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I. PROCESO Y HECHO
El proceso contencioso, en sus dos tipos, cognitivo y ejecutivo, opera
sobre el hecho y con el hecho para adecuarlo al derecho. Hecho que es
lo que ha ocurrido entre las partes y constituye la materia sobre la cual el
juez opera: su encuentro y su desencuentro; por ejemplo, una promesa
aceptada o una ofensa infligida o sufrida. Hechos son los medios de
prueba: la escritura del documento, que representa la conclusión del
contrato, o la narración de los testigos, que han visto u oído a la una parle
ofender y a la otra padecer. El valor del hecho es, pues, grosso modo,
aquello que tiene para el artificie la materia prima y el instrumento con los
cuales forma la res nova.
El hecho es un segmento de la historia y, por eso, una abstracción;
Concreto no es el hecho en sí, sino el tiempo, o sea un pasar; algo que
comparece y desaparece; en una palabra, el hecho no está firme, por eso
es una materia rebelde a la obra que el juez debe cumplir sobre ella y al
mismo tiempo un instrumento que, mientras lo trabaja corre el riesgo de
que se le escape de las manos. El juez, como fausto, debe detener el
instante.
I. GENERALIDADES
1. Concepto:
Desde que se interpone la demanda hasta que se dicta la sentencia,
media un espacio de tiempo cuyas consecuencias no deben ser
Soportadas por quien tenía razón para litigar, sino por quien
infundadamente sostuvo una pretensión contraria. Por eso el juez al
pronunciar su fallo debe colocarse al momento de la iniciación del
proceso, por lo cual la sentencia es siempre declarativa y tiene efecto
retroactivo.
Pero ello no basta a impedir que el transcurso del tiempo se traduzca
en hechos materiales cuya influencia puede ser decisiva respecto del
pronunciamiento final, sea en cuanto a su eficacia, como a las
condiciones en que ha sido dictado. El objeto del litigio puede
desaparecer, transformarse o disminuir de valor, por la acción de la
naturaleza o del hombre, y es evidente que en tales casos la sentencia
no podrá reintegrar al vencedor en la plenitud de su derecho. Esas
mismas circunstancias, referidas no ya al objeto del proceso sino a la
prueba, tienen también a veces importancia para la decisión, porque
si una de las partes se ve privada de un medio de prueba que existía
al momento de la iniciación del proceso, pero que desapareció o se
modificó cuando el juez debió examinarla, es evidente que la sentencia
será injusta. En otros casos, la demora en el pronunciamiento puede
ocasionar un perjuicio irreparable, como sería el peligro para uno de
los cónyuges pendiente el proceso de divorcio por malos tratos.
III. CLASIFICACION
De lo expuesto resulta que las medidas cautelares son de diversa
naturaleza y responden a fines distintos. Teniendo en cuenta ello las
medidas cautelares pueden ser clasificadas en varias categorías. En la
primera se incluyen las que tienen por objeto la conservación de una
prueba a los efectos del proceso de conocimiento, por ejemplo, el que
vaya a ser parte en un proceso puede pedir que se tome declaración a
algún testigo de muy avanzada edad, o que se halle gravemente enfermo
o próximo a ausentarse de la Capital, también puede pedirse la
constatación de un hecho por peritos, sin perjuicio de apreciar su eficacia-
en la sentencia definitiva.
Una segunda categoría la forman las que tienen por objeto asegurar el
resultado de la ejecución forzada: embargo, intervención judicial.
Comprenden la tercera aquellas sin las cuales podría resultar un daño
irreparable: separación de los cónyuges, alimentos provisorios,
prohibición de innovar.
Una última categoría la constituye la caución que se exige para obtener
la ejecución provisoria de un acto, incluso de las mismas medidas
cautelares (PODETTI. Rev. Der. Proc. (A), 1943-I, pág. 144)
V. CARACTERES
Las medidas cautelares provisionales que subsistirán mientras duren las
circunstancias que las determinaron y en cualquier momento en que estas
cesaren se podrá requerir su levantamiento. Las medidas cautelares
tienen carácter provisional, y de este para las partes, las siguientes
facultades;
a) Importar un pre-juzgamiento
b) Ser provisoria
c) Ser instrumental
d) Ser variable(art.612)
VI. CLASIFICACION
Veamos los distintos criterios de clasificación
a) Por sus condiciones de procedibilidad
Las medidas cautelares, de acuerdo con este criterio clasificatorio,
pueden ser divididas de la siguiente manera:
1. De peligro abstracto. -Son aquellas en que no es necesario mas que el
requisito de la verosimilitud del derecho, que a veces surge de la fuente
de la misma medida y por obra de una disposición legal. Mientras que en
otras ocasiones deben ser apreciadas por el juez. Consecuente con ello,
no debe acreditarse un peligro concreto.
