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NOTARIO
may 2, 2016 | Artículos de interés
Al fallecer una persona que otorgó testamento, su voluntad queda expresada en el mismo y
sus herederos pueden acudir ante Juez o Notario a iniciar el trámite sucesorio.
Para acudir ante Notario, se requerirá:
a).- Que no haya controversia entre los herederos;
b).- Que éstos sean mayores de edad capaces, menores emancipados (aquellos menores
que hayan contraído matrimonio) o personas morales; y
c).- Que el testamento que se exhiba hubiere sido otorgado ante Notario (Testamento
Público Abierto).
Algunas de las ventajas de tramitar una sucesión testamentaria ante Notario y no ante Juez
son las siguientes:
– Los interesados pueden elegir libremente con qué Notario llevar el trámite; y
– La sucesión se concluye en menos tiempo y a un costo más bajo.
El trámite sucesorio notarial se compone principalmente de tres etapas:
I. La de aceptación de Herencia y designación y aceptación del cargo de Albacea;
II. La de protocolización de inventarios y avalúos; y
III. La de partición y/o Adjudicación de los bienes.
ETAPA I. Aceptación de Herencia y designación y aceptación del cargo de Albacea.
En esta etapa, los herederos, el albacea designados y los legatarios (si los hubiere), acuden
ante el Notario para iniciar el trámite sucesorio presentando el testamento y el acta de
defunción de la persona, para acreditar su fallecimiento. Con esto, el Notario deberá obtener
del Archivo General de Notarías y del Archivo Judicial del Tribunal Superior de Justicia,
ambos de esta Ciudad y en su caso, del último domicilio que haya tenido el autor de la
sucesión, los informes para determinar si el testamento presentado fue el último que otorgó.
Una vez que se confirmó lo anterior, se procede a la elaboración del instrumento de
Aceptación de Herencia, en el cual se reconocen los derechos sucesorios de cada heredero
o legatario, además se hace constar la designación y aceptación del cargo de albacea y en
su caso, la renuncia o repudio de derechos que haga alguno de los herederos o legatarios.
Firmado el instrumento, el Notario realizará dos publicaciones en un periódico de amplia
circulación, cuyo objetivo es dar a conocer el contenido del instrumento para que las
personas que consideren tener derecho a heredar o que tengan asuntos pendientes con el
autor de la sucesión, los hagan valer oportunamente.
ETAPA II. Protocolización de inventarios y avalúos
Cumplido lo anterior, el albacea procederá a la elaboración de un inventario y un avalúo de
los bienes que integran la masa hereditaria.
ETAPA III. Partición y/o Adjudicación de los bienes.
El trámite sucesorio concluye, tratándose de inmuebles, con la escritura de adjudicación de
bienes, que es el título de propiedad que acredita a los herederos y en su caso, a los
legatarios, como nuevos propietarios de los mismos para su debida inscripción en el Registro
Público de la Propiedad.
Es de advertir que la segunda y tercera etapas, es decir, tanto la protocolización de
inventarios y avalúos, cuanto la adjudicación de los bienes, pueden hacerse constar en un
solo instrumento.
Lo recomendable siempre que fallezca una persona que haya otorgado testamento, es
acudir ante un Notario, quien revisará la documentación y verificará la procedencia y, una
vez confirmada la viabilidad del proceso, se encargará de que se cumpla la voluntad del
fallecido y que el patrimonio que hubiere tenido, se reparta entre los herederos o legatarios,
como corresponda.
Autor: Alejandra Martínez Vargas.
Fecha de Publicación: 02 de mayo del 2016.
LAS RENUNCIAS
HEREDITARIAS ANTE
NOTARIO Y SUS EFECTOS
11 AGO. 2015
Se suele decir que el fenómeno sucesorio pasa por
tres fases: Primero, la apertura de la sucesión, por
muerte o declaración de fallecimiento, según el artículo
657 del Código Civil. Segundo, la delación o llamamiento
hereditario, según el artículo 658 y por último, en tercer
lugar, la adquisición de la herencia. Eso lo resume muy
bien el artículo 991 del Código Civil cuando dice que
nadie podrá aceptar ni repudiar sin estar cierto de la
muerte de la persona a quien haya de heredar y de su
derecho a la herencia.
