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El espacio del Renacimiento se sostenía sobre un cierto número de hipótesis a cerca del hombre y la naturaleza, que generacio nes

aceptaron durante 4 siglos, habitando un cierto espacio físico, geográfico, imaginativo, determinado a leyes fijas de representación. Los
“inventores” de la representación perspectiva del espacio del Renacimiento eran hacedores de ilusiones, no reproductores diestros de
la realidad. Sin embargo, debido a que las sociedades cambian, y junto con ellas las ilusiones a las cuales se aferran, el espacio del
Renacimiento, dejó cumplir con los objetivos de los pintores.

Es así como, a comienzos del siglo XIX, se dio una de las transformaciones más significativas en la imaginería: las literaturas extranjeras
proveyeron a los artistas de la época de nuevas ideas para alimentar su imaginación y renovar la comunicación con los espectadores.
El Renacimiento se abre a la posibilidad de elección entre las diferentes tendencias del pasado. Delacroix introduce personajes con
nuevas indumentarias y gestos, pero no rompe con el encuadre, los planos y los esquemas de la composición. El romanticismo
transforma pintorescamente los temas representados. Esto resultado de la revolución Francesa e industrial y técnica. Los signos, con
los que los hombres se comunicaban, pierden sentido, y abren paso a una nueva cultura y pedagogía. Los veteranos del romanticismo
y del realismo trataban de rejuvenecer el arte a través de la renovación del tema. Mientras que los “jóvenes” se dieron cuenta que no se
podía progresar si no se replanteaba simultáneamente el contenido y el continente del arte.

En el siglo XIX la pintura siente una gran necesidad de representar espacios más numerosos y característicos. La transformación de la
sociedad hacía necesaria una transformación radical de la visión y una renovación del aparato gráfico. Los Románticos innovaron con
temas anecdóticos, entre otras variaciones, pero estos cambios no ejecutaban la renovación del espacio plástico que se hacía cada vez
más imprescindible. No fue sino hasta los impresionistas que, de a pocos, idearon la cuestión del espacio.

Realizaron diferentes especulaciones, los precursores de este movimiento, a cerca del espacio. Entre ellas destacaron tres:

Relaciones entre la luz y la forma: los impresionistas la técnica de los Renacentistas fue invertida por los Impresionistas. La Forma pasa
a ceder el paso, el contorno de la mancha se impone al de los objetos. Invirtieron los elementos técnicos y perceptivos, para, así, dar
una nueva manera de representar el espacio, más que una nueva concepción del mismo.

Triangulación del espacio.- el ojo único que antes se encontraba a un metro del suelo, ahora puede ubicarse a cualquier altura y en
cualquier posición. “..según la distancia y el ángulo de la visión, el mundo adquiere un aspecto muy diferente.”

La representación polisensorial del espacio.- fondos diferentes, cambios de nitidez. Van de lo particular al todo.

Podríamos afirmar que: en la Edad Media, la concepción del espacio era compartimentada; en el Renacimiento, era escenográfica; y en
el Arte Moderno , tuvo un concepción aprehensiva. El impresionismo es el arte de un periodo que se propuso, el análisis de los datos
primarios en los sentidos y la elaboración analítica de la naturaleza.

Los artistas quisieron dar a conocer los anhelares desordenados de su tiempo, hambrienta de novedad, hicieron un gran esfuerzo por
multiplicar lugares, que eran el marco de escenas representadas, pero conservando la técnica de proyección del espacio. Modificaron
los temas, hicieron representaciones de lugares reales y se dedicaron a caracterizarlo, así se da origen al realismo. Mientras que, los
Románticos y Realistas trataron de salirse del espacio a través del tema y no por el lenguaje plástico, se cambian los signos, pero se
habla en la misma lengua. La etapa concluyente del espacio plástico se dio, alrededor de 1880, con: Cezanne, Van Gogh y Gauguin.

Cezanne, que era contemporáneo de los impresionistas, buscó reducir las estructuras a esquemas geométricos, volúmenes y cuerpos
simples, tratando así de sustraer la pintura al culto de la sensación. Él plantea la sustitución de un espacio plástico, por uno nuevo. El
paso de quiebre se da cuando deja de colocar el conjuntos de sus composiciones dentro del cubo gráfico. El construir un universo de
referencia dejó de ser el objetivo. La manzana pasó a ser un objeto inasible, mientras que la montaña, un objeto transformable a voluntad.
Abre la posibilidad de la creación de nuevos objetos. El espacio de Cezanne es imaginario.

Por otro lado Van Gogh se concentró en el rol que cumple la percepción inmediata y diferenciada del color puro en la valoración del
espacio. Esta sensación crea la fusión injusta de puntos de vista que no pueden ser percibidos desde el mismo lugar de observación.
El concluir de su obra yace en la visión del espacio tan solo por la altura o elección del color. Él descubre la manera de crear profundidad
a través del empleo de un color “puro”. El color ahora posee, por sí mismo, todas sus dimensiones y valor significativo.

Gauguin, por su parte, estableció el lazo entre el espacio antiguo y el futuro. Logró que el color tenga un relación estrecha con el dibujo.
Hace notorias las dos dimensiones, es entonces que aparece el color como dimensión suplementaria, la tercera dimensión. Él emplea
el dibujo para subrayar distancias, profundidades, lo exótico. Cambia la noción del marco, Gauguin demuestra que el mundo tiene una
forma. Hizo que desde ese momento el espacio sea una cualidad expresable por línea y el color.

Sin embargo, no había ocurrido aún el nacimiento del nuevo espacio plástico. El Cubismo, a principios del siglo XX, fue el movimiento
que planteó el problema de la iluminación. Creyeron que, desarrollando las formas o encarando puntos de vista, introducirían un nuevo
espacio que satisfaría los descubrimientos científicos. Así encontraron nuevas técnicas que sirvieron para empezar a especular
plásticamente, modificando los valores de la tela y del sistema de representación. El cubismo pasó por dos etapas: una, teórico práctica,
que va desde 1907 hasta la primera guerra; y una etapa positiva desde 1920 hasta nuestros días, que se basa en la experiencia.
Luego de la guerra, Léger se dedica a pintar escenas de la naturaleza, dándoles apariencia de luz. Piensa que cada objeto brilla con su
propia luz. Introduce una nueva noción del espacio partiendo del color. Formula su teoría personal, a través de la cual se puede modificar
las dimensiones de la habitación. El mundo que retrata no es más un mundo cúbico, sino lineal, anguloso. El espacio, es para él, una
noción de distancia, alejamiento y abstracción. Por su lado Picasso sigue en la búsqueda del lado psicológico. Desarrolla una noción de
espacio que reposa sobre una relación de partes extrañas al dato visual corriente.
“Léger y Picasso se sitúan actualmente en dos extremos de la especulación espacial. Es probable que ni uno ni otro hayan encontrado
la fórmula del arte del mañana. Pero es cierto que cada uno de ellos, partiendo del Cubismo y fiel a su espíritu profundo, abrió vías a
una renovación posible de la representación plástica del mundo.”

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