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La marimba esmeraldeña es un instrumento de percusión tradicional de la Culturas

musicales de resistencia: los afroesmeraldeños

En las fatídicas épocas coloniales el “negro” fue despojado de todo: separado de


su tierra originaria y de su familia; maniatado y torturado fue puesto en venta al
mejor postor. Cortesanos, conquistadores, comunidades religiosas, latifundistas
y otros explotadores adquirían “en propiedad” las vidas de estos desarraigados
para ponerlos a trabajar en condiciones infrahumanas: así llegaron y vivieron
los esclavos negros en América.

Establecidos en estas tierras los pobladores africanos tuvieron que batallar por
lo más básico y obligatorio: la sobrevivencia. Todo lo material les fue
arrebatado, y se hicieron intentos por quitarles lo inmaterial también; sin
embargo, lo inmaterial resulta más difícil de usurpar, pues la cultura de un
pueblo está guardada en la memoria.

Los colonialistas consideraban que la memoria cultural básicamente se radicaba


en la religión y en la lengua, así que como mecanismos para borrarla se aplastó
esa memoria con la suplantación de valores. Pero existían otros recursos de
memoria: uno de ellos la música, que los colonizadores no repararon o lo
hicieron con alguna tardanza en pretender destruirla, quizá porque en principio
no veían en ella un grave peligro o les era de poco beneficio o valor; sin embargo
resultó ser una de las formas más poderosas de resistencia cultural[1].

La memoria a través de la música lograba reactivarse y conectar a su hogar, a su


tierra, su familia, a sus divinidades. Era una forma sonora de retornar a su
origen. Y si esa música sufrió acomodamientos culturales obligados, fue cuando
se descubría que en ella confluían aspectos “idólatras”, entonces los poderes la
condenaban y prohibían, pero ella aún así resistía, ocultándose o disfrazándose.
Por suerte la música puede ser guardada en lugares donde la purga inquisicional
no siempre puede hurgar, en los cerebros de sus cultores, pues incluso la música
se puede pensar, se puede cantar muy quedo o en silencio: se puede soñar en
tambores sonando. A los hijos huérfanos del África, les fueron arrebatados sus
nombres, sus lenguas originarias, sus divinidades y cualquier práctica cotidiana,
amorosa o creativa que hubiesen tenido, pero la música y la ingénita alegría de
estos hombres sobrevivió significativamente.

La música vino pues en las mentes de los esclavos, ya que no era necesario traer
instrumento alguno para que ella perviviera, bastaba con que de sus voces
hicieran brotar sus cantos nuevamente. A veces los “propietarios” les permitían
cantar pues notaban que cantando olvidaban el dolor del trabajo extenuante o
como una forma de tranquilizar los ánimos por temor a un levantamiento. Se
harían cantos también en secreto, quizá en el único espacio de descanso que se
concedía a los trabajadores forzados, pudiera ser cuando los patrones iban a
misa, o en los rincones más apartados donde los “dueños” no los pudieran
reprimir. Cuando en esos rincones se reunían los cimarrones (esclavos fugados),
se constituían los llamados palenques.
Fragmento del“Mapa de las costas desde Cavo de Sn. Lorenso, hasta el Río de las Esmeraldas, en el Mar
del Sur. Levantado por M. de la Condamine, año 1736 y copiado del original por Dn. Antonio de Ulloa”.

En estos territorios encontraron implementos naturales para fabricar


herramientas sonoras. Materiales diferentes claro, pero con similares
resultados. Hicieron sus tambores, que quizá es el instrumento más
determinante en el sonido y sencillo de lograr, pues puede obtenerse
simplemente de un troco hueco de árbol para crear un ritmo. Así mismo
descubrieron la dureza de la chonta y otras especies vegetales para reconstruir
otros instrumentos musicales. Las calabazas y las cañas sirvieron para el mismo
efecto; en fin, la naturaleza local les proveyó de nuevos implementos para
expresarse. En otro momento ya habíamos mencionado que más que la
nominación patrimonial a instrumentos o géneros se debería declarar a los
pueblos negros e indígenas y a su música como culturas patrimoniales de la
resistencia cultural (o de la resistencia musical).

