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“AÑO DEL BUEN SERVICIO AL CIUDADANO “

CISTITIS
U.D : E.C.O
DOCENTE : GUNDER LAFFOSSE GRIJALVA
ESPECIALIDAD : LABORATORIO CLINICO
SEMESTRE : II
INTEGRANTES :1
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NARANJILLO –2018

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Dedicamos este trabajo a nuestros
padres, por su abnegada labor y
permanente apoyo moral, cumpliendo
a cabalidad su rol de padres y
consejeros, para así lograr nuestras
metas propuestas.

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INTRODUCCIÓN

La cistitis es una inflamación del interior de la vejiga normalmente causada por

una infección. Las paredes de la vejiga se irritan e inflaman. Puede ser

inicialmente una infección localizada en la uretra, donde las bacterias se

multiplican y siguen su camino hacia a la vejiga. Las bacterias inofensivas para

los intestinos pueden originar cistitis cuando llegan a introducirse en el aparato

urinario, e incluso pueden seguir su invasión pasando por los uréteres y llegar

hasta los riñones. La bacteria Escherichia Coli, es la causante habitual de la

mayor parte de las cistitis. Situaciones de estreñimiento, la toma de antibióticos

y la predisposición individual se relacionan con un mayor riesgo de infecciones

urinarias, así como con una ingesta insuficiente de líquidos a lo largo del día. El

tratamiento médico y farmacológico, deberá acompañarse siempre de medidas

higiénicas y de consejo dietético, incidiendo en la importancia de beber cantidad

suficiente de líquidos.

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Cistitis es el término médico que se refiere a la inflamación de la vejiga. La mayoría de
las veces, la inflamación está
causada por una infección
bacteriana, y se llama infección del
tracto urinario (ITU). Una infección
de la vejiga puede ser dolorosa y
molesta, y puede convertirse en un
problema de salud grave si se
propaga a los riñones.

Con menor frecuencia, la cistitis


puede producirse como reacción a ciertos medicamentos, a la radioterapia o a irritantes
potenciales, tales como los aerosoles de higiene femenina, las jaleas espermicidas o el
uso prolongado de un catéter. La cistitis también puede ocurrir como una complicación
de otra enfermedad subyacente.

El tratamiento habitual para la cistitis bacteriana son los antibióticos. El tratamiento


para otros tipos de cistitis dependerá de la causa subyacente.

Síntomas

Los síntomas de la cistitis incluyen una necesidad fuerte de orinar, sensación de ardor al
orinar, sangre en la orina, malestar en el área pélvica, etc.

Causas

Su sistema urinario incluye los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Todos juegan
un papel en la eliminación de los desechos de su cuerpo.

Factores de riesgo

Algunas personas son más propensas que los demás a desarrollar infecciones de la vejiga
o infecciones recurrentes del tracto urinario.

Complicaciones

Cuando se tratan a tiempo y adecuadamente, las infecciones de la vejiga rara vez


conducen a complicaciones graves. Pero si no se trata, puede convertirse en algo más
serio.

Diagnóstico

Si usted tiene síntomas de cistitis, hable con su médico tan pronto como sea posible.

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Su sistema urinario incluye los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Todos juegan
un papel en la eliminación de los desechos de su cuerpo.

Tratamiento

La cistitis causada por una infección bacteriana se suele tratar con antibióticos. El
tratamiento para la cistitis no infecciosa depende de la causa subyacente.

Prevención

El jugo de arándano o comprimidos que contienen proantocianidinas pueden ayudar a


reducir el riesgo de infecciones de vejiga en algunas mujeres.

Como la palabra cistitis se refiere a una infección de la vejiga o de la uretra en general,


es lógico que haya muchos tipos de cistitis. Los tipos más comunes son:

• Cistitis aguda. • Cistitis recurrente.

• Cistitis hemorrágica. • Cistitis glandular.

• Cistitis intersticial. • Cistitis de luna de miel.

• Cistitis quística.

La cistitis es la inflamación aguda de la vejiga


urinaria, con infección o sin ella.
Etimológicamente, como todos los términos
médicos acabados en "-itis", hace referencia a
la inflamación de un órgano, en este caso la
vejiga.

Etiología y patogenia.

