tar este desarrollo. ¿Podrá Feudalismo. Es un concepto amplio, tancia, la estabilidad do los resul­
resultados que do otra form a no darnos, por tanto, la teoría del man­ con frecuencia mal empleado, que, tados cuando se aplica repetida­
se podrían comparar, pueden llegar do social un «concepto po lítico do tom ado en sen tido e stricto , carac­ mente un Instrum ento, por ej., al
a ser objeto de com paración, por orden», que perm ita al po lítico so­ teriza el sistem a social, económico re p e tir varias veces la m ensuración
ejem plo, en las norm as de impues­ cial p re scin dir de medidas m om en­ y p o lítico de un país on ol que exis­ de las actitudes empleando siem ­
to s (aranceles). Estos sistem as de táneas y tom ar decisiones de gran te dorecho feudal. Una de las ca­ pre el m ism o cuestionarlo, la m is­
mandos tienen unas funciones Im­ am plitud? A esto no se puede res­ racterística s del f. es la relación ma escala (técnica de construc­
portantes. Los defectos, con flictos ponder. m utua de fidelidad y de protección ción de -»escalas). La f. puede que­
y resultados erróneos que de vez e n tre el señor y los vasallos (el dar lim itada, por ej., cuando en las
en cuando se observan, no se Ph. Herder-Dorneich, Sozialc Kybcrnc- sistem a feudal flo re ció en Europa personas Interrogadas aparecen
deben a trib u ir ta n to a los sistem as tik (1965). Para una bibliografía más dosde el siglo IX hasta el siglo XV). cambios (recuerdos de antiguas me­
en sí cuanto a los mercados y a amplia v. Cibernético. En un sentido más am plio, f. es diciones) debido al empleo repe­
las situaciones do co n flicto de las todo sistem a social en el que los tid o del mism o instrum ento. La f.
cuales o únicam ente por las cuales Feme (on alemán: tribunal u orga­ terrate nie ntes cobran rentas a la de un instrum ento do consulta se
han surgido. Pero en las teorías so­ nización secretos, que se tom an la población campesina, ejerciendo, al refiere, por tanto, a la exactitud
ciales de mando es d ifíc il saber ju s tic ia por su mano). Con este m ism o tiem po, funciones de gobier­ form al de la m edición. La validez,
quién es propiam ente el que man­ nombre se designa la ju s tic ia , no no en esa reglón. F. significa, por por el contrario, os tanto m ayor
da. ¿Existe un conocim iento auto­ sancionada por el Estado, que un tanto, control del país por y para cuanto más se acercan objetiva­
m ático e inherente al sistem a de grupo (generalm ente crim inal) prac­ un pequeño grupo que gobierna, o m ente las preguntas a lo que pro­
aquello que puede prestar un mayor tica con sus m iem bros y de serto­ dom inio absoluto de una región li­ piamente debe ser investigado:
servicio al bien común, o acaso res a quienes ha sentenciado. Este m itada. Desde ol siglo XVIII — y ¿hasta qué punto podemos deducir

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Schoeck 11
Fiabilidad Función

qué es lo que propiam ente nos in­ Folk socíety. En la etnología (ame­ una sim ple variable cuya m agnitud
cial en contraposición a las c u ltu ­
teresa basándonos en una carac­ ricana). f.s., que se emplea también ras am orfas (Sorokln). El concepto depende de la m agnitud de otra (en
te rística que hayamos medido? en lugar de culture, significa (gra­ de f. se utiliza en los m étodos cie n­ este sentido emplea S orokln el con­
Esto depende generalmente de cias sobre todo a H.VV. Odum y Ro- cepto de f.). Pero en la mayoría
tífic o s de observación y de trabajo,
las h ipó te sis o teorías que sirven be rt Redfleld) una com unidad rela­ especialm ente cuando uno quiere de los casos se entiende por f. la
de base al proyecto de in vesti­ tivam ente pequeña (pueblo, tribu), aportación que una parte hace al
liberarse del predom inio de la fo r­
gación. deslindable de su m edio am biente, todo, por ej., la aportación de un
ma cua ntitativa y m ecánica del pen­
en la que las relaciones sociales sam iento propia de las ciencias com ponente cualquiera a una cul­
Files, Human Relations Aroa. Se de­ de sus m iem bros son definidas, so­ anorgánicas de la naturaleza. Con tura o a una sociedad. En este sen­
nomina así al Cross C u ltura l Survey bre todo, com o «sacrales». Su vida el concepto de f. que se emplea en tid o hablaron de f. Durkheim y al­
(encuesta tra n scu ltu ra l) iniciada por sigue unos -»usos y costum bres sociología y en antropología c u ltu ­ gunos antropólogos cu ltu ra le s: Ma-
George Peter M undock on la Uni­ que tienen por p rin cip io el bien co­ linow ski, Radcllffe-Brown y Linton.
ral tienen que poderse explicar fe ­
versidad de Yale (EE. UU.), en 1937. mún, no el fin racional o la ventaja Desde este punto de vista existe
nómenos sociales procedentes de
La encuesta aspiraba a archivar del individuo. F.s. es, por tanto, conexiones lógicas tanto de carác­ el peligro de que al final todo te n ­
sistem áticam ente todo el m aterial uno do aquellos conceptos que ga una f., todo sea ú til para el con­
te r personal com o de carácter so­
etnológico, cultu ral, histó rico , etc., Idealizan de una form a romántica cial. Por cam bio de f. se entiende junto, consldorado desde el punto
que existe sobre diferentes cul­ la vida sencilla, pre ln dustria l y cam­ tam bién muchas veces un cambio de vista funcional. De aquí nace
turas — en p rim er lugar el ma­ pesina, y que suelen presentarse tam bién la hipótesis falsa de que
de estilo.
te ria l de las trib u s prim itivas, pero com o discotom ías: f.s. correspon­ todas las partes de un conjunto
tam bién el de las culturas evolucio­ de a la -»com unidad (en contrapo­ Frustración. Es la vivencia que tie ­ están funcionalm ente integradas.
na da s— , con el fin de Ir disponien­ sición a -»sociedad) de F. Tónnles, ne un individuo (o un grupo, por En contraposición a anteriores su­
do poco a poco, en un sistem a de a la —»solidaridad mecánica (en con­ ej., una m inoría que es objeto de posiciones, ésta no responde a la
categorías desarrollado según unos traposición a. la orgánica) de É. -»discrim inación) de «haber sido realidad social. No todo está sie m ­
puntos do vista teóricos, de todos Durkheim , a la form a sacral do im pedido« en la realización de al­ pre en una interdependencia ó p ti­
los conocim ientos asequibles acerca vida (en contraposición a la secu­ guna cosa, vivencia que va acompa­ ma. Por análisis funcional se
de cualquier cultura, antigua o mo­ lar) de H. Becker. F.s es un - * ñada de elem entos em ocionales y entiende la Investigación de los fe ­
derna. quo se pueda d e lim ita r fren­ tip o ideal que algunos autores no cognitlvos. Surge la f. cuando nómenos sociales, en cuanto proce­
te a otras, ya se trate de la cultu­ aplican más que a las culturas t r i­ las circunstancias o las personas sos o on cuanto efectos de de ter­
ra de una pequeña tribu p rim itiva bales que no conocen la escritura, que nos rodean nos Impiden reali­ minadas estructu ras sociales, por
o do la culturo do un pueblo de m i­ m ientras que o tro s lo aplican tam ­ zar una acción ya comenzada o que ej., de un sistem a fa m ilia r o do
llones de habitantes. Las H.R.A.F., bién a las com unidades rurales den­ teníam os intención de com enzar y clases. H e rbe rt Spencer es el que
que se encuentran todavía en la tro de las grandes culturas. quo respondía a un -»n ive l de pre­ crea esta teoría, que después es
U niversidad de Yale, pero al m is­ tensiones dado por las estructuras desarrollada especialm ente por Tal-
mo tiem po con los fiche ros cons­ Forma. Para el sociólogo, y en sociales. El esfuerzo hecho por c o tt Parsons. Podemos resum ir (con
tantem ente am pliados y com pleta­ ospeclal para el antropólogo cultu­ alcanzar la meta nos parece haber Tim asheff) el teorem a estructural-
dos de otras universidades, perm i­ ral, la f. — que en un p rincip io fue sido «inútil» y «en vano«. Del sen­ funcional de la siguiente manera:
ten exam inar inm ediatam ente, en un concepto de la psicología (p si­ tim ie n to de im potencia y fracaso «Un sistem a social es un a u ténti­
un gran número de culturas y so­ cología de la form a [G estaltpsycho- surge la f., que se asemeja al con­ co sistem a en el que las partes tie ­
ciedades humanas, las hipótesis lo g le ], psicología g e s ta ltis ta )— sig­ cepto de rese ntim ie nto do Max nen unas funciones que son esen­
cie ntifico socia le s que vayan sur­ nifica la unión cognoscible de va­ Scheler. La f. desempeña un papel ciales para la persistencia, la ex­
giendo, utilizando, por ej., el esque­ rio s elem entos (por ej., la unión im portante en la teoría de la -> tensión y el fo rta le cim ie n to del
ma: «¿Es el porcentaje de las so­ que se da en el sistem a de valores agresión. todo, y por eso son Interdependien-
ciedades (socletlo s y cu ltu re s son de una sociedad), do donde resulta te s y están integradas de una fo r­
empleadas aquí como sinónim os) una Im presión inconfundible que fa ­ J. Dollard y otros, Frustration and Ag- ma más o menos perfecta.»
en las que so encuentra la costum ­ c ilita la d e lim ita ció n del campo vi­ groaslon (Nueva Haven 1939): H. Denker
bre X y la costum bre Y m ayor de AufkISrung iiber Aggresslon (1966): J. A.R. Radcllffe-Brown, Structure and
sible de otras Im presiones pareci­
lo que sería si la aparición sim u ltá­ Lacroix y otros autoros. Los hombres Functlon in Primitivo SociGty (Nueva
das. En las ciencias de la cultura
onto el fracaso (Herdor. Barcelona 1970). York 1952); R.K. Merton, Social Theory
nea de X y de Y en 500 sociedades es aún muy discutid o el concepto and Social Structuro (Nueva York
d ife ren te s se debiera solam ente al de f., sobre todo cuando se afirm a Función. En p rim er lugar, f. puede 51957): E. Topltsch (dlr.), iogik der
azar?» que hay culturas con una f. espe­ sig nifica r, como on m atem áticas, Sozialwisscnschoften (1967); H. Hart-

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Funcional, teoría Futurologia

mann (dir.), Moderne amerlkanische mana, no tiene las mismas caracte­ ricanas. Ú ltim am ente, tanto on los te com prom etidos echan en cara
Sozlologle 1967). rísticas on otras sociedades de ad­ Estados Unidos com o en Europa, a los sociólogos em píricos la re­
m inistración parecida; on EE. UU., estos In stitu to s han sido fundados nuncia a la posibilidad do in vesti­
Funcional, teoría; funcionalism o. por ej., no so ha conseguido hasta en diversas ocasiones por recias gación de la sociedad universal,
Teoría -»estructural-funcional. muy tarde que los em pleados del personalidades quo han sabido dar diciendo quo esta renuncia es una
s e rvicio público tengan una seg uri­ de sí mism as y de la investigación au tollm itació n Ideológica. Pero los
Funcionarios. Son las personas a dad ante las arbitrariedades del del f. la verdadera -»im agen (H e r­ m ism os sociólogos rechazan a los
quienes se ha confiado un -»cargo rospectivo partido po lítico que ostá mán Kahn, R. Jungk y o tros). To­ teóricos quo han intentado hacer
— en la mayoría do los casos tra ­ en el poder. En la adm inistración davía no se han podido com probar com prensible, y on parte predeci­
bajan en un despacho, con frecuen­ cen tra l de los EE. UU., en el lla­ los resultados obtenidos por la In­ ble, el -»sistem a de la sociedad
cia en una -» o ficin a -— y que so en­ mado c iv il service ¡ob, no rigen vestigación del f. Existe el peligro universal. A T alcott Parsons se le
cuentran en una relación laboral todavía los seguros de los f., cosa de que los p o líticos y la opinión acusa de que su teoría del s is te ­
característica fre n te al Estado, su quo se debe entre otras razones a pública se dejen se d u cir por la ma social exige unos individuos
patrón (a escala m unicipal, provin­ que en la evolución histó rica que idea de que últim am ente se puede que desde el princip io estarían fo r­
cial y nacional). Esta relación labo­ ha seguido la nación fa lta la fase reso lve r cualquier problem a Imagi­ zados por una -»socialización total
ral les obliga y les protege de una monárquica. narlo por m edio de una «progra­ a la -»adaptación a la sociedad uni­
form a especial. La portcnoncla per­ mación» adecuada que se realice a versal y al sistem a social. Esta
petua del funcionario al Estado da Th. Eschenburo, Der Beamle In Parlei su debido tiem po. c rítica es Justa.
origen a unas obligaciones mutuas und Parlament (1952); M. Weber, Wlrt- La sociología americana tie n e una
que excedon el contrato norm al do schaft und Gosollschalt (‘ 1956); G. Futurología. A ctua lm en te se espera filo sofía social dol «hombre supra-
trabajo, por ej., renuncia al derecho Hartflol y otros, Boamto und Angesteiite m uchas veces de la sociología que socializado», que está Integrado to ­
de la huelga y, on contraposición. in der Verwaltungspyramide (1964). rea lice una in vestigación dol fu tu ­ talm ente en la sociedad. Un estado
Im posibilidad do despido; previsión ro. Poro la sociología tien e que Ir de -» e q u ilib rio y por tanto ol sis­
social al llegar a la edad de retiro , Futuro, investigación del. La Inves­ con mucho cuidado al hacer cual­ tem a de la sociedad universal no
en caso de enferm edad, do Invali­ tigación del f., llamada tam bién -» qu ie r -»pronóstico, cualquier extra­ se puedo reconocer ni presentar
dez; ayuda a los fam iliare s del f i­ futurología (térm in o creado por polación del -»cam bio social. Pri­ más que con este m odelo de una
nado, etc.). O.K. F lechthelm el año 1943) co n ­ meram ente tle n o que d e scrib ir lo persona casi com pletam ente adap­
Los f. desempeñan diversos car­ siste , en sentido e stricto , solam en­ quo e xiste en la realidad social, la table. Si se rechaza esta adaptación
gos que no se pueden ponor bajo te en la creación (a veces Ínter- form a en que está relacionado y el to ta l, este conform ism o de todos
el m ism o denom inador común des­ discip lin a r y realizada por un oqul- po sib le de sarro llo de algunas es­ los individuos, entonces no se pue­
de ol punto de vista de la profesión po de trabajo) de -»pronósticos y tructura s. La sociedad universal de do esperar, al m ism o tiem po, una
y de la con stitució n. Así, el maes­ proyecciones. A ctualm ente se dis­ hoy es una ficció n, y por tanto investigación del fu tu ro de la so­
tro , el juez y el soldado son m iem ­ cuto qué espacios de tiem po pue­ mucho más la futura ; escapa a los ciedad universal.
bros del se rvicio público, pero no den re g ir en una d ivisió n adecuada m étodos de la investigación social En todo caso, separar a rb itra ria ­
son funcionarios adm inistrativos. de la Investigación del f. a co r­ em pírica y a nuestra fuerza Im agi­ m ente a una sociedad de las fo r­
No todos los f. están obligados en to, a m edio y a largo plazo. A par­ nativa. Los com putadores actúalos mas de conducta adquiridas en el
el mism o grado a seg uir consignas: t ir de la década del sesenta fueron no pueden sim u la r esta sociedad transcurso del tiem po, es decir,
los jueces y profesores do univer­ creados en Europa (en los Estados universal más quo en pequeños as­ «manipularla», no es posible más
sidad y, dentro do cie rto s lím ites, Unidos ya antes) in stitu to s espe­ pectos. Así, en la Unión Soviética quo dentro de un margen muy pe-
tam bién los demás profesores y ciales para la investigación del f. no se ha logrado sim u la r (p o r la quoño. En los klbbuzim de Israel se
m aestros, están dispensados do se­ en los que se trabaja con ayuda, cibernética), en contra de lo que ha renunciado conscientem ente des­
g u ir las consignas de sus d irige n­ sobre todo, de la -»cibernética, se esperaba a finales do los años de hace 50 y 60 años a la estruc­
te s; los soldados, en cambio, es­ de la teoría del -»juego, de las cincuenta, un m ercado lib ro para tura fa m ilia r hebrea, patriarcal y au­
tán obligados a seguirlas de form a técnicas estadísticas y de los com ­ poder tom ar en economía m ejores to rita ria : una sociedad igualitaria,
muy e stricta . En la República fe- putadores. Tales in stitu to s surgie­ decisiones respecto a la inversión. sin la estrutu ra fa m ilia r tradicional,
doral alemana hay actualm ente al­ ron a raíz de la segunda guerra Tanto más d ifíc il sería poder con­ sin diferencias de status, debería
rededor de 1 ,2 m illones de funcio­ m undial; prim eram ente como orga­ tro la r y d irig ir una sociedad uni­ hacer posible que todos pudieran
narios. El cuerpo de f. pro fe sio na­ nizaciones privadas que p ra ctica­ versal en todos sus aspectos por desem peñar cualquier papel en cual­
les, ta l como históricam ente ha ban .la Investigación por encargo m edio de la -»sim ulación del orde­ q u ie r m omento. Pero, según muos-
surgido en el área do habla ale­ de las fuerzas m ilita re s norteam e­ nador. Los sociólogos políticam en­ tran las m onografías más recien­

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Futurologia F uturo log i*

tes, en tre tanto se han Im puesto quo probar experlm entalm ente to ­ tra una constante influencia acu­ una manera provisional, pero a par­
o tra vez la fa m ilia patriarcal he­ do experim ento in te le ctu al. La fu tu ­ m ulativa do las transform aciones t ir de una etapa determ inada se
brea: por ej.( las m ujeres no ostán ra conducta social y las estru ctu ­ técnicas. Estas no se reflejan de vuelve de nuevo a la misma etapa
reprosontadas de una manera uni­ ras sociales que la sostienen o que form a continua en la conducta so­ in ical. Cuando hay solam ente unos
form e en todas las profesiones del hacen posible su existencia, y el cial. a través de una escala Infi­ pocos aparatos de te le visió n (o
-»kibbuz. sino que se dedican en in flujo del desarrollo técn ico en nita, diferenciándose a placer, sino solam ente los tienen unos estra­
gran parte al cuidado do los niños. éstas, todos estos factores tienen que se producen más bien en la tos determ inados), en lugar de un
Trabajan sobre todo com o maes­ que ser comparados, en un capítulo form a de un «salto cuántico». A retraim ien to se puede dar una in­
tras y tam bién en los jardines de ya pasado de la histo ria , con los p a rtir de una detorm inada fuerza ten sificación de las v is ita s m utuas,
Infancia y en las tareas dom ésticas procesos do transform ación té cn i­ de penetración de un cambio té c­ los contactos entre vecinos pueden
del kibbuz, pero casi nunca en pues­ ca más extrem os y quo afecten nico. en la relación humana para hacerse más frecue ntes: unos In­
tos d ire ctivo s. Además, en muchos al mism o tiem po al m ayor núme­ la que realm ente tiene Im portan­ v itan a otros a que pasen a ver el
klbbuzlm se ha form ado una élito. ro posible de personas. ¿Qué am­ cia esta fuerza, cam bia todo lo que programa, etc. Pero tan pronto co­
Existe un pequeño número de d i­ p litu d ha ten ido una gran re fo r­ puede cam biar; pero cualquier o tro m o una población está saturada de
rectore s com petentes que co n sti­ ma técnica en el año 1840, 1890 ó proceso técnico de este tipo, su tele viso res, desaparece nuevamen­
tuyen un estrato Inform al dirigente 1930? ¿Hasta qué punto dio oca­ perfeccionam iento o su com plica­ te este cam bio en la conducta de
dentro de la estru ctu ra social del sión a cambios fundam entales en ción. no ocasionan quizá durante los vecinos y en la conducta res­
kibbuz. No todos los adultos del el com portam iento social? Con es­ mucho tiem po ninguna otra trans­ pecto a las visita s. So hace mucho
kibbuz tienen las mismas o p ortun i­ to podomos ve r cuán poco se ha form ación im portante. más d ifíc il in v ita r al vecino a que
dades do llegar a ocupar en el Investigado hasta ahora sobre esto En algún caso un cambio técnico vea el programa o Invitarse a sí
transcurso de su vida una posición punto. En todo caso, no so puede (una -»innovación) puede cambiar m ism o a ver el programa en casa
central. suponer una acum ulación invaria­ algo en la conducta social sólo de del vecino.
La m ayor parte do los trabajos ble de repercusiones técnicas. Más
que tratan del cam bio social con­ bien es posible que en nuestra
sisten en descripciones de cambios vida cotidiana ya hayan cambiado
parciales que se han dado dentro alguna vez las relaciones sociales
de relaciones Interpersonales de fundam entales debido a un cam bio
pequeño alcance (patronos y o b re ­ técnico ya aparecido, pero que este
ros. padres e hijos, alumnos y cam bio haya «deformado», tra n sfo r­
'm a e s tro s , m arido y m ujer on el ma­ mado ya en la respectiva relación
trim o n io , etc.). Estos sectores de (estructu ra ) social todo lo que se
la realidad social, com prensibles puede transform ar, s in a b o lir to­
desde el punto do vista do la p s i­ talm ente esta relación (p o r ej., una
cología social, son los más asequi­ e structu ra do roles entro los es­
bles a la Investigación em pírica. posos, entre madre e hijo, entre
Por o tra parte, tale s procesos re ­ m ódico y paciente, entre el vondo-
gulares dentro del campo de los d o r y el c lie n te , etc.). Para que las
pequeños grupos, pero tam bién las acciones sociales puedan transcu­
-»interacciones fuera de los -»gru­ rr ir con fluidez y de la form a que
pos prim arios, no cambian con mu­ se espora, tienen quo se r p e rcib i­
cha rapidez. 'Por la conexión, que das por los participantes como t i­
hasta ahora ha e xistid o en tre las pos am plios. En las necesidades
novedades técnicas y las form as prácticas de cada día no pueden ser
de conducta social, se puedo d e cir vividos estos procesos en sus m i­
que no es fá cil que en el futuro les de m atices realm ente existen-
se den cam bios radicales. A ntes tos, ni tam poco ser puestos en ac­
de preocuparse de las futura s fo r­ ción. Estos ju ic io s m utuos, que ne­
mas de sociedad y de com porta­ cesariam ente amplían a los tipos
m iento provocadas p o r las innova­ y que se dan en los procesos ¡n-
ciones técnicas, prlm eram ento hay terpersonales, protegen a éstos con­

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G erontología social

de la tribu . En todos los pueblos tran aquellos y m iem bros de la so­


p rim itivo s y al comienzo de todas ciedad que han llegado ya a una
las grandes culturas se encuentra edad avanzada y, además, sus re­
el consejo do ancianos como ú lti­ laciones interpersonales y sus d i­
ma instancia ju dicial (o la de más ficultades (aislam iento, prejuicios,
Influencia), que cuida de la cohe­ condiciones de vivienda). Como todo
G sión del grupo triba l. Cuando no oganism o se encuentra en un pro­
ceso do envejecim iento desde ol
existen re g istro s escritos, son úni­
cam ente los m iem bros más ancia­ m ism o m om ento de su nacim iento,
nos de la trib u los que pueden la elección del objeto de la g. os
Gang ->Banda, -»D elincuencia ju ve­ ya do por sí un com portam iento echar una mirada retrosp ectiva a su realm ente arb itrario y en las socie­
nil, -»Feme. que corresponda al fenóm eno de la gran experiencia, la cual les per­ dades in du striale s modernas está
g. A ntes bien, los m iem bros de una m ite exam inar las alte rna tivas de determ inado casi siem pre por ol
Generación. Se llama g. a la tota­ determ inada g. tienen que sor acu­ doclsión en un núm ero bastante lím ite de edad, fijado ya de ante­
lidad de las personas que son apro­ ñados com o g. por unos aconteci­ grande de casos parecidos o igua­ mano social y jurídicam ente, en el
xim adamente de la misma edad m ientos, destino (com o la p a rticip a­ les que han ocurrido ya antes. que la mayoría de los trabajadores
(en una sociedad o en la población ción en una guerra mundial, viven­ Los grem ios gerontocráticos son de una sociedad tienen que re ti­
de un país, pero actualm ente tam ­ cia de una gran c ris is económica adm itidos por los m iem bros más rarse dol servicio, por tanto a los
bién se refiere a la población mun­ que afecte a todos de una manera jóvenes del grupo social, porque de 65 años en la mayoría de los casos.
d ia l: rebelión de la juventud a fi­ casi absoluta), aunque esta re su l­ los m iem bros mayores se espera
nales de los años sesenta en cuan­ tante no tien e que te n e r siem pre más objetividad y más serenidad K M. Bolte y R. TBrtler. Día Altcrsfruge.
to fenóm eno generacional) y que necesariam ente una conciencia co­ em ocional. Todos los pueblos han So/.lale Aufgabe der Gcgonwart (1958);
en un período determ inado de tie m ­ mún de g. La postura de la g. puede confiado el papel de á rb itro supremo R. Tartier. Das Alter ¡n der modernen
po, que para nuestra consideración Gesellschaft (1961): L. Rosenmayr y
dar origen a un com portam iento cor­ a sus m iem bros más ancianos. Así,
es esencial, m uestran un com por­ Eva Kíjckois, Umwolt und Femllle altor
porativo (m ovim ien to ju ve n il, las para los nueve jueces del tribunal Menschon (1965); O. Blume, Mógllchkol-
tam iento sem ejante (este com por­ actuales federaciones estu dia ntile s suprem o de los EE. UU. no existe ten und Grenzen der Altenhllfe (1968);
tam iento puede ser m utuamente de tip o radial), pero tam bién puedo un re tiro ob lig atorio, sino que cada E. Shanas y otros, 0!d People ln three
inducido). Es a pa rtir, sobre lodo, m anifestarse únicam ente en la si­ uno perm anece en el cargo m ien­ Industrial Socleties (Londros 1968).
de W. Pinder (K unstgeschlchte nach multaneidad de nuevas form as de tras él m ism o so considera capaz
Generatlonen, 1926) cuando en la e stilo (do vida) y de arte. de desem peñarlo. Pero la crítica G erontología social. En su dim en­
sociología del -»arte se u tiliza el social aplica tam bién este nombre sión social o sociológica la g., que
concepto do g. Según Pinder, la K. Mannheim, Das Problem der Genera­ a sistem as de gobierno que, debido se ocupa del estudio de los grupos
g. es la «falta de sim ultaneidad do tion, en «Kölner VJh. für Soziologie* a la edad de los titu la re s del po­ de edad avanzada, con stituye una
las personas sim ultáneas», es de­ (1928); H. Peyre, Les génórations der, son considerados como ene­ rama especial de la sociología que
cir, en todo ospacio corto de tie m ­ llttérairús (París 1948); W. Pinder, Dos
m igos del progreso, conservadores, desde hace aproxim adam ente 25
po (por ej., un quinquenio) viven Problem der Generation In der Kunst­
geschichte (*1949); Ethel Shanas y G.F. reaccionarios, partidarios de la res­ años ha venido adquiriendo cada
diversas generaciones, cuyos m iem­ tauración, etc. vez m ayor im portancia, debido en
Stroib (dirs.), Social Slructuro and the
bros tienen y están viviendo subje­ Family. Generational Relatlons (Englc- buena parte a la -»e stru ctura de
tivam ente una época d is tin ta unos v/ood Cliffs 1965); W. Neidhardt y otros. G erontología. Es la ciencia que trata edades características do las so­
do otros. K. M annheim se lia dedi­ Der Konflikt der Gonerationen (1966). del envejecim iento del hombre, in­ ciedades Industriales modernas.
cado, com a sociólogo, al problonia cluyendo los fenóm enos que acom ­ M uchos sociólogos gerontólogos se
de la g. (1927), y para él se trata G orontocracia. Cuando en un s is te ­ pañan a una edad bastante avan­ han dedicado al grupo que pasa de
de una «fuerza de la vida de grupo, ma social ol gobierno está en ma­ zada. La ->g. social, que en un prin­ los 65 años de edad con idéntico
creadora de dinam ism o». La dura­ nos do los m iem bros de más edad, cip io era una sección especial de interés al que otros han puesto on
ción histó rica de la influencia de tonom os una gerontocracla ( = go­ la biología y de la m edicina, se ha otras -»m inorías. Los gerontólogos,
una g., los intervalos entre las bierno de los ancianos). Pero es­ con vertid o en una rama especial sobre todo en los países anglosajo­
generaciones se cifran en 15 ó 30 tos m iem bros no tienen que ser de la sociología. Esta transform a­ nes, han logrado hacer de su preo­
años. 1.a realidad cronológica y bio­ necesariam ente «ancianos», sino los ció n comenzó en los EE. UU. La g. cupación un -»m ovim iento social
lógica do haber nacido poco más que tionen m ayor experiencia de la tie n e com o m eta in vestig ar la s i­ (L. Cain). Hasta ahora no so ha
o menos al m ism o tiem po no crea vida y conocen m ejor la tradición tuación especial en que se encuen­ probado en ninguna investigación

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G erontología social Gobierno

quo el aumento de la proporción Es im posible fija r para todas las ciones do origen. Por tanto, ol g.
Bretaña, los barrios de los Inm i­
de las personas mayores de 65 personas y profesiones la misma típico de las m etróp olis americanas
grantes de c o lo r reciben ú ltim a ­
años (del 6 al 12 % de la pobla­ edad obligatoria de retiro . es en parte tam bién el resultado
m ente el nombre de g. A sim ism o
ción to ta l) tenga que Im plicar nece­ se habla de g. cuando la minoría inintenclonado de una determ inada
sariam ente nuevos y mayores pro­ V. la bibliografía do Gerontología. po lítica social.
que vive en él y que se encuentra
blem as para la mayoría de los Indi­ relativam ente aislada, adopta una
viduos de este grupo, en compara­ G hetto. En un princip io se llamaba postura de defensa frente a la ma­ Z. Rudy. Sozlologle des ¡üdischen Vol-
ción con la época en que esta g. (judería) al barrio perfectam en­ kes (1965).
yoría («ghettos turcos en la Isla de
categoría de personas m ayores do te de lim ita do (a vecos por medio Chipre»).
65 años era menos numerosa. Tam­ do un m uro) de la -»m inoría judía, En la sociología actual, g. es un G obierno. Es el e je rcicio del -»po-
poco so lia podido probar claramen­ pre scrito de una form a obligatoria concepto valorativo que está acu­ der que gracias al sistem a po lítico
te que la generación de los abuelos por el derecho (do una ciudad o de sando y provocando a la acción po­ que lo le gitim a y que lo asegura f í ­
haya perdido contacto con los hi­ un país) y que existe en Europa des­ lític a y social, a pesar de que los sicam ente, sabe de antemano • a
jos y los nietos. Es verdad que la de la edad media hasta entrado el quién com prende y hasta dónde
ghettos de los negros y p o rto rri­
fam ilia nuclear vive Independiente, siglo XX. El g. es consecuencia del queños en las grandes ciudades abarca. A voces se equipara o se
pero la separación especial do la -»a ntise m itism o y de cie rto s -»pre­ americanas no tienen las caracte­ confunde poder con g. (en Inglés
vivienda no ha im plicado el aisla­ ju ic io s (algunos de ellos de tipo rísticas fundam entales del g. his­ se utiliza pow er para Indicar tanto
m iento que se había predicho hacia religioso ) y representa una form a poder com o g.: com m unlty po w e r
tó ric o : en los EE. UU. nadie está
mediados de sig lo. El uso de los de -»discrim inación que contribuye, obligado a v iv ir on el g. Nadie está structuro, po w e r ellte. La palabra
adelantos m odernos de la técnica a su vez, al -»etnocentrism o, a la obligado a darse de alta o de baja, rule, que propiam ente significa g..
(teléfono, autom óvil) ha con tra rres­ -»endogam ia de la m inoría y, de es cada vez menos usada: antes se
no se necesita perm iso de estan­
tado los e fe cto s del aislam iento. esta form a, a su conservación en cia o de trabajo. Realmente la ho- decía aún ru lln g classes). M ax We-
Los mayores de 65 años tien en poco cuanto comunidad religiosa delim i- mogenidad de los ghettos es en ber ha hecho resaltar el concepto
interés, en contra de lo quo hasta table. El hecho de que los habitan­ de g. (com parándolo con podor)
parte una consecuencia de la d is­
ahora so suponía, en quo se les te s del g. quedaran excluidos de como un concepto más concreto y
crim inación en el m ercado de la
aloje en barrios o bloques con per­ c ie rto s con tro le s sociales y econó­ menos difu so : «G. quiere de cir la
vivienda. Y en el g., por una mala
sonas do la mism a edad y en quo m icos de la población (cristiana) vivienda tien e que pagar el negro, oportunidad de encontrar obediencia
se les trata como a una categoría circundante, es la causa de que el en unas personas concretas res­
muchas veces, un a lq u ile r más ele­
especial. g. fuera el prim ero que realizó c ie r­ pecto a un mandato de contenido
vado que el a lq u ile r que se lo e xi­
Si so observa una inclinación en tas funciones económ icas (créditos giría fuera del g. si se le aceptara determ inado.» Por el contrario, po­
las personas m ayores a retira rse a Interés en una época en que see poder, según W eber, aquel que
com o Inquilino. Las leyes que la
de la vida social, no debe a trib u ir­ estaba prohibido el in te rés) que han d entro do un sistem a social con­
federación y algunos Estados fede­
se necesariam ente a una -» d is c ri­ tenido mucha im portancia en el sigue regularm ente im poner su vo­
rales han dado para forzar a una
minación por parto de los jóvenes, desarrollo económ ico. Igualdad de oportunidades en la luntad fre n te a otros, prescindien­
sino que olio puede respondor a un En la segunda m itad del siglo búsqueda de vivienda no pueden do del m otivo que on cada caso
«descomprom iso» (dlsengagem ení) XX aparece por prim era vez el té r­ cam biar esta situación más que do sirvo de base a esta posibilidad. El
social intencionado (E. Cumm ings), m ino g. en la sociología americana, una form a m uy lenta. g. se apoya siem pre, en un tanto
a una liberación volun ta rla de car­ para designar aquel enclave urbano Pero la superpoblación de los por ciento elevado, en la fe que
gas y relaciones sociales por parte que tien e una población homogé­ ghettos de co lo r en las grandes se tien e en su -»legitim idad, y no
de las personas m ayores. Se ha nea, en cuanto que esta población ciudades americanas, como la c iu ­ sólo en los m edios físicos de poder.
hablado tam bién de una -Intim id ad pertenece a una m inoría del estra­ dad de Nueva York, es tam bién con­ Poro esta fo puede ser creada por
a distancia» que se da en ambas to In fe rio r desdo ol punto de vísta secuencia de la co rrie n te volunta­ unos medios que por sí mismos
partes. Pero lo que está aún por social y económ ico. Aunque en los ria de personas procedentes de (en un sistem a más am plio de nor­
roso lve r son las dificultades (que EE. UU., ta n to ahora como antes, otras partes del país (y de Puerto mas) no serían capaces de alcan­
entran más bien en el cam po de existen algunos barrios que tienen Rico), falta s de preparación para zar una legitim ación. (Una trib u de
la psicología individual y social que una población judía m ayoritaria, ra­ la vida industrial de la m etrópoli, indios del suroeste de los EE. UU.
en el de la sociología) que experi­ ras veces se los ca lifica de g. G het­ que en estas grandes ciudades re­ ju stificab a así la sujeción a que
mentan muchos hombres una vez to os en parte sinónim o de -»su­ ciben, sin necesidad de esperar, había som etido a otra tribu : la p ri­
han abandonado (muchas voces con­ burbio (barrio bajo). También fuora unas ayudas económ icas mucho mera trib u creía que olla podía
tra su voluntad) la vida laboral. de los EE. UU., por ej., en Gran mayores que en sus propias pobla­ aprender el idiom a de los subyuga­

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Gobierno Grupo

dos, pero no al revés. Esta fe, que denam iento del g., necesitan Inclu­ a este status. Este conjunto es casi
A. Rüstovv, Ortsbestlmmung c'er Gegcn-
era de gran u tilida d para el -» c o n ­ so ol reconocim iento general de siem pre pequeño, respecto al nú­
wart, vol. I (1950). vol. il (-’ 1963), vol.
tro l social, quedaba amarrada sim ­ éste precisam ente para la garan­ III (1957); M. Weber. Wlrtschaft und m ero do sus m ie m b ro s/ y por los
bólicam ente en la conciencia de los tía de sus propios derechos ju ríd i­ Gesellschaft (4195G); O. Stammer, Po- extraños es reconocido com o tal
súbditos a través de un rito en el cos y para la coerclb llldad de los litischo Sozlologio und Demokratlefor- g. Todo g. tiene que presentar una
que algunos de los vencedores es­ m ism os fre n te a contratantes p ri­ schung (1965): M. Háttich, Dcmokretie
-»e stru ctura. Se disting ue entre
cupían a los vencidos públicam ente vados y públicos. Sin un ordena­ ais Hcrrschaftsordnung (1967).
grupos form ales y grupos in fo rm a­
en la boca.) m iento del g. no puede haber un
Grupo. Este té rm in o so u tiliza mu­ les, constituyéndose muchas veces
La etim ología alemana, h is tó ri­ Estado de derecho, no puede haber
chas voces en el m ism o sentido los grupos inform ales dentro de los
cam ente com prensible, del concep­ un derecho que tenga vigencia. En grupos form ales, por ej. com o -»
to g. (H errschaft), que nos hace que -»agrupación, form a social y
sentido más am plio, a este sistem a d iq u e s d e ntro del g. quo co n s titu ­
pensar en los térm inos «señor y entidad social, o es confundido con
de g. portenecen no sólo las po si­ yo todo el personal de una em pre­
siervo» (H e rr und Knecht), «pueblo el concepto de categoría social. Las
ciones adquiridas en una -»dem ocra­ sa. Es esencial al g. que se dé un
de señores» (H errenvolk), ha creado -»m inorías no son propiam ente gru­
cia a través de los partidos p o líti­ m ínim o de relación com unitaria, de
confusión en la sociología actual pos. sino una categoría dentro de
cos, sino tam bién los grupos de sen tim ie nto de comunidad, de co­
d e l ám bito de habla alemana, cosa la población. El g., en cuanto con­
Intereses (pressure groups), los lo b­ hesión y de -»solidaridad entre sus
quo no pretendió Max W eber. A l­ cepto, ha pasado a ser el punto
bies, algunas -»asociaciones (como m iem bros, en lo cual, desde luego,
central del in te rés sociológico, so­
gunos sociólogos sospechan ya la -»sindicatos, asociaciones de pa­ tienen papel im portante las ideas oc­
e xiste ncia do g. en cualquier rela­ bre todo desde que hacia el año
trono s), las confesiones religiosas, cidentales y cristianas de valor res­
ción social im aginable (incluso en­ 1950 nació la investigación de los
los m edios de com unicación de ma­ pecto a la apetecibllldad del a ltru is ­
tre el niño y los padres, entre los pequeños grupos (sm a ll group) y
sas (un com entador do la te le visió n mo (el in te rés general, el «interés
alum nos y el m aestro, e n tre el pa­ de los grupos de -» re fe re n cia . Se­
o el que da charlas por radio y po­ del grupo», está antes que el in te ­
gún F. Znaniecki, el g., on cuanto
ciento y el m édico, etc.). Esta mez­ seen este m onopolio duranto mu­ rés pa rticular, etc.). En los pueblos
cla, o confusión polém ica de unos concepto, ha venido a s u s titu ir a
chos años, pertenecen tam bién a p rim itiv o s se encuentran grupos
fenóm enos generales y universales -»sociedad, pues anterio rm ente era
la estructura de g. de su país). Esta muy estables, cuyos m iem bros ven
del -»co ntrol social (en parto tam ­ éste el térm ino que más atraía la
Power stru c tu re va más allá do la todavía como la cosa más «normal»
bién de la -»socialización) con el atención de la sociología.
constelación política de los grupos unas enem istades que nosotros, con
concepto de g. ha Impedido poder En el g. hay que d is tin g u ir entre
quo están en el gobierno; in cluso nuestra m entalidad, calificaríam os
in ve stig a r científicam ente estos pro­ las form as de ser y de origen geo­
una -»oposición in tra y extrapar­ de profundas.
cesos diversos. A l considerar la s i­ gráficas y ecológicas (vecindad, ba­
lam entaria ejerce gobierno: a veces ¿Cuándo empieza a e x is tir un
tuación de todo trabajador como rrio ) y las procesales. Por su m ag­
puede im pedir o m odificar proyec­ grupo? Éste es un punto muy dis­
una situa ció n do g., prescindiendo nitud y naturaleza, el grupo puede
tos de ley que contaban ya con cutido. Leopold von W iese adm ite
de si es o no voluntariam ente acep­ d istin g u irse de o tra s form as socia­
una mayoría parlam entaria. Enton­ el g. de dos. la pareja. Por el con­
les (no es un estrato, una clase,
tada y sin ten er en cuenta hasta ces, la línea que la separa del «po­
una m u ltitu d , una masa, una in s ti­ tra rio , Sim mel veía en el número
qué punto es soportablo para el d e r- es muy estrecha.
tución, una chusma). Hay una con­ tres una de las características esen­
trabajador, se está proyectando ar­ M. W eber distingue, en el sen­
fu sió n en tre g. y categoría social, ciales. También Theodor G eiger d is­
tificia lm e n te sobro la sociedad, de­ tid o de su -» tip o ideal, tres form as
cuando se dice que la casta es un ting ue fundam entalm ente entre la
bido a una definición arbitraria, de g. le gitlm a bles: g. legal, ejer­
«grupo com pletam ente cerrado», el form a de pareja y la form a de
unas estructu ras de g. de las quo, cido por una -»burocracia de adm i­
estam ento un «grupo casi cerrado» g., pues un auténtico g. tien e quo
a su vez, se dorivan unas exigen­ n istra tivos del Estado; g. tra d ic io ­
y la clase un «grupo abierto» (W er- se r independiente de los diversos
cias p o líticas de d ife ren te s tipos. nal (el pa triarca lism o , la -»geron-
ner Som bart define la -»clase so­ m iem bros. Pero una pareja desapa­
El concepto de g. debería quedar tocracia, el g. estam ental); g. ca­ rece en ei m om ento en que una
cial com o un grupo do personas
lim itado al se cto r político, en el rism àtico. p a rte se re tira . Los etnólogos se
quo están interosadas en un de­
sentido más e s tric to de esta pala­ Estos tre s tip o s pueden super­
term inado sistem a económ ico). han ocupado tam bién del problema
bra, e in clu so ol g. que so da en ponerse unos sobre otros y unirse ''E n la sociología actual, por g. de la form ación de grupos entre
el campo Internacional (-»hegemo­ entre sí (por ej., la superioridad (social) se entiende generalm ente hombres y anim ales (totem ism o).
nía). Todo sistem a po lítico (Estado, real de candidatos que deben su En esta m ateria fue iniciador
un con ju nto de in dividu os que per­
tam bién ol Estado fedorado, com u­ mandato al -»carism a de un nom­ Goorgo C. Homans, The Human
siguen unas m etas comunes, po­
na) tiene una estructu ra de g.; sus bre fa m ilia r, cosa que contradice G roup (1950); según su teoría del
seen un -»status en el grupo y rea­
habitantes se orientan por un o r­ al idoal de la dem ocracia). g., son cinco los factores declsi-
lizan los -»roles correspondientes

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Grupo G rupos de presión

vos para el com portam iento de los propagación de su fe (L. Festinger, mos en los pueblos prim itivos, de­
sis teóricas form uladas y el com ­
m iem bros del g.: confirm ación, ac­ portam iento del g. Una reacción, entre otros, When Prophecy Fails, penden siem pre del g.p., están
ción mutua, lazos sentim entales, que el profano en sociología ape­ M inneapolis, 1956). orientados a él y. sobre todo, pue­
normas y relación con el m edio am­ den sor controlados soclalm ente
nas se habría esperado, fue la que
biento. Ya antes L. v. W iese había H. Proesler y K. Beer, Dle Gruppe por él. A ctualm ente no se consi­
tuvo un g. m ilenarlsta de sectarios
(1955); J. Klein, The Study of Groups dera ya decisiva la relación «cara
destacado en el g. unas caracterís­ do los EE. UU. Este g. había dicho (Londres 1956); P.R. Hofstáttcr, Grup- a cara» de los m iem bros (Faris). x
ticas sem ejantes: carácter de or­ que el fin del mundo ocu rriría en pendynamik (1957); G.C. Homans. Theo-
ganización, idea do grupo entre sus un día determ inado y que sería pro­ Grupo de -»referencia. El g.p. se
ríe dor Sozialen Gruppe (M968); Idem,
m iem bros, -»trad ició n y hábitos co­ vocado por un terrem o to . Llegó el ElemGntarlormon sozlalcn Verhaltcns dife ren cia dol grupo secundarlo so­
munes, cuando se trata de una du­ día predlcho, y no ocurrió nada. (1968); R. Battegay, Dor Mensch In der bre todo por su intim idad y por
ración bastante larga, relaciones ¿Cómo reaccionará un g. religioso Gruppo, 3 vols. (1967-69). una conciencia de grupo especial­
mutuas entro el g. y otras formas ante sem ejante refutación de su m ente acentuada: un «sentim iento
sociales y un esquema general de profecía? A ntes de s u frir este «des­ Grupo inform al -»C lique, -»Grupo, del nosotros». Los m iem bros de un
g. (sistem a norm ativo). engaño», esta -»secta actuaba con -»Investigación de pequeños grupos, g.p. pueden continuar teniendo la
Homans expone unas cuantas re­ todo secreto, retraim ien to y reser­ Sociología de la -»em presa. vivencia del grupo prim arlo a pe­
laciones teóricas para un modelo va: evitaba el contacto con los sar de encontrarse localm ente se­
do g.; según esto, en el -»sistem a extraños y toda publicidad. El pro­ Grupo íntim o. Se llama g.i. a un parados. por ej.. a través del con­
social de todo g. existen las cua­ fano en sociología quizá osperaba núm ero bastante reducido de per­ tacto tele fónico. Las in vestig acio­
tro variables siguientes: 1 ) la in­ entoncos que tal g., quo se había sonas que se ven regularm ente, en nes em píricas han confirm ado la
tensidad de la -»Interacción (o de ridiculizado con la profecía del fin parte por necesidad, como en la im portancia del g.p. y su origen
la com unicación) entro los m iem ­ del mundo, aum entaría sus tenden­ fam ilia, en parte por sim patía (un espontáneo dentro de organizacio­
bros del grupo: 2 ) la cantidad to ­ cias hacia el retraim ien to, p a rticu­ círculo de am igos), o que están on nes más am plias. En este últim o
tal de am abilidad que se da entre larism o y fa lta do contacto. Pero, com unicación unos con otros de caso, a los g.p. se los llama fre ­
los m iem bros (frie n d lln c s s ) o de según ha indicado Festinger, la sec. otra manera d istin ta . En contrapo­ cuentem ente grupos inform ales (In­
identificación con el g.; 3) la can­ ta se portó de una form a com ple­ sición al -»peer group, el g.l. no tie ­ form al groups).
tidad general do actividad que cada tam ente d istin ta . Después de haber ne que constar necesariam ente do
uno do los miem bros desarrolla, y sido refutada por la realidad de personas que tengan la misma po­ Ch. H. Cooley. Social Organizaron
4) la cantidad total do actividad que el mundo continuaba e xistie n ­ sición social. El g.i. puedo sor un (Nueva York 1909).
que el m edio am biente (quizá tam ­ do, so transfo rm ó on un g. obse- -»grupo prim ario, pero no tiene que
bién los otros grupos) exigo del sionadam ente abierto, ponía anun­ serlo necesariam ente. Grupo secundario -»G rupo prim arlo.
g.; por tanto la cantidad de a cti­ cios on los periódicos y buscaba
vidad que tiene que aportar el g. adeptos por todos los m edios. Para G rupo prim ario. C.H. Cooley aplicó Grupos de presión. Son asociacio­
para so b re vivir en cuanto tal. Sin el sociólogo tal reacción es e xp li­ este concepto prim eram ente a la nes organizadas, unas más disci­
embargo, no nos da ninguna in fo r­ cable. Basándose en una teoría del fam ilia, aunque, en sen tido amplio, plinadas que otras, que ejercen
mación sobro las relaciones m u­ g., podría haberla predlcho. Un g.. g.p. se refiere a todo grupo peque­ una presión social sobre la vida
tuas que él supone entre las cua­ lo mism o que esta secta, necesita ño, generalm ente no especializado pública o partes de ella, con el fin
tro variables. Homans form ula unos un m otivo para su existencia. El y de pocos m iem bros, cuyas rela­ de im poner sus propios intereses.
postulados del tip o siguiente: «Per­ fin dol mundo, en quo creían los ciones se desarrollan, sobre todo, Estos Intoroses pueden co n sistir
sonas — m iem bro dol g . — que es­ m iem bros del grupo, presentaba de una manera íntim a, cara a cara en una ética pa rticular a la cual
tán frecuentem ente en interacción, una de estas bases de la existe n­ (fa c c to fa c o ). Para R. La Piero todo debe supeditarse toda la sociedad
son propensos a tenerse simpatía.» cia del g. Quizá se piense tam bién grupo pequeño que en prim era línea (prohibición del alcohol en los Es­
O: «Las personas que se tienen que para la salvación del g. es me­ soporta al individuo, pero que. por tados Unidos) o en un sim ple afán
mutua sim patía expresarán esta jo r distin g u irse de los conciudada­ esto m ism o, lo con tro la socialm en­ de lu cro económ ico. El concepto de
sim patía en unas actividades que nos por la exclusividad en esta te y posiblem ente lo forma, es un g. de p., que a p a rtir de los años
van más allá de la medida exigida predicción. Pero tan pronto como grupo de status (->Socialización). ve in te es cada vez más frecuente
por el sistem a social del g.» ha desaparecido este momento para En contra de algunas teorías del en la lite ra tu ra americana, os casi
Estudios em píricos sobro grupos la existencia del g., óste tiene que siglo XIX (com unidad-sociedad), los sinónim o del térm in o grupo de in­
concretos e histó rico s nos han pre­ procurarse nuevas m etas para po­ hom bres de todas las sociedades, terese s, pero menos peyorativo.
sentado de vez en cuando la oca­ der continuar existiendo como g. tanto en las actuales como en las Para d is tin g u ir m ejor el térm in o g.
sión de poder revisar las hipóte­ Una de estas metas puede ser la más rem otas cultu ras que conoce­ de p. del térm in o ->lobby, se debe­

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Grupos de presión Guerra

ría hablar de g. de p. sobre todo siendo estudiados ya por la ciencia nitud, en la mayoría de los casos por parte del congreso. Se habla
cuando los grupos no Intentan e je r­ social desde finales del siglo XIX. países o Estados, que quieren de­ de guerras civiles o guerras de li­
cer ningún in flujo d irecto en un En la i. de los g. p. rigen en parte c id ir un -» co n flicto po lítico por beración, incluso cuando en el fo n ­
acto concreto de la legislación. El las mism as dificultades generales m edio de una prueba física de po­ do únicam ente se trata de la opo­
lobby trabaja do una manera abier­ del -»experim ento en las ciencias der. respotando p o r regla general sición de dos potencias m undiales.
ta, o incluso de acuerdo con el le­ del com portam iento. La i. de los g. cie rta s form as tradicionales. En sen­ Durante la segunda mitad del s i­
gislador. con miras a una ley de­ p. examina (a veces a través de tid o figurado, se dice «hacer la g. glo XX, en muchos escenarios de
term inada. Los g. do p. Intentan observadores ocultos o m icrófonos) a la pobreza», pues entonces, de g. se ha vu e lto , en parte, a unas
más bien crear un clim a de opinión las interacciones dentro de unos una form a parecida a la que se form as guerreras de com portam ien­
pública en el que las m edidas, las grupos naturales o reunidos según sigue en la g., al em plear los m e­ to, que se asem ejan a costum bres
leyes, etc., que no les resulten diversos puntos de vista, que, a dios estatales en la solución de un anteriores a la prim era guerra mun­
agradables, sean consideradas como lo sumo, se componen de cinco problem a que se considera funda­ dial y, en parte, anteriores al si­
aigo po litica m e n te im posible. Los a veinte personas. M uchas veces se m ental. no se tie n e en cuenta la glo XIX. Ú ltim am ente tam bién abun­
g. de p. pueden defender los Inte­ ha realizado i. de p. g., com o In­ rentabilidad de estos m edios. Hay dan las guerras en las que ningu­
reses de determ inados grupos de vestigación do oncargo para el m i­ varias clases de guerras: guerras na do las partes (o una de ambas)
la población (p o r ej., los expulsa­ n iste rio am ericano de defensa, ya preventivas, guerras de conquista se atiene a las reglas Internacio­
dos que están viviendo en la Repú­ que las unidades de lucha de los y guerras de defensa, pero hasta nales (de la Cruz Roja Internacio­
blica federal alemana, las m inorías e jército s m odernos (debido a ahora no se ha podido solucionar nal, etc.). También queda aún por
étnicas o religiosas de los Estados los sistem as de arm am ento y a los el problem a de la guerra ju sta averiguar, por ej., si el hecho de
Unidos). En contraposición al par­ medios de locom oción) o Incluso (A gustín, Tomás de A quino, Gro- que desde finales de la prim era
tid o político, para los g. de p. la los team s d e ntro de las grandes clo ) sin adoptar una posición guorra m undial no se hayan em­
política no es un fin en sí, sino so­ organizaciones (como los portaavio­ valorativa. A lo largo de toda la his­ pleado m aterias quím icas en gran
lam ente un m edio en orden al fin. nes) son en la mayoría do los ca­ to ria de la humanidad nos encon­ escala, se debe a la eficacia de
A pesar do esto, los g. de p. tienen sos grupos pequeños cuyos m iem ­ tram os con un com portam iento gue­ unos acuerdos internacionales y de
siem pre una actividad política. La bros deben colaborar con el m áxi­ rrero. -»A gresión, -»C on flicto, -»Lu­ la opinión m undial, o más bien a
línea d iviso ria entre -»partido po­ mo rendim iento. La i. de los g. p. cha. No hay ningún síntom a de que las desventajas táctica s do tales
lític o y g. de p. puede re su lta r con­ pretende estudiar principalm ente las las transform aciones tecnológicas o m edios.
fusa s i las -»m inorías (tam bién los condiciones apropiadas para la co­ sociales vayan a lograr, dentro de
S.R. Steinmetz. Sozlologio dos Krlegas
grupos religiosos) han fundado un m unicación, la solidaridad, la con­ un margen p re visib le de tiem po, (1929); R. Schrocrs, Der Partlsen (1961);
pa rtido p o lítico propio, que está re- form idad, la dispo sició n innovado­ que desaparezcan totalm e nte las R. Aron, Paix ot guorre entre los no-
prosontado en el parlam ento. ra, los roles de mando y los con­ guerras. Más bien, por m edio de tlons (1962), idom. Lo grand débat: Ini-
flicto s. Los trabajos de Kurt Lev/in nuevas de finicion es de la propia llatlon a la stratéglc atomlque (1963);
G rupos pequeños, Investigación de sobre la dinám ica de grupo (teoría conducta m ilita r, las naciones In­ H. Kahn, Eskalatlon (1966); C.v. Clau-
los ( - >Clique, -»Grupo, -»Inte rac­ del -»cam po), que parten de la p si­ tentan adaptarse a la opinión mun­ sowitz, Vom Krlege (’'1966); M.W. Bro-
ción, Sociología de la -»em presa). cología de la form a (G estalt), así dial o a la propia -»opinión pública. wnc. Das neue Geslcht dos Krleges
La Investigación de los poqucños como la -»sociom etría de J.L. M o­ Por o tra parte, renuncian a toda (Frauenfeld 1966); R.R. Bigler, Der eln-
grupos, sm all group research, en same Soldat (Fraucnfold 1963); A. Bu-
reno contribuyeron a la evolución declaración form al de g. A sí. los chan. Der Krieg ¡n unserer Zelt (1968);
cuanto rama especial de la socio­ de la i. de los g. p. Después han EE. UU. llevan a cabo la llamada R. Trlnquler. La guorra moderna y la
logía y de la psicología social, se con tribu ido tam bién a ella, entre guerra del Vlotnam . a pesar de que lucha contra las guerrillas (Herdor, Bar­
desarrolló prim eram ente en EE. UU., otras, las investigaciones de R.F. Ba­ no e xiste una declaración de guerra celona 1965).
a p a rtir dé los años 40, adquiiiendo les y las de G.C. Homans.
un rápido increm ento en los años
cincuenta, debido en parte a que A.P. Hare. Handbook oí Small Group
significa una posibilidad do realizar Research (Nuova York 1962): Idem y
otros (dlrs.), Small Groups (Nuova York
investigación social cua ntitativa con
*1965); G. Lüschon, Klelngrupponfor-
unos m edios de Investigación redu­ schung und Gruppo Im Sport (1966, con
cidos. Sin embargo, los procesos bibl.).
que se dan en los grupos pequeños
(-»G rupos prim arlos, ->Peer group, Guerra. Es el com portam iento de
Grupos de -»referencia), vienen dos o más grupos de cie rta mag­

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S docck 12
H ipótesis

en un campo de fuerzas políticas minadas orientaciones com unes, que


que on la mayoría de los casos esperan de sus m iem bros una leal­
ostá delim itado geográficamente. tad Incondicional. M ientras que un
Dentro de este campo los demás individuo puede pertonecer al m is­
Estados deben orientarse, cada uno mo tiem po a varias asociaciones,
en un grado dife ro n te , por el Es­ sociedades, organizaciones, clubs,
H tado que ejerce la h. La h. afecta, etcétera, la pertenencia a una h.
excluye, en principio, casi siem pre
por tanto, solam ento al com porta­
m iento de aquellos Estados que la pertenencia a otra. En los paí­
están Interesados en un e q uilib rio ses anglosajones, sobre todo en
Héblto. El h., en cuanto inclinación bito s proceden más bien de la prac- ilim ita d o de fuerzas y que aceptan, los EE. UU., se da el nom bre de
que en la mayoría de los casos ticab lllda d o de la com odidad (p rin ­ en princip io , la posibilidad de una fra te rn itie s , hermandades (tam bién
apenas es consciente o es to ta l­ cipio del m ínim o esfuerzo, Geor- d istrib u ció n desigual de fuerzas; por existen las correspondientes soro-
m ente inconsciente, determ ina el ge Z ipf, 1949) experim entada por ejem plo, una serie do pequeños Es­ rltio s ) a aquellas asociaciones es­
com portam iento humano cuando se el m ism o individuo. Por consiguien­ tados sabe que en su continente tu d ia n tile s que tienen cie rta sem e­
trata de form as de conducta apren­ te, el h. no os tanto la consecuen­ la h. es ejercida por una o dos o janza con las corporaciones. Entre
didas que se observan regularm en­ cia do una adaptación a las expec­ algunos pueblos p rim itivo s, por ej.,
tre s de las grandes potencias. En
te en iguales o parocldas situa cio­ tativas generales de los otros, aun­ entre los indios de A m érica del
la histo ria actual encontram os pre­
nes. Una persona puede ser d iri­ que puede serlo (p o r ej., cuando la N orte, e xiste la adopción do una
tensiones do h. en la do ctrina ame­
gida en su com portam iento por escuela am ericana intenta conse­ persona com o hermano por m edio
ricana de M onroe, en la h. de la
unos hábitos que son propios y ex­ g u ir en el alum no desiderable ha- Ita lia de M usso lin i respecto al área de un ritu a l (hermandad de sangre).
clu sivos do él (propiedades), pero bits). El h. puede ser concebido del M ed iterrá neo , en ol in te n to de
a voces tam bién por -»esquemas como una predisposición adquirida H ipótesis. H. os una proposición
H itle r por alcanzar una h. en Euro­
do conducta, es decir, por los há­ respecto a la form a de reaccionar (te sis) referida en lo posible a po­
pa. en la h. de la Unión Soviética
bito s de su cultura, grupo, clase, frente a los alicie ntes del m edio dentro del campo de todos los Es­ cos fa cto re s discern ibles (general­
profesión. La capacidad para crear am biente (John Dewey). El h. que m ente sólo dos), form ulada en la
tados socialistas, com o se ha po­
h. o para apropiárselos, sobre todo se basa en una postura interna mayoría de los casos como expli­
dido com probar en la invasión do
dentro del procoso de -»socializa­ (e sp iritu a l, sen tim en ta l) so llama cación de causas (sobre una rela­
Checoslovaquia de 1968.
ción, con stituye para el hombre, en -»actitud, teniendo en cuenta que ción causal im aginable), que debe
La h. puede basarse on la sim ple
cuanto que esta capacidad es un en el lenguaje de los sociólogos s e r asequible a la refutación (fa l­
superioridad de fuerzas do un Es­
su s titu tiv o de los in stin to s, un a li­ anglosajones a ttltu d e s es un té r­ sifica ción ) basada en unos m étodos
tado o en privile g io s conseguidos,
vio en la elección de las form as m ino de spro visto de todo ju ic io de cie n tífico s y experim entales (el me­
o arrancados, por vías de derecho
adecuadas do com portam iento en valor. jo r m étodo es el -»experim ento).
internacional (h. ju ríd ica ). Se habla
vista de unas tareas que se repi­ Una h. (o teoría) que sea dem os­
tam bién en general de h. cuando
ten regularm ente en nuestra vida Hegemonía. En un princip io , hege- trable (v e r ifia b le ) por inducción, es
una nación, una industria o un es­
cotidiana. Los h., lo m ism o que los m on era ol que estaba a la cabeza de cir, por m edio de un caso o de
tam ento social, etc., consigue en
esquemas de conducta arraigados del mando en algunas ciudados- una serie (Incluso Infinita) do casos
el campo económ ico o cultu ral unas
on la cultura y las tradiciones espe­ Estado do la antigüedad. La po si­ aislados, no puede e x is tir. Aunque
posibilidades de in flu jo o de con­
cíficas. pueden ser un im pedim ento ción dol hegemon, desde el punto la h. osté form ulada de una form a
tro l que, por su naturaleza, se pa­
a la -»Innovación. De hábito pro­ de vista ju ríd ico , era m uy im p re­ relativam ente unívoca y con un
recen a la h. (por ej.. legitim ación
cedo habituarse, que os la acción cisa. Después, en la Grecia antigua, contenido suficien te de inform ación,
de una supremacía por medio de
por la que unas form as de com ­ hegemon ora el Estado o la ciudad sin embargo puede ser refutada
un contrato que so ha logrado gra­
portam iento que hasta ahora no a quien los demás Estados p e rte­ como falsa por una única obser­
cias a la superioridad de fuerzas).
han aparecido más que esporádica­ necientes a la confederación ha­ vación (por un experim ento).
mente, se van con virtie ndo en h. bían concedido la presidencia. El La h. puede fo rm a r el intento,
H. Triepcl, Dle Hegomonie (1938, reim­
En contraposición al esquema de Estado que ojerce la h., respeta la el comienzo y quizá tam bién el
presión 1961).
conducta, el h. muchas veces es soberanía de los o tro s y renuncia núcleo dé una teoría. Una h. (o un
típ ico de personas aisladas, y no por tanto a su anexión. A ctu a l­ Hermandades. Por h. entendemos conjunto de hipótesis) que ha re­
tanto de m iem bros do grupos de m ente, hegemonía sig nifica la pre­ sistid o la revisión de varios Inves­
aquellos grupos de varones (gene­
cie rta magnitud. Además, los há­ ponderancia política do un Estado tigadores y de m om ento no puede
ralm ente jóvenes), con unas de ter­

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H ipótesis Huelga

ser sustitu ida por otras hipótesis do hombres com o de anímalos, se pretensiones que se le presentan
rían superar la Imagen ahistórica
m ejores, se llama teoría. Muchas pueden reconocer tam bién ciertas (por ej., el problema de la coges-
del mundo y de la sociedad que
veces, la distin ció n entro una h. y estructuras. tión en la República federal ale­
nos habia logado la Ilustración. El
una teoría apenas es perceptible. h. croó su propio m étodo para con­ mana).
La -»observación de un nuevo L. Gumplowicz, Grundrlss der Soziologíe En general, determ inados traba­
c e b ir y e xp lica r la realidad social,
acontecim iento (en ol quo la ma­ (1885); K. Mannhelm, Mensch und Ge- jo s y servicios que son vitales
el cual so oponía no sólo a la pe­
yoría de las veces se pueden en­ sellscbalt ¡m Zcltalter dos Umbaus para toda la sociedad llevan con­
netración de los m étodos de las
con tra r algunos factores conocidos) (1935). sig o la renuncia al derecho de h.
ciencias naturales en el terren o de
que no había sido tenido en con si­ Los funcionarios o, en los países
las ciencias del esp íritu (-» p o sitivis­
deración en cuanto fenóm eno o que Huelga. Es el abandono del trabajo donde no e xiste un verdadero de­
mo), sino tam bién a los conceptos
aparentem ente contradice a una h. actual por parte de una o de va­ recho de funcionarios, algunos gru-
de orden (por ej., derecho natural)
o a unas toorías ya existe ntes, da rias personas, realizado de form a puos profesionales como la policía,
ah istórlcos (históricam ente no re-
origen a una nueva h. El origen intencionada y com o medio de pre­ los bom beros, los m aestros, etc.,
lativizables). El h., al in te n ta r com­
de una h. es Indiforonto para la sión. En contraposición al -»boicot, deben renunciar a la huelga, pero
prender lo h istó rico desde sus raí­
posibilidad de em plearla cie ntífica­ que se caracteriza por la absten­ en las diversa s dem ocracias se
ces más profundas, so vio expues­
m ente. Puede proceder de una poe­ ción do unos clie n te s m eramente puede ve r una falta de observan­
to o la acusación de relativism o .
sía. do una ocurrencia, de una úni­ posibles, la h. presupone la exis­ cia cada vez mayor do estas reglas
ca observación que se produce ca­ tencia de una relación laboral. Ac­ de juego: el personal de las em­
K. Monnhoim, Wlssonssozlologle (1964);
sualm ente en la calle. Los m otivos F. Melnecko, Dle Entstohung des Hls- tualm ente las reglas do juego de presas de servicios públicos se
que incitan al invostlgador a form u­ torlsmus (M965). la h. están casi siem pre determ ina­ declara frecuentem ente en huelga
lar una h. tienen tam bién muy poca das por la ley, y según ellas un de una form a parcial y consciente,
im portancia. Lo decisivo es única­ sindicato puede lle va r a la h. a es de cir, decide qué personas van
Horda. S ignifica un grupo que lib re ­
mente ver si lógica y substancial­ todo un ramo de la industria o a a re c ib ir los servicios públicos y
m ente so m antiene unido, casi
mente se puede dar a la h. una em presas aisladas. Goorges Sorel cuándo y en qué medida, de modo
siem pre con un núm ero reducido
form a que perm ita una revisión em ­ diseñó la teoría revolucionarlosocial quo no se trata tanto de una h.,
de m iem bros, en el que faltan
pírica y gradual de la misma. Por de la h. general, del abandono del cuanto de unas m olestias y per­
aquellas estructu ras y p rincip io s de
tanto, para form ar una h. basta una trabajo por parte de todos los tra­ ju icio s sistem á ticos a la opinión pú­
orden que el observador considera
suposición plausible, o atrovlda, de bajadores de una sociedad, pero blica, cuya Indignación debe m over
necesarios para que exista un g ru ­
una relación en tre unas variables, hasta ahora no so ha dado nunca a los em presarios o al Estado a res­
po propiam ente dicho; por tanto,
sin necesidad de que vaya unida a una h. gonerai que haya sido real­ ponder a lo que se les exige. La h.
h. es en parte un concepto valora-
una teoría ya e xiste nte. Pero si se m ente to ta l y eficaz. de protesta solam ente intenta dar un
tiv o (o en plural de spreciativo: las
presenta la ocasión, lo recom enda­ En cuanto fenóm eno que acompa­ aviso o llam ar la atención, sin que
hordas de Gengis-Khan). El concep­
ble es deducir la h. espocial de ña al m ovim iento obrero, al origen pueda o quiera, en su duración ge­
to de h. nos vlone del tártaro en
una teoría más general ya existente. do los sindicatos y a un mundo de neralm ente corta, im poner unas exi­
el siglo XVI. y en un p rin cip io so
trabajo Industrial, la h. es actual­ gencias determ inadas. La h. espon­
aplicó a los nómadas. El concepto
m ente un m edio de lucha que en tánea (w lld c a t s trik e ) se da cuando
F. Barbano. Transformaciones y tipos de h. p rim itiva aplicado a la form a
de la teoría sociológica contemporá­ la mayoría de los casos está su­ se produce una h. local sin la apro­
de los grupos al com ienzo d o l d e s­
nea, en F. Alboroni, Cuestiones de So­ je to a ciertas reglas reconocidas bación del sindicato correspon­
arro llo social (h. p rim itiva en Nietz-
ciología (Horder, Barcolona 1971) 15-178. sche y Freud) os muy d iscu tid o en de juego y que se utiliza perió­ diente.
dicam ente para im poner unas exi­ Éste es un problem a crón ico de
la etnología actual, ya quo pre cisa­
H istoricism o. El h. es una co rrie n ­ gencias. Gran Bretaña. En la huelga de bra­
m ente los pueblos p rim itivo s pre­
te científica y filosófica, dentro de sentan muchas voces unas estruc­ Dentro de un Estado dem ocrá­ zos caídos los obreros dejan de
la histo ria del pensam iento europeo, tic o parlam entario la h. resulta traba ja r pero se niegan a abando­
tu ra s sociales muy com plicadas. La
que fue muy discutida entre los problem ática cuando no se dirige nar sus puestos de trabajo. La ma­
fisiología comparada de la conduc­
años 1870 y 1930 aproximadam en­ ta (etología), ontre otros K. Lorenz. contra unos em presarios (o grupos yoría do las veces, la h. se carac­
te : pero ahora, al menos para las ve on m uchas form as innatas do do em presarios), sino que se em­ teriza externam ente p o r un piquete
ciencias sociales, no tie n e más conducta y de reacción, socialm en­ plea como amenaza para coaccionar de huelguistas que rodea la em­
que una im portancia histó rica . Los te im portantes, residuos de un com ­ al gobierno y a la asamblea legis­ presa que se encuentra en huelga.
pensadores que pertenecían al h. po rta m ie nto a n te rio r propio de las lativa, en caso de que ésta no ob­ Las m edidas que los em presarios
(histo riad ore s en su mayoría) que­ hordas. En la h., ta n to si se trata tenga una mayoría en favo r de las tom an en contra de la h. son el

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360
Huelga

lock-out y el em pleo de esquiroles, Haven (Conn.) 1947); H. Grote. Der


lo cual va unido muchas veces a Streik (1952); A.W. Gouldner. Wildcat
conflictos sangrientos. Strike. A Study of Unofficial Strike
(Yellow Springs [Ohio] 1954); F. Sellier.
W.L. Warner y J.O. Low. The Social Estrategla do la lucha social (Herder,
System of the Modern Factory (New Barcelona 1966).

Ideología. Desde comienzos del s i­ tam bién toda categoría de perso­


glo XIX so entiende por ideología nas. siem pre que, a pesar de no co­
ol conjunto de opiniones (y tam ­ nocerse entre sí o no considerarse
bién do -»actitudes, -»prejuicios, como unidad, tengan los mism os
Ilusiones, etc.) do orientación po­ intereses (por ej., porque tienen
lític a y social, comunes a un núme­ la mism a profesión). No siem pre se
ro bastante grande de personas puede indicar claram ente los lím ites
(-»grupo, m inoría, corporación pro­ entre una i. y una filosofía, una
fesional, clase) que viven dentro i. y una concepción del mundo. -»
de una sociedad. En la mayoría de Conciencia falsa. -»Intelectuales, So­
los casos, la ideología es un apara­ ciología del -»conocim iento. -»U to­
to conceptual de caracteres fu e rte ­ pía.
mente emocionales que pretende
explicar y le g itim a r una -»realidad Th. Gelgor. Idvologle und Wahrheit
social determ inada en interés de la (1953); H. Barth, Wahrheit und Ideología
c o le c tiv id a d / Las ideologías pueden (J1961); D.G. MacRae, Ideology and So-
ciety (Londres 1961); H. Kelsen, Auf-
dar lugar a' la form ación de p a rti­
satzo zur Ideologlekrltik (1964); K. Lenk
dos políticos. A grupaciones p o líti­ (dlr.), tdeologlekrítik und Wlssensso-
cas que nacieron con una finalidad zlologle (*1964);. K. Mannhoim, Idoolo-
pragm ática, se buscan después casi gle und Utoplo ('1965); J. Barion, Ideo-
siem pre una ideología. logle, Wisserischaft, Philosophio (1966).
H isto ria de esto concepto: Napo­
león aplicó despectivam ente el nom­ Iglesia (-»C ulto, -»Institu ción , -»Sec­
bre de Ideólogos a un grupo de ta, Sociología -»religiosa). Es una
filó so fo s que adoptaban una pos­ organización religiosa, más bien con­
tura crític a fre n te a él. Pero es so­ servadora, guiada por la tradición
bre todo en el m arxism o donde la (E. T roeltsch), que se adapta a la
ideología se con vie rte en un con­ roalidad social, extrarre lig io sa. de
cepto negativo. Ideología, según el la cual se deja in flu ir y en la
marxism o, es la concepción que tie ­ cual influye. En contraposición a
ne del mundo el enemigo burgués. la socta y al culto , y gracias sobre
K. M annholm es el prim ero que d is­ todo al «carácter objetivo de in s ti­
tingue claram ente entre i. y utopía. tución que tiene« (T roeltsch), la
La i. puedo, sin embargo, estar libre Iglesia se encuentra casi siem pre
de todo ju ic io de va lo r y significar de acuerdo con la sociedad que la
el conjunto de esquemas de valo­ rodea. Tanto la I. com o la secta
ración, do modelos de explicación pueden ser consideradas en socio­
y de m otivos que posee todo gru­ logía como -» tip o ideal, despertando
po (sobre todo si tien e una a c tiv i­ gran interés las form as y condicio­
dad política o quisiera ten erla ) y nes del paso de un tip o a o tro . J.

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Iglesia
Im itación

Wach (Religionssoziologie, 1951) ve and Power (Londres 1965); P. Brückner. mayoría de personas, in cluso en
busca vender al consum idor una
un continuo de cuerpos d istintos Frcihelt, Glelchhelt, Slcherhelt (1966):
m ercancía de una determ inada ca­ aquellas quo no tienen ninguna rela­
entre si en cuanto a su co n stitu ­ I. Sundbom, über rías Glolchheltsprin-
zlp ais polltlschos und ókonomlschos lidad. sino tam bién, al m ism o tie m ­ ción entre sí. El -»m odelo resulta
ción y desarrollo, que él llam a «or­ norm alm ente de la visión de un in­
Problem (1962); H. Schoeck, La envidio po, una i. favorable de ella. A sí, las
ganizaciones eclesiales» o «parae* dividuo o do un núm ero de personas
(Buenos Aires 1969). investigaciones hechas por los años
clesiales». Las corporaciones ecle­
cincuenta en la República federal que tienen aigo en común (modelo
siales («instituciones» o m ejor: -» imagen. A p a rtir de la m itad de los de un grupo de escolares, de una
alemana m ostraron que la pobla-
asociaciones con un a lto grado do años cincuenta, i. (la figura gene­ ción trabajadora se abstenía de lie- o.scuela do a rtista s). Las i.-g. pue-
instituclonalización) pueden parecer- ralm ente indirecta, transform ada ya var gafas. M uchos no las lle v a b a n ^^ d e n ser im puestas y «creadas* con
so unas a otras en su estructura, por una lonte o reflejada por a pesar de que el ocu lista se lo más facilidad por los m edios do
pero se distinguen en la in te rp re ­ el espejo) significa en sociología el había ordenado y a pesar do que com unicación de masas (i.-g. del
tación que dan de sí mismas, en aura pública («la aureola») de una nacionalsocialism o, del fascism o,
los costes corrían a cuenta del
su teología y en su escátología persona, de un grupo, de una aso­ el maoísmo como l.-g. do la juven­
seguro de enferm edad, porque apa­
(W ach). Sólo bajo determ inadas con­ ciación, de un partido político, de tud rebelde de los años sesenta),
rentem ente la i. de las gafas no
diciones históricas, culturales y psi­ una nación, de una mercancía, etc. cuadraba más que con las pro fe sio­ m ientras que los modelos cuando
cológicas se puede dar verdadera En contraposición al -»estereotipo, nes intelectuales. El obrero con m ejor actúan es cuando adquieren
I., en cuanto cen tro e instrum ento quo puede ser concebido como una gafas tenía m iedo a que se burlaran «carácter de autenticidad», tanto
de la religión de una población. Las i. im puesta, adjudicada por el medio de él y le acusaran de buscar un en la persona que sirve de m odelo
grandes culturas antiguas y la vida am biente, en la i. se supone ante status más elevado o le llamaran como en la que lo elige, en cuanto
religiosa de los pueblos p rim itivo s todo que el sujeto de la i. tiene que la realización va unida a un
afeminado. Una voz quo so conoció
no conocen aún la I. La sociología un interés personal en la creación, el m otivo de este reparo, las au­ cie rto esfuerzo, a un sacrificio y a
examina, entre otras cosas, la estra­ cuidado y m anipulación de su i. toridades de sanidad y la industria una entrega a un ideal.
tificación social de las diversas co­ El po lítico o ol com ediógrafo hacen óptica em prendieron una campaña
munidades eclesiales, la situación lo posiblo por su i., el fabricante Im itación. Im itación quiere de cir to ­
de propaganda para cam biar la i.
de la autoridad en la I., la distancia por la i. de sus productos (general­ mar por modelo la conducta do otra
de la persona con gafas. Diez años
de los diversos grupos de la po­ m ente a través de las agencias de persona, de una form a regular y a
más tarde se realizó una encuesta
blación frente a la i., el com porta­ publicidad que se han especializado y se com probaron los resultados po­ veces bajo unas condiciones carac­
m iento de los sacerdotes y de los en la creación de imágenes). Por sitivo s que esta propaganda había te rística s; de modo quo por la i.,
seglares dentro y fuera de la I. y regla general, es el sujeto el que fenóm eno fundam ental de la vida
logrado.
los correspondientes co n flicto s de prim eram onte busca, proyecta y da social (G abriel Tarde) se puede ex­
"roles. e stilo a la i., poro ésta puedo cam­
K.E. Bouldlng. The Image (Ann Arbor p lica r en parte la uniform idad do
biar después, de una form a desfa­ 1956); D.J. Boorstin. Tho Image (Nue­ la vida social. -»C onform idad, -»
R. Vekemans, iglesia y mundo político vorable para el sujeto de la i., de­
(Herder. Barcelona 1972); Idem, Igle­ va York 1964);. B. Splegcl, Dio Struktur C ontrol social, -»Innovación, -»M o­
bido a torpezas y fracasos o a otros der Melnungsvertellung Im sozialen da. Para Gabriel Tardo el concepto
sia. población y familia (Herder. Bar­
celona 1967); C. van Gestul, Lo doctrina acontecim ientos. Con m iras al c u i­ Feld (1960). básico de la vida social es el fen ó­
social de la Iglesia (Herder, Barcelona dado do la i., un' p o lítico puedo meno de la im itación (otros con­
1964); J.H. Fichter, Die Gesellschaftliche practicar, fre n te a la -»opinión pú­ imagen-guía. Es una representación ceptos centrales, según G. Tarde,
Struktur der städtischen Plarrel (1957); blica, new s managem ent (m anipula­ del com portam iento m odelo por la son: la oposición y la adopción).
D. Goldscliinidt y otros, Soziologie der ción do noticias) o, dado el caso, Paul F. Lazarsfeld so lamentaba de
cual 3e orien ta un grupo de per­
Kirchengemeinde (i960): Inge Peter- presentarse com o muy humano y sonas, representación que muchas la poca im portancia que la ciencia
Habormann, Kirchgänger - Image und a ltru ista.
Klrchgangslrequvnz (1967); O. Sehren- veces, pero no necesariam ente, vie ­ social ha concedido a Tarde en los
der. Gestaltwandel der Kirche (1S67). La Investigación de m otivacionos ne transm itida gráfica y sim bólica­ últim os decenios; se le ha rid ic u li­
(para la venta de productos) estudia m ente. M ientras que el conjunto zado diciendo que estaba pasado do
Igualdad. --»Clase social, -»C ole cti­ detalladam ente el fenóm eno de la de las ideas de valor que de term i­ moda y que era el psicologista del
vism o. -»Envidia, -»E strato social, i. El com portam iento de los con­ nan la acción de un grupo puede siglo XIX. Pero desde 1950. apro­
-»Justicia, -»Utopía. sum idores parece esta r determ inado ser designado com o -»ideología, en xim adam ente, parece ser que el con­
tam bién por imágenes Irracionales, singular, se habla generalm ente de cepto central más moderno de la
M. Young, Ls lebe die Ungleichheit muchas veces idiosincráticas. acer­ las i.-g. de una sociedad. La i.-g. sociología actual, debido sobre to­
(1961); R. Dahrendorf, Gesellschaft und ca de algunos productos y de algu­ (por cj., ideales de la vida típica do a Robert K. M erton , es el do
Freiheit (1961); R.V. Sampson, Equaiity nas empresas. Por tanto, no sólo se grupo de -»referencia (reference
de fam ilia) influye siem pre on una

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Im itación Individualism o

group). Por regla general, los hom­ En un sentido más e stricto , en la determ inados de consanguinidad, (por ej., en las ocas silve stre s):
bros quieren adaptarse, o por lo teoría an tlcap ltallsta (socialista, pero no coinciden respecto a los así, no tienen contactos sexuales los
menos lo intentan, a aquellos grupos m arxista y especialm ente com unis­ mism os grados. La pro hibición del anim ales que proceden de la m is­
a los que pertenecen o quieren per­ ta) i. significa la unión inevitable i. puede ten er vigencia tam bién para ma incubación, a no ser que sean
tenecer. En la i. se da una adapta­ entre el sistem a de economía capi­ los no consanguíneos. La finalidad separados unos de o tro s nada más
ción consciente y activa, pero la ta lista y el colonialism o, es decir, prim ordial de la pro hibición del i. salir del cascarón. Do esto se dedu­
mayoría do las veces la I. no llega el dom inio explotador, d ire cto o no es quizó el e vita r las relaciones ce una nueva hipótesis respecto a
a igualar al modelo, pues el indi­ indirecto, sobre las sociedades sexuales, y sus consecuencias bio­ la pro hibición del i.: una insensi­
viduo que realiza la i. no percibe pre in dustria le s no occidentales (fu n ­ lógicas y genéticas entro los con­ bilidad sexual o un sistem a de inhi­
con toda perfección la conducta aje­ dam entalm ente sobro las rogiones sanguíneos, sino, com o ha demos­ bición que descansa en una viven­
na y con frecuencia no es capaz de que desde el año 1950 aproxim a­ trado George P. M urdock. evitar cia de grupo. Este sistem a de fre ­
una i. com pleta. En la I. so basan damente reciben el nombre de paí­ los co n flicto s de celos dentro del nos sería el que dirige el com por­
tam bién m uchos procesos didá cti­ ses en vías de -»desarrollo). La fal­ grupo prim ario, las fam ilias nuclea­ tam iento sexual entre los hermanos
cos (idiom a), y se da tam bién en­ ta de solidez de esta teoría de la res; pues para que puedan persis­ o entre padres e hijos. La prohi­
tre los animales. explotación de los países en des­ t ir las comunidades form adas por bición del i. reduce las posibilida­
a rro llo por parte de los países de las fam ilias nucleares es necesario des de con flicto dentro de la fa m i­
G. Tarde, Les lols do íim itatlon (1890); industria cap italista aparece en el que se dé en éstas una relativa In­ lia y, al forzar a los hom bres a la
G.H. Mead. Mlnd. Solí and Soclety hecho de que precisam ente aquellos munidad de con flictos. Las excep­ -»exogamia contribuye a la integra­
(Chicaoo 1934); L.v. Wicso. Systam dar países en vías de desarrollo que ciones de esta pro hibición del i. ción de unos grupos sociales más
Allyemelnen Sozlologie (51955); H. Ples- estaban y están aún más en contac­ (por ej., m atrim onio entre hermanos am plios y a un m ayor porcentaje
sner, Dlesselts der Utople (1966). to con la economía y la cultura de en las dinastías de los faraones de -»innovación. En el psicoanáli­
los países capitalistas, son los que de Egipto) son extraordinariam en­ sis de S. Freud el tabú del i. des­
Im perialism o (del latín ¡mperium). están más desarrollados, los que te raras y están siem pre lim itadas empeña un papel im portante (com ­
Esto nombro se aplica a toda - * han alcanzado el -»nivel de vida más a los sujetos de un estatus espe­ plejo de Edipo); sin em bargo, las
ideología y política, y a las consi­ elevado y los que han conseguido cial (generalm ente la ó llte ). Entre explicaciones que Freud da del tó ­
guientes operaciones m ilita re s y una m ayor productividad. las tribu s de los pueblos p rim i­ tem y del tabú son actualm ente muy
económ icas, que pretende lograr la . La susceptibilidad frente a la acu­ tivos, la prohibición del i., garanti­ discutidas.
máxima extensión geográfica de una sación de i. (en vista de la opinión zada por el hecho dol -»tabú res­
soberanía. El concepto de i., desde m undial) ha influido, desde finales pecto a posibles socios sexuales, R. Thurnwald. Dle Menschllche Gesell-
que fue ompleado por prim era vez de la segunda guerra mundial, en excluye a veces de una manera más schaft In Ihren ethno-sozlologischen
(prim eram ente en Francia, después las relaciones entre los países in­ expresa la unión con los parientes Grundlagen, 2 vols. (1932). G.P. Mur­
en Inglaterra con m otivo do la po­ du striales y las antiguas colonias: más lejanos que la unión con los dock. Social Structure (Nueva York
lémica contra la política colonial al parecer, esto explica el hecho 1949); H. Scheisky, Soziologie dor
parientes más próxim os. Por tanto,
y exte rio r de D israeli) hasta hoy, de que, ante las expropiaciones de Soxualltít (1955); W.J. Goode. Dle Struk-
el i. no se puede explicar por la tur der Famllle (J1966); N. Monzel, Doc­
ha sido siem pre un concepto polé­ em presas extranjeras, los gobiernos experiencia de las consecuencias trina Social, vol. II (Herder, Barcelona
m ico y peyorativo, un tópico del de los países industriales de occi­ que trae el m atrim onio entre con­ 1972) 7233.
vocabulario bélico de diversos gru­ dente no hayan reaccionado con sanguíneos. En m uchos pueblos pri­
pos (a finales do los años sesenta ninguna sanción y no hayan cortado m itivo s so dan infracciones de la Individualism o. Por i. se entiende
la República popular china acusa­ casi nunca la ayuda estatal que con­ prohibición del i., especialm ente aquella co rrie n te filo sófica o rie n ta ­
ba de i. tanto a la Unión S oviéti­ cedían a estos países en vías de dentro del grupo de los hermanos, da fundam entalm ente al individuo,
ca com o a los EE. UU.). No se pue­ desarrollo. y por regla general estas infrac­ a su individualidad y a los valores
de ca lifica r de i. a cualquier form a ciones son ignoradas por la ju ­ procedentes de los esfuorzos In­
de -»hegemonía, de alianza, de pac­ Im putación. -»Racionalidad práctica, ventud o muy poco censurados. dividuales: -»propiedad, obras de
to defensivo o de superioridad eco­ Sociología del -»conocim iento. La inhibición observada en las re ­ arte, ideas nuevas, -»innovaciones
nómica y técnica. Josef Schumpe- laciones sexuales con c ie rto s com ­ -»Invenclonos y, (en contraposición
te r (1919) intentó en vano co n ve rtir Incesto, tabú del. Todas las socieda­ pañeros de especie hace que los al -»co le ctivism o), aquel orden so­
el térm in o i. en un concepto des­ des humanas prohíben el incesto investigadores do la conducta com ­ cial que fom enta y protege este
c rip tiv o que se pudiera aplicar tam ­ castigando las rolaclones sexuales parada hablen tam bién de la exis­ com portam iento de valor.
bién más allá de los lim ite s de o el m atrim onio entre personas tencia de la prohibición dol i. en La conducta individu alista y el
la edad moderna europea. que están dentro de unos grados determ inadas especies de animales concepto individualista que de sí

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Individualism o
Inform ación

m ism a tienen las personas de una i. La característica común de todas que de esta form a se Inmuniza con­ nocer o d e scifra r como i. La i. se
sociedad, la -»cu ltura que propor­ las poblaciones — de suyo tan d ife ­ tra toda crítica , ya proceda esta crí­ realiza a través de una noticia o
ciona tanto las normas apropiadas re n te s — de las regiones subdos- tica de uno o de muchos individuos. mensaje. I. puede sig n ifica r tanto
como las norm as evasivas, todos arrolladas de la tie rra es la ausen­ La tendencia a la represión de toda el proceso de la transm isión del
estos factore s se influyen m utua­ cia de i. (un enorme obstáculo para
individualidad, por m uy teó rica o mensaje, com o también ol resp ecti­
mente en ol mom ento de la apa­ el desarrollo de la India os la enmar- puram ente a rtís tic a que sea, ten­ vo contenido de tal proceso. Al
rición del i. El i, no se explica cación espontánea de toda persona
dencia que es Inmanente al s is te ­ princip io , en la teoría y en el aná­
sim plem ente por los cambios in sti­ dentro de un continuo orgánico del ma y que ha adquirido unas pro­ lis is do la I. no so tiene en cuenta
tucionales, por los sistem as filosó­ mundo, en el que los monos, las porciones enorm es a finales de los el contenido de verdad, la a u te n ti­
ficos y religiosos, pero tam poco se vacas y o tro s seres viviente s fo r­ años 60 en el com portam iento de cidad, ni tam poco la integridad o
explica como sim p le efe cto de la man, con las personas humanas, una la Unión S oviética (en el in te rio r, selectivid ad de una i. C ualquier sig ­
-»imagon-guía de unas pocas per­ cadena in fin ita de sores que sola­ no y cualquier serie o grupo de
fre n te a los a rtista s y literatos,
sonalidades (hom bres del renaci­ m ente difieren entre sí de una ma­
y, en el e xte rio r, fre n te a la co rrie n ­ sím bolos puede fundam entalm ente
m iento). nera gradual). te de reform a de Checoslovaquia), con vertirse en i. Por regla general
El i. del hombro occidental fue Del i. surge la idea y la procla­ nos plantea de nuevo el problema se da i. allí donde el em isor y el
ya esbozado, en parte, en la antigüe­ mación do los derechos humanos expuesto por W ilhelm Rópko y F-A. rece ptor han acordado una I., dondo
dad griega precristiana. Después se (revolución francesa; fundación de
von Hayeck, en tre o tro s, a raíz de es esperada la i. Todo -»sistem a
acentuó más debido a la posición los EE. UU.), la autodeterm inación
la segunda guerra m undial, y que social necesita, para su funciona­
especial que según el cristia nism o del hombre y — cosa que no von
después en los años 60 fue re ­ m iento, un cauce suficiente de i.,
tiene el hombre (excluido del con­ las teorías igualitarias y socialis­
prim id o en tre la opinión pública: en la mayoría de los casos con re ­
tinuo del orden creado no humano, t a s — el orden de mercado de eco­
si un sistem a de gobierno fundado troacción [->feedback), pudlendo la
ya sea orgánico o inorgánico). Más nomía privada y liberal con su dere­ sobre el princip io del colectivism o -»jerarquía del sistem a in flu ir des­
tardo, con la concepción religiosa cho de propiedad. Éstos son los puede llegar, gracias solam ente al favorablem ente en el cam ino de re ­
protestante el i. se co n virtió en únicos factore s que hacen realiza­
-»cam bio social, económ ico, técn i­ torno de la i. (en el proceso de
autonomía, Incluso dentro del ám­ bles los derechos humanos de lib e r­
co, sociológico y profesional, a una respuesta). La i. no solam ente pue­
bito de la concioncla, apareciendo tad de pensam iento, libertad para liberalización que al menos le per­ do llegar de una form a selectiva
en la ilustració n y en su ideal de cam biar do vivienda y de trabajo,
m ita unos enclaves al i. a la p e rife ria de un sistem a so­
humanidad. La concepción del m un­ libertad para in m igra r y em igrar más
cial. sino tam bién, influida quizás
do y la imagen del hombre propia allá de las fronteras políticas. En O. Veit, Sozloloyle der Frdholt (1957); por -»grupos inform ales dentro de
- del i. contribuyó de una form a de­ cuanto que el princip io de la ~» F. Morloy, Essays on Individuallty (Ti- una jerarquía em presarial o dentro
cisiva al origen dol -»capitalism o, reciprocidad ha sido siem pre la ladclfia 1958); H. Hoefnagels, Sozlolo- de una -»organización, vo lvo r do
dol libera lism o económ ico y p o líti­ base de toda convivencia social, gic des Sozlalen (1966).
form a selectiva a la alta dirección
co, de la sociedad -»burguesa y de es poco razonable hablar de con­
y provocar así doclsiones erróneas.
la ' civilización mundial, cie ntífica y traste ideológico entre individuo Infancia. Sociología de la -»educa­ Una de las principales tareas de
técnica del siglo XX. Todos los sis­ (e individualism o) y sociedad. ción, -»Fam ilia, -»Socialización. la -»boracracia es la distrib u ció n
temas co le ctivista s de gobierno Los sistem as to ta lita rio s de go­
racional y funcionalm ente óptima
existentes en el siglo XX y todas bierno. com o el nacionalsocialism o E.H. Erikson, ChUdhood ertd Soclely
de la I. La burocracia dirige el cau­
sus in stitu cio nes com unitarias (co­ que tuvo ol poder en Alemania, (Nueva York y19G3); P. Fürstenau, So-
zlologle der Kindholt (1967); A. Ronger, ce de la inform ación, pero puede
mo los klbbutz), que según las -» desde 1933 a 1945 han propagado
Die Umwelt der Nochkricgskinder, en tam bién quedar en gran parte Inca­
utopías sociales son opuestas al i., todos, sin excepción alguna, la prio­
«Wissenschaftllche Jugendkundo» 13 pacitada (paralizada) si, con los
han podido > conseguir su estado ridad do la sociedad (o del pue­
(1967). 9 órganos parciales subordinados,
actual de producción y han logrado blo): «El individuo no es nada, la
in stitu cio naliza un refle jo de in fo r­
satisfacer las necesidades de la comunidad lo es todo.» Con esta
Inform ación. En sociología so da el mación de talos dim ensiones que
propia población de una form a rela- contraposición los que dominan
nom bre de i., en el sen tido de cie n­ no pueda ser valorado racionalm en­
tivim e n te adecuada al nivel de vida logran establecerse y legitim arse,
cia de la com unicación, a toda uni­ te, debiéndose esto a un p e rfe ccio ­
actual, gracias a que han echado en el sentido de la volon té genérale
dad del saber que sea apropiada nism o burocrático y al m iedo que
constantem ente mano de las Inno­ (Rousseau) que puede estar re­
para la transm isión, que por regla tienen los altos mandos a no ser
vaciones y esquemas do conducta presentada Incluso por una m ino­
general esté además determinada suficientem ente inform ados (según
de los sistem as sociales que están ría, como la é lite (la única que de­
(a veces filtra d a y canalizada) para diversas Investigaciones, a esta si­
caracterizados y sostenidos por el cide y la única que os razonable), ello, y que el rece ptor pueda reco­ tuación se fue llegando poco a poco

