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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?


PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?


PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

ELIZABETH OLIVEROS LUGO

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA


ESPECIALIZACIÓN PSICOLOGÍA CLÍNICA CON ORIENTACIÓN
PSICOANALÍTICA
SANTIAGO DE CALI
2016
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?


PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

ELIZABETH OLIVEROS LUGO

Trabajo de grado presentado para optar el título de Especialista en Psicología Clínica con
Orientación Psicoanalítica

Asesor
Magister. MONICA PATRICIA LARRAHONDO ARANA
Psicoanalista

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA


ESPECIALIZACIÓN PSICOLOGÍA CLÍNICA CON ORIENTACIÓN
PSICOANALÍTICA
SANTIAGO DE CALI
2016
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Contenido

Pág.

Resúmen 4
Abstract 5
Introducción 6
1. Desarrollo 7
1.1. Complejo de Edipo y complejo de castración en la mujer 7
1.2. La ligazón madre- hija en Freud. 7
1.2.1. ¿Qué sería entonces ser madre desde la teoría freudiana?. 8
1.3. El cuidado materno primario 9
1.3.1. ¿Qué sería ser madre para una mujer desde la teoría de Winnicott? 13
1.4. La madre en la teoría de lacan 13
1.4.1. ¿Qué sería entonces ser madre desde la teoría lacaniana? 18
Conclusiones 19
Referencias bibliográficas 21
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Resúmen

El presente trabajo parte del interés sobre el tema de la maternidad, de algunas de sus posiciones
subjetivas. De lo que se trata es de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué sería ser madre para una
mujer? Para dar respuesta a esta pregunta se consideró el marco conceptual de la teoría psicoanalítica
freudiana, winnicottiana y lacaniana, autores que van a plantear posiciones distintas entre sí; pero, que,
sin embargo, permiten vislumbrar el concepto de maternidad en la teoría psicoanalítica.

Para abordar esta temática se propone trabajar los planteamientos freudianos respecto al Complejo de
Edipo en la mujer, en el cual es fundamental tener presente el lazo pre- edípico en la relación madre- hija,
pues en ella se fija un modo de ser mujer, así como un modo de entender la maternidad. Posteriormente, se
realiza algunas revisiones conceptuales en torno a la teoría de Winnicott, para quien los cuidados maternos
es un asunto nodal en la estructuración subjetiva, y para quien la relación materno- filial del grupo familiar
primario es determinante en el modo de ser mamá en las futuras generaciones. Y, finalmente, se estudia
las elaboraciones conceptuales de Lacan en su primera enseñanza, quien retoma los planteamientos
freudianos de la sexualidad femenina pero quien se distancia de la concepción de maternidad que erige
Winnicott. Por último, en las conclusiones, se realiza una reflexión respecto a lo que este breve recorrido
teórico aporta en relación a las psicólogas de instituciones educativas que trabajan con niños vulnerables y
discapacitados.

PALABRAS CLAVES: Maternidad, Posiciones subjetivas, Complejo de Edipo en la mujer, Cuidados


maternos en la estructuración subjetiva, Sexualidad femenina, Deseo Materno
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Abstract

The present paper arises from the interest on the motherhood subject, including some of his
subjective positions. It’s done to answer the following question: What would be to be a mother for a
woman? To answer this question is considered the conceptual frame of Freud, Winnicott and Lacan
psychoanalytic theory, authors who are going to raise different positions to each other; but that, however,
allow to glimpse the motherhood concept in the psychoanalytic theory.

To approach this topic it proposes to work the Freudian statements respect to the Oedipus Complex
in women, which is essential to present the pre-Oedipal link in mother-daughter relationship, because here
is set a way to be women, as well as a way to understand the motherhood. Later, some conceptual reviews
are realized concerning Winnicott's theory, for who the maternal care is a nodal topic in the subjective
structure, and for who the relation of mother - member of the primary familiar group is determinant in the
way of being a mom in the future generations. And, finally, there are studied Lacan's conceptual
elaborations in his first education, who takes again the Freudian expositions of the feminine sexuality but
who distance of the maternity conception that Winnicott raises. Finally, in the conclusions, a reflection is
realized about to what this brief theoretical tour contributes in relation the psychologists of educational
institutions that work with vulnerable and disabled children.

Keywords: Motherhood, subjective positions, Oedipus complex in women, maternal care in subjective
structuring, female sexuality, mother desire.
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Introducción

En la Conferencia 33, titulada “La feminidad”, Freud (1932) expresa que la feminidad se construye
a través de un proceso que puede o no concluir en la maternidad. La feminidad es mirada no como algo
que se es por naturaleza, o que este otorgado por el código genético, sino en el acontecer de una niña en
una mujer. Este acontecer en la feminidad atraviesa lo que en la anatomía logre aprehender, y define
una mayor complejidad en el desarrollo psicosexual de la mujer, ya que pasa por desarrollos que en el
varón no ocurren. En “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos”, Freud
(1925) hace alusión al impulso libidinal en la niña y el niño diciendo que van a tener un desarrollo
semejante durante los primeros años, después se bifurca en el instante en que se tiene conciencia de la
diferencia anatómica de los sexos. Es aquí cuando aparece en la niña la envidia del pene, dando paso a la
fase fálica, en donde la niña abandona a la madre como objeto de amor y lo redirige hacia su padre. Es así
como la sexualidad femenina se construye en derredor de la falta del objeto fálico, transformado en
significante. Por consiguiente, en Freud se encuentra un pasaje que va de la envidia del pene al anhelo de
hijo, siendo la maternidad la salida esencialmente femenina.

El presente trabajo parte del interés sobre el tema de la maternidad, de algunas de sus posiciones
subjetivas. De lo que se trata es de dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué sería ser madre para una
mujer? Para dar respuesta a esta pregunta se consideró el marco conceptual de la teoría psicoanalítica
freudiana, winnicottiana y lacaniana, autores que van a plantear posiciones distintas entre sí; pero, que,
sin embargo, permite vislumbrar el concepto de maternidad en la teoría psicoanalítica. De lo que se trata
es de hacer una revisión general respecto a lo que Freud, Winnicott y Lacan dice en relación al concepto
de madre, respondiendo en cada uno de ellos a la siguiente pregunta: ¿Qué es ser madre desde la
teoría…? , ubicando en los puntos suspensivos a Freud, Winnicott y Lacan.

