También es autónomo por que presenta: *Autonomía legislativa: al estar legislado en un cuerpo
normativo separado.
A partir de la vigencia del nuevo Código, la “autonomía legislativa” del Derecho Comercial se
desplaza del Código hacia las leyes comerciales no codificadas que no fueron derogadas, la
“autonomía científica” resulta del mantenimiento de sujetos diferenciados, sometidos a un
estatuto especial y de soluciones legales diferentes para algunos casos, la “autonomía docente” es
la necesaria consecuencia de tales autonomías y, por último, no existen óbices legales para la
“autonomía jurisdiccional” nacional y/o local del referido “Derecho Comercial”.
3.- 5 autores
GARRIGUES: Ninguna rama del Derecho puede jactarse de tener independencia frente a las
demás, y menos que ninguna el Derecho mercantil, nacido dentro del Derecho civil y como
una desviación suya...
Hemos creído siempre que en este punto de las relaciones del Derecho civil y el mercantil hay que
distinguir una cuestión de separación y una cuestión de independencia para venir a la conclusión
de que ciertamente el Derecho mercantil debe vivir de leyes propias, separado del civil, pero con
la dependencia que impone la comunidad de origen y la substancial analogía
El Derecho del comercio descansa por tanto, no solamente en las prescripciones del Derecho
mercantil, sino también en las del Derecho civil común. Este constituye la base sobre la cual aquél
está edificado. Podría decirse que el Derecho mercantil ha sufrido respecto del civil un
doble movimiento en sentido inverso: primero la separación hasta obtener un concepto
y contenido peculiares; después de aproximación técnica al Derecho civil, en propia confesión de
impotencia para una vida independiente o substantiva. La insuficiencia ola inadaptación de las
normas civiles a las necesidades del comercio determinaron ese proceso de separación del
Derecho mercantil con normas y jurisdicción propias. Y justamente porque nace a consecuencia
de una segregación del Derecho mercantil ofrece un perfil fragmentario en la mayor parte de las
instituciones, las cuales encuentra, por así decirlo, el pedazo que les falta en la institución
correspondiente del Derecho civil
PÉREZ FONTANA, también, le niega autonomía científica y señala: Los pretendidos principios
especiales del Derecho Comercial no existen, los institutos nacidos en ocasión de negocios
realizados por comerciantes tienen su fundamento en principios y doctrinas del Derecho común.
Si bien se observan entre el Código civil y el Código de comercio diferencias en la disciplina legal de
algunos contratos, ellas no se refieren a los principios esenciales sino a detalles de su ejecución o
de sus efectos jurídicos.
FAVIER DUBOIS, El Derecho Comercial, como categoría legal diferenciada del Derecho Civil, nació
en Occidente a fines de la Edad Media, siguiendo los pasos del flamante capitalismo mercantil.
Desde entonces ha ido evolucionando, en forma paralela al desarrollo del capitalismo industrial y
del capitalismo financiero, y se ha convertido en el marco legal de las actividades económicas de
las empresas, de los negocios y de las operaciones realizadas dentro del mercado.
Por eso, el Derecho comercial se vincula con la “micro-economía”, en tanto ésta es la parte de la
ciencia Económica que estudia el comportamiento en las decisiones individuales de los agentes
económicos (empresas, empleados y consumidores).
El Derecho Comercial está llamado, desde sus orígenes, a cumplir dos funciones diversas y muy
importantes, aparentemente opuestas pero íntimamente conectadas como dos caras de una
misma moneda: por un lado tiene la función de facilitar los negocios reduciendo los tiempos y los
riesgos, y permitiendo la captación de capitales y la circulación del crédito y de la riqueza, y, por el
otro, el Derecho Comercial tiene la función de fijar los límites de las actividades económicas, y del
enorme poder que ellas puedan conferir a los operadores, en tutela de los co-contratantes y de la
propia sociedad.
En nuestro país, el Derecho Comercial estuvo desde un principio diferenciado el Derecho Civil, con
su propio Código y normas especiales.
Recientemente, la entrada en vigencia en el año 2015 del “Código Civil y Comercial de la Nación”
(ley 26.994) dio lugar a la denominada “unificación del derecho privado”, lo que incluyó la expresa
derogación del Código de Comercio argentino vigente hasta entonces y la desaparición “nominal”
de la materia comercial.
Sin embargo, y como se demuestra en el presente Manual, lo cierto es que la materia comercial,
con su configuración normativa, con sus contenidos diferenciados y con sus finalidades específicas,
no desaparece sino que subsiste con algunas cambios e incluso se expande en algunos ámbitos,
dando lugar a lo que podemos denominar un “Nuevo Derecho Comercial”.
Por eso afirmo que el Derecho Comercial Argentino mantiene hoy plenamente su “autonomía”, no
solo en lo “académico” y en lo “legislativo”, sino también en lo “científico”.
También es autónomo por que presenta: *Autonomía legislativa: al estar legislado en un cuerpo
normativo separado.