Las grandes directrices sobre la organización y el funcionamiento del sector eléctrico
peruano se encuentran establecidas en la Ley de Concesiones Eléctricas (LCE), que reestructuró la organización del mercado eléctrico y, en consecuencia, estableció condiciones necesarias para su desarrollo, logrando el abastecimiento oportuno y suficiente de energía para todo el Perú. La LCE se encuentra vigente desde 1992, habiendo sufrido algunos cambios posteriores, en especial mediante la la Ley N° 28832, Ley para asegurar el desarrollo eficiente de la generación eléctrica (LDGE). La regulación, al igual que la política fiscal y monetaria, es una de las principales herramientas con las que cuentan los gobiernos para afectar las decisiones de los agentes económicos. Un sistema regulatorio puede definirse como el conjunto de normas legales y las distintas autoridades con competencias regulatorias que las proponen, aprueban y, posteriormente, supervisan su cumplimiento en un determinado ámbito económico. La regulación del sector eléctrico está sujeta a los fines de la política energética, la cual depende de la política económica general del Estado. Los organismos reguladores eléctricos son creados con la intención de que sean agencias independientes de todos los agentes con intereses en el sector (gobierno, empresas e inversores, entre otros), y se espera que actúen con transparencia. De este modo, se establecen las bases para garantizar un suministro eléctrico de calidad a precios asequibles para los consumidores y que incremente el bienestar de la sociedad en su conjunto. La independencia es importante por una serie de características de la industria eléctrica. La regulación de la industria presenta tres problemas interrelacionados que fundamentan la regulación independiente (Armstrong, Cowan y Vickers, 1994): falta de compromiso (inconsistencia temporal), riesgo de captura e información asimétrica. Una autoridad técnica e independiente podría aliviar estos inconvenientes en forma simultánea. El diseño institucional y el desempeño en la industria energética tienen una relevancia especial, dadas las características de las inversiones en servicios públicos (Spiller y Levy, 1994). La independencia de los reguladores energéticos busca proteger sus intervenciones frente a los intereses políticos y privados. Así, la independencia del regulador es importante al hacer posible la toma de decisiones de forma objetiva e imparcial. En primer lugar, la independencia genera un compromiso creíble sobre la estabilidad de las políticas, frente a los intereses de los gobiernos a corto plazo (Kydland y Prescott, 1977; Barro y Gordon, 1983).Asimismo, la independencia brinda legitimidad a las decisiones de los reguladores frente a la influencia de los intereses privados. La captura de regulador por las empresas privadas o la teoría de los grupos de interés, subraya la importancia de los agentes privados en la formación de la política pública (Stigler, 1971).La delegación de la regulación a autoridades independientes podría solucionar de manera más eficiente los problemas relacionados con la información asimétrica. En contraste con el Congreso y otras entidades ministeriales, la agencia reguladora cuenta con tiempo, recursos y conocimientos para obtener información por parte de la firma regulada (Laffont y Tirole, 1993). Asimismo, la 118 delegación generaría resultados más rápidos y eficientes, basados en la experiencia (Maggetti et al., 2013) y, además, permitiría la adquisición de experiencia para resolver asuntos regulatorios técnicos. Posteriormente, se describe la racionalidad de emplear regulaciones para conseguir los objetivos de política económica y energética establecidos por los gobiernos. En este caso, la regulación del sector energético surge para minimizar los fallos de mercado que, por sí mismos, los agentes involucrados no podrían resolver de forma eficiente. Así, se abordan las cuestiones transversales en relación con la regulación social, dada la existencia de bienes públicos, externalidades, e información asimétrica. Luego, se analiza de forma particular la regulación de monopolios naturales en los segmentos de transporte y distribución eléctrica. El capítulo finaliza mostrando el cálculo de los precios de la electricidad en el Perú. 1. Marco legal e institucional 1.1. Marco legal La visión original de la introducción de la regulación económica en los años noventa fue la de controlar el poder monopólico en manos de empresas recientemente privatizadas. La privatización de la industria tuvo como fin garantizar la eficiencia económica y liberalizar al sector de la influencia a corto plazo de los gobiernos. En este nuevo marco institucional, la independencia de los reguladores era vista como una condición esencial dentro de la gobernanza de dichas instituciones y el correcto ejercicio de sus funciones. Los objetivos principales del regulador energético, Osinergmin, eran los de proponer un ambiente eficiente y sostenible para el sector. 1.2. Marco institucional El Ministerio de Energía y Minas (MEM) y el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) son las dos entidades claves responsables de la implementación del marco regulatorio y del cumplimiento de las regulaciones del sector energético y minero del Perú. De acuerdo con la LCE, el MEM es el órgano rector del sector, cuya función principal es formular y evaluar, en armonía con la política general y los planes del Gobierno, las políticas nacionales referentes al sector energético, mientras que Osinergmin es el ente encargado de regular, supervisar y fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones legales y técnicas de las actividades que desarrollan las empresas del sector. Osinergmin, en cumplimiento de sus funciones, utiliza los instrumentos a su disposición para ejecutar la política energética establecida por el MEM, creando así un entorno regulatorio estable que garantiza que las inversiones en el sector se realicen de la manera más eficiente posible. De esta forma, asegura la sostenibilidad de las inversiones a largo plazo en beneficio de los consumidores presentes y futuros. A continuación, se explica en mayor detalle las funciones de Osinergmin y de otras instituciones que participan en el sector eléctrico.