Es así como se plantea que el objetivo general de este trabajo consiste en estudiar el concepto de
maternidad desde la teoría psicoanalítica, más específicamente desde Freud, Winnicott y Lacan,
respondiendo en cada uno de los autores ¿qué es ser madre? Para abordar esta temática se propone
trabajar los planteamientos freudianos respecto al Complejo de Edipo en la mujer, en el cual es
fundamental tener presente el lazo pre- edípico en la relación madre- hija, pues en ella se fija un modo de
ser mujer, así como un modo de entender la maternidad. Posteriormente, se realiza algunas revisiones
conceptuales en torno a la teoría de Winnicott, para quien los cuidados maternos es un asunto nodal en la
estructuración subjetiva, y para quien la relación materno- filial del grupo familiar primario es
determinante en el modo de ser mamá en las futuras generaciones. Y, finalmente, se estudia las
elaboraciones conceptuales de Lacan en su primera enseñanza, quien retoma los planteamientos
freudianos de la sexualidad femenina pero quien se distancia de la concepción de maternidad que erige
Winnicott. Por último, en las conclusiones, se realiza una reflexión respecto a lo que este breve recorrido
teórico aporta en relación a las psicólogas de instituciones educativas que trabajan con niños vulnerables y
discapacitados.
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

1. Desarrollo

1.1. Complejo de Edipo y complejo de castración en la mujer

El complejo de Edipo en la mujer se inicia con el complejo de castración, el cual se origina al


observar las diferencias anatómicas de los sexos. Freud (1925), en su publicación “Algunas
consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos”, expresa: “Mientras que el complejo
de Edipo en el varón se va al fundamento debido al complejo de castración, el de la niña es posibilitado e
introducido por este último” (Freud, 1925, p.275) Aquí el niño tiene miedo de perder su pene, pero a la
vez mantiene su deseo en la madre y es hostil con el padre. Por su parte, la niña siente angustia de no
tenerlo, lo que produce en ella sentimientos hostiles dirigidos hacia la madre, por no haberla dotada de
falo, dirigiendo su amor al padre, es decir, siendo objeto de amor el padre para la niña, ella desaloja la
“ligazón-madre”, y se ubica en la “ligazón-padre”, buscando el falo anhelado que le ha sido negado antes
por el Otro materno. (Freud, 1933).

El objeto de amor de la niña lo traslada a la figura paterna, de igual forma, le va a ser difícil aceptar
esa posición ya que a su padre tampoco le es permitido como una posible pareja. Esto permite la
construcción de la feminidad de la niña desembocando en esta, en el mayor de los casos con el deseo de
hijo. A hora bien, a pesar de que la diferencia anatómica sea descubierta por la niña después, ella se
encuentra protegida por su lado masculino, lo que no le causa preocupación alguna por aquello que no
tiene. (Freud ,1925). Al darse cuenta la niña que su órgano sexual es diferente, aparece el complejo de
castración, que en ella se evidencia como envidia del pene, Penisneid. Este momento es fundamental en
el desarrollo psicosexual de la niña, no solo por ser el surgimiento del Complejo de Edipo, sino porque
que aquí aparecen las singularidades que van a orientar la construcción de su feminidad. Para Freud, en
la sexualidad femenina el descubrimiento de la castración puede tener como desenlace, tres orientaciones
distintas:

 La inhibición sexual o a la neurosis


 Alteración del carácter en el sentido de un complejo de masculinidad
 La feminidad normal: la maternidad.

Es así como Freud plantea a la maternidad como la feminidad normal, confluyendo la posición
materna con la posición femenina; no obstante, sobre el final de la “Conferencia 33” plantea que no hay
que desconocer que la mujer individual es también un ser humano, indicando que el deseo femenino no se
complementa con el deseo de hijo.

1.2. La ligazón madre- hija en Freud.

Freud, propone la ligazón madre-hija como el periodo pre-edipico, particular de la relación madre
e hija. Este periodo lo va a plantear a partir de su investigación sobre la sexualidad de la mujer.
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Freud, ubica en este periodo el paralelismo en la sexualidad entre el varón y la niña. Considera
entonces que en la niña se va a desarrollar el complejo de Edipo y del complejo de castración que
marcara la diferencia entre ella y el varón. Manifiesta que si llegara a darse una evolución, se llevaría a
cabo el complejo edípico en el varón, al contrario de la niña que quedara atascada en la ligazón , está
amenaza de castración le da la posibilidad al varón de entrar en el sepultamiento del complejo de
Edipo, donde ya él desiste del deseo del incesto al objeto materno, acentuándose una predisposición al
narcisismo dirigidas hacia las figuras parentales, asumidas a través de la conciencia moral, el ideal del
yo y el superyó.

Freud, expresa que el periodo de la ligazón-madre tendría una intensidad y también una duración,
afirmando que: “[…] llegaba hasta bien entrado el cuarto año, en algunas hasta el quinto [...] Más aún, era
preciso admitir la posibilidad de que cierto número de personas de sexo femenino permanecieran
atascadas en la ligazón madre originaria” (Freud, (s.f.) p.228) , aquí es evidente pues, que una ligazón
puede alojarse y permanecer en la vida del sujeto.

En este periodo de la ligazón madre-hija es preciso resaltar dos sucesos importantes que se dan ;
un primer suceso es la exclusión de la figura del padre y un segundo suceso, que tiene que ver con las
fantasías en el desarrollo de la masturbación clitoriana , al juego con muñecas, donde el objeto primordial
es la madre, desde donde es posible evidenciar toda una carga erótica y amorosa que tiene que ver con la
reversión encadenada a los celos y al odio. Éste periodo estaría caracterizado entonces por la seducción y
la excitación en las zonas que la madre hace, cuando realiza la higiene y prodiga caricias al sujeto.