1. CONCEPTO.-
El Derecho de Sucesiones es una disciplina jurídica autónoma del derecho civil que se
encarga de regular jurídicamente la transmisión del patrimonio de una persona natural
(física), a su fallecimiento[1].
El derecho de las sucesiones no ha sido una materia inmutable, por el contrario ha sido
entendido de diversas maneras a través de la historia. Esta disciplina jurídica ha sufrido
una evolución a través del tiempo y de su regulación en normas jurídicas.
En el Derecho Romano, era indispensable que alguien ocupara el lugar del difunto a su
fallecimiento, continuando así su personalidad. En forma accesoria, recibía también los
bienes. En el Derecho Germano, se consideró que extinguiéndose la persona con la
muerte, la sucesión no podía ser en ella sino en sus bienes.
El primer sistema, adoptado en algunas legislaciones, recibe hoy muchas críticas. En
primer lugar, se trata de una ficción. Al respecto, Borda[2] afirma que “lo que esta muerto
no puede continuarse y que una ciencia social, como lo es la ciencia jurídica, no puede
apoyarse en ficciones, porque ello significa admitir puntos de partida falsos. Agrega que
si el heredero continúa la persona del causante, si ocupa su lugar, no se explica que se
el reconozca el beneficio de inventario, puesto que este es un remedio que se concede
al antecesor”.
En el mismo sentido Messineo[3] anota que “el error de esta fórmula está en no tener
en cuenta el hecho de que, a lo sumo, la denominada continuación se limita a las
relaciones patrimoniales y ni siquiera a todas, y, por consiguiente, no involucra para
nada la personalidad del difunto o del heredero; la cual, por demás es incomunicable”.
Agrega que, “si se quiere decir que el sucesor se sustituye en una denomina
personalidad patrimonial, tanto vale decir que el sucesor se sustituye en la situación
patrimonial del difunto”, siendo ésta la expresión adecuada.
Es por tal razón que el legislador nacional, al regular las instituciones que derivan de
esta rama jurídica dentro de la codificación civil inicialmente la ubicaron dentro de las
formas de adquirir la propiedad en calidad de herencia, adoptando la tesis germana
(sistema de la sucesión en los bienes), para posteriormente, ir puliendo y definiendo los
alcances del derecho de sucesiones dándole una normatividad adecuada en libros
especiales del Código Civil como ocurrió en el texto normativo de 1936 y luego en el de
1984.
a. La familia, pues en realidad desde un punto de vista social el patrimonio de una persona
es familiar, en cuanto es la familia la que disfruta del mismo. Apartarla significaría una
desposesión forzosa lejana a la justicia.
CIVIL
Libro X : D. Inter.
Privado
Vigencia:
Titulo Final
14/11/1984
3. SISTEMÁTICA DEL CÓDIGO CIVIL SOBRE EL DERECHO DE SUCESIONES.-
Como afirma Augusto Ferrero, “… los elementos de este proceso son el causante, los
sucesores y el conjunto de bienes y obligaciones objeto de transmisión.
4.3.1. Los bienes: Entendidos como aquellos objetos corporales o incorporales, muebles
o inmuebles que hayan pertenecido en vida al causante bajo algún derecho real principal
(posesión, propiedad, uso, usufructo, servidumbre, etc.) o accesorio (hipoteca, garantía
mobiliaria, anticresis o derecho de retención).
4.3.2. Los derechos: Entendidos como aquellas facultades o prerrogativas que tuvo el
causante y que al morir no fueron requeridas o ejecutadas por éste o que habiéndose
iniciado la acción judicial haya ocurrido la muerte durante el proceso. Por ejemplo: el
derecho de incoar judicialmente (demandar) el cobro de una acreencia en contra de un
deudor (mutuatario) en un mutuo de dinero o de apersonarse al proceso judicial en el
estado en que se encuentre si en vida el causante inicio el cobro de la deuda en la vía
procedimental pertinente.