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Inform ación Innovación

en el m in iste rio de asuntos exte­ de tal form a que la probabilidad de económica racional y un ordena­ trializad os (por ej., exigencia de una
riores de los EE. UU. en los dece­ erro r en el proceso de transm isión m iento jurídico. m ejor i. por m edio de una plan ifi­
nios que siguieron a la segunda sea lo más baja posible. La i. es el resultado de unas In­ cación educativa y de una refor­
guerra m undial). A ctualm ente la so­ versiones de capital, generalm ente ma escolar, etc.).
ciología de la ->empresa y la socio­ V. Capecchi. Le medición en sociolo­ muy elevadas, pero tam bién el re ­
logía de la organización, con sus gía, en F. Aiberoni, Cuestiones de so­ sultado de unos factores sociocul- Iniciación. Este nombre so aplica,
modelos cibernéticos, son en gran ciología (Morder, Barcelona 1971) 1443- turales que hacen posible una in­ en tre otras cosas, a la aceptación
parte sociologías de la inform ación. M84; S. Goldman. Information Theory versión racional y óptim a, es decir, gradual de un nuevo m iem bro den­
La moderna teoría m atem ática de (Englewood Cliffs [N.J.] 1953); C. tro de un grupo de tip o e xclu sivis­
rentable de capital. En los prim eros
la inform ación fue creada en prim er Cherry, On Human Communicatlon
20 años de ayuda a los países en ta, aceptación que en la mayoría
(Londres 1957); ñ. Clausse, Publikum
lugar para solucionar los problemas vías de desarrollo por parte de los de los casos se realiza por medio
und Information (1952); R.B. Ash, In­
que surgen en la transm isión de formation Theory (Nueva York 1965); países industrializados (EE. UU. de de unos rito s p re scritos. Es algo
noticias (por ej., cantidad óptim a K. Steinbuch Die informierte Gesell­ Am érica, República federal alema­ fundamenal en la vida de los pue­
de inform ación para una central de schaft (1966); W. Krelle, Präferenz- und na, Reino Unido, Francia, Japón y, blos p rim itiv o s , por ej., ingreso en
seguridad del trá fico aéreo). La teo­ Entscheidungstheorie (1968); H. Seiffert, a gran distancia, la Unión S oviéti­ los grupos de coetáneos, en las aso­
ría de la inform ación disting ue en Information über die Information (1968). ca, entre o tros) se han gastado enor­ ciaciones de hom bres al llega r a
toda noticia (message) entre la no­ mes sumas de dinero en la crea­ la edad m ilita r (consagración de
tic ia y la inform ación propiam ente Infrae stru ctu ra. A p a rtir de la m i­ ción de la i., pero con poco éxito los m uchachos); la i., es más rara
dicha: noticias form alm ente id é n ti­ tad de la década del cincuenta, este y con una planificación errónea, entre las muchachas. Los pueblos
cas pueden contener cantidades dis­ térm in o se con vie rte en un con­ porque muchas veces, siguiendo el p rim itiv o s tienen tam bién dentro de
tin ta s do i. Para que se dé una cepto fundam ental de la sociología modelo de algunos países in du stria­ la trib u sociedades secretas, con
relación óptim a entre el cauce de del desarrollo (orientada hacia la lizados, la i. se lim itó a unos pro­ unos rito s te rrib le s de iniciación.
noticias y la cantidad de inform a­ economía), y es empleado para de­ yectos que no eran los más apro­ La i. muchas veces va unida a le­
ción, es necesario que en num ero­ signar la estructura básica o inicial. piados para el respectivo país en siones corporales (circuncisión, rup­
sos campos de la com unicación {-* La falta de esta estructu ra en los desarrollo (in du stria pesada, descui­ tura de dientes) y a pruebas de va­
publicidad, servicio m ilita r y d iplo­ países en vías de -»desarrollo — ya dando la i. agraria; esto sucedió, lor. En estas costum bres se refle­
m ático do noticias, didáctica peda­ sea falta parcial o total — , os lo sobre todo, en la India). En la finan­ jan co n flicto s generacionales. Pero
gógica [aprendizaje program ado], -> que im pide que se dé un crecim ien­ ciación extranjera do la i. de los tam bién encontram os crueles rito s
- propaganda, programación y redac­ to económ ico que guarde proporción países en vías de desarrollo, mu­ de i., que incluso ponen en peligro
ción de textos para radio y la te ­ con el crecim ien to dem ográfico. Pri­ chas veces se ha capitulado anto la vida, on grupos, asociaciones y
levisión, etc.), e xista un con oci­ m eramente, el térm in o i. se ha de el afán de p re stig io de sus políticos pandillas de las m odernas socieda­
m iento de las condiciones internas tom ar on un sentido lite ra l, y com­ (líneas aéreas internacionales p ro ­ des industriales, por ej., en las aso­
(por ej., filo lóg ica s) y externas (téc­ prende todo lo que supone la base pias, siderúrgicas, en lugar de una ciaciones estudiantiles, masculinas
nicas, ópticas, acústicas, etc.). de una sociedad y de su economía, «simple» racionalización y m ecani­ o fem eninas, de Norteam érica.
Toda i. necesita para su tra n sm i­ todo lo que so ha in vertid o en el zación del se cto r agrícola). En la
sión un canal. En el canal, la n o ti­ suelo con m iras a una economía: ayuda prestada hasta ahora a los R. Thurnwald, Die Menschliche Gesell­
cia generalm ente es acortada y carreteras, puertos, canales para el países en vías de desarrollo mu­ schaft in ihren ethno-sozlologlschen
transform ada, fiara s veces se ha transp orte y para el regadío, líneas chas veces se ha olvidado que la i. Grundlagen, 2 vols. (1932); A.E. Jenson,
dado el caso ideal de que la i. sea ferroviaria s, tendidos de energía de los países in du striale s ha sur­ Reschneidung und Reifezeremonien bei
idénticá a la salida del em isor y e léctrica y sistem as de telecom u­ gido gradualm ente en sus diversas Naturvölkern (1933).
en el mom ento que la percibo el nicación, canalización' y agua co­ partes: la i. que dio origen al au­
receptor. Pero gracias a la teoría rrie n te en las zonas habitadas. Pe­ m ento de la productividad tuvo lu­ Innovación. Este nom bre se da a to ­
de la i. y a los experim entos que ro, además do esto, la I. abarca tam ­ gar antes que la i. que hizo bajar da reform a que afecta a un número
hace con la i., se puede Hogar a bién otras estructuras sociales y los índices de m ortalidad. bastante grande de personas. Las
conseguir en gran parte esta iden­ políticas que son necesarias para El concepto de i., trasladándolo innovaciones proceden generalm en­
tidad. Todo canal de i., de cualquier un desarrollo técnico y económico: de los países en vías de desarrollo te de individuos reform ista s (que
tip o que sea, tiene una capacidad form ación general, posibilidades de y con efecto retroa ctivo, aparece existen en todas las sociedades,
de i. que se puede especificar. La form ación profesional, sanidad pú­ cada vez más, por los años 60, aunque en proporciones diversas)
relación entre inform ación y capa­ blica, previsión médica, un sistem a en las planificaciones (forzadas po­ que se encuentran en una situación
cidad tiono que estar calculada estatal que no impida la actividad líticam e nte) de los países Indus­ tal que les perm ite rom per la -> tra­

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Innovación Institución

dición en un secto r determ inado. mo animal que sigue regularm ente (once Instintos principales), ni tam ­ Institución. El concepto de i. es muy
Gracias a la atención cada vez ma­ a unos estím ulos determ inados del poco la teoría do los i. del conduc- discutido. En sociología fue In tro ­
yor que se presta a los países en medio am biente, provocada y d iri­ tlsm o am ericano o la h ipó te sis de ducido fundam entalm ente por Her­
vías de -»desarrollo, el problema gida (casi siem pre de form a refleja) un i. general gregario en el hom ­ bert Spencer, quien dividía las ins­
de la I. ocupa desde 1950 el centro con Independencia de los procesos bre. Después de una fase c ie n tífi­ titu cio n e s en dom ésticas, sacrales,
de la investigación sociológica. Las de la conciencia. Para cada uno do cam ente histó rica en la que a la políticas, profesionales, económ i­
Innovaciones se producen casi siem ­ los individuos de una especie, la conducta humana se la hace dopen­ cas y de o tro tip o . Según Leopold —
pre en nom bre del -»progreso, del acción Instin tiva es la program a­ d e r de un determ in lsm o extrem ado von W iese, I. es «toda form a s o -—
m ejoram iento de la situación; pero, ción de los m ovim ientos corporales del m edio am biente, después del cial relativam ente pequeña que es
debido a efectos secundarios im ­ y psíquicos (de tip o ondocrino, ve ­ in te nto por encontrar una explica­ considerada por otra m ayor com o
previstos, las innovaciones pueden getativo, nervioso central, m uscu­ ción únicam ente en la -»cu ltura del algo que, en parte, está al servicio
provocar en una sociedad, en una lar), que han surgido, según su me­ hombre y en las form as de conduc­ de ella». En la sociología americana —
economía, en una Iglesia, en un s is ­ dio am biente, en la filogénesis y ta que se pueden adquirir, a p a rtir se entiende por i. no sólo cualquier
tema ju ríd ico , etc., nuevos im pedi­ a través de unos procesos de se­ de los años cincuenta la psicología medio, sino tam bién cualquier sec­
mentos, desaciertos, friccio n e s que lección (teoría de Darvvin); estos comparada del com portam iento to r do actividades que ostá o rie n ­
causan pérdidas, que llovan a com ­ m ovim ientos garantizan la sup ervi­ (otología) y la in vestigación de la tado intencionalm ente por un ->gru-
parar la situación general con la que vencia del organism o individual y conducta animal (K. Lorenz, Tinber- po m ayor a un fin determ inado
existía antes de la I., considerada de toda la especio. El I. es un mo­ gen y otros) han puesto un interés (F.H. Hanklns). En este sentido,
más deseable. Las sociedades cuya vim iento autom ático de conducta cada voz m ayor en a trib u ir a la es- René König dice que in stitu cio nes
prosperidad deponde de un co n ti­ externa o interna (cam bios en el quem atización del com portam iento son solam ente aquellas form as o
nuo avance técnico, tienen que ga­ cuadro de hormonas) con una meta a n te rio r a la existencia del hombre condiciones fijas del procedim iento
rantizar un clim a social que per­ que desde el punto de vista de las determ inadas form as de conducta orientado a un fin, form as caracte­
m ita un m áxim o do i. Fundamental­ nocosldadcs del animal es posible que son universales en el hombre rísticas de las actividades de un
m ente, no se puede calcular de reconocer. Se aplica el nom bre de (-»agresión, com portam iento del grupo; para König la i. es, por tanto,
antemano el núm ero suficiente y i. a las form as más diversas de hombre cuando quiere imponerse la form a y manera com o hay que
necesario, así com o la dirección conducta de los animales, form as en su d is trito ). realizar ciertas cosas. Leopold von
do las futura s innovaciones, y ahí que generalm ente siguen a un m o­ W iese considera que es más pro­
reside una do las dificultades fu n ­ K. Lorenz, Ober tierisches und menschli­ vechosa la exposición del verdade­
delo: construcción del nido, de fen­
ches Verhalten, vol. I (1965); K. Loronz ro desarrollo de las diversas ins­
damentales de la planificación. Las sa del te rrito rio , em parejam iento, y P. Leyhausen, Antriebe tierischen und titu cio n e s que los numerosos inten­
-»burocracias y los sistem as a u to ri­ protección de los hijos. menschlichen Verhaltens (1968); D.
ta rio s o to ta lita rio s no logran gene­ En contraposición al I., el Impulso tos por de finir la I. Según él. es
Clnossons, Instinkt, Psyche, Geltung
ralm ente una I. considorable, más natural (baslc d rlv e ) puede ser (al (1958); F.E. Lehmann, Gestaltungen so­ falso intentar contraponer la i. co ­
quo on aquellos sectores que ellos menos, en parte) adquirido tam ­ zialen Lebens bei Tier und Mensch mo un agregado de form as sociales,
consideran dignos do prom oción. bién. El im pulso os más general: (1958); R. Ardrey, The Territorial Im­ a otras agrupaciones, ya que el con­
La i. puede ser ta n to una invención incita al organism o a una conducta perative (Nueva York 1966); VV. Fischei, cepto de i. abarca tam bién a todas
como tam bién su desarrollo y ap li­ Vom Leben zum Erleben (1967); I. Eibl- las corporaciones e incluso a todos
que vaya orientada a la satisfa c­
Eibosfeldt. Grundriss der vergleichen­ los grupos (P.A. Sorokin equipara
cación. -»Cam bio social. ción de los Impulsos, pero, en con­ den Verhaltensforschung, Ethologie
traposición al i., no especifica la tam bién la i. con el grupo organi­
(1967); A. Görres, Métsdos y experien­
H.G. Barnett, Innovation. The Basis oí form a y manera do esta sa tisfa c­ cias del psicoanálisis (Herdur, Barcelo- zado). Según L. von W iese, con si­
Cultural Chongo (Nueva York 1953); ción. El im pulso del hambre provo­ lona 1963). K. Fopp3. Lernen, Gedächtnis, derando la i. en un sen tido estricto,
E.M. Rogers, Dllfusión of Innovatlons ca un com portam iento que va d iri­ Verhalten (J1966); H. Schceck. Der Neid en cuanto acción, en cuanto crea­
(Nueva York 1962); J.A. Alien, Sclentl- (: 1968); 0. Wyss, Die tiefcnpsychologl- ción de algo in s titu id o y en cuanto
gido a la satisfacción de eso Im pul­
fie Innovatlon and Industrial Prosperity schen Schulen von den Anfängen bis institucionallzación, hay que sepa­
(Amsterdam 1967); K. Kiefor, Dle Dlf- so, pero que es m odificado por la
zum Gegenwart (-1966); H. Thomae rarla del concepto de lo realm ente
fusión von Neuerungen (1967); H. Kla- situación concreta del m edio am­
(dir.), Die Motivation menschlichen Han­ in stitu id o . El funcionam iento y la
gos. Ratlonalltat und Spontaneitát. In- biente. delns (’1966); E.E. Jones y H.B. Gérard,
novatlonswege der modornon Gross- Es m uy discutid o hasta qué punto conservación de la i. están garanti­
Foundations of Social Psychology (Nue­
forschung (1967). los verdaderos i. dirigen o Influyen zados por el derecho, pero muchas
va York 1957); W. Toman, Motivation,
tam bién en la conducta social del Persönlichkeit, Umwelt (1968): J.CI. veces tam bién (o solam ente) por
Instin to . Se llama i. a la form a de hombre. A ctualm ente no se adm ite Ruwet, Etiología: biología dul compor­ la costum bre. Hay que d is tin g u ir
conducta hereditaria de un organis­ la teoría de los i. de W. MacDougall tamiento (Herder, Barcelona 1973). entre la i. y la ->asociación (Mac-

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S'hocck 13
Institución Integración

Iver): un grupo que realiza accio­ diversas ramas do educación dentrg munidad. Por lo demás, según esta
dientes procesos de la d ife ren cia­
nes estandarizadas en el sentido de del sistem a de educación pública). teoría, este proceso do I. sería bas­
ción. A los procesos sociales de
una i. es una asociación y no una Una yuxtaposición puede o fro ce r tante inconsciente. En térm in os pa­
«acercamiento» (Zueinandcr) Leo-
i. Una Iglesia es una asociación, ventajas; por ej., la existencia de recidos se han oxpresado diversos
pold von W iese los llama procesos
pero sus se rvicio s a la comunidad diversas organizaciones paralelas sociólogos.
in te gra ntes (proceso de «uniforma-
son su i. Un individuo puede p e rte­ Independientes entro sí da más pie En nuestro tiem po, la I. de todos
ción», de disposición y de socializa­
necer a una asociación, pero jamás a reform as positivas que una i. en los sectores de la vida está crean­
ción). O.H. v.d. Gablentz opina que
puede pertenecer a una i. la que todos estos organism os pa­ do nuevos problem as y hace más
cuando se habla actualm ente de la
ralelos se encuentran bajo las d i­ i. do Europa o do la creciente i. de d ifíc ile s corregir, por ej., una evo­
Ch.H. Coolcy, Social Organlzatlon (Nuo- rectivas de una central. Tanto el lución errónea en el se cto r polí­
va York 1909); J.K. Floibeman, The la humanidad, se piensa siem pre
concepto de superposición, como en «la dife ren ciación que conduce a tic o y social, pues el secto r en el
Institutlons o l Soclcty (Londres 1956);
el de un todo o totalidad, no gozan una m utua dependencia». La mayor que se debe realizar la corrección
R. Thurnwald, Grundlragon monschll-
cher Gesellung (1957); A. Gohlen, An- de claridad en el secto r social. Filo­ parte de las definiciones socioló gi­ se encuentra ya Integrado a otros
thropologlsche Forschung (1961); F. Jo­ sóficam ente quizá se pueda dem os­ cas, cuando hablan de la i. reca l­ sectores análogos de otros países.
ñas, Dle Instltutlonslehre Arnold Gelt- tra r lo que es ol todo, o lo que can que se tra ta de unos procesos Por ejem plo, respecto al seguro
lens (1966); J.H. Fichter, Instituciones, puede o dobe ser; pero en la praxis que «acentúan el caráctor de una o b lig atorio dentro del campo del
en Sociología (Hordor, Barcelona *1972) social la mayoría de las veces vie ­ M ercado Común hay diversos s is ­
259-279. unidad social en cuanto form a». En
ne determ inado por aquel que tlono todo caso, en la i. siem pre se trata tem as con relación a los costes de
el poder para declarar com o un de inserción en una unidad social la enferm edad. Tan pronto como
Institución to ta l -»Establecim iento. todo el ám bito hasta donde quiere estos sistem as de seguridad social
ya e xiste nte, y no de una sim ple
extender su poderío, sirviéndose do unión. Se hace resa ltar que sola­ estén integrados en el M orcado Co­
Integración. En general, i. significa la i. El concepto bioló gico de to ta ­ mún — reducidos al m ínim o común
m ente se puede hablar de i.r cuan­
restablecim iento, perfección. Por lidad. y la teoría organlcista de la denom inador de lo po líticam ente po­
do los participantes, de una form a
tanto, en sociología significa ante sociedad son considerados actual­ s ib le — , será mucho más d ifíc il in­
más o m enos consciente, aprueban
todo reunión de personas o g ru ­ m ente com o inaprovechables en so­ tro d u cir cualquier reform a.
el sentido de la unión. La sociolo­
pos aislados, que form an así una ciología. La palabra I. tie n e actualm ente,
gía política y la teoría del Estado
unidad o unión social. La i. puede .El proceso asociativo da la i. pue­ sin duda alguna, una dinám ica in­
utilizan el concepto de I. para los
ser concebida como el proceso que do ser una sim ple arm onización, terna, que de por sí da origen a
«procesos que sostienen ol todo y
une entre sí diversos aconteclm len- una sincronización o coordinación, unas exigencias sociales, tan pro n­
que son m antenidos en m ovim iento
- tos e in stitu cio nes económ icas o pero tam bién puede ser una fusión to como es aplicada al campo de
gracias a la relación que dicen al
políticas que antes estaban yuxta­ au toritaria y una reglam entación. la sociedad. Por otra parte, en las
sentido del todo». Una sociedad
puestas de una form a independien­ ¿Ouién es el quo Inicia un proceso? sociedades m odernas y en sus Ins­
puede ser Integrada por m edio de
te, form ando con ollas un todo su­ ¿Surge paulatinam ente de unas cau­ titucio ne s parciales (educación, eco­
su religión , pero tam bién a través
perior. Sin embargo, hay que pre­ sas sociales, históricas y económ i­ nomía. derecho, seguridad social,
de ideas políticas o histó rica s, so­
guntarse siem pre qué grado do in­ cas, o es planificado? I. exige y sig­ etcétera) están realizándose, por di­
bre todo si éstas se dejan sim p li­
dependencia, de autonomía (pero no nifica mucho más que coordinación. versas causas, procesos de i., se
fica r con relativa facilidad (i. del
necesariam ente de autarquía y de La coordinación puede ser pasajera está produciendo un -»cam bio so­
pueblo am ericano en una nación
autodoterm lnación) conservan las y estar más orientada a una meta cial al quo se puedo aplicar la pa­
gracias a la h is to ria relativam ente
partes que están subordinadas a la (las tropas do varios países aliados labra i., en cuanto concepto des­
sencilla, «bidim enslonal», de los
I. La sim plo yuxtaposición de uni­ pueden coordinar sus m ovim ientos crip tivo.
EE. UU.). R udolf Smend, autoridad
dades sociales no integradas o que sin necesidad do pensar en una i. en derecho político, propuso en
no se quieren o no so pueden in te ­ de sus países o de sus tropas, ni G.H. Mead. Mínd, Sel! and Socicty
1928 una teoría de la i., que intenta
grar es considerada actualm ente durante la guerra ni después de (Chicago 1934); G. Wurzbacher. Der
con ceb ir su o b je to de una manera
por muchos com o algo opuesto al olla). Mucha menos fusión exige Mcnsch ais solíales und personales
com prensiva. Según esta teoría, no
progreso. Pero la sim ple yuxtaposi­ aún la sincronización. El concepto Wcsen (1963); J.E. Bergmann, Dio Theo-
se puede im aginar al individuo más ríe des sozlalen Systems von T. Par-
ción d e ntro de una sociedad no tie ­ de I. desempeña un papel Im portan­ que en cuanto dice relación in te n­ sons (1967); H. Hartmann, Moderno
ne que sig nifica r necesariam ente te ya en H. Sponcer, para quien la cional a otras personas. Esta i. Amcrikanlsche Sozlologle (1967); J.H.
una superposición (la yuxtaposición i. es lo con tra rio de -»d ifere ncia­ sería, en parte, una unión de viven­ Flchter, Integración soclocultural. en
de los centros educativos privados ción. Apenas se puode hablar de I. Sociología (Herder, Barcelona *1972)
cias y, en parto, el resultado de
y públicos, la sim ultaneidad de las si se prescinde de los correspon­ 417-437; P Barton, La Integración so­
los factore s que sostienen a la co­

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389
Integración Intelectuales

cial. on Los dinamismos soclolos (Her- y no puedo ser ni tra sm itid o ni he­ ligadas a intereses. Según M ann­
dor, Barcelona 1969) 301-376. lectualidad de una sociedad c u ltu ­
redado. En c ie rto sentido, los i. ral se recluta exclusivam ente entro heim , la intelectualidad heterogé­
m odernos son, según él, el equiva­ los hijos de una determ inada clase nea, además de haber perdido su
Intelectuales. Se llama I., por com ­ le n te secularizado de los monjes. hom ogeneidad interna, ha re s trin ­
social, entonces los i., por regla
paración a la -*¡n to llig e n ts ia rusa, Desde el punto de v is ta do la es­ gido Incluso ol proceso cultu ral.
general, se sentirán m iem bros do
a los m iem bros de la clase in te le c­ tru ctu ra social, el grupo de los I. La consecuencia negativa de esta
esta clase de la cual proceden. Sus
tual de una sociedad, conscientes es. según la opinión de Bergel, una extensión de las posibilidades do
obras, sobre todo las recreativas
de su rol y de su m isión do i., los anomalía, puos su oxistencla no es ascenso por m edio do la form ación
y las m etafísicas responderán al
cuales son más propensos que en absoluto un presupuesto nece­ ha sid o la proletarización de los I.
habitus social de la clase materna.
o tro s -»e stra tos o -»clases sociales sario para el sistem a general de Como consecuencia inm ediata de
La m inoría que procede de otros
a la -»solidaridad internacional. So­ clases. En la m ayoría de las socie­ la excesiva oferta do académicos,
estratos sociales es absorbida casi
bro todo en ol período com prendi­ dades no existieron grupos de i., no sólo desciende el valor social de
sin resiste ncia alguna y adaptada a
do entre las dos guerras m undiales, e in cluso actualm ente hay algunas las profesiones in te le ctu ale s, sino
la mayoría» (Th. G eiger). Si en una
algunos sociólogos intentaron crear sociedades clasistas que no tienen que. además, aparece un fenóm eno
generación son solam ente unas po­
una teoría y una fenom enología de unos grupos do i. socialm ente e fi­ peligroso, a saber: en la opinión
cas las personas que, debido a su
los I. (en tre otros Karl M annhoim cientes, por ej.. algunos países pública pierdo va lo r y estim a la
esfuerzo personal, pasan de los es­
y Tlieodor G oiger). El concepto do latinoam ericanos relativam ente pe­ actividad cultural e in te le ctu al. Se
tra to s in fe rio re s (o en todo caso
i. tie n e actualm ente el m ism o sen­ queños. La mayoría de las d e scrip ­ supone que se da una dependen­
do unos estrato s d is tin to s al de
tid o en la mayoría de los idiomas, ciones quo existen de la clase in te ­ cia funcional en tre e l v a lo r social
la intelectualidad) al e stra to de la
incluso en los países en vías do lectual m encionan e l papel que dol trabajo inte le ctu al y la posi­
intelectualidad, estas personas se­
desarrollo; presenta, sin embargo, desempeña ésta como -»oposición ción social de sus autores. Mann­
rán. según la opinión de Geiger,
algunas dificulta des. Así, según perm anente dentro de la sociedad. heim escribe: «La saturación de
forzosam ente asim iladas; negarán
hace destacar Egon Bergel, es prác­ Cari Brinkmann la define así, y Ber­ i. hace bajar el va lo r de los i. y
la procedencia social o, a lo sumo,
ticam ente im posible fija r la catego­ gel adm ite la definición de Brink­ de la m ism a cultu ra intelectual.»
coquetearán con ella para subrayar
ría relativa del grupo do los i. den­ mann. Por eso. so concibe quo una Tal dependencia no tiene siem pre
aún más el propio ascenso. Ni
tro de toda la sociedad, m ientras do las acusaciones más frecue ntes las m ism as proporciones. Durante
K. M annheim ni Th. G eiger d is tin ­
que no ofrece ningún problem a res­ en contra de los I. sea la del ne- cien años, más o m enos, la eman­
guen con precisión en tro un recluta­
pecto a las otras clases sociales gativism o o -»nihilism o, y que los i., cipación de los i., con la p la s tic i­
m iento de la clase in te le ctu al en­
que son convencionales: «El in te ­ por el contrario, consideren a los dad de su esp íritu y su profundo
tre los hijos de fam ilias que per­
lectual — refiriéndonos al caso típ i­ demás como hipócritas y reaccio­ sen tido de responsabilidad moral,
tenecían ya a osta clase — el pa­
c o — d ifícilm o n te adm itirá que él narlos (E.E. Bergol, S ocial S tra tifl- fue considerada como una conquis­
dre era ya e s c rito r— o entre los
es in fe rio r a nadie. Se considera cation, Nueva York 1962). ta humana. Es a p a rtir del m om ento
hijo s de fa m ilia s que pertenecen
a sí m ism o com o si e stu viera en la Aunque los i. sean casi siem pre en que el acceso a la form ación
a la é lite , poro quo no son pro­
cum bre y todos, los demás fueran an titra diclon alistas, sin embargo se­ adquiere ciertas proporciones, cuan­
piam ente in te le ctu ale s: por ej., el
Inferiores, y considerado desde un ría avonturado cla sificarlos sin más do las clases de las que procedían
padre fue un personaje dirige nte
punto de vista in te le ctu al tien e de una form a exclusiva en tre los los I. se convierten ollas mismas
de la vida económ ica. Las posibles
razón.» Pero sería necesario sabor progresivos o progresistas. Por ej., en barreras de la fuerza creadora
com binaciones son. por tanto, bas­
en qué categoría los coloca la so­ los i. más típ ico s dol rom anticism o de los i. Según la opinión po ste­
tante más num erosas y com plica­
ciedad. Bergel dice quo debemos miraban todos hacia el pasado, poro rio r de M annheim . la inteligencia
das. En el siglo XX no existe ya
Imaginarnos a los i. como a un además hacia un pasado quo jamás lim itada y la visión valorativa de
una clase homogénea de la que
grupo especial fuo ra de todas las había e xistid o en la realidad. la medianía va ganado una atención
procedan la mayoría de los i. Por
otras clases, pero dentro de un La cue stión del reclutam iento, lo general cada voz m ayor y so va
esto, tanto M annheim como Geiger
orden concreto do clases. Bergel m ism o al hablar de los I. que al con virtie ndo aceleradam ente en un
entienden por intelectualidad un
compara a ios i. con las ordeños hacer el análisis de la -» é lite o m odelo al que el pueblo Intenta
grupo form ado «dem ocráticam ente»,
religiosas, sobre todo dentro de los de cualquier -»clase social, os una im ita r. Las clases Inferio res se ase­
es de cir, con una participación pro­
países católicos, pues los monjes de las más im portantes, pues al m ejan a las superiores; éstas se
porcional do los descendientes do
proceden tam bién de todas las cla­ responder a esta cuestión podemos nivelan y, con ollas, tam bién se
todas las clases sociales, un grupo
ses sociales, y el sta tu s del monje pe rcib ir tam bién por regla general nivela la estructura de las form as
quo. por d e cirlo así, puede m ante­
tione que ser conquistado e xclusi­ la -»ideología y la manera do pensar nerse independiente de todas las intelectuales.
vam ente por el su je to respectivo de la claso in te lo ctu al. «Si la in te ­ Sin embargo, frente a esta con­
demás clases sociales que están

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Intelectuales inte le ctu ale s

cepción escéptica, Th. G elger sos­ él, la com petencia y so neutraliza­ pero se pregunta después: «¿qué
lores cultu rales. G eiger echa en
tie n e que el origen social y la com ­ rían unas a otras. La gran masa form a tendrá el sujeto p o lític o y
cara a M annheim que en su libro
posición del grupo de los i., según no las consideraría ya. por tanto, social de esta síntesis?» Mannheim,
Dlognose un sorcr Z e it u tilic e el
unas normas sociológicas generales, como las creaciones quo dan la utilizando el concepto creado por
concepto de unificación, que re­
probablem ente darán lugar a una pauta y determ inan el e stilo , ni A lfre d W eber. se lo representa bajo
cuerda a la dictadura cultu ral del
nueva integración. Según él, se po­ como el m odelo obligatorio, sino nacionalsocialism o, y lo prosente la form a de la «inteligencia social-
dría llegar al desarrollo do una como un conjunto desordenado do m ente Independiente». Pero ¿cuáles
tím idam ente como »armonización» o
concloncia social, característica de cosas, con las cuales uno puede «acomodación» de las valoraciones son las verdaderas constantes on
la inteligencia en cuanto ta l, en la saciarse según su gusto y placor. la oxlste n cia de los i.? Casi todas
o revistiéndolo con expresiones se­
que los m iem bros del grupo de la G eiger opina que ob jetivam ente lle ­ mejantes, aparentem ente dem ocrá­ las palabras de la frase siguiente,
inteligencia se sintiesen solidarios, va razón Mannheim al sacar estas en la que describe esto tip o de I..
ticas.
por encima de los lím ites de clases conclusiones, pero que se equivoca presentan cada una una nueva cues­
El análisis más am plio y más d i­
que afectan al re sto de la sociedad. al ver en ello un d e b ilita m ie n to del tión: «Esta actitu d, apropiada para
ferenciado que K. M annheim Inten­
Pero, en realidad, la Inteligencia no proceso cu ltu ra l. G eiger choca con tó realizar com o parte de su socio­ la síntesis, exige un estado do vela
dosarrolla casi en ninguna parto una conceptos o categorías m entales do ca ra cte rístico fre n te al presente h is­
logía del -»conocim iento, se en­
conciencia colectiva propia «por la M annheim que éste ha heredado, tórico. Esta actitu d experim ental,
cuentra en la obra Ideología und
sencilla razón, al parecer, de que en parto, de Hegel y, en parte, de orientada hacia la dinám ica y hacia
U tople (1920). En esta obra parte
su función específica es fundam en­ W ilh elm D ilthey: la validoz objetiva la totalidad no dará lugar, en el
de la observación de que hay círcu­
talm e nte individual y solitaria». de los valores culturales o el cuño cam po social, a una clase media,
los y d iq u e s de i. que, por estar
Poro habría que preguntarse hasta e s tilís tic o de la cultura. G eiger o p i­ acostum brados a v iv ir y pensar li­ sino solam ente a un estrato re la ti­
qué punto un estrato o grupo in­ na: «En un campo de actividades, vam ente sin clases y fijado sin de­
brem ente. liberados de algunos pre­
tele ctual que no es en sí homogé­ el campo de la ciencia experim en­ masiada firm eza» (lo s subrayados
ju ic io s y enriquecidos con nume­
neo, a) puede ser concebido e rró ­ tal, reina, desde el prim er m om en­ son del e d ito r). ¿Qué debe uno
rosos aspectos parciales, están en
neamente por la sociedad como to, una norm atlvidad estructu ral entender por «sensibilidad social»
condiciones de poder juzgar la s i­
una clase especial integrada y ce­ com pletam ente d ife ren te . No hay en un «estrato social sin clases»?
tuación po lítica de una form a más
rrada, o b) se presenta fre n te a ninguna diversidad de co rrie n te s s i­ Si la sensibilidad social fuera algo
acertada que la persona socialm en­
la sociedad como grupo cerrado, m ultáneas de e s tilo que pueda ha­ parecido a la conciencia (proletaria)
te más fija, la cual solam ente d is­
a pesar do no serlo, o c) llega a cer desaparecer de este campo la de desigualdad, entonces aparece­
pone do una perspectiva heredada.
unificarse en una clase especial con fuerza obligatoria y la validez ob­ ría con muy poca fuerza en este
Según M annheim , en la «inteligen­
una auténtica conciencia social ho­ je tiva de los valores culturales, estrato sin clases. ¿Permanecerá
cia independiente», entendida como
mogénea, debido a una postura más pues la única medida del valor que de spierto fre n te al m om ento h istó­
e stra to , se com penetran en tre sí
o menos homogénea de la socie­ rige aqui es la coincidencia con («realm ente») num erosas tenden­ ric o e ste pro le ta riad o de la form a­
dad frente a sus intelectuales, a la realidad, desconociéndose toda ción, que se balancea hacia arriba
cias. K. M annheim se imagina esta
pesar del origen heterogéneo de acuñación e stilística . Pero si nos com penetración de las tendencias y hacia abajo, el proletariado aca­
éstos. Respecto a los EE. UU. se fijam os en las obras m etafísicas y dém ico y artístico? Esto, a lo que
como la mezcla homogénea que
podría dem ostrar quo on unas épo­ sobro todo en las poéticas, en las en parte va orientada la definición
resulta dentro de un recipie nte ce­
cas determ inadas y dentro do c ie r­ que el e s tilo inte le ctu al tien e cam­ rrado en el que hay diversas m olé­ de M annheim , es una m era espe­
tos lím ites puede darse ciertam ente po libre, ¿qué es lo que realm ente ranza.
culas de gas. Pero es precisam ente
una conciencia social especial de sucede? Los valores rep rese ntati­ la d ife re n te procedencia social lo Para dar unas líneas más claras
los llamados inte le ctu ale s en con­ vos creados por la inteligencia no que en una claso de personas (pe­ a su sociología de la inteligencia,
traposición a la sociedad, pre scin­ están ya claram ente determ inados rio dista s, m úsicos, pintores), que M annheim introduce el com plejo de
diendo del número de clases d ife ­ por el habitus social de una única están unidas por el género de su la form ación, que debe u n ir a los
rentes do las que proceda esta clase social.* profesión, podría e xclu ir aquella ú l­ grupos de i. con un vínculo socio­
inteligencia. En contraposición a Mannheim, lógico. Pero si se toma, por ej.,
tim a unión, la «síntesis», sobre de­
M annheim piensa, en contra do G eiger saluda la desaparición de la de finición que da M ax S cheler
term inadas cuestiones.
G cigor, que la fa lta do unión in te r­ un e s tilo cu ltu ra l homogéneo, la do la form ación — M. Scholer con­
M annheim atrib uye a la Inteligen­
na entre los i. perjudica al proceso posibilidad de una variedad difusa, cia un c rite rio sin té tico , en contra­ sidera la form ación com o una ca­
cultu ral, ya que fa lta la unidad do la libre com petencia de todos los tegoría del ser. como algo que se
po sició n a la «dependencia fre n te
e s tilo : las creaciones intelectuales im pulsos inte le ctu ale s y la pérdida al medio am biente» que tien e todo ha convertido en un cuño del s e r — ,
de cuño opuesto se harían, según de toda validez objetiva de los va­ aspecto p o lítico y tod o partido, entonces la form ación no sería tan­

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Intelectuales Intelectuales

to un m edio que amalgama, cuanto ridades: dinám ico, elástico, en cons­ por la situación social y específica tudes que el intelectual puede adop­
una fuerza diferenciadora. Mann- tante revolución y cargado de pro­ del ser, el inte le ctu al estará sie m ­ tar frente a su pa rtido son incon­
heim no sabe que la garantía do blemas. pre determ inado por su afinidad es­ tables. M annheim no tien e en cuen­
una base de discusión que se pue­ Mannheim , al in te n ta r hacer de pecífica de clase y. además, por ta la necesidad del doble juego, de
de observar entre personas de un la inteligencia independiente una eso médium in te le ctu al que co n tie ­ la reservado m ontalls, en cuanto
c ie rto grado de form ación no hay colectividad filosóficam ente relevan­ ne en si todas las polaridades.» que ésta representa el caso más
que a trib u irla directam ente tanto a te, que pueda aceptar por toda una La influencia do M arx aparece tam ­ corriente . Entre las cuestiones que
esta form ación como a una toleran­ sociedad unas tareas éticas y de bién en el hecho de que Mannheim hay que in clu ir en la problem ática
cia que va paralela; a una sabiduría c rítica del conocim iento, presenta coloca en el cen tro el proceso de de una sociología del conocim iento,
del sentido común y a una educa­ una nueva cue stión : ¿Puede un producción. ¿Cómo puede de cir Mannheim especifica las siguientes:
ción que sirve de base a la discu­ grupo — h istó rico — ser elevado, Mannheim, por una parte, que las 1. La cuestión de su ambivalen­
sión cortés. No es probable que so en princip io , de una form a tan ab­ determ inantes de la visión del m un­ cia sociológica.
encuentren ni siquiera dos perso­ soluta, que se le pueda confiar una do propias de la sociología del co­ 2. ¿En qué m om ento son lleva­
nas que posean un mundo análogo m isión que ni la Inteligencia ni el nocim iento son absolutas e inevita­ dos a un campo o a otro, movidos
de form ación. Unas pequoñas d ife ­ e sp íritu de la persona individual bles y, por o tra , suponer que es por la dinám ica histó rica , los re­
rencias en el sen tim ie nto religioso pueden realizar? Cuando Mannheim posible liberarse de ellas? «De esta presentantes de la inteligencia?
bastan ya para que unos contenidos cree ver en la manera y la form a situación social estaba irradiando 3. ¿Oué método se sigue en la
científicos iguales se conviertan en como está situado un grupo en el constantem ente una energía poten­ transform ación de las ideas que
esferas de form ación separadas en­ campo social, los c rite rio s y las cial, gracias a la cual los represen­ llegan hasta el campo de la in te ­
tre sí. garantías do que se puede evita r tantes de m ayor im portancia de ligencia procedentes de otros cam ­
Mannheim quiere ver en la «for­ la destrucción do la sociología del este estrato social (la inteligencia pos?
mación« no tanto el o s tilo homogé­ -»conocim iento — y de la form a independiente) estaban siem pro en M annheim habla entonces del
neo, cuanto la sum isión a un sin­ com o e v ita rla — , en el fondo está condiciones de alcanzar aquella «ángulo de refracción» de las re­
número de in flujo s: «Aunque es dependiendo de M arx. No es mucha sensibilidad social que es la única cepciones y m uestra la influencia
verdad que la participación en el la dife ren cia quo hay entre el he­ capaz de hacer que uno se com. que tienen en el proceso del co­
procoso de form ación no hace des­ cho de que yo vea la posibilidad penetre con las fuerzas dinám ica­ nocim iento los com prom isos p o líti­
aparecer com pletam ente los lazos específica del conocim iento en la m ente contrapuestas ...» En la o r­ cos contraídos voluntariam ente. La
estam entales y de clase que tleno situación de una -»clase o en la todoxia m arxista, esta «sensibili­ praxis ejerce un in flujo retroa ctivo
el individuo, sin em bargo el in te ­ (relativa) ausencia de clases. Por dad» sólo se atribuye al miembro en la teoría. Si uno piensa en la
lectual, en su horizonte esp iritu al, últim o, el concepto de form ación a del proletariado. Los «intelectuales m ultitu d de -»juicios de valor de
so encuentra determ inado de m ú lti­ manera de criso l que nos ofrece independientes», como el mismo que consta un acto del conocim ien­
ples m uñeras.» Por tanto, el ideal Mannheim no es más que una «co­ M arx, no tienen apenas nada de to, percibirá la im portancia que tie ­
de form ación que presenta Mann­ lectivización» sociológica de . un proletarios. ne la situación social quo la per­
heim desaparece a la altu ra en princip io del conocim iento; pensan­ Para el in te le ctu al fluctuante no sona que em ite el ju icio ocupa en
que la m ultiplicid ad del saber no do en las mayores posibilidades de hay, según la opinión de Mannheim, un campo (de tensión) de una
puedo ser ya dominada, formada ad qu irir el conocim iento, Mannheim más que dos cam inos: orientación política determ inada. La
y estilizada por la personalidad. dice: «Cuantas más clases y estra­ a) Juntarse a una de las cla­ im portancia no es m enor por el
Según Mannheim, una de las rea­ tos pa rticip en en el estrato de la ses sociales yá existentes. Es po­ hecho de que esta situación no
lidades más- Im presionantes de la inteligencia, tanto más m ultifo rm e sib le que entonces surjan diver­ haya sido aceptada como un des­
vida moderna es que lo inte le ctu al y polar será el nivel de form ación.» sos rese ntim ie ntos que, por de­ tin o im puesto, sino que haya sido
no está sostenido ya por un esta­ En la teoría de «la inteligencia cirlo así. deslum bren el espíritu. buscada librem ente. Sin embargo
m ento social íntim am ente unido (por independiente» de Mannheim hay, De la desconfianza que el inte­ M annheim no ve con claridad la
ejem plo, el sacerdote), sino por un además, o tra s contradicciones y lectual encuentra en esta clase diferencia, característica de la so­
estrato que socialm ente no tiene puntos débiles. ¿Cómo está cla si­ social esencialm ente extraña nace, ciología del conocim iento, que al
mucha coherencia entre sí. Pero ficada soclalm ente la inteligencia? por oj., el fanatism o de los i., que fin y al cabo dobe e x is tir entre la
queda aún por reso lve r en qué con­ «M ientras que el que participa di­ por esta causa van adoptando una toma de partido del inte le ctu al y el
siste lo «intelectual». Según Mann­ rectam ente en el proceso de pro­ postura radical. Según Mannheim, repliegue de la inteligencia a su
heim, el intelectual está determ ina­ ducción y ostá unido a unas clases esto radicalism o compensa e sp iri­ propia m isión.
do por un «médium intelectual» o a una form a do vida, es d e te r­ tualm ente, por decirlo así, la falta b) El segundo camino que tiene
que contiene en sí todas las pola­ minado d irecta y exclusivam ente de vínculo vita l y social. Las a cti­ el inte le ctu al — y el único camino

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Intelectuales Interacción

le g ítim o — resu lta de la reflexión ledge (Nueva York 1965); T.R. Fyvel. por R. Pipes el año 1962, hace re­ puede hablar en absoluto de que
sobre la m isión propia del in te le c­ Intellectuals Today (Londres 1968); salta r la dificulta d que hay para en Rusia ostén desapareciendo las
tual. Esta m isión nace de la «con- M.-A. Burnler. Les nouveaux intellec- cla sificar a la actual I. rusa dentro profesiones Intelectuales. Por d ife ­
clenciación concreta de la propia tuols (Paris 1966).
de la e stru ctu ra social reinante: rentes no ticia s tom adas de los dia­
m isión social». Un grupo «concilia­ • E scritores, a rtista s, especialistas rios rusos se puede de du cir que
dor» de i. «que proceda del centro Intellig entsia . Es un concepto pro­ técnicos, altos dirige ntes, funcio­ en Rusia los padres ponen mucho
dinám ico, no empezará dictando re­ cedente de Rusia que en Europa narios dol gobierno, oficiales del interés en que sus hijos estudien
soluciones, como en las escuelas sirvió de modelo en la h isto ria con­ e jé rcito , especialistas de la admi­ una profesión Intelectual.
del partido, sin o preparando ol ca­ ceptual de los -»intelectuales y de nistración, m édicos, m aestros: todos
mino para tom ar después las deci­ la clase in te le ctu al. A pesar de que éstos y, además, los secretarios Interacción. El térm in o de i. res­
siones». Lo que M annheim quiere el concepto de I. nació en Rusia y capataces no form an, al parecer, ponde en parto al concepto de -» re ­
indicar con esto, no es ya la m i­ en el siglo XIX, sin embargo en un grupo social m uy com pacto La lación social y de -»acción social
sión — Im portante quizá desde un la sociedad soviética posterior a la I., ¿es consciente de sí misma, y en un sentido muy am plio desig­
punto de vista filo s ó fic o — de un revolución de 1917 ha adquirido un en cuanto grupo, y de su d e li­ na toda clase de referencia mutua
grupo especial elegido por el pro­ significado com pletam ente nuevo, m itación fre n te a otros grupos?» entro dos o más personas (o gru­
ceso general, sino sim plem ente pro­ pues ya no puede e x is tir, o no está Labedz pionsa quo no se puede dar pos entre sí). La form a fundamen­
poner que los p o líticos en funcio­ perm itido que exista, ningún grupo una respuesta sa tisfa cto ria a esta ta l de i. es la que so da en tre el
nes sean aconsejados por una o estrato de oposición que o ficia l­ pregunta, pues depende precisa­ ego y el alter, entre un «yo» y un
com isión de exportos. que directa­ m ente se distancie de la estruc­ m ente del m ism o sistem a soviético «no-yo». La I. os el sistem a social
m ente no os la que tom a las deci­ tura del poder. Además, ni el mar­ el que no haya ninguna clase que más sim ple (T. Parsons). El in d iv i­
siones. La política de los grupos xism o ni el mism o Karl M arx p re ­ pueda alcanzar una conciencia ca­ duo. del cual partim os para exam i­
de expertos, a la que en los ú lti­ vén la existencia de esta clase racterística y potente do clase. nar la i., se orienta siem pre, en
mos decenios realm ente nos d iri­ especial que sería la i. Sin em ­ Pero a pesar de todo y prescin­ toda i., por el com portam iento, por
gimos, y de una form a cada vez bargo, en la Unión S oviética existe diendo de quo la i. incluya tam bién las supuestas expectativas de los
más clara, no puede conseguir, sin hoy realm ente el térm ino i. como profesiones no intelectualos, al pa­ otros. Las reacciones de éstos in­
embargo, lo que M annheim espera uno de los tres grupos dol orden rece r actualm ente e xiste en Rusia fluyen, a su vez, durante el proceso
de su «sociología política in te le c­ socialista juntam ente con el p ro le ­ una i. quo, por lo que respecta a de la i. (más o menos según el
tu a l-: re co n stru ir de nuevo la ver­ tariado y la clase campesina. Pero la imagen y a la concepción que p rincip io de la -»retroacción) en las
dad que desde el punto de vista el concepto de i. ha perdido su tiene de sí misma, no ha roto com­ form as de com portam iento do la
de la sociología dol conocim iento significado de pensam iento crítico . pletam ente con el grupo de la i. del prim era persona (Parsons). El mo­
está destruida, re co n stru ir su cam­ En el lenguajo de la Unión Sovié­ tiem p o de los zares. Según Labedz. delo puro de una I. presupone igual-
po de aplicación. Lograr la síntesis tica. i. so aplica a todos aquellos existe un elem ento restante de lad de normas en todas las perso­
total de la verdad políticam ente que con su entendim iento, y no continuidad en aquella parte de la nas que participan en la i., basada
más relevante, dol auténtico cono­ con sus manos, realizan un trabajo nueva i. soviética que so designa en la -»solidaridad o, al menos en
cim iento . en un m om ento de term i­ d ifíc il: personal tecnológico, profe­ con el nombre de i. creadora, on el -»consenso. Esta hipótesis de la
nado y gracias a la acción de la siones liberales, altos d ire ctivo s que contraposición a la i. técnica. Lla­ teoría de la i. form ulada por Par­
inteligencia independiente, continúa realizan trabajos de adm inistración ma también la atención, según él. sons es muy critica da por algunos
siendo una utopía. y funcionarios del Estado quo tra ­ quo on la Unión S oviética el títu lo autores, pues no perm ite In clu ir en
bajan siem pre con camisa blanca. de ■Intelectual» tiene que ir unido la I. las form as de I. de tip o anta­
Th. Geiger, Aulgubon und Stellung der Unicamente ol partido con stituye a un p re stig io especial, puesto que gónico (lucha, co n flicto ).
Intoll¡ganz In der Gesellschaft (1949); una excepción parcial de esta de­ el presidente de la asociación Desde 1950, aproxim adam ente, la
R. Aron. L'oplum des intollectuels (1968): finición, pues el partido ha conser­ de e scrito res soviético s se negó de in vestigación de las interacciones,
J. Barzun, Pathologie des Intellekts vado algo del esp íritu de la i. una form a tan testaruda a conceder que nació en los EE. UU., ha estu­
(1961); K. Mannheim. Ideologie und Según o tra definición o ficial: «La diado especialm ente las interaccio­
este títu lo a Boris Pasternak.
Utopie (M965); W. Kraus. Der Fünfte
I. es una tercera clase, un estrato Según la doctrina m arxlsta, en nes de los pequeños grupos (R.F.
Stand (1966): I. Lepp, Der Lebensstil
des Intellektuellen (1966); Th. Molnar, social form ado por unas personas una sociedad que camina hacia el Bales y o tro s). En el pequeño gru­
Kampf und Untergong der Intellektuellen que profesionalm ente se dedican a socialism o tie n e que Ir desapare­ po es donde antes se puede supo­
(1966); G. Schiwy, Intellektuello ur.d un trabajo intelectual.» ciendo lentam ente, o perdiendo im ­ ner la igualdad de norm as para to ­
Demokratie heule (1966): F. Znaniecki. Leopold Labedz en su lib ro Die portancia. la dife ren cia entre traba­ dos sus m iem bros. La teoría de la
The Social Role of the Man of Know- Russlsche Intellig entsia , publicado jo corporal o Intelectual. No se i. de T alcott Parsons (que contieno

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Intoracción Invención

tam bién una tipología de las alte r­ con tribu s que tienen acceso a la zo propiam ente dicho de una nue­
larista, al monos en parte, pero la
nativas de la i., de las po sib ilid a ­ sal m arítim a, sal que es trocada va -»técnica o de un nuevo proce­
conducta on una i. con un m iem ­
des de acción social, en cuanto por pieles, carne, etc. Este, así lla ­ dim iento para conseguir un fin de­
bro de una clase social (por ej.,
po tte rn variables) supone, además, mado, com ercio mudo se desarrolla term inado. A d ifo ron cla d e l descu­
un sacerdote) sigue a una d e fin i­
que un sistem a do i., si está ya en de la siguiente manera: una de las b rido r (cie ntífico ), el in ven to r u ti­
ción un ivo rsalista do esta situa­
marcha y totalm e nte integrado, per­ trib u s deposita sus bienes en un liza generalm ente Ideas, procesos,
ción. 4. El «hacer» o el -ser» (p e r­
manece estable (en tanto quo no lugar visib le ; entonces se retira y herram ientas, m ateriales, etc., ya
form ance versus q u a llty): el otro,
cambien los m otivos de las perso­ espera hasta que la otra trib u ha existe ntes, empleando una nueva
el socio, el que está en fre n te du­
nas o la situación). Esta teoría tie ­ escogido sus bienes y los ha deja­ com binación que le perm ite reso l­
rante una i., puede ten er im por­
ne, además, que aceptar como dato do com o contraprestación. Esta es­ ve r un problem a de una form a me­
tancia para el yo, el que actúa,
que en el proceso de -»socializa­ pecie de i. puede darse tam bién in­ jo r (más rápida, más económica,
porque realiza algo determ inado (ol
ción es donde los individuos de cluso ontre aquellas trib u s y gru­ más segura, etc.) quo antes. Esta
otro es m édico, yo estoy enferm o),
una sociedad adquieren las normas pos que todavía no han superado el com binación se puede patentar. G.
o porque me resulta sim pático (me
y los valores para los sistem as más recuerda a un m iem bro de m i fa ­ m iedo a un encuentro d ire cto . En Tardo destacó ya la im portancia que
im portantes de i. y, por tanto, don­ m ilia). 5. Especificidad o globalis- esto vemos cómo el proceso del I. la i. tien e en todo -»progreso. Esta
de ponen on armonía sus m otivos mo: ol otro puedo ten er im portan­ económ ico, el comienzo de un -» im portancia es reconocida o fic ia l­
privados, en un grado tal que es cia para nosotros en un sentido es­ mercado, pone los prim eros gérm e­ m ente en la mayoría do los países
suficien te para que so dé la I. El p e cifico y lim ita d o (así el a rq uite cto nes para una confianza mutua, a la cultu rales de la tie rra por m edio de
cam bio social, sin embargo, puede de nuestra casa), o en un sentido que pueden seguir después unos la Institución de la patente de una
amenazar el -» e q u ilib rio de los sis­ general y do una form a com pleta­ contactos cultu rales más com plejos. invención.
tem as de i., bien sea a través m ente ilim ita d a (los padres con Cuando el -»dinero deja de cum p lir Esta in stitu ció n concede al inven­
do las estructuras de m otivación de respecto al niño). Fundam entalmen­ to ta l o parcialm ente (debido a la to r, por razón de su I., un derecho
las personas, bien a través de los te, estas alte rna tivas son indepen­ inflación) sus funciones de medio de propiedad in du strial, un derecho
cam bios en el sistem a social o c u l­ dientes unas de otras, según Par­ universal de i., entonces surge de de propiedad sobre una parte del
tural. sons, de tal manera que en una i. nuevo una economía de i. (una eco­ producto económico de su I., in clu ­
La teoría de la i. de T. Parsons se pueden dar teóricam ento hasta nomía natural). so dentro del ám bito internacional.
no tom a suficientem ente en cuen­ 32 com binaciones posibles de fo r­ El i. desempeña aún un papel El derecho de propiedad in du strial
ta esta posibilidad. mas de com portam iento. im portante entre aquellos secto­ abarca un período do tiem po bas­
Según la teoría de T. Parsons res nacionales do la economía tante largo, está protegido por la
'(T h e Social System , 1951) las pat- Intercam bio El i. (-»reciprocidad) quo tienen una disparidad política ley y se puede reclam ar. Casi to ­
tern variables son cinco paros de es la entrega voluntaria de un bien o económ ica m uy marcada (entre dos los in ven to s han ten ido varios
alternativas de esquemas de con­ (económ ico) al re c ib ir o tro bien los países com unistas, en tre los precursores. Para d e cid ir si una i.
ducta (p a tto rn ) que se observan d is tin to . Esta entrega responde a paísos en vías de desarrollo). es auténtica, es decir patentable,
en la i. con otras personas; toda una dife ren cia de lucratividad. La es necesario, on la mayoría de los
persona que actúa socialm ente, que acción más sim plo por la que en un R. Thurnwald, Werden, Wendel und casos, que los reg istros de la pro­
entra en una i., tiene quo decidirse modio am biente cualquiera se co­ Gestellung der Wirtschalt im Lichte piedad in du strial lleven a cabo in­
más o menos conscientem ente, lecciona alguna cosa (p o r ej.. con­ der Vólkerforschung (1932); B. Laum, vestigaciones m uy serias. Por este
como mínimo, por una do estas Kinder tauschon/toilcn/schenken (1966). m otivo, a veces pueden pasar va­
chas de la playa) conduce ya a
m uestras. Estas cinco alternativas una posesión que sobrepasa las rios años hasta que se consiga la
de orientación son: 1. A fectivid ad Interés, grupos de -»Cooperativas, patente de una I. Frecuentem ente
necesidades del individuo y quo
o neutralidad 'afectiva. En la fam ilia, se presta al i. con las posesiones -»C orporaciones, -»G rupos do pre­ surgen controversias juríd ica s. Se­
por ej.. las interacciones pueden do otros. sión, -»Lobby, -»Sindicatos. gún ha indicado John Jewkes, la i.
se rvir a la satisfacción de necesi­ Con la d ivisió n del ->trabajo (don- propiam ente dicha (aplicable a la
dades se n tim en ta les' al desem pe­ tro de la fam ilia, de la trib u , o en­ Interiorización -»Enculturación, -» industria), en contra de la opinión
ñar el rol profesional hay que ob- tre diversas trib u s ) surge un i. Personalidad, -»Socialización. co rrie n te , es realizada individu al­
s e r/a r neutralidad afectiva. 2. Ego­ intenso. Los etnólogos suponen que m ente por el Inventor, con frecuen­
centrism o o interés por el bien las prim eras relaciones com erciales Invención. En contraposición a la cia en unas condiciones laborales
común. 3 . U niversalism o o particu­ surgen cuando los habitantes del In­ -»innovación, que puode co n sistir m uy pobres. La i. no encuentra ap li­
larism o. Respecto a un amigo de­ te rio r, que no tienen fuentes de sal sim plem ente en aceptar los resul­ cación en la gran em presa Indus­
term inado, por oj., la I. os particu­ para condim entar, se encuentran tados de una I., la i. es el com ien­ tria l, hasta que no ha evolucionado

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Invención

y no ha logrado una aplicación a económ icos necesarios; por ej.. las


gran escala. Pero a este respecto i. necesitan muchos más medios
son grandes las diferencias que para su desarrollo en el secto r quí­
hay con relación a la m agnitud de m ico que en cie rta s ramas de la
las Instalaciones y de los medios electrónica.

Jerarquía. De una manera general, ma de los diversos rangos; que hay


j. (en bizantino significa «gobierno que guardar unas form as rígidas y
sagrado». Por eso, D ionisio el Areo- tradicionales de com portam iento;
pagita lo aplica al «orden de rango- por tanto, que estamos ante un sis­
de los ángeles) se ro fle rc en p ri­ tema social en el que apenas se
m er lugar al gobierno de los sacer­ pueden dar -»innovaciones. Ú ltim a­
dotes. A ctualm ente en sentido más mente se emplea demasiado el con­
e stricto , puede sig n ifica r aún el cepto de j.: la crític a social más
conjunto de los más a lto s dignata­ reciente encuentra estructu ras re ­
rios de una Iglesia o. en sentido chazables de J. en cualquier s is te ­
más am plio, de toda organización ma social (nación, escuela, hospi­
form al (e jé rcito , consorcio, partido tal, empresa, etc.) donde se pro­
po lítico, m in iste rio ), presentándonos duzcan unos acontecim ientos que
muchas veces el cuadro de una es­ tengan consecuencias para los afec­
tra tifica ció n de rangos en form a tados sin que estén expuestos a
de pirám ides. En cuanto concepto un con tro l p le b iscita rio permanen­
de crítica social — tam bién se usa te ni a una posibilidad de denuncia.
el térm ino «form as je rá rq u ic a s » — , En estos sistem as sociales, los que
es considerado como el principio ejercen el control so legitim an a sí
opuesto a la -»dem ocracia, sin per­ m ism os alegando una racionalidad
catarse de que todas las dem ocra­ sup erior o única que les es carac­
cias que existen (por ej., Suiza, los te rística . Incluso una delegación de
países anglosajones) han podido funciones para un plazo bastante
ofre ce r libertad a sus ciudadanos largo, aunque lim itado, que respon­
durante varios siglos, a pesar de de a la con stitució n Inicial de un
que dentro del ám bito del Estado sistem a social, es considerada como
(en los EE. UU.. por ej., frente a signo do j. En la práctica, j. es sen­
la cámara de representantes está cillam ente la desigualdad en la ca­
el senado, y por encim a del presi­ pacidad para dar órdenes que tie ­
dente y del congreso está el trib u ­ nen los m iem bros de un sistem a
nal suprem o de la co n stitu ció n ) han social, de un grupo, de una organi­
e xistid o diversas jerarquías parcia­ zación, desigualdad que aparece en
les, así como dife re n te s estru ctu ­ un orden de rangos.
ras jerárquicas. J. puede significar
tam bién que no solam ente las ó r­ H.D. Duncan, Communlcatlon and So­
denes sino tam bién las Inform acio­ cial Ordcr (Nueva York 1962).
nes van únicam ente de arriba a
abajo; que dentro de la organización Juego. Es el com portam iento Indi­
no existe un au téntico intercam bio vidual o de grupo que, según las
de opiniones que salto por enci­ concepciones de la -»cu ltura en la

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Juego
Juventud

que tien o lugar este com portam ien­ bién las polém icas de tipo m ilita r
mism as inform aciones o de in fo r­ ju s tic ia (es decir, el sentido para
to, está en contradicción con un se pueden sublim ar convirtiéndose
m aciones d istribu ida s a rtificia lm e n ­ captar la in ju sticia ) se ha exte ndi­
com portam iento form al con el que en com peticiones deportivas, eco­
te de una form a desigual, luchan do ta n to debido a que la condición
se compara. Según el m arco c u ltu ­ nómicas, técnicas y científicas (ca­
por la óptim a solución de un pro­ previa de todo ordenam iento ju ríd i­
ral o social (definición de la -»situ a­ rrera hacia la luna).
blema (por oj., fabricación y venta co es tra ta r por igual a todas las
ción), el m ism o acto puede ser con­ Es un hecho sig nifica tivo que so­
de un producto perm aneciendo fijo personas quo están incluidas den­
siderado com o juego o como -» tra ­ bre todo en los siglos XIX y XX las
el precio final y el capital disponi­ tro de una categoría. Pero el s. de
bajo, deber y obligación seria: el partos beligerantes han guardado
ble). Se trata, por tanto, del reco­ j. tien e una base más profunda, «se
aficionado juega, el a rtis ta pro fe­ casi siem pre en su com portam iento
nocim iento y de la valoración do trata do una reacción sim pática de
sional trabaja; por tanto, el c rite rio unas reglas m ínim as que obligan
las opciones propias y opuestas, indignación, de te rro r, de shock, de
de la -»profesión y del -»status per­ Internacionalm ente. En este hecho
del margen de acción dentro de rese ntim ie nto y de d isgu sto ... La
sonal tiene un papel decisivo on se ve cóm o incluso en la guerra
unas circunstancias concretas, apli­ naturaleza ha equipado al hombre
esta m ateria. Casi todas las accio­ se puede reconocer, on el sentido
cando unos m edios que en lo po­ de tal form a que considera como
nes humanas im aginables pueden do Huizinga, el elem ento juego, en
sible prom etan un buen resultado ataque a su propia persona cua l­
sor consideradas, según sea el mar­ cuanto que se respetan unas re ­
(d istribución de los recursos). Las qu ie r in ju sticia que se haga a otro».
co de referencia en el que se reali­ glas re strictiva s con el fin do po­
reflexiones do la t. del j. nos sirven
zan, com o Juego o como no juego. der con tar después, en la fase fo r­ S. Ranulf, The Jealousy of the Gods
tam bién para el estudio de los mo­
Con frecuencia surgen dificultades mal de la convivencia, una vez so­ and Criminal Law at Athens, 2 vols.
delos de co n flicto (obreros-patro­
en las relaciones interhumanas, lucionado el co n flicto bélico, con (londres-Copcnhaguo 1933-34); E. Cahn,
nos, paísos onom igos). La t. del j.
cuando las partos que intervienen una confianza mutua. The Sense of Injustico (Nueva York
da por supuesta la existencia de 1947); M. Glnsberg, On Justlce In So-
en un conjunto de acciones no ven En los animales se puede obser­
unas reglas que es necesario res­ clety (Ithaca 1965); H. Schoeck, Der
con claridad si se trata de un juego var tam bién un com portam iento de
petar. Neld (*1968); Ch. Porelman. über dle
o de una cosa seria («juegos de j. También en ellos va orientado
Gerechtigkeit (1967).
adultos», games people play). Tam­ este com portam iento a la solución
O. Morgenster, y J. v. Ncumann. Theory
bién se puede sim u lar a veces un de los con flictos y a la conserva­ of Gomes and Economic Behavlour Juventud (-»Delincuencia juvenil.
com portam iento de juego para tan­ ción de la especie, y es com o el (Princeton [N.J.] ; 1955): M. Shublk -»Fam ilia, -»G eneración, -»Peer
tear la reacción de la parte con­ p unto de partida para la adaptación (dir.), Spielthoorlo und Sozlalwlssen- group, -»Profesión, -»Socialización,
traria frente a un com portam iento a unas condiciones nuevas del me­ schalten (1965); E. Burger, Einführung
-»Sociograma, Sociología de la -»
serlo que se ha planeado. Este caso dio am biente. El com portam iento In dle Theorle der Splele (J1966); A.
ñüssol. El Juego de los niños. Funda­ educación). La J. en cuanto objoto
se observa tam bién cada vez más propio del j. no se caracteriza por
mentos de uno teorio psicológica (Her- especial de investigación (sociolo­
en las confrontaciones en tre los una fa lta de esfuerzo o por un
der. Barcelona 1970). gía de la j.), fue convirtiéndose
Estados. Huizinga hizo resaltar la m enor riesgo, sino que, por el con­
cada vez más, dosdo finales do la
im portancia que el elem ento juego trario , en muchos casos va unido
Justicia, sentido de. Según Freud, el prim era guerra m undial, en el pun­
tiene en toda la vida humana y en a unos esfuerzos máxim os que la
sentido de ju s tic ia , y sobre todo el to central del interés de todos, de­
la histo ria do la cultu ra: ol homo mism a persona no m uestra en su
sen tim ie nto (G e fiih l) de Justicia «so­ bido tam bién, y no en ú ltim o lugar,
ludens es el creador de las c iv ili­ com portam iento laboral.
cial» se debe a la vivencia y a la a que form a parte del estudio de
zaciones debido, ante todo, a que
transform ación de los celos entre la socialización, de los grupos de
el com portam iento do -»Innovación H. Scheuerl. Das Splel (1954); F. Ale- los hermanos; ambas cosas dan lu­ -»referencia y de las -»subculturas.
puede, bajo la apariencia de juego, xander, über das Spiel (1956); J. Hui-
gar al sen tim ie nto de -»solidaridad Los estudios psicoanalíticos y de
em prender sin com prom iso alguno zinga. Homo Ludens (1956): P. Moor,
El juego en lo educación (Herder. Bar­ con ol fin do am ortiguar los conflic­ psicología profunda fom entaron tam ­
los prim eros pasos, pues no tiene
celona 1972). tos dentro de los herm anos. Según bién este proceso. El estudio de la
que contar con las sanciones de la
Freud, «justicia social quiere decir socialización de los jóvenes en las
m alicia por parte do aquellos que
renunciar a muchas cosas, para que culturas trib a le s de diversos pue­
esperaban el fracaso del intento Juego, teo ría del. Esta teoría (game
tam bién los otros tengan que re ­ blos p rim itiv o s (M . Mead y otros)
serio. Sem ejante al elem ento «jue­ theory) nos perm ite, gracias a unos
nunciar a ellas o — lo que es ha dado tam bién nuevos im pulsos
go» es el aspecto agonal del com ­ procedim ientos m atem áticos espe­
ig u a l— para que no puedan exigir­ a la sociología do la j. on los paí­
portam iento humano, la rivalidad, la ciales, exam inar y predecir unos
las. Esta exigencia de igualdad es ses industriales de occidente; la
com petencia, el querer sobrepujar­ procesos en los que se encuentran
la raíz de la conciencia social y del situación de la j. en las grandes
se mutuam ente, entonces el j. pasa en com petencia, como mínim o, dos
sen tim ie nto del deber». Según la ciudades ha despertado Igualmente
a -»co nflicto , a -»guerra. Pero tam ­ partos, las cuales, provistas de las
opinión de E. Cahn, el sentido de un interés especial. En el m ovim ien­

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417 41$

Schocck 14
Juventud

to juvenil alemán que precede a el tip o de «generación escéptica»)


la prim era guerra mundial, aparece fueron muy discutid os y bastantes
ya la ¡dea de una cultura propia de de ellos quedaron superados en un
la j.. cultu ra que, com o expresión espacio de cinco a diez años.
de un co n flicto de generaciones,
quisiera separarse de la cultura bur­
guesa de los adultos. Esta subcultu-
A. Ardlgó, La condición do la juventud
en la sociedad industrial, en F. Albe- K
ra juvenil, estilización de un abis­ roni, Cuestiones de sociologia (Herder,
mo entre generaciones (generation Barcelona 1971) 1295-1362; H.H. Mu-
gap). se ha convertido en el tra n s­ chow, Sexuatreife und Sozlaisírucktur
curso de los años sesenta, en par­ der Jugend (1959); H. Schelsky, Die Klbbuz. Es una colonización com uni­ lite ra l en que la entendía F. Tónnies
te en cuanto rebelión de la j. y Skeptische Generation (41960); A. Flit- taria existe nte en Israel; actual­ (G em einschaft und G esellschaft,
empezando por los EE. UU., en un ncr. Soziologische Jugendforschung m ente hay más de 200 kibbuzim. 1887). El klbbuz se dedica sobre todo
(1963); L. Rosenmayr, Famlllenbezlehun- Los prim eros fueron fundados en a la agricu ltura, pero, en algún caso,
fenóm eno sociológico independien­
gen und Freizeitgewohnheiten jugen­ tam bién a la transform ación indus­
te que se in te rfie re con el campo 1910. La proporción de sus habitan­
dlichen Arbeiter (Viena 1963); L. v.
de la -»conducta desviante. A par­ Friedeburg (dir.), Jugend In der mo­ tes con relación a la población de tria l de algunos productos.
t ir de los años veinte se ha venido dernen Gesellschaft (:1965); F.H. Ten- Israel es relativa m e nte pequeña:
interrogando numerosas veces a los bruck, Jugend und Gesellschaft (J1965); desde 1948 hasta 1958, por ej., la M.E. Spiro, Kibbutz, Venturo in Utopia
jóvenes de diversos países respec­ V. Graf Blücher, Die Generation der población de Israel se había más (Nueva York 1956); Idem, Chlldren of
Unbefangenen (1966); G. Wurzbacher. que duplicado; en cam bio el núme­ the Kibbutz (Cambridge [Mass.] 1966);
to a sus relaciones fam lllaros, a lo
Gesellungsformen der Jugend (11966); ro de m iem bros do los klbbuz sólo E. Kanowsky, The Economy of the is­
que suelen hacer en el tiem po li­ raelí Kibbutz (Cambridge [Mass.] 1966);
C.W. Müller. Jugend (1967); F. Neid­ aumentó alrededor de 25 000 (no
bre, a su identificación, a sus idea­ M. Pallmann, Der Klbbuz (1966); H. Da-
hardt, Die junge Generation (1967);
les y a sus grupos de referencia. llegando, en to ta l, a los 100.000). El rin-Drabkin. Der Kibbuz (1967); J. Klatz-
E. Pfeil, Die 23jährigen. Eine Genera-
Los resultados, los tipo s de genera­ tionenuntersuchung am Geburtenjahr- klbbuz intenta crear com unidad (Ge- mann. La experiencia israoli (Nova
ciones elaborados (H. Schelsky creó gang 194t (1968). m einschaft) en el sentido puro y Terra. Barcelona).

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Libertad

tura del I. (Lévi-Strauss). En toda bía ten ido M ise (D ie Gemeln-


sociedad, el vocabulario y la flu i­ w lrtsch a ft, 1922) al probar la co­
dez gram atical es algo especifico nexión inevitable entre la dictadura
de estrato o de clase y, por tanto, y los sistem as socialista s de eco.
a veces una «barrera cultural» de nomía planificada. A com ienzos de
la que se ocupa la sociología de la los años 60, al borrarse el recuerdo
L -»educación. Algunos dialectos pue­
den ser un obstáculo a la m ovilidad
de los sistem as fascistas y con­
fiando al que so daría necesaria­
(sobre todo en la Gran Bretaña). m ente dentro del com unism o so­
Algunas profesiones o grupos tienen vié tico una llberallzaclón en el te­
Legitim idad y logalidad. M ientras tad de gobierno, por oj., después sus lenguajes especiales, lo m is­ rreno económ ico, po lítico y cultural,
que la legitim idad se refiere en pri­ de un golpe de Estado o después de mo que los ladrones y los crim ina­ una escuela neom ercantilista de
m or lugar al fundam ento objetivo una -»revolución, no debe tener ne­ les. El vulgarism o y la Jerga pue­ economía (John K. G albraith, G.
del ejercicio del poder (por tanto es cesariam ente como consecuencia den ayudarle al sociólogo en el M yrdal y o tros), que abogaba por
un concepto p o lítico ), la legalidad el reconocim iento de los nuevos go­ estudio de los procesos de los cam­ una m ayor participación del «sector
se refiere a la conform idad entre la bernantes por parte de los gobier­ bios sociales. público» a costa del «sector p ri­
manera de obrar, o sus resultados, nos de los otros países. La tenden­ vado» (p u b lic secto r - private sec­
y las leyes (generalm ente específi­ cia a negar este reconocim iento, H.D. Duncan, Languago and Litterature tor). despertó de momento la apa­
cas). Se puedo hacer legalm ente incluso durante m uchos años, a los In Soclcty (Nueva York 1953); Idem, riencia de que la conexión que se
una cosa (y a veces Incluso sin regím enes surgidos por m edio de Communlcatlon and Social Order (Nue­ había supuesto entre la libertad y
va York 1963): J.O. Hertzler. A Sociolo-
co n flicto alguno con la ley vigento, la revolución ha dism inuido enor- la lim ita ció n de la intervención es­
gy ot Language (Nueva York 1965): C.
a pesar de que la acción contradiga m em onto después do la segunda Lóvy-Strauss, Anthropologie structurale ta ta l no tenía ya más que un in.
a los sentim ientos m orales y Jurí­ guerra m undial. Esta liberalidad en (1958). terés histórico.
dicos do una población: lagunas en el reconocim iento diplom ático fa­
la ley), pero de la legitim idad tiene cilita , a su vez. la legitim ación de Liberalism o (--»Colectivismo, -»Con­ W. Rttpke. Das Kulturldoal des Libera-
que haber constancia antes de co­ un gobierno de este tip o fre n te a servadurism o, -»Individualism o, -» llsmus (1947); A. Rüstow, Das Versagen
menzar la acción. La legitim idad des V/Irtschaftsllberollsmus (1950): F.
la opinión in te rio r del país. Sociedad burguesa). Por I. so en­
A. v. Hayek, Indlvlduollsmus und wirt-
depende de un punto de partida, del tiende el conjunto de ideas (Ideo- schaltllche Ordnung (1952); Idem, Cons­
origen de una fuerza de orden. M. Weber, Wirschait und Gcsellschaft logia) desarrolladas a p a rtir del titution of Liberty (1960): Idem, Studios
- La le gitim ida d es algo que la mayo­ (41956); J. Wlnckclmann, Legltlmitat und siglo XVII, sobre todo en Europa oc­ in philosophy, politics and economics
ría concede a una persona in divi­ Lcgalitat In Max V/ebers Herrsckultsso- cidental, como c rítica al absolutis­ (Londres 1967).
dual, a un grupo, o a una clase go­ zlologlo (1952). mo de los monarcas, y que tienen
bernante. A p a rtir de la revolución sus raíces en la antigüedad, en el Libertad. No en todas las culturas
francesa, la mayoría de los países, Lenguaje, sociología del (A nálisis renacim iento y en la reform a pro­ y form as sociales tiene la I. el sen­
basándose en la doctrina de Rous­ de -»contenido, -»inform ación, -» testan te . A finales del siglo XVIII, tid o de idea de valor, princip io polí­
seau sobro el -»co ntrato social, Sím bolo). La sociología del I. es Adam Sm ith, critica nd o la economía tic o (de orden) y, sobre todo, de
consideran que la voluntad del puo- cultivada esporádicam ente por clor- planificada de los príncipes (m er­ derecho humano universal. Libertad,
blo es la única fuente de le g itim i­ tos filólogos, que se sirven de la can tilism o ), m uestra la conexión que en p rim er lugar frente a los que
dad. En teoría este p rin cip io es sociología cada uno en un grado hay en tre el I. y el crecim ien to y ejercen el poder p o litico , no sig n i­
reconocido incluso en los sistem as dife ren te . Do parte de los sociólo­ bienestar oconóm icos. La historia fica lo m ism o que ausencia o de­
com unistas de gobierno, como en gos no son muchos los im pulsos do los sistem as to ta lita rio s del siglo bilidad de los -»controles sociales
la Unión Soviética, pero en la prác­ que ha recibido la sociología del XX ha dem ostrado que ol I. político on lo convivencia de los miem bros
tica es negado por el m onopolio I. Los antropólogos culturales, con y el I. económ ico son insepara­ de un sistem a social.
de poder de un único pa rtido po­ sus Investigaciones del ->elhos, de bles. A raíz de la segunda guerra Para el nacionalism o de los s i­
lítico. la concepción del mundo de los pue­ m undial fue ro n m uchos los autores glos XIX y XX, I. es muchas veces
Max W eber distingue tre s tipos blos p rim itivo s y de su sistem as (W ilhelm , Röpke, F.A. v. Hayek. A. solam ente la I. (Independencia, so­
de gobierno legítim o, según se apo­ de parentesco, han hecho grandes Hunold y o tro s neoliberales) que, beranía, autarquía) de un pueblo, de
yo en una base racional, carism ática aportaciones a la sociología del I. analizando la anatomía de las d ic­ una nación, de una m inoría dentro
o tradicional. Algunos suponen que la estructura taduras fascista y nacionalsocialis­ de una mayoría, de una c o le c tiv i­
El e je rcicio práctico de la facul­ social está reflejada en la ostruc- ta, dem ostraron cuánta razón ha­ dad, por tanto, cuya mayor I. (que

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Libertad Liderazgo

do con el hombre del siglo XIX. Institucionalizada) lo que se ofrezca


ha sido conseguida a fuerza do lu­ nes menos pueden p re scin dir los
-intro-dcterm lnado», lleva tam bién a los respectivos titu la ro s del I.
cha) fre n te a la -»hegemonía a la países com unistas.
tu te la de otra colectividad distinta Dejando a un lado aquellos países a la pérdida de la I. (por ej., entre los masslm de la
M elanesia, tam bién entre los indios
no significa en absoluto la I. de ca­ dondo la libertad del individuo, de
L. v. Wiese, Das V/esen der polltlschen hopis de N orteam érica). En algunas
da individuo dentro de esta colec­ los sujetos económ icos y de los
Freihelt (19t i) ; K. Mannheim, Freedom. culturas no se puede aspirar abier­
tividad liberada, sino que incluso grupos (com o com unidades re lig io ­ Power and Dcmocratle Planning (Lon­ tam ente al I.; uno tiene que dejar,
puede sig nifica r la lim itació n o la sas) está totalm ente, o en gran dres 1951); A. Hunold. Erziohung zur aparentem ente en contra de la pro­
supresión de esta I. Pero cuando parte, suprim ida por sistem as a n ti­ Freihelt (1959); Gabriele Bremme. Freí-
pia voluntad, que le in viten a acep­
on el mundo hay varios sistem as dem ocráticos de gobierno, no se helt und sozlalc Slcherhell (1961); R.
Aron, Essai sur les llbertés (París tarlo.
de poder que se encuentran enfren­ puede observar claram ente, desdo
1965); P. Brückner, Frelheit, Glelchhelt La sociología actual investiga,
tados entre sí (libera l, dem ocrático, el punto de vista sociológico, si
und Slcherhelt (1966). prescindiendo de todo ju icio de va­
au toritario, to ta lita rio ), entonces la la tendencia actual va hacia una
lor, form as (e stilo s de I., como ol
concesión de una mayor libertad al m ayor o hacia una m enor I.: La
Liderazgo (leadership). El I. es un ig ua litario y a u to rita rio ) y condi­
Individuo dentro del campo Interno I. en el tiem po lib re y en el con­
fenómeno fundam ental on la vida ciones del I. Los conceptos de 1.
de la nación (por ej., I. de prensa, sumo (el porcentaje del salario que
social, pudiendo e je rcita r el I. una y líder son aplicados a todo grupo,
I. económ ica) puede dar lugar a la se emplea para sa tisfa ce r las ne­
sola persona (el líder carism àtico) por muy sencillo o elem ental que
pérdida o a la lim itació n de las li­ cesidades vitales es cada vez m e­
o un grupo. También entre los ani­ sea (un grupo de niños que se en­
bertades nacionales (ocupación de nor, tu rism o a lejanos países, des­
males hay I., orientación del com por­ cuentra jugando, una clase escolar,
Checoslovaquia por la Unión So­ aparición de las barreras estam en­
tam iento por la conducta del animal un equipo de trabajo, una banda de
vié tica en agosto do 1968. Checos­ tales que frenaban el consumo,
guía, pero hay d ife ren cias de grado crim inales o de jóvenes), y no sólo
lovaquia había excedido el lím ite etcétera), la I. de las diversas ca­
entre un auténtico I. y las funciones a tipo s prom inentes de líderes (el
de las libertades individuales que tegorías de edad dentro de la po­
de vigilancia y de guardia. En las je fe m ilita r, el líder del partido, los
los dirige ntes de la Unión S oviéti­ blación (niños, jóvenes, m ujeres)
ospoclos superiores de los animales hombres de Estado, ote.). La inves­
ca consideraron peligroso en cuan­ con relación a épocas anteriores,
que viven en grupos (rebaños, ma­ tigación no ha llegado a ponerse
to ideal). la I. en la elección del cónyuge, la
nadas), el I. frecuentem ente tiene de acuerdo hasta ahora sobre las
Entro las libertades más im por­ I. en el e je rcicio o no ejercicio de
quo sor conseguido o dofondldo por cualidades o características u n ifo r­
tantes de todo individuo, según la la religión, I. para cam biar de pues­
m edio de luchas de prueba entre m es del I. ¿Oué cualidades y carac­
Declaración de los derechos huma­ to do trabajo, para e le g ir y cam­
los anim ales machos. Todos los te rística s personales predisponen al
nos de las Naciones Unidas a raíz biar de profesión, todas estas li­
grupos humanos (tam bién las hor­ I. y prom eten éxito? Esto depende
de la segunda guerra m undial, se bertades han conseguido m ayor real­
das, las trib u s y comunidades ru­ do innum erables factore s indepen­
cuenta la libertad que tien o toda ce en las sociedades industriales
rales de los pueblos p rim itivo s) dientes del líder, depende de los
persona de poder abandonar cual­ de occidente, pero tam bién en paí­
conocen el I., cuya finalidad es súbditos y de su m edio am biente
qu ie r país, Incluso el propio, en ses como Japón y algunos países
hacer que el grupo actúe con más (histó ricam e nte condicionado). Exis­
cualquier m om ento y sin peligro de A sia que están aún en vías de
eficacia y más rapidez en sus lu­ te una teoría de la situación, que
ni pérdida alguna. De esta libertad desarrollo. Por el contrarío, no son
chas con el medio am biente (a ve­ se aplica al I. Los pueblos p rim i­
se ven privadas en la segunda m i­ pocos los quo ven on la -»burocra-
ces existe un I. creado sola y ex­ tivos, y tam bién las sociedades des­
tad del siglo XX todas las poblacio­ tizaclón, en la excesiva organiza­
clusivam ente para los casos espe­ arrolladas que están sujetas a una
nes (sin excepción alguna) de los ción de la vida actual, en la posi­
ciales de c ris is , como expedicio­ ocupación enemiga, han creado a
diversos países com unistas, cosa bilidad de con tro l a que está som e­
nes m ilita re s o cacerías, etc.). Sin veces un sistem a dual de I. El jefe
que no había ocurrido hasta ahora tid o todo ciudadano, debido a las
embargo, en diversas culturas, a externo no pudo alcanzar el ver­
en toda la 'historia de la hum ani­ instalaciones electrónicas de alm a­
la necesidad do I. los súbditos res­ dadero I.; solam ente consiguió te ­
dad. Esto va relacionado en parte cenam iento do datos y a las ca­
ponden con sen tim ie ntos muchas ner contacto con el un iform e de
con el hecho de quo las personas racterística s del mundo laboral en
veces com pletam ente opuestos. En pseudoliderazgo que se le habla
que menos pueden soportar los las grandes em presas, el peligro de
lugar de adm iración, lealtad, fid e ­ preparado.
sistem as to ta lita rio s del com unis­ una pérdida do I. y de autonomía.
lidad, entrega (com o normalmente Según Th. G elgor, el I. es una
mo son precisam ente aquellas que Una m ayor sensibilidad frente a los
sucede en los grupos m ilita re s, so ­ función que tien e que ejercita rse
gracias a su talento, a sus conoci­ supuestos deseos y normas de los
bre todo con el I. aristo crático ), en todo grupo, en toda sociedad.
m ientos y a sus cualidades tienen conciudadanos (el tip o do hombre
puede ser desconfianza, rechazado Es un -»ro l del -»status de las per­
más probabilidades de éxito on los «oxtro-detorm lnado», según David
y rese ntim ie nto (de una form a casi sonas a quienes se les ha confiado
países libres, pero a la vez de quie­ Riesman) parece ser que, compara­

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Liderazgo Lucha

el I. Aunque es verdad que tanto el los m étodos y los datos do la cie n­ horizontes y los c rite rio s de valo­ con pureza, la opinión de los re ­
I. como el -»gobierno presuponen cia h istó rica nos presentará, por ej., ración de éste). Pero, aunque en presentados que los e ligiero n de­
-»poder, sin embargo hay quo dis­ los grupos, los estratos sociales algunos casos aislados esto pueda m ocráticam ente. Por otra parte, ac­
tin g u ir entre I. y gobierno. El I. y los estam entos que constituyen suponer una gran aportación a los tualm ente los diputados de un par­
tiene más características persona­ el público, el círcu lo do lectores datos fundam entales para com pren­ lamento no pueden conocer y ten er
les (por ej.. -»carlsm a de un líder, de un poeta o do un género lite ­ der un poeta, sin embargo con en cuenta todos los intereses ju s­
cualidades específicam ente funcio­ rario determ inado. Pero tam bién se esto no se ha dem ostrado siquiera tos que se dan en una sociedad
nales: I. expresam ente con stituid o puede Intentar probar quo un géne­ la probabilidad de una relación cau­ in du strial. El I.. para ju s tific a r su
para una expedición guerrera o ro lite ra rio concreto ha nacido de sal. Son muchos los casos en quo acción, invoca la defensa, los in te ­
para una cacería de búfalos entre unos autores que tienen un fondo autores de la más d ife re n te «posi­ reses de una determ inada m inoría
los indios do la pradera), el gobier­ común de socialización (por ej., ción social» han e scrito obras muy de la población ante el legislador.
no está más institucionalizado. El la casa parroquial protestante). Por sem ejantes, y tam bién abundan los Por esta razón en el congreso de
auténtico I. no precisa del ejercicio el contrario, un sociólogo o un In­ casos en que autores de una po si­ W ashington hay num erosos I. o fi­
de la fuorza, ni del -» te rro r para vestig ad or am ericano de la com uni­ ción social sem ejante han escrito cialm ente reconocidos, los cuales,
conseguir la obediencia. Pero tra ­ cación social, sirviéndose quizá del obras muy d istin ta s entre si. Hasta por su parte, tienen que efectuar
tándose del gobierno se puede em­ análisis de -»contenido de las no­ ahora no se ha podido dem ostrar anualmente su liquidación de im ­
plear tanto la fuerza como el te rro r. velas más leídas (novelas quo en tampoco, de una manera convin­ puestos.
El I. es ejercido solam ente por in ­ Europa ni siquiera serían considera­ cente, una relación necesaria entre
dividuos concretos y conocidos, no das com o lite ra tu ra ), descubrirá los el estilo, la form a, el contenido y A. Holtzmann. Interest Groups and
por estratos o por clases. Entre es­ m otivos, los pre ju icio s y la imagen los géneros lite ra rio s, por una par­ Lobbylng (Nueva York 1966); M. Olson,
tra to s y clases se habla más bien del mundo que tien en los lectores te. y la posición social del autor, Jr., Die Loglk des koüektiven Handeins.
de ejercicio del gobierno. de estas novelas. por otra. Koüektivguter und dio Theorie der Grup-
La Investigación de los pequeños Las aportaciones más im portantes pen ( 1968).
grupos ha examinado, aproximada­ para la s. de la I., pero al m isino H.D. Duncan, Languago and Literature
mente desde 1950, innum erables va­ tiem po las más lim itadas tam bién In Society (Nueva York 1953); Th.W. Lucha. En contraposición a -»con­
riaciones del fenóm eno del I., In­ en la validez general de sus resul­ Adorno. Noten zur Literatur. vol. I flic to , peloa, tirantez y -»agresión,
dicando que el I. debe ser conce­ (1959), vol. II (1961). vol. III (1965):
tados, han procedido de los autores el térm in o I. supone una discusión
L.L. Schucklny, Sozloio<jlc der litera-
bido como un problema de in te r­ m arxistas, para quienes las obras violenta con un con tra rio al que se
risoben Geschmacksbiidung (31961); L.
acción, que está relacionado con lite ra ria s son únicam ente un reflejo A. Coser (dlr.). Socioiogy through Li­ intenta incapacitar para la I. en el
- la estructu ra del grupo que va a nocosarlo de las relaciones socia­ teratura (Englewood Cliffs [N.J.J 1963); m enor tlom po posible: como resu l­
seguir al líder. les (las relaciones económ icas de G. Lukács. Schrlftcn zur Llteratursozlo- tado de una I. se ve con toda cla­
propiedad y de producción). El más fogie (M963): R. Escarplt, Sociologle ridad quién es el superior, el más
J.H. Knoli, Führungsausleso In Liberalis- fam oso do los sociólogos m arxis­ de la llttórature (París 1964); L. LOwen- potente. En el siglo XIX algunos mo­
mus und Demokratie (1957); K. Dahms, thal, LKeratur und Gesellschait (1964);
tas de la lite ratura . Georg Lukács, delos biológicos de sociedad veían
Übor die Fuhruttg (19G3): A.W. Goulcj- H.N. Fíigen, Dio Hauptrlchtungen der
ner (dir.). Studles in Leadership (Nue­ permanece casi siem pre fiel a la en lo I. una categoría sociológica
Literatursoziologle in ihre Methoden
va York 1965); G.C. Homans, Theorie teoría del reflejo. Ni M arx, ni En- (: 1956); L. Lowenthal, Das Bild des fundam ental (la strugg le fo r lifc de
der soziaien Gruppe (:1965). gels, ni G.W. Plechanow dieron Menschon in der Literatur (1966): H.N. Darwin) que actualm ente no se en­
tanta im portancia en la lite ratura Fügen (dir.), V/ege der Lltcratursozlolo- cuentra ya en el p rim er plano de
Linaje -»Clari, -*Ethos, -»Exogamia, al d e te rn in is m o económico y so­ gie (1968). la considoraclón. El com portam iento
-»Folk society. cial como le ha dado después la que el hom bre observa en una si­
s. m arxista de la I. A pesar de Lobby (en inglés: antecámara del tuación de I., por ej., cuando se in­
Literatura, sociología de la (S ociolo­ todo. R. VVellek y A. W arren (Theo- parlam ento). Es un cuerpo oxtrapar- troduce un Intruso d e ntro del ám­
gía del -»arte y todas las refere n­ ric der Literatur, 1959) atribuyen lam entario c o n stitu id o por in d ivi­ b ito de la propia vida o del propio
cias que allí se indican). Según grandes m éritos a la s. m arxista duos que, con regularidad, tratan de trabajo, se puede aplicar también,
sea el punto de partida, la s. de de la I., pues lo mism o que la so­ in flu ir en el legislador en favor de según m uestra la actual fisiología
la I. puede encerrar en sí unas ciología del -»conocim iento (en el un interés pa rticular. Lo mism o que comparada del com portam iento, a
cuestiones y unos métodos muy sontido de K. M annhelm ) descubre los -»grupos de presión (pressure- las form as de com portam iento que
diferentes. Si es un lite ra to el que Ideologías, por ej., la s. m arxista group), el I. tiene un significado los anim ales observan en situ a cio ­
trabaja en el terren o de la s. de de la I. deduce, por la posición de negativo, pues un parlam ento que nes análogas. Algunos filó sofos han
la I., entonces, casi siem pre con clase del autor, la estrochez de se doje in flu ir por un I. no refleja, v is to en la I. uno de los elem entos

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Lucha Lujo

dinám icos fundam éntalos de nues­ mo específico de clases, se ha Ido lujo, a lo sumo, para unos consu­ ta l, etc.; al poner, por tanto, a d is­
tra vida. H eráclito dice que la I. es haciendo cada voz más discutible. m idores determ inados. SI un en­ posición de la industria de guerra
el padre de todas las cosas. Según Por I. se entiende todo consumo, ferm o desea com er un manjar ex­ las m aterias prim as y la mano de
Hobbes hay una I. de todos contra todo gasto de un sujeto económ i­ q uisito, ¿se trata entonces de un obra de las empresas estrangula­
todos (bellum omnium contro om- co que sobrepasa la medida de lo I.? Los artículos de cuero, por ej., das, el im puesto de I. presta un
nes). En vista de la inviabilidad de necesario para la vida, sobre todo están norm alm ente gravados con gran se rvicio a la industria de gue­
la I. en los con flictos entre grupos, cuando este consumo provoca -»en­ im puestos de I., pero, ¿se puede rra. Es posible también que la gra-
cosa que por lo menos hasta ahora vidia en otras personas. El -»con­ d e cir que sea un I. la cartera de vación de im puestos de I. Influya
se presentaba como evidente, se sum o oste ntoso es considerado ge­ cuero que se em plea para usos pro­ favorablem ente en la moral de lu­
intentó, ya desde los prim eros tie m ­ neralm ente como I. A pesar do que fesionales (la cartera del médico, cha. Pero hay otra cosa más im ­
pos de la historia, «moralizar» la I., no hay, ni puode haber, una m edi­ del escolar, del estudiante)? ¿Se portante: durante una gran guerra
es decir, som eterla a unas reglas da fija para determ in ar dónde em­ puede de cir de los vestidos do piel resulta más fácil aceptar la tra n s­
de juego m utuam ente reconocidas pieza el I.. sin em bargo los p o líti­ y de las alfom bras que sean siem ­ gresión dol princip io de igualdad
y mantenidas, para reducir asi los cos de m uchos países continúan pre un I.? ¿No podría ser liberada que todo im puesto de I. lleva con­
m edios y las repercusiones de la pensando que el I. puede ser gra­ de este im puesto de I. la persona sigo. Los p o lítico s no pueden a tri­
I. (protección de la población civil, vado con un im puesto especial. En reum ática que presenta un c e rti­ b u ir a una cosa el nombre de I.
reglas acerca del tra to do los p ri­ el fondo, I. sería entonces solam en­ ficado módico? ¿Son un I. los d is­ más que por unos m otivos arb i­
sioneros de guerra, prohibición de te aquel artículo o aquel servicio cos? ¿No podrían ser excluidos de tra rio s y sin unos c rite rio s o b je ti­
substancias químicas en la I., etc.). quo d ifícilm e n te se puode lib ra r del estos im puestos los ciegos, los en­ vos. Esta arbitrariedad, que se deja
Johan Huizinga (Homo ludens. 1938) im puesto. ferm os, los profesores de música y guiar solam ente por unos prejuicios
vo en la I. el in s tin to humano de Los Im puestos de I. son casi sie m ­ de idiom as, juntam ente con sus res­ vagos y envidiosos, significa sin
juego y precisam ente esto perm ite pre im puestos penales. Con ellos pectivos alumnos? ¿Qué se diría embargo que el em presario y los
la posibilidad, incluso on una I. a se quiere contener o castigar el si se gravaran con un im puesto de obreros do los ramos de la econo­
vida o m uerte, de guardar unas re ­ derroche o la frivolida d. A n tig u a ­ I. los viajes al extranjero? De este mía afectados por el im puesto de
glas que quizás en ese mom ento m ente existían tales impuestos im puesto quedarían excluidos c ie r­ I. son víctim as de una d iscrim in a­
no favorezcan más que a uno de cuando un pequeño estrato d irige n­ tam ente los viajes de negocios y ción de la que ellos no podían te ­
los dos contrarios. En oste sentido, te quería e x c lu ir del goce do algu­ los viajes de estudios. Adem ás ha­ ner la m enor idea, cuando in v irtie ­
las condiciones de I. están de ter­ na cosa a los demás estrato s de bría que ten er mucho cuidado en ron su capital, sus ideas y su tra ­
minadas muchas veces con más la población. Pero en una dem ocra­ esto, pues con este im puesto se bajo en aquellas cosas y servicios
detalle por la sociedad. La -»com ­ cia, donde es el pueblo oí que go­ podría echar abajo la industria ho­ que ahora ostán gravadas con un
petencia, el concurso, la com p eti­ bierna a través de sus representan­ te le ra de un país en desarrollo, que im puesto de estrangulación.
ción en el deporte y en la econo­ tes librem ente olegidos, resulta d i­ antes había sido financiada con la En un principio, la gravación del
mía, todas óstas son form as de I. fíc il de cir quién es ol que está ca­ ayuda que los países Industriales im puesto do I. fue. paradójicam ente,
Ú ltim am ente, la conducta de com ­ pacitado para im pedir a quién del prestan a los países en vías de una especie de precio de rescate
potencia en tre naciones antagónicas d isfru te de una cosa, y qué cosas desarrollo. No hay prácticam ente que se tribu ta ba a la envidia de
(EE. UU. y la Unión Soviética, res­ pueden ser som etidas a esta pro­ ningún objeto, ningún m edio de los estratos superiores, los cuales,
pecto a la exploración del espacio) hibición. No se puede de cir de una placer, ningún servicio, ni ninguna al desaparecer el orden estam en­
puede ser considerada como con­ manera constante que un grupo de­ distra cció n que no deje de ser I. tal, no perm itían, más que a cam­
ducta do I. figurada que sustituye term inado de personas sean «con­ en ol m om ento en que estas cosas bio de una sanción, que los e s tra ­
a la -»guerra. Slm m el y Coser y sum idores suntuarios». A ctualm en­ son utilizadas por razones de sa­ tos sociales que aspiraban a una
otros han ^intentado Hogar a una te todo ol mundo d isfru ta , de alguna lud, corporal o psíquica, por fines posición económ ica más elevada,
sistem atización de la lucha. manera o alguna vez, del I. Es ve r­ de estudio o por m otivos pro fe sio ­ adquirieran unos vestidos, una v i­
dad que a veces algunos artículos nales. vienda, etc., superiores a su rango
Lujo. La palabra I. encierra en sí — muy pocos — se encuentran con­ Es curioso que en este siglo social. A l princip io , ol im puesto de
un concepto m uy relativo que no centrados do una manera tan absur­ — ta n to en los EE. UU. como en I. era muchas veces expresión de
está en absoluto libro de todo ju i­ da en manos de unos pocos, que diversos países europeos — los Im­ una m entalidad antidem ocrática que
cio de va lo r y que en el transcurso en un m om ento concreto pueden puestos de I. han surgido casi ex­ deseaba reservar el I. a un estrato
del -»cam bio social, de la m obilidad ser considerados como I. Pero la clusivam ente durante una de las privilegiado. También los puritanos
de estratos, del crecim ien to eco­ mayoría de los artículos que po­ guerras rnundialos. Al re s trin g ir el del siglo XVII y XVIII gravaron con
nóm ico y del aumento del consu­ drían ser considerados como I. son consum o c iv il de cuero, goma, me­ un im puesto de I. a los conciudada­

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Lujo

nos que no com partían el concep­ mucha im portancia política que


to austero que sobre la vida tenía se va aplazando de gobierno a go­
el puritanism o. bierno.
En Alem ania, si prescindim os do V einte a ñ o s , después do te rm i­
algunos experim entos locales, por nar la segunda guerra m undial to ­
ej., en tiem po de Napoleón, el im ­ davía se continuaban pagando en
puesto de I. fue introducido por
prim era vez el año 1918.
los EE. UU. Im puestos de I. por
las llamadas tolefónicas, los a rtícu ­ M
Son varios los autores que han los de cuero, las joyas, los relojes,
hecho resa ltar el parentesco ideo­ las cámaras fotográficas, las ruedas
lógico entre el im puesto de I. y los de coche, etc. En Suiza no fueron
M acrosociologia ->M lcrosociología. para el desarrollo de las com unida­
partidos socialistas. Precisamente suprim idos los im puestos de I. hasta
des y sociedades regidas por la tra ­
porque en las dem ocracias los Im­ 15 años después do term inada la
M afia -»Feme. dición.
puestos de I. son siem pre una guerra.
Además de la m. negra, que siem ­
concesión a los sentim ientos más
Magia. La m. se encuentra en todos bra daños, existe la m. blanca, que
p rim itivo s y más irracionales del
W. Sombart, Luxus und Kapitallsmus los pueblos p rim itivo s. La in vesti­ aporta bendiciones. En parte, la e fi­
hombre, por eso tienen una vida polí­ (! 1922): F. Marbach, Luxus und Luxus- gación de las ideas y prácticas má­ cacia de la m., según se ha podido
tica tan larga. La supresión de los steuer (1948); H. Schocck, La envidia observar sobre todo en los pueblos
gicas es una tarea fundam ental de
Im puestos de I. es un hecho de (Buenos Aires 1969).
la etnología por la que, al mism o p rim itivo s, se funda quizás en pro­
tiem po, se logran Im portantes co­ cesos autosugestivos explicables
nocim ientos acerca de las formas pslcosom átlcam ente. En su m. el
irracionales de com portam iento y hombre piensa de una manera es­
de conducta de los hombres en las tricta m e n te causal: si sucede... en­
sociedades in du striale s con cie rto tonces. Las prácticas mágicas, fija ­
grado de desarrollo. Por m edio de das, en su mayoría, de una manera
la m., el hombre (de los tiem pos extraordinariam ente precisa, están
p ro cie ntífico s) intenta poner bajo orientadas a unas m otas d e te rm i­
su control situaciones y aconteci­ nadas. Por esto el con tro l que la
m ientos fu tu ro s (las enfermedades, m. ejerce sobre el medio am biente
la recolección, el tiem po, las llu­ ha sido comparado al control que
vias, la conducta de enem istad o se puede alcanzar por m edio de
de envidia de otras personas que la ciencia y técnica modernas, dis­
se m anifiesta, por ej., en la mirada tinguiéndose solam ente por los me­
de envidia). La vida de los hom­ dios y las probabilidades do éxito.
bres de casi todas las culturas más Tanto en los «supersticiosos* pue­
sencillas está impregnada de tal blos p rim itivo s, como tam bién en­
form a por el m iedo a la m. negra tre los contem poráneos de nuestras
(black maglc, sorcery, w itch cra ft) sociedades in du striale s se puede
de sus conciudadanos de trib u o observar un em pleo pre viso r de la
de aldea, que un extraño apenas m. y do los auxilios extram ágicos
puede com prenderlo. El m otivo de (cuando en la especulación bursá­
estas m alévolas prácticas mágicas til se consulta a los adivinos (as-
de los conciudadanos es la envi­ trología y cosas sem ejantes) y a
dia ante una superioridad m aterial los consejeros de inversión.
o personal; así lo reconocen los
E.E. Evans-Pritchard, Witchcraft, Orneles
m ism os afectados por las prácticas
and Maglc among tho Azandc (Oxford
mágicas, cualquiera que sea la cul­ 1937); M.G. Marwlck, Sorcery In Its
tura a que pertenezcan. La evasión Social Settlng (Mancheater 1965); H.
habitual que resulta de esta envidia Webster, Maglc: A Soclological Study
representa un gran inconveniente (Stanford 1948).