Puede tener distintas causas. La causa más frecuente de


cistitis es la infección por bacterias gram negativas,
destacando entre todas la Escherichia coli. Para que un
germen produzca cistitis primero debe colonizar la orina
de la vejiga (bacteriuria) y posteriormente producir una
respuesta inflamatoria en la mucosa vesical. A esta
forma de cistitis se le denomina cistitis bacteriana
aguda. Afecta a personas de todas las edades, aunque
sobre todo a mujeres en edad fértil o a ancianos de ambos sexos. Otras formas de cistitis
son la cistitis tuberculosa (producida en el contexto de una infección tuberculosa del

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aparato urinario), la cistitis química(causada por efectos tóxicos directos de algunas
sustancias sobre la mucosa vesical, por ejemplo la ciclofosfamida), la cistitis rádica
(secuela crónica de tratamientos con radioterapia sobre la pelvis), la cistitis glandular
(una metaplasia epitelial con potencialidad premaligna) o la cistitis intersticial (una
enfermedad funcional crónica que cursa con dolor pélvico, urgencia y frecuencia
miccional).

Cuadro clínico.

Los síntomas más frecuentes son:

• Aumento en la frecuencia de
las micciones (polaquiuria). Se
experimenta una necesidad
constante de ir al baño incluso
durante la noche (nicturia,
apremiante en ocasiones).
• Dolor intenso en la región
suprapúbica (sobre la vejiga).
• Disuria (ardor y dificultad,
complicada con dolor, al orinar e
incluso después).
• Fiebre (por encima de los 3 °C).
• También puede presentar orina turbia acompañada o no de piuria (aumento
de los leucocitos en la orina) o hematuria (presencia de hematíes en la orina).
Suele ir acompañada también por mal olor.
• En los niños menores de cinco años es frecuente que los síntomas adopten
formas más imprecisas como debilidad general, irritabilidad, falta de apetito
o vómitos.
• En personas mayores, los síntomas pueden complicarse con debilidad,
confusión, fiebre o caídas.

Diagnóstico

• Algunos de los síntomas enumerados en la sección anterior no son exclusivos


de esta patología, por lo que se hace necesario recurrir a pruebas
diagnósticas concretas que confirmen que se trata de un caso de cistitis.
Generalmente se recurre a una muestra de orina en la que se rastrean los
siguientes componentes: glóbulos blancos, glóbulos rojos, bacterias y ciertos
elementos químicos como los nitritos. Otra alternativa es llevar a cabo un
urocultivo (o muestra limpia) que sirva para identificar la bacteria presente
en la orina y así comprobar que el antibiótico prescrito para el tratamiento
de la infección es el adecuado. Para tomar la muestra, se introduce una sonda
de caucho fina o catéter a través del conducto de la uretra hasta alcanzar la

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vejiga y conseguir drenar la orina cara a un recipiente estéril. Los resultados
están disponibles en las 24 o 48 horas siguientes a la realización de la prueba.

Tratamiento.

El tratamiento para las infecciones de orina es complejo y puede no dar resultados


inmediatos. Por eso, puede incluir desde la prescripción de distintos tipo de fármacos a
la planificación de cambios en la dieta. Otras medidas complementarias son la terapia
física para trabajar el fortalecimiento de la vejiga y la actividad física moderada.

En el caso de que se trate de una infección vesical simple, suele recomendarse tomar
antibióticos administrados por vía oral para evitar que la infección se expanda a la zona
renal. El tratamiento suele prolongarse durante 3 días en el caso de las mujeres y entre
7 y 14 para los hombres. En caso de presentar complicaciones (tales como una gestación
avanzada o diabetes), deberán tomarse antibióticos durante al menos una semana. El
facultativo puede prescribir también fármacos para aliviar el dolor al miccionar, así como
la sensación de urgencia ante dicho proceso. El clorhidrato de fenazopiridina es el más
habitual.

La acción de los medicamentos debe verse complementada por la ingesta abundante de


agua.

La cistitis hemorrágica es la aparición repentina de sangre en la orina en combinación


con dolor vesical y síntomas de irritación en esa zona. El volumen de sangre puede variar
desde una cantidad diminuta que aparece ocasionalmente hasta la presencia continua
de sangre de color rojo intenso.