4.3.3. Las obligaciones: ya sea que su naturaleza fuera de derecho público (como el
caso de las obligaciones tributarias) o de derecho privado, y en cuanto a las últimas, sea
que éstas se hayan originado de manera voluntaria[8] o por imperio de la ley, en tal caso
distinguimos de:
El art. 1351 define a los contratos como el acuerdo de las partes (acreedor y deudor) a
fin de crear, modificar, regular o extinguir relaciones jurídicas de naturaleza patrimonial.
Este acuerdo tiene por finalidad crear las obligaciones y éstas se materializan en
diversos tipos de prestaciones siendo las más comunes las de dar (se entiende entrega
de bienes ciertos o bienes inciertos según su naturaleza), de hacer (que implican la
realización de servicios) y las de no hacer (abstenciones).
Por los contratos se crean obligaciones (para el sujeto pasivo) y surgen derechos (para
el sujeto activo). Estos derechos y obligaciones pueden ser materia de trasmisión
sucesoria. En caso de incumplimiento parcial, tardío o defectuoso de las obligaciones
importan su inejecución pudiendo iniciarse las acciones legales pertinentes que nuestro
ordenamiento jurídico permite a la cual se le puede sumar la de indemnización de daños
y perjuicios. En este caso existirá la responsabilidad civil contractual.
Esta institución se encuentra regulada en el art. 1950 CC el cual prescribe que quien
careciendo de facultades de representación y sin estar obligado asume
conscientemente la gestión de los negocios o la administración de los bienes de otro
que lo ignora, debe desempeñarla en favor de éste. Se entiende que, para el caso del
derecho de sucesiones las actividades que haya realizado el(los) gestor(es), serán
asumidas por el beneficiario, por lo tanto, la responsabilidad en cuanto a las obligaciones
que se generen podrán ser trasmitidas a los sucesores de cualquiera de las partes.
El art. 1353 CC señala que en cuanto a la responsabilidad del gestor, el juez apreciará
las circunstancias que indujeron al gestor a encargarse de la gestión para fijar la
amplitud de su responsabilidad, establecer el monto de los gastos que deban
reembolsársele y fijar la indemnización por los daños y perjuicios que hubiere sufrido en
el desempeño de la gestión. Este derecho también es materia de trasmisión mortis
causa de puro derecho a los sucesores si el gestor falleciera.
Según el art. 1956 CC por la promesa unilateral el promitente queda obligado, por su
sola declaración de voluntad, a cumplir una determinada prestación en favor de otra
persona. Para que el destinatario sea acreedor de la prestación es necesario su
asentimiento expreso o tácito, el cual opera retroactivamente al momento de la promesa.
Estos derechos también son materia de trasmisión sucesoria tanto para quien realizó la
promesa unilateral y fallece como para quien pudo haber resultado beneficiario con la
prestación ofrecido por el promitente.
Con el Derecho Civil, en general, pues esta materia se relaciona con todos los campos
del Derecho Común por tener instituciones que le son afines; como por ejemplo, con:
Derecho de las Obligaciones: En la medida que las obligaciones son también objeto
de transmisión. Salvo aquellas que son de naturaleza intuito personae, las cuales no se
transmiten por sucesión.
Acto Jurídico: Pues sus normas son aplicables a los testamentos al ser éste la última
voluntad del causante.
Derecho Internacional Privado: En aquellos casos en que es necesario determinar la
legislación aplicable a la sucesión, cuando existe conflicto de leyes en relación con el
causante, los sucesores y la masa hereditaria.
Con el Derecho Procesal Civil: que trata los procesos no contenciosos de inventario
(art. 763 CPC), la administración judicial de bienes (art. 769 CPC), la declaración de
desaparición, de ausencia o de muerte presunta (art. 790 CPC), el reconocimiento de
presencia y existencia (art. 794 CPC), la comprobación de testamento (art. 817 CPC),
la sucesión intestada (art. 830 CPC), la rendición, aprobación o desaprobación de
cuentas, que se tramitan como proceso de conocimiento, abreviado o sumarísimo
dependiendo de la cuantía, al igual que la partición, etc.