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Managers M arxism o

Managers. Son aquellos empicados lidad de esta persona frente a ellas. tigua. so dejaron to rtu ra r hasta la del sur el verano do 1963 han de
d ire ctivo s de una empresa que no El térm in o de m arginal man pro­ m uerte por causa de su fe; después, ser considerados como m ártires
son propietarios de la m ism a y, por cede do R.E. Park (1928), y se re­ toda persona que, por fidelidad a
oso. en cuanto especialistas (de pu­ fería en un p rincip io a las form as su religión o a sus convicciones M arxism o (-»Bolchevism o, -»C api­
blicidad, finanzas, producción, pro­ híbridas que, como sucede con los internas, está dispuesta a aceptar talism o, -»Clase social, -»C om unis­
blemas ju ríd ico s, etc.) pueden cam­ em igrantos (a veces tam bién con incluso una m uerte dolorosa antes mo, -»C onciencia falsa. -»Proleta­
biar de una em presa a otra a lo , los extran je ros) participan de la que abjurar de ellas. A ctualm ente riado, -»Socialism o, Sociología dol
largo de su carrera. James Burn- -»cultura de dos grupos. Después se acostum bra a pasar por alto -»conocim iento). M . es el esquema
ham nos d e scrib ió en 1941 la ma- lo aplicó tam bién Park a las per­ esta espontaneidad al tom ar la de­ aclarativo, económ ico y social, de
nagerlal revolutlon, la sociedad do sonas de herencia m ixta (m ulatos, cisión de sacrificar la propia vida: revolución social creado por Karl
los m., como aquella sociedad en m estizos, etc.). Park hizo resaltar los grupos políticos, por sim patía M arx (1818-1883) y F rledrich En-
la que se ha realizado la separación la repercusión que la marginalidad o por sentim ientos de culpabilidad gols (1820-1895), que nace como
entre la posesión del capital y el tie n e en la -»desorganización. E.V. fre n te a unos m iem bros que han una crítica al capitalism o y tiende a
esp íritu de la función em presarial. S tonequist distinguió (The M arginal perdido la vida por m otivos casua­ la revolución social. Este esquema,
A efe cto s del co n flicto laboral, so­ Man, 1937) cuatro tipo s de m argi­ les, intentan sacar provecho decla­ en sus líneas fundam entales, fue
bre todo on Am érica, los m. son nados; el inm igrante extranjero, la rándolos tam bién m ártires. El rol concebido ya antes de la m itad del
aquellos trabajadores que no están segunda generación de inm igrantes, del m., tanto del au téntico como siglo XIX por M arx y Engels. quie­
organizados en un sindicato; por el judío emancipado del gh etto y del falso, tiene una im portancia nes, después, no fueron capaces de
tanto, m. son ya generalm ente los la persona de sangre híbrida. Sto­ central en la sociología do las re ­ prever que las condiciones de vida
órganos de vigilancia más bajos de nequist menciona además o tro s t i­ ligiones y de los m ovim ientos so­ y de traba jo de la clase obrera,
la empresa (capataces). Sin em bar­ pos, com o los advenedizos, los des­ ciales. ya que al aclam ar como m. cara cte rísticos según ellos del ca­
go. cuando se habla de m., se pien­ clasificados. la persona que ha em i­ a un m uerto y con las leyendas que pitalism o, cam biarían cu a lita tiva y
sa, por regla genoral, sobre todo grado del campo a la ciudad, las a continuación se form an, se puedo cuantitativam ente, siguiendo una di­
en los m iem bros de la dirección de m ujeres que han cam biado sus ro­ prestar un se rvicio tanto a la in te ­ rección opuesta al m. Las diversas
una em presa de cie rta magnitud. les. Al p rin cip io se acentuó exage­ gración del grupo, llevando al com ­ m odificaciones po sterio res del m.,
radam ente en el m. el problema prom iso a los m iem bros flojos del realizadas sobre todo por m arxistas
J. Burnham, Das Reglme der Manager étnico. A cie rto s fenóm enos que grupo, com o tam bién al desarm e de alemanes, austríacos y rusos. Inclu­
(1948); R. Bendix, Herrschafl und In- aparecen en la personalidad del la crític a exte rio r al grupo. yendo a Stalin, no han podido tam ­
tíustrioarbelt (1960); W. Guzzardi. Dio m. les aplicaríam os actualm ente el M. solam ente puede se r el que, poco superar la dependencia que
¡ungen Manager (1966); H. Schó'lha-
nombre de cristalización deficiente para dar te stim o n io o ra tifica r sim ­ el m. tiene de las condiciones con­
mmer, Ausblldung von Führungskraften
der Wlrtschaft In Europa (1966); G. de -»status o inconsistencia de sta­ bólicam ente algo, acepta librem en­ cretas de su tiem po. En el siglo XX.
Kirsch, Manager • Herrscher ohne Auf- tus. -»Anom ía. te sobre sí los sufrim iento s o In­ el m arxism o se hizo bastante más
trag? (1969). cluso la m uerte, rehusando otras rígid o que en los tiem pos de M arx
E.V. Stonequist, The Marginal Man (Nue­ soluciones realizables (Sócrates, un y Engels, convirtiéndose al final en
va York 1937); R. Vokomans y otros m. de la verdad). Pero la falta de un Instrum ento de interpretación
M anipulación -»C ontrol social, -»Pu­ autores. Marginalidad on América la­ salida en esas situaciones puede universal y de legitim ación del go­
blicidad. tina (Horder, Barcelona 1969). ser algo re la tivo : el prisionero de bierno com unista de las élites,
guerra que pudiendo colaborar en gobierno que se sustrae a toda dis­
M arginado. Este nombre se aplica M á rtir (del griego m artys, testig o). la propaganda del enem igo y con­ cusión dem ocrática y a la obliga­
a la persona que pertenece a dos Esto térm ino se aplica en p rim er seg uir do esta form a, si no lo l i ­ ción de dar cuenta a los goberna­
o más grupos al mism o tiem po (por lugar a los apóstoles, en cuanto bertad, sí cie rta ventajas, con toda dos, prom etiendo la emancipación
propia elección, por propio esfu er­ testig os de la vida de Jesús. A par­ ju s tic ia debería ser designado m.. de la humanidad anunciada en el m.
zo o solam ente en su im aginación), t ir del sig lo II, se designa de una aunque sólo en un sen tido figura­ para un fu tu ro indeterm inado, eman­
cuyas definiciones sociales y cuyas manera general con el nom bre de do. si se negara a colaborar. El m. cipación en la que la humanidad pa­
normas cultu rales d ifiere n entre sí. m. a los judíos y cristia no s que es ca ra cte rístico de la religión c ris ­ sará a se r la sociedad sin go bier­
El grado de su m arginalidad depen­ con su sangre dan te stim o n io de tiana y judía. O tras religiones ape­ no y sin clases, la sociedad en la
do de la m agnitud de la diferencia su fe. De una manera especial, son nas han destacado la figura del m. que la satisfa cción de las necesi­
entre las normas culturales, de la m ártires aquellas personas que du­ Un caso muy d iscu tid o es si los dades será Independiente del rendi­
im portancia que se conceda a es­ rante las persecuciones de los c ris ­ monjes budistas que se prendie­ m iento del trabajo.
tos diferencias y de la susce ptib i­ tianos. ya muy entrada la edad an­ ron fuego a sí m ism os en Vietnam El m. defiende un determ inism o

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M arxism o Masas, com unicación de

económico para todas las formas algo Inevitable, la polarización de paganda y siguen sin la m enor c rí­ masas» una m. en el sentido espe­
do acción y de conciencia huma­ la sociedad on pro pietario s y no tica al líder carism àtico. El térm ino cífico, según se puede sospechar
na. d e te rn in is m o al que necesaria­ propietarios, está cada día más le­ m., en cuanto concepto sociológico, por los significados secundarios de
m ente responde un modelo antagó­ jos de hacerse realidad. La ausen­ es actualm ente muy discutid o. Este carácter devaluatlvo? En contra de
nico de sociedad: la contraposición cia de un proletariado exige en concepto está ju stifica d o solam ente anteriores predicciones, en la lla­
entre poseedores y no poseedores el m arxism o tardío, desde finales en el caso on quo, por analogía al mada sociedad de masas se han
de los medios de producción, con­ do la década del cincuenta, cons­ concepto de masa c rítica propio conservado form as tradicionales de
traposición que fuerza la lucha de trucciones cada vez más arbitrarias de la física, se quiera de cir que en com portam iento y de asociación,
clases. En el prólogo a su obra de una «falsa conciencia» p re ci­ una m u ltitu d do personas, a p a rtir por ej.. la -»fam ilia, las relaciones
C ontribución b la c ritic a de la eco­ samente entre aquellos trabajado­ de un núm ero y de una densidad de vecindario, etc. La im presión de
nomía po lítica (1859), • dico Marx: res, cuyas necesidades y seguridad determ inadas, por ta n to como con­ -»conform idad y do uniform idad
«En la producción social de su vida, social están m ejor atendidas quo secuencia de la masa, aparecen de­ que reina en las grandes socieda­
los hom bres contraen unas relacio­ las de muchos m iem bros de la term inados fenóm enos y form as de des actuales se debe en parte a
nes determ inadas necesarias e In­ clase burguesa y propietaria en conducta que no han sido buscados la ju s ta proporción en la satisfa c­
dependientes do su voluntad, rela­ tiem pos de M arx. De esta forma, por el Individuo, pero de los cua­ ción de las necesidades, gracias a
ciones de producción que corre s­ la «dinámica revolucionaria de la les. en cuanto que es parto do la los procedim ientos industríalos de
ponden a una determ inada fase del sociedad económ ica moderna», de­ m., no se puede libera r. En esto acabados, que no pudieron crearse
desarrollo do sus fuerzas m ateria­ fendida en el m arxism o, aparece coincide el fenóm eno del -»pánico hasta que no surgieron mercados
les do producción. El conjunto de «como ligada a una fase histórica. con el do la m.: los Individuos que de una magnitud de 1 0 0 y más m i­
estas relaciones de producción fo r­ Cuando aparecen estas tensiones, form an parte de una m. pueden llones de consum idores.
ma la estructu ra económica de la aunque sea en la fase de conso­ caer en el pánico con más facilidad Hasta ahora, la sociología era pro­
sociedad... El modo de producción lidación del sistem a, se trata sobre que los m iem bros de un grupo con pensa a conceder un va lo r excesi­
do la vida m aterial condiciona fun­ todo de fenóm enos residuales, de estructu ras firm es. Para ello no es vo a las consecuencias de estos fe ­
dam entalm ente el proceso social y la reacción de unos estrato s so- necesario que se tra te de grandes nómenos. El tip o de hombre extro-
e spiritual de la vida. No es la con­ clalm ente mal adaptados, cuya re ­ masas de personas: en todo caso, determ inado (othe r-dlre ctod man),
ciencia del hombre la que d e te rm i­ lativa distancia respecto al proceso no es necesario pensar en las lla­ creado por David Riesman (1950),
na a s il ser, sino, por el contrario, de producción so expresa en fo r­ madas sociedades de masas de la puedo ser concebido, en parte, co­
el ser social es el que determ ina ma do rese ntim ie ntos y prejuicios» actualidad, que abarcan a m illones mo un análisis del hom bre dentro
a su conciencia.» (F. Fürstenberg. W irtschaltsso zlo lo- de personas. C onceptos de crítica de la m., pero Riesman nos m ues­
Siguiendo a Hegel. dice que la gie, 1961, p. 110). a la sociedad y a la civilización, tra quo la despersonalización es
emancipación del hombro so de ri­ com o rebelión de las masas (Ortega precisam ente una reacción a la pre­
va dialécticam ente, en cuanto his­ G.A. Wetter • Leonhard. La idooiogia y G asset), hom bre de masas, con­ sión de los pequeños grupos. Peler
tóricam ente necesaria, por tanto in­ soviética (Herdar. Barcelona 1964); J.M. sum o do masas, m asificaclón, no H o fstá tte r, entre o tro s, ha exam i­
evitable. de los escom bros de la Bochoriski y G. Nlemeyer, Handbuch des tienen ninguna aplicación en la In­ nado de una forma crític a la psico­
Woltkommunismus (1958): A. Schaff.
sociedad cap italista y burguesa ani­ vestigación social em pírica, ni en logía de la m.
Marxismus und das menschllche indi-
quilada por la revolución de los vlduum (s.a.): I. Fetscher, K. Marx und la form ación de teorías. Entre los
proletarios. Para esto, lo único que crític o s más antiguos do estos con­ H. de Man, Vermassung und Kulturver-
der Marxismus (1967).
hay que conseguir os que la clase ceptos se cuenta Theodor Golger. fall (’ 1952); J. Ortega y Gasset. La re­
belión do las masas (1929): A. Hunold,
trabajadora, el proletariado, adquie­ Masa. M uy raras voces, a d ife re n ­ Conceptos com o de sconcierto, falta
Massc und Demokratle (1957); D. Ries­
ra la verdadera conciencia que co­ cia de lo que sucede con m u lti­ de responsabilidad, sen tim ie nto de man, Ole einsame Masse (1957): E.
rresponde a la situación do su tud (Le Bon), se trata de un con­ -»anonim ato, -»anomía, no se pue­ Canotti. Masse und Macht (1960): G.
clase y quo e xisto ya de una form a cepto valorativam ento neutro. Del de decir que estén en relación d i­ Schischkoff. Die gostouerte Vermassung
latente. carácter am orfo de la m. y de la recta con las cifra s de la pobla­ (1964).
En las economías occidentales de superficialidad del hombre de masa, ción. Lo quo no está claro es si
m ercado dol siglo XX, de natura­ desposeído de su responsabilidad la proxim idad corporal de los In­ Masas, com unicación de (A nálisis
leza dinám ica, d istin to s entre si en personal, nace la «masificaclón», dividuos es algo esencial a la m. de -»contenido, Cine, -»D ifusión,
cuanto a su técnica y organización, y va surgiendo el -» to ta lita rism o o si se puede crea r una m. a tra ­ -»Inform ación, -»M asa, -»O pinión
asi como por su po lítica social y (E. Lederer), debido — y no como vés de los m edios de com unicación pública, -»Propaganda, -»Publicidad,
totalm e nte Im previsibles para el m., últim a razón — a que los hombros de -»masas. ¿Presupone el concep­ Sociología del -»arte. -»Televisión,
aquel dualism o que para M arx era do m. son más propensos a la pro­ to de «medios de com unicación do -»Tiempo lib ro ). Esto térm ino proce­

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Schocck 15
Masas, com unicación de M edicina, sociología do la

de del am ericano m ass communl- nidad. J. Bachofen, Investigador su i­ te un -»m ercado suficiente. Esta terhum anas es una evasión a la en­
catión. Por c. de m. se entienden zo de la antigüedad, fue el que subvención es realizada por un ferm edad. Las enferm edades no
aquellos procesos de com unicación descubrió en el m atriarcado una pro te ctor, que de esta form a aspira aparecen de una manera uniform o
que se realizan a través de los me­ form a p rim itiva de la organización quizás a la fama. El rol del mece­ en una población, sino que varían
dios de com unicación de masas social, y desde entonces el m. con­ nas privado lo desempeñaba antes según los estratos sociales y se­
(m ass m edia) y llegan, por tanto, tinúa siendo muy discutido. La et­ casi siem pre un aristó crata; actual­ gún las -»subculturos. Igualmen­
al m ism o tiem po a la m ayor parte nología disting ue actualm ente o r­ m ente va pasando cada vez más a te, las medidas terapéuticas, sobre
do una población (el caso extrem o ganizaciones fam iliares de derecho las fundaciones privadas. Existen todo cuando el paciente las tiene
es cuando 200 ó 300 m illones de m aterno y organizaciones do dere­ unas actividades no sólo a rtísticas que seguir por su cuenta, deben
personas están observando al m is­ cho paterno, las cuales se caracte­ sino tam bién cie ntíficas, que son tom ar en consideración las carac­
mo tiem po un acontecim iento a rizan por el sistem a de cla sifica ­ consideradas com o deseables, pero te rística s del estrato social y de
través de las cámaras de te le vi­ ción fa m ilia r y son decisivas, sobro que a través del m ercado no en­ la subcultura del enferm o. Pero una
sión). El concepto de «masa» (con todo, para la elección del lugar de cuentran — o sólo con mucha d ifi­ teoría do los errores del dia g n ó sti­
sus derivados «hombre masa», «ma­ residencia de los recién casados. cultad — una financiación suficien­ co m édico debe tom ar tam bién en
stica ció n « ), que en la sociología La organización fa m ilia r de derecho te. El concepto de mecenas puede cuenta los factores sociológicos que
actual está considerado como muy m aterno no necesita ir unida al ma­ ser empleado tam bién en un sen­ intervienen en el proceso de la de­
discu tib le , resuena tam bién, con un triarca do propiam ente dicho. J.F. tid o ligeram ente despectivo, pues cisión del m ódico.
sentido do crítica a la civilización, McLennan y L.H. M organ fueron los al protegido le resulta casi impo­ La frecuencia con que se recurre
dentro del térm ino de c. de m., prim eros que probaron la e xiste n ­ sible dem ostrar su com pleta Inde­ a los auxilios m édicos (aversión a
poro no sirve para de finir el té rm i­ cia de form as externas de m. en­ pendencia Intelectual fre n te al m e­ determ inadas revisiones pre ve n ti­
no masa que va in cluido dentro tre los pueblos p rim itivo s. Hasta cenas. Por o tro lado, tam bién el vas, la frecuencia con que algunos
del concepto de c. de m. Para M. ahora no se han podido descubrir mercado de clie n te s anónimos (es­ estratos recurren a la ayuda del
Janow itz y R. Schulze, c. de m. son sociedades puram ente m atriarcales. pectadores, le cto res, auditores) al psiquiatra, etc.) es un fa c to r que
todos los procedim ientos in te ncio­ Lo etnología actual emplea el con­ que un hom bre de genio creador entra dentro del cam po de in ve sti­
nados por los que unas organizacio­ cepto de m. con la máxima precau­ intenta com placer, puede s u rtir los gación de la s. de la m. La reha­
nes especializadas, juntam ente con ción, m ientras que algunos soció­ m ism os efectos que un mecenas in­ b ilitación es tam bién un problema
sus grupos do trabajo, transm iten logos de las sociodades occidenta­ dividual o que la ju nta adm inistra­ de la s. de la m. La persona que
a un gran —»público, muy disem ina­ les, dada la separación del lugar tiva de una fundación. sale ya curada de una clínica o de
do y la mayoría do las veces he te­ de residencia y del lugar de trabajo un sanatorio (el alcohólico, el en­
rogéneo, unos determ inados con­ reinante en ellas, creen que está M edicina, sociología de la. La s. de ferm o m ental, el incapacitado para
tenidos (sim bólicos), sirvléndoso surgiendo un cuasi m atriarcado. De la m. se ocupa de todos los factores un trabajo corporal) puede quizás
para ello de unos sistom as té cn i­ algunas sociedades organizadas se­ sociológicos que aparecen en las verse lanzado a una recaída, debi­
cos. Entre los medios de com unica­ gún el derecho paterno se dice tam ­ situaciones, in stitu cio n e s, organiza­ do a que su fam ilia le tien e ya pre­
ción de m. se cuentan la prensa, bién, en sen tido figurado, que tie ­ ciones y procesos terapéuticos, con parado de antemano el -»status
el cine, la radio, la tele visió n, los nen un tin te de m., pues en las la intención, sobro todo, de con­ de necesitado. La sociología del
libros, los discos y las cin ta s mag­ m ujeres van recayendo cada vez trib u ir a que las m edidas médicas, hospital pertenece tam bién a la s.
netofónicas. más unos decisiones que antes es- tanto preventivas como curativas, de la m . (problem as de status y de
tabón reservadas a los hombres (por logren unos resultados óptim os des­ roles de los empleados y también
E. Feldmonn. Theorle der Mossenmedion ej.. la sociedad americana). de el punto de vista fisio lóg ico y de los enferm os).
(1962); H.K. Platto, Soziologic dar Ma- psicológico. A tal efe cto trata de
ssenkommifnikatlonsmittel (1965); R. M atrim o nio -»Fam ilia. de scub rir y elim inar, en lo posible, M. Pflanz, Sozialer Wandet und Krank­
WÜdenmann y W. Kaltefleiter. Funk- los factore s perturbadores de tipo heit (1962); J.J. Rohde. Soziologie dos
tionen der Mossenmedion (1965). Mecenazgo (derivado de Gaius Mae- social. Krankenhauses (1963); M.W. Susser
cenas, m uerto el año 8 antes de El hombre, en sus funciones fi­ y W. Watson. Soclology In Madlclne
(Londroa 1962): R. König y Margret
M atriarcado. En una sociedad exis­ C risto , p ro te cto r e Im pulsor de los siológicas y patológicas (m edicina
Tönncsmonn (dlrs.), Probleme der Me­
te m. cuando las normas fundam en­ poetas más Im portantes de su épo­ psicosom àtica), depende en grado dizin - Soziologe (’ 1965); A. Mitscherlich
tales no son dadas y transm itidas ca). Desde lo antigüedad, este té r­ muy elevado — grado que difiere (dir.). Der Kranke in der modernen
por los padres, sino por las respec­ mino significa fom ento o subven­ según los in d iv id u o s — de los fac­ Gesellschaft (1967); H. Kaupen-Haas
tiva s madres, la cuales gobiernan ción de unas actividades casi siem ­ to re s sociales. El resultado de mu­ (dir.). Soziologische Probleme medizi­
tam bién en su fam ilia y en la com u­ pre estéticas, para las que no exis­ chos co n flicto s y dificulta des in- nischer Berufe (1968).

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M edio am biente M étodos sociológicos

M edio am biento. Se da este nombre ciencia, la cual, a su vez, está fo r­ del mercado, el reconocim iento de prensión, -»C uantiflcar, Elección do
al conjunto do los campos del ser mada por la respectiva cultura (el las -»cuotas, -»Entrevista, -»Experi­
las probabilidades del mercado, la
con los que se enfronta un orga­ m.a. del hom bre contiene muchos tendencia a u tiliz a r al máximo una m ento sociológico, -»M odelos. -»Ob­
nismo. Desde un punto de vista menos olores de los que este m is­ situación favorable de la demanda, servación, -»Panel, -»Sociología em­
biológico y antropológico, se puede mo medio am biente podría tener la regulación del gasto del propio pírica, Técnicas de -»m uestroo. Téc­
hablar tam bién del m.a. interno de para un perro). Los pueblos p rim i­ trabajo en vista del cambio de las nicas do -»sim ulación, -»Test, -»Tipo
una personalidad, por ej., de su sis­ tivo s van croando, según sea su situaciones del mercado: todo esto ideal, Trabajo de -»cam po). Son
tem a endocrino (in te rn a l and exte r­ m.a. v ita l, un vocabulario que está se da en los hom bros de los tie m ­ unas técnicas de Investigación, por
naI environm ent). En la sociología orientado a este m.a. y con el cual pos y de las cultu ras más diversas, tanto procedim ientos que siguon
se entiende generalm ente por m.a. pueden designar las diferencias que incluso bajo las condiciones de vi­ unas reglas de la lógica de la in­
el contorno social (m ilie u ) de un se dan en él. diferencias que un da más sim p les. Aunque los orga­ vestigación, reconocidas universal-
individuo. La cuestión de la reper­ habitante de la ciudad no es capaz nism os políticos centrales, incluso mente, que son comunes a la so­
cusión y do la im portancia que el de p e rcib ir. Los pueblos del desier­ bajo la amenaza de los más seve­ ciología y a otras ciencias. El pun­
m.a. tien e en un organism o es de to tien en cie ntos de palabras para ros castigos, prohíban o re s trin ­ to central, partiendo de la so cio lo ­
Im portancia capital en relación con indicar las d ife ren te s clases de are­ jan el libro juego de un m., surgirá gía americana, radica cada vez más
los factores decisivos de su des­ nas; tam bién los esquim ales tienen siem pre, y en todas partes, un mer­ en la evolución de los procedim ien­
a rro llo : ¿qué p a rte corresponde muchas palabras para re fe rirse a cado suplem entario camuflado y tos de encuesta y de m edición, los
en la inteligencia dol Individuo, a la nieve y al hielo. El m.a. do una más o menos extralegal (mercado cuales, a su vez, han adquirido una
los factores de herencia y qué par­ persona con siste tam bién en las negro o estrap erlo), en el que se gran im portancia sobre tod o en la
te a la vivencia sucesiva del me­ relaciones sociales, desde los gru­ nivelan la ofe rta y la demanda. Las investigación psicologlcosocial de
dio ambiente? pos prim arios en los que se en­ economías planificadas o con tro la­ las -»a ctitu de s (m étodo de las -»es­
Para la sociología resulta eviden­ cuentra. por oj., la fam ilia, hasta das (Unión S oviética), solamente calas). A lgunos procedim ientos que
te la existencia de un gran d e te rn i­ el tipo de asentam iento (aldea o pueden reducir en parte los daños han sido utilizados en otras d is c i­
nism o del m.a., doterm inism o que gran ciudad), pero tam bién con siste ocasionados por la fa lta de elas­ plinas (incluso antes que en la so­
ha dado lugar en diversas escue­ en su mundo profesional y en su ticid ad de la economía coercitiva, ciología) han dado en la sociolo­
las sociológicas a unos c rite rio s estrato social. -»C rim inalidad, -»pre­ en cuanto que toleran tácitam en­ gía m uestras de una fecundidad
unilaterales muy discutidos. Según disposiciones. te, a través de un m ercado negro, especial (en tre vista, procedim iento
la concepción actual, los factores la producción y el m ovim iento de de elección al azar). En general po­
de herencia y el m.a. físico (clim a, unos bienes escasos que son es­ demos d is tin g u ir como m étodos
J. v. Uexküll, Strellzügo durch dic Um-
factores geográficos) no explican el wolíen von Ticren und Menschen. Bu- tratégicam ente im portantes para principales: la evaluación estadís­
com portam iento humano, ni d e te r­ dcutungsiehrc (1956); G. Burckhardt, toda la econom ía o fundam entales tica de los datos de la demografía,
minan de una manera perceptible Charoktor und Umwelt (1956); Para una para la satisfacción do las necesi­ estudios de casos p a rticulares (case
los contenidos de la cultura norma­ más amplia bibliografía v. Predispo­ dades de la población. Cuanto ma­ studies), análisis (h istó rico s) que
tiva. El biólogo v. Uexküll llogó a siciones. clasifican conceptualm ente los he­
y o r es el cam po de una economía
una definición más precisa del con­ nacional en el que se da un mer­ chos en tip o s ideales, consultas es­
cepto de m.a., pero no por un ca­ Mercado. El térm ino m. se refiere cado libre, tanto m ayor os la pro­ c rita s y orales, sociom etría y expe­
m ino d irecto, sin o a través de la ta n to al proceso reducido do un in­ du ctivid ad de esta econom ía y su rim ento. Cada vez va adquiriendo
investigación del m.a. en el reino tercam bio de bienes que está fijado disponibilidad de renovación, y tan­ mayor im portancia en la investiga­
de los anim ales. El hombre se d is­ en un m arco concreto de tiem p o y to m enores las pérdidas de capital ción social em pírica la aplicación
tingue del animal p o r razón, y no do espacio y que sigue las leyes de debidas a in versiones im produc­ do unos procedim ientos m atem áti­
en últim o lugar, de su m enor de­ la ofe rta y la demanda, com o tam ­ cos y estadísticos, en parte muy
tivas.
pendencia fre n te al m edio ambiente. bién a la idea modelo, solam ente pretenciosos, que recurren tam bién
Respecto a un organism o, el m.a. concebible do una form a abstracta, a las instalaciones electrónicas de
W. Rópke, Dio Lcfire von der Wirtschaft
que tien o im portancia es sojamen- de unos procesos económ icos glo­ (,91965); Idem, Jenselts von Angebot grandes cálculos y a los sistem as
te aquella parte del conjunto de los bales de escala nacional o mun­ und Nachfrage (M966); R. Dahrendorf, de alm acenam iento de datos (en tre
campos del ser en la que é l se dial, que en ol caso ideal conducen Markt und Plan. Zwei Typen der Ratio- otras cosas, las cintas magnéticas
encuentra, aquella parte que él pue­ Igualm ente a una form ación de p re ­ naiitút (1966). del censo y del m icrocenso de los
de p e rcib ir a través de sus órganos cios conform e a la relación actual Estados Unidos, todo lo cual está
sensoriales y frente a la que puede entre la ofe rta y la demanda. Una M étodos so cioló gicos (A n á lisis de a dispo sició n de los sociólogos).
reaccionar por medio de su con­ conducta adecuada a la situación -»contenido, -»Causalidad, -»Com ­ No hay que confundir los m éto­

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M étodos sociológicos M llita r, sociología

dos sociológicos de la sociología ta rio s o involuntarios, que Im plican m igraciones o com o em igraciones:
según G urvitch la m. no está orien­
con la m etodología do ésta, que en grandes distancias geográficas y que inm igraciones en los Estados U ni­
tada ni a los grupos ni a los in di­
contraposición a la m etodología de afectan sucesivam ente — en olea­ dos de Am érica, en el Canadá, en
viduos (personas, en cuanto ú lti­
todos sus procedim ientos de inves­ das — , o al m ism o tiem po, a partes A u stra lia , Nueva Zelanda, y em igra­
mas unidades de la realidad social),
tigación está todavía poco desarro­ de la población lo suficientem ente ciones de los países europeos. Ta­
sino a los «conjuntos m ovibles más
llada y unificada. La metodología grandes com o para p ro du cir un cam ­ les em igraciones pueden se r selec­
pequeños» dentro del acontecer in­
in te nta elaborar los fundam entos bio en el cuadro dem ográfico gene­ tivas y suponer para una población
terhum ano. por ej., la form a de re­
te o rlcocientíficos, las h ipó te sis y ral. Tales m.t que se han dado en una pérdida de tale ntos. Sem ejante
lación de un «yo* frente a otro
los problem as de la form a do inves­ todas las épocas y en todos los a esto es el brin-drain (fuga do
«yo» (dentro de un grupo), como re­
tigación específicam ente socioló gi­ continentes, son características de cerebros) de los países en vías de
sultado de un «nosotros» caracte­
ca y com probar la solidez de estos la h isto ria de la humanidad y fre ­ ~>desarrollo, que desde 1950 están
rístico do una vivencia de s o lid a ri­
métodos en teorías generales de cuentem ente han tenido una gran perdiendo a numerosas personas
dad. Estos elem entos m lcrosocia-
los procedim ientos cie n tífico s del im portancia h istó rica (invasión de con form ación académica, por ej.
les, procesos intencionales respec­
conocim iento. Tareas de la m eto­ los bárbaros). m édicos, en favo r de los países
tivam ente independientes, con una
dología son: la form ación de los En las m. internacionales, la po­ industriales.
form a, cualidad y duración propias,
conceptos, ver la capacidad do ope- difieren entre sí según sea la clase blación que em igra deja atrás las
racionalizaclón que tienen unos con­ P. Georgc, Étudo sur las mlgratlons de
social y la form a de la sociedad. fronte ras dei país natal (para fines
population (París 1952); P.H. Rossl,
ceptos determ inados en la sociolo­ Pero G urvitch dice categóricam ente estadísticos hay que te n e r en cuen­ Why Families Move (1955); D.R. Taft
gía y las estrategias para la form u­ (rechazando las teorías evo lu cio­ ta. sin embargo, que después de y R. Robblns, International Migretions
lación do las hipótesis y para la nistas de F. Tónnlos, É. Durkhelm y una guerra estas fronteras pueden (1955); Mllbank Memorial Fund (dir.),
construcción do las teorías. otros) que las form as com o apare­ haber cambiado súbitam ente, croan­ Selected Studies of Migretions Sir.ce
cen estos elem entos m icrosociales do problem as de definición). Hay World War II (1958).
F. Kaufmann, Mathodology of the Social no están relacionadas con ninguna quo d is tin g u ir e n tre m . de u ltra ­
Sciences (Nueva York 1944); A.V. Cicou- mar y m. dentro dol mism o co n ti­ M ilita r, sociología. La s.m. es gene­
fase del desarrollo de las socieda­
rol. Method ond Meesurement In So- nente. Para el sociólogo y para el ralm ente (sobre todo en los Estados
des globales. Estos elem entos con­
ciology (Nueva York 1964); E. Durkhelm, econom ista tie n e una gran im por­ Unidos y a p a rtir de la segunda
tienen, on el sentido de fenóm enos
Dio Regeln der Soziologischen Methode tancia la investigación de las m. guerra m undial) un tip o de in ve sti­
(J1965); H.L. Zcttcrberg. On Theory and to ta le s de cará cte r social, «no sólo
in te rio re s (éxodo rural, urbanización, gaciones de contrato que examina
Verification *In Soclology (M965); R. una m entalidad, sino tam bién usos
repoblación de las regiones hasta la m oral (de lucha), los problem as
König (dir.), Handbuch der empirischen y modas, modelos y sím bolos, roles
ahora poco pobladas en países co­ do adaptación, la dinám ica de gru­
Sozialforschung, vol. I (s1967); W. Man­ sociales y actitudos, ideas y valo­
gold, Empirische Sozioilorschung (1967); mo los EE. UU.. Canadá y Brasil, po, los casos de con flicto, etc.,
res». Las form as como aparece la
P. Lazorsfeld. Am Puls der Gesellschaft. llevada a cabo con la población del en el personal de las organizacio­
sociabilidad no se pueden relacio­
Zur Methodik der empirischen Soziolo- propio país). Esta m igración In te rio r nes y unidades táctica s m ilita re s.
nar, por tanto, solam ente con fac­
gle (Viona 1968); R. Mayntz y otros, viene forzada a veces por m otivos La técnica del armamento m oder­
tores psíquicos om ocionales y cog­
Einführung In die Methodon der cmp. económ icos y p o lítico s. Así, en Bra­ no necesita para los diversos apa­
Soziologie (1969). noscitivos.
s il fue trasladada arbitrariam ente ratos equipos (destacam entos) muy
En contraposición a la m., la ma-
la capital del país a Brasilia. Una dife ren te s entre sí, que dan lugar
crosociologia so ocupa de las uni­
M e tró p o li ->Ciudad. a diversos problemas, sogún sea la
dades mayores y más estables clase especial de m igración es la
m igración forzosa (refugiados, ex­ m agnitud del grupo, la form ación
(asociaciones, instituciones, orga-
M icrosociologia. Georges G urvitch pulsados, reasentam iento después de cada uno (por ej., expertos con
zaclones, colectividades reales es­
(e Independientem ente do él. tam ­ do una anexión, por ej. reasenta­ form ación cin tífica pero que no tie ­
tructuradas, agrupaciones específi­
bién J.L. M oreno) dio e fte nom­ m iento de los finlandeses proce­ nen un grado tan elevado como los
cas).
bre a la investigación de aquellos dentes de las regiones anexionadas o ficia le s de su destacam ento) y las
Los conceptos do m. y macroso-
ú ltim o s elem entos de las form as so­ por la Unión S oviética; asiáticos interacciones necesarias en el ser­
ciología no han logrado im ponerse
ciales y de las relaciones e stru ctu ­ huidos, a finales de la década del v ic io que prestan. La s.m. examina
hasta ahora de una manera general.
rales que ya no se pueden reducir sesenta, de aquellos países del Á fri­ las relaciones sociales entre la t r i­
En la sociología anglosajona son
más. En contraposición a la te rm i­ ca oriental que consiguieron la In­ pulación de un subm arino de pro­
usados m uy raras veces.
nología americana (en la que m i­ pulsión nuclear, de un portaaviones,
dependencia).
crosociologia significa generalm en­ Las m. pueden ser registradas, de un destacam ento de tanques,
M igraciones (->Ciudad, -»M ovl(ldad).
te análisis de los grupos pequeños), según los d iverso s países, com o in­ etc., con el fin de alcanzar las ó p ti­
Son cam bios de residencia, volun­

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M ilita r, sociología M inorías

mas condiciones de rendim iento. El lograr la fusión de las m. En la — cosa que se puede probar por la
un período determ inado de tie m ­
análisis sociológico, por ej., de unas po (una semana, un mes o un año) India, Cellán y o tro s países en vías h isto ria de la cultura — no desapa­
grabaciones en cinta m agnetofónica de -»d esa rrollo se dan a veces con­ recieron hasta com ienzos del s i­
todas las necesidades que se con.
que contenían todos los procosos slderan im prescindibles conform e flic to s de raza y de religión quo glo XIX.
de com unicación verbal ocurridos comienzan cuando una m inoría es La im posibilidad psicológica de re ­
al tiem po en que se vivo. Este m.v.
a bordo de un bombardero de largo no puede ser afectado por senten­ obligada a aceptar el idioma o el solver este problema de las m. é t­
trayecto, intentaba observar si un alfabeto de o tro grupo o a ir a las nicas se debe, y no en ú ltim o lugar,
cia ju d icia l (obligación de c o n tri­
comandante de tip o «democrático» b u ir a los gastos de m antenim iento mism as escuelas. En los Estados a la aspiración do muchos m iem ­
os más apropiado para estas m isio ­ de un tercero , indom nlzación por Unidos, con el problem a actual do bros de los m in o rlty groups a ob­
nes que uno «autoritario». daños y perjuicios, embargos, etc.). los negros sucede todo lo contra­ te n e r una seguridad subjetiva abso­
La s.m. se asemeja mucho a la A l m.v. fís ic o pertenece también rio. La campaña en favor de la Igual­ luta de que en las relaciones in te r­
sociología de la organización (socio­ actualm ente un m.v. social o c u ltu ­ dad de derechos de todas las razas humanas van a gozar de un trato
logía de la -»empresa, -»sociedad ral, calculado más o menos por las en la praxis de la vida normal ame­ exactam ente Igual que los demás.
in du strial), pues investiga las condi­ exigencias de la dignidad humana. ricana (sobre todo en favor de los Pero esta seguridad dopondc siem ­
ciones funcionales óptim as de unos De esta form a, puede aumentar negros, menos en favo r de los in­ pre de unos conocim ientos subje­
sistem as sociales com plejos, cuyo considerablem ente el círculo de los dios nativos, de los asiáticos y la­ tivos.
carácter m ilita r solam ente añade bienes dom ésticos de los quo no tinoam ericanos) intenta por medios En todo encuentro con un m iem ­
unas características especiales (po­ se puedo pre scin dir (que no pueden sociológicos ne utralizar socialm en­ bro de otra categoría social sur­
sible hostilidad del medio ambiente, ser ombargados, etc.). En algunos te la realidad cultu ral, físicam ente ge slem pro esta inseguridad. Así,
una rigurosa jerarquía interna de países se cuentan entre estos bie­ visib le , do una determ inada m ino­ en los Estados Unidos, sogún
mando, etc.). La s.m. ha observado nes el telé fono , el tele viso r, etc. ría. ha probado C.C. Zim m erm an, las
también la superioridad de los des­ -»Privación relativa. En todas partes existe una -»dis­ personas divorciadas, aunque se
tacamentos que están menos liga­ crim inación categórica entro los hayan vu e lto a casar, no son elegi­
dos a órdones y que conceden al M inorías (-»Emancipación, -»Endo- m iem bros de todas las sociedades. das con mucha frecuencia como
soldado un margen más am plio de gamia, -»E tnocentrism o, -»Prejui­ No tenem os más que pensar en el amigos por las personas no d ivo r­
actividad personal. O tro s problem as cio s). Las m. pueden ser «grupos- tra to que se da a los grupos de las ciadas.
que se plantea la s.m. son: las étnicos, religiosos, lingü ísticos, etc., diversas edades. En casi todas las A veces, entre los m iem bros de
reacciones sociales fre n te a los y en el fondo más bien categorías sociedades (tanto en las culturas determ inadas minorías son proyec­
gravámenes extrem os, solución de sociales, con un com portam iento trib a le s como en las com plejas so­ tados al status racial sentim ientos
las crisis en los grupos aislados, el latente de grupo, dentro de toda ciedades indu striale s) sus m iem ­ de inseguridad social propios del
soldado do profesión, las relaciones una sociedad. Las m. se distinguen bros son categóricam ente perjudi­ adolescente. Debido a la Intensidad
entre el secto r civ il y ol secto r m i­ entre sí de una form a ca ra c te rís ti­ cados o favorecidos. La persona de con que se viene tratando este tema
lita r de una sociedad, y el papel ca en los diversos países y co n ti­ cuarenta y cinco años apenas po­ desde hace ya varios decenios, a
del m ilita r en los golpes do Estado nentes, según sean sus m otivos y drá encontrar un nuevo trabajo a veces el m iem bro de una minoría,
(frecuentes en los países en vías su problem ática in stitu cio nal. En las pesar de su preparación, por el aunque no vea más que la sombra
do desarrollo). reglones de minorías étnicas y lin ­ m ero hecho de ten er más de cua­ de una falta de sim patía, lo a trib u ­
güísticas, por ej. ju n to a las fro n ­ renta años. Por muy fu e rte y valien­ ye a su status étnico y no se da
M. Janowitz, The Professional Soldlcr teras de Alem ania. Italia y A u stria te quo esté una persona, a los se­ cuenta de que se podría tra ta r de
(Nueva York 1960); R. Cunls, Zur Sozio- trazadas a raíz de la prim era gue­ senta y cinco años tien e que tom ar una desavenencia com o las que se
logle des Mllitgrs, en «Hamburger Jafir- el re tiro a la fuerza. Am bos sufren producen constantem ente entre las
rra m undial, se produjeron roces y
buch für Wlrtschafts- und Gesellschfts- una discrim in ació n debido a unas personas de grupos homogéneos.
politik. 12 (1967); W. Mosen, Elno Mi- con flictos, porque las m. se veían
oprim idas, se creían amenazadas en realidades biológicas y existencia-
litürsoziologle (1967): Para una más
su Independencia: la m eta suprema les Interpretadas de form a Irracio­ J.B. Glttler (dlr.), Understanding Mino­
amplia bibliografía v. Soldado, Guerra.
nal, discrim in ació n que no se dis­ rlty Groups (Nueva York 1956): G.E.
de las m. étnicas era la conserva­
ting ue de la que experim enta un Simpson y J.M. Yingor, Racial and
M ínim o vita l. Es la suma de dinero ción del idioma, el derecho a tener Cultural Minoritias (Nueva York 1958):
que, según so juzga, necesita una escuelas y agrupaciones propias negro cuando so lic ita un puesto de
P.l. Rose, Thoy ond Wo (Nueva York
persona o una fam ilia típica (por e independientes, e in stitu cio nes so­ trabajo. M uy parecida es la dis­ 1965): E. Francls, Ethnos und Demos
ej., la economía de una fam ilia obre­ ciales étnicam ente homogéneas. crim inación que su fre el sexo fe ­ (1965): H.M. Blalock, Jr., Toword a
ra con dos hijos en una gran c iu ­ Siem pre fue critica do cualquier in­ menino. Los malos tra to s y ol des­ Theory of Mlnorlty-Group Relatlons
dad) para poder satisfa cer durante te n to de la mayoría dom inante por precio de quo era o b je to el niño (Nueva York 1967).

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M ito
M odelos sociales

M ito (del griego m ythos). Es una dlclón. Por tanto, la m. comprende portam iento antisociales. En con tra­ ya antes en la form ulación verbal,
narración recibida por tradición que esquemas de conducta (generalm en­ pero no puede con tone r nada nuevo.
posición a -»Imagen-guía que dobe
versa generalm ente sobre unas te ) irracionales y válidos a c o rto La construcción de los modelos
te n e r validez para un número bas­
fuerzas prim itivas de las cuales uno plazo. M ayor influencia tiene la m.,
tante grande de m iem bros de una m atem áticos no hace que la socio­
cree depender; muchas veces se cuando tiende a im ita r a cie rta s é li­ sociedad, los m odelos pueden ser logía sea más «em pírica». De esta
tra ta tam bién, sobre tod o en tre los tes y clases dirige ntes. En el o ri­ form a no se adquieren nuevos da­
individuales y particulares, es de­
pueblos p rim itivo s, de la narración gen do una m. (en un sector de ter­
c ir, desempeñar un papel incluso en tos cuantlflcables. La disciplina
sobre el origen del mundo. El m. minado, com o en los vestidos, on el m ental de la construcción de un
la relación m utua de dos personas
juoga un gran papel en todas las peinado, en la barba) influyen no m odelo solam ente puede d a r lugar
solam ente. El individuo, on su épo­
culturas. Las ideas m íticas so in­ solam ente aquellos que intentan ca de crecim iento, es socializado a nuevas hipótesis, las cuales tie ­
troducen en la religión, y algunos seguirla (-»im itación), sino tam bién nen que ser revisadas en la re a li­
por su sociedad, atraviesa el pro­
do sus elem entos pueden su b sistir aquellos quo (al m enos en un c o ­ dad. Por una parte, lo s m odelos ma­
ceso de socialización, con la ayuda
incluso en las religiones do las mienzo) la rechazan consciente­ tem áticos obligan en la sociología
de los dife re n te s modelos quo hay
grandes culturas. En un sentido más m ente: así la moda de la barba, que a la m ayor reducción posible de los
en su m edio am biente y que se le
os trlc to , en sociología política m. fue introducida en las sociedades elem entos que han de ser tenidos
ofrecen inevitablem ente o que él
significa (según G. Sorel) ol com ­ occidentales a m ediados de los en cuenta (en lugar do toda una es­
mism o elige librem ente. El proceso
plejo de Ideas, la -»Ideología, que años cincuenta, especialm ente por cala de form as cualitativam ente di­
de Identificación va unido por regla
do una form a casi siem pre irra cio­ los beatnlks y otros grupos pare­ feren tes de conducta interhum ana,
general a un m.
nal y gracias a su ambigüedad s o li­ cidos do protesta. Bajo el fenóm eno como se pueden observar en la rea­
dariza y estim u la a los m ovim ien­ de la m. está, por tanto, la tenden­ lidad, se elige un concepto superior
M odelos sociales (-»Inform ación,
tos sociales y a los grupos revolu­ cia del hom bre a la Im itación (con­ y en la igualdad se su stitu ye por
-»R etroacción, Técnicas de -»sim u­
cionarios. form idad) y a la diferenciación. El
lación, -»Tipo ideal). Son general­ una le tra ). Por otra parte, el m ode­
m otivo más general es quizá la ne­ m ente modelos de com portam iento lo debe indicar, de la form a más
E. Cassirur, Des mythische Dcnkcn cesidad de cambio que experim en­
(1925); C.G. Jung, Einlührung In das social (por ej., dentro de un grupo) com plota posible, las condiciones
ta el hom bre. En la conducta de bajo las cuales debo explicar la
Wesci) der Mytbologle |41951); W.F. y aspiran a la form ulación y cuan-
Otto, Gesetz. Urblld und Mythos (1951); consumo observada por ambos realidad. El hecho de que todas las
tlflca ció n m atem ática de los pro­
J.J. Bachofen. Der Mylhus von Oríont sekos y en la conducta de consumo últim as exposiciones de estos pro­
cesos sociales, siguiendo en parte
und Occldent (’ 1956); E. BOhler, Dio en determ inados soctoros varía mu­ cedim ientos tengan que re fe rirse
el modelo de la economía. Pero mu­
„ Zukunft ais Problem der modernen cho la repercusión que tien e la m. fundam entalm ente a la explicación
cho más discutida aun que la u tili­
Monschort (1966). dirig id a por los fabricantes: actual­ m atom ática do la teoría de los g ru ­
dad do los modelos económ icos (cf.
m ente resulta más fá cil convencer pos do G.C. Homans hecha por
la crític a de Eugen Böhler) es la
Moda. La m. se refiere no sólo al a las m ujeres para que compren H.A. Simón (M odels o f M an, 1957),
u tilid a d do lo s m.s. En c ie rto sen­
vostldo, a las joyas, a la form a del unas form as de zapatos que de for­ es una prueba de lo m odestos que
tid o los m.s. son solam ente un ex­
peinado, sino tam bién a todo com ­ man sus pies, que re in tro d u cir en­ son aún en sociología los resulta­
perim ento in te le ctu a l: en el modelo
portam iento que pueda cam biar do- tre los hombres la m. de los cue­ dos de los m odelos m atem áticos.
se adm ito la h ip ó te sis do un siste ­
bldo a un modelo arbitrariam ente llos almidonados. -»Consumo osten­ Oskar M orgenstern (L lm lts to thc
ma de efectos y relaciones entre
im puesto, siem pre que este com­ toso, -»Publicidad. Usos o f M athom atlcs in Economics,
los diversos factore s (en el modelo
portam iento se extienda a grandes en M athem atics and the social
son necesariam ente m uy pocos),
sectores do la población. El con­ R. König y P.W. Schupplsser, Dio Modo sclences, «Annals o f th c A m erican
pero la regularidad de los procesos,
cepto de m. da por supuesto la po­ in der menschlichen Gesellschaft (Zü­ Acadom y o f P olitical and Social
en de finitiva, tendría que m ostrarse
sib ilida d de cambio del objeto o del rich 1958): I. Brenninkmeyer, The So- Science», editado por J.C. Char-
en la realidad social y no en la ele­
com portam iento afectado por la m. ciology of Fashion (París - Colonia 1963):
gancia de la form ulación matem á­ le sw orth , 1963) dice: «En la econo­
y, por tanto, solam ente puede abar­ R. König, Kleider und Leute (1967).
tica o de la form ulación sim bólica mía hay una m u ltitu d de ecuacio­
car aquellos sectores en los que nes m atem áticas a llí donde no son
arb itraria m en te elegida¿ El hecho
es posible apartarse to ta lm e n te do Modelo. El m. puede ser un con­ necesarias. Muchas veces cabe sos­
de que una operación lógica se
los esquemas de conducta que se cepto valorativo (•■ejemplar» «mo­ pechar que solam ente son presen­
pueda realizar no dice nada sobre
han seguido hasta entonces, sin délico»), pero la sociología conoce tadas para darse im portancia.» M or-
los procesos, tal como se dan en
que se dé una conm oción de las es­ m odelos de todo tip o de resu lta­ gonstern duda tam bién de que la
la realidad. La form ulación m ate­
tructura s sociales más im p ortan­ dos. incluso modelos que están e xplicación m atem ática de una re ­
m ática de una relación debo única­
tes. -»Cam bio social. -»Lujo, -»Tra- orientados a unas form as de com ­ lación sociológica tenga que apor­
m ente precisar lo que ha sido dado

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469
M odelos sociales M ovilidad

ta r necesariam ente claridad sobre m. Cuando un fabricante tiene tal da ocasión a que los puestos es­ sencia del sen tim ie nto de la rela­
una cosa. Con harta frecuencia aceptación ante el consum idor, que tén ocupados por personas poco tive deprivation. Theodor G eiger
se ha sabido tra n sfo rm a r en un él solo sum inistra al mercado* en capaces. dlco quo la m. os el «producto de
idiom a sim bólico y en ecuaciones más de un cincuenta por ciento a una apropiación interna de los fe ­
m atem áticas innum erables ideas pesar de una fu e rte com petencia M ora l. La sociología actual no se nómenos de orden».
com plicadas. Esta advertencia sirve y de esta r conform e con las leyes pe rm ite ya ningún ju icio sobre la
tam bión para la sociología. P.A. So- contra el m., entonces resulta muy m „ aunque, al m ism o tiem po, da M otivaciones, estudio de. A ná lisis
rokln (Fads and Foibles In M odero d ifíc il luchar contra el m. (la s itu a ­ por supuesta su existencia en cuan­ de -»contenido, -»Entrevista, -»ima-
So ciolo gy and rolated Sclonces, C hi­ ción del m ercado del autom óvil en to sistem a m ínim o o in su stitu ib le gen, -»Publicidad.
cago, 1956) estudia repetidas veces EE. UU.). do una sociedad, sin el cual ésta
la pseudoproblem ática de los so ció ­ El m. más caro para el consum i­ no tendría la continuidad que en M ovilidad (-»Clase, -»Empleados, -»
logos neopositivlstas y dice que los dor es e l m. del Estado, pues fre n ­ p rin cip io la sociología necesita para E stratificación, -»M igraciones, -»Po­
signos y sím bolos m atem áticos (ele­ te a él no se puede dar una ins­ la investigación. El -»co ntrol social sición media, -»P restigio pro fe sio ­
gidos arbitrariam ente y muchas ve­ pección ostatal que con tro le sus de una sociedad o de un grupo as­ nal. -»Profesiones, -»Selección, -»
ces en un sentido com pletam ente abusos. Industrias nacionalizadas, pira solam ente a que se obser­ Selección do los más dotados). Es
d is tin to del que tionen en las ma­ incluso en las dem ocracias libres, ven regularm ente aquellas reglas de la facilidad de m ovim ientos que
tem áticas) no pueden vincularso en se niegan no pocas veces a p u bli­ com portam iento que están de acuer­ tienen los individuos, los grupos
absoluto con las unidades psico- car datos que perm itan com probar do con la m. vig en te . Las socieda­ profesionales, las m inorías y otras
sociales de m ás relieve. su rentabilidad y com pararla con des pueden juzgar y controlar (pu ri­ categorías de personas de una po­
la do las empresas privadas. Empre­ tanism o) casi todo el com porta­ blación dentro del ám bito social
W. Siebol, Ole Loglk dos Expcriments sas m onopolíticas estatales, como m iento de sus m iem bros según las y goográfico (tanto la facilidad de
¡n den Sozlalwlssenschalten (1965): correos y telé fono s, están m uy por leyes de una m. declarada dogm áti­ •m ovim ientos posible, según el n i­
Róñate Moyntz (dir.), Formallslerto Mo- debajo del nivel de rendim iento cam ente com o ob lig atoria. Sin em ­ vel de pretensiones del individuo
dollo ¡n der Sozlologio (1967). o do un grupo y según las p o s ib ili­
actualm ente posible desde el pun­ bargo, por regla general, la m. de
to de v is ta técnico y de organiza­ una sociedad se extiende solam en­ dades reales, como tam bién la que
Monogamia -»Fam ilia. ción (y esto incluso en países eco­ te a una parto do las form as de ha e xistid o en un plazo que se pue­
nóm icamente ricos). Cuando en com portam iento posibles. En la se­ de precisar). D entro del campo so­
M onopolio. (-»Com petencia, -»De­ algún coso pa rticular la ley de gunda m itad del sig lo XX es cada cial (definido como escala de pres­
m ocracia. -»G obierno, -»M ercado, -» correos pe rm ite la com petencia p ri­ vez m ayor el núm ero do soctores tig io de las profesiones, estam en­
Nacionalización, ->Poder compensa­ vado fre n te al m. ostatal (el s e rv i­ del com portam iento que en las so­ tos) la m . puede ser vertica l (as­
to rio ). Es una situación del m erca­ cio de correos surgió prim eram ente ciedades indu striale s no totalita- censo o descenso social) u h o ri­
do que (por regla general) pe rm ite en la Europa de la edad m oder­ rias, como consecuencia del -»cam- zontal (cam bio de profesión o de
al ofe re nte fija r a su capricho las na com o em presa económica priva­ bio social absoluto, va entrando en puesto de trabajo, unido al cam­
condiciones do venta de sus m er­ da), entonces so ve la Ineficiencia un marco neutral para la m. (lega­ bio de d o m icilio , pero continuando
cancías o servicios, debido a que del m. estatal y su Irrentabilidad: lización de la homosexualidad, li­ en ol m ism o status económ ico y
no se da una com petencia suficien­ en EE. UU. e xiste desde finales de m itación o supresión de las leyes social: un m ovim iento m ig ratorio
te. Cuando son varios los oferentes los años 60 una em presa do correos contra ol aborto, la pornografía, la — la evasión rural — puede ser
quo se dividen un mercado, se ha­ privada, que d istrib u ye precisam en­ blasfem ia, etc.). En la sociología considerado como m. horlzontol).
bla de ollgopolio. En el cartel las di­ te aquella correspondencia con la inglesa se llama m. valorativam en- Las ideas que reinan en una socie­
versas empresas perm anecen sopa- que la compañía federal de correos te neutra tam bión a la postura posi­ dad acerca de la m agnitud de la
radas, pero se han puesto do acuer­ pretendo ju s tific a r sus pérdidas tiva (a ltru ista , que apoya o reco­ m. ve rtica l y que se dobon al ethos
do, de un modo más o monos form al (grandes paquetes de im presos, ca­ noce al esp íritu del grupo) de un y a las ideologías de esta sociedod,
y legal (por m edio de un contrato), tálogos. etc.), y esta empresa p ri­ m iem bro del grupo fre n te a otro no tienen que co in cid ir siem pre ne­
con el fin de dom inar el mercado. vada trabaja más rápido, más ba­ m iem bro del m ism o grupo o frente cesariam ente con la m. em pírica­
Los prohibiciones estatales de los rato y, desde el p rim e r m omento, a las metas del grupo. La sociología m ente observable.
m onopolios o la protección loga! con ganancias. Uno de los p rin c i­ in du strial y m ilita r americano (Sa­ Según P.A. Sorokin, la m. social
frente al abuso de éstos re viste en pales' m otivos de la irrentabilidad muel S to u ffe r) ha examinado la mo- abarca todo cambio de posición de
cada país un carácter dife ren te . de las empresas estatales es su ralo do los obreros y soldados, ob­ las personas, no sólo el p ro fe sio ­
Los EE. . UU. tienen unas leyes ex­ política personal dependiente del servando que morale se identifica nal sino tam bién, por ej., ol cambio
traordinariam ente severas contra el partido, política que muchas veces con ¡oh satlsfactlon y con la au­ de re lig ió n . Además do esta m. So-

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M ovilidad Mue8troo, técnicas de

rokln adm ite una m. cultu ral en los pero sus ideas m otoras pueden per­ m undial). Los m.s. pueden aspirar enferm o con una enfermedad muy
elem entos cultu rales (ideas, Ins­ tenecer al pasado. a una meta concreta y posible (por rara, prescindiendo de las demás
trum entos, etc.), m. que recibe tam ­ Un m.s. intenta, en lo posible, ej.. los sufragistas, el m ovim iento diferencias entre estas fam ilias).
bién el nombre do difusión. Para ganar partidarios en todas las cla­ en favor dol voto fem enino); al M ediante las t. do m. debe garan­
la m. do una sociedad es fundam en­ ses sociales. Se distinguen de las conseguirla, bien soa porque acce­ tizarse que, partiendo de la inves­
tal la m. vertica l entre las genera­ -»sociedades secretas y do las -» da el legislador o la constitución, tigación de la m uestra, se puedan
ciones y dentro do ollas (compara­ sectas, sobro todo porque trabaja desaparece el m.s. La mayoría de deducir las propiedades, form as de
ción do la profesión del padre y librem e nte a la luz pública, por la las veces, los m.s. tienden a unas com portam iento, actitudes, etc., de
dol hijo: m. intergeneracional e ln- publicidad de su actuación y de sus m etas filantrópicas y a ltru ista s. A l­ la población; tiene que garantizar­
trageneracional. Th. G elger d is tin ­ metas. Un m.s. recorre, en la ma­ gunas in stitu cio nes filantrópicas que se, por tanto, la consecución de
gue, además, una m. individual y yoría do los casos, un ciclo típico persiguen un fin concreto se ase­ una representatividad. Los defectos
una m. colectiva (esta últim a se que puede co in cid ir con la vida del mejan mucho al tip o de m.s.: asi que surjan en este proceso deben
da cuando todo un ramo profesio­ fundador o del sujeto principal (por la sociedad americana de lucha ser calculables en su magnitud.
nal sube o baja de categoría social). ej., ol «Rearme moral» coincide con contra la po lio m ie litis. Precisamente Como las t. de m. parten de la teo­
la actividad de Frank N.D. Buchman, en las organizaciones de esto tipo ría m atem ática de la probabilidad
V. Capecchl, Lo medida do la movilidad 1878-1961). se observa un in stin to organizador y, por tanto, son m étodos estadís­
social, en F. Alberonl, Cuestionas do El im pulso y el carácter del m.s. de conservación que, una vez con­ ticos. los resultados adquiridos en
sociología (Hordor, Barcelona 1971) nacen de la sensación que experi­ seguida la m eta propuesta, busca la m uestra son válidos para la po­
857-899: P.A. Sorokin, Social and Cultu­ mentan los miem bros a ten er que blación, pero no para un caso ais­
otras tareas supletorias.
ral Moblllty (Nueva York 1927); K.M.
actuar en un campo extraparlamen- lado de la misma.
Bolte, Sozlalor Aufstleg und Abstleg
(1959): S.M. Llpsot y R. Bondix, Soclol ta rio y casi ilegítim o com o salva­ H.W. Laldler, Social-Economic Move­ Por razones prácticas (cuestión
Moblllty ln Industrial Soclety (Berke- dores de la sociedad y ante la opo­ ments (Londres 1949); R. Hebcrle, So­ económica, falta do tiem po, etc.),
ley 1963); E.E. Bergel, Social Stratlfl- sición de un número in fin ito de eno- cial Movements (Nueva York 1951): la sociología tiene quo lim itarse
catión (Nuova York 1963); F. FDrsten- m lgos. De los m.s. pueden su rg ir Idem, Hauptprobiemo der poiitlschen casi siem pre a una encuesta par­
boro. Das Aulstlegsproblcm in der partidos p o líticos o sectas re lig io ­ Soziologio (1967); W.E. Mühlmann, cial. Esta encuesta parcial tiene
modernon Gesellschalt (J1969); J.H. sas. Pero m ientras no hayan con­ Chiliasmus und Notívismus (1961). que roallzarse de tal form a que,
Flchter, Movilidad, en Sociología (Her- seguido eso grado de organización, basándonos en ella, podamos lle­
der, Barcelona ’ 1972) 327-349.
son considerados como m.s. El m.s. M uestreo, técnicas de. Las t. de m. gar a conclusiones generales. Para
puede tender tam bién a la -»revo­ tienen com o finalidad crear colec­ que una elección de probabilidad,
M ovim ientos sociales. Este concep­ lución. tividades parciales representativas llevada a cabo por m edio de la
to se empieza a u tiliz a r en los id io ­ Ejemplos de un m.s. son: el m o­ de una colectivid ad fundamental muestra (Stam ple). sea válida y se
mas europeos a principios dol si­ vim iento ju ve n il: el Townsond Mo- (llamada tam bién población, univer­ pueda u tiliz a r científicam ente, es
glo XIX. Los m.s. nacon, m uchas ve­ vem ent en los EE. UU. durante la so. totalidad), y van orientados, en fundam ental que cum pla esta con­
ces iniciados por una sola persona c ris is económ ica; el «poujadismo» la mayoría de los casos, a in te rro­ dición : que cada una de las unida-
soclalm ente marginada, como reac­ en Francia (en 1953 organizó Piorre gar a cada una de las personas que nos do la población tonga la misma
ción a un mal quo se observa en Poujade una huelga fisca l; aprove­ pertenecen a esta colectividad par­ probabilidad de aparecer en la mues­
la situación política y social. Los chó el descontento personal de la­ cial. La población no solam ente pue­ tra.
m.s. pretenden hacer cam biar to ta l­ bradores y pequeños com erciantes de constar de personas, sino tam ­ M uestra y totalidad son té rm i­
m ente las condiciones sociales en para hacer, en poco tiem po, de la bién de procesos entre personas nos dados arbitrariam ente a un con­
un punto determ inado (prohibición UDCA, Union de D éfense des Com­ o grupos (unidades de interacción), ju n to do unidades. El personal de
absoluta del alcohol, jubilación para m erçants e t A rtisans, fundada por y tam bién de grupos com pletos, es­ una fábrica puede representar la to ­
todos) valiéndose, la mayoría de él, un m.s.; en 1956 obtuvo 52 es­ tab lecim ien to s, escuelas, etc. Pero talidad, si se trata de una in ve sti­
las veces, do la propaganda y del caños en la asamblea nacional). las unidades tienen que esta r uni­ gación quo solam ente so refiera al
ejem plo. Por su form a do actuar y Un m.s. puede ser d irig id o tam bién das a la población, en ol sentido de clim a laboral de esta fábrica; en
por los medios elegidos, los m.s. por m iem bros socialm ente com pro­ la in vestigación planeada, por lo otra investigación a escala nacio­
no siem pre so pueden d istin g u ir m etidos de una organización ya m enos a través de una ca ra cte rísti­ nal (por oj., sobre la opinión fre n ­
claram ente de los -»partidos polí­ existe nte y quizás e n tra r en con­ ca común (una población de este te al problem a de la cogestlón) es­
ticos y de los grupos religiosos. flic to con esta organización (por tip o pueden co n stitu irla , por oj., to ­ tas mismas personas constituyen
A ctualm ente los m.s. son por lo oj., los sacerdotes obreros en Fran­ das las fam ilias de una población solam ente una parte de la m uestra.
general avanzados (progresistas), cia después de la segunda guerra que tienen, como mínimo, un niño Respecto a la m uestra hay dlver-

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M uestreo, técnicas de M úsica, sociología do la

sas t. de m.: en el procedim iento características que a nosotros nos libertad del encuestador que elija intensidad de los in stru m on to s, así
probabilista es el azar o la casua­ interesan. Se divide, por tanto, la las personas que le parezca (pu- como tam bién el lugar condiciona,
lidad (chance, at random ), en el población en estratos o categorías diendo a vecos llena r su cuota en­ en gran parte, el tip o y la m agnitud
sentido de la teoría de la proba­ adecuados (por ej., grupos p ro fe sio ­ tre personas conocidas). Además de los grupos que se reúnen com o
bilidad. lo que abre el camino a nales), y se saca una m uestra de no se sabe cuántas porsonas han practicantes y como oyentes de la
cada una de las unidados de la po­ cada uno de los estratos. rehusado responder antes de que música. La música dom éstica de
blación. para quo puedan pa rticip ar Si no se dispone de unas lista s haya llenado su cuota. El encubri­ los siglos X V III y XIX es. desde
en la m uestra (o para que sean com pletas de las unidades de la po­ m iento del tanto por ciento de per­ el punto do vista sociológico, un %
excluidas de la misma). Una pura blación. so recurre a la m uestra de sonas que se niegan a responder, fenóm eno com pletam ente d istin to
elección al azar respecto a la reali­ suporflcio. Un plano de la ciudad encubrim iento quo se practica en de, por ej., la orquesta de baile de
dad social no se puede dar más se subdivide, por ejem plo, en áreas la investigación de la opinión pú­ un hotel en el año 1970. La inven­
que en las poblaciones relativa­ de la mism a m agnitud (bloques de blica (y tam bién en o tra s in ve sti­ ción y la evolución del piano, del
m ente pequeñas y perfectam ente casas), se las num era y, con ayuda gaciones. por ej. en los p rim itivo s gran plano de cola, están rodea­
conocidas (por ej.. todos los alum­ de una tabla do núm eros al azar, in fo rm es de Kinsey acerca de la das de form as sociales de com por­
nos de un tip o do escuela dentro se saca una m uestra de la totalidad conducta sexual), continúa siendo tam iento.
de una ciudad, o quizás tam bién los do ostas áreas. En las áreas obte­ un punto espinoso en la investiga­ Las expectativas, a su vez. van
alumnos de un grupo dotorm lnado nidas de esta manora se pueden ció n social em pírica. unidas al e s tilo de vivienda y a la
de edad). Entonces, lo m ism o que exam inar quizá todas las unidades form ación del gusto. G. Sim m el
en la lotería, mezclando las cartas que so encuentran en ellas, o den­ W.E. Demnig. Somo Theory of Sam­ (1887) vio en la m úsica el producto
do todas las unidades, cada voz tro de la suporflcio del área se sa­ pling (1950); H. Kellorer. Statistik Im de unos contextos sociales, que
que se saca una se pueden conse­ ca una m uestra al azar después de Modernen Wirtschafts• und Sozialleben «aparecen en las form as más d i­
gu ir m uestras al azar. También se (1960); P. Neurath, Statistik für Sozial­ versas y, sin embargo, han de ser
haber hecho lista s com pletas.
wissenschaftler (1966); R. König (dir.),
puedo proveer o todas las unida­ En la sociología cie n tífica no se considerados sin ten er en cuenta
Hanbuch der emplrlschon Sozialfor­
des de unos números y dospués, acostum bra a em plear el procedi­ schung, vol. I (M967). sus cualidades estéticas». Max We-
con ayuda de tablas que llevan unas m iento de cuotas, tan socorrido en b e r quiso in ve stig a r a través de
cifra s casuales (random tables), la investigación de mercado y de M úsica, sociología de la (Sociología la música y de su irracionalidad
sacar de la serio unos números al opinión. Según este sistem a, la po­ del ->arte y las voces a las que allí característica el avance del proceso
azar, siguiendo este procedim iento blación se divida en cuotas, gene­ se hace refere ncia). Se ocupa de de racionalización de la sociodad.
hasta que se haya logrado la can­ ralm ente según la parte proporcio­ aquella form a de com portam iento, Según Th.W. A dorno y o tro s auto­
tidad deseada de m uestras. SI dos- nal, quo ya nos es conocida, de las ca ra cte rística de los hombres en res. la s. de la m. se convierte en
pués, durante la encuesta, desapa­ categorías de personas con rela­ casi todas las cultu ras, que por m e­ parto de una crítica fundam ental
rece una unidad conseguida por ción a la población to ta l (esta pro­ dio de la creación do tonos (en a la sociedad y a la cultu ra y es­
este procedim iento (la persona que porción so puede sacar, p o r ej., series y estructu ras que actúan tudia teóricam ente «las form as t í ­
iba a ser Interrogada muere o cam­ do las estadísticas oficiale s). Para como m úsica en la cultura y grupo picas de com portam iento en la au­
bia do d o m icilio o se niega a res­ las diversas unidades, divididas se­ resp ectivo s) alcanza unos efectos dición m usical bajo las condiciones
ponder), entonces se repito sin gún las categorías (m ujeres, varo­ colectivo s o individuales (alborozo, de lo sociedad actual».
más el procedim iento. nes. niños, porsonas que trabajan, relajación, recogim iento, acom eti­
SI una población es muy hetero­ K. Blaukopf, Muslksozlologle (s.a.); M.
personas retiradas, divorciadas, per­ vidad. éxtasis, etc.). Esta form a de Belvlanes, Sociologie de la muslque
génea (p o r ej.. en lugar do una po­ sonas casadas, etc.), se croan unas com portam iento se puede observar (París 1951); Th.W. Adorno. Elnleltung
blación homogénea de alumnos va­ cuotas, os doclr, un núm ero deter­ en la esfera del juego, dol tie m ­ in dle Muslksozlologle (1962); A. Sil-
mos a In clu ir en nuestra investiga­ minado do personas a interrogar. po libre, pero tam bién en el ám bito bormann. The Sociology of Muslc (Lon­
ción a todos los habitantes do una El encuestador tiene que buscar e sacral y m ilita r. La naturaleza y la dres 1963).
ciudad), la sim ple m uestra al azar in te rro g a r d e ntro do su propio cam ­
(quo sigue el m odelo de las urnas po do trabajo al número de perso­
de la lote ría ) tie n e que ser s u s ti­ nas que se le ha indicado para cada
tuida por una m uestra estratificada cuota (por ej., siete m ujeres entre
(s tra tiflc d samplo), ya que si no, el los ve in ticin co y los cuarenta y
m uestreo tendría que ser demasiado cinco años, casadas, que tengan dos
grande y poco práctico, para que h ijo s al menos y que pertenezcan
fuera representativo de todas las a la clase m edia). Pero se deja a la

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Schoeck 16
Nacionalismo

eos de otras tre s naciones. Se tra ­ procedentes de todos los países


ta de ver quién tie n e derocho a to ­ del mundo se sientan una nación,
mar puerto prim ero. Los pasajeros no queda otra rospuesta que: una
de nuestro barco se sienten ya por Ideología do la nación, una espe­
regla general grupo, un grupo to ­ cie, por tanto, de nacionalism o. Por
tal que reclama con tal orgullo e ej., Am érica, la gran sociedad de
N in sisten cia sus derechos que se­ más de 2 0 0 m illones de habitantes,
tanto hoy como haco 175 años,
gún ellos os la tripu la ción dol pro­
pio barco — para ellos extranjera — cuando apenas tenía 4 m illones,
la que lleva razón. Están m ostran­ tien e que agradecer su conexión
Nacional, carácter (-»C ultura, -> sobre la -»personalidad so cio cu ltu ­ do, por tanto, un n. Basándonos en interna, su conciencia de unidad y
Ethos, -♦Projuicio, -»Pueblo). Es ol ral (cu ltu re and p e rso n a lity) proce­ su am plio sen tim ie nto com unitario
la h isto ria europea, desde la revo lu­
conjunto de actitudes, form as de dentes sobre todo de la an tro po lo­ ción francesa se entiende por n. sobre todo a su m lcro estructura so­
com portam iento, valores, esquemas gía cu ltu ra l americana han exam i­ el crecim ien to peligroso, el reca­ cial. Es la solidaridad íntim a y es­
de com portam iento (in te rno s y ex­ nado, al menos indirectam ente, la pontánea de innum erables grupos
le ntam iento patológico de aquella
ternos) que caracterizan a la mayo­ línea divisoria entre el carácter in­ conciencia nacional que es necesa­ pequeñísim os de personas que v i­
ría de los habitantos de una nación dividual y el c.n. En Europa se ocu­ ria para la existe ncia de un Esta­ ven on ranchos y pueblos, solida­
(en el caso de un pueblo so habla pa tam bién de esto la psicología ridad inquebrantable incluso hoy día
do. ¿Se puede hablar de una sim ple
de carácter popular) y por todo étnica. Trabajos específicos sobre y que aparece constantem ente, la
diferencia de grado de n. al ana­
lo cual se los reconoce y se los d i­ el c.n. tenem os ya en David Humo lizar las sociedades actuales del que proporciona al individuo esta
ferencia de los m iem bros do otras (1770), C honevix (1832). E. Barker vivencia de se n tirse dentro de una
mundo? ¿Debe em plearse siempre
naciones. El c.n. se basa en unas (1927) y S.R. S teinm etz (1902). el concepto de n. en un sentido nación que a prim era vista le pa­
experiencias históricas comunes rece enorm em ente grande.
c rítico y negativo? Desde el año
(amenaza constante del enem igo o W. Hellpach. Einführung in die Völker- 1950 aproxim adam ente es corriente Es verdad que uno vive siem pre
seguridad relativa en medio de una psychologio (31954). d entro de grupos pequeños, pero
ve r en el n. — m uchas veces e xtre ­
isla, hambres frecuentes o abun­ se sabe que en casi todos los lu­
m a d o — de los países en vías de
dancia continua de alim entos bási­ Nacionalismo. Es la consecuencia gares del país existen grupos ve­
d e sarro llo una condición previa, o al
cos, esclavitud o hegemonía secu­ de aquellas form as de com porta­ menos un fenóm eno necesariam en­ cin os dispu estos a re c ib ir a uno
lar frente a las naciones vecinas), m iento de los individuos que reci­ con la misma cordialidad. N. quiero
te unido a su m ovim lon to ascensio­
en unas estructuras fam iliares tra ­ ben el nom bre de -»etnocentrism o d e c ir on este caso vivencia nacional
nal y, por tanto, aparece como algo
dicionales o incluso en la form a do cuando se dan en la población de do identidad basada en la igualdad
digno de alabanza. Hay c ie rta clase
poner los pañales a los niños (m u­ una nación. Fenómenos sociales do a escala comunal. Hasta ahora, sin
de países en los que la idea nacio­
cha o poca libertad de m ovim ientos, psicología social que recibon el embargo, la palabra natlonal tiene
nal, el sen tim ie nto nacional, tiene
la hipótesis de «los pañales» do nombre de n. (se n tim ie n to nacio­ on Am érica más bien un carácter
a veces la intensidad de un n., pero
M . Mead y de G. G orer com o expli­ nal, o rg u llo nacional y p a triotism o ), socioló gico y d e scrip tivo que emo­
en los que, por otra parte, al pare­
cación del c.n. que propende al se pueden observar en todas las cional. De un proceso, de una per­
cer, faltan algunos rasgos del n.
autoritarism o). épocas do la histo ria y en las más sona o de una empresa so dice que
centroeuropeo de la h isto ria m oder­
Aunque el térm in o de c.n. es muy diversas constelaciones políticas y es conocida o que funciona a esca­
na: los llamados países de inm igra­
discutid o en la sociología actual sociales. Se trata de unas form as la nacional; en alemán se diría a
ción, com o los EE. UU., Canadá,
(poco operacional en su definición, generalos de reaccionar del hom­ A ustralia, Nueva Zelanda y, desde «escala federal». El adjetivo national
cercanía peligrosa al -»etnocentrls- bre que se pueden provocar expe- continúa siendo en Am érica un
1947, Israel. Para com prender a los
mo. al -»nacionalism o y a la tesis rlm entalm ento en grupos de porso- concepto neutro, objetivo. La ex­
países de inm igración es funda­
do un «carácter do la raza»), sin nas reunidas in distintam ente. Por presión entusiasm o nacional no se
mental ten er en cuenta que no es
embargo el c.n. de los EE. UU. pre­ ejem plo, en un barco van pasajeros podría tra d u cir nunca por national
sólo la idea de nación sin o también
cisam ente ha sido varias veces ob­ de 7 países d ife ren te s. La trip u la ­ enthusiasm o algo parecido. En lu­
un n. evidente el que desempeña
je to de estudio dosde el año 1950 ción del barco perteneco a otro pais gar de esto, se diría «patriótico».
un papel irreem plazable en la Inte­
(David Riesman, M argaret Mead, d istin to . Se tra ta de un crucero. Las afirm aciones sobre la cocien-
gración constante de las partes he­
G. Gorer, David M. Pottor, Cora Después de unos días de viaje so­ cia nacional, los sentim ientos na­
terogéneas de la población. Si uno
Dubols, Clyde Kluckhohn y o tros). lamente. en un puerto exótico este cio na listas y la co n stitu ció n afec­
se pregunta qué idea es la que ha
Los numerosos trabajos realizados barco entra en colisió n con los bar- tiva de un pueblo determ inado son
logrado que m illones de personas

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Nacionalismo Nacionalización

insuficientes, m ientras no se diga del criso l se co n virtie ra en tópico Mühlmann, Chlliasmus und Nativísrnus deral alemana ha desistido, en su
a qué estratos sociales, a qué g ru ­ (1961); E. Francls, Ethnos und Demos programa de Bad G odesberg, de la
de los sociólogos am ericanos, se
pos do form ación, a qué autores o (1965); B.M. Gross, The State o l the n. en cuanto p rincip io goneral: en
encuentra ya esta ¡dea en un autor
Natlon (Londres 1966); M.R. Lepsius, cam bio el partido socialista de Sue­
com positores corresponden. Ten­ rom ántico, muy conocedor del cam ­ Extremer Nationalismus (1966). cia decidió el año 1969 nacionali­
dríamos quo preguntarnos enton­ po, que inm igró de Francia. J. Héc­
ces: ¿Existe un n. común — y no to r St. John Crévecoeur publicó en zar todas las farm acias y toda la
un sim ple sen tim ie nto nacional ob li­ 1782 sus Cartas de un ranchero ame­ Nacionalización. La n. es el proceso industria de m edicamentos.
gatorio — que abarque práctica­ ricano. Decía en ellas: «¿Quién es llevado a cabo generalm ento por Las in du strias y em presas nacio­
m ente a todos los sujetos de un este am ericano, este nuevo hom ­ medio de una legislación por el que nalizadas no son casi nunca un mo
pueblo? Tales características co­ bre?»... No es un europeo, ni des­ la propiedad privada, los medios de délo por lo que respecta a la pu bli­
munes aparecen cuando se hacen cendiente de europeo. De ahí su producción y las empresas de apro­ cación de su estructura financiera
declaraciones o se inform a de unos mezcla curiosa de sangro, que no visionam iento pasan a ser propie­ (deber de publicación), de form a
acontecim ientos quo provocan un se encuentra en ningún o tro país. dad del Estado, «propiedad co le cti­ que d ifícilm e n te se puede estable­
sen tim ie nto de pertenencia a un Es un am ericano que abandona to ­ va». La n., pu nto fundam ental en el cer una comparación con el rendi­
grupo. Entonces, los ed itoriale s do dos sus pre ju icio s y costum bres pa­ programa de los partidos socialistas m iento que estas em presas tenían
los periódicos provincianos y de la sadas para adoptar otras nuevas, desde el s. XIX, debo d is trib u ir, en­ antes de se r nacionalizadas o con
prensa de la gran ciudad pueden procedente del nuevo e stilo de v i­ tre todos, de una manera proporcio­ empresas sem ejantes de los paí­
hablar el m ism o día de un ultraje da que ha tomado, del nuevo go­ nal, las ganancias de las empresas, ses vecinos o del secto r privado.
a la honra de la nación. De esta bierno al cual obedece, y de la debe m ejorar las relaciones socia­ Por regla general, no resulta tan
form a, el n. puede dar ocasión in­ nueva categoría a que ha ascendi­ les entre los trabajadores y los fá c il com o en el se cto r privado
cluso a quo estalle una guerra. do. Individuos de todas las nacio­ altos directivos, debe aum entar la establecer unos con tro le s constan-
La teoría que unos hombres pue­ nes quedan amasados en una nue­ evaluación que do sí mism o tiene tos, o d e s titu ir a los que ostentan
dan tener sobre la naturaleza de su va raza de hombros. El «america­ el trabajador, debe procurar una ma­ los puestos dirige ntes en las em pre­
unidad no tiene ninguna im portan­ nismo» podría se r concebido como yo r productividad y fa c ilita r una sas estatales, que en la mayoría
cia rospecto a la intensidad con el n. de la población de los EE. UU. planificación económica central en de los casos están ocupados por
que esas personas se consideran Pero el americano no se ha encon­ se rvicio de unas m etas nacionales p o lítico s del partido que fom enta
una unidad corrada y superiores a trado nunca en una situación de a largo plazo, procurando a la vez la n. La n. no ha logrado una des-
los otros grupos. Sería un error com petencia, com o la que otros una ju sticia social. Pero los frutos jerarquización del mundo laboral.
pensar que solam ente os capaz de pueblos han vivido intensam ente reales de la n. son muy discutidos. La n. (colectivización) de la a g ricu l­
afectos nacionalistas el grupo que desde hace siglos. Ni los cana­ Una mejora de las relaciones so­ tura. que e xiste desde un principio
se tien e por homogéneo, uniform e dienses ni los m ejicanos les d ie­ ciales en tre los obrero s y la di­ en la Unión S oviética y que. por
y puro de raza. Los hombres pue­ ron ocasión de tem or o de sen ti­ rección de las em presas estatales influencia de ésta, so extendió des­
den llevar al extrem o precisam en­ m ientos de inferioridad. A lo sumo, no se ha llegado a dar en la m ayo­ pués a o tro s países com unistas, co­
te la teoría opuesta (el origen he­ el am ericano pudo com pararse o ría do los casos (así en Gran Bre­ mo una exigencia dogm ática deriva­
terogéneo de los hom bres) y a p li­ sen tirse en com petencia con todo taña desde 1945). Igualm ente no se da de la teo ría m arxlsta, es una
carla para in te nsificar unos sen ti­ ol resto del mundo, pero ésta ha ha podido aum entar la rentabilidad medida fundam entalm ente equivoca­
mientos nacionales muy marcados. sido una realidad muy tardía en su ni la productividad en la medida da, com o ha quedado dem ostrado
Los hombres pueden transform ar histo ria . La misma com petencia con que se esperaba, ni tampoco una por ol hecho de que, tras una prác­
de tal form a la realidad social de los rusos data del año 1957, año desburocratización, ni una planifica­ tica de más do 50 años, hasta ahora
un á teoría, que les perm ita v iv ir del «Sputnik». Lo típ ico y peligroso ción o coordinación eficaz. El par­ ningún país de ag ricu ltura nacio­
com o legítim os los sontlm ientos del n. de e s tilo europeo fue, sobre tid o más aferrado por su doctrina nalizada ha podido lograr un apro­
colectivos. Un ejem plo: en una épo­ todo, fru to de una convivencia de a la n. es el Labourparty británico visionam iento de su población que
ca en que la población americana diversos pueblos en un espacio (p o r ej., la Industria b ritá nica del esté al nivel de los países de eco­
constaba realm ente en un 80 % de m uy reducido, pueblos que se veían acero fue prim eram ente nacionali­ nomía privada. Esto se puede apli­
anglosajones, surgió ya la idea de amenazados o absorbidos por otros. zada el año 1945, después bajo el car tam bién a aquellos países que
que este nuevo hombre, el am eri­ gobierno conservador nuevamente antes de la nacionalización de la
cano, ora un producto moderno y desnacionalizada y últim am ente na­ agricultura podían exportar produc­
J. Huizinga, Cuando llegue la paz (1945): tos agrícolas. En la Unión S oviéti­
único en la histo ria , nacido del c ri­ cionalizada de nuevo por el partido
Idem, Entre las sombras del mañana ca está tolerado ol cu ltivo de una
sol de las Inm igraciones (m e ltin g (1936): F. Znenlecki. Modera Natío- laborista). El partido socialdem ócra-
pot). Mucho antes de que la teoría ta alemán (SPD) de la República fe­ superficie privada, cu ltivo que está
nal¡ti es (Urbana [III.] 1952); W.E.

