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En Didelfia

EL profesor Manuel Briseño es una figura muy conocida en la cultura universitaria, pocos
verdaderamente llegaron a conocerlo a pesar de ser un personaje de renombre en el ámbito
académico; de los cientos de alumnos que pasaron por su cátedra todos concuerdan en el
profundo y extraordinario conocimiento que poseía de los estudios filosóficos además de su faceta
como consumado poliglota y escritor asiduo. Fueron varias las publicaciones de sus libros, todas
muy bien aceptadas en el contexto nacional, algunas incluso convirtiéndose en textos de culto,
como es el caso del libro “El Laberinto del Minotauro” (Caracas, 1993). Para el año de publicación
del libro “Trece Trozos y tres trizas” (Mérida-Venezuela, 2001), el profesor Briseño, adelantado a
su época, reflexionaba entre otros temas del complejo tema del imperialismo y su efecto en las
naciones sudamericanas, en una Venezuela aun ingenua a estos temas y afortunadamente desde
un enfoque más argumentado y preparado que otras propuestas de individuos posteriores.

En los textos de Jonuel Brigue (seudónimo literario), a pesar de ser unidades de reflexión filosófica
densas, no se percibe una desconexión con el folclore nacional, muchos de sus cuentos son
ambientados en escenarios regionales y utiliza ese simple recurso de situaciones venezolanas que
solo harían sentido para una persona que manejara el mismo código, con el fin de hacer mas
digeribles temas de gran complejidad teórica o de llevar una nueva visión a un contenido de
estudio, dicho en otras consideraciones, con la obra de Briseño Guerrero se puede acceder a una
filosofía más cercana a nuestra época, de ahí, quizás y en parte el énfasis al análisis de las
consideraciones latinoamericanas.

En Didelfia narra las experiencias y realidades de un venezolano proveniente de la ruralidad ante


el modelo cultural europeo, heredado por los australianos de los primeros colonizadores
británicos que hicieron contacto con el continente Oceánico, que a resumidas cuentas no es sino
el contraste típico entre nuestra cultura aun en desarrollo y otra más estructurada y matizada por
un sentido de moralidad y orden, que en este caso corresponde al de la corona Británica. El hecho
de que el autor haya querido enfocar al personaje principal del cuento desde la temática de un
artista puede ser fácilmente entendido si se toma en cuenta que las vivencias y rasgos de la
existencia artística generan todo un campo fértil para el análisis de la mente; al artista su trabajo
le permite un contacto directo con su naturaleza interna y resulta el instrumento idóneo para el
análisis ante una nueva cultura.

Un punto interesante del cuento es advertir como el protagonista es acogido y comprendido en la


cultura extranjera, contradiciendo con lo que en un supuesto caso del mundo real no sucedería
con tanta pasividad; ese contraste genera en todo el desarrollo de la obra una impresión de
extrañeza y desencaje que permite que el lector se pueda identificar atreves del personaje pues
posiblemente encuentre sentimientos y reacciones en común si ha experimentado una
asimilación ante una nueva cultura. El profesor Briseño intencionalmente busca relacionar al
artista con aquellos individuos que por su naturaleza son desplazados de la sociedad australiana,
los llamados aborígenes, que para ojos de un europeo físicamente posee muchas similitudes con
el artista venezolano.
El cuento posee muchos niveles de análisis pues simultáneamente aborda distintos temas que
según el enfoque con que se observe generan distintas conclusiones, se puede hacer notar, por
ejemplo el problema artístico del boomerang como objeto, y hacer una transpolación a las
vicisitudes del concepto de la forma tan presente en el arte del siglo XX, el mismo Picasso origino
mucha de su producción a partir del estudio de la temática artística africana. También se aprecia
una crítica al modelo cultural británico, resultado de la mezcla de los postulados protestantes y el
refinamiento social victoriano que es adoptado por muchos países europeos (con sus particulares
variantes ) que en definitiva es totalmente opuesto a la identidad de cualquier otro pueblo
aborigen del mundo y del cual Latinoamérica no escapa.

En aquellos fragmentos del libro, donde el artista realiza varias exposiciones y siente un
estremecimiento de fracaso pasajero ante la aceptación pasiva de su obra, se genera otra crítica
hacia la sociedad que acepta sin ningún criterio creíble cualquier propuesta artística y lo valoriza
dependiendo de la reacción de los teóricos que por el simple hecho de ser los capacitados para
emitir un juicio consolidan o no la reputación de cualquier individuo, y que es lo que desde hace
años se ve en los eventos artísticos.A partir de toda esta yuxtaposición de la cultura Australiana
aborigen y de la realidad venezolana a través del artista se pensó generar una pieza que
gráficamente representara las similitudes físicas y folclóricas entre ambos pueblos.

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