Con el Derecho Tributario: el cual tiene como finalidad velar por el cumplimiento del
pago de los tributos del sujeto pasivo de la relación jurídica tributaria en calidad de
contribuyente o responsable, como por ejemplo el pago del impuesto a la renta o del
impuesto predial sobre el patrimonio del causante, afectando con el mismo a los
sucesores a partir de la fecha del fallecimiento. Asimismo, de ser el caso, los tributos
que gra€van el patrimonio serán aplicables a los sucesores como condóminos de
determinados bienes. Cabe mencionar que las multas aplicadas como sanciones por
concepto de la comisión de infracciones tributarias tipificadas en el Libro IV del Código
Tributario no son transmibles mortis causa por ser de naturaleza intuito personae.
[1] De ello se colige entonces que solo las personas naturales son capaces de trasmitir por
sucesión sus bienes a su muerte, pero pueden ser herederos tanto personas naturales como
personas jurídicas.
[2] BORDA, Guillermo A. “Tratado de Derecho Civil Argentino, Sucesiones”. Tomo I, con la
colaboración de Federico J.M. Peltzer. 2da edición. Editorial Perrot. Bs. As. – Argentina. 1964.
Pág. 18.
[3] MESSINEO, Francesco. “Manual de Derecho Civil y Comercial”. Tomo VII: Derecho de las
Sucesiones por causa de muerte – Principios de Derecho Internacional Privado. Traducción de
Santiago Sentis Melendo. E.J.E.A. Buenos Aires – Argentina. 1971. Pág. 8.
[4] FERRERO COSTA, Augusto. Derecho a la Herencia. En “La Constitución Comentada.
Análisis artículo por artículo. Obra colectiva escrita por 117 destacados juristas del país”. Tomo
I. Primera Edición. Editorial Gaceta Jurídica. Lima-Perú. Diciembre 2005. Págs. 174-175.
[5] Apunta el autor que la propiedad es un derecho real principal que se encuentra normado en
el libro de los derechos reales del Código Civil, mientras la herencia es el patrimonio objeto de la
sucesión regulada por el derecho de sucesiones del mismo cuerpo legal.
[6] Esta denominación también conocida como “acervo reconstruido” fue acuñada por Miguel
Luis Arrunátegui en la doctrina jurídica chilena y luego introducida en los artículos 1185 y 1193
del Código Civil de dicho país por Andrés Bello, sin embargo para algunos tratadistas dicha
expresión no es del todo exacta. No obstante se ha vulgarizado tanto que aun cuando constituya
una impropiedad del lenguaje es imposible desterrarla. El acervo imaginario está constituido por
la herencia en sentido estricto más los actos de liberalidad otorgados por el causante sin
dispensa de ser colacionados. Es la masa imputable; el patrimonio objeto de la división. La
fórmula para obtenerla es: relictum debitum + donatum. Dicho cálculo no es otra cosa que una
reunión ficticia. Barbero, citado por Ferrero Costa, señala que “Es importante hacer notar
enseguida que las operaciones antedichas deben ser ejecutadas precisamente en el orden
indicad:, osea, que el debitum debe ser sustraído del relictum antes de agregarle el donatum. Si
aritméticamente es lo mismo agregar antes el donatum y sustraer después el debitum,
jurídicamente la conclusión puede variar por el hecho de que los acreedores, en la hipótesis de
que el debitum superase al relictum, no pueden pretender la reducción del donatum en
satisfacción de sus créditos. En este sentido las donaciones y los anticipos de legítima se reputan
como entrega a cuenta de la herencia. El acervo imaginario se distingue de los conceptos
analizados en que no es forzosos que exista”.
[8] Aquí podemos enmarcar al concepto de acervo imaginario al cual nos referíamos
anteriormente.
SUCESIONES
domingo, 12 de octubre de 2014
En su significado el concepto suceder señala que una persona sustituye a otra en una
relación jurídica; el sucesor es como si fuese el sucedido, pero sin ser aquel. En ese
sentido, podemos mencionar que un juez al sustituir a otro, lo sucede, cosa que no
ocurre, por ejemplo, en el caso del comprador, ya que este no sucede al vendedor, sino
que de él adquiere.