La hematuria, que es justamente la presencia de sangre en la orina, puede tener diversas


causas. Uno de los principales grupos de riesgo son los pacientes oncológicos. El
surgimiento de la
patología puede ser
variable en los enfermos
de cáncer, ya que la cistitis
hemorrágica puede
iniciarse durante el
tratamiento,
inmediatamente después de éste o su aparición puede retrasarse hasta varios meses
después del tratamiento.

La enfermedad también posee otra vertiente, que el surgimiento de cistitis hemorrágica


como respuesta secundaria a infecciones bacterianas, fúngicas y parasitarias.

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Otras de las causas potenciales de cistitis hemorrágica son:

• Exposición a tóxicos químicos.


• Agentes inmunes (penicilinas, danazol)
• Radioterapia externa o intersticial.
• Distintas clases de Virus.

Aunque puede convertirse en una afección muy grave y provocar un sangrado


significativo (hemorragia) o una infección potencialmente mortal (urosepsis), la mayoría
de los pacientes que contraen cistitis hemorrágica pueden tratarse exitosamente y
superar el cuadro.

Sin ninguna duda, la cistitis hemorrágica es el problema vesical más grave relacionado
con la quimioterapia. Y aunque los pacientes oncológicos se encuentran en riesgo de
desarrollar este tipo de cistitis, existe sin embargo una larga lista de razones para su
aparición, entre las que la cuestión oncológica es sólo un ingrediente más:

• Medicamentos de quimioterapia: ciclofosfamida e ifosfamida.


• Cáncer vesical.
• Radioterapia pélvica.
• Radioterapia administrada junto con quimioterapia.
• SIDA.
• Otros químicos (tintes, insecticidas, drogas).
• Antibióticos.
• Trombocitopenia (recuento de plaquetas bajo).
• Trasplante de médula ósea con administración de grandes dosis de
quimioterapia.

Para entender el surgimiento de la cistitis hemorrágica, es vital comprender que en los


pacientes que reciben quimioterapia el cuerpo descompone estos fármacos en distintas
sustancias.

Al ser eliminadas a través de la


vejiga, estas sustancias pueden
causar síntomas como, por ejemplo,
la irritación de las paredes de la
vejiga. Cuando estas lesiones
revisten gravedad, pueden provocar
la formación de úlceras que
desemboquen en hemorragias
significativas.

La ciclofosfamida produce presencia


de sangre en orina (hematuria) hasta
en el 65-70% de los pacientes en

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tratamiento. Aunque generalmente es leve y puede manejarse con medidas
conservadoras, la hemorragia puede ser masiva. No se dispone de un factor que permita
conocer fehacientemente que pacientes presentarán esta complicación y cuáles no.

Generalmente es más frecuente durante o inmediatamente después del tratamiento,


aunque algunos pacientes que siguen tratamientos prolongados con ciclofosfamida
pueden presentar hematuria leve o moderada de forma diferida.

Síntomas

Los principales síntomas de la cistitis hemorrágica son:

• Fiebre con 38 ºC como mínimo y escalofríos (posible


infección).
• Presencia de sangre en la orina, de color rosa pálido a rojo
intenso, con o sin coágulos sanguíneos.
• Dolor y ardor al orinar.
• Aumento de frecuencia en las micciones.
• Urgencia urinaria.
• Incontinencia urinaria, con pérdida involuntaria de orina.
• Despertarse por la noche dos o más veces para orinar.
• Dolor abdominal.
• Fatiga (debido a la anemia).
• Infección vesical.

Inconvenientes relacionados

Asimismo, la cistitis hemorrágica trae como consecuencia otros problemas relacionados,


que pueden complicar aún más el cuadro. Ellos son:

• Descamación de la pared vesical.


• Reducción del tamaño de la vejiga.
• Infección sistémica grave (urosepsis).
• Obstrucción urinaria.

Tratamiento

El tratamiento de esta patología varía con mucha frecuencia, no existiendo hasta el


momento un protocolo médico establecido para tratar la cistitis hemorrágica. En
muchas ocasiones se soluciona en forma independiente, por su propia cuenta.

Las acciones más habituales para tratar la cistitis hemorrágica incluyen:

• Interrupción del tratamiento que está causando los problemas vesicales.


• Analgésicos, para aliviar los dolores intensos.
• Antibióticos, cuando existe el riesgo de una infección subyacente o como
medida preventiva.