Principios de gobernanza regulatoria de la OCDE
De acuerdo con la OCDE, la política regulatoria y la gobernanza se definen como “una actividad de Gobierno entero integrada en el ciclo normativo del diseño, aplicación, revisión y evaluación de la regulación, con el apoyo de las instituciones adecuadas”. En ese sentido, la política regulatoria, como parte de la gobernanza pública, ayuda a configurar la relación entre el Estado, los ciudadanos y las empresas. Apoya el desarrollo económico, la consecución de los objetivos de política y fortalece el estado de derecho. La gobernanza de los organismos reguladores ayuda a asegurar que las decisiones reglamentarias se hacen sobre una base objetiva, coherente, sin conflicto de intereses, parcialidad o influencia indebida. Existen dos tipos de gobernanza en los reguladores: la externa e interna. La primera tiene que ver con los roles, relaciones y distribuciones de poderes y responsabilidades entre el Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial y el modelo de gobernanza del regulador, mientras que la segunda se refiere a las estructuras organizacionales del regulador, como estándares de conducta, roles, rendición de cuenta, reportes financieros y supervisión de la industria. Los principios de la OCDE basados en mejores prácticas para la gobernanza de los reguladores se resumen: Análisis de Impacto Regulatorio en Osinergmin El Análisis de Impacto Regulatorio (RIA, por sus siglas en inglés: Regulatory Impact Assessment) es una herramienta para realizar una evaluación sistemática y coherente de las políticas emitidas por una institución regulatoria, en el marco de sus competencias legales y en línea con sus objetivos estratégicos. Involucra una serie de procesos que facilita y mejora el procedimiento de toma de decisiones desde la definición del problema y los objetivos, la identificación de alternativas viables, la evaluación de cada alternativa y, finalmente, la elección de la mejor opción. De forma general, los pasos a seguir para la elaboración del RIA son (Osinergmin, 2016a): i) Identificación del problema: la definición del problema debe explicar por qué existe un problema, cuál es su magnitud, si se ha intervenido previamente y el porqué de la situación actual. Se debe tener cuidado de no confundir los síntomas con las causas que origina el problema. ii) Definición de los objetivos: los objetivos deben estar directamente relacionados con el problema que se ha identificado. Son importantes porque permiten la identificación y comparación de las opciones de política, así como el análisis de sus posibles impactos. iii) Identificación de alternativas: el RIA no debe establecerse como una justificación de aquella opción regulatoria establecida ex ante, sino presentar una serie de opciones que puedan servir para el objetivo que se pretende alcanzar. Las opciones deben estar relacionadas claramente con el problema y los objetivos. Entre las alternativas, además de considerar opciones regulatorias, pueden considerarse opciones no regulatorias, la autorregulación y la co-regulación. iv) Analizar los beneficios y costos de las alternativas: se debe identificar los impactos económicos, sociales y ambientales de cada una de las alternativas por cada uno de los grupos de interés, independientemente de si se expresan en términos cualitativos, cuantitativos o monetarios. Los impactos positivos son los beneficios, mientras que los negativos son los costos. Este análisis debe considerar los efectos sobre la competencia en el mercado y los efectos sobre las cargas administrativas. v) Elección de la mejor opción: se deben comparar las opciones regulatorias a fin de elegir la opción que genere mayores beneficios netos para todos los involucrados (regulador, sociedad, regulados) y permita cumplir mejor con los objetivos estratégicos. vi) Establecer supervisión y monitoreo: una vez elegida la mejor opción, se debe establecer sistemas de seguimiento y evaluación, así como indicadores, con el objetivo de evaluar la consecución de los principales objetivos de la propuesta. Los indicadores deben ser sencillos. En otras palabras, la colección de datos no debe ser más costosa que el valor de la información que proporcionan A lo largo de todo el proceso RIA debe realizarse un proceso de consulta con todos los grupos de interés, a fin de obtener mayor información y evidencia que apoye la realización del RIA. La consulta sirve para establecer la legitimidad de la regulación. Es importante resaltar que el RIA proporciona, a quienes toman decisiones, información detallada y datos empíricos acerca del impacto (costos y beneficios) de la medida reglamentaria, siendo así una herramienta clave para mejorar la calidad de las normas legales y la regulación. Osinergmin, con la visión de ser un regulador de clase mundial y en concordancia con las políticas de gobernanza de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha aprobado la Guía de Política Regulatoria N° 1: Guía para la realización del Análisis de Impacto Regulatorio en Osinergmin (Guía RIA) y ha dispuesto su aplicación en un periodo de prueba durante 2016 (prorrogable) para dos propuestas normativas piloto. Esta decisión se materializó mediante el Acuerdo del Consejo Directivo de Osinergmin 01-13-2016-CD del 12 de abril de 2016. El desarrollo conceptual de este proyecto se inició en 2014, con la revisión del marco regulatorio del sector energía en el Perú, la cual motivó la decisión de Osinergmin de elaborar una Guía Metodológica de Análisis de Impacto Regulatorio durante 2015 y establecer un periodo de prueba de la metodología RIA durante 2016, actividades que se han venido ejecutando con éxito.