El término suceder tiene una connotación más restringida, la cual se refiere a la
transmisión de bienes por causa de muerte, y con este significado es que se le determina
el sinónimo de herencia. El diccionario jurídico mexicano define: “gramaticalmente
herencia significa el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que se reciben de una
persona por su muerte”
El Código Civil para el distrito federal en su artículo 1281 define la herencia en los
siguientes términos: “es la sucesión en todos los bienes del difunto y en todos sus
derechos y obligaciones que no se extinguen por la muerte”. Por tanto, la sucesión o
herencia es la transmisión de todos los derechos y obligaciones, activos o pasivos, de
un difunto que no se extinguen con su muerte.
La sucesión hereditaria comprende todos los derechos y obligaciones del de cujus que
no se extinguieron con su muerte, formando estos una unidad a la que se le llama
universalidad de derecho.
La regla consiste en que todos los derechos y obligaciones de las personas trascienden
a su muerte, excepto aquellos en que la ley establezca lo contrario. Entre los derechos
que se extinguen con la muerte encontramos los siguientes:
El usufructo.
Los derechos políticos también se extinguen con la muerte; por ejemplo, el derecho de
votar.
Legitima. Se aplicara la voluntad que la ley presuntamente considera que sería la del
autor de la herencia.
Por el procedimiento
Las sucesiones también se pueden clasificar con base en el procedimiento que se puede
seguir para su tramitación:
Judicial. Es la regla, toda sucesión puede tramitarse ante el juez, en todos los casos.
Los herederos o beneficiarios del autor de la herencia pueden adquirir los bienes
directamente o en su sustitución de otros que no llegaron a ser herederos; también
puede darse el caso de que los herederos tengan que decidir si el autor de la herencia
de quien heredan, a su vez heredo los bienes relativos a otra sucesión, lo anterior se
explica al exponer los diversos modos de suceder:
Por derecho propio. Se designa por derecho propio, por cabeza o de modo directo,
cuando el heredero es llamado directamente por la ley o por el testador; esta es la regla,
por ejemplo, los hijos son llamados por la ley, en primer lugar, para heredar directamente
en la sucesión de sus padres.
Por representación. La herencia también puede ser diferida en favor de los herederos
por estirpe, representación o sustitución; este modo de suceder se da cuando la ley
determina que en lugar del probable heredero, que habría sido llamado por cabeza,
deban entrar otra u otras personas a heredar la porción que le hubiese correspondido
al sustituido. Este modo de suceder se establece en la legislación, especifica y
únicamente, los casos señalados por los artículos 1609 y 1632.
La capacidad para suceder no es más que la aptitud para la vida jurídica en materia
sucesoria, y esta aptitud se compone de tres elementos:
Capacidad: en materia de derecho civil, como ya se dijo, es la regla. No basta con existir
para poder heredar, además se requiere no caer en las incapacidades que marca la ley;
por ejemplo, el notario ante el que se otorga un testamento, si existe, pero es incapaz
de heredar por influjo contrario a la verdad e integridad del testamento.
Dignidad, presupone que el sujeto que desea heredar existe y es capaz, pero que por
razones de orden ético, al legislador le parece que ese sujeto no debe heredar, excepto
que el propio autor de la herencia haya considerado lo contrario.
De lo anterior podemos concluir que para poder heredar se requiere existir, ser capaz y
ser digno.
La regla en materia sucesoria en cuanto a la capacidad para suceder es que todas las
personas físicas o morales son aptas para heredar, excepto los que la ley diga que no,
pero debemos aclarar que la propia ley dice que ninguna persona puede ser privada del
derecho de heredar de una manera absoluta, sino que solo puede ser privado de dicha
capacidad en relación con determinadas personas, o en relación con ciertos bienes , por
tanto , podemos afirmar que la capacidad es la regla y las incapacidades para heredar.
La capacidad para heredar es la actualización de la vocación hereditaria.