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• Transfusión de sangre, si el paciente desarrolla anemia debido a la
hemorragia.
• Instilación de medicamentos en la vejiga para detener la hemorragia.
• Aunque es necesario profundizar la investigación antes de sacar una
conclusión definitiva, un estudio preliminar informa que la combinación de
baños de manzanilla junto con lavados de vejiga de manzanilla y antibióticos
es mejor que el empleo de antibióticos solamente para la cistitis
hemorrágica.

Prevención

En cuanto a la prevención de esta enfermedad y otros problemas vesicales similares,


existen algunas medidas que pueden tomarse y que en muchas ocasiones resultan
efectivas:

• Irrigación vesical continúa con solución salina.


• Ingesta abundante de líquidos por infusión oral o intravenosa.
• Alcalinización de la
orina con diuréticos.
• Diuréticos tipo IV
para pacientes con baja
producción de orina.
• Empleo de Mesna, un
compuesto que protege
las paredes de la vejiga y
que no compromete la
actividad antitumoral de
la quimioterapia.

Asimismo, el mejor tratamiento de la infección urinaria en el paciente oncológico es


evitar que se produzca. Para ello, no debe colocarse sonda urinaria a quienes no la
precisen, y retirarse en cuanto sea posible a los portadores. También debe estimularse
la ingesta de líquidos y evitar toda manipulación incorrecta de la sonda y de las bolsas
colectoras.

No está justificada bajo ningún motivo la utilización rutinaria de antibióticos


profilácticos durante todo el tiempo que el paciente esté sondado. Solamente es
necesario administrar un antiséptico urinario en el momento de retirar la sonda.

La cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa es una enfermedad crónica de causa


desconocida que se caracteriza por un incremento de la frecuencia urinaria, la sensación
de no poder contener la orina, la necesidad de orinar lo más rápidamente posible y la

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aparición de un dolor abdominal bajo o perineal, originado en la vejiga. Estos síntomas
se prolongan por más de seis semanas, en ausencia de infección urinaria o enfermedad
conocida del aparato urinario. El diagnóstico es fundamentalmente de exclusión y suele
ser difícil, por presentarse como un cuadro clínico similar o sobrepuesto a otras
enfermedades de la vía urinaria.

Historia.

En el año 1808, Philip Syng Physick


describió una condición inflamatoria
de la vejiga que producía los mismos
síntomas que una litiasis urinaria. En
1836, Physick expandió este
concepto para incluir el aumento de
la frecuencia urinaria, la necesidad
urgente de orinar y el dolor bajo, sin
existir una causa demostrable. Esta
descripción de Physick, fue la primera
referencia clínica documentada de la
cistitis intersticial.

Epidemiología.

Los datos epidemiológicos de diferentes países muestran tasas de incidencia y


prevalencia muy variables, probablemente debido a la disparidad en los criterios
diagnósticos. Estudios más antiguos muestran que la cistitis intersticial es una
enfermedad relativamente rara (18,1 por 100 000 en mujeres y 10,6 por 100 000 en
hombres), pero la prevalencia ha ido aumentando según estudios del año 2003 al 2005
(52 a 97 por 100 000 en mujeres y 40 a 70 por 100 000 en hombres) realizados por
médicos. En general, la enfermedad es más común en mujeres, con una relación mujer:
hombre de 5:1 a 10:1. La edad promedio de presentación es entre los 42 y los 46 años
de edad, siendo su inicio más temprano en los hombres.

Etiología y patogenia.

La causa de la cistitis intersticial no se ha determinado y probablemente sea


multifactorial. La presencia de daño de magnitud variable en el epitelio de la vejiga es
un factor común para todos los pacientes que presentan esta enfermedad. Se han
propuesto los siguientes posibles factores etiológicos de este daño:

1. Deficiencia en los glicosaminoglicanos que constituyen el moco que reviste


el epitelio de la vejiga, de tal forma que su permeabilidad aumenta, lo cual
permite que sustancias irritantes de la orina, como el potasio, penetren en la

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pared de la vejiga, provocando alteraciones en los nervios y músculos que
generan finalmente inflamación y dolor.
2. Activación de un tipo específico de células inflamatorias (mastocitos) que
liberan histaminas u otros agentes químicos que promueven los síntomas de
la cistitis intersticial en la vejiga.
3. Producción de una sustancia tóxica en la orina.
4. Hipersensibilidad neurogénica, en la
que los nervios que transportan las
sensaciones a la vejiga están
modificados, lo que hace que eventos
que normalmente no son dolorosos
causen dolor (como el llenado de la
vejiga), similar a lo que ocurre en el
síndrome de dolor regional complejo
tipo I
5. El sistema inmunológico del cuerpo
ataca a la vejiga, de manera similar a lo
que ocurre en otras enfermedades
autoinmunes.
6. Una infección por agente no
identificado.
7. Producción de un factor antiproliferativo que afecta la renovación del epitelio
vesical.

