Capitulo 22
Ludwig Wittgenstein, filésofo ingeniero
Ludwig Wittgenstein fue uno de los fildsofos més influyentes
del siglo XX. Afirmarlo no es una exageracién. Pero ademas
fue un individuo singular, con una personalidad fascinante.
Nacié en Viena en 1889 en el seno de una gran familia austria-
ca de gran fortuna y abolengo, de origen judio, siendo el menor
de ocho hermanos. Su padre era un importante industrial side-
rargico y protector de la cultura. El joven Ludwig fue educado
por profesores privados hasta los catorce afios. Luego cursé es-
tudios en la Escuela Real de Linz’ y en la Escuela Técnica Su-
perior de Berlin. Su formacién como ingeniero lo llevé a ins-
cribirse en la Universidad de Manchester’ y, luego, a disefiar un
exitoso motor para aviones. Pronto sus intereses se desplazaron
hacia las matemiticas puras y el problema de su fundamenta-
cién. El légico alem4n Gottlob Frege, internacionalmente fa-
moso por ese entonces, le aconsejé estudiar con Bertrand
Russell en Cambridge. Aunque Wittgenstein no legé nunca a
leer y a estudiar filosofia en el sentido serio, académico, del tér-
mino, empezé a hacer aproximaciones al pensamiento filos6fi-
co. Como ya lo dijimos en el capitulo que le dedicamos,
Russell habia escrito, junto con Alfred North Whitehead, una
322LUDWIG WITTGENSTEIN, FILOSOFO INGENIERO
obra titulada Principia Mathematica, en la que pretendia deducir
toda la matemitica de la légica. Dicho trabajo fue crucial para la
constitucién de la matemftica contemporanea. Wittgenstein
la ley6 cuidadosamente y decidié abandonar la ingenieria y de-
dicarse a la filosofia.
Cierto dia abordé al pensador galés a la salida de una clase
donde habia asistido como oyente y le dijo: “Profesor Russell,
quiero que usted me diga si soy un idiota o no”. Russell le pre-
gunto la razén de un pedido tan curioso y Wittgenstein le con-
test6: “Porque si soy un idiota voy a seguir haciendo lo que
hago, que es dedicarme a la ingenieria aerondutica; y si no lo
soy, deseo dedicarme a la filosofia”. Prudentemente, Russell le
repuso: “Vea, en verdad no sé si es usted un idiota o no. Trii-
game algo que haya escrito para que yo pueda leerlo y hacerme
asi, quizis, una idea respecto de su inteligencia”. Dias después,
Wittgenstein volvié a abordarlo, esta vez para entregarle un es-
crito. Russell lo leyé y, al dia iguiente, al encontrarse con
Wittgenstein, le dijo: “Usted no debe dedicarse a la ingenieria
aeronautica”.
En 1913 murio su padre y Wittgenstein se mudé a Norue-
ga. Construyé una cabajia en un solitario fiordo y vivid en pro-
fundo aislamiento. Durante un afio, aproximadamente, trabajé
intensamente en diversos problemas de légica y mantuvo co-
rrespondencia con Russell.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, en 1914, se alisté
como voluntario en la artilleria austriaca. Durante los cuatro
afios que estuvo en el frente llevé en su mochila algunos cua~
dernos en los que anotaba sus pensamientos filos6ficos. En 1918
fue tomado prisionero por el ejército italiano. En el campo de
prisioneros de Monte Cassino, Wittgenstein dispuso de tiempo
libre para revisar y reordenar sus apuntes. Desde su prision, gra-
cias a John Maynard Keynes’, condiscipulo suyo de Cambridge,
323LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO
logré hacerle llegar una copia a Russell. El manuscrito se titula-
ba Tractatus Logico-Philosophicus.
UNA PERSONALIDAD ATRACTIVA
Wittgenstein era un hombre extrafio, callado, melancélico, de
extraordinaria belleza fisica, con una homosexualidad que
nunca logré asumir de manera explicita. Quienes lo conocieron
aseguraron que tenfa un influjo e influencia extraordinaria en
todo aquel que lo trataba en forma personal.
Después de la guerra, en 1919, fue liberado de su cautive-
rio. En Viena renuncié a su parte de la herencia paterna en
favor de sus hermanos. Se encontré con Russell y discutié con
él su trabajo linea por linea. Ciertas diferencias entre las pers-
pectivas de uno y otro se hicieron cada vez mis evidentes. El
Tractatus Logico-Philosophicus fue publicado en aleman en 1921.
EL LENGUAJE GENERA UN MUNDO PARA CADA INDIVIDUO
El mérito de ‘Wittgenstein es que puso el tema del lenguaje en
el centro de la atencién del pensamiento contemporineo. Los
lenguajes que nosotros manejamos de una manera espontanea y
reflexiva dan lugar a todo tipo de trampas, equivocos y parado-
jas. Hay una posibilidad de hacer un lenguaje que realmente sea
una verdadera descripcién del mundo tal cual es, purificado de
alguna forma de todas las ambigiiedades que lo constituyen ha-
bitualmente. El Tractatus es un esfuerzo por concretar una teo-
ria del lenguaje, y a través de él una teoria del mundo. Cada
uno de nosotros tenemos un mundo que nos viene a través del
lenguaje. Las proposiciones del lenguaje representan, de alguna
324