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Y PROFESIONALES
Iván Palazzo
De la trascendental sentencia del TCT surge que: "... el club demandado, al igual
que en el contrato de trabajo ordinario, viene obligado a abonar al actor en el
supuesto de autos una suma mensual fija ... tal contraprestación imprime
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carácter de relación a título oneroso, que es también esencial al contrato de
trabajo ...".
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Con respecto a la diferenciación conceptual entre futbolistas aficionados y
profesionales, es dable traer a colación algunas definiciones plasmadas en
diversos textos normativos.
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Asimismo, el artículo 114 del referido texto reglamentario, expresa que: "1. Se
entiende por inscripción de un futbolista su vinculación a un club mediante la
formalización de un compromiso o contrato, según los casos, que establezca de
mutuo acuerdo tal relación y vinculación. 2. La licencia de futbolista es el
documento expedido por la RFEF, que le habilita para la práctica de tal deporte
como federado, así como su reglamentaria alineación en partidos y
competiciones tanto oficiales como no oficiales. 3. La licencia definitiva del
futbolista es el documento que confirma su inscripción por un equipo de un club
...".
Con la vigencia del nuevo RETJ, cuyo eje principal resulta ser la estabilidad
contractual, la distinción entre aficionados y profesionales adquiere mayor
relevancia, ya que a estos últimos les serán aplicables las disposiciones sobre
rescisión anticipada del contrato, indemnizaciones, sanciones deportivas, etc.
Aunque en este caso, estando inmersos dentro del derecho privado, y ante la
aparición de situaciones conflictivas, serán los Órganos Jurisdiccionales de la
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FIFA y en última instancia el Tribunal Arbitral del Deporte (TAD), quienes
determinarán la calidad de amateur o profesional del futbolista.
Del relato que antecede se puede extraer una sencilla definición del futbolista
profesional como el que realiza su actividad normal y habitualmente por una
retribución pecuniaria, en contraposición al aficionado o amateur que no
percibe remuneración alguna, sin perjuicio del reintegro de gastos que le
ocasiona la actividad.
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actividad constituya el medio de vida del deportista y que la retribución tenga
relación con la percepción del salario mínimo interprofesional.
Ello ocurre en España con los clubes de Segunda División "B" que deben
disponer obligatoriamente de un número mínimo de seis licencias "P" y en
Argentina con los clubes del Torneo Argentino "A", a quienes se les exige que
inscriban cómo mínimo ocho contratos profesionales para poder participar en
las competencias oficiales.
Más allá de las ambigüedades expuestas y de los exabruptos del caso "Ofigevi",
apreciamos a modo de colofón, que el reconocimiento de un futbolista como
profesional por parte de la Justicia Laboral, no depende del hecho de que un
club participe en una competición considerada como profesional, tampoco que
la RFEF le otorgue a un jugador licencia "P", ni que la AFA registre el contrato
del futbolista y por ende lo admita como profesional; ya que si en la relación con
el club se dan los requisitos de dedicación a la práctica del deporte, regularidad,
voluntariedad, ajenidad, dependencia y especialmente la retribución pecuniaria,
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pues el futbolista tendrá la protección de las leyes laborales y aprovechará los
beneficios correspondientes.
Enero de 2014.
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