Es probable que en diferentes grupos de pacientes ocurran diferentes procesos.


También es probable que estos diferentes procesos se afecten entre ellos (por ejemplo,
un defecto en el epitelio de la vejiga puede promover la inflamación y estimular a los
mastocitos).

Los pacientes con cistitis intersticial presentan con mayor frecuencia el antecedente de
cirugías urológicas o ginecológicas, o infecciones urinarias a repetición, o problemas
urinarios cuando niños.

La cistitis intersticial se relaciona con varias enfermedades crónicas, como:

• Enfermedad inflamatoria intestinal.


• Lupus eritematoso sistémico.
• Síndrome del intestino irritable.
• Fibromialgia.
• Alergias atópicas.
• Asma.
• Migrañas.
• Síndrome de fatiga crónica.

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• Trastornos psiquiátricos como el trastorno de ansiedad, la depresión y
trastornos adaptativos.
• Sensibilidad al gluten no celíaca.

Al realizar una cistoscopía, se pueden encontrar 2 tipos de cistitis intersticial, ulcerosa y


no ulcerosa. La presentación ulcerosa se da en un 10% de los casos.

La forma ulcerosa se presenta con el epitelio superficial de la vejiga enrojecido y con una
o más ulceraciones rodeadas de congestión mucosa, que comprometen la lámina
propia, denominadas úlceras de Hunner. La sobredistensión de la vejiga produce su
ruptura y sangramiento.

La forma no ulcerosa carece de las úlceras, pero presenta lesiones hemorrágicas


petequiales, con aspecto de frambuesa, denominadas "glomerulaciones

Cuadro clínico.

Los síntomas de la cistitis intersticial son


variables. Están presentes con intensidad
diferente: dolor pelviano, aumento de la
frecuencia miccional, nicturia, sensación de
urgencia para orinar y a veces disuria. El curso
de la enfermedad es crónico.

El aumento de la frecuencia miccional, o


polaquiuria, es la necesidad de orinar más a
menudo que lo normal. Normalmente, una
persona adulta promedio orina entre seis y
nueve veces al día, y no necesita levantarse
durante la noche para ir al baño o lo hace una
vez. Un paciente con cistitis intersticial
necesita orinar con mayor frecuencia, tanto
de día como de noche. A medida que la
frecuencia aumenta, se convierte en urgencia. La urgencia para orinar es un síntoma
habitual de la enfermedad. Algunos pacientes sienten una urgencia constante que nunca
pasa, incluso después de orinar (tenesmo vesical). Si bien otros pacientes orinan a
menudo, no necesariamente sienten esta urgencia para ir al baño todo el tiempo.

Los pacientes con cistitis intersticial pueden sufrir de dolor en la vejiga que empeora a
medida que la vejiga se llena. Algunos pacientes sienten el dolor en otras áreas además
de la vejiga. Una persona puede sentir dolor en la uretra, en la región inferior del
abdomen, en la región inferior de la espalda o en el área de la pelvis o perineal. Las
mujeres pueden experimentar dolor en la vulva o en la vagina, y los hombres pueden
sentir dolor en el escroto, en los testículos o en el pene. El dolor puede ser constante o
intermitente.

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Muchos pacientes con cistitis intersticial pueden identificar ciertas cosas que empeoran
los síntomas. Por ejemplo, los síntomas de algunas personas empeoran al ingerir ciertas
comidas o bebidas. Muchos pacientes encuentran que los síntomas son peores si tienen
estrés (ya sea estrés físico o mental). Los síntomas pueden variar con el ciclo menstrual,
acrecentándose en la etapa premenstrual, lo cual lo distingue del dolor de la
endometriosis. Tanto los hombres como las mujeres con esta enfermedad pueden
experimentar alguna disfunción sexual a causa de esta enfermedad; las mujeres pueden
sufrir dolor durante el coito porque la vejiga se encuentra al frente de la vagina, y los
hombres pueden sentir dolor en el orgasmo o al día siguiente. Se ha visto que el 97% de
las mujeres que sufren dolor postcoital sufren de algún grado de cistitis intersticial.