2. De peligro concreto. - A diferencia de la anterior, en esta hipótesis se
requiere que la parte peticionante acredite en forma fehaciente la
existencia real y concreta del peligro, no bastando su sola invocación.
VII.- ENUMERACION
El nuevo Código Procesal Civil reglamenta las siguientes medidas cautelares:
a) embargo (arts. 642, 649, 650, 656, 661 del nuevo C.P.C.);
b) secuestro (arts.643, 647, 651)
c) intervención y administración judiciales (arts. 666,671)
d) anotación de litis(arts.673)
e) medida de no innovar(art.687).
Además, el Código prevé las medidas cautelares genéricas en el art.629 que,
según las circunstancias, fueran más aptas para asegurar provisionalmente
el cumplimiento de la sentencia
II. DEMANDA
Comienza la introducción a mostrar una diferencia profunda respecto De
la del proceso principal.
Esta última es una actividad compleja en cuanto se dirige al juez y a la
otra parte; no se propone la demanda al juez sin comunicarla a la otra
parte; tal es la figura de la citación.
La demanda de la providencia cautelar se propone, en cambio, por medio
de recurso, pero podría también proponerse por medio de citación.
Proponerla con recurso quiere decir dirigirse en primer término al juez.
Por tanto, mientras la introducción del procedimiento principal es
Compleja, la introducción del procedimiento cautelar es simple en Cuanto
consiste solamente en la proposición de la demanda al juez.
La comunicación de la demanda a la otra parte, puede existir o no existir.
IV. PRUEBAS
Ya la eventual falta de la audiencia de una de las partes atribuye al
procedimiento un carácter que el lenguaje tradicional expresa con la
formula del procedimiento sumario.
Ahora bien, el carácter sumario del procedimiento se manifiesta de modo
singular en cuanto concierne a la prueba de las afirmaciones de las
partes. Es de observar que la eventual falta de contradictorio acentúa más
bien que atenúa la exigencia de las pruebas; pero esta, al menos en
cuanto no se trate de pruebas que puedan ser sometidas a una rápida
inspección, exigen tiempo, de manera que la ley renuncia al respecto a
todas las preocupaciones que se encuentran establecidas para la
instrucción probatoria en el principal.
V. DECISIÓN
Sobre la demanda, el juez debe decidir, no excluye la identidad lógica del
acto, que cumple así el juez en el proceso cautelar, con lo que se cierra
el proceso principal.
A este respectivo viene a cuento observar el desorden que domina
siempre nuestra ley procesal en tema de clasificación de las providencias
del juez. La clasificación, como se ha señalado hace poco, debería estar
inspirada en un criterio rigurosamente funcional, distinguiéndose así las
providencias ordenatorias de las providencias decisorios.
La providencia cautelar debería tener siempre la forma del decreto; Pero
esto no excluye que tenga la sustancia de la decisión, a propósito de la
cual se recuerda todo lo que se ha.
VI. CRITICA DE LA DECISION
Precisamente porque la providencia cautelar tiene la sustancia de una
decisión. Incide en todo caso sobre la situación jurídica material de las
partes, lo que se ha dicho hace poco a propósito del predominio en la
providencia cautelar de lo rápido sobre lo bien, plantea el problema de la
crítica de la decisión misma. También este problema merece ser
planteado claramente.
Es verdad que, a las menores garantías del procedimiento contencioso
de conocimiento, corresponde, el carácter provisorio de la providencia la
cual está destinada a durar solamente hasta que se cierre el proceso
principal. (CALAMANDREI, Introduzione allo studio sis. dei. Priv, cau.,
cit, pág. 14; infra, n. 254) Aquí ha llegado incluso el momento para decir
que, contraponiéndose en lógica a lo provisorio lo definitivo, al proceso
para cuya cautela esta instituido el proceso cautelar, le conviene el
nombre de proceso definitivo.
Pero es también verdad que el proceso definitivo puede tener una larga
duración, de manera que una providencia cautelar eventualmente injusta
podría ser un peso exagerado en daño de la justicia, y para aliviar tal peso
puede no bastar la potestad de revocación, que sin duda compete al juez,
que ha pronunciado la decisión cautelar (CALAMNDREI, Instituzione del
proc. civ. It., cit., III, pág. 161), porque salvo que se funde sobre un cambio
de circunstancias, la revocación, al implicar un cambio de circunstancias
la revocación, al implicar un cambio de juicio por parte del juez, encuentra
en la práctica notables dificultades.
Quien examine con cuidado la disciplina desordenada que la ley vigente
de a este problema, tendrá motivo para convencerse todavía mejor de
que el problema cautelar es un instituto sobre
el cual la ciencia debe todavía trabajar para que el ordenamiento jurídico
se adecue a sus exigencias.