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Nacionalización N ihilism o

regido por el afán do lucro de las consideradas exageradamente como donadora de toda la sociedad y de llamados, a p a rtir de entonces, a
personas activas en la agricultura. la é lite y el modelo. Casi todos toda la economía creían encontrar una m isión h istó rica (social) espe­
De esta form a se ha logrado alcan­ los alemanes, a p a rtir de los diez la ocasión de un «mundo justo«*, cial, en la mayoría de los casos
zar entre un 50 y un 80 % de la años, se veían forzados a per. que. en la form a de un gran im pe­ como reparación por una in ju sticia
recolección to ta l de algunos p ro ­ tenecer a una asociación espe­ rio alemán tra e ría un bienestar por su frid a anteriorm ente o p o r una des­
ductos agrícolas. cia l del partido obrero nacional­ m il años. En gran parte, se dejaron ventaja anterior. El n. es la -»Ideo­
A dife ren cia de la socialización socialista alemán (NSDAP), una de llevar por la em oción y el aplauso logía de aquellos -»m ovim ientos so­
de tip o general, la n. puede ser cuyos m etas era ne utralizar la fa­ contagioso que la ju ven tu d dispen­ cia les (-»sectas, -»sociedades se­
aplicada com o un m edio do polí­ m ilia en cuanto in stitu ció n , ha­ só a esta idea. M uchos alemanes cretas. -»cu ltos) cuyos defensores
tica económica intervencionista, no ciendo que todos los m iem bros pa­ so ilusionaron ante las Ideas de quieren cerciorarse, de una manera
siendo necesario que desaparezca saran su tiem po libro, en lo posible, «comunidad popular», -»solidaridad, exagerada, de su propio valor y do
totalm e nte la economía privada (sis­ en otras asociaciones obligatorias anatem atización del individualism o su propia cultura, en ol sen tido del
tem as de economía m ixta). Como del Estado. La fuerza de atracción y liberalism o y se sin tiero n apoya­ -»etnocentrism o. rechazando y pro­
m otivos para esta n. parcial y pre­ que tuvo al princip io el n. respecto dos en su rese ntim ie nto por los testando contra cua lq uie r otra cu l­
meditada se aducen la gran im por­ a los diversos estratos de e le c to ­ sen tim ie ntos de envidia contra los tura. Estos valores propios («na­
tancia de un secto r de la economía res se debió, entre otras cosas, a plutócratas extranjeros (británicos tivos») pueden proceder tanto dol
(lo s ferroca rrile s, teléfonos, la ban­ la llamada que hizo a los grupos do y am ericanos) y contra el monopo­ p rim itiv o tesoro cu ltu ra l, realm en­
ca, I» m inoría) o el rendim iento in­ resentidos: a círculos o Individuos lio de los judíos. te propio, como tam bién del s is te ­
suficiente de un ramo de la indus­ nacionalistas y p a trió tico s (que no El n., cuyas m etas y m otivos es­ ma de valores aceptado o im puesto
tria privada. La n. tie n e a veces se habían resignado ante la paz do taban ya expuestos con toda cla ri­ por o tro s; así, cuando los na tivistas
tam bién como m eta la «superación Versalles y la pérdida do las colo­ dad en M e in K am pf (M i lucha) de africanos insisten on que Jesucris­
del poder m onopolístico privado». nias). a las víctim as de la c ris is eco­ H itle r, se mantuvo, para la conquis­ to fue un negro. Desde finales del
Carlos M arx quería re tira r de la nómica mundial de 1929, a los so­ ta del poder, dentro del camino le­ siglo XIX. el n. tiene una im p ortan­
propiedad privada todos los medios cia listas de todas las clases (a gal p re visto p o r la república de cia especial en Á frica y Ocoanía. y
de producción, pero en realidad la quienes se prom etió, en tre otras W eim ar y por su con stitució n. Una tam bién en otras regiones, como
sociedad no so puede hacer cargo cosas, un lím ite m áximo salarial de vez conquistado a través de las parte de las aspiraciones an tico ­
de todos los m edios de produc­ m il marcos del Reich por persona tropa s pa ram ilitare s de asalto del lo nia lista s. Sin embargo, el n. es
ción. Además, hay quo d istin g u ir y su p rim ir el salario a quien no tra ­ NSDAP, el n. fue aniquilando o neu­ más bien un fenóm ono de las clases
entro los medios do producción bajara). a los rom ánticos socialos tralizando gradualm ente todos los in fe rio re s, cristaliza en torno a los
que son propiedad del Estado y los (quienes acogieron con sim patía la demás partidos, asociaciones e ins­ grupos cristia no s de las m isiones
que están adm inistrados por el Es­ m itologización de la histo ria alem a­ titu cio n e s que hubieran podido po­ y. por tanto, tiene que ser d is tin ­
tado. poro que continúan siendo na y el m ito de la sangre y de la ner en peligro la pretensión de po­ guido del -»nacionalism o de los
propiedad privada. tie rra ), así como al antisem itism o der total a que aspiraba el n. intelectuales propios de los países
latente en todas las clases sociales. en vías de desarrollo.
Nacionalsocialism o (-» A n tise m itis­ Los judíos se convirtioron cada vez M. üroszart, Der Nfítionalso/iallsmus
mo, -»Bolchevism o, -»C olectivism o. más, en supuestos culpables de (1960): F. Glum, Der Nationalso2¡alis- N eopositivism o -»Positivism o.
-»D ictadua, -»Fascismo. -»M o vi­ todo (desempeñando en ol n. poco mus (1962): H. Pross. Vor und nach
m ientos sociales, -»Personalidad au­ más o menos el papel del capita­ Hltler (1962): W. Sh. Alien, - Das haben N ihilism o. Este concepto fue creado
toritaria, -»Socialism o. -»T ota litaris­ w lr nlcht gcwollt!• (1966): G. Lachmann por la -» in te lig o n tsia rusa de la
lista en la teoría y propaganda del
m o). Es la ideología, la visión del Mosse. The Crisis of Germán Id colooy oposición (y en p rim e r lugar por
m arxism o y del com unism o), con (Londres 1966): D. Schoenbaum. Hitler's
mundo (W qltanscheuung) del partido el resultado de una matanza s is te ­ Turgeniev. 1862) y significa la afir­
Social Revolution (Garden City [N.Y.]
obrero nacionalsocialista alemán m ática do 5 a 6 m illones do judíos 1966): F.J. Heycn, Der Nationalsozlalis- mación filosófica o. políticam ente,
(NSDAP), que bajo la je fa tura de europeos durante la segunda gue­ mus Im AUtag (1967); G. Kalow, Hitler, ideológica de la nada o del no ser
A do lf H itlo r (1889-1945) llegó al po- rra mundial. das gesamtdculsche Trauma (1967). que. en cuanto programa de acción,
en Alem ania el año 1933. El n. en En las elecciones, al p rincip io to ­ desemboca en la -»anarquía y en
cuanto 3." im p o rio — así era deno­ davía secretas, hubo muchos ale­ N ativism o. Es la op in ión religioso- el -»vandalism o. En la h is to ria hu­
m in a d o — se con virtió rápidamente manes. sim ples desde ol punto de m itológica. cultivada por los miem­ mana ha habido ya antes sen tim ie n­
en la dictadura total de un partido vista po lítico, que dieron su voto bros de una co lectivid ad (general­ to s e ideologías n ih ilista s, poro
único, cuyo instrum ento central do al n. y a H ltle r porque en la prom e­ m ente pequeña) y sostenida por desde hace cien años parece ser
poder eran las asociaciones SS, sa de una concepción am plia y or- fu e rte s em ociones, de que están que están sucediéndose con más

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N ihilism o Nivelación

frecuencia y que responden a unas tico s, coche, etc.). Por tanto, no se de v. que se puedo esperar de clón y de sociedad de -»masas.
actitudes y posiciones políticas que puedo hablar nunca de un n. de v. toda persona en una población y Para W. Hellpach la n. era «un
aparecen por prim era vez en la so­ más que en relación con el nivel que se puede e xig ir de él. Esta v o lv e r al ostado p rim itiv o de la
ciedad Industrial urbana. El n. se da de consumo de una población, d i­ evolución ha relatlvizado también vida com unitaria en los quehaceres
cuando de una manera absoluta se ferenciada incluso según sus cla­ el concepto de -»pobreza, sobre cotidianos«. La supresión de las di­
rechaza la moral vigento y todos ses sociales o de renta. Por n. de v. todo en la p o lítica social que los ferencias sociales y económicas ra­
los valores que hasta ahora eran se entiendo con frecuencia el nivel EE. U ü. han seguido desde los años ras veces viene exigida bajo ol con­
considerados com o tales, sin de­ de toda una población, expresado sesenta: se habla do una pobreza cepto de n. Casi siem pre va unida
c ir si estos valores deben o pue­ generalm ente en valores m edibles psíquica, es decir, de la vivencia a los conceptos de «justicia so­
den ser reemplazados por otros y. o contables (núm ero de habitacio­ do un n. de v. in suficie nte y parco, cial», «democratización» o igualdad.
en caso afirm ativo, p o r quó va­ nes por persona, consum o anual de al com pararse con otros estratos Las medidas estatales orientadas a
lores pueden ser reemplazados. En carne por cabeza), comparado con de la población. El hecho de que lograr una n. (como los im puestos
el n. la negativa en sí, la «gran un período de tiem po a n te rio r o una persona puoda com pararse con progresivos a la renta, al capital y a
nogación» (el negarse a obedecer con la población coetánea de otros cualquier otra por lo que respecta la herencia) no han contribuido
a la propia sociedad. Incluso en países. Esta com paración del n. de al n. y al e s tilo do vida, es una a la n. on la medida en que sus
las relaciones recíprocas más ele­ v. de diversos países, com paración consecuencia de la «unificación" autores esperaban. Un efecto real­
m entales que hacen posible toda que actualm ente se hace sobre todo emocional de una población, fruto m ente nivelador, orientado hacia un
convivencia) se con vie rte en deber, entre los países Industriales y los do los programas de la tele visió n. alto nivel medio, han tenido los
en obligación, dentro do un marco países en vías de -»desarrollo, con­ En con tra do la teoría marxlsta-co- cam bios en la productividad y en
en el que no e xiste la obligación. tien e numorosas fuentes de error. m unista, desdo el siglo XIX ha cre ­ el e s tilo de consum o de las clases
El n. niega la legalidad do cualquier La diferencia calculada en el n. do cido constantem ente el n. de v. en trabajadoras, así como las innova­
autoridad. El anarquismo de Bakunin v. parte de unos datos m edios que todos los países de la tierra , gra­ ciones técnicas, hasta tal punto que
ha servido de guía al anarquismo (incluso desde el punto de vista cias a una crecien te productividad en las sociedades in du striale s mo­
n ih ilis ta ruso. sub je tivo del consum idor) tienen un del trabajo, com o consecuencia de dernas el e s tilo de vida de los d i­
poso muy dife ren te según las d i­ la técnica y de los muchos inven­ feren tes estratos de renta es cada
Nivel de vida. No so debe confundir versas poblaciones, la renta que se tos llevados a cabo, gracias a los vez más sem ejante, siendo el mar­
este té rm in o con el concepto cua­ percibo, o los diversos grupos p ro ­ cuales el rendim iento de un trabajo gen de la renta entre las profe­
lita tiv o de e s tilo de vida, utilizado fesionales. hum ano es independiente, en gran siones sencillas y las más com ple­
en la Investigación de las clases El n. de v. es, por tanto, un con­ parte, de la cantidad de energías jas cada vez más pequeño. Pero
'y de los grupos sociales. El n. de cepto socioló gico (en ol que juega físicas empleadas en él. es muy dudoso que a la n. visible
v. puedo hacer referencia a una un papel im portante el fenóm eno y m aterial de las condiciones de
época determ inada, a una d e te rm i­ do la -»privación relativa ). El n. do N ivelación. Es el allanam iento de vida responda tam bién siem pre una
nada población (una fam ilia traba­ v., en cuanto concepto, está en re ­ las diferencias socialm ente Im por­ n. de las actitudes intelectaules.
jadora con dos hijos m enores de lación con el de costo de la vida, tantes quo existen en una sociedad. El té rm in o n. debería se r empleado
14 años, residente en una gran ciu ­ térm ino que ta n ta im portancia tie ­ La n. puede ser el reconocim iento con mucha prudencia, lo m ism o
dad. puede ten er un nivel de vida ne para el econom ista, el po lítico do unos hechos (Schelsky: «socie­ que todos los conceptos socioló gi­
suficiente, aunque m odesto, con una y el estadista (los costos de la dad nivelada de clases medias», cos que hacen referencia a imáge­
renta nota de X pesetas), y puede vida van indicados en un índice de aunque es un diagnóstico d is c u ti­ nes tom adas de la arquitectura y
emplearse tam bién para fines es­ precios del tenor de vida, índice do) o un concepto do crítica social del espacio. Para esto habría que in­
tad ístico s o puede re fe rirs e a una que so va adaptando constante­ que protesta en con tra de la ten­ dicar en cada caso el fa c to r que
determ inada renta fa m ilia r. Las ne­ m ente a la evolución do los pre­ dencia hacia la n. o advierte resig­ so supone lleva a la n. La n. puede
cesidades que responden a un n. de cio s y de las necesidades y por el nado esta tendencia. Hacia media­ ser el resultado de la presión, de
vid a «modesto« o «razonable», se que, entre otras cosas, se puedo dos del siglo XIX. Kierkegaard per­ la coacción sobre los reacios, pero
m anifiestan tanto en el consumo de p e rc ib ir claram ente la inflación de c ib ió los rasgos cara cte rísticos de tam bién de unas acciones libres
alim entos, energía eléctrica, agua, una moneda). El té rm in o de -»m íni­ la n. y u tiliz ó ya e ste concepto. (descensos en el consum o). Una
etcétera; en la utilización de ser­ mo vita l, que en un princip io tenía A lg o después, Jacob Burckhardt y m ayor uniform idad de los e stilos
vicio s (peluquero, restaurante, di­ un sentido m eram ente físico, so ha Nletzsche adoptaron una actitu d do vida de los sujetos de la eco­
versiones, médico, etc.); como tam ­ convertido tam bién actualm ente en con tra ria ; José O rtega y Gasset nom ía puede lograrse por m edio
bién en la adquisición de bienes un concepto «cultural» o «social», (La rebelión de las masas, 1930) de una acomodación hacia arriba;
duraderos (aparatos electrodom és­ constituyendo cada vez más el n. une los dos conceptos de nivela- por tanto, no tiene que suponer ne-

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r
N ivelación

cosariam ente adaptación de todos tam ente obligatorias), como, por ej.,
a un nivel in fe rio r. N. del gusto en el caso de discrim inaciones o
general (en el secto r do las artes) de prejuicios, y en contra de los
puede sig n ifica r también in seg uri­ usos de una subcultura. Las n.s.
dad de ju ic io y fa lta de interés; por coinciden en gran parte con el de­
tanto, en este caso no se da un recho vivie n te , y no tanto con el
común denom inador bajo, ni tam ­ derecho po sitivo (E. Ehrllch). Las
poco una acomodación a un nivel n.s. dan origen a la regularidad, a
O
más elevado de pretensiones. la uniform idad y a la rep etición en
la conducta, cuando se trata do
Normas sociales (-»Adaptación, -» una conducta socialm ente relevan­ una obligación, que había sido ya
Obediencia. La o. se da cuando una
Conducta desviante, -»Conform idad, te. La mayoría de los esquemas de aceptada antes, es definida (enten­
persona (o varias) realizan o dejan
-»C ontrol, -»Imagen, -»Imagen-guía, conducta dependen do las n.s., las dida) de tal form a por el que
de realizar unas acciones, guiándo­
-♦Interacción. -♦Rol, -»Sanción, —> cuales, a su vez, responden al s is ­ presta la o., que incluye en si el
se por unas indicaciones que se
Sistem a social, -»Socialización, -» tem a de valores y al ethos de un mandato concreto. Aquí surge el
consideran como un mandato. Tie­
Status, -»Valores). Son leyes vigen­ grupo. problem a de la desobediencia legí­
ne -»poder aquella persona que
tes (obligatorias) para una mayoría tim a, que no se puede resolver
espera se preste o. a sus manda­
de Individuos, generalm ente obser­ D. Claessena, Famllio und Wúrtsystem aún de una form a sa tisfa cto ria ; más
tos. De o. se habla solam ente
vadas (aunque no siem pre «vividas») (1962): F. Kelter. Vcrholtcnsbiologie
cuando el poder es ejercido le g íti­ aún, el problema de la obligación
y expresam ente reconocidas o so ­ des Menschen (1966); H. Thornae (dir.),
Die Motivado» menscbtlchen Hsndeins mamente o cuando el que presta de desobedecer, cuando se trata
lam ente supuestas por todos, que o. cree prudente ca lifica r de legí­ de mandatos claram ente Inmorales
(’ 1966).
regulan la convivencia dentro de (sobre todo dentro del campo m i­
tim o al que ostenta el poder. En
unos grupos que d ifiere n entre sí las subidas al poder por un camino lita r). En la universalidad de la o.
Numen (del latín numen: seña, vo­
respecto a su m agnitud y a su an ticon stitu cio nal: golpes de Esta­ algunos autores ven la consecuen­
luntad, divinidad, gobierno divino).
o rig e n / l.as n. s. (como los diez do, pronunciam ientos m ilita re s, tira ­ cia de una inclinación p rim itiva e
Es un concepto c ie n tifico rre lig io so
m andamientos) pueden ser tan ge­ in stin tiva a prestar o., es decir, el
creado por Rudolf O tto hacia el n icidio y otros procesos sem ejantes
nerales y tan amplias, que pueden de cam bio súbito de poder, el éxito fenóm eno de la -»conform idad (que
año 1920. Según él. lo numinoso.
aspirar a d e sterrar el co n flicto (o depende de que se le pre ste o. a el psicólogo social am ericano Stan­
en cuanto m ysterium trem endum ,
a lim ita rlo ) de todos los grupos su debido tiem po y de una manera ley M ilgram ha investigado ú ltim a ­
hace tem blar al hombre, pero, en
(desde las fam ilias pa rticulares has­ general al usurpador que todavía m ente repetidas veces y en diver­
cuanto m ysteriu m fascinosum , al
ta la sociedad, pasando por el no está confirm ado en su poder. La sos pueblos). Según estos autores,
m ism o tiem po lo atrae. Entre los
grupo de hermanos, vecindario, co­ en la disposición a la conform idad
teólogos ha sido m uy discutido o. es el resultado de un proceso
munidad de población y personal de -»co ntrol social, pero no todos existen diferencias cua ntitativa m en­
este concepto.
de plan tilla ). Las n. pueden ser es­ los controles sociales se basan en te observables que responden a la
Con el térm ino de numen O tto
pecificas de unas tareas o espe­ cultura respectiva, pero desde el
indica que lo sagrado se extiende la disposición hacia la obediencia,
cíficas de unos grupos (en una punto de vista cie n tífico quizás no
más allá de los sectores puram ente porque la o. solam ente se da cuan­
expedición, en una unidad m ilita r, do el que obedece, aunque sea de sea cie rto hablar de pueblos espe­
com prensibles para la razón o para
en una organización de em presas). cialm ente esclavos de la obedien­
la m oral. mal humor, acepta el sistem a nor­
El derecho croa n.s., muchas ve-, m ativo que le une con el sujeto cia. -»Autoridad.
ces incluso en contra de las cos­ R. Otto, Aufsatze das Numinose be- del poder que exige la o. Por esto,
tum bres reinantes (norm as absolu­ trolfcnd (1923). Lo Santo (1925). la condescendencia fre n te a las O bjetivos. Los o., las metas, desem ­
amenazas, coacciones y sobornos peñan un papel im portante en la
no es un acto de o. planificación económica y en el pre­
El tem or ante la instancia que supuesto nacional de los Estados
exige la o. no tien e que ser nece­ a u to rita rio s y to ta lita rio s , pero tam ­
sariam ente presupuesto psicológico bién, y cada vez en m ayor grado, en
de la o. (pero si lo es el tem or los sistem as plura listas de econo­
ante las sanciones que se esperan mía m ixta (privada y estatal). Los
en caso de desobediencia). Tam­ resultados obtenidos hasta ahora
bién se puede pre sta r o. cuando por una planificación económica cen-

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501
O bjetivos Observación

tra l orientada hacia unos objetivos puesto fijo en la sociedad y on el F. Joñas, Soíialphilosophie der indus- en un lugar al que no puede llegar,
fijos son poco convincentes. La Estado, y quo había de verse en­ tricllon Arbeltswalt (1960); H. Popltz sólo aparentem ente están en la
Unión S oviética, al establecer unos grosada por los m iem bros de los y otros. Das Gcscilschaftsbiid des Ar- m ism a situación que el sociólogo
o., fija unas cantidados sin ten er en estam entos tradicionales. A sí sur­ beiters (’ 1961); K. Thomas, D!e betrle- que sondea a través de los encues-
cuenta la calidad, la utilidad o la bllclie Situallon der Arbelter (1956); tadores o cuestionarios. En p rin c i­
gió en el siglo XIX, fom entada por
T. Scharmann (dir.) Lebensplannung
posibilidad do venta de los artícu­ Karl M arx y por o tro s reform ado­ pio, el autor de una Investigación
und LebensgestalUmg junger Arboitor
los. La jerarquía de los o. puede res socialistas, la protesta de la (1967); Susanne Grimm. Ote Bildungs- sociológica podría realizar personal­
cam biar tam bién constantem ente, clase trabajadora; así nacieron los abstinenz der Arboitor (1966); H. Wle- mente cada una de las en trevistas
por lo general por m otivos económ i­ m ovim ientos obreros y los sindica­ domann, Die Rationalisiorung in der y re g istra r (por tanto, observación)
cos, durante el espacio de tiem po tos o partidos políticos que defien­ Sicht des Arbeiters (!1967); J.H. Gold- todas las reacciones del in te rrog a­
de la planificación. den los intereses de los obreros thorpo, 77)0 A illucnt Worker: Industrial do que no puede abarcar el cues­
En la sociología do la -♦organi­ o de las asociaciones obreras. La Attitudes and Beftavlour (Cambridge tio n a rio (rubor, vacilación, silencios,
zación, los o. constituyen un factor politización de la clase obrera, que 1968). tono de voz, expresión de la cara,
esencial. Solam ente reciben el nom­ no llegó nunca a form ar una con­ gesticulación, etc.), pero renuncia
bre de organización aquellos s is ­ ciencia unitaria de clase a escala O bservación. Es el punto de partida a esto por razones prácticas, y no
tem as sociales que tienen unos o. m undial on el sentido exigido por y la base do toda ciencia experi­ porque so lo exija el método.
Un o b je tivo es la idea de una si­ Marx, tom ó en los diversos países m ental, cuyo e je rcicio tiene que Como entre los fenóm enos rele­
tuación futura (n ive l de producción las form as y grados más diversos ser constantem ente controlado. En vantes y que tienen Interés para
o estado do la organización con re­ de radicalidad. la sociología, especialm ente en la los sociólogos so encuentran tam ­
lación a su m edio am biente) que De esta manera, en los EE. UU. form ación de los sociólogos, la o. bién con frecuencia com plejos con­
la organización pretende alcanzar. no ha triun fa do nunca un m ovim ien­ ha encontrado hasta ahora mucha figurados de datos, síndrom es,
Pero los o. oficíalos de una orga­ to obrero o partido obrero socia­ menos atención de la que hubiera m uestras de conducta, juntam ente
nización no son siem pre las metas lista . En Gran Bretaña los obreros m erecido. No tiene sentido in vesti­ con sus configuraciones caracterís­
a las que propiam ente se aspira. y las organizaciones obreras no gar. por ej., con unas técnicas es­ ticas, sería m uy conveniente que
Estos o. tienon que ser alcanzados fueron tam poco tan revolucionarias tadísticas pretenciosas las correla­ el encuestador observara por si
muchas veces do una manera In­ como en los países continentales. ciones expresivas de toda una se­ m ism o los fenóm enos, ya que asi
directa. En Rusia y on algunos países la ti­ rie de interacciones, si antes no podría p e rcib ir su conexión y ver
nos adquirieron los m ovim ientos se han tenido en cuenta las faltas cómo surgen nuevas form as do
Obrero. Desde finalos del siglo XVIII obreros unos rasgos muy radicales que se pudieron dar en la observa­ com portam iento m ientras que otras
- se designa con oste nombre, por y a menudo de tendencia anar­ ción de estas interacciones. En mu­ desaparecen sin esperarlo. Un re­
contraposición a los artesanos, la­ quista. chos casos, el sociólogo no os el copilador inte rm ed io do datos no
bradores y burgueses, a todos aque­ Las diferencias de sueldo, las que observa por sí m ism o y direc­ puede observar todo esto, ya que
llos trabajadores que (en un p rin ­ diferencias respecto a la seguridad tam ente los fenóm enos prim arios, no conoce la totalida d del objeto
cipio sin ninguna clase de protec­ social, a las costum bros de consu­ sino que entre sus propios órganos de investigación. Lo m ism o quo en
ción por parte de las Instituciones m o y a la conciencia de sí m ism o sensoriales y las reacciones, res- cualquier otra ciencia, tam bién en la
privadas o públicas) trabajan gene­ existe ntes entre el o. y los demás puostas y actos de conducta del sociología los defectos que se pro­
ralm ente en fábricas y por un sa­ trabajadores han ido dism inuyendo interrogado, que son el o b je to de ducen en el área de los fenóm e­
lario que ellos, in dividualm ente, ra­ cada vez más en los países indus­ la observación, intercala diversos nos, en la realidad social, pueden
ras vecos pueden estipular. El m er­ tria le s de occidente (a pasos agi­ oncuostadores y el «instrum ento» dar lugar a nuevas hipótesis y con­
cado laboral, que surgió prim era­ gantados después de 1950), en con­ utilizado por éstos, ol cuestionario clusiones.
m ente en Inglaterra on la segunda tra del pronóstico del m arxism o, de la -»e ntrevista . En m uchas in ves­ Uno de los mayoros peligros de
m itad del siglo XVIII, con m otivo siendo los EE. UU. los que siem ­ tiga cio nes esto significa un mal in­ la o. os la re stricció n de nuestras
’ de la industrialización, y la deman­ pre han Ido a la cabeza en la ni­ evitable, poro que no nos dispensa percepciones sensoriales ocasiona­
da de obreros (al m enor pre cio po­ velación le estas dlferoncias de de hacer una c rític a teo ricoclentí- da por lo que ya sabemos o cree­
sible) fueron los factoros que d ie ­ sueldo; tam bién en la República fica de esta acción in dire cta en la mos saber, pero tam bién por ol
ron origen al concepto de o. en federal alemana los sueldos do los in vestigación sociológica. El inves­ aparato conceptual que tenem os a
sentido e stricto , en cuanto nuevo obreros especializados son muchas tiga do r de las profundidades m arí­ nuestra dispo sició n: por lo regular,
-»estam ento, en cuanto ->clase so­ veces tan altos, o incluso más ele­ tim as o del espacio, el m édico que solam ente podemos observar aque­
cial. privada sin em bargo do las vados que los sueldos de los em ­ por m edio de una sonda se in fo r­ llo para lo cual contam os ya con
garantías políticas y socialos de un pleados y funcionarios. ma de los fenóm enos quo suceden un concepto, una palabra mediana­

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Observación O ficina

m ente adecuada. Para poder obser­ puode ser muy d ife re n te según los alguna razón no es posible realizar cam uflado com o m iem bro de la em­
var un elem ento cualquiera del com ­ diversos Inform es. Notas, películas, la en tre vista, sino que pe rm ite com­ presa, a quien de casualidad y sólo
portam iento o ficial que hasta ahora m agnetófonos: todos los recursos probar tam bién unos hechos a los de paso le han invitado a sentarse
ha pasado inadvertido para la so­ de este tip o que puedan prestar que no se puede llegar a través de en una mesa de trabajo en el lugar
ciología y para el que no existe un servicio a la memoria, tendrán un cuestionario: hay muchos hom­ donde debe realizarse la o., pero
ningún concepto ni en el lenguaje en la mayoría de los casos un efec­ bres que solam ente tienen concien­ cuyo trabajo no tiene nada quo ver
co rriente ni en el lenguaje especia­ to do re tra im ie n to en las personas cia de una pequeña parte de su con el grupo que os observado;
lizado, hay quo entrenarse hasta observadas, con posibles alte ra cio ­ verdadera conducta social y. por tam bién puede entrar en el grupo
conseguir una extraordinaria capa­ nes de su conducta. Lo m ínim o que tanto, no pueden dar ninguna In­ que va a observar como un obrero
cidad de o. y, a la vez. llegar a se puede exigir de una o. cie n tí­ form ación sobre esta conducta. In­ norm al.
ser un «sism ógrafo» im parcial fre n ­ fica es una aclaración previa de cluso (o precisam ente) dentro de El sociólogo, cuanto más se in te ­
te a cualquier cambio en el campo la relación entre el marco teórico la fam ilia, ol observador ejercitado gra en el grupo en orden a su o.,
do la o. O tro peligro que acosa al de referencia, es decir, las h ipó te­ e im parcial puede observar form as cuanta m ayor es la autenticidad con
carácter cie ntífico, a la objetividad sis. y la parto de realidad social de conducta ¡nterhumanas (u om i­ que representa el papel de m iem ­
y a la integridad de la o. en la so­ elegida para la o. Jamás se puede siones) que nos dan una inform a­ bro con el fin de no despertar re­
ciología es la identificación huma­ in clu ir en la o. todo lo que va a ción sobre el status real de diver­ celos y ganarse la confianza, tanto
na y emocional dol observador con suceder. A posar de que la o. os sos m iem bros de la fam ilia, pero m ayor es la probabilidad de quo
las im plicaciones morales, p o líti­ planificada y preparada s iste m á ti­ que son practicadas por éstos de en sus ju ic io s de va lo r y em ocional­
cas y valoratlvas de la persona ob­ cam ente, sin embargo no se debe una manera com pletam ente Incons­ m ente se Identifique con el grupo
servada: según sea su decisión lim ita r el campo de o. — según he­ ciente. y de que no vea las relaciones quo
previa 011 m ateria social y política, mos indicado y a — , hasta el punto En ol caso ideal, la o. debe ser el grupo tiene con el m edio am­
observará que en una m anifesta­ do que puedan pasar inadvertidos rep etib le (tam bién por o tro inves­ biente más que a través de los
ción callejera ha sido el m anifes­ los fenóm enos com pletam ente im ­ tig a d o r), aplicando las m ism as ca­ prejuicios y de los intereses dol
tante el que ha provocado a la previstos. En algunos casos, por tegorías. Pero el sociólogo no debe grupo. Pero si el investigador re­
policía o al revés. La misma pro­ afinidad al -»experim ento propia­ renunciar de ningún modo, por amor nuncia a esta identificación, enton­
blem ática puede su rg ir Incluso en m ente dicho, será conveniente rea­ a esta exigencia, a observar lo que ces se da el peligro, por o tro lado,
una o. sociológica em presarial: lizar la o. en el m om ento y lugar se prevé que solam ente va a su­ de que vea al grupo (por ej.. una
¿quién ha sido el que ha provo­ en que todas las personas que van ceder una sola vez dentro de nues­ banda crim inal de jóvenes) sobre
cado el conflicto, ol obrero o el a ser interrogadas seguram ente tra o. (por ej., una catástrofe). todo a través de las gafas de sus
patrono? No es que realm ente sea m ostrarán, según todas las proba­ Para que el sistem a de catego­ propios grupos do referencia, a
im posible, pero se necesita un enor­ bilidades, la conducta que conside­ rías, o conceptual, que sirvo de través de los crista le s de su c u ltu ­
me con tro l de s i m ism o y un cons­ ramos im p ortan te para nuestra cues­ base a las hipótesis, no se nos ra. Son varios los autores que se
tante autoexamen para que el tión. Si so quiere realizar, por oj., con vie rta en unas anteojeras que han quejado de que hasta ahora no
sociólogo pueda re g istra r el verda­ una o. acerca de los con flictos en­ nos lim iten la visibilida d, os reco­ se haya elaborado para la sociología
dero proceso causal de unos fenó­ tre los grupos inform ales de una mendable que, por regla general, una teoría general de la o.
menos cuyas Im plicaciones podrían empresa, habría que pensar antes antes de la o. estructurado se lleve
resu ltarlo Incómodas debido a su (y quizás dejarse aconsejar) en qué a cabo un estu dio previo con una G. Braga y C. Bruggl. Las técnicas de
posición ideológica. sitio s es donde los m iem bros de o. no estructurada. Esta fase de Investigación, en F. Alberoni. Cuestio­
La com probación de lo observa­ tales grupos encuentran durante la o. no hace falta que in sista en la nes de sociología (Hordor. Barcelona
do presenta nuevos problom as: has­ el día más ocasiones de enfren­ representatividad de las personas 1971) 1405-1441; R. König, Beobachtung.
ta ahora no son más que unos en R. König (dir.), Handbuch der em­
tarse, de sen tirse perjudicados, de que han sido observadas (estudio
pocos (nobert F. Bales, Interaktíons- pirischen Sozialforschung, vol. I (J1967).
creerse provocados, etc. En caso p ilo to ), pero hay que d e cid ir si se
analyse f ilr Kleíngruppenbeobach- de que a cada comida se cambio de quie re realizar la o. com o p a rtici­
tung) los campos que poseen una mesa y de puesto en ol comedor, pante o no participante. Esta par­ Ocio. ->Tiempo libre.
escenografía o lenguaje de sím bo­ y no haya por tanto mesas fijas, ticip ació n en el acontecer social
los para poder fija r rápida y clara­ podría ten er lugar allí la o. para puede ser graduada: el sociólogo O ficina. La o. es un lugar de tra ­
mente lo que norm alm ente se ob­ osto estudio. puede ser presentado al personal bajo ca ra cte rístico de la sociedad
serva en la sociología. Un mismo La o. no os de ninguna manera de una em presa com o un cie ntífico «administrada», «organizada» e -In ­
proceso, v is to a través do los in­ un medio de segunda calidad, que que no tien e nada que ve r con la dustrializada». Aunque la o „ on
form es de diversos observadores, so emplea únicam ente cuando por em presa; puede tam bién aparecer cuanto aspecto parcial de la ->bu­

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Oficina O pinión pública

rocracia y burocretización, se en­ que trabajar con una pequeña com ­ bien y su mal. Respecto al en ju i­ tendrá siem pre a su alrededor a
cuentra ya en el campo visual de putadora, en cuanto imagen p ro fe­
ciam iento do las cosas, rarísim as gran número do hom bres. Esta d is ­
los sociólogos desde hace más de sional varo nil, está actualm ente
veces se ve que el pueblo, cuando trib u ció n le proporciona la sum i­
m edio siglo, sin embargo, en cuan­ muy de moda.
oye hablar a dos oradores de la sión de los espíritus y le da el do­
to form a social en si, independien­
mism a categoría, pero quo pertene­ m inio sobre las almas.»
te do su papel instrum ental en la O ligarquía (gobierno do unos po­ cen a dos partidos d istin to s, no Con esto nos presenta ya Hel-
burocratización, no ha sido consi­ cos). Desde A ristó te le s, que vio siga la m ejor proposición y no sepa vé tiu s el problem a de la a u te n tic i­
derada hasta hace poco tiem po. en la o. una form a de decadencia dad de lo o.p. Pero ¿se puede sepa­
d is tin g u ir entre la verdad y las apa­
Dobido, en parte, a la expansión, de la -»aristocracia, se aplica este rar hoy esta cuestión del concepto
riencias.»
siguiendo el ejem plo de los EE. UU.. nombre al gobiorno de una -*c liq u c de le gitim ida d y do lealtad fre n ­
La intelectualidad francesa del s i­
de la oficina de grandes dim ensio­ privilegiada, de unas cuantas fam i­ te a un Estado al que quiere hacer
glo XVIII, forzada a una -»oposición
nes (en lugar de muchas oficinas lias o de unos grupos d ire ctivo s referencia esta o.p.? Una o.p. — o
constante contra los poderes socia­
más pequeñas que fa c ilite n una de carácter exclusivista . También uno de sus s e g m e n to s— que esté
les (de los estam entos), llegó a
esfora privada a los empleados) y, en el siglo XX se puede dar o. den­ alim entada por fuentes an tiestata­
la deducción do las principales fo r­
en parte, a la m ecanización del tra ­ tro do las dem ocracias occide nta­ les, extrañas al Estado, o anticons­
mas sociales partiendo de una In­
bajo de o. (en tre otras cosas por les, y especialm ente en los EE. UU., titucio na les, quizá pueda ser de vez
tención que, desde ol punto de
medio de instalaciones e le ctró n i­ en cuanto que los costes para po­ en cuando m uy efe ctiva, p o r se r
vista del derecho natural, era de
cas para la transform ación de da­ der triu n fa r en una campaña e le cto ­ desconocida en su origen, poro
segunda categoría. Algunos opinan
to s). la actividad en la o. ha cam ­ ral (debido al número de electores no puede ser considerada como
que las in stitu cio n e s sociales son
biado rapidísim am ento y. con esto, y a los costes de los m edios de «auténtica». La le gislación federal
generalm ente descubrim ientos de
ha creado nuevos problem as a la com unicación de masas, que nece­ do los EE. UU., p o r cj.. expresa de
personas aisladas. Basándonos en
psicología y a la sociología de la sariam ente hay que u tiliz a r) no una manera muy clara que hay una
esta opinión, podrem os com prender
empresa. La ca ra cte rística funda­ pueden so r sufragados más que dife ren cia do p rincip io — lo cual
el escepticism o de Claude A drien
mental de la o. os el manejo de por un núm ero muy reducido de no trae com o consecuencia la li­
H elvétius (1715-1771) fre n te a la
inform aciones: los inform aciones lle ­ ciudadanos. m itación de la libertad de prensa
o.p. En H elvétius encontram os una
gan a la o., allí son almacenadas, y de la libertad de e x p re s ió n — , al
introducción a la problem ática do
ordenadas: en la o. se toman deci­ Opinión pública. El respeto frente e x ig ir de toda oficina de Inform a­
las ideologías y, por tanto, a la so­
siones a base de estas in fo rm acio­ a una publica voce (M aquiavelo) ción y oficina de prensa, de toda
ciología del -»conocim iento carac­
nes, se transm ite n inform aciones o fre n te a un «cambio general de publicación e incluso de cada uno
te rística del sig lo XX. Según Hel­
y decisiones (que en sí represen­ la opinión respecto al gobierno- de los lo bb lstas (en el caso de
vé tiu s el concepto de o.p. está uni­
tan nuovamente inform aciones). La (W lllla m Temple, 1672) aparece que éstos trabajen en N orteam éri­
do al problem a de la dependencia
o. — de aquí su relación con el pronto en la h isto ria (W. Bauer, ca para un poder extran je ro) que
de la verdad frente a los in te re ­
fenómeno b u ro c rá tic o — es un sis­ D lc ó ffe n tlic h e M elnung und ihre estén registradas como «agente ex­
ses: «Se dice que la opinión es la
tem a social en el que comenzó ya ge schichtlich cn Grundtegen, 1914). tranjero». Esto afecta de la m ism a
señora del m undo. Hay m omentos
muy pronto la racionalización, u ti­ Pero, en ol tiem po que precede a manera al poder am igo y aliado,
en que, sin duda alguna, la opinión
lizando siem pre los m odios más la revolución francesa, esto respe­ por ej., Gran Bretaña, com o al poder
general dom ina incluso a los que
modernos de que se disponía en la to que se recom ienda fre n te a la considerado enemigo, por ej., la
gobiernan. Poro ¿qué tie n e que ver
técnica y en lo organización. La o. o.p. se basa siem pre en la ¡dea Unión S oviética. Toda circu la r, toda
esa realidad con la fuerzo de la
se ha convertido on uno de los lu­ de que el hombre es capaz do dar publicación de cada uno de estos
verdad? ¿Prueba esto que la opi­
gares de trabajo más im portantes un ju icio po lítico. M aquiavelo con­ agentes reg istrad os tie n e que lle ­
nión general sea producto de la
paro lo máno de obra fem enina. Se fiaba m uchísim o en la o.p.: «Por var la observación correspondiente
verdad? No. La experiencia nos de­
habla de una fem inización de la o. lo que so refiere a la prudencia y, ol mism o tiem po, añadir que el
m uestra, por el contrario, que casi
Sin embargo, algunos piensan que y a la constancia, afirm o que un hecho de ostar registrado ante el
todos lo s problem as de la moral y
esta tendencia se puede parar gra­ pueblo es más prudente y más gobierno de los EE. UU. no s ig n i­
de la política son resueltos por el
cias a los m odernos aparatos elec­ constante y tiene un ju ic io más fica en absoluto la aprobación del
poder y no por la razón y que, si
trónicos para la elaboración de in­ acertado que un príncipe ... La o.p. contenido. Las opiniones expresa­
es verdad que la opinión domina
form aciones. El hom bre que se profetiza de una manera tan mara­ das por los lobbies del oxtran|ero
al mundo, tam bién lo es que con
sienta detrás de una máquina de villosa y acortada lo que va a su­ pueden ser recogidas por los órga­
el tiem po el poderoso dom ina a
e s c rib ir es considerado muchas ve­ ceder, que parece como si previe­ nos legítim os de la o.p. nacional y
la opinión. El que d istrib u ye los
ces como poco varonil, m ientras ra, gracias a una virtu d oculta, su utilizadus como ju stifica n te s, pero
honores, las riquezas y los castigos

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513

Schoeck 17
Opinión pública O pinión pública

no pueden apoyar directam ente los la pena — así se piensa — «mane­ nucleares se comunican m utuam en­ esto es su norma suprema, no po­
Intereses nacionales del país que jar» las noticias, reteniendo cons* te más inform ación de la que trans­ demos esperar de él aquella honra­
los hospeda. Son precisam ente los cientem ento la verdad, in cluso ante m iten a la respectiva o.p. del pro­ dez que presuponemos on una co­
países en vías de -»desarrollo los el riesgo de un com prom iso polí­ pio Estado. Do esta form a se ayudan munidad p rim itiva . C o ntrol de n o ti­
que con su actitud borran do vez tico posterior. No hay que confun­ m utuam ente en su política inte­ cias habrá, por tanto, frente a la
en cuando esta línea divisoria: d i­ d ir esto con la -»propaganda o con rio r. Esto ha existido siem pre en o.p. m ientras haya una persona
versas naciones receptoras de ayu­ la guerra psicológica. El manage­ form a de diplom acia secreta, y las que. teniendo autoridad para ello,
da han intentado, bajo el manto m ent de las no ticia s (concepto acu­ personas desilusionadas ante las po­ le haga una pregunta concreta al
del propio Interés de la nación do­ ñado en los Estados Unidos a co­ cas posibilidades de las Naciones gobierno, y éste responda con una
nante, in flu ir directam ente en el mienzos de la década del sesenta) Unidas incluso han recomendado m entira (a este respecto hay que
proceso form ativo do la o.p. de los no se puedo dar en el sehtido pe­ v o lvo r nuevam ente a esta claso de de cir que en ol congreso de los
países in du striale s con m iras a yorativo más que frente a una legí­ diplom acia. Estados Unidos no e xiste ni la pe­
su propio provecho. tim a o.p. y no supone otra cosa Aquí está una do las antinomias queña ni la gran interpelación al
¿Cuáles serían los c rite rio s de más que la desorientación o la de la teoría de una dem ocracia ideal, gobierno, y las tradicionales con­
autenticidad respecto a la o.p.? ¿La confusión de aquellas personas y teoría que pide un diálogo a u ténti­ ferencias de prensa pueden ser sus­
espontaneidad? ¿La oxtensión y la grupos que do suyo tienen el m is­ co y perm anente entre los que go­ pendidas durante varios meses o
profundidad? ¿Consideramos la ex- mo Intorés público y nacional que biernan y los electore s: ¿cómo y incluso convertidas, al monos en
tonslón y la profundidad on cada el manager de las noticias, o que al cuándo sabe un je fe de Estado que parte, en instrum ento del control
uno de los sujetos de opinión como menos pretenden ten erlo . Por tan­ el intorcam bio ep istolar que él man­ de no ticia s). Oulzá no se pueda os-
un problem a do personalidad, o pen­ to, este fenómeno no aparece ja­ tiene con un je fe de Estado antagó­ perar de ningún je fe de Estado
samos más bien en una extensión más cuando nos encontram os con nico y que, en cuanto a su con teni­ unas declaraciones espontáneas que
sociológica, os doclr, en cada uno una auténtica relación de am igo a do y a su frecuencia, está oculto pueden ser utilizadas por la o p osi­
de los estratos? ¿Coincide quizás onom lgo. Sin embargo, actualm ente a la o.p., lo pone al borde de una ción. Los hom bres de Estado pue­
la autenticidad con el carácter in­ se da la varianto, observada por colisió n con el enem igo, debido a don reclam ar una especie de se­
form ático? ¿Es, por tanto, una opi­ algunos crítico s, de que un je fe de que — por razones p o lític a s — no cre to de empresa, incluso fre n te a
nión que descanse en inform acio­ Estado, fre n te a la o.p. de la nación, puede dar a conocer a la población la o.p. A lgunos periodistas actúan
nes objetivas y observables? ¿Es oculte o m u tilo las noticias de que del propio Estado los diversos pa­ como si los quo están en el gobier­
la racionalidad, en contraposición dispone, para que o tro je fe de Es­ sos que le han forzado a cam biar no tuvie ran la obligación de com u­
al ideal utópico, un crite rio ? Una tado, que quizá paso por antago­ de dirección o a tom ar un com pro­ nicarles continuam ente a ellos, por
o.p. auténtica presupone, en cuanto nista do la propia nación, pueda m iso decisivo? tanto a la o.p., el análisis de su p ro ­
proceso, una discusión perm anente. reso lve r más fácilm en te sus pro­ El «Im perativo categórico» dol pio razonam iento m ental. Por regla
Pero en este punto, los que dirigen pios problem as nacionales o Inter­ gobierno, Im perativo quo os acep­ general, tampoco esperam os del
las fuentes estratégicas de la fo r­ nacionales. El «Times Literary Sup­ tado por algunos sujetos de opinión m iem bro do la asamblea legislativa
mación de la opin ión tienen en su plem ent» de Londres recordaba una y que dico así: «actúa on todo mo­ o del juez de la con stitució n que
poder el de term in ar qué es lo que vez que incluso on una democracia m ento de tal form a, que al menos nos rinda cuentas diariam ente del
en p rincip io puede ser discutid o y como Inglatorra, que tiene un s is ­ las apariencias de tu s acciones te contenido de su conciencia, de sus
qué es lo que desde el p rim er mo­ tema de dos o tre s partidos polí­ perm itan ganar las próxim as elec­ inform aciones, etc., cuando se en­
m ento puedo quedar excluido de la tico s y quo conoco una auténtica ciones», tie n e como consecuencia cuentra en el proceso de form ación
discusión. Por tanto, la o.p. es pro. oposición, a pesar del elem ento el que se dé más im portancia a de una ley o de un ju icio . En una
piam ente sólo la opinión «publica­ agonal entre los partidos, los m iem ­ la franqueza fre n te al adversario dem ocracia, las personas elegidas
da*. la opinión perm itida y filtra d a bros del parlam ento se encuentran po lítico del e x te rio r que a la fran­ de una manera legítim a para des­
a través de los m edios de com uni­ com o ocultos bajo un paño con queza fre n te a los propios e le cto ­ em peñar puestos de mando doben
cación de masas y do sus redac­ relación a cie rto s problemas y no res. pues aquél tien e en sus manos ser, por regla general, delegados In­
ciones. Es éste un fenóm eno de acostum bran a confiárselos a los ol hacer fracasa r unas elecciones dependientes y no sim ples refle jo s
la vida po lítica que encontram os en electores. En una situación m un­ por m edio de unos acontecim ientos de la o.p., que pretende esta r «a
todas las sociedados en las que dial acuñada por la técnica do las inesperados. Tan pronto como un cada m inuto» en diálogo continuo
las noticias y la capacidad rece pti­ armas nucleares va surgiendo cada jo fe de partido o de gobierno tiene con ellos. ¿Son. por tanto, la ver­
va del público fre n te a las no ticia s vez con más fuerza un clim a supra- que preocuparse en p rim er plano dad y la política dos campos in­
han adquirido una gran Im portancia naclonal en el que los jo fo s de de ganar nuevam ente las eleccio­ com patibles? ¿Cuál es el modelo
política, de tal form a que m erece Estado de las respectivas potencias nes, y m ientras la o.p. admita que que se puedo aconsejar para el

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Opinión pública
Opinión pública

«hacen tam bién política» a su ma­ tes do la o.p., aparecen com o du­
intercam bio entro la o.p. y los que do? ¿Se debe com unicar pública­
nera, es de cir, no solam ente in fo r­ dosas, pues, en v irtu d de una posi­
gobiernan? A quí tropezam os con m ente. p o r ej., el estado de salud
man, sino que pueden dar más va­ ción extraordinaria que quizá dos-
el problem a de la o.p. dentro do en quo se encuentra el presidente
lo r a unos datos quo a o tro s, pu- canse en un rendim iento muy par­
una situa ció n internacional en la am ericano, cuando es él el único
diendo tam bién sile n cia rlo s y de­ cial y que quizá tenga muy poco o
que necesariam ente tiene que ha­ que puede y que tien e autoridad
form arlos. nada que ve r con el tem a respec­
ber secretos que no se revelen para dar la orden de un contraata­
Habría que exam inar tam bién los tiv o de la o.p., tienen siem pre la
a la o.p. C onform e a la definición, que nuclear? El estado de salud
d iverso s grupos de los sujetos de pretensión de actuar de una mane­
no puede haber una o.p. respecto de un presidente am ericano, su aná­
opinión y las diversas fuentes de ra in fa lib le , como vox p o p u ll y. por
a aquellos se cre to s m ilita re s y es­ lis is de sangro, su necesidad de
opinión para ver hasta qué punto tanto, como la é lite do la o.p.: así
tatales quo soan necesarios y legí­ reposo, etc., ¿no pertenece, en la
son propiam ento representativas en los inte le ctu ale s y cie ntíficos que
tim o s. Poro cuanto más comprome-- era de los cohetes, al cálculo de
una sociedad. Para esto existen no tien en de com ún entre sí más
tida esté la población en el terreno un adversario y, p o r tanto, no es
general al que se refieren estos m étodos em píricos, a pesar de que que el pre m io Nobel, prem io que
verdad que no pertenece ya a la es­ les ha sido concedido en d ife ren te s
secretos, ta n to m ayores son las todavía son poco em pleados con
fera pública? Pero, siguiendo la tra ­ tiem pos y por los trabajos más d i­
posibilidades de co n flicto quo encie­ este fin. M uchas veces se da más
dición, los ciudadanos de los paí­
rra este dllom a. Este problem a sur­ cuenta de esta d ife re n cia el polí­ versos.
ses libres creen ten er derecho a Con las consultas populares, los
gió en los Estados Unidos a co- tico que los periodistas que le
estar continuam ente Inform ados so­ sondeos Gallup y o tro s m étodos de
mlenzos de la década del sesenta, critic a n . Éstos le ochan en cara
bro el estado de salud dol p re si­ encuesta de caracteres parecidos
cuando el presidente Kennedy, al que tiene la osadía de ignorar a
dente de su nación.
ten er que tom ar la d ifíc il decisión la o.p. Unas cuantas cartas escri­ ha surgido una nueva dim ensión y
Prescindiendo del con tro l do n o ­ problem ática de la o.p. El in flujo de
do si debía responder con una serie tas con limpieza, pero de forma
ticia s que practican los gobiernos ta le s resultados, in cluso la sim ple
de pruebas al rom per Rusia el acuer­ m uy individual e im perfecta, im ­
actuales, e xiste desdo hace mucho aplicación de tales consultas popu­
do sobre la m oratoria de las prue­ presionan más al diputado en el
tie m p o una m anipulación especí­ lares realizadas según el sistem a
bas atóm icas, no pudo apoyarse en parlam ento que toda una lluvia
fica de las inform aciones para fines de m uestreo, podría dar lugar a
una auténtica o.p. que emanara del de escrito s detrás de los cuales
p o líticos (por ej.. el telegram a de falsificaciones de la o.p. A quí ten­
pueblo americano. El «New York ve que hay una coordinación y
Bad Ems, de Bism ark). En tiem pos dríam os que preguntar quién es
Times», que estaba en contra de dé guerra, los gobiernos Intontan estim u la ción ce n tra l. En los Es­
tados Unidos hay oficinas com er­ esta o.p., quién es la mayoría ave­
la reanudación de las pruebas nu­ d a r las noticias, ta n to las buenas
ciales en las que una sola persona riguada en la encuesta de o.p. En
cleares en la atm ósfera, e xig ió del como las malas, en dosis sintoniza­
0 un grupo de Intereses puede ha­ princip io la ->dem oscopia favorece
presidente quo com unicara a la po­ das. Aunque en la o.p. la c ritic a al
cer quo su carta al senador de quizá a lo s candidatos y proyectos
blación, para que pudiera surgir co n tro l do noticias so refiera casi
W ashington aparezca como una ola de ley cuya falta de pe rfil alcanza
una o.p., tod o lo que él supiera siem pre sólo a la m anipulación por
de cartas escritas espontáneam ente desde el p rim er mom ento una cla­
sobre la necosldad m ilita r y cie ntí­ parte de un gobierno, se da tam ­
por una m u ltitu d simulada. Con es­ ra mayoría en la encuesta. A l m is­
fica de las nuevas pruebas, en la bién este control por parte de los
to no hay quo co n fu n d ir c ie rta s me­ mo tiem po, con su tendencia baga-
medida en que fuera com patible órganos de opinión que se conside­
con los secretos necesarios. El go­ didas o facilidades como acontece telizan te priva a los candidatos más
ran com o p ro te cto re s de la o.p. com piojos y más m odernos y a los
bierno do los Estados Unidos hu­ A sí la «Neue Zürcher Zeltung» es­ con la compañía de telé gra fo s W es­
te rn Union, que tie n e una ta rifa re ­ pro yectos más origin ales do aquel
biera tenido quo encargar, por tan­ cribía ol 28 de junio do 1963: «Aque­
to, a un físico popular que prepa­ ducida para los tolegram as que el in te rés que existía en algunas per­
llos párrafos de los discursos do
rase para la o.p. toda una se rio de individuo pa rticular envía a una sonas y que los hubiera podido
Konnedy en F rankfu rt y en Berlín, ayudar a conseguir el triu n fo . Igual­
datos sobre la técnica nuclear y la que se refie ren a la liberta d de Eu­ personalidad cualquiera d e l gobier­
técnica del arm amento, para que no de W ashington. mente, el «p le biscito de bolsillo»
ropa orien ta l y a la reunificación en form a de encuesta de o.p. se
del público (en un procedim iento á de Alem ania, no aparecen en la Los diversos sujetos que cons­
titu ye n la o.p. no pueden saber en introduce en el acto de ju ic io y de
la Rousseau) naciera una «voluntad prensa Inglesa, ni mucho menos,
01 proceso de form ación de la o p i­ decisión del hom bre do Estado, el
general» — en favor o en contra de tan destacados como se merecen,
las p ru e b a s— que llogara hasta el nión s i representan una opinión cual cree que se vorá obligado a sa­
si se quie re exponer toda la con­ crifica r al oportunism o electoral,
presidente. Poro ¿se puede de ja r cepción del presidente...» La cues­ auténtica, superficial, o sim plem en­
te id iosincrá tlca. Algunas personas consultado por m edio del sistem a
a la o.p. que em ita un ju icio estan­ tió n y la búsqueda de la auténtica
darizado, general y form al, sobre la que so han in stitu cio naliza do a sí de m uestreo, posiciones de po lítica
o.p. resu lta d ifíc il debido a que los exte rio r planeadas a largo plazo.
le gitim ida d do un secreto do esta­ periódicos, la radio y la tele visió n mism as como titu la re s perm anen­

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Opinión pública Organización

W. Llppmann, Public Opinión (Nueva manera Inform al, tien e, en todo conocerla com o una posición po si­
los resultados do las elecciones. -» ble d e ntro de la vida pública. Los
York 1922); P.R. Hofstátter, Die Psycho- grupo de cie rta im portancia, una
M étodos sociológicos, -»O pinión pú­
logle der óllcntliche Molnung (Js.a. m isión co n stru ctiva de cum p lir grupos y m ovim ientos quo quieren
[1949]): J. Habcrmos. Strukturwandel blica, Técnicas de -»m uestreo.
(examen y discusión crític a de to ­ llegar al poder con un único acto
dcr Ólfenillchkcit (}1965); 8 . Bcrclson revolucionario, apoyándose para ello
O posición. Este nombro se da tan­ dos los m edios que se pueden em­
y M. Jnnowltz, ¡leader in Public Opinión en supuestas necesidades h is tó ri­
and Communlcatlon (Nueva York ’ 1966). to a aquel acto de una colectivid ad plear para conseguir una m eta apro­
bada fundam entalm ente por todos), cas, no tienen ningún derecho a u ti­
por el que ésta se contrapone a lizar el nom bro de «oposición», ya
O pinión pública, encuestas de (pu- otra posición d istin ta , com o ta m ­ hay que im pedir que los grupos do
b lic opinlon research, -p o llin g *). Es­ la falsa oposición, a quienes lo que ésta solam ente se da cuando
bién al grupo, más o menos in s titu ­
te m étodo comenzó en los Estados único quo im porta es el sabotaje e xiste uniform idad respecto a la
cionalizado. que e je rcita regular­
Unidos hacia el año 1920, y al prin­ y ol co n flicto constante o el derrum ­ continuidad de un sistem a parla­
m ente este acto, en ol que ve su
cipio fue desarrollándose gracias, bam iento general del orden, sean m entario.
m isión principal dentro del terreno
sobre todo, a G. Gallup; después político. Para la dem ocracia parla­ legitim ados con el nom bro de o.
de 1945 fue aceptado por otras per­ A la o. en sen tido pro p io solam ente Ingoborg Bode. Ursprung und Begrilf
mentaria, acuñada por la evolución
sonas, en tre éstas por E. Noelle- pertenece el que al pasar a des­ der parlomontorischon Opposition (1962);
que ha ten ido en los países anglo­ K. Kluxen (dir.), Parlamentarismus
Neumann). Por m edio do la consulta sajones. la o. (oposición general­ em peñar el papel de la «posición»
realizada por unos encuestado- (al pasar por tanto al establishm cnt), (1967).
m ente organizada on un partido)
res intenta deducir de una mues­ es uno de sus presupuestos: así, se com prom ete a conservar un sis­
tra de población, que en las encues­ tem a en el que la nueva o. pueda Organización (-»Asociación, -» In s ti­
on Inglaterra, el partido quo pierde
tas representativas abarca de 1000 llegar nuevamente al poder por un tución, -»Sistem a, Sociología de la
las elecciones para la cámara de
a 3000 personas generalm ente, las cam ino legal (por m edio de elec­ -»em presa). En la sociología actual
los comunes, so con vie rte autom á­
actitudes, maneras de pensar, opi­ ciones). En las asambleas legisla­ (sobre todo en la anglosajona) se
ticam ente en H is M a je sty's opposi-
niones, conocim ientos sobre unos tiva s de hoy, la o. ha sub stituid o en da este nombre, en p rim er lugar,
tion (térm ino creado por John Cam
tem as y problemas determ inados, gran parto al parlam ento on la m i­ a la o. com pleja y form al on el
Hobhouse), con unos p rivile g io s
expresándolo on tantos por ciento sión que éste tuvo en un principio: sontido do una -»burocracia, ya sea
previam ente fijados (sueldo para el
con relación a toda la población. En el con tro l del ejecu tivo, pues la de cará cte r privado o público: una
je fe do la o., etc.). La coalición per­
las sociedades Industriales de oc­ mayoría parlam entarla, que p o líti­ empresa, un destacam ento m ilita r,
manente de los grandes partidos
cidente las c. de o.p. están actual­ cam ente está de acuerdo con el go­ una fundación filantrópica, un m i­
es pe rju dicial para el proceso polí­
mente al servicio, sobre todo, de bierno, no cum ple ya dol todo con niste rio , etc. En cada una de estas
tic o de una sociedad, pues enton­
la in vestigación dol m ercado on be­ esta m isión. Según algunas con sti­ organizaciones aparecen en d ife ­
ces ol rol de la o. queda en manos
neficio de las empresas, pero tam ­ tuciones, puede haber un ejecutivo rente grado las propiedades de bu­
do unos partidos m inúsculos que
bién pueden in cluso p re de cir el que. por ej. en las dos cámaras del rocracia y de -»jerarquía. En gene­
no tienen realm ente ninguna opor­
resultado de las olocciones p o líti­ parlam ento, tenga que enfrentarse ral. una o. es una form a especial,
tunidad de sub ir al poder. La tarea
cas d e ntro do unos pequeños már­ con una o. m ayoritaria (típ ico de los del ordenam iento de la conducta
do una o. con stru ctiva puede ser
genes de erro r. Según sea el dere­ Estados U nidos). En las dem ocra­ humana, quo está planificada, ra cio ­
desempeñada en todo grupo, ya sea
cho electoral e xiste nte, a veces cias europeas, por ol contrario, ra­ nalizada y en la mayoría do los
de una manera form al o inform al,
pequeñas oscilaciones en el núme­ ras voces gobernará mucho tie m ­ casos jurídicam ente definida y ase­
por aquella parto de sus m iem bros
ro absoluto de votos pueden tenor po un gobierno que no cuente con gurada. Pero incluso cie rto s tipos
que desea provocar un cam bio en
un in flu jo enorm e sobre los p a rti­ una mayoría absoluta en el parla­ de crím enes y cie rta s colectivid a­
la dirocción o sim plem ente un con­
dos que han tomado parte en las mento. Una o. solam ente la adm iten des de crim inales presentan una o.
trol perm anente y una mayor tra n s­
elecciones, por lo quo respecta a aquellos Estados on los quo está (organlzed crlm e, m afia, cosa nos-
parencia en las decisiones. Así, la
la distribu ción de los escaños. Por pre visto, bien sea por unas tra d i­ tra en los Estados Unidos). O. y
ju nta d ire ctiva de una sociedad anó­
esto, a veces se tien e la im presión ciones con fuerza obligatoria, bien -»asociación no se debe con fund ir
nima, en la reunión anual de los
de que las e. de o.p. han fracasado por unas reglas constitucionales, con e stru ctu ra : pero la o. puede
accionistas, puede vorse en fre nta­
en sus pronósticos sobre las elec­ un cambio de los p o líticos que se desem peñar una función a ctiva en
da regularm ente con una o. que no
ciones. Muy discutido os también encuentran en el poder. Los Esta­ la creación y en la conservación de
tien e por qué esta r necesariam ente
el hecho de la posible influencia dos a u to rita rio s y, sobre todo, los una e stru ctu ra (R. König). Confor­
interesada en hacerse realm ente
que puede tener on unas elecciones to ta lita rio s — y e n tre éstos los c o ­ me a la definición, en una sociedad
cargo de la función directiva . M ie n­
la publicación de las predicciones m u n is ta s — no pueden a d m itir el no hay ninguna o. que pueda iden­
tras que la o., ya esté perfectam en­
do los estudios de o.p. acerca de p rin c ip io de una o., n i siquiera re­ tific a rs e exclusivam ente con la es­
te legitim ada o haya surgido de una

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525
O ut-group
Organización

tructura to ta l de su sociedad. En Out-group (té rm in o creado por VV.G. tal. Cuanto más se sienten unas
pueblos p rim itivo s so ocupan del
toda o. podemos encontrar un fin Sum ner en 1906). Al considerar dos personas m iem bros de un in-group,
o. de cada Individuo dentro de la t r i­
y una m eta. Los m iem bros de una o más grupos, aplicam os el nombre ta n to más fuerzan a o tra s a la posi­
bu, y con una diferenciación que
o. se encuentran en ella prim era­ de out-group a aquel grupo que. ción de out-group. y generalm ente
va mucho más allá de nuestros sis­
m ente como titu la re s de una fun­ tem as de clasificación pues la ve­ desde el punto de vista del objoto en un sen tido h o s til y d ifa m atorio.
ción, pero tam bién pueden actuar de la investigación, representa el El fenóm eno de la form ación de
rifica ción de las relaciones de pa­
(en parte) on contra de la o., fo r­ grupo extraño, el más apartado. out-groups o In-groups ha preocupa­
rentesco con stituye una base fun­
mando ->ctiques y grupos inform a­ ->Etnocentrism o. Un grupo se con­ do de manera espocial a la so cio lo ­
damental dol sistem o de control
les. La sociología estudia tam bién vie rte en out-group cuando es consi­ gía do la empresa y a la sociología
social dentro de la trib u ; do este
el cambio do la o., sus relaciones modo se pueden fija r las form as do derado o percibido p o r o tro s como industrial.
con el m edio am biente (quo puede conducta de cada uno de los m iem ­
constar tam bién de otras muchas bros do la trib u con respecto a los
organizaciones) y la integración de demás. El o. puede se r considera­
la o. dentro de su sociedad. do, en genoral. com o regulador do
relaciones socialos y m edio para
A. Etzlonl, Complex Organlzotlons (Nue­ asignar a cada uno su status social.
va York 1961); Idem, Sozlologle dor Muchas vecos el o., según la san­
Organlsatlonen (1967): P M, Blau y W.R. gre, tiene relativam ente poca im ­
Scott, Formal Organlzatlons (Londres
portancia en com paración con la
1963): Renato Mayntz, Sozlologle der
Organlsatlon (1963); Th. Caplow, Princi­ transm isión de «nombres im p ortan­
pies o l Organlzation (Nueva York 1964); tes».
Pera una más amplia bibliografía v. Entre los pueblos p rim itivo s des-
Burocracia, 8urocratlzaclón, Empresa. ompeña a veces un destacado
sociología de la. Sociología Industrial. papel ol parentesco a rtific ia l (her­
mandad de sangre, adopción). El he­
O rigen. El térm in o se refiere a la cho de quo el hombre proceda
procedencia biológica de una per­ de anim ales an terio res a él tiene
sona. de un grupo, de un pueblo o im portancia para la sociología, pues
del hom bre en cuanto tal, con res­ las investigaciones do la fisiología
pecto a sus prodecesoros. El hecho comparada de la conducta dem ues­
do poseer un conocim iento exacto y tran que cie rta s form as de conduc­
unas pruebas fehacientes del o. de ta comunes en todos los hombres
personas viviente s, pruebas que a (-►agresividad, d istrib u ció n del te ­
veces abarcan varios siglos, supo­ rreno, aspiración a im ponerse so­
ne un fa cto r im portante para la no­ bre todos los demás, etc.), pueden
bleza y para la aristocracia, que do derivarse de form as de conducta
esta form a pretenden le g itim a r el animal.
o je rcicio do su dom inio o la aspira­ Los resultados de la sociología
ción al m ism o. Incluso en los países animal comparada plantean el In­
donde la nobleza y la aristocracia terrogante de saber hasta qué pun­
han perdido su poder el o. puede to, con el desarrollo social, po­
ser a veces fuente do p re stig io y drá el hom bre perder ciertas fo r­
proporcionar cré d ito y fuerza de mas de conducta actualm ente cali­
atracción fre n te a la cliente la, por ficadas do negativas.
ej., príncipes que ocupan un puesto
en la banca o en la crianza de v i­ A. Gehlen, Der Mensch (’ 1962); Th.G.
Dobzhansky, Vererbung und Menschen-
nos. M Iontras que en la moderna
blld (1966); Idem, Dle Entwlcklung zum
sociedad in du strial el o. apenas tie ­ Monschen (1958); G. Heborer (dlr.),
ne interés para el individuo, si pres­ Mcnschllche Abstammungslehre 1863-
cindim os de la nobleza, todos los 1964 (1965).

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Parlamentarism o

p. apenas se dan interacciones. Los el status del paria (el herrero, el


diversos individuos afectados por desollador, el calderero, etc.). W.E.
el p. probablem ente constituían an­ M ühlm ann descubrió grupos parlas
te s una m ultitu d (lo s espectadores (es decir, categorías sociales, no
de un te a tro ) o un grupo casual ( tr i­ grupos propiam ente dichos) en todo
un »cinturón de castas» que va des­
p pulación de un barco). Pero, en todo
caso, las personas poseídas por el de la India hasta el Á fric a occiden­
pánico no están ya orientadas por ta l. pasando por Persia, A rabia y el
el grupo, sin o — lanzadas a una Sudán. Desdo Max W eber se habla
reacción Instintiva de fuga — in te ­ de una é tica paria (por ej., la resis­
Panol. En Inglés p. significa prim e­ form a, se intenta sogulr los cam­ tencia pasiva), que M ühlmann con­
resadas solam ente, de una manera
ram ente la lis ta de las personas bios operados en el com portam ien­ firm ó con el ejem plo do Gandhl.
«asocial» y egoísta, en la salvación
que nombra un funcionario de la ad­ to de consumo, en las actitudes personal; como falta una s in to n i­
m inistración de ju sticia , para que políticas, etc. Por ejem plo, a todos Parlamentarismo. Es el procedim ien­
zación basado en uno finalidad ra­
presten sus servicios como ju ra ­ los inquilinos de un grupo de v i­ to po lítico que sigue una sociedad,
cional, de lo propia conducta con
dos. En la Investigación social em­ viendas se les preguntó por su ac­ cuando la mayoría de los m iem bros
la conducta de los demás, los hom ­
pírica, p. es un número (la mayo­ titu d frente a la m inoría negro, do esta sociedad está de acuerdo
bres se convierten, en medio del
ría de las veces bastante reducido) pero las preguntas les fueron he­ en que es deseable que se discutan
p., en im pedim ento m utuo de los
de personas, frecuentem ente repre­ chas unos m eses antes de que fue­ detalladam ente on el parlam ento to ­
unos para los otros, y, por esto, el
sentativas de su grupo, que con su ran a v iv ir al m ism o bloque los dos los problem os del Estado y en
riesgo, en form a de reacción on ca­
opinión frente a un m aterial de ter­ prim eros inquilinos negros y unos que exista una votación que siga
dena, es aún m ayor (p. procede del
minado de observación ayudan a moses después de que estuvieran unas normas fijas y dé a conocer el
griego: Pan era un dios de los pas­
estandarizar este m aterial. En un éstos viviendo a llí para observar resultado del proceso fo rm a tivo de
tores que desencadenaba te rro r).
p. se prueban, por oj.t los nuevos así si la cercanía o quizá el co n ­ lo opinión política. En el p. el jefe
También un individuo solo puede
instrum entos (escalas, preguntas de tacto con la m inoría había dado de Estado, y generalm ente tam bién
caer en el p. Cuando hay un gran
una en tre vista, etc.) antes de apli­ lugar o un aumento o dism inución cada uno de los m in istro s, depende
número do personas y las posi­
carlos al campo. de los prejuicios y do lo discrim in a­ do la confianza que deposito on él
bilidades de ulda son — o se su­
La interrogación por el sistem a ción. Lo Interrogación p o r el m étodo la mayoría del parlam ento. Por tan­
pone— realm ente in suficientes,
del p. es un m étodo que sirve pora del p. es considerado actualm ente to, el poder ejecutivo no cuenta
surgen o aumentan las reaccio­
com probar los cambios que se pro­ como uno técnica Im portante poro (com o por ej.. en los Estados Uni­
nes do p. El p. puede ser creado
ducen en el com portam iento o en el análisis em pírico del -»cambio dos, donde el e jecu tivo tien e un
tam bién en el experim ento psicolo-
los actitudes de un círculo do per­ social. En la interrogación por el período de 4 años) con un período
gicosocial.
sonas. En contraposición a la inte­ sistem a del p.. éste debo tener con stitucio na l de gobierno, durante
rrogación representativa (técnicas uno m uestra representativa, una Martha Wolfenstem, Dlsastcr (Londres el cual puede suceder que el poder
de -»m uostreo, encuestas do -»opi­ m uestra al azar tomada del un ive r­ 1S57): N.J. Smelser. Thoory of Collec- le g isla tivo esté en manos de la
nión), en la que. en caso de una so social. Sin embargo, para la In­ tlva Bohavior (Nueva York 1963). oposición. Fue en Inglaterra donde
repetición de las preguntas, apare­ terrogación por el sistem o del p. es nació el p., pero desde el siglo XIX
cen siem pre en la m uestra nuevas Parentola ->Clan.
muy apropiado el método de la se ha ido con virtie ndo en el ele­
personas a interrogar, la interroga­ m uestra cerrada, es de cir: so pre­ m ento que ha con stituid o la estruc­
Paria. Desde Max W eber so llama
ción por el sistem a del p. está gunta a todos los m iem bros de un tura de la vida política en diversas
parla (derivado do pareiyan m iem ­
orientada a una serle de personas grupo, de una plan tilla , de una aso­ naciones. En el transcurso del si­
bro de una casta hum ilde del sur
que han sido seleccionadas una vez, ciación y se los constituye, al m is­ glo XX ha sido restrin gid o o su­
de la India) a aquellos grupos de po­
pero que permanecen siem pre las mo tiem po, en universo social de prim ido continuam ente por dicta du­
blación que viven de una form a re­
mismas. Estas personas pueden toda la investigación. ras au toritarias y to ta lita ria s, bien
lativam ente pobre, al margen de
c o n s titu ir un grupo o ser personas de tip o m onárquico o de tip o oligá r­
la sociedad y despreciados y forza­
aisladas que no se conocen m utua­ Pánico. Es el com portam iento adop­ quico. P. puede ser tam bién un con­
dos a la -»endogamia. Parias son
m ente en tre sí, y son confrontadas tado generalm ente p o r un número cepto de crítica , si con él se dosig-
con frecuencia pueblos extraños
(en intervalos do tiem po general­ de personas como consecuencia de que viven d e n tro de o tro (p o r ej., na a un Estado que se entorpece a
m ente cortos) con el mism o ins­ un acontecim iento que de súbito los gitanos). En muchas sociedades sí mism o debido a que su parla­
trum ento de interrogación. De esta ha provocado un gran pavor. En el las profesiones pro scritas toman m ento está ocupado por un número

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533
Parlamentarism o Patriotism o

excesivo de pequeños partidos de campo y la ciudad, entre el secto r


dism inución de los m iem bros de tiende que el padre tien e una li­
todas las m agnitudes. Cuanto más indu strial y el secto r agrario, entre
los sindicatos, aumento del núme­ bertad am plia y arb itraria para ju z­
eficaz es el p. es cuando existe un los fabricantes y los im portadores),
ro de empleados a costa del nú­ gar y una autoridad para disponer
sistem a de dos o tre s pa rtido s; por se convierten muchas veces en apa.
m ero de los obreros, conciencia de de todos los m iem bros de la fa ­
tanto, cuando el derecho electoral ratos (locales o nacionales), en «má­ m ilia y do todos los siervos quo
•■clase media» que de sí misma
im pide que aumenten los poqueños quinas», cuyo poso y oportunidad
tien e la m ayoría, etc.). Por esta están bajo sus órdenes, que es se­
partidos, como en Inglaterra y en frente a las campañas electorales
razón, en la segunda m itad del si­ m ejante a la del p a ter fa m ilia s de
los Estados Unidos. hacen quo las probabilidades para
glo XX los partidos se ven forzados la antigua Roma. Es una cuestión
los partidos recién fundados sean discutida si en las diversas com u­
a in te ntar obscurecer en lo posi­
W. Tormln. Geschlchte des deutschen extraordinariam ente pocas. Las de­ nidades humanas se dan, y en qué
ble su -»im agen de representación
Parlamentarlsmus (1966); K. Kluxen mocracias más estables son las que grado, estructu ras m atriarcales de
de intereses (pa rtido campesino,
(dlr.), Parlamentarismos (1967): G. Leib- cuentan con un sistem a do dos (o,
partido obrero, partido de em presa­ poder (aunque no com o una fase
holz, Strukturprobleme dar modcmen a lo máximo, tres) partidos.
rios, etc.), para poder te n e r la pre­ necesaria de la evolución, ni en la
Demokratle (’ 1967); Para una más am­ El número do los m iem bros ins­
plia bibliografía v. Domocracio. tensión de ser ol partido que me­ m edida que había supuesto J.J. Ba-
c rito s en un partido y que pagan chofen, Das M u tte rre ch t, 1861). En
jo r puedo se rvir al bien común y
una cuota al partido, no responde sentido figurado, polém ico y ca ri­
al interés público, en contraposi­
Partido político. So da ol nombre en ninguna parte al número de vo ­
ción a los o tro s partidos. Para esto, caturesco, se habla tam bién de so­
de p.p. a aquella -»agrupación que tos que el partido adquiere en las
en todas las elecciones general­ ciedades in du striale s más o monos
está orientada a la acción política elecciones.
m ente se elige un punto del pro­ m atriarcales (la sociedad americana
(-»gobierno,—»oposición, defensa de Por tanto, lógicam ente no puede
grama que se pueda dram atizar es más m atriarcal que la suiza o
los intereses de las m inorías) y ha­ o x is tir un p.p. más que cuando hay
(crecim ien to económ ico, estabilidad la alemana). El tip o más frecuente
ce profesión de su «parcialidad» y varios pa rtido s que están en co m ­
monetaria, re tiro de vejez, reform a de organización y con tro l social de
de su naturaleza do agrupación de petencia unos con o tro s (recalcan­
de la educación, etc.). un grupo es el p., pues el predom i­
intereses (sobre todo on una -»de­ do su «parcialidad» en favo r de
La sociología do los partidos es­ nio do los varones en una sociedad
m ocracia p lura lista): así. han form a­ aquellas partes de la población que
tudia las estratifica cio nes y fluctua­ descansa sobre todo en las d ife re n ­
do partidos p o lítico s los obreros prom eten una mayoría de voto s y
ciones de los m iem bros, la conduc­ cias biológicas de ambos sexos (por
(sindicatos), los cam pesinos, las que. por regla general, están d is­
ta de los electores, los tipo s de ej., lim ita ció n de la m ovilidad de
confesiones religiosas, las corp ora­ puestos a unos com prom isos en el
líd e r en los pa rtido s, la form ación la m ujer por razón del proceso de la
ciones profesionales (por ej., el es­ sentido do lo «políticam ente posi­
de d iq u e s , la estru ctu ra de la orga­ procreación).
tam ento m edio). Por tanto, todo p.p. b le * (dem ocracia parlam entaria). En
nización, la relación con las agrupa­
es una mera pa rte del cuerpo de los sistem as to ta lita rio s do gobier­
ciones de intereses, las técnicas Patriotism o. Es la m entalidad o el
electores y tien e que enfrentarse no (sobre todo en los com unistas),
de oposición, ote. m odo de pensar de los patriotas,
con la com petencia. La constitución donde no e xiste más que un único es decir, de aquellas personas que,
de una dem ocracia o de una repú­ partido, este concepto es la más­
R. Michels, Zur Sozlologlo des Partel- por am or a la patria, están dispues­
blica no tlono por qué prever el cara bajo la cual se esconde la
wesens In der modernon Demokrotie tas a realizar acciones extraordina­
rol del p.p. en el proceso form ativo é lite . En las dem ocracias plu ra lis­ (’ 1925, reimpresión 1957); Ch.E. Ma- rias e Incluso sacrificios. En la se­
de In voluntad po lítica y en el ejer­ tas, los partidos p o lítico s están rrlam y H.F. Gosneil. The American gunda m itad del s ig lo XX este té r­
cicio de la autoridad de gobierno muchas veces com prom etidos, aun­ Porty System (Nueva York •'1949); V.O. m ino tiene a veces un va lo r nega­
(controlada por uno o varios p a rti­ que no todos en el m ism o grado, Key, Politics, Partios, and Pressuro tivo . A l p. va unido frecuentem ente
dos de oposición en el parlam ento). con las agrupaciones de intereses Groups (Nueva York J1952); R.T. Mac-
el -»etnocentrlsm o, una moral do
La co n stitu ció n más antigua que (sindicatos, em presarios, agrupacio­ kenzio. Brltlsh Polltical Partios (Lon-
dros 1955); S. Neumann (dir.), Modern grupo (rig h t o r w ro ng - m y country)
hay escrita , vigonte Ininterrum pida­ nes de dam nificados, etc.), que en
Politlcol Partlcs (Chicago 1956); M. que, sobre todo a p a rtir de 1945, es
m ente hasta ahora, es de cir, la cons­ cuanto pressuro groups (también
Duverger, Dio politlschcn Partclen rechazada como una amenaza para
titu ció n de los Estados Unidos do com o grupos de ->veto) intervienen
(1959). la paz mundial. Los Estados com u­
Am érica, no hace mención alguna en la p o lítica a través del p.p. n ista s de hoy echan mano s in es­
de los p.p. Los p.p. surgen espontá­ El cam bio social y económico del
Patriarcal. Cuando el e je rcicio del crúpulo alguno de Ideales h is tó ri­
nea y lentam ente de la contrapo­ sig lo XX ha desplazado en muchas
poder se encuentra en manos del cos (m adre Rusia) o de hechos su­
sición de intereses económ icos y de las grandes sociedades indus­
padre o de un grupo que sim b ó lica ­ cedidos en una guerra de lib e ra ­
religiosos (en un princip io eran casi tria le s las reservas tradicionales
m ente le representa, recibe el nom­ ción para crear así, por m edio dol
siem pre enfrentam ientos entre el de los partidos (sufrag io fem enino,
bre de p. En este caso se sobreen­ p. do la juventud, el presupuesto

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Patriotism o Planificación

para una posición m ilita r fue rte en misma clase y generalm ente de la a los individuos que en sus res­ cales de izquierdas. Esta hipótesis
el campo internacional. Pero tam ­ mism a edad y que ejerce un -^co n ­ puestas a un cuestionario dejan se ha visto cada vez más con fir­
bién los «pueblos jóvenes», los paí­ tro l social muy fuerte. tra slu cir tendencias «fascistas» mada en los EE. UU. durante los
ses en vías de -»desarrollo que han («síndrom e autoritario», descifrable años 60 por el com portam iento y
adquirido su independencia después Pensamiento, sociología del. Socio­ según la -»escala-F). Estos in divi­ la ideología de grupos m ilita n te s
de 1947, se sienten con derecho a logía del -»conocim iento. duos están, por tanto, dispuestos de negros. El estudio cie n tífico de
un p. extrem o, derecho que les a som eterse a un caudillo, de la la p.a. ha descendido considerable­
conceden todas las otras naciones, Personalidad (->Conducta desviante, mism a manora que ellos mism os m ente en los EE. UU. desde finales
ya sean éstas pro orientales o pro -»C ultura, -»Enculturación, Grupo de desempeñan el papel de autócra­ de los años 50.
occldontalos: poro en las dem ocra­ -»referencia, ->Rol, -»Socialización). tas frente a sus subordinados; por Sin fija rno s demasiado en su de­
cias occidentales se puede obser­ En el sentido de concepto sociocul­ consiguiente, están predispuestos a finición. p.a., y sobre todo ol adje­
var una gran reserva frente al con­ tural de la antropología cultural la aceptación de Ideologías to ta li­ tivo de scaliflcativo de «autoritario»,
cepto de p. En los Estados Unidos, (americana) — y no tanto en el sen­ taria s, Ideologías que en la mayo­ on cuanto térm ino de la polém ica
la palabra patriota puede ser con­ tido de la psicología eu ro p e a — per­ ría de los casos reciben el nombre política, pertenece al arsenal de la
siderada actualm ente, entre la cla ­ son ality es el conjunto de las pau­ do fascistas. La p.a.. rechazada fu n ­ crítica actual do la sociedad, pero
se media y superior, como un in­ tas de com portam iento, actitudes, dam entalm ente por sus descubrido­ en este caso generalm ente quiere
sulto. costum bres, valores, m otivaciones, res, no aparece bajo las mismas de cir jerarquía, la ausencia do «co-
tabús, etc., que cada uno de los in­ form as en los diversos estratos gestión», los m étodos autocráticos
Pattern variables -»Interacción. dividuos (personas) ha tom ado de sociales y grupos profesionales de de gobierno.
su cultura (o do varias culturas), las diferentes sociedades. El tipo
Paz. Es el estado do ausencia de opuesto, calificable como positivo, Th.W. Adorno, The Authoritarian Per­
todo lo cual está unido insepara­
con flicto entre aquellos grupos, ge­ es la personalidad dem ocrática o sonality (Nueva York 1950); R. Chrlstio
blem ente a unas form as do com ­
neralm ente trib u s o naciones, que y Marie Jahoda (dirs.). Studies in the
portam iento psicologicoindividuales igualitaria. Algunas encuestas pos­
entre sí han vivido o pueden algún Scope and Method of • The Authorita­
(que m uchas veces son idiosincrá- te rio rm e n te realizadas en los Esta­ rian Personality (Glencoe [III.] 1954);
día v iv ir en guerra. La p. en sentido dos Unidos creen poder com probar
tica s y caprichosas) adquiridas qui­ R. Christie y P. Cook. A guide to pu­
e s tric to presupone por ambas par­ la existencia de la p.a. incluso en
zá. en una constelación fa m ilia r úni­ blished literaturo relating to the autho­
tes unas form as de com portam ien­ los tests psicologicosensoriales: la ritarian personality through 1956, «Jour­
ca. El hombre, según va creciendo,
to y unas concepciones que dejan p.a. es rígida, con poca capacidad nal of Psychology» 45 (1958): H.E. Ti­
se va apropiando (intorlorizando),
„ prover una época de p. ilim ita d a ­ de adaptación para p e rc ib ir de ter­ tus y E.P. Hollander. The California F
debido generalm ente a su deseo do
m ente larga. En los últim os siglos minados estím ulos de su am biente. Scale in psychological research: 1950-
aparecer agradable frente a un gru­
ha habido varios pensadores que Los resultados de unas encuestas 1955. «Psychological Bulletin» 54 (1957).
po de rnferencia, Innum erables ele­
se han ocupado del problema de la am ericanas que ya al com ienzo de
m entos de su cultura, y lo hace, en Planificación -»C entralización, -»C i­
p. eterna. Desde mediados de este los años 50 encontraron caracte­
parte, a través de una im itación vo ­
siglo, el uso form al do la palabra bernética, -»C olectivism o. -»C om pe­
luntarla, en parte de una form a ape­ rísticas de p.a. precisam ente entre
p. ha descendido en favo r de nue­ tencia, -»Com unism o, -»Futurología,
nas consciente (sub lim ina l learning), los m iem bros de m inorías d iscrim i­
vos térm in os que expresan una -»Inform ación, -»Integración, -» M e r­
pero en general com o resultado del nadas. por ej., entre los negros, no
distancia más o menos grande fre n ­ cado, -»Nacionalización. -»Utopía.
proceso de socialización. El hombre favorecen en nada la posibilidad de
te al con flicto plenam ente armado aplicación política de este térm ino
se convierte, gracias a la creación A. Detragiache. Sociología y planifica­
(guerra fría, escalada, desescalada, y de la teoria que se esconde detrás
de esta personalidad, en un m iem ­ ción, en F. Alberoni. Cuestiones de
solución de crisis y contención de de él. En ol año 1954 Edward Shils
bro capaz de ejerce r una función sociología (Herder, Barcelona 1971)
crisis). indicó que los datos em píricos de 1011-1032: K. Mannheim, Mensch und
en su sociedad. Por tanto, la p. pue­
de ser definida tam bién como «es­ la sociología po lítica no perm iten Gesellschaft In Zeitalter des Umbaus
K. v. Raumer. Ewiger Frledo (19S3);
tructura de adaptación», pero, al reservar el concepto de p.a. sola­ (Leiden 1935): Idem, Freedom, Power
R. Aron, Palx et (jtierrc entre les natíons
mism o tiem po, es un esquema ex­ m ente para las personas y grupos and Democratic Planning (Nueva York
(1962).
radicales de derechas, sino que tam ­ 1950); A. Hunold, (dir.), Vollbeschäfti­
p licativo , un sistem a orientado a la gung, Inflation und Planwirtschaft
Peer group. Este nombre, sobre to ­ Interpretación de experiencias. bién se dan regularm ente form as
(1951); K. Albrecht, Planlfikateure beim
do en la sociología (americana) de la de com portam iento em ocionales y Werk. W irtschall zwischen Zwang und
juventud, se aplica al grupo de -» re ­ Personalidad au toritaria. Los auto­ cognoscitivas de »tipo fascista» en Freiheit (1964); F. Naumann-Stiftung
ferencia de un Individuo, grupo que res de la obra que lleva este títu lo , el extrem o opuesto de la «gama (dirs.). Planung in der Marktwirtschalt
ostá form ado por personas de su aparecida en 1950, califican de p.a. política», es de cir, entre los radl- (1964) H. Schoeck y J.VV. Wiggins (dirs.).