En la Conferencia 33. La feminidad. Freud hace alusión a la fantasía de seducción como principio
de la etapa preedipica en la niña, donde la seducción es conferida a la madre, y puntualiza “como la
fantasía toca el terreno de la realidad pues es efectivamente la madre quien a raíz de los menesteres del
cuidado corporal provocó sensaciones placenteras en los genitales y acaso las despertó por primera vez”
(Freud, (s.f.), p.112)

Finalmente durante el periodo de la ligazón madre-hija , habría una cierta particularidad debido a
su organización, es decir donde opera el fantasma , aquí la madre demanda un goce centrado en la
satisfacción pulsional y amorosa , goce que no está tramitado en la ley paterna ni marcado en la
castración. En la ligazón madre-hija se crean unos lazos que permite que se establezca una intensa
ligazón, donde la recriminación, la decepción, el engaño, el reproche, aparecen como sentimientos
hostiles hacia la madre.

1.2.1. ¿Qué sería entonces ser madre desde la teoría freudiana?.


La madre es ubicada inicialmente como el apoyo primordial para el niño y la niña, ella es quien
sostiene los cuidados maternos, sosteniendo tanto las necesidades fisiológicas (el hambre, el frío, la
limpieza) como las demandas emocionales. Ahora bien, e es a partir del complejo de Edipo donde la
madre es concebida como un objeto de deseo, codiciado, pero a la vez también es un objeto perdido por
la intervención misma de la castración y la prohibición del incesto. Y en lo que concierne a la relación
madre- hija se observa sentimientos ambivalentes hacia la madre, en los cuales se distinguir la
recriminación por la falta fálica.
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1.3. El cuidado materno primario


Diferentes autores como Freud (1981) y Winnicott (1975) han escrito sobre la importancia que
tiene la relación madre e hijo en el desarrollo del psiquismo del niño. Y cómo el cuidado materno y
paterno en sus primeros años de vida será la base para su futura salud mental. “[…] La fundación de la
salud mental de cada niño corresponde a la madre durante el periodo en que se preocupa del cuidado del
pequeño” (Winnicot, (1997) p.296-297).

Freud, da inicio a la investigación en la madre, siendo ella el primer objeto amado, para el niño y
la niña, esta relación será el primer lazo afectivo de ellos. En Freud esta primera relación objeta se
establece cuando la madre alimenta al niño dándole el pecho. El seno materno será pues el primer objeto
de instinto sexual para el sujeto, es decir cuando el bebé es amamantado, no solo satisface su necesidad de
alimento, sino que va a obtener sus primeras experiencias de placer a través de su boca (zona erógena).

Freud plantea que el acto del niño al succionar el pecho de la madre será lo que marcara toda la
relación erótica a futuro. La madre al amamantar, al besar y acariciar al bebé, está “enseñándolo a amar”
(Freud 1905).

Winnicott (1956) en Preocupación Maternal Primaria busca desarrollar en esta publicación la


temática de la relación primitiva existente entre madre-hijo, a lo que le va a dar mucha importancia, ya
que luego gradualmente esta será desplazada a una segunda representación, que es dirigida al pequeño
como un ser independiente, donde va hacer fundamental el medio que puede ser no suficiente o
insatisfecho, lo que distorsionaría el desarrollo del niño , o un ambiente suficiente bueno, donde al
pequeño le permitirá el desarrollo de cada una de sus fases, alcanzando de una manera apropiada aquellas
satisfacciones que le son innatas, lo mismo que sus angustias y conflictos. Entre la madre y el pequeño se
encuentran una identidad tanto consciente como inconsciente. Con el término simbiosis lo se pretende es
realizar una similitud que permita identificar la relación que se da entre la madre y el niño haciendo
alusión a otros ejemplos de interdependencia en la zoología y en la botánica. En esta fase lo importante es
conocer como se tramitan las diferencias psicológicas entre la identificación materna con el niño y la
dependencia del niño con la madre, la cual no implica una identificación. Si en el Self precoz se da un
desarrollo adecuado, le permitirá avanzar en las experiencias del ello permitiendo reforzarlas. El vínculo
del niño con la madre, el estado de locura, son sucesos que no están mediados por la palabra, sino más
bien por las sensaciones con el ello del bebé, y el saber de sus pulsiones.

Lo anterior determina como el medio es fundamental en la satisfacción o insatisfacción de las


necesidades y se hace alusión a que no es lo mismo la satisfacción o frustración de las pulsiones del ello.

El estudio de la función materna en una fase prematura que se le conoce como la preocupación
maternal. Durante esta fase en el embarazo la madre desarrolla una actitud de sensibilidad de exaltación,
que se alcanza a evidenciar al término del mismo y que continúa unas semanas más, después del
nacimiento. No es extraño que la madre olvide este suceso, después del alumbramiento, más bien ella
suele reprimirse. Presentándose como un episodio esquizoide que se manifiesta con un replegamiento o
una disociación. La madre debe volver a su estado inicial de sensibilidad exaltado en su embarazo, se
diría casi de enfermedad, para luego finalmente recuperarse del mismo. La mujer se ha encontrar sana
tanto para alcanzar su sensibilidad, como para recuperarse de ella. Existen mujeres que son buenas
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madres, a pesar de no lograr su estado de sensibilidad, ellas durante las primeras semanas de vida del bebé
tendrán que compensar aquello perdido, donde la deformación precoz es posible que no se logre reparar.

Esta fase plantea que el pequeño ya goza de una constitución, de unas actuaciones inherentes a
su desarrollo (zona libre de conflictos en el yo) movilidad y sensibilidad, instintos, involucrados en la
tendencia al desarrollo con cambios en la dominancia zonal.

Si la madre en la vida del pequeño, es una madre suficiente, es decir va a cubrir todas sus
necesidades, escasamente el será objeto de reacciones de ataques. O sea en los fracasos maternos se va
a establecer la reacción ante los ataques, las cuales pueden interrumpir la continuidad en la existencia del
niño.

Cualquier exceso, que se presente en la preocupación maternal primaria, empezara hacerse evidente
en una amenaza de aniquilamiento, que producirá una angustia primitiva real, anterior a cualquier
angustia de muerte. Es decir la suficiencia de la continuidad en la existencia, no interrumpida por la
reacciones ante los ataques, es la que permite que se dé la instauración del yo, lo que es posible cunado la
madre se halle en su estado de sensibilidad exaltada. Es así como ella se sitúa en el lugar del pequeño y
puede satisfacer sus necesidades, que en principio serán corporales, luego necesidades del yo en el
momento que el psiquismo, sale de lo imaginario de la construcción en la experiencia física.

