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EVOLUCIÓN DE LA TELEVISIÓN

Desde finales del siglo XIX, cuando se dieron los primeros pasos para la
revolución que significó luego la llegada de la televisión a millones de hogares,
este genial invento ha ido de la mano con profundos desarrollos en varios
campos de la física.

El adelanto surgió a raíz de una “simple” idea del joven y curioso estudiante
Paul Nipkow, quien en 1883 se imaginó usar un disco plano con pequeñas
perforaciones para dividir una imagen en una colección de puntos y líneas.

Con el tiempo se fue perfeccionado el Disco de Nipkow y, tras varias pruebas,


el físico John Logie Baird hizo su demostración pública en Londres en 1926,
usando un disco rotante emisor y otro como receptor, para transmitir de forma
electromecánica la figura de una marioneta llamada Stooky Bill, a la que bien
podríamos considerar el primer “actor” de la pantalla chica.

Al año siguiente ya se estaban probando transmisiones entre Londres y Nueva


York, y en 1935 la BBC británica comenzó a hacer programas abiertos al
público.

Nuevas adaptaciones tecnológicas estaban por llegar, como el uso de pantallas


de vidrio recubiertas de fósforo y plomo sobre las cuales impactaba un chorro
de electrones que viajaba por un tubo al vacío. El llamado tubo de rayos
catódicos comenzó a ser protagonista en los televisores en la década de 1940,
aunque ya había sido inventado medio siglo antes y fue clave en el estudio de
la naturaleza de protones y electrones.

Durante otro medio siglo, los televisores de tubos fueron testigos de la llegada
de imágenes en color y de la masificación de las comunicaciones, hasta que
comenzaron a ser remplazados por televisores más livianos y con delgadas
pantallas de cristal líquido y de plasma. Una vez más, la ciencia detrás de estos
sorprendentes adelantos.

Las de plasma cuentan con pequeñísimas celdas en donde una mezcla de


gases (neón, xenón y argón) pasa a estado plasmático al recibir descargas
eléctricas, y esto conlleva a la emisión de luz ultravioleta que estimula a un
revestimiento fosforescente que finalmente produce las imágenes luminosas.

Más recientemente la tecnología led entró a dominar el mercado de los


televisores, permitiendo tener pantallas de enormes tamaños y con muy bajo
consumo. Los que durante años fueron usados solo como pequeños bombillos
“decorativos” en aparatos electrónicos se constituyen ahora en toda una
revolución.
IDEA POSITIVA DE LA TELEVISIÓN

La televisión ayuda a conocer otros mundos Películas como Alicia en el País de


las Maravillas de Tim Burton, El gran y poderoso Oz de Sam Raimi, la serie
Mouk y otras muchas son ventanas abiertas a nuevos mundos. No solo a
nuevas formas narrativas, que eso merece un espacio aparte, sino una forma
de aprender más sobre mundos imaginarios y reales.

Sin la televisión, sería imposible para muchos conocer en toda su extensión y


detalle las grandes obras arqueológicas y arquitectónicas, del arte de todo el
mundo, por ejemplo, las pirámides de Egipto, el Coliseo Romano, las Ruinas de
Grecia o las ciudades Incas de los Andes Peruanos, por mencionar sólo
algunas.

UNA IDEA NEGATIVA DE LA TELEVISIÓN

Como consecuencia la televisión crea indiferencia ante problemas reales; los


deberes y obligaciones se vuelven problemáticos, porque no se atiende a ellos,
normalmente se retrasan, se olvidan, hay pereza para moverse del sitio de la
televisión. Quita el tiempo a todos los miembros de la familia para el diálogo, el
rendimiento escolar, la lectura, el deporte, amistades, etc.

La televisión es la máxima cátedra en donde millones y millones de alumnos


absorben ávida y pasivamente, sin ninguna actitud crítica lecciones de
crímenes, violencia, egoísmo, sensualidad; materialismo, etc.
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