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Poder
Planificación

Control Planning and Neomerconllllsm and Socioty (Glencoe 1960); K.M. Bolte ro de campos cada vez m ayor (sub­
qu ie r caso os una ciencia que y D. Kappe, Struktur und Entwickiung s id io de vejez, gastos de en fer­
(Prlnceton [N.J.] 1964); E. Bloch y presta una gran ayuda al sociólogo,
otros Wlssenschaft (md Planung (1965); der Bcvólkerung (1964); R. Tiiomlinson, medad, educación). Sin necesidad
el cual debe te n e r en cuenta no Population Dynamics (Nueva York 1965); de este certificado, el Estado atien­
J.H. Kaiser (dir.), Planung (1965ss);
P. Massó, Le Plan ou l'anti-hasard (Pa­ solam ente las características de la W.S. Thompson y D.T. Lewis, Population de a toda la población — según ol
ría 1965); R. Dahrcndorf, Markt und Plan. p. que se pueden estadísticam ente Probiems (Nueva York 31965); J.M. Be-
• p rin cip io de la regadera«— sin
Zwoi Typen dor Raíionalltat (1966); H. advertir, sino tam bién las causas y shers, Population Processes In Social
System (Nueva York 1967). te n e r en cuenta la renta y la pro­
Krauch, Forschungsplanung (1966); H. la dirección de los cam bios en una piedad de cada uno, con unas pres­
Scholsky. Planung dor Zukunft, en «So- población.
Pobreza (-»M ínim o v ita l, -»N ivel de taciones sociales m ínim as (p o r ej..
zialo W olt. 17/2 (1966); G. Stoltenbcrfl, El m ovim iento general de la p.
Forschungsplanung (1966); Ph.J. Bernard, vida, -»Privación relativa ). Como el «servicio nacional de sanidad»
(que afecta a la estructu ra de eda­
Destino do la planificación soviética concepto utiliza b le en el campo so- de la Gran Bretaña, la educación y
des y a la m agnitud) rosu lta de las
(Nova Terra. Barcelona); GENC, Plani­ clo p o lítico y operacional en cie n­ el m aterial escolar gra tu ito). De
ficación y desarrollo (Nova Terra, Bar­ variables de la fecundidad (prom e­ esta form a se pretende e vita r que
dio de hijos por cada m ujer en cias sociales, se ha hecho cada vez
celona). uno pueda considerarse pobre, muy
edad de poder concebir, o número más problem ático durante la se­
gunda m itad d e l sig lo XX. En las re la tivo que esto sea, al ten er que
P luralism o. -»Corporaciones, -»De­ de h ijo s por cada fam ilia), de la
sociedades del bienestar, en el ac­ re c u rrir a subvenciones, ayudas, etc.
mocracia, -»Integración, -»Partido m ortalidad, de la inm igración y em i­
político. tual estado de la previsión social
gración, de la edad media de la Poder »Autoridad, -»Carlsm a, -»Co­
( W ohlfahrtsstaat), con su amplia
m ujer al contraor el prim er m a tri­
«seguridad so cia l- obligatoria para le ctivism o . -»C ontrol social. -»Chan­
Población. Es el conjunto de todas monio, de la frecuencia con que
todas las necesidades Imaginables taje, -»Élite, Estructura del -»poder.
las personas que viven dentro de so contrae m atrim onio. A pesar de
hay todavía individuos, fam ilias, pro­ -»G obierno, -»Hegemonía. -»O be­
un te rrito rio geográfico y (o) polí­ que la demografía es de todas las
fesiones m arginales a las quo. si diencia, -»Poder com pensatorio, -»
ticam ente lim lta b le en un mom ento ciencias sociales la que con más
las comparamos con la mayoría de T otalita rism o . Una persona, o un
concreto. Respecto a la p., nos In­ eficacia trabaja cua ntitativa m en te y
la población, podemos aplicar ol grupo, tiene poder sobre o tra cuan­
teresa saber en prim er lugar su se sirve de la estadística y de las
c a lifica tivo de pobres. Pero, en con­ do, utilizando cualquier clase de
m agnitud, su con stitució n biológica instalaciones electrónicas para la
traposición a los siglos anteriores, medios, puede provocar, cam biar o
(el tanto por ciento de hombros y elaboración de datos, ha fracasado
la auténtica p. es hoy un caso raro im pedir la conducta do ésta, El fe ­
mujeres, de los diversos grupos de constantem ente, y de una form a la­
en las sociedades indu striale s de nómeno más general se llam a po­
edad, la -»e stru ctura de edades), m entable, precisam ente en el cálcu­
occidente y abarca únicam ente a seer influencia (H.D. Lasswell. A. Ka-
el m ovim ien to do la población (c re ­ lo previo de las futura s m agnitudes
un tanto por ciento reducido de la plan); p. e xiste cuando la conduc­
cim iento o dism inución, -»m igra­ do población, por ej., en EE. UU.
población. Sin embargo, hay tam ­ ta de o tra persona es Influenclable
ción Interio r, desplazam iento de la desde 1940. puos el pronóstico no
bién una p. estructu ral, es decir, ante la posibilidal de graves repre­
estructura de las edades -»pirám i­ puede p re de cir si el com portam ien­
personas (en algunos casos varias salias o de prem ios extraordinarios
de de la población), los índices de to real de las fam ilias respecto a
generaciones dentro de la misma (por ej., el poder del dueño de es­
fecundidad y los índices de m a tri­ la procreación va a ser p o sitivo o
fa m ilia ) que hacen un uso tan poco tupefacientes sobre el toxicóm ano,
m onios. Éstos son los datos de par­ negativo. La llamada estructura ge­
adecuado incluso do las ayudas so­ el poder de la fa vo rita sobre ol
tida y las tendencias centrales por nerativa (H. Linde. G. M ackenroth),
ciales y económ icas que se los princip e). En contraposición a go­
las cuales se puede ver y calcular el conjunto de los factores psicoló­
conceden, que no se consiguo que bierno. el p. es «sociológicam ente
de antemano el p e rfil biológico de gicos, sociales, económ icos y c u l­
se adapten por su cuenta y con am orfo*, puede su rg ir de toda di­
la p. Por lo general, p. es un con­ turales, que deciden el com porta­
éxito al proceso laboral (en cuanto ferencia im aginable entre dos o más
cepto más. am plio que -»sociedad, m iento de una población rospecto
problem a social, esto aparece es­ personas. El que intenta con todas
ya que com prende tam bién a indi­ a la fecundidad, son im posibles de
pecialm ente cla ro, por ejem plo, en sus fuerzas conseguir una cosa, se
viduos quo en un sen tido socioló­ abarcar. Se trata de un com plicado
las m inorías de co lo r de los Esta­ expone en potencia al p. de otros.
gico no pertenecen a la sociedad juego en común de diversas m ues­
dos Unidos). En las dem ocracias ac­ La necesidad general que el hom­
del mism o te rrito rio (p o r ej., los tra s de com portam iento que, a su
tuales resulta tan desagradable ca­ bre tiene de descansar y de se r­
extranjeros que están de paso en vez, pueden ser influidas por la pu­
lific a r a una persona do pobre, y virse de la -»división del trabajo
el país). blicidad de unas variables genera­
por tanto de necesitado, que (su­ crea dependencia fre n te a o tro y.
La ciencia de la población, la -»de­ tivas.
prim iendo el p rin cip io de -»subsl- por tanto, poder (A . G ehlen). Un
m ografía, es considerada en algu­
diarlodad) se va prescindiendo del especialista, un pequeño sindicato,
nos países (EE. UU.) com o una ra­ A.H. Hawiey, Human Ecology (Nueva
certifica do de pobreza en un núme- un m odesto proveedor pueden pa-
ma de la sociología, pero en cual­ York 1950); M. Halbwachs, Population

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543 544 * 545

Schoeck 18
Poder Política social

rar una gran empresa. En el sector Am érica por los años 50). Es la -»M onopolio. -»O pinión pública, -> 219-271; E. Garcia-Estébanez, El bien
económico, una situación de -^com ­ relación ordenada y pe rsisten te de Parlam entarismo. -»Partido político, común y la mural política (Hordor.
petencia perfecta ofrecería un cam­ un número de personas que e jer­ -»Totalitarism o. La p. es una forma Barcelona 1970); H. Schoeck. Was helsst
po libre de todo poder, poro todo cen determ inadas funciones de politisch unmógllch? (1959); G. Salo-
especial de aquella acción social
mon-Delatour, Polltlsche Sozlologio
-»m onopolio, por muy pequeño y poder on una población, grupo, orga­ que necesita y busca el poder que (1959); J. Fijalkowsky, Politologíc und
geográficam ente reducido que sea, nización o sociedad total (enton­ aspira a un gobierno legitim able Sozlologio (1965); K. Mannhelm, Ideolo-
croa ya un desnivel de p. ces tam bién se llama élite del po­ y que intenta, muchas veces con­ gie und Utopio (M965); B. Crick, Elne
der). El concepto de e. del p. nació form e a un modelo de sociedad, Lanzo für dio Polltik (1966); R. Heber-
M. Weber, Wlrtschalt und Geselischaft de unos estudios realizados en d irig ir y e structu rar los asuntos pú­ le. Hautproblomc der polltlschen Sozio-
(M956); A. Bergstraesser, Ole Macht Am érica sobre la com m unlty pow er logle (1967); O.H. von der Gablentz,
blicos del Estado. En la p. las per­
ais Mythos und ais Wirkllchkelt (1965); Introducción a las ciencias políticas
structure , entendiéndose por esto sonas, o los grupos, emplean el
B. Külp. Theoríe der Drohung (1965); (Herder, Barcelona 1973). Para una más
K. Mannhelm, Freodom. Powor and Do- un número generalm ente pequeño poder para «Imponer» unas metas
amplia bibliografía, v. Democracia. Par­
mocratlc Plannlng (Londres 1950, reim­ de personalidades influyentes en o unos intereses «on unas situa­ lamentarismo. Oposición.
presión 1965); R.V. Sampson, Equality una ciudad, cuya aprobación es in­ ciones históricas y sociales del sec­
and Power (Londres 1965); M. Duvcr- dispensable para que en esta c iu ­ to r público y en contra de la vo­ Política social. Es la aplicación de
ger, The Idea o l Polillos (Londres 1966); dad pueda tener probabilidades de luntad y de los o b je tivos de otras medios po líticos, generalm ente me­
G.E. Lenskl, Power and Prlvilcge (Nue­ éxito cualquier acción de im portan­ personas y grupos, utilizando para dios estatales de poder, con miras
va York 1966); G. Kirsch, Machtvertel- cia. Estas personalidades actúan en­ a la consecución de unas metas
ello la lucha o sirviéndose de acuer­
lung Im (Jntornehmen (1967).
tre bastidores, pudiéndose dudar de dos» (O. Stam m er). La p. encierra sociales. Entro estas metas socia­
su legitim idad y form ando un grupo en sí el elem ento de la coacción les se cuentan la elevación del
Poder com pensatorio. Desde John
K. G albraith (A m erican C apltallsm , políticam ente heterogéneo. E. del p.. para im poner determ inadas ideas nivel de vida, la garantía de un
The Concept o f C ovnterva lllng Po­ así como é lite del poder (pow er de orden. Por p. social se entiende salario suficiente en caso de en fer­
wer, 1952) se llama p.c. — centros e lite ) o ->establishm ent. puede ser el empleo de m odios p o lítico s — in­ medad, de invalidez y para la ve­
de poder que se m antienen m utua­ un concepto libre de todo ju icio do cluso de la coacción estatal, cuan­ jez. y la red istribu ció n del produc­
m ente en jaque — a la tendencia valor, pero muchas veces es em­ do la persuasión y los procesos to social en favor de los grupos
pleado con una Intención de crítica generales de com unicación no son económ icam ente más débiles. La so­
hacia un e q u ilib rio relativo de las
posiciones más o menos monopo- social y de igualdad que rechaza de por si s u fic ie n te — . para poder ciología em pírica puede c o n trib u ir
lísticas de poder, ya sean de tipo como antidem ocrática toda d is tri­ in flu ir en los procesos más im por­ a una po lítica más racional, que no
económ ico, po lítico o social, te n ­ bución desigual del poder en cual­ tantes desde ol punto de vista s o ­ esté tan sujeta al oportunism o o a
qu ie r grupo. Prescindiendo de todo cial. con m iras a la situación ideal las em ociones políticas, indicando
dencia que se observa en las socie­
dades industriales de cie rta im por­ ju icio de valor, e. del p. significa en la que está pensando el p o lí­ a la p.s., a base de encuestas o
tancia. G albraith d irig ió al princip io la graduación Indirectam ente per­ tico. En contraposición a las dem o­ de conocim ientos cie ntíficos gene­
cep tible (a veces más bien latente) cracias anglosajonas, en el área de ralm ente adm itidos, los puntos don­
sus ataques contra la excesiva va­
loración de los diverso s m onopolios del poder en unas posiciones cuyos o tro s idiomas, por ej., del alemán, de puede actuar con é x ito y aque­
titu la re s pueden no sólo d s r ins­ se observa una Inflación de p o líti­ llos en los que tien e m enores pro­
económ icos. Incluso en el caso de
que, por ej., un productor de acero trucciones form ales o inform ales, cas especiales; po lítica fam iliar, po­ babilidades de éxito.
pudiera dom inar el mercado y fija r sino tam bién contar con que se les lític a cu ltu ra l, po lítica colonizadora, Como casi nunca es posible de­
arbitrariam ente los precios, sin em­ preste obediencia. po lítica de tráfico, po lítica agraria, term in ar a base de métodos mera­
bargo su poder se encuentra lim i­ po lítica social, política salarial y m ente cie n tífico s y con independen­
tado por la com potoncla de los pro­ A.M. Rose. The Power Structure (Nue­ otras. Esta profusión de políticas cia de todo ju ic io de valor qué es
va York 1967); F. Hunter, Communlty especiales puede afe cta r a la polí­ «social» o qué es menos «social»,
ductores de alum inio, de c rista l y
Powor Structure (Chapol Hill [N.C.] tica en si y a lo que hay en ella y, por el contrario, en esto in flu ­
de plástico, ya que estos m ateria­ 1953).
les pueden s u s titu ir al acero en de­ de posible y de razonable desde yen siem pre las intonclones polí­
term inados campos. el punto de vista económ ico, pero ticas (prom esas electorales), la p.s.
Poligamia -»Familia. tam bién al concepto que la pobla­ se está co n vin ie n d o cada vez más
J.K. Galbraith, Amorlcan Capltalism ción tiene do la política. en una pelota de las fuerzas par­
(Boston 1953). Política -»Burocracia, Clase -» d iri­ lam entarias y extraparlam entarlas,
gente. -»Dem ocracia, -»Elecciones, que com piten por hacerse con unos
A. Izzo, Sociología de los fenómenos
Poder, estructu ra del (traducción del -»Élite, E structura del -»poder, -»G o­ medios lim itados dol presupuesto.
políticos, en F. Alberonl. Cuestiones
concepto po w e r stru ctu re creado en bierno, -»Inte lectua le s, -»Liderazgo, de sociología (Hcrdcr. Barcelona 1971) La tarea más noble de una socio-

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Política social Predisposiciones

logia neutral sería d e cirle de ante­ social sem ejante a ella, la p.m. com ­ Posición social -»Clase social. -» sitivism o europeo, que pretende
mano al po lítico social precisam en­ prende a los pequeños y medianos E stratificación social. Grupo de -»re­ ser una filosofía do la vida. Sus co­
te los efe cto s secundarios que inin- trabajadores independientes de la ferencia. -»Prestigio profesional, -> mienzos hay que buscarlos ya en
tencionadam ente pueden toner las artesanía, del com ercio y de la In­ Rol, -»Status. Benjamín Franklln y en las ideo­
medidas que él tom e. -»Integración. dustria. pero no a los empleados y logías de los pioneros am ericanos;
funcionarios m edios que trabajan P ositivism o (según la filo sofía po­ hacia finales de sig lo, W lllla m Ja­
L. Preller, Sozlsipoiltische Orientierun- por cuenta de otros, los cuales per­ sitivo de A. Com te, desde mediados mes y John Dewey co n virtie ro n
gen (1962); H. Achingar, Sozioipolitk tenecen a la clase media. del siglo XIX, p. es la alhesión esta m entalidad en filo sofía am eri­
vnd Wlssenscbaft (1963); H.W. Kóller- cana independiente, dándole tam ­
Los pronósticos que se hicieron a la ciencia estrictam e nte em pí­
rnann, Sozialpolitik in Dcutschland
a finales del siglo XIX, y que hasta rica ). Por p. se entiende el des­ bién el nom bre de «Instrum entalls-
(31965); A. Burghardt, Lchrbuch der
Allgomoinon Sozialpolitik (1966); L. la segunda guerra m undial c ircu la ­ precio de toda inform ación o con­ mo»: verdadero es lo que funciona;
Heyde, Abriss dcr Sozialpolitik (I:,1966). ron tanto (con un m arcado aire sideración que no pueda ser de­ por tanto, la practlcabilidad, ol éxi­
a n ticap italista ), de que desaparece­ mostrada con los m étodos de las to en la práctica de un m étodo del
Posición media (->Artesanía, -»Cía- ría la p.m., no so han cum plido. Por ciencias experim entales de que se conocim iento es el ú ltim o c rite rio
se social, -»Empleados, -»Estrato so­ el contrario, el cam bio económico dispone en el m om ento. En cuanto de verdad y de valor. El p. es una
cial, -»Funcionarios, -»M ovilidad, -» y técnico, y sobre todo el cam bio el p. solam ente adm ite como cie n­ a ctitu d resuelta, decidida y sobria­
Profesión, -»Sociedad burguesa). En operado en la conducta de consu­ cia segura y como punto de par­ m ente op tim ista fre n te a la e xis­
la sociología europea, p. m. no sig­ mo de las grandes masas, han crea­ tid a para hipótesis, teorías y juicios tencia humana y fre n te al futuro,
nifica lo m ism o que el térm in o mid- do constantem ente nuevas p o s ib ili­ generales lo que se puede alcan­ a ctitu d que ha con tribu ido también
dle cla ss(es) en la anglosajona. Su dades para las profesiones indepen­ zar con los m étodos em píricos del al adelanto que llevan los EE. UU.
estructura, el concepto y la estim a dientes. m ientras que, al mism o m om ento, d ificu lta el avance de la en el te rre n o de las ciencias a p li­
que tiene de si misma (aspectos tiem po, otras profesiones han ido ciencia, el cual parte muchas veces cadas y de la tecnología. Conse­
que son abordados por los p o líti­ o desem bocar a la condición de de unas especulaciones y de una cuencias más sospechosas del prag­
cos que siguen una política de po­ trabajadores. serie de circunstancias que no son m atism o, en cuanto que restrigen
sición m edia), están ya perfilados R. Dahrendorf, que incluye tam ­ todavía dem ostrables em píricam en­ el proceso dol conocim iento hu­
en parte por la característica de bién dentro do la p.m. la llamada te. El p. valora excesivam ente la mano. son la exclusión de todos
«posición». Desde el punto de vista clase servicial (a la que pertene­ fuerza afirm ativa de los datos pu­ los conceptos que no son to ta l­
po lltlco so cla l, con la p.m. se podría cen, entre otros, los funcionarios) ros y desordenados y desconfía de m ente operaclonalizables — espe­
„ com parar en los EE. UIJ. el círcu­ y a o tro s trabajadores, confunde el las funciones sensoriales e in te le c­ cialm ente en las ciencias sociales —
lo de aquellos in du striale s inde­ concepto de clase media (m iddle tivas del esp íritu humano (el cono­ y los defectos generales de la con­
pendientes que. en cuanto sm all classes) con el de p.m.. adm itiendo cim ie n to a p rio rístico debe fundarse cepción p o sitivista del mundo. Por
business, reciben dol gobierno fe ­ además una «falsa p.m.» que com ­ tam bién en la experiencia), en cuan­ esto, precisam ente los sabios ame­
deral créditos ventajosos y otras prende a los obreros de la indus­ to que em iten un ju icio sobro unas ricanos m odernos ponen actualm en­
ayudas. tria tercia ria (in d u stria de s e rvi­ causas para cuyo con ocim ien to so­ te en duda tanto el p. no ilustrado,
El concepto de p.m. es utilizado cios. cam areros, vendedores, etc.). lam ente se pueden fija r, en la rea­ com o el p o sitivism o y el em pirism o.
en muy diversos sentidos (hay más lidad observable, puntos de refe­
do 200 definiciones), tanto por aque­ G. Schmoller, Was verstehen wir un- rencia im perfectos (do aqui la im ­ Predicción -»Pronóstico.
llos que reconocen la existencia de ter Mlttelstand? (1897); R. Aron y ot>-os, portancia de la psicología de la
Classes moyennes (París 1939); F. Mar- Predisposiciones. Las p. del hombre
la p.m. y quieren conservarla, como totalidad o de la G estalt para la re fu ­
bach, Theorie des Mittelstandcs (1942);
por aquellos que quisieran hacerla H. Grayson, The Crisis of the Middle tación del p. extrem o). En la socio­ como tal o las d ife ren te s p. de cada
desaparecer para ten er s itio para Class (Nueva York 1955); K. Albrecht, logía, el p. aparece actualm ente Individuo son las aptitudes here­
otros nuevos proyectos politicoso- Dom Mittelstand elne Chance (1959); como em pirism o y neopositlvism o ditarias biológicam ente preexisten­
clales. Partiendo de la Imagen p ro ­ W.a.d. Noellenburg. Der verratono (sobre todo en los Estados Unidos). tes. Estas cualidades dol individuo
fesional, en cuanto c rite rio central Mittelstand (1959); Institut für Mittel- pueden desarrollarse de diversa fo r­
de estrato en la sociedad indus­ standforschung (dir.). Abhandiungcn zur Pragmatismo. Es una actitu d frente ma en sus relaciones con el medio
tria l do hoy. os como m ejor y con Mlttelstandsforschung (1962ss); R. Kri- am biente. Sigue siendo objeto do
a la vida y al dom inio de la misma,
sam, Der Mittolstand Im hochlndus-
más claridad se puede concebir la Incluso en el tra ta m ie n to científico discusiones y do encuestas, que
trlalislerten Wirtschaftsraum (1965); F.
p. m. Según esto, en la República de sus problem as, típicam ente an­ parten muchas veces de presupues­
Coester. Bodrohto Scibsténdlcfkeit
federal alemana y en los países (1966): Helga Grote, Mlttelstandiórdo- glosajona y, sobre todo, americana; tos ideológicos radicalm ente opues­
europeos que tienen una estructura rung durch •Planlflcatlon>? (1566). es una m entalidad, parecida al -»po­ tos, el problem a de si, en una ac­

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Predisposiciones Pronta

ción concreta, relevante desdo el Prejuicio. El p. os casi siem pre una de grupo. Los pre ju icio s han sido veces tam bién se incluyen las re­
punto de vista social (por ej., en a ctitud negativa (despreciativa, ex­ objeto de estudio por parte, sobre vistas somanales y m ensuales), en
un crim en), hoy que a trib u ir más cesivam ente c ritica , estereotipada, todo, de la in vestigación de la opi­ cuanto que las personas que tra ­
im portancia, desde el punto de v is ­ que im plica una -»distancia social) nión y de las actitu des (especial­ bajan en este m edio de com unica­
ta de su explicación causal, a las fre n te a o tro s (frecuentem ente un m ente en los EE. UU.). No os fácil ción so consideran a si mism as
p. o al m edio am biente. Las p. de grupo, una religión, una m inoría d is tin g u ir entro el p. y el fenóm e­ com o una in s titu c ió n especial, in­
un hombre abarcan mucho más que étnica, una raza, una profesión) que no del -»estereotipo. El p. puede dependiente y protegida por la
la sim ple -»a ptitud o inteligencia. se basa en la pertenencia a un ser tam bién la reacción 8 una ex­ con stitució n (libertad de prensa) y
También se consideran a veces grupo. Las form as de com porta­ pectativa de com portam iento, por como el «cuarto poder» o el «cuar­
como p. aquellas cualidades que m iento correspondientes al p. (en ta n to parte de un —>rol, por ej., el to ostado» de una sociedad, y en
derivan de factores externos al form a tam bién de om lsionos) afec­ rol de la suegra frente a la nuera. cuanto que influyen en la ->opinión
núcleo de las células germ inales tan y porjudican a aquellos in d ivi­ Especialm ente cuando un rol exige pública, en el proceso po lítico de
(es decir, no ligadas a los genes duos a quienes, debido a su p e rte­ unas posturas de evasión o una la form ación de la voluntad. Cuando
en los crom osom as), sino que se nencia a un grupo o a una cate­ distancia social, se puede suponer se dice que un po lítico o un a rtis ­
hallan presentes en el citoplasm a goría social, categóricam ente se que detrás hay unos prejuicios. Es ta tien e «mala prensa», se quiere
del óvulo m aterno. Por lo que res­ atribuyen propiedades negativas. En muy poco probable que una socie­ expresar que este po lítico se ha
pecta a la cue stión etico ju ridica contra del in te nto de a trib u ir a una dad y una cultura estén totalm ente atraído sobre sí, ju stifica d a o in ­
acerca de la responsabilidad del determ inada ostructu ra personal, es­ lib re s de prejuicios en las relacio­ justificadam ente. la crítica de una
que com ete un crim en, no im porta pecífica de grupo y po líticam ente nes interhum anas, pues en toda gran parte de los órganos im presos
que se aduzcan com o disculpa del definida, la propensión al prejuicio, sociedad se puede observar que de la actualidad, los cuales no re­
determ inism o de su acción sus p. se puede probar que los prejuicios los sentim ientos del ->etnocentris- flejan necesariam ente la opinión do­
o el m edio am biente. De todas desempeñan siem pre y en todas mo. la realización del con sen tim ien­ m inante en la población. Prueba de
form as, después de medio siglo de partos un papel im portante en las to a través del p. en unos grupos esto es el é xito que tienen ante
olvido casi total do las p. en las relaciones sociales y que no po­ que han nacido especialm ente con los le cto re s o ante el público in ­
investigaciones crim inológicas, en drán ser desterrados sino con mu­ este fin y la función del p., como cluso aquellas personalidades que
los últim os tiem pos vuelven a ser cha dificulta d, gracias a una mayor medio de orientación en las de ci­ tienen una -m ala prensa». ¿En qué
de nuevo tenidas en consideración. sensibilidad, inform ación y educa­ siones rápidas que afectan al com­ c rite rio s , en qué libertad de ju icio
Es do suponer que la actual depre­ ción. portam iento, continúan teniendo la se basan los diarios más im p ortan­
c ia c ió n do las p. con respecto a la El p. puedo ser tam bién una a cti­ misma fuerza que hasta ahora: y al te s para hacer triu n fa r o fracasar
inteligencia y a la actitud (actitud tud m eram ente personal, que se da m ism o tiem po que las tendencias a políticos, obras de teatro, co rrie n ­
en sen tido am plio), que ha sido en el titu la r del p. — por tanto, de m odernización, se pueden obser­ te s in te le ctu ale s, etc.? Es una cues­
motivada por una política educati­ no específica del grupo — fre n te a var tam bién nuevos p re ju icio s o tió n que está aún sin resolver y
va, será rechazada por la genética otros individuos o grupos y que es p re ju icio s nuevam ente reforzados. que no pierde actualidad, aunque
hum anista (entre otros, actualm en­ adquirida, en parte, debido a una Además, el p. no tiene que repor­ sean cada vez más los m edios que
te, por H. M ohr). tanto más cuan­ generalización, falta de critic a , do ta r slom pre un p e rju icio a la per­ se hacen la com petencia y que
to que las investigaciones sobre las vivencias particulares en cada sona afectada. También existen p. lim itan el m onopolio de la prensa
los gemelos siguen insistiendo en una de las fases de la vida y, en positivos, por ej., en el fenómeno (tele visió n, radio). La libertad de
el papel im portante que las p „ es parte, como consecuencia de la -> de la sim patía anticipada con rela­ p. es un derecho fundam ental que
decir, las disposiciones psíquicas socialización. ción a unos grupos determ inados. toda form a de gobierno no dem o­
y físicas heredadas, desempeñan Los pre ju icio s adquiridos a tra ­ crática , autoritaria o to ta lita ria , y
en la capacidad in te le ctu al de ren­ vés de la socialización pueden per­ G.W. Allport. The Maturo oí Profudice toda dictadura se siente obligada a
dim iento de un individuo. (Cambridge [Mass.) 1954); P. Ilelntz. re s trin g ir o suspender necesaria­
tenecer a los prejuicios del grupo,
Sozlale Vorurlelle (1957); M. Horkhei- mente.
del estrato, de la com unidad re li­ mer, Obor das Vorurtell (1963); W.
T. Dobzhansky, Vererbung und Mon- giosa. etc., en orden a la cual es -»O pinión pública.
schenbild (1966); J. Hirsch (dir.), Baba- Strzclewlcz (dir.), Dos Vorurtell ais
socializado el individuo respectivo, Bíldunysbarrlere (1965); F.W. Drógo, U. de Volder, Soziologle dar '¿ellung
viour-Genetic Analysis (Nueva York y
pero también existen unos p re ju i­ Publizlstlk c:nd Von/rtell (1967); Para (1959); H.K. Platte, Sozlologia der Mas-
Londres 1967): J. Me. Hunt. Intelligonce
and Expcriencc (Nueva York 1961): B.K. cio s tra n sm itid o s a través de la so ­ una más amplia bibliografía v. Minorías. sonkommunicatlonsmittel (1965). Para
Eckland, Genetlcs and Soclology: A cialización que incluso en cada uno una más amplia bibliografía, v. infor­
reconsideradon. «Amorican Sociologl- de los factores de la socialización Prensa. Por prensa se entiende el mación. Comunicación, Opinión públi­
cal Review» 32 (1967). son id iosincrá ticos y no específicos conjunto do todos los diarios (a ca, Opinión pública, encuestas do.

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556
I
Presión social Prestigio profesional

Presión social. -»C ontrol social. más que una fracción de las d ife ­ m ateriales, sino que está siem pre muy poco, en las diferencias de p.p
rentes profesiones que existen en delim itado por una definición con­ Debido a que las normas sociales
Prestigio. Toda persona a quien pres­ las sociedades in du striale s de hoy vencional. diferencian (discrim inan) las dive r­
ta oídos la mayoría de un -»grupo y que pasan de las 20 000. Solamen­ Contra esto se argum enta dicien­ sas posiciones profesionales, sie m ­
que para el'a tiene im portancia (ya te se puode observar el p.p. de do que una -»diferenciación profe­ pre que los Individuos se com por­
sea un pequeño grupo de colegas unas 50 a 150 profesiones que son sional no tiene que llevar nece­ ten conform e a las expectativas de
o toda la humanidad), posee p. Para conocidas por todos. A l comparar sariam ente a una desigualdad entre conducta (roles) de su posición
ello no es necesario que tenga un las escalas de pre stig io de d ive r­ los titu la re s de la posición. Desde (status), es decir, siem pre que de­
-»poder, un -»cargo, un ->carlsma sos países (EE. UU., Rusia. Ingla­ el punto de vista de la división del m uestren conform idad, so produci­
o una posición quo lo perm itan im ­ terra, Nueva Zelanda, Japón, Repú­ -»trabajo, en cuanto ta l. no se da rá una desigualdad de oportunida­
poner sus opiniones o sus inten­ blica federal de Alem ania) se ob­ la más mínima dife ren cia de rango, des fre n to a la participación en los
ciones contra todo lo que so le serva que incluso en países que por ej., entre el d ire cto r general, la valores (en el com portam iento a lta ­
oponga. El que tien e p. puede re ­ difieren enorm em ente entre sí res­ secretaria y el mecánico de una m ente considerado desde el punto
compensar a veces a la adhesión pecto a su cultura y a su resp ecti­ empresa: «El puesto de mecánico de vista social). Pero no se dice
de las personas, entablando con­ va política de gobierno, predominan y el puesto de d ire cto r deben estar dónde se apoyan las form as espe­
tacto con éstas de una manera unas posiciones profesionales que ocupados por unas personas compe­ cíficas do organización propias de
constante y selectiva (in vitaciones). no solam ente son com parables en­ ten te s y tienen la m ism a im portan­ la divisió n estandarizada (Lepsius).
Determ inadas posiciones sociales, tre sí a escala internacional, sino cia por lo que respecta a la apor­ Dentro del marco de su teoría
cargos, títu lo s, etc. (por oj., los pre­ que en su dlfo ren cia de p re stigio tación del rendim iento respectivo» -»e stru ctural funcional, los fun do-
mios Nobel) reportar» generalm ente se encuentran más o menos a la (D ahrendorf). Sin embargo, la e xp li­ nahstas parten del supuesto de que
un p. al titu la r. Pero tam bién se mism a altura dentro de esas so­ cación que da Lopsius de la d ife ­ en la mayoría de las sociedades
puede perder el p re stigio, si no se ciedades (A. Inkeles y otros). rente valoración social de ambas existen unas posiciones pro fe sio ­
desempeña adecuadamente el -»rol La dife ren cia de -» p re stig io en­ posiciones, no es suficiente. Lep- nales que presentan a los titu la re s
quo corresponde al -»status. Tam­ tre las diversas profesiones puede siu s dice: “ Realmente son valora­ unas exigencias especíalos. Por
bién los diversos grupos o in s titu ­ explicarse (según G. Homans, So­ das de modo dife re n te , y esta va­ esta razón, es funcionalm ente ne­
ciones pueden poseer p. Se puede c ia l Behavior, Its Elem entary Forms, loración so funda en el dife ren te cesario (y psicológicam ente com ­
hablar de un p re stigio negativo, 1981, p. 334) por el hecho de que com portam iento que va unido a prensible) hacer más atractivas,
pero entonces es más lógico em­ ios hom bres adquieren una gran ambas posiciones.» Lo que «lleva desde el punto de vista económ ico
plear el nuevo concepto de -»im a­ consideración, «cuando realizan en a estas enorm es diferencias on el y de p re stigio, aquellas posiciones
gen (que puede ser buena o mala), favor de otras muchas personas com portam iento exigido» es única­ quo resultan más d ifíc ile s (tanto
prescindiendo de todo ju icio de va­ unos servicios que no pueden ser m ente la dife ren ciación en la ex­ por lo que respecta a la prepara­
lor. El p. social va unido a de ter­ remunerados por estos o tro s más pectativa de com portam iento, que. ción, como a la responsabilidad y
minados grupos. En contraposición que con aprecio y con una dispo­ a su vez. es consecuencia de la al ejercicio). Esta desigualdad del
a autoridad, el p. puede ser definido nibilidad hacia la obediencia. A u n ­ divisió n del trabajo. p.p. es. por tanto, funclonalm ente
como un aprecio que no se puede que estos servicios satisfacen unas La situación de «subprivlleglo» inevitable.
ju s tific a r racionalm ente. necesidades, son, sin embargo, unos en que se encuentra la posición En contra de esto, se dice que
servicios caros, pues una parte de profesional de poco prestigio, se no es exacto afirm ar sin más ni
H. Kluth, Sozlelprasdr/e und sozialor su precio es precisam ente la con­ debe, según Lepsius, a quo exclu­ más que nadie aspiraría a un tra ­
Stotus (1957); W. Korff, Ehre. Prestí- sideración que uno m ism o pierde ye las form as de com portam iento bajo profesional d ifíc il, si no exis­
ge. Gowlsson (1966). (en cuanto receptor de esos ser­ altam ente valoradas. Sin embargo, tie ra la perspoctiva de una rem u­
% neración especial. En realidad, así
vicios) al otorgarla a otro». Esta la nivelación en las ocupaciones
Prestigio profesional. Es la dispari­ hipótesis se basa en la idea de un del tiem po libre, fenóm eno que se se dice, para las posiciones atrac­
dad de pre stig io que en toda socie­ sistem a social (tam bién puede tra ­ puede observar en varios países (en tiva s no se necesita ningún s is te ­
dad existe entre las diversas -»pro­ tarse de una situación momentánea) los EE. UU.. por ej., el poseer una ma de incentivos, sino más bien
fesiones (se puede m edir en las en el quo la ganancia de aprecio m otora y el jugar al g o lf son fa c­ un sistem a de selección que re­
encuestas de opinión, presentando por parte de uno supone necesa­ to re s casi específicos de la e s tra ti­ gule la ocupación de los puestos
el resultado en una escala de pres­ riam ente la pérdida de aprecio por ficación social; en Gran Bretaña, socialm ente im portantes, pues el
tig io ). Pero la opinión pública (re­ parte del otro. El aprecio (p re s ti­ hace unos años los m ineros se de­ número de los candidatos es ma­
presentada en la m uestra in te rro­ gio, -»status) no puede aum entar a dicaban al deporte de la caza del yo r que el do los puestos por ocu­
gada acerca del p.p.) no conoce placer, a d ife ren cia de los bienes zorro), no ha cambiado nada, o par. Pero esta te sis no convence.

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P restigio profesional Probabilidad

El hecho de que exista un sistem a Presupuesto tem poral. La Investiga­ y en la sociología de la -»empresa s e rvicio m ilita r) como en el derecho
de selección para unas posiciones ción del p.t. estudia el modo de (ascenso dentro de la em presa). a algo (m onopolios, p rivile g io s de
determ inadas, revela ya que en es­ empleo del tiem po en los hombres caza). Todo sistem a social que te n ­
tas posiciones se dan grandes a li­ do las sociedades in du striale s mo­ Privación relativa (S.A. S to u ffe r es ga un orden de rango, una -»jerar­
cientes. En caso con tra rio no sería dernas; últim am ente, tam bién en el prim ero que describe este fenó­ quía, tendrá también necesariam en­
necesaria la selección. Las d ificu l­ un plano internacional a base do meno. aplicado a los soldados ame­ te diversos privile gios. Los p riv ile ­
tades que desde hace varios dece­ Idénticas consultas a m uestras de ricanos durante la segunda guerra gios, sobre todo antiguam ente, eran
nios encuentra el gobierno federal la población en dife re n te s países. m undial). Privación relativa es el concedidos en form a de docum en­
de los EE. UU. para cu b rir los La in vestigación del p.t., en cuanto fenóm eno que aparece cuando unos tos, los cuales muchas veces esta­
puestos d iro ctivo s en la burocra­ parte de la Investigación del tie m ­ individuos, al com pararse con otros, ban falsificados. Hasta muy en tra­
cia m in isteria l de W ashington, es po libre, se pregunta sobre todo se sienten perjudicados, despojados do el sig lo XIX e xistió un estado
una prueba palpable de que las po­ por el em pleo que se da al tiem po (privados) con relación a ellos. La de p rivile g io s (determ inados dere­
siciones profesionales desagrada­ que queda libre al d ism in u ir el Insatisfacción respecto a la propia chos eran concedidos por el p. y no
bles y d ifíc ile s necesitan de un s is ­ tiem po de trabajo. Pero la d e lim ita ­ suerte, o incluso la pobreza, son por las leyes generales): los d ive r­
tema de atractivos. A pesar de que ción del tiem po libre es una cues­ siem pre algo relativo . Nunca pue­ sos estam entos (la nobleza, los m i­
estas posiciones ofrecen actual­ tió n discutida, pues se puede tom ar den aplicarse unas norm as absolu­ lita res, el clero) tenían sus p riv ile ­
mente un gran p re stigio, un gran como base o todo el tiem po que tas. El individuo compara su suerte gios. eran estam entos privilegiados.
poder y una u lte rio r valoración des­ queda libre después del dedicado al con un grupo de -»referencia, gene­ Pero- los p rivile g io s existen no sólo
pués de abandonar el cargo, sin trabajo y al sueño, o solam ente el ralm ente situado dentro del reduci­ en los gobiernos aristo crático s, si­
embargo hay que hacer gran propa­ tiem po de que puede disponer el in­ do círculo de su vida. Por eso, la no en todos, incluso en las socie­
ganda para reclutar candidatos. No dividuo libre y personalm ente des­ -»envidia está casi siem pre o rie n ­ dades dem ocráticas y com unistas
se puede hablar de selección sin pués de haber cum plido con sus tada hacia el prójim o, la persona actuales.
una oferta excesiva de candidatos. deberes (expectativas de roles) en que tien e la m ism a profesión, que Todo sistem a de gobierno crea
Lo m ism o se puede de cir de la con­ el grupo prim ario o frente a otras vive en el m ism o pueblo, y raras constantem ente nuevos privile gios.
cesión de becas en las universida­ personas que están fuera de su veces a personas lejanas. R.K. Mer- Así, los países gobernados por el
des americanas. M ás bien se puede campo de trabajo. ton (S ocial Theory and Social Struc- socialism o se rigen casi siem pre
decir que en las sociedades in­ ture. 1961) desarrolló el concepto por una economía de la escasez
dustriales de hoy reina una oferta Pretensiones, nivel de. Desde T. de p.r. hasta c o n v e rtirlo en una teo­ (al menos en el m ercado de la
-excesiva de posiciones pre te ncio­ Dembo, 1931, consiste en la valora­ ría de la conducta de los grupos de vivienda). Por esto, precisam en­
sas que com piten por atraerse a ción que de sí misma tiene una referencia. te en ellos se ve el p. de las per­
un porcentaje relativam ente bajo de porsona respecto a una determ ina­ sonas que pertenecen al partido
la población que está capacitado da tarea (y al trabajo necesario para S.A. Stouffer, Social Research to Test socialista. «Abolición de todos los
para estas posiciones y que posee cum p lirla), pudiendo in flu ir en esta Ideas (Nueva York 1962); W.G. Run- privile gios», ésta es una exigencia
una m otivación suficiente de rendi­ valoración las experiencias do triu n ­ clman, Rclatlve Doprivatlon and social dem agógica que ha quedado sin
m iento. La escasez de este talento fo o de fracaso, los factores perso­ ¡UStlce (Londres 1966). realizar precisam ente en todos aque­
hace subir los precios de estos nales y cu ltu ra le s (por o j„ un nivel llos sistem as p o líticos que fueron
servicios, y con ellos el p.p. de de pretensiones subjetivam ente ba­ Privilegio. Se llama p. a la prerro­ fundados con este g rito de guerra.
estas profesiones. Incluso aunque jo entre los m iem bros de m inorías gativa o derecho especial concedi­ D istin g u ir si para el e je rcicio ade­
la reserva de estos talentos fuera discrim inadas). El n. de p., en cuan­ do o reservado por la ley, o por la cuado de un status es necesario
bastante m ayor de lo que suponen to fenóm eno psicológico, podría sub- costum bre, a los sujetos de un -> o no un p rivile g io : d istin g u ir, por
los autores escépticos, sin embar­ d ivid irse experim entalm ente en n i­ status determ inado; por tanto, p. tanto, entre privile gios le gítim os e
go continuaría reinando escasez do vel de esperanzas, nivel óptim o y es toda regulación especial que fa­ ilegítim os es una cosa muy d ifíc il,
aquellos individuos que posean una nivel m ínimo. El n. de p. de un indi­ vorezca a una persona o a una ca­ que solam ente se puede hacor en
m otivación correspondiente de ren­ viduo depende en gran parte de tegoría de personas. El p. es ata­ cada caso concreto.
dim iento. los grupos de referencia, cuyos cado generalm ente por aquellas
m iem bros tienen experiencia en la personas que están excluidas del G.E. Lenskl, Power and Prlvilege (Nue­
A. Inkeles y P.H. Rossi. National Com-
misma tarea o en una tarea pareci­ p.. y ofrece unos valores que son va York 1966).
parlsons ot Occupatlonal ProstiQe, en
♦American Journal of Soclology» 56 da. El n. de p. debe ser tenido en considerados como agradables o
(1956): A.J. Reiss, Occupatlons and cuenta en la sociología de la -»edu­ ventajosos, pero que consisten tan­ Probabilidad -»Causalidad, -»H ipóte­
Social Status (Nueva York 19G0). cación, en la psicología del estudio to en la liberta d de algo (im puestos, sis. Técnicas de -»m uestreo.

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Procesos sociales Profoslón

Procesos sociales. Son los resulta­ Profesión. Recibe este nombre toda te cto s. profesores m ercantiles, revi­ llones do decisiones individuales
dos de unas acciones emprendidas actividad realizada de una forma sores de cuentas, etc. Las dife ren­ a través de un m ercado lib re de
por los individuos o por los grupos, regular con fines lucrativos, y que cias en el campo económ icosocial m ercancías y servicios. Aunque es
cuya intencionalidad os siem pre d i­ en la sociedad responde a una im a­ y juridicolaboral en tre obreros, verdad que el concepto actual de
ferente, con miras a lograr un efec­ gen profesional generalm ente per­ empleados y funcionarios dism inu­ p. va unido en la mayoría de los
to en los demás, en cuanto que es­ ceptible. El aficionado y el vagabun­ yen cada vez más, por ej., en el casos a Lutoro y a su época, sin
tos resultados se pueden observar do tam bién pueden adquirir con su subsidio de vejez. embargo, no so puede o lvid a r que
regularm ente de form a parecida en actividad unos ingresos; sin em bar­ En un principio, p. significaba vo­ ya en la antigüedad había cie rta s
la mayoría de los m iem bros de la go no se dice que practiquen una cación en el sentido e sp iritu a l (en teorías acerca de la im portancia
colectividad. Hay cuatro tipos prin­ p. Profesión en sentido más e s tric ­ latín vocatio; en el lenguaje de de las p. Por lo general, en el cam­
cipales de p.s.: procesos de -»con­ to os, todavía hoy, una actividad la iglesia se aplica todavía hoy a la po de la form ación y del trabajo,
flicto , de -»com petencia, de -»coo­ desempeñada por una persona que vocación al estado religioso). Des­ los EE. UU. son actualm ente la
peración y de -»consentim iento se siente «llamada» a ella, que ha de 1522 Lutero utiliza el térm ino m uestra de lo que sucederá en Eu­
(A.W . Green). J. Fichter. para quien seguido la vocación de su propio p. en sentido profano, en lugar de ropa y en otras partes del mundo
el proceso social es «algo más que talento, el artista, por ej.. o la cargo o de estado. Para Calvino la en los próxim os años o decenios.
un vínculo en tre el status y el rol» llamada de una in stitu ció n que le vocación divina a la actividad pro­ La sociología de las p. ostá muy
(es d o cir: la relación basada en un da el encargo. Las in stitu cio nes de­ fesional es un fin absoluto en sí desarrollada en EE. UU.; su te rm i­
proceso social está a un nivel de dicadas a la form ación profesional m ism o. La definición de p. dada nología dom ina tam bién la sociolo­
abstracción psicológica d is tin to de de todos los estratos de la población por M . W eber es dem asiado estre­ gía alemana de las p. El punto
la relación de los roles), menciona constituyen hoy el punto central cha. M ax W eber define la p. como central del Interés de la sociología
además el p.s. de la contravención d e -in te ré s y están som etidas a una «fundam ento de una posibilidad con­ americana de las p. lo con stituye
(de la obstrucción, de la obstacu­ crític a constante, pues la futura tinuada de m antenim iento y de in­ la tendencia actual de la «profesio-
lización, do la dem ora). También posición económica y social del gresos». La p. tiene su origen so­ nalización» de diversas actividades
pueden ser considerados como pro­ individuo depende do una form a cio lóg ico en la -»d ivisión del traba­ que antes estaban menos «profe­
cesos sociales la -»acomodación cada vez más exclusiva de su pro­ jo . Una p. puede ser im puesta por sionalizadas» y a las cuales no re­
(por ej., la acomodación antagóni­ fesión. Cuanto más se nivelan en mandato (siervos de la gleba, escla­ sultaba tan fá cil el acceso.
ca). la -»asim ilación y la -»adapta­ una sociedad las características tra ­ vos. prisioneros), heredada gracias A ctua lm en te se pueden observar
ción. En la realidad social, los diver- dicionales y jerárquicas, ta n to más al am biente en que uno se educa por tanto dos tendencias opuestas:
„sos procesos sociales generalm en­ sensible es la opinión pública res­ (los grem ios de la edad media, el por un lado, en cie rta s pro fe sio­
te están superpuestos unos sobre pecto a las diferencias en la fo r­ o ficia l) o elegida por inclinación nes se aspira a esta profesionali-
o tro s; y otros se entrecruzan entre mación profesional (sociología de y aptitud. zación, y esto ta n to por parte de
sí. Según L.v. VViesc (desde 1924), la »educación). Las profesiones y las imágenes los que ya las ejercen y las ense­
para la sociología solam ente tienen En los censos, las oficinas de es­ profesionales pertenecen a los fac­ ñan, como tam bién (en algunos ca­
im portancia aquellos procesos «que tadística trabajan con unas catego­ tores de orden de una sociedad. sos) por parte de la autoridad pú­
se repiten en m illares do resulta­ rías profesionales fijas (una nación Ellas son las que regulan y hacen blica y del Estado. Se intenta fija r
dos parecidos», y precisam ente en in du strial tie n e más de 20 000 p. di­ que se pueda dar un núm ero casi la p. y la imagen de ésta. Esto su­
el acontecer interhum ano del que ferentes). Por los resultados do las in fin ito de procesos sociales, eco­ pone una m ayor dificulta d para de­
surge la sociedad. L.v. W iese dis­ encuestas do opinión se sabe que nóm icos, p o lítico s y técnicos, que ja r la p. una vez elegida o cam biar
tingue procesos asociativos y pro­ la población solam ente conoce un son los que con stituyen el sello de p. durante la época de form a­
cesos disociativos y. además, d i­ número muy reducido de estas p. ca ra cte rístico de una sociedad y de ción o de ja r una p. y coger otra a
versas form as m ixtas. L.v. W iese ejercidas. En las investigaciones su cultura. La estructu ra social de una edad relativam ente tardía. La
hace derivar las configuraciones sobre el pre stig io social de las d i­ una población está caracterizada en otra tendencia — en contraposición
sociales solam ente de aquellos con­ versas p., solam ente se puede in­ gran parte por su estructu ra p ro fe ­ a la prim era — recalca y aboga por
ceptos del hombre que se basan en dicar este número conocido (en la sional y por el sistem a de form a­ una apertura cada vez m ayor de las
p.s. -»Integración. mayoría de los casos menos de ción correspondiente a las diver­ diversas p. fre n te a todas las per­
cien). -»E stratificación, -»Trabajo. sas p. Este «mundo del trabajo», sonas que vengan de otras p. o que
T. Parsons, Structure and Process in Los principales grupos en que sus cara cte rísticas estructu rale s, ha tengan o tro s estudios. Pero el he­
.Viodern Socleties (Nueva York 1960); se dividen las p. son: obreros, em ­ ido surgiendo a lo largo de los si­ cho del cam bio de p., que va tenien­
W.' Stark. Tho Fundamento! Forms ot pleados, funcionarios y pro fe sio­ glos generalm ente sin planificación do una im portancia cada vez mayor,
Sedal Thought (Londres 1962). nes liberales, como médicos, arqui­ alguna, com o fru to de m iles de m i­ puede sig n ifica r dos cosas: que

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Profesión Profesión

van a aparecer constantem ente p. m ente. Hoy nos encontram os ya en a los cambios técnicos de su pues­ • coacciones sistem áticas» que so
totalm ente nuevas que hoy apenas varios ramos de la Industria con to de trabajo, se puedo observar dan en la p. y en el mundo labo­
sospechamos y que no podrán con­ obreros psicosom àticam ente en fer­ en todas las sociedades Industria­ ral. Aquí nos encontram os con una
ta r con una form ación propiam ente mos, debido a que en su trabajo les una profesionalización, la profe contradicción, al menos en I?, valo­
dicha, sobre todo en el momento no tienen nada que hacer, entendi­ sionallzación de Innumerables ac­ ración subjetiva de ambas tenden­
inm ediato antes de que aparezcan do esto en el sentido tradicional. tividades. por tanto, precisam ente cias. SI dism inuye cada vez más el
(por ej., m ecánico de plásticos en O bservar escalas y aparatos de me­ lo con tra rio a una pérdida de perfil tiem po e fe ctivo que la mayoría de
la República Federal Alem ana). Pe­ d ir es algo que no los llena, hecho en algunas actividades industriales. los hombres dedican al trabajo (re­
ro también puede sig nifica r que, que está confirm ado por los re su l­ Por lo domas, hace ya varios dece­ duciéndose hasta 20. 10 o Incluso
debido a los avances técnicos y a tados do la medicina y de la psico­ nios que en EE. UU. hay obreros 5 horas de trabajo semanales), en­
otro s procesos evolutivos, habrá logía em presarial. Pero sería dema­ que durante unas horas al día rea­ tonces el individuo no puede sen­
continuas y grandes fluctuaciones siado precipitado cree r que porque lizan unos trabajos m eram ente fin­ tirs e excesivam ente atareado con
en la situación del mercado laboral, unos obreros determ inados, que no gidos. Gracias a la presión s in d i­ su p., a través de la cual está li­
de form a que algunos obreros pa­ form an más que una pequeña m i­ ca! están percibiendo un sueldo por gado a la sociedad Industrial, ni
sarán de una p. a otra en busca de noría, se encuentran con un vacío realizar unas funciones que. consi­ puede ésta apartarle excesivam ente
trabajo. Cualquiera que sea de es­ profesional en una época detorm i- deradas desde el punto de vista de los valores esenciales de la e xis­
tas dos la posibilidad a la que se nada de su vida y en una fase de­ del em presario, de la técnica do tencia. Resulta tam bién casi im ­
refiero el térm ino de cam bio do term inada de la automación do su su actividad y desde el punto de posible hablar de la «profesión en
profesión o cualquiera que sea lo puesto de trabajo, se debería acon­ vista de sus p. han dejado ya de sí», como si tuviera que te n e r la
que se considere más frecuente, al sejar a todos los obreros que no e x is tir (fogoneros en las locom oto­ misma im portancia en la vida de
final ambas tendencias significan eligiesen una p. determ inada o que ras diesel, tripulaciones demasiado todas y cada una de las personas
que la profesionalización cada vez no se acostum brasen a buscar en numerosas en los aviones, obre­ que ejercitan una p. La id e n tifica ­
m ayor de algunas p. hasta ahora ella parte del sentido de su vida. ros y técnicos de escenario que ción de un nom bre con su p., a cual­
relativam ente abiertas hará más d i­ Después de una fase de transición, están trabajando, sin que se los quier altura que se encuentre ésta,
fíc il el cambio de p. debido tanto estas tareas aburridas de obser­ necesite, en tea tro s y en estudios incluso tratándose del m ism o éxito
a la inversión personal que se ha vación. que aparentem ente o real­ de cine y te le visió n ; im presores profesional externo, puede ser d i­
puesto en el aprendizaje do la pri­ m ente no tienen sentido, serán rea­ que desde hace ya decenios, en feren te. El grado de identificación
mera p., como a la dificulta d que lizadas en la Industria por sistem as EE. UU., pasan una gran parte do su de un hombre con su p. depende
-tendrán para cam biar de p. aque­ do control. Por esto hay que d is tin ­ horario laboral colocando con la también, entre otras cosas, de los
llas personas que realm ente tienen g u ir entre el problem a de un paro mano todos los te xto s do los anun­ o tro s contenidos vitales del indi­
una form ación profesional, pero no absoluto e Inevitable, debido a la cios. cuando en realidad estos tex­ viduo en cuestión. Hay personas
aquella que exige la p. totalm ente autom ación, por una parte (un pro­ tos le han sido entregados ya al que dedican más tiem po a su ocu­
profesionalizada. Pensemos en la blema sobre cuya magnitud exis­ órgano do la prensa term inados y pación predilecta que a su propia
fase de la evolución profesional ten todavía muchas opiniones), y en form a de clisé. En las p ro fe­ p. Algunos podrían alim entarse de
de las m aestras de jardines de In­ el problema de la transición cons- siones actuales hay ya, por tanto, su hobby exactam ente igual que de
fancia y de las enferm eras en la tanto de la mano do obra, que se obreros que están condonados a su p. Algunos pedagogos dicen que
que una joven con cie rta experien­ ha quedado sin trabajo en un pro­ v iv ir con la conciencia de ostar toda persona que prepara a otra
cia podía colocarse sin dificultad ceso determ inado de producción, realizando una actividad que no tie ­ para una p.. la adapta y la in cita a
alguna en cualquiera de ambas p. a otros nuevos campos de a c tiv i­ ne sen tido y por la cual perciben que tom e esta p.; todo el que. por
Pero desde e l momento en que hay dades. La enseñanza de una nueva un buen sueldo. Pero no se sabe tanto, introduce a otra persona en
maestras de jardines de infancia p., el re tiro prem aturo, el reasen­ que se hayan producido trastornos una profesión, crea «hombres adap­
diplom adas y enferm eras diplom a­ tam iento y otras medidas parecidas, psicom áticos en estos obreros. tados», acorta el horizonte del otro.
das, resulta casi Im posible para la a pesar de que dependen siem pre Los investigadores del fu tu ro des­ Según ellos, es necesario que el
diplomada en una de estas p. pasar de la buena voluntad de los afecta­ tacan dos tendencias: 1.* En la joven retrase todo lo más posible
a la otra. dos, solucionarán, por lo regular, vida del hombre el tiem po lib re será la olocción de su p. SI se pone en
La duda dram ática fre n te al fu ­ en cada caso las dificultades que cada vez mayor, en cambio el tie m ­ duda la relación del individuo fre n ­
turo de las p. d e ntro del mundo surgen a co rto plazo. A l mism o po dedicado al e je rcicio de su p.. te a una p. determ inada, cabe pre­
laboral del porvenir, como conse­ tiem po que se habla de una forma cada vez m enor. 2.’ La futura so­ guntarse cuáles serán las metas
cuencia de la -»autom ación, es al­ muy exagerada de la desprofeslona- ciedad indu strial perjudica la cuali­ y los valores que ocupen el lugar
go que hay que examinar crítlca- lización de algunos obreros, debido dad de nuestra vida, debido a las de la p. Tenemos que ten er cuida­

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Profesión Progreso

do en no con fund ir dos procesos; renunciar a la «sociedad de produc­ 200 ó 250 años no gozaban apenas te com o emancipación, dem ocrati­
1.°, el encuentro do! Joven consigo c ió n - y a su propia carrera? de reputación (enferm era, médico, zación, nivelación de oportunidades,
m ism o a través de esta unión anti­ Las diversas p. que existen en com ediante, músico, a rtista ), han etc., en el campo económ ico como
cipada con una profesión o con una una sociedad están graduadas se­ adquirido públicam ente un mayor aumento de productividad por hora
imagen profesional, y 2?, una lim i­ gún una escala general de valora­ p re stigio. Esto se debe tam bién a de trabajo, crecim ien to del p ro ­
tación de si m ism o, que hay que ción (escala de pre stig io ). Esta va­ que los m edios em pleados por es­ ducto social bruto, consumo en ma­
ca lifica r de negativa. Se trata, por loración de las diversas p ro fe sio ­ ta s p. y el m arco d e ntro del cual sa de bienes de gran valor, etc., o
un lado, de la relación fre n te a la nes no es en todos los casos una ejercen su actividad; debido al en el campo cie n tífico y técnico
p. en sí com o parte de la m isión consecuencia nocosaria de la d iv i­ avance do la ciencia y de la técn i­ como mayoros esperanzas de vida,
que uno deba cu m p lir en su vida sión del -»trabajo o de la d ife re n ­ ca son ahora «más form ales» y de reducción de la m ortalidad infan­
y. por otro, de la relación frente ciación social. También influyen -» m ayor rendim iento. Esto se puede til, inmunidad de una población con­
a una p. muy concreta. p re ju icio s religiosos, id loslncrá ticos aplicar tam bién a las p. de p e rio ­ tra las enfermedades infecciosas,
En la crítica social, la p. tiene ac­ y esnohistas. Así, en las épocas dista. reportero, fotógrafo, p. que etc., es considerado generalm ente
tualm ente un «valor profesional» más dista ntes y en las cultu ras más en e! espacio de poco tiem po han com o una m ejora, una perfección
muy d is tin to en la vida del hombre, dife re n te s (hindúes, trib u s a frica ­ ascendido de reputación. A l pare­ de las condiciones de vida, sobre
según se trate de un varón o de nas de negros, germ anos de la cer. los procesos o b je tivos del todo cuando en esta m ejora p a rti­
una m ujer. Para el c rític o social, la edad media, etc.) ha e xistid o la m undo de los aparatos que están cipa toda la población. Si se puede
emancipación de la m ujer en la so­ in clinación a «proscribir», a decla­ sujetos a unas leyes técnicas pro­ indicar con exactitud fre n te a qué
ciedad actual es todavía in su fi­ rar «vergonzosas» y deshonestas pias repercuton en el p re stigio de cifra s se ha dado p. (o, en cuanto
cie nte; esto so ve en la represen­ precisam ente aquellas p. que tenían aquellas profesiones que en de ter­ m eta a conseguir, fre n te a qué
tación que la m ujer tiene en las di­ una función im portante en la res­ minados puntos ejercita n su acti­ cifra s se debe dar), entonces el con
versas profesiones, representación pectiva sociedad. A si. p. tan prác­ vidad en este mundo de los apa­ cepto de p. se puede aplicar en
que no respondo al tanto por cie n­ ticas o Im portantes como la del ratos. A sí el Im presor, y el ramo una ciencia experim ental: se da
to de m ujeres que hay en el mun­ herrero, la del curandero, la del ci­ de la im prenta, tuvo ya en un prin­ progreso cuando desciende el p o r­
do. Las estructu ras patriarcales y rujano, la del barbero estaban d ifa ­ cip io y continúa teniendo un gran centaje de analfabetos de una po­
los prejuicios de nuestra sociedad madas, a pesar de que no se que­ pre stigio, oue ha perm anecido casi blación, cuando aumenta el con­
im piden que la m ujer que se re a li­ ría que desaparecieran. VVerner invariable hasta ahora. sumo per cepita de alim entos de
ce a sí mism a total y auténticam en­ Danckert (U nehrllcho Lente. Die prim era calidad (proteínas) o au­
te, en cuanto que se la aleja del veriem ten Berufe. 1963) dice que Th. Sharmann, Arbeit und Bcrut (1956); menta el número de 8 ños de estu­
mundo laboral y, sobre todo, do uno de los m otivos principales de H. Stieglitz, Der soziale Auftrag der dio que toda persona tien e que
determ inadas profesiones y posicio­ la discrim inación y proscripción de freien Berufe (I960); Ph. Müller, Berufs­ pasar. Mucho más d ifíc il es com pro­
nes; o dado que las pretensiones wahl In der rationalisierten Arbelts- bar científicam ente y do una fo r­
determ inadas p. que de hecho des­
weit (1961); W. Danckert. Unehrliche
de las m ujeres frente a las p. son empeñan una función im portante ma valorativam ente neutra el carác­
Leute (1963); Th. Scharmann (d ir),
demasiado bajas. Pero estos m is­ (tejedor, vigía, pastor, alfa rero ), ra ­ Schule und Beruf als Sozlallsatlons- te r de p. de un m odelo de seg uri­
mos crític o s sociales son los que dica en el hecho de que todavía faktoren (1966): O.D. Duncan y P.M. dad social, por ej., frente a otro,
más acusan a la «sociedad indus­ continúan existiendo tabús p rim iti­ Blau. The American Occupetlonal Struc- ¿Supone un p. el q u ita r o in tro du­
tria l del rendim iento» de «oprimir», vos. valoraciones mágicas, una pos­ ture (Nueva York 1967); H. Daheim, c ir la participación en los costes
do alienar al hombre que ejerce tura de tem or que después de la Der Beruf In der Modernen Gesellschaft (en un m om ento determ inado y en
una profesión, naturalm ente sólo al cristianización se co n virtió en abo­ (1967); G. Stückmann. Der Berufser­ v ista de la conducta general ob­
varón, el cual al asegurar su manu­ folg als Motlvotlonsphänomen (1968): servada en el consum o), tratándose
rrecim ien to . Sin embargo, una ex­
H.A. Hesse. Berufe in Wandel (1968); de un seguro o b lig atorio que cubre
tención pierde todas las libertades plicación sociorrelig iosa y psicoló­ E. Hoffmann, Zur Geschichte der Be­
que antes se habían declarado per­ gica no es suficiente. La actual los costes de la enfermedad? ¿So
rufsausbildung in Deutschland (s.a.); H.
ju diciales para la «autorrealizaclón» valorización de unas p. que antigua­ Kai rat. - Professions». oder *Freie Be­ puede considerar todavía progreso
de la m ujer. ¿Puede m edirse quizá m ente estaban pro scritas no se rufe-? (1969). el sim ple aum onto de la población
la capacidad de desarrollo de una puede explicar solam ente por el he­ (una po lítica fa m ilia r que intente
sociedad viendo el grado en que le cho de que haya desaparecido la Progreso. En contraposición a -> conseguir la meta do tre s hijos,
es posible a la m ujer «hacer carre­ superstición, sino que se debe tam ­ cam bio social, p. significa una ve­ como m ínim o, por m atrim onio)?
ra» en ella, m ientras que, por otra bién a la especialización y o b je ti­ rifica ción o exigencia en form a de Max W eber destacó ya la problem á­
parte, esta capacidad so mide por vación general del mundo del tra ­ un ju icio de va lo r: el p.. que en el tica y la posibilidad de abuso a que
el grado en que los varones pueden bajo. Algunas profesiones que hace campo po lítico aparece generalmen- están expuestas las doctrinas y las

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Schocck 19
Progreso Proletariado

teorías del p. Según 61. hoy que una aproximación de lo que se cree (dir.), Der Fortschrittsrjlaube - Sinn und trabajo con regularidad (tipo s que
d is tin g u ir en el p. si se trata de quo nunca llegará a la m eta... Esta Gefohren (1965). actualm ente se dan tam bién en to ­
una -»d ifere ncia ció n que sim plem en­ fe práctica en el progreso trae pro­ das las sociedades), sin o los obre­
te va en aumento ( 1 ), de una -»ra­ bablem ente como consecuencia el Proletariado (-»Autom ación, ->bol- ros con plena capacidad de rendi­
cionalización creciente de los me­ quo de ahí se saque una ley mun­ chevism o, -»C apitalism o. -»Clase m iento quo realizan un trabajo con
dios técnicos ( 2 ) o de un auténtico dial del progreso quo afecta a toda social, -»C olectivism o, -»C om unis­ regularidad. Pero en el transcurso
aumento de valor (3). Estas posibi­ la histo ria del mundo: S etter and mo, -»C onciencia, -»M arxism o, -> del sig lo XX estos obrero s han pa­
lidades están norm alm ente tan en­ b o tte r: esta expresión americana es Obrero, -»Socialism o, Sociología del sado a ser, en casi todos los paí­
trecruzadas unas con otras, son la form a más plástica do expresar­ -»conocim iento). El térm in o p. pro­ ses industriales, parte de una am­
tan fáciles de desfigurar, debido lo. El progroso es una utopia mo­ cede del latín: pro le ta rlus, proles plia clase media que no se consi­
a las em oclonos, que Max W eber re­ derada que ya no está segura do sí (ciudadano libro de la antigua Ro­ dera 9 sí misma como p. ni perm ite
com ienda no em plear este con­ misma, pero que no puede darse a ma, quien, debido a su reducida quo la consideren como tal. Esta
cepto. s i m ism a por vencida... Esta m ode­ evolución se ha logrado gracias a
posesión, estaba liberado de diver­
En la h isto ria de las ideas la fe ración... es un m edio extraordina­ sas obligaciones frente al Estado; unos sistem as estatales y privados
en el p., las esperanzas de p. y las riam ente apropiado para encubrir la generalm ente pertenecía a la quin­ do «seguridad social», a unos au­
exigencias p o líticas de p. han re­ diferencia entre lo que el hombre ta clase de Im puestos). Proletarios m entos de salarlo real y a una ex­
cib ido grandes im pulsos de las es­ es por naturaleza y lo que realm en­ se llaman prim eram ente todas aque­ tensión de la base do consum o a
peranzas judeocristianas en una te es en su existencia, y de esta llas personas que son muy pobres. casi todos los bienes industriales.
era al final de los tiem pos, la esca- form a producir un optim ism o...» En el s ig lo XVIII se da este nom ­ Pero no es solam ente la propa­
tología, y tam bién del m esianism o La dem ocratización del -»gobier­ bre al pueblo «bajo* y corriente . ganda de los Estados com unistas
y de los m ilenarism os. Los inicios no ho reforzado más aún la obliga­ En el siglo XIX, p. en sentido e s tric ­ actuales la que no puede renunciar
del dom inio cie n tífico y técnico del ción de aspirar al p. Desde que ha to es el conjunto de los obreros al concepto de p. on el sentido
mundo en la edad moderna euro­ desaparecido la -»legitim idad polí­ asalariados, especialm ente los obre­ de M arx. Tampoco el m arxism o ta r­
pea, la ilustració n y (en el siglo tica, en el sentido de la teoría do ros de las ciudades que trabajan en dío de algunos autores de las
XIX) el darw inism o social se unen G. Ferrero, no hay ya ningún go­ fábricas. En este m ism o siglo p., dem ocracias occidentales puede re­
entro sí dando origen a una gran bierno que pueda mantenerse sin en cuanto concepto fundam ental de nunciar a este térm ino. Si no e x is ­
fe en el p., fe que a flnalos de dár pruebas de un rendim iento pro­ la teoría social del m arxism o y del tie ra el p., desaparecerían el mar­
sig lo se vio oxpuosta a una crítica gresivo. La Idoa de Igualdad carac­ socialism o, alcanza la im portancia xism o y el com unismo. A quien
cada vez mayor. terística de la --»democracia y, con m e jo r cuadra actualm ente el con­
quo actualm ente tien e. En el siglo
Paul T illich dice quo la fe en el ella, el m iedo que tienen sus rep re­ XIX pertenece al p. quien no tiene cepto de p. es a una parte de la
p. es una utopía específica «de la sentantes a aparecer com o ile g íti­ o tra cosa que o fre ce r que su fu e r­ población de los diversos países en
sociedad -»burguesa. El mom ento m os y los condena a luchar deno­ za laboral, recibiendo a cam bio un vías de -»desarrollo. Este «p. e xte r­
en que triu n fó esta revolución — la dadamente por conseguir el p. (así, salario tan pequeño, que apenas no», cuya descendencia, precisa­
vic to ria de la revolución burguesa los esfuerzos do los parlam entarios puede pro rrog ar su vida (y la de m ente dentro de unas economías
en el siglo X V III— trajo como por vota r un m ínim o de leyes nue­ su fam ilia) hasta ol próxim o día de de mercado libre, podría e xp eri­
consecuencia el que esta sociedad vas en cada período le gislativo ). pago. Y de esta form a, ni puede m entar un ascenso parecido al que
burguesa, que on un princip io había Cuanto m ayor es la igualdad entre ahorrar (para poderse buscar un experim entaron los descendientes
surgido del pensam iento de la -> los olectores y los delegados, tan­ traba jo m ejor), ni puede a d q u irir del p. europeo y atnoricano del s i­
utopía, ya no sabia qué hacer con to m ayor es la aspiración (no siem ­ tam poco los productos de su traba­ glo XIX, es in cluido sim bólicam ente
este triu n fo . Ya se ha conseguido, pre racional) por conseguir la le gi­ jo . El p. es un concepto fundamen­ en la crític a social de los países
la sociedad burguesa está en el tim ación a través de un p. que se tal de la teoría m arxista de la de­ occidentales. Adem ás, los e scrito ­
podor... Entonces, como no se pue­ defina a sí m ism o y que sea al- pauperación (V erelondungsthcorle). res m arxistas de ú ltim a hora, con
de abandonar tan fácilm ente el es­ canzable por m edio de la legisla­ que pronostica como acontecim ien­ el fin de aum entar el potoncial re ­
quema del que se ha nacido, viene ción. to necesario lo dictadura del prole­ volucio na rlo. aplican actualm ente
la utopía m oderada... de la Idea taria do (después de una revolución el nom bre de p. a todos los trabaja­
del progreso donde quiera que len­ A. Salomon, FortSchritt oís Schicksal und
contra ei sistem a ca p ita lista de la dores de las sociedades industriales
tam ente — paso a p a s o — tiene Verhononls (1957); M. Glnsbcrfl, Rcason
propiedad). Para M arx, el verdadero en las dem ocracias de occidente,
and Unreason In Soclcty (Nueva York
lugar un progreso, a veces una p. no es el -»m arginado, ni el obre­ incluyendo tam bién a los empleados
1960): W.A. Jóhr, Der Fortschrlttsglaubo
aproximación de lo que so espora und dio Idee der Rückkehr In den Sozlal- ro eventual, n i el hom bre p sico ló ­ d ire ctivo s (manager) y a los altos
que llegará a ser perfecto, a veces wlssonschalton (1964); U. Schóndorfor gicam ente incapaz de realizar un funcionarios. El único c rite rio para

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Proletariado Propiedad

juzgar la pertenencia al p. es. se­ Pronóstico. A diferencia de la sim ­ visión do subsistencias, pensando Propiedad. La p. puede darse tanto
gún estos autores, la actividad asa­ ple predicción, p. es el ju ic io cie n­ que se trataba de la últim a oca­ en el ám bito privado de la d isp o n i­
lariada que se funda en una situ a ­ tíficam ente seguro que se em ite sión). Sin embargo, teóricam ente bilidad, como en el personal, el in­
ción laboral de dependencia, pres­ sobre un lapso de tiem po general­ se pueden re so lve r en parte los dividual o el público. La p. es el
cindiendo del hecho de que el fru ­ m ente co rto , que tenem os delante problem as de esta dinám ica pro­ poder que tiene ol pro pietario para
to de este trabajo, juntam ente con do nosotros, y cuyos eslabones pia del p. a través del com porta­ disponer de la p., de su utilidad
diversos derechos legales para el desde el presente hasta el punto m iento social, si se puede calcular y su producto, de transform ación
caso de previsión, perm iten un es­ pronosticado se pueden predecir el ofe cto quo el pronóstico produce, o unión con otras p. y do su enaje­
tilo de vida que no respondo en n base de experiencias. Por osto, incluso en sentido paradójico, en nación o transm isión, poder recono­
absoluto al p., ta l como lo veía en caso de que durante la marcha ol com portam iento de los sujetos. cid o p o r la le y o bien, de un modo
Marx. Los sociólogos m arxlstas pos- hacia la m eta del p. se observen inform al, por la costum bre, y no
te rlo ro s esperan que la automación, desviaciones, puede realizarse una E. Topitsch (dir.), Logik der Sozial- sólo dentro de una sociedad, sino
juntam ente con otras causas, pro­ corrección del p. En este sentido Wissenschaften (1965); A. Schöpf, Das tam bién, casi siem pre, en el ám bito
duzca un nuevo proceso do depau­ se puede hacer el p. de una coyun­ Proonosoproblem In der Nationalökono­ internacional: Este «dominio» del
peración que pueda presentar nue­ tu ra económ ica, do una tendencia, mie (1966): 8. de Jouvenel, Die Kunst pro pietario sobre la p. está más o
vam ente a los trabajadores de hoy de un proceso de reform a po lítica der Vorausschau (1967). menos lim itado en las diversas so­
In «perspectiva revolucionarla». o social o de las po sibilidades de ciedades y respecto a las d istintas
éxito que tiene una em presa par­ Propaganda (en la Iglesia católica categorías de p., según sea la d is­
W. Sombart, Das Proletariat (1906); W. ticu la r. En la sociología no se ve p. significaba en un p rin cip io pro­ trib u ció n política del poder y su
Conzc, Vom -Pöbel- zum *Proletariat•, actualm ente ninguna posibilidad do pagación, extensión do la fe ). En el ideología.
en H.-U. Wähler (dir.), Moderne deut­ pronósticos fidedignos más que s ig lo XX se emplea cada vez más Cada uno de los elem entos de
sche Sozlalgeschlchte (1965). respecto a aquellos puntos de éxito este térm ino para expresar aque­ nuestra realidad espacial y tem po­
delim itados y que caen bajo unas lla com unicación que va orientada ral puede con vertirse en p. do un
Promiscuidad. D entro do un grupo condiciones establecidas. a conseguir una gran difu sió n, y individuo o de un grupo: el país, el
so da p. cuando no e xiste ninguna Hacer un p. sobre unos aconteci­ cuyo contenido de veracidad o cuya suelo, un lago; o incluso su mero
norma que lim ite las relaciones m ientos fu tu ro s que proceden de intención van unidos a unos in te re ­ aprovecham iento (cotos de pesca
sexuales entre sus m iem bros y que acciones humanas es algo muy a tre ­ ses egoístas. Tanto los organism os o de caza). En algunos casos p ri­
afecte a la elección de la pareja. vido, pues el p. puede in tro d u cir su privados com o los ostatales p ra cti­ m eram ente surgió la p. respecto
_ En el estado do p. pura no tendría propia dinám ica on los resultados. can regularm ente la p. Claro está, a los árboles fru ta le s (en tre los
tam poco ninguna eficacia el tabú del K.R. Popper llama a esto el ofecto utilizan o tro s nombres, que suenan pueblos p rim itivo s), y de ahí fue
-»Incesto. Pero ta l estado no so da de Edipo, y R.K. M erton, el fenóm e­ más suaves (trabajo de publicidad, form ándose paulatinam ente la idea
en ninguna sociedad conocida. Ha no de la s c lf-fu lfillin g prophecy o del -»relaciones públicas, ilustración, de una p. del suelo en el que se
habido grupos e in stitu cio nes co­ pronóstico self-defeatlng. El p.. en inform ación, intercam bio cultural). encontraban tales árboles. La p.
m unitarios do corta duración, ge­ cuanto que se da a conocer a las La p. se disting ue de la p u blici­ puede constar de unos derechos,
neralm ente con unos ideales utó­ personas do cuya acción o com por­ dad por su meta, quo. por regla ios cuales pueden ser vendidos o
picos, que han intentado a veces tam ie nto fu tu ro se tra ta en el acon­ general, no es aum entar la venta, transm itido s por herencia, aunque
v iv ir según el p rincip io de la p. La te cim ie n to pronosticado (por ej., sino cam biar la conciencia do la po­ el cum p lim ien to de estos derechos
teoría biologista de la evolución, en cuanto electores o consum ido­ blación alcanzada por la propaganda sea todavía inseguro. La creación
con su serie de etapas: p ro m iscui­ res), puede in flu ir en el com porta­ (sobre todo en los sectores de c ie r­ in te le ctu al, la disposición más o
dad — m atrim onio en grupo — mo­ m iento llevándolo en direcció n ha­ ta trascendencia política o m ilita r). menos original de palabras, de las
nogamia, es considerada actualm en­ cia lo pronosticado o en dirección La p., en contraposición a otros notas de m úsica, de los elem entos
te como falsa. En los pueblos p ri­ contraria. El p. de una crisis eco­ métodos (S ub llm lna l condltionlng), gráficos da origen a la p. Intelectual
m itivo s (pero no sólo en éstos) se nómica puede a veces in c ita r a los se da a conocer generalm ente como (protegida por los derechos de au­
ha observado que la p. prem atrim o­ sujetos do la econom ía a una ola ta l y, por esto, tie n e una eficacia to r. -»Invención).
nial tieno en cada uno unas propor­ de actos de consumo y, con esto, lim itada , com o se ha podido com ­ En todas las culturas y on todas
ciones diferentes. Ralph Linton y hacer desaparecer la recoslón (pues probar la p. extraordinaria realizada las sociedades nos encontram os con
otro s han intentado explicar la p. el p. de unos «tiem pos peores- por el nacionalsocialism o. El estudio el concepto y la -» in stitu ció n de la
por una este rilid ad que aparece a m ovió a lo s hom bres, en con tra do de la -»com unicación se ocupa ac­ p. perteneciente al individuo (ani­
una edad determ inada entre las lo esperado, no al ahorro Inm edia­ tualm ente do las form as y efectos males dom ésticos, armas, barcas,
jóvenes de aquellas tribu s. to, sino a la buena vida y a la p ro ­ de la propaganda. árboles, la presa de la caza, etc.

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Propiedad Psicología social

En una gran fam ilia tam bién dispo­ dicam ente (o incluso co n stitu cio n a l­ al m arido y fre n te a la fa m ilia de relación sexual, regateando con ellas
nen de p. cada uno de los niños m ente) garantizada de la p. priva­ éste: en caso de ser maltratada, hasta que llegan a un acuerdo.
y cada una do las m ujeres). Hasta da (aprovecham iento en com ún de por ej., podía devolver a su propia La respectiva form a de p. puedo
ahora no se ha encontrado en nin­ los bienes dentro de un grupo do fa m ilia una parte respectiva de las e sta r condicionada por la sociedad.
guna parte una fase del p rim itivo amigos, vecinos o conocidos, que reses que le pertenecían personal­ Así, en la edad m edia la p. tenía
com unism o con su ausencia abso­ tam bién se prestan generosam ente mente. Gracias a la in stitu ció n de unos caracteres estam entales. La
luta de p.; dada la conducta p rim i­ los instrum entos de trabajo, ote.). la p.. el -»co ntrol social, que es p. es practicada generalm ente, pero
tiva del hombre que, según se La idea, m utuam ente respetada, necesario para la convivencia, es no de una form a exclusiva, por las
puedo observar generalm ente, está de una p. privada respecto a de­ más m oderado y más racional de m ujeres, y con unos fine s h e tero­
orientada hacia la p. y la presupo­ term inados bienos o terrenos, con lo que sería en un grupo que no sexuales. En algunos países (por ej.,
ne, es muy poco probable que se el fin de e vita r los con flictos que conociera la p. on EE. UU.), la p. está penada por la
haya dado esa etapa. A si, por ej-, amenazan la especie, surgió m u­ ley; en otros está in stitu cio n a liza ­
incluso los niños pequeños que cho antes de que e xistie ra una W. Nippold. Ole Anfänge des Eigen­ da y regulada por las autoridades.
viven en las casas in fa n tile s del e stratifica ció n social. Hay tam bién tums bel den Naturvölkern und die Pero en ninguna parte ha sido re ­
kibbuz — un mundo social que los muchas especies de anim ales que Entstehung dos Privateigentums (La prim ida con éxito. En sentido fig u ­
mayores han creado a rtificialm e nte respetan los dom inios, el te rrito rio , Haya 1954); F. Klübor, Elgentumstheorle rado, p. es el abandono de una po­
«purificándolo» del concepto p .-—, al consorte sexual de sus compa­ und Elgentumspolltlk (I963); C. Jantke sición legítim a de independencia,
tien en la idea de mío y do tuyo y D. Hilger, Die Eigentumslosen (1S65): realizado librem ente por razón do
ñeros de especie. Un conjunto de
(m i toalla, mi juguete, etc.), y esto A. Schräder, Die soziale Bedeutung dos un afán de ventajas o de lucro con­
sores superiores fundam entalm ente
en contra de los deseos de sus Besitzes In der modernen Konsumge­
incapaces o no dispuestos a acep­ sellschaft (196G): E. Welty. Doctrina denado por todos.
educadores. ta r la Idea y el respeto de la p. acerca de la propiedad, on Catecismo
La ca ra cte rística fundam ontal de Individuales m uy probable que no social II (Herder, Barcelona M963) 21- Psicodrama. Es una representación
la p., es decir, la posibilidad de de­ hubiera podido im ponerse filogené- 133. tea tra l de profanos s in am biciones
jarla en herencia, por tanto la d is­ ticam ente. A l mism o tiem po, la p. a rtísticas, cuyos personajes son per­
posición sobre la p. después de la puode ser considerada com o algo Propiedad privada -»Propiedad. sonas psíquicam ente enferm as, y
m uerte del p rim er propietario, se funclonalm ente necesario, de una cuyo d ire c to r es un psicoterapeuta,
puede encontrar en la cultura de fornla sim ila r a como lo es el tabú Producción, m edios de -»C apitalis­ orientada a lograr una autocuraclón
todos los grupos humanos. El he­ del -»Incesto, cuya universalidad so mo, -»Clase social, -»Com petencia, p o r m edio del actln g out, por m edio
cho do que algunos bienes se ap ro­ explica, sobro todo, por el deseo -»C onciencia falsa, -»M arxism o. de la reactivación y de la concien-
vechen en común o de que en caso do evita r co n flicto s dentro del gru­ ciación — Incluso en la vivencia de
de necesidad se ponga a lib re dis­ po. El reconocim iento de la p. p ri­ P rostitución. Es un concopto, en par­ unas acciones m otoras — de unos
posición alguna cosa (la barca de vada, es decir, personal, atribuida te ju ríd ico , en parte sociológica­ problem as psíquicos surgidos do
pesca, el anim al de carga, etc.), a un solo individuo, os además ne- m ente d e scrip tivo , con el que se las relaciones interhum anas; en el
el hecho de que en el m om ento de cosario en cuanto m edio de com ­ indica la prestación profesional o fondo, un psicodrama en pequeño
re p a rtir la presa se u tilice un sis­ pensación, con el fin de que no habitual de unas form as de com ­ se representa tam bién cuando los
tem a de distrib u ció n que perjudica sea necesario atentar contra la per­ po rta m ie nto sexual, en orden a la niños o los jóvenes (te s t proyec-
a la persona que la ha conseguido, sona física: las venganzas do san­ satisfacción de otros. -»Prom iscui­ tiv o ) empiezan a organizar espontá­
estos y o tro s fenóm onos parecidos gre que diezman la tribu , la reac­ dad. La p. ha e xistid o en todos neamente con las muñecas escenas
no deben ser sobrevalorados orró- ción en cadena do represalias m u­ los pueblos, in cluso en los pueblos fam iliares, a través de las cuales
neam entc (o por prejuicios ideoló­ tuas después de un hom icidio in ­ p rim itivo s. Según la opinión de dan a conocer m otivos reprim idos,
gicos en contra de la p.), ni in te r­ tencionado o por descuido, esto c ie rto s etnólogos, la p. no se da como celos y odio frente a un
pretados como señal de una Indi­ solam ente se puede evita r si tanto en los «grupos corp ora tivos*, ni en m iem bro de la fa m ilia . Esto le per­
ferencia fre n te a la p. on los pue­ la pérdida ocasionada como la ofen­ los pueblos p rim itivo s más senci­ m ite al psicólogo o al m édico pres­
blos p rim itivo s. Tales costum bres sa pueden ser reparadas por me­ llos. Sin embargo, se ha observado c rib ir un tratam iento adecuado.
son tan significativas precisam ente d io de una entrega de p. (hum ani­ incluso en trib u s pequeñas (en los
porque en estas sociedades senci­ zación del castigo por medio de la indios siriono s de ßolivia, A . Holm- Psicología social (-»A ctitudes, -»
llas existe tam bién la p. En las m ulta pecuniaria). Ya en las p rim i­ berg) que los hom bres ofrecen a -»C onform idad, -»E stereotipo, -»G ru­
sociedades Industriales de occiden­ tiva s sociedades trib a le s se re te ­ las m ujeres del m ism o grupo pro­ po, Grupo de -»referencia, -»M i-
te encontramos costum bres pareci­ nía o se retiraba la p. para, de esta ductos naturales m uy apreciados crosociología, -»P rejuicio, -»S ociali­
das al lado de la Institución ju rí­ form a, proteger a la m ujer frente (p o r ej., alim en tos) a cam bio de la zación, -»Sociología, Teoría del -»

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Psicología social Publicidad

campo, ->Totalidad). La p.s. puede (altor (1957) P.R. Hofstatter, Sozial- der suficientem ente la Im portancia mayoría de las personas les vaya
esta r Incluida, en cuanto rama e s­ psychologio (*1964); Idem, Elniührung de ésta. Sin una p. no puedo e x is tir relativam ente bien, sin embargo su
pecial. tanto en el departam ento de in die Sozialpsychoiogle (‘ 1966): A. 01- ni com petencia ni mercado. La p. existencia es inhumana, pues la p.
sociología como tam bién en el de dondorff, Grundzüge der Sozialpsycho- acorta tam bién el tiem p o y los ca­ despierta unas necesidades falsas
psicología. Entro los psicólogos hay logie (1965); E.E. Joños y H.B. Gerard, (así dicen H erbort Marcuse, Vanee
m inos en favo r del com prador que
escuelas de psicología social que foundations of Social Psychology (Nue­ Packard, John K. G albraith). Según
va York 1967); C.F. Graumnnn (dir.), busca un determ inado producto.
proceden más bien de la orienta­ Una gran parte de la p. es «con­ esta critic a , la propaganda industrial
Sozlalpsychologle: Thcorion ur.d Metho-
ción de scrip tiva, fenom enológica, sumida» por razón de su contenido es un fenómeno del «capitalism o
de.n, en Handbuch der psychologie.
clínica o pslcoanalítlca, y o tra s que voi. VII/1 (1969). de inform ación, sin que haya unas tardío». En la lite ra tu ra sociológica
quieren hacer de la p.s. una socio­ intenciones de com pra y sin que actual la p. aparece casi siem pre
logía exacta, cuantificadora, en cuan­ Publicidad. Es la -»propaganda que dé ocasión a decisiones de com­ bajo esta perspectiva. ¿Está de
to que examinan fundam entalm ente se hace de las morcancías y se r­ pra. A veces la p. puede tam bién acuerdo con nuestra experiencia
las actitudes con ayuda de las té c­ v icio s. Se habla tam bién de p. cuan­ encarecer un producto e incluso esta eficacia que se lo atribuyo a
nicas de construcción de -»escalas do a la opinión pública so le exige aum entar la venta de un producto la p.? Q uien entienda un poco de
y de su evaluación estadística. La unos donativos o se le proponen pe or y re tira r del m ercado o tro me­ psicología, sabe que resulto más
p.s. existe desde que hay una lite ­ form as de conducta (campaña pu­ jo r. Sin embargo no son realistas fá cil lib ra rse de un anuncio d e l pe­
ratura que reflexiona sobre el com ­ b licita ria para la ayuda a los países los que exigen red ucir por medio riódico o de la te le visió n que de
portam iento del hombre en cuanto on vías de desarrollo, para som e­ de la ley todos los gastos que una un com erciante machacón de e sti­
m iem bro de grupos: los m oralistas te rse a un examen radioscòpico, economía emplea en p.. destinándo­ lo antiguo que no ceja hasta que
franceses. Nietzsche, M ax Scheler, e tcétera). La p. se va sirviendo los a unos «fines más razonables». nos hace com prar o encargar una
G ustave Le Bou, G. Tarde. Goorgc cada vez más de los conocim ientos La m ism a p. form a un mercado cosa que nosotros realm ente no ne­
H. Mead han practicado p.s. y nos y de los m étodos de la in vestig a­ de productos y de se rvicio s y está cesitam os. Y mucho peor aún era
han presentado m uchas veces ideas ción social em pírica. La p., antes tan mezclada con la economía na­ el buhonero que venía vendiendo
que no ha conocido la p.s. neoposi- de in v e rtir unos gastos general­ cional. que resulta im posible sepa­ de puorta en puerta. Lo quo nos
tivista . «Yo», «nosotros», «el otro», m ente m uy elevados para una de­ rarla de ésta. No se puede com­ seduce no es casi nunca la -» té c­
«yo mismo» (y los selves [s í m is­ term inada campaña, intenta ave ri­ probar si en to ta l son más los nica ni la propaganda de los me­
m o ] de los otros, que nosotros, guar cuáles son los grupos claves productos — y de m ayor im portan­ dios m odernos de com unicación de
según G.H. Mead, interiorizam os), y su óptim a capacidad de reacción cia para la mayoría de los consu­ masas, sino el contacto Inm ediato
„to d o s esto s son fenóm enos fun­ ante unos determ inados alicientos. m id o re s — que debido a la propa­ con otra persona. Y ol poder que
damentales. que oxisten solam ente Para esto se sirve de encuestas y ganda suben de precio o son más otra persona ejerce sobre nosotros
porque todo individuo está o rie n ­ de la in vestigación do los m otivos, los que bajan. En general la p. in­ más bien dism inuye cuando no es
tado constantem ente a otras per­ teniendo en cuenta los datos dem o­ du strial ha logrado abaratar on este el com erciante el que nos incita a
sonas que destacan. En este sen­ gráficos relativos a los cam bios on siglo todos los bienes de lujo que com prar, sin o la descripción obje­
tid o , el - juego de lo s -»roles, la la estru ctu ra de la población (por­ aparecen en el mercado, al conse­ tiva que aparece en los medios
teoría de dos roles (centro de la si- centaje de los jóvenes con relación g u ir un m ercado de masas o una m odernos de propaganda. La ma­
ciología actual) puede ser com ­ al potencial goneral de todos los gran venta, pero, al m ism o tiem po, yoría de las personas ochan inme­
prendida también partiendo de la com pradores, etc.). ha creado tam bién la demanda, la diatam ente al ce sto de los papóles
p.s. En todo caso los lím ites están La eficacia de la p. descansa en cual a su vez ha hecho posiblo el todos los prospectos que llegan a
m uy difum inados: la p.s. examina unos fenóm onos generales del -> pleno em pleo y la subida de los su casa. Pero todos conopemos a
sobre todo ol in flujo quo el grupo co n tro l social, de la im ita ción y del salarios. algún com erciante cuya tienda no
ejerce en el individuo, m ie ntras que -»consum o ostentoso; por regla ge­ La p. se dirige no sólo al consu­ quisiéram os visita r, pues sabemos
la sociología estudia los fenóm e­ neral no hay ninguna p. que pueda m idor pa rticular, a la economía do­ quo su dueño quiere «m anipular ol
nos que surgen entre grupos, in s ti­ in tro d u cir un producto o un servi­ m éstica. etc., sin o que desempeña consumo».
tuciones y organizaciones. cio en el -»m ercado, si no se dan además un papel im portante entre El que so lamenta de lo p. de
unas condiciones previas favora­ los fabricantes (p. de máquinas, he­ los bienes de consum o y ve en
W. Hellpach, Sozialpsychologia (’ 1951);
bles. Tiene que e x is tir una disp o ­ rram ientas, m ateriales plástico s, et- ella el argum ento principal para
K. Mannheim. Essays on Soclology and
Social Psychology (Londres 1953): M. y sición latente en ol comprador. La céto ra ). La p. es el punto central probar la fa lta de sentido de la so­
Carolyn W. Sherlf, An Outllnc of So­ crítica social y de la sociedad ha de toda lo «crítica de la sociedad» ciedad Industrial, ya sea bajo el
cial Psychology (Nueva York ’ 1956); A. sobrevalorado siem pre la eficacia actu al: el que hace propaganda, manto de una pseudoeconomía,
Gohlen üio Seele In tcchnischen Zei- de la p. y no ha llegado a com pren­ está «manipulando». Aunque a la como hace G albraith, ya sea con

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el pathos escatológlco de H erbert el socialista prem arxista Charles de sus detergentes pre fe rid os. En tem as sociales y económ icos más
Marcuse, dem uestra que careco de Fourler (1772-1835). Según Fourier, algunos casos aislados se practica diversos que uno so pueda Im agi­
los conocim ientos necesarios que la industria en cuanto tal es ya ne­ tam bién en la Unión S oviética una nar, prohibiciones que afectaban a
debe tener un sociólogo. cesariam ente engañosa por natu­ p. combinada en el cine, en la ra ­ los diversos artículos del respectivo
Ya antes de G albralth y de raleza. O posición a la p. existe, por dio, en la te le visió n y en los esca­ mercado, nos están indicando que
H. M arcuse, y al m ism o tiem po tanto, ya desde hace tiem po en la parates. con el fin de prom ocionar mucho antes de que existiera la
que Vanee Packard, el filó so fo ale­ mayoría de los -»intelectuales. En­ una venta estancada (por ej., de «Madison Avenue* había ya consu­
mán K urt S chilllng (G eschichte der tre los autores que ven en la p. el artículo s te x tile s ); generalm ente se m idores fáciles de seducir.
sozialon Ideen, 1957, pág. 348ss) mal fundam ental de nuestro tiem po tra ta de com ercios locales. Pero El acto individual de consum o
desarrolló esta crítica fundamental están W.H. W hyte, Ludvvig von tam bién se fundan sociedades su- «manipulado» desde fuera no es
de la p.: «El modo y manera como B ertalanffy, Aldous Huxley, Erlch prarregionales de p. Estas socie­ nada nuevo, sino que aparece en el
la industria va creando actualm en­ Fromm, etc. Ideológicam ente, estos dades hacen propaganda de aque­ momento en que un mercado, por
te , de una manera a rtificia l, en el autores muchas veces no tienen llos productos o aparatos que, se­ muy sim ple que sea, nos ofrece la
hombro unas necesidades que ella apenas nada en común, sin em bar­ gún el plan, han sido producidos libertad de eleg ir entro varios ar­
necesita para vender sus produc­ go coinciden en la crítica que hacen en demasía (por ej., aparatos eléc­ tículos. Desde el mom ento en que
to s es la p. o propaganda. Según al medio am biente económ ico que tric o s para dar cera). el hombre ha superado ya el m íni­
so sabe, este despertar a rtificia l los rodea. Esta c rítica es muy pe­ En el papel de com prador poten­ mo existe ncial y tie n e medios su­
de unas necesidades ilim itadas re­ ligrosa para una economía de in i­ cial, el hombre, cualquiera que sea ficie n te s — sea en dinero, sean en
cibe el nombre de «elevación del cia tiva privada, debido a que el la época y la nación en que vive, bienes para una economía cambia­
nivel do vida». Ninguno de los par­ m otivo aparente de la crítica, la al p rincip io es siem pre desconfia­ r ía — para, después de haber c u ­
tido s p o líticos — ni los llamados «criticabilidad» de los fenómenos, do, y no se decide a cam biar el b ie rto sus necesidades vitales, po­
cristianos, ni tampoco los socia­ resalta tanto más cuanto m ayor es valor que tien e en la mano y que le der d e cid ir si va a u tiliz a r o no
listas: ambos se las dan de ene­ el rendim iento de la economía del resulta conocido, por o tro nuevo estos bienes, aparece el dictador
migos del lib e ra lis m o — se atre­ mercado, que de esta form a nos de­ que se le ofrece. Q uienquiera que del consum o que pretende decirle
ven a exam inar real y detenida­ m uestra lo que es capaz de hacer sea. por tanto, el que a través de qué consumo es adecuado y qué
mente en su programa «esta ele­ y lo. que se espera de ella. la ofe rta de una mercancía consi­ consumo es Inútil. El rese ntim ie n­
vación del nivel de vida»... No hay A l rechazar em ocionalm ente la p., gue que una persona cambie por to de este dictador iba dirig id o
nadie que pueda m antener real­ se rechaza también la economía de esta m ercancía su bolsa de sal, su antiguam ente en contra de aquel
m ente la línea d iviso ria entre la in icia tiva privada, en la que todo dinero o su créd ito bancario, ha que pretendía cam biar el asno
descripción objetiva do un produc­ participante individual tie n e la po­ «manipulado» a esta persona, por por el caballo, y actualm ente en
to, la alabanza verbal del m ism o y sibilidad de In filtra rse potencial­ de cirlo en un lenguaje moderno. contra del que pretende cam biar el
su presentación com o objeto do uso m ente en el morcado, dentro de Si decim os que esta operación es Volkswagen por el M ercedes: tú
absolutam ente necesario. El lengua­ una libre com petencia, por el mero po rju dicial o innecesaria, entonces puedes cabalgar m ontado en un as­
je m ism o empieza, por tanto, a res­ hecho de que puede realizar una toda la histo ria de la economía del no y llevar un Volkswagen. Pero si
balar, pasando de la verdad a la propaganda ¡lim itada de un pro­ hombre ha sido desde un principio estás descontento do tu asno o de
exageración y a la m entira. La mon- ducto original. La p. intensiva no la h isto ria de su -» a lie n a c ió n » de­ tu Volkswagen, esto se debe sola­
tira y la exageración, con la p. con stituyo necesariam ente una par­ bido a la «manipulación». m ente a que un m anipulador de tus
que la industria está haciendo te exclusiva de la economía capi­ La industria y la economía mo­ necesidades te ha seducido. El ca­
constantem ente, van carcomiendo ta lista . Por el contrario, precisa- dernas, escándalo de los críticos zador de un pueblo p rim itivo que
toda la vida, destruyendo al mism o m entó la economía planificada (co­ de la sociedad, no han sido los p ri­ entrega a un conciudadano de tribu
tiem po el idioma, en cuanto ma­ mo aparece con toda claridad en m eros fa cto re s en in d u cir al con­ la m ejor punta de flecha que él m is­
teria l do la poesía, e introducién­ la Unión S oviética a p a rtir de sum idor al consum o ostentoso y a mo había construido, con el fin de
dose, en cuanto reglas lingüísticas, 1957) tendrá que echar mano a ve­ la im prudencia: prueba do esto es cam biarla por una segunda piel
en la política y en la vida diaria.» ces de la p. para poder vender la la legislación sobre el lu jo que se para su m ujer favorita, a pesar de
S chilllng afirm a que este «enorme mercancía do pacotilla producto de da ya en casi todas partes en las que ésta tien e ya otra piel, es víc­
perju icio que se le hace al hom­ sus errores de cálculo. En la Unión épocas más antiguas, Incluso entre tim a de la misma coacción que cual­
bre a través do la falsa p. (y toda S oviética so practica tam bién ac­ los pueblos p rim itivo s. Las nume­ quier esposo de nuestros días que
p. es fundam entalm ente falsa, según tualm ente la investigación de m er­ rosas prohibiciones dadas ya mu­ sacrifica su libreta de ahorros para
lo indica su propio concepto)», cado. Así, el año 1967 se consultó cho antes de la era técnica por toda que su esposa pueda com prar su
fue percibido por prim era vez por a más de 1 0 000 ciudadanos acerca clase de autoridades y en los sis­ segundo o su te rce r abrigo. El he­