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL.

Las posibilidades que deben considerarse ante un cuadro clínico como el de la cisititis
intersticial incluyen enfermedades infecciosas y enfermedades inflamatorias, que
pueden comprometer los sistemas ginecológico, urológico o neurológico

Se deben considerar las siguientes enfermedades inflamatorias o infecciosas:

• Infección del tracto urinario recurrente.


• Bartolinitis o inflamación de la glándula de Skene.
• Vulvitis.
• Cistitis tuberculosa.
• Cistitis eosinofílica.
• Vaginitis.
• Esquistosomiasis.

Otras causas ginecológicas:

• Tumores pelvianos:
• Mioma.
• Adenomiosis.
• Cáncer de origen ginecológico.
• Endometriosis.
• Mittelschmerz.
• Enfermedad inflamatoria pelviana.
• Atrofia genital.

Otras causas urológicas:

• Cáncer vesical.
• Carcinoma in situ.
• Cistitis por radiación.
• Incontinencia urinaria por reblase o rebosamiento.
• Alteración en el funcionamiento del detrusor.

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• Prostatodinia.
• Síndrome del dolor pélvico crónico.
• Obstrucción urinaria baja.
• Enfermedad del cuello vesical.

Otras causas neurológicas:

• Hiperactividad del detrusor.


• Enfermedad de Parkinson.
• Discopatía o Hernia discal lumbosacra.
• Estenosis espinal.
• Tumor espinal.
• Esclerosis múltiple.
• Accidente cerebrovascular.

Otros diagnósticos a considerar:

• Enfermedad inflamatoria intestinal.


• Diverticulitis.
• Sinequias post quirúrgicas

Tratamiento.

El tratamiento debe elegirse individualmente para cada paciente en función de su


cuadro clínico. Normalmente se requieren diferentes tratamientos o combinaciones de
ellos para que ocurra el alivio de los síntomas, lo cual se logra en un 85 a 90% de los
casos.

Deben evitarse los alimentos ácidos (limón, pomelo, naranja, arándano, piña), el café, el
té, el alcohol, los edulcorantes artificiales, las bebidas gaseosas y el chocolate, ya que
son agravantes de los síntomas en algunos pacientes.

Se pueden categorizar los tratamientos en aquellos administrados por vía oral y aquellos
aplicados por instilación vesical.

• Tratamiento oral

La hidroxicina es un fármaco
antihistamínico que se utiliza para el
tratamiento de la cistitis intersticial por
sus efectos de inhibición de la serotonina
y disminución en la activación de los
mastocitos. Su eficacia clínica se ha
demostrado en pacientes con biopsias
vesicales que demuestran activación de
los mastocitos o que tienen historia

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personal de atopías.La dosis habitual es de 10 a 75 mg por la noche. Los posibles efectos
secundarios son sedación, somnolencia, sequedad de mucosas y constipación.24 La
somnolencia y la sedación pueden ser beneficioso porque ayuda al paciente a dormir
mejor por la noche y a levantarse con menos frecuencia para orinar. Los únicos
antihistamínicos que se han estudiado específicamente para la cistitis intersticial son la
hidroxicina y la cimetidina.

El tratamiento con amitriptilina, fármaco antidepresivo, es seguro y efectivo para aliviar


los síntomas de la cistitis intersticial,con una respuesta positiva de un 64% a los 20 meses
de seguimiento. La dosis efectiva varía entre 25 y 100 mg por día, con un promedio de
máxima efectividad en 55 mg. Los efectos secundarios más comunes son
anticolinérgicos, principalmente la sequedad bucal,y otros tales como somnolencia,
sedación, constipación y aumento de peso.

La prednisona, corticoide con efectos inmunosupresores, en dosis de 25 mg al día por


uno o dos meses, disminuye parcialmente los síntomas y más significativamente el
dolor. Sus efectos adversos son aumento de peso, hiperglucemia, hipertensión,
hematomas fáciles y alteraciones visuales.

