En 1845, el puerto de Buenos Aires fue bloqueado por una flota anglo-
francesa que intentaba obtener la libre navegación del río Paraná. El 20 de
noviembre de 1845, siendo el general Juan Manuel de Rosas responsable de las Relaciones Exteriores del territorio nacional, tuvo lugar el enfrentamiento con fuerzas anglo-francesas conocido como la Vuelta de Obligado. El encargado de la defensa del territorio nacional fue el general Lucio Mansilla, quien tendió de costa a costa barcos sujetos por cadenas. La escuadra invasora contaba con fuerzas muy superiores a las locales. A pesar de la heroica resistencia de Mansilla y sus fuerzas, la flota extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná. Aunque en esa batalla fuimos derrotados, la victoria no fue completa y gracias al espíritu patriótico que se contagió en todo el país y al apoyo de otros países del mundo por la defensa de nuestra soberanía, unos años después, Francia e Inglaterra comprendieron que debían aceptar la paz que proponía Rosas.
La soberanía es el poder de cada estado de gestionar su sistema de
gobierno, su territorio y las leyes que rigen la vida de su población. En el siglo pasado, nuestro país se vio en muchas oportunidades en situación de riesgo de perder su soberanía.
En la actualidad, todos los argentinos seguimos defendiendo nuestra
soberanía cuando:
Vivimos en paz, sin violencia ni guerras.
Estudiando y trabajando para engrandecer nuestra Patria. Participando con entusiasmo y formándonos como buenos ciudadanos. Valorando a los hombres y las mujeres que han dedicado y dedican su vida a la investigación. Con creatividad y apostando a la tecnología. Con orgullo nacional llevando los colores de nuestra Bandera a todos los rincones del mundo. Valorando nuestras tradiciones, que heredamos de las generaciones del pasado y con la responsabilidad de transmitirlas a las del futuro.
Los invito a aprender cada día más porque, la soberanía que se percibe en el conjunto, nace con la actitud de cada uno de nosotros.