-INTRODUCCIÓN
El estudio y ejercicio profesional del Derecho es unas de las actividades más importantes
de la sociedad y su estructura. No obstante de ello, existen muchas fisuras y grietas en las
instituciones jurídicas, leyes, códigos, etc., por donde se filtran una gran cantidad de
injusticias y contradicciones.
Ser un buen abogado, o estudiante de leyes, no se contrapone en lo más mínimo con ser
crítico frente a los actuales problemas del derecho y sus perspectivas. Al contrario es parte
de devolver a la abogacía su papel filosófico, histórico y de justicia.
El ensayo no va dirigido en forma exclusiva al mundo jurídico, sino de forma amplia a otros
sectores de la sociedad, pues la batalla por un nuevo tipo de derecho nos corresponde a
todos.
Este ensayo no viene acompañado de encuestas ni estadísticas, todo esto lo dejamos para
un nuevo tratado de casuística específica y concreta. Por ahora, lo importante es el análisis
filosófico y conceptual de los problemas y perspectivas del derecho, para lo cual nos
apoyamos en dos preceptos académicos: primero, la filosofía es la madre de todas las
ciencias, sin excepción; y, segundo, los hechos públicos y notorios –de los que trataremos
aquí- no necesitan ser probados.
Por lo demás, siempre dejaremos en claro que “el propósito de toda polémica no es discutir
por discutir, sino encontrar el camino y soluciones para resolver los problemas”.
“Todos los ciudadanos son iguales ante la Ley” es uno de los enunciados clásicos de
prácticamente todas las cartas margas y códigos civiles del mundo. Sin embargo, esa frase
jurídica esconde o disimula una realidad muy compleja: la existencia de clases sociales en
la sociedad (grandes propietarios, pequeños y medianos propietarios, gente sin
propiedades). Por ende la igualdad ante la ley, no es la igualdad ante la vida, mejor dicho
ante la sociedad que es en última instancia una construcción económica y socio-cultural
que ha evolucionado a través de la historia.
Posible solución:
La economía debe cambiar profundamente; quienes producen la riqueza material (obreros,
campesinos, pequeñas y medianas empresas, intelectuales) deben legislar en función de
su realidad concreta, es decir dar a cada quien lo que le corresponde en correlación directa
a su participación en la producción de la riqueza del país. Esto, lógicamente, salvando el
derecho de los grupos prioritarios (niños, ancianos, enfermos y discapacitados) que
requieren una manutención y/o ayuda específica por parte de toda la sociedad.
“Rey muerto, rey puesto”, así es como se ejercía la política y el derecho en la Edad
Medieval. Y pese a las revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX, esa vieja práctica
reaccionaria sigue vigente.
Significa que la ley la impone el nuevo monarca, él mismo es la ley. En los tiempos
contemporáneos, no se habla de un solo individuo que se cree todopoderoso, ahora lo son
un conjunto de partidos y grupos de poder que se imponen. Es decir, de una tiranía
individual, pasamos a una tiranía grupal.
Cuando entra al poder estatal un “nuevo” grupo politiquero hace y deshace las leyes a su
conveniencia. Luego entrará otro y condenará al anterior como “corrupto”, tan solo para
repetirse la misma historia una y otra vez, entre falsos “nuevos redentores” contra los
antiguos gobernantes “corruptores”.
Posible solución:
Para resolver esta contradicción, se debe invertir el orden actual que se manifiesta como:
quienes trabajan no gobiernan, y quienes gobiernan no trabajan. Lo correcto es que quienes
trabajen sean al mismo tiempo quienes gobiernen, de forma colectiva y colegiada.
Posible solución:
Cada derecho, cada libertad, cada garantía, debidamente escrituradas, deben contener en
su propia definición y tipificación una forma concreta de aplicarse.
Por ejemplo: “Toda persona tiene derecho al trabajo. Garantizan este derecho la
construcción quinquenal de nuevas industrias estatales por región y provincia; además de
la libertad y promoción de emprendimientos de las PYMES, así como la regulación técnica
de las profesiones y oficios”.
Otro ejemplo: “Los trabajadores públicos y privados tendrán derecho a unas vacaciones
anuales. Garantizan este derecho la gran red de complejos turísticos estatales que se
construyen en cada provincia del país y cuyo acceso al público es gratuito”.
Existen muchos bienes jurídicos protegidos, tantos como el legislador o el jurista puedan
definir. Como principales bienes jurídicos protegidos tenemos la vida, la libertad, la
propiedad. De la vida todos estamos de acuerdo, obviamente hay que definir mejor, pues
dar el derecho a la vida a una persona sin garantizar en lo más mínimo su subsistencia es
por decir lo menos un sofisma.