La ciclosporina, fármaco inmunosupresor, tomada en bajas dosis por tiempo prolongado


(60 meses), mejora la sintomatología de la cistitis intersticial.

La gabapentina, un antiepiléptico, también se ha ocupado en el tratamiento de la cistitis


intersticial.

• Instilación vesical.

La instilación vesical (aplicación de una sustancia en la


vejiga mediante una sonda introducida por la uretra)
de diferentes fármacos ha sido estudiada
ampliamente. Entre las sustancias utilizadas están:
laresiniferatoxina, el dimetilsulfóxido, BCG,
pentosano polisulfato, oxibutinina y alcanilizantes de
la orina. De todos estos sólo el BCG y la oxibutinina
presentan resultados positivos. La resiniferatoxina es
mal tolerado y los resultados dudosos.

El dimetilsulfóxido (DMSO) es otro tratamiento


aprobado por la FDA. La instilación vesical normalmente se hace una vez a la semana
durante seis semanas, y algunas personas continúan utilizándolo comotratamiento de
mantenimiento (aunque con intervalos más largos de tiempo y no todas las semanas).
No se sabe a ciencia cierta cómo actúa el DMSO sobre la cistitis intersticial. Tiene varias
propiedades, entre las que se incluye el bloqueo de la inflamación, la disminución de la
sensación de dolor y la eliminación de un tipo de toxinas llamadas “radicales libres” que
pueden dañar a los tejidos. Algunos médicos combinan el DMSO con otros

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medicamentos como la heparina (similar al pentosano polisulfato) o esteroides (para
reducir la inflamación). No hay estudios que hayan probado si estas combinaciones
funcionan mejor que el dimetil sulfóxido solo. El dimetilsufóxido logra alivio de los
síntomas en un 70% de los casos.

El principal efecto secundario del DMSO es un olor semejante al del ajo que dura durante
varias horas luego de la aplicación. Para algunos pacientes, la introducción del DMSO en
la vejiga puede ser dolorosa. A menudo se puede aliviar este dolor aplicando antes
anestesia local en la vejiga mediante una sonda, o mezclando el anestésico local con el
DMSO.

El uso del pentosano polisulfato, así como de la heparina y del ácido hialurónico por vía
intravesical, se basan en la hipótesis etiológica del déficit de glicosaminoglicano.

La heparina es similar al pentosano polisulfato y probablemente ayude a la vejiga


mediante mecanismos similares. La heparina no es absorbida por el estómago y las
inyecciones a largo plazo pueden causar osteoporosis (debilitación de los huesos), y por
lo tanto debe ser colocada en la vejiga mediante una sonda. La dosis habitual es de 10
000 a 20 000 unidades diarias o tres veces a la semana. No suele presentar efectos
secundarios porque la heparina permanece sólo en la vejiga y normalmente no afecta al
resto del cuerpo.

El ácido hialurónico o el hialuronato de sodio aplicado por medio de instilación al interior


de la vejiga ha demostrado tener buenos resultados terapéuticos.

• Otros tratamientos.

La inyección subcutánea de pentosano polisulfato con heparina da una mejor respuesta


clínica que el uso del pentotato polisulfato solo.

Se realizan también intervenciones quirúrgicas, tales como la resección de las úlceras de


Hunner vía cistoscópica, cirugía
reconstructiva de la vejiga, bloqueo
nervioso. Existen otros tratamientos
contra la cistitis intersticial, pero con
menos frecuencia que los que se han
descrito.

La cistitis intersticial sigue siendo una


enfermedad difícil de diagnosticar y de
tratar. Aparentemente, las terapias
combinadas, que incluyen dos o más de
los tratamientos descritos tienen mejores
resultados, pero no se ha podido
demostrar que alguna sea mejor que otra.

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WEBGRAFIA

http://saludyalimentacion.consumer.es/cistitis/introduccion

http://www.saludemia.com/-/enfermedad-cistitis-introduccion-descripcion

http://www.unavidaintegral.com/cistitis.html

http://www.vix.com/es/imj/salud/5378/que-es-la-cistitis

http://consumidores.msd.com.mx/enfermedades/infecciones-de-la-vias-
urinarias/infecciones-de-las-vias-urinarias/cistitis.xhtml

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