De este modo, entre la madre y el pequeño se reconoce un lazo yoico, después que ella se ha
recuperado y es desde donde el niño la empieza a reconocerla como una persona, como una figura positiva
que no aparece del símbolo de la frustración de la madre. “[…] El fracaso de adaptación materna en la
fase más precoz no produce otra cosa que la aniquilación del self pequeño” (Winnicott, 1999, p. 402)

Sin embargo en esta fase se aborda los fracasos maternales como reales, siendo en la autoexistencia
personal una amenaza, desde donde el yo presenta una constitución de forma silenciosa. “[…] La
primera organización del yo procede de la experiencia de amenazas de aniquilación que no conducen a
la aniquilación y con respecto a las cuales hay recuperación repetidas veces”. Así partiendo de la
recuperación se inicia un proceso que conduce a un desplazamiento del yo para luego ser confrontado
con la frustración.

El fallo general de reconocimiento de dependencia absoluta al principio contribuye al temor a la


mujer que es propio tanto de hombres como de mujeres. (Winnicott. 1950-1957).

La madre del bebé puede ser biológica, o adoptiva, lo importante es que ella pueda asumir el
estado de preocupación maternal primaria, y procure un ambiente adecuado en esta primera fase, donde
el pequeño pueda existir, construir su yo personal, contener sus instintos, confrontando así mismo con
los conflictos propios del mundo que lo rodea.

Winnicott (1965) Concibe en el niño pequeño el cuidado materno y lo incluye como una entidad
inseparable. Enfatiza en la importancia del el cuidado materno, concedido tanto por la madre como por
el padre, sin el cual el bebé no podría desarrollarse y convertirse en una persona sana. Sostiene que “no
hay tal cosa como un bebé”, asimismo afirmar que un bebé no puede ser solo, sino que está integrado y
formara parte de una relación Winnicott (1986).
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De acuerdo con Winnicott el yo materno está estrechamente ligado al yo infantil, dándole fuerza y
estabilidad. Enfatiza que la madre le da los cuidados al bebé, ya que él es totalmente dependiente, sin
ellos no lograría sobrevivir. Cuando la madre logra acomodarse a las necesidades del bebé, lo conducirá
de la dependencia absoluta, hasta la autosuficiencia, y desde el autoerotismo hasta las relaciones objétales.

Winnicott establece el cuidado materno en tres fases:

 Sostenimiento
 Convivencia
 Convivencia del padre, madre e hijo

El Sostenimiento va hacer referencia en el sujetar físico del niño, es por medio de este sujetar que la
madre le prodiga su amor al bebé, atiende sus necesidades fisiológicas, o sea ella establece un habito de
cuidados de día y de noche. El autor piensa que las madres se identifican con sus hijos y es esta
identificación la que hace que sean receptivas a sus necesidades, logrando satisfacerlas adecuadamente.

La Convivencia hará referencia a la convivencia entre el bebé y la madre, esta convivencia


representa para el niño la suficiencia para poder establecer las relaciones de objeto. El niño ya no se
considera vinculado con la madre como un sujeto independiente y la interpretación de sus necesidades
por parte de ella se fundamentara más en las señales del el niño, que en la filiación emocional de los
dos. En este periodo la función del padre, la cual consiste en cuidar del entorno en beneficio de la madre,
la cual es desconocida para el niño.

Y en cuanto a la Convivencia del padre, madre e hijo, esta convivencia está más bien dirigida al
padre y el niño. Él padre va hacer la persona que enriquezca su universo, le dirá lo que hace en su
trabajo, compartirán juegos, esto ayudara a que en el niño se forme el ideal del yo en lo que se ve o
supone ver en el padre. Para que el niño pueda desarrollarse sanamente, es primordial que los padres
formen una pareja feliz y que tengan un hogar estable, esto le da seguridad. Es decir que los cuidados
maternos son importantes al comienzo de la vida, sin ellos el pequeño no lograría existir y crecer de una
manera forma.

En su texto de 1952 Las psicosis y el cuidado de niños Winnicott afirma:


"la finalidad del cuidado de niños no reside solamente en producir un niño sano, sino en permitir también
el desarrollo definitivo de un niño sano", luego entonces " […] la fundación de la salud mental de cada
niño corresponde a la madre (medio ambiente) durante el período en que se preocupa del cuidado del
pequeño".

La dependencia condicional es el tiempo en que el niño empieza a tener noticia de si, como
diferente del ambiente original y el otro materno como facilitador da comienzo a fracasar
paulatinamente. Con el término “personalización” Winnicott describe el momento en el que la psique
empieza a ocupar el cuerpo, al igual que las funciones corporales aportan la base de un “yo corporal”,
siendo el cuerpo el que permite percibir eso otro que es distinto. Fase sensible de la integración, donde se
recrea lo heredado biológicamente al igual que la existencia pulsional empieza a ser reconocida como
propia, en el sensible ciclo entre lo que es vivido como propio y extraño, a través del juego espontáneo y
los fenómenos transicionales.
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
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El niño empieza por lo tanto, a tener consciencia de su dependencia, o sea tempranamente él


comienza a entender que la madre le es vital (se inicia la comprensión intelectual), pero si la madre se
aleja por un tiempo duradero que el de la capacidad del bebé para suponer en la existencia de ella, surge la
angustia.

Winnicott (1952) en Fases primitivas del desarrollo emocional plantea una teoría donde se
evidencia la significación del mundo externo o medio ambiente en el cuidado del niño y la naturaleza
evolutiva del sujeto. Describe el desarrollo emocional en tres periodos acorde con el grado de
sostenimiento del ser humano en relación con su medio ambiente: un desarrollo emocional que parte de la
fase de la dependencia total, lleva a la dependencia relativa y luego a la independencia, que jamás es
absoluta.

Winnicott propone una configuración fundamental, la configuración ambiente-individuo, como


señal de partida de su fase del desarrollo emocional del individuo, cuya hipótesis principal es que “el bebé
no existe, lo que existe es la pareja de crianza”. Así la configuración es la unidad fundamental de la fase
de la independencia absoluta, donde predomina la vinculación ambiente-individuo (madre-bebé).
Inicialmente el individuo no consolida una unidad propia sino una unidad repetitiva, por lo que precisa de
un ambiente establecido, de un ambiente facilitador.