Si los negros fueron traídos de diversas zonas del África (Congo o Guinea), cada
uno debió aportar con sus experiencias sonoras de su localidad y se fueron
mesclando entre sí con asimilaciones de las músicas locales indígenas; en ese
proceso debieron ir consolidándose formas de expresión que hoy conforman la
cultura musical negra. En otro artículo hemos tratado sobre la música afro de la
región andina (Chota-
Mira) http://soymusicaecuador.blogspot.com/search/label/Bomba
, ahora desarrollaremos un panorama de la música afro en Esmeraldas.

Parámetros generales
Esmeraldas es una provincia situada al noroccidente del Ecuador, en las costas
del Pacífico y colindante con territorio colombiano (existen lazos familiares y
culturales entre los negros de la zona norte del Ecuador y de la zona sur de
Colombia). El cronista Miguel Cabello Balboa (1535-1608) menciona que en
1577 le fue contada una historia sobre la población negra en esta zona, la que de
acuerdo a ese comentario se debía al naufragio -cerca a las costas de
Esmeraldas- de un barco del que bajaron un grupo de afros y desde entonces se
establecieron allí como población libre conjugándose con la población nativa en
donde no faltaron acciones de pugna y alianza. Nacieron así los zambos, mezcla
de negros con indígenas.

Vamos a transcribir lo concerniente a esa historia, aquella que se le contó a


Cabello Balboa y que es parte de su escrito testimonial:Verdadera descripción y
relación larga de la Provincia y Tierra de las Esmeraldas:

De la entrada que hicieron los negros en la Provincia de las Esmeraldas


El año del Señor de mil quinientos y cincuenta y tres, por el mes de Octubre, partió del puerto de
Panamá un barco, una parte del cual alguna mercadería y negros que en el venían, era y
pertenecía a un Alonso de Illescas, vecino de la ciudad de Sevilla, el cual barco, como hallase por
aproa los sures, vientos ordinarios en aquella costa del Piru, cuyo camino llevaba de bajada,
abajo de la isla de Gorgona, que, como queda dicho, esta puesta frontera del río de San Jhoan y
porfiando el descaminado barco contra mares y vientos, se entretubo muchos días sin poder
seguir su viaje, y pasados treinta de su navegación pudo hallarse doblado el cabo de San Fran-
cisco, en una ensenada que se hace en aquella parte que llamamos el Portete; tomaron tierra en
aquel lugar los marineros y saltando a ella para descansar, de una tan prolija navegación,
sacaron consigo a tierra diez y siete negros y seis negras, que en el barco traían, para que les
ayudasen a buscar algo que comer, porque ya no tenían con que se poder sustentar, dejando el
barco sobre un cable. Mientras ellos en tierra, se levantó un viento y mareta que le hizo venir a
dar en los arrecifes de aquella costa, los que, en el ya quebrado barco habían venido, pusieron su
cuidado en escapar si pudiesen, algo de lo mucho que traían, y sólo pudieron salvar una rica y
costosa custodia de plata que traían de España para el monasterio de Santo Domingo de la
Ciudad de los Reyes, y visto no poder reedimir la ropa, procuraron dar cobro a sus vidas, y
dejando enterrada la custodia, trataron de hacer su camino por tierra, y queriéndolo poner en
efeto procuraron juntar los negros, los cuales y las negras se habían metido el monte adentro,
sin propósito ninguno de volver a servidumbre; visto por los marineros y pasajeros que el
tiempo no daba lugar a más, se pusieron en camino, en el cual de hambre y sed y cansancio
murieron casi todos, y los que escaparon llegaron tan estragados y enfermos que sólo sirvieron
de mensajeros y testigos de sus calamidades y miserias, porque a pocos días, murieron.
“Los negros, juntos y armados lo mejor que pudieren, con las armas que del barco sacaron, se
entraron a la tierra adentro, olvidando el peligro con la mucha hambre, y fueron a dar en una
población, en aquella parte que llaman Pidi. Los bárbaros della espantados de ver una escuadra
de tan nueva gente, huyeron con la más nueva priesa que les fue posible y desampararon sus
ranchos y aun sus hijos y mujeres, y los negros se apoderaron de todo, en especial, de las
comidas, que era lo que por entonces hacía más a su propósito. Visto por los indios que se
detenían en sus casas, mas de lo que ellos pensaban, ni quisieron apellidar en sus convecinos, y
juntos los más que pudieron acaudillar dieron de improviso sobre los negros y ellos, peleando
por la comida y la vida, hiciéronlo tan bien, que se defendieron y ofendieron a los indios, y
viendo estos, que con los negros no podían ganar nada, que les tenía allá sus mujeres e hijos, y
que estaban muy de asiento, trataron pases con ellos, siendo caudillo un valiente negro llamado
Anton, y asentado su amistad, y pasados algunos días, trataron de ir todos hacer guerra a los
indios de Campas, y ansi lo pusieron por obra; mas no les subcedió como ellos pensaban, antes
los belicosos Campas les dieron tal priesa que les mataron seis negros y algunos indios amigos, y
con esta pérdida se volvieron a su asiento, y de sus primeros amigos, los cuales viendo algo
descuidados' procuraron tentar segunda vez la fortuna, deseando echar de sus tierras tan
importunosos huéspedes, mas no sólo no pudieron, pero dieron ocasión a que los negros, once
que quedaron, por industria de su caudillo hiciesen tal castigo y con tanta crueldad, que
sembraron terror en toda aquella comarca, y dende entonces procuraron no enojarlos, ni los
negros se hosaron fiar más dellos. Subcedieron, andando el tiempo, otras guerras y jornadas que
no hay para que escrebirlas, al cabo se vinieron a contentar con solo poder allí guardar sus vidas
y libertad. Al cabo de algunos años, por muerte de el caudillo, nació entre ellos discordia,
pretendiendo cada uno el mando, asi para finalmente venir el negocio a las armas y en tal
demanda murieron tres, de suerte que solos siete y tres negras que había y hay, y no es poco de
maravillar haberse aumentado en aquella tierra esta generación, siendo tan semejante en toda
Guinea y andando como ellos andaban solos subjetos a su voluntad. […].
(Fuente: “Verdadera descripción y relación larga de la Provincia y Tierra de las Esmeraldas […]”.
En: Miguel Cabello Balboa. Obras. Vol I. Quito: Editorial Ecuatoriana, 1945. p. 18-19).
El etnomusicólogo Carlos Coba hace un resumen de lo apuntado por Cabello,
cuya historia respecto al poblamiento de los negros en Esmeraldas se basa en la
tradición oral:

“Un barco cargado de esclavos encalló cerca de la actual ciudad de Esmeraldas a mediados del
mismo siglo (1553). Un grupo de 23 africanos, 17 hombres y 6 mujeres de las costas de Guinea,
capitaneados por un ladino llamado Alonso de Illescas, huyeron de sus captores y procedieron,
valiéndose de muchas artimañas, a dominar la región” (En: Coba, Carlos. Literatura popular
afroecuatoriana. Otavalo: IOA, 1980. p. 64).

Lo cierto es que algunos documentos señalan que había un asentamiento de


negros cohabitando en esa zona con los indígenas y defendiéndose de los
ataques de los españoles. Posiblemente la población negra sea producto de
varias fuentes, incluyendo la aseverada por Cabello Balboa, así como de junta de
fugitivos y migraciones.

Los negros de Esmeraldas(1599). Óleo de tres caciques zambos (Al centro: Francisco de Arobe, de 56 años; sus hijos: Pedro,
izquierda, de 22 años: y Domingo, derecha, 18 años), ataviados con prendas españolas, joyería prehispánica y lanzas de chonta,
elaborado por el pintor, natural de Quito, Adrián (en otras fuentes consta Andrés) Sánchez Galque. En la orla de la derecha del
óleo consta la siguiente información: El doctor Juan del Barrio de Sepúlveda, Oidor de la Real Audiencia del Quito lo mandó
hacer a sus expensas para su señor Felipe III Católico Rey de las Españas y de las Indias, en el año de 1599”.

Esmeraldas posee una rica herencia arqueológica prehispánica (de antes de llegar la
población afro); objetos sonoros -instrumentos y figurinas con representaciones
plástico-musicales- de las fases La Tolita y Chorrera que muestran las condiciones de
desarrollo e importancia que llegó a tener la música en esas localidades. Aquellas
expresiones sonoras ancestrales desafortunadamente no fueron comprendidas por los
colonizadores, quienes finalmente las desbastaron. A inicios de la etapa conquistadora
Miguel Cabello Balboa en sus Crónicas, da testimonio de la presencia de la vihuela, allá
por el año de 1577, al relatar su permanencia en la provincia de Esmeraldas:

“Tardaban ya los fementidos bárbaros más de lo propuesto y prometido, en tanto grado, que nos
sentíamos ya defraudados de toda nuestra esperanza, que aun de la vida dudábamos, según las
malas señales aparecían, y en medio de estas aflicciones, Juan de Santa Cruz, dotado de buena
gracia en tañer y cantar tomando una mal acordada vigüela, cantó un salmo”.

Este viene a ser el primer testimonio de aquel instrumento musical en lo que ahora es
territorio ecuatoriano. Más tarde, cuando la etapa de la Colonia estaba por finalizar,
Willian Bennet Stevenson asienta en su diario de viaje que escuchó en Esmeraldas tocar
la marimba y en alguna ocasión la combinación de marimba y guitarra.
"El número de diversiones o entretenimientos que tiene esta gente es muy reducido; después del
trabajo diario, se retiran a descansar; los domingos por lo general son mejores que otros días;
pero cuando se reúnen en las fiestas anuales en el pueblo, es normal verlos cantando y bailando.
La música que les escuché interpretar y los instrumentos que vi en sus casas resultaron
novedosos para mí, y tal vez únicos, excepto el tambor, el cual lo fabrican asegurando un pedazo
de piel de cerdo por el extremo de un pedazo nuevo de madera, dejando el otro abierto; el
chambo es un tubo hueco de unas treinta pulgadas de largo, y cuatro de circunferencia; está
hecho de un tipo de madera suave y está atravesado con pequeñas clavijas de chonta, que se
proyectan una media pulgada hacia el interior; se pone unos cuantos frijoles pequeños dentro
del tubo y se cierran sus extremos. El instrumento se toca sosteniéndolo con ambas manos, una
a cada extremo, y agitándolo, de modo que el sonido producido se parece en ocasiones al de la
lluvia simulada en los escenarios ingleses. La marimba está hecha con dos pedazos anchos de
caña sujetados en sus extremos, cada uno de seis a diez pies de longitud; entre estos pedazos se
suspende un gran número de pedazos de caña hueca, de dos o cinco pies de diámetro a cuatro o
dos pulgadas, de modo que el instrumento se parece a una flauta gigante de Pan; a través de la
parte superior de estas cañas se colocan delgadísimas piezas de chonta, que descansan en el
armazón sin tocar las flautas, y se las amarra con un hilo de algodón; se cuelga el instrumento
del techo de la casa y por lo general lo tocan dos hombres, que se colocan frente a frente con dos
palos pequeños que tienen perillas de caucho, con los cuales golpean los pedazos transversales
de chonta produciendo diferentes tonos de acuerdo al tamaño del tubo colgante de caña sobre el
cual está colocada la chonta. Algunas marimbas son bien hechas y el diapasón no es muy
irregular; pese a lo rudimentario de este instrumento, a menudo sus melodías me han
entretenido, especialmente cuando he bajado río abajo flotando, ocasiones en las cuales mis
palanqueros han cantado sus aires nativos al son de la música. Este instrumento, al que a veces
suele acompañar una guitarra, alegra a los nativos de este lugar durante sus fiestas, y no son
pocas las veces que se usa para llamar a las almas a la divina contemplación de la santa misa.
(Fuente: Stevenson, William Bennet. Narración histórica y descriptiva de veinte años de
residencia en Sudamérica, Ediciones Abya-yala, 1994, p. 465-466).

Stevenson registra como parte del instrumental musical al chambo, instrumento, al


menos en su nombre que no se encuentra en la organología negra, pero que según la
descripción corresponde al guasá o guazá. Además es interesante lo que menciona
respecto al uso de la guitarra, que la vio en Esmeralda a veces acompañando a la
marimba.

Pasemos ahora a tratar asuntos sobre los instrumentos musicales y


participantes que caracterizan a esta cultura musical, a cuyo conjunto sonoro
hemos dado el nombre de “Conjunto de marimba”, por ser el instrumento
preponderante de su arsenal organológico. El “Conjunto de marimba” está
constituido por los cantores o cantoras: glosadores (solistas) y respondedores; y,
los ejecutantes que tocan la marimba, el cununo, el bombo y el guazá. Hay
instrumentos como la maraca o la quijada de burro (algunos ya no se usan), que
pueden ser adicionados, pero los ya nombrados son los principales. Algunos
instrumentos se usan en pares: hembra y macho (hay contradicciones en cuanto
a estas designaciones, unos creen que es por el sonido, más agudo y más grave,
hembra y macho, respectivamente, y otros por el tamaño de los instrumentos,
nos inclinamos más por la primera condición).
Un conjunto de marimba en Esmeraldas, que parece tomada a fines de los años 70’s. Foto en el AH-MCE.

La compositora y cantante negra[2]Petita Palma opina que más que con la


marimba, al negro se lo debe identificar con el tambor. Esto me parece muy
acertado en el caso del negro en el contexto mundial; sin embargo, creemos que
en nuestro caso la marimba se sobrepone por su tímbrica a cualquier tambor
afroesmeraldeño. De todos modos quienes piensen que debe ser del otro modo,
se puede cambiar por el de “Conjunto de tambor de los afro esmeraldeños”, en
definitiva lo que quiero decir que es a la cultura negra (o afro) a la que le
corresponde definir estos parámetros terminológicos y nominativos. Lo que
podemos hacer nosotros es sugerir guías sobre aspectos históricos que hemos
investigado en torno a la música afroecuatoriana. En lo que si hay razón, es en
señalar que la música afroecuatoriana, como quizá todas las músicas afro,
tienen preponderancia marcada en el ritmo, por ende en la percusión, de la cual
brota una sincronía polirítmica de cununo, guasa, bombo y marimba.

***
En resumen, Esmeraldas es un crisol cultural, en donde se conjugan variantes étnicas.
De la parte indígena se encuentran los Chachis, Eperas (Esmeraldas) y Awas (Carchi y
Esmeraldas). A partir de la etapa colonial se suman en estos territorios los africanos
que bajaron a las costas esmeraldeñas desde buques negreros. A este conglomerado
cultural se incorporaran mestizos, zambos y mulatos.

A pesar de esta diversidad, los símbolos de identidad musical más visibles en la


provincia de Esmeraldas están dados principalmente por la cultura afro y sus
instrumentos. El “Conjunto musical de marimba” es lo más representativo de esta
comunidad y está constituido por la marimba, un instrumento de percusión hecho con
teclas de una madera muy dura que se llama chonta; las teclas se golpetean con
baquetas con punta de caucho; el cununo, tambor alargado con un parche de cuero que
se toca con las manos; el guasá, una caña de bambú (esta caña también se usa para los
resonadores de la marimba) que se bate para que suenen las semillas o perdigones que
se colocan en su interior; y la tambora o bombo, con dos parches de cuero. Los cantos
se suelen hacer de manera responsorial, o sea que existe un solista y un coro que
responde o complementa las frases musicales.
La danza y la música están estrechamente vinculadas en los géneros de marimba como
las aguas, la caderona, la canoíta, el fabriciano, patacoré, torbellino, andarele, etc.;
cada pieza musical tiene una música y una forma de baile.

Instrumentos, música y danzas se fueron sincretizando y definiendo desde épocas


coloniales, luego de que los habitantes afro fueron traídos del África.
El canto sin acompañamiento instrumental, o a lo más con el sonido de un bombo o
guasás, está presente en festividades religiosas, con salves, cantos al Niño
yarrullospara santos y vírgenes; se cantan también para los niños humanos
loschigualos.

Entre quienes han sabido representar y estudiar la tradición afroesmeraldeñas están los
nombres de Orlando Tenorio Cuero, Remberto Escobar, Papá Roncón, Petita Palma,
Alberto Castillo, David García, Juan García y más recientemente Lindberg Valencia y
Madera Metálicos, entre otros. Cada uno de los mencionados ha procurado difundir y
enseñar la riqueza de la cultura y la música y en algunos casos gracias a su fructífera
labor se cuenta con niños y jóvenes que serán los herederos de ese conocimiento.

Dos compositores destacados de esta localidad han sido Tácito Ortiz, el creador
delHimno a Esmeraldas y Tomás García, autor de centenares de piezas musicales, de
las cuales desafortunadamente solo unas pocas han sido grabadas y difundidas. No
podemos dejar de mencionar en esta corta panorámica al grupo de Los Chigualeros,
quienes han logrado hacer varios registros discográficos y divulgar sus obras en
diversos países americanos y europeos. Entre los primeros compositores no
esmeraldeños que usaron materiales de la cultura afro en sus creaciones están
Francisco Paredes Herrera (Cuenca) y Lidia Noboa (Riobamba).

Partitura de Francisco Paredes Herrera: Jolgorio, poesía de Adalberto Ortiz.


los instrumentos musicales afroesmeraldeños

La marimba

Puede ser ejecutada por uno o dos ejecutantes: el tiplero y el bordonero. El


primero toca la zona aguda de las teclas de la marimba y el segundo se ocupa de
la zona grave. La marimba es un instrumento melódico de percusión que se
construye con una madera muy dura que al ser golpeada da un sonido brillante.
La longitud de sus teclas o tablillas va decreciendo conforme se quieran obtener
sonidos más agudos. Se toca con un par de baquetas en cuya punta se hacen una
especie de pelotas de caucho natural. En la parte aguda del teclado se lleva la
melodía y en la parte grave un acompañamiento rítmico. En la construcción
cuando se busca una determinada afinación y si resultó muy aguda una tecla por
el exceso de corte, entonces se procede a desgastar la parte inferior de la
madera, logrando con ello obtener un sonido más grave (y si mal no recuerdo
pues vi como se fabricaba una marimba en Esmeraldas allá por los años
noventas, se desgastan los bordes inferiores de la punta de la tablilla para
obtener un sonido más agudo, si el que se había alcanzado resultaba muy
grave).
Tablillas de chonta que se engarzan entre sí a través de cordeles. Detalle de los tubos de caña que hacen de
resonadores.

Para “acostar” a las tablillas, se construye un marco de madera donde se colocan


teclas que han sido previamente unidas y se templan a través de cordeles que las
sostienen; debajo de ellas se colocan como tubos de órgano, cañas de guadua,
que van en el mismo orden de tamaño que las teclas: las más graves tiene cañas
más largas y las teclas más pequeñas los tubos más cortos. Las cañas se
sostienen con un cordel o un alambre que atraviesa la parte superior de todas
las cañas.
Creo que más que por cualquier otro instrumento, es la marimba el instrumento
característico de la música afroesmeraldeña.

El cununo

Un par de cununos. El conjunto de marimba suelo tener cununo macho y cununo hembra.

Es un tambor alargado de un solo parche, hecho de tronco hueco de árbol al que


se le da una forma un tanto cónica. El tronco es vaciado desde uno de sus
extremos, dejando el otro extremo tapado. En la boca abierta del tronco se tensa
piel de animal que se estira con cuños y cuerdas. El “cununero” ejecuta el
instrumento con sus manos y lo coloca –sentado- entre sus piernas. Hay toques
característicos en las diversas piezas del repertorio. Existe cununo hembra y
cununo macho.
El guazá

Guasá o guazá, es una caña que tiene pepillas en su interior.

Instrumento de percusión de gran sonoridad. Se fabrica con caña de guadua. Se


corta la caña dejando los nudos que mantiene cerrado el interior. Se hace un
agujero pequeño y se introducen semillas o piedrecillas pequeñas, así mismo se
atraviesan una especie de clavos de chonta o pambil a lo ancho de la caña. Al
sacudir el instrumento, chocan las piedrecillas contra las paredes y los clavos
produciendo un sonido muy particular. El guazá viene a ser una especie de
maraca afroesmeraldeña.

El bombo

El bombo se hace con madera y piel de animal.

Un tambor de grandes dimensiones que se toca con dos mazos (uno suele tener
en su punta una especie de pelota de caucho), combinando los golpes entre el
borde o el cuerpo de madera del tambor y la piel tensada. Es un tambor de doble
parche. Al parecer se fabricaba de una pieza, pero en la actualidad se unen una
serie de tablas o se dobla una plancha de tabla triplex para conformar la caja del
tambor. Tiene un sonido profundo y su ejecutante es denominado “bombero”.

Sobre el repertorio
No podemos hablar cabalmente de géneros o ritmos musicales afro-
esmeraldeños, no solo porque no se han hecho estudios particulares al respecto,
sino porque las piezas que conocemos son piezas individualizadas. No existen,
por ejemplo, varias “caderonas”, o varios “andareles”. Existen piezas únicas con
estas denominaciones, las mismas que son tocadas con algunas variantes según
la zona y el intérprete que las ejecute. A veces se cambian las coplas y se
presentan cambios en las líneas melódicas, pero el texto del estribillo siempre es
el mismo:

Andarele, andarele
Andarele vamonó’.

Andarele, andariele
Baile y música de los afroecuatorianos de la provincia de Esmeraldas. Se
interpreta con conjunto de marimba, bombo, guasá, cununos y es cantado por
solista y coro; es un tipo de pieza responsorial. Existen variantes en el texto, así
como en la línea melódica-rítmica de su música, de acuerdo a los intérpretes y a
la zona de localización, pero su estribillo siempre repite en coro después de cada
verso:

Solista: Andarele y andarele


Coro: andarele, vamonó’.

Las siguientes coplas nos fueron proporcionadas por el músico Lindberg


Valencia:

Mi compadre Domitilo,
Coro: andarele, vamonó’.
díganle que digo yo,
Coro: andarele, vamonó’.
que si no tenía aguardiente,
Coro: andarele, vamonó’.
para qué me invitó.
Coro: andarele, vamonó’.

Délen duro a ese bombo,


Coro: andarele, vamonó’.
que se acabe de rompé,
Coro: andarele, vamonó’.
con un cuero de vena’o
Coro: andarele, vamonó’.
lo volvemo’ a componé’.
Coro: andarele, vamonó’.
Cuando escucho la marimba
Coro: andarele, vamonó’.
me dan ganas de bailá’,
Coro: andarele, vamonó’.
pero cuando no la oigo
Coro: andarele, vamonó’.
me dan ganas de llorá’.
Coro: andarele, vamonó’.

El andarele es de las pocas danzas del repertorio afroesmeraldeño en compás


binario simple (también lo es la polca y una especie de arrullo). Lindberg
Valencia señala al andarele como una pieza que se suele tocar al final de un
festejo; una pieza de “fin de fiesta”, de ahí su estribillo andarele vamonó’.

Bibliografía principal:

 Cabello Balboa, Miguel. “Verdadera descripción y relación larga de la Provincia y Tierra


de las Esmeraldas […]”. En:Miguel Cabello Balboa. Obras. Vol I. Quito: Editorial Ecuatoriana,
1945. p. 18-19
 Cornejo, Justino. Chigualito chigualo (Biografía completa del villancico ecuatoriano).
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afroecuatoriano[mecanografiado].s.l., s.f. ca. años 80’s.
 Guerrero Gutiérrez, Pablo.Entrevista a Lindberg Valencia. Quito, 1996.
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 Márquez, Jéssica. "Folklor musical afroesmeraldeño como recurso para la estimulación
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 Ramírez Solís, Carmen. “Danzas folklóricas esmeraldeñas”. En: Identidad, año 2, No. 2,
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 Ramírez, Solís, Carmen. “Danzas folklóricas esmeraldeñas”. En:Identidad, año 2, No. 2,
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[1998].
 Whitten, Norman E.Pioneros negros: la cultura afro-latinoamericana del Ecuador y
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