Posible solución:
La propiedad es el bien jurídico principal que defiende el actual sistema, y es “normal” pues
vivimos en medio de relaciones capitalistas de producción en todo el mundo. Sin embargo,
aquí viene la otra cara de la moneda: la propiedad no puede existir sin el trabajo, por ende
éste es el principal bien jurídico que debería protegerse y no al revés.
Pese a que las revoluciones, luchas sociales y demás, han contribuido a quebrantar dichas
tesis, a día de hoy todavía son relativamente fuertes. Y lo hacen a la inversa. Antes, las
leyes penales atacaban directamente a la gente que se encontraba dentro de aquellos dos
grupos mencionados; mientras que ahora, la ley penal solo tiene que esperar a que la
misma desigualdad social y económica existente empuje a las personas contra ella, como
una especie de ‘muro de contención’.
Posible solución:
Casi todos los códigos civiles del mundo occidental provienen del derecho civil napoleónico,
de aquellas normativas que regulaban las relaciones entre particulares en la Francia de
1804. Como sabemos, en 1789 triunfó la revolución liberal burguesa en dicho país. Si bien
fue un gran cambio frente al viejo mundo feudal en decadencia, el nuevo derecho civil
burgués es la exposición del individualismo más extremo, cuyos dos ejes principales son la
‘propiedad privada individual’ y la ‘familia’.
Las leyes civiles han tratado de regular temas como el matrimonio, divorcio, tenencia y
manutención de hijos, herencias, contratos mercantiles, etc. Pero lamentablemente, una y
otra vez fallan, o son desbordadas por grandes problemas en las relaciones personales y
sociales.
Posible solución:
Este tema es quizás uno de los más complejos que debe abordar el nuevo tipo de derecho.
La propiedad privada personal y la conseguida con el fruto del trabajo, deben protegerse.
El tema es como regular ciertos actos jurídicos como la manutención de los hijos y las
herencias, de una forma más objetiva, colectiva y que permitan agilidad y eficacia.
Por ejemplo: ¿podría sostenerse la manutención de los hijos con un fondo mixto, una parte
de sus progenitores, y la otra de un fondo estatal colectivo? Para quienes tal vez sostengan
que eso es imposible, solo basta recordarles que el pueblo con sus tributos tiene que
sostener un gigantesco aparato estatal de ministros, gobernadores, asambleístas,
prefectos, alcaldes, consejeros, concejales, asesores, etc., que cobran fuertes sumas de
dinero por su “trabajo”.
Al fin y al cabo, abogados y pasantes que sepan cómo elaborar una demanda, cómo hacer
las citaciones, cómo realizar una posesión efectiva ante notario público, etc., hay
muchísimos. Mientras que la sociedad afronta cada vez más problemas de complejidad
enorme y que muy pocos abogados quieren ponerse a analizar y/o proponer posibles
soluciones.
Por ejemplo: problemas económicos que tienden a agravarse hasta un posible colapso
financiero; problemas delincuenciales de constante crecimiento; problemas de
contaminación extrema de la naturaleza y la sociedad, etc.
Posible solución:
Cada abogado y pasante debemos vivir de algo, y hacerlo con dignidad, dar un buen
servicio y cobrar honorarios es totalmente correcto. Pero no quedarnos en eso, sino también
contribuir a la sociedad con nuestro conocimiento y capacidad de liderazgo, para sembrar
conciencia entre el pueblo respecto a los grandes problemas presentes y futuros.
La pluma es tan efectiva como la espada en la lucha por un mundo nuevo. A través de
libros, conferencias y conversatorios se puede aportar mucho a la sociedad.
Sin embargo, una y otra van quedado obsoletas frente a los nuevos requerimientos
sociales. El mundo está actualmente lleno de cambios, contradicciones e injusticias. Hoy
más que nunca urge que los profesionales y estudiantes del derecho, comencemos a dar
forma de lo que será la nueva Escuela del Derecho, que dada la firmeza y objetividad de la
ciencia y de la filosofía materialista, no puede ser otra que la Escuela Dialéctica del
Derecho.
Características:
-Todo está en constante cambio y movimiento, por ende el derecho no es inmutable, cambia
y debe cambiar en función del desarrollo de la sociedad, pero siempre de forma progresiva,
en ningún momento de forma regresiva.
-Los principales bienes jurídicos protegidos deben ser: el trabajo, la ciencia, la nueva
cultura, el colectivismo, la vida, la libertad social e individual, la propiedad privada personal
y colectiva, la patria (entendida como unidad geográfica, económica y cultural en beneficio
de la mayoría de trabajadores).
-La administración de justicia debe ser obra del mismo pueblo, a través de jueces y
tribunales populares.
-Los profesionales del derecho no debemos ser meros escritores u oradores, sino además
y principalmente, filósofos de las leyes, que contribuyamos al desarrollo de la sociedad con
nuestras herramientas jurídicas.
“El propósito de toda polémica no es discutir por discutir, sino encontrar el camino y
soluciones para resolver los problemas”
Nicolás Gualle
14/07/2018