Winnicott (1952) en “La teoría del cuidado infantil” nos lleva a la teoría de la salud mental y del
trastorno psiquiátrico. En el niño la salud mental es cuestión de la madre, ya que es ella la que da la base
partiendo de la concepción, y a través de los cuidados que prodigue a su hijo lactante, dada su específica
orientación para cumplir con esta tarea.

En este sentido, y de acuerdo a los planteamientos de los autores anteriormente mencionados,


vemos como existe una relación íntima entre la madre e hijo desde su gestación y cuando él bebe nace,
en su estructura familiar tiene un lugar muy especial y son sus padres quienes le proporcionan los
cuidados necesarios en los primeros años de su vida, esenciales en el desarrollo de su salud mental.

Durante estos primeros años es crucial el vínculo entre madre e hijo en donde la madre desempeña
una rol muy importante, que será manifestado al prodigarle su amor, su protección, sus cuidados
corporales, y satisfacerle sus necesidades fisiológicas, sin estos cuidado el niño no podría vivir ya que es
un ser que se encuentra en absoluta dependencia, no hay que olvidar que de las especies, el ser humano es
el más desvalido al nacer encontrándose a merced de su madre. En esta fase, se hace necesario mencionar
que las necesidades correspondientes al orden corporal están estrechamente ligadas al pleno desarrollo
psíquico del yo del sujeto. Aquí es muy importante retomar a Freud (1905) donde afirma que la madre es
el primer objeto querido para el niño que se da a través de la succión del pecho cuando es amamantado
por ella, también se establece ese primer lazo afectivo dual entre ambos que es inseparable.

Por otro lado cuando la madre prodiga los cuidados necesarios al bebe en su bienestar físico, él a
través de su cuerpo va estableciendo una relación entre su vida psíquica y física, de este modo, entre la
madre y el pequeño se reconoce un lazo yoico. Por eso Winnicott (1965) enfatiza tanto sobre la gran
importancia que tiene la Preocupación Maternal Primaria, donde es de gran valor el que la madre
satisfaga las necesidades del bebe ya que en esta fase se tramitan las diferencias psicológicas entre la
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¿QUE ES SER MADRE PARA UNA MUJER?
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identificación materna con el niño y la dependencia del niño con su madre. Este mismo autor establece
tres fases para el cuidado materno: a) sostenimiento; b) convivencia y c) convivencia del padre, madre e
hijo, con el propósito que estos cuidados maternales puedan ser adecuadamente satisfechos por la madre,
el padre y todo su núcleo familiar y pueda desarrollar posteriormente una sana personalidad .Es necesario
considerar que la madre del bebe puede ser biológica, o adoptiva, pero aquí lo fundamental es que ella
desempeñe la función de preocupación maternal primaria.

Winnicott (1952) En Las psicosis y el cuidado de niños, va hacer énfasis respecto a la influencia
que va a tener el entorno como facilitador en el desarrollo psíquico del ser humano, entorno que al
momento de nacer él bebe es representado únicamente por la madre. Durante esta fase comienza la
independencia absoluta del niño. En esta fase es crucial los cuidados maternales primarios que él bebe ha
recibido por parte de la madre ya que de ello dependerá sus procesos de maduración.

Si la madre en los primeros años de vida del niño ha cubierto todas las necesidades de una manera
adecuada y satisfactoria, y ella es una figura positiva, esto le permitirá tener un desarrollo de su vida
psíquica y física en un ambiente suficiente bueno, que le permitirá alcanzar de una manera plena aquellas
satisfacciones que le son innatas; pero, si por el contrario es una madre que no cubre las necesidades de
una manera adecuada y satisfactoria, y es una figura negativa, no le permitirá tener un desarrollo de su
vida psíquica y física plena, lo que le ocasionaría un daño en su salud mental, que empezaría hacerse
evidente en angustias psicóticas, lo que no permitiría la instauración del yo.

1.3.1. ¿Qué sería ser madre para una mujer desde la teoría de Winnicott?

La madre hace parte del medio ambiente el cual va a posibilitar al niño, la primera relación que
se da inicialmente alrededor de la “Preocupación Maternal Primaria”, la madre será aquella primera
persona fundamental que va a influir en el crecimiento y desarrollo del niño, es decir la que le va a
prodigar los primeros cuidados, ya que él se encuentra en total indefensión . O sea, será ella quien va
estructurando la personalidad del niño, desde donde se van a dar primordialmente los procesos de
adaptación e integración en él, así mismo aquellos procesos que tienen que ver con su maduración y
organización psíquica. El amor de la madre es trascendental, no solo porque va satisfacer sus necesidades
de dependencia, sino también que va a significar el ofrecimiento de la oportunidad para que ese bebé pase
de la dependencia a la autonomía, es decir, la madre es quien permite que se dé la oportunidad.

1.4. La madre en la teoría de lacan


Los significados del niño y los significados complementarios del sí mismo como padres reflejaran
el lazo entre padres e hijos, lo que permitirá que estos respondan al niño significativamente ante las
expectativas que tienen de él. En esta teoría cada madre se instala en la maternidad, una por una, bien a
manera de rechazo, o de odio, o bien como madre del deseo dentro de la fase fálica, atravesada por la
castración y por la falta, o desde una postura del deber de “toda madre”. (Lacan, 1958) En diferentes
oportunidades Lacan aborda distintas expresiones relacionadas con la maternidad, para este trabajo se
considera los desarrollos concernientes al Deseo Materno, en donde aparece la triada Madre- Hijo- Falo.

En el Seminario 5, las formaciones del inconsciente (1957), Lacan sigue los pasos freudianos para
describir “cómo la mujer se vuelve madre a partir de la dialéctica fálica” (Lacan, (s.f.) pp. 282 a 286),
lógica que anticipa un movimiento que va a dar sentido al discurso del falo ubicado en el lugar del
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PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

hijo. Se trata entonces de la ecuación freudiana pene = hijo, donde el deseo materno es parcialmente
satisfecho por el deseo de hijo.