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cho de que la m ujer haya visto el años 1957-58, no pudo obligar al sed y pasaba por delante de un todavía no se ha podido «seducir»
abrigo colgado delante de la tie n ­ consum idor a com prar su coche bar donde había coca-cola y pepsl- para que u tilic e n con regularidad
da del vecino o on ol escaparate de «Edsel». Los ed itore s del lib ro de cola, era más probable que apagara un cepillo de dientes, son una prue­
un com ercio de lujo, no tien e nin­ la hija de Stalin. tanto en los Esta­ su sed con coca-cola que con pepsi- ba negativa de lo mismo, aunque
guna im portancia. El hom bre se dos Unidos como en Europa, tu v ie ­ cola. Pero, independientem ente de al m ism o tiem p o nos están indican­
co n virtió en un consum idor «mani­ ron grandes dificultades para ven­ esto, tenia que e x is tir la decisión do cuánto es lo que todavía podría
pulado» cuando dejó la autarquía d e r el lib ro de ósta, a posar de una de apagar la sed. El resultado final hacer la p. en ol secto r de la hi­
de la vida p rim itiv a y se decidió p. sin igual. Pero continuam ente de estos experim entos fuo muy giene y do la pre visió n sanitaria.
por la división del trabajo. surgen tam bién nuevos artículos discutido. Hoy no se considera pro­
En realidad el consum idor actual cuyos fabricantes, después de una bable que el hombro pueda ser ob­ V. Packard, Dio Geheimc Verführer
es más d ifíc il de m anipular que sus propaganda mínim a, se ven so r­ je to de una gran m anipulación por (1958): H.F. Kropff, Motlvforschung
antepasados, pues los atractivos prendidos por una demanda tal, que m edio de este método. (1960): A. Bauer, Der írele tind unbere-
de la p. se m antienen mutuamente necesitan varios años para poder Podemos dem ostrar tam bién lo chcnbsre Mcnsch (1961): G. Bergler,
en jaque. Si en el mercado sola­ satisfacerla. V/erhung und Gesollschaft (1965).
poco expuestos que ostamos a la
m ente hay unas cuantas cosas ape­ Respecto al lím ite del poder de m anipulación de la p. Hay personas
tecibles. el deseo de adquirirlas a un hipnotizador rige este principio: que no fum an desde haco ya mu­ Público. Es un número bastante gran-
cualquier precio será más irre s is ti­ lo que el hipnotizado no haría en chos años o que no han fumado do de personas a las que se atribu­
ble. Actualm ente, en cambio, la ofer­ su ostado normal por considerarlo nunca. Estas personas estuvieron yen unas propiedades colectivas,
ta es enorm em ente grande. A veces inm oral, no lo hará tampoco aunque expuestas a una propaganda in te n­ unas po sibilidades colectivas de
aplazamos la compra de una cosa se lo manden en estado de hipnosis. siva en favor del tabaco, prescin­ reacción, fre n te a una m anifestación
precisam ente porque uno no sabe A una persona se le puede mandar diendo ya de la presión social de externa (a rtística , política, etc.) d i­
de cid irse por un a rtícu lo o por con éxito en su estado de hipno­ las personas que fum an en tre sus rigida a la opinión pública. El p. es
otro# Cuanto más conocidos nos re­ tism o que pegue una bofetada a conocidos y del modelo de otras una parte de la opinión pública y
sultan todos los tipo s de m ercan­ su je fe , pues se lo había propuesto personas. Y sin embargo, han con ti­ puede, lo m ism o que ésta, ser con­
cías y todas las marcas — y pre­ hacía ya mucho tiem po, aunque no nuado sin fum ar. La fidelidad a una siderado como -»control social ne­
cisam ente esto se alcanza por me­ había tenido nunca el valor sufi­ marca por parte del consum idor, gativo, com o -»masa niveladora
dio fio la p .— y cuanto más ba­ ciente para hacerlo. Pero a esta una de las metas fundam entales de (José O rtega y G asset): Kierke-
rruntam os una oferta futura, tanto persona no so lo puedo mandar con la p. para artículos de marca de gaard c ritic a ya en 1844 al p. con
Oiás d ifíc ile s de convencer nos vo l­ éxito que mate a su amigo. En to ­ cualquier m agnitud, nos prueba unos argum entos que después va­
vemos y tanto más fá cil m anto aho­ dos los hombres se da este freno igualm ente lo d ifíc il que resulta le n para la masa y para la -»opi­
rramos para futuro s actos de con­ estructu ral como lím ite a la «posi­ «manipular» al consum idor. Si se lo nión pública. P. en sen tido e s tric ­
sumo. bilidad de m anipularlos». Algo pa­ pudiera m anipular con más fa c ili­ to es el conjunto de las personas
Al consum idor le resulta eviden­ recido es lo que sucede con el in­ dad, entonces todas las personas asiste ntes a una representación
te el ahorro a largo plazo, el apla­ flujo «sublim inal» (s u b llm ln a l con. tendrían que m ostrar unas flu ctu a ­ que sin público no tendría razón de
zamiento del consum o y la com pa­ ditioning), que por los años cin- ciones más frecuentes en su con­ ser. La apertura de un salón del
ración do los objetos, cuando pue­ cuonta provocó, prim eram ente en sumo. Pero com o cada uno de nos­ autom óvil tien e un p „ un accidente
de confiar en su economía, en su los EE. UU., grandes tem ores. El otros continúa siendo, por lo me­ au tom ovilístico ocurrido en la ca­
tecnología y en su moneda, cuando experim ento se realizaba de la s i­ nos en un se cto r de consum o, ya rretera no tien e un p., sino un tropel
sabe que si hoy no com pra una co­ guiente manera: en una pantalla de sea la pasta de dientes, el jabón, de gento, una concentración. El p.
sa, podrá com prar esa misma cosa cin e o de te le visió n aparecían du­ una bebida alcohólica, la linterna actúa a través del anonim ato de sus
dentro de m eaio año con la misma rante la representación unas pala­ de b o ls illo o el autom óvil, cliente m iem bros: los crítico s que asisten
sogurldad que dentro de tres o de bras excitantes, poro do uná mane­ fijo de una firm a determ inada, sin a un estreno no form an, por tanto,
cinco años, y generalm ente on un ra tan rápida, que el espectador no dejarse in flu ir, aunque sean mu­ par.te del p., sino que crean la o p i­
modelo más p e rfe cto y quizá incluso las percibía conscientem ente. Por chos los in te ntos que se han hecho nión del p. Al concepto de p. per­
más barato, si e n tre tanto la p. ha ejem plo, durante una película él por obligarle a cam biar do opinión, tenece la posibilidad de un com por­
logrado c o n v e rtir el artícu lo en ob­ veía cómo iba apareciendo en la nuestra libertad de conciencia tiene tam ie nto colectivo , com o resultado
je to de consum o de masas. La pantalla cada cie rto tiem po y du­ que ser mucho m ayor de lo que al­ de un contagio emocional de los
Ford M o to r Company, después de rante unas fracciones de segundo gunos crític o s de la soclodad afir­ presentes, pero no una estructu ra
hacer una inversión de cerca de la palabra «coca». Si al fina l de la man. Y el 50 % de los habitantes externa de grupo.
20 000 m illones de pesetas en los representación ol espectador tenía de Alem ania occidental, a quienes En inglés la palabra audienco slg-

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Pueblo
Público

nlfica tanto el p. que asiste dire c­ tro l social sea, por regla general, tiene que ser «desideologizado».
(the H opi people, aunquo entonces
tam ente, como grupo am orfo, a un más eficaz en el p. que en las ciu­ La contraposición pueblo • ciu ­
se suele aplicar el nom bre de tribe).
acontecim iento, com o tam bién el dades, donde es más fá cil por tanto dad no puede ser vista en el sen­
Pero la etnología aplica tam bién el
conjunto de todos los oyentes y te ­ in tro d u cir -»innovaciones. -»Grupo tid o de la dicotom ía de Tönnies:
nombre de people a un grupo de
lespectadores do un programa de prim ario, -»vecindad. Pero no toda «comunidad» • «sociedad». Por des­
trib u s del m ism o Idioma.
tele visió n. El p. de un teatro, de un la ag ricu ltura tiene que ser realiza­ gracia. hasta mediados del siglo
Desde el final de la segunda gue­
campo de fútbo l, de una galería, da necesariam ente desde los pue­ XX esta dicotom ía ha influido, en
rra m undial se dice muchas veces
ha surgido en su m ayor parte sin blos. los EE. UU., en la sociología rural
«la soclodad» en contextos donde
un contacto personal precedente, Sobre todo en los Estados de (ru ra l sociology), obscureciendo la
antes, hasta 1945, se decía «ol pue­
pero puede crea r unos intereses inm igración (EE. UU., Canadá) do­ verdad.
blo» (así, «La ciencia tiene que ju s­
com unes (por ej., al in te rrum p irse mina el tip o del granjero (farm er), En las diversas culturas (sur de
tificarse ante la sociedad», etc.).
una representación); sin embargo, en contraposición al a g ricu lto r que Italia, Centroam érica) hay com uni­
Prescindiendo de todo ju icio de
no se debe confundir con el audi­ vive en el p. El farm er puede c u lti­ dades (unidades) rurales en las que
valor, p. es una población de varios
to rio de un programa electrón ica­ var grandes extensiones de terreno los vecinos no se ayudan casi nun­
m illones, com o mínim o, que tienen
m ente radiado. De un autor se dlco el mism o idiom a y la mism a cultura, desde su misma granja (en la ma­ ca o no tienen apenas confianza
que tiono su propio p. Pero sería yoría de los casos aislada); se de­ unos con o tro s (Im m oral fam lllsm ,
que habitan un Estado y que tienen
más adecuado de cir que tiene su cide muy pronto por la mecaniza­ E. Banfield, 1958). En los núcleos
(o aspiran a) una autonomía política.
círculo de lectores. ción y, com o punto cén trico eco­ de población de carácter rural, las
Los Estados, cuya población consta
nóm ico y social de su reglón, tiene relaciones interhum anas no son.
de d ife ren te s grupos lingü ísticos
R. Clausso, Publlkum und Information una ciudad (generalm ente pequeña por regla general, m ojoros que en
(con una autocom prensión étnica
(1962). propia), no deberían llam arse pue­ o mediana), entre cuyos ciudada­ las poblaciones con menos carácter
blos. sino naciones (Suiza. Canadá). nos, sin embargo, no se cuenta. rural.
Pueblo (-»C arácter nacional, -»G ru­ También los Estados Unidos de Por el contrario, se puede conser­
po, -»N acionalism o). En alemán el Am érica (th c A m erican people) es var el carácter pueblerino de una W.E. MOhlmann, Rassen, Ethnien. Kul­
térm in o Volk es un concepto valo- más bien una nación con una es­ población, de la m entalidad de sus turen (1954); E. Francis. Ethnos und
ratlvo, con una gran carga em ocio­ habitantes y do su «modus de Inte­ Demos (1965); L. von Wiese, Das Dorf
tructura social bastante sem ejante
racción», aunque la agricultura ha­ als soziales Gebilde (1928); G. Wurz-
nal (así on Herder, J. M óser y el (y una cultura estándar que abar­ bachor. Das Dorf Im Spannur.gsfe/d
rom anticism o; on los escrito res po­ ca numerosas subculturas). y no ya desaparecido (casi) com pleta­
industrieller Entwicklung ('1961); R.
p u la re s , que exageran este concep­ un p. mente en favo r de una producción König (dir.) Soziologie der Germoinde
to. y en el -»nacionalsocialism o, En castellano, p. tlono tam bién el artesana. A sim ism o, los pueblos de l : 1962): Katrin Aschenbrenner y D. Kop­
que abusa de este térm ino). Este significado de aldea, un núcleo de pescadores tienen su propia fiso­ pe, Grosstadt und Dorf als Typen der
concepto encierra en sí los c rite rio s población de hombres sedentarios nomía y su propia estructu ra social. Gcmelrxle (1965); W. Roth. Dorf Im
del -»etnocentrism o y dol naciona­ que viven exclusivam ente, o p rin c i­ En todo caso, el concepto de p. Wandel (1968).
lism o (y a veces tam bién los des­ palmente, de la ag ricu ltura y de la
pierta). Sin embargo, en inglés el cría de ganado.- En la mayoría de
térm ino fo lk tien o además el s ig ­ las culturas y de las sociedades
nificado de lo p rim itivo , «lo no fa l­ existen pueblos, con la m entalidad
sificado», de la auténtica -»comunl- y la form a de vida típica de sus
nidad de vida agrícola. En este habitantes. En las sociedades in­
sontido os utilizado todavía actual­ du striales dol s ig lo XX, la población
m ente com o té rm in o técnico: folk- campesina ha dism inuido cada vez
w ays (W.G. Sumner, en lugar de los más fre n te a la población urbana;
usos y costum bres norm ativos) y pero el p., en cuanto form a de po­
-*fo lk society. Por o tro lado, en blación para las personas activas
inglés people puede significar tanto en la agricultura, continúa teniendo
un pueblo de varios m illones de ha­ todavía Im portancia. El número re ­
bitantes. po líticam ente de finible (en ducido de la población, la frecuen­
el sentido de nación, por ej., los cia de los contactos sociales y la
EE. UU.), como tam bién una trib u persistencia de las form as tra d icio ­
pequeña de un pueblo p rim itivo nales de conducta hacen que el con­

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604
Rango

En segundo lugar, se da r. de una Por otra parte, desde que se ha


acción o a ctitu d humana, cuando, en logrado un perfeccionam iento té c­
lugar de las verdaderas razones y nico tan elevado de los medios elec­
m otivos propiam ente irracionales o, trónicos de la radio y tele visió n,
al menos, públicam ente Insosteni­ resulta cada vez más d ifíc il aislar
bles, se presentan unos m otivos ra­ a una población de Inform aciones
R cionales com prensibles y adm isi­ procedentes de o tro s países. En es­
bles por todos. Éste es el sentido te sontido, la r. y la tolo visió n con­
que tiene en la frase peyorativa: trarrestan el efe cto de los monopo­
«Tú no haces más que racionalizar.» lios del poder.
Racionalidad práctica. Según Max W eber, la sociología debe ten er En este sentido, con la r. lo que
W eber, una acción humana es ra­ tam bién en cuenta los diversos m o­ m uchas veces se Intenta es Justi­ F. Lcnz. Elnführung In die Soziologle
cional y práctica cuando, según una tivo s de acción que no son raciona­ fica r unos -»prejuicios. des Rundfunks (1952); A. Sllbermann,
lógica razonable tanto para el que les. El tipo de acción racional prác­ La muslque, la radio ot l'oudlteur (Pa­
actúa como para el que observa, tica es. según W eber, solamente F. v. Gottl-Ottilienfeld, Vom Slnn dor rís 1954); E. Foldmann, Theorle der
y de acuerdo con la técnica de que uno do los cuatro tipos de acción. Rationalisiorung (1929); AISEC (dlr.), Massenmedlen (1962); H.K. Platte, So­
éstos disponen, dem uestra, con ga­ Además de esta acción hay una ac­ Rationalisiorung In Europa (1963); VV. ziologle dor Massenkommunlkations-
Guthsmuths, Rationalisiorung (1964); m lttei (1965); ñ. Wildenmann y W. Kai-
rantías de seguridad, que la meta ción axiorracional (que no tiene en
Sozioio Auswlrkungen dor Rstionall- toílolter, Funktlonen der Massonmedlen
de la acción se puede conseguir cuenta las consecuencias p re v is i­
slerung. Schrilten zur lirdustriosozlo- (1965); B. Sternborg y Evolyne Sullc-
después de tra n scu rrir un pazo bles), otra afectiva (em ocional) y rot. Aspects soclaux do lo radio ot
logie und Arboltswlssenschaft, vol. II
prefijado, si se aplican de forma otra tradicional. do la télévlslon (París 1966).
(1965); H. Wiedemann, Die Ratlonollsie-
económica los m edios. El método rung aus dor Sicht des Arbeltors (21967).
com prensivo (verstehende) de la so­ M. Weber, V/Irtschaft und Gesellschait Rango. Se puede hablar de rango,
ciología debe suponer en toda obser­ (M956): N. Luhmann. Zweckbegrllf und Radicalismo. Es el com portam iento, cuando los m iem bros do un s is te ­
vación de un com portam iento extra­ SystemretlonalitBt (1968). ma social reconocen la existencia
generalm ente de un grupo (o do
ño que so trata de un com porta­ una persona que tien e por grupo de de unas diferencias de categoría
m iento racional práctico. Como en Racionalismo. -»Inte lectua le s, So­ -»referencia un grupo radical) que, (esto se da tam bién en los gru­
la mayoría de los casos la acción ciología dol -»conocim iento, -» U to ­ sobre todo en el terren o político, pos de anim ales) que en un p rin ­
- histó rica o sociológicam ente im por­ pía. quisiera cam biar todas las cosas cip io surgieron como consecuencia
tante está -in flu id a por m otivos desde la raíz (radical viene dol lat. do una prueba do fuerza física, y
cualitativam ente he terogéneos• quo Racionalización. En p rim er lugar, r. ra d lx); en un sentido más general, estas diferencias do fuerza y de
no pe rm iten que se hable de un es una estructuración más adecua­ r. es toda m entalidad o manera de poder d e ntro del m arco de una je­
m otivo «medio«, W eber funda su da do los procesos en la dirección com portarse do otras personas que rarquía se reflejan en el com porta­
construcción típica ideal sobre la em presarial, en la fabricación, etc., se aparta, de una form a amenaza­ m iento m utuo. M ientras que las so­
base de su supuesta r.p. A sí. al por tanto la aplicación, eu la eco­ dora, del margen de variación que ciedades (dem ocráticas) actuales
explicar el desarrollo de una ope­ nomía y en otros sectores labora­ se considera norm al. R. es, por tan­ hacen desaparecer en parte los ó r­
ración m ilita r, prim eram ente se ha­ les, de unos procedim ientos racio­ to , un Juicio de valor que, según denes de r. y los sím bolos de -»d is­
bla de una «intervención concreta nales que responden al estado de la posición del que habla, puede ex­ tancia social (por ej.. el papa pro­
y causal de acontecim ientos ais­ la técnica y de la ciencia; general­ presar aprobación o repulsa. híbe a los obispos que u tilice n tro ­
lados-, Intentando averiguar cómo m ente se trata tam bién de una ma­ no episcopal), continúan existiendo
habría procedido cada uno de los nera racional de proceder, es de­ Radiodifusión (A n á lisis de -»conte­ aún e s tric to s órdenes do r. (por ej..
dos enem igos «en el caso de una cir: do la consecución de la m eta nido, -»C ine, -»C om unicación -»Te­ orden de colocación fijado por el
r.p., si hubiera conocido perfecta­ deseada aplicando los m enores me­ le visió n). La r. es o b je to de estudio protocolo para las comidas de gala
mente la propia situación y la del dios. Las asociaciones de obreros por parte de la sociología, en cuan­ de cará cte r diplom ático. Las d ife ­
enemigo». Es entonces cuando se rechazan y atacan a veces al r. del to que a través de este m edio sur­ rencias do r. pueden estar relacio­
compara hasta quó punto cada una trabajo de fábrica («taylorism o», de­ gen form as de com unicación fun­ nadas, pero no tienen que estarlo
de los dos se ha distanciado del nominado así por razón de su autor dam entalm ente nuevas que dan o ri­ necesariam ente, con las -»clases
->tlpo ideal, debido a falsas in fo r­ F.W. Taylor [1858-1915]). así como gen, en una dictadura, por e j„ a sociales y con la -»e stra tificación
maciones, a faltas lógicas y a mo­ tam bién los estudios del rendim ien­ unas mayores posibilidades de in­ social. Los sistem as colectivo s de
tivo s no estratégicos. Pero, según to y de la eficacia en las empresas. fluencia. acción (unidades m ilita re s, grupo de

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Schoeck 20
Rango Roclprocldad

bom beros, equipo de trabajo en m igraciones), cuya herencia, en lu­ unas personas Incapaces de re cib ir humanas producen en ol m edio am ­
la sala de operaciones, actores y cha con un medio am biente especí­ cualquier instrucción, pues éstas biente físico, por oj., la erosión de
empleados de teatro, etc.) que en fico (p o r ej., tro p ica l), so fue ha­ se orientan según el fenotipo, c u l­ una región y las dificultades que
un plazo lim itado, generalmente ciendo cada vez más homogénea. turalm ente definido, y no según el esto lleva consigo para la a g ricu l­
corto, tienen que alcanzar unas Dondequiera que se unen perso­ genotipo. tura.
m etas prefijadas y realizar unas nas de d istin ta s razas, tiene lugar Estereotipos relacionados con los
obras concretas, no pueden actuar una mezcla, de form a que el pro­ m iem bros de una r. atribuyen a és­ Reciprocidad. La r., el com porta­
de una manera óptim a en ninguna blema del número de las razas es tos unas propiedades ospeclales, m iento recíproco (concepto que es­
sociedad ni protegerse de una mu­ un problema d iscu tid o desde hace fundándose en esto las ¡deas irra ­ pecialm ente ha adoptado Howard
tua paralización de sus m iem bros mucho tiem po: antes se distinguían cionales sobre la infe rio rida d o su­ Becker com o básico en sociología)
si no hay un orden de r „ general­ cuatro o cinco razas, actualm ente perioridad de una raza (p o r oj., el es una condición fundam ental de
mente en form a do -»jerarquía, sólo se distinguen tros razas p rin ­ «m ito» de l ario croado por A . do la acción social (do -»racionalidad
fijado antes de com enzar la acción cipales: la caucasoide, la mongo- Gobineau, empleado después por práctica) que los m iem bros de un
y reconocido por todos, que regule loldo y la negroide. H.St. Cham berlain que. en su fo r­ sistem a social (do un grupo) re­
la dirección y la am plitud de los Debido a unos pre ju icio s d is c ri­ ma más extrem a aparece en el an­ conocen y dan por supuesta en
poderes de mando. El orden de r. m inatorios, en algunas sociedades tis e m itis m o del nacionalsocialism o). todo grado de civilización. Precisa­
en los grupos de animales (entre hay Individuos que, a pesar de que Pero los estereotipos etnocéntrl- m ente entro los pueblos p rim itivo s
los pájaros llam ado tam bién orden solam ente se los puede cla sificar cos afectan tam bién a categorías (que no conocen la escritura, la
de pico) asegura las probabilida­ por unas pocas características co r­ étnicas y lingü ísticas de población contabilidad, el derecho civ il, los
des do supervivencia de la c o le c ti­ porales débilm ente marcadas (que (los italianos en los Estados Uni­ contratos, ote.) la expectativa de
vidad. en cuanto que encomienda a veces sólo pueden p e rcib ir los dos), que después erróneam ente la r. tiene una fun ción irre em pla­
al anim al je fe el mando, la v ig i­ expertos), como consecuoncia de pueden ser consideradas como ra­ zable en todos los servicios que
lancia y. con frecuencia, la pro­ una mezcla con otras razas du­ zas. uno presta a otro. Cada uno de los
creación do la generación slgulonte. rante muchas generaciones, sin em ­ m iem bros de una trib u p rim itiva
bargo son considerados com o m iem ­ A.L. Kroebor, Anthropology (Nuova (como los azandos en A frica, según
Raza (-»A n tisem itism o , -»Casta, -> bros de una raza concreta. York *1948); P. Aich, Forbigo unter ha Indicado Evans-Pritchard) retiene
M arginado, -»M inorías. -»Patria, -> En tale s casos r. es un concepto Welssen (=1963): W.E. Mühlmann, Ra- escrupulosam ente en la m em oria,
Prejuicio). Es un grupo do la po- sociológico (socialm onte definido y sson, Ethnie/i. Kulturen (1964); C.S. a lo largo do años y decenios, to ­
- blaclón que se disting ue de los Coon y E.E. Hunt, Jr., The Livlng Races do lo que ha hecho por o tro com ­
con una eficacia social) que no se
of Man (Nueva York 1965); R. Itoliaan-
demás por unas características fí­ puedo soste ner desde el punto de pañero de trib u o por o tro fa m ilia r.
der (dir.j, RBssenkonflikte ¡n der Welt
sicas externas o internas. Los m iem ­ vista de la antropología. Para e vi­ Todas las ayudas, todas las pres­
(1966). Para una más amplia bibliogra­
bros de una raza tienen entro sí ta r persecuciones (an tisem itism o ) fía v. Minorías. taciones en especies pasan a una
más genes en com ún — los genos y discrim inaciones de personas y «cuenta» Im aginaria, a cargo de
son los que determ inan las carac­ de categorías de población basadas Realidad social. Es aquella parte aquel que ha sido favorecido en la
te rística s del c u e rp o — que con los en prejuicios contra unas razas de­ de la realidad pe rcep tible que está prim era transacción, el cual tiene
m iem bros de otra raza distinta, poro term inadas. algunos sociólogos han fuera del sujeto cognosconte y que pre sta r después un servicio
en toda raza predom ina el conjunto intentado hacer desaparecer to ta l­ cuyas form as cara cte rísticas na­ al otro. La contraprestación puede
general de genes del hombro (ho­ m ente el térm in o do r. (en d ive r­ cen como consecuencia de accio­ ser, en cuanto a su calidad, com ­
mo sapiens). Todavía está por re ­ sas resoluciones después de la se­ nes sociales, do acontecim ientos pletam ente d istin ta de la prim era
solver la cuestión do si todos los gunda guerra m undial), diciendo interhum anos y del estado de Inter­ prestación. El p rin cip io do la r.
hombres de hoy, prescindiendo de que no hay ninguna r. en la huma­ dependencia entre los hombres. ha llevado al descub rim ie nto del
la raza a que pertenezcan, tienen nidad. Esta posición política, que Pero la r.s. contiene no solamente -»dinero, que en p rincip io fue so­
un origen común (o si indepen­ científicam ente no se puede dofen- form as de com portam iento social lam ente un sím bolo do una deuda
dientem ente de la etapa do los d e r ni según la gonética ni según directam ente observables, aconteci­ de raza.
prim ates se han dado varias homi- la antropología física, no se ha po­ m ientos co le ctivo s o expresiones La idea de una r. obligatoria, en
nizaciones). En el caso de un o ri­ dido Im poner de una manera ge­ objetivadas, heredadas o in s titu ­ el sentido de Justicia, de aquello
gen común del hombre, ol nacim ien­ neral. Tampoco so entiende cómo cionalizadas de este com portam ien­ por tanto que es re cto y ju sto , la
to do las razas puede explicarse por iba a conseguir su m eta de evita r to, sino tam bién las consecuen­ han encontrado los etnógrafos en­
el aparejam lento de grupos con­ y p ro scrib ir el racism o (p re juicio cias y lo s efe cto s secundarios e tre las trib u s más aisladas que v i­
sanguíneos aislados (debido a las extrem o fre n te a una raza) entre inlntencionados que las acciones ven de la form a más sencilla, a li­

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613
Referencia, marco de
Reciprocidad

ducen desplazam ientos y m utacio­ ricana (referer.ee group). Se trata


mentándose de la recolección y (sobre todo la r. de tipo económ i­
nes en la consistencia del estrato de un marco elegido generalm ente
de la caza. K arslen cuenta do los co). El sistem a p rim itiv o de pa­
o en la estructura social de una con toda libertad por el Individuo,
indios jívaros del Brasil que a ve­ rentesco. por lo que respecta a la
población. A si, se produce una r. donde éste encuentra los modelos
ces se daba el caso de algún indio r.. casi se lo puede representar
cuando la población de unos grupos e Ideales para su acción. Para la
que no podía p a rticip a r en la expe­ uno, perm ítasenos la com paración,
profesionales determ inados va su­ persona que está determ inada en
dición por causa de enfermedad, com o todo el sistem a do se g u ri­
biendo en el transcurso del tiem po su acción por el g. de r., éste pue­
después de haberse alistado y de dad social de un Estado pre viso r
en su status económ ico y social, de ostar representado por un solo
haber recibido por adelantado su m oderno' que so ha confiado a un
por ej.. de la clase baja superior a individuo; tam bién puede tratarse
paga en paño. Entonces, el indio, computador.
la clase alta Inferio r. En la r. se de un -»grupo p rim ario (sobre to ­
sin preguntar siquiera, devolvía el Una r'. absoluta, que satisfaga
trata generalm ente de la m ovilidad do un -*p e e r group) o de form as
paño. En el siglo XIX, y aún actual­ in cluso al ánim o socialm onte rtiás
de las categorías sociales. A l ha­ de m ayor m agnitud, por ej., una
m ente había muchos autores que sensible y que llevo de m emoria
blar de concepto de r. habría quo corporación profesional. Para que
defendían la h ipó te sis do un e sta ­ una contabilidad rigurosa, es casi
d is tin g u ir con más pre cisió n si se el grupo de referoncla pueda in flu ir
do p rim itivo de -»propiedad com u­ im posible en esta realidad local y
trata de la form ación do un nuevo en la actividad y on el concepto
nitaria de vida com ún, en el que tem poral. Todos los procesos que
estrato, de la aparición o desapa­ quo el afectado tiene de sí m is­
cada uno, sin pensar en su propio tienden a la r.. para poder sor
rición de un grupo profesional (por mo, no es necesario que el afec­
provecho u lte rio r, trabajaba con to ­ vividos como r., presuponen por
ej.. el obrero Ind ustrial) dentro de tado pertenezca realm ente al grupo.
das sus fuerzas por la comunidad parte de los interesados una d is ­
unos estrato s ya existentes, o si La influencia del g. de r. aparece
y por cada uno de sus m iembros. posición de com prom iso. La descon­
se trata de cam bios en la participa­ tanto en el proceso de -»socializa­
Según ellos, esta situación ha sido fianza de no llegar a pe rcib ir la re ­
ción porcentual de los diversos ció n com o tam bién en el -»co ntrol
reemplazada después por la socie­ m uneración en el sentido de r.
estratos con relación a la población social. Según el papel quo el in d ivi­
dad com ercial, ciudadana y burgue­ (de ser, por tanto, «explotados»),
total. duo desempeñe en el m omento,
sa (-»sociedad burguesa), con su aparoce no sólo en los m ovim ien­
La r. puede su rg ir al cam biar la así serán lo s diversos g. de r. que
pensam iento contractual rig o rista y tos revolucionarios do tip o social
im portancia que un grupo p ro fe sio ­ determ inen su conducta. H. Hyman
su sistem a individu alista de ser­ que so han dado en las sociedades
nal tien e con relación a la econo­ (1942) fue el que creó este con­
vicios y rem uneraciones. Este ro­ industriales desde finales del si­
mía nacional (el artesanado, ol co­ cepto de g. de r., poro quien lo
m anticism o social, a la luz do los glo XVIII, sino tam bién en los pue­
m ercio al detalle, los m ilitares, el hizo evolucionar fue. sobre todo.
datos que la otnografía y la etno- blos p rim itivo s, donde, según ha
cle ro). Por eso. la po lítica de cla­ R.K. M erton . El g. do r. une concep­
- logia nos aportan actualm ente, no indicado C. S ig rls t (fíe g u lle rte Anar-
ses medias puede ser concebida tual y teó ricam e nte la psicología
pasa do sor una pura ilusión. chie, 1967), da origen a un tem or
com o un Intento de proteger a los social con la sociología. Podemos
Han sido sobre todo R. Thurnwald, casi neurótico do se r explotado.
m iem bros do unas determ inadas d is tin g u ir grupos de referencia ne­
B. M alinow ski y M. M auss los que Este tem or es un obstáculo para
profesiones fre n te a las consecuen­ gativos y positivos (Newcom b, She-
han puesto de relieve el principio el desarrollo, ya que on ciertas
do r. entre los pueblos p rim itivo s. cias de una r. La -»nivelación o uni­ rif).
tribu s nadie se quiere com prom e­
Hay algunos etnólogos que piensan ficación de las rentas en unas pro­
te r a realizar un traba jo para un
que entre los pueblos p rim itivo s fesiones qu^ según su respectivo R.K. Merton, Social Theory and Social
compañero de trib u por miedo a
no so puede dar el acto do puro sta tu s distan bastante e n tro sí, per­ Structure (Glcncoe 31957); J. Aronfreed,
sor explotado (por ej., entre los Conduct and Consclenco (Nueva York
(a ltru ista ) regalo. Aunque hay algu­ tenece tam bién a la r.
ambas). Una preocupación p e rfe c­ 1968); E. Singer y H.H. Hyman (dirs.),
nos datos en favo r de esta teoría, cio nista por- la r., sobro todo cuan­ Reodlngs in P.eferenco Group Theory
no se pued<j d e cid ir aún si estos Th. Goigcr. über dynamische Analyse
do debido a la ausencia de un s is ­ sozialer Umschichtungen, en K.G. Specht and Resoarch (Nueva York 1968).
etnólogos tienen razón. tem a moderno de dinero no se (dir.). Soziologische Forschung In unse­
El sistem a de parentesco klnshlp puedo dar una transparencia racio­ rer Zelt (1951); H. Mooller, Soziole Referencia, marco do. En la socio­
systom ) do los pueblos prim itivos nal y cua n tita tiva de la r., es q u i­ Umschichtung, en »Kölner Zeitschrift logía anglosajona, m. de r. es un
es una red diferenciada y com plica­ zá responsable tam bién de la falta für Soziologie» 5 (1952/53); L. Neun-
conjunto de conceptos e ¡deas a
da de reciprocidades que un extra­ de de sarro llo económ ico en cie rta s dörfer. Umschichtungen und Wandlun­
gen ln der modernen Gesellschaft, en las que no siem pre responde en la
ño no puedo siquiera Imaginar. Es­ culturas.
Freiheit und Verantwortung (1957). realidad algo concreto que se pueda
ta red incluye muchas veces a los
observar. Este m. de r. no se puede
difuntos y a los no nacidos y, con R eestratificación La r. es un fenó­
Referencia, grupo de. Es un concep­ adquirir, p o r tanto, solam ente con
la fuerza del derecho, canaliza, meno que se da en el campo de la
to fundam ental de la sociología ame- la experiencia, pero es necesario
gradúa y controla la reciprocidad m ovilidad social. En la r. se pro­

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R e ln t lv la m o
Referencia, marco de

si se quiere que la observación sea los a los países en vías de -»des­ rlo rm ente y, por tanto, ser sólo to entre la productividad dentro
perfecta. El m. de r. se asemeja arro llo (grants, unos préstam os que una relación latente. Simm el en­ de las empresas técnicas de p ro ­
al -» tip o ideal do Max W eber. En prácticam ente no van a „devolver tendía por r.s. los «hilos finos», ductos elaborados y los procesos
un sentido más general, m . de r. nunca, etc.) se conviertan en un las relaciones m ínim as en tre hom­ sociales dentro de la -»organiza­
puede sig n ifica r la suma de todos bres «cuya rep etición continua ción. El estudio de las r.h. se debe,
proceso psicológicam ente muy de­
los supuestos fundam entales do los licado. fundamenta y sostiene todas aque­ entre otros, a Elton M ayo y a
que en un sentido e s tric to resu l­ Como el puro altru ism o, según llas grandes unidades que se han F.J. Roothlisberger y fue acusado,
ta la elección y el tratam iento de hecho objetivas y ofrecen una his­ desde el principio, de ser in stru ­
ha Indicado, entre otros, Nlcolal
un objeto de Investigación. toria real». De una form a parecida m ento de los que «dominan» (los
Hartmann, no puedo so r fundam en­
talm ente dem ostrable, ni se puede a Sim m el, L.v. VViese (que creó em presarios). Tem poralm ente, ha­
Regalo. Es un don volun ta rio, una una teoría sistem ática y am plia de cia el año 1950, la investigación
cree r en él de una form a te rm in a n ­
-►acción social, m ediante la cual las relaciones) entendía por r.s. de las r.h., con sus intenciones
te. solam ente se podrá dar el puro
el poder de disponer de un objeto regalo dentro del m arco de una c u l­ solam ente las relaciones en tre per­ pedagógicas y sociales, alcanzó,
(que puede ser definido com o ^ p r o ­ sonas aisladas — ponerse o ha­ tam bién en Europa, el carácter casi
tura (por ej., la cristia na ) en la que
piedad) que tenía el que regala pa­ berse puesto en re la c ió n — , un de un m ovim iento social. Socio­
las ideas generales do valor, o rie n ­
so do manera de finitiva e irrevoca- te jid o o red en el que descansan logía de la -»Empresa, -»Sociolo­
tadas por la bondad desinteresada
ble a disposición dol que recibe otras form as más com plejas. Para gía in d u stria l. Investigación de los
de un ser sobrenatural, perm itan
el r., estructurando además (en psicológicam ente cre e r en el al­ Max W eber, por el contrario, la -»grupos pequeños.
todas las cu ltu ra s) de una form o tru ism o del donante. M uchas c u ltu ­ relación social es «la conducta de
varias personas que según el con­ E. Mayo, The Social Problems oI an
perm anente las relaciones entre el ras no han alcanzado todavía esta industrial Clvlllzathn (1954); Ch. Argy-
que regala y el que recibe (por oj., etapa de -»confianza. tenido de los sentidos está m utua­
ris, Tho Presont Stato of Research ln
preocupación, indignación, rese nti­ M arcel Mauss considera el r. m ente adaptada y por ta n to mu­ human Relatlons ln Industry (New
m iento del que recibe por el hecho com o un fenóm eno social total, en tuam ente orientada». Según Max Haven 1954); W.G. Scott. Human Re-
de sen tirse obligado por el r.; un el sentido de una -»tota lid ad o de Weber, incluso establecim ientos o lations ln Management (Homewood
r. puede tam bién com prom eter, pue­ una form a. Especialm ente claro apa­ in stitu cio nes com pletas, como el [III.] 1962); H. Stephenson (dir.) Lelt-
de ser interpretado como soborno, rece esto en el r. institucionalizado Estado, la iglesia, los centros de buch der Public fíelations (1964).
como corrupción). Como lo obliga­ de gran e s tilo , en el Potlatch en tre form ación, pueden ser considera­
ción d e l agradecim iento, según ha dos como relaciones sociales. Relaciones públicas. Es una fo r­
los Indios de la costa del noroeste
expuesto con mucha Intuición, en- ma de propaganda, una form a del
de N orteam érica y sobre todo en­
" tre otros, Kont (M e ta física de las L.v. Wicse (dir.), Abhiinglgkeit und «cuidado de la imagen», nacida en
tre los kw akiutl, quo tiene por
costum bres), presenta unas exigen­ Selbstándigkeit ¡m sozialen Leben los EE. UU.. cuya realización está
m eta elevar el status, conservar
(1951); Idem. System der allgcmeinen a cargo de un especialista, a ve­
cias psíquicas que la m ayoría do e l status, etc. (Franz Boas. G.P. Soziologle (M955); F. Znanieckl. Sq- ces tam bién del departam ento es­
las personas no son capaces de M urdock, H.G. B am ott y Helen Co- cinl fíelations and Social Roles (San
cum p lir, pues generalm ente el que pecial de una empresa (y tam bión
dero han examinado más detenida­ Francisco 1965); P. Barton, Relaciones
recibe un rogalo o una buena ac­ de organism os estatales), o es en­
m ente esta Institución). sociales y colectividades, en Los dina­
ción tien e envidia de la su p e rio ri­ mismos sociales (Hcrder, Barcelona cargada a una em presa especial
dad y de la generosidad que el 1969) 109-215. * de r.p. Ouien no pone in te rés en
Relación social. Por una parte r.s.
donante ha m anifestado en esto el cuidado de las r.p., tiene, como
es el acto respectivo (-»Intorac-
acción, en muchas culturas ha sido Relaciones humanas. El té rm in o r.h. norm alm ente se dice, unas «malas
ció n) de una in clinación intencio­
Institucionalizado con todo esmoro se refiere al clim a social en el r.p.-.
nada, de una toma de contacto o
el contrarregalo, la -»reciprocidad contacto continuado de una per­ puesto do trabajo, a todas aquellas
en el regalo. La am bivalencia emo­ relaciones sociales en conjunto en­ R elativism o. El r. es una corriente
sona o de un grupo con otro, sin
cional en las relaciones dador-acep­ tre trabajadores y em presarios, in te le ctu al, una a ctitu d general
que el hecho de la r.s. diga p ri­
tante (tambión entro grupos y na­ entre capataces y obreros, y entre (muy extendida desde el últim o
m eram ente nada sobre los m otivos
ciones). la -»frustración que el re­ los m ism os com pañeros de tra ­ te rcio del siglo XIX hasta la m itad
y fonóm enos em ocionales adjuntos
galo produce en el que lo recibe bajo. que están al alcance de una del siglo XX, poco más o menos)
(sim patía, antipatía, enem istad, d is­
(frustració n que provoca una te n ­ in vestigación sociológica. La Inves­ que niega toda posición absoluta.
posición de ayuda). Por otra parte,
dencia agresiva, el deseo de desen­ tigación de las r.h. llevada a cabo En la teoría filo sófica del cono­
la r.s. puedo sig n ifica r tam bién
mascarar al donante en su rol de desde los años tre in ta , ha m os­ cim iento, el r. parte del supuesto
el m utuo recuerdo de in te raccio­
a ltru ista ), han hecho que los rega­ trado la íntim a relación que exis­ de que el hombre, con su facul-
nes que han tenido lugar ante-

622
621
Relativism o Religión, sociologia do la

tad do pensam iento, no percibe Schoeck y J.W. Wigglns (dlrs.), fíela- do la r. G. Vico vio en la religión distanciados que están de la Igle­
los objetos del conocim iento más tivism and the Study o f Man (Prlnce- la m ayor fuerza de integración de sia los diversos estrato s sociales,
que de una manera relativa, según ton [N.J.] 1961); W. Rudolph, Der kul- la sociedad. Sus conocim ientos do basándose para esto en la fre ­
la -»situación (-» h lstoricism o) es­ turelle Relatlvismus (1968). las cultu ras de o tro s círculos v i­ cuencia con que van a la Iglesia,
pecifica h istó rica o cultu ral. La res­ ta le s y su estu dio com parativo, sin em bargo se interesa princip al­
pectiva con stitució n anatómica, bio­ Religión, sociología de la. La s. de generalizador dosde el punto de m ente por las socializaciones y
lógica o psicológica del sujeto que la r. estudia las causas sociales vista sociológico, dejan tra slu cir com portam ientos sociales, en cuan­
realiza el acto del conocim iento, de la re lig ió n y de las posturas ya una concepción que desarrolla­ to que sirven a unas Intenciones
condiciona la relativid ad del cono­ religiosas y los ofe cto s retroa c­ ría después Hegol y más tardo y a unos fines religiosos y so les
cim iento , dicen Niotzsche y otros. tivo s del ám bito religioso en la Benjamín Kidd (1858-1916). Herder, puede dar una explicación re lig io ­
Según el pragm atism o, que tien e realidad social (en la economía, S chleiorm achor y otros autores de sa. La sociología de la r. pregunta
mucha semejanza con el r.. es la en la política). La s. de la r. se la época m edia y tardía del roman­ tam bién por la manera com o el -»
practicabllldad. la praxis de la vida fija en el origen y cam bio de los tic is m o fueron preparando también cam bio social influye en la po si­
la que determ ina al alcance de grupos (sectas. Iglesias) y do los el cam ino a la s. de la r. ción de la religión y de las Iglesias
nuestro conocim iento. En el torre- procosos religiosos, com o es el El s ig lo XIX fuo reuniendo un dentro do una sociedad y si el
no de la ótica y do la filo sofía de cism a, la secesión, etc. En cuan­ abundante m aterial re ligioso en los proceso de secularización reinan­
los valores el r. niega la po sib i­ to ciencia especial, la s. de la r. campos más diversos (en la teo­ te en el mundo m oderno, desen­
lidad y la existencia do unas nor­ nació a finales del siglo pasado. logía. en la filosofía, en la ciencia cantado y dom inado por la d ó n ­
mas y valores um versalm ente vá­ Es un m é rito de Max W eber, Ernst de la lite ratura , en ls Jurispruden­ ela. tien e que llevar, al fin, nece­
lidos. T roeltsch y VVernor Sombart el cia, en la arqueología y en la an­ sariam ente al abandono do la re ­
En la antropología cu ltu ra l y en habor preparado y fe rtiliza d o el tropología). de form a que fue su­ lig ió n , o si, por el con tra rio , de
la -»etnología (sobre todo en la campo de todos estos problem as ficie n te que algunos sociólogos de determ inados procesos sociales,
am ericana) el r. cu ltu ra l (c u ltu ra l y el haber puesto de relieve el finales del sig lo pasado prestaran que a prim era vista amonazan a
re lo tlvlsm ) ha desempeñado, des­ concepto de s. de la r. Tuvieron un poco más de atención, para que la re lig ió n y a las confesiones, na­
do los años tre in ta , un gran papel: que darse además otras co n d icio ­ se descubrieran las diversas rela­ cen nuevos im pulsos y nuevas ta­
el Investigador no puedo conside­ nes cie ntíficas y técnicas para que ciones mutuas en tre la religión y reas para la religión. En general,
rar una cultura extraña (o una la s. de la r. pudiera abordar, so­ la asociación po lítica, entre la re­ los sociólogos están de acuerdo
-»subcultura d e ntro de la propia bre una base com parativa, el es­ ligió n y la política económica, en­ en que la religión, cualquiera que
sociedad), ni exam inarla o. mucho tudio de todos los fenóm enos de tre la religión y la estructuración sea la form a específica que re ­
„ menos, juzgarla aplicando las m e­ tip o religioso socla l. En los siglos fa m ilia r, la divisió n dol trabajo y v ista , tie n e en toda sociedad un
didas de su propia cultura (por ej., pasados se da ya una problem á­ lo s m ovim ientos de población. AI rol co n stitu tivo , incluso respecto
una víctim a humana en un pueblo tica soclolo glcorrellglosa ; sobro to ­ m ism o tiem po so prestó más aten­ a la integración y cohesión do los
p rim itivo tleno que ser consldora- do en Francis Bacon se observa ción a las form as especiales, des­ grupos, aunque a veces el térm in o
da, según el r.. como normal y fun­ ya una relación entro la religión de el punto de vista sociológico, «religión» es tom ado en un sen­
cional d e ntro del m arco de su y la realidad social (cuando Bacon de las asociaciones religiosas y a tid o m uy am plio, como en É. Dur-
cultura). El m arxism o, con su te ­ tra ta do las sectas). Es famosa la gran im portancia sociológica de kheim , de tal form a que incluso
sis de la -»conciencia falsa, de­ la hipótesis de Max W eber (La determ inados tipo s de autoridad re­ las Ideologías nacionales y p o líti­
fiende tam bién un r. frente a la é tica pro te stante y e l esp íritu d e l ligiosa (fundador, reform ador, pro­ cas pueden asum ir la función de
verdad. La sociología del --»cono­ capitalism o, 1905) sobre la Influen­ feta, vidente, santo, jerarquías ecle­ aquella religión trascendente que
cim iento (de K. M annhelm ) no se cia m utua entre la religión y la siá sticas). La sociología alemana enciorra en sí un algo divino.
pudo lib ra r tampoco dol callejón economía. El conocim iento nece­ de la r. Ilogó al problem a religioso,
sin salida dol r., puos todo r. pone sario de las religiones no c ris tia ­ en parte, a través do Investigacio­ S.S. Acquaviva. Sociología de la reli­
en duda la verdad y la exactitud nas y del m aterial etnográfico, uni­ nes teo log icoso cia les (Ernst Tro­ gión. en F. Alberonl, Cuestiones do
del conocim iento quo el re la tivista do a una consideración de crítica eltsch) y, on parte, a través de Sociología (Herder, Barcelona 1971)
afirm a poseer. 349-374; J. Wach fíeliglonssoziologle
social, propia de la ilustración, estudios eco nom lcojurídicos (Max
(1951): E. Durkheim, Les formes ólé-
fre n te a los fenóm enos religioso- W eber). mentaires de la v/e rellglcuse (París
E. May. Dar Abgrond des Rclativisnws sociales, consideración pre cie ntífi- Aunque la s. de la r. se sirve *1960); D. Goldschmidt y J. Mattho®
(’ 1942); J. Thyssen, Der phllosophische ca más bien, pero, sin embargo, de los datos tom ados de las es­ (dirá.). Problema dar Rellglonssozlolo-
Relativismos (*1947); F. Philipp, Wahr- objetivadora. anuncia ya en el s i­ tad ística s de las confesiones o gle (1962): M. Weber, Gesammelte Auf-
helt - relatlv oder absolut? (1952); H. glo XVIII los com ienzos de una s. investiga, en tre o tra s cosas, lo sétzo zur fíeliglonssoziologle, vol. I

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Religión, sociología de la Revolución

(?I963), vol. II (?1963), vol. III (M963); bra de moda del periodism o un i­ V. Pareto, Traite do sociologie générale, bién como form a de juego do la so­
F. Fürstenberg (dir.), Religionssozlolo- versal y se empleaba para d e scri­ voi. I (1917, reimpresión 1965); G. Ei- cialización (G. Sim rnel), que en la
gio (1964); G. Menschlng, Soziologie bir ta n to la invasión soviética en sermann, Vilfredo Paretos System der mayoría de los casos no dura más
der Grossen Religionen (1966); H. Ca­ Allgemeinen Sozlologle (1962).
Checoslovaquia, como el desalo­ que unas horas. Las estructuras y
rrier y E. Pin, F.ssals de sociología re-
llgleuse (Paris 1967); B. Häring, Fuerzo jam iento forzoso de una un ive rsi­ los contenidos de este encuentro
y flaqueza de la religión. Sociología re­ dad americana ocupada por un gru­ Restauración (-»Revolución). Lo m is­ están sujetos a la -»moda y al -»
ligiosa (Hcrdor, Barcelona 1967). G. po de m anifestantes. R., en cuanto mo r. quo «reacción», térm in o con cam bio social (contraposición entre
Lcnski, Religion und Realität (1967); G. palabra de moda y en cuanto tó ­ el que tien e muchas coincidencias, una r.s. del siglo XVIII con m úsi­
Kehrer, Religionssoziologie (1968); W. pico, pone bajo el m ism o denom i­ significan, generalm ente en cuanto ca hogareña y una p a rty actual).
v. d'Antonlo - F. B. Pike, Religión, re­ nador común, en parte consciente ju icio difa m atorio de valor, el res­ Según ha indicado Schleierm acher.
volución y reforma (Herder, Barcelona y en parte inconscientem ente, unas tab lecim ien to real o supuesto de en alemán el concepto (so cio ló g i­
1967).
realidades, unas situaciones ju ríd i­ unas relaciones sociales y p o líti­ co) de sociedad del siglo XIX se
cas y unos acontecim ientos que cas orientado según un m odelo le ­ derivó de la r.s. del s. XVIII.
Represión (-»Alienación, -»Coacción son com pletam ente d ife ren te s, y gítim o vigente antes de que ocu­ La r.s., de suyo una actividad
social, -»Conducta desviante, -» de esta form a encubre unas d ife ­ rrie ra un acto im portante que os del -»tie m po libre, puede servir
Control social, -»C ultura, -»Norm as rencias que son fundam entales. aclamado como «progresista». Por tam bién a unos fines profesionales
sociales, -»Sanción, -»Sistem a so­ tanto, no se pueden a trib u ir «ten­ (com erciales, diplom áticos). Es una
cial). Es un térm ino, en inglés y Resentim iento (-»Envidia, -»Priva­ dencias restauradoras» a las per­ ocasión para entablar contactos de
en alemán ya anticuado, que sirvo ción relativa). A p a rtir de Nietzsche sonas, a las medidas o a los pla­ sondeo e intercam biar opiniones
para designar el acto y el resulta­ y de M ax Scheler, el concepto do r. nes, más que partiendo de un de una form a relativam ente incon-
do de unas medidas «represivas» desempeña un gran papel, sobre punto de vista h istó rico e ideoló­ vencional. El e stilo de una r.s. y
(apoyadas generalm ente en la ley todo en la explicación de los té r­ gicam ente (utópicam ente) definido. la lista de los Invitados a ella pue­
o en un estado de excepción). La minos -»agresión, -» co n flicto y -» En la mayoría de los casos, r. den estar determ inados por la am­
represalia entre naciones, por ej., revolución. En el r. se trata de «la quiere de cir restab le cim ie nto (par­ bición de status del organizador
os una sanción prem editada quo vivencia y supervivencia repetida cia l) de las relaciones jurídicas, y do los invitados.
sigue a un acto descortés del otro de una determ inada reacción omo- de propiedad y de gobierno que
gobierno (generalm ente en forma cional de réplica fre n te a otra existían antes de una revolución, Revolución (-»Bolchevism o, -»Cam­
do am onestación). W ilhelm Ropko persona», reacción que se form a restab le cim ie nto que es llevado a bio social, -»Clase social, -»C om u­
dio el nombre de repressed Infla- debido a un sen tim ie nto acentuado cabo por los que se aprovechan nismo, -»C on flicto, -»C onservadu­
- tlo n (inflación reprim ida) a la es­ de im potencia fre n te a esta otra de estas relaciones: el estableci­ rism o, -»M arxism o, -»Proletariado,
tabilidad nominal de precios; no persona (Scheler). m iento de una auténtica democra­ Sociología del -»conocim iento. -»Te­
tenía en cuenta lo más m ínim o el cia parlam entaria en un país co­ rro r). Es ol cambio, la vuelta ( = re­
mercado negro que e xistió en A le ­ M. Scheler, Der Formallsmus In der m unista recibo el nom bre de r., la volución) del estado de cosas o de
mania durante la segunda guerra Ethlk und dle materlelle Wertethlk su stitu ció n de una dem ocracia por la situación existente, en cuanto
mundial (1939-45) y después hasta (*1966); H. Schoek, La envidia (Buenos una monarquía absoluta es califica­ que intencionadam ente se realiza
la reform a m onetaria do 1948, y Aires 1969). da igualm ente de r. La prim era vez de una form a violenta, com batiendo
que se da tam bién en las econo­ que se habla de r. es a raíz de la toda oposición y en un plazo rela­
mías reglam entadas de o tro s paí- Residuo (-»D erivación). V llfre d o Pa- caída de Napoleón y del restable­ tivam ente corto. Los cam bios pau­
sos. En la década del sesenta, r. roto aplica este nom bre, que él cim ie n to de las relaciones existe n­ latinos, en form a de cam bio social,
se convierte en un concepto fu n ­ form a del latín, al rem anente irra ­ tes en Europa antes de la revolu­ que se basan en el -»co nse nti­
dam ental de> la c ritic a quo el mar­ cional que permanece constante ción francesa y del im p erio de m iento y en el com prom iso, no
xism o tardío hace de la sociedad en el -»cam bio social y a los res­ Napoleón (restauración = restable­ son revoluciones, sino reform as,
(M arcuse). y se aplica a toda clase to s de irracionalidad que quedan cim ie n to de los derechos de los evoluciones o transform aciones. El
do control social, de Influjo y do on las -»acciones sociales. El r. monarcas). té rm in o r. es aplicado m uchas ve­
educación, ya sean estatales, pú­ no 63 un -» in s tin to biológicam ente ces en un sentido falso: la «revo­
blicos o privados, y a todo sínto­ fundamentado, sino un fa cto r (des­ Retroacción -»Feedback. lución Industrial» no fue una r „ lo
ma do contento y de confianza conocido on su esencia) cuya pre­ m ism o que tam poco se puede lla­
tanto en el individuo como en los sencia se puede deducir por cie r­ Reunión social. Es una form a de mar r. a la aparición (en el m er­
grupos. A finales de los años se­ tas analogías existe ntes en la rea­ encuentro pasajero de un número li­ cado) do un nuevo procedim iento,
senta, r. se co n virtió en una pala­ lidad social. m itado de personas, concebida tam ­ de un nuevo m aterial («revolución»

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Revolución Rol

de los m ateriales plásticos, r. del que se da entre los propietarios y tiene que ser do una manera «per­ dernas, cuyas acciones dom inantes
m otor de explosión) o de una moda no pro pietario s de los m edios de con designadas por la psiquiatría
manente» su propio guardián.
cualquiera. producción. Pero, 011 contra de su como acciones ritua lista s.
En contraposición al golpe de Es­ teoría, las revoluciones no surgen W V . D'Antonio • F.B. Pike, Religión,
tado (a cada uno de los cambios casi nunca debido a una m iseria revolución y reforma (Herdor, Barcelo­ Rivalidad. En contraposición a ->
de poder en una serie do regíme­ auténtica y profunda de las clases na 1967); L. Dewart. Cristianismo y re­ con flicto, -»com petencia y -»guerra,
nes m ilitares, por cj., on Sudamé- oprim idas y explotadas, sino que volución (Herder, Borcolona 1965): P. la r. se da cuando unos adversa­
rica), la r. es un cam bio to ta l en son, como actualm ente se dice, el Sorokm, Die Soziologie der Revolution rio s (norm alm ente sólo dos) In te n ­
todas las posiciones del poder y (1928); C. Brfnkmann, Thcorie der Re­ tan excluirse m utuam ente de la
resultado de una vivencia de la
volution (1948); C. Brlnton. Die Revolu-
del gobierno de una sociedad que -►privación relativa, de la compa­ tlon und Ihre Gesetzo (1959); W.E. consecución o conservación de un
se creen necesarias para consor- ración envidiosa, de las po sib ilida­ MOhlmann (dir.), Studien zur Soziologie valor, teniendo cada uno do los
va r el o je rcicio no legitim ado del des de comparación y tam bién el der Revolution, vol I (1961); E.J. Hobs- dos, como m ínim o, una razón sub­
poder, cambio que llego, por tan­ resultado de la agitación sistem á­ bawm. Sozialrcbellon (1962); Hannah je tiv a para suponer que oste va lo r
to, hasta las oficinas de adm inis­ ticam ente organizada por revolu­ Arondt, Über die Revolution (1963): le corresponde por ju s tic ia . Por
tración local. Las revoluciones mo­ cionarlos privilegiados (por ej., in­ K.F. Bertram, Wlderstand und Revolution este m otivo, cuando se tra ta de
dernas, sobre todo a p a rtir de la telectuales que proceden de fam i­ (1964): G.F. Kcnnan, Rebelión ohne una auténtica r., raras veces se
Programm (1968); S.M. Llpset, Revo­ da una alianza entre las partes. El
revolución francesa, no aspiran casi lias burguesas e Incluso ricas).
lution and Counterrovolutlon (Nueva
nunca de una manera abierta al La «revolución del proletariado», rival aspira a conseguir todo o nada
York 1968). y no puede prom eter nada a sus
poder po lítico por el m ism o podor que triu n fó en la Unión Soviética
político, sino que ju stifica n siem pre hace ya más do m edio siglo y en Ritos. Los r. son. ante todo, ac­ aliados. Aunque a veces so c a li­
su subida vio len ta e incontrolable China y los países sa té lite s do la ciones rigurosam ento prescritas, fica de r. al com portam iento do
(dem ocráticam ente) al podor, y el Unión S oviética hace ya varios de­ colectivid ad es de c ie rta magnitud
realizadas frecuentem ente de fo r­
e je rcicio del m ism o, con unas me­ cenios, está establecida, desde en­ (Atenas y Esparta; y antes de la
ma colectiva y m otivadas general­
tas «sociales» de in te rés general tonces, en estos países como prim era guerra m undial, Inglaterra
m ente por una idea religiosa, con
en favor do unos grupos o catego­ tradición. Por eso, os absurdo lla­ y Alem ania), sin embargo este con­
las que so fom entan, se provocan
rías do lo población extraordinaria­ mar «contrarrevolucionarios» a los o se realizan unos procesos o cepto debería quedar reservado en
mente sim b ólicos a quienes hasta jóvenes nacidos después de la r. p rim e r lugar para el com portam ien­
acontecim ientos que tien en una im ­
entonces se consideraban p e rju ­ que critica n al gobierno. ¿Duran­ portancia especial para el grupo, to de los personas individuales.
dicados («los obreros», «las ma- te cuántos años después de una y que norm alm ente se repiten pe­
-sas» . - e l proletariado», «los cam ­ r. se puede ap lica r a la -»oposi­ Rol (-»C onducta desviante, D ivisión
riódicam ente on unos épocas d e ­
pesinos», etc.) Toda r. auténtica ción el nombro de «contrarrevo­ del -»trabajo, -»G rupo. Grupo de
term inadas. Con estas acciones se
puede se r definida com o ol cam­ lución»? En parte para resolver -»referencia, -»Interacción. -»N or­
intenta poner bajo con tro l los fe ­
bio súbito y dram ático do un gru­ este dilem a, últim am ente se ha nómenos que provocan el miedo, mas sociales, -»Procesos sociales,
po d irig e n te que ostá al fre n te de ido extendiondo on China y en la asi com o sus causas ocultas y sus -»Sanción). La -»e stru ctura social,
una reglón política geográficam en­ crítica social de occidente, de ca­ en sen tido e s tric to , resulta de las
consecuencias, todo lo cual no es
te delim itada, llevado a cabo por rácter radical y m arxista de ú lti­ form as do com portam iento expre­
del todo controlable racional y em ­
o tro grupo no legitim ado por unos ma hora, ol térm in o do «revolu­ píricam ente. En todos los pueblos sadas con los dos térm in os com ­
eleccionos libres (de lo con tra rio , ción permanente», térm in o que fue p rim itiv o s existe n ya cie rto s ritos plem entarios de -»statu s y de r.
on Gran Bretaña, unas elecciones creado por Trotsky: los portadoros que se practican con ocasión do En todo grupo hay m iem bros de
que siguieran a la caída do un go­ do esta revolución quisieran apo­ los acontecim ientos fundam enta­ diversos status, unos de -»rango
bierno y que dieran por resultado yarse en el -»carism a legitim ador les del c ic lo de vid a del Individuo s up erior y o tro s do rango in fe rio r.
el triu n fo de la oposición, sería (así dicen ellos) de la única «revo­ y del grupo (nacim iento, pubertad, A cada sta tu s responde su r. co­
una r.). lución creadora», pero al mism o boda, sepultura, tiem po de la re­ rrespondiente, es decir, un de ter­
A lexis de Tocquoville, Auguste tiem po, como la revolución os« po r- colección, conducción de las reses m inado com portam iento en presen­
Com te y otros, todavía bajo el manonte», pueden, durante el tie m ­ al mercado en los pueblos de pas­ cia de otros. El r. es, por tanto,
in flujo de la revolución francesa, po que ellos quieran, aniquilar co­ tores que viven en las regiones la form a y manera como un status
trataron de la teoría general de !a mo «contrarrevolución» todo lo que montañosas, etc.). El elem ento su­ concreto tiene que ser aceptado
r. Karl M arx declara que la r. es suponga com petencia a su mono­ y desempeñado por el titu la r. Des­
p e rsticio so aparece tam bién en la
el resultado necesario de un con­ p o lio del poder (incluso toda «II- vida c o rrie n te de algunas personas de el punto do v is ta del grupo, el
flic to de clases irre concilia bles beralización»), porque la revolución de las sociedades industriales mo­ r. está normalizado. Del titu la r del

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Rumor
Rol

peyorativo, se aplica a la inform a­ Una inform ación que debido a


status se espera un com portam ien­ do innum erables tradiciones, ideas
ción que intencionada o inlntencio- su form a de transm isión y a su
t o determ inado: su r. El r. es el valores, ote.) al enferm o se le con­
nadamente conduce al e rro r o de­ intención crítica pueda sor c a li­
«aspecto dinám ico» de un status cede una posición especial. Con­
form a la verdad, y quo so extiende ficada de rum or, no tien e que
(R. Llnton). Los roles de los diver­ flic to s de roles surgen con fre ­
en una población conform e a unas ser necesariam ente falsa: sobre
sos status se distinguen, entre cuencia en tre el r. del estatus
normas que .se pueden investigar. todo en los países to ta lita rio s y
otras cosas, por la anteposición y profesional y el r. del estatus fa m i­
El r. es una noticia, por regla ge­ bajo las dictaduras, donde no se
subordinación de sus «actores», lia r: el r. profesional de un ma.
da una inform ación ni una educa­
cuando óstos están reunidos. El nager o de un rep ortero espera neral «infundada*, que va de boca
en boca (cuchicheo). Puede afectar ción de la -»opinión pública autén­
que se presenta a un médico en de él que a Ins cinco do la tarde
a una persona sola o a un aconte­ ticas los rum ores desempeñan un
el r. de paciente, espera do él (de no se vaya sin más ni más a casa,
papel decisivo, y. por eso. son
su r. de m ódico) superioridad, auto­ sino quo esté dispuesto a seguir cim iento que ocurre en una em­
presa, y quedar lim itado, por tan­ castigados com o falta s graves. El
ridad y eficacia. Q uisiera saber lo trabajando o que siga en su pues­
to, al porsonal de esa empresa, o ne op ositlvista americano S.C. Dodd
quo tiene que hacer para curarse. to de trabajo. El r. procedente del
abarcar tam bién a la población de ha estudiado el proceso em pírica­
Igualm ento, el m édico espera del status do esposo o padre produ­
un país o a partes dol mundo. La m ente controlable quo os posible
paciente, com o elem ento com po­ ce entonces el con flicto. C onflic­
-»propaganda so s irve a veces do rastrear en la divulgación de los
nente de su r. de paciente, que tos de roles se dan tam bién cuan­
rum ores lanzados, aunque la fuerza rum ores (por ej., lanzando desde un
no le abrume con preguntas, re­ do un m ódico o un abogado, por
con victlva será sie m pre m enor quo avión octavillas que contenían ru ­
paros y discusiones, sino que acep­ ejem plo, se enamoran de una de
te el m ayor conocim iento que él cuando so guardan las apariencias mores fingidos).
sus clie n te s o de sus pacientes.
tiene sobre el asunto objeto de Cuando el con flicto viene produ­ y no se dice que se tra ta de una
la consulta. Am bos, médico y pa­ cido por los dos o más roles d ife ­ com unicación privada que va de T. Shlbutanl, Improvlsed News (Indianá-
ciente, tienen que dem ostrarso -> rentes que tiene que desempeñar boca en boca. polis 1966).
confianza, como parto do los roles una persona (como osposo y ma­
de ambos: asi. la acción razonable nager), so llama con flicto de rolos;
del médico presupone quo él pue­ pero si en el ejercicio de un r.
de confiar en que el enferm o va a se fijan varias expectativas que
seguir sus indicaciones y no va no pueden ser satisfechas al m is­
a sabotear el tratam iento. mo tiem po, do una form a adecua­
Algunos status concedon al t i­ da, por la persona respectiva, en­
t u la r cie rta s inm unidades al des­ tonces em pleamos la expresión do
empeñar el r.: el bufón de la corto, contradicción dol r.
el enajenado m ental pueden, sin La form a doseable u obligatoria
ser castigados, d e cir cosas que de obrar en cada uno de los roles
los demás no pueden ni m encio­ no tiene en todos los casos las
nar. Igualm ente, los m iem bros del m ism as dificulta des; esto m ism o
parlamento o los diplom áticos go­ se puedo d e cir del riesgo a expo­
zan de Inmunidades ante el dere­ nerse a unas sanciones, si no so
cho penal: sin embargo ol respec­ desempeña ol rol de una form a
tivo status tien e que ser logrado perfecta.
por el titu la r. Las inmunidades quo
se adquieren 'c o n el status dobon n. Dahrendorf, Homo soclologlcus
estar fijadas jurídicam ente. Poro hay (‘ 1964); F. Znanlecki. Social Rolatlons
un status que toda porsona puede and Social Roles (Ñuova York 1940,
reimpresión 1965); H. Popitz Üor Be-
reclam ar para sí y que le concede
g rllf der sozialen Rollo ais Element
ciertas inm unidades: el status del der soclologischen Theorio (1967): J.H.
enferm o (por ej.. en la fecha de Fichter, El papel social, en Sociología
un ju icio ). Este status, m ientras el (Horder, Barcelona *1972) 213-233.
r. sea desempeñado de una form a
fidedigna, protege al titu la r, pues Rumor. Este térm ino, que en so­
debido a nuestra cultu ra (la suma ciología tie n e tam bién un sentido

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Secta

por ej., son excluidos de su res­ bién p o lítico ), muy concentrado en


pectivos colegios, aunque sus com ­ s i m ism o (-»otnocentrism o), que
portam ientos no tengan unas con­ por regla general se ha separado
secuencias juridicopenales). de un grupo mayor. De la so cio ­
logía de las sectas religiosas tra ­
Secesión. Es el acto por el que un taron ya Francis Bacon y Maquia-
s grupo generalm ente más pequeño
se separa de o tro mayor, no res­
velo. S. y sectarism o tienen un
significado peyorativo, debido a que
pondiendo esta separación a la las sectas han estado siem pre en
voluntad del grupo m ayor restan­ oposición a los grupos m ayorlta-
Sacrificio. Es una acción, que en te . La s. es una form a de protesta rio s. Los grupos religioso s e xis­
ciales, -»R ol, Sociología d e l -»de­
la mayoría de los casos se ha de cuyo m otivo , tratándose de s is te ­ ten te s en los Estados Unidos, que
recho, -»Status). En un principio,
realizar de una manera ritua l, con mas sociales plura listas, es fre ­ son más de 250, muchos de los
s. era la fija ción de una ley den­
la que se intenta aplacar o llamar cuentem ente el m iedo de una m i­ cuales tionen las cara cte rísticas de
tro del derecho vigente (al decla­
en ayuda a una fuerza superior noría a ser absorbido por la ma­ una s „ reciben pre fe ren te m en te el
rarla «santa»), pasando después a
al hombre. A cciones sacrificiales yoría. La s. puede dar orige n a la nombre de «denominación», que es
s ig n ifica r el cum p lim ien to real de
oncontram os en todos los estadios guerra (guerra de secesión en los un térm in o valorativam ento neutro.
toda norma (legal) bajo la amenaza
de la cultura y en todas las tribus EE. UU., 1861-1865) o a sanciones La s., dirigida frecue ntem e nte por
de un castig o (sanción). En este
y pueblos. En el sa crificio tiene (Rodesia del Sur, 1965). En diver­ un líde r dotado de -»carism a, as­
sentido se habla de s. en el cam ­
lugar, de form a m anifiesta e in­ sos países en vías de -»desarrollo, pira a una concepción y a una
po internacional del derecho pú­
tencionada, la Inutilización de un nacidos de antiguas colonias, se práctica de su religión que juzga
b lico (p o r ej., las sanciones in­
valor (la m uerte de un animal, et­ pueden observar actualm ente mo­ más puras y más auténticas; ge­
eficaces im puestas a Italia por la
cétera). El fin que se persigue con vim ie n to s secesionistas (desde neralm ente, por tanto, tiende a la
Sociedad de Naciones durante la
el s. puede ser muy dife re n te , se­ 1967 en Nigeria), pues las fro n ­ concopción y a la práctica p rim iti­
guerra de A bisin la). Desde el pun­
gún se tra te de una cultura o de teras estatales no han ten ido en vas. Condicionada en parte p o r es­
to de vista sociológico, el derecho,
otra. cuenta los p rim itiv o s lím ite s de to, la s. tiene un número lim itado
en cuanto fuerza de orden de una
La form a p rim itiv a del s. se en­ las trib u s, acuciándose muchas ve­ de m iem bros. En la s. se reúnen
sociedad, nace gracias únicam en­
cuentra todavía, como acción for- ces las tensiones debido a las frecuentem ente personas que qu i­
te a la coacción (É. Durkheim , M.
„ zada y supersticiosa, en el hom ­ diferencias de religión o de id io­ sieran p ro te sta r con tra el mundo,
W eber) y a la s. Sin embargo tam ­
bre moderno do hoy, cuando éste, ma. Se habla de s „ sobre todo, tal com o es en sí (y quizá tal
bién se da el nom bre de s. a
generalm ente en secreto, hace algo cuando se tra ta de grupos esta­ como os aceptado por el grupo re ­
otros m edios de coacción e x tra ­
que lo resulta desagradable, para tale s y po líticos. Poro tam bién los ligioso m ayo rltarlo ). La s. puede
legales o inform ales (m edios de
que el de stino o la suerte le m ire grupos religiosos pueden perder In te n ta r cam biar la sociedad, poro
con tro l social): la risa Irónica, el
con benevolencia en o tro s campos algunos de sus m iem bros debido frecuentem ente se retrae de ella
sile n cio intencionado (no saludar a
(«si no tom o el taxi y me voy a a la s. Estos m iem bros se sepa­ (a veces fundando una «colonia
una persona) y tam bién el -»boi­
pie hasta correos, encontraré en ran generalm ente en form a de una utópica», como ha ocurrido muchas
cot. Pero tales sanciones, que mu­
ol apartado la carta que ospero»). -»secta. veces en N orteam érica). Una s.,
chas veces son las únicas, son
En un principio, el intonto de in­ El concepto de s. encuentra su en el transcu rso de varios dece­
muy eficaces en los pequeños gru­
flu ir on la marcha de las cosas prim era aplicación política en Ro­ nios, puede co n ve rtirse en una
pos triba le s de los pueblos p ri­
por m edio de un s. quizá se fun­ ma, como seccssio p le b ls (494, -»Iglesia (los m orm ones). Crear
m itivo s.
dase en el m iedo general ante la 449, 287 a.C.). una tipología de las form as de o r­
En este sentido, aunque los es­
envidia de o tro s; estos otros, para S. puede sig n ifica r tam bién el ganización religiosa será slom pre
quemas de conducta y la realiza­
el hombre p rim itivo , eran general­ derecho que tienen los Estados algo problem ático; sin embargo la
ción de los roles correspondientes
m ente fam iliare s o espíritus. En foderados a re tira rse de una fede­ s. puede se r caracterizada, en con­
a las expectativas que se cifran
los griegos aparece claram ente es­ ración. De la problem ática jurldlco- traposición a iglesia, por su sacra-
en ella no estén regulados por la
ta idea de la «envidia de los d io­ polítlca do la s. han tratado entre m entalism o apenas perceptible, por
ley, sin em bargo en todas las so­
ses». otros M.v. Seydel y K. W elcher. su rig orism o y por su poca in stl-
ciedades están forzados y ga ran ti­
tucionallzación (G. M ensching).
zados por unas sanciones inform a­
Sanción (-»Coacción, -»C onform i­ Secta. Es un grupo generalm ente Esta visión de la noción socio­
les más o menos claras (el caso
dad, -»C ontrol social, -»Norm as so- religioso (en sentido figurado tam- lógica de secta no parece te n e r en
en que un m ódico o un abogado.

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640

Schoeck 21
Secta Símbolo

cuenta algunas de las co n trib u cio ­ de Recherches Soclo-Rollgieuses, dades de form ación que les ofrece en parte guía el proceso de lo Inno­
nes más notables al estudio de los Lovaina 1967). Nota del editor. la sociedad en que viven. Estas m e­ vación.
grupos religiosos. A sí por ejem plo, didas van tom ando actualm ente ca­
Y inger (R eligión, Society and thc Selección. Es un concepto de la da vez más auge y están encam i­ W.E. Mühlmann, Zur Theorie der sozia­
Individual, M acm illan, Nueva York antropología social empleado para len Siebung, en «Jahrbuch für Sozial­
nadas tam bién a fom en tar la ense­
1957, p. 147-154; versión castellana wissenschaft» 1 (1951): K.V. Müller.
designar el m ayor crecim ien to de ñanza en estos individuos.
Religión, Persona y Sociedad, Ra­ Begabung und soziale Schichtung In
una población en relación con otra der hochindustrialisierten Gesellschaft
zón y Fe, M adrid 1968) y M artin que s irv e de punto de referencia. K.V. Möller. Begabung uns soziale (1956); H. Schade, Ober soziologische
(The Denom lnatlon, «The B ritish Fronte a la población «selecciona­ Verhältnisse. Sicbungs- und Auslcsevor-
Schichtung in der hochindustrialisierten
Journal o f Sociology», Vol. 13, n.c 1. da», la que s irve de referencia Gesellschalt (1956); D.V. Glass y R. gönge bei Müttern unehlicher Kinder,
1962, p. 1-14) introducen la no­ queda por debajo, resulta «elim ina­ König (dirs.). Soziale Schichtung und en K.G. Spccht y otros (dirs.), Stu­
ción de denom inación para supe­ da». y en algunos casos raros pue­ Soziale Mobilität (1965); K. Aurin. Er­ dium soclalo (1963).
rar la dicotom ía «iglesia • secta» y de desaparecer com pletam ente, es mittlung und Erschliessung von Bega­
co n ve rtirla más bien on un conti- bungen Im ländlichen Raum (1966); L. S e lf-fu lfillin g prophecy -»Pronóstico.
decir, puede m orir. En esto sonti-
nuum: la denom inación se d ife ­ Kroebcr - Kenoth, Die Auslese der Be­
do. Incluso las pequoñas d ife re n ­ gabten (1966); Th. Ballauff y H. Hettwer
rencia claram ente, por tanto, de la cias respecto al coe ficie nte m edio Servicio. Por s. se entiende una
(dirs.) Hans - G. Rolff, Sozialisation und
secta. de nacim ientos por cada m ujor y conducta humana, ejercitada de
Auslese durch die Schule Begabungs­
Por otra parte, uno de los auto­ respecto a los índices de supter- förderung und Schule (1967); W. Tröger. una manera regular y bajo unas
res quo recientem ente ha seguido vivencia in fa n til pueden te n e r ya Elitenbildung (1968). form as constantes, que abarca un
ocupándose del tema, Bryan W ll- su im portancia. Las frecue ntes cam ­ espacio de tiem po bastante gran­
son, subraya la necesidad de ela­ pañas m ilitares, las enferm edades de y presta una ayuda a una per­
Selección social (-»A culturaclón, -»
borar una tipología que dé cuenta contagiosas. la alim entación insu­ sona o cosa: por regla general, el
D ifusión. -»Innovación, -»Selección).
do la enorm e diversidad quo carac­ ficie nte pueden dar lugar a esta que presta el s. recibe por él una
No se debe co n fu n d ir la s.s. con
teriza a las sectas, y propone la elim inación. El darw inlsm o social contraprestación que actualm ente,
una selección biológica en el sen­
distinció n entre sectas conversio- (lucha por la existencia) subor­ en la mayoría de los casos, adop­
tid o de la te o ri 8 de la selección
nlstas (por ej.. los pentecostales), dina la selección a la lucha com pe­ de Darwin. Se refiere más bien ta la form a de pago, pero que an­
revolucionistas (por ej.. los testig os titiv a de unos grupos contra otros, tes podía ser solam ente una pro­
(desde R. Thurnwald, 1924) a las
de Jehová). Introvorsionistas. (por pero actualm ente no se puede tección u otras ventajas. Presta
diferencias que se hacen al per­
ejem plo, los m ovim ientos p ietistas aceptar esta selección biológica de un s. no solam ente el «siervo a
m itir a las personas el acceso a
■" ouropeos del siglo XVIII), manlpu- los más fu o rto s físicam ente, dado su señor», sino también el m ódi­
unos puestos generalm ente cod i­
lacionistas (por ej., la Ciencia C ris­ que la -»cu ltura y los sistem as co al enform o y el sacerdote al
ciados (en escuelas, universidades,
tiana), taum atúrgicas (po r ej., el cultu rales influyen en todo proce­ quo busca consejo; para la pre sta­
profesiones, carreras), basándose
o sp lrltism o ). reform ista s (por ej., so de selección. ción de un s. es esencial que am­
para esto en unos c rite rio s de ad­
los cuáqueros) y utópicas (p o r ej., bas partes (el que presta el ser­
m isión que conscientem ente reali­
la Broterhood o f the New Life). J.H. Knoli, Führungsauslese in Libera- vicio y el que lo so licita ) conozcan
zan una s.s. La s.s. se realiza a
Cf. W ilson, Typologie dos s e d e s lismus und Demokratie (1957); W.E. las reglas, reglas que muchas veces
través de un sistem a de selección
dans une p e rspe ctivo dynam ique e t Mühlmann. Homo cruator (1962); para están im puestas por la ley. según
que viene dado por la -»cu ltura (tra ­
com parativo, «Archives de Sociolo- más amplia bibliografía v. Selección de las cuales se ejerce el s. El ju icio
dición, -»p reju icios, -»estereotipos,
gie dos Rellgions» n * 16, 1963, los más dotados. que m erece la prestación del s. y
etc.), como la selección esnobista
p. 49-63); el propio W ilson ha es­ su calidad nos lo da el -»status
para la carrera de o ficial que se da
tructura do én torno a esa tip o lo ­ Selección de los más dotados. Son por razón del cual se presta este
en cie rta s sociedades. Toda élite
gía su obra R eligious Sects, tradu­ las medidas llevadas a cabo, do s., teniendo en cuenta los -»roles
es resultado de una s.s.
cida con el títu lo de Sociología ele una form a consecuente, por el Es­ que se esperan d e l titu la r de este
A manera de s.s. actúan tam ­
las s e d a s religiosas (Guadarrama, tado y los particulares con miras status.
bién las -»actitudes, tradicio nes,
M adrid 1970). a descubrir en una población, de prejuicios, inclinaciones, su p e rsti­
Para una visión global del pro­ una manera definitiva, y en lo posi­ Sím bolo. Es un concepto muy im ­
ciones. etc., cuando en un contacto
blema y de toda la lite ra tu ra so­ ble precoz, a aquellos individuos portante en la sociología actual
cultu ral se toman de una cultura
ciológica que ha suscitado, cf. la que por sus dotes naturales pare­ del com portam iento (por ej., en
solam ente unos elom entos d e te r­
excelente síntesis de A.G. Vicen­ cen especialm ente idóneos para cuanto sym b o lic In te ra d ío n ), y so­
minados (aparatos, procedim ientos,
te. L'évolution des s e d e s (Centre aprovechar determ inadas p o s ib ili­ bre todo en la antropología cultu ral,
ideas), dejando o tro s : una s.s. que

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Símbolo Slndlcatoa

que se aplica a todas las unidades Las t. de s. hacen destacar los con­ S indicatos. Los s. son asociaciones
de unidades y de escalas de rango.
perceptibles (cosas, voces, gestos, trastes, es decir, excluyen los fac­ que defienden los intereses de los
No es necesario que la sim ulación
expresiones de! rostro, colores, to re s espurios. Finalm ente los pro­ trabajadores — en un princip io (des­
active cada una de las partes de
m uestras, etc.) que en el marco cedim ientos de sim ulación sirven de el s ig lo XIX) e in cluso hoy, pre-
esta organización fic tic ia , pero los
de una cultura gozan de un sentido para la sim plificación. Permiten ade­ ponderantem ente asociaciones de
que participan en el experim ento
determ inado, p e rcib ido do una ma­ más una observación controlada, obreros de los d istin to s ram os In­
deben considerarse como m iem ­
nera un iform e por algunas personas como comenzar, las veces que se d u s tria le s — y quo actúan como
bros de una organización que m ues­
al menos. Al hombre se le ha lla­ desee, un proceso social. La t. de parte ju dicial frente a los patronos
tra tales propiedades. Los p a rtic i­
mado el so r creador de s. La cul­ s. se sirven muchas veces de má­ en representación de sus m ie m ­
pantes deben sen tirse com o dentro
tura es en gran parte un sistem a quinas calculadoras electrónicas, bros. La actividad do los s. se des­
de un status concreto de organi­
com plejo de Innum erables s.: el en las que se desarrolla de una arro lla ta n to a escala em presarial
zación.
idioma es una serio de s., el papel form a m uy rápida un proceso In­ (condiciones locales de trabajo, con­
Cuanto más rica sea la realidad
moneda es un s. de valores, los term inable en sí o muy largo: por troversias respecto a un despido),
sim ulada en propiedades quo res­
ob je to s de uso norm al sirven m u­ ej., estabilidad y desaparición del como a escala provincial o nacio­
ponden a la realidad, tanto más
chas voces no sólo para su fin a li­ grupo de tres personas. Repetidas nal. Los representantes de los s.
d ifíc il será traba ja r con ella. Pero
dad natural, sino que son también veces se ha observado quo este do todo un se cto r Ind ustrial (p o r
un «simulado» que sea muy sim p li­
s. de un status social (sím bolos grupo es inestable. Es propenso a ej., «ol ramo químico», el ramo del
del status). ficado no tendrá sentido más que
d ivid irse en un grupo de dos (dia­ si e xiste una teo ría bastante des­ «metal», un secto r de servicios
da) y en una persona aislada. Pero arrollada do la realidad que perm ita como los «transportes por ca rre te ­
G.H. Mead, Mlnd, Sell and Soclety ahora podemos preguntarnos si en pasar los resultados desde el «si­ ra» — los team stear en los EE.
(Chicago 1934); H.D. Duncan, Communi- el grupo de tres personas hay un U U .— , los «servicios públicos», e t­
catlon and Social Ordcr (Nueva York mulado» a la realidad. La teoría de
determ inado proceso que explique la -»organización no está aún tan cétera) y la correspondiente orga­
1962).
su caída. Se le hace comenzar a desarrollada: por oso, se opina quo nización central de los em presa­
la computadora con un grupo esta­ es m e jo r em plear sim ulados ricos rios son los que celebran las nego­
Sim ulación, técnicas de. Las t. de ble e hip o té tico y se obsorva el ciaciones, que en algunos países
en contenido (cf. J.S. Coleman,
s. fueron utilizadas prim eram ente proceso que se va dando en el duran con frecuencia varios meses,
en la tecnología (por ej., canal de M. Z elditch y o tro s en: Slm ulatlon
tiem po. in S ocial Science, 1962, editado para tra ta r de un nuevo convenio
viento). Ú ltim am ente son empleadas Pero no so puedo sim ular de tal laboral colectivo , es de cir, obliga­
por H. Guetzkow; además R.P. Abel-
tam bién en la sociología. Se sim ula, form a que el fenóm eno m ism o de to rio para todos los patrones y
" por ej., a la -»burocracia. Las t. de son, S lm ulotion o f Social Behavior.
la organización quedo elim inado. en Handbook o f S ocial Psychology. para los afiliados al sindicato, con­
s. se necesitan solam ente en raras La -»investigación de los grupos tom o 2.2. A., 1968, editado por venio quo tien e validez durante un
circunstancias: cuando el margen pequeños en cuanto t. do s. sum i­ G. Lindzey y E. Aronson). plazo que norm alm ente va de uno
natural de variación do una variable nistra una inform ación, que tiene a tro s años (de aquí procede: col-
es demasiado estrecho para exami­ mucha im portancia para la teoría
Sindicalism o (-»Anarquism o, -»h ue l­ le ctive bargaining, concepto del
nar sus efectos, o cuando se trata de la organización, pero «esta teo­ derecho laboral am ericano). A m e­
de los elevados costos de una s i­ ga). Es una form a de socialism o
ría so ocupa d e ,u n nivel de pro­ nazar con una -»huelga o procla­
tuación (guerra, ca tá stro fe ). Las t. quo desde finales del s ig lo pasado
cesos que aparece con toda cla ­ mar la huelga después de unas fa ­
de s. son especialm ente im portan­ se da sobre todo en los países la­
ridad y que no se puedo predecir ses de negociaciones infructuosas
tes para el rare State, es decir, tinos.
de las propiedades do sus subunl- sig nifica continuar las negociacio­
cuando el efecto está aplazado de El s. tiene una determ inada sig ­
dades». nes con lo s m edios generalm ente
«a- a «b» y, sin embargo, el proce­ nificación política. El s. aspira al
A l m onos se debe sim u lar de reconocidos como legales en la
so resp ectivo generalm ente no es poder por la acción directa (Goor-
tal form a que el modelo conten­ «lucha laboral» (huelga, -»boicot,
encontrado en la realidad social ges Sorel) a través de los sindica­
ga unas propiedades que lo d is tin ­ que en EE. UU. y en algunos otros
hasta el estadio avanzado (origen tos y de la acción revolucionarla: la
gan, en cuanto organización, de países van mezclados muchas ve­
do las estructuras sociales). Con las huelga general. El s. va en contra
otras form as de sistem as socia­ ces con medios ilegales como el
t. de s. se hace Innecesaria la re­ de la dem ocracia parlam entarla y,
les: form alización, diferenciación bloqueo to ta l y actos de terror).
petición de una estructura, aunquo a veces, tiende, in flu id o en parte
funcional (divisió n del trabajo), ca­ En algunos países, a una huelga
se tra te de una única estructura por Proudhon, hacia el anarquismo.
nales lim itados para la transm isión parcial dirigida contra unas em pre­
de su género (por ej., una organi­ de órdenes y para la com unicación
G. Brlefs. Zwlschen Kapitallsmus uns sas a las que se supone débiles,
zación internacional com o la ONU). y, como consecuencia, com plejidad
Syndikallsmus (1952). pueden responder los patronos con

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Slstem » social
Sindicatos

el m edio Igualm ente legal del lock- der Gewerkschaften (1966); G. Sander. tan im portantes los lim ito s entre
troceso de los obreros propiam en­ los diversos fenóm enos y configu­
out de todos los trabajadores de Amerikas Ge-.verkschaltcn (1966); M.
te dichos en favor de los -»em plea­ van de Valí, Ole Gowerkschaftcn Im raciones reales, ya que se tra ta de
una rama industrial. dos y de los especialistas), supo­ V/ohlfabrtsstaot (1966). una d istin ció n fundam entalm ente
Los s. no solam ente aspiran al ne para los s. una pérdida de afi­ teórica entre fenóm enos cultu rales
salarlo máxim o, aunque muchas ve­ liados; es decir, el número de los
ces el gobierno les recom ienda Sistem a social. El concepto de s.s. y sociales. El s.s. abarca siem pre
trabajadores organizados on los sin ­ estos dos tipo s de fenóm enos.
que se mantengan dentro del mar­ da por supuesto que todo grupo
dicatos no aum enta proporclonal- Un sistem a social e xiste cuando
gen do aum ento do la p ro d u ctivi­ m onte al número de trabajadores de de personas acostum bra a v iv ir en
dad, sino también (desdo que el común de una manera estructurada. hay un grupo de personas que,
toda la población.
aumento do los salarlos lleva con­ Siem pro e xiste un orden mínimo orientadas casi siem pre por unas
Los s. constituyen unas organi­ normas culturales, influyen regular­
sigo en la mayoría de los países y, por tanto, siem pre hay unos que
zaciones enorm es, sólidam ente f i­ m ente unas sobre otras por razón
in du striale s una subida autom ática mandan y o tro s que obedecen. La
nanciadas (que actúan incluso com o de las expectativas sociales mu­
de la vida) a numerosas m ejoras -»trad ició n del -»grupo regula de­
em presarios), que poseen una -»bu­ tuas. y que tienen al menos algu­
en las condiciones laborales (re ­ term inadas form as de interacción
rocracia m anifiesta y un grupo di­ nas m etas comunes. El concepto
ducción del horario semanal, regu­ rig en te que. por regla general, no por m edio de l -»status y de las
lación de las vacaciones, -vaca cio­ correspondientes expectativas de de s.s. no encierra en sí ningún
cambia en varios decenios. Los s. ju ic io de valor. Podemos hablar
nes por razón de estudios», d ife ­ no tienen una auténtica dem ocra­ -»roles. En este sentido, los hom­
renciación de salarlos d e ntro de la bres actúan y se com portan casi tranquilam ente del s.s. de un pue­
cia interna que regularm ente, cada blo p rim itivo , m ientras que los con­
omprosa, descansos, etc.). Los s. siem pro dentro del m arco de un
dos o cua tro años, ofrezca a todos ceptos de sociedad, grupo, trib u ,
luchan tam bién por la solución de s.s., que cada uno percibe con una
los afiliados la posibilidad de ocu­ pueblo, etc., serían domasiado im ­
los problem as globales do la poli- claridad dife ren te . Este s.s. puede
par las posiciones claves de los s. precisos. Es d e cir: toda configura-
tica económica y social (ta rifa s de por medio de elecciones socretas, ser una fam ilia aislada o un esta­
Im puestos al salarlo y su progre­ m ento profesional (po r ej., m édi­ ción de personas que se distinga
neutralm ente controladas, en las claram ente do su m edio ambiente
sión. «cogestión» en la dirección cos, en la m edida en que se com ­
que haya una igualdad de o p ortu­ com o form a homogénea, puede ser
de la empresa, etc.). Actualm ento, portan como talo s en un campo de
nidades para que los candidatos designada y examinada com o s.s.
los sindicatos, bien sea a través actividades). Es conveniente presu­
puedan proceder de todos los ran­ Con la misma claridad se puede in­
de los partidos políticos socialistas poner una asociación espacial: el
gos de la clase trabajadora. En la dicar ol cam bio de un Individuo de
o com unistas do un país (en los s.s. de un hospital (el personal
mayoría de los casos, el -»poder un s.s. a otro (el paciente sale cu­
„ EE. UU. en cuanto quo son un ala y los pacientes), do un barco (la
do los diversos je fe s sindicales es rado de la clínica y vuolve al s.s. de
dol partido dem ócrata) o bien en tripu la ción y los pasajeros), de
bastante menos controlable que el su fa m ilia ). El térm in o do s.s. evita
cuanto bloque do poder d ifícilm e n ­ una escuela; pe ro se puede ha­
poder de los m iem bros del go­ tam bién el ju icio de valor que re­
te de finible dentro del campo pro- bierno del partido m ayoritario on ol blar tam bién de una sociedad y de
parlam entarlo o extraparlamenta- una nación como del s.s. en gene­ suena todavía en los conceptos de
parlam ento. El p e lig ro de oste «apa­ socldad (G esellschaft) y com uni­
rlo, se han convortldo en todas las rato jerárquicam ente encostrado», ral (el s.s. de Inglaterra, de S ui­
dem ocracias parlam entarlas en un za. etc.). dad (G em elnschaft). El térm ino
el «pensamiento legalista en favor grupo — que es más ospecífico que
fa c to r de poder que va mucho más de la conservación de l aparato» que En el planteam iento de cada uno
allá de las preocupaciones Inmedia­ de los problem as cientificosociales el de s.s. y quo puedo sig nifica r
tienen los s., con el peligro que tam bién otra cosa d is tin ta — no
tas do los trabajadores y que. so­ supone para la form ación do la se debe Indicar, por tanto, hasta
bre todo on paísos com o Gran qué ám bito, hasta qué nivel de encierra tam poco ningún ju ic io de
voluntad (dem ocrática) dentro del valor; pero en caso de duda el
Bretaña y los EE. UU., Incluso en sindicato, todo esto es considerado, abstracción del s.s. im aginable se
contra de la opinión do la mayoría quiere llegar: ¿son los sistem as nom bre de s.s. es el térm in o más
in cluso por am igos de los s. (H.-G. general. Por tanto, en el s.s. des­
parlam entarla, puede determ inar Schumann), como el precio discu­ sociales de las quinientas fam ijias
qué es lo que «se puede» o «no se más ricas lo que se quiere Inves­ arrollan los hom bres sus relacio­
tib le de la necesidad absoluta que
puede» hacer políticam ente (cf. H. tig a r, o es ol s.s. de la aristo cra­ nes sociales, guiados por ol sta­
para su organización tienen de la tu s y los roles. La calidad de estas
Schoeck. IVas h e isst p o litis c h unm ö­ burocracia. cia (generalm ente unida entro sí por
glich? 1959). lazos fa m iliare s) de un país, la relaciones puede ser examinada y
El cam bio en la d istrib u ció n de cual a su vez encierra en sí los especificada. El s.s. os examinado
los trabajadores, condicionado en G Beglionl. Trabajo y sindicatos, on subsistem as socialos de las di­ casi siem pre en orden a un estado
F. Alberoni, Cuostiones de sociología do equilibrio.
parte por los procesos do tra n sfo r­ versas fam ilias? En la distinció n
(Herder. Barcelona 1971) 1173-1208; J. Se supone, además, una -» In te ­
mación técnica (-»autom ación, re­ Hirsch. Dio óffentiichon Funktionen entre -»cu ltura y -»sociedad no son

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Sistem a social Socialism o

gración bastante am plia de todas m ila r a base de sus experiencias das están superpobladas y lo están, es la Independencia de acción, ro
las partes o elem entos del s.s. Por culturales, realizando por ta n to la sobre todo, por m iem bros de la conocida por los otros Estados, quo
esta razón surge una Interdepen­ doflnición de s., de form a que re­ clase social más baja. En las socie­ tiene la persona que gobierna so­
dencia general, una Influencia mu­ sulte una acción de -»racionalidad dades que cuentan con m inorías bre un te rrito rio . Soberano puede
tua do cada una de las partes com o práctica, una congruencia de -» ro ­ (personas de color. Inm igrantes do ser no solam ente la persona que
resultado del cam bio do cada una les. A sí. p o r ejem plo, resultaría últim a hora, etc.), los llamados está al frente del gobierno, sino
de las otras. Sin embargo, tanto Im posible detener, poniéndolo una -»ghettos son muchas veces s. Re­ tam bién el pueblo, el conjunto do
los sistem as sociales m enores co­ pistola al pecho, al m iem bro de un sulta d ifíc il im pedir que se form en los ciudadanos de un Estado, en
mo los do m ayor m agnitud tienen pueblo p rim itiv o que no conozca nuevos s. dospuós de haber logra­ nombro del cual se da una nueva
la propiedad de p e rm itir a sus las armas de fuego, ya que no d e ­ do, con ayuda estatal, el sanea­ con stitució n. De la d ife re n cia en­
m iem bros una conducta de com ­ fine la s. ponsando en que él tie- m iento de antiguas reglones de s. tre la soberanía del se cto r interno
pensación. No se dan casi nunca no que ser necesariam ente el ven­ En contraposición a antiguas opinio­ y la del secto r exte m o de una na­
reacciones en cadena puras. Las cido. El térm ino de s., en cuanto nes, las Investigaciones recientes ción (s. in te rio r y s. e xte rio r) pue­
partos de un s.s., tanto en concep­ concepto do las ciencias sociales, han observado tam bién en los s. den su rg ir problemas sociológicos
to de personas como de grupos, fue creado sobre todo por W .l. Tho- estructuras sociales tradicionales de poder. La teoría actual do la
pueden protegerse del in flu jo de mas y ampliado por Robert Mac- y orlontadas por la fa m ilia . La re ­ soberanía fue creada en los siglos
los procesos en otras partes del Iver. Thomas ilu s tró este concepto lación causal entro s. y crim in a li­ XVI y XVII (A lthu sio . G rocio, Bodi-
sistem a (p.e. no todos los m iem ­ sirviéndose, en tro otras cosas del dad y otras conductas desviantes no, Hobbes). No todo Estado tien e
bros de una fam ilia, de un grupo com portam iento dife ren te que los es una cuestión discutida. En las que poseer s. No tienen soberanía
de trabajo, de la trip u la ció n de un divorsos pueblos observan ante el m etrópolis, cuyos estratos medios los Estados federados de un Esta­
barco, etc., tienen que quedar «neu- acontecim iento biológico de un par­ y superiores han m archado a resi­ do federal.
rotizados» necesariam ente por la to doblo, hecho que on cie rta s t r i­ d ir en un c o rto espacio de tiem po
conducta neurótica de o tro de los bus exige la m uerto de uno (o a la p e rife ria (zonas residenciales), B. de Jouvenel. De lo souvoraineté
m iem bros; el descontento que re i­ también de los dos) de los recién se van extendiendo cada voz más (1955) J. Dennert, Ursprung und Be­
na en una sección no trasciende nacidos, porquo solam onte así pue­ los s. (sobre todo en los EE. UU.). g riff der Souveränität (1964).
necesariam ente a todo el hospital, den llegar a elaborar psicoló gica­ Por tanto, los s. son en parte la
a toda la empresa, a toda la tro ­ m ente esta s. extraordinaria. Al consecuencia de determ inados pro­ Socialism o (-»Bolchevism o, -»C api­
pa, etc.). encontrarse una persona con una cosos de m igración In te rio r dentro talism o, -»C olectivism o, -»C om unis­
nueva s. intorhumana y tra ta r de de unas sociedades plurié tnica s: mo, -»Individualism o, -»Liberalism o,
Ch. P. Loomls, Social Systems. Essols definirla, es decir, al calcular el negros que proceden del sur, puer­ -»M arxism o, -»Nacionalización, -»Na­
on Thoir Perslstence ond Chango (Prln- status que él posee a los ojos de torriqueños que em igran a las m e­ cionalsocialism o. -»Propiedad, -»To­
ceton [N.J.J 1960); J.E. Borgmann. Dle los demás, comparado con los sta ­ tró p o lis del nordosto de los EE. UU., ta lita rism o ). El s. puede ser con­
Theorlo dos soziolen Systems von T. tu s de lo s demás, está oligiendo al m ism o tiem po que de las ciuda­ siderado como una -»ideología o
Parsons (1967); K.H. TJadon, Sozlales para sí m ism o un esquema de -► des va em igrando la población blan­ como una -»utopia, según sea la
System und sozlalcr Wandel (1969). conducta por el que espera un óp­ ca. de clase media, que era la quo situación histó rica y política, y como
tim o resultado de su participación estaba residiendo en ellas hasta aquella form a de co le ctivism o que
Situación. Es la coyuntura espacio- volun ta ria o forzada en la s. ahora. desde comienzos del s ig lo XIX apa­
tem poral en que se encuentran los rece, de un modo cada vez más
individuos y que es decisiva para R.M. Maclver, Social Causatlon (Nueva consciente, como contraposición
York 1942); L.A. Coser y B. Rosonberg K.W. Back, Slums. Projocts and People
la com prensión y el resultado de (Durham [N.C.] 1962); M.B. Clinard. al capitalism o. De Rousseau y de
las acciones sociales. Generalmen­ (dirs.), Soclologlcal Theory (Nueva York la revolución francesa proceden los
31964); E. Tierno Galván. Sociología y Slums and Communlty Development
te, la situa ció n vale sólo para un (Nueva York 19G6); G.D. Suttlcs. The valores fundam entales de igualdad
situación (Murcia 1955); L.v. Wiese.
lim itado (corto) espacio de tie m ­ System der allgemelnen Sozlologlc Order o( the Slum. Ethnlclty ond Torri- (la igualdad es el Im pulso central
po y no puede presentarse como (1955). tory In the Inner City (Chicago 1968). en toda form a de s.), fraternidad
m otivo determ inante — de corta (corporatividad, -»solidaridad) y la
d u ra ció n — de la estructu ra de la Slums. En el ám bito de habla Ingle­ Soberanía. En un princip io , s. era fe en una —»libertad general fre n te
acción más que cuando las per­ sa s. son prim oram ento barrios ru i­ la propiedad de un soberano, de a toda -»coacción que pueda ejer­
sonas que han entrado en la s. la nosos. suburbios muy abandonados un je fo de Estado que gobernaba de cer la propiedad privada. Es a co­
reconocen como tal y (al m enos en desde el punto de vista sanitario una manera autónoma, de un prín­ mienzos del siglo XX cuando el s.
gran parte) la explican de form a si­ y esté tico, en los que las vlvlen- cipe. En ol ám bito in to re sta ta l, s. se sopara claram ente del comunls-

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Socialismo Sociedad

mo y cuando empieza a luchar en lizaclón orientada h a c ia '-la s nor­ der beruflichen Sozialisation (1968); U. ción en la -»civilización moderna,
los diversos países, gonoralm ente mas obligatorias de la sociedad. Schlottmann, Primäre und Sekundäre pero respecto a la posición quo
a través do unos -»partidos p o líti­ S. no es lo m ism o que -»control Individualität (1968). ambos sexos tienen pre vista on
cos dependientes de los -»sindica­ social, pero la posibilidad do que la sociedad pueden distin g u irse
tos, por un cam bio más o menos el pa rticu la r sea controlado por el Sociedad. Sociedad es un número aún con toda claridad.
radical o más o menos gradual grupo presupone que el pa rticular generalm ente bastante grande de El hecho de que la sociedad sea
de la economía y de la sociedad, ha adquirido durante el curso do personas de todas las edades que un -»sistem a que se reproduce
orientándolas hacia sus ideales. su s. una sensibilidad para captar en su mayoría se consideran orga­ a sí m ism o, se debe en p rim e r lu­
aquellos atractivos y señales do los nizadas de una form a determ inada gar a que su unidad fundam ental,
W. Sombart. Grundlagen imd Kritlk dos que, en la -»situación respectiva, y que tienen una -»cu ltura c o m ú n ./ la persona Individual, el individuo,
Sozlollsmus (1919); G. Brief3, Untor- se sirve el co n tro l específicam ente La organización puede haber sur­ es un ser que biológicam ente se
gang des Abcndlandes. Chrlstentum social. El que no ha com prendido gido paulatinam ente y, en parte, reproduce a sí m ism o con toda exac­
und Soziallsmus (M921); Ludwig Mi­ nunca la Im portancia de la ironía, titu d . En parte, las uniform idades
puedo haber sido tam bién algo
sos, Die Gemolnwlrtschaft. Untersu-
por ej., no puede ser llevado por buscada. Algunos filó sofos (y teó­ y regularidades en el campo social
chungón iiber den Sozlulisnws (1922);
H.J. Lnski, Socialism and Freedom ésta a la -»conform idad con una ricos de la po lítica) han supuesto son consecuencia de unas reg ulari­
(Londres 1925); Idom, Socialism as In­ norma del grupo. la existencia de un (prim er) -»con­ dades biológicas y anatóm icas quo
ternationalism (Londres 1949); S.M. El proceso de s. contiene, en par­ tra to social. Pero ¿cómo so llegó dan su cuño ca ra cte rístico a toda
Lipset, Agrarian Socialism (Berkeley te, órdenes, advortoncias e in stru c­ a la socialización, a la sum isión de sociedad humana. Así, hay d e te r­
[C al.] 1950); J.A. Schumpeter, Capita­ ciones expresas que el individuo unos Individuos lib re s a un sistem a minadas posiciones dentro del clan
lismo. socialismo y Democracia (1969); recibe de los mayores y de los de -»co ntroles sociales y de coac­ que in cluso en las culturas más
E. Heimann, Wirtschalts- und Gesell- más experim entados y, en parto, d ife re n te s entre sí sufren una d is­
schaftssysteme (1954). ción social? Do ostas especulacio­
versa sobre la percepción de unas nes no se ocupa la sociología. La crim inación sem ejante, p o r ej., la
valoraciones de determ inadas fo r­ mayoría de las reconstrucciones relación de !a suegra y del yerno.
Socialización. Es ol proceso por el mas de com portam iento que sola­ de este contrato social coinciden Llama tam bién la atención el he­
que todo m iem bro de una sociedad m ente afloran al umbral de la con­ con las observaciones hechas en cho de que en los refranes de unas
Interioriza durante su época de cre­ ciencia a través de un sonido es­ las sociedades fundadas por co­ culturas que no so pueden haber
cim iento unos esquemas de -♦con­ pecial do voz, do la mímica y do lonizadores y por em igrantes: toda influido m utuam ente, se encuentren
ducta quo le perm iten com portarse otras cosas parecidas (s u b llm ln a l aglom eración de personas que se unas reglas do conducta social
.. en esta sociedad on conform idad con ditlonlng ); estas valoraciones es­ encuentra por prim era vez en un idénticas.
con las convenciones y las normas, tán realizadas por las personas del te rrito rio y que ve la conveniencia Ya L.v. W iese previno contra
cual corresponde a una persona medio am biente. El valor irre em pla­ o necesidad de fo rm a r una -»orga­ una falta de c ritic a al ap lica r el
adulta* El fina l de este proceso no zable que una s. prim aria, dentro nización duradera, comienza por la concepto de s., ya que éste fá c il­
se puede fija r y depende, entre del marco de una fa m ilia normal -»división del trabajo. Esta división m ente da origen a ideas «substan-
otras cosas, de las diferoncias res­ nuclear, tien e para la -»adaptación está Indicada ya en toda sociedad ciallzadoras» (la s. es responsable
pecto a la m adurez y a la elección del Individuo a su sociedad, ha s i­ por las diferencias biológicas de de esto o de lo o tro , la s. tlone
profesional do cada uno de los do comprobado últim am ente por soxo. edad, estado do salud, etc. que hacer esta cosa o la otra. etc.).
jóvones. Se habla tam bién de la s. la sociología de la conducta des­ El sexo fem enino no es tratado con Habría que su s titu ir, según L.v.
para una profosión determ inada, viante. Las Institucione s sociales el m ism o esmero on todas las socio- W iese, el concepto de s. por el de
cuando alguien está estudiando la de s. secundaria raras veces pue­ dados, ni en todas está forzado a «social» y concebir a esto ú ltim o
carrora de médico o de sacordote. den s u s titu ir o subsanar los de­ hacer unos trabajos igual de pesa­ como una cadena de procesos.
A veces se produce en estos ca­ fe cto s do una s. prim aria equivoca­ dos, pero respecto a determ inados R. König duda tam bién de la u tili­
sos una s. anticipada debido a la da. -»Super-yo. traba jo s la m u je r es considerada ca­ dad del concepto s.. ya que la so­
influencia que como modelos e je r­ si siem pre com o menos apropiada. ciedad se nos presenta cada vez
cen los quo ya practican esta pro­ P.A. Sorokin, Soclety, Culture and Per­ Con tre s observaciones so puede más como un «sistem a trabado do
fosión. Los factore s de s. pueden sonality (Nueva York 1947); G. Wurz- acciones, grupos y norm as socia­
decir lo fundam ental sobre la so­
abrirse paso también en el sentido bacher (dir.). Der Mensch als soziales
ciedad que se va a analizar: la po­ les de com portam iento», que no se
de -»conducta desviante, cuando, und personales Woson (1963); 7h. Schar­
mann (dir.), Schulc und Beruf als So- sición de la m ujer, la del niño y puede reducir a un denom inador
por ej.. un joven e lige m odelos la do los ancianos. Hay pueblos común.
zlallsatlonsfaktorcn (1966); H. - G. Roiff.
crim inales. El régim en penitencia­ Sozialisation und Auslese durch die muy d ife ren te s que pueden llegar C iertas concepciones de la s.,
rio moderno aspira a una resocla- Schule (1967); K. Lüscher, Der Prozess a parecerse debido a su participa­ que se habían hecho populares úl-

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Sociedad Sociedad burguesa

tlm am ente entre cie rto s pedago­ voluntad, unidad que está en in te ­ de unas ‘ ilu stra cio n e s" empíricas de la economía. No soy el juguete
gos, tien en que se r consideradas rés de la comunidad. Esta unidad que. por tanto, han sido adquiridas de un sistem a que se adjudica el
hoy com o irreales y anticuadas. Así no tien e ninguna finalidad racional fundam entalm ente 's in m étodo al­ derecho a fijarm e el orden de p rio ­
escribe el pedagogo H artm ut v. externa. Según Tönnies, la com u­ guno". Por el contrario, la función ridad en la satisfacción de m is ne­
Hentig (1968): -La s. en que viven nidad tiene las sig uie ntes catego­ de tales proposiciones consiste cesidades. Investigar si los m iem ­
los hom bres puede sor considera­ rías típ ica s: la vida fa m ilia r, con fundam entalm ente en despertar bros de un sistem a ven su colabo­
da como un organism o cerrado.» su armonía, y la vida rural, cuyas unos fu e rte s a licie n te s para la ac­ ración en el m ism o como una coac­
De este concepto de s., superado costum bres reclaman la atención ción (teorías revolucionarias de la ción o como una tarea agradable,
ya hace tiem po y que está tomado del hombre y de todas sus fa cu lta ­ s.) o en provocar unas energías es algo que, en d e fin itiva , solam en­
de la teoría orgánica de s. do m e­ des. En la vida urbana los grupos críticas (crítica cultu ral resignada te se puedo decidir de una form a
diados del siglo XIX, deduce v. religiosos deben sor considerados o desilusionada). Pero en ambos subjetiva. Es tan d ifíc il responder
Hentig: 1*. la te sis de la «coacción tam bién como com unitarios. Por el casos esto se realiza aplicando la a la cue stión de si los hom bres
del sistem a» debida a la sociedad experiencia sin m étodo alguno...» padecen una falsa -»conciencia
contrario, para Tönnies la s. se ca­
actual (una tautología), y 2 .®, el racteriza por el e s tilo de vida de Sin embargo, tales teorías pueden cuando piensan realizarse a sí m is­
optim ism o rospecto a la política la gran ciudad, por los convencio­ c o n s titu ir m aterial de investigación mos en la sociedad in du strial, o si
de educación, al pensar que se nalism os que el hombro practica para el sociólogo, que ve en ellas experim entan una verdadera sa tis­
puede hacer desaparecer la coac­ siguiendo una finalidad racional. La y por ellas cuáles son los grupos facción cuando cumplen con los
ción del sistem a y crear unas fo r­ s. se m anifiesta tam bién en la vida o estratos que tienen unas de ter­ deberes profesionales aceptados,
mas do com portam iento com pleta­ nacional, en la política y en el Es­ minadas ideas acerca del puesto como responder a la otra pregunta
m ente nuevas p o r m edio de una ma­ tado. se con vie rte en cosm opolita que ocupan en una s., cuáles son de si los m iem bros de un sistem a
nipulación radical de la parte de y obedeco a una -»opinión pública. las fuerzas prerrevolucionarias que social, com o el de la -»fam ilia nu­
esto sistem a cerrado que corre s­ M ie ntras que en la comunidad pre­ existen, etc. clear. consideran este sistem a de
ponde a la form ación. Tales ope­ dominan como form as de ocupación El carácter de sistem a que tiene m utua responsabilidad como una
raciones con el concepto de s., que la economía dom éstica, la ag ricu l­ nuestro mundo, tomando este té r­ coacción pesada y degradante o
desde el punto do vista de la tura y el arte, la s. se ocupa pre- m ino en un sentido muy am plio como parte de la m isión de su v i­
sociología em pírica no están per­ ponderantem onte del com ercio, de que incluya nuestra propia co n sti­ da, de la que sacan el sentido de
m itidas actualm ente, no son sos- la Industria y de la ciencia. tución física, gracias a la cual re­ su existencia.
ten lblos si al organism o cerrado R. König tien e razón al prevenir conocem os al mundo com o s is te ­
^ lo concebim os como un sistem a de contra aquella form ación de doc­ ma, es evidente y co n stitu tivo de O. Spann, Gesellschaftslehro (}1923);
circu ito s retroa ctivos ( - >feedback) trin a s quo, en cuanto teoría de la todo ser. Dentro de la uniform idad W. Ziogonfuss. Gesollschofts- phlloso-
en el sen tido de la -»cibernética. to ta l de nuestro mundo solam ente phle (1954); J. Wlnckelmann, Gesell­
sociedad, está orientada p rim aria­
Lo que más ha Inducido a e rro r (al se pueden dar sistem as parciales schaft und Staat In der verstehenden
m ente «a *la to ta lid a d " de la s. Soziologie Max Webers (1957): Giorgio
form ar hipótesis, por eje. en la so­ (cosa que no coincide jamás con la gracias a quo se puede predecir la
Braga, Los formas elementales de la
ciología comparada urbana y rural teoría sociológica y quo, al menos regularidad del com portam iento de sociedad, en F. Alberoni, Cuestiones
ha sido la dicotom ía de Ferdinad de m omento, teniendo en cuenta los respectivos m iem bros del sis­ de sociología (Herder, Barcelona 1971)
Tónnlos «comunidad y sociedad» la definición, no puede co in cid ir tem a. Un sistem a, por ta n to tam ­ 769-811; T. Parsons, Structure and Pro­
(1887). La no aceptación de la s., jam ás)». Tales teorías de la s. des­ bién el sistem a social de una s., cess In Modern Societies (Nueva York
en fa vo r de una com unidad más pertarían la Im presión de que o fre ­ realizará, pero sólo hasta cie rto 1960); A. v. Martin, Mensch und Ge­
p rim itiva y más humana, se basa, punto, aquello para lo cual está sellschaft heute (1965); W.E. Moore,
cen una teoría sociológica o una
preparado. Es posible, y en cie rto s Strukturwandel der Gesellschaft (1967).
entre otras cosas, en el rom a nti­ sociología teórica; con frecuencia
cism o (Franz v. Baader, Novalis, presentan tam bién la apariencia de casos digno de alabanza, quo de­
Adam M üller, H einrich Leo). Por term inados sectores de nuestra Sociedad burguesa. Es la form a de
una posibilidad de revisión e m p íri­
comunidad entiende Tónnios el t i ­ ca. Pero, en realidad, en tales sis­ existencia lleguen a desistem ati- sociedad introducida por la burgue­
po conceptualm ente puro de la so­ tem as de pensam iento se trata do zarse. Por ej.. la liberta d de elec­ sía, al p rin cip io com o -»estam ento
lidaridad social creada p o r la «vo­ ción en el consum o d e ntro de una (en contraposición a la nobleza y
una cosa com pletam ente distinta:
luntad esencial» (V /escn sw illen ) y «El punto de partida no es la re ­ economía de m ercado — com para­ al cle ro, y en parte en lucha encar­
adm itida como relación constante. visión de una hipótesis según una da con la distrib u ció n de bienes en nizada con ambos) y desde el s i­
La voluntad esencial es según Tón- realidad m etódicam ente examinada, una economía cen tra lm e nte plan ifi­ glo X V lll a través da la nueva con­
nies una unidad orgánica del que­ sino respaldar unas determ inadas ca d a — es una desistem atlzación figuración política del Estado y de
rer y del pensar, procedente de la proposiciones globales, sirviéndose de nuestra vida en cuanto sujetos su estructu ra jurídica. Esta form a

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Sociedad burguesa Sociedad burguesa

de sociedad aparece también más c rítica social) generalm ente recibe s.b. radica en el deseo de garan­ La s.b., tal como había existido
tarde com o una sociedad del Esta­ el nom bre de m ld d lé class socíety tiza r la propiedad privada, en con­ hasta el comienzo de la prim era
do medio o sociedad de las clases o valúes (por ej., la m id dle class tra sobre todo de las doctrinas y guerra m undial (en tre los enem i­
medias. En ella se ha in stitu cio n a ­ m o ra lity es análoga a la moral bur­ tendencias de expropiación propias gos de la s.b. se contaban no sólo
lizado un sistem a económ ico naci­ guesa). A esto se debe el que ú lti­ de los m ovim ientos socialistas que los socialistas y anarquistas, sino
do del -»liberalism o, una economía mamente se esté im poniendo en la circulan desde comienzos del s i­ tam bién el m ovim iento juvenil ale­
de mercado lim itada lo menos po­ sociología alemana el concepto «cla­ glo XIX. A los partidos socialistas mán), ha sufrid o grandes tra n sfo r­
sible por el Estado, una economía ses medias» en lugar de s.b. (por en el poder, por ej., en A ustria m aciones (prescindiendo de la fo r­
indu strial en expansión, cuya supe­ ' ej.. al com parar las oportunidades después de la prim era guerra mun­ ma como haya podido ser ve rifica ­
rioridad para satisfa cer las necesi­ do éxito quo ticn o un «niño de dial, les ha resultado más fá cil y da en cuanto tip o ideal) y no
dades económ icas frente a todos la clase media» en una escuela su­ eficaz expropiar a la pequeña y todas se han debido a revo lu cio­
los sistem as económ icos dlrlglsta s p e rio r con las que tiene el niño mediana burguesía, cuyo capital nes: en la medida en que la té c­
(en la mayoría de los casos se de la claso baja o trabajadora, muchas veces no consistía más nica y los mercados del sig lo XX
trata de sistem as socialistas), más m ientras que antes se decía «ni­ que en viviendas alqullables (blo­ exigen una actividad em presarial
o menos cen tralm ente planificados, ños de fam ilias burguesas»), queando los alqu ile res), que al ca­ cada vez mayor, ha ido desapare­
no ha sido apreciada hasta ahora. A l igual que burgués o burgue­ pita l de producción propiam ente ciendo cada vez más la propiedad
La s.b. parte de la posibilidad y sía. s.b. se refiere, en cuanto con­ em presarial. fa m ilia r, dejando paso a la socie­
del deseo perm anente de una libre cepto, a un -» tip o ideal, del que La prim era exposición detallada dad anónima con su régim en de
com petencia en todos los campos, difiere, en diverso grado, cada uno de la s.b. la hizo Hegel; a pa rtir ->managers. M uchas personas que
tanto en el inte le ctu al como en el de los burgueses, cada una de las de M arx la sociedad burguesa es quizá hubieran ten ido la p o sib ili­
económ ico. De todas las formas s.b. y la m ism a s.b. en cada una equiparada cada vez más a la eco­ dad de realizar una actividad eco­
de sociedad que han e xistid o has­ de las fases de su desarrollo. Una nomía capitalista. El m odelo de nómica individual e independiente,
ta ahora, ha sido y continúa siendo form a de obrar orientada a un fin sociedad antagónico y opuesto al prefieren la seguridad social a la
la más apropiada para las -»innova­ y abierta a Innovaciones económ i­ -»m arxism o (por un lado la bur­ libertad personal y al riesgo que
ciones. El burgués os un tipo de cas y técnicas, una actividad eco­ guesía y por otro la explotada va unido a ella. Por esta razón,
persona ca ra cte rístico de la c iu ­ nómica y em presarial, el exponer­ clase obrera), con su construcción prefieren trabajar en una gran em­
dad. Debido a su vida sedentaria se al riesgo, una disciplin a labo­ ideológica au xiliar de la -»concien­ presa o en empresas y oficinas del
y a su unión a un m unicipio de ter­ ral. un pensam iento orientado a la cia falsa propia de la sociedad bur­ Estado.
m in a d o que le rodea y lo protege, utilidad (sin e xclu ir el -»mecenaz­ guesa, se ha ido con virtie ndo cada Al mism o tiem po, el Estado-pro­
adquiere el derecho y el estím ulo go de la gran burguesía), una re­ vez más, en el transcurso del videncia (W elfare S tate) va o b li­
para reg irse y adm inistrarse a sí unión de capital logrado con el -»cam bio económ ico y social, en gando en diversos países a todos
mism o (dem ocráticam ente). ahorro: todas estas form as de con­ una imagen falsa y caricaturesca, ¡os ciudadanos, sin acepción de
La s.b., al separarse de la socie­ ducta y todas estas posturas se pero que continúa sirviend o de ex­ profesiones o situación económica,
dad regida y acuñada por el cle ro y encuentran en los m iem bros do la cusa a los m ovim ientos revolucio­ y de una form a cada vez más ab­
la aristocracia — separación que s.b.. aunque en diverso grado y narlos. Si no fuera por la relevan­ soluta, a que entren en los m is­
es considerada com o un -»progreso muchas veces con un cuño muy cia que dio el m arxism o a la s.b., mos sistem as de la «seguridad so­
im posible de d o to n o r— , es un acon­ personal. La m entalidad del bur­ actualm ente, en cuanto concepto, cial» (subsidio de vejez, seguro
tecim ien to único en la historia, gués favorece la -»m ovilidad. Den­ no tendría im portancia práctica. do enferm edad), hasta tal punto
acontecim iento que se produce en tro de la s.b. podemos reconocer Según recalca L.v. W iese, el con­ que una form a de conducta perso­
Europa con la revolución francesa. diversos -»e stra tos, aunque no es­ cepto de s.b. últim am ente no ana­ nal y racional, típica de la socie­
A pesar de esto, y sin que se den tán claram ente separados: burgue­ liza más que aquellos procesos dad burguesa: la previsión para los
estas condiciones previas, la mo­ sía indu strial y burguesía cultural sociales que puedan te n e r conse­ reveses que la vida pudiera aca­
derna s.b. puede s u rg ir por m o ti­ («estrato cultu ral»); al estrato su­ cuencias para la distrib u ció n del rrear a la propia fam ilia, va re ­
vos generales de tipo económico perior de la burguesía liberal le poder. Esta tarea se los presenta sultando Innecesaria o Im posible
y dem ográfico y gracias a la -»de­ sigue inm ediatam ente la clase me­ a los sociólogos en toda socie­ (el Estado, con sus cuotas obliga­
m ocracia de un pueblo inm igrante, dia que trabaja en el artesanado dad, y el e s tilo de la burguesía torias, no le deja al Individuo m e­
de origen muy heterogéneo (como y en el pequeño com ercio al por de una época determ inada y ún i­ dios para que pueda asegurarse
en Norteam érica). Sin embargo, lo menor. El carácter com ún de los ca en la h isto ria no puedo ser privadam ente). Resulta cada vez
que nosotros llamamos s.b. en la intereses de todos los estratos y confundido constantem ente con la más d ifíc il d is tin g u ir entre -»pro­
sociología anglosajona (y en la grupos profesionales dentro de la problem ática teó rica general. fesiones propiam ente «burguesas»

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Sociedad burguosa Sociología

y profesiones no burguesas. En al­ han actuado de una form a especial cas histó rica s no deben im pedirnos se oponga a ia marcha dol grupo),
gunas sociedades han aparecido durante los siglos XIX y XX on los ve r que las causas, las m etas y pero tam bién puede ser empleado
profesiones no burguesas que en m ovim ientos de independencia de los intereses de las s.s. pueden como in stru m en to de control para
la oscala dol pre stig io están ya muchos pueblos. Pero las s.s. no ser fundam entalm ente d ife ren te s: m edir la influencia de determ ina­
por encima de las llamadas profe­ son únicam ente una form a especí­ los masones, los rosicrucianos, el dos estím ulos en el com portam ien­
siones burguesas. Además, en el fica do organización de las nacio­ Ku-Klux-Klan (en el sur de los to individual dentro de un grupo
siglo XX han nacido innum erables nes modernas en la lucha por el EE. UU. a raíz de la guerra c iv il) (por ej.. una d istrib u ció n más ade­
profesiones nuevas que jamás han poder, sino que tam bién se en­ y la m afia de S icilia (que se ha in­ cuada de los alumnos que perte ne­
sido dom inio exclusivo del bur­ cuentran entre los pueblos p rim i­ troducido en los EE. UU. como cen a una m inoría discrim inada
gués. Com o resultado de todo ello, tiv o s (p o r ej., en las trib u s de sin dica to dol crim en, cosa nostra) después de haber hablado en la
en la actualidad resu lta cada vez Á frica occidental) antes do que no se pueden equiparar en todos clase durante mucho tiem po so­
más d ifíc il d e scrib ir la s.b. on tuvieran ningún contacto con los lo s aspectos con la s.s. de los bre el p re ju icio social). Pero un
cuanto tipo. europeos. pueblos p rim itivo s ni con las s.s. sociograma puede s e rv ir tam bién
Las s.s. pueden actu ar en una de la antigüedad. para la investigación do las rela­
W.H. Riohl, Dle bürgerllche Gesell- sociedad como instrum entos de un ciones interhum anas en las em pre­
schalt (41856); B. Groethuyson. Dle Ent- enemigo extranjero, poro hay que sas o en los vecindarios.
stchung der bürgerllchon Welt• tind R. Thurnwald, Dle menschllche Ge-
distin g u irla s do la red de espio­ sellschaft In Ihren othnosoziologlschen
Lobonsanschauung, 2 vols. (1927-30);
W. Zlegenfuss, Dle büryorllcho Wolt naje y de la -»célula (com unista) Grundlagon, 2 vols. (1932); E. Lennhoff, Sociología. El nombre de s. on
(1949); L. v. Wiese. Sociología, Col. política. En la mayoría do los ca­ Polltlsche Geheimbünde (1966). cuanto ciencia de la -»sociedad y
Labor 323 (1945); E.H. Maurer, Der sos, las s.s. acusan un fu e rto de la -»conducta humana, y tam ­
SpétbOrger (1963); L. Klfler. Zur Ge- -»etnocentrism o y un liderazgo ca­ Sociograma. En la sociología se bién de aquellas form as de la con­
schlchte der bOrgerlIchen Gcsellschalt rism àtico. Estas propiedades, así llama s. al resultado, oxpuesto en ciencia que en parte hacen po si­
(*1966). como su inclinación a los rotos b le la existencia de la sociedad y
un diagrama, do un procedim iento
privados, hacen que las s.s. sean do votación realizado por escrito en parte reciben de ella su carác­
Sociedad in du strial. -»Autom ación. consideradas como do poca con­ en el que so indican los compa­ te r particular, se lo debemos a
-»Cam bio social, -»Clase social, -> fianza para las estrategias racio­ ñeros que uno prefiere, las p re fe ­ Auguste C om te. «F/sica social» fue
D iferenciación social. -»O brero, Paí­ nales de tip o subversivo. Las s.s. rencias y las sim patías o antipa­ el térm inp que Com te em pleó p ri­
ses en vías de -»desarrollo, ->So- son propensas a la organización tía s e n tre los m iem bros do un meram ente para designar la d ó n ­
_ ciedad burguesa. -»Sociología in­ jerárquica, practican con frecuen­ grupo (generalm ente do un grupo ela que él Intentaba crear, pero
du strial. -»Técnica, -»Trabajo. cia una ciencia oculta y secreta, cara a cara, cuyos m iem bros se después se en con tró con que este
ejercitan la -»/em e y el lincham ien­ encuentran, por tanto, en contacto nombre ya había sido utilizado y
H. v. Beckerath, Grosslndustrio und to, y organizan -»boicots. Las aso­ por eso creó el térm in o híbrido do
diario ). Los sociogram as son u ti­
Gesellschaftsordnung (1954); R. Ben- «sociología». A ctualm ente s. es un
ciaciones de hom bres de m uchos lizados sobre todo en los EE. UU.
dlx. Herrschalt und Industrlear-bclt
pueblos p rim itiv o s son verdaderas para los trabajos sociológicos en­ concepto aplicado internacionalm en-
(1960); E. Mayo, TIte Social Problcms
ol an Industrial Clvlllzatlon (Londres s.s., puos se aíslan de los otros tre los escolares. En los sociogra­ te ; pero en su lugar se pueden
M962); R. Aron, La soclété Industrlelle m iem bros de la tribu , sobre todo mas aparece cómo en la claso de em plear tam bién los térm in os de
(1962); Idem; Trols essals sur l'ége In­ de las m ujeres; estas asociacio­ una escuela hay unos cuantos es­ ciencia de la sociedad, cie ncia so­
dustrie! (París 1966). nes estaban muy extendidas entre colares que son elegidos como cial o in vestigación social em pí­
los p rim itivo s habitantes de A us­ com pañeros por la mayoría, m ien­ rica. En cuanto disciplin a científica,
Soclodndcs secretas. Las s.s. (so- tralia, en M elanesia, Polinesia, Á fr i­ tras que otros solam ente tienen la s. no está tan determ inada por
crot so d e ti'e s) son asociaciones ca occidental, y en tro los indios o desean contacto en tre sí. en su objeto propio (ya que éste es
que se asemejan a la -»federa­ de Norteam érica. En la antigüedad form a de grupos aislados de dos m ateria de investigación y de ex­
ción y a la -»banda y que a me­ existiero n s.s. de tip o religioso personas (diada), y o tro s quedan posición por parte de otras cien­
nudo practican una -»conducta des­ (culto s de m isterios), como el cul­ aislados en el rincón y no son cias: economía, geografía, etnolo­
viante (acentuada por m edio de to do D ioniso y los cu lto s do Isis elegidos por ningún o tro como com ­ gía, ciencias po líticas) cuanto por
ritos o necesaria para su existe n­ y de O siris. pañeros. El sociogram a sirve sobre sus problem as, conceptos, teorías
cia) y tienen unos rito s de -»Ini­ Las semejanzas, las normas ge­ todo com o indicador para las Inje­ y com binaciones de datos. Los mé­
ciación. Las s.s. sirven a unos nerales de carácter estructu ral que rencias de la terap éu tica social todos de la s. son tam bién com u­
fines políticos, preparan -»revolu­ se dan en las s.s. de las d ife re n ­ en la marcha de un grupo (por ej., nes a otras ciencias, aunque, se­
ciones por m edio del -» te rro r y tes cultu ras y de las d istin ta s épo­ una d istrib u ció n de los puestos que gún Durkheim , en el m étodo so-

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Schoeck 22
Sociología Sociología

clológico se pueden adoptar como por tanto, una cio rta dependencia bles, bien se tra te de la introduc­ tran en las cercanías de un vo l­
base unas reglas características. La respecto al lugar y norm alm ente ción de una nuova medida de se­ cán y que éste entra súbitam ente
s. ha sido, ya desde el principio, se espera de ella quo se ocupe guridad en una empresa o de apli­ en erupción. SI desde ol punto do
propensa tam bién al estudio de de las características de la c u ltu ­ car nueva m aquinaria agrícola en v ista geográfico no e xiste más quo
unos campos quo tienen ya sus ra y de la sociedad respectivas. una región retrasada o de una nue­ una posibilidad razonable de huida,
propias ciencias: sociología de la La -»com paración in to rcu ltu ra l de va técnica de operación qu irú rg i­ por oj., a través del brazo de tie ­
educación, del arte, de la lite ra tu ­ los datos, conceptos y teorías so­ ca. O bjeto de la s. es todo lo que rra de una península, entonces to ­
ra, de la música, del derecho, de ciológicas, y tam bién do d e te rm i­ los hom bres hacen o dejan de dos los tu ris ta s elegirán este ca­
la religión, del Idioma, de la eco­ nadas técnicas de investigación (por hacer en relación a otros hom­ mino, tan pronto como so hayan
nomía. etc. Esta tendencia de la ejem plo, tipo s do ontrevistas) tro ­ bres (intencionalidad social). La percatado del peligro. Una persona
s. a abarcar o tro s campos, le ha pieza con enorm es problem as. Por moda y el vostid o de las personas, que observara desde un avión esta
ocasionado el reproche de socio- ejem plo, los conceptos fundam en­ en cuanto que no dependen dol co rrlonte do hombres, pensaría que
logismo. tales y los principales resultados clim a, son objeto de la s., pero se tra ta de un fenóm eno colectivo ,
La s. no ha logrado Imponerse en de la s. americana de la urbaniza­ no lo es la vestim enta de un as­ de una acción social, y sin em bar­
las universidades de los diversos ción no tienen muchas veces im ­ tronauta. La s. no solam ente ob­ go no os tal cosa, ya que entro
países hasta una época relativa­ portancia alguna para la mayoría serva el com portam iento activo, las los que huyen no aparecen form as
m ente tardía, en muchos casos de las zonas europeas do asenta­ acciones, los hechos, los m ovi­ de com portam iento socialm ente
hasta después do 1950. Esto ha m iento, o incluso se pueden pres­ m ientos, las palabras, etc., sino condicionadas que se desvíen de
sido debido, en parte, a las preten­ ta r a confusión. tam bién las om isiones, las pala­ la aspiración óptim a por la propia
siones exageradas de algunos do Aunque una persona se haya bras om itidas y las ayudas o in­ conservación: no se ve, por ej.,
sus representantes y, en parte, a form ado cie ntíficam en te com o so­ form aciones no prestadas. Desde una consideración para con los n i­
los celos de otras disciplinas más ciólogo, sin embargo actualm ente el punto de vista, social, el s ile n ­ ños, las m ujeres o las personas
antiguas. Incluso en los Estados no puedo contar aún con el e je rc i­ c io o la fa lta de acción, en cuanto mayores. So trataría de un fen ó­
Unidos, en algunas universidades cio do una pro fe sió n determ inada que tienen una intención social, son meno sociológico, si estos tu ris ­
famosas tardó bastante tiem po en quo se base en una imagen pro­ tan im portantes com o las form as tas, a pesar de que no se conocen
crearse esta cátedra (por ej., on fesional generalm ente reconocida de com portam iento activo. El so­ m utuam ente y de que no entablan
la universidad de Harvard). y ju ríd ica m e nte respaldada. La ma­ ciólogo preguntará: ¿qué habría he­ ningún contacto m utuo, se deciden
En los sistem as no dem ocráti­ yor parte de los sociólogos que cho o qué habría dicho en esta a hu ir demasiado tarde, porque
cos, a u toritarios y to ta lita rio s, la s. han term inado la carrera de s. os- ^ s itu a c ió n en que la persona ob­ ninguno quisiera aparecer como co­
no es vista casi nunca con buenos tán dedicados, on la m ayoría de servada se ha m antenido pasiva, barde ante los ojos de los demás.
ojos, debido a la intención de crí­ los países, a la in vestigación y a un m iem bro de otra cultu ra d is tin ­ Un fenóm eno de -»pánico, la ava­
tica social que tien e la s. y a que la enseñanza. ta, de o tro sistem a social, de otra lancha de personas que sale hu­
acostum bra a 'e xa m in a r las condi­ La s. es la ciencia social que x profesión o de otra clase social? yendo de un tea tro en llamas no
ciones y consecuencias específicas pretende llegar a las proposicio­ ¿Se trata sim plem ente de una d i­ es sin más ni más un fenómeno
de doterm inadas posiciones de po­ nes más generales sobre las mu­ vergencia de id iosincrasia explica­ sociológico. El hecho de que las sa­
der; por eso, fue prohibida durante tuas relaciones de los hom bres. Su ble por la psicología individual, o lidas queden taponadas por las
ol régim en de H ltle r, y en la Unión meta os el conocim iento do aque­ de la consecuencia de una s itu a ­ personas que se caen y las que
Soviética no logró imponerse hasta llos -»procesos sociales que se ción social (-»control social, -»con­ se marean, y de que esto, a su
diez años, aproximadamente, des­ desarrollan de form a parecida en form idad)? La d ife ren cia entre un vez, provoque un com portam iento
pués de la m uerte de Stalin. Las los campos más diversos, conoci- • problem a sociológico y un proble­ contraproducente de las personas
d ificu lta d e s quo la s. encuentra m iento quo en lo posible debe ma psicológico no siem pre está cla­ que todavía están dentro, no es
para c o n stitu irse en la ciencia de tener una validez general. Por ejem ­ ra y depende tam bién de la respec­ consecuencia de unos acontecim ien­
las afirm aciones más generales que plo. una teoría sociológica de la tiv a escuela de psicología de la to s de im portancia sociológica. En
so pueden dar sobre el com porta­ -»Innovación quisiera d e scrib ir y ex­ que pretendan proceder los diver­ la m ism a situación desesperada
m iento social del hombre y sobre p lica r de tal form a los reparos, sos sociólogos. Según M ax Weber, puede caer una persona que se
las estructu ras sociales, aparccon las diversas fases y ios esquemas solam ente tenem os una cuestión encuentre ella sola en un establo
ya en el hecho de que todavía se do conducta do los participantes sociológica cuando un Individuo (o y tenga que salvar de las llamas
habla de la s. de los diversos paí­ durante la aceptación progresiva de varios) en sus acciones dice re­ a 200 ovejas. Cuando viene un
ses (s. alemana, francesa, am erica­ un nuevo procedim iento, que estos lación a o tra s personas. Suponga­ aguacero (ejem plo citado por Max
na, polaca, etc.); se le atribuye, procesos sean después predecl- mos que unos tu ris ta s se encuen­ W eber) y las personas que están

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Sociología Sociología

de paseo abren el paraguas, no que las teorías existe ntes se ex­ dores. En virtu d de esta exclusión
vestigación: ascética, explotación,
se da tam poco una acción social. cluyen o se contradicen m utua­ se apartan ta n to de S c h e le r-y do
agresión, rum ores, burocracia, téc­
Pero si a pesar de la lluvia que m ente sólo en aquellos puntos en Mannheim como de o tro s sociólo­
nica, crim inalidad, etc. Además, hay
está amenazando hay algunos pa­ que son falsas cada una de las gos posteriores, y especialm ente
conceptos que son sociológicos on
seantes que, sin haberse puesto teorías. Por el contrario, todas es­ de aquéllos con una orientación
el sentido más propio de la pala­
antes de acuerdo, salen de paseo tas teorías se com plem entan en ne op ositivista . Considerando que la
bra, pues suponen ya la existencia
conscientem ente sin paraguas, pues toda una se rle de puntos esencia­ sociología del conocim iento form a
de una estructura, de un proceso
se creen obligados por su '-»status les. Cada una do las teorías tiene, parte de la disciplin a em pírica de
social o de una acción social. De­
a renunciar a este signo de afe­ al lado de sus puntos dudosos, una la sociología, su elaboración te ó ri­
signan. por tanto, unos fenóm enos
m inación, entonces nos encontra­ base fundam ental do hipótesis co­ ca se refiere a esta disciplin a em ­
que. si no fuera por estos concep­
ríamos con un com portam iento so­ rrectas que coinciden con las par­ pírica en sus problem as concretos,
tos, no sospecharíam os sin más
cial, con un problem a sociológico. tes válidas de las otras teorías. y no es en absoluto una in vestig a­
ni m ás: estructu ra del poder, pro-
El hecho de que un gran númoro Sorokin opina quo como conse­ ción filo sófica de sus fundam entos.
lotarización, consum o ostentoso, se-
de personas se com porten al m is­ cuencia de la «m ultidim ensionall- Para Berger y Luckmann la socio­
locclón social, desorganización, di­
mo tiem po de form a parecida no dad de toda la realidad cu ltu ra l y logía del conocim iento no ha de li­
námica Interna, Institucionalización,
d ice nada sobre la im portancia so ­ so cia l- las diversas teorías sub­ m itarse a una histo ria de las idoas,
conciencia de clase, grupo de re ­
ciológica de esta coincidencia. Sin rayan diversos aspectos do esta sino que ha de ocuparse de todo
ferencia. El núm ero de estos con­
embargo, los neopositivistas dicen realidad com pleja. En cuanto que aquello que dentro do la sociedad
ceptos es muy reducido. Algunos
que, según su concepto do s., un estos aspectos son reales y son pasa por ser conocim ionto. Dosde
son únicam ente el resultado de una
hombre que huye de la chusma d e scritos con form e a la realidad en este punto de vista, las «¡deas»,
filosofía social o de una ideología
está al m ism o nivel que una hoja las diversas teorías, se puede de­ las W eltanschauungen, aunque e xis­
e Introducen, por tanto, en la rea­
llevada por el viento. c ir que toda teoría es sana. Y tentes en toda sociedad, no cons­
lidad social algo que e stá aún sin
No e xiste la sociología, sino di­ estas pa rte s sanas do las d ife re n ­ titu ye n sino una parte de la suma
aclarar. En la s. hay. además, otros
versas direcciones de s., las cua­ tes teorías puedon ir form ando poco total del llamado «conocim iento».
conceptos que expresan d e te rm i­
les a su vez están acuñadas por a poco una teoría pluridim ensional Sólo un número lim itado de per­
nadas situaciones de las unidades
la sociedad en la que actúan y a integrada. sonas participa en la construcción
(personas, grupos) dentro de una
la que dicen relación. El hombre Las diversas concepciones del de las «ideas» y de las V/eltan-
red de espacio y tiem po: urbaniza­
de la s. americana es una persona mundo se han ido apoderando de schauungen; pero, en cambio, todo
ción, m igración, por ej., migración
-con aquellas form as medias de com ­ la s. La s. cristia na , neom arxista, el mundo participa de alguna ma­
del campo a la ciudad, sucesión,
portam iento que en los Estados católica o protostante im plica ca­ nera de su «conocim iento».
etcétera. O tros conceptos oriontan
Unidos son más frecuentes que en da una de ellas su propia an tro­ Las form ulaciones teóricas de la
nuestra atención hacia unos secto­
otros países. Algunos autores pien­ pología; según ol punto de vista realidad, ya sean científicas, filo s ó ­
res de la vida humana que necesi­
san que e xiste ya una imagen del de esta antropología, así será la ficas. o incluso m itológicas, no
tan de análisis socioló gico com o el
hom bre que es com ún a los so­ concepción que el hombre tiene abarcan todo lo que para los m iem ­
tiem p o libre, el mundo laboral, el
ciólogos de todas las tendencias de si m ism o, poro esta concepción bros de una sociedad es «real».
juego, el deporte, etc.
y de todos los países, por el he­ ya n o s os conocida desdo o tra s Por consiguiente, la sociología dol
El au tor no ha tenido on cuenta
cho obsorvable en los congresos perspectivas. Podemos conocer algo conocim iento ha de ocuparse ante
una de las más recientes — y fun­
de que «los sociólogos pueden ha­ sobre la respectiva concepción del todo de lo que la gente «conoce»
da m e n ta le s— contribuciones a la
blar todos entre sí». Por tanto, tie ­ mundo, si investigam os qué tipo como «realidad» en su vida no teó­
sociología del con ocim ien to , a sa­
ne quo e x is tir un hombre modelo de s. prefiere. Poro esto no nos rico o preteórica. La sociología del
bor: la obra de Petor Berger y Tho-
que sea válido para los sociólogos sirve para averiguar cómo está conocim iento ha de ocuparse, pues,
mas Luckmann, The S ocial Cons-
americanos, polacos, alemanes e creado el hombre que se da por de la construcción social de la rea­
tru c tio n o f fíeaU ty (Doubleday. Nue­
Indios. Pero esta desnacionalización supuesto cuando so practica la lidad. El análisis de la articulación
va York 1966; versión castellana,
de la s. ¿quiere d e c ir acaso que s. La s. u tiliza una se rie de con­ teórica de esta realidad seguirá
La construcción social de la rea l i.
la s. solam ente puede considerar ceptos que prim ariam ente no tie ­ siendo, evidentem ente, parte do su
dad. A m o rro rtu , Buenos A ire s 1968).
al hombre bajo aquel aspecto en nen en sí nada de sociológico, preocupación; pero no la más im ­
Estos autores excluyen de su so­
que todos los hombres son iguales? pero que nos recuerdan que en portante. Nota del editor.
ciología del conocim iento los pro­
La s. d ifie re no sólo según los la realidad social existo algo que blemas epistem ológicos y m etodo­
paísos. sino tam bién según las m erecería la pona que el soció­ lógicos que ta n to d ificu lta ro n el P Vlrton. Los dinamismos sociales. Ini­
teorías. En 1965 decía P.A. Sorokin logo tom ara como o b je to de in­ trabajo de sus princip ales Inicia­ ciación a Ib sociología (Herder, Barce­

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Sociología Sociología rural

lona 1969); F. Barbano. Sectores. (nito­ (dlr.), Handbuch der cmplrischen So- lixiustrle- und Betrlabssozlologle (’ 1965);
noados a p a rtir do -»hipótesis, que,
res y años de la sociología, en F. Al- zíalforschung, vol. I (J1967), vol. II F. Fürstenbcrg (dir.), Industrlesozlolo-
en la medida do lo posible, se de­ glo, vol. I (21966); H. Kluth, Soziologie
beronl, Cuestiones de sociología {Her­ (1969); W. Mangold, Empirische Sozial-
riven de teorías más generales der Grossbetrlebo (1968); V/. Burisch,
der, Barcelona 1971) 1485-1538: G. Ro- forschung (1967).
chcr. Introducción a la sociología ge­ acerca del o b je to de la investiga­ Industríe- und Bctrlebssozlologle (1969).
neral (Herder, Barcelona 1972); N. Mon­ ción. La s.e. sin teoría es ciega y. Sociología in d u stria l. (-»C apitalis­
zel, Doctrina social, 2 vols. (Herder. en todo caso, derrochadora dol Sociología rural (-»Cambio, -»Cam ­
mo. -»Economía, -»Racionalización,
Barcelona I 1969, II 1972); F. Utz, Éti­ tiem po y de los medios de inves­ -»Relaciones humanas, Sociología pesino, -»Ciudad, -»Comunidad, -»
ca social (Herder. Barcelona I 1964. tigación. A ctualm ente, la s.e. se Folk soclety, -»Países en vías de
de la -»em prosa). La s.i. es la cie n­
II 1965); J.H. Flchter, Sociología (Her­ sirve, en la mayoría de los casos, desarrollo, -»Puoblo). La s.r., llam a­
der, Barcelona *1972); E. Welty, Cate­ cia que estudia el proceso do la
de la estadística, es decir, que se da tam bién sociología agraria, se
cismo social (Herder, Barcelona I *1962. Industrialización. So ocupa especial­
lim ita a los datos y a las encues­ m ente de las repercusiones do esto desarrolló dentro de un m arco bas­
II >1963, III 1963); J. Follermolor, Com­
tas de datos susceptibles de un ta n te am p lio com o rama especial
pendio do sociología católica (Herder, proceso en otras estructu ras so­
Barcelona ’ 1962); W. Ziegenfuss (dir.), tratam iento estadístico (datos cuan- de la sociología, sobre todo en
ciales y en las form as do conduc­
Handbuch der Soziologie (1956); H. tifica b le s), pero las colecciones cua­ ta de las personas y de las orga­ EE. UU., y en p rincip io como una
Schelsky, Ortsbestimmung der deuts­ lita tiv a s de datos que pueden sor disciplina práctica, orientada hacia
nizaciones en la sociedad. La s.i.
chen Soziologie (s1959); P.J. Bouman, concobidas y de scritas m o rfo ló g i­ unos com etidos concretos. Uno do
contiene una dim ensión esencial­
Einführung In die Soziologie ('1960); ca o estructu ralm e nte, tienen que los cam pos fundam éntalos de In­
P. Hönlgshelm, Über Objekt, Methode m ente histó rica , m ie ntras que la
ser consideradas tam bién en p rin­ vestigación de la s.r. fue la -»In­
und Wissensystematlsche Stellung der sociología de la em presa estudia
cip io como s.e. El punto de partida novación en la ag ricu ltura (y su
Soziologie (1961); R.F. Behrendt. Der los problem as y procesos de las
de toda s.e. es la -»observación. aceptación, difu sió n, prohibición).
Mensch im Licht der Soziologie (*1962); diversas em presas desde un punto
C.W. Mills. Kritik der soziologischen La s.e. se desarrolla h istó rica y Hasta mediados del sig lo XX ejer­
do v is ta más bien psicoló gico y
Denkweise (1963); H. Schook, Öle So­ científicam ente paralela al p o s iti­ ció gran Influjo sobre la teoría do
social. La sociología de la em pre­
ziologie und die Gesellschaften (}1964): vism o y en parto identificada con la s.r., aun en Norteam érica, la d i­
sa no sólo estudia las grandes em­
D. Barloy. Grundzüge und Probleme der ól — que, en cuanto neoposltlvls- cotom ía «comunidad-sociedad» de
presas industriales, sino que tam ­
Soziologie (}1966); E. Bodzonta (dir.), mo, volvió a ten er un papel im por­ F. Tönnies. Esta teoría con tribu yó
Soziologie und Sozlologiostudium (1966), bién puede ocuparse de las peque­
tante en la sociología americana a la idea falsa, Idealizadora y ro ­
G. Elsermann (dir.). Die Gegenwärtige ñas em presas artesanales o de
dol siglo X X — , pero la s.e. no se m ántica, del tip o de hombre rural
Situation der Soziologie (1967); J. Nie- las organizaciones no industríalos
puede equiparar al po sitivism o o y ag ricu ltor, por contraposición al
zlng, Aufgaben und Funktionen der So- (oficinas, hospitales, etc.). La s.i.,
' zlologle (1967); F. Jonas. Geschichte al -»conductism o. A la «sociología hom bre de la ciudad. Hacia el año
en sen tido am plio, se Interesa por
dor Soziologie. 4 vols. (1968-69): G. de butaca» (arm choir sociology) de 1950. asim ism o en Norteam érica,
todos los procesos socialm ente im ­
Elsermann (dir.). Die Lehro von dor los grandes teó ricos se ha con tra­ la s.r. conoció una profunda crisis
portantes dentro del campo de la
Gesellschaft. Ein Lehrbuch der Soziolo­ puesto, muchas veces con un fin do identidad, superada sólo gracias
gie (M969). economía industrializada y ha re ci­
polém ico, la s.e. a la progresiva preocupación m un­
bido nuevos im pulsos con la in ­
Predecesores do la s.e. actual dial por el estudio de los países
vestigación de los obstáculos que
Sociología em pírica. La s.e. puedo son las encuestas sociales re a li­ en vias de desarrollo. Desde enton­
surgen en la industrialización de
sor tanto investigación fundam ental zadas desde finales del siglo XVIII ces, la s.r. ha cobrado de nuevo
los países en vías de -»desarrollo.
como investigación por encargo (es­ (comenzaron en Inglaterra y tra ta ­ actualidad como parto de la inves­
La s.i. tion e en cuenta, además,
tudios de mercado, encuestas de ban generalm ente de la situación tigación sociológica sobre el cam­
las relaciones entre las asociacio­
opinión). La s.e. se sirve de las de la clase trabajadora); pero an­ bio social y las posibilidades de
nes económ icas, las empresas y
técnicas, de los m étodos y de ¡as tes (prim eram ente en Inglaterra) se innovación. La s.r. estudia igual­
las industrias, el problem a del ->
reglas de la cie n cia experim ental produjo el p rim er in te nto de una m ente los procesos de -»acultura-
tiem po libre, problem a que ha sur­
(en un princip io , de las ciencias na- ciencia estadística de la población clón do las poblaciones rurales
gido con la industrialización, los
turalos). Esta sociología no tiene (-»dem ografía, por ej., S ir W illiam dentro dol marco de las reglones
cam bios en el com portam iento del
que ser necesariam ente un «em pi­ Petty). Un gran predecesor do la industrializadas y urbanizadas. En
consum idor y el papel que desem­
rism o absoluto» (raw em piricism , s.e. es Frédérlc Le Play (m onogra­ el campo de acción de la s.r. se
peña la propaganda Industrial.
tendencia muchas voces criticada fías sobre fa m ilia s de trabajadores producen Interferencias con el de
que se da en los sociólogos ame­ de mediados del sig lo XIX). Renate Mayntz, Dle Sozlale Organlsatlon la sociología urbana.
ricanos). La recolección de datos des Industrlcbetrlebos (1958); M.R. Lep-
y las técnicas de encuesta (té cn i­ J. Magde, The Orlgins of Scientific slus, Strukturen und Wandlungen Im in- H. Köttor, Landbevölkerung Im sozialen
cas de -»m uestreo) deben ser pla- Sociology (Glencoe 1962); R. König dustriebctrleb (1960); R. Dahrendorf, Wandel (1958); Bruno Benvenutl, Pro-

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Sociología rural Status

blemas de sociología rural, en F. Al- Sexualität (1955): B. Mallnoivskl. Ges- Solidaridad. Es un concepto que tam bién que el concepto de s. va
beronl, Cuestiones de sociología (Her- chíechie und Verdrängung In primitiven procede sobre todo de los m ovi­ perdiendo en cie rta manera su sen­
der, Barcelona 1972) 1063-1113; C.P. Gesellschaften (1962); A.C. Klnsey, La m ientos obreros del siglo XIX y tid o . Las declaraciones de s. cum ­
Loomis y J.A. Beeile, Rural Soclology. conducta sexual de le mu/er (Buenos plen frecuentem ente las funciones
que expresa el sen tim ie nto de vin ­
The Strategy ol Change (Princeton Aires 1967); idem. La conducta sexual
culación a un grupo o a una clase, de una coartada. E. Durkhelm (casi
*1960); G. Wurzbacher, Das Dorf in del hombro (Buenos Aires 1967).
Spannungsfeld Industrieller Entwicklung sen tim ie nto que se da incluso en de form a análoga a la dicotom ía
(J1961); P. v. Blanckenburg, Einführung Sociom etría (->Grupo, -»Interacción, aquellos individuos que se decla­ «comunidad»-«socledad» de F. Tón-
In die Agrarsozlologie (1962); U. Planck. -»M icrosociologia). En p rim er lugar, ran por propia in icia tiva miem bros nios) adm ite en las sociedados
Der bäuerliche Familienbetrieb zwis­ s. es todo análisis cua n tita tivo y del grupo en cue stión («se decla­ segm entarlas una solidaridad me­
chen Patriarchat und Partnerschaft ran solidarios») sin portenecer fo r­ cánica inicia l (basada en una sem e­
toda descripción de procesos in te r­
(1964); E.W. Buchholz. Ländliche Be­ m alm ente a él o sin ten er un con­ janza m utua) a la cual sigue una
völkerung an der Schwelle des Indu- humanos. En un sentido más e s tric ­
to , s. es la com probación (general­ tacto regular con los otros m iem ­ s. orgánica en las sociedades com ­
striercitalters (1966).
m ente por medio de encuestas) y bros del grupo. M ie ntras que el plejas, solidaridad que se funda
el análisis de los actos por los «espíritu de cuerpo» tien e que ser en la diversidad. Han sido varios
Sociología soxual. (-»Fam ilia, -»Pro­
que los diversos m iem bros de un reforzado constantem ente a través los reform adores sociales que han
miscuidad. -»P rostitución, Tabú del
grupo eligen o rechazan una cosa de la colaboración frecue nte de los exigido un solidarism o en el sen­
-♦incesto). La s.s. examina las fo r­
(preferencias). La más conocida es m iem bros de una colectividad, la tid o de una corporativización de la
mas de com portam iento sexual en
la s. desarrollada por J.L. M oreno s. os un estado de conciencia que vida económica.
ol hombre. Estas form as do com ­
con el te s t soclom étrico, que es alcanzan los individuos gracias a un
portam iento, que en el hombre de­
empleada con mucha frecuencia en acto sentim ental del conocim iento J. Wossner. Mensch und Gesellschalt
penden mucho menos del -» in s tin to
la sociología escolar (de EE. UU.). respecto a una causa común. El (1963).
que en los animales, y que están
Según ésta, los m iem bros de una estado de s. se m uestra por regla
condicionadas por los factore s so­
clase escolar tienen que eleg ir general en las form as activas o Status. Por status se ontiende la
ciales y culturales, cubren una enor­
compañeros para unos trabajos o pasivas de com portam iento, por ej., posición de un individuo dentro de
me gama de variaciones. Pero la
situaciones determ inadas, o juzgar negativas en común (-»boicot) o ma­ un -»grupo social o dentro de una
s.s. intenta dar una explicación
las posibilidades que tienen otros nifestaciones de una indignación. com binación de grupos (en Inglés
tam bién al in flujo m utuo de los ro­
do ser elegidos. Como el ostado de s. exige en el so dice soclo cconom lc sta tu s , SES,
les relacionados con el sexo, do
Esta s. aporta una gran ayuda a transcurso de la acción social un o sim plem ente «status»). S. s ig n ifi­
las form as do com portam iento
la terapéutica de los grupos, pero fue rte -»co ntrol social interno de ca las posiciones que, en relación
-sexual y de otras estructu ras y
tam bién sirve para ver qué indi­ todos los m iem bros de la c o le c tiv i­ con otras posiciones, tom an los
procesos de la sociedad. En con­
viduos se encuentran aislados den­ dad, puede tam bién con vertirse la individuos dentro del m ism o grupo,
traposición al animal, en el hom ­
tro do un grupo. s. en una postura obstinada y re­ o en una pluralidad de grupos. El s.
bre el com portam iento sexual no
presiva de toda innovación, que se solam ente puedo e x is tir cuando hay
depende de una época determ inada
J.L. Moreno. Soclometry, Experimental cie rra a todo progreso y a todo más de un s. G eneralm ente hay
de celo y se m anifiesta de muchas
Method and Science ot Soclety (Bos­ cam bio. En lugar de hablar de di­ muchos s. En cuanto indicador de
form as — tam bién en form as su­ ton [Mass.] 1951); Idom, Die Grundla­ ferentes grados de s. en los gru­ la posición dentro do un sistem a
blim a d a s— , independientem ente del gen der Soziomotrio (’ 1967); K.M. pos, se puede hablar también de social, el s. prim eram ente no dice
fin de la procreación de la espe­ Evans. Sozlometry and Educatlon (Lon­ la cohesión de los grupos. Una s. si la posición es alta o baja, cen­
cie: por osto, da origen a esque­ dres 1962).
«de ideas» puede llevar, pero no tral o pe riférica . Incluso el -»m ar­
mas de conducta específicam ente
Soldado. Sociología -» m ilita r. tien e que llevar necesariam onto, a ginado (el m arginal man de E.v.
cultu rales (y tam bién específicos
una s. «de acciones». En el campo Stonequlst) tiene un s., el status
de clase) para el eros y ol amor.
S. Stouffer y otros, The American Sol• internacional, países que están mo­ de la marginalidad. Descenso social
La s.s. más moderna examina tam ­
dier, 2 vols. (Princeton [N.J.] 1949); ralm ente obligados a prostar ayuda significa pérdida de status, pero la
bién sobre todo la -»conducta des­
H. v. Böckmann, Die Wandlung des a otros, se ahorran te n e r que apo­ persona que sufre el descenso so­
viante en el terreno do la vida
deutschen Soldaten (195f); Der deutsche yarle m ilita rm e n te haciendo una de­ cial, tiene tam bién su s. respec­
soxual. Soldat In der Armee von Morgen, Ins­ claración apresurada de s. en caso tivo . Por tanto, según la definición
titu t für Staatslehre und Politik Magun­ de con flicto, declaración que des­
G.P. Murdock. Social Structure (Nueva en la realidad social no hay nin­
cia 4 vols. (1954); Vom künftigen deut­
York 1949); C.S. Ford y F.A. Beach. pués no tlono m ayor trascenden­ guna persona sin s.; incluso la per­
schen Soldaten (1955): M. Janowltz. The
Patterns ot sexual Behavior (Nueva Professional Soldler (Nueva York 1960); cia. D entro del ám bito in te rno de sona privada de sus derechos y
York 1951); H. Schelsky. Soziologie der R.R. Blgler, Der einsame Soldat (1963). una sociedad se puede observar condenada a trabajos forzados en

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Status Status, cristalización de

un Estado to ta lita rio tien e un s. bia do una -»situación a otra. Es de s., tanto en su sentido e s tric ­ Status, cristalización de. En cuanto
que consiente que se la tra te asf. verdad que a veces las personas to como en sus significados secun­ concepto, es la teoría desarrollada
Por tanto, s. os un concepto libre pueden valerse en una situación darios, contiene todavía hoy as­ por Gerhard E. Lenski, a base do
de valor con el cual se expresa el de su s., cuando es muy conocido, pectos tom ados de la h isto ria del estudios em píricos, sobre el lib e ra l
puesto que una persona tiene den­ e intentar actuar con él. Pero sería derecho. El térm ino de «estamen­ bias (sesgo libera l) de cie rto s gru­
tro de un sistem a social, aunque falso hablar de diferencias do s., to», «estado» (tal como lo emplea pos de los Estados Unidos: ¿a qué
a voces esta persona no tenga si solam ente vem os el triu n fo o el Max W eber, por ej.) es traducido se debe que en Am érica los sacer­
una conciencia tan clara de su fracaso de unas personas en un en­ al Inglés casi siem pre por status. dotes protestantes, los com ercian­
propio s. como la puedan tener cuentro de muy corta duración. Ca­ La costum bre de c ie rto s autores tes y em prosarios judíos, los ar­
otras personas. El s. se refiere a da persona tiene un s. de term in a­ de em plear el térm in o de s. so­ tis ta s de cine y los profesores de
la apreciación de una persona den­ do en cada uno de los m omentos cial casi en el m ism o sentido universidad sean progresistas de
tro de un grupo, de cualquier clase de su vida, por ej., en cuanto suma de posición, incluso en el sentido de izquierda? Basándose en esta ob­
que sea, con tal do que se trate de los s. que posee en los d ive r­ -»ro l, ha dado origen tam bién a servación desarrolla Lenski el con­
de una apreciación de cie rta dura­ sos grupos a que pertenece. El s. confusión. En los Estados Unidos cep to de la c. in suficie nte de s.
ción. Toda persona, comparada con princip al de una persona está de­ existe la propensión a confundir (S tatus C rystallízatíon: A Non-Ver­
otras, tiene un determ inado s. den­ term inado en la mayoría de los en sociología s. social con -»clase tic a l D im ensión o f Social Status,
tro de cualquier grupo al que per­ casos por su -»profesión (en la social; se habla de un hlgh status «Am orican Sociologlcal Review».
tenezca (ante todo en los -»gru­ m ujer por la profesión de su ma­ nelghbourhood. En este caso se tom o 19, 1954). Según esta obser­
pos prim arios y dentro de su fa m i­ rido). A cada s. corresponde un entiende por s. el conjunto de c ir­ vación, en los Estados Unidos apo­
lia). Del po lítico A podemos de cir -»ro l. Se suele d is tin g u ir en tre el yan a los m ovim ientos de reform a
cunstancias en que uno vive y que
que tiene más p re stig io en la po­ s. atrib uido a una persona (basado social sobre todo aquellas personas
hacen posible y fom entan un e stilo
blación que el po lítico B, pero sería en el sexo — m asculino o fem eni­ que de esta form a quieren vengar­
concreto de vida, como consecuen­
falso d e cir que el po lítico A tie ­ n o — y en la fam ilia a que uno se de la «injusticia» existe nte en
cia de la posición de esta persona
ne más s. que el po lítico B. S. no pertenece) y el s. adquirido (por toda la sociedad.
d entro del sistem a económ ico y
es lo m ism o que -»prestigio. medio de la form ación y la p ro fe­ En una sociedad que oficialm ente
social de la sociedad en que vive,
«Prestigio social» es un térm ino sión). prom ete igualdad para todos nace
posición que generalm ente viene
muy discutido, pues el p re stigio Los té rm in o s de «símbolo de esta actitu d cuando se observa una
fijada por la profesión. En este
solam ente se puede dar dentro de status» y «ansia de status», que se incongruencia entre dos o más com ­
sentido puede de cir K luth que el
jjii m arco social. Prestigio, en el han convertido en tópicos, re s trin ­
s. social del hombre «es el elem en­ ponentes del propio status social:
sentido de prom inencia, es un con­ gen el concepto de s., pues produ­ el párroco percibe un sueldo de
to que sostieno su existencia, la
cepto valora tlvo que se refiere al cen la im presión de que el s. es hambro, pero, en cambio, tiene un
concepción que él tien e de sí m is­
aprecio de que uno goza ante la siem pre una cosa elevada y apete­ status muy elevado en la parroquia.
mo y su seguridad». R. M ayntz p ro ­
opinión pública. No se habla del cib le. Sería m ejor em plear el an­ En los profesores de universidad
pone que, en lugar de em plear el
p re stigio que una persona tiene tigu o térm ino de «afán de noto­ se da una contraposición parecida
térm in o más antiguo de «clase so­
dentro dé su fam ilia. El s. específico riedad». Incluso el m iem bro de entre su posición económica y so­
cial» se u tilic e el concepto de «es­
de grupo se puedo perder antes una profesión p ro scrita, el ver­ cial. Por el contrario, los artistas
tra tifica ció n social» para expresar
que el p re stigio general, debido, dugo, en algunas socldades el he­ de cine y los com erciantes judíos
la distrib u ció n social del s. En los
por ej., a una serie de derrotas rrero y el pellejero, en la India, el experim entan la incongruencia de
Estados Unidos el s. (en cuanto s.
dentro de una discusión interna intocable, tiene tam bién un s. per­ una posición económica do prim e­
econom lcosocial) indica el estrato
del grupo. Un p o lítico puede poseer fectam ente de lim ita ble y recono­ ra clase y de una discrim inación
a que pertenecen la persona o el
todavía p re stigio ante la opinión cido por todos. Cuando decimos étnica. Adoniás, el a rtis ta de cine
grupo en cuestión.
pública, m ientras que en la com i­ que una persona aspira a conse­ se siente muchas veces profunda­
sión del partido tien e un s. in fe rio r g u ir s., no hemos dicho nada con­ H. Kluth. Sozialprestige und sozlaler m ente afectado por su fa lta de
al que tenía antes. El s. debe ir cre to . Hay que decir claram ente Status (1957); G.C. Homans, Elemen­ form ación.
acompañado de una constancia que si uno busca notoriedad, influen­ tar formen soziaicn Verhaltcns (1968); El concepto de c. de s „ que en
se base en normas cultu rales. S. cia, fama, prestigio, adm iración, ad­ D. Claessens. Status ais enlwlcktungs- p rincip io es una hipótesis de inves­
no quiere decir, por tanto, la supe­ hesión, etc. sozlologlschtr Bcgrlff (1965); R. Ben-
tigación, ha dado lugar en la so­
rioridad o infe rio rida d pasajera de En un p rin cip io so entendía por dix y S.M. Lipset (dirs.). Class, Status,
ciología americana, y últim am ente
una persona en un encuentro ais­ s. el conjunto de obligaciones y and Power (Nueva York J1966); J.H.
Fichter, *Stotu$* social, en Sociología tam bién en la europea, a nuevos
lado. Por regla general, el s. no cam ­ derechos heredados; el concepto e interesantes planteam ientos del
(Herder, Barcelona “1972) 55-76.

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693
Status, cristalización de Suicidio

problem a en numerosas Investiga­ y de su propio dinam ism o, debido dida y en el caso de que el m iem ­ ordnung an der T.H. in Wlen (1962ss);
ciones em píricas que van más allá bro del todo no esté en condiciones P. Glelchmann. Sozialwissenschaftllchc
a que la sociedad americana con­
de cu m p lir o de hacerse cargo de Aspekte der Grünpianung In der Gros-
de la observación p rim itiv a de un tie n e num erosas subculturas. Por stsdt (1963).
com portam iento po lítico «atíplco». o tro parte, la cultura estándar sus obligaciones en interés propio
norteam ericana ejerce una enorme y de la comunidad. Contra el p. do
Status, inconsistencia do. Según presión con m iras a una -» a sim ila ­ s. atenta el Estado al ir reduciendo Suicidio. El s. es un com porta­
G. Lenskl, se da in consistencia de ción y -»aculturación. Los pro b le ­ cada vez más las funciones de la m iento humano cuya existencia en­
s. en una persona cuando esta per­ mas psiquiatricosociales de la s. fam ilia y de las padres en la edu­ tre los animales es extraordina­
sona tiene una -»cristalización do aparecen con una claridad especial cación y form ación de sus hijos. riam ente dudosa. Algunas culturas
status m enor que otra persona en en la realidad social do los Estados El Estado m oderno, ta n to el com u­ se distinguen claram ente por la
la que todas las dim ensiones de su Unidos. nista y to ta lita rio , como el Estado frecuencia de los suicidios durante
s.. desde el punto de v is ta de la En muchos países (occidentales) providencia dem ocratasocial tiene grandes espacios de tiem po. El
sociedad respectiva, se encuentran se nos revela últim am ente con to ­ una tendencia general a extender índice de los su icid io s sigue tam ­
a la misma altura. da claridad la s. de la juventud (en sus com petencias y a re s trin g ir el bién un ritm o estacional, con su
parte estilizada tam bién p o r los p. de s. cada vez más. La doctrina punto m áxim o en mayo y junio.
Subcultura. Es la cultura propia de que no son jóvenes [m e d io s de co­ social católica acentúa de una fo r­ En contra de lo que era de supo­
unos grupos (pequeños) que viven municación do m asa s]), pero no ma especial el p rin cip io de s. El ner, no es en la época «más d e p ri­
dentro de una -»sociedad y de su se trata tanto de un fenómeno com ­ -»co le ctivism o, de cualquier clase m ente» del año, en Invierno o en
cultura general, pero que no p a rtic i­ pletam ente nuevo, ni de unas fo r­ que sea, rechaza el p rincip io de s. otoño, cuando más suicidios se
pan plenam ente de esta «cultura mas nuevas de conducta, cuanto dan. Durkelm fue el prim ero que
estándar», debido, en parto, a su de una nueva form a de la v is ib ili­ Suburbio. -»Slums. explicó la diversidad en la frecuen­
propia subcultura y, en parte, a unas dad y de la suporvaloración de cia de suicidios como «realidad
características sociales específicas la s. Suelo, planificación del. En parto es social» que debo p e rm itirn o s m edir
de grupo. El concepto de s. debe una tarea propia de la soberanía el estado de -»integración de una
ser empleado en un sentido valo- J.M. Yinger. Contracuiture and Subcul­ estatal y se refie re a la división sociedad. Durkheim distingue varios
ratlvam ente neutro. No se trata ne­ ture. on «American Sociological Ro- o re d istrib u ció n (concentración) del tip o s de suicidios, por ej., el sui­
cesariam ente do una cultu ra de vlow» 25 (1960). suelo, con el fin de com paginar en cid io a ltru is ta y el aném ico. ->
grado in fe rio r o de dudoso valor, la m ejor proporción posible tanto Anom ía. Algunos pueblos, com o
sino de una cultura especial que Subdesarrollo -»Cambio social, Paí­ los intereses económ icos com o los los esquimales, han in s titu c io n a li­
-v iv e bajo el m anto de una cultura ses en vías do -»desarrollo. de higiene de la vivienda. El plani­ zado el suicidio para aquellos m iem ­
normal más am plia y que im pone ficad or dol suelo tie n e en cuenta bros do la trib u que ante las duras
normas a las personas y grupos di­ Dcsal, .Vfarginalidod en América Latino las fu tu ra s tendoncias de asenta­ condiciones de la vida no pueden
rigidos por ella. (Hordor, Barcelona 1969): N. Drogat, m iento, el crecim ien to de la po­ c u m p lir ya con pe rfe cció n sus obli­
So habla tanto de la s. de un Lo lucha contra el hombro (Herder, blación, el surg im ie nto de nuevas gaciones. Puede incluso ser obliga­
estam ento profesional, como de la Barcelona 1964); Inedes, Hacia la supe- industrias, la retracción de a n ti­ ción de los fam iliares prestarle
roción de la marglnaildad (Herder, ayuda a la persona que se quiere
s. de algunas m inorías étnicas y guas regiones in du striale s y las po­
Barcolona 1972); L.J. Lobret, Dinámica s uicida r (por ej., en el momento
religiosas. Pero, a veces, tam bién sib le s Innovaciones en los m edios
concreta del desarrollo (Horder, Barce­
los grupos crim inales tienen una de transporte, pero encuentra opo­ de la estrangulación). En Japón el
lona *1969): W. BQhlmann. Africa, ayer,
s. -»Conducta desviante. -»C ultu­ hoy y mañana (Herder. Barcolona 1964). sición en aquellas personas que s. es considerado com o una honra
ra, -»M inorías, -»Socialización. Las se sienten afectadas por la plani­ y a veces como una obligación
subculturas pueden estar condicio­ Subsidiaridad, p rin cip io de. En la ficación del suelo en el círculo (harakiri). El porcentaje de su i­
nadas étnica, regional y (o) social­ -»p olítica social el p. de s. es la vita l de su persona. cid ios varia según el pueblo (c u ltu ­
m ente. La s. os propensa a un sis­ regla que manda a la -»com unidad, ra), perm aneciendo, sin embargo,
tema independiente de normas que a l Estado o a la sociedad conceder K. Meyer, Ordnung In ländlichen Raum. constante dentro de una población.
recibe el nom bre de contracultura Grundlagen und Probleme der Raum­ En los índices de s. aparecen tam ­
ayuda o protección (y unido a esto
planung und Landentwlcklung (1964): bién otras regularidades: así, du­
y, en cuanto tal, intenta separarse generalm ente tam bién introm isiones H.-G. Niemcier, Raumplanung ais Ver- rante una guerra dism inuye el ín­
de la cultura principal de una fo r­ e im posiciones) a la parte más pe­ waitungsaufgabe (1964); N.J. Lenort,
ma provocativa. Fue sobre todo queña (por ej., al individuo, a la fa. dice (Durkheim . Halbw achs). El rie s­
Strukturforschung und Gomeirtdepla-
la sociología am ericana la que fo ­ m illa, a la aldea), en el sentido de nung (1960): Colección dcl Institut für go de s. es tam bién dife ren te se­
mentó la investigación de la s. -»solidaridad, solam ente en la m e­ Städtebau, Landesplanung und Raum- gún los grupos de la población: los

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696
Suicidio Super-yo

hombres (sobre todo cuando no han form ado a base de una unión trece; si hay que em prender un fico de las causas. Sin embargo,
tien en fam ilia), las personas de volun ta rla (ligas, confederaciones). v ia je en esa fecha, se retrasa; la s. com ercializada aspira tam bién
edad avanzada, personas de un nivel A sí surgieron, sin ninguna s., la rehusamos em plear el número tre ­ actualm ente a aparecer com o una
olevado de form ación y los habitan­ confederación de los Iroqueses (in­ ce. En muchos hoteles e incluso pseudociencia, por ej., cuando com ­
tes de las grandes ciudades tienen dios de N orteam érica) e igualm en­ rascacielos de EE. UU. no utilizan pite con la m edicina científica.
una m ayor probabilidad de s. Los te la C onfederación helvética, las la denom inación «piso 13». El hom ­
casados son menos propensos al d ife ren te s ligas de la edad media, bre moderno de la sociedad indus­ K. Zucker, Psychologie des A. (1948);
s. que los solteros. las ligas de los países pro te stan­ tria l recurre con gusto a la s. como G. Mensching. Das Wunder im Glauben
tes después de la reform a y la un seguro com plem entario, aunque und A. der Völker (1957).
J.D. Douglas. The Soclol Mcanlngs of confederación de las trece colonias no crea en ella más que a medias:
Suicide (Princoton [N.J.] 1967): E. Dur- de los Estados Unidos de Am érica. prevenim os un peligro, una desgra­ Super-yo. S. Freud llama super-yo
khelm, Lo suicido (1897): F. Henrl y La teoría de la s. so encuentra cia, tanto con m edidas objetivas (ju n to a los otros dos elem entos
J.F. Short. Jr.. Suicide and Homlclde expresada por prim era vez en el y adecuadas com o con medidas su­ fundam entales de la personalidad:
(Nueva York 1954); P. Ghysbrocht, Psy- sociólogo árabe Ibn Haldun (1332- el «ello» y el «yo») al censor que
pe rsticio sas. La s „ lo m ism o que
chologlscho Dynamlk dos Mordes (1967).
1406), después en Franz Oppenheí- la magia de los pueblos prim itivos, está por encim a del yo v o litiv o del
m er, Ludwig G um plowicz, L.F. VVard, prescribe cie rta s acciones y om i­ Individuo y que os el representante
Superposición. Decimos que se da Richard Thurnwald y, por últim o, siones con el fin , casi siem pre, de de aquella sociedad on orden a la
una s. cuando al menos (y general­ como base de una h isto ria universal, co n tro la r y rechazar a unas fuer­ cual fue socializado el respectivo
m ente) dos trib u s (pueblos, grupos) en Alexander Rüstow. zas, dem onios y hombres que nos individuo. El nombro de s. ha sido
viven en el m ism o te rrito rio , y el son enem igos. El individuo que, al utilizado después por todas las co­
-»gobierno está en manos de la tr i­ A. Rüstow, Ortsbostimmung der Ge- hacer una afirm ación op tim ista que rrie n te s de psicoanálisis. El s. no
bu que ha llegado la últim a (basán- genwart. vol. I (1950), vol. II (’ 1963), le es favorable, toca madera, en pe rm ite que el hom bre deje pasar
doso para e sto en el derecho del vol. III (1957); W.E. MOblmann. Rassen. el fondo tien e m iedo a la -»envi­ a su estru ctu ra m otriz consciente
vencedor, del conquistador). Este Ethnlen, Kuituren (1964); H. Kammler, dia, a la m aldición de aquellos que más que aquellos im pulsos, deseos
gobierno se va consolidando en el Dcr Ursprung des Staotes (1966). y apetencias existe ntes en su in­
le m iran con m alos ojos por este
transcurso de los siglos en un favo r que el de stino le depara y. consciencia que no estén en un
sistem a de clases o de castas. En S uperstición. Al con tra rio de la -> por consiguiente, le desean algún co n flicto dem asiado evidente con
la conquista de las A m érlcas por magia y de la idea mágica que del mal. las normas de la sociedad respec­
los europeos tuvo lugar, por ej., mundo tienen los pueblos p rim iti­ Sería erróneo pensar que la s., tiva.
-lina s. fre n te a los indígenas, e vos, la s. solam ente puede darse que se ha dado en todos los El s. es la «voz de la conciencia».
igualm ente en la conquista del sub- en una sociedad que adm ite op i­ tiem pos y en todas las culturas, es G racias al s. m antiene el hombre
contlnonte índico por las tribu s niones dife re n te s (sobro todo acer­ sim plem ente una rem iniscencia de sus necesidades en un nivel quo
arlas del norte. Por el contrario, ca de pro nó sticos y nexos caúsa­ las etapas p rim itiva s de la huma­ está por debajo del lim ite ante el
respecto a los esclavos negros lle ­ los), y en la que e xiste un cono­ nidad. y quo, por tanto, puede des­ cual acostum bra a escandalizarse
vados a las Am órlcas y respocto cim iento pragm ático racional, ilu s ­ aparecer si se propaga una Imagen la sociedad. El s. e xiste en el
a sus descendientes no se puede trado o científicam ente fundado, cie ntífica del mundo. Estudios de hom bre desde su niñez y surge de­
hablar de una s. y o tro que, considerado desde este psicología in fa n til, entre otros, per­ bido a la inte rio rización (no siem ­
Son muchos los Estados (los sis- nivel, es irracional y menos ilu s ­ m iten suponer que la s. es una pro vo lun ta rla) de las normas de
tenias p o líticos de gobierno) que trado, Siem pro atrib uim o s despec­ acción forzada, m uy sentim ental, su sociedad y de su cu ltu ra ; es
se basan en una s. Sin embargo, tivam ente la s. a otras personas, on la mayoría de los casos debida «inyectado» en el yo. R.B. C attell
no se puede, decir, como hacen grupos o estra to s sociales, pero al miedo, que Intenta in flu ir en el y algunos o tro s han intentado rea­
algunos autores socialistas, que to ­ tam bién uno m ism o, Incluso den­ m edio am biente; el hom bre es lle ­ lizar estudios exactos (basados, en
das las constituciones p o líticas y tro do un círculo de personas ilu s ­ vado a la s. con relativa indepen­ parte, en el an álisis fa c to ria l) del
todas las in stitu cio n e s juríd ica s tradas y «modernas», puede llegar dencia de su conocim iento clentí- super-yo.
sean una s. im posible de legitim ar. a a d m itir una clo rta s., con el fin
La s. no explica cómo surge el Es­ quizá do disculpar un com porta­
tado. el sistem a de normas y la m iento curioso. A un socio com er­
jerarquía de mando en aquel gru­ cial se le ruega que no haga n in­
po que realiza una s. Y existen guna transacción im portante en un
varios casos de Estados que se viernes, si además éste cae en

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701
Tóenle*

la mesa de proyectos, debido a que te rlo r a la técnica. La experiencia


todos nosotros, casi sin excepción nos recomienda no considerarla
alguna, hemos perdido el tem or an­ así. SI confrontam os aspectos par­
te el uso y la presencia de solu­ ciales del mundo tecn ificad o con
ciones técnicas on nuestra vida. o tro s aspoctos de la vida humana,
Solam ente cusndo la mayoría de las entonces el problem a cambia no
T personas ven en la t. una cosa evi­ sólo cuantitativa, sino tam bién cua­
dente. puede de sarrollarse y llegar lita tivam e nte. No es necesario que
a ser lo que nosotros entendem os en cualquier consideración de la
actualm ente bajo ese nombre. A l­ t. pensemos siem pre en el papel
Tabú. El t., fenómeno observado bla actualm ente de t. y de creación que desempeña ésta en un co n flicto
por prim era voz on los pueblos p ri­ gunas ramas de la t.. como la t.
do tabúes cuando la opinión p ú b li­ eléctrica . Integran los diversos sec­ armado, o on la m anifestación de
m itivo s de la Polinesia (tapu, lo In­ ca vigente im pide tácitam ente que la t. en el trá fico rodado de unas
to re s de la vid a de cada individuo
sólito. lo prohibido), con siste en so hablo, so discuta o se dude zonas m uy pobladas, ni en las con­
en un sen tim ie nto de libertad de
asegurar, on preservar del robo, en de algunas m aterias, leyes, m edi­ secuencias de unos determ inados
m ovim ientos y de descanso.
hacer intangibles c ie rto s objetos das. etc., específicas, consideran­ procedim ientos técnicos en las zo­
La fabricación on serie (la gran
de valor, cie rto s lugares, in stru ­ do ya com o enom lgo del bien común nas in du striale s. También podemos
industria, la autom ación, la fabrica­
m entos, etc., por m edio de la ma­ incluso a aquel que llama la aten­ in vestig ar las repercusiones que tie ­
gia personal de l poseedor, crecien­ ción en cadena) y la tecnología, en
ció n sobre ostos tem as. El t. ha cuanto resultados de una Inve sti­ ne la t. on la esfera del tiem po
do por regla general la fuerza de sido estudiado sobre todo por Froud, lib re del hom bre o d e ntro de la
gación constante de los fundam en­
defensa de su tabú al m ism o tie m ­ Frazer. Radcliffe-Brown y Durkheim. m edicina.
tos, van haciendo que el día labo­
po que crece su posición social Las consideraciones filo sófica s
ral (y el día de descanso) sea
en la com unidad. La mayoría de Técnica. La t. es una dim ensión del y antropológicas de la t. han drama­
más bien un doscanso que no una
las veces, un t. puede ser roto por hom bre moderno, de la concepción tizado ol aspecto nuevo, extraño
carga. Y se trata no sólo del alivio
un mana más fue rte . Un com por­ de sí mism o y do su concepción del e inhumano que hay en ella, afir­
durante e l trabajo: en la carga de
tam ie nto parecido a la creación del mundo, y puede ser considerada mando que la t. ha distanciado al
t. se puede observar en los niños m ercancías pesadas o en la cons­
como procedim iento, com o m étodo trucció n de carreteras, en el tren hombre de sí m ism o y lo ha alejado
cuando, por ej., quieren guardar y com o modo de pensar. No se de su cen tro inte le ctu al y psíquico.
de lam inación o en un sistem a mo­
„un dulce, y para osto escupon en puede hablar de la t . en un se n ­ Pero on realidad, la técn ica no so ­
derno de con tabilid ad ; sin o tam ­
presencia de sus herm anos; pero tid o p o sitivo o negativo. La t. no lam ente ha ayudado al hombre on
bién del descanso durante aquellas
tam bién la investigación de los ani­ existe más que como proyecto su trabajo profesional y dom éstico,
horas del día que tenem os que
males conoco form as de com porta­ in te le ctu al, en cuanto que es la de form a que pueda contar ahora
dedicar a nuestras propias necesi­
m iento que podrían se r considera­ confianza que tiene el hom bre en con un tiem po lib re para sí que no
dos com o una etapa previa de la ac­ dades.
poder superar todo problem a Im a­ Tanto para la doctrina op tim ista ha tenido jamás, sino que en este
ción humana que con stituye en t. ginable por m edio de una d e te rm i­ tiem po libre que la t. pone a su
del progreso, com o tam bién para
la esfera privada y la esfera de la nada t. La técnica no es ningún d ispo sició n le ofrece, al m ism o
la filo so fía pesim ista de la cultura,
propiedad. Las prescripciones del o b je to o sujeto dem oníaco que se tiem po, la posibilidad de ponerse
con su crític a de la civilización,
t. pueden extenderse a m uchos y enfrente al hombre, lo d irija , lo on com unicación con cua lq uie r con­
la t. es algo u n ita rio , m onolítico»,
muy diversos sectores de la vida. subyugue o lo seduzca. En lugar tem poráneo, incluso con a rtistas
que está fre n te al hombre. Según
Entre los pueblos p rim itivo s, las de hablar de la era de la técnica que ya han dejado de e x is tir y con
estas do ctrina s, gracias a la t. po­
normas del tabú pueden ten er la o de la técnica que nos rodea, ha­ cualquier portador de valores in d i­
drem os alcanzar esto o lo otro, pero
función de -»integración social, pe­ bría que destacar con qué regula­ viduales. en un grado que hace
la t. es responsable de los más d i­
ro debido a su carácter oblig atorio ridad. a menudo de una manera 200 años no podía conseguir en to ­
versos m alos, problem as y preocu­
dan origen tam bién a transgresiones inconsciente, pero la mayoría de da su vida la persona más rica.
paciones que acosan al hombre.
y a situaciones de con flicto. Tabú las veces de form a voluntaria y No dependen, por tan to , de la t.
del -»incesto. Sin embargo, no es indispensable
consciente, tom am os parte en un considerar la t. como un sistem a el hecho de que no todos nosotros
En algunos pueblos quedan con­ sinnúm ero de acciones cuya suma la concibam os a si y que llorem os
necesario y pe rfe ctam en te in te gra­
vertid as tam bién en t. algunas pro­ ropresonta lo que llamamos t. La la pérdida de unos sueños y de
do. con su dinám ica propia sobre­
fesiones (las «profesiones p ro scri­ t. se ha con vertid o en realidad, unos tiem p os ideales en que no
humana o inhumana, y enfrentarla
ta s -). En sen tido figurado se ha­ dejando de ser mera posibilidad en existía la t. En H elm ut Thielicke,
con el hom bre feliz de la ora an-

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Schocck 23
Técnica Técnica

por ej.. encontram os la Idea de que se podrían dar en nuestros días? quo organizar sus actividades se­ rentes. Siendo cada vez m ayor ol
la t. representa en la histo ria de la Cuando antiguam ente los hom­ gún sea la luz solar de la res­ núm ero do los procosos que se s ir­
humanidad «la in tro m isió n com ple­ bres sembraban el pánico en un re­ pectiva estación del año y de las ven de m edios y de soluciones
tam ente nuova de un extraño«. baño de anim ales para aplicarlo respectivas condiciones atm osfé ri­ técnicas, lo im portante es que las
Thielicke se apoya en Konrad Lo- com o arma en contra del enemigo, cas? Ninguna Invención ha c o n tri­ tareas que tenem os que realizar
renz y en Robert Jungk y explica cuando se esperaba la crecida de buido quizás tanto a la confianza regularm ente en nuestra vida, poda­
su teoría del «carácter extraño de las aguas o cuando ol esquimal que el hom bre tien e on sí mismo, mos hacerlas de una form a más rá­
la t.» por medio de la comparación calculaba el resquebrajam iento de cualquiera que soa su clase social, pida, con menos esfuerzo y m ayor
do las herram ientas que se u tili­ un Iceberg para lograr unos fines como la luz o léctrica : actualm ente seguridad, disponiéndolas para un
zaban antiguam ente. Estas herra­ determ inados, los hom bres, para ha­ Incluso la persona más pobre, a no con tro l com parativo de cualidad.
m ientas estaban antes a disposi­ blar con el lenguaje de Thielicke, ser que se tra te precisam ente de Pero en el transcurso de la pro­
ción de la mano del hombre, m ie n­ interpolaban on su vida unas fu e r­ un avaro, puede disponer en cual­ ducción técnica y masiva de los
tras que con la técnica, al emplear zas naturales que frecuentem ente qu ie r m om ento de la noche de la bienes de consum o son todavía fre ­
fas tuerzas de la naturaleza (com o se escapaban de la mano planifica­ misma luz quo la persona más rica. cuentes las solucionos óptim as
la electricidad y la energía a tó m i­ dora del hombre en form a de catás­ Gracias a la e lectrotécn ica ambos cuyo resultado final unas veces ac­
ca), ha surgido un «mundo com ple­ tro fe s. Si se piensa que la ap lica­ son señores de su tie m p o y de su túa de form a estrictam e nte asocia­
tam ente nuevo«, el cual no está ya ción de unas fuentes de energía vida, do una manera inim aginable tiva. m ientras que otras actúa de
al alcance de la mano del hombre. que están fuora del cuerpo humano para el hom bre de la época on que form a disocia tiva. Un programa de
Pero supongamos que el indio de suponen una introm isión peligrosa no existía aún la luz eléctrica . El tele visió n puede un ir no sólo a
la estepa norteam ericana provoca­ de algo extraño en el mundo nor­ apagón ocurrido en la ciudad de toda la fam ilia, sino tam bién a o tro s
ra hace varios siglos intencionada­ mal del hombre, entonces hay que Nueva Y ork en otoño de 1965 y que fa m ilia re s y amigos. El telé fono ,
m ente un fuego con una finalidad adelantar varios m ilenios de años duró casi 24 horas es una prueba sin embargo, a no ser quo se den
guerrera o de caza y que fuera el mom ento de esta introm isión. de la capacidad que tiene el hom­ otras instalaciones técnicas com ple­
víctim a do este fuego juntam ente Uno de los clisés estandarizados bre de con tinu ar siendo en lo fu n ­ m entarias que raram ente se usan,
con su tribu . ¿Qué es lo que ha de la crítica contra la cultura y con­ dam ental señor de la situación, in­ da lugar, m ientras es utilizado por
utilizado en este caso: la técnica, tra la sociedad (por ej., en H erbort cluso en el caso de que el sum i­ un m ie m b ro .d e la fam ilia, al aisla­
o solam ente una de las herram ien­ Marcuso) es la afirm ación de que n is tro de la ele ctricid a d fallara m ie n to do éste fre n te al re s to del
tas más antiguas del hombre, el la t. tien e sus propias leyes y de súbita y totalm e nte. Con ocasión de grupo.
-fu e g o ? ¿No podemos hablar ya de que obliga a los hombres, sobre este incidente sucedieron muchas Por regla general, la t. es social-
t. on el sentido moderno, cuando todo en la producción y en el trá ­ menos desgracias de las que se m onte neutra. En una sociedad de
los hombres — aunque se trate de fico, a aceptar sus propias condi­ hubieran imaginado en un experi­ consum o, la t. ofrece fundam en­
civilizaciones precristianas o sola­ ciones funcionales, alionando al m ento inte le ctu al Incluso las per­ talm e nte a todos Innum erables oca­
m ente d e ntro del marco de la con­ hombre de sí m ism o, coaccionán­ sonas más op tim istas. siones de integrarse socialm ente
cepción natural de una trib u p rim i­ dolo y despersonificándolo. Esto Las confrontaciones entre el hom­ de una manera m uy íntim a o de
tiv a — intentan d irig ir a un fin de­ quizá sea verdad en algún caso, bre y la t., la t. y la cultu ra, la re li­ aislarse del grupo al utilizarla para
term inado las fuerzas inm anentes pero no se puede aplicar do una gión y la t. proceden de una fase buscar la soledad o al aplicarla
a un procoso natural? Así. las tr i­ manera general a la t. y al hombre. anticuada de nuestra reflexión so­ exclusivam ente a una sola persona.
bus indias de Centroam érica supie­ Así, esta crítica no tiene en cuen­ bre la t., aproxim adam ente de la El hecho de que exista la p o s ib ili­
ron levantar hace 500 años monu­ ta las coacciones extrahum anas, ni época entro 1890 y 1930. La t. dad de poder alcanzar en el espa­
mentos Im presionantes de piedra, tam poco las coacciones sociales no es ninguna in s titu c ió n especial cio de unos segundos — sin nece­
disponiéndolos de manera que la a que estaban oxpuestos los hom ­ que se pueda aislar. En todos los sidad de In te rm e d ia rlo — a cua l­
fuerza de gravitación do la tierra bres de la era pretécnlca. ¿Ouién cam pos estamos propensos a la quier abonado de teléfonos en una
les ayudara a llegar hasta donde no está en m ejores condiciones de po­ tecn lficaclón, y cualquiera que sea población to ta l de 400 m illones de
hubieran llegado sus energías na­ der disponer de su tiem po y de su el concepto quo tengam os de la personas, no dice tam poco nada
turales. Supongamos que fracasara vida: la persona quo en todo lugar tecnificación, este té rm in o se pue­ sobre la integración social de esta
el Intento y quedaran aplastados y en cualquier m om ento puede d is­ de d e fin ir con más facilida d que población internacional.
algunos Indios. ¿En que se d ife re n ­ poner de la luz que le plazca o aque­ el de t. En cuanto seres individua­ Es verdad que la t. telefónica,
cia esto de un accidente de alta lla que está dependiendo de unas les, y tam bién en cuanto grupos juntam ente con la aeronáutica
tensión o de una explosión pro­ fuentes de luz caras e in suficie n­ o colectividades, e xistim o s dentro — que, a su vez, sin esta t. no
ducida antes de tiem po, tal como tes, y que fundam entalm ente tiene de una pluralidad de procesos d ife ­ hubiera alcanzado la perfección que

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Técnica Televisión

tien e actu a lm e n te — pone en re­ depende del tem peram ento y del núm ero do población. A su vez. la
rapidísim am ente; pero al mismo
lación a un núm ero do personas carácter do las personas que están elevada población actual ha hecho
tiem po no se ha podido evita r que
cada vez mayor. Sin embargo, es en la cum bre de un sistem a social posible que la t., que ya so encon­
los hombres u tilic e n las com odi­
muy dudoso que con esto desapa­ de poder. Ni la t., ni su evolución, dades técnicas y de esta form a traba en marcha, pudiera s a tisfa ­
rezcan los con flictos en la pobla­ cualquiera que sea ésta, pueden consigan, por o tro camino, reducir cer las necesidades de consumo
ción mundial. Basta que ponsomos aportar una solución d e fin itiva a la por m edio de unos sistem as téc­
la calidad del medio am biente. Es­
on cómo vlvfan los hom bres hace mayoría de los problem as sociales. te dilem a aparece con toda cla ri­ nicos extraordinariam ente com ple­
algunos sig los en un espacio geo­ No se puede prosentar en un m o­ dad en el tráfico autom ovilístico. jos que la persona individual puedo
gráfico delim itado: todos se cono­ m ento concreto un balance de las Los autom ovilistas están orgullosos com prar.
cían perfectam ente y se veían y repercusiones positivas y negati­ dol conjunto de sistem as técnicos, Pero no todos lo s productos de
hablaban frecuentem ente entro sí. vas de la t.; habría que d e c id ir en­ altam ente com plejos, que co n sti­ la t. están som etidos en el m is­
Sin embargo, los con flictos arma­ tonces do una manera arbitraria tuyen el autom óvil actual. Pero la mo grado a este dilem a. La le y se­
dos dentro de ostos pequeños te ­ si estas repercusiones afectan a necesidad que tien e el cocho de gún la cual la perfección de los
rrito rio s no eran tan raros. Es ver­ los individuos con cretos o a toda un servicio com petente de revisión aparatos técnicos lleva a la con­
dad que por el miedo al em pleo de la población en general con todos y de reparación hace que ol empleo tracció n del m edio am biente — so­
las armas nucleares se ha d e s is ti­ sus grupos de edad. ¿Qué le im ­ del autom óvil solam ente tenga sen­ lam ente en un medio am biente asi
do de algunas confrontaciones, pero porta actualm ento al enferm o de tid o dentro de un m edio ambiente puede d is fru ta r el consum idor de
las modernas guerras «convencio­ 60 años la roporcusión a largo pla­ cuya m otorización general haga que estos aparatos do una manera con­
nales» utilizan siem pre los ú lti­ zo que los procesos técnicos pue­ sea rentable levantar una red uni­ veniente y agradable— , se refiere
mos adelantos do la t. Las pers­ dan tener dentro de 30 ó 40 años form e do estos servicios por to ­ propiam ente sólo a aquellas cosas
pectivas de que la t. ponga en en la m ejora dol m edio am biente, das partos. Prescindiendo de unas técnicas que sirven al m ovim iento
Jaque mato a la maldad en el hom­ si para él, de m om ento la existe n­ pocas excepciones geográficas, so­ espacial o em iten ondas sonoras.
bre no son muy grandes. Precisa­ cia solam ente m erece la pona ser lam ente se puede d isfru ta r, por Hay m uchos adelantos técn icos que
mente porque la t. no es un m un­ vivida gracias a los alivio s que tanto, do este autom óvil moderno prim eram ente aparecen como una
do especial cerrado e Integrado en le proporcionan los aparatos té c­ on un medio am biente cuya densi­ bendición: un candado do seg uri­
sí, con una dinám ica propia y fun­ nicos, generalm ente movidos por dad de tráfico va poniendo cada dad perfecto, una lámpara ideal
damental y creado por nosotros, la electricidad, y si la modiclna no vez más lím ites a ese d isfru te . El para leer, una cocina electrónica,
sino que la t. no es más que una‘ le ha podido prolongar la vida más problem a se va agudizando cada los re q u isito s técn icos para una
-m ultitud de arsenales parciales, quo gracias a unos aparatos téc­ vez más debido a que los fabrican­ operación quirúrgica, etc., adelantos
en aumento constante, que nos nicos muy perfeccionados? La ho­ tes de los aparatos técnicos tienen que no pueden ser considerados
ofrece unas soluciones técnicas ra cero, a p a rtir do la cual la t. que som eterse a unas ideas de ren­ entre el número do aquellos proce­
para cada uno do los fines im agi­ en goneral ocasiona a la población tabilidad. Los elevados costes de sos técnicos que presentan pro ble­
nables, precisam ente por esto el m undial más daño que provecho, los productos técnicos solam ento mas psicológicos y sociales (a lo
adelanto técnico pondrá siem pre a se puede fija r te o ré tica y especu­ pueden ser comnpensados por un sumo Indirectam ente) en la m edi­
nuestra disposición nuevos medios lativam ente — os ve rd a d — , pero mercado relativam ente grande. El da en que se van perfeccionando.
con los que podamos luchar, ame­ solam ente si, de una manera ten­ hecho de que ya exista este m erca­
nazar y coaccionar, sin necesidad denciosa, ponem os en el cen tro do o de que tenga que ser creado A. Gehlen. Dle Seolc Im tcchnischcn
do rom per anteriores acuerdos so­ de la consideración un proceso con­ Zoitalter (1957): H. Freyer. Technik Im
por m edio de la -»publicidad, no
bre la exclusión de determ inados creto, ya sea la acum ulación do tochnlschon Zeltalter (1965); Górros •
cam bia on absoluto la realidad: la Ges8llschaft (dir.). Mensch und Tech­
armamentos. COj en la atm ósfera o un am biente perfección, tan celebrada por el nik, en "Naturwlssonachaft und Tech­
Los d irige ntes políticos de un saturado de insecticidas o do de­ consum idor, de lo s productos té c ­ nik» 9 (1967); K. Tuchel, Horausfordc-
slstom a de poder son los únicos tergentes que no se pueden desin­ nicos quo le son asequibles es de­ nmg der Technik (1967).•
que pueden abusar do una manera teg ra r orgánicam ente. bida, entre otras cosas, a la explo­
total de la energía encerrada en Nos encontram os inevitablem en­ sión dem ográfica de los últim os Televisión. La t. es un nuevo m edio
las armas nucleares. Para esto ne­ te on un círculo vicioso: prim era­ 200 años. Por una parte, la tecni- de com unicación de masas. Desde
cesitan, además, la ingenuidad o m ente, nuestro medio am biente na­ ficación, y con ella el saneamien­ mediados del siglo XX. la t. ha
la obediencia de sus técnicos y fí­ tu ra l se ha convertido, gracias a to del m edio am biente, es decir, encontrado en la sociología una
sicos. El abuso de los m edios té cn i­ los procedim ientos técnicos, en la aplicación de la ciencia y de la acogida especial en cuanto m edio
cos no es una prerrogativa del algo Inofensivo, de tal form a que técnica a los procesos biológicos, o Institución, pero tam bién en cuan­
cie n tífico o del técnico, sino que la población ha podido aumentar ha hecho posible que aumentara el to fa c to r do influencia en las so-

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Televisión Teoria

cledades (y a escala internacional: 3. La t. pe rm ite a toda persona p a rtir de mediados de la década dores». La t. tiene una im portancia
Integración de los pueblos por en­ estar prácticam ente en todas par­ del sesenta. Sucesos, a veces pre­ especial en la investigación de la
cima de las fro n te ra s políticas). tes como en una especie de palco parados expresam ente por el equi­ coyuntura (trend s económ icos). La
La fase de introducción y acepta­ real. Ha igualado el acceso a todo po de televisión, que antes hubie­ t. no es ol -»proceso social o el
ción do esta -»innovación en las lo que es digno do conocerse y ran aparecido en un espacio de -»cam bio en sí. sino la form a del
sociedades industriales, concluida de verse: lo ha desencantado, lo pocas líneas en la parte local de desarrollo, la dinám ica de un pro­
ya en la década del cincuenta ha puesto al nivel de todas las un periódico, son probablem ente ceso social que debe ser fijado
(aunque con sorprendente lentitud clases en una form a que no había los que dominan el n o ticia rio de la con m ayor detalle. Por regla ge­
en tre la clase alta) p e rm itió obser­ logrado ningún m edio hasta ahora. t., dejando en la conciencia do los neral, reciben el nombro de t. so­
var las relaciones e n tre el -»cam ­ Esta posibilidad que tiene toda per­ espectadores una im presión com ­ lam ente aquellos procesos funda­
bio técnico y el social. Desde el sona de e sta r presento en todas pletam ente desproporcionada, y des­ m entales que tienen cie rta am pli­
punto de vista sociológico, las con- las cosas ha fom entado el carácter figurada por las em ociones, acerca tud. En la mayoría do los casos
secuencias de la te le visió n que do Indiferencia y una pérdida de la de la im portancia y el alcance del la t. se da cuando todavía no es
tienen c ie rta im portancia son so­ facultad de sorpresa, contribuyen­ resp ectivo acontecim iento. conocido exactam ente el comienzo
bre todo las siguientes: do, al parecer, a una pérdida de En contra de todo lo que se es­ del cam bio. T. significa a veces el
1. Grandes sectores de la pobla­ autoridad del experto. peraba, la t. apenas ha influido has­ carácter de fatalidad de un cam bio
ción participan (o están expuestos) 4. Han sido examinados los cam ­ ta ahora en el consum o do libros, social, una coacción real o el re­
al m ism o tiem po on los m ism os bios que produce la tele visió n en revista s y periódicos. A ná lisis com­ sultado de un cam bio biológico
acontecim ientos. De osta form a se la conducta que se observa durante parativos sobro el contenido de la inevitable en la estructu ra de la
logra una integración social (a vo- el -»tie m po libre, a la vez que sus t. y de la prensa (Alphons Silber- población. En la estadística, t. de­
cos también peligrosa, pues de ella efe cto s retroa ctivos sobro otros mann) han dem ostrado la s e le c tiv i­ signa, p o r tanto, la direcció n fu n ­
pueden abusar personalidades ca- m edios de diversió n (cine, teatro, dad, la fa lta do representatividad de dam ental, es decir, la tendencia
rism áticas) de los contenidos de con cie rto s), pero no se ha llegado la inform ación que proporciona la evolutiva a largo plazo de un pe­
conciencia de los individuos, in te ­ a unos resultados uniform es. Se t. Las encuestas realizadas han de­ ríodo de tiem po, por ej., la tenden­
gración que se observa, entre otras considera peligroso ol que los ni­ m ostrado tam bién que la población cia del índice de nacim ientos on
cosas, en la desaparición do las ños y los jóvenes pasen demasiado do la República federal alemana una población.
contradiciones entre campo y ciu­ tiem po ante el tele viso r. Algunos continúa recurriendo al diario co­ Dada la aplicación que general­
dad y en la nivelación de las d ife ­ investigadores sociales ven una ín­ mo prim era fue nte de inform ación, m ente se da al concepto de t., se
rencias roglonales respecto a las tim a relación en tre la rebellón de y no a la t. La im portancia que la podría incluso deducir que por t.
-»actitudes y a los contenidos la juventud de finales de los años t. tiene como m edio adicional de se entienden sobre tod o aquellas
culturales. sesenta y el crocim lon to de la p ri­ educación (Tolekolleg), probable­ tendencias evolutivas que aparecen
2. Aunque la tele visió n puede mera generación (prim ero en los m ente aumentará en lo sucesivo. como suma de form as individuales
tra e r un descenso del buen gusto EE. UU.), que desde la prim era in ­ de com portam iento, las cuales a su
(hasta el más bajo denom inador fancia ha estado expuesta in in te ­ E. Feldmann, Thoorle der Messenmedlen vez dependen de las decisiones de
común, por ej., en la t. puramente (1962): B. Fülgraff, Farnsehsn und Fa­ los correspondientes individuos (fa ­
rrum pidam ente a los efectos de
com ercial do los EE. UU.. que de­ milia (1965): H.K. Platte, Soziofoyle der m ilias. sujetos do la econom ía): así
la t.: de ahí la reacción emocional Mossenkommunlkationsmltiel (1965): R.
pende exclusivam ente de los anun­ fre n te a unos aspectos sim p lifica ­ la t. del com portam iento de los
Wlldenmann y W. Kaltefloiter. Funk-
cios p u b licita rio s com o única fuen­ dos y plásticos de la realidad. consum idores, la t. del prom edio
tionen der Messenmedlen (1965): A.
te de financiación), puedo tam bién A contecim ientos locales on los Sllbermann, Blldschlrm und Wlrkllch- de niños en cada fam ilia. No se
ofrecer a los* a rtista s, políticos y que solam ente ha tom ado parte un kclt (1966). debe con fund ir t. con -»moda. Una
predicadores medianos una po si­ reducidísim o núm ero de personas t. está en marcha si durante un
bilidad desfavorable de compara­ adquieren, gracias a la televisión, Tendencia. La t. es una evolución período bastante largo de tiem po,
ción (comparación que puede hacer una efectividad com pletam ente nue­ reconocida com o ta l, cuya direc­ generalm ente varios años, se pue­
cualquiera) con los m ejores candi­ va y una v isib ilid a d po líticam ente ción es ya conocida. En la t. van de observar que los rasgos carac­
datos de cada arte. La entrevista, explotable, com o se vio prim era­ unidos generalm ente varios proce­ te rís tic o s de esta t. conservan la
la conferencia de prensa en la t. m ente en las dem ostraciones en sos que presentan de form a ca­ mism a fuerza o que esta fuerza
(manejables de una form a no slom- favor de los derechos civile s do los racterístico un aspecto de la rea­ va aumentando.
pre lim pia) pueden «hacer» y «des­ negros en los EE. UU., a finales do lidad social, por ej., a la tendencia
truir» personalidades ante la -»opi­ los años cincuenta, y después en al «Estado providencia», a la gran Teoría. -»A ntropología y sociología.
nión pública. las m anifestaciones estu dia ntile s a empresa, a la «sociedad de trabaja­ -»H ipó tesis, -»Sociología, Soclolo-

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Teoria Tiempo libre

gía del -»conocim iento, Tooría -» Dómocratlo et totalitarismo (París 1965); de una sociedad, sino tam bién en tiem p o en cuanto fa cto r de im pul­
estructural-funclonal, -»Tipo Ideal. A. Yarmolinsky, Zaron und Torrorlston cuanto dim ensión experim ental sub­ sión de los partidos po líticos, do
(1957; R. Gaucher, The Tcrrorists Irom las clases, etc. -»Generación.
je tiv a y, sobre todo, en cuanto ex­
Terror. Es un m edio quo emplean Tsarlst Russla to the O.A.S. (Londres
1968). pectativa del fu tu ro que d ifiere se­
en el ejercicio del poder aquellos gún los casos e Incluso puede ser G. Simmel, Das Problem der hlstorls-
sistem as de gobierno que no pue­ especifica de una clase o de un chan Zcit (1916); M. Heldcyger, Seln
den o no quieren legitim arse ante Test. C onsiste en cualquier proce­ estrato. Para e m itir un ju icio co­ und Zcit (*1960). Trad. cast.: El ser y el
los ojos do los gobernados. El t. dim iento orientado a procurar una tiempo (Fondo de Cultura Económica.
rrecto del fenóm eno social, es ne­
consiste en una situación constan­ observación con tro la ble de propie­ México *1962); G. Gurvitch, The Spec-
cesario conocer tam bién el t. en trum of Social Time (Dordrecht 1964);
te de tem or m uy extendido en la dades y de form as de com porta­ que so produce este fenóm eno. Así P.A. Sorokin, Soclocultural Causal¡ty.
población respectiva, tem or que se m iento que se extienden general­ com o la situación da un sig n ifica ­ Space, Time (Durham [N.C.] 1943); M.
puedo fundar en una inseguridad m ente a un número bastante am­ do especial al procoso de interac­ Halbwachs, Das Gcdéchtnis und saíne
general jurídica (encarcelam iento plio do unidades (personas que se ción interpersonal, así por t.. en sozialen Bedingungen (1966); E. Hus-
p o r un tiem p o indeterm inado sin pueden com parar entre sí) y cuyo este sentido más general, se en­ scrl, Zur Phanomenologie des innoren
ju icio previo, campos de concentra­ resultado se puede expresar en tiende el conjunto de los factores Zoltbewusstselns (La Haya 1966).
ción, etc.) e incluso en la Instl- cifra s. -»Experim ento sociológico. determ inantes que durante un pe­
tucionalización de las modidas de El concepto de t. procede del p si­ riodo de tiem po generalm ente bas­ Tiempo, estudios del -»R acionali­
t. (policía socrota, Gestapo, che­ cólogo C attell (1860-1944), poro el ta n te largo con tribu yen a caracte­ zación.
cas. GPU, ote.). M ientras que a n ti­ fundador del procedim iento del t. riza r los diversos fenóm enos, aun­
guamente el t. (revolución fran­ fue F. G alton (1822-1911). que sin determ in arlo s necesaria­ Tiempo, profundizaclón del. En la
cesa) era casi siem pre do corta A ctualm ente reina una confianza mente. M lontras que una persona Investigación del -»tiem po libre se
duración y más bien el resultado es­ excosiva en oi t., confianza que es considerada com o hija de su llama «profundización» del t. al fe ­
pontáneo do muchas acciones ape­ nació en los EE. UU.¡ por ej., al de­ tiem po, de otra se puede decir nómeno de que algunas personas,
nas organizadas, los sistem as to ­ c id ir sobre la colocación o el as­ que se opone eficazm ente al suyo. según sea el -» e stilo de vida de
talita rio s del s. XX. y especialm ente censo dentro de las empresas y En lugar do hablar del espíritu las modernas sociedades in du stria­
el régimen nacionalsocialista do Hit- en las fuerzas armadas y respecto del t., actualm ente se prefiere ha­ les (pero no sólo de éstas), pue­
le r y el sistem a com unista bajo el a la ‘ adm isión para determ inados blar de la -»opinión pública de una den realizar y realizan dos o más
poder de Stalin, perfeccionaron estudios. En tales casos so llega época concreta. La dim ensión sub­ cosas al m ism o tiem po. Por tanto,
gonscientem onte el t. y lo co n vir­ Incluso a abusar dol t. (sobrevalo- je tiv a del t., poso a estar in flu i­ no se puede d e cir ya que todos los
tie ro n en m edio fundam ental para rando sus resultados) con el fin de da por las form as de t. que aca­ hombres tengan siem pre el mismo
conservar el poder. evita r o de encubrir unas d e cisio ­ bamos de indicar, es un fenóm e­ t. P. del t. se da cuando una per­
El t. en form o do acciones aisla­ nes personales respecto al destino no que surge por prim era vez on sona, por ej., está realizando al­
das y vio len tas (bom bas, raptos, profesional do otras personas. Es­ la prim era m itad del s ig lo XX, de­ guna cosa (leyendo, estudiando, es­
atontados) y como m edio de las or­ ta tendencia se ha con vertid o ya bido, en parto, a los filó so fo s y, en cribiendo) y al m ism o tiem po está
ganizaciones y do los individuos en objeto de una lite ratura do c rí­ parte, a los poetas. escuchando un disco. El que regu­
te rro rista s puedo se r tam bién un tica social. Es verdad quo el t. El sociólogo Karl Mannheim , si­ larm ente aprovecha para leer el
fenómeno de la -»oposición p o líti­ (com o e l te s t de in te lig en cia ) nos guiendo a Husserl y a Heldogger, tiem po que va de camino hacia el
ca o «crítica», y sobre todo de la ofrece un procedim iento de examen nos presenta un análisis de los trabajo practica p. del t.
oposición anarquista, e incluso la idéntico para todos los Interroga­
tiem pos ideales p o líticam e nte im ­
preparación de una -»revolución, dos, pero precisam ente por esto p o rta ntes. P.A. S orokin nos mues­ Tiempo libre. El t.l., en cuanto ob­
de un golpe de Estado o de un no puede sopesar y te n e r en cuen­ tra cómo se puede investigar la je to de Investigación de la socio­
cam bio de régimen, aunque los ta, en el resultado general, las d i­ d ife re n te planificación que cada logía, tien e cada vez m ayor Im por­
nuevos gobernantes que ocupan el feren tes características personales una de las personas consultadas tancia, ya que en las sociedades
poder a raíz de este cambio, mu­ de cada uno. hace del propio tiem po, para po­ in du striale s de occidente, debido
chas veces no pueden ya renunciar der deducir hasta qué punto es al aum ento general de la produc­
al t., tom ado ahora como in s tru ­ Tiompo. El t. tiene quo ser consi­ planificable la conducta humana. El tividad y al -»cam bio social (m o­
m ento del nuevo poder estatal. derado por el sociólogo com o un sociólogo francés G eorge G urvitch tivo s sociales, exigencias sin dica­
fa c to r im portante, no sólo en cuan­ perfecciona la Investigación de las les), son muchos los obreros que
Vorhandlungen des neunton deutschen to regulador, objetivam ente m ensu­ dife re n te s form as de los concep­ trabajan cada vez menos tiem po
Sozioiogontages 1948 (1949); R. Aron. rable. do Innum erables procesos tos socialm ente im portantes dol para poder satisfa cer unas ñeco-

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Tiempo libre Totalidad

sidades que, sin embargo, van en de la casa, tapizar, ote.). En gene­ estructu ra de -»edades propia de m er lugar a las diversas form as do
aumento. Algunos autores quieren ral se puede d e cir que los conteni­ una población). El tip o cua lita tivo, -»acción social (tipo s de acción),
considerar como t.l. solam ente dos y las form as de la actividad el t.i. puro, por el contrario, lo fo r­ acción que para M ax W eber está
aquel que queda disponible después del t.l. y las del trabajo se aseme­ ma el investigador por m edio de caracterizado por su in te nciona li­
de haber cum plido todas las o b li­ jan cada vez más. una acentuación conceptual, lleva­ dad o por su orien ta ción hacia un
gaciones, tareas y ocupaciones da hasta las últim as consecuen­ sentido. Por tanto, la construcción
(tam bién las de la propia fam ilia) F. Crospi, Trabajo y tiempo libro, on cias, de una o varias ca ra c te rís ti­ de un t.i. para una acción social
que surgen después de las horas F. Albcroni, Cuestiones de sociología cas propias de una unidad o pro­ (o serie de acciones) in te nta ela­
do trabajo. M ientras quo, por una (Herder. Barcelona 1971) 1273-1293; borar en la conciencia de los acto­
ceso social. Esta acentuación o
parte, en la sogunda m itad dol si­ Joffru Duniazedler, Hacia una civiliza­ res, con la m ayor pureza posible
ción dol ocio (Estela. Barcelona 1964); exageración no es dem ostrable. Las
glo XX los obreros y empleados demás personas sólo pueden com­ y una ausencia de contradicción
N. Anderson. Work and Leisure (Lon-
aspiran a las 40 ó 35 horas de prenderla, y se asemeja a una ac­ interna, las ideas-meta coincldentes
dres 1961): E. V.'obor, Dos Frelzeitpro-
trabajo semanal, y on parte ya lo blcm (1963); H. Glesecke (dir.). Freí- ción a rtística . Después de haber con las diversas observaciones, y
han conseguido; por otra en las zeit• und Konsumerziehung (1968). ganado, a través de esa acentua­ las posibilidades de realizar estas
profesiones liberales (m édicos, abo­ ción (que se puede com parar al ideas.
gados. ote.), en las fuerzas re cto ­ Tipo ideal. T.i. tam bién «tipo cons­ enriquecim iento de un elem ento La construcción de un t.i. no da
ras de la economía y entre los al­ tru id o -, lo cual se presta me­ quím ico raro por m edio de un pro­ aún origen a una teoría. De un t.i.
tos funcionarios no se observa un nos a confusión) so llama en so­ se pueden sacar -»hipótesis, cuya
cedim iento de la bo ratorio ), las ca­
aumento correspondiente dol t.l., ciología, a p a rtir de Max W eber racterística s puras, se las acopla verificación, después de varias re ­
cosa que no se tie n e suficien te m en­ (1904), al concepto em pírico, no al m ayor núm ero de datos em p íri­ visiones, puede lle va r quizás a una
te en cuenta al hacer una com pa­ norm ativo, que sirve para explicar cos posible, tomados de la realidad teoría. El t.l. es un m étodo heu­
ración de los ingresos. Son varios (y obtener una visión de conjunto social, form ando una visión de con­ rístico.
los autores que piensan que ac­ de) unas estructu ras y procesos ju n to en una especie de cuadro o
tualm ente los hom bres necesitan de la realidad social que son con­ experim ento de ideas y c o n s titu ­ M. Weber. Gesammeltc Autstitze zur
a menudo una orientación pora sa­ siderados com o «típicos» y quizás yendo un -»m odelo que supone la Wissenschoftslehre (J1951); L. Gross,
bor aprovechar bien el t.l. Es ta­ im putables a un tip o . La autonomía existencia de -»relaciones causales (dir.), Symposium on Sociological Theory
rea del sociólogo investigar qué es del m étodo de las ciencias socia­ entro los diversos factores. (Evanston 1959); E. Nagel, The Structur
lo que hacen en su t.l. los m ie m ­ les, a que aspiraba con esto Max of Science (Londres 1961); Judith Ja-
No se debo co n fu n d ir la form a­
bros do los d ife ren te s estratos de noska - Bendl. Methodologische Aspekto
W eber. continúa siendo discutida ción de un t.l. (el capitalism o, la
la población, de las diversas p ro fe­ des Idealtypus (1985); G. Welppert.
(P.F. Lazarsfeld. entre otros, c ritic ó aldea de la edad media, la econo­ Wlrtschaltslohre als Kulturthooric (1967);
siones, de las diversas edades (in ­ duram ente el t.i.). mía dol c a s tillo feudal, la ética pro­ L. Gross (dir.). Symposium on Sociolo­
clinación o form ar grupos o a mar­ El t.l. no es un concepto clasl- testan te , la conducta de com peten­ gical Theory (Nueva York 1959); E. To-
char por cuenta propia, actividades flcativo que tonga unos lím lto s cla­ cia ) con la s im p le especulación o pitsch (dir.), Logik der Sozialwissen-
orientadas hacia la fam ilia, formas ros (com o sería el tip o varón on schaften (1965): A. Sciffert. Die kate-
la deducción. W eber pensaba en
de organización com ercial del t.l.). contraposición al tip o m ujer), no una elaboración crítica , propia de gorlale Stellung des Typus (1953).
Una im portancia cada vez m ayor es un «concepto lim ito», sino un las ciencias experim entales (gene­
está adquiriendo la llamada indus­ té rm in o para aquellas unidades ralm ente h isto rico cie n tífica ), de los Totalidad. La totalidad, designada
tria del t.l., la cual ofrece no so­ (observables, deductibles o recons­ diversos elem entos que presentan con cie rta frecuencia com o form a
lam ente servicios para el t.l., sino t r u y e s ) que en la realidad no (partiendo de la psicología de la
una problem ática (por ej., ¿hay una
también los productos paro ocupar pueden co in cid ir fundam entalm en­ relación causal entro la aparición form a), es un concepto, un m éto­
t.l. (equipos de deporte, herram ien­ te con los objetos o fenóm enos con­ h istó rica del cap italism o y del pro­ do (que recibe tam bién el nom bre
tas para los hobblos). La oferta cretos más que de una form a apro­ de «holismo», m étodo «holístico»,
testan tism o?); tam bién pensaba on
cada vez menor do servicios, so­ ximada. El t.i. no aspira a una cla­ sobre todo on biología), una hipó­
la «com posición» lógica de estos
bre tod o para las tareas do m ésti­ sificación de los casos lím ites, sino elem entos, con m iras a con stru ir te sis acerca de la relación entre
cas, obliga a m ayor número do In­ a aproxim arse cada vez más a ellos con e llo s un todo evidente, com po­ nuestra percepción y la e stru ctu ­
dividuos a realizar personalm ente (H. A lb e rt). sición que en esta fase era tam ­ ra del m edio am biente, hipótesis
como ocupación dol t.l. unos traba­ En cuanto m agnitud ouantitativa, bién una com posición creadora y que en sociología y, sobre todo, on
jos que para otras personas cons­ e xiste el tip o medio o frocuencial que dependía del tacto del inves­ psicología social desempeña, en m u­
tituyen su trabajo profesional (re­ (tal tipo sería una curva dem ográ­ tiga do r. Los tip o s ideales de Max chos aspectos, un papel im portante.
paraciones, jardinería, decoración fica o la form a piram idal de la W eber estaban orientados en p ri­ Algunos etnólogos, como Ruth Be-

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725
Totalidad Trabajo

nodlct (P atterns o f C ulture, 1935) rácter de un sucedáneo de la re li­ Totem ism o. Es la creencia exte ndi­ com o ta l ha sid o sie m pre m uy d i­
entre otros, han intentado, sigulon- gión y se asegura contra la crítica da en tre los pueblos p rim itiv o s de fíc il. pero en la actualidad lo es
do la m orfología cultu ral de Oswald por m edio de unos elem entos utó­ la fam iliaridad de sus componen­ más aún; en efecto, por una parte,
Spengler, presentar las diversas picos. T. significa lo pretensión ab tes con unos animales o plantas muchas do las actividades que se
culturas de los pueblos p rim itivo s soluta del partido p o lítico que está determ inados, o de su proceden­ realizan en el -»tiem po lib re han
como una totalidad, como una fo r­ en el gobierno de de term in ar y con­ cia de los m ism os, creencia que adquirido el carácter de t. (esfuer­
ma. como unas configuraciones ló­ figurar totalm e nte la vida y la con­ desempeña un papel im portante en zo grande y constante de un hom ­
gicas. El ->ethos de cada pueblo, ciencia de todos los individuos y la estructu ra social de estos pue­ bre. necesidad de una form ación
o en sentido más am plio la -» cu ltu ­ de cada uno de los grupos, creando blos. A veces, hasta las cosas In­ especial para este trabajo que se
ra de cada grupo, tien e que tener para ello un aparato de control per­ orgánicas (cuerpos celestes, la lu­ realiza en e l tiem p o lib re ) y, por
una form a para poder d irig ir la fectam ente organizado que llega na o los lagos) son considerados otra parte, en la actividad p ro fe ­
conducta do los individuos, incluso hasta el ú ltim o bloque de viviendas. com o t. Totem, en el lenguaje de sional hay unos valores y unos pla­
a través de sim ples m anifestacio­ Esto Estado to ta lita rio , que exlgo unos indios norteam ericanos, quie­ ceres que el hom bre no exp eri­
nes esporádicas y fragm entarias. una lealtad (sum isión) to ta l de to ­ re d e cir grupo de fam iliare s que m entaría. si no tuviera necesidad
El po sitivism o , el behaviorism o. dos los habitantes y que está ase­ abarca incluso a las cosas y anim a­ de realizar oste t. para la satisfa c­
y la ramo cua ntitativa de la socio­ gurado por medio del control de les. El t. da lugar a una conducta ción de unas necesidades m ateria­
logía apenas pueden hacer nada todos los m edios de com unicación determ inada, generalm ente on fo r­ les. En las sociedades industriales
con la t. Desdo comienzos dol si­ de masas y d e l sistem a do educa­ ma do prohibiciones (lo s miem bros modernas casi todo el mundo se
glo XX es ya conocido en psicolo­ ción, y además por m edio de una del m ism o totem no pueden con­ siente obligado a dem ostrar a los
gía que la t. es algo más que la su­ policía secreta y de un sistem a tra e r m atrim onio entre sí, no se demás, por m edio de un t., su de­
ma de todas las partes (ejem plo de delatores, se da actualm ente, puedo com er carne del animal to ­ recho a la existencia, siem pre que
de la melodía). Pero todavía no ante todo, en los países com unis­ tèm ico). corporal y físicam ente sea capaz
está cla ro qué es lo que propia­ tas. El t. de estos países está di­ El origen, la extensión y la mu­ de roalizarlo.
mente con stituye y da origen a la rig id o sistem áticam ente p o r una tua relación de las costum bres a tri­ Actualm ente, aunque el t. puede
t. En todo caso os un «algo» d ifí­ teoría dogmática (m arxism o) apa­ buidas al t. están todavía por p ro ­ ser considorado a veces com o una
c il de d e fin ir (v. Ehrenfelds), aque­ rentem ente racional, haciendo de bar. De todas form as, on el t. In- evasión de sí m ism o o ante los de­
llo que a través de la disposición estos países las únicas socieda­ fluyon tam bién diversas ideas y más m iem bros de la fa m ilia , raras
de las diversas partos la posición des modernas de cie rta m agnitud em ociones im plicadas en la magia veces es visto como tal evasión.
j i e unas fre n te a otras (partiendo que no pueden im pedir la em igra­ de los pueblos p rim itivo s. Los nuevos procedim ientos indus­
quizá de la teoría del -»campo, y ció n de sus habitantes más que tria le s de fab ricación, la «revolu­
com prensible con el ojem plo del prohibiendo la salida a la mayoría Trabajo. Es toda actividad corporal ción Industrial» que comenzó en el
-»grupo social) croa la cualidad de la población. o inte le ctu al que perm ite adquirir sig lo XIX han dado al t. nuevas
de una t. El t. fa scista y nacionalsocialista los m edios necesarios para la sa­ dim ensiones: la mecanización, la
(en tre 1922 y 1945), que se apoya­ tisfa cció n de necesidades. En la tecniflcación, nuevas fuentes de
Totalitarism o (-»Bolchevism o. -»Co­ ba en unas idoologías irracionales mayoría do los casos, so entiende energía, la racionalización y d iv i­
munism o, -»Dem ocracia. -»D icta­ y «dlletantlstas», era un t. impor- hoy por t. la actividad realizada sión del t. han hecho que el t. in­
dura, -»Fascism o, -»G obierno. -»Li­ focto en com paración con el t. de d e ntro del m arco de una -»p rofe­ dividual sea cada vez más produc­
bertad. -»N acionalsocialism o, -»Te­ los países com unistas y no pudo sión. El hombre, in cluido el hom­ tiv o . pero al m ism o tiem po su fun­
rro r). Recibe el nom bre de t. aquel exclu ir de una manera absoluta la bre de los pueblos p rim itivo s, es ción de fa c to r de producción ha
gobierno absoluto, nacido casi siem ­ com petencia entre sus diversos un ser que busca y se propone proporcionado a todos los trabaja­
pre de una -»revolución social (o aparatos de contról, ni la re siste n ­ unas m etas alcanzables solam ente, dores una nueva posición po lítica
de un golpe de Estado derivado cia de las in stitu cio nes tradicio na­ por regla general, a través del t. y social. En el t. realizado dentro
de ella) que está en las manos de les (ju sticia, m ilita re s, confesiones El t. puede ser definido como del marco de un proceso in du strial
un partido m in oritario, partido que religiosas). aquella actividad cuya sustitu ción de fab ricación, el hom bre está ex­
no puede ser controlado ni d e s titu i­ p o r otra o por un ocio to ta l supon­ puesto a la -»alienación. Para el
do por el pueblo y que. además, N. Cohn, Das Ringen un das tausend­ dría para la persona concreta unas individuo el t. ha perdido muchas
practica la -»ideología de una fu ­ jährige Reich (1961): J.L. Talmon. Dio veces su «sentido», en la medida
desventajas que d ifícilm e n te puede
sión com pleta entre la sociedad, Ursprünge der totalitären Herrschaft en que no puede supervisar todo
(1961): R. Aron, Dömocretie et totali­ p e rm itirse . La d e lim ita ció n del tra ­
ol Estado, la economía y la vida bajo con respecto a las form as de el proceso laboral do un producto.
tarismo (Paris 1965): H. Buchheim, To­
cultu ral. Esta ideología tiene el ca­ talitäre Horrschalt (41965). actividad que no son consideradas La idea de productividad que los

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Trabajo Tradición

em presarios y sus expertos en effi- im portancia. En el concepto do d. tribu . Büeher señala como nuevas los diversos trabajadores p ro fe sio ­
ciency han llevado a la práctica, del t. se entrem ezclan fenóm enos form as de d. del t.: la división de nales reconocen su interdependen­
ha revestido (según M arx, entre económ icos y sociales. Ya en la la producción (cuando el mismo cia. su dependencia mutua y, aun­
otros) al t., que es realizado por antigüedad (A ris tó te le s ) y en la producto tiene que pasar por va­ que nada más fuera por su propio
una peculiar clase trabajadora, de edad media (Tomás de A quino) hu­ rias empresas, desde su estado de interés, tienen que com portarse
unos rasgos deshumanizadores. bo autores que hicieron referencia m ateria prim a hasta que se con­ conform o al m ercado y guardar un
A p a rtir de mediados del sig lo XX, a la d. del t., pero cuando rea l­ v ie rte en producto dispuesto para contrato laboral. La d. del t. no
con la -»autom ación y la técnica m ente empieza a ser objeto de el mercado), la disgregación y la tiene que llevar necesariam ente,
del cálculo (com p uter) el t. del estudio es en la segunda m itad desconcentración del trabajo (en como se supuso en el siglo XIX. a
obrero Industrial adquiere unas ca­ del siglo XVIII (Adam Sm lth, Adam este ú ltim o caso son las máquinas la -»desintegración social, sino que
racterística s nuevas y dism inuye Forguson, entre otros) llegando a las que se hacen cargo de las ope­ ejerce un in flujo asociativo y da
el número de trabajadores manua­ su punto culm inante en el sig lo XIX raciones parciales). La etapa final ocasión a la cooperación apoyando
les en favor de los empleados de con Karl M arx, Karl Büeher y sobre de este desarrollo se alcanza en el p rincip io de la reciprocidad en
oficina. En todo caso, el t. está todo con Émile Durkheim (1858- el siglo XX gracias a la -»autom a­ la vida común de todos los m iem ­
sujeto a un -»cam bio social y té c­ 1917), cuya obra acerca de la d. ción. En la autom ación la d is trib u ­ bros de una sociedad. La crítica
nico rápido, que está poniendo del t. (1893) es considerada fu n ­ ción del trabajo entre diversos hom cu ltu ra l, sobre todo en el período
constantem ente en tela de ju icio , damental. bres os reemplazada por la in te ­ que media entre las dos guerras
en la sociedad indu strial moderna, A. S m ith se fijó sobre todo en gración del trabajo dentro de una m undiales, veía en la d. del t. una
la solidez do las diversas ob je cio ­ el Increm ento de la d. del t. Así instalación com pleja de máquinas. de las causas do la pérdida de
nes en contra del t., que la crítica tanto más productivo puede ser La d. del t. presupone un m erca­ alegría en el trabajo, de form a pa­
social ha hecho hasta ahora. un -»obrero, cuanto más obligado do de cierta m agnitud y está rela­ recida a como lo vio la teoría de la
se ve, juntam ente con o tro s obre­ cionada, por tanto, con el origen -»alienación. Los análisis más re ­
F. Ferrarotti, Sociología del trábelo, ros de la misma fábrica, a realizar de la -»ciudad. Además, se puede cie ntes han podido con tra de cir en
on F. Alberoni, Cuestiones de sociolo­ exclusivam ente operaciones parcia­ hablar de una d. del t. te rrito ria l, gran parto el «m ito de la cadena
gía (Morder, Barcelona 1971) 375-460; es decir, cuando diversas ciuda­ de trabajo deshumanizadora». La te­
les (su ejem plo de la fábrica de
Th. Scharmann, Arbclt und Rerul (1956); sis según la cual el trabajador so
alfile re s). Este increm ento de la des, poblaciones y regiones se es­
C. v. Ferber, Arbeltsfreude. Wirkllch-
kelt und Idcologle (1959); H. Popitz, d. del t. condujo, a princip io s del pecializan en unos productos o ser­ deshumaniza porque no puede per­
Technlk und Industriearbclt (: 1964 ); G. sig lo XX, al procedim iento de la v icio s (por ej., tu rism o ). Durkheim c ib ir en la operación parcial el re ­
"Heilfurth, Dle Arbeit ais kuHuranthro- producción en cadena. Hacia 1800 atribuye a la d. del t. la función de sultado final de su trabajo, y sus
pologlsch ■ volkskundllches Problem los crític o s se dieron ya cuenta apoyar la unidad social de las so­ manos apenas tocan la mercancía
(1965): O.G. Edholm, Probleme der Ar- del p e lig ro que esto suponía para ciedades com plejas. Su in te nto de acabada (M arx), ha perdido todo su
holtswlssenschaft (1967); K. Thomos, el trabajador que, debido a la d. d is tin g u ir las sociedades según su valor en la sociedad in du strial del
Anolyse der Arbolt (1969); E. Wclty. del t., dependía cada vez más de -»solidaridad «mecánica» (form a p ri­ bienestar, ya que prácticam ente
Dignidad y derechos del trabajo humano, m itiva ) o su solidaridad «orgánica» todo trabajador de la industria de
un puesto determ inado dentro de
en Doctrina social II (Herder, Barcelona
una fábrica. Ferguson, en contrapo­ (form a indu strial po sterio r), en cuan­ bienes de consumo u tiliza sus pro­
’ 1963) 135-342; G. Ardant. Hombres sin
trabajo en un mundo por trabajar (Nova sición a Sm lth. hizo referencia so­ to princip io determ inante, no es pios productos en calidad de con­
Torra, Barcelona). bre todo a la diferenciación profe­ aplicable ya hoy día. lo m ism o que sum idor.
sional que se da con la d. del t. no lo es la -»dicotom ía análoga de
Trabajo, divisió n del. En la histo ria Pero fue M arx el prim ero que dis­ F. Tónnles entre com unidad y socie­ H. Herkner. en Grundriss der Soziaiöko-
de la cultura vem os ya muy pron­ ting uió claram ente entre los aspec­ dad. Durkheim da tam bién demasia­ nomlk, vol. 11/1 (M923); R. Thurnwald.
to cómo los funcionarios más Idó­ tos sociales de la d. del t. y los da im portancia al papel que tiene Die menschliche Gesellschalt, 3 vols.
aspectos de producción. Estos ú lti­ la d. del t. en el -»co ntrol social (1932); E. Durkheim. De la división du
neos de un grupo se hacían cargo
y en la reglam entación de la vida travaii social (Paris 71960).
de — o se les asignaban— unas mos tienen siem pre un efecto re ­
tareas económ icas; pero es en la troactivo sobre los prim eros. La económ ica. En todo caso la d. del
compleja sociedad in du strial don­ d ivisió n social y natural del traba­ t. deja s e n tir su influecla en todas Tradición (-»Autoridad, -»Cam bio so­
de este fenóm eno, en cuanto p rin ­ jo es, según M arx, la d. prim itiva las etapas de la civiliza ción , y no cial, -»Consenso, -»C ontrol social.
cipio estructu ral que tien e por meta del t. Para M arx esta divisió n p ri­ sólo por m edio del aumento do -»C ultura, -»Innovación, -»Normas
alcanzar la máxima productividad m itiva se basa en la diferenciación productividad (la era de los espe­ sociales, Países on vías de -»des­
posible en cada una de las perso­ do sexos y de las generaciones cia lista s), sino tam bién por m edio arrollo, -»U so). Es el conjunto do
nas que trabaja, adquiere toda su d entro de una fam ilia y de una de una m ayor solidaridad, ya que conocim ientos, ideas, prejuicios,

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Tradición

valores y maneras do proceder que En sentido más e stricto , muchas


puede ser tra n sm itid o de una -»ge­ veces se entiende p o r t. solam ente
neración a la generación siguiente; las ideas que desde hace muchas
por tanto, es la cultura inm aterial generaciones existen respecto a
en el sentido más am plio, pero m u­ los problem as fundam entales de
chas veces ostá sim bolizada o li­ una sociedad; por ej.. respecto a
gada a determ inados objetos do la
cultura m aterial. La t. supone un
los problem as sacrales o políticos.
Algunas de sus in stitu cio nes (la
U
alivio para el hombre, quien, al fam ilia, el derecho, la religión , la
tra ta r do dom inar el -»m edio am­ po lítica) están por regla general
biente (m edio am biente social y más sujetas a la t. que otras (cien­ Unión. A diferencia de los grupos por ej., maneras de com er y de sa­
físico), puedo fiarse de unos esque­ cia, arte). La t. regula y frena el orientados a muchos fines, u. es la ludar, el origen y la form a de las
mas do conducta, de unas técnicas cam bio social. A veces puede pre­ -»organización o -»asociación que fiestas y solem nidades y form a
y de unas soluciones ya existo ntes servar de exporlm entos utópicos, surge de un grupo bastante grande parte de la -»moda y del -»dere­
y, de esta form a, gana tiem po y pero Incluso éstos tienen ya una t. de personas y que so dedica a unas cho. M uchas profesiones, religiones,
fuerzo para Intontar realizar inno­ tareas determ inadas. M ax W eber deportes, etc., tienen su respectivo
vaciones, es decir, desviaciones de Trueque. -»Intercam bio, -»R ecipro­ define la u. como una «relación so­ uso ca ra cte rístico. La -» su p e rsti­
la tradición, invenciones y mejoras. cidad. cial lim itada o corrada que so o rie n ­ ción y el u. se com plem entan y
ta hacia afuera, y que so da cuan­ refuerzan m utuam ente. En el u.
do el cum p lim ien to de su orden aparece con bastante claridad ol
está garantizado por unas personas fenóm eno del desfase cu ltu ra l, c u l­
cuya conducta va dirig id a expre­ tu ra l la g (W.F. Ogburn), dentro del
sam ente a la realización de oste marco del -»cam bio social; pero
orden». Estas personas reciben fre ­ no todo u. tiene que sor ‘necesaria­
cuentem ente el nom bre de -»fun­ m ente irra cion al. A sí, hay u. rela­
cionarios. -»Corporaciones. cionados con la com ida (abstención
de determ inados alim entos) o u. re­
U rbanism o, urbanización, urbo. fe re n te s a la m odicina popular, cuya
-»Ciudad. utilida d ha sido confirm ada actual­
m ente p o r la ciencia.
Usos. Es una form a determ inada de
conducta, ejercida habitualm ente y W.G. Summer, Folkways (1907).
esperada o sostenida por la -»cu ltu­
ra de una sociedad, conducta que Utopías. Las u. son, on prim er lu­
en la mayoría de los casos tiende gar, un in te nto por m ostrarnos un
%a un fin determ inado que resulta ideal do sociedad, que debe ser­
evidente a todos. El conjunto de virnos como espejo para el mo­
u., el fo lklo re , dirige , regula y con­ m ento presente. La U topia (se
tro la muchas de las relaclonos so­ gún el lib ro de Tomás M oro, que
ciales, muchas acciones sociales, lleva este m ism o nombre y que fue
pero tam bién muchas acciones que publicado el año 1516) es pre­
no tienen una oriontaclón social, sentada como una república sopa-
en cuanto que indirectam ente pue­ rada en la que funciona un s is te ­
den te n e r consecuencias para él ma social apenas in fluid o por ol
el -»status del sujeto. El origen de mundo externo. Tomás M oro c r iti­
cada uno de los u. es generalm en­ ca duram ente a la Inglaterra del
te desconocido y se pierde en d i­ siglo XVI, pero no es todavía un
versas tradiciones y en la creencia anunciador p ro fè tico de un nuevo
popular. El u. da orige n a regula­ ordon social que inevitablem ente
ridades en la vida social, abarca, tien e que ven ir. Sin embargo, algu-

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Schocck 24
Utopías Utopia»

ñas de sus frases se adelantan ya fuentes. También la sociología sim ­ «programado bien» nuostra socie­
contram os ya en algunos — pero
a Carlos M arx. Así. habla de jo r­ patiza constantem ente con esta fe dad. Pero una sociedad no se pue­
no en to d o s — sen cillos pueblos
nales que no cubren apenas las en la posibilidad de una planifica­ de program ar como si se tratara
p rim itiv o s muy anteriores a nos­
necesidades del día y que no per­ ción previsora de la sociedad. Casi o tro s (cf. C h ristian S ig ris t. fíegu- del curso de una nave lunar. En la
m iten hacer ningún ahorro para fu ­ todas las u. dan por supuesto que lite ra tu ra de los últim os años re­
lle rte Anarchie, 1967). Estas in te r­
turas eventualidades y mucho m e­ la comunidad utópica vivo separada lacionada con los cam bios sociales
acciones dentro del secto r de los
nos para la vejez. Ve cómo se está do su medio am biente. Como re­ de la sociedad futura se ve cómo
pequeños grupos y como también
explotando a los pobres bajo el sultado final, todas las u. tienen los futurólogos, fuera de unas va­
las relaciones interhum anas fuera
manto de un derecho consuetudi­ que a d m itir que se llegará a una gas conjeturas acerca de los cam ­
de los grupos prim ario s no están
nario, quo conscientem ente repercu­ sociedad mundial homogénea. Den­ bios de com portam iento, al fin y al
muy sujetas a transform aciones.
te en p e rju icio de las clases bajas. tro de esta sociodad m undial ho­ cabo no se refieren más que a los
A un cuando en un se c to r de estas
Tomás M oro habla de una «cons­ mogénea no debe haber ningún procesos técnicos y a su posible
relaciones interhum anas se haya
piración do los ric o s - (ju sticia de o tro sistem a social quo haga la reporcusión en el secto r social.
llevado a cabo un cam bio radical
clases). com petencia y que pueda tra sto r­ La «futurología», es tecnóflla y tec-
por m edio de la le gislación (o la
O tras u. antiguas son tam bién: nar el e q u ilib rio de la solución revolución), sin embargo se ha nocrática y tien e muy poca im a g i­
El estado d e l sol. de Campanella óptim a de los problem as económ i­ nación sociológica.
comprobado que unas décadas des­
(1623); La Nueva A tlán tlda , do Fran­ cos y sociales. Si en el klbbutz, en A p a rtir del renacim iento, las u.
pués vuelven otra vez los antiguos
cisco Bacon (1627); La Océano, do la Unión Soviética, en China o en esquemas de conducta, y muchas dependen, en parte, de esto ade­
James H arrlngton (1656). En el s i­ Cuba hay algo que no funciona, la lantarse con el ponsam ionto a las
veces incluso protegidos nueva­
glo XIX aparecen utopías lite ra ria s: culpa, según los partidarios actua­ posibilidades de la técnica. En la
m ente por la ley (p o r e j„ los cam ­
la idea do los «falanstorios« de les do la utopía, no radica en la medida, p o r tanto, en que hoy
bios tra n sito rio s del derecho de
Charles Fourier en su Nouveau estructura Inmanente a estos sis­ se puedo realizar lo que antes, in­
fa m ilia en la Unión S oviética du­
monde In d u stria l (1829); E. Cabet tem as sociales, sino en la existe n­ cluso hacia el año 1900 ó 1950, te ­
rante los años ve in te ). Los inten­
oscribo Voyogo en Icario (1840); cia de unos sistem as contrarios nía que so r considerado técn ica­
tos que se han hecho por alejar
E. Bellamy: Looklng Rackward que están en el mundo externo de un determ inado sistem a social m ente com o utópico, en esa m is­
(1888): Th. Hertzka: Frelland (1890). y desnaturalizan la u. un modo cara cte rístico de com ­ ma medida se va revalorizando
Algunos fanáticos religiosos y al­ En las de scripciones que las u. ante lo s o jo s de m uchos y se va
portam iento interhum ano, debido a
gunos grupos intentaron croar co­ lite ra ria s nos hacen do las futura s que no cuadraba con la utopía, has­ legitim ando la utopía social. La rea­
munidades rigurosam ente «planea­ form as de la sociedad, o en las ta ahora han fracasado casi siem ­ lización de las u. tecnicocientíficas
dla s» (las comunidades do algunas concepciones políticas, llam a la pre. Los antiguos esquemas apare­ puede llo va r consigo, ante la op i­
sectas o las colonias de indios fun­ atención que la fantasía do sus cían com o más fá cile s de realizar, nión pública, una m ayor confianza
dadas por los jesuítas en Sudamó- autores no los perm ita d e scrib ir más adecuados a las necesida­ frente a la utopía social. Cuanto
rica). Las diferencias que hay en­ una form a realm ente nueva de so­ des humanas. M ie ntras la u. se menos nos adm iram os de las po si­
tre ostos Intontos y las ideas que ciedad. Casi todos estos intentos concentre en estas relaciones in ­ bilidades de la técnica, cuanto me­
les sirven de base son quizás gran­ se conform an con una descripción terhum anas elem entales, son muy nos pueden im aginarse la mayoría
des. pero desde un punto de vista de cambios parclalos en las rela­ pocos lo s cam bios perm anentes y de los hom bres de hoy los requi­
sociológico so trata siem pre de ciones interhum anas más próxim as realm ente profundos, desde un pun­ sito s necesarios para unos proyec­
algo sem ejante: uno so croe en po­ (rotaciones entre patronos y obre­ to de v is ta cu a lita tivo , que pode­ to s com o el del alunizaje en todas
sesión de unos conocim ientos has­ ros, padres e hijos, alum nos y mos esperar en un fu tu ro próxim o. sus etapas, tanto más halagüeño
ta entonces desconocidos acerca m aestros, esposo y esposa, etc.). es el fu tu ro que el adelanto de la
Bajo algunos este re otip os com o
de la m ojor form a posible de orga­ Todos los cambios esperados tie n ­ -»técnica prom ete aparentem ente
el de la «sociedad mal programada-
nizar la sociedad. Estos conocim ien­ den a una m ism a cosa: debo re i­ a los uto pistas sociales. Pero esto
se ocultan cie rta s hipó te sis: por
tos son aplicados conscientem ente nar la mayor igualdad posible y ej., el presentim iento de los hom­ no tiene sentido, pues las dos fo r­
a la creación de una nueva form a desaparecer toda estructura, je ra r­ bres de hoy de que su vida y la mas fundam entales del pensamien­
de sociedad, ya se piense que con quía y autoridad. No se dispone, vida de sus h ijo s so desarrollaría to y del anhelo utópicos, la form a
esto se ha conseguido el Estado por tanto, del m odelo do un futuro «óptim am ente» y sin fricció n a l­ técnica y la social, no pueden en
ideal, ya que solam ente se ha pre­ verdadera y cua lita tivam en te nue­ guna, cosa que se puede calcular p rin cip io ser confundidas entre sí.
parado su consecución. vo, sino solam ente del modelo de de antemano, sin necesidad de nin­ El alunizaje fuo posible gracias a
El pensam iento de revolución so­ aquellas form as p rim itiva s de com ­ guna in te rven ción personal, s i las que este proyecto estaba en per­
cial del siglo XIX procede de estas portam iento interhum ano que en­ autoridades superiores hubiesen fecta armonía con la naturaleza del

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Utopías Utopías

concretam ente realizada del mundo. conciencia utópica, cuando la res­


hombre, con sus disposiciones na­ empresa de un viaje espacial es el
Por tanto, una «conciencia utó­ pectiva form a de la utopía es no
turales. sus inclinaciones y m o ti­ resultado de un sistem a social y
pica» se orienta, en su experiencia, sólo un "co n te n id o " vivie n te de
vos, tal como hasta ahora han económ ico en el que se fomentan
aparecido a lo largo de la historia. en su pensam iento y en su acción, la conciencia respectiva, sino que,
hasta el máximo todas aquellas
La expedición a la luna se puede por unos conceptos e ideas gene­ al menos según la tendencia, abar­
características de nuestra existen­
com parar con los via jes de Colón rales que todavía no están reali­ ca toda la am plitud de la concien­
cia que se querrían hacer desapare­
o de Magallanes, con el paso de zadas en el área actual de vida cia» (M annheim ). El «elem ento u tó ­
cer en la utopía social. Un viaje a
los Alpos por Aníbal, con la cons­ de la conciencia respectiva (de un pico» de una época se encuentra
la luna se parece más a la organi­
e strato , de una clase, de un grupo, tanto en el «centro utópico» do
trucción de una flota o de una fo r­ zación necesaria para la con stru c­
taleza en tiem pos antiguos; es una de un individuo). Pero solam ente cada una do las conciencias in d i­
ción de un tem plo antiguo o de
lucha Incondicional por lograr el es utópica aquella orientación «tras­ viduales, com o tam bién — exten­
una pirám ide egipcia que a un
máximo rendim iento en cualquier cendente a la realidad, que al pasar d id o — en la conciencia de un
klbbuz. No debemos dejarnos en­
nivel, una aceptación absoluta de a la acción hace saltar, totalm e nte grupo o de un estrato social. Entre
gañar por la camaradería y el tra ­
la d isciplin a y de las tareas asig­ o on parte, el orden real que existe los elem entos utópicos y los ideo­
bajo de equipo que realizaron los
nadas dentro de un sistem a je rá r­ en aquel m omento». Esta re s tric ­ lógicos hay un paso gradual. Pue­
americanos. El proyecto A polo lle ­
quico funcional en el que no es gó a fe liz térm ino porque re p re ­ ción de lo utópico a unos esque­ den aparecer mezclados. La sepa­
posible una rem uneración uniform e mas de orientación que tienen una ración se realiza con ayuda del
senta una copia del sistem a so­
para cada uno, ni se puede espe­ cial de cada una de las grandes fuerza realm ente revolucionaria, es m étodo del tip o ideal.
rar tal rem uneración. firm as americanas y porque no tie ­ lo que disting ue «la conciencia utó­ En el lib ro de Karl Mannheim,
El deseo que los hombres tienen pica de la ideológica». M annheim ve Ideologie und U topie (1929), encon­
ne la más mínima semejanza con
de prestigio, lucro y superioridad al hombre moderno amarrado casi tram os una crítica al anarquista G.
ninguna utopia social. Si el e stilo
hace que hoy se pueda realizar y la organización do los viajes es­ siem pre a unas u. La utopía com u­ Landauer, quien en su libro Die fíe.
cualquier utopía técnica do otros paciales de hoy se adelantan ya nista es solam ente uno de los mu­ volution pone todos los valores en
tiem pos. La sociedad de produc­ al siglo XXI. tam bién so adelantan chos casos. Las u. son aquellos la revolución y en la u., y en todo
ción descansa en unas form as de las form as de com portam iento y «errores» a los que tenem os que orden del ser ve la maldad misma.
com portam iento humano y en unas los m otivos humanos que realizan agradecer el m ovim iento progre­ C ontra esto argüyó M annheim d i­
e structu ras de m otivación que se estos proyectos. sivo de la histo ria humana. Mann­ ciendo que esta postura in te le c­
pueden predecir con toda exactitud Por tanto, la realización actual heim so abstiene de toda valoración tual no es menos absurda que la
.y con las cuales el hombre ha ido de la utopía técnica habla en favor de la u.. puos, de otra form a, ten­ del enem igo de la u.: «Lo mism o
creando en el transcurso de los de la sociedad individu alista de pro­ dría que im aginarse todo el proce­ que antes a los ojos del represen­
ú ltim os siglos su cultu ra y su c iv i­ ducción, orientada hacia la ganan­ so de la h isto ria como un aconte­ tante del respectivo orden del ser
lización, sin cambiar ni una sola cia y el prostigio, con su com pe­ cim iento racion al — según Hegel — no aparecía este elem ento utópico
vez cualitativam ente en su natu­ tencia y su m ercado de talentos más o menos in te lig ib le . Pero la (por tanto, se podía decir de él que
raleza durante este espacio de tie m ­ altam ente diferenciados, habla en u. tien e que estar por encima del estaba ciego para ver la utopía),
po. Por el con tra rio , todas las u. favo r do los am biciosos y de los bien y del mal. Todas las u. nacen así se puedo decir del anarquista
sociales presuponen un cambio cua­ menos am biciosos, en favor do los de la histo ria . La u. im puesta como que está ciego para ver el orden
lita tivo y profundo en el com porta­ atrevidos y de los menos a tre v i­ decisiva por uno de los diversos del ser. En Landauer aparece la an­
m iento humano y en la naturaleza dos, pero no en favo r de la po si­ partidos que luchan entre sí por títe s is del ‘ a u to rita rio " y del ’ lu ­
humana y dependen de la desapa­ bilidad de hacer realidad una uto- alcanzar el poder, hacer sa lta r el chador por la lib e rta d ", antítesis
rición de aquel tipo de hombre que pía social. orden real en direcció n hacia el or­ que predom ina en todos los anar­
ha convertido en realidad la u to ­ En Karl M annheim encuentra la den del mañana. quistas, que nivela y sim p lifica to ­
pía técnica. La posibilidad de re a li­ sociología un concepto de u. que Las u. que caen en la lucha re­ das las diferencias parciales y en
zar un viaje lunar es una prueba de difiere del concepto tradicional. Se­ ciben el nom bre de «ideologías». la que todo, desde el Estado p o li­
la problem ática de la u. social, no gún Mannheim, la u., en cuanto fac­ Por tanto, las u. relajan aquellas cíaco hasta el Estado socialista,
de su posibilidad de realización. to r real, es el s u s tltu tlv o de las tendencias del hom bre hacia el fu ­ pasando por el dem ocrático y re­
Las u. sociales tienen casi siempre form as do lo trascendente que apa­ turo que resultan vencedoras. U. publicano, aparece igualm ente co ­
como meta final una sociedad en recen en la histo ria occidental. Se­ es todo lo que en la conciencia mo “ a u to rita rio ", a excepción del
la que reine la Igualdad y en la que gún él, u. es toda orientación de humana demanda y aspira por el anarquismo, que es presentado co­
hayan desaparecido la autoridad y la conciencia humana hacia un con­ futuro . Sin embargo, «solamente se mo liberal.» Debido a esta ceguera
la jerarquía. Por el con tra rio , la tenido que contradice a la imagen puede hablar con ju s tic ia de una para ver la realidad, como conse­

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Utopías
Utopías

en su sector, por ej., en el campo el m odelo de una sociedad que


cuencia de esta sim plificación y pírica debería dar por supuesta una
del dorecho, se presente la Imagen parte del hecho de que cada uno
restricción de los valores a la u. naturaleza fundam ental y universal
general del hombre con unas e xi­ de sus m iem bros va a considerar
y a la revolución, se cierra, según del hombre, cuyas consecuencias
gencias frente a la realidad social siem pre com o valor fundam ental
M annheim , «toda posibilidad de ver lim itadoras para el medio am bien­
a las que ésta on todas partes no la igualdad con todos los demás
cualquier momento evolutivo en el te social no pudieran quedar anu­
ladas por ninguna contrademanda puede dar satisfacción. También y en todos los campos de la exis­
terreno de lo h istó rlco -lnstitucio-
es posible pasar de una imagen tencia. Una imagen realista del
nal». Precisamente esta ceguera cultu ral o política.
teológica del hom bre a otra imagen hombre, para que pueda ser u tiliz a ­
frente a la realidad se da en los Por tanto, m ientras que, por una
actuales anarquistas utópicos, que parte, la imagen que la sociología ju rid ico p o litica concebida com o fu n ­ da por el sociólogo, tiene que de­
damental. ja r espacio a la ambición y a la
entretanto, sirviéndose del concep­ tiene dol hombre debe responder
Los sociólogos, tan pronto co­ necesidad que tiene toda persona
to psicoanalítlco de la «personali­ a esta naturaloza humana, por otra
mo conceden un valor absoluto a do asegurarse diariam ente su in ­
dad autoritaria» han socavado la tiene que contener también otros
la idea de igualdad, caen en afir­ dividualidad, y tam bién debe dejar
contraposición entre «autoritario« aspectos que aparecen acentuados
de una form a especial en ciertas maciones que contradicen a toda espacio para unos valores que los
y «libertad».
investigación social em pírica. Es demás van a envidiar en él.
A. NeusüP (1968) le echa en culturas, épocas y sociedades de­
cara a M annheim haber «sabido term inadas. Sin embargo, por im a­ verdad que se puede, por razón
H.-J. Krysmanskl, Die utopische Metho-
anular más que reflejar» el pro­ gen del hom bre se puede entender del conocim iento sociológico, pres­
de (1953); K. Mannheim, Ideología u/id
blema de las u. Neusüf) dice de tam bién algo norm ativo en el sen­ c in d ir de la individualidad de las Utopie (M965); SSkularlsatlon und Uto-
M annheim que ha suavizado socio­ tid o de la técnica social, es decir, personas. Pero de aquí no se de­ pie. en Ebracher Studlen (1967); A.
lógicam ente la teoría de M arx so­ en esta imagen del hom bre se dan duce en absoluto que el sociólogo Neusüss (dir.), Ulople. Búgrllf und
bre Ins Ideologías y que le ha qu i­ por supuestas unas normas m íni­ pueda presentar como obligatorio Phánomen des Uloplschen (1968).
tado a esta teoría ol aguijón c ríti­ mas para un com portam iento dig­
co. Pero en realidad Mannheim, que no dol hombre ta n to de parte del
en su obra aparece como un per­ que actúa, como también de parte
fecto m arxiste, ha descrito, en su de su m edio am biente. A la im a­
crítica al anarquista Landauer, pre­ gen que en occidente se tiene del
cisam ente la ceguera de las u. hombre, corresponde, por ej., que
actuales pará ve r la realidad. de vez en cuando puedan aparecer
La imagen ideal del homo sapiens espontáneam ente actos auténticos
'e n una sociedad puedo contener y a ltru ista s que sean concebidos
tam bién un elem ento utópico. El com o tales por el favorecido y a
hecho do que una sociología estu­ los que éste responda, si no con
die la sociedad que tiene delante agradecim iento, al menos con ecua­
suponiendo que el hombro, tal como nimidad y con prudencia. Pero esto
nosotros creem os conocerlo, es un no se puedo aplicar a todas las
tip o acabado o Incapaz de una ma­ culturas. La imagen del hom bre es­
yor perfección o que esté depen­ tá también determ inada por unas
diendo de una m utabilidad profun­ propiedades in stitu cio nales que
da de la naturaleza humana y de para nosotros resultan evidentes,
sus form as de com portam iento, poro que no tienen una validez
tiene gran im portancia respecto a universal, por ej., la monogamia.
las afirm aciones que haga sobro La imagen del hombre consta
el proyectado cambio de la so­ tam bién de acuerdos socialm ente
ciedad. Tanto la sociología m arxis­ im portantes. Como nosotros, por
te, como también la sociología ame­ una parto, en casi todas las accio­
ricana, que os hedonista, instru- nes estam os determ inados por una
m entalista y o p tim ista, contienen imagen tá cita del hombre, tiene
una imagen del hombre que hasta gran im portancia el que, respecto
ahora n o , ha sido confrontada con a determ inadas Ideas e ideologías,
la realidad social. La sociología em­ que quizás puedan ser justificadas

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Vandalismo

se proceda m odestam ente con las cultura hay por regla general uni­
categorías de los datos que se van dades parciales de tip o social que
a investigar, se reg istre tan sólo tienen unas -»subculturas cara cte­
lo que realm onte tiene im portancia rísticas, por tanto unos sistem as de
para las hipótesis de investigación, valores parciales, por ej., el s is te ­
y se presente un catálogo de da­ ma de valores de los grupos c rim i­
V to s perfectam ente elaborado. En nales, el do unos grupos p ro fe sio ­
una investigación descriptiva, la nales determ inados, el de unas m i­
valoración coloca los datos en un norías étnicas o religiosas, etc. Se
esquema de scrip tivo (por ej., ob­ puede tra ta r Incluso de valores im ­
Valor, ju icio de. El j. de v. es una m ente com prom etida que adopta servaciones anotadas durante un portados (por ej., en un grupo re ­
proposición «sociológica» en la que unas posiciones de v. y que es como estudio de campo). En la Investi­ volucionario) o de valores tom ados
las variables del objeto del cono­ una especie de ciencia fundam en­ gación analítica, lá valoración d is­ del pasado. Sin embargo, con fre ­
cim iento no son atribuidas, al me­ tal de la c rítica de la sociedad. tribu ye los datos de ta l form a que cuencia el sistem a de valores que
nos de una manera exclusiva, a las Prescindiendo de tales oscilacio­ las respuestas sean alternativas, aparece en la subcultura represen­
causas más probables, sino que nes, la exclusión to ta l del j. de v. por ej., por m edio del m étodo de ta una m ayor evolución, una s im p li­
son medidas por una estado ideal en la investigación sociológica y la dicotom ía. ficación o Incluso una caricatura
que se da por supuesto debido a en la presentación do sus resulta­ A la técnica de la valoración per­ do los valores centrales de la so­
unos -»-valores cualesquiera (de t i­ dos ha sido siem pre algo muy d is­ tenecen la codificación (por ej., re­ ciedad general. El individuo se va.
po m oral, religioso, po lítico, etc.). cutida y apenas practicable de una sumiendo en un concepto las di­ apropiando los valores más im por­
No sería un j. de v. la afirm ación manera pura. A sí en la decisión que feren tes respuestas dadas por los tantes de su grupo durante el pro­
siguiente: «La naturaleza y la fre ­ se toma al comenzar con la inves­ interrogados), la anotación de los ceso de socialización. La -♦conduc­
cuencia del com portam iento d is c ri­ tigación «a» en lugar de la Inves­ resultados en fichas perforadas o ta desviante se explica en parte
m inatorio fre n te a una -»m inoría tigación «b» o «c», hay ya un j. do en las cintas m agnetofónicas de por una transm isión defectuosa de
depende tam bién, entre otras co­ v. Q uien desee pre scin dir de todo las máquinas elaboradoras do da­ tales valores. La sociología actual
sas, de la proporción que guardo j. de v. en la investigación, debería tos, la form ación do tablas y la ve en la investigación de los s is ­
esta m inoría con relación a la po­ eleg ir ya las cuostiones por medio elaboración estadística. tem as de valores, do su tra n sm i­
blación total.» En cam bio sería un de un procedim iento al azar, inde­ sión y de su cambio, una tarea
J. do v. d e cir: «Tanto más moderna pendientem ente de las propias in­ Valores. Para el sociólogo, los v. fundam ental. -»Intelectuales.
es una sociedad, cuanto menos ho­ clinaciones. son los contenidos vitales, capta­
mogéneas, desde el punto de vista dos generalm ente en conceptos, co­ P.A. Sorokin, Social and Cultural Dy­
social, sean las zonas residencia­ A.v. Schelting, M. Wobers Wíssens- munes a la mayoría de los m iem ­ namics. 2 vols, (Nueva York 1937); G.
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Apoyándose, en parte, en una Wobor, Work und Per son (1964): M. We- dres 1958); H. Schoock y J.W. Wlgglna
dos vitales son conservados, cu i­
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exigencia mal interpretada de Max dados o am bicionados y. de esta
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VVeber y debido, en parte, al neo- logle, Ideologickrltik und Wlssenssozio- form a, determ inan nuostra acción tigung sittlicher V/erturtelle in den
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todo la sociología americana, se der Sozialwlssenschaften (1965). ces en cuanto -»norm as fija s desem­ klan (dir.). Sociologlcal Theory, Valúes,
sin tió obligada entre los años 1930 peñando un papel decisivo en la and Sociocultural Change (Nueva York
y 1960 a seguir el p rin cip io de e v i­ Valoración. Es una fase im portante estructu ra de los m otivos de nues­ 1963); M. Schelor, Der Formullsmus In
tar, en lo posible, todo j. de v.; al­ que se da hacia el final de la in­ tro com portam iento? A sí entendido, der Ethik und dio materielle Wertethik
gunos autores, por ej., Gunnar Myr- vestigación em pírica. En esta ela­ ol concepto de v. debe suponer (’ 1966); V.J. W illi, Grundlagen einer em­
dal, creían, por el contrario, ha- boración y análisis de los datos ad­ pirischen Soziologie der Werte und
los valores decisivos, es decir, los
Wertsysteme (1966): J.H. Flchter, Va­
bor solucionado el problem a del q uiridos en la encuesta se puede valores más im portantes del grupo lores. on Sociología (Herder, Barcelona
j. de v. en la sociología, dando a lograr que el gasto de tiem po y las o de la -»cu ltura investigada. Éste ‘ 1972) 305-326; P. Virton, Sociología de
conocer abiertam ente los propios fuentos de errores queden reduci­ sabe que los valores de un grupo ios valores, en Los dinamismos socia­
prejuicios, las propias decisionos dos a un marco lim itado. Para esto (sociedad, cultura) pueden ser los les (Herder. Barcelona 1969) 315-321.
de v., etc., al comienzo do una in­ es necesario que durante el plan falsos valores do o tro grupo (rela­
vestigación. Ú ltim am ente se propa­ de Investigación se tenga ya una tivism o cu ltu ra l). Vandalismo. Por v. se entiendo el
ga de nuevo una sociología pública­ Idea clara acerca do la valoración, Dentro de una sociedad y de su d e terio ro o la destrucción in te ncio­

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Vandalismo Vlda, e stilo de

nada de valores reales privados o Vecindad (nelghbourhood os un té r­ to social. Este contacto social no un secto r de la sociedad (un grupo
públicos. A ctualm ente el v. es rea­ m ino técnico de la sociología, so­ se da cuando falta la vivencia in­ de v. Impide, por ej., que los Esta­
lizado casi siem pre por jóvenes. En bre todo a p a rtir de C.H. Cooiey, tensiva do unos intereses com u­ dos Unidos de Am érica tengan un
el lenguaje ju ríd ico anglosajón el 1909). El concepto sociológico de nes. embajador ante el Vaticano: otro
v. es un de lito determ inado. Es di­ v. solam ente tien e sentido en aque­ En contraposición a la antigua grupo Impide que se incluyan los
fíc il decir si en la sociedad indus­ llas sociedades en las que la cultu­ sociología urbana, actualm ente se medios anticonceptivos en el pro­
tria l do hoy son más frecuentes los ra existe nte en tre las fa m ilia s que sabe (M ichael Young, Fam ily and grama de ayuda norteam ericana a
actos de v. que en otras épocas viven en un determ inado sector Kinship In East London, 1957) que los países en vías de desarrollo).
anteriores. Parece ser in stin tivo al geográfico prevé ciertas form as de la v. continúa existiendo también En contraposición al ->/ofaby, que
hombre cie rto placer en d e stru ir com portam iento social y cooperati­ en los barrios más pobres de las Influye en la creación y en la mo­
y aniquilar, como señal de pro te s­ vo por razón precisam ente de sus grandes ciudades y que, por ej., dificación de las loyes y que ostá
ta, los valores que por alguna ra­ relaciones de v. En inglés, y sobro con stituye un freno para el reasen­ registrado com o una parte le g íti­
zón uno no se puedo o no se quiere todo en americano, una v. buena tam iento. ma del sistem a po lítico, el grupo
apropiar. A l parecer, el medio am­ o mala significa no la cualidad de de v. se conform a con im pedir la
biento urbano de las sociedades un vecino determ inado, sino la fa ­ H. Klages, Der Nachbarschaftsgedanko prom ulgación de las leyes y m edi­
industriales modernas ofrece más ma. en el sentido de posición de und die nachbarliche V/irklichkoit das que le resultan desagradables.
posibilidades al e je rcicio de esto rango social, que un barrio o parte (}1969): Elisabeth Pfeil. Zur Kritik der
Instinto (ol núm ero de autom óviles Nechbarschaftsideo, en -Archiv für Vida, e s tilo de. Es el conjunto (en
de este barrio tiene dentro de una
Kommunalwissenschaften» 2 (1963); H.E. el sentido de una form a reconoci­
que durante la noche quedan apar­ población mayor. En algunas inves­ Braccy, Ncighbours (Londres 1964); P.
cados en la calle es m ayor que el tigaciones se ha observado que ble) de las maneras de com porta­
Attoslander. Der Begriff der Nachbar­
de caballos que antos pernocta­ en un barrio donde sólo hay casitas schaft in der neueren Gomeindesoziolo- m iento específicam ente clasistas,
ban al aire libre, si es que realm en­ individuales, las relaciones de v. gie, en «Schweizer Zeitschrift für Volks­ propias de una población parcial,
te había alguno que pernoctara en surgen por regla general a lo largo wirtschaft und Statistik» 96 (1960). que so observan sobre todo en el
la calle). El im pulso fundamental de unas determ inadas posibilidades tiem po lib re y en el consumo. Tam­
que mueve los actos de v. es la geográficas de contacto por ej.. Veto, grupo de. David Riesman apli­ bién las clases sociales son reco­
-»envidia. raras veces en tre los habitantes do ca este térm in o a aquellas corpo­ nocibles por el e. de v. En con tra­
En concepto de v. fue utilizado las casas que están en diagonal raciones confesionales que apare­ posición al -»nivel de vida, a un
por prim era vez por H. G régolre, o separadas entre sí por un cruce cen sobre todo en los EE. UU. (son nivel de consumo cuantitativa y ob­
obispo de Blois, en el año 1794. de calles. siem pre organizaciones, agrupacio­ je tivam e nte especificable. el e. de
Según él, la trib u germana de los El fa c to r ecológico de una v. pue­ nes o asociaciones, pero no autén­ v. abarca unas form as de conducta
vándalos, al ocupar bajo G eiserlco de dar lugar, incluso en la gran tico s grupos) y que, debido al eco (por ej., form as de placer) cuyos
la ciudad do Roma (455 d.C.), des­ ciudad, pero sobre todo en los su­ que pueden p ro du cir entre los elec­ elevados costos no están en rela­
truyó sin sentido alguno muchas burbios, a unas relaciones in te r­ tores de la mism a religión y, por ción directa con la situación eco­
obras de arte, en tre otras cosas. humanas relativam ente espontáneas tanto, en la opinión pública, son nómica de las personas que siguen
En el área de lengua alemana hay que se asemejan al ->grupo prim a­ tom adas en consideración en las estas form as de vida. Cuando co­
todavía cie rto s reparos frente al rio. Sin embargo, precisam ente las decisiones políticas, aunque de una menzó la tele visió n (princip io s de
uso universal que norm alm ente se fam ilias más cercanas entre sí pue­ form a que no guarda proporción con la década del 50), en los EE. UU.
da en la sociología crim inal al té r­ den v iv ir aisladas o apartadas unas su m agnitud. Algunas decisiones era propio del e. de v. de la clase
m ino de v., pues según algunos au­ de otras, fa c to r que se da en las (leyes, actos diplom áticos, etc.) son alta no tener te lo visió n . Incluso
tores precisam ente los vándalos culturas más diversas. La v. geográ­ un com prom iso con los diferentes por los años 60 se podían observar
no practicaron -en Roma ningún v. fica no lleva consigo necesaria­ grupos de v. El e q u ilib rio relativo en Europa posturas sem ejantes de
A pesar de esto, el concepto de m ente la v. social. Es éste un fe ­ de los principales grupos de v. pue­ abstencionism o en el e. de v. de
v. quizá sea necesario actualm ente nómeno que no ha sido estudiado de dar lugar a la neutralización de las clases altas.
para designar un d e lito determ ina­ suficientem ente hasta ahora por
do. bastante frecue nte y claram en­ aquellos p o lítico s intresados en una
te dellm ltable. óptim a integración social en las
zonas residenciales (v. soclalmen-
H. Schoeck, l.a envidia (Buenos Aires te m ixta). El sim ple contacto geo­
1969). H. v. Hentlg. Der jugcndilche gráfico puede, pero no tien e que
smus (1937). producir necesariam ente un contac­

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w
W hlte Collar. Con este nom bre se del trabajador por el color del cue­
designa, sobre todo en EE. UU., a llo do su camisa, debido a la ma-.
aquellos trabajadores que van al yor presión social existe nte res­
trabajo con camisa blanca, es de­ pecto al traje que se debe llevar
cir, a los empleados, a diferencia según la profesión.
de los Blue Collar, los obreros. W hlte — c o lla r— crim e. (E.H.
A veces, W.C. se refere a la «nue­ Sutherland) es el crim en típ ico de
va clase media». C. W rigth M ills, las clases y profesiones elevadas,
en un lib ro que lleva este m ism o sobre todo el llamado crim en eco­
títu lo , ha hecho una c rítica social nóm ico (por ej., m anipulación de
de la situación del estrato de los acciones).
W.C. en los EE. UU. En este país
es relativam ente fá cil hacer una C.W. Mills. Whlte Collar (Nueva York
descripción de la estructura social 1951).

X
Joseph Fichter

SOCIOLOGIA

Decimotercera edición 14.4 x 22.2 cm. <*.64 págs. Rústica y tela

La Sociología del pro fe sor F ichter está destinada a se rvir de introducción


al estudio de esta disciplina. Brinda la inform ación indispensable para
com prender los fenómenos sociales contem poráneos y penetrar en su
com pleja problem ática. Su claridad didáctica no excluye severidad y mé­
todo. C rite rio p o sitivista . Libro de texto en num erosos centros de ense­
ñanza universitaria.

Em ilio García Estébanez

EL BIEN COMUN Y LA MORAL POLITICA

Tamaño 14,1 x 21.6 cm. 180 págs. Rústica.

El autor som ete a un estudio h istó rico la doctrina del bien común, a tra ­
vés de Platón, A ristó te le s, la do ctrina estoica, san Agustín, santo Tomás,
M aquiavelo y la do ctrina de la razón de Estado, para con clu ir que el bien
común no es el fin real de la sociedad presente. En ella coexisten varios
fines últim os de tip o po lítico, que dan lugar al pluralism o social, funda­
m ento del pluralism o moral.

Louis Joseph Lebret

DINÁM ICA CONCRETA DEL DESARROLLO

Segunda edición. Un tomo de 560 págs. 14,<5 x 22.2 cm. Rústica

«Este nu trido volum en es la culm inación de o tro s trabajos del autor, bien
conocidos de los especialistas. Un equipo dirig id o por el propio Lebret
ha aplicado sus teorías en s itio s y grupos humanos diversísim os. El
resultado form a el libro. Libro práctico para la aplicación directa con
tal que, como en toda verdadera pedagogía, se tenga cuidado al hacer
las aplicaciones prácticas de estudiar y conocer a fondo el medio en
que se intenta trabajar. El problema del desarrollo en una humanidad
como la actual, es algo tan de p rim er orden que libros así han de ser
bienvenidos» («Razón y fe -, M adrid).

Guy Rocher

INTRODUCCION A LA SOCIOLOGIA GENERAL

Séptimo edición. 14.4 x 22.2 cm. 688 págs. Rústica y tela.

Este tratado de más de quinientas páginas es el fru to maduro de quince


años de profesorado en las universidades de Quebec y M ontreal. Con
una óptica científicam ente rigurosa y sistem ática enfoca los conceptos
esenciales y las principales teorías sociológicas do carácter general, sin
descender a las sociologías especiales ni a los análisis de una sociedad
particular.
Roger Vekemans

¿AGONIA O RESURGIMIENTO?

Reflexiones teológicas acerco de lo •contesta ción * en la Iglesia

Un tomo de 288 págs. 14,1 x 21.6 cm. Rústica

Intento de reflexión sobre los hechos que, al parecer, sumergen a la


Iglesia en las tinieb las. A ná lisis de los hechos más con tro vertid os de
la tem ática ecleslal del momento presente, con ánimo sincero y espíritu
desapasionado.

DESAL

IGLESIA Y MUNDO POLITICO

Sacerdocio y po lítica

Un tomo de 108 págs. 14.1 x 21,6 cm. Rústica

Intento de descubrir el verdadero sentido y alcance de la bipolaridad Iglesia


y mundo. El problem a de la «competencia» de la fe fre n te a la realidad
sociopolítlca concreta. A ná lisis de la bipolaridad sacerdocio y política.

O. H. von dcr Gablentz

INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA POLITICA .

Un tomo de 512 págs 14,4 x 22.2 cm. Rústica y tela.

El autor nos pono en antecedentes acerca de las propias instituciones


y de las que se dan en otros países de nuestro ám bito cultural, nos
proporciona la posibilidad de comparar estas form as de vida política
con otras, nos da c rite rio s para practicar la libertad, se esfuerza por
entender y dar a conocer lo que pensaron y pretendieron en su acción
política los hombres que nos precedieron. Nos ofrece algo más que
una mera descripción, puesto que nunca pierde de vista la posibilidad
de adaptarse a las nuevas realidades.

P. Vlrton

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El hecho social. Su estudio científico. D eterm inism os y libertad humana.


C rite rios de clasificación de las colectividades. Colectividades estruc­
turales y no estructuradas. Transform ación de estructuras. El individuo
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lores. Proceso y lím ites de la Integración social. C ultura y personalidad.

EDITORIAL HERDER S. A.. Provenza 388, Barcelona 13 (España)


W
HELMUT SCHOECK
BIBLIO TECA HERDER 1 ?
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V o lu m e n 136
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DICCIONARIO
D I C C IO N A R I O DE S O C I O L O G I A
DE SOCIOLOGÍA
por H ELM U T SC H O ECK

BARCELO N A BARCELO N A

E D IT O R IA L H ERDER E D IT O R IA L H ERDER
1981

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