Lacan nos recuerda que el deseo siempre estará instalado en el hombre por naturaleza, de acuerdo
a la experiencia y vivencia de cada ser humano. Y, en ese sentido el deseo es invocado de manera
inconsciente cuando este aparece en el campo del Otro primordial. En este caso, se trata del deseo de la
madre (DM), vital para el sujeto en su formación. Ese Otro primordial que viene hacer ocupado por la
primera persona de los cuidados vitales, en particularidad la madre, remite al inicio de la vida del niño, en
la relación madre e hijo, en donde la madre responde ante unas necesidades específicas que el bebé tiene
como lo son: el alimentarlo, el asearlo, el estimularlo, el protegerlo, ya que el niño se encuentra en total
indefensión , o sea es la madre quien le prodiga sus cuidados, siendo esa su función como madre hasta
que sea necesario.

La madre como un Otro primordial, un ser todo poderoso, que se constituye en amo , allí en donde
los significantes se trasmiten por medio de su palabra y presencia, dejando huellas en el sujeto a partir
de lo que se le confiere a “ese grito” que la cría hace para volverse humano, grito que puede o no tener
un semblante de un llamado.

Como un Otro primordial, la madre está vinculada a un extraño deseo peligroso. Lacan dirá lo
siguiente en el Seminario 17, El reverso del Psicoanálisis, “[…] el papel de la Madre es el Deseo de la
Madre, esto es capital. El Deseo de la Madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda
resultarles indiferente. Siempre produce estragos. Estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la Madre.
No se sabe que mosca puede llegar a picarle de repente y va y cierre la boca. Eso es el Deseo de la Madre”
(Lacan, (s.f.), p.118).

Lacan hace alusión a la función materna, pero sobre todo al instinto materno, como algo que no es
natural. Es decir, un deseo en el que no se hace presente una falta sino más bien el hecho de saturar un
goce que no está mediatizado por lo fálico, es un deseo caprichoso y sin ley.

Aquí se presenta una madre que contiene la devoración, la madre imaginaria y perseguidora, y
aquella madre que es real pero que goza devorando; sin embargo, de acuerdo con lo que plantea Lacan,
vamos a encontrar aquella madre que da protección, a diferencia de la madre de la devoración, es decir la
madre situada en dos posiciones: una madre que en su deseo devora y una madre que con sus cuidados
protege.

Madre y mujer, comparten una dialéctica específica, pero al mismo tiempo se instalan en las
relaciones parentales como son la protección y la devoración ubicados en la escena del vínculo materno-
filial. Esto determina el lado de la mujer que existe en la madre, donde la madre puede convertirse en un
objeto de deseo para un hombre y del lado de la madre los objetos de deseo serán sus hijos.

Por otra parte, es conveniente señalar que para Lacan madre y mujer son dos posiciones subjetivas
distintas, y el paradigma de ello es el personaje trágico de Medea, a quien Lacan retoma en su escrito
“Juventud de Gide”.
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Medea simboliza a una mujer suficiente de los mayores sacrificios para complacer a un hombre;
pero, al mismo tiempo, personifica a esa mujer que responde inconmensurable en el momento que se
siente traicionada por aquel de quien deseaba tener un reconocimiento, su amor y su deseo.

Larrahondo (2011), retoma en su tesis de Maestría de Psicoanálisis la referencia que hace Lacan de
Medea como una “verdadera mujer” y la tragedia misma de Medea para decir que la heroína griega
“enseña que tras la maternidad se encuentra la exigencia femenina del amor”, es decir, tras la madre se
encuentra una mujer en relación con su pareja. Este mito da a conocer elementos que facilita profundizar,
desarrollar y entender la interrogación de la mujer y la madre, fundamentalmente en aquello que apunta
a lo que rebasa en una mujer.

La tragedia señala explícitamente como la madre rebasa a la mujer, dando lugar al pasaje al acto
situado en sus hijos, que para ella dejan de tener valor fálico cuando pierde la posesión ante Jasón.
Medea revela entonces aquella mujer que no se acomoda con la maternidad, siendo más mujer que madre.
Lacan presenta a Medea como “una verdadera mujer”, que cuando es excluida de ser objeto causa de
deseo de su amado, no se acomoda con ser madre.

En Medea, la relación con su amado Jasón es la que va a permitir la posición fálica de sus hijos,
con el paso al acto termina la posición fálica de ellos, la ligazón fálica desaparece. Al cometer el filicidio
muestra que lo que ella es, es una mujer, su enojo ha alcanzado a sus hijos como mujer, y no como madre.
Jasón es destruido por Medea donde se sacrifica y sacrifica, quedando absolutamente sin recursos al ser
traicionada, pues todo lo entrego, en lo anterior es posible la relación sacrificio-amor, un amor que nadie
lo puede contener, desenfrenado que se sacrifica y sacrifica al ser traicionado, que al final logra la
venganza, donde tanto una mujer como una madre pueden ser funestas.

Vemos como en Medea se evidencia tres posiciones diferentes de la mujer, la mujer como una mujer
enamorada, la mujer como una madre con sus hijos y la mujer como una criminal cuando pasa al acto y
causa la muerte de sus propios hijos, es de resaltar que ella también asume su propia sexualidad como tal,
y además actúa según sus propios intereses .Ella aquí se presenta como una figura femenina que muestra
una aptitud de carácter, pero a la misma vez de decisión.

De Medea, se puede decir, que es una víctima de su propio amor, pero también es víctima del
abandono y la traición de un hombre, hombre que es su esposo. Sin embargo, en la agresión de ella, se
puede observar una figura femenina poco convencional con el rol tradicional que desempeña la mujer
dentro de nuestra sociedad, en que la maternidad está asociada, a los cuidados, protección y sacrificios de
las madres por sus hijos. Ella se instala como una mujer tal vez muy dependiente del hombre, que hace
que sienta la necesidad de ser reconocida en el amor y donde se evidencia la ruptura de la feminidad en la
maternidad.

Es de considerar que Medea surge como un figura femenina nefasta, ya que personifica a una madre
castradora, criminal y que devora, o sea una figura femenina devastadora, que no reconoce límites,
decidiendo sobre la vida y la muerte, que pasa al acto cometiendo infanticidio en el ser de sus hijos, lo
interesante es como en esta devastación, se evidencia el estrago en lo concerniente a la creación materna
y también como en un acto desesperado por aquella situación que le ocasiona desesperanza, angustia,
impotencia y dependencia, causada en la relación de pareja tan destructiva en la que lo dio todo, comete el
crimen.
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Medea no simboliza, aquella madre protectora, abnegada, desexualizada, sino una mujer
enamorada, que hace de su amor un todo, que la convierte en una criminal, pero que al final esto ni la
destruye ni la vence.

Es así, como Medea aparece como un sujeto nefasto, en el que no solamente su sexualidad, sino
también su agresión femenina son interpretadas de un modo consciente.

Colette Soler ( 2005), en la publicación La Angustia de la Madre hace referencia al movimiento


entre la madre y el hijo, que es difundido por ser un lazo en la condición solamente dada entre madre e
hijo a través del partenaire del hijo que es la madre: “[…] también se encuentra el efecto del embarazo
como reacción a la presencia de ese parasito, el feto, extraño al cuerpo” ( Soler, 2005, p 146) , el amor y
los cuidados maternos del niño son otorgados hacia su persona como significantes amo sin sustituto
alguno, ya que él se encuentra en una total indefensión. Sin embargo muchas veces el amor y la
autoridad materna pueden concluir en estrago o en angustia: “[…] la angustia en cuanto a los cuidados que
hay que darle al recién nacido también es un hecho loable. Es algo terrible no saber cómo hacer con esa
cosa viviente, ese bebé que no habla, y que entonces no es todavía sujeto a la represión y que por eso
personifica una proximidad más grande con el goce de la vida como goce no marcado”. (Soler, 2005, p.
146). De esta manera los significantes primarios se los trasmitirá la madre a través de su lengua materna,
el hijo no es amaestrado, pero es por medio de las palabras de la madre que va a dejar huella en el niño
pequeño para toda la vida.

El discurso de la madre tendrá efectos en la vía del inconsciente del hijo, lo sitúa en los significantes
amo que repercutirán en la vida real del pequeño produciendo efecto de castración, este momento le
permite ser una persona, se identificara con un lazo social. Para la madre es una función irremplazable,
ya que se trata de una transferencia del deseo, desde donde el tema del deseo y de la mujer se puede
reconocer.

Por otro lado, la autora hace referencia a la importancia de la madre tanto como figura positiva o
negativa para el sujeto, de acuerdo a la posición donde se ubica con respecto al hijo, demasiado alejada o
atenta, o sea si lo cuida o lo descuida, donde ella se presenta como amo absoluto, que puede llegar al
estrago o a la angustia, lo que más adelante influirá en la vida futura del sujeto.

Para dar más claridad al tema Colette, retoma a Lacan y a Freud. Lacan en el Edipo freudiano,
ubicando el acento en el “deseo de la madre”, que es diferente de su amor de madre, entendido más bien
como el deseo de una mujer y a Freud en la creación del mito de Edipo, donde la madre es solo un objeto,
un objeto erótico, codiciado que en algún momento se puede perder, donde la madre es reconocida
esencialmente a través de su cuerpo, mas no por su lenguaje , como vemos dos posturas diferentes, pero
que al mismo tiempo convergen en el tema que nos ataña.

Es importante precisar que la madre permanece ligada a la función de la reproducción y que su


relación con el hijo se inicia por medio de su cuerpo. Así mismo hay que resaltar que la madre aparece
como aquella primera figura que le va a ocasionar las primeras angustias al sujeto, es decir la angustia de
castración. Finalmente el nacimiento de un hijo para una madre puede terminar en un real encuentro
sensible de causar delirio, haciendo presente con ello el efecto de la forclusion.
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PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Por su parte, Jacques- Alain Miller en su texto “El niño entre la mujer y la madre” también
identifica entra la madre y la mujer la asimetría, lo que aduce la existencia de un deseo que concede a la
mujer que hay en la madre, es decir, su anhelo por un hombre más allá del hijo, lo que rompe la unión
entrañable que existe entre niño-madre, o sea que coloca en evidencia la posición de lo fálico y la
institución de la ley.

En esta parte, se hacen presentes dos elementos que están estrechamente incorporados: la madre,
que en su postura de mujer, accede al encuentro con un hombre. Se trata entonces de la relación entre la
madre y el padre, que en el lenguaje lacaniano se escribe como la relación del Deseo Materno con el
Nombre del Padre.

Aquí la influencia del Nombre del Padre necesita de la madre como medio para que su deseo no
quede en el anonimato, sino por el contrario que dé lugar a un hombre, lo que implica , que el hijo no
sature la falta en que se sujeta su deseo, es decir, que los cuidados que proporciona al hijo no la impulsen
del desear como mujer, postura esencial para que el hijo no se situé a manera de objeto del fantasma
que sujeta su falta.

Es importante hacer claridad que el Nombre del Padre, no se refiere a una persona, sino a un
significante, o sea, a lo que se hace alusión no es al padre real, al padre físico o al padre biológico, sino al
significante-padre que luego va a cumplir una función específica. En torno a la figura del padre hay que
decir, que desempeña un papel trascendental en la estructura del aparato psíquico del sujeto, de este
modo el Nombre del Padre es quién va a operar en el complejo de Edipo y posteriormente en el complejo
de castración , que después Lacan, dio el nombre de Metáfora Paterna, representándolo por otro
significante, en este caso de gran importancia como es el Deseo de la Madre (DM), lo que puede implicar
su presencia o ausencia, evidenciado en los cuidados que da a su hijo, el padre es quien regula el deseo
materno y el que le coloca el límite; esta función en relación madre e hijo tiene una doble prohibición, es
decir , por un lado prohíbe al niño a quedarse inscrito como objeto representado plenamente al Deseo
de la Madre y en la Madre a que su deseo no se situé en el deseo del hijo.

En este punto, la figura paterna y, por ende de la ley, determina la manera como el sujeto se
relaciona con el entorno social y como se presenta ante el mismo.

En este contexto la Metáfora Paterna de Jacques Lacan transcribe el Edipo de Freud. En


consecuencia surgió una división, un primer hecho donde el Nombre del Padre va a colocar bridas al
Deseo de la Madre por medio del dominio de la ley, y un segundo hecho donde impone el orden del
deseo, desde donde el objeto niño no sea absoluto para el sujeto materno .Existe una posición de no-todo,
donde el Deseo de la Madre se bifurca y sea reclamado por un hombre, lo que va a exigir que el padre
sea igualmente un hombre, hombre que sea un vehículo en la estructura del deseo femenino , así de este
modo la humanización del deseo será situada en el padre.
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PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Cuando el Nombre del Padre no está presente, no existe la Metáfora Paterna y el Deseo de la
Madre se situara solamente en el hijo, es decir , que el operador de la Metáfora Paterna, es el Nombre del
Padre y es el quien va a representar a la madre.

Es precisamente allí en el Deseo Materno donde se van a encontrar dos situaciones importantes,
una primera situación que tiene que ver con lo inestable del deseo, en este sentido no es introducido un
tercer elemento, y la segunda situación donde el deseo se sitúa en una división, donde ya es incluido un
tercer elemento, la identificación madre e hijo en tanto presencia como en ausencia y el establecimiento
en lo que tiene que ver con lo simbólico.

1.4.1. ¿Qué sería entonces ser madre desde la teoría lacaniana?


Lacan hace evidente cómo la maternidad no está inscrita en la organización de lo natural, de lo
biológico. No hay instituto en relación a la maternidad, ella es una posición subjetiva que una mujer puede
asumir o no. En Lacan la madre aparece asociada al Deseo Materno, el cual tiene que ver con su ser de
mujer, aspecto problemático porque nunca se sabe qué quiere una mujer. Es partiendo de estas
conceptualizaciones que en Lacan vemos cómo madre y mujer son dos posiciones subjetivas diferentes, la
madre es aquella que está en relación con un hijo, que puede suplementar la falta fálica femenina, pero no
todo; y la mujer, es aquella que está en relación con un goce ilimitado. Finalmente, para Lacan una buena
madre es aquella que no es suficientemente buena, aspecto que se distancia con Winnicott.
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PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Conclusiones

En las presentes conclusiones lo que se pretende es dar cuenta del trayecto recorrido para poder dar
respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué es ser madre para una mujer?

Donde Lacan hace una lectura de la mujer y la madre, tratando de explicar lo enigmático que puede
ser esta relación que va a tener efectos entre madre e hijo, desde dos posiciones subjetivas opuestas. Este
acercamiento conceptual se hará desde la teoría psicoanalítica. En esta teoría, no se puede constituir un
universal de mujeres, y bajo esta perspectiva tampoco es posible responder entonces qué es ser madre, lo
que sí es posible es ubicar en un lugar de verdad, es que en una madre habita una mujer. Vemos que, con
respecto de la maternidad, en cada mujer existe una particularidad, lo que va a representar en ella su
deseo, que puede ser de aceptación o de rechazo. A partir de la relación madre e hijo, se va a decir
entonces, que quien encarna la representación del ser de la madre, es finalmente el hijo, desde donde se
supone que él será el Deseo de la Madre.

La teoría freudiana habla sobre los destinos de las mujeres desde su sexualidad, la cual puede ser
algo compleja y distinta, debido a factores psíquicos y sociales. En la madre se hace evidente una
presencia del orden del fantasma, pero a la vez también es una presencia en falta, que a futuro va hacer
objeto de posesión por el niño, y en la niña su destino. La esencia de esta teoría es que la niña al final
termina deseando ser madre y logra instalarse como objeto de deseo del sujeto que está por nacer.

Winnicott (1998), por su parte, plantea que él bebe tiene vida desde el mismo momento que
comienza a ser fantaseado por los padres. Esta fantasía es evidenciada en la relación de la pareja, o sea
orientándolos de esta manera a la concepción del hijo que está por nacer. La gestación, y posteriormente
su nacimiento provoca en la madre situaciones muy distintas, pues con la llegada real del hijo rememora
aquellos momentos que la han encaminado en su construcción como mujer. Sin embargo, al momento de
tener que definir qué es una madre, plantea que la función de una madre es la de dar contención al bebé,
de allí su enunciado de la buena madre como aquella que es suficientemente buena, aspecto con lo que
Lacan disiente profundamente en tanto él plantea que detrás de toda madre hay un deseo de mujer que
conviene que se preserve. Larrahondo (2013), retomando a Lacan, plantea que desde la orientación
lacaniana madre y mujer son dos posiciones subjetivas distintas, argumento que es verificado en la figura
compleja y enigmática de Medea. Para Larrahondo (2013), el mito de Medea enseña que tras la
maternidad se encuentra la exigencia femenina del amor, lo que significa que el ser de la mujer no queda
del todo cubierto por la figura de la madre, que los hijos no complementan la falta fálica de una mujer, y
que incluso conviene que así sea. Es decir, para Lacan es conveniente que la madre no sea suficientemente
buena, que aún se preserve como mujer.

Lacan expone como la maternidad no está inscrita en el orden de lo natural , lo biológico , sino en
todo aquello que rebasa lo inconsciente y que tiene que ser situado en relación con lo simbólico y lo
real, sería entonces como reflexionar a la madre en la inversión de un significado que tiene valor en el
inconsciente, lo que implica hacer alusión a acontecimientos que le atañan, es decir al ser ella el
primer objeto, ese Otro primordial anhelado, además, en sus representaciones.

Por otra parte los autores van a concluir diciendo ¿Qué sería entonces ser madre? Desde sus
respectivas teorías:
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PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

Freud: La madre es ubicada inicialmente como el apoyo primordial para el niño y la niña, ella es
quien sostiene los cuidados maternos, sosteniendo tanto las necesidades fisiológicas (el hambre, el frío, la
limpieza) como las demandas emocionales.

Lacan: la madre aparece asociada al Deseo Materno, el cual tiene que ver con su ser de mujer,
aspecto problemático porque nunca se sabe qué quiere una mujer.

Winnicott: La madre hace parte del medio ambiente, el cual va a posibilitar al niño, la primera
relación que se da inicialmente alrededor de la “Preocupación Maternal Primaria”.

Esta investigación me permitió en mi formación profesional como psicóloga tener la oportunidad


de descubrir en determinadas mujeres que la maternidad no es un instinto natural y que no necesariamente
coincide con sus deseos, viviéndola muchas veces como una obligación social y moral, como una
imposición de la cual prefieren no hablar. Algunas mujeres aguantan el ser madres, y lo exteriorizan como
una situación de la cual no tienen ninguna salida, sobre todo aquellas madres cuyos hijos nacen con
alguna discapacidad. Hay mujeres que no son madres y tampoco lo desean; pero, también hay mujeres
cuyo deseo de ser madres tiene una gran significación dando sentido a su vida.
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PUNTACIONES PSICOANALÍTICAS DE LA